Julio Godio

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117 JULIO- DICIEMBRE DE 2005 EL PARADIGMA DE LA “SOCIEDAD DE TRABAJO” Julio Godio* 1. El núcleo del paradigma de la sociedad de trabajo 1.1. Autorrevolución del capital y desarticulación de la sociedad industrial- salarial: la revolución conservadora En el XVI Congreso Continental de la Organi- zación Regional Interamericana de Trabajadores (CIOSL-ORIT) celebrado este año por la central sindical internacional más importante del conti- nente americano, se aprobó como documento pro- gramático la Plataforma Sociopolítica 2005-2009 en la cual se destaca la propuesta de luchar por la construcción de sociedades de trabajo. Se trata de un paradigma sociolaboral hoy novedoso al cual, sin embargo, diferentes corrien- tes de la sociología del trabajo francesas –de ins- piración socialcristiana o socialista– hacen refe- rencia desde hace tres décadas. Podemos afirmar entonces que es un paradigma fundado en prác- ticas y demandas actuales del mundo del trabajo todavía no “realizado” en la historia. Las fuerzas político-laborales representativas de los trabajadores se movieron hasta hace dos décadas con el paradigma sociolaboral de la so- ciedad industrial-salarial, sustentado, a su vez, en las instituciones del originario Estado de bien- estar. Hasta la década de los 80, en efecto, exis- tía la convicción de que la sociedad industrial- salarial era capaz de extender constantemente sus estructuras productivas y aumentar la fuer- za laboral involucrada en la sociedad salarial. Se creía también que la acción sindical y los com- promisos tripartitos garantizarían, por su parte, el avance de la humanización del trabajo y el bien- estar de las sociedades. Sin embargo, el paradig- ma de la sociedad industrial-salarial ya había comenzado a perder sustento desde los años 70, cuando la crisis de realización del capital fue re- suelta por mutación a través de una nueva auto- rrevolución del capital que, mediante la aplica- ción en las empresas de las nuevas tecnologías sobre procesos y productos del trabajo, logró pro- ducir fuertes aumentos en la productividad. Nace la economía informacional, cuyo núcleo duro son las nuevas tecnologías. Se pasa del for- dismo al toyotismo y a la empresa de variedad. Surge a escala mundial la nueva economía o eco- nomía informacional en redes (con eje en la in- formática y en las comunicaciones) y, junto a ella, se va conformando la sociedad de la información. Se generalizan las grandes empresas en “estre- lla”. Se agotan los yacimientos de trabajo fordis- tas. Los mercados de trabajo se vuelven más he- terogéneos. Se erosiona la sociedad salarial. Se aplica, como solución sociopolítica, la sociedad de mercado, compuesta por clases y capas sociales ganadoras y perdedoras. El desempleo y el su- bempleo se convierten en fenómenos estructura- les no sólo en los países periféricos y menos desa- rrollados, sino también en los altamente desa- rrollados y de desarrollo intermedio. El capitalismo liberal –vencedor sobre el key- nesianismo dentro de su propio sistema, triunfa- dor a nivel mundial ante la desaparición por ob- solescencia de la Unión Soviética y los países del socialismo europeo y fortalecido además por el viraje de la República Popular China a la econo- mía socialista de mercado– logra que predomi- nen las pautas orientadas a configurar la econo- mía informacional dentro de la segunda ola de mundialización de la economía, conocida como globalización económica. Articulado en esta se- gunda ola de mundialización de la economía, el capitalismo se torna plenamente “global”. Las * Director del Instituto del Mundo del Trabajo.

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    EL PARADIGMA DE LA SOCIEDADDE TRABAJO

    Julio Godio*

    1. El ncleo del paradigma de la sociedadde trabajo

    1.1. Autorrevolucin del capital ydesarticulacin de la sociedad industrial-salarial: la revolucin conservadora

    En el XVI Congreso Continental de la Organi-zacin Regional Interamericana de Trabajadores(CIOSL-ORIT) celebrado este ao por la centralsindical internacional ms importante del conti-nente americano, se aprob como documento pro-gramtico la Plataforma Sociopoltica 2005-2009en la cual se destaca la propuesta de luchar porla construccin de sociedades de trabajo.

    Se trata de un paradigma sociolaboral hoynovedoso al cual, sin embargo, diferentes corrien-tes de la sociologa del trabajo francesas de ins-piracin socialcristiana o socialista hacen refe-rencia desde hace tres dcadas. Podemos afirmarentonces que es un paradigma fundado en prc-ticas y demandas actuales del mundo del trabajotodava no realizado en la historia.

    Las fuerzas poltico-laborales representativasde los trabajadores se movieron hasta hace dosdcadas con el paradigma sociolaboral de la so-ciedad industrial-salarial, sustentado, a su vez,en las instituciones del originario Estado de bien-estar. Hasta la dcada de los 80, en efecto, exis-ta la conviccin de que la sociedad industrial-salarial era capaz de extender constantementesus estructuras productivas y aumentar la fuer-za laboral involucrada en la sociedad salarial. Secrea tambin que la accin sindical y los com-promisos tripartitos garantizaran, por su parte,el avance de la humanizacin del trabajo y el bien-estar de las sociedades. Sin embargo, el paradig-ma de la sociedad industrial-salarial ya haba

    comenzado a perder sustento desde los aos 70,cuando la crisis de realizacin del capital fue re-suelta por mutacin a travs de una nueva auto-rrevolucin del capital que, mediante la aplica-cin en las empresas de las nuevas tecnologassobre procesos y productos del trabajo, logr pro-ducir fuertes aumentos en la productividad.

    Nace la economa informacional, cuyo ncleoduro son las nuevas tecnologas. Se pasa del for-dismo al toyotismo y a la empresa de variedad.Surge a escala mundial la nueva economa o eco-noma informacional en redes (con eje en la in-formtica y en las comunicaciones) y, junto a ella,se va conformando la sociedad de la informacin.Se generalizan las grandes empresas en estre-lla. Se agotan los yacimientos de trabajo fordis-tas. Los mercados de trabajo se vuelven ms he-terogneos. Se erosiona la sociedad salarial. Seaplica, como solucin sociopoltica, la sociedad demercado, compuesta por clases y capas socialesganadoras y perdedoras. El desempleo y el su-bempleo se convierten en fenmenos estructura-les no slo en los pases perifricos y menos desa-rrollados, sino tambin en los altamente desa-rrollados y de desarrollo intermedio.

    El capitalismo liberal vencedor sobre el key-nesianismo dentro de su propio sistema, triunfa-dor a nivel mundial ante la desaparicin por ob-solescencia de la Unin Sovitica y los pases delsocialismo europeo y fortalecido adems por elviraje de la Repblica Popular China a la econo-ma socialista de mercado logra que predomi-nen las pautas orientadas a configurar la econo-ma informacional dentro de la segunda ola demundializacin de la economa, conocida comoglobalizacin econmica. Articulado en esta se-gunda ola de mundializacin de la economa, elcapitalismo se torna plenamente global. Las

    * Director del Instituto del Mundo del Trabajo.

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    economas de mercado han terminado por demos-trar su superioridad sobre los regmenes estado-crticos de planificacin central.

    La autorrevolucin del capital no fue neutral.Desde sus comienzos se observa que el capitalfinanciero motoriza las operaciones, favorecien-do a las grandes empresas multinacionales de lospases altamente industrializados. No existe lavoluntad de utilizar las nuevas tecnologas parapromover la modernizacin integrada de las eco-nomas en escala global, sino para favorecer unagigantesca concentracin capitalista. La herra-mienta poltica es la teora econmica neoclsicasustentada por la revolucin conservadora (conepicentro en Estados Unidos y Gran Bretaa) quesostiene como objetivo central garantizar la prio-ridad de la oferta del capital (rentabilidad em-presarial) sobre la demanda, rentabilidad empre-sarial que parece no detenerse aun con el riesgode agudizar la destruccin del medio ambiente.

    La revolucin conservadora luego conocidacomo neoliberalismo imagina y promueve unanueva sociedad funcional al predominio de la teo-ra de la oferta: la sociedad de mercado. Entien-de que el progreso econmico y social exige mer-cados de trabajo desregulados y admite la exis-tencia de grupos sociales ganadores y otros per-dedores. Avanza aun ms al aplicarse al rediseodel mundo del trabajo y anuncia que en el futuroel trabajo ser escaso, que en los pases indus-trializados descender el nmero absoluto de tra-bajadores asalariados y que se habrn de confi-gurar, a escala mundial, sociedades duales habi-tadas por un tercio de desocupados y trabajado-res informales de bajos ingresos sujetos de asis-tencialismo. El advenimiento de esta poca contrabajo escaso es explicado pormenorizadamenteen la obra de Jeremy Rifkin, El fin del trabajo.

    El neoliberalismo se afianza particularmenteen los pases altamente desarrollados del G7, perosu objetivo es de alcance mundial. Necesita paraello contar con la participacin de organismosmultilaterales y bilaterales de crdito (FMI, Ban-co Mundial y otros), partidos polticos, centrosacadmicos, sectores de las iglesias. Intenta unposicionamiento cultural y poltico orientado aneutralizar eventuales nichos de resistencia enlos sindicatos, en los partidos polticos progresis-tas y de izquierda, en organizaciones del empre-sariado favorables al Estado de bienestar, en co-rrientes culturales y cientficas opuestas alneoconservadurismo. Su objetivo poltico-cultu-

    ral apunta a construir una nueva hegemona,para lo cual resulta imprescindible producir cam-bios en los imaginarios sociales y erradicar mo-delos interiorizados vinculados con toda variedadde socialismos, con tradiciones e institucionespositivas fundadas en el keynesianismo y conconcepciones valorativas del Estado-nacin.

    Jeremy Rifkin, en su artculo Europa y el fu-turo del capitalismo,1 nos transmite una vvidaimagen de los resultados globales del capitalis-mo liberal y la revolucin conservadora: Con lacada del muro de Berln y la defuncin de laUnin Sovitica, el capitalismo ha disfrutado deun indiscutido campo de juego mundial para im-poner su voluntad al mundo. Quiz vaya siendohora de preguntarse qu tal lo ha hecho el capi-talismo. Hoy, cuando los beneficios de las multi-nacionales se disparan en todas partes, noventay nueve pases se encuentran en peor situacineconmica que a principios de la dcada de los90. El capitalismo prometi que la globalizacinreducira las diferencias entre ricos y pobres. Porel contrario, la divisin no ha hecho ms que au-mentar. Las 356 familias ms ricas del planetadisfrutan ahora de una riqueza combinada quesupera la renta anual del 40% de la humanidad.Los idelogos capitalistas prometieron conectara los desconectados e introducir al mundo pobreen la aldea global de la alta tecnologa. La pro-mesa no se ha cumplido. Dos tercios de la huma-nidad no han realizado jams una mera llamadatelefnica, y un tercio de los seres humanos care-ce de acceso a la electricidad, lo cual los deja almargen y aislados del comercio y de los intercam-bios mundiales. Los adalides del capitalismo pro-metieron promover el desarrollo econmico sos-tenible y conservar y preservar la frgil biosferade la que depende la vida en la tierra. Pero se-guimos derrochando las reservas de combustiblefsiles que nos quedan, arrojando cantidades cre-cientes de dixido de carbono a la atmsfera, des-truyendo los ecosistemas y los hbitats del mun-do, amenazando la supervivencia de otras cria-turas y aumentando la preocupante amenaza delcalentamiento de la Tierra y la perspectiva deque el prximo siglo se produzca un cambio cli-mtico catastrfico.

    A la descripcin de Rifkin se podra agregarque, con la cada del comunismo, el capitalismoanunci el comienzo de un mundo pacfico. Perolos resultados hoy nos muestran un mundo mspeligroso signado por guerras de agresin, ten-

    1. J. Rifkin, Europa y el futuro del capitalismo, El Pas, Madrid, 23 de mayo de 2005.

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    siones entre grandes potencias, aumento del te-rrorismo y nuevos impulsos en favor del arma-mentismo nuclear.

    1.2. Apropiacin por el neoliberalismo de lacategora mercado: el libre mercado

    El neoliberalismo se apropia en el actual con-texto de la segunda mundializacin de la econo-ma de la categora mercado y la reformula comolibre mercado. No fue sencillo descubrir que exis-ta una contradiccin sustancial entre ambos tr-minos.

    A partir de los aos 70 se produjo una auto-rrevolucin del capital que refunda el capitalis-mo liberal. Pero, por sus resultados y secuelas dedesempleo, subempleo y pobreza, fue posible cons-tatar que el supuesto libre mercado se construaen gran medida a costa de la pauperizacin rela-tiva de importantes segmentos de trabajadoresasalariados, de la consolidacin estructural de lapobreza, de los empleos de baja calidad entre lostrabajadores de la economa informal y de laseconomas campesinas familiares.

    A fines de los aos 90 se hizo evidente que, enlas condiciones de hegemona de los pases delG7 y sus instituciones financieras operativas(FMI, Banco Mundial), el capitalismo liberal des-articulaba los mercados, incapacitndolos parapromover el desarrollo sustentable. Las polticaspblicas laborales propias del neoliberalismo sefundaban en una premisa malthusiana: paragarantizar el crecimiento econmico global pare-ca inevitable, durante un perodo histrico de-terminado, la exclusin del trabajo productivo ydecente de casi la mitad de la poblacin mundial.Lo que estaba en curso era una gigantesca con-centracin y centralizacin del capital: quinien-tas grandes empresas multinacionales controla-ban en 2000 el 70% del comercio y las inversio-nes a escala mundial. Ese proceso de concentra-cin y centralizacin era acelerado por el capitalfinanciero rentstico, que se haba constituido enuna especie de modo autnomo de realizacin delcapital va ganancias financieras especulativasa escala mundial.

    1.3. Se inicia la resistencia sociopoltica: laconsigna otro mundo es posible

    Fueron los sindicatos, los sectores de empre-sarios desplazados y condenados a la ruina, los

    antiguos movimientos sociales (entre ellos, loscampesinos) y los nuevos movimientos emergen-tes (ecologistas, asociacionistas, de gnero, mi-noras tnicas) los que organizaron las accionesde resistencia al neoliberalismo. La mayora delos partidos polticos asociados en el pasado conel mundo del trabajo qued impactada y sin re-accin ante el neoliberalismo. La capacidad deconvocatoria social solidaria y pluralista de anti-guos y nuevos movimientos sociales, de los sindi-catos, de los medios de comunicacin, se consti-tuy, sin la presencia masiva de partidos impor-tantes, en la gran matriz de resistencia. Logra-ron alto prestigio el Foro Social Mundial de Por-to Alegre y su consigna Otro mundo es posible.

    En el interior del heterogneo escenario so-ciopoltico de resistencia al capitalismo liberal,se van perfilando posiciones polticas, econmi-cas y laborales que se constituyen en contraten-dencias legtimas al neoliberalismo. Tienen comodenominadores comunes los esfuerzos por reins-talar el rol del Estado como organizador de losmercados, y las polticas pblicas de desarrolloeconmico-social como herramientas principales.Como contratendencias, estas posiciones crticaspenetran ideolgicamente en las grandes buro-cracias del FMI y del Banco Mundial, provocan-do divisiones doctrinarias y polticas. Joseph Sti-glitz ha sido el gran testigo crtico de la crisis ideo-lgica temporal producida en los organismosmultilaterales de crdito. Y ha dejado testimoniodel desconcierto inicial por el fracaso de las rece-tas neoliberales y por la filtracin de ideas neo-keynesianas en esos organismos, ahora someti-dos a crticas por sus responsabilidades en lasgrandes crisis de la deuda que involucraron apases perifricos desde la crisis mexicana (1994)hasta la crisis argentina (2001).2

    1.4. El retorno de Keynes: planificacin yeconoma de mercado

    Sbitamente nace un neokeynesianismo. Porel desplome de la Unin Sovitica, Keynes vuel-ve a la escena sin rivales a la izquierda y con elprestigio de haber sido el precursor de la idea yde la implementacin de que es posible planifi-car en la economa de mercado. Un caso especta-cular de versin neokeynesiana en gran medi-da por haber sido capaz de demostrar la posibili-dad de planificar en los mercados sin renunciarpolticamente al curso socialista es el de la Re-

    2. Vase Joseph Stiglitz, Los felices 90. La semilla de la destruccin, Buenos Aires, Taurus, 2003.

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    pblica Popular China. Pero el auge keynesianoest presente en otras reas clave. Ante todo, enla Unin Europea, donde la mitad de los habi-tantes rechaza el curso neoliberal sociolaboral quese pretende legitimar con el Tratado Constitu-cional hoy en debate y rechazado en Francia yHolanda. Tambin est presente en los inten-tos de pases, agrupados en el Grupo de los 20,de convertir la OMC en un mbito de equilibrioscomerciales. Y en la exigencia de un retorno delFMI y el Banco Mundial a las funciones moneta-rias y financieras previstas en Bretton Woods.En los gobiernos neodesarrollistas de AmricaLatina (Brasil, Argentina, Chile, Venezuela, Uru-guay) tambin comienzan a aplicarse polticas deinspiracin keynesiana.

    Qu significa organizar los mercados? Sint-ticamente, significa que el Estado democrtico sereforma para ejercer su poder y asegurar modosde produccin y distribucin nacionales y supra-nacionales funcionales a la inversin productivay a la expansin del consumo popular. Para ellose debe planificar una distribucin equilibradadel excedente econmico a fin de alcanzar la me-jora constante y equilibrada de la productividadmedia de la economa. Cuatro de los componen-tes sociolaborales centrales para organizar losmercados son: el pleno empleo decente (entendi-do como trabajo para todos), las polticas labora-les y educativas para la capacitacin continua detrabajadores y empresarios, las polticas de equi-dad de gnero y las polticas pblicas laboralespara la incorporacin a los mercados de trabajode jvenes y mujeres. Esto requiere de redes yestructuras productivas modernas y eficientesensambladas con normas laborales (dimensinsocial) que protejan a los trabajadores asalaria-dos y a las categoras no asalariadas propias delas nuevas formas de trabajar.3

    El neokeynesianismo reafirma la centralidadde las economas de mercado. Concurren a la or-ganizacin de economas de mercado diversas for-mas de propiedad (privada, pblica, cooperativas)que estructuran economas de propiedad mixta.Las economas de mercado se pueden denominareconoma social de mercado, o economa socialis-ta de mercado, o economas mixtas-integradas, uotras frmulas especiales. Pueden existir diferen-cias entre ellas, pero sern secundarias si se acep-ta que el capital no tiene por qu realizarse ex-clusivamente con el capitalismo liberal. El deno-

    minador comn poltico para la organizacin delos mercados segn la tradicin keynesiana esla accin concertada del Estado con las empre-sas, los sindicatos y otras organizaciones de lasociedad civil.

    1.5. La sociedad de trabajo: premisa deldesarrollo sustentable

    Actualmente no es viable a largo plazo unmodo de produccin sustentable sin institucionessociopolticas que garanticen la igualdad de opor-tunidades. sta se garantiza, ante todo, con unadistribucin positiva de los ingresos directos, peroincluye tambin la distribucin masiva de unavariedad de bienes sociales (educacin, salud,vivienda, entre otros). Estructuras sociales soli-darias y generadoras de bienestar social son im-prescindibles para alcanzar las metas del desa-rrollo sustentable democrtico. Este requisitocon formas histricas especficas en diferentesetapas de evolucin de las sociedades adopta hoyla forma concreta de sociedades de trabajo. Estacategora reivindica como valor esencial que eltrabajo es sustancia fundante de toda la historiade la humanidad.

    La sociedad del trabajo se articula con teorasy prcticas sociales precedentes, que son sus pisoscivilizatorios. Las instituciones y las prcticas so-ciopolticas que sustentan la entrada en la histo-ria de la sociedad del trabajo son principalmenteaquellas que han dado lugar a la creacin de em-pleo productivo en diferentes momentos de la his-toria del capital y de las organizaciones autno-mas de los trabajadores asalariados. Concurrencomo pisos civilizatorios sociolaborales la accinde los sindicatos, las diferentes modalidades e ins-titutos del Estado social, las empresas que pro-mueven las innovaciones productivas aplicadasmediante negociaciones con los sindicatos y lostrabajadores, las organizaciones polticas afinesal mundo del trabajo, los impulsos morales e ins-titucionales de corrientes religiosas progresistas,la cooperacin institucional entre los intelectua-les y el mundo del trabajo para humanizar y me-jorar la calidad del trabajo. Las normas interna-cionales del trabajo y el tripartismo, promovidospor la OIT, han jugado un papel central para cons-truir mercados de trabajo nacionales y suprana-cionales regulados por normas laborales que favo-recen la humanizacin del trabajo y la solidari-

    3. Vase Andr Gorz, Miserias del presente, riquezas de lo posible, Buenos Aires, Paids, 1998.

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    dad social. La aplicacin de las normas laboralesa la economa global es lo que se conoce como di-mensin social de la globalizacin.

    La primera razn de la legitimidad de la so-ciedad del trabajo consiste en que se confronta,con fundamentos empricos y tericos, con la ca-tegora de sociedad de mercado. Esta ltima secorresponde con los intereses de un sector de lassociedades, identificado con las capacidades in-novadoras y a la vez darwinistas del capital.La constitucin de sociedades de mercado es elresultado del curso real de la historia bajo la he-gemona temporal de la ideas de la revolucinconservadora. sta se ha realizado como apro-piacin unilateral y dominantemente privadadel excedente econmico, generando segmenta-cin en las estructuras productivas y de ingre-sos, y bloqueando la expansin del trabajo pro-ductivo en sus diversas modalidades salariales yno salariales. Por eso el neoliberalismo terminasiendo inaceptable para las sociedades. Se haverificado, por sus resultados, que el neolibera-lismo sobredimensiona el carcter rentstico-fi-nanciero de la acumulacin, agudiza la concen-tracin de las riquezas y el poder, y genera unmalestar generalizado en las sociedades.

    La segunda razn es que actualmente en co-rrespondencia con la segunda ola de mundializa-cin de la economa se difunde con insistenciaque el comercio es el factor de unidad de las so-ciedades. Pero el comercio, si bien es fundamen-tal, no integra a las personas sino que las poneen contacto. Lo que integra y une a las personasen las sociedades es el trabajo. En la economaglobal, lo que integra mundialmente es el traba-jo en cadenas globales de valor productivas su-pranacionales. stas conforman mercados de tra-bajo supranacionales. El comercio mundial per-mite a esas cadenas productivas la realizacindel valor y, por lo tanto, consolida las relacionesde produccin globales. La demanda de construirsociedades de trabajo es legtima.

    1.6. La sociedad de trabajo no es una utopa

    La categora sociedad de trabajo podra per-manecer en el reino de las utopas si no lograseconstituirse como fuerza sociopoltica, componen-te de la economa poltica de desarrollo sustenta-ble. La sociedad de trabajo debera ser el institu-to sociolaboral especfico genrico dentro de mo-

    dos de produccin y distribucin superiores a losque ha generado la presente autorrevolucin delcapital en los marcos del capitalismo liberal. Parahacer posibles las sociedades de trabajo, es nece-sario pugnar en las economas de mercado demodo de convertir en dominantes a nuevos mo-dos de produccin sustentables segn regiones ypases, con capacidades polticas y tcnicas paraapropiarse y utilizar para el bienestar de lassociedades de los logros tecnolgicos y producti-vos de la autorrevolucin del capital. Esto sloser posible reestructurando las formas de pro-piedad para favorecer la formacin de empresasprivadas, cooperativas y pblicas, e introducien-do la participacin de los trabajadores en la ges-tin empresarial. Los nuevos modos de produc-cin y distribucin basados en la economa polti-ca de desarrollo pueden como hemos dicho serdenominados economa social de mercado, econo-ma mixta de mercado o economa socialista demercado, entre otras expresiones.

    Utilizando las ideas de Jean-Paul Fitoussi,4

    esos nuevos modos de produccin y distribucinen el nivel sociolaboral debern articularse bajotres condiciones bsicas: reunificacin del espa-cio fsico (eliminacin de las asimetras catastr-ficas entre las clases y capas sociales urbanas yrurales), reunificacin en el espacio social (inte-gracin de las sociedades mediante diversas for-mas de trabajo productivo y predominio de la eco-noma productiva y ambientalista sobre la eco-noma rentstico-financiera), y reunificacin enel tiempo generacional (asegurando, a travs dela planificacin, el desarrollo de las trayectoriaslaborales de las diferentes generaciones de tra-bajadores por medio de la estabilidad y la capaci-tacin continua, junto con la entrada sistmica alos mercados de trabajo de mujeres y jvenes).

    La frmula sociolaboral de Fitoussi parece, aprimera vista, sencilla, pero se trata de una fr-mula muy compleja. Supone, ante todo, en el ni-vel del sistema de relaciones de propiedad, ex-cluir el viejo recurso ideolgico y simplista de laizquierda de plantear estatizar en masa el capi-tal. Se trata de economas de mercado con reg-menes de propiedad mixtos. De economas nacio-nales de mercado integradas en los flujos de laeconoma global, pero con apertura selectiva, quepara ser eficientes deben realizar en los merca-dos subregionales, regionales y mundiales un 20-30% del PBI.

    4. Vase Jean-Paul Fitoussi, En Francia se discute otra cosa, Clarn, 26 de mayo de 2005.

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    Qu significa, para lograr esas metas, orga-nizar los mercados? Significa que el Estado entodos los niveles debe contar con herramientasde poltica econmica (polticas pblicas) para queel ahorro y la demanda efectiva (consumo msinversin) sean direccionados por polticas pbli-cas de distribucin del excedente econmico, re-gulando as el comportamiento de las variableseconmicas segn un patrn de industrializaciny especializacin de los sectores econmicos. A suvez, las reglas de la economa integrada debenestimular las inversiones extranjeras, localizn-dolas en los sectores productivos estratgicos quemovilicen al conjunto del aparato econmico, yestimulando que esas empresas multinacionalesy grandes empresas locales funcionen como di-namizadoras del nuevo modo de desarrollo pro-ductivo. Es en el universo de la economa globaldonde, en definitiva, se demostrar la vitalidadhistrica de la doctrina de economa poltica deldesarrollo de inspiracin neokeynesiana, para lospases y regiones.

    La esquemtica formulacin de un modo dedesarrollo que, como tal, articula y ensambla lasprcticas econmicas, sociales, culturales y pol-ticas de las sociedades apto para dotar a las eco-nomas de mercado de direccionalidad y de sus-tentabilidad programada con trabajo para todos,requiere de instrumentos de la economa laboraly, por lo tanto, de la gestin de instituciones p-blicas y de especialistas capacitados para formu-lar y dar seguimiento a la ejecucin de los pro-gramas destinados a cubrir demandas laboralesde los mercados de trabajo. La categora abstrac-ta de sociedad de trabajo podr transformarse encategora concreta (operativa) slo si se cuentacon la identificacin ideolgica por parte de lossujetos del mundo del trabajo (trabajadores, sin-dicatos, organizaciones empresarias, asociacionis-tas y centros generadores de tecnologas aplica-das) con los objetivos y las prioridades de plan.

    Como la planificacin opera en los mercados,es fundamental que se generen sistemas pbli-cos de capacitacin continua de trabajadores, deempresarios y de gerentes segn las demandasde las empresas y los mercados laborales nacio-nales, los mercados laborales interempresasmultinacionales y los mercados laborales globa-les en escalas regionales y mundiales. Esos sis-temas de capacitacin se fundan en la coopera-cin entre el poder poltico, las instituciones es-pecializadas pblicas y privadas, las organiza-ciones empresariales y los sindicatos. Ejemplosde este tipo de planificacin para incorporar tra-bajadores al mercado laboral ya existen, y han

    demostrado su eficiencia: los sistemas de capa-citacin duales (combinacin y coordinacin en-tre escuelas de empresas y del sistema pblico)para los jvenes trabajadores en Alemania y enlos pases escandinavos. Actualmente, para Am-rica Latina y Caribe, incluyendo los sistemasduales, se debe retomar como parte de la luchapara fortalecer las polticas pblicas laboralesla idea de reinstalar los sistemas de educacinpblica como herramientas prioritarias paracalificar a los aspirantes a entrar a los merca-dos de trabajo.

    Las nuevas sociedades de trabajo ponen encrisis el paradigma tradicional de educacin-ca-pacitacin y obligan a reformularlo a partir delreplanteo de diversas relaciones o situaciones,como las de gnero, las nuevas percepciones delmundo de los jvenes adiestrados en las culturasvirtuales, la importancia de la dialctica trabajo-ocio, los nuevos valores y actitudes que definenla relacin de los trabajadores/as en las empre-sas y en las familias, entre otras posibilidades.La capacitacin continua debe tener presente quehoy los jvenes crecientemente piensan e imagi-nan los trabajos en relacin con el mundo simb-lico y con las prcticas de la sociedad de la infor-macin. Con esas ventajas comparativas cultu-rales, contingentes de jvenes se van transfor-mando espontneamente en educadores-capaci-tadores de las generaciones ms adultas, en con-textos complicados y dolorosos dado que, a su vez,son expulsados de los mercados de trabajo aque-llos a quienes hoy se considera trabajadores vie-jos luego de cumplir los cuarenta y cinco o cin-cuenta aos y de haber cumplimentado un largotrecho de la trayectoria laboral. Un gran desafoes, sin duda, concentrar los esfuerzos para la com-pleja tarea de incorporar a los mercados de tra-bajo, a travs de los sistemas de capacitacin, alas mujeres y a los jvenes en los diversos tiposde ocupaciones, aunque dentro de la lgica de lasociedad de la informacin, y constituir y recons-tituir los lazos laborales y culturales intergene-racionales. Otro desafo consiste en asegurar lastrayectorias laborales de los trabajadores/as adul-tos mayores.

    1.7. La sociedad de trabajo, unobjetivo sociopoltico

    La sociedad de trabajo es sinnimo de unasociedad con diversas modalidades de empleodecente. Pero si bien la calidad de los empleosdepende, en ltima instancia, de la productivi-dad media de una economa, ninguna economa

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    puede funcionar adecuadamente si los patronesde distribucin del ingreso se ajustan a la cre-ciente polarizacin social consolidada por la fuertedescalificacin profesional que se registra en losbolsones de desempleo y pobreza. En una socie-dad del trabajo existen las desigualdades, peroesas desigualdades debern ser acotadas. Lasescalas salariales, cuando son superiores a undiferencial de ingresos mayor de 1 a 10, impidenen distinto grado el crecimiento econmico soste-nido y la cohesin social. La sociedad de trabajonecesita incluir polticas impositivas que gravenfuertemente la riqueza a fin de que la distribu-cin del ingreso sea favorable a la igualdad.

    La viabilidad de la sociedad de trabajo se de-cidir a escala mundial. En otros trminos: lasociedad de trabajo forma parte de un diseo delsistema-mundo sustentado en polticas suprana-cionales y nacionales destinadas a favorecer losintereses de los pueblos, y como herramientasrestrictivas del poder discrecional de las empre-sas multinacionales y del sistema financiero in-ternacional. La edificacin de sociedades de tra-bajo debera ser uno de los ncleos de sustenta-cin del objetivo del milenio de erradicar la po-breza.

    La sociedad de trabajo slo es sustentable enescala mundial a travs de distintos niveles deuna nueva articulacin poltica democrtica en-tre los Estados y los pueblos. La democracia, paraser global, requiere de esa doble integracin y dela capacidad de instalarse como cemento polti-co-cultural del pueblo-mundo que, aunque hoy seencuentra en traumtico proceso de desarrollo,es una de las consecuencias positivas de la mun-dializacin. Al mismo tiempo, la sociedad de tra-bajo ser slida si se afinca en el desarrollo localy en las empresas. As, por ejemplo, la existencialegal de los comits o cuerpos de delegados en lasempresas, o la participacin democrtica de losciudadanos/as en las instituciones pblicas queregulan la proteccin del medio ambiente o lossistemas de salud y de seguridad social pblicos,son prcticas sociales clave para la construccinde sociedades de trabajo.

    Los paradigmas de la sociedad posindustrialo de la sociedad de la informacin prefiguran,ciertamente, los nuevos modos alternativos dedesarrollos econmicos, sociales y polticos. Esosmodos, bajo la hegemona unilateral del capi-tal, pueden dar lugar a resultados perversos si

    su concrecin se logra, por ejemplo, a travs deguerras entre civilizaciones. Las sociedades demercado pensadas y organizadas en Occidentefavorecen el clima de violencia, racismo y xeno-fobia. Como antdoto civilizatorio, apostamos porla construccin de sociedades de trabajo que fa-vorezcan la solidaridad entre los pueblos y na-ciones.

    La sociedad de trabajo es un instituto clavepara dotar de vitalidad a la democracia repre-sentativa. La democracia representativa es vi-tal slo cuando incluye el funcionamiento de loscontrapoderes civiles. La lucha sociopoltica porla realizacin de la democracia econmica, pol-tica y social es una gran consigna. Pero la de-mocracia poltica es creble y defendible cuandolos excluidos y explotados perciben que la metaa alcanzar es la constitucin de sociedades detrabajo.

    2. Los componentes y las articulaciones enel paradigma

    2.1. Un nuevo mundo recin est tomandoforma

    El paradigma de la sociedad del trabajo cons-truye sus fundamentos morales y polticos encompetencia con el paradigma de la sociedad demercado. Son dos modelos en lucha dentro de unnuevo mundo que recin est tomando forma. Esuna lucha dentro de la segunda ola de mundiali-zacin de la economa y de la constitucin de laeconoma informacional, como ha demostrado enforma magistral Manuel Castells.5 Tres procesosindependientes concurren a conformar el escena-rio de confrontacin:

    la evolucin de la tecnologa de la informaciny la constitucin de la economa informacio-nal;

    la implantacin de un modo de produccin bi-nario de capitalismo informacional que se ca-racteriza, en su modo especfico de desarrollo,por limitar el bienestar pleno a una parte dela poblacin mundial (20%) y condenar al sub-desarrollo y la exclusin social a la mayorade esa poblacin (50%);

    la prdida relativa de posiciones de institu-ciones sociopolticas clave de la democracialiberal (partidos, sindicatos, etc.), la emergen-

    5. Vase Manuel Castells, La era de la informacin, Mxico, Siglo Veintiuno, 1999, 3 vols.

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    cia de nuevos movimientos sociales de contra-poder (defensa de los derechos humanos, eco-logismo, feminismo y gnero, movimientostnicos) y la formacin de grandes espaciossociopolticos pluralistas internacionales, enoposicin a la subsuncin de la poltica en laeconoma neoliberal altamente concentrada.

    Dnde prioriza su instalacin estratgica elcapitalismo informacional? En la industria de lainformacin, en empresas de medios, en serviciosavanzados, en empresas estrella y en las institu-ciones generadoras de bienes sociales (salud, edu-cacin). La autorrevolucin del capital, orienta-da por el capitalismo liberal, organiza las activi-dades econmicas utilizando las tecnologas dela informacin. Se establece as la interrelacinentre el modo de produccin capitalista liberal yel modo de desarrollo informacional.

    Estos procesos interactan entre s y dan lu-gar a la sociedad en red, a la economa informa-cional en red y a la cultura de la virtualidad real.Es un mundo interdependiente, cuyo ncleo fun-dacional es la tecnologa de la informacin. Lasrelaciones econmicas, polticas y culturalesadoptan la forma de redes. Los resultados de laCumbre Mundial de la Sociedad de la Informa-cin, celebrada en Ginebra en 2003, ilustransobre la identificacin institucional entre la so-ciedad de la informacin con el neoliberalismo:el punto de interseccin es la edificacin de lasociedad de mercado.

    El documento central de esa cumbre reafirmala Declaracin de Principios de la Cumbre Mun-dial de 1998, la cual establece que la sociedad dela informacin a partir del uso de los serviciosde las telecomunicaciones se sustenta en la uti-lizacin del desarrollo tecnolgico para constituirsociedades de mercado. Estas sociedades funcio-nan sobre la base de la autoapertura comercial.Los intereses del mercado son transformados eninters pblico. El rol del sector pblico es el deauxiliar al mercado y, para ello, se crea una at-msfera favorable a los grandes consorcios delrea de la informacin y de las comunicaciones.La informacin sera entonces la poderosa mer-canca a comercializar a cambio de la energa,los recursos naturales y los bienes intensivos entrabajo.

    Se han creado instituciones polticas y tcni-cas especficas para hacer viable el objetivo deidentificar sociedad de mercado y sociedad de lainformacin, y se han configurado grandes esce-narios globales de coordinacin.

    La sociedad de la informacin (conocimiento)

    es, por la hegemona del capital, el ncleo de lalgica binaria de desarrollo-subdesarrollo y co-existe con sociedades preexistentes. En primerlugar, coexiste con instituciones an vigentes dela sociedad industrial, pero tambin lo hace conlas diversas modalidades de sociedades precapi-talistas que han sobrevivido.

    Su principal territorio operacional es EstadosUnidos, sede de las grandes compaas de la in-formacin. Su programa bsico incluye ciertosasuntos clave: la proteccin de los derechos depropiedad intelectual, la privacidad y la protec-cin electrnica de los datos, la seguridad de re-des, la proteccin de los consumidores y los usua-rios, la tarifacin de los servicios, las legislacio-nes laborales flexibles.

    2.2. Las nuevas relaciones sociales y tcnicas enlas empresas

    Los sindicatos, en sus prcticas diarias, vie-nen experimentando los cambios organizaciona-les en las empresas transformadas por el impac-to de la autorrevolucin del capital sobre los pro-cesos y productos. Las relaciones tcnicas de tra-bajo (derivadas principalmente de los procesosproductivos concretos en cada rama econmica)constituyen la base de nuevas relaciones socia-les de produccin, definidas mediante las catego-ras de productividad y competitividad. Las em-presas transformadas (que suelen aplicar formasde organizacin del trabajo fordistas) mantienenla divisin entre trabajo calificado y no calificadopero tratan de disolver al trabajador masa y sus-tituirlo por el trabajador innovador, quien estidentificado y asociado de diversos modos con laempresa

    Coexisten en las empresas diversas formas derelacin laboral: trabajo a tiempo completo, tra-bajo a tiempo parcial, trabajo estable, trabajotemporario, trabajo en el ncleo duro de la em-presa, en red o en estrella; trabajos tercerizadosen empresas subsidiarias (subcontratistas; out-sourcing), trabajo individual y personalizado,entre otros. Estos diferentes atributos o modali-dades de trabajo pueden ser incorporados a cate-goras ms amplias (por ejemplo, al trabajo pre-cario, que suele ser temporario y con salarios in-feriores y es el que predomina en pequeas ymedianas empresas).

    Qu significa comenzar a luchar por la so-ciedad de trabajo en mercados laborales estruc-turados segn estratificaciones sociotcnicas dela fuerza laboral en la empresa, y en ramas y ensectores de actividad? Significa luchar como ya

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    est ocurriendo para que las diversas catego-ras de trabajadores sean tuteladas por legisla-ciones laborales actualizadas y por la negocia-cin colectiva. Esto significara constituir unmarco que permita al sindicalismo desplegar suscapacidades sociopolticas para centralizar lasdiversas tensiones laborales y utilizar la centra-lidad para combatir las decisiones unilateralesde las empresas. La centralidad sindical debeservir para extender la afiliacin de las diferen-tes categoras de trabajadores asalariados a lossindicatos.

    Una poltica laboral sustentada en el paradig-ma de la sociedad de trabajo debe tener en cuen-ta que cada situacin laboral particular presen-ta siempre, en su unidad, aspectos contradicto-rios. Un ejemplo de ello es el trabajo a tiempoparcial, que por un lado puede ser funcional a laexplotacin de los trabajadores y trabajadoras atravs de la intensificacin de la jornada de tra-bajo reducida pero, por otro, puede interesar alos colectivos de gnero o a jvenes que preten-den contar con tiempo libre. Por lo tanto, no setrata de criticar en bloque esa modalidad sino dehacerlo respecto de su aspecto reaccionario (laexplotacin) protegiendo el aspecto potencialmen-te positivo que puede tener cuando es reclamadopor el trabajador o la trabajadora que necesitacontar con tiempo libre para otras actividades.La ingeniera de los procesos de trabajo puedeexigir variadas formas de contratacin. Luego,de lo que se trata es de impedir que la variedadde relaciones contractuales sirva para favorecerla explotacin de trabajadoras y trabajadores. Laflexibilidad en la tctica sindical no debe afectarlos pisos histricos jurdico-laborales: la jornadade ocho horas, la estabilidad, los descansos, lasvacaciones, la seguridad ocupacional, entre otros.

    La empresa transformada genera objetiva-mente el individualismo y la competencia profe-sional. Se trata de comportamientos que no de-ben ser rechazados a priori. Por el contrario, pue-den ser canalizados y situados dentro de los va-lores comunes de cooperacin y fraternidad pro-pios de las clases trabajadoras. Consecuentemen-te, no se debera pretender suprimir artificiosa-mente realidades como la personalizacin del tra-bajo segn tramos de ingresos, sino incorporar-los inteligentemente a las escalas salariales y alos derechos laborales en los convenios colecti-vos. No se necesita inventar trabajos ideales,se debe actuar sobre las formas concretas del tra-bajo. Para ello, lo central es poner freno al auto-ritarismo capitalista y a la visin empresarial deltrabajador descartable.

    Para defender las opciones del trabajador aconstruir su trayectoria laboral (especialmenteen el caso de los jvenes) se requiere profundi-zar la presencia del sindicato dentro de las em-presas: comits de delegados del personal, cuer-pos de delegados sindicales, constitucin de re-presentaciones especiales del sindicato en lasempresas, entre otras modalidades de partici-pacin. Ciertas formas de cooperacin en la em-presa, como los crculos de calidad toyotistas, nodeben rechazarse a priori sino compatibilizar surol con criterios de solidaridad laboral y centra-lidad sindical.

    Las estructuras laborales y sindicales en labase en la empresa han sido y son fundamen-tales para los trabajadores. Su fortaleza depen-der de dos condiciones: la afiliacin masiva delos trabajadores a los sindicatos y la utilizacinde las estructuras laborales: delegados en la em-presa, comits y cuerpos de delegados, comisio-nes paritarias para el cumplimiento de los con-venios colectivos de trabajo, entre otras instan-cias. Cabe considerar las identidades laborales ysindicales de los colectivos de trabajo, y las for-mas de organizacin y representacin sindical ylaboral que responden a situaciones particulares,entre ellas la feminizacin del trabajo, el trabajode jvenes y el trabajo de los migrantes.

    Las empresas transformadas se organizan entorno de un nuevo tipo de clase patrimonialista yde gerenciamiento, productos del otro fenmenode nuestra poca: el capitalismo patrimonial. In-tegrado por los propietarios de acciones (stockhol-ders) y los gerentes, su objetivo es lograr ganan-cias extraordinarias. Son parte de los mercadosfinancieros globales y de sus redes de gestin.

    Las caractersticas de este nuevo tipo de pro-piedad y de managenement empresarial le plan-tean al movimiento sindical el desafo de anali-zar y estudiar estas nuevas formas de poder enlas empresas.

    2.3. La empresa como comunidad de trabajo

    Qu significa luchar por la sociedad de tra-bajo en las empresas transformadas y en las tra-dicionales? Implica ubicar como prioritario elobjetivo de la participacin de los trabajadoresen la gestin de las empresas, establecer en elmbito empresarial la identidad de comunidadde trabajo y la cooperacin para el buen resulta-do empresarial, y restablecer la funcin especfi-ca de la renta financiera como herramienta de labuena performance econmica y social de la em-presa.

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    La humanizacin del trabajo y la calidad delos empleos son las primeras condiciones sociola-borales de la llamada responsabilidad social delas empresas. Es importante que los trabajado-res perciban la empresa como experiencia de vida,como comunidad de trabajo. El poder inmaterialdel capital se vuelve material y, por lo tanto, con-trolable por los trabajadores cuando la empresaes reconocida por ellos como una institucin so-cial superior a sus componentes de clase. En todacomunidad hay intereses antagnicos; las empre-sas como comunidades de trabajo no excluyen sinoque incluyen el conflicto histrico entre empre-sarios y trabajadores. Pero la comprensin de laspartes del nuevo contexto empresarial facilita labsqueda de soluciones a los conflictos en el marcode la legislacin laboral protectora del trabajo.

    El gran objetivo de la sociedad de trabajo es elde servir como plataforma sociolaboral capaz deagrupar las fuerzas necesarias para desplazar delcentro de las decisiones polticas y econmicas alos poderes que pretenden la consolidacin delcapitalismo liberal a escala mundial a travs deldesarrollo binario. La sociedad de trabajo debeser un gran mito movilizador. Su razn de exis-tencia es la posibilidad de generacin de trabajopara todos, nocin que engloba al trabajo asala-riado como una de sus formas dominantes, perono como la nica. La lucha contra la exclusinsocial comienza en la empresa, dotando a las re-laciones sociales de produccin de atributos vin-culados con los empleos decentes y productivos.

    2.4. La sociedad de trabajo como componente dela democracia poltica, econmica y social

    El gran desafo para el triunfo progresivo dela sociedad de trabajo es concebir su configura-cin como parte de la lucha por un poder polticoque abra caminos a la instauracin de democra-cias econmicas, sociales y polticas. Slo la re-formulacin del poder poltico podr garantizarque la globalizacin basada en la sociedad infor-macional se universalice de modo inclusivo. Estodemandar una gran batalla civilizatoria frenteal capitalismo liberal, que no debe confundirsecon el liberalismo poltico, ya constituido comoun estadio histrico civilizatorio a escala univer-sal. La sociedad del trabajo forma parte de labatalla mundial por la democratizacin de la eco-noma global.

    La lucha por la sociedad de trabajo es polticaen la era de la informacin, y para su edificacinprogresiva requiere ser asumida como programapor los Estados-nacin democrticos con capaci-

    dades para organizar los mercados. Slo la eco-noma poltica del desarrollo de la que es com-ponente articulador la sociedad de mercado pue-de sustentar polticamente a los Estados-nacinpromotores del desarrollo. El destino de nuestrapropuesta es incierto, porque existe una crisis delegitimidad de los Estados-nacin y de los parti-dos polticos. La democracia est subvaluada. Laeconoma y el poder mundial en red se constitu-yen como poderes inmateriales e inasibles paralas sociedades frente a la virtualidad de los flu-jos globales controlados por el capitalismo in-formacional que dan identidad al mundo tras-cendiendo el tiempo y el espacio. Largas y durasbatallas esperan a las sociedades para revertiruna correlacin de fuerzas desfavorable, genera-da por la construccin de la economa global.

    La ausencia de temporalidad de la hegemo-na del capitalismo neoliberal confunde y atemo-riza a las sociedades. Dada la creciente subordi-nacin de los Estados a los poderes de los merca-dos libres, son las comunidades y los gobiernoslocales quienes pueden funcionar hoy como auto-defensas y trincheras de proteccin frente a laglobalizacin capitalista. Es necesario influenciara favor de posiciones democrticas, solidarias einternacionalistas a las comunidades y a los go-biernos locales. Las propuestas de la sociedad detrabajo constituyen una buena plataforma paraambos escenarios. Pero es necesario alertar quelas comunidades y gobiernos locales pueden tam-bin funcionar como trincheras defensivas final-mente reaccionarias frente a la globalizacin, atravs de los fundamentalismos religiosos, elmilitarismo y los nuevos fascismos de las llama-das comunidades autnomas. Ni el neolibera-lismo conservador ni las versiones ultradere-chistas y reaccionarias pueden resolver las de-mandas de trabajo para todos y la eliminacinde la pobreza que reclama la mayora de la hu-manidad.

    El capitalismo liberal y la economa de libremercado constituyen grandes paradojas de la his-toria: estn cambiando el mundo pero, al mismotiempo, son incapaces de garantizar la reproduc-cin a escala planetaria de un atributo bsico dela vida de las personas: el trabajo.

    2.5. A modo de resumen: imposicin odesarticulacin de la lgica binaria

    El capitalismo informacional opera median-te una lgica binaria de desarrollo-subdesarro-llo. Esta lgica adopta formas concretas a travsde las relaciones sociotcnicas del trabajo. Esto

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    significa que, en cada formacin econmico-socialen la que coexisten, como hemos dicho, diferen-tes modos de produccin, existen empresas ysituaciones laborales distintas que correspondena modos de produccin diferentes y a fases dedesarrollo propias de cada modo de produccin.En los pases perifricos, por ejemplo, la mayorade los trabajadores se desempea en economasfamiliares rurales, en pequeas y medianas em-presas formales e informales, en cooperativas (in-dustriales, rurales, comerciales, de servicios, so-ciales), en actividades unipersonales, entre otrasmodalidades. Casi mil millones de personas tra-bajan como asalariadas en la industria, el comer-cio y los servicios. Con la economa informacio-nal surgen nuevos puestos de trabajo los llama-dos trabajos del futuro: call-centers; teletraba-jos, pero su desarrollo todava es incipiente. Loque predomina a nivel mundial son las ocupacio-nes o trabajos de baja productividad, los empleosmal remunerados y los crecientemente precari-zados, conviviendo con el desempleo masivo.

    Disear la sociedad de trabajo significa recu-perar y redefinir el concepto mismo de trabajo.Dado que los yacimientos de empleo asalariadoson limitados, pasa a ser prioritario lograr quelos colectivos productivos tradicionales con situa-ciones laborales diversas se modernicen, y quelos trabajadores/as afectados se reciclen a travsde la alfabetizacin masiva, la capacitacin con-tinua y la proteccin social. Es cierto que la pro-puesta socialdemcrata de la extensin de la so-ciedad industrial democratizada es hoy inviable.Pero tambin lo es que, en las antiguas y nuevasformas de trabajar todava marginales a la nue-va economa informacional, se localizan grandesyacimientos de empleos productivos. Es uno delos principales desafos civilizatorios transformarestos yacimientos en componentes dinmicos delmodo de desarrollo de economas de mercado in-tegradas. No es aceptable la estrategia de subva-lorar los trabajos campesinos e informales de bajaproductividad y atenderlos piadosamente a tra-vs de dispositivos asistencialistas. Se trata dedotar a esos puestos de trabajo de nuevos conte-nidos tcnicos y nuevas relaciones sociales deproduccin.

    Un requisito bsico para modernizar los seg-mentos laborales hoy confinados al subdesarro-llo es, al mismo tiempo, un atributo privilegiadode la sociedad de la informacin: el conocimien-to. La demanda de conocimiento, que en granmedida se materializa en la necesidad de los sis-temas de capacitacin continua, se inscribe en elimaginario colectivo de la sociedad de la infor-

    macin. Al mismo tiempo, los conceptos de eco-noma informacional y empresa en red son cate-goras fcilmente asociables con otras como elcooperativismo, el sector social de la economa,la economa solidaria, etctera.

    Por ltimo, el nuevo mundo de la aldea globaltambin favorece el acercamiento del mbito lo-cal con la globalidad sustentada en la sociedadde la informacin, vinculndose a formas de co-municacin que constituyen un fenmeno socialsin parangn en la historia.

    La sociedad de trabajo es inviable sin modifi-car los regmenes de propiedad que bloquean eldespliegue masivo de las capacidades sociopro-ductivas potenciales. Democratizar la propiedadno es sinnimo de desorganizacin de grandesunidades empresariales como lo son las empre-sas multinacionales sino de mejor distribucinde los ingresos y las rentas, de apertura al accesoa la propiedad productiva de los segmentos so-ciales excluidos. La justa distribucin del ingre-so y las posibilidades de acceso a la propiedadson herramientas clave para invertir el exceden-te econmico en el desarrollo de economas demercado integradas.

    La elevacin global de la productividad deltrabajo es imperiosa para resolver un problemade la poca: el crecimiento del ciclo vital paratrabajar. La sociedad del trabajo busca impedirque la tercera edad avance hacia el abismo o laincertidumbre, mediante el fortalecimiento delos servicios sociales y personales a trabajado-res inactivos, lo que exige la formacin de fon-dos sociales para el reclutamiento de trabajado-res/as sociales.

    El tema nos introduce en la cuestin de la eco-noma poltica del desarrollo: una nueva econo-ma exige una nueva contabilidad o un nuevoclculo econmico. La planificacin del mercadoen la economa global requiere la reforma del tipode interconexin en las instituciones econmicasy financieras internacionales Pasar de las regu-laciones comerciales unilaterales al comerciomundial equilibrado, del monetarismo ortodoxoa las polticas monetarias y de crdito favorablesa la inversin y las innovaciones productivas, esun imperativo civilizatorio que los propios mer-cados terminarn por reclamar para garantizarsu sustentabilidad mediante el crecimiento sos-tenido de la demanda.

    Quiz sta sea la principal novedad del neo-keynesianismo: los mercados terminarn por re-clamar nuevas formas de planificacin. La socie-dad de trabajo es una construccin terica aso-ciada con el concepto dinmico de planificacin

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    econmica, hoy temporalmente estigmatizado porla economa neoclsica.

    La batalla por la sociedad de trabajo requiereuna poltica informacional. Es imposible redirec-cionar la globalizacin si el proceso revoluciona-rio de la sociedad de la informacin que ha trans-formado, entre tantas cosas, nuestro modo depensar, de producir, de consumir y de vivir escapitalizado por medios controlados por el popu-lismo meditico. Ubicar a la sociedad de trabajocomo elemento articulador prioritario de la eco-noma informacional permitir retomar la inicia-tiva poltica para derrotar, en el campo de lasideas y los smbolos, a la versin reaccionaria dela economa informacional.

    3. Funcionamiento del paradigma en lasformaciones econmico-sociales

    3.1. La economa informacional como motor delprogreso

    La economa informacional, por sus potencia-lidades para configurar la economa mundial, seha adueado legtimamente del mito moviliza-dor del progreso. Hoy, el capitalismo global se haposesionado de los destinos de la ciencia y la tec-nologa al orientarlas bajo la hegemona neocon-servadora exclusivamente hacia la creacin delvalor econmico. Los vectores econmicos, en con-textos de Estados subsidiarios de los mercados,se desvinculan de la economa poltica de desa-rrollo y con ello, de las consideraciones ticas,sociales y de polticas pblicas.

    Para recuperar el control sobre los vectoresde la ciencia y la tecnologa y lograr su utiliza-cin a favor de la humanidad se requiere dete-ner el desmantelamiento del Estado. Este des-mantelamiento, acompaado por ideas justifica-torias, orienta a pases y regiones a abandonarsus funciones de organizadores de los mercadospara asumir, cada vez ms, el carcter de Esta-dos policiales-represores. Por lo dicho, es funda-mental concientizar a las sociedades respecto deque las polticas pblicas econmicas, laboralesy sociales son estructuras y herramientas delEstado organizador para preservar la democra-cia, para organizar los mercados y para promo-ver el bienestar popular. Estas condiciones sontambin fundamentales para asegurar la perfor-mance de las empresas y fomentar sus funcionessociales.

    Constituir una nueva hegemona sociopolti-ca que restablezca la legitimidad del Estado sloser posible a travs de un nuevo vnculo entre

    la poltica y el mundo del trabajo. Es en el inte-rior del mundo del trabajo donde adoptan formasconcretas, materiales y sociales, los progresos tec-nolgicos que, a travs de Estados y gobiernosdemocrticos, pueden adquirir direccionalidadprogresista y asociarse con valores democrticos,en detrimento de riesgos neofascistas.

    La oposicin sociedad de trabajo versus socie-dad de mercado es local, nacional y mundial. Lasestructuras donde compiten ambos modelos sonlas redes globales virtuales, en las que se proce-san las experiencias, los saberes y las pugnas porel control poltico. El escenario comn es la so-ciedad de la informacin. El soporte tecnolgicosobre el cual se organiza la sociedad de la infor-macin es la articulacin de la nueva lgica en-tre la economa y las comunicaciones. En 1995,diecisis mil millones de personas se conectabanen redes de internet; en 2005 sern mil millones,y en 2010 tal vez alcancen los dos mil millones.As, casi un tercio de la humanidad se constituyeen la base social de la hegemona poltico-cultu-ral de la sociedad de la informacin.

    No ser posible dotar de racionalidad a la eco-noma informacional sin organizar sindicalmen-te a una gran parte de quienes estn conectados,que son tambin asalariados del conocimiento.Sin embargo, sa es la primera condicin paraplantear, con herramientas efectivas, la luchacontra la revolucin conservadora desde el inte-rior de la economa informacional. Se trata deimpedir que internet (instrumento vital para laproduccin, la seguridad y las comunicacionesmundiales) est cada vez ms expuesta a ser di-reccionada por los lobbies de proveedores, porgrupos internacionales que controlan los medios,por grandes corporaciones. El control de internetdebera estar a cargo de entidades interguberna-mentales dentro de un esquema democrtico dereestructuracin de la ONU.

    No es posible prescindir de las redes si se pre-tende influir en el orden mundial. Los Estados,los partidos democrticos, los sindicatos y lasONG progresistas deberan movilizarse para es-tablecer trincheras capaces de contradecir el di-seo actual de las redes de la informacin. Lossindicatos deben comenzar a representar a lostrabajadores de las redes, quienes mayormentetrabajan bajo modalidades de contratacin pre-carias. Se trata de ubicar esta estrategia dentrode la perspectiva sociopoltica del desarrollo deinstituciones constituidas para asegurar los de-rechos de los ciudadanos a ser el sustento arti-culador consciente de una nueva ciudadana di-gital.

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    El Estado recuperar sus capacidades y lospartidos polticos progresistas y de izquierda vol-vern a ser representativos si en sus agendasubican, como motor del progreso social, a unasociedad de la informacin basada en la partici-pacin poltica de los ciudadanos/as segn prc-ticas democrticas. Caso contrario, el malestarposmoderno ser funcional al asalto a la razn(por derecha), que se incuba en el capitalismo li-beral global.

    3.2. La sociedad de trabajo como componente dela economa poltica

    En la construccin de la sociedad del trabajoconcurren y se ensamblan varias categoras te-ricas que, a su vez, incluyen conocimientos y sa-beres sociales y tcnicos. El trabajo, como valorabstracto universal y como valor concreto, se rea-liza a travs de las prcticas de profesiones y ca-tegoras laborales y constituye la sustancia sim-blica y material de la sociedad de trabajo.

    El trabajo de calidad para todos es una pode-rosa utopa movilizadora de la humanidad, en-tendiendo por utopa una teora todava no reali-zada en la historia. La sociedad de trabajo es unproceso que ha llevado siglos de construccin, nopocas veces mediante los mitos movilizadores delas utopas.

    Como hemos destacado, en la categora gen-rica de sociedad de trabajo concurren nocionestericas, conocimientos, saberes e instituciones.Si bien se corresponden con diferentes universossociotcnicos, stos pueden ser agrupados y fun-damentar los modos de desarrollo sustentabledentro la categora de economa de mercado.

    3.3. La sociedad de trabajo en las empresastransformadas

    En el universo de empresas transformadasse agrupan las relaciones de produccin y dis-tribucin propias de la economa y la sociedadde la informacin. Pero tambin se ensamblanrelaciones laborales heredadas de la segunda re-volucin industrial y de la sociedad industrial.Se observa que las categoras ocupacionales enlos colectivos asalariados de la empresa toyotis-ta y en la fordista se van acercando en sus perfi-les laborales. La empresa transformada suelefuncionar como un mix organizacional de am-bos tipos de empresas. La sociedad de trabajodebera operar como gran matriz que agrupa ysatisface las necesidades propias de los colecti-vos de trabajo en economas que se correspon-

    den a diferentes fases tecnolgicas y de organi-zacin del trabajo. Un denominador comn delas necesidades de los colectivos de trabajo resi-de en que los contenidos del trabajo asalariadohoy otorgan ms importancia a la participacinde los trabajadores, colectiva o individualmen-te, en el desarrollo y la aplicacin de innovacio-nes productivas, las cuales determinan la rede-finicin de los contenidos del trabajo en su rela-cin con los procesos y productos flexibles. Au-menta la importancia de la capacitacin conti-nua y, con ella, la indispensabilidad para laempresa de la fuerza laboral capacitada. La in-dispensabilidad se vuelve as un recurso polti-co-jurdico del sindicato para exigir la estabili-dad laboral en todo tipo de empresas.

    En la empresa estrella, como hemos dicho,coexisten un ncleo duro de trabajadores califi-cados y trabajadores no calificados localizablestanto en las empresas madre como en las subsi-diarias. Rigen simultneamente diversas formasde contratacin, por lo que un desafo poltico-laboral inherente a la constitucin de sociedadesde trabajo consiste en alcanzar una legislacindel trabajo unificada, que garantice a los traba-jadores la vigencia del trpode estabilidad labo-ral/remuneraciones/condiciones de trabajo acep-tables. La productividad del trabajo es fundamen-tal para la buena performance de las empresas,pero siempre debe ser medida en el marco de laproductividad total de los factores.

    Las negociaciones colectivas son herramien-tas fundamentales para construir gradualmentepisos aceptables de estabilidad, de remuneracio-nes, de condiciones de trabajo y de productividaden la economa global, segn patrones de la so-ciedad de trabajo. La participacin de los traba-jadores en la planificacin estratgica de la em-presa es central. Slo aquel sindicato que tengapresencia en las empresas (comits, cuerpos dedelegados, delegaciones del sindicato) puede ga-rantizar la participacin de los trabajadores y suidentificacin con la empresa. Empresa no es lomismo que empresario. Empresa es algo ms queempresario y que trabajador. Empresa debe seruna comunidad de trabajo.

    Entonces, qu significa construir sociedad detrabajo en la empresa? Significa que es necesa-rio dotar a cada categora ocupacional de los atri-butos mencionados del trabajo decente y produc-tivo. Esos atributos son reglamentados por nor-mas laborales en sus formas abstracta y concre-ta, pero slo adquieren sentido poltico cuandocada trabajador percibe que forma parte del di-seo de la sociedad del trabajo. El trabajo decen-

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    te, en su acepcin plena, debe ser trabajo asala-riado sindicalizado.

    3.4. La sociedad de trabajo en las formacioneseconmico-sociales

    En ningn pas existe el modo de produccincapitalista en su forma pura; existen formacio-nes econmico-sociales. Quiz slo Estados Uni-dos se aproxima, por su historia farmer y protes-tante, al ideal de capitalismo puro. Por el contra-rio, en la mayora de los pases perifricos lasredes del capital suelen incorporar y utilizar for-mas de trabajo preindustriales, entre las que sedestacan las provenientes de economas campe-sinas individuales, las actividades artesanales,las manufactureras simples, el comercio de de-tail. Este universo de actividades de baja produc-tividad presenta un signo comn: son activida-des primarias, secundarias y terciarias en las quetodava no se ha producido una diferenciacinestructural entre las relaciones sociales y tcni-cas del capitalismo moderno y aquellas que man-tienen fuertes rasgos precapitalistas.

    El universo de la pobreza en gran medida secorresponde con los trabajos de baja productivi-dad informales y campesinos y con sus familias,que suman tres millones de personas, casi el 50%de la poblacin mundial. En este universo de po-breza, y tambin de exclusin social, se localizanfrecuentemente las peores formas de explotacindel trabajo infantil, subsisten bolsones de manode obra esclava y permanece el atraso cultural.

    Si no se liberan las fuerzas productivas exis-tentes dentro de ese universo de pobreza y exclu-sin, ser imposible que sus trabajadores pue-dan incorporarse a la productividad y al consu-mo masivo.

    Qu significa construir progresivamente so-ciedades de trabajo en ese universo de excluidosen el que suelen coexistir la economa individualy fuertes identidades comunitarias? En gran es-cala, slo existe un camino: potenciar las capaci-dades productivas individuales. El objetivo prin-cipal no puede ser el cooperativismo, aunque stesea indispensable en ciertas condiciones para fo-mentar el desarrollo econmico y social. El cami-no es la promocin de la pequea empresa fami-liar productiva, incorporada progresivamente alos mercados locales e internacionales medianteel uso de las tecnologas de la informacin y bajola proteccin y el fomento de los Estados organi-zadores de los mercados.

    En el universo de los trabajadores de las eco-nomas precapitalistas existen diversas relacio-

    nes tcnicas y sociales de produccin. Las rela-ciones tcnicas comnmente hacen referencia abajos niveles de productividad. Las relacionessociales se refieren a los sistemas que se organi-zan sobre la base de relaciones familiares (eco-nomas familiares), de contratos laborales no es-critos (acuerdos de remuneracin monetarios, enespecie, mixtos, entre otros), entre el pequeopropietario del stock comercial y los trabajado-res eventuales. Lo caracterstico de estas rela-ciones sociales es la baja densidad de la acumu-lacin de capital y de ahorro, la escasa o inexis-tente tecnificacin de los procesos de trabajo y labaja calificacin profesional de los actores.

    Si se observan con atencin las prcticas so-ciotcnicas de los campesinos precapitalistas ylos trabajadores del sector informal urbano, severifica que existe una gran potencialidad en eldesarrollo de sus capacidades productivas indi-viduales, familiares o dentro de las institucionescolectivas: las cooperativas de comercializaciny servicios, los crculos sociales municipales, laescuela, entre otros mbitos. Todos los procesosde trabajo en las reas econmico-sociales preca-pitalistas se realizan dentro de civilizaciones yculturas ancestrales que funcionan como provee-doras de smbolos y valores de identidad colecti-va. Esas civilizaciones y culturas deben ser res-petadas y protegidas en el marco del gran para-guas civilizatorio de los nuevos modos de desa-rrollo orientados segn el patrn de la economainformacional.

    La va para liberar y modernizar los gigan-tescos yacimientos de trabajo precapitalistasplantea la necesidad poltica de suprimir las re-laciones sociales de propiedad y de poder arcai-cas, que sostienen la pobreza y la exclusin: lasrentas precapitalistas del suelo rural y urbano,los monopolios de comercializacin y crdito, lasrelaciones de trabajo basadas en formas varia-das de servidumbre y en la esclavitud, el bloqueoa la capacitacin y la educacin bsica y tcnica,la inaccesibilidad a los servicios de salud y segu-ridad social, entre otras.

    No es posible pretender saltar etapas histri-cas teniendo como meta el comunitarismo popu-lista, o el disciplinamiento burocrtico del colec-tivismo forzado del llamado socialismo real. Lahistoria contempornea y tambin la previamuestra experiencias populistas conservadoras oestadocrticas que han fracasado en sus intentospor congelar o saltar etapas histricas. Vale lapena recordar el fracaso de las utopas milena-ristas agrarias en nuestra regin, y comparar esosfracasos con la actual y colosal transformacin

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    EL PARADIGMA DE LA SOCIEDAD DE TRABAJO

    JULIO-DICIEMBRE DE 2005

    agraria en China iniciada a fines del siglo pasa-do, cuando se abandona el rgimen de comunaspopulares y ms de ochocientos millones de fa-milias campesinas pasan a trabajar en unidadesproductivas familiares independientes, coordina-das en su base por los municipios.

    Para las diversas categoras laborales no ca-pitalistas, la sociedad de trabajo significa susti-tuir las relaciones de produccin y de poder atra-sadas e injustas por relaciones de produccinbasadas en diversas formas de trabajo cuyo n-cleo duro son las economas y los emprendimien-tos familiares productivos dentro de economasde mercado. En la era de la economa informa-cional, de las redes y los flujos, existen los recur-sos tcnicos y culturales para acelerar la libera-cin de todas las formas de trabajo precapitalis-ta y transformarlas en formas de trabajo indivi-duales, familiares y asociadas para la realizacinde formas diversas de trabajos decentes y pro-ductivos. Se trata de un proceso histrico de lar-ga duracin y desarrollo desigual, articulado en-tre comunidades, naciones y regiones en el mar-co de una economa poltica de desarrollo.

    3.5. La sociedad de trabajo como sustento y lapoltica como transformacin

    No es posible pensar que una sociedad de tra-bajo pueda constituirse en la economa global sicarece de soportes polticos en los Estados-nacin,o en comunidades polticas supranacionales queaseguren la utilizacin racional del excedenteeconmico que garantice el desarrollo. No es po-sible imaginar una sociedad de trabajo pensadafuera del clculo macroeconmico. No es viableel desarrollo sustentable si estn ausentes laspolticas pblicas y los consensos para promoverla autonoma y la autoorganizacin de la socie-dad civil.

    La sociedad de trabajo no es una utopa. Susperfiles surgen espontneamente de una pocaque tiene la necesidad de redefinir los conteni-dos de las distintas formas de trabajo. Pero parademostrar su viabilidad se requiere emprenderla lucha por demostrar que constituye un para-digma cientfico verificable. Es decir, deber re-correr el mismo camino que tuvieron que empren-der los sindicatos durante el siglo XIX para de-mostrar que, reduciendo las horas de trabajo delos trabajadores/as, se estimulaba el uso del re-curso de las inversiones tecnolgicas para abara-tar costos. Debemos recordar tambin que el ca-mino recorrido por el keynesianismo para demos-trar que el ahorro popular y el consumo de ma-

    sas eran las mejores herramientas para fortale-cer las economas capitalistas result en su mo-mento acertado. Hoy, la sociedad de trabajo esuna propuesta polticamente correcta porque re-estructura y centraliza tcnicamente diversasformas de trabajar dentro un paradigma socio-productivo dinmico y nuevo.

    Es importante recuperar conceptualmente unacategora que hemos utilizado en este artculo:la formacin econmico-social. Efectivamente,en cada poca histrica un modo de produccines dominante y, a ese modo de produccin le co-rresponden roles laborales y formas de trabajarespecficas. Pero el modo de produccin dominan-te no existe en forma pura. Por el contrario, su-bordinados a l coexisten otros modos que fueronanteriormente dominantes y ahora subsistentesde otras formaciones econmico-sociales. La arti-culacin entre modos de produccin distintos de-termina que, en cada formacin econmico-social,existan variadas formas de trabajo y de relacio-nes laborales. En la actualidad el modo de pro-duccin dominante es el capitalista, en pleno pro-ceso de transformacin de capitalismo industriala capitalismo informacional. Este proceso detransformacin tambin incluye la imbricacin dediferentes modos de desarrollo del capital.

    El modo de produccin capitalista es todavay lo ser por un largo perodo dominante. Elcapital se ha vuelto, a su manera, global. El capi-talismo es un modo de produccin con capacida-des para autorrevolucionarse peridicamente ypara originar desconcierto y confusin entre susadversarios sociales e intelectuales.

    Actualmente estamos viviendo una nuevaautorrevolucin del capital: est naciendo la so-ciedad de la informacin. Pero como ya hemosdicho el modo de desarrollo capitalista informa-cional se realiza como relacin binaria entre po-los de desarrollo y de subdesarrollo, generandoen este ltimo pobreza y desempleo masivos. Elmodo de desarrollo del capitalismo liberal inclu-ye formas de exclusin social, desempleo, preca-riedad laboral y autoritarismo empresarial en supropio ncleo dinmico: los pases del G7. Pero,estratgicamente hablando, lo nuevo no es slola autorrevolucin del capital sino que posible-mente por un largo perodo histrico ha triun-fado la economa de mercado a escala mundial.Este ltimo aspecto es histricamente positivo.El mercado es una institucin preexistente alcapital, y en su larga construccin histrica arras-tra prcticas sociales que han convertido las re-laciones de intercambio de bienes en una formauniversal de progreso social. El mercado ha cor-

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    Desarrollo y empleo de calidad

    REVISTA DE TRABAJO

    tado en forma transversal todas las formacioneseconmicas preexistentes al capital. El comerciomundial ha sido un gran puente de comunica-cin entre civilizaciones y comunidades a lo lar-go de la historia de la humanidad.

    El mercado es una categora econmica uni-versal mientras que el capitalismo es slo la for-ma conocida y hasta ahora ms desarrollada derealizacin del valor del trabajo.

    Cmo debe pensarse entonces la relacin en-tre las sociedades de trabajo y los mercados? Comosociedades capaces de construir mercados cuyasmatrices de acumulacin y distribucin sean fun-cionales a la necesidad de expansin de los traba-jos productivos, segn polticas de planificacindemocrtica acordadas entre los agentes econmi-cos y el Estado, y aplicables a un espacio no slonacional sino tambin regional y mundial.

    La sociedad de trabajo no es una utopa. Esuna construccin social que recobra la centrali-dad igualitaria y humanista del trabajo. Consti-tuye una categora poltica, porque es en sus ar-ticulaciones donde puede asentarse la democra-cia motivando a participar a los ciudadanos y ciu-

    dadanas segn intereses sociales diferenciadosy mundos ideolgicos plurales en las institucio-nes polticas de la democracia.

    Dos tercios de la humanidad dicen sentirseidentificados ms con los beneficios del desarro-llo econmico que con los valores morales e inte-lectuales de la democracia. A esos dos tercios, lademocracia les resulta algo ajeno o lejano. Es laeconoma poltica del desarrollo la que debe serreinstalada para proteger la democracia polti-ca, la cual se fortalece con el desarrollo sustenta-ble, con empleos productivos y con el crecimientode la demanda.

    La economa poltica, al promover el bienes-tar, apuntala la legitimidad del concepto de go-bernabilidad democrtica. Desde esta conceptua-lizacin se comprende mejor por qu las socieda-des de trabajo son parte constitutiva de la econo-ma poltica. Son las sociedades las que, a travsde sus prcticas, organizan las tramas de rela-ciones entre instituciones econmicas, sociales ypolticas capacitadas para orientar y servir deherramienta a los modos de desarrollo democr-ticos.