JOsé ChAmIzO DE LA RubIA RADIONOVELA · po uno comprende que el argumento de verdad estaba más...

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JOSé CHAMIZO DE LA RUBIA RADIONOVELA Amor de primavera - verano ilustraciones: Fernando Martínez Salazar Colección Electra Arma Poética Editorial Sevilla 2015

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JOsé ChAmIzO DE LA RubIA

RADIONOVELA Amor de primavera - verano

ilustraciones: Fernando martínez salazar

Colección ElectraArma Poética Editorial

sevilla 2015

© 2015, José Chamizo de la Rubia© Obra Portada: marisa Fenoll martín© Ilustraciones: Fernando martínez de salazar © Arma Poética Editorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Diseño y maquetación: Jaime Romero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .IsbN: 978-84-943469-3-4Depósito Legal: sE 1262-2015

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A Lola baena, mª del mar Oya, Enrique Casillas, Francisca salguero, por su colaboración tan especial a la edición de estos textos.

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Era siempre después de comer (os recuerdo que el almuerzo en aquellos tiempos era mucho más temprano que ahora). Cuando las mujeres – la igualdad era una utopía conquis-tada por muy pocas – habían recogido la cocina y algunas preparaban el café de “pucherete” para ellas, sus familiares y vecinas, algunas de las cuales no tenían radio.

Los niños si no había “escuela” por la tarde andábamos pe-leando con nuestras hermanas o con nuestros amigos. ha-bía jaleo en las casas y en la calle. De pronto se alzaba la voz de la madre: “silencio. silencio. Calladito todo el mundo que ya va a empezar”. Obviamente se refería a la radiono-vela o novela como otras mujeres la llamaban. Los niños nos sabíamos los anuncios previos de Radio Gibraltar, uno a uno. Eran los años finales de los cincuenta y principios de la década siguiente.

El silencio reinaba de golpe sobre los corazones de aquellas mujeres y, por qué no decirlo, más tarde también de niños y niñas. El silencio era interrumpido de vez en cuando por suspiros – supongo que algunas se sentían identificadas con la protagonista – y expresiones: ¡Qué malo es! ¡Qué canalla! ¡Qué lástima de muchacha! ¡Qué bruja la otra! Con el tiem-po uno comprende que el argumento de verdad estaba más entre las oyentes que en el propio folletín radiado.

Yo, por diversos motivos, entre ellos, jugar con mis amigos o el tiempo que pasé en un internado, me interesé solo por

OtrO mundO es prObable

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una radionovela titulada: “Yo amo a un canalla”. Podrán suponer el guión, aún más con esta introducción aproxima-da que recuerdo: “habría menos mujeres engañadas. me-nos mujeres por el camino de la perdición. si algunas su-pieran que aquellos hombres de hablar cálido y de atractivo físico llevan dentro de su alma, un alma de canalla”. La voz femenina acompañada de música repetía con mucha fuerza: “Yo amo a un canalla”.

También conocí, ya con menos interés, las obras cumbres de Guillermo sautier Casaseca: “El conde de montecristo” y sobre todo “Ama Rosa” con la inolvidable y admirada Juana Ginzo al igual que con Fernando Dicenta. Estos éxitos nos llegaban vía emisoras españolas concretamente la cadena ser de Algeciras. Recuerdo también la voz de matilde Vi-lariño pero, sin duda, quien me atraía mas era el personaje omnipresente del narrador que en las novelas citadas era Julio Varela.

Reconozco que con “Yo amo a un canalla”, - más tarde supe que era de origen latinoamericana, no sé si cubana – se colmaba toda la panoplia o fauna de personajes seductores, perversos; mujeres ingenuas, buenas, o ladronas de amores; niños sin padre reconocido; vergüenza social y otros temas. La mujer era víctima y culpable. se le pretendía “educar” en la resignación, en el aguante. La mayoría de las radionovelas, es obvio escribirlo, tenían un alto componente machista.Aquellos tiempos pasaron. Las radionovelas, no obstante nos dejaron en muchos la pasión por el teatro. A fin de cuentas era teatro radiado, leído, en un momento de la his-

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toria en el que no había televisión ni a los pueblos llegaban apenas compañías teatrales. Únicamente nosotros la gente enamorada de este arte representábamos lo que podíamos con los pocos medios existentes. La herencia positiva de las radionovelas fue esa. Para muchas mujeres, pese a todo, se abrieron las puertas hacia un futuro menos gris aunque solo fuera desde la imaginación o la ilusión.

Esta obra que tenéis en vuestras manos “Radionovela, Amor de primavera verano“ es un homenaje a ese mundo, pero ante todo es teatro. Pretende divertir, dando a la radiono-vela una dimensión actual más cómica, sin olvidar algunas tragedias subyacentes. No es por tanto una imitación de las clásicas; es una recreación, adaptación, o como queráis lla-marlo. sus protagonistas ya no son mujeres sometidas, más bien son seres libres que buscan el amor sin esclavitud, sin sometimiento. El marco en el que se desarrolla no puede ser otro que aquel en el que viven tantas personas: casas ado-sadas, acosadas y… un piso. Pero hay en esta publicación una adaptación realizada por Juan Carlos Galiana que tiene como marco la antigua Grecia. Invito al lector a leer las dos versiones, ambas nos harán sentir la fuerza de los personajes como estímulos para nuestra vida cotidiana.

El Teatro mejorana grabó y emitió algunos capítulos en la desaparecida Radio san Roque hace años. Este texto es prácticamente nuevo. Deseo que “Amor de primavera-vera-no” consiga haceros reír y pensar.

José Chamizo de la Rubia

RADIONOVELA Amor de primavera - verano

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persOnajes

NarradorEnriqueta PurificaciónMaría de las MercedesPacoLorenzoAntonio JesúsDoritaEncarniGuillerminaPacaMédicoRenatoBarmanTitiMozos de escenaCamionerosEmpleados funerariaEnfermeras y gente enfermaTípica gente de pubGente que pasa

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presentación

VOZ EN OFF: Tu emisora amiga, tu compañía más desea-da Radio Cariño Libre presenta la radionovela “Amor de primavera - verano”

VOZ DE MUJER: hay amores de todo tipo; tan variados como las olas del mar o el aullido de los animales. son amo-res que relajan o duelen. Que matan o resucitan. Ninguno dura mucho. son amores de primavera verano.

VOZ EN OFF: Amor de primavera- verano.

NARRADOR: Todos, todas, conocemos el esfuerzo públi-co, y especialmente el “privado”, que les voy a contar, para construir viviendas. sabemos que hacen falta muchas más y ya, con urgencia. Pero en esta radionovela la protesta siem-pre necesaria por la falta de techo digno, da paso a un inte-rrogante: ¿cómo se ama en las viviendas unifamiliares pro-tegidas, subvencionadas o libres, adosadas o pareadas? ¿Qué revolución del comportamiento humano se oculta en las nuevas urbanizaciones con nombres tan inspirados como: “La gaviota perdida”, “El otro arca de Noé”, “mirtos, juncos y olivos secos”. Conocemos las formas de amor, desamor, cuernos y torturas de los ricos que en inmensos chalet viven en la urbanización fronteriza: “Alcornoques sobre el mar”. Pero, ¿cómo se ama en estas extrañas urbanizaciones que no están en ninguna parte; están perdidas en el limbo de la especulación y el caos urbanístico? Para aclarar, para inves-tigar, para emocionarnos llega la radionovela. “Amor de pri-mavera–verano” Vamos a entrar en unas biografías que tie-

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nen su origen, su historia, pero a nosotros como radioyentes lo único que nos interesa es saber cómo viven el amor, ante todo amor, siempre amor. ¡Lo demás no importa!

NARRADOR: Amor de primavera-verano. Capítulo pri-mero y los que vengan.

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primer actO

NARRADOR: Ella se sentó en el sofá de pana verde botella que presidía el salón comedor de su recién terminada casa con hipoteca interminable y ladrona. se sentó con una ima-gen fija en su pensamiento. ¿Por qué él ya no la deseaba?, ¿qué le estaba sucediendo a su querido Paco? Dentro de su éxtasis profundo gemía.

PURI: ¡No puedo más! Tiene que ocurrir algo. Después de 15 años de fiel matrimonio, no es normal que ni me mire, ni me toque. ¡Virgen santa!, ¿qué está pasando?

NARRADOR: Las horas transcurrían para Purita en medio de la angustia y la duda. Nadie lograba disuadirla con argu-mentos como el de que Paco tan sólo pasaba un mal mo-mento laboral y vital provocado por los cuarenta y cinco años recién cumplidos. En la soledad del sofá verde se oyó el timbre del teléfono Rinn, Rinn... Puri, con el gesto cansado de un cuerpo malherido por el dolor descolgó el auricular.

PURI: ¿Dígame?

ENRIQUETA: soy yo, Puri.

PURI: hola Enriqueta.

ENRIQUETA: ¿Estás mejor?

PURI: No. No. Yo le quiero. Yo le quiero... Yo lo quie... Yo le qui... Yo le yo...

ENRIQUETA: Tranquila, Purificación, tranquila. No pasa nada. No pasa nada. Relájate. Ponte a ver la tele y distráete un poco.

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PURI: ¿Qué he hecho mal, Enriqueta? Dímelo. Yo estoy dispuesta a corregir lo que haga falta. Pero le quiero, le quie-ro.

ENRIQUETA: Tienes que ser más fuerte, Puri. No puedes desesperarte así, por nada. Aún no sabes qué le ocurre. Ten paciencia. Todo se arreglará.

PURI: No puedo hacer nada sin él. Forma parte de mi vida. Es mi vida. Ayúdame a encontrar la causa de su actitud.

ENRIQUETA: Claro que te ayudaré. No tienes ni que pe-dírmelo. Pero por favor, no te destruyas inútilmente. Abre tu balcón y contempla el milagro de este atardecer primave-ral. Todo se renueva, renuévate tú también.

PURI: Primavera sin él, no es primavera, Enriqueta. sin él no puedo renovarme ni la sangre, ni el carnet, ni nada. No hay primavera sin él.

ENRIQUETA: La primavera existe fuera de ti. No huyas al trino de los pajarillos que con canto melodioso y suave te van diciendo: ánimo, Puri, ánimo.

PURI: Para cantos de pájaros estoy yo, rica.

ENRIQUETA: ¡Ah!, hoy he estado tomando café con ma-ría de las mercedes y su marido que por cierto es muy sim-pático.

PURI: El mío también lo es... lo era... lo era.

ENRIQUETA: hija, que aún no se ha muerto. Está calla-dito pero vivo.

PURI: supongo que no le habrás contado nada a la estúpi-da de maría de las mercedes, ¿verdad?

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ENRIQUETA: (Dudosa). No, no le he dicho nada. Esto es un secreto entre tú y yo. No es cuestión de contarle a nadie un tema tan delicado, tan íntimo.

PURI: Yo sé que puedo confiar solamente en ti. Eres mi única amiga.

ENRIQUETA: si, Purita, confía en mí. Yo te ayudaré; siempre me tendrás a tu lado.

PURI: Gracias, gracias, gracias...

ENRIQUETA: Ya vale, Puri. Lograrás que me sonroje.

PURI: Nunca podré pagarte lo que estás haciendo por mí.

ENRIQUETA: No es para tanto, mujer. una amiga es una amiga. Luego me pasaré a visitarte. Ahora mismo voy a vi-sitarte.

PURI: sí, por favor. Pero ven sola, sola, como estoy yo.

ENRIQUETA: Por cierto. ¿has pedido la baja en tu tra-bajo?

PURI: sí. Adiós. (Cuelga de manera brusca el teléfono).

NARRADOR: La jovial y animosa Enriqueta colgó el au-ricular totalmente confundida. No por la dichosa soledad de la que Purificación estaba continuamente haciendo gala, sino por la declaración de amistad que ambas habían pro-clamado.

ENRIQUETA: si se enterara de que lo sabe media huma-nidad, me mataría. ¡Ay Dios mío!, en qué líos se mete una.

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Enriqueta se va.

NARRADOR: Purificación permanecía con la mano sobre el auricular. Estaba absorta en su dolor, compungida de me-lancolía. solamente un vigoroso rayo solar, que iluminaba su cara, daba vida a aquella tragedia sedente.

PURI: Veremos a ver si la Enriqueta esa no me traiciona. siempre fue buena persona.. Pero no sé... en el fondo se alegrará de mi dolor. Paco, vida mía, vuelve a ser el que eras. Escucha las súplicas de esta mujer que te ama y está sola. ¡si al menos me hubieses dado un hijo!

NARRADOR: La patética declaración amorosa de Purifica-ción inundó las habitaciones de la vivienda recién termina-da. Las paredes temblaron ante tanto sufrimiento. La mesa camilla de la salita de estar quería lanzar hasta el techo el ta-pete y el paño de croché, un clásico, para protestar por tanta injusticia. Los grifos del cuarto de baño estaban a punto de reventar; la cisterna goteaba acompasando su ritmo al de las lágrimas de Puri. El lacónico edredón matrimonial tiritaba de frío. Los platos de Arcopal, especial microondas, rechi-naban unos contra otros. hasta el taquillón, de diseño, de la entrada suspiraba por tanto amor maltrecho. Purficación continuaba con su rosario de lamentos.

PURI: éramos tan felices... teníamos esta nueva casa, estos muebles pagados, para eso he trabajado como una leona... ¡Paco te amo! ¡Vuelve a mí!

En medio de luces extrañas y de humos raros, aparece un hom-bre de 45 años, vestido con todos los imperativos de la moda más rabiosa. Se sitúa en el centro de la casa de Puri en plan Bogart. Evidentemente es Paco.

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PURI: Paco, ¿eres tú? ¿qué te han hecho? ¿Qué significa esa ropa, esa vestimenta tan rara? ¿Ese peinado? ¡Paco! ¡Paco! ¡Paco!

PACO: ¡soy libre! ¡hasta luego, muñeca!

Paco se marcha y Puri comienza a gritar como una loca.

PURI: ¡Paco, Paco, vuelve a mí!, ¡Paco!

Del grito pasa a emitir rugidos tipo “El Exorcista”. Da saltos. Se tira por el suelo, se levanta.

PURI: ¡Grummm... Yaakkaaahhh... Fraaamq... Tujuuuu...!

En esta parte hay música misteriosa y efectos de sonidos. Todo es interrumpido momentáneamente por el sonido del timbre de la puerta.

ENRIQUETA: Puri ábreme. soy yo, tu amiga del alma. No me asustes. Abre.

PURI: ¡Aaahhhmmmm... Limmmimm... Luuumm... Iammmooo...!

ENRIQUETA: Abre Purita no hagas esos ruidos que me recuerdas al Exorcista... Por favor, abre...

PURI: (Ida) No está. se fue, muñeca se fue...

ENRIQUETA: ¿Qué dices, Puri? Abre por Dios. Abre.

PURI: ...¡Yaaahhhmmm... Nooooommm, Nuummm..!

Puri dando saltos y haciendo gestos raros logra abrir la puerta. Puri cae al suelo y comienza a reptar.

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ENRIQUETA: Puri, ¿qué te han hecho? Amiga mía, ¿cómo es posible que el amor, sentimiento angelical, haya hecho de ti una especie de endemoniada? Despierta, Puri, ¡abandona tu dolor!. ¡Lucifer, márchate!. Deja en paz a mi amiga. Va-mos, retírate. Yo te lo ordeno, vete, vete...

PURI: (más calmada). Enri... Enrique... Enriqueta... Ayú-dame... sálvame... ¡Ah!. (se agarra a la alfombra).

ENRIQUETA: ¡Animo, Puri! Levántate, el maligno se ha retirado. No te arrastres más... Deja en paz a la alfombra, ella es inocente. ¡Vamos, arriba!

Enriqueta pone en pie a Puri y la sienta en el sofá.

ENRIQUETA: siéntate en tu sofá verde que es un color muy relajante. Ahora un genérico con paracetamol y a re-lajarte. Así, así está mejor. Tranquilízate y cuéntame qué te ha pasado.

PURI: ha sido horrible. No sé aún si es verdad o es mentira, pero horrible...

ENRIQUETA: ¿Qué ha pasado? Cuenta de una vez.

PURI: Paco se ha ido, no sé si para siempre. Apareció de pronto en medio del salón disfrazado como para carnava-les... vestido de hombre joven, pero ausente. sólo me dijo: soy libre. ¡hasta luego muñeca!

ENRIQUETA: No me digas que Paco era uno que he visto al venir para tu casa.

PURI: sí, seguramente os habréis cruzado.

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ENRIQUETA: Qué pinta más sospechosa tenía.

PURI: Oye tú, no insinúes lo que no debes. Paco es español y basta.

ENRIQUETA: Perdona, mujer.

PURI: ¿Dónde habrá ido? ¿Qué hará por ahí? Paco, “¿qué va a ser de ti lejos de casa? Paco, qué va a ser de ti”.

ENRIQUETA: (mirando el reloj de vez en cuando). No te inquietes más de la cuenta, Puri. Todo se arreglará.

PURI: (Enriqueta mira el reloj). Ojalá, amiga mía, ojalá.

ENRIQUETA: Los hombres son tan extraños.

PURI: El mío no, el mío no. Esta es la primera vez que hace algo raro... Enriqueta, no paras de mirar el reloj, ¿qué te ocurre?

ENRIQUETA: No, es que me he dejado puesta la lavadora y ya estará terminando. hija, a ti, aunque acuchillada de tormentos no se te va una.

NARRADOR: mentía la gentil y agraciada Enriqueta. mentía en unos momentos de sinceridad armoniosa. No había ropas, ni detergentes, ni lavadoras, ni enchufes. No. Lo que había detrás de su mirada continua al minutero era maría de las mercedes, el agente XII, (Aparecen una mesa de bar y dos sillas. sale maría de las mercedes, leyendo un libro y se sienta.) a la que había dejado en el bar de la esqui-na esperándola. Para disimular, Enriqueta exhaló un suspiro oferente.

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ENRIQUETA: ¡Ay! ¿Qué puedo hacer por ti?

PURI: Espíalo, Enriqueta, espíalo. Tú que puedes caminar espíalo y dime qué hace fuera de casa. ¿Por qué ha muerto el deseo? ¡Espíalo, te lo suplico!

ENRIQUETA: si me lo pides, lo haré. Antonio Jesús entra hoy en el turno de noche.

PURI: Ten cuidado, amiga del alma. La noche es peligrosa y más aún para una mujer sola.

ENRIQUETA: No te preocupes, yo sé defenderme.

PURI: Quiero saber la verdad.

ENRIQUETA: bueno, tengo que irme. me espera la lava-dora (mira de nuevo el reloj). Ya la ropa no se seca.

PURI: Infórmame de lo que veas a cualquier hora, en cual-quier momento.

ENRIQUETA: No te inquietes. ¡Adiós!

PURI: ¡Adiós!(Penumbra visible en la casa de Puri).

Mientras Enriqueta, acelerada va hacia el encuentro de María de las Mercedes.

NARRADOR: Enriqueta llegó acelerada y sonrojada al bar de la esquina. Conocía bien el genio de maría de las merce-des y esperaba que la llenara de improperios por la tardanza. Pero no, el agente XII estaba leyendo una novela de Agatha Christie para motivarse y el tiempo se le había ido volando. Era ya noche cerrada.

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ENRIQUETA: Perdona hija, pero Purita estaba fatal. hay que ver cómo se lo está tomando.

MARIA: Estás nerviosa Queta, relájate. Ten cuidado con Puri que puede arrastrarte con ella en su depresión.

ENRIQUETA: Era lo que me faltaba.

MARIA: Yo he pasado un rato maravilloso leyendo esta novelita de suspense para ambientarme antes de empezar nuestra tarea.

ENRIQUETA: ¡Quién fuera como tú!

MARIA: Algún día lo conseguirás, Queta.

ENRIQUETA: ¿sabes que me ha propuesto Puri?

MARIA: ¿Qué?

ENRIQUETA: Que espíe a Paco.

MARIA: Ja, ja, ja, como si nosotras no lo hubiésemos pen-sado.

ENRIQUETA: ¡Qué coincidencia!

MARIA: Llevamos más de una semana esperando el mo-mento. hoy es la noche X del día E. Tu marido en el turno de noche y el mío, Lorenzo, a holanda a comercializar na-ranjas.

ENRIQUETA: bueno, ¡al ataque!

MARIA: ¿Por dónde empezamos?

ENRIQUETA: Yo creo que un hombre si se va de su casa,

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irá en busca de mujeres. ¿Dónde están las mujeres fáciles? En los puti-clubs. Pues allá vamos nosotras.

MARIA: No, Queta. Eso es un planteamiento anticuado. hoy un hombre en esa situación, va a los pubs, a las disco-tecas y a lugares donde pueda ligar gratuitamente. si fracasa se va a los clubs de alterne, hoteles del placer.

ENRIQUETA: ¡Qué lista eres, merche!

MARIA: ¿Tenemos una foto de Paco?

ENRIQUETA: sí, yo tengo aquí una de cuando estuvimos en la playa hace algunos años. Toma. (Le da la foto).

MARIA: Veamos: se busca a un hombre moreno, ojos cas-taños, estatura por encima de la media, musculoso, con bigote, guapetón. Aunque es un tipo bastante común, no está mal.

ENRIQUETA: Estoy pensando que con el cambio de ropa y peinado que se ha hecho, no lo vamos a reconocer. Yo lo he visto hace un momento y no lo he conocido.

MARIA: Los rasgos son los mismos siempre Queta.

ENRIQUETA: Vamos a cambiarnos ¿no?

MARIA: si, aquí tienes algunos elementos para el camu-flaje.

ENRIQUETA: ¡Cuántas cosas! Toma la pamela para ti. A mí me gusta este sombrerito tipo boda Real.

MARIA: Ponte estas gafas negras.

ENRIQUETA: A mí me encanta disfrazarme, pero Paco no creo que se acuerde de mí y a ti no te conoce.

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MARIA: No importa. un espía es un espía. Yo llevaré la máquina de fotos. ¡Viva la cámara oculta!

ENRIQUETA: ¿Esa es buena?

MARIA: maravillosa, nadie la verá. Nos dirigimos hacia el centro caminando; si no es muy tarde volvemos en el bus.

NARRADOR: Las dos amigas abandonaron el bar de la esquina y caminaron hacia el centro de la ciudad-pueblo-dormitorio. se dirigían a la calle de los pubs cuando vieron salir de un lujoso portal a un hombre que por sus rústicos andares y el guardapolvo negro parecía coincidir con Paco.

ENRIQUETA: Chiiii... chiiiiii... chiiiiiií…

MARIA: ¿Qué haces?

ENRIQUETA: Llamarlo a ver si se da la vuelta.

MARIA: Queta, no seas analfabeta. hay que seguirle sigi-losamente.

ENRIQUETA: Chiiií, chiiiiií…

MARIA: ¡Calla!

ENRIQUETA: El tío no mira.

MARIA: Por favor, esto hay que hacerlo según mi estilo, no tan burdamente.

ENRIQUETA: bueno, mujer. Pero déjame ver si es Paco o no. Chiiiiii…

Paco vuelve la cara y las dos amigas hacen como si se escondie-ran en un escaparate.

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ENRIQUETA: Es él. No hay dudas.

MARIA: ¿Estás segura?

ENRIQUETA: segurísima.

NARRADOR: Ni sherlock holmes con toda su sabiduría habría conseguido un éxito tan rápido jamás. El hombre buscado, ya, de forma meteórica había sido localizado. so-lamente había que seguirle sin ser notadas. Nuestro hombre después de varios cambios de calles y de aceras (Los actores lo realizan), llegó a un callejón donde grandes luminosos de neón anunciaban la presencia de un pub, su nombre: Pelargon’s.

Las dos amigas entran en el local con ambiente de pub: gente que va y que viene, bebidas, ruidos de coches. Al llegar Paco a la puerta del pub, una mujer rubia explosiva sale a recibirlo y se abraza a él.

TITI: Paco, vida mía.

NARRADOR: Enriqueta y maría de las mercedes se miran con cara de decir asunto concluido. Pero desde un ángulo del pub, un hombre se acerca también a Paco y le dice:

RENATO: Paco, corazón mío, cuánto te quiero.

Enriqueta y María de las Mercedes, se vuelven a mirar con cara de asombro y, si es posible, con eco, van diciendo:

ENRIQUETA: No, no, no...

MARIA: No, no, no...

Va tomando fuerza el ambiente del pub. Paco lleva un doble