Jovenes Aa

download Jovenes Aa

of 38

Transcript of Jovenes Aa

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    1/38

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    2/38

    LOS JVENESY A.A.

    ALCOHLICOSANNIMOSes una comunidad de hom-bres y mujeres que comparten su mutua experiencia,fortaleza y esperanza para resolver su problema co-mn y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo.

    El nico requisito para ser miembro de A.A. es eldeseo de dejar la bebida. Para ser miembro de A.A.no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemoscon nuestras propias contribuciones.

    A.A. no est afiliada a ninguna secta, religin, par-tido poltico, organizacin o institucin alguna; nodesea intervenir en controversias; no respalda ni seopone a ninguna causa.

    Nuestro objetivo primordial es mantenernos so-brios y ayudar a otros alcohlicos a alcanzar el esta-do de sobriedad.

    Copyright por A.A. Grapevine, Inc.;reimpreso con permiso

    Copyright 1993, 2011Alcoholics Anonymous World Services, Inc.

    475 Riverside DriveNew York, NY 10115

    Translated from English. Copyright in the Englishlanguage version of this work is also owned byA.A.W.S., Inc., New York, N.Y. All rights reserved.No part of this translation may be duplicated in anyform without the written permission of A.A.W.S.

    Traducido del ingls. El original en ingls de estaobra tambin es propiedad literaria , de A.A.W.S.,Inc., New York, N.Y. Prohibida la reproduccintotal o parcial de esta traduccin sin permiso escritode A.A.W.S.

    Direccin Postal: Box 459Grand Central Station

    New York, NY 10163

    www.aa.org

    10M - 02/13 (RP)

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    3/38

    55

    Demasiado Joven?

    Al llegar a A.A. la mayora de jvenes nosdimos cuenta de tener en comn algunos pro-

    blemas con los que enfrentarnos. Al principiosolemos creer que somos demasiado jvenes

    para ser alcohlicos. Algunos no llevbamosmucho tiempo bebiendo. Algunos no tom-

    bamos bebidas alcohlicas fuertes, ni noscaamos al suelo, ni nos olvidbamos de loque habamos dicho o hecho cuando est-

    bamos borrachos. En nuestra vida cotidianade jvenes tenemos que enfrentarnos con la

    presin del grupo de compaeros, con rela-ciones estresantes con nuestros padres, y conlas tentaciones de numerosas fiestas. En A.A.a menudo nos sentimos diferentes por ser

    posiblemente los miembros ms jvenes delgrupo. Y a algunos de nosotros un miembroveterano poco informado podra habernosdirigido palabras desalentadoras como, porejemplo: Yo he derramado ms alcohol quet te has tomado.

    Para los miembros jvenes de A.A., stasson duras realidades. Por otro lado, al aferrar-nos al programa y encontrar otros miembros,

    jvenes y mayores, para ayudarnos, encon-tramos una solucin a nuestro problema conla bebida. En A.A. hemos encontrado unamanera de vivir que nos ayuda a enfrentarnoscon las tensiones de la vida diaria y las pre-siones de los compaeros; y la vida es mejory ms divertida sin alcohol. Y cuanto ms

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    4/38

    tiempo nos mantenemos sobrios, ms ntimasson las relaciones que cultivamos. A nuestro

    parecer, no importa la edad que tienes, cun-to bebes, ni dnde bebes, ni qu bebes. Lo

    que importa es cmo te afecta el alcohol. Tpuedes decidir mejor que nadie si tienes o notienes un problema. Y esto lo sabes desde tusadentros ya sea que te sientas culpable,aislado, avergonzado; o si el alcohol te causadificultades en tu vida. [Las preguntas al fi-nal de este folleto tambin pueden ayudarte

    a decidir.]Si la bebida te est causando problemas y

    quieres dejar de beber pero te parece que nopuedes hacerlo a solas, prueba AlcohlicosAnnimos, prubalo por un perodo de 90das y si no te mejora la vida, por lo menostendrs una ms clara idea de cules son las

    opciones.Todos nos sentamos extraos al ir a A.A.

    Pero hemos llegado a ver que A.A. salvnuestras vidas y nos dio un nuevo comienzo--y es lo mejor que nunca nos ha pasado. Tam-

    bin sabemos que hay otros muchos miem-bros de nuestra edad de hecho, un 10% de

    los miembros de A.A. son menores de 30aos de edad.

    Dnde puedo encontrar A.A.?

    Muchos de nosotros encontramos A.A. en lospueblos donde vivamos despus de buscar Al-cohlicos Annimos en la gua de telfonos oen el Internet. Otros encontramos A.A. por me-

    dio de un consejero acadmico, un mdico, unpariente o un amigo. O un juez nos introdujo aA.A. o nos enteramos de A.A. en el hospital oun centro de desintoxicacin. Algunos lemosartculos o noticias en la prensa acerca de A.A.u omos anuncios en la radio o la televisin.

    Para obtener informacin acerca de A.A.

    en cualquier rea podemos escribir a Box 459,Grand Central Station, New York, NY 10163(direccin postal de la Oficina de ServiciosGenerales de A.A. o la OSG) o podemos visi-tar el sitio web de la OSG: www.aa.org

    Hay varios tipos de reuniones de A.A.:Las reuniones abiertas estn abiertas a

    cualquier persona, alcohlica o no-alcohli-ca, que est interesada en A.A. En las reunio-nes abiertas se oyen contar historias pareci-das a las publicadas en este folleto.

    Las reuniones cerradas son solamente paraquienes tienen un problema con la bebida (ocreen poder tener un problema). En estas reu-niones, podemos expresar opiniones y hacer

    preguntas. En las reuniones cerradas se suelenor sugerencias prcticas para mantenerse so-

    brio.En las reuniones de principiantes descu-

    brimos que estamos al mismo nivel que cual-

    6 7

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    5/38

    8 9

    quier recin llegado. Puede que veamos senta-dos a nuestro lado a un ejecutivo de negocioso una abuela, pero todos estamos comenzandoal comienzo, aprendiendo lo bsico de A.A.

    En algunos pueblos y ciudades hay reu-niones de jvenes. Estas reuniones aparecenen la lista de reuniones locales o puedes pre-guntar a otros miembros jvenes dnde en-contrarlas. Los miembros jvenes puedenasistir a cualquier tipo de reunin y, como ve-rs al leer nuestras historias, hay un vnculo

    de compresin que une a los alcohlicos seacual sea su edad y circunstancias.

    Cmo evitamos beber?

    Vamos a las reuniones de A.A. con tantafrecuencia como podemos. Tras escuchar las

    historias, nos damos cuenta de que nuestrocaso no es nico. Aprendemos a identificar-nos con los sentimientos de los que hablan yno comparamos los hechos superficiales denuestra historia con los que escuchamos.

    Tambin leemos literatura de A.A. comopor ejemplo el folleto, Demasiado joven?

    y el librillo Viviendo Sobrio, y los librosAlcohlicos AnnimosyDoce Pasos y DoceTradiciones. (Al final de este folleto hay unalista de otras publicaciones de A.A.)

    Hablamos con otros miembros antes ydespus de las reuniones y por telfono.

    Nos transformamos, gradualmente, da ada. Ayudamos a otros alcohlicos. Y, ayudndo-los, nos mantenemos sobrios, cuerdos y felices.

    En este folleto hay algunas historias deA.A., experiencias personales de miembros

    jvenes como nosotros. Esperamos que teayuden a encontrar tu camino.

    TinaTinaSe uni a A A a los 13 aosSe uni a A.A. a los 13 aosSi hubiera podido hacerlo sin problemas,todava estara bebiendo.

    Me encantaba la forma en que el alcoholme afectaba. Calmaba todo el tormento quesenta en mi cerebro. Tena nuevos amigos, losmuchachos mayores. Finalmente era cool.

    Si hubiera podido hacerlo sin problemas,todava estara bebiendo. Pero rpidamenteempec a meterme en dificultades. Ir a las

    clases de sexto grado interfera con mi vida,que en ese momento consista en emborra-charme tanto como fuera posible.

    A los 11 aos me ingresaron en lo que yocrea que era un hospital mental. Qu alivioestar loca. Estar loca est bien. Me di cuentams tarde que el sitio era un centro de reha-

    bilitacin.Decid en ese momento que no quera

    volver a estar en una institucin nunca ja-ms. Hara todo lo que pudiera para no estarencerrada.

    Cada vez que prometa algo, no podacumplirlo. A veces iba a cambiar sincera-mente mi forma de actuar y no poda. Ahoraentiendo que era el alcoholismo. Prometa loque fuera, pero nunca admita que la bebidaera la culpable. Si admita eso, tendra quedejar de beber.

    Estuve en varias instituciones. La l-

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    6/38

    10 11

    tima era un hogar social. Poda haber ido aun centro de rehabilitacin pero crea que noiba a integrarme all (mi problema no era la

    bebida; era mi familia). Me senta aterroriza-

    da cuando fui a mi primera reunin de A.A.Pero me dijeron que los muchachos de A.A.eran atractivos, as que fui. El orador dijoque sola beber por la noche y rezar para nodespertar por la maana. Luego cuando vol-va en s su primer pensamiento era, Diosmo, tengo que pasar por esto un da ms.

    Dijo que se senta como la nica persona delmundo que se haba sentido as. Yo estabaasombrada porque crea que era la nica per-sona del mundo que se haba sentido as. Meidentifiqu.

    As que tena 13 aos y asista a las reu-niones de A.A. Todos eran mayores que yo,

    incluso la mayora de los muchachos de lasreuniones de jvenes. Pero los alcohlicos engeneral siempre encontrarn una razn por laque no encajan en un sitio. Puede ser la reli-gin, puede ser la clase, y puede ser la raza.Mi razn era la edad. Pero descubr que losalcohlicos entienden a los otros alcohlicos.

    Me disgustaba descubrir que los alcohlicosme comprendan, porque eso significaba queyo era alcohlica. Y si yo era alcohlica, esoquera decir que mi familia tena razn, y esos que me molestaba.

    Me ayudaron a dar los Pasos, y descubrque pas por la misma experiencia que todoslos dems cuando dieron los Pasos. Me hedado cuenta de que debido al principio espi-ritual del anonimato, no importa lo joven o loespecial que yo sea, en A.A. soy slo una

    borracha.

    KevinKevinSe uni a A A a los 14 aosSe uni a A.A. a los 14 aosMe encantaba beber y me encantaba todolo que lo acompaaba.

    Mi vida fue, en su mayor parte, perfectahasta mi primer da de escuela. No tena la msmnima idea de la cantidad de reglas que habaen la vida. Pero de lo que ms me acuerdo esde un sentimiento abrumador de no encajar.

    He tenido en mi vida dos abrumadorasexperiencias espirituales. La segunda ocurri

    cuando llegu a la decisin de lograr la so-briedad. La primera, cuando tom mi primertrago. Tena dentro de mi cuerpo esa sustan-cia y saba que tendra que encontrar ms.Ese fue el mejor trago que me tom en todala vida y pas mi carrera de bebedor intentan-do recrearlo.

    Me encantaba beber, y todo lo que loacompaaba. Era adicto tanto a las mentirasy a la gente de carcter dudoso y a los luga-res turbios como al alcohol. Fui recibiendocalificaciones cada vez peores en la escuelahasta dejar de ir completamente a las clases.Mis amigos y familiares se iban alejando dem. Me encontraba en lugares sin saber cmohaba llegado all. Beba hasta tener una in-toxicacin etlica.

    En una ocasin incluso decid escapar-me de casa. Me fui de la casa y me puse aeliminar cualquier posibilidad de volver. Mis

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    7/38

    12 13

    padres dijeron que se sentan ms felices ensu casa cuando yo no estaba. Mis amigos noqueran tener trato alguno conmigo. Pas elresto de mi vida alcohlica sin hogar. Entraba

    en autos estacionados para robar dinero; dor-ma en los bancos del parque.Mis padres lograron encontrarme y me

    ingresaron en un centro de rehabilitacin.Cuando me enter de que iba a tener que que-darme dos semanas all para una evaluacin,les grit a mis padres y sal furioso de la sala.

    Al darme cuenta de que era muy improbableque me dejaran ir, me desplom en un sofy me puse a llorar. Conoc la derrota total.Estaba harto de huir, de evitar, de esquivar yde esconderme. No pude ms. Y luego me dicuenta de estar en un lugar seguro.

    Cuando ests verdaderamente listo, Dios

    pondr las personas indicadas en el lugar in-dicado a la hora indicada. Desde ese da, nome ha sido necesario volver a tentar a la suer-te. He llegado a saber que el hacerlo sera pe-dirle a Dios que me vuelva a crear esa mismaalineacin ideal de los planetas.

    Me ha dado esta oportunidad de desarro-

    llarme con los Doce Pasos en mi vida. Conel ms profundo agradecimiento imaginableacabo de cumplir mi 19 ao de sobriedadininterrumpida en A.A., un da a la vez.

    MITO:MITO:No puedo ser alcohlico porque no puedo beber

    en exceso. Me pongo enfermo antes.

    VERDAD:VERDAD:Algunas de las historias que aparecen en este

    folleto tratan de jvenes que seguimos bebiendo

    a pesar de las protestas de nuestros estmagos.

    Somos alcohlicos tambin.

    NicoleNicoleSe uni a A A a los 14 aosSe uni a A.A. a los 14 aosCualquier persona que sea suficientementemayor para tener un problema, es suficiente-mente mayor para buscar la ayuda de A.A.

    Cuando llegu a los 12 aos de edad, elalcohol ya haba dejado de producir los efec-tos deseados en m. Ya llevaba cuatro aos

    bebiendo y haba perdido la capacidad quetena una vez para controlar cundo y cunto

    beba. Dos aos ms tarde me internaron por

    alcoholismo y drogadiccin. Todos los dolo-res y sufrimientos por los que haba pasadome dejaron bien dispuesta a admitir que tenaun problema.

    Ya antes de nacer yo, mis padres lleva-ban tiempo sobrios en Alcohlicos Anni-mos y por eso yo saba que A.A. ofreca una

    solucin al alcoholismo. Lo que no saba eraque cualquier persona que sea suficientemen-te mayor para tener un problema, es suficien-temente mayor para buscar la ayuda de A.A.

    Poco tiempo despus de mi llegada alcentro de tratamiento, se empezaron a cele-

    brar reuniones semanales all. Cuando saldel centro y empec a asistir a reuniones cer-ca de mi casa, me senta fuera de lugar. Yoera mucho ms joven que los dems miem-

    bros y no me pareca que nadie pudiera en-tender cmo era el ser yo.

    Pero una noche, al or contar su historia a

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    8/38

    14 15

    un hombre bastante mayor que yo, cambi deopinin. Aunque sus experiencias eran muy di-ferentes a las mas, me poda identificar con sussentimientos. Fue la primera vez que o contar

    mi propia historia en una reunin. Ahora oigoparte de mi historia en las que cuentan todosmis compaeros en las reuniones. La unidadme ha inspirado a seguir asistiendo.

    Despus de pasar algn tiempo sobriay dar los Pasos, empec a amadrinar a otrasmujeres, algunas ms jvenes, otras mucho

    ms viejas.Habl en mi escuela con el consejero es-

    pecializado en problemas de alcohol y drogasy l puso en contacto conmigo a tres mucha-chas que tenan problemas con el alcohol.Las vi pasar por las mismas experiencias porlas que yo pas en las reuniones de A.A. Hoy

    da, mi grupo sigue compuesto principal-mente de hombres mayores, y yo sigo siendola ms joven; pero no parece que nadie se dcuenta. Todos somos iguales.

    Hoy tengo 16 aos. Todava encuentro agente que cree que soy demasiado joven paraser miembro de A.A., pero yo s que nuestras

    diferencias, especialmente la de la edad, soninsignificantes comparadas con lo que A.A.hace para nosotros.

    Soy secretaria de las reuniones, asisto aconferencias y amadrino a las recin llega-das, al igual que todos los dems miembros.Doy gracias a mi grupo por aceptarme como

    soy, y por sus Tradiciones y principios queme hacen posible estar donde estoy y doygracias a mi Poder Superior por conducirmeaqu. Pido a todo principiante que pase poralto las diferencias que pueda haber y a todoslos veteranos que hagan lo mismo.

    JuanaJuanaSe uni a A A a los 15 aosSe uni a A.A. a los 15 aosNo saba cmo dejar de beber, ni lo quehara si lo dejara.

    La bebida provoc tantas dificultades enmi familia que me promet que nunca beberaalcohol. Mis padres no se llevaban bien. Siem-

    pre se estaban peleando y nosotros, los hijos,estbamos siempre asustados. Yo rezaba paraque ellos dejaran de beber y de pelearse, peronunca lo hicieron.

    Cuando tena 11 aos, se me muri mimadre y me enviaron a vivir con mi abuela.

    No se permita beber en su casa. Ella era muyestricta y religiosa, pero esto no me molesta-

    ba a m. Me gustaba estar en un lugar tran-quilo y seguro.

    Una prima ma, de casi la misma edad que

    yo, viva tambin con mi abuela. Tena muchosamigos y me dejaban salir con ellos. Recuerdoque una vez, despus de las clases, estbamos enla casa de un muchacho y l sac unas cervezasde la nevera. Yo estaba asustada pero me la tomde un trago, para as dar la impresin de que sa-

    ba lo que estaba haciendo. Para mi gran sorpresame gust.

    Empec a sentirme en las nubes todosmis compaeros se estaban riendo y bailan-do. Me senta de maravilla y no tena el me-nor recuerdo de haberme sentido mal antesde beber. De all en adelante, mi prima y yo

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    9/38

    16 17

    pasbamos casi todos los das en la casa deese muchacho bebiendo cerveza.

    Las cosas empezaron a cambiar cuandomi abuela consigui un trabajo y nos exigi

    que volviramos a casa despus de salir de laescuela para cuidar de los primos pequeos.Haca un ao que me emborrachaba todos losdas, pero no haba cerveza en la casa de miabuela. No lo poda aguantar. Me puse muynerviosa y me enoj con los pequeos. Unda mi prima se top con un vecino en la calle

    y le convenci de darnos una botella grandede cerveza. La terminamos. Y tuve aquel dauna laguna mental. No poda acordarme de loque pas, pero acab sin saber dnde estabauno de los pequeos. Cuando volv en m, vique afuera de la casa haba un coche patrullay mi abuela me estaba gritando por no cuidar

    de mi primo. l tena ocho aos de edad y nolo podamos encontrar.

    Al final el muchacho se present en bue-na condicin, pero eso me dio un gran susto.Tambin me senta furiosa no era justo quetuviera que cuidar a los nios despus de laescuela. Quera estar con mis amigos bebien-

    do cerveza.A partir de eso me senta siempre airada.

    Dos veces tuve que repetir un curso y empe-c a tener peleas con mi prima.

    Cuando tena 13 aos, me escap de lacasa de mi abuela con la esperanza de encon-trar a una de mis hermanas. Nunca la encontr

    pero encontr a personas con quienes pasarel tiempo. Aprend a tomar bebidas fuertes ytuve tambin mis primeras experiencias conlas pldoras. De estos dos aos difcilmente

    puedo acordarme. Viv en varias casas y unavez, un coche estacionado me sirvi de hogar

    una semana. Viva con todo tipo de gente, be-ba hasta perder el conocimiento y cuando lorecobraba me senta tan asustada que queramatarme a m misma. Ya s la suerte que tuve

    de que nadie me matara.Un da me despert con una terrible re-saca y, a punto de beberme una cerveza paratranquilizarme, vi en la primera pgina del

    peridico que estaba en la mesa que la fechaera el 5 de mayo. El da de mi cumpleaos:cumpla 15 aos. Me puse a llorar y no pude

    parar. Me beb la cerveza y me sent mejorpero segu llorando. Pens en todo lo que ha-ba hecho despus de escaparme de casa. Nosaba que haba una salida. Incluso me olvi-d de que era el da de mi cumpleaos. Eseda no par de beber pero mi forma de pensarempez a cambiar. Empec a creer que mi

    vida tal vez sera mejor si dejara de beber.Pero no saba cmo dejar de beber, ni lo quehara si lo dejara.

    Un par de semanas ms tarde, tuve un ac-cidente de automvil con algunos de los mu-chachos con quienes viva. No recuerdo queme llevaran a la sala de emergencias. Cuando

    me despert tena las dos piernas escayola-das. Una de las enfermeras me dijo que yoestaba muy borracha cuando me trajeron yque era muy afortunada de estar viva. Tam-

    bin me dijo: Tal vez no estaras aqu si nobebieras.

    Una mujer vino a visitarme aquella no-

    che y me dijo que ella sola tener muchosaccidentes en estado de embriaguez. Me dijoque tena una enfermedad llamada alcoholis-mo y que haba una reunin de A.A. en elhospital, una reunin para gente que tena

    problemas con la bebida.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    10/38

    18 19

    Quera escaparme de aquel pabelln delhospital, as que fui a la reunin. Un hombreque aparentaba tener unos 30 aos, me pre-gunt Cuntos aos tienes? y cuando le

    dije quince, casi no pude contener las l-grimas. Este hombre me dijo que haba sidomiembro de A.A. desde que era un adoles-cente y que esto era lo mejor que haba hecho

    por s mismo. Un par de personas ms ma-yores contaron sus experiencias, pero de vezen cuando me pareca que estaban hablando

    de m. Despus de la reunin, una seora mepregunt dnde viva y le dije en ningunaparte. Se qued conmigo mientras yo llama-ba a mi abuela.

    Era la primera vez que hablaba con miabuela desde haca un par de aos y ella medijo que haba estado rezando por que no me

    hubiera pasado nada malo. Me dijo que po-dra volver siempre que no bebiera, y le dijeque lo intentara. Sal con muletas del hospi-tal y con el nmero de telfono de un miem-

    bro de A.A. Ella me dijo que debera llamartan pronto como llegara a casa.

    Eso fue el comienzo de mi mejora y

    ocurri hace cuatro aos. Los miembros deA.A. solan recogerme y llevarme a las reu-niones con ellos. Cuanto ms escuchaba, msme daba cuenta de que mi problema era quetena una enfermedad: alcoholismo. Y vi quetal vez podra hacer algo al respecto como

    por ejemplo, no tomarme el primer trago,

    hoy. Pasado un par de semanas, empec a co-nocer a ms adolescentes miembros de A.A.,y eso me ayud mucho: a mantenerme sobriacon gente como yo que estaban tratando dearreglrselas, sobrios.

    Voy a muchas reuniones de A.A. y estar

    sobria es la cosa ms importante de mi vida.Porque si no estoy sobria, no tengo nada ni amigos, ni un lugar donde vivir, ni un di-

    ploma de la escuela secundaria, ni nada que

    esperar. Y sobria ahora, hace cuatro aos queno se me ha olvidado mi propio cumpleaos.

    MITO:MITO:No puedo ser alcohlico porque puedo aguantar

    mucho bebiendo. Nunca me mareo.VERDAD:VERDAD:Algunas de las historias en este folleto tratan de

    jvenes que tenan gran capacidad para aguantar

    la bebida. Somos alcohlicos tambin.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    11/38

    20 21

    LauraLauraSe uni a A A a los 15 aosSe uni a A.A. a los 15 aosMe preciaba de poder aguantar bebiendoms que los muchachos mayores.

    Soy hija de padres msicos y me cri enuna casa con una bodega bien abastecida.Haba muchas fiestas y me ofrecan bebidasalcohlicas a una edad bastante temprana.Recuerdo mi primer sorbo de vino a la edadde cuatro aos.

    Cuando tena 13 aos, empec a pasar

    tiempo rodeada de personas a quienes losadultos tildaban de malas compaas, yme preciaba de poder aguantar bebiendo msque los muchachos mayores.

    Segua asistiendo a la escuela, sacandobuenas calificaciones, causando buena im-presin a la gente por mi talento musical. Me

    encantaba ser la chica buena pero al mismotiempo me disgustaba serlo.

    Y luego, un da me despert en el hospi-tal, sujeta con correas a la cama, recibiendofluidos por va intravenosa, con tubos de ox-geno en las narices, y sin ningn recuerdo delo que me haba pasado. Me dijeron que metom una botella de bebida fuerte, me ca porlas escaleras, y cubierta de orina y vmito,

    perd el conocimiento tumbada en el asientotrasero del auto de un amigo mo.

    A la edad de 14 aos, mi situacin sepuso an peor. Empec a beber ms a me-

    nudo. Me enamor del olvido que la botellame ofreca. Abandon la escuela al principiode mi primer ao de secundaria y conseguadinero robando. Estaba resuelta a seguir be-

    biendo, ya fuera que cubriera los gastos condinero de la cuenta corriente de mi madre, ocon dinero que consegua empeando joyas orobando casas.

    A la edad de 15 aos viva con un novioen un coche destartalado que tenamos esta-cionado en medio del bosque. Yo tena nece-

    sidad de alcohol para quedarme insensible alos dolores que senta adentro. Afin de cuen-tas, fuimos arrestados por la polica y acaba-mos acusados de cinco delitos graves. Pocotiempo despus me llevaron a un internadode rehabilitacin a largo plazo. En ese mismoda logr la sobriedad.

    Pas los tres aos siguientes en esa ins-titucin. Me result difcil al comienzo. Noquera aceptar el concepto de un poder supe-rior y segua siendo una malcriada mentiro-sa y manipuladora, an sin tomarme ni unagota. Y visto que ya no poda echarle la culpaa la bebida, me di pronta cuenta que de yo de-

    ba de tener algunos defectos muy arraigadosque haban sido la causa de tanto sufrimientoen mi vida.

    Vi a centenares de jvenes como yo apro-vechar una solucin que pareca estar fuerade mi alcance. Un da simplemente pregunta un compaero alcohlico cmo lo haca.

    En ese mismo acto de rendicin empec miviaje en la autntica sobriedad.

    La vida no me resultaba ms fcil, peroal menos la poda vivir. Mi idea de un podersuperior lleg a ser la de algo de lo que siem-

    pre pudiera depender. Me puse a dar los Pa-

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    12/38

    22 23

    sos y el programa funcion para m. Todavatengo que luchar diariamente para mantenermi equilibrio, pero s que siempre me darnla bienvenida en las reuniones de Alcohli-

    cos Annimos, donde podr intentar solucio-nar mis problemas.Hoy tengo 19 aos, estoy todava sobria

    y matriculada en la universidad. He recupe-rado a mi familia. Tengo mi dignidad; tengoserenidad. Voy a las reuniones todos los das.Y tengo una madrina con quien puedo contar.

    Este ha sido el experimento ms impor-tante que he hecho en la vida y he descubiertoque la rendicin me ha hecho posible ganar.

    MITO:MITO:Los miembros de A.A. siempre quieren beber.

    Siempre se sienten frustrados y de mal humor.VERDAD:VERDAD:La mayora de nosotros nos encontramos a

    gusto sin beber. Y adems sobrios ahora nos

    divertimos ms que nunca.

    CristbalCristbalSe uni a A A a los 16 aosSe uni a A.A. a los 16 aosVi la prueba de que A.A. funcionaba y fun-cionaba bien.

    Me tom mi primer trago cuando tena 12aos. Los efectos que me produjo el alcoholme convencieron de que era la solucin de mis

    problemas. Haba una especie de vaco en mivida hasta que me tom un trago. Mi vida fa-miliar era deprimente. Yo era el quinto de ochohermanos. Mis hermanos mayores beben regu-

    larmente y parece que padecen del alcoholis-mo. De nio siempre me senta fuera de lugar.Aunque pareca que conoca a todo el mundo,me senta muy solo. A menudo me imaginoa m mismo, antes de que empezara a beber,como una comida deshidratada que, para quefuera completa, solo necesitaba que se aadie-

    ra lquido, y ese lquido era el alcohol.Primero me emborrachaba con cerveza,

    pero pronto cambi a bebidas ms fuertes. Enrealidad beba lo que hubiera. Casi siempre

    beba directamente de la botella y cuando eraposible llevaba una botellita. Nunca me pare-ci que robar licor fuera extrao, ni beber por

    la maana ni beber a solas. Al principio, elalcohol fue el salvador, pero muy rpidamen-te mi alcoholismo empez a humillarme y ahacerme penosa la vida. Ingres en la escue-la secundaria con calificaciones medianas,grandes posibilidades para citar las pala-

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    13/38

    24 25

    bras de mis maestros, y jugaba tres deportesdiferentes al ao. Muy pronto, todo empez adecaer. El suicido pareca una buena idea, unescape final de la depresin.

    Segn beba ms, me di cuenta de que nopoda hacer que esta sensacin agradable du-rara; as que beba ms deprisa y pronto per-da el sentido o vomitaba. Cuando tena 15aos, ocurri un incidente en la escuela queme condujo a A.A. Haba estado bebiendomucho whisky y vino y, tambalendome por

    los pasillos de la escuela, me tropec con elsubdirector. Me llev a su oficina y, aunquees difcil de recordar, deb de haber habladocon l acerca de los problemas de mi vida.l sugiri a mi familia que me llevaran a unareunin de A.A. Aunque l no era miembrode A.A., saba que el programa funcionaba.

    En ese punto, no me importaba lo quepudiera pasar. Esa noche fui a primera reu-nin de A.A. en un centro de desintoxica-cin. Era una reunin grande y una noche deaniversario. Los participantes hablaban delos sufrimientos causados por la bebida y dela alegra de lograr la sobriedad. Esto es todo

    lo que puedo recordar de aquella noche.Despus de la reunin, un vecino que

    llevaba sobrio ocho aos y que trabajaba enel centro me sugiri que me quedara dos se-manas para enterarme de lo que era esa enfer-medad. Segua sin importarme lo que hiciera.Crea que pasar un tiempo en el centro sera

    como unas vacaciones pero me hizo sentirmemuy incmodo; insistieron en que me enfren-tara a m mismo.

    Despus de salir del centro, asista a lasreuniones de A.A. Admita que mi vida eraun desastre, pero no quera admitir mi de-

    rrota ante el alcohol, hasta que seis meses derecadas y depresiones me convencieron deentregarme a A.A. Durante esos seis mesesde beber y sufrir, recuerdo decir a la gente,

    Soy demasiado joven para ser alcohlico.Tena adems otro milln de excusas para noser miembro de A.A.

    No crea que pudiera recuperarme y nocrea que A.A. funcionara. Pero, cuanto msasista a las reuniones, ms pruebas vea deque A.A. funcionaba y funcionaba bien. Aun

    mejor, empec a identificarme con las histo-rias de los otros. As que, convencido de queera impotente ante el alcohol y necesitabaayuda, llegu a creer que podra recuperar-me por medio de A.A. Durante los ltimoscuatro aos, he llegado a darme cuenta deque si puedo mantenerme sobrio un da a la

    vez, con la ayuda de un Poder Superior, ten-go una esperanza. He probado beber e ir a lasreuniones, no beber y no ir a las reuniones

    pero no beber e ir las reuniones es lo mejor.Para m la sobriedad no es solamente de-

    jar de beber sino cambiar las actitudes. LosDoce Pasos de A.A. me estn haciendo til a

    los dems. Ahora siento que mi vida tiene unobjetivo. Me siento guiado. Ya no voy dandotumbos por la vida como haca cuando beba.

    MITO:MITO:Puedo tomarme un solo trago sin problemas.

    VERDAD:VERDAD:A veces muchos de nosotros podemos tomarnosun solo trago y no volver a beber esa noche, ni el

    da siguiente, pero tarde o temprano, volveremos

    a emborracharnos. El mero intento de controlar

    nuestra forma de beber es un sntoma de que

    hay problemas.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    14/38

    26 27

    AnisaAnisaSe uni a A A a los 16 aosSe uni a A.A. a los 16 aosCrea que mi vida se haba terminado; no meimaginaba que estaba a punto de empezar.

    Antes de tomarme mi primer trago, mesenta insegura y diferente a las dems per-sonas. Me emborrach por primera vez a los14 aos, manejando por ah en el auto deun amigo, bebiendo cerveza. Senta afecto,aceptacin y confianza y tuve mi primeralaguna mental.

    Despus de eso empezaron a sucedermalas cosas regularmente, incluyendo pro-

    blemas con la polica, ser expulsada de losequipos de la escuela, y ser castigada pormis padres. Lo ms vergonzoso es que agre-d a mi mam. Era una borracha violenta yde duras palabras, dispuesta a enfrentarme a

    cualquiera. En menos de dos aos, me habaconvertido en una persona rastrera, engaosay deshonesta.

    El punto ms bajo lleg cuando decidtomarme unos tragos antes del partido defootball de la escuela secundaria. Al recobrarel conocimiento, me encontr en una ambu-

    lancia. Los paramdicos me dijeron que ibade camino a un centro de tratamiento, des-

    pus de hacerme un lavado de estmago yestar a punto de morir por coma etlico.

    A la maana siguiente, con resaca y llenade angustia, me arrastr desde la cama hasta

    el piso fro del cuarto de bao donde abra-zada a la porcelana di arcadas vacas en elinodoro.

    Se haba convertido la vida en esto? Pa-

    saron por mi mente las imgenes de mis ami-gos y mi familia, y me sent ms avergonza-da que nunca. Era el 18 de octubre de 1987.Crea que mi vida se haba terminado; no meimaginaba que estaba a punto de empezar.

    El da siguiente asist a mi primera reu-nin de A.A., aunque no crea que eso fuera

    para m. Yo era una bebedora social, no unaalcohlica, trmino reservado para la genteque vive debajo de los puentes.

    Despus de tres semanas de reunionesdiarias, escuch a dos muchachos decir queyo nunca lo lograra. Como se puede esperarde un alcohlico pens: Se van a enterar! En

    la reunin de aquella tarde, me present a mmisma: Me llamo Anisa y soy alcohlica.Fue un gran paso adelante. Por primera vezadmit que era alcohlica y en algn lugar demi interior acept que tal vez eso era cierto.

    Despus de treinta das, sal del trata-miento y volv a mi escuela, mi casa y mis

    amigos. Pero todo era diferente porque yo eradiferente. Inmediatamente consegu una ma-drina y empec a llevar conmigo a todas par-tes mi Libro Grande, a asistir a las reunionesde A.A. y de otros grupos de apoyo. Habatantos jvenes intentando lograr la sobriedadque, a mis 16 aos, yo era una de las ms vie-

    jas. Encontr un lugar para m en los gruposy empec a pasar el tiempo con otros, toman-do caf, jugando a los bolos, yendo al cine,viviendo la vida sin poner nada dentro de micuerpo.

    Para cuando empec el ltimo ao de

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    15/38

    28 29

    la escuela secundaria, casi llevaba un aosobria y mi vida entera haba cambiado.Mientras mis compaeros estaban de fiesta,yo estaba contemplando mi Poder Superior.

    Esto haca que mi vida escolar fuera un pococonfusa, pero persever. Fngelo hasta quelo logres, se convirti en mi mantra. Me gra-du de la escuela y fui a la universidad local.Con la ayuda de otros alcohlicos sobrios,aprend a estudiar, a sobrellevar la presin,a convertir mi debilidad en mi fortaleza, y a

    cmo aumentar mi autoestima por medio dela prctica de los Doce Pasos.Despus de 17 aos, tengo una vida me-

    jor de lo que hubiera podido imaginar. He vi-vido y viajado por Europa y Norteamrica,he visitado ciudades que ni saba que exis-tan, he llegado a tener una mentalidad abier-

    ta respecto a la vida, y me he interesado en elarte, la literatura y la naturaleza.

    A los 16 aos, mi ambicin era estar bo-rracha tumbada en un sof. Hoy da se meha dado la libertad de escoger todo lo quetengo en mi vida. Puedo ser yo misma cadamomento simplemente con pedir a mi Poder

    Superior que me ayude a estar sobria, a notomar el primer trago y ayudar a otros.

    MITO:MITO:Si todos se divierten mucho en la fiesta, entonces

    naturalmente nadie se va a acordar.VERDAD:VERDAD:La mayora de la gente no tiene fallos de memo-

    ria o lagunas mentales. Emborracharse de esa

    manera no es normal, y las lagunas mentales se

    consideran como un sntoma de alcoholismo,

    BernardoBernardoSe uni a A A a los 16 aosSe uni a A.A. a los 16 aosSlo quera morirme. Recuerdo sentirme

    solo, muy solo.

    Hasta los 12 aos fui el mejor chico delpueblo bueno en la escuela y un buentipo. Mi familia se traslad a otro lugarcuando yo tena trece aos y descubr lacerveza y la marihuana. Beber y fumar meayudaban a sentirme cmodo y a ser partede, y decid que esa era la solucin para la

    soledad. Beber era divertido, era cool, yme senta aceptado por m mismo y porlos otros muchachos.

    Beba cerveza en cada oportunidad que te-na y me gustaba todo de ella el sabor y es-

    pecialmente cmo me haca sentir. No siempreera fcil de conseguir, normalmente contaba

    con los muchachos mayores para comprarla. Yellos eran cool, en control, nadie los intimi-daba y se emborrachaban cuando queran.Yo quera ser exactamente como ellos.

    Es curioso lo rpido que cambi. Cuan-do tena doce aos pensaba que cuando fue-ra mayor iba a ser polica o maestro. Un ao

    ms tarde, lo nico en que poda pensar erahacerme mayor para comprar tanta cervezacomo quisiera, sin que nadie me dijera nada.

    Todas las maanas tena resaca y temblo-res, y por ello empec a tener problemas en laescuela. Ni siquiera poda apuntar lo que me

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    16/38

    30 31

    mandaban de tarea, ni mucho menos hacerla.Siempre tena encima a mis viejos por miscalificaciones. Queran que abandonara a misnuevos amigos, porque crean que esta nueva

    pandilla haca que me comportara de una ma-nera extraa, inquieta y secreta. Ya no podaaguantar ms las rias, as que me escap.

    Me instal en un sitio en la acera cer-ca de la estacin de autobuses y mendigabalo suficiente cada da para tener mi racindiaria de cerveza. Tena mis grandes planes:

    conseguira algn tipo de trabajo, tal vez enla construccin, encontrara un cuarto enalgn sitio, tendra una nevera enorme paraguardar toda la cerveza que quisiera. Inclu-so me conseguira una muchacha.

    Esos grandes sueos se desvanecieroncuando me arrestaron en un coche robado.

    Todava no puedo recordar exactamente loque pas. Recuerdo estar en la estacin deautobuses y un minuto ms tarde a unas 200millas de mi casa donde la polica de carrete-ras me detuvo en ese coche. En un momento,cambi la opinin que tena de mis padres.

    Mi padre logr convencer a las autorida-

    des para que me soltaran y volv a casa. Yoya me daba cuenta de que era un verdaderodesastre, pero no saba por qu. El problemano era la bebida era yo. Por temor a ver-me de nuevo en la calle, dej de beber. Volva la escuela y haba veces en que pensabaque me estaba volviendo loco y no saba

    de qu tena miedo. Me senta agobiado portodo y solo quera morirme. Recuerdo sen-tirme muy, muy solo.

    Sucedi que un muchacho, del tipo conel que mis padres queran que me juntara,el tipo de muchacho que era yo en das pa-

    sados, me invit a una fiesta. Sus padres lepermitan tener mucho alcohol en la fiesta.Me haba estado sintiendo tan fatal que pen-s que un par de tragos no me hara dao.

    Ms bien me ayudaran. Y as fue. Me re,bail y ped a una chica que saliera conmi-go. Nos hicimos muy amigos y me converten un hombre nuevo. Sus amigos eran misamigos y me invitaban a sus fiestas.

    Bebamos cuando los padres no estabanall, y bebamos cuando estaban. A nadie le

    importaba que bebiramos siempre que nomanejramos. Mis padres estaban tan con-tentos de que yo tuviera nuevos amigos queno se dieron cuenta de que haba empezadode nuevo a beber.

    Beber en las fiestas ya no era suficien-te para m y al da siguiente me encontraba

    tan enfermo que lo primero que haca por lamaana era tratar de beberme unas cerve-zas. Pasado un rato estaba bebiendo por lanoche, por la maana, a la hora del almuer-zo y despus de la escuela. Mis padres yahaban cado en la cuenta y casi me llevaronen brazos a nuestro mdico. l me ingres

    en un centro de desintoxicacin donde merecuper de los temblores y o a alguna gen-te de A.A. hablar sobre ellos mismos.

    Era extrao or a esta gente, mucho ma-yor que yo, hablar de lo que haca cuando be-

    ba. Uno de los que hablaron, dijo que su hijoestaba en el programa de A.A. y se iba a gra-

    duar de la escuela secundaria. Entonces, porprimera vez, pens que si tal vez no bebiera,no deseara matarme y podra graduarme.Despus de la reunin de A.A., ese hombreme dio su nmero de telfono y me dijo quelo llamara el da que saliera del centro.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    17/38

    32 33

    Pues, el da que sal ese hombre mellev a una reunin de A.A. y me quedasombrado, totalmente asombrado. Era ungrupo A.A. de jvenes, y all estaban todos

    los muchachos de los que yo siempre tenamiedo y esto quiere decir todo el mundo.Haba atletas y otros con pelo largo y

    bandanas y pantalones rotos. Haba chicasque parecan ser miembros del club de cam-

    po y otras de aspecto mucho menos elegan-te. Me pareci que aqu se vean todos los

    grupitos en los que yo nunca poda encajar,todos juntos en una sala y todos congenia-ban. Por primera vez en mi vida, me parecique tal vez podra encajar, y que tal vez estagente me queran all.

    Desde aquella noche he seguido asis-tiendo a las reuniones y no me he vuelto a

    tomar un trago. Tena multitud de ideas ysentimientos confusos y conflictivos respec-to a m mismo y a otra gente. Pero en A.A.me estoy manteniendo sobrio, y aprendien-do a vivir. Hago simplemente lo mejor que

    puedo cada da y trato de no desanimarmedemasiado cuando las cosas no salen como

    a m me gustara.

    MITO:MITO:A.A. te obliga a dejar de beber para el resto

    de tu vida.VERDAD:VERDAD:A.A. no nos obliga a hacer nada. No juramos no

    volver a beber nunca ms. Nos alejamos de un

    solo trago el prximo trago un da a la vez.

    No bebemos el da de hoy. Quin sabe lo que

    pasar maana?

    JuleeJuleeSe uni a A A a los 16 aosSe uni a A.A. a los 16 aosMe odiaba mucho a m misma.

    Era una alcohlica adolescente, una mu-

    chacha de 14 aos que quera desesperada-mente convertirse en mujer. Despreciaba laautoridad, hua del dolor de mi niez y bus-caba las emociones fuertes, costaran lo quecostaran.

    Aspiraba a ser la fantasa de cada mu-chacho y la mejor amiga de cada muchacha.

    Quera ser la mejor la chica ms bonita,la mejor vestida, la mejor jugadora de ba-loncesto. En lugar de eso, encontr un noviocon pocas expectativas, perd mi virginidad,y en lugar de presentarme a las pruebas deseleccin para el equipo me fui a beber vino

    barato con las chicas de mi barrio.

    Esos primeros tragos me dieron paz yuna sensacin de pertenecer a la raza huma-na. Vend mi alma al alcohol, tir mis sueosy romp todas las promesas que haba hechoa todo el mundo, incluyendo a m misma.Cuando beba les gustaba a los muchachos,tena ms confianza y no le tema a nada.

    Rpidamente, mi recin encontrada solu-cin se convirti en la peor pesadilla. Cuando

    beba, perda el conocimiento y cuando lo re-cobraba estaba en compaa de gente que noconoca, me encontraba en jardines privadosy en casas extraas del otro lado de la ciudad.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    18/38

    34 35

    Fui abusada sexualmente varias veces comoconsecuencia de estar tan borracha.

    Empec a tomar otras drogas. Estabaexhausta y a los 16 aos intent suicidarme.

    Finalmente mi familia me llev a rehabilita-cin que es donde me enter por primera vezdel programa de A.A. Estuve tres veces en elmismo centro de tratamiento ese ao. Creaque era demasiado joven para ser alcohlica.Pero pronto me di cuenta de que cada vez queingera alcohol, pasaban cosas horrendas.

    Empec a ver cmo haba destruido mivida. Me odiaba a m misma y decid pro-bar ese asunto de A.A. Iba a reuniones conotras chicas de 16 aos que llevaban tiemposobrias en A.A. Con el tiempo, consegu unamadrina que me ayud a dar los Pasos. En-contr un grupo base, lo cual hasta hoy estoy

    convencida de que me salv la vida. Me tuveque unir a los ganadores, porque algunos delos jvenes empezaron a salir y beber otravez. Empec a hacer servicio, y un da me dicuenta de que ya no me quera morir, de queno quera volver a beber. Aprend que si ha-ca lo que la gente de A.A. me deca que hi-

    ciera, probablemente me mantendra sobria.Acabo de cumplir los 30 aos, y tengo

    trece aos y medio de sobriedad ininterrum-pida. La sobriedad me ha dado mi vida, y meha dado esa paz interior. Me dijeron en mi

    primera reunin que esperara un milagro, yme alegro de haber credo eso, porque suce-

    di y sigue sucediendo para m.

    AndrsAndrsSe uni a A A a los 17 aosSe uni a A.A. a los 17 aosUn momento de claridad me hizo estar dis-

    puesto a escuchar.

    Empec a beber cuando tena 12 aos.Cuando beba, mis sentimientos de ser dife-rente e inadecuado dejaban de ser importan-tes. Al principio beba de vez en cuando, slocuando se presentaba la oportunidad. Segn

    pasaba el tiempo, procuraba asegurar que laoportunidad llegara de manera regular. Para

    cuando tena 13 aos, si no lograba hacer losarreglos necesarios para salir a beber por lomenos un da del fin de semana, me ponairritable e inquieto.

    A los 14 aos ingres en la escuela se-cundaria y empec a salir con los compa-eros, algunos mayores que yo, que saban

    cmo conseguir alcohol.Crea que la gente que usaba drogas esta-

    ba fuera de control; luego empec a usarlas.Crea que la gente que se emborrachaba losdas de escuela estaba fuera de control, hastaque yo tambin empec a hacerlo. El ltimolmite que traspas en la secundaria fue cuan-

    do empec a beber durante las horas de escue-la. No obstante me las arregl para no salirsuspendido y de hecho termin en tres aos(aunque estaba borracho en la ceremonia demi graduacin). Eso me demostr que no tena

    problemas con el alcohol y las drogas.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    19/38

    36 37

    Ingres en la universidad a los 17 aos,y con la mayor libertad que tena all, empe-c a beber y usar drogas todo el tiempo. Lascosas empezaron a ponerse mal muy pronto,

    y abandon la universidad para evitar que mesuspendieran.Como parte de abandonar la universidad,

    acept entrar en tratamiento para la adiccinal alcohol y las drogas. Al ingresar en el pro-grama de tratamiento, tuve un momento declaridad. Si algo no cambiaba, iba a volver

    a beber; y si volva a beber, volvera a estardonde haba empezado. Este momento declaridad me hizo estar dispuesto a escucharalgunas de las cosas que me dijeron en el pro-grama de tratamiento.

    El programa era una introduccin a losDoce Pasos de Alcohlicos Annimos. Se

    me dijo que fuera a las reuniones de A.A. yempezara a leer el Libro Grande. Empec ahacer las dos cosas, aunque an me sentaincmodo conmigo mismo, y segua estandoobsesionado con la bebida. No estaba segurode querer lo que tenan los que asistan a lasreuniones de A.A., pero estaba seguro de no

    querer lo que yo tena.Finalmente llegu a entenderlo cuando le

    la parte del Libro Grande en la que se sugiereque, si tienes alguna duda acerca de si eres al-cohlico, sal y trata de beber de manera con-trolada. Eso me dio un escalofro. Saba lo queiba a pasar si beba: me iba a emborrachar. Si

    no cambiaba nada, volvera a beber; y si vol-va a beber, me volvera a emborrachar. Eraimpotente ante el alcohol. Tambin estaba biendispuesto a admitir que mi vida se haba vueltoingobernable. Haba dado el Primer Paso.

    Empec a trabajar en los otros Pasos

    con un padrino. Me mostraba reacio a laidea de Dios y de hacer mi inventario,pero segu adelante no obstante. Poco apoco, empez a cambiar mi actitud y la

    forma que me senta diariamente. Pasalgn tiempo hasta que se me quit la ob-sesin por beber pero finalmente desapa-reci. Empec a participar en mi propiavida.

    Me he mantenido sobrio continua-

    mente desde mi primera reunin deA.A., hace ms de 20 aos. Ahora soyprofesor en una universidad y disfrutoinmensamente la vida. Todava asistoregularmente a las reuniones de A.A.Alcohlicos Annimos me ha dado unavida excelente.

    MITO:MITO:Soy un mal bebedor de voluntad dbilVERDAD:VERDAD:

    Nos enteramos de que el alcoholismo es una

    enfermedad. Como las dems enfermedades, le

    puede pasar a cualquiera. El alcoholismo no se

    puede curar; slo se puede detener. En lugar de

    tomar una medicina, participamos en el programade A.A.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    20/38

    38 39

    PamelaPamelaSe uni a A A a los 17 aosSe uni a A.A. a los 17 aosEl alcohol transform a una dulce nia enuna bebedora de lagunas mentales diarias.

    Me cri en el seno de una familia judarica en una zona residencial de las afueras deNueva York, y asist a las mejores escuelasprivadas. Mi futuro estaba lleno de oportuni-dades hasta que empec a beber.

    Cuando tena doce aos, mis hermanosmayores y sus amigos me iniciaron en el al-

    cohol, en el stano de la casa de mis padres.Quera ser aceptada, y a mis hermanos les pa-reca que era gracioso ver emborracharse a suhermana pequea. El alcohol me haca sentirimportante, atractiva y sin temor.

    Para cuando estaba en el noveno grado,el alcohol haba transformado a una nia

    dulce e inocente en una bebedora de lagunasmentales diarias, mentirosa, tramposa y au-todestructiva. Trataba de mantener las apa-riencias para evitar que me criticaran por miforma de beber. Y, de hecho, mis calificacio-nes eran buenas, actuaba en una compaa de

    baile e incluso fui la presidente de mi clase.

    Mientras tanto, iba perdiendo a la mayorade los amigos que conoca desde la escuelaelemental, y ya no poda seguir el hilo de lasmentiras que les deca a mi familia. En unaocasin, cuando tena quince aos, los mdi-cos crean que tena un trastorno de alimen-

    tacin porque slo pesaba unas 85 libras. Laverdad es que no me gustaba comer porqueera ms fcil emborracharse con el estmagovaco. Tena unas resacas terribles y vomita-

    ba casi todas las maanas. Tambin empeca usar muchas drogas.Mi escuela era un recinto cerrado, y va-

    rias veces me pillaron escapndome de losterrenos de la escuela para beber y usar dro-gas. Mis calificaciones empezaron a empeo-rar y cada vez era ms difcil mantener una

    buena apariencia.Cambi de escuela pensando que eso mepodra ayudar, pero no sirvi para calmar miforma de beber. De hecho, se empeor. Unadministrador de la escuela sugiri que asis-tiera a algunas reuniones de A.A., pero yo noestaba lista para la solucin.

    El verano anterior a mi ltimo ao de es-cuela fui a Suiza en un programa de intercam-bio de estudiantes. Era la primera vez en mivida que poda beber legalmente. El veranoempez con una serie de lagunas mentalesy acab con un momento de claridad. Estabasentada sola en la terraza de un pequeo caf

    emborrachndome. No haba nada fuera delo normal ese da. Ninguna catstrofe, ni sire-nas, slo una muchacha llena de temor y de-sesperacin que saba que necesitaba ayuda.Fue en aquel preciso momento cuando msque nada quise ir a Alcohlicos Annimos ylograr la sobriedad.

    De vuelta en septiembre, en mi ltimoao de la escuela a la edad de 17 aos, em-

    pec a asistir a las reuniones de A.A. Trabajcon una madrina que me gui por los DocePasos. Fui a muchas reuniones y desarrolluna relacin con mi Poder Superior. A.A. se

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    21/38

    40 41

    convirti para m en una forma de vida, y medevolvi la esperanza en una vida que creahaber perdido. Han pasado ms de 17 aosdesde ese momento de claridad que me per-

    miti abrirme a m misma a recibir el regalode Alcohlicos Annimos. JuanJuanSe uni a A A a los 18 aosSe uni a A.A. a los 18 aosA.A. me estaba enseando una forma de vivirmucho mejor que la que yo estaba viviendo.

    Soy el ms joven de once hijos de unafamilia alcohlica. Nos trasladamos de unsitio a otro muy a menudo y mis padres sedivorciaron cuando yo tena nueve aos. Ha-

    ba mucho abuso en mi familia, y yo era muytmido y retrado. Siempre acuda a mi mam

    para refugiarme cuando tena miedo de que

    mi padre me golpeara.Me emborrach por primera vez a los 11

    aos. La bebida me quit el temor a la gentey la inseguridad, pero me meti en dificul-tades. De adolescente, ingres muchas vecesen centros de tratamiento, casas de transiciny correccionales juveniles. Nunca termin la

    escuela. La primera vez que le un libro deprincipio a fin fue cuando estaba en la crcel.Trataba de engaar a todo el mundo y prontoaprend a decir lo que los adultos queran or

    para quitrmelos de encima. No obstante mesenta muy solo porque me pareca que mis

    problemas eran nicos.

    Pas algunos perodos de sobriedad paracomplacer a otros, pero no duraban mucho, yla vida segua siendo insoportable.

    Mi ltimo perodo de beber dur ms omenos un ao. Despus de mi ltima borra-chera, me encontr en la crcel por tres robos

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    22/38

    42 43

    y una agresin. Espero no olvidarlo nunca;quera arrastrarme hasta una esquina de lacelda y morirme. Me enviaron a un centrocorreccional regional, a tratamiento y a otra

    casa de transicin. Aqu fue donde empec apedir ayuda y encontr la libertad por mediode A.A. No saba si quera estar sobrio, perola gente en las reuniones me deca: Sigueviniendo. Me gustaba mucho or eso. A.A.me estaba enseando una forma de vivir mu-cho mejor, y cmo enfrentar los problemas

    diarios y no sentirme solo.S que me queda mucho camino por re-correr, pero con este programa y con Dios,s que puedo llegar, aunque an tengo malosdas.

    Pero he tenido la oportunidad de com-partir mi experiencia, fortaleza y esperanza

    en un par de instituciones correccionales.Me siento ms parte del programa y esto esmuy gratificante. Con Dios, puedo aprendera vivir feliz, alegre y libre y mantenermesobrio un da ms.

    RobertoRobertoSe uni a A A a los 18 aosSe uni a A.A. a los 18 aosNo tengo ese miedo constante del mundoexterior como sola tener.

    Al llegar a los 18 aos usaba diariamenteel alcohol u otro tipo de droga. Tena la cos-tumbre de levantarme e ir directamente a latienda de licores. Compraba de lo que hubie-ra bebido la noche anterior para arreglarme elestmago revuelto y quitarme los temblores.

    Tena la fantasa de que deba haber na-

    cido hace 150 aos cuando poda haber sidoun vaquero, del tipo cazador de bfalos, para

    poder ir a mi aire. Pasaba mucho tiempo via-jando por las carreteras poco frecuentadasdel Oklahoma Panhandle, yo y mi camionetay una botella de whisky. Crea que esto es lohacan todos los muchachos de mi edad, esto

    es lo que se esperaba que hiciramos.Tena un amigo que no beba. Hablaba

    mucho de su programa. Yo no tena ni ideade que el programa del que l estaba hablan-do era Alcohlicos Annimos. Simplementehablaba de lo que estaba haciendo: que hoyno beba.

    Empec a querer hacer algo respecto a miforma de beber. Asist a algunas reuniones deA.A., pero en aquel entonces no poda escu-char. Sin embargo, se me quedaron algunascosas simples: Un da a la vez, Mantenlosencillo y Tmalo con calma.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    23/38

    44 45

    Me di cuenta de que tena que aprender a irms despacio. Siempre he sido un corredor de50 metros en una carrera de 100 metros, y nun-ca termin nada. Empec en A.A. de la misma

    forma. Quera captarlo, pero realmente no que-ra que nadie me lo enseara. Quera captarlopor m mismo, a mi manera. O decir: Dejaque el nivel de alcohol descienda por debajode tus orejas y entonces puedes empezar a or.En las reuniones de A.A. a las que asista, meencontraba cara a cara con gente que llevaba

    20 aos sobria y con gente que acababan dellegar a su primera reunin, borrachos. Yo noera ni mejor ni peor, ni ms ni menos impor-tante que cualquiera de los de all.

    Ahora que estoy sobrio, no se me revuel-ven los tripas cuando conozco a gente nueva.

    No tengo ese miedo constante del mundo ex-

    terior como sola tener. Cuando me parece queel mundo se est volviendo loco, como solaocurrir, tengo que ver que soy yo quien se estvolviendo loco y no el mundo exterior.

    Creo que nunca poda mostrar a la gente loque senta por ellos. Ahora, tengo libertad paratener cario y libertad para expresarlo. Estar

    libre del alcohol es una gran liberacin; y tam-bin es un sentimiento maravilloso el podersentir el amor que nunca haba sentido antes.

    Y lo ms importante no me despiertopor la maana pensando en emborracharmey de dnde voy a sacar el dinero. El estarsobrio es algo imposible de describir. Es

    simplemente un sentimiento de estar libre.La sobriedad es lo mejor que nadie me hayaregalado. Es un regalo que nunca quera peroque me encanta tener.

    CarmenCarmenSe uni a los 20 aosSe uni a los 20 aosLos principios de este programa me hanabierto nuevas puertas

    A los 17 aos, en el ltimo curso de laescuela secundaria, yo era la viva imagen dela hija modelo, y de acuerdo a esa imagen,consegu una beca de cuatro aos para la uni-versidad.

    No obstante, ingres en la universidad enestado de plena rebelda contra la autoridad.

    Beba en las fiestas y los fines de semana. Meeligieron para varios organismos y organiza-ciones estudiantiles. Pero, debido a mis bajascalificaciones, y a que me pillaron bebiendoen un viaje organizado por la universidad, mequitaron la mayora de esos honores. Y al fi-nal de mi primer ao, tambin haba perdido

    mi beca.Ese verano mis padres decidieron que yo

    necesitaba unas vacaciones. Mi padre y yohabamos reido por su excesiva forma de

    beber, y porque me haba comprometido conun joven de los de las chaquetas de cuero ne-gro; as que, para restablecer la paz familiar,

    me fui a Atlanta. All empec a beber todoslos das, sentada, con otros estudiantes en va-caciones, alrededor de la piscina del club decampo. En ese ambiente, el beber todo el day hasta entrada la noche, no me pareca msque beber socialmente.

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    24/38

    46 47

    Volv a casa de mala gana, temerosa detener que abandonar esta nueva forma de

    beber. Como me obligaron a volver a la uni-versidad, decid reaccionar de la nica ma-

    nera madura, o sea, reprobando los cursos.En este segundo ao, mi forma alcohlicade beber empez a dominarme completa-mente. Si beba antes de las clases, me sen-ta demasiado molesta y avergonzada paraasistir. Pero pasado poco tiempo comenc a

    beber para asistir a clase, para salir con mu-

    chachos, o para ir a los partidos y lasfi

    estas.Al fin de mi segundo ao de estudios, con19 aos de edad, logr mi propsito: repro-

    b todos los cursos.El da de la vspera de Ao Nuevo, me

    di cuenta verdaderamente de cmo beba:me tomaba el alcohol de un trago para apre-

    surarme a alcanzar ese estado de confianzaen m misma, y liberacin de la soledad, delos temores y la culpa. Y cuando lo alcanza-

    ba, no poda dejar de beber.Al da siguiente, asist a una reunin

    abierta de A.A., en donde o a una mujercontar su historia de bebedora, comenzando

    por su forma de beber cuando era adoles-cente. Me sonaba familiar. Era posible queme estuviera convirtiendo en alcohlica?Quiz lo fuera ya.

    As que me un a A.A. Pero a los 19 aos,crea que era demasiado joven. Me dije am misma y a los dems: No puedo diver-

    tirme sin el alcohol. No quiero dejar que lavida me pase de largo. Me estoy perdiendomuchas cosas. Volv a beber y el temor, lasoledad, la culpa, los remordimientos, y lossufrimientos siguieron aumentando.

    No obstante, volv a la escuela y, un fin

    de semana de octubre, sal con un muchachoy acab teniendo una laguna mental. Al dasiguiente, me senta enferma, con resaca, lle-na de desprecio y asco de m misma. Acaba-

    ba de sufrir mi primera resaca y mi segundalaguna mental y as se esfumaron dos delas excusas que haba utilizado para conven-cerme a m misma de que no era alcohli-ca. Segua repitiendo todo el da, no voy avolver a beber nunca ms. Luego pensaba,eso es lo que aquella gente de A.A. decan

    que se haban prometido a s mismos peroel asunto segua empeorando.Esa noche, regres a casa en avin, y

    llegu justo a tiempo para asistir a una re-unin de A.A. Quera cambiar mi forma devivir. Quera librarme del temor, de la sole-dad y de la necesidad de ponerme una ms-

    cara. Quera tener confianza en m misma.Esa vez, cre que la confianza en uno mismollegara con la sobriedad. Tena una nuevaactitud. Si otros miembros creen que yo soydemasiado joven, eso es su problema. Yovoy a quedarme.

    Esa nueva forma de vivir comenz una

    semana antes de que cumpliera los 21 aos.Me hizo posible volver a la universidad yvolver a participar en las actividades univer-sitarias. Despus de un ao en el programade A.A., me eligieron oficial del gobiernoestudiantil de nuevo.

    Despus de dos aos, recib dos ttulos y

    la aceptacin en la escuela para graduados.En una poca, tena miedo de que mis

    actividades sociales se vieran disminuidassi no beba. Pero, segn he ido sintindo-me menos preocupada por no beber, me heido divirtiendo ms, y ha sido posible hacer

    i d L i i i d

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    25/38

    48 49

    amistades. Los principios de este programame han abierto nuevas puertas, me han dadonueva esperanza y una capacidad de disfrutar

    plenamente de la vida.

    MITO:MITO:S que tengo un problema. Pero puedo

    superarlo.VERDAD:VERDAD:Si eres como nosotros, es probable que no

    puedas superarlo a solas. El alcoholismo es una

    enfermedad progresiva, lo cual significa que si

    un alcohlico sigue bebiendo, la enfermedad ir

    empeorando progresivamente.

    JuliaJuliaSe uni a A A a los 20 aosSe uni a A.A. a los 20 aosLlegu a la conclusin de que me estabavolviendo loca.

    Me tom una cerveza a los 13 aos, y unavez en la escuela secundaria beb una vaso devino. Me gradu de la escuela secundaria rela-tivamente joven, y con honores. Me cas a los17 aos, con intencin de ir a la universidadmientras mi marido, que era marinero, estabade servicio activo en ultramar. Ocho meses

    ms tarde, mi matrimonio se haba acabado.Este perodo de mi vida fue una pocade gran confusin y desesperacin y por pri-mera vez, me emborrach. Me senta todo-

    poderosa, librada de todos los temores y ten-siones. Me desagradaba el olor y el sabor dellicor pero, qu maravillosos efectos tena.

    Beba tan a menudo como fuera posi-ble, tratando siempre de emborracharme yde llegar a aquella maravillosa sensacin defelicidad y liberacin. El beber me produjovarias resacas y algunos lapsos de memoria,los cuales yo atribua a mi depresin y mistrastornos emocionales. En varias ocasiones,

    tambin experiment temblores incontrola-bles. Supuse que esto se deba a algn malcardaco a la tierna edad de 18 aos.

    Volv a casa, y por insistencia de mi ma-dre, busqu ayuda psiquitrica. Por supuesto,nunca le mencion al mdico la bebida. Por-

    t b id d t d i hi t i d l l i i

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    26/38

    50 51

    que estaba convencida de que todos mis pro-blemas eran el resultado directo del divorciode mis padres. Habl con l solamente de misaos preescolares.

    Resentida por lo que consideraba intromi-sin familiar, decid cambiarme de residencia.Mi padre viva en Missouri, y me aceptaron enuna universidad de su ciudad. Yo tena gran-des esperanzas de asistir a la universidad ytener un trabajo de media jornada, con el alco-hol para liberarme de las tensiones hasta que

    pudiera resolver mis trastornos mentales.Sucedi que pasaba tanto tiempo bebien-do que pospuse por otro semestre el inscribir-me en la universidad. Mis borracheras ale-gres y festivas empezaron a convertirse endepresiones suicidas. Despus de consultarcon otros dos psiquiatras, llegu a la conclu-

    sin de que me estaba volviendo loca. Sabaque algn da me derrumbara por completo.No tena el valor de suicidarme porque el

    Dios temible y castigador que me haba ima-ginado no tolerara tal accin. Pero, seguroque l no me iba a culpar por una depresinnerviosa. Las lagunas mentales empezaron a

    agradarme, porque no eran ms que una se-al de que el fin se encontraba cercano.Pero mi depresin nerviosa no progresa-

    ba con suficiente rapidez, as que al ao si-guiente fui a ver otro psiquiatra. El mencionel alcoholismo y habl del valor, la fortalezay la ayuda que la gente de A.A. obtenan unos

    de otros.La idea de que yo fuera alcohlica era, por

    supuesto, absurda. No obstante para aliviar laspresiones familiares, asist a una reunin deA.A. Me impresionaron la amabilidad, since-ridad y la franqueza de la gente. Les o contar

    sus historias de crceles y alucinaciones, y medije que sin duda me unira a ellos si algn dame encontrara tan mal.

    Cuando en unas vacaciones volv de nue-

    vo a beber, volv a buscar la ayuda de A.A.Pero senta que ese no era mi lugar, como no loera ningn otro. Entre los otros y yo haba unaseparacin de una generacin a veces dos.

    Nunca senta intimidad con nadie, recha-zaba la amistad, escuchaba con una mentecerrada, segua sus sugerencias a la buena de

    Dios. Segua creyendo que tena un problemamental, no alcohlico. As que empec otravez a beber.

    Finalmente me encontr en instalada enun hotel barato, con pldoras, vino, vodka yginebra. Una muchacha de 20 aos, tirada enel suelo vomitando en una caja de zapatos,

    demasiado enferma para llegar hasta el bao.Y esa vez, las alucinaciones. Pero con la ayu-da de una residente no-alcohlica del hotel,logr por fin volver a A.A.

    Despus de cinco aos de sobriedad con-tinua, voy andando con pasos ms ligeros,con el corazn ms tranquilo. Cmo funcio-

    na A.A.? No s. Solo s que s funciona.Ahora muchos de mis amigos de A.A.son mayores, pero no hay separacin. A.A.tiene cabida suficiente para todos.

    MITO:MITO:A.A. es para los vagabundos y los viejos.VERDAD:VERDAD:

    La enfermedad del alcoholismo afecta a gente

    de todas las edades, razas y circunstancias eco-

    nmicas. A.A. puede ayudar y ayuda a gente de

    toda clase y condicin

    les pareca una buena idea que me refrenara

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    27/38

    52 53

    AlfonsoAlfonsoSe uni a A A a los 21 aosSe uni a A.A. a los 21 aosYo saba para qu iba a la universidad

    para pasarlo bien

    A los 14 aos de edad, despus de unbaile en la escuela, experiment mi primeralaguna mental.

    Durante los siete aos siguientes, mi for-ma de beber y mis dificultades empeoraron

    progresivamente. Beba siempre que se pre-sentaba la oportunidad de hacerlo. A los 15

    aos, me las arregl para obtener un documen-to falso para que me sirvieran en los bares.Logr ingresar en una buena universi-

    dad. Yo saba para qu iba a la universidadpara pasarlo bien y obtener un ttulo. Me hicemiembro de la mejor fraternidad de estudian-tes y meda el xito por la cantidad de fiestas

    a las que asista. Nunca trabajaba ms de lonecesario. Las lagunas mentales eran msfrecuentes lo cual consideraba como indica-cin de haberme divertido mucho.

    En mi primer ao, el encargado de la dis-ciplina me llam a su despacho. Un amigo yyo habamos ido al apartamento de una se-

    cretaria despus de que cerraran el bar y nosfuimos con la mitad de sus pertenencias. Ellanos denunci a las autoridades, y recibimosuna amonestacin.

    En la primavera, el presidente de la fra-ternidad me advirti que a los compaeros

    les pareca una buena idea que me refrenaraun poco, porque estaba dando mala fama a lafraternidad por toda la universidad.

    Mi tercer ao fue con mucho el peor. Fui

    a la escuela una semana antes de tiempo y noestuve sobrio ni un solo da de esa semana.La mayora de los das ni siquiera intentabaasistir a las clases.

    En diciembre, me llamaron de nuevo aldespacho del encargado de la disciplina, yme enviaron a ver a un psiquiatra. El mdi-

    co me dijo que tendra que abandonar la uni-versidad y hacer algo con respecto a mi pro-blema con la bebida. Me qued estupefacto.Qu problema con la bebida? Le dije quedejara de beber si me permitieran quedarme;

    pero l trat de convencerme de que yo ha-ba perdido el control. Esa tarde me fui de la

    universidad.El da despus de la Navidad, me ingre-saron en una clnica psiquitrica. Me sentaconfundido respecto a lo que haba pasado ylo que iba a pasar. Cuando alguien trataba dehablar conmigo, mi nica respuesta era llorar.Con el paso de tiempo, llegu a poder hablar-

    le al mdico con bastante franqueza acercade mi forma de beber. Admit la posibilidadde ser alcohlico.

    Despus de seis meses, me dieron el alta.Mi padre asista a las reuniones de A.A., y mimadre era miembro de Al-Anon (para parien-tes y amigos de los alcohlicos). Yo haba

    asistido a muchas reuniones con mis padres.No obstante, cuando sal del hospital, no hiceel menor esfuerzo para ponerme en contactode A.A. Me mantuve sobrio durante dos me-ses y luego me tom el primer trago.

    Segu bebiendo dos meses y la cosas iban

    cada vez peor Por fin lleg el da en que me

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    28/38

    54 55

    cada vez peor. Por fin lleg el da en que meconvenc de que el alcohol me tena derrotado.Esa noche asist a mi primera reunin y no mehe tomado un trago en dos aos, un da a lavez. La comprensin que la gente de A.A. memostr fue lo primero que me impresion. Nose sorprendieron por mi historia de bebedor;saban de lo que yo estaba hablando.

    Todas las noches iba a las reuniones y alcabo de dos meses, le ped a un hombre quefuera mi padrino. Result ser de gran ayuda,

    dndome las respuestas y el aliento que yonecesitaba para hacer funcionar el programa.Al principio me molestaba ser joven.

    Pero los hombres que se unieron al programacuando ya eran mayores y se quedaron, medaban aliciente para hacer lo mismo.

    A.A. me ha dado la vida y la cordura. Tra-

    to de encontrar un equilibrio en mi vida entrelos estudios, A.A. y hacer otras cosas que megustan. Tengo todo esto mantenindome aleja-do del primer trago, un da a la vez.

    MITO:MITO:A.A. significa gente que me dice lo que

    debo hacer.VERDAD:VERDAD:Para unirnos a A.A., lo nico que tenamos que

    hacer era decidir que queramos ser miembros.

    No hay formulario que firmar. No hay cuotas que

    pagar. El nico requisito para ser miembro es eldeseo de dejar la bebida. Tambin descubrimos

    que en A.A. nadie te dice tienes que... Los

    miembros nos daban sugerencias sobre cmo

    mantenernos sobrios, basadas en su propia

    experiencia.

    FernandoFernandoSe uni a A A a los 22 aosSe uni a A.A. a los 22 aosEl da 4 de julio fui agraciado con la inde-

    pendencia del alcohol.

    Cuando estaba en la escuela primaria,era monaguillo y explorador. Me dieron elpremio del fiscal del distrito por buena ciuda-dana y era, por lo general, muy poco cool.Cuando empec a beber, pronto me encontrcon un grupo de muchachos de mi edad parair de juerga con ellos. Experimentamos con

    muchas cosas, y nos divertimos bastante. Alcomenzar la escuela secundaria, empec abeber ms a menudo, por lo menos los finesde semana. En seguida, consegu un trabajode media jornada para pagar mis diversiones.

    No quera depender de nadie para obtenerdinero para beber, y desde entonces nunca

    he estado desempleado. De repente, despusde mucho beber y bastante diversin, yo eracool. En mi ltimo ao en la escuela, tenanovias muy lindas, e iba a muchas fiestas yconciertos de rock.

    Mis calificaciones en la escuela ibanempeorando progresivamente segn beba

    ms. Ya no participaba en los deportes ni enninguno de los clubs estudiantiles, y aunquetrabajaba 25 horas a la semana, nunca tenaun centavo. Todos los das beba y/o tomabaalguna droga.

    Despus de graduarme de la secundaria,

    fui a la universidad, pero rara vez iba a cla- una camisa de fuerza. El psiquiatra me pre-

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    29/38

    56 57

    fui a la universidad, pero rara vez iba a clase. No tard mucho tiempo en darme cuen-ta de que nunca hara el trabajo que all merequeran hacer. Abandon la escuela y em-

    pec a trabajar como oficinista en un ban-co. Entre mis compaeros de trabajo prontoencontr a algunos juerguistas como yo. Al

    poco tiempo me encontraba bebiendo antesde trabajar, durante el almuerzo, despus deltrabajo mientras esperaba el tren, y en el bardel barrio despus de cenar. Algunas noches

    me diverta, pero las diversiones no eran tanfrecuentes como en la escuela secundaria.Atontado por la bebida, haca cosas que he-ran y avergonzaban a m y a mis amigos. Allevantarme (a veces despus del medioda),me senta abrumado por el remordimientoy la culpa, que slo poda apaciguar con un

    trago. El alcohol me meta cada vez ms ensituaciones en las que no quera encontrarme.Empezaba a pensar que tal vez estaba loco yla nica cosa que me salvaba de la desinte-gracin era la bebida.

    Estaba preocupado de que me echaran ala calle, de perder a mi novia o mi trabajo.

    Mi crculo de amistades iba disminuyendo;en ocasiones, me encontraba emborrachn-dome solo en un bar tranquilo y agradable,y entraba algn conocido. Yo no quera en-tablar conversacin; lo nico que quera era

    beber, pero finga alegrarme de verlos, por-que no quera que ellos pensaran que yo tena

    un problema con la bebida.Tena fantasas de ir a vivir en la playa

    en las Islas Vrgenes para beber ron hastamorirme.

    Por fin busqu ayuda para lo que yo creaera mi locura. Me imagin que acabara con

    una camisa de fuerza. El psiquiatra me pregunt acerca del alcohol y las drogas. Yo soloquera hablar de mis otros problemas; perol insista en preguntarme acerca del alcoholy las drogas. Finalmente me convenci paraque fuera a una reunin de A.A.

    Mi negacin segua valindose del pre-texto de mi edad y mi falta de una historia de

    bajo fondo. Miraba a los miembros alrededormo y me deca que tal vez si yo fuera mayoro tan malo como ellos, parara de beber. F-

    cil para ustedes dejar de beber pero yo tengosolamente 22 aos.Me sentaba en las reuniones haciendo

    comparaciones, dicindome a m mismo: Yonunca beba scotch por la maana, o nunca mehe metido en problemas con la polica. Ves,no soy alcohlico. Los A.A. me explicaban

    que algunos fondos son ms bajos de otros,y que lo que importaba no era cunto beba,sino cmo me afectaba. Si mi fondo era sufi-cientemente bajo para m, lo era tambin paraA.A. El nico requisito para hacerse miem-

    bro de A.A. es el deseo de dejar la bebida,me dijeron. As que decid probarlo. Aunque

    no estaba seguro de que fuera alcohlico, sinduda alguna estaba harto de estar harto.Empec a asistir a las reuniones de forma

    regular. Saba que no tena que ser alcohlicopara asistir a las reuniones de A.A. Lo nicoque necesitaba era el deseo de dejar de bebersolo por hoy. Hice uso de algunos de los n-

    meros de telfono y escuch algunas de lassugerencias que otra gente de A.A. me hacan.Sent un gran alivio al empezar a comprenderque ni era malo ni tena falta de voluntad, es-taba enfermo. Por fin, el da de 4 de julio, fuiagraciado con la independencia del alcohol.

    He prosperado en mi carrera, de ofici-

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    30/38

    58 59

    p p ,nista en un banco ahora he pasado a ser unoficial de compraventa de acciones en unaimportante agencia de bolsa. Y aunque lasrelaciones con mi familia, mis amigos y miscolegas no son perfectas ni sin problemas,ya no estn devastadas por los efectos de la

    bebida y las drogas. Hoy, sobre todo, soy unmiembro de A.A., dedicado a la recupera-cin, el servicio y la unidad; y tambin meencuentro libre ahora para llegar a ser lo que

    quiera ser.

    GraciaGraciaSe uni a A A a los 24 aosSe uni a A.A. a los 24 aosEl vaco que tena adentro ahora est lleno...

    Siempre me senta distinta de otra gente,

    y lo soy en muchos aspectos. Soy una hispa-na que vive en un barrio blanco. Fui adop-tada de nia, y mi padre era alcohlico. Nome result fcil el ser aceptada, pero hice ungran esfuerzo para lograrlo. Cambi mi per-sonalidad, mi forma de vestir y mi acento.Cuando me tom el primer trago estaba tra-

    tando de ser aceptada por mis compaerosde trabajo.Despus de graduarme de la escuela se-

    cundaria, con buenas calificaciones, encontrmi propio apartamento y un trabajo de secre-taria en una importante agencia de contabi-lidad. Me senta muy entusiasmada por tra-

    bajar en una compaa bien reconocida, portener un sueldo semanal y la oportunidad deconvertir mis sueos en realidad. Tena pla-nes de conseguir un ttulo universitario y conel tiempo hacerme asistente social.

    Pero tena miedo de no ser aceptada pormis sofisticados colegas, miedo de ser recha-

    zada por mi acento hispano, miedo de no lle-gar a tener xito como secretaria ejecutiva.

    El da que recib mi primer sueldo, algu-nas secretarias me invitaron a ir con ellas aalmorzar. Fuimos a un sitio agradable y todos

    pidieron tragos antes del almuerzo y, por lo

    que decan, me pareca que lo hacan muy a vino, vodka tratando de recobrar esa sen-

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    31/38

    60 61

    q p q ymenudo. La nica bebida alcohlica que yohaba probado antes era vino aguado en al-gunas ocasiones especiales en mi casa y medi cuenta de que no debera pedir, un vinoaguado, por favor, as que ped una ginebracon tnica.

    Me encant. Me convert en una mujeralta, rubia, atractiva y muy sosegada. A partirde esto, sala con ellas regularmente despusdel trabajo, al principio solo una noche a la

    semana y, con el tiempo, todas las noches.Beba a la hora del almuerzo todos los das.Me sorprendi la capacidad que tena paraaguantar el alcohol. Siempre pareca tomarms que las otras y mientras que ellas a vecesse mareaban o se comportaban descarada-mente o tenan resaca por las maanas, esto a

    m nunca me pasaba, al principio. En A.A.,me enter de que una gran capacidad paraaguantar el alcohol a menudo es una seal deque se avecinan graves problemas.

    Por mucho que me gustara el beber y losefectos que me produca, empec a tener al-gunas inquietudes por no tener dinero para

    las clases nocturnas; algunos de los hombrescon quienes sala se molestaban conmigocuando no quera hacer ms que solo beber;mi viejos amigos de la escuela secundaria de-

    jaron de incluirme en sus planes porque yosiempre pona la bebida en primer lugar. Enun plazo de dos aos lo nico que haca era ir

    a trabajar y beber.Pero mi forma de beber cambi. Ya noexperimentaba esa maravillosa elacin

    producida por los primeros tragos. Me sentacomo si siempre estuviera enferma y empeca beber cosas diferentes whisky, cerveza,

    sacin. Lo nico que consegua era una sen-sacin de dolor sordo y paranoia.

    Durante todo ese tiempo me qued enel mismo trabajo, pero solo finga hacerlo.Cuando sonaba el telfono, o mi jefe querahablar conmigo, me entraba un gran pnico.Las paradas de autobs, el trfico, los cosasque se movan, las cosas que estaban quietas

    todo me atemorizaba. Nunca se me ocu-rri que mi estado mental estaba relaciona-

    do con mi forma de beber. Durante un parde aos, segua bebiendo de la misma forma todos los das de entresemana y los finesde semana en fiestas, siempre con otra gente.Pero aunque mi forma de beber no cambimucho, yo s lo hice. Haca todas las cosasque me haba prometido no hacer nunca. Me

    odiaba a m misma. La vida pareca no tenersentido.Empec a ponerme muy borracha be-

    biendo poco. Incluso mi compaeros de tra-gos parecan avergonzarse de estar conmigo

    porque yo empezaba a tener discusiones es-trepitosas, me llevaba a mi casa a los novios

    de mis amigas, y perda el sentido en los la-vabos de los bares. De vez en cuando, pensa-ba que la bebida era la causa de mi cambiode personalidad; pero la mayora del tiempo,crea que me estaba volviendo loca. Me hicemuchas promesas a m misma: voy a reser-var algn dinero para la escuela, voy a buscar

    nuevos intereses, voy a ver algunas pelculas,voy a irme de vacaciones, voy a hacer nuevosamigos. Olvdalo. No poda hacer nada msque beber y sentir dolor.

    De vez en cuando oa en la radio unanuncio de A.A., o vea en las libreras libros

    sobre el alcoholismo, y me preguntaba, es voz tremendamente calurosa me dijo: Ya ha

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    32/38

    62 63

    eso lo que eres, Gracia, una alcohlica?Pero saba que no lo era. Todava tena

    un trabajo, y soy demasiado joven y soy unamujer. Pero aquellos libros y anuncios de ra-dio deban de haber sembrado una semilla,

    porque la palabra alcohlica empezaba atener un efecto en m.

    Se cre en mi compaa un programa deasistencia para empleados y haba todo tipode reuniones de empleados y folletos que

    decan que cualquier empleado que tuvieracualquier problema podra ir a ver a alguieny conseguir ayuda gratis. No tena la menorduda de que necesitaba ayuda, pero no saba

    para qu.Pero mi jefe se dio cuenta de que algo

    andaba mal y se vea en mi trabajo y en mi

    actitud. Yo le tena un gran respeto y cuan-do me habl acerca de lo irregular que erami trabajo y de mis sbitos cambios de hu-mor, me sent muy enojada y humillada. Pero

    porque lo apreciaba y necesitaba mi trabajo,acept ir a hablar con la gente del programa.

    La consejera con quien habl me puso las

    cosas muy fciles. Era una persona de carc-ter muy bondadoso y, a pesar de lo airada yrecelosa que yo haba llegado a ser, algo den-tro de m todava poda abrirse a una personade tanta bondad. Despus de hacerme mu-chas preguntas pero tambin escucharme yescucharme de verdad dijo: Hblame de

    tu forma de beber, Gracia. Me desmoronpor completo.Mientras yo estaba con ella, la consejera

    llam por telfono a una mujer que se iba aconvertir en mi primer contacto con A.A. Ha-

    bl entonces con ese miembro de A.A. y una

    pasado lo peor, Gracia. Llor y llor de ali-vio. Esperaba que ella tuviera razn.

    Esa noche, asist a una reunin de A.A.con aquella mujer y, pesar de lo temerosaque estaba de fracasar, de no ser acepta-da pude sentir verdadera aceptacin en esasala. No recuerdo lo que dijo la gente, solorecuerdo que me senta como en casa y que-ra quedarme.

    Al principio, no crea poder dejar de be-

    ber, porque haca seis aos que no haba esta-do sobria. Pero con el tiempo, llegu a darmecuenta de que poda dejar de beber, un da ala vez. Fui a reuniones de todo tipo: abiertas,cerradas, de principiantes, de gente joven,

    para mujeres, y me gustaron todas. Me sientoverdaderamente entusiasmada por la varie-

    dad de gente que se encuentra en A.A. Y meencanta especialmente escuchar compartir atodo tipo de personas acerca de cmo utilizanlos Doce Pasos para recuperarse del alcoho-lismo. Hay tantas formas distintas de utilizarlos Doce Pasos como hay miembros de A.A.y esto me parece una maravilla. Voy buscan-

    do mi propia forma de hacerlo.Ahora llevo tres aos sobria en A.A. Mivida y la opinin que tengo de m misma hanmejorado tremendamente. Ahora tengo msamigos que nunca. El vaco que tena adentroahora est lleno. En A.A. he encontrado loque siempre estaba buscando: la aceptacin

    de otras personas y de m misma. Me consi-dero muy afortunada de que, por ser de as-cendencia hispana y bilinge, puedo ayudara la gente de habla hispana recin llegada aA.A. Por fin, he podido reservar algn dinero

    para ir a la escuela nocturna y en un par de

    aos espero tener mi ttulo de asistente so-

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    33/38

    64 65

    cial. Es muy emocionante poder hacer planeshoy y tener una razonable seguridad de lle-varlos a cabo. Cuando llegu a A.A., lo nicoque quera hacer era quitarme el dolor. Hoyquiero seguir viviendo. JosJosSe uni a A A a los 25 aosSe uni a A.A. a los 25 aos

    Un refugio seguro...

    Cuando baj del autobs y pis la nie-

    ve de Nueva Inglaterra, mi madre me dioun beso y un fuerte abrazo y me present asu amigo de A.A., un hombre mayor, cuyoaliento formaba nubes en el aire fro. Algoachispado gracias a la botella que tena es-condida en mi maleta, apenas le hice caso alSr. A.A., e insist en saber a dnde nos lleva-

    ba en su auto.No me puse a gritar ni a luchar cuandome abrieron la puerta del centro de desin-toxicacin local. Yo era demasiado listo paracomportarme as. Me aferr orgullosamenteal hecho de haber tenido una formacin enlos mejores colegios privados y de ser diplo-

    mado en la universidad. Podra seguirle la co-rriente a mi madre los cinco das que durarael tratamiento, y luego regresara en autobsa la ciudad. Cuando vi a la enfermera jefe,

    pronto me escurr del saln para tomarme elltimo trago en el bao.

    La mayora de los que haba all eran ma-

    yores que yo envueltos en batas blancas yzapatillas de papel, errando por los pasillos.Conoc a un viejo desdentado de nombrePedro, que me deca: El alcohol me dio elvuelo y luego me quit el cielo. Poco con-vencido, yo le segua el humor, mirando las

    cicatrices de su cara. Matbamos el tiempoj d l d i d l l i i

    Doce Pasos, colgados de la pared como sif l d i hi

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    34/38

    66 67

    jugando a las damas y viendo la televisin.Despus de ser dado de alta, rehus la su-

    gerencia de mi madre de someterme a seguirun tratamiento complementario en un centrode rehabilitacin en Vermont. Mi novia meestaba esperando, ansiosa de dar la bienve-nida a casa a su hroe sobrio. Promet queasistira a las reuniones de A.A. en la ciudad.De regreso a casa, sentado en el autobs, ad-mir las joyas que haba robado del joyerode mi madre. Ella siempre me haba dichoque me regalara algunas cuando me casara,as que supuse que, en efecto, eran mas. Noquera conseguir un trabajo para mantenermea m mismo y a mi novia, aunque estbamosviviendo juntos. Empeara algunas de las

    joyas para comprar alcohol, no para pagar el

    alquiler.Mi novia trabajaba bailando en clubs noc-turnos as que yo tena las tardes libres parair a las reuniones de A.A., lo cual haca paraque ella dejara de fastidiarme. No me parecaque el stano de una iglesia, lleno de humo,fuera el mejor lugar para pasar la noche de un

    sbado. Casi salt de mi asiento cuando unviejo tosco me toc ligeramente el hombrodicindome: Hola, me llamo Alfonso. Pre-

    prate porque vas a emprender el mejor viajede tu vida no te tomes el primer trago, vena las reuniones y todo ir mejor. Cuando selevant, dijo: Lo nico que tienes que hacer

    es traer el cuerpo, ya le seguir la mente, enun tono que me hizo sentirme muy molesto.Aqu me encontraba de nuevo en una especiede escuela horrible con maestros sabelotodosque me echaban sermones.

    Una sola mirada a la palabra Dios en los

    fueran las sagradas escrituras, me hizo verclaramente que esta Comunidad de almasdesilusionadas no era el lugar para m. Quelos viejos encuentren una nueva familia yuna nueva religin en A.A. para reemplazarlas que perdieron. Necesitan algn tipo de

    premio de consolacin por haber fracasadoen la vida. Soy demasiado joven para jurar no

    beber nunca jams, para retirarme de la vida.Opt por abandonar las salas de reunin

    de A.A. y vivir en el apartamento de mi no-via, bebiendo y mirando la televisin. Miraba

    por la ventana a la gente normal de camino asus trabajos y me odiaba a m mismo.

    Me senta resentido por el dinero fcilque mi novia consegua en propinas, y no va-cilaba en apropirmelo para comprar cerveza

    para poder pasar la maana y una botella delicor fuerte para la tarde. Una vez, a la media-noche, en un arranque de ira por haber sidodespertado de mi sopor alcohlico, romp a

    puetazos la puertaventana del dormitorio.Beb en la sala de urgencia antes de que elcirujano de guardia me diera 38 puntos en las

    manos.En otra ocasin, pas una noche enterabebiendo en espera de ingresar en un centrode desintoxicacin. El encargado me asignuna cama en el pabelln. Algunos alcohlicos

    pasaban la noche gimiendo, mientras otrosvomitaban ruidosamente en sus cubos. En un

    momento de lucidez, me vino a la mente loque dijo el viejo Alfonso: Es ms fcil man-tenerte sobrio que lograr la sobriedad.

    Finalmente volv a A.A. y asist a las su-geridas 90 reuniones en 90 das. Me dijeronque, si en ese punto todava quera beber, se

    me devolvera mi angustia. Aunque sal a be-b l d d l 90 d l

    Cuestionario personalCuestionario personal

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    35/38

    68 69

    ber algunas veces despus de los 90 das, lasemilla de A.A. estaba bien plantada.

    Ahora, un da a la vez, no me tomo aquelprimer trago y he llegado a depender de lassalas de A.A. como un refugio seguro de los

    bares y tiendas de licor. El principiante apren-de que no tiene que tomarse un trago nuncams. Me fue difcil tener que pedir ayuda y

    por mucho tiempo no lo hice, pero seguaasistiendo a las reuniones. Empec a ver quehaba gente de mi edad y an ms jvenessentados conmigo en la primera fila. Cuandolos veteranos me dijeron lo muy afortuna-do que era por haber recibido el mensaje deA.A. cuando era joven y as evitarme las pe-nas por venir, empec a dejar de condenar,criticar y quejarme, y a mostrar ms gratitud

    en mi actitud.

    1. Faltas a la escuela o al trabajo

    por causa de la bebida 2. Bebes para perder la timidez oreforzar la confianza en ti mismo?

    3. Afecta el beber a tu reputacin? 4. Bebes para escaparte de las

    preocupaciones escolares ofamiliares?

    5. Te molesta si alguien te diceque tal vez bebes demasiado?

    6. Tienes que tomar un trago antesde salir para una cita?

    7. Has tenido problemas de dineropor comprar licor?

    8. Has perdido amigos desde queempezaste a beber? 9. Te juntas ahora con personas

    a quienes les resulta fcil conseguir licor?10. Beben tus amigos menos que

    t?

    11. Bebes hasta que la botellaest vaca?

    12. Has perdido alguna vez la me-moria por causa de la bebida?

    13. Has acabado alguna vez en elhospital o en la crcel por

    manejar borracho?14. Te fastidian las clases o confe-rencias acerca del beber?

    15. Crees t que tienes un problemacon la bebida?

    S NoS No

    LOS DOCE PASOS DEALCOHLICOS ANNIMOS

    LAS DOCE TRADICIONES DEALCOHLICOS ANNIMOS

  • 8/13/2019 Jovenes Aa

    36/38

    70 71

    ALCOHLICOS ANNIMOS

    1. Admitimos que ramos impotentes ante elalcohol, que nuestras vidas se haban vuelto ingo-bernables.

    2. Llegamos a creer que un Poder superior anosotros mismos podra devolvernos el sano jui-cio.

    3. Decidimos poner nuestras voluntades ynuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros

    Lo concebimos.

    4. Sin miedo hicimos un minucioso inventariomoral de nosotros mismos.

    5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mis-mos, y ante otro ser humano, la naturaleza ex