Julio 2021 Barroco, la ofrenda espiritual de Bach · J. S. Bach. Misa en Si Menor Acerca de las...

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Barroco, la ofrenda espiritual de Bach

takt1 · Teatro del Lago

Jul io 2021

En este mes les ofrecemos una selección de cuatro obras, dos de ellas piezas cumbres del repertorio religioso de Bach: La “Pasión según San Mateo” dirigida por Ivan Fischer y “Misa en Si Menor”, dirigida por Herbert Blomstedt, y “El arte de la fuga de Bach”, interpretado por el cuarteto Keller, junto con las sonatas de Scarlatti. Una muestra representativa de lo más profundo de este género.

¡Esperamos que las disfruten!

Curatoría: Teatro del LagoAsesor Artístico Internacional: Uli Bader

Cecilia BravoDirectora Arte & Innovación Teatro del Lago

Ivan Fischer, directorOrquesta del ConcertgebouwMark Padmore, tenorPeter Harvey, barítonoMaría Espada, sopranoIngeborg Danz, alto Henk Neven, barítonoRenate Arends, soprano Barbara Kozelj, mezzo-sopranoPeter Gijsbertsen, tenor

Royal Concertgebouw Amsterdam 2012 · 54 min.

Bach: La “Pasión según San Mateo”

Programa

Johann Sebastian Bach(Alemania, 1685 - 1750)

La “Pasión según San Mateo” BWV 244

PARTE INo. 1 al No. 29

PARTE IINo. 30 al No. 68

J. S. Bach, La “Pasión según San Mateo”

Acerca de las obras

La “Pasión según San Mateo”, es “la” pasión musical por antonomasia y no solo se yergue como una cumbre en la producción de J. S. Bach, sino que ha pasado a ser un referente en la cultura occidental. La historia de las pasiones puestas en música antes de Bach, revela una rica trayectoria; ahí están las extraordinarias pasiones “a cappella” de Heinrich Schütz, pero aunque en arte no hay progreso, todo pareciera conducirnos indefectiblemente a una culminación no superada: la “Pasión según San Mateo”.

Sabemos que el Kantor de Santo Tomás no escribía una sola nota si no era para la mayor gloria de Dios, así fuera un concierto para la más profana de las ocasiones. Cómo no suponer entonces que el piadoso Bach, enfrentado al texto de la pasión de Cristo prodigara lo mejor de su genio, produciendo lo que, a juicio de algunos, es la mayor obra musical de occidente.

La obra está compuesta para doble coro mixto, coro de niños, solistas vocales y doble orquesta y se estructura en dos grandes partes: comenzando y finalizando

con grandiosas intervenciones corales que actúan como inmensos pórticos de un templo. El coro asume un triple rol: es la cristiandad entera conmovida por el sufrimiento de Jesús; es la asamblea local, los feligreses, que a través de himnos simples -corales- considera y comenta, con dolor y solidaridad, lo que va ocurriendo en la acción evangélica; finalmente, es la turba que exige la liberación de Barrabás y el ajusticiamiento de Cristo.

El tenor evangelista, en estilo recitativo, narra la acción con las palabras del texto bíblico según el testimonio de San Mateo. Los solistas son personajes del Evangelio (Jesús, Pedro, Judas, Pilatos) y tienen a su cargo las arias, que también son comentarios a la acción, al igual que los corales, pero esta vez son individuales. Corales y arias tienen textos poéticos no bíblicos.

Hacer una selección de hitos fundamentales de la obra, es no hacer justicia a la grandiosidad de la composición, pero se pueden destacar algunos momentos ineludibles: el coro inicial (“Venid hijas y ayudadme en mi lamento”); el dramatismo operático del evangelista cuando se aleja de su papel de narrador y se involucra en la acción; las intervenciones del coro con elocuente pintura de palabras (“Rayos, truenos,

nubes, fuego, infierno…”); el diálogo del alma individual y el alma colectiva (“Quiero hacer vigilia junto a mi Jesús”), y sobre todo, la sublime aria de la contralto, (Erbarme dich, Apiádate de mí), después de la negación de Pedro.

La obra durmió 100 años, hasta que el joven Felix Mendelssohn, en 1829, logró resucitarla. Nunca terminaremos de agradecérselo.

Jaime Donoso,Profesor Titular Instituto de Música Pontificia Universidad Católica de Chile

J.S. Bach: Misa en Si Menor BWV 232

Herbert Blomstedt, director Ruth Ziesak, sopranoAnna Larsson, altoChristoph Genz, tenorDietrich Henschel, barítono Orquesta y Coro de Cámara del Gewandhaus, Leipzig

Iglesia de Santo Tomás, Leipzig 2005 · 1 hr. 56 min.


Misa en Si Menor BWV 232

I. Kyrie

II. Gloria

III. Credo (Symbolum Nicenum)

IV. Sanctus

V. Osanna

VI. Benedictus

VII. Agnus Dei

VIII. Dona nobis pacem

Programa

J. S. Bach. Misa en Si Menor

Acerca de las obras

Junto a la “Pasión según San Mateo”, la “Misa en Si Menor, BWV 232”, representa la más alta cúspide en la producción religiosa del Kantor de Santo Tomás. Y así como la Pasión es la expresión más acabada en el ámbito de la fe luterana, esta Misa es la máxima expresión musical de la fe católica.

Su extensión y enormes dificultades interpretativas para los solistas, el coro y la orquesta, no la hacen funcional para la liturgia. Toda música litúrgica es sacra, pero no toda música sacra es litúrgica. Pero si tan solo se tratara de preservar la dignidad del rito, la “Misa en si Menor”, con su inmensa calidad artística, es apta en cualquier tiempo y lugar para crear los lazos, el re-ligare, entre el hombre y la divinidad.

Aparentemente, el Sanctus de la Misa, fue una composición independiente que dataría de 1724. En 1733, Bach compuso una misa breve, constituida solo por el Kyrie y el Gloria. El Credo sería de 1748 y así continuaría la composición hasta completar todas las partes del Ordinario.

Cuando se escucha esta magna obra, causa sorpresa enterarse de que no fue concebida de una sola vez, como una obra unitaria. Desde la primera nota del Kyrie

inicial hasta la última del Dona nobis pacem, hay una trama que hace que los números se desenvuelvan orgánicamente con bien calculados momentos que expresan los afectos contenidos en los textos del Ordinario de la Misa. Parece, pues, increíble que el origen de la misa fuera la composición de 1733, de solo dos partes del Ordinario, y que se fuera ampliando en el curso de los años, incluso hasta 1749, un año antes de la muerte del compositor. Por tanto, fueron veinticinco años que Bach se ocupó de esta obra hasta llegar a su versión final, como hoy día la conocemos.

Cualquiera haya sido la génesis de la obra, el análisis de las fechas citadas solo tiene interés histórico-musicológico, pues lo verdaderamente relevante es observar la genialidad de Bach para desentrañar con profundidad teológica los afectos de los textos. La rotundez polifónica del Kyrie, el virtuosismo del coro en el Gloria (particularmente el texto Cum Sancto Spiritu), la solemnidad del Credo, la ascensión espiritual del Gratias agimus tibi y del Dona nobis pacem final, la ternura del Benedictus y el trágico Agnus Dei, son logros de tal magnitud que bien hizo la UNESCO cuando en 2015 declaró que la Misa en Si Menor era un “hito en la historia de la música” y declaró a la partitura patrimonio documental de la Humanidad.


J.S. Bach: El Arte de la Fuga - Cuarteto Keller interpreta a Bach y a Kurtág

Cuarteto KellerAndrás Keller, violínZsófia Környei, violínGábor Homoki, violaLászló Fenyő, violonchelo

OMIKK, Budapest 1999 · 1 hr. 9 min.


György Kurtág(Rumania, 1926)

Johann Sebastian Bach · Contrapunto 1

Johann Sebastian Bach: Contrapunto 2


György Kurtág: 12 Mikroludien para cuarteto de cuerdas Op. 13



György Kurtág: Játékok: Ligatura

György Kurtág: Játékok: Homenage a Johann Sebastian Bach


György Kurtág: Desde la Lejanía III


György Kurtág: Officium Breve, in memoriam Andreae Szervánsky Op. 28


Programa

J.S. Bach: El Arte de la Fuga

Acerca de las obras

Muchas interrogantes y conjeturas rodean a esta obra magna de Johann Sebastian Bach, pero lo que no es ningún misterio es la unanimidad total en cuanto a reconocerla como una proeza composicional insuperable que aúna calidad artística e intelecto en sus máximas expresiones. La propuesta se presenta como un abstracto juego de abalorios, pero sería injusto tildarla de obra puramente teórica pues su traducción al mundo del sonido es una experiencia sensorial que provoca inmenso placer en ejecutantes y auditores.

Además de su abstracción en las ideas, que configuran una música “pura” sin ningún referente que no sea la música misma, la obra no da indicación alguna en cuanto a su sonoridad, lo que la deja abierta a múltiples versiones en cuanto a la instrumentación con que se realice. Aunque hoy en día ha prevalecido la idea de que Bach la concibió para teclado, una versión para cuarteto de cuerdas, como la de este concierto, es perfectamente satisfactoria pues la idea bachiana es tan

poderosa que puede “vestirse” con ropajes tímbricos diferentes sin perder nada de su identidad.

La obra es una sucesión de contrapuntos y cánones a partir de un simple sujeto, en re menor, compuesto de doce notas. A partir de esa semilla germinal, se despliegan los contrapuntos con procedimientos que causan estupor por la exhibición inaudita de sabiduría musical: en estilo francés, por aumentación y disminución, a la duodécima, a la décima, rectus et inversus, por aumentación en movimiento contrario, a la octava, a la tercera, a la duodécima en contrapunto a la quinta, fuga con tres sujetos … Todos estos recursos y su críptica terminología no solo pueden causar perplejidad en un neófito, sino que son igualmente apabullantes para un profesional de la música. Pero más abrumador es el rigor y la perfección casi metafísica de la obra.

“El Arte de la Fuga, BWV 1080”, es la última obra de Bach y como tal puede considerarse su testamento. Y así lo han entendido todas las generaciones que han sucedido al Kantor de Leipzig.

En este concierto, el Cuarteto Keller realiza una interesante propuesta al intercalar, entre los contrapuntos bachianos, cinco piezas del compositor

húngaro contemporáneo György Kurtág : 12 Mikroludien para cuarteto de cuerdas, Ligatura, Homenaje a Johann Sebastian Bach, Desde la lejanía III, y Officium Breve in memoriam Andreae Szervánsky. La profunda afinidad de Kurtág con la música de Bach, actúa como un espejo en que la contemporaneidad se mira en su presente y mira a Bach en su pasado.


Alexandre Tharaud, piano

Iglesia de Verbier Station, Verbier 2012 · 52 min.

Festival Verbier: Alexandre Tharaud interpreta a Scarlatti

Programa

Domenico Scarlatti (Italia, 1685 - España, 1757)

Sonata en Re Menor K. 64


Sonata en Do Mayor K. 72



Sonata en Mi Mayor K. 380

Sonata en La Menor K. 3


Sonata en Fa Menor K. 481


Encore: Johann Sebastian Bach(Alemania, 1685 - 1750)

Alessandro Marcello(Italia, 1673 - 1747)

Concierto en Re Menor: Adagio, BWV 974

Encore: François Couperin

(Francia, 1668 - 1733)

Cinq Pièces de Clavecin: No. 5 Tic toc choc

Sonatas de Domenico Scarlatti

Acerca de las obras

Domenico Scarlatti nació en 1685, el mismo año que Bach y Haendel. Que le haya tocado venir al mundo junto a dos colosos de la música, no debe distorsionar el juicio sobre su valor porque sin entrar en odiosas comparaciones, su aporte, en particular a la música de teclado, es originalísimo y de gran calidad. En el ámbito del Barroco, la compleja técnica necesaria para abordar sus sonatas para clavecín, hizo que el instrumento experimentara un desarrollo tan decisivo como en el futuro lo harían Paganini con el violín o Chopin y Liszt, con el piano. El propio compositor era un consumado y reconocido virtuoso de su instrumento y se dice que en una ocasión se midió con Haendel, en una competencia en que Scarlatti resultó ganador en el clavecín, mientras que Haendel lo superó en el órgano.

En su juventud, bajo la influencia de su padre, el compositor Alessandro Scarlatti, Domenico escribió óperas, música religiosa (para recordar: Stabat Mater y Salve Regina), cantatas seculares y sacras y obras de cámara, pero en 1733 se produce un vuelco fundamental en su producción: es el año que se establece en Madrid, como profesor de música de la princesa portuguesa María

Bárbara de Braganza, futura esposa del rey Fernando VI de España. Allí permaneció hasta su muerte en 1757. En Madrid se inicia la prodigiosa producción de sonatas para clavecín, más de 500, que le han dado la fama de que hoy goza.

Prácticamente todas las sonatas para clave tienen un esquema formal binario, es decir, pueden distinguirse dos partes relacionadas entre ellas. En ese sentido, Scarlatti no se preocupó mucho de innovar y siguió los esquemas binarios propios de las danzas de la suite barroca. Pero todo lo que ocurre en cada sección, es de inigualable singularidad: las audacias armónicas, la chispa electrizante de las rápidas figuraciones, los ritmos incisivos, los saltos de octavas, los trinos, las notas repetidas que recuerdan los punteos de la guitarra, los pasajes que exigen cruzamiento de manos, las reminiscencias de danzas folklóricas españolas y del cante jondo. En fin, un enorme bagaje de recursos que revela la identificación del compositor con el entorno musical que le rodeaba y el conocimiento exhaustivo de las posibilidades idiomáticas del instrumento. El significativo aporte de Domenico Scarlatti da inicio a lo que podría llamarse la Escuela Clavecinística española del siglo XVIII, donde sobresale la figura del Padre Antonio Soler.


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