JUBILADOS VOLUNTARIOS
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JUBILADOS VOLUNTARIOS
Ha llegado a mis manos a través de un escrito recibido en la Fundación
donde ejerzo, junto a otras muchas personas, como voluntario jubilado, un
estudio hecho por el Instituto para la Investigación del Voluntariado. Por su
importancia y trascendencia para la gran cantidad de personas que, debido
a nuestra edad, nos hallamos en esa “situación”, paso a transcribirlo en su
totalidad, y me permito añadir al final, unas apostillas que me gustaría
sirviesen para puntualizar y resaltar aún más si cabe, el trabajo de los
jubilados voluntarios o voluntarios jubilados, (que tanto monta monta
tanto), en la sociedad actual.
EL TRABAJO VOLUNTARIO EN LA JUBILACIÓN
La actividad voluntaria puede jugar un papel significativo en la
vida de las personas que pasan del trabajo a la jubilación. No
obstante diversas barreras, tanto institucionales como de actitud,
retienen a muchas de ellas para entrar en el voluntariado a edades
avanzadas. En un estudio hecho por Justin Davis Smith y Pat
Gay, del Instituto para la Investigación del Voluntariado, fueron
entrevistados voluntarios de edad y organizaciones de
voluntariado con tal de explorar “como funciona” lo que induce a
las personas a actuar como voluntarios.
- Para algunas de estas personas, el voluntariado ofrece un
instrumento estructurado para hacer una aportación
significativa a la sociedad, cuando se ha perdido la
oportunidad de hacerlo con el trabajo.
- Mientras que algunas personas de edad actúan como
voluntarios porque siempre lo han hecho, para otras la
jubilación es el “empujón” que les lleva a hacerlo por vez
primera.
- Algunas de ellas ven en el voluntariado el modo de recuperar
aspectos del trabajo remunerado que han perdido con la
jubilación, tales como la estructura organizativa y la disciplina
en el uso del tiempo. Otras, no obstante, buscan en el
voluntariado la ocasión de una ruptura total con el mundo del
trabajo remunerado.
- Se marcan diversas barreras a las que tienen que hacer frente
los voluntarios de edad, y que incluyen: restricciones
impuestas por los seguros, normativas sanitarias y de
seguridad y problemas de acceso para discapacitados.
- Se ve una baja presencia de comunidades negras o de minorías
étnicas. Algunas organizaciones han intentado ampliar el
reclutamiento, normalmente sin demasiado éxito. Esto se ha
atribuido a la falta de recursos por trabajos de más
envergadura y a ideas muy enraizadas alrededor de la imagen
del trabajo voluntario. Organizaciones que han tenido más
éxito, subrayan la importancia de trabajar con líderes
comunitarios y con grupos étnicos negros y minoritarios en
sus comunidades.
- Los investigadores concluyen que:
1.- Las organizaciones se han de esforzar más en ampliar las
bases de reclutamiento;
2.- Las organizaciones tal vez deberían ser mas flexibles en
cuanto a las actividades y compromisos de tiempo que
exigen, con tal de permitir a las personas jubiladas integrar
el voluntariado en sus vidas cada vez más activas.
3.- Hay campo para pensar en la educación pre y post-
jubilación y la “formación permanente” para conseguir que la
acción voluntaria responda mejor a las necesidades de las
personas mayores al jubilarse;
4.- Los programadores deberían comprender mejor lo que
mueve a la gente a entrar en un voluntariado al jubilarse, si se
quiere maximizar la presencia de este grupo de edades.
Antecedentes
Cuando las personas se retiran del trabajo remunerado, a
menudo antes de la edad prevista por la pensión oficial, y con
buen estado de salud, una vía para seguir activos y vinculados
a sus comunidades consiste en hacerse voluntarios. No
obstante los índices de acceso al voluntariado entre personas
entre los cincuenta y los sesenta años son más bajos que en
edades inferiores, y los índices mas bajos se dan entre
personas que no proceden de campos profesionales o de
dirección.
El presente estudio, realizado por el Instituto para la
Investigación del Voluntariado, examina el papel que este
juega en la transición desde el trabajo remunerado a la
jubilación, revisando con cuidado las experiencias de los
voluntarios y de las organizaciones que los integran. Un
elemento importante consiste en descubrir los factores que
actúan en contra del compromiso, y los pasos que las
organizaciones han hecho con éxito con tal de superar estas
barreras.
Distintos tipos de voluntario
Las motivaciones de las personas mayores para entrar en el
voluntariado son diversas. Para algunos, ser voluntario es la
oportunidad de restituir alguna cosa a la sociedad; para otros
abre el camino para seguir adquiriendo nuevas técnicas y
conocimientos y tener nuevas experiencias. Para muchas
personas mayores el voluntariado ha jugado un gran papel en
el proceso de transición: los interesados han resaltado como el
trabajo voluntario ayuda a llenar el vacío que a veces provoca
la jubilación. Un voluntario mayor comentaba:
- “Las personas están tan inmersas en su trabajo, que al retirarse
se enfrentan a un vacío, y una obra de caridad les ofrece no
solo la oportunidad de llenar su tiempo, sino la de seguir
teniendo alguna cosa a su cargo y a tener un estatus, como
cuando trabajaban”.
El estudio clasifica a los voluntarios mayores en tres grupos:
1.- Los que prestan un trabajo voluntario porque siempre lo han
hecho (“voluntarios de toda la vida”);
2.- Los que han vuelto al voluntariado mas tarde, en la vida,
como consecuencia de una ruptura de sus responsabilidades de
trabajo o de familia (“voluntarios por entregas”);
3.- Aquellos a quien la jubilación induce a entrar en el
voluntariado por primera vez (“voluntarios de arranque”).
Cursos pre-jubilación
El papel de los cursos de pre-jubilación en el “arranque” de
voluntarios suele ser muy diverso. Se informa de algún éxito, pero
tanto los voluntarios como sus organizaciones se manifiestan
generalmente decepcionados con los resultados, porque opinan
que el objetivo del voluntariado tiende a diluirse ante el alud de
ofertas de productos y de servicios financieros.
No obstante los informantes creen que se abre un amplio campo
de futuro para desarrollar la educación previa al retiro, con tal de
que el voluntariado figure de un modo mucho más destacado en el
menú de actividades en la jubilación. Una opción sugería un curso
de segunda fase, post-retiro, a seguir, por ejemplo, seis meses
después que el interesado se haya retirado; se considera que
podría ser mucho más efectivo porque descubriría el interés por
el voluntariado, cuando la euforia inicial del retiro empezase a
difuminarse…
También son vistos con simpatía los planes de retiro por fases,
donde los que están próximos a jubilarse pudiesen tomarse un
tiempo libre durante la semana laboral para evaluar distintas
formas de voluntariado en varias organizaciones. Un ejemplo
típico sería el de dedicar media jornada semanal durante un año
previo al retiro, y aumentar el tiempo de dedicación a medida que
se acerca la fecha de este. Según explica uno de los responsables:
– “Retiro flexible es la palabra clave – necesitamos una
estrategia mas flexible para la jubilación, con tal de que los
interesados puedan adelantar la salida si lo desean, o bien
seguir trabajando a tiempo parcial, digamos tres o cuatro
días por semana, dedicando el resto del tiempo a sus
propios fines, uno de los cuales puede ser el voluntariado”.
Reclutamiento
El estudio determina que la sugerencia de viva voz es el camino
más frecuente para la mayoría de los voluntarios mayores. Pero
aunque sea un camino efectivo, algunos coordinadores de
voluntariado creen que es un planteamiento demasiado casual,
y que no ayuda demasiado a animar a distintos tipos de
personas a hacerse voluntarios. Organizaciones que han abierto
con éxito el voluntariado a grupos poco representativos, lo han
conseguido con planteamientos más activos, como por ejemplo
utilizar “trabajadores al alcance”, y el correo directo a jubilados
recientes, mediante dispositivos como las asociaciones
profesionales…
Valores, familia y lugar
Los interlocutores que han sido voluntarios activos durante sus
vidas señalan aquello que quizás haya que describirse como la
existencia de un “legado ético”, basado a su vez en impulsos
religiosos y humanistas, y en una larga historia de compromisos
voluntarios y de servicio. Los voluntarios que habían crecido
entre los años 1930 y 1940 explicaban los valores que sus padres
les habían enseñado – la importancia de alargar una mano, de
ayudar a los demás, y de unirse en organizaciones - que ellos han
visto que tuvo una influencia decisiva en su decisión de trabajar
como voluntario. El informe también registra un nexo entre el
voluntariado y el lugar geográfico, en el sentido de que muchos
de los voluntarios viven en el área donde habían nacido, o cerca
de ella, o bien llevan muchos años residiendo en su vecindario
actual, y han desarrollado extensas redes sociales.
Barreras al voluntariado.
Se mencionan diversos obstáculos a la integración de personas
mayores al voluntariado. Se trata de restricciones por seguros,
normas sanitarias o de seguridad, y problemas de accesibilidad de
personas discapacitadas. También se señalan obstáculos
culturales. Casi todas las organizaciones consultadas para el
estudio reconocen la escasa presencia de voluntarios mayores
pertenecientes a comunidades negras o de minorías étnicas, y
muchas de las organizaciones se han esforzado de manera
especial, de cuando en cuando, para ampliar su reclutamiento,
aunque sin mucho éxito. Este fracaso se atribuye a la falta de
recursos para emprender “trabajos de alcance”, y a cuestiones
profundamente enraizadas relativas a la imagen del voluntariado.
Las organizaciones que han tenido éxito en diversificar sus
voluntarios, subrayan la importancia de una estrecha colaboración
con los líderes comunales y con los grupos negros y de minorías
étnicas de sus comunidades. Un directivo lo expresa así:
“Desde que me ocupo, el modo de conseguirlo ha sido
trabajando con grupos que ya venían actuando en la comunidad,
creando proyectos con grupos Afro-Caribeños o Asiáticos, es
decir, proyectos conjuntos, y ha sido así como de alguna manera
hemos conseguido entrar en la comunidad”.
El informe destaca que las organizaciones necesitan reclutar más
voluntarios mayores con historial no profesional. Hay una cierta
tensión entre la creciente presión hacia sistemas más formales y la
necesidad de responder al deseo de algunas personas mayores, de
prestar servicios voluntarios en ambientes más informales, con
menos aspecto de lugares formales de trabajo.
Dirección y soporte
Los estilos de dirección del voluntariado varían en función de la
naturaleza de las organizaciones y los tipos de voluntariado a que
se dedican. En algunas se cree adecuado un estilo formal de
dirección, en otras la norma es algo mucho más laxo. El informe
sugiere que son necesarios estilos flexibles de dirección con tal de
adaptarse a la diversidad de necesidades e intereses de los
voluntarios mayores. En particular, las organizaciones pueden
necesitar una orientación flexible, teniendo presente los tipos de
actividades en marcha y el compromiso de tiempo exigido, de tal
forma que las personas mayores puedan integrar el voluntariado
dentro de “su cartera de actividades”, cada vez más plena en la
vida del jubilado.
Ventajas y compensaciones
El estudio subraya las considerables ventajas que las personas
mayores obtienen con la dedicación al voluntariado, de un
modo destacado, la oportunidad de tratar con otras personas, de
hacer frente a un reto, y de mantener activos el cuerpo y la
mente. También las organizaciones señalan las enormes ventajas
que se obtienen al integrar voluntarios mayores en su trabajo. El
lado positivo incluye muchos aspectos, como son la lealtad y el
compromiso de los voluntarios mayores, que se traducen en
largos periodos de presencia y dedicación. Los coordinadores de
voluntariado mencionan también los beneficios que los mayores
aportan con su voluntariado a las comunidades más amplias, ya
sea en la prestación de servicios esenciales, o en la lucha contra la
exclusión social y la adquisición de habilidades. Un coordinador
de voluntariado lo expresa así:
“Los voluntarios se buscan entre ellos…están contentos de
sentirse activos; muchos de ellos habían estado mucho tiempo
inactivos, y creían que ya nunca más volverían a trabajar, y de
pronto se notan necesarios, y eso se lo hace sentir la gente para
la que trabajan…”
Formación permanente
Los interlocutores del estudio consideran que, al edificar sobre la
base del entusiasmo y el compromiso de los voluntarios mayores,
el movimiento del voluntariado juega un gran papel en facilitar la
“formación permanente”. Desde esta perspectiva el mundo del
trabajo remunerado y el voluntariado son vistos como sistemas
paralelos de actividad, cada uno de los cuales proporciona
oportunidades de aprendizaje. Convendría que hubiesen
programas financiados por el Estado, con cursos gratuitos e
incentivos con tal de que los jubilados pudiesen emprender una
“carrera voluntaria”, por ejemplo, podrían ampliar su experiencia
vital como padres y abuelos, estudiando para adquirir
calificaciones adecuadas al trabajo con niños y jóvenes.
Conclusiones y recomendaciones
Este estudio mejora nuestra comprensión del papel que juega el
voluntariado en la vida de las personas mayores que experimentan
la transición desde el trabajo remunerado al retiro y de las
medidas a tomar por expertos y programadores de cara a
optimizar los resultados. Los hechos puestos en evidencia retan a
las organizaciones a ampliar su base de reclutamiento, a fin de
incluir a personas mayores, actualmente poco representadas en el
voluntariado, y estructurar y organizar las oportunidades del
voluntariado para poner de relieve las ventajas que se abren a
todos los grupos interesados – voluntarios, sus organizaciones y la
comunidad, en el más amplio sentido. Los hechos también retan a
las autoridades y a otros programadores a modificar la educación
pre y post jubilación y todo el debate sobre la “formación
permanente” con tal de conseguir que el voluntariado esté en
mejor posición para contribuir a hacer frente a las necesidades de
las personas mayores al jubilarse.
Entorno de este proyecto
El presente estudio, iniciado entre el 2003 y el 2004, se basa en
los siguientes métodos:
1.- Una revisión de los textos existentes sobre voluntariado y
envejecimiento.
2.- Casos reales proporcionados por 11 organizaciones en la que
se involucran voluntarios mayores en sus actividades.
3.- Entrevistas cualitativas y en profundidad con 21 voluntarios
escogidos entre los casos reales obtenidos de las citadas
organizaciones.
4.- Entrevistas cualitativas y en profundidad con 12 interesados
a nivel nacional, activos en el campo de gente mayor y del
voluntariado.
El Informe fue redactado por Justin Davis Smith y Pat Gay, del
Instituto para la Investigación del Voluntariado, una entidad
especializada en la investigación y consultoría, creada en 1997
por el Centro Nacional del Voluntariado.
POSTILLAS d’en Guillem.
APOSTILLAS de Guillermo de Castro.
Cuando se habla de voluntarios mayores (grans, en català) se
debería especificar la edad (mayores de 60 años, en adelante).
En ningún momento de la redacción del trabajo llevado a cabo se
menciona ni una sola vez la palabra “ser útil o sentirse útil”
refiriéndose a la gente jubilada.
En el texto se habla de gente “retirada” lo que induce a pensar
(tanto en catalán como en castellano) que se están refiriendo a
personas “aparcadas” de alguna forma, inútiles o poco útiles ya,
cuando creo que debería ser (es más, es) todo lo contrario.
Me permito aclarar que “retirado” es sinónimo de apartado,
aislado, solo, etc. En cambio “jubilado” proviene de júbilo
(sinónimo de alegría, regocijo y gozo).
La persona “jubilada” i voluntaria, consegueix ser i sentir-se útil
a la societat, no sols perque creu i necessita retornar quelcom a
la societat del que l’hi ha donat (ara ja sense benefici econòmic i
per tant de un modus totalment altruista)) sino perque aixi
consegueix tantmateix incrementar la seva autoestima que, de
vegades, es perd (o disminuex molt) al arribar la “jubilació”, i la
seva asertivitat, el que representa un doble benefici ( per un
mateix i a la societat per la que treballa).
La persona “jubilada” y voluntaria, consigue ser y sentirse útil a
la sociedad, no solo porque cree y necesita devolver algo de todo
lo que ha recibido de la sociedad ( ahora ya sin beneficio
económico y por tanto de un modo totalmente altruista) sino
porque así consigue al mismo tiempo aumentar su autoestima, que
a veces se pierde (o disminuye mucho), y por ende, su asertividad
que, a veces, se pierde al llegar a la “jubilación”, lo que representa
un doble beneficio (para uno mismo y a la sociedad para la que
trabaja).
Creo que hay que potenciar, y mucho, esas ganas de ser útil a la
sociedad, que en mayor o menos medida, nos ha enriquecido
culturalmente a lo largo de nuestra vida.
Los que ya cumplimos hace tiempo los sesenta e incluso los
setenta años, tenemos un bagaje de conocimientos, fruto de las
experiencias habidas a lo largo y ancho de nuestras vidas (buenas
y malas en cada uno de nosotros, pero siempre útiles) que creo
nos permite, gracias a la jubilación, poder hacer partícipes a los
demás, de ese bagaje, que no solo habrá de serles útil a ellos sino
también a nosotros, los protagonistas de la historia. Nuestro
tiempo “libre” a partir de nuestra jubilación, no tiene, y me atrevo
a decir, ni debe, de ser un tiempo yermo y estéril. Más bien al
contrario, la dedicación de ese tiempo libre en nuestras vidas,
debería estar destinado a “trabajar” en pro de una sociedad más
justa, libre y equitativa, y que a su vez sirva para reforzar los
pilares de esa sociedad en la que estamos todos inmersos; los que
por una u otra razón aún estemos “en estado de buena circulación
y de aprovechamiento” deberíamos contribuir al máximo, cada
uno en función de nuestras posibilidades personales, a esas tareas
de Voluntariado, y en las áreas en las que estemos mejor
facultados, fijándonos una metas para que la “sociedad” que nos
sigue y que, lentamente, por razones de edad, será la que nos
sustituya y dirija, aprenda de todos nuestros errores pero también
de nuestras capacidades, a fin de que esa sociedad que se vaya
constituyendo sea algo mejor (¡o mucho mejor!) que la que les
dejamos.
De ahí la, creo, obligatoriedad de seguir siendo útiles, a pesar de
nuestros años, para que no se nos pueda tildar de haber vivido una
existencia estéril a partir de la jubilación.