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1

JUNTA DIRECTIVA ’ ’ DE LA

:OTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA

JUNTA DIRECTIVA

Presidente:

Dr. Jorge Ramírez Duque, M‘nistro de Trabalo, Prevlslón Social

y Salud Públlm.

Vice Presidente:

Celia Q. de Díaz, Pwsidenta de lo Cruz Rola Nacional.

StXR3tWlO: Napoleón Arce

.

DIRECTORES Juan Antonio Guizado,

Comandan,e del Cuerpo de Bomberos.

Rev. Padre Juan Huber, D,rector de, Hospido de Huérfanos.

Federico Humbert. Prosldente de lo Cámara de Comercio,

Industrlu8 y Agricultura.

Eduardo de Alba, Gerente del Banca Nacional.

Dr. Daniel Chanis Jr. superintendente del Hospital Sonto Tamár.

.

ADMINISTRACION

Gerente: Pedro Vidal Cedeño

Subqerente: Rolando de la Guardia

Tesorero: Alberto de la Guardia

]efe de Contabilidad: Heraclio Chandeck

Secretario: Napoleón Arce

Editor de lo Reviata: Olmedo del Busto

Apmtcrdo 331 Teléfano 1839-I

Panamá, FL de P.

,

Decreto por el cual fue creada la Provlncio de Chirlqui ,,«,,«,,<.,<..<,..,,,.,.,,., ..<..................... 4

Ensayo Geneolóqico de la.Il”stre famiila Ga- Ilegos.-Por Armando Aizpurúa ..~...... 5

Los Guoimíes de Panamá.-Par ,“an Navarro Díaz 7

Chiriquí. 8” his,orio, su presente y su futuro. - Por el Dr. Eusebio A. Moraies ..<................ 14

Chiriquí o el Valle de La Luna. (Por qué se Iloma asi). Leyenda.-Por Eqmlina Ganzá- lez Revih de Ortega 22

El Dr. Manuel Magín González Revi,,“, estudio

bioc,ráfico.-Por el Dr. S. Gilberto Ríos <,,<,,«,,.. 23

Don José Domingo de Obaldio, último gober- nador colombiano de Ponamó,Por Ernss- 10 J. Castillero R. <.,<..,«,«.,.<.«...,,,.,,.,,....,....,..,..,,..,..,................,. 25

Ei último Cacique de los Dorasques. (Tradición

india).-Pm el Lic. Pedro A. Silvera 29

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L 1

,

NUESTROS COLABORADORES:

l DIDACIO SILVERA

l I’JAN NAVARRO DIAZ

l EUSEBIO A. MORALES

l ARMANDO AIZPURUA

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Se apresta la provincia de Chiriquí a celebrar el centenario de su creación, ocurrida, el 26 de Mayo de 1849, mediante decreto de esa fecha, que dividió Veraguas en dos sec- ciones, una de las cuales permaneció con el nombre antiguo y Jo nueva adquirió el nom- bre que hoy ostenta.

Este acto legislativo del Congreso de Colombia dió forma política CI uno región que, desde los comienzos de la época colonial ofreció pruebas inequívocas de su deseo de su- peración y de las posibilidades, que ya desde entonces existían, de que con el transcurrir de los años IU provincia de Chiriqui sería no sólo motivo de orgullo ‘parcr sus moradores y para los que allí nacieron, sino para toda nuestra República que hoy ve cristalizados en ella las más gratas esperanzas ya en plena vía de absoluta realización.

En la época pre-colombina, como obedeciendo (I un mandato imperioso de las circuns- tancias de ambiente, a la riqueza del suelo, CI Jo benigno del clima y a la invitación de sus numerosas vías fluviales, los aborígenes de la llamada región del Valle de la Luna, dieron muestras de poseer un cierto grado de civilización ‘que se ha puesto de manifiesto cuando, en los años anteriores se hcm hecho interesantes y valiosos descubrimientos en los cemen- terios indígenas.

Amantes de su libertad, esos indios significaron siempre serio problema para el con- quistador que varias veces hubieron de pagar con su sangre el deseo de someter a los hom- bres que, como los doraces, estuvieron siempre dispuestos hacer el sacrificio de sus pro- pias vidas en crcr.s de su Jtbertcrd. De estas rozos, íntimcrmente fundidas con los hombres venidos de España, descienden los’actucrles pobladores de la provincia de Chiriquí; y de unos y otros han heredado la tenacidad para la lucha y el tr@xrjo, el valor para sobrepo- nerse CI las dificultades del diario vivir, la paciencia estoica paro aguardar con calma la ocasión propicia, la hidalguía y entereza para las reladones de hombre a hombre.

Sobre tan fuertes cimientos ha’ Jevantcrdo Chiriquí la enorme y firme estructura de su propio progreso, Por eso sus tierras que hasta hace poco no habían sido holladas en Crlgu- nos parajes por la planta humana, son hoy emporios de riqueza, en los que el café. la co- ña de azúcar, la papa, el banano, las maderas y 1a.s industrias derivadas de ellos. son otras tantas mcmifestaciones de JO que Ja laboriosidad y el sano continuado esfuerzo de JOS chiricanos es capaz de hacer.

La provincia de Chiriquí tiene derecho, completo derecho a mirar de frente su pasado, con orgullo su presente y con plena fé su porvenir. Porque en todos los campos de la octi- vidad ciudadana sus hijos han tenido en todas las épocas de la República destacada ~re tuación que los coloca en primera línea entre los elementos de prestancia en nuestra Pa- tricr.

Por tal razón y con motivo del glorioso centencnio de la Provincia Chiricana, nos com- placemos en enviarle nuestro más cordicrl saludo CI la tierra que lleva en sus entrañas los elementos más promisores para su propio en,grandecimiento y el de toda la República: Y que parece contemplar desde la cumbre del Volcán Barú el grandioso futuro que le ha si- do destinado.

0. DEL B.

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DECRETO ’ (26 de Mayo)

que divlde en dos provincias, la de Veraguas. El Senado y la Cámara de Representantes de

la Nueva Granada, reunidos en Congreso, DECRETAN:

Artículo Iv--Se crea’ una pro&& com- puesta del cantón de Scmtjago, y otra com- puesta del cantón de Alanje. La primera se denominará Provincia de Veraguas; su capi- tal, !a ciudad de Santiago; y la segunda, de ChiTiq<~~capltal, la villa de David.

míC& 29-L~S iSk% de los oCémOS

Atlántico y Pacífico, corresp B

ndientes a la cm- tigua provincia de Veragu s, pertenecerán a la nueva de este nombre, o a la de Chiriquí, sesún su mayor aproxhnac1ón u la uno 0 a la otra.

Artículo 3eEl gobernador de la provin- cia de Veraguas gozará del sueldo’anual de doce mil reales: y el de David, de nueve mil seiscientos reales.

Artícuio 4v-La secreiaría de la gobsuna- ción de Veraguas tendrá un secretario, con el sueldo anual de cuatro mil reales, y dos ofi- ciales gscribientes, con el de mil seiscientos redes cada uno. La secretaría de la gober-

nación de Chtriquí tendrá un secretario con el sueldo anual de tres mil ochocientos cuarenta re’ales, y un oficial escribiente, con el de dos mil cuatrocientos.

Artículo 59-La provincia de Chiriquí ha- rá en el presente año la elección de los sena- dores y representantes que conforme CL su cen- so le corresponden; y la de Veraguas sola- mente elegrá por ahora un representante pa- ra llenar la vacante del que cesa el 15 de oc- tubre.

Dado en Bogotá, a 26 de mayo de 1849.

El Presidente del Senado, JOSE IGNACIO DE MARQUEZ.

El Presidente de la Cámara de Represen- tanles, MARIANO OSPINA.

El Secretario del Senado, PASTOR OS- PINA.

El Representante Secretario, JUAN ANT0 NI0 CALVO.

Bogotá, ci 26 de mayo de 1849. Ejecútese y publíquese. El Presidente de la República, JOSE HILA-

RIO LOPEZ (L. S.) El Secretario de Relaciones Exteriores,

JOSE ACEVEDO.

BANCO NACIONAL DE PANAMA FUNDAD3 EN 1904

DEPOSITAXi OFICIAL DE LA REPUBLICA

OPERACIONES BANCARIAS EN GENERAL

Para el mejor servicio en el país cuenta con Agencias en

AGUADULCE DAVID

ALMIRANTE LAS TABLAS

BOCAS DEL TORO ocyu

COLON PENON~OME

CONCFPCION SANTIAGO CHITRE PTO. ARMUELLES

DIRECCION: Avenida Central 107 Tcltgráf ica Banconal

Teléfks: 221, 222, 223, 224 y 2244

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Por ARMANDO A,ZP”R”A

Dr. RAFAEL NUAEZ

Según cuenta la tradición, en uno de los

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avanzado en los diferentes caminos del pro. meso. Sin embargo, los hermanos Gallegos vieron en ella un pueblo de mhs porvenir que lu ya decadente Alanje, de estructura más amplia y moderna, más densamente pobla- da y con un movimiento comercial más acti- vo y halagador; que asentado sobre una es- pléndida llanura iríase extendiendo e Inten- sificando en todq sus aspectos, a medida que surgieran nuevos pueblos al influjo de la con- quista y colonización europea.

Con ‘esas impresiones de progreso, José Lorenzo construyó su casa de un sólo piso en Calle 8s Este, antiguamente “Del Cerro” por conducir dicha calle a una colina ubicada en su extremo sur. Juan Manuel edificó la suya de dos pisos, en la Calle Real, hoy Avenida “B” Norte, y José Pío, el menor, fue a vivir con su hermano José Lorenzo, quien se constituyó en su albacea y protector. Las casas aludi- das aún existen en buen estado, a mesar de ser de madera y de los 155 años de construí- das.

Tiempo después, o sea en 1799, José Lo-

días del mes de enero del año de 1768, proce- dentes de las Islas Canarias arribaron a San- tiago de Alanie, la :‘Ciudad Fiel”, corno la lla- mara el monarca español, don José Domingo Gallegos y Heredia y su esposa, doña Clau- dia Estribí de Gallegos y Heredia, quienes al pisar tierra chiricana su ’ primera ocupacibn fué la agricultura y ganadería, actividades co- merciales que prontamente los colocó en una posición económica elevada. De ese rnatri. monio hidalgo nacieron Domingo, Pedro, Jo-

, sé Lorenzo, Juan Manuel y José Pío Gallegos Estribf.

Los tres últimos hermanos, siendo jóve- nes todavía -pues José Pío frisaba apenas con los diez y seis años de edad-, muertos. sus padres radicáronse definitivamente en Da-

>‘, L vid, por el año de 1794, en donde, con mejo- *es perspectlvas, continuaron acrecentando

,&%3. su heredad paterna. David entonces tenfa $“&q. ..; $i;~$, cerca de doscientos años de fundada y, no g,J ‘r,

.; .;: ~“~~:*~;~< obstante este lapso \ transcurrido, poco había

.,4< :,,; :,,;’ . LOTIIIIA

renzo contrae matrimonio con Ana María Can- ’ dcmedo, hija de José Antonio Ccmdcmedo. quien apadrinó las bodas con Antonio Martí- nez, Ironcos ambos de familias honorables. De ese enlace matrimonial nacleron Antonta Ana María y Petra, qutenes a SY vez formaron sus hogares con don Crucicmo Francescht, don José de Obaldía y don Ignacio Cepeda, res- pecttvamente.

Antonia tuvo en su primer matrimonio -pués al enviudar celebró segundas núpciae con su cuñado Angel Franceschi- a Claudia, quien casó con don Domingo de Obaldía Ore- juela, hermano de don José de Obaldía. Va- rios hilos vinieron de esa unión, que fueron miembros distinguidos de la sociedad.

Viudo don José Lorenzo de su esposa Can- danedo, contraió segundo matrlmonlo con Ma- ría Clemencia Martínez, quien le dló a Rosa-- lía de López, Martina de Rosellón, María de los Dolores de Núñez y José Lorenzo Gallegos Martínez. Este últhno casó con Carmen Pa- manías y de sus cuatro hijos, Jose Lorenzo, fué

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poeta, muy renombrado, fallecido a los 25 años de edad.

‘Juan Manuel Gallegos, como su hermano José Lorenzo, enviudó de su primera esposa de apellido Sanguinetti, de quien no tuvo des- cendencia, y en sus segundas nupcias con Jo- sefa Medina, vinieron a la vida Mercedes de Lambert, Rosa de Agnew, Carmen de Araúz y Manuela de Martínez,.

1.0s hermanos Gallegos fueron personas

representativas del lugar, tanto en lo econó- mico Y social, corno en lo político.

José Lorenzo. al iniciarse en 1810 el mo- vimiento separatista del Istmo de la madre España, fu& escogido por sus ideas de justicia Y libertad. representante de los conjurados del 1821, paro. los efectos de la propaganda y pre- paración de los pueblos de aquella Provincia en favor de la emarxipa Ion, idea que de- E, bía ‘germinar en todo el territorio panameño, Nuestro coterráneo, de quien dijo don Maria- no Arosemena -uno de los altos exponentes de aquel movimiento reivindicador-: “De- sempeñó ámpliamente su misión”, al recono- cérsele sus méritos de patriota. Sin embargo, a pesar de ello y de la intensísir+ labor que en tal sentido desarrollara, su nombre no fi- gura en la página gloriosa de aquella jorna- da memorable, a excepción del ligero comen- tario trpscrito.

Juan Manuel, al par que cooperador de su herm&no en el movimiento libertario que culminó el 28 de Noviembre de 1821, como queda apuntado, encargóse del gobierno pro- vincial en marzo de 1850, siendo Por ello el segundo gobernador de la Provincia. Sustitu- yó en ese cargo al Dr. Pablo Arosemena, a quien le cupo también, en aquellos comienzos de su gloriosa carrera política, ser el primero en desempañar ese destino, cuando erigida Chiriquí en Provincia, por Decreto de 26 de Mayo de 1849, expedido por el Congreso Gra- nadino.

De las hijas de José Lorenzo, dos de ellas contrajeron matrimonio con hombres promi- nentes de la época:

Doña Ana María Gallegos fundó su hogar con don José, Arsenio, Vicente, del Carmen de Obcddín Orejuela (José de Obaldía), llega- do tr David en la tarde del año de 1839. Pa- tricio ‘esclarecido y eminente estadista, corno también orador (tal v& el primero entre los liberales de su época), abogado y educador; de gran figuración en el orden político y de brillantísima &tuación en los diferentes ca- gas que desempeñó, éntre los cuales gober- nador del Istmo en 1845-1849 y 1858; repre-

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sentante y senador varias veces y encargado de la presidencia de Colombia en cuatro oca- siones distintas, en su carácter de vicepresi- dente, corno sucesor de los presidentes titula- res Generales, José Hilario López y José María Obando, cuando este último presidente fué de- puesto y expatriado por el Congreso colom- biano en 1853. Nació en la ciudad de Pann- má el 19 de Julio de 1816 y murió en la ciu- dad de David, el sábado 28 de Diciembre de 1889. Tuvo los siguientes hijos: José Aristi- des, José Domingo, José Lorenzo y Josefa, Los dos últimos murieron siendo niños todavía.

Doña María de los Dolores Gallegos fué la primera esposa del Dr. Rafael Núñez, pre- sidente de Colombia en ,varios períodos, gran poeta y escritor, sociólogo y político. En 1851 llegó a David con el modestísimo cargo de juez de hacienda de Alar& y regresó a Bogotá en 1853, llevando’ al Congreso, reunido el 19 de Marzo, la representación del departamen- to de Chiriquí. En 1858 salió electo diputado a la Asamblea del Estado Soberano de Pana- má, también por Chiriquí, y encargado por un mes del gobierno panameño en su calidad de vicepresidente, el l9 de Octubre del año cita- do. Fue a la hora del qlba del domingo 13 de Junio de 1852, cuando uni() sus destinos ante el altar con doña Dolores; pero una vez situa- do en el plano político a que aep&ba llegar, crlejóse definitivamente de su hogar en las pos- * trimerías del año de 1861, dejando a su bella cónyuge apesarada y a merced de las coh- geturas mundanas. La prole de ese matrimo- nio desdichado Iq componían Francisco, que

LOTIRIA .

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murió en esta ciudad de Panamá a los 14 afíos hgrmano, tiene un largo historial que honra a de edad, y Rafael, fallecido en Pasacaballos Chiriquí y à todo el país. De este Ilustre du- (Colombia> a edad avanzada. dadano diremos en breves palabras: Fué ele-

De los hijos de doña Ana María Gallegos qido dos veces senador ‘por el Departamento de Obaldía, don José Aristides se destacó des- de Panamá, representcmte al congreso de Río de muy joven como @litar, y por su valor y Janeiro y gobernador del Estado de Panamá. arrojo y heroicas hazañas, conquistose pron- Declarada la Repúbltca, fue Ministro en Was- tamente el título de general y el no menos su- hington, después Primer Designado a la Pre- gestivo y simbólico: “El León de las Selvas sidencia y luego Presidente titular en 1908. Chiricanas”, cuando aún no había cumplido Nació en David el 30 de Enero de 1845 y mu- los 25 años de edad. Se alzó en armas varias rió martes lo de Marzo de 1910, cuando aún veces en defensa de su causa, y en reñidos no había cumplida~su período presidencial., encuentros con sus poderosos adversarios, sa- lió siempre avante. Afiliose al Partido Con-

En síntesis, don José Domingo Gallegos y

I servador en 1855, juntamente con su padre, Heredia y su esposa, doña Claudia Estribí de

don José de Obaldía, teniendo apenas 13 años Gallegos y Heredia, dieron a David con su

de’edod. El 12 de Octubre de 1868, baio las numerosa descendencia, preponderancia so-

órdedes del Dr. Manuel Amador Guerrero, hi- cial y política en e+ siglo pasado y a todo el.

zo frente en Veraguas a las fuerzas del go- país con la ilustre personalidad de don José

bierno provisional del General Buenaventura Domingo de Oba!día.

Correoso, acantonadas en la ciudad de San- También se destacaron como políticos y tiago, y en ese último, hecho de armas, rindió personas de gran valimiento de esa familia, la jornada de su meritoria vida en “El Hati- Juan Manuel Lambert, Jo.& Lorenzo Gallegos 110”. lugar ubicado en 1a.s afueras de dicha ciu- Famdnías, Santiago Agnew, Salvador y Ma- dad de Santiago. nuel Candelario Jurado y José Pío Gallegos,

Don José Domingo de Obaldía, como su doctor, boeta y religioso.

’ i i Por ,“AN NAliARRO DIAZ

.’

.l l

Cuando por un instante se contempla el hombre pleistoceno, desbordándose eA su cu- aspecto topográfico del Istmo de Panamá, no na en el Hemisferio Oriental, por la via de

parhce que tan angosta faja de tierra se hu- Bering o por la que lleva de, Islandia a Groen- biese prestado‘en épocas remotas al estable- landia, comenzó a descender hacia la parte

cimiento de grandes pueblos, ya que el espa- sur del Hemisferio Occidental en busca de cio ofrecido a la satisfacción de sus perma- más benignos climas y de alimentación más nentes necesidades sería en cierta manera es- abundante. Para ese hombre salvaje o semi- trecho. Panamá fue en tiempos lejanos, como bárbaro forzoso hubo de ser el atravesar por lo es hoy y lo será en el porvenir, indispensa- el Istmo, sobreponiéndose a los estorbos que ble al comercio del humano linaje, quien, des- antepusieran a su marcha los rezagados de cubre en ese broche maravilloso, con el cual anteriores emigraciones y aniquilando a estos * se unen dos espléndidos continentes, la ruta con el fin de abrirse camtno franco en dtrec- debe conducirle a los últimos confines del pla- ción de las altiplanicies andlnas, de la cuen- neta. “Puente del Mundo” le llamó Bolívar, ca del Orinoco y del valle anchuroso del y nunca le viniera tan a propósito esa gráfica Amazonas. descripción como en las edades en que el Sin embargo de tales riesgos y de un tal

. LOTSRIA ?hOrnA 7

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Indio Guaymi, de la Provincia de Chlriqul, vestido de fiests.

cúmulo de estragos es evidente que, a partir del momento en que las civilizaciones centro y sud americanas arraighronse en los territo- rios invadidos, que las vieran desarrollarse y florecer en alto grado de perfección, los pue- blos dejaron de moverse en impetuosas ma- sas y dieron así favorable oportunidad para que en el Istmo se radicaran grupos destaca- dos de los principales núcleos de población así del norte como del mediodía, los cuales grupos, aunque no muy numerosos, fueron, si, de importancia suficiente a despertar en no- sotros vivísimo interés.

De esos grupos istmeños perduraron dos, el de los cunas y el de los guaimíes, siendo de notarse que conservan en las regiones sel- vátlcas la organización y las costumbres que

‘tenían a la llegada de los españoles. En Dis- tritos donde no se hallan muy distantes de los nuevos elementos demográficos, y con mayor razón en los alrededores de las ciudades mo- dernas del Istmo, los aborígenes han perdido mucho de la pureza de su sangre y han aban- donado su antigua manera de vivir para con- formarse a las exigencias de razas extrañas, que,son desde hace cuatro centurias las do- minadoras del país. Segúnel censo de 1911 los cunas y los guaimíes que están en inme- diato contacto con los habitantes del resto de la República montan a 11.928, sin que en di- cho número se incluyan, como es lógico, las tribus que se han refugiado en. las montañas y que rehusan el trato de los invasores, blan- COS o negros. Un cálculo que sin duda. es aproximado, y que tambien aparece en el alu-

PAGINS, 8 .-

dido censo, fija la suma .total de indios salva- ies en 36.178; mas es posible que esta canti- dad sea efectivamente mayor, pues nadie sa- be a punto cierto lo que se oculta en lugares que hasta la fecha no han sido más que tie- rra incógnita por lo inexpugnable de su natu- raleza.

No faltará quién pregunte cómo es posi- ble que, siendo Panamá uno de los parajes más frecuentados de la América toda, desde el instante en que las carabelas de Colón arri- baron a sus playas, quedan aún por europei- zar tantos de los primitivos moradores; más adviértase que el paso por el Istmo ha sido siempre fugas Y limitado a la estrecha zona por donde cruza el grandioso canal en cons- trucción, sin que, por consiguiente, ese tráfico afectase mucho a los que eran simples espec- tadores o se mantenían lejos de él, escudán- dose detrás de las barreras que una próvida naturaleza levantó, con inimitable pericia, De cualquier modo, sea cual fuere la causa de este aislamiento, no cabe duda de que existen en Panamá tribus sud guardan el estado pre- colombino casi en su pristina’forma, y a una de ellas, ‘la de los guaimíes,-voy a referirme.

Vive ese grupo disperso en las Provincias de Chiriquí, Veraguas .y Bocas del Toro, es- pecialmente en el extremo occidental de la República, conservándose de un modo raro, merced a la aspereza del medio circundante, íntegro en lo que toca a su sangre así como en lo que respecta a sus costumbres y a su idioma.

En cuanto al tipo, son estos aborígenes pequeños de estatura, carianchos, barbilam-, piños, de nariz aguileña y pómulos salientes, de pecho robusto, macisos, de recias extremi- dades y, desde el punto de vista creneológico, casi braquicéfalos. Aguzan sus incisivos en forma serrina. sobre todo las hembras, lo que induce a creer que lo hacen;no con la mira de ayudar a la masticación; sino con la de em- bellecerse o talvez con la de producir el efec- to contrario, como lo hacen en el Japón las ca- sadas, que se ennegrecen la dentadura para aparecer repulsivas a ilícitos galanes. La piel de los guaimíes es aterciopelada y cobriza, sus ojos hundidos, su cabellera lacia y su mo- do de andar elástico, con los hombros echa- dos hacia adelante cual si se dispusiesen en toda ocasión a cargar algún peso. En la ac- titud son cautos, suspicaces, impasibles cucm- do se encuentran fuera de su propio círculo, por lo que difieren de los cunas, que son más dados a mostrar sus emociones. Frugales y bien contentadizos, son omnívoros, pues con-

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sumen la carne de tigre, topos, iquanas, CIT- res castellanos, bajo el cual encuéntranse to- madlllos, tortugas, aves y peces de, todo qéne- davía sometidos a un cacique o dictador mi- ro. ha1 que ~u~lquieru de lus sustnncias co- litar, que los Irige segYn mandamientos o mestibles del reino vegetal. Por lo demás, su prácticas ancestrales. Dicho cacique repúta-’ número resulta ser ahora mucho mayor del se descendiente de Montezuma, ese mal ape- que se había imaqinado, pues la estadística llidado “emperador” de los aztecas, eue no fue oficial comprueba que el señor Don Ramón sino el último dignatario a quien se encarga M. Valdés, inteligente panameño, y autor de de dirigir los destinos de aquella tripartita

un apreciable texto de geografía del Istmo, lo confederación, en la que entraron como fao mismo que otros escritores o extranjeros, de- toree integrantes los pueblos de Tezucom, Tla- járonae llevar de un cálculo erróneo ol de- copán y Tenoctitlán. Esa leyenda con cuyos cir que los quaimíes no pasaban de 6.KtO. prestigios se quiere diademar las sienes del El censo de 1911 computa el aludido número cacique quaimí, no tiene quizá sólido funda- de 10.212, divisible de esta suerte: hombres, &ento aunque sí la menciono porque es curio-

5.260; mujeres, 4.952. Aún así, esas cifras só- sa y porque es una de las circunstancias que, 10 se refieren a los guaimíes que han caído como lo explicaré después, me han inducido

bajo la vigilancia de las autoridades de la a cavilar acerca de las relaciones étnicas de Nación: pero’en ellas no están incluídos los los habitantes autóctonos de Panamá.

que llevan vida nórllada y se esconden en la fragosidad de montes bravíos, pawpetándose

Y si la orqan&ción política de los guai-

en lugares POCO menos que inaccesibles a los míes no ha variado, igual acontece con sus

empadronadores de distritos rurales. creencias religiosas, con sus procedimientos

Hubo entre estos indígenas tribus que han civiles y con sus hábitos sociales, Pinart en-

desaparecido en la actualidad, como fueron centró, por ejemplo, que la investidura de 10s

las napas, los changuenes, los terevis, y los derechos de ciudadanía consiste en estos mo-

doraces, cuyas filas diezmáronse poco a poco mentas de las mismas pruebas be iniciación

ante el predominio de elementos exóticos, ora y de las mismas‘ celebraciones que se estila- ban en épocas remotas. El nombre que se da

porque los aniquilase esa ley ineludible que, a todas estas ceremonias es el de “urotes”, y en virtud de la selección natural destruye al débil para dar al fuerte libre campo en el

para efectuarlas los ancianos conducen a los adolescentes al fondo de los bosques, en don-

porvenir. La tribu principal es hoy la de los d e se les presentan con pavorosos antifaces, valientes, así llamados por gente de habla es- y con la cabeza coronada de rcunos. de la pro- pañola debido CI su excesiva e insubyugable pugnacidad. Habitan de preferencia el Valle

pia suerte que los druídas de la vieja Europa

de Miranda, región que se halla a cosa de céltica aparecían ante la muchedumbre en 10s claros de las selvas sacrosantas. En los os-

1.300 pies sobre el nivel del mar y que es una fértil llanura a la que rodean en anfiteatro las

curos sotos que el resplandor’de la luna upe- nas ilumina y cuando nada interrumpe ese

crestas vertiginosas de la serranía de Vera- raquas. Allí, los que no bajan CL la costa pa- rt

augusto silencio de la noche tropical, el neó- 1 o recibe de labios de sus mayores las trodt-

ra entregarse a la pesca, dedícase a las fae- ciones orales de la tribu, se instruye en SU II- nas agrícolas y a la caza, en un gran coto de t urqia, conoce la significación de sus’ símbo- naturales amojonamientos sin que ninguno los, aprende las conmovedoras antífonas Y las pretenda introducirse en aquella bellísima co- quejosas nenias de su culto, adquiere ense- marca, a la que sirve de índice secular la mo- le del Volcán de Chiriquí; mas si, impulsado 1’

ñanzas esotéricas y se somete CI crude~ ardo- 1~1s para hacerse digno de los privilegios que

por la curiosidad u obedeciendo a otros fines, pronto serán suyos. Si el resultado es satis- alguien se aventura por tules vericuetos, posi.. f t ble es que perezca a manos de los indios; que

ac orto el joven retorna con sus cofrades al sitio en que la muchedumbre lee espera para

tan celosos son de su señorío corno duchos conmemorar tan fausto suceso. Entonces co- en poner asechanzas. mienza el “mote” con orgasmos de IOCU UIe- ’

La organización política de los quaimíea, gría: hay danzas, hay música, hay libaciones como bien pudieran creerlo personas que po- y esponsales que no concluyen sino hasta que co se detienen a reflexionar, no ha cambiado IUS fuerzas se agotah y todos los apetitos que- un solo punto. El sistema que los unifica es, dan satisfechos. por el contrario, su antiguo sistema de fusión, Otra diversión de los guaimíes es IU que el mismo que los liqaba en comunidad inde- tiene lugar cuando las doncellas han pasado pendiente antes del arribo de los conquistado- de la niñez al estado núbil. Su objeto es el de

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venderlas CI los futuros maridos y la ocasión nada ofrece de muy sorprendente o trascen- dental; pero la que si entraña, CI mi humilde modo de ver las cosas, un sentido de suma im- portancia es la que los españoles denomina- ron la “balceríá’. Ocurre ésta a principio de ia estación seca en el Istmo, 0 sea en el mes de enero, si bien sincroniza por otra parte con la que era para los mayas de Yucatán y Gua- temala la fiesta de 81as fiestas, su pascua de resurrección. Todos los que hayan leído ese admirable libro del explorador M. Le Plongeon recordarán cómo +scribe éste el regocijo que se apoderaba de los pueblos de la confede- ración de Xibalda al descubrir en el firma- mento austral la magnífica Cmz del Sur, pre- cursorc~ para ellos de las lluvias y la abun- dancia, paraninfo de paz y anuncio del des- pertamiento terrestre. Pu$j bien: yo no sé que ninguno haya hecho hincapié en la coin- cidencia que aquí señalo, ni he podido encon- trar un comentarista que indique el motivo por d cual los guaimíes se entreguen, precisa- mente en el mes de enero, o transportes de jú- bilo similares a los de los‘ mayasquichés. Vol- veré a esa consideración antes de finalizar es.. tos apuntes. Por lo pronto, diré lo que es una “balcería”. Cuando se acerca el .tiempo de reunirse, hacia la clausura del año, los jefes, en deferencia a una antigua <ley cibaría, que entre ellos subsiste, hacen circular entre pa- rientes y amigos un bejuco anudado, que muestra tantos nexos cuantos días faltan para el agradable suceso. Esa es la invitación al festín. Llegada la hora, los hombres se dan un baño y los mujeres los aderezan con sus mejores galas. Píntanles el rostro con líneas rojas y azules, átanles una pampanilla de cor- te a la cintura, cíñenles a la espalda una piel de animal feroz. y aliéntanles para que se dis- tingan entre sus émulos y compatriotas. Es de advertir que de esa guisa aparecen #Ios gue- rreros guaimíes en los cacharros que han sa- lido a luz de entre los escombros de sus ne- cróppk, exceptuándose que en la “balceríá’ portan una especie de claya, la que sin duda por corrupción del vocablo castizo recibió el nombre de “balsa”. Con este instrumento se dan de golpes en las piernas durante Jas evo-

luciones del baile: y cuéntase que por cada golpe recibido sin que la castigada extremi-

dad se fracture, su poseedor tiene derecho a

comprar una nueva consorte. Luego de con- cluído el espxláculo preliminar, las mujeres

entran en acción y la “balcería” resuélvese

en un desbordamiento de placeres haciéndose

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liberal consumo de la chicha de maíz. No me detendrá a expiicar el resto de sus

peculiares usos, conformándome con traer a la memoria el hecho de que abandonan a sus enfermos una vez que se persuaden de la inu- tilidad de curarlos. En eso se parecen a mu- chas oirás tribus americanas, así corno en la manera de disponer de los difuntos. El cad& ver lo.colocan sobre un andamio de madera, dejándole alli hasta que la carne ha sido por completo roída. Después le dan sepultura en el cementerio de sus antepasados. Hay en la América del Norte una tribu, la de los manda- nes, que viven en las riberas del Cohxnbia Y del Misouri, con la cual a este respecto, *O son semejantes a los guaimíes, yn que aquc- 110s abandonan también a sus inválidos y per- miten que los muertos se disequen en arma- zones de zarzos. No obstante, allí termina la similitud, porque los mandanes esparcen Ias ca!averas por las planicies, arreglándolas en círculos macabros. sin preocuparse de ente- rrar los huesos, que no tienen estimación al- Y”*Cí.

Todo lo que se escribiese sobre los guai-

IOTNRIA .

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míes quedaría incompleto si no se hiciera men- oión de sus reliquias arq~eol6gtcaa. Estas, s*&n el parecer de peritos, dicen mucho en favor del grado de adelanto a que entre ellos llegaran un día las artes del alfarero, del es- cultor y del orfebre. Kean declara- y con él muchísimos otros- que en la Provincia de Chiriquí se han encontrado vestigios de “una escuela espléndida de alfarería, la mejor del orbe”, y agrega que sus cacharros son “com- parables a las mejores vasijas vidriadas del Viejo Mundo”. Lo sorprendente es, sin ombar- go, que a talos tesoros no se les haya dado la prominenGia que sin disputa merecen. El Dr. Wolfred Nelson, al relatar un viaje em- prendido por él a través de una porción de Chiriquí, describe cómo un piquete de peones había descubierta una imagen de oro mien- tras se ocupaba de abrir un desaque Bn las cerc&ías de la ciudad de‘David. Fué eS’Z el comienzo de una serie de excavaciones, por las que vino CL ponerse en evidencia que se trataba de una civilización ya extinguida aun- que no por ello cediese en valor histórico a las que florecieron entre los aZteCaS, lOS ma- yaquichés, los muiscas y los quechúas.

El incidente de la apertura del desague de que habla el Dr. Ne$oy en su libro ‘Tive years at Panamá’, demostró que el paraje aquel era un cementerio guaimí 0 sea un “Ouacal” y que la susodicha imagen de Oro wx UCI ornamento fúnebre, colocado por ma- nos piadosas en la tumba o “guaca” de algún h&roe. Una vez establecido este punto Y agui- jonada la codicia, vióse a una multitud de ex- ploradores abatirse sobre la comarca, de tal sueste que en un sextenio removiéronse anti- guedades apreciadísimas, de un valor, estima- do al peso, que no pudo baiar de $80.000. Desde entonces para acá se han venido ex- tmpmk muchas más, y es lástima que tules joyeles hayan parado las más veces en ma- nos profanas, cuyo único afán parece que fue- ra el de destincklos al crisol con el fin de COTI- vertirlos en relumbrantes monedas. Empero, algo retiénese por fortuna, así en cOlecci0Cl*S privadas como en museos públicos, bastante a dar una idea de la significación de estos ha- llazgos, sobre todo los que se han hecho últi- mamente por personas amantes del saber.

Los hombres de ciencia que han exami- nado las “huacas” nos suministran datos muy dignos de atención. Las huesas, cuyas di- mensiones eran CI menudo de siete piés, de b*qO POC cuatro y medio de ancho y seis piés de profundidad, construíanse de piedras re- dondas de los ríos o sillares alineados al ras

de las paredes, depositándose en su fondo los despoios humanos, junto con los objetos que Se suponían Indispensables a la existencia de ultra-tumbo y con los que debieran acompa- ñar al extinto para que no desdijese de su ran- go. (1) Las “huacas” tenían fos formas; ova- les o circulares y cuadranqulares. Las ova- les llevaban en el fondo una capa de piedras de 2 1/2 piés de alto, construída del mismo modo que un muro moderno. Desde esta fun- dación hasta la superficie de la “huaca” to- da ella era forrada con piedras de la misma especie y en el centro se colocaban los obje- tos de oro y las vasijas de barro, etc., siendo las encontradas en ellas las que han produci- do mejores y mayor cantidad de ornamentos.

Las cuadrangulares no eran hechas ge- neTalmente con tanto esmero; algunas no te- nían en su fondo&?cho alguno de piedras y tampoco han rendido artículos tan finos como das anteriores.

Cada sepultura se ha encontrado de nue- ve a quince pulgadas distante de la otra, en los lugares más ocupados.

Los objetos en cuestión incluye historia- das vasijas de un mérito superior, ornamen- tos de oro u oro virgen, adminículos de hues- so, armas de pedernal, utensilios de cocina, adornos de cobre, etc. Los ídolos de roca vol- cánica abundan en las “quacas” siendo de notarse que varían entre 9 y 18 pulgadas de altura. Abundan asimismo piedras de moler maíz, iguales a las que corrientemente em- plean hoy los indios de Méjico, Centro Amé- rica y el mismo Panamá, pues “consisten de una superficie cóncava, la cual mide de 18 a 24 pulgadas de larqo por 12 ci 15 de ancho. Y de un cilindTo triturador. En las tumbas de los poderosos, estas piedras son de u*a ela- borada cinceladura, imitando por lo común un animal montaraz, cuya cabeza se dibuja en el remate anterior y cuyas patas sostienen el conjunto. Los cinceles y las hachas-de de- ‘dernal son admkables por SU bella? P~oP@~- ciones, no menos que por lo afilado de SUS CO*- tes; más lo que en realidad es susceptible de toda ponderación es la alfarería, en la que se discierne, además de un gusto exquisito, un análisis minucioso de la estructura anatómi- ca de los seres viviente. La alfarería a que aludo es prueba irrecusable de que los artí- fices quaimíes no ignoraban los medios de dar coloración al barro cocido, principalmente con piqmentos rojos, negros y gualdas, ni el de vidriarlos de manera indeleble. Las efigies de sus dioses, de cuerpecillos agazapados y rostros triangulares, son obras acabadas en

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Familia Guaymi, de Chiriquí.

sus más mínimos pormendes, notándose en ellas que el tórax es muy voluminoso como lo es el de sus actuales descendientes. Por otra parte, la colección reunida por Mr. de Zeltner, de la que él se ocupa con entusiasmo en una monografía titulada “Los Sepultares prehisto- riques de Chiriquí”, contiene sonaiillas 0 ma- tracas, probablemente para entretener a los niños 0 para alejar a los malos espíritus, sil- batos que quizás usábanse como señuelos en la casa, capaces de emitir desde las notas más graves hasta las más agudas, y varias otras piezas que, a no dudarlo, son amuletos o re- presentaciones de los tótemes o divinidades tutelares bajo las cuales creíanse puestos los antiguos guaimíes y lo cree su prole en esta sazón, como acontece con la mayoría de los indígenas del Continente Americano y con muchos de la Polinesia.

Entre los ornamentos de oro son los más comunes aqusllos en forma de rana, habién- dose obtenido una de éstas que pesaba 18 on- zas. Eso no obstante, los hay de igual modo en forma de jaguares, pumas, pájaros di&- sos y codrilos, que también, o mejor dicho de medo muy especial, eran tótemes protectores; así como hay cascabeles análogos a los que paramentan los trineos rusos. Dichos orne- mentas no siempre son de oro puro, pues ul- gunos hay de cobre sobre-dorados o de otra aleación pcrsecida, los que se conocen con el clarecido por los industriales modernos y es nombre de “tumbaga”. El procedimiento del cual se valieron sus autores no está aún es- clarecido por los industriales modernos y es para ellos un acertiio que valiera la pena de solucionar.

Voy ahora, para concluir, a deslizarme

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por un camino sembrado para mí de sirtes, porc@, en primer término, la cuestión no ha sido debatida por los antropólogos con pleno conocimiento de CCIUSCI y porque, en segundo lugar, carezco yo del equipo necesario para resolver un problema tan absurdo como lo es el de la filiación de los gucrimíes, siquiera se trate de los lazos de sangre que los unan a tal o cual grupo de sus inmediatos vecinos. Bien se me alianza que Brinton, Deniker, Pes- chel, Hutchisson y otros expertos, ante cuya voz autorizada me inclino respetuoso, se?~a- lan la frontera septentrional de Costa Rica co- mo el límite etnológico de los aborígerJes de Sud América, aunque no se les oculta, como no puede razonablemente ocultárseles, que esas mismas tribus provienen, al menos en lo que se relaciona con las que se arraigaron en el litoral del Pacífico, de las que descendieron de las Montaiias Rocallosas en virtud de ese movimiento instintivo que los expansionistas modernos han dado en llamcrr “gravitación geográfica”. Tampoco niegan que los guai- míes sean un pueblo “misterioso” por falta de adecuadas investigaciones acerca de su ori- gen, dejando por allí abierta a la duda una puerta espaciosa por el que todos podemos entrar, grandes o pequeños.

De mi se decir que en ocasiones esa duda asalta mi ánimo, pues no comprendo la segu- ridad con los Talamancas de Costa Rica y sus congéneres de aquende los lindes de Chiri- quí se agregan en las clasificaciones de los sabios a los muiscqs o chibchas de Colombia. Cierto es que los guaimíes, como lo observa Deniker, se parecen a los caribes y d los ara- waks en el uso de la cerbatana y el de los adornos de pluma; más ello nada arguye en favor de su empcrrentamiento con los muiscas, que son gente de otra cepa. En todo caso tal uso sugiere sencillamente que algo aprendie- ron de sus comarcanos los cunas, quienes son, por ende, caribes. Lo decisivo sería que se adujese testimonio en lo que .toca a la lengua, la religión y las instituciones, porque en vín- culos de semejante índole sí existe fuerza de verdad. Por desgracia, en este particular la ciencia guarda silencio, contentándose en asertos no exentos de dogmatismo. De allí que nos sin!amos costreiiidos a buscar ana- logías por otro lado, sin que nos sea dable convencernos de la eficacia de las pruebas aducidas.

Engolfándonos por ese mar peligroso, 1~ primero que nos confronta es que los guai. des, en su aspecto físico, nseméjanse no tan- to a los muiscas cuanto a los otomíes, que ma-

LOT~RIA .

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KI~ en el estado de Guanajuato, en Méjico. lnnacosario sería aquí el discutir acerca de LZZ otro problema étnico que envuelve a los suzJdichos aborígenes mejicanos como en un c ,e,l&culo mitológico. Todos sabemos que dicxus gentes. así como sus congéneres los

tollc& señores de Tula y de Cholula, fueron las primeras en fundar en la meseta del Aná- huuc, allá por el sexto o séptimo siglo de la ora cristiana, un estado de avanzada civiliza- dón. G)ue ese pueblo sea nahual, como algu- nos sostienen, o que seo una proyectura del suntuoso edificio maya, como arguyen otros, lo importante a nuestro asunto es que los guai- míes son, en io que a sus facciones atañe, idénticos a ellos. Qué dice, pues, la crítica en presencia de una tal identidad? Qué dice a mayor abundamiento, de esa fábula, o corno se desee suponerla, que arropa el cacique guaimíe con los arambeles del manto de Mon- tez”ma? Serán aquella exterior semejanza con los otomíes y este pretendido linaje una simple coincidencia? La primera es un hecho que no puede evadirse. El segundo será una ficción, si de ficción quiere calificársele; pe- ro de cualquier modo es una ficción extraña, porque si los guaimíes descendieran de los naturales de Colombia gustarían en todo ca- so de trazar la línea de su origen dinástico hacia Bochica, el Júpiter del Olimpo cundina- marqués, y no hacia el último de los “empe- radores” indios que sentaran sus reales en Chapultepec.

Ahora bien: si en ese orden de ideas hay presunción de íntimo parentesco entre los guaimíes y los aztecas 0 sus convivientes, también encuentro yo razones para enlazarlos con los mayas de un modo asaz significativo. Leo en “Antiquities of South” que los señores Whiting y Shuman, al evacuar un informe so- bre los yacimientos carboníferos de la Isla del

Muerto, situada en aguas territoriales de Chi- riquí, dicen que “encontraron en aquella isla columnas y monumentos exornados de jero- glíficos similares en un todo CI los descubiertos por Stephens en Yucatán”. Existen asimis- mo en Veraguas, Bocas del Toro y en Chi- riquí inscripciones murales hechas sobre ro- ca, siendo de notarse en ellas, la “Piedra Pintada”, que aún hace pocos años. se erguía no lejos de David y en la que algunos encon- Iraroq cierto parecido a los tonolamantis, esos códices piclóricos que son el asombro del mundo científico. Si Whiting y Shuman no se equivocan y si Ias aludidas inscripciones tie- nen la conformidad que se les atribuye, cla- ro es que tules testimonios llévannos a con- clusiork muy distintas de las que Kean cuan- do éste declara ge “toda la cultura de Pana- má parece ser la de una provincia delantera de la civilizada nación muisca (chibcha), que ocupó la altiplanicie de Cundinamarcá’, en Colombia. Recuérdese, a pesar de tan respe- table opinión, lo que entrañan esas ruinas de la 1s:~ del Muerto, lo que ellas pregonan con la elocuencia do las realidades tangibles, y reflexiónese acerca de lo que ya me detuve a considerar con respecto a la paridad de tiem- po y de carácter que se nota entre los festiva- les de los mayas y los de estos “misteriosos guaimíes”. No ienemos allí, por ventura, es- labones mucho más fuertes, mucho más segu- ros e indudables que los de esa cadencr me- diante la,cual se quiere unir a los guaimíes con los muiscas? Yo no osaré opinar sobre tan grave asunto, porque no es para aficiona- dos la tarea de descifrar obscuros enigmas; pero si me arriesgo, resguardándome tras la indulgencia de los sabios, a enunciar estas dudas mías que nacen del interés profundo que me inspira todo cuanto se relaciona con 113 tierra en que se meció mi cuna.

.

CUANTO UD. GASTE EN LA LOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA ES

DINERO QUE VA DIRECTAMENTE A PROTEGER LAS GENERACIONES DES.

GASTADAS POR LOS AROS DE ARDUOS TRABAJOS Y NECESITAN ATENCION

MEDICA 0 ASILO GENEROSO DEL ESTADO.

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Por el Doctor EUSEBIO A. MORALES

Después de uncr navegación sin inciden- tes, llego hoy por cuarta vez tl la capital ‘de la Provincia de Chirtquí.

Mi primer viaje fue de recreo, en época de calma política y de concordia social, a fi- nes de 1898 y principios de 1899. El pueblo de Chiriquí no tenía entonces memoria de per- secuciones ni de rencores, y sus fiestas socia- les eran manifestaciones de&ultura, de armo- nía y de unión. El caácter hospitalario y ge- naoso de todas ‘las clases se revelaba enton- ces sin restricciones ni prevenciones censura- bles y los viajeros se apartaban con dolor del seno de aquella sociedad amable y benévola.

Mi segundo viaje fue en circunstancias trágicas. Era una época de guerra y venía yo, como venían tantos otros, en compañía del Dr. Belisario Porras, reconociéndole como jefe, a cooperar con las cormas en el movimiento re- volucionario iniciado en Santander en Octu- bre de 1899 para derrocar el gobierno nacio- nalista de los Sanclementes y de los Marro- quines de Colombia. Nuestro papel de inva- sores y de ipiciadores de una guerra en el Istmo, no era grato ni halagador. Sabíamos los que jugábamos aquella partida si íbamos a encontrar. un soldado que tomara el rifle y compartiera con nosotros los peligros de tan arriesgada y temeraria empresa? Qué recur- so nos quedaba el día después de un desem- barco que era para nosotros igual a la des- trucción de las naves de Cortés? Estudiando hoy con sinceridad los sucesos de esa época, tan cercana en el tiempo, pero tan distante en otros respectos, considero el hecho de la inva-

celebrados a bordo del acorazado americano Wisconsin. Era yo uno de los que había con- tribuído a ponerle término a la guerra civil de los tres años y mi firma al pie del documento que constituía el epílogo de aquella sangrien- ta tragedia, me hacía uno de los escogidos por los guerreros de gabinete y por los merodea- dores de oficio como blanco visible de los tiros de su despecho y de su ira por una solución que los dejaba colocados en sus puestos.

Mi cuarto viaje CI esta hermosa tiewa tu- vo lugar en Septiembre de 1905. Mi objeto fue ver si era posible dedicarme aquí a una em- presa agrícola.

Este mi quinto viaje es de estudio y de recreo. .r

Ojalá que mis observaciones sean de al- sión armada de 1900 corno uno de los actos

en triunío hasta las puertas de Panamå. Los panameños revelaron entonces, por primera

más arriesgados de, la guerra civil. Y sinem-

vez. que eran capaces de pelear con valor y de morir con gloria y abre los panameños fue-

bcugo, fué posible armar soldados en un pue-

ron los chiricanos los que mús se distinguie- ron.

blo de gentes pacíficas y laboriosas y con ellos vencer a los veteranos de Colombia y llegar

Mi tercera visita fue en Diciembre de 1902, perra darle cumplimiento a los tratados de paz

Cuentan algunos antiguos habitantes de

gún. provecho para los habitantes de esta rica

esta región que hoy lleva el nombre de Pro- vincia de Chiriquí, que todavía a principios

tierra y para el país en general. Mis próxi-

del siglo pasado no existían en ella sino dos centros habitados por gentes civilizadas: Re-

mas comespondencias tendrán por objeto el

medios y Alanje. Lo que hoy es ciudad de David entonces no era sino un hato ó hacien-

estudio de la Provincia en sus diversos aspec-

da de ganados en el camino que unía las men-

tos. _.

PAOINA 14 LOTERIA .

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(1 I.

,cionadas pob!aciones y que pasaba por San tonces, ya hombres maduros hoy, que cuando Lorenzo. Aún. hay aquí quienes recuerden la él llegó a estos lugares le contaron porqué lle- época en que el pueblo se reducía a unos po- vuba el mencionado Cerro el nombre del Cuar- cos ranchos de paja. Según esas personas, to. fue un oriundo de la villa de Los Santos quien Hubo cn esta región una tribu indígena enseñó la fabricac& de adobes y de ladri- quo jamás se sometió a las autoridades espa- llOS. ñolas, que siempre estuvo en abierta guerra

Las tradiciones que existen respecto CL la con 10s colonizadores y que en muchas ocasio- época colonial son pocas y algunas se contra- nes destruyó totalmente los establecimientos dicen. Sin embargo, es bueno recogerlos y pu- de éstos e hizo perecer muchas vidas; esa tri- blicarlas porque de lo contrario SO perdería lo bu fue la de los indios Doraces. mucho de verdad que ellas contienen sobre En la época a que la tradición se refiere, los orígenes de estos pueblos. el jefe de la tribu era un hombre aún más há-

-Una de esas tradiaones hace referencia a bil, valeroso, audaz y experto que SUS antece- lugares conocidcs con ciertos norq!ares y a he- Sores. Había vencido en muchos encuentros chos ocurridos en las postrimeríasde ia Colo- a los españoles y asumido la ofensiva contra nia. En esa época, debido sin duda al desqo- éstos. LOS españoles hicieron uso de la astu- bierno de los dominios españoles, las vías pú- cia Y de la intrigw Sedujeron con promesas* biicas eran muy inseguras y especialmente’en a oiro indio &nulo del jefe, y en una fiesta de el cammo de Remedios a A!an~e, se cometían la tribu, el traidor le dió un brebaje que lo nar- crímenes horrorosos y frecuentes. Fue tal la cotizó y lo hizo caer inerme en manos de los inseguri;lad del país, que las autoridades se españoles. Estos no perdieron tiempo y ntán- vieron obligadas a pedir la protección de tro- dolo por los miembros a cuatro potros cerriles, pas y en efecto vino de Panamá un piquete de lo descuartizaron vivo. Ese acto, según decía soldados españoles. Con aquel auxiho las au- el soldado español, se verificó al pié del Cerro toridades hicieron una batida general y top- del Cuarto. turaron a muchos fascinerosos que fueron lle- Entre esos tradiciones escojan mis lecto- vados a Panamá, juzgados y condenados a res la que deseen pccra explicar el nombre da- muerte. Hasta ese punto están de acuerdo las do al referido Cerro. referencias que se me han hecho, de allí en Se conoce con ei nombre de Boquete, en adelante difieren las versiones en puntos es- el Distrito de David, uga serie de pequeños va- ,. pociales. Según unos, los condenados fueron lles encerrados entre montañas que principia a * ajusticiados en Panamá y sus cadáveres em- IU altura de tres mil pies sobre el nivel del mar balsarnados y enviados a Alanje para ser di- en una depresión profunda del terreno al lado vididos y sus miembros expuestos en luqares oriental del Volcán de Chiriquí, y continúa por públicos, recibiendo por eso el nombre de Bra- las faldas de 10s cerros hasta una altura de zo de Gómez un riachuelo en cuya márgen se cinco mil pies. colqó un bravo ajusticiado que llevaba aquel La entrada de esa región se halla a trein- apellido; y Cerro del Cuarto la colina en don- ta millas de David y el camino es un plano in- de se exhibió el cuerpo desmembrado de otro. clinado que el viajero asciende sin advertir-

Según otra versión, las eiecuciones tuvie- lo, hasta una a!tura de tres mil quinientos al ron lugar aqui mismo y me inclino a conside- cuatro mil pies. Es tan suave la subida que rar como más aceptable esa versión, porque si sólo cree uno haberla realizado cuando vuelve bien es cierto que a la Audiencia le correspon- los ojos hacia atrás y ve a distancia el océa- día el fallo de asuntos tan graves, las leyes no y las islas próximas a las costas adyacen- españolas disponían la ejecución de los crimi- tes. .Luego se observa también el descenso nales en los mismos lugares en que habían co- gradual de la temperatura a medida que se metido los delitos, De ese modo quedarían de avanzo. acuerdo los hechos con los nombres dados a En el tránsito cruza uno el río David en dos los lugares en que se llevaron CL efecto las eje- puntos, uno a inmediaciones de la ciudad que cuciones, las cuales, según parece. se @feC- lleva el mismo nombre, y otro antes de entrar tuoron descuartizando vivos a los condenados. al pueblo de Dolega, y el río Cochea a pocas

Otra tradición le atribuye origen distinto millas de distancia de esta última población.

al nombre del Cerro del Cuarto. En esos puntos la Nación ha construído recien- Un soldado español de apellido Balmori temente dos puentes mediemos que prestan im-

que vivió en David hasta el sequndo tercio portantísimos servicios, pero que en OphiÓn del siglo pasado le refería ir los jóvenes de en- general dejaría de corresponder muy pronto

. LOTERIA

, I

PAOINL, II

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Ayer y Hoy

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Cinco generaciones de una familia distInguida de Chiriquí. Aparecen aqul: Doña Josefa Palacio de Alvarado, don TeBfilo Alvarado P., DoRa Am6rica

Alvarado de Alvarez, Doña Aheriquita Alvarez de Esquive,, y Ia niRa hleriquita Esquive, AIVaPez.

a las necesidades del tráfico rápido y econó- mico que estos lugares requieren para sus in- dustrias.

El primer empresario que se halla en la mencionada vía es el se,ñor Henry J. Watson, súbdito británico que abandonó su profesión de marino y su empleo al servicio de la Pa- cific Steam Navigation Company para dedi- carse a las labores agrícolas en las cuales ha obtenido éxito completo.

A medida que se asciende por la vía de Boquete, después de haber salido de Dolego, se observa a la izquierda una depresión que mcma el curso del río Cochea y le sirve de lí- mite oriental a las llanuras de los Potrerillos y de Rovira; y a la derecha a algunas millas de distancia otra depresión señala el curso del río Caldera. Ascendiendo por la llanura, llega el viajero a un punto en que los dos oíos se aproximan y dejan convertido el llano en una estrecha garganta que lleva el nombre de Tranca. A corta distancia de la parte más es- trecha la llanura se ensancha nuevamerQte para terminar luego, cortada CL pico por un despeñadero abrupto desde el cual se ven, abajo, el poblado del Bajo Boquete, y el ría

Frente CI mi, a pocas millas de distancia, levanta sus diversos picos el volcán de Chiri- quí y exhibe en toda su grandeza la poderosa mole que ha presenciado todos los cambios del Istmo. Sus hendidos flancos muestran aún los rastros de la lava de sus diversas erupcio- nes y la imaginación se pierde en el abismo de los siglos transcurridos desde que este gi- gante de las fuerzas cósmicas exhaló su últi- mo aliento. El volcán de Chiriquí es un vol- cán extinto. Su cráter despedazado demues- tra la violencia de repetidas erupciones y re- vela que por efecto de éstas la mole perdió no menos de la tercera parte del cono primiti- Vo. Si es cierto pues, como se afirma, que la 2 ei

altura kctual del volcán es de once mil dos- : I,::g

l-i Caldera que serpentea por un valle.de tres o cientos sesenta pies, lo probable es que el co-

‘. $3

cuatro millas de largo por una o dos de an- no primitivo no tuviera menos de quince mil cha pies de elevación sobre el nivel del mar, y eso

Para entrar CI la región del Boquete, es explica la existencia de lavas y rocas volcá- preciso, pues, ascender por la llanita hasta nicas a distancias de más de veinte millas. una altura aproximada de tres mil quinientos El volcán de Chiriquí parece formar por si pies sobre el nivel del mar, y luego descender solo un sistema de montañas independientes rápidamente a buscar el valle del mismo río de la cordillera de los Andes. La cordillera Caldera a una altura de tr$s mil. con sus formas empinadas y abruptas revela

Desde que uno llega a Bajo Boquete ad- hallarse en el período del crecimiento o cuan- vierte el cambio profundo que determina en do más en el di la plenitud de la vida geoló- la vegetación la diferencia del clima. A una gica; el volcán, por el contrario, revela haber elevación de 3.000 pies como es la en que se pasado ya el período de la decadencia, del encuentra aquél núcleo de población, la tem- decrecimiento y de la nivelación que trans- peratura media según se me informó es de 20 forma los montes en moles corroídas, aplana- grados del centígrado y se producen muy bien das y desnudas. las papas, según datos que recogí en el lugar En medio de la relativa soledad en que dan dos cosechas anuales, y han llegado a me encuentro, en presencia de la naturaleza producir hasta veintidos por uno en cada cose- agreste que me rodea, mi espíritu se remonta

P*oIwII. 18 LOTERIA .

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cha. El cultivo de esta planta hasta ahora ha estado limitado CL la satisfacción del consumo local por falta de una vía barata, rápida y có- moda que permita la salida del producto a las demás poblaciones del país. Con una buena vía carretera, es seguro que muy pronto se ve- ría en el Boquete una producción de más de veinte mil quintales por año.

Después del pueblo a que me he referido se cruza por primera vez el río Caldera y se continúa el ascenso a las tierras más altas del Boquete, que son las dedicadas al cultivo del café y en las cuales se encuentran los estable- cimientos agrícolas de empresarios america- nos, ingleses, alemanes y panameños.

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CI las edades pasadas y contemplo, silencioso Lo cierto es que en toda la región próxi- Y sobrecogido, el majestuoso desfile de los si- ~ICL no hay vestigios de erupciones recientes, glos. Y las lavas que se depositaron en las partes

Esas cumbres que el sol poniente ilumina altas adyacentes al volcán se hallan comple-

y que el viento Norte azota con violencia, han tamente transformadas ya por la acción de las

visto el mismo sol y sentido el constante gol- aguas Y formando en gran parte la profunda

pear de este mismo viento por más de doce capa de tierra unida CL los detritus veqetales millones de años, y han presenciado también le dá CI esta región excepcional fertilidad, la aparición y las infinitas transformaciones La región del Boquete fue sin duda alqu- de la vida orgánica. Cuán inmenso, armonio- na el asiento de una gran población aborigen so y sublime es el poder de las leyes natura- que desapareció o emigró por efecto de ICÉ cOn- les a cuyo influjo surjen los mundos y se ori- quista esPafi&~. En los valles G colinas de gin& y desarrollan y transforman los seres las inmediaciones se han encontrado y se enl

vivosl Cuán inmensa es lcr escala viviente cuentran aún diariamente extensos cemente- que principia en cl plasma de las cromáceas rios. Las tumbas son simples fosas abiertas y termina en el hombre! Y cuán pequeño es en ~1 sdos Cerradas con 10sas de qranfto y el ser que se atribuye el papel de rey de la ordenadas en filas reguiares y simétricas, creación y no ha podido aún pasar de los um- Descubriéndose unssepulcro puede sequirse la brales del templo cn que la naturaleza guarda exploración en h?Cl EXta, er, la seguridad de sus misteriosl encont*a* oh. Estas tumbas llamodas qua-

Los sabios que se han dedicado al estu- cas han sido objeto de trabajos y de explora- dio de los volcanes están en desacuerdo sobre ciones WJeciCh Para extraer de ellas las j,. la CCIUSCI primera que los origina. Sin embar- Yas de ‘*os 10s “USOS de barro y 10s fnstr”- ga, están conformes en aceptar como causa mentos Y útiles de piedra que lOs indígenas inmediata de sus erupciones la fuerza EXPÍO- usaban, Y que de conformidad con sus tradi. siva del vapor de agua. Como 10s volcanes ciones, costumb*es y ritos religiosos, deposi- se hallan siempre en islas o en lugares próxi- tdmn junto con los cadáveres ai inhumarlos, mas a las costas marinas, el agua que Pene- Algunas guacos tienen forma circular, y tra en las capas infekres del suelo llega has- . muchas están cubiertas de una capa de mez- ta encontrar materias en fusión que la con- cla resistente UY parecida ~rl cemento roma. vierten en vapor. Ese vapor de agua, CUX- ‘0 p’*o más dura aún. mulado en las cavidades inferiores del volcán Los objetos de oro y de barro que se ex- sigue aumentando en cantidad Y naturalmen- traen de h QUacas son muy conocidos, Al.. te en poder hasta que al fin levanta los depó- q”noS VAGOS 1lCXIlCln la atención porque reve- sitos superiores y arrastra consigo las mate- lan cierta capacidad artística que Presupone rias iqneas que constituyen la lava. Una hxhmción viva y una tendencia qene-

Es claro, pues, que cuando en regiones *aI al do*no de las COSQS útiles para hacer- como la de Chiriquí, un levantamiento del sue- IaS bellas Y atractivas. lo ma,rino ha alejado de las WLICIS el &mo vol- He estado WI varios comentarios indíge- &nico que de éstos recibía alimento, el volcán n’W descubiertos Y violados por la capacidad ha debido extinguirse como en efecto se ha humana en ka región del Boquete, y en todos extinguido. No sería aventurado afirmar que he visto el mismo melancólico espectáculo 10 última erupción del volcán de Chiriquí se excavaciones profundas que parecen hechas efectuó a fines del periódo terciario, antes de ParU depositar muertos de hoy, cuando son en la aparición de la especie humana en el P~CI- realidad sepulcros en los cuales han reposado neta. durante siglos los primitivos moradores de es-

puede observárseme que en las llcmuras tas regiones; losas enteras o rotas, al descu- de lOs Potrerillos y del Francés se hallan es- bierto o medio ocultas entre montones de tie- partidas rocas de indudable origen volcánico rra; Y todo en medio de cafetales, potreros o que pueden justificar la creencia de que hubo rastrojos. Talvez entre esos muertos hubo ca- otra erupción posterior al levantamiien~o de tiques, jefes expertos, poderosos y temidos cu- esas llanuras del fondo del mar; pero YO creo ~8s nombres nadie sabe y cuya memoria no contestar victoriosamente tal objeción dicien- existe en ninguna tradición, en ninguna histo- do que el levantamiento y la erupción Pudie- ria. De ellos nada queda: ni nombre, ni ce- ron ser corno efectos de una misma de las tan- nizasl Sic transit gloria mundi. tas convulsiones que ocurrieron en el período Hace como cuarenta &íos hizo furor en el

terciario. Istmo el descubrimien@ de guacas en la Pro-

. LoTEBIA ’ PAGINA 1P

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vincia de Chiriquí, y varias personas del Bo- el concepto de hombres como el señor don Isi- quae recuerdcm los trabajos ewpwndidos dro Alvarez, rico hacendado chiricano y hom- para encontrar sepulturas, abrirlas y sacar bre observador, quien en 1870, a su regreso los objetos que contenían. Hasta jóvenes, de de los Estados Unidos en donde se educó, tuvo la ciudad de Panamá vinieron entonces al Bo- la ocasión de conocer y de tratar al último queto atraídos por el oro, y es fama que ul- descendiente de los caciques de la tribu de gunos con buena suerte encontraron ricos se- los Doraces, residentes en las montañas en pulcros. Ojalá los que aún sobrevivan recuer- donde tiene sus fuentes el río Gariché. El se den y publiquen sus impresiones y experien- ñor Alvarez oyó de la propia boca del ancia- cias. no indio varias relaciones trasmitdas por sus

Los objetos de oro encontrados en las gua- antepasados sobre las luchas que los aboríge- cas so:, Cx+xncs más 0 menos toscos; pero nes sostuvieron con los españoles y entre esas de toda modos prueban que los indígenes relaciones resalta la del fin trCigico del famoso sabían, desde antes de la llegada de los con- cacique Docicuen, último guerrero de su tribu. quistadoTes, extraer el oro de los filones o de los sedimientos fluviales, y obtener la alta DATOS HISTORICOS DE CHIRIQUI temperatura necesaria para fundir el metal y Deseoso como he estado siempre de hacer modelarlo. Los aborígenes del Istmo no se hallaban pues, en estado salvaje cuando Vas-

algo útil para el país traté de informarme en la capital de la Provincia de Chiriquí si exis-

co Núñez de Balboa descubrió el mar del Sur: tían archivos públicos, en donde obtener datos tenían cierto grado de cultura como lo prue- ban las inscripciones grabadas en granito que

sobre la fundación de aquellos pueblos, y fue con motivo de esas investigaciones como su-

se han hallado en diversos lugares, los arte- factos de barro a que me he referido ya en

pe que David era una población relativamente nueva. En el único archivo antiguo que en la

este artículo y el modo de trabajar el oro. De todo eso dan testimonio las guacas que acabo

ciudad existe, el de la Notaría, encontré ex-

de describir, que son por tal motivo, documen- pedientes civiles traídos de la ciudad de Alcm-

tos de valor inapreciable. le cuando se, trasladó a David la cabecera de la circunscripción política que hoy se llama

El Sr, Henry J. Watson posee aquí una provincia, y en ellos tuve ocasión de leer do- colección variada de objetos extraídos de se- cumentos con fechas hasta de 1738 en los cua- pulcros indígenas descubiertos al preparar los les aparece mencionada la ermita de San Jo- terrenos para sus plantaciones de café y la sé de David. Un testamento otorgado en Da- enriquece constantemente a medida que en- vid el año de 1760 por una señora Brenes re- sancha sus cultivos. A juzgar por la extensión vela también que a mediados del siglo XVIII y el número de cementerios encontrados sin ya existía un núcleo de población en las in- esfuerzo alguno de exploración, natural es de mediaciones de Ia ermita que más tarde le suponer la existencia de otros muchos prote- dió nombre a la ciudad. Los demás archivos gidos hoy por la imponente selva virgen que civiles de Alanje han desaparecido tristemen- .ha recuperado su imperio con el transcurso te. Parece que algún Omar Istmeño los arro- de los siglos. jó al fuego por considerqrlos papeles viejos e

En el Bcquete no hay ahora ni un so10 in- inútiles, y con ellos se borraron los más impor- dígena. Fué exterminada la raza aborigen por tantes rastros de1 manejo colonial en los asun- los conquistadores españoles? Emigró ésta tos internos de los pueblos sometidos a las para las regiones inaccesibles de la cordille- autoridades españolas. ra? Lo probable es que los indígenas, escla- Tal circunstancia me movió a ir a Alanje, vizados y perseguidos por los conqui%adores, a la ciudad antigua que tuvo su época de es- abandonaran las llanuras en donde éstos, te- plendor y magnificencia, cucmdo moraban en nían evidente superioridad por sus armas y ella hombres que respondían a nombres anti- disciplinas, y emigraran a las alturas, valles guos y altisonantes, y cuando llegaban n vi- y desfiladeros del Bcquete y de la cordillera sitarla altos personajes eclesiásticos, civiles o en busca de posiciones estratégicos bien pro- militares. La población de hoy no es ni Ia tegidas. Seguramente hubo ataques y luchas sombra de lo que fué en aquellas épocas re- Teñidos entre invasores y aborígenes, hasta motas y hasta se quiere reemplazar el nom- que éstos, diezmados ya se internaron más bre histórico, legítimo y hermoso por el’muy aún en las montañas. Esto es una hipótesis pedestre de Río Chico. mía que puede no ser corroborada por la his- Santiago de Alcmie fue fundada en 1591 toria pero que encuentra poderoso crpoyo en por el Capitán Pedro de Montilla y Añasco:

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PAGXNA ZO i2&- , ì LoTmnxA .

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pero según las crónicas de la conquista, fué Francisco Compañón quien primero recorrió el territorio de sus inmediaciones, así como el de casi toda la Provincia y región de Burica, el año de 1521. Una de las cosas que más lla- mó la atención al mencionado conquistador, fue que los pueblos de los indígenas estorban todos cercados de palanques que eran altos maderos clavados hondamente y formando un muro muy fuerte. Tal vez los muros de piedra que hoy cursan de Este CI Oeste las llanuras de los Potrerillos y del Francés eran tcnnbién palenques que los naturales construían como defensas en sus luchas fraticidas.

El único edificio antiguo que existe en Alanje es la Iglesia, construída sin duda en los primeros años de la fundación de la ciu- dad. El edificio es de madera del país y su estado revela gran antiguedad. Los altares de la Iglesia son todos de madera artisticamente labrados y los ornamentos son de plata pura, conservados con singular esmero por muchas generaciones.

Es esta la Iglesia en donde se guarîla el famoso Santo Cristo de Alanje, imagen que desde los tiempos de la Colonia era objeto de peregrinaciones, de votos y de: fiestas muy re- nombradas.

El padre Villarreal, Cura de la Parroquia, me franqueó con exquisita amabilidad el ar- chivo de la Iglesia, y en él encontré, casi des- hechos por los siglos, libros que tienen fechas hasta de 1711.

Es posible que haya algunos de mayor antiguedad, pero me fue imposible cerciorar- me de ello por el mal estado del papel.

Para que mis lectores se formen idea de la importancia que tuvo la ciudad en los tiem- pos coloniales, copio a continuación algunas partidas tomadas de los libros que tuve a la vista:

En el año del Señor mil setecientos once, y a los catoice días del mes de Diciembre se enterró en esta Iglesia Parroquial de Alanje a Manuel Díaz de Sevilla, casado en los reinos

En el año de mil setecientos cuarenta y uno, a los veinticuatro días del mes de Diciem- bre, yo, el Licenciado don Nicolás Augusto de Alzamora Ursini, Cura y Vicario de esta ciu- dad de Alanje bautizé, puse óleo y Chrisma CL una párbula 7 quien puse por nombre Andrea (de veinticuatro días de nacida): hija legíti- ma de Angel Valle esclavo, y de Francisca Molina libre; fueron sus padrinos Juan Evan- qelista Samudio y Petra del Castillo, a quie- nes advertí su obligación y parentesco espiri- tual. Fecha ut SUPICI.

Nicolás Augustín de Alzamora Ursini.

Varias personas del lugar me informaron que había allí una señora de más de cien años de edad, en el “so pleno de sus facultades, pe- ro no pude verla. e Obtuve, sin embargo, su partida de bautismo que demuestra que dicha señora tiene hoy ciento seis años. Es pues, una centenaria legítima que principió su vida con los arbores del siglo XIX, que ha presen- ciado las vicisitudes de su pueblo natal en las tumultosas épocas de la independencia de Es- paña de Nueva Granada y de Colombia, y que ha visto también ya siete años del siglo xx.

La partida de bautizo me llamó la aten- ción por titulares el sacerdote que administró el Sacramento Reductor de Boruco: Dice así:

En la ciudad de Santiago de Alanje a los veintisiete días del mes de Noviembre de mil ochocientos “no, yo, Fr. Juan de Dios Campos Diez, misionero Appco, y Reductor de Boruco, reino de Guatemala, (Selisa Parochi) bauti- zó solemnemente, puse óleo y Chrisma a una criatura de veinte’días de nacida a la que no- mine María Antonia, hija legitima de Tiburcio Aguirre y Petra Rosas, vecinos de esta ciudad. Fueron sus padrinos, Juan Díaz y doña María Bárbara Marchane, a quienes advertí su obli- gación y parentesco espiritual.

Fr. Juan de Dios Campos Dies.

de España, de limosna por ser pobre de so- lemnidad. Y para que conste lo firmo. Fecha ut supra.

Por qué decayó la ciudad de Alanje has-

Antonio de Urriola Echavarría. ta quedar convertida en un humilde poblado? Por qué han decaído casi todas las ciudades .

A los trece días del mes de Febrero de mil setecientos diez y nueve, se enterró en esta Iglesia Parroquial de Santiago Alar+ el cuer- po de Luis Cholec, de nacionalidad francesa. Sepultura en primera nave con cruz baja y pa- Ta que conste lo firma.

Antonio de Urriola Echavarría.

istmeñas fundadas por los conquistadores Y colonizadores españoles, como nos prueban Natá, Portobelo y Chagra? Asunto es este digno de sereno estudio para que resulten sa- bias lecciones que kiempre deben tener pre- sentes pueblos y gobiernos.

Tomado del Libro Ensayos, Documentos y Discursos - 1928.

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lFor qune SG lama así? Par EMELINA GONZALEZ REVILLA DE ORTEGA

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De belleza incomparable es el azul de es- te cielo, bajo el cual la naturaleza sabia y ge- nerosa ha tejido inmensa cadena de monta- ñas encerrando la hermosa y fértil planicie que lleva por nombre el de “Valle de la Lu- na”. Por qué se llama así?

Así lo susurra el viento al azotar las ho- jas, así lo cantan las aves sus lindos trovado- res, así nos parece aspirarlo’en el suave per- fume de sus flores, y yo, que de ellos lo he aprendido, como el viento, los pájaros, las flo- res, quiero eternamente bdlbucearlo.. hacer- lo trino, eco, murmullo, perfume delicioso. . .

Quede esta leyenda de mi alma enamo- rada de su Valle como incienso que ante su altiva majestad ofrende. Ya va de cuento:

Debajo de una tumba monolítica, encon- trada en las márgenes de Río Candela, junto al esqueleto de una india, grabado en gero- glíficos casi indescifrables, extractamos lo que sigue:

Hace muchos años vivían sobre la tierra las hadas buenas y ricas1 Conocedoras del globo, hacían sus delicias en aquellos luga- res en donde la acción del hombre civi- lizado no hubiese penetrado. Construían so- berbios palacios de ensueños y Alcázqres de ilusiones. . . Este lindo Valle formó el encanto de muchas de ellas y aquí vivían dichosas..

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..:... . . . . . . . . .

Mientras tanto, en el viejo mundo, al otro lado del mar, en la tierra conquistada por la civilización, nacía un niño que con el correr del tiempo cr&ía genio y soñaba con estas lejanías.

Transcurrían los días. Pasaron los años1 Y el niño hecho hombre, visionario, cerró los ojos pcsra mirar en toda la fantasía de su ima- ginación, las montañas vírgenes de América, sus bosques y llanos.. oír el canto de sus pájaros, sentir el fuego de su ardiente sol y el tibio fulgor de su luna.. y acarician- do aquello que no cqnocía pero que en sus ansias infinitas presentía, acompañado de “nos cuantos navegantes,. el niño hecho hom-

nuestro suelo. La hora del desc,ubrimiento había sonado1 Y los misteriosos habitantes del Valle se veían forzados a partir. . Oh con- trastes de la vidal Mi+tras esas horas fue- ron de alborozo para los intrépidos navegan- tes españoles.. marcaban el comienzo de un destierro sombrío para las pobres hadas.. . . Debían despojarse para siempre de la tierra que guardaba entre su seno el hechizo de sus milenarios encantosl Sería posible? Abando- donarían sus ríos, sus montañas, su, cielo azul. 7 Era preciso. 1

El Destino Mago de voluntad inquebran- table, se interponía entre ellas y el Valle. Na- da ya podría impedirlo1 Nadal Ni siquiera el poder de sus varitas mágicas que tantas ma- ravillas habían obrado al solo impulso de sus voluntades.

Sumidas en meditación embrujadora y luego de invocar al Dios de las hadas buenas decidieron bautizarlo otorgándole un don ca- da una de ellas. Se escogió par= madrina el Hada más hermosa y hechicera1 Vestía con nítidas gasas y coronaba su frente de luce- ros. Era el Hada Luna y legan al ahijado su nombre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Del cielo cayó finísimo rocío para mojar la frente del mimado ahijado. En sus cálices, las azucenas y madreselvas en flor, brindaron el perfumado óleo de su néctar, en tanto que las brisas tristemente suspiraron sus cadencias desde las frondas. El inmerk altar de la na- naturaleza, iluminóse con millares de cirios, mientras coros misteriosos inmortalizaron el BAUTIZO. El Valle recibía su nombre1

AI instante, la noche llenóse de raros res- plandores esparcidos por todos los senderos1 El Hada Luncr otorgaba su don. En vano la buscaron. había desaparecido1 Habíase transformado en mil fulgores para nunca ya, alejarse de lo que tanto había querido1

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Es por eso que cada noche, cuando páli- da cxwma la luna en lo alto de los cielos, sen-

bre, el visionario y loco, bizarro cual no hubo timos un hálito misterioso que acaricia, que igual, Cristóbal Colón, trocando en realidad besa nuestra frente1 Es su alma madrina que sus ilusiones, plantó la Cruz de Castilla en renace!. 1

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gio de sus amistades nfluyeron en la voluntad . ” - , ___ _ _ ._, .-._-

: -? del Conde de Lesseps, por cuycr recorrenda- ción fué escogido el recién graduado galeno, junto con médicos notables como el Dr. Ven- gochea, para prestar servicios a la Compañía Francesa del Canal de Panamá.

_, En el Hospital del Cerro Ancón y a lo lar- go de la ruta canalera prestó sus servicios pro- fesionales hasta hacer su nombre familias y respetado simultaneamente entre los obreros y los oficiales de la Compa.ñía Francesa.

En 1890 un imgulso irresistible le obligó a dejar la Capital y embarcarse en un buque velero para conocer el interior de la República. Su llegada a David causó gran entusiasmo, en una época en la cual la visita de un verdade- ro médico era algo muy &xtraordinario. Es, pues, de explicarse que le llovieran invitacio- nes d.e todas las familias principales. En una de ellas le tocó atender, en una dolencia que lo mantuviera reducido al lecho, a don Nicolás Delgado Romero. Fue en esta oportunidad cucmdo conoció a la bellísima joven, reina de su corazón: Mercedita Delgado Jurado, con quien contrajo matrimonio dos años más tarde, el 24 de Junio de 1892.

ir. ~anue, Magin Gonrdlez RevIlla, fundador de una La divina Providencia premió esta feliz meritoria familia panameña. unión con el fruto de trece hijos; siete hom-

bres: Manuel Carlos Nicolás, Carlos Ma- nuel, Ramón Rafael, Jesús, Rafael, Manuel Ni-

Nació el Dr. Manuel .Maqín González Re- colás, Alejandro y Antonio y seis mujeres: villa en Matanzas, Cuba, el 15 de Mayo de Paula( María de las Mercedes, María Emeli- 1856. na, María Luisa, María Enriqueta, María Ali-

Fueron SUS padres don Manuel González cia y María Marcela. de la Revilla, ciudadano espàño1 residente en Nueve de ellos han fundado hogares mo- Matanzas y su madre doña Paula Rarloco delo que son perpetuación del de sus proge- Arcmqo, oriunda de la Perla de las Antillas. nitores.

Hizo sus primeros estudios en las escuelas Carlos Manuel hizo estudios en los Esta- de La Habana, Obtuvo su diploma de Bachi- dar, Unidos. Al regreso de ese progresista país !ler en Ciencias en 1871, a la edad de quince pudo darse exacta cuenta del gran sacrificio años. de su padre en pro de los enfermos pobres de

Su marcado interés por el estudio movió toda la Provincia y resolvió trocar en bienes- a su padre a enviarlo después a Francia en tar económico la pobreza franciscana de vida donde se distinguió por su consagración a la en que encontró su honorable familia. investigación científica, lo cual le conquistó el Junto con su hermano Ramón Rafael nle- título de Doctor en Medicina y Cirugía del Co- vó la botica que fundara añoso antes su padre legio de La Sorbona, de la Universidad de Pa- CL un alto nivel de eficiencia y prosperidad y, rís. después de comprcir a Halphen y Cía., los mo-

Dedicó a los Marqueses de Frías su diser- tora Diesel con que proveían de luz a la ciu- tación, cuyo m&ito científico, unido al presti- dad de David, emprendieron la instalación de

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poderosas turbinas hidroeléctricas en los ríos David, Cocha y Macho de Monte. Entre 10s más jóvenes, Alejandro se destaca en el co- mercio y actualmente es miembro de la Asam- blea Nacional.

El menor de los varones, el Doctor Anto- nio González RevMla, heredó el talento médi- co de su padre y a la edad de 33 años es una autoridad mundial en la cirugía del cerebro.

Entre sus hijas se ha destacado en el cam- po de lcr educación y como escritora y autora de un magnífico texto de Economía Domésii- ca, doña Emelina González Revilla de Orte- ga.

Como ciudadano poseyó el Doctor Manuel Magín González Revilla virtudes cívicas incon- irastables:

En.política sirvió con celo y desprendi- miento al gran Partido Likxal, a cuya dispo- sición puso sus recursos pecuniarios y su per- SOIIU.

Su posición de Médico de la Compañía Francesa del Canal le permitió prestar ayuda sustcrncial muy im&xtante al gran Partido y quizá, debido a eso, el General Albán desta- có a uno de sus oficiales con la orden termi- nante de traerle vivo o muerto al Doctor Gon- zález Revilla.

Al frente de un pelotón de guerreros esco.. qidos el Capitán Juan Diez emprendió la ex- pedición en su busca; pero el Dr. recibió avi- so oportuno y se puso en seguridad en la ve- cina República de Costa Rica.

El Partido Conservador le confiscó enton- ces todos sus bienes. En Costa Rica fué re- cibido el Dr. González Revilla con los honores de un hombre de ciencia y fue nombrado Mé- dico Oficial en Punta Arenas, en donde vivió variõs años dedicado exclusivcnnente al ej,- cicio de su profesión, apartado de la política partidarista.

No obstante haber constituído este perío- do de su vida un oasis en el duro bregar de la existencia, tan pronto corno cambió la si- tuación política interna de Panamá, con moti- vo de la independencia de Colombia, el 3 de Noviembre de 1903, el Dr. González Revilla, obedeciendo a su entrañable omor al pueblo panameño y muy especialmente al del Valle de la Luna, decidió regresar d Panamá.

El Partido Liberal postuló su nombre para la diputación por la Provincia de Chiriquí y resultó electo como miembro de la primera Asamblea Legislativa de la joven República.

En las actas memorables de las sesiones históricas de esa primera Asamblea queda constancia imperecedera de la patriótica labor del Dr. González Revilla.

PIUXNIL 24

Siendo Pedro Vidal Escobar Presidente de la Asamblea Nacional consiguió el Doctor que se votara la partida para la construcción del Hospital José Domingo de Obaldía.

El Club David, la Cruz Roja de Chiriquí, el Parque de Cervantes, el Mercado y ~1 Mo- tadero Públicos, están ligados todos, al nom- bre del Dr. Manuel Magín González Revilla.

Su personalidad tenía múltiples facetas y p?r todas ellas irradió beneficencia y honra- dez acrisolada.

A iniciativa de su hija Emelina, fundó en DavJd la primera sala de maternidad.

Nombrado Médico Jeje del viejo Hospital de Caridad, lo reorganizó con su propio pecu- lio, para lo cual fue preciso invertir algo más que su sueldo oficial.

Durante la coniroversia armada, por mo- tivo de la disputa de fronteras con Costa Ri- ca, acudió al frente de batalla a prestar sus servicios en el Hospital de Sangre, improvisa- do junto a la línea de fuego.

Como científico, mantuvo siempre su me- sa de estudio provista de la información más reciente sobre los adelantos de la Medicina, la Cirugía, la Bactereología, Patología y cien- cias afines.

Su vivo sentimienlto de responsabilidad profesional lo privó de la gloria de participar en congresos científicos para los cuales le lle- garon de cuando en cuando invitaciones, tan- to de las Repúblicas Americanas, corno de las viejas naciones europeas.

Si tomcnnos en cuenta que fué él quien fundó la primera farmacia en David y que ejerció, sin competidores que pudieran restarle clientes, la profesión. médica durante toda una vida en una de las Provincias más ricas de la República, entonces nos será más fácil valorar su desprendimiento, pues él fue personalmen- te pobre durante su benemérita actuación pro- fesional.

No sólo recetó gratis, por principio, sino que en muchas ocasiones pagó las medicinas del paciente.

Yo mismo presencié -cuando niño- las operaciones que realizaba, sin ayuda de en- fermera y con instrumental reducidísimo, este- rilizado precariamente, en los pacientes que le traían, destrozados por los efectos de la explo- sión de algún torpedo, de los que emplean pa- ra pescar, a espaldas de la ley, las gentes hu- mildes del pueblo.

Sin pararse CI pensar que aquel pobre ser mutilado horriblemente, nunca podría pawr la operación, el Dwtor procedía con rapidez maravillosa y un acierto que nunca fallaba al

IOTBRII .

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hacer amputaciones, practtcar remiendos e in- Son muchos los casos célebres que cono- gertos. cemos; pero que la reserva, que ellos exigen,

Pero e< rasgo distintivo de su personali- nos prohibe publicar. dad médica fue la infalibilidad de su õjo clí- nico. La Provincia de Chiriquí debe un monu-

No esperaba el. Doctor a que se le con- menta de gratitud al Doctor Manuel Magín

sultara, cuando descubría los síntomas de una González Revilla

enfermedad peligrosa, pero todavía en perío- Ojalá que la celebración del Primer Cen- do kurable, aún exponiéndose -a veces- a tenario sirva para despertar la conciencia cí- recibir en pago, groserías, diagnosiicaba y vica de los chiricanos a la acción. prescribía. 1Honrar honra!

-1. h. /Zdbb9 Q4-$

p;/.&:‘cl (i c+ Jd

Don Joãl5 DomiJtmgo de O*lballdia

ULTIMO GOBERNADOR COLOMBIANO EN PANAMA.

. Por ERNESTO J. CASTILLERO R.

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De los siete gobernantes que tuvo el Istmo desde 1886. cuando se suprimió el Estado Fe- deral, hasta 1903 en que,fue nombrado Gober- nador don José Domingo de Obaldía, bajo cu- ya administración finalizó la soberanícr de Co- lombia en Panamá, sólo un panameño había

’ merecido el honor de ser seleccionádo por el gobierno de Bogotá para la dirección política de este territorio: el señor don Ricardo Aran- 93.

Los Gobernadores en orden de sucesión y lugar de origen, son:

General Alejarldro Posada, bolivarense: 1886 a 1888,

General Juan B. Aycardi, bolivarense: 1888 a 1893,

Don Ricardo Arango, panameño: 1893 a 1898,

Dr. Facundo Mutis Durán, santandereqno: 1898 a 1899,

General José M+ Campos Serrano, mag- dalenés: 1900,

General’Carlos Albán, caucano: 1900 n 1902,

General Víctor M. Salazar, antioqueño: 1902 cl 1903.

Para reemplazar crl General Salazar cuan- do éste renunció, fue escogido nuevamente el Dr. Mutis Durán, pero a éste, por intrigas de palacio se le sustituyó en septiembre del mis- mo año con el Senador José Domingo de Obal- día.

El nornbra&nto de Obaldía para Gober-

* LOTERII

oon Josá Domingo de Obaìdia, Gltlmo Gobernador de Colombia sn Panam2.

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nadar de Panamá fue. blanco de rudo ataque por parte de varios individuos en Bogotá, prtn. cipalmente del Senador panameño Dr. Juan B. Pérez y Soto. El Presidente de la República, sin embargo, se mantuvo en su propósito de mandar al Istmo un mandatario,htjo del terru- ño, como los panameños lo venían pidiendo con ‘insistente clamor. Obaldía xzaba de las generales simpatías de los istmeños todos.

“El gobierno confía -díjole el jefe de la nación- en que usted, con su nunca tientido patriotismo pondrá en práctica, al hacerse car- go del importante puesto, cuantos medios le indique su ilustrado y juicioso criterio para conservar y fortalecer los vínculos que deben ligar siempre a aquella sección con el resto da la República, a fin de que por ningún mo- tivo padezca menoscabo laOunidad nacional”.

El 16 de septiembre llegó a Colón el nue- vo Gobernador y el 17 se trasladó a la capi. tal. El pueblo de Panamá le recibió con múl- tiples y calurosas manifestaciones de simpa- tía. Esa misma noche le fue brindado en el Hotel Central un banquete por un grupo se- lecto de elementos sociales.

La fecha fijada para la toma de posesión fue el domingo 20.

Tuvo lugar el acto en el Salón Amkillo del Palacio de Gobierno, ante el Presidente del Tribunal Superior, doctor Florentino Goenaw, quien después de tornarle juramento al Gober- nador leyó el siguiente discurso:

“Señor Gobernador: En nombre de mis honorables colegas del Tribunal Su- perior, y en el mío propio, cumplo con el grato deber de felicitaros ‘sinceramente por la merecida muestra de confianza que os ha dado el Supremo Gobierno, es- cogiéndoos para que seáis el más alto re- presentante de la autoridad en este DR- partamento.

“En las instituciones cuyo fiel cum- plimiento acabáis de jurar, está bien mnr- cada la dualidad de las elevadas funcio- nes cuya investidura habéis recibido. Sóis Agente de la Administración Ceq- tral, y en el principio de la unidad del Gobierno que informa la rama ejecutiva, importa la uniformidad de opiniones en- tre el Jefe del Estado y el Gobernador del ’ Departamento. Sóis, asimkmo, Jefe de la Administración Sedcional, y vuestras fa- cultades constan detalladas en las leyes y ordenanzas. Más, a pesar de tales li- mitaciones ‘inherentes al r&men unita- rio, queda siempre al ciudadano encar- gado de regir la marcha de esta impor-

PAGXNA te i,

tanta entidad, un vasto campo en donde ejercitar las propias iniciativas.

“Natural vos de esta angostura privi- lesiada de Colombia, circunstancia que viene a realizar en buena hora legítimas aspiraciones de vuestros cocterráneos; conocedor de los hombres, cosas y suce- sos del Istmo, y también de sus necesi- dades y.de sus recursos, es de espararse fundcm@ntdlmente que, desarrolladas vuestras ideas administrativas con exac- ta apreclaclón de los problemas actua- les, rinda este Departamento, bajo vues- bra frme y honrada dirección, algunas jornadas más en las vías del progreso. La acción calmante del tiempo será uno i4 de vuestros mejores auxiliares porque, al poder de su benéfico influjo, irán suavi-

.i - x

zhndose las asperezas, aplacándose las cóleras y restañándose las’ heridas que produjo la larga y cruenta guerra civil que nos ha enlutado a todos; guerra fe- lizmente terminada por convenios mag- n&nimos, de acuerdo con la opinión ha siglos emitida por uno de los más durt>s vencedores de la historia.

“Tenéis necesidad del tiempo como in- dispensable aliado para todo lo que que- ráis emprender, y me hal&a la esperan- za de que no os ha de faltar, ya que no es posible que la inestabilidad en los al- tos empleos se convierta en permanente sistema de gobierno.

“Sin temor de ofender a la verdad, nrriésgome asegurar que no hay ciuda- dano de la República que no desee con ardiente anhelo: que por el territorio de ella, en las cercanías mismas de esta his- tórica ciudad, se excave, guardando lo que exige el decoro de la Nación, el Ca- nal Interoceánico, obra magna que, rea- lizada, servirá a los intereses mundiales y honrará al siglo en que vivimos como la apertura del Canal de Suez honró a la pasada centuria. Para 1~6 administración que hoy se inaugura sería motivo de le. gítimo orgullo poder registrar en sus ana- les el comienzo de los trabajos de la in- gente empresa, cosa que, a pesar de los tropiezos que todos vemos, no debe esti-. marse como imposible. A pueblos cultos y que saben con fijeza lo que quieren, TIO les es lícito entregarse a la desespera- ción sólo porque la hora presente no trai- ga todo lo que de ella se aguardaba. La paciencia y la perseverancia son gran- des virtudes que al fin vencen todos los obstáculos cuando están sostenidas por el patriotismo y la justicia.

“Los estudiantes de historia nacional scroen que nace cerca de medio siglo, en días luctuosos para la libertad de la Nue. va Granada, un istmeño ilustre cuyo ape- llido dignamente lleváis, pudo mostrarse a la altura de los deberes eintnentes que van anexos al ejercicio del mando supre-

LO?SxlXA . :

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Don José DomIngo de Obaldla, último Gobernador de Panamá Y I1U esPosa, al klir de la Cate. dral de Panamh

mo de las naciones. Nombre es lo mismo que nobleza, y nobleza obliga; y seme- jante legado de honor une de mo$k irre- vocable un nombre a una patria. 40s des- tinos del Istmo están pues, en mapas tan seguras y leales como las de juestros distinguidos predecesores.

“Confiemos en que, con la prótección de la Divina Providencia, sin la cual los designios de hombres y de pueblos no pasan de vano simulacro, ha de; perma- necer siempre incólume e intam~ble el escudo de la República”.

Al expresivo discurso del Dr. doenaga, contestó el juramento con el siguiente.:

“Seño? Pregidente: Acepto con grati- tud las felicitaciones que me habéis dirí- gido eñ nombre de vuestros hqnorables colegas y en vuestro propio norkbre, por la prueba de honrosa confianzcj que me ha dado el Supremo Gobierno al esco- germe para ser el más alto representan- te de la autoridad pública en este Depar- tamento. Mi conciencia me dice que la merezco, si no por mis aptitudes, por,des- gracia muy limitadas, por mis sentimen- tos y mis propósitos que me imponen re- gla de invariable conducta en el ejerci- cio de mis funciones oficiales: el cumpli- miento estricto de la Constitución y los leyes, el estudio y la satisfacción de las necesidades generales, el fomento y 1~ defensa de los intereses .públicos sin con- templaciones ni reservcrs. Espero ganar con esta política que se conforma con las

. LOTEBEA

miras muy elevadas del Excelentísimo Señor Vicepresidente de la República, el apoyo de los hombres de bien sin distin- ciones políticas: lo necesito pora que mi labor sea fácil y sea fecunda; para al- canzar lo que es aspiración de mi alma, sincera y ferviente: el noble olvido del pasado tan doloroso y echar unidos todos los elementos sanos, las bases de un por- venir de Justicia en la Libertad; de paz que no sea imposición de la fuerza; de progreso y de honra.

“Por lo que a mí corresponde, les doy a mis compatriotas en esta ocasión so- lemne, la seguridad de que como gober- nante podré cometer yerros de cabeza. pero jamás de corazón.

“El problema del Canal Interoceánico, que ycr requiere solución pronta, es para la Nación, y muy especialmente pata es- ta tierra querida, de extraordiparia gra- vedad. Mantengo, porque son’bien me- ditadas y sinceras, las opiniones que so- bre la materia tan interesante he emitido corno Senador de la República, espónta- neamente elegido. He considerado y con.. sidero que los intereses universales que ya reclaman urgidos la construcción de una vía marítima que una el océano A- tlántico con el Pacífico, tienen derecho a nuestra cooperación: y que concesiones cuyo objeto sea servir a esos intereses, aún cuando impliquen algún sacrifico de soberanía, no serán iuzgadas indecoro- sos. Justifican, en mi concepto, esas con- cesiones el elevado fin con que se hacen.

:_ PAornA 17

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Ne ,d~bemos negarle a Ia oiviltza&n lo gen ci la Repbblica de Panqmá, al ‘romperse que de nosotrO* necesita para seguir su marcha vIctortosa. Procediendo así tengo

los vínculos pqlíttcos que por 8’2 años unieron

fé-en la accióh saludable del tiemoo v a ambos países.

en la eficacia de la paclen&t y la per&- verancia, ‘virtudes excelsas, irresistibles,

Al declararse la revolución el 3 de no-

invocadas por vos, cuando están al.ser- viembre de 1903, y apresar los agentes de la

vicio del derec’ho y de la justicia. misma a los Generales qúe comandaban las

“81 tropas colombianas en la capital, Obaldía in-

generoso recuerdo que habets he- cho de mi padre, José de Obaldía, me ha

tentó debelar el golpe presentándose al puar-

conmovido hondamente. En la época luc- te1 insurreccionado. Fue preso a su ves por

tuosa v de baldón a-aue aludís. no vaci- los revolucionarios y la causa de Colombia se lo ent;e la amistud que era ínttma y pro- perdió desde ese momento no habiendo en hada, robustecida por lasos de antiguo compañerismo, Y los preceptos del deber

Panamá otro representante de su autoridad.

que-cumplió con firmeza en el consejo y en la batalla: es homenaje, señor, que El confiicto de su persona en los momen-

rindo a la verdad histórica y a su memo- tos decisivos del 3 de noviembre, lo explica el , ria. No se sepceará el hijo de la huella distinguido ciudadano en el telegrama que el

honrosa del padre, y en sus manos, como gobernante, ni se menguará el símbolo

5 trasmitió al General Pompillo Gutiérrez, pre-

sagrado de la República, ni el brillo de sente en Colón, y que había venido al Istmo

” sus estrellas. con órdenes de sustituirle en el gobierno de- partamental. Dice así:

“Ignorante del futuro, cualesquiera que sean las vicisitudes que se presenten, no Panamá, noviembre 5 de 1903. menoscabarán mi lealtad ni mis fervien- ten anhelos por el engrandecimiento de “General Pom “. - ’ pilio tiutierrez, Colón. Colombia y muy particularmente por la felicidad de nuestro Istmo”.

“Amigo General: No he firmado Acta de Independencia por lealtad y decoro. Entre los

En la misma recepción hicieron uso de la halagos del Poder faltando a mis deberes, y 1 a prisión en su cumplimiento, elegí lo último.

palabra los señores don Aristides Arjona, Se- Estime mi situación: de un lado la felicidad cretorio de Gobierno, don Francisco Antonio del Istmo, mi constante aspiración, mi fami- Facio y don Juan Agustín Torres, Comisionado lia y mis amigos: del otro, mi deber.

de la Provincia de Colón, a todos los cuales contestó por turno el señor Obaldía. “Le doy mi palabrd de no tener participa-

ción alguna en conducta Colombia y Vein- Fue este ciudadano un connotado chiri- rfuno ( 1) y no haber recibido informe serio

cano, hijo del ilustre estadista panameño, don sobre movimiento separatista. Apelo testimo-

José de Obaldía. Nacido en David el, 30 de nio Generales Castro, Pretelt y Tobar y ‘Dr -.. A :ión.

enero de 1845, estudió en Bogotá y luego en rosemena, conocidos enemigos separa{

los Estados Unidos. Aunque su padre fue uno de los mentores más autorizados del liberalis- mo granadino, el hijo adoptó las doctrinas con- servadoras. Sin embargo, no fue un exaltado partidarista y casi puede decirse que no era beligerante.

, Elegido Senador por el Departamento de Panamá en 1903, en vista del fracaso en el Se- nado colombiano del Tratado Herrán-Hay, re- nunció a la prestigiosa curul aceptando el car- go de Gobernador del Istmo. La vida parla- mentaria no era de su atracción, como lo ha- bía sido .de su padre, famoso como orador y parlainanterista de mucha experiencia.

Obaldía fue, como hemos‘dicho, el últi- mo representante del dominio colombiano en el Istmo de Ponãmá, porque mes y medio des- pués de posesionarse de la Gobernación, es- talló el movimiento revolucionario que dió ori-

PAGINA 22

“No he deiado de cumplir mis deberes ni retardado siquiera orden superior. He caído porque era inevitable, contando separatistas con pueblo, batallón, policía, buque. Ade- más, algo que sospecho de mayor importan- cia: se dice que usted cumplirá su deber. La situación es de excepcional gravedad. Me re- tiraré tan pronto como me lo permitan. OBAL- DIA’.

El 4 de noviembre la Municipalidad de Panamá, en Cabildo Abierto, con el apoyo del pueblo capitalino nombró una Junta que se en- cargó del gobierno provisional de la recien:

1,

proclamada República de Panamá. Desd ese punto y hora, la autoridad de Colomb bre el Istmo hallo su fin al ser sustituído’ mando el último Gobernador nombrade p Presidente desde Bogotá.

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(TRADICFON INDIA)

Copiamos el relato del último descendien- ya de antemano había hecho preparar su real te de la famosa tribu de los Dorasques. palacio para que se alojase: depositando a los

“Mi madre era biznieta del ú]tjmo ca& piés de Doscicuén una hermosa coron* hábil- que de los Dorasques y se llamó Doscictien, me& trabajada, sosteniendo en uno de los que quería decir en ese idioma, hombre va- picachos de ésta, un hermoso cóndor, en acti- leroso y astuto; sostuvo la guerra con los es- tud de alzar el vuelo, todo de fino oro. pañoles, quienes querían apoderarse de sus vastos dominios, siendo el rey en todo el va- ’

“Doscicuén después de meditar largo rato,

lle de Chkiquí, estando todas las demás tribus aceptó sin suponer que éste su súbdito lo en-

2 bajo su gobierno nunca le presentó combate tregaría a sus más encarnizados enemigos.

“Principiaron las fiestas con todo el es- i ni permitió que sus subalternos lo hicieran al

enemigo común, los españoles, a campo raso, plendor que debían tener, y la chicha fuerte’

sino que siempre combatían sus fuerzas escon- mascada era repartida con profusión, los bai-

,didas en laderas, barrancos y entre los más l es se sucedían con la entonación de cantos

tupidos ‘bosques y dividiendo sus fuerzas en y alabanzas ~1 podzroso señor de los vastos dominios del Gran Dorasque; los chistes y

,. ligeras guerrillas, causándole no pocas veces,- pérdidas de gran consideracióp a los conquis-

agudezas no tenían interrupción alguna, has-

tadores, no pudiendo estos emplear sus arca- ta que llegó por fin el último día y el gran

’ buces con certero fuego sobre estos bravos in- banquete real fué ofrwido a Doscicuén, como

dios. tributo que daba el más leal y sumiso vasallo a su señor; todo terminó en el mayor regocijo

$y.’ “Convencidos los españoles que Ies era y cordialidad viniendo el regio baile de los no- & imposible vencer a este astuto cacique, bajo vios; éstos después de dar principio bailando i el régimen de la fuerza, dieron en buswr en- ellos fueron a llevar a Doscicuén la gran to- 1 tre las tribus que estaban gobernadas por Dos- turna de chicha, que debía tomar como una

cicuén, un cacique traidor, que se prestase c[ bendición que el Poderoso Cacique le otorgaba ” tomarle prisionero y conducirlo al ejército rea- a los recién casados; en ella fue vertido un

lista, que acampaba en el pequeño pueblo de narcótico, que de antemano había sido sumi- Santiago de Alanje ostentando el glorioso peri- nistrado al Cacique caldereño por los espu- dón de Castilla. ñoles.

“Hicieron salir mensajeros secretos para “Doscicuén tomó la chicha con cierta re- todòs los caciques que estaban bajo el gobier- pugnancia y a poco rato le vino un pesado

/’ no .de tan valeroso Jefe, encontrando de&& sueño, retirándose enseguida a su palacio ,.’ de infinidad de dificultades y demoras uno acotipañado del Cacique invitador: tan pron- : I ‘que se prestase a tan inícua acción. to entró a su real lecho, se durmió profunda- . . “Este fue el Cac$ue de Caldera, el cual mente.

*_ j: siempre estuvo envid+ del poder y .esplen- “Se acercaba la media noche, todos bai- j;, dor que gastaba Doscicnén en su Corte, la laban y cantaban embriagados por la chicha

cual residía en el hoy pueblo de Dolega. Los fuerte, cuando entraron al palacio de Dosci- españoles que estudiaron bien a este cacique, cuén veinticinco indios de los más robustos notaron sti desmedida ambición y pora que que existían en el lugar, amarrando con suma fuese certero el plan que habían forjado, ofre- precaución al Gran Jefe, con fuertes cuerdas ciéronle hacerle Rey absoluto de los vastos de pita que llevaban enrolladas en sus cintu- dominios del Gran Dorasque siempre que apre- ras y trasladándolo cuidadosamente a una saie a DosCicuén y lo enviase con toda segu- camilla, cuyos dos palos largos, permitían a ridad al ejército conquistador. ocho indios llevarlo con todo cuidado sobre

“Una ocasión propicia se le presentaba a sus robustos hombros: así fué conducido de este trcddor y era la gran fiesta que se cele- esta manera desde Caldera pasando por todo braría en Caldera con motivo del matrimonio el largo llano de Cochea, llegando al río Da- que se iba a efectuar de una hija del cacique vid por el .paso Balbuena: ya el pérfido Caci- vil, y para solemnizar tan trascendental acto que había enviado mensajeros adelante lle- pasó él con toda su corte a invitar a su amo vando tan importante noticia a los espciñoles, y señor diciéndole que como su más sumiso moviéndose éstos con todo el ejército de San- vasallo le suplicaba no dejase de asistir, pues tiago de Alanje y viniendo a acampar en la

. IOTERIA PAGINA 2s

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risueña colina d,el Varital~ allí fué entregado sus ojos y orejas, atando a sus crespas y abun- el valeroso prisionero ci su9 crueles enemigos, dantes colas, cada pié y cada mano del des- quién aún continuaba bajo el fuerte letargo graciado prisionero a una señal dada, estos del pesado sueño producido por el narcótico; entonces el médico del ejército conquistador,

c&imales quedaron en la más completa liber- tad, partiendo en vertiginosa c&era, siendo

tomando agua le roció con ella varias veces tutalmente descuartizado el últinm Cacique de el rostro, principiando el pobre pridonero a sa- los Dorasques. “Coincidencia rara; uno de Iii de su largo sueño y despertando al fin, fue- los cuartos, el izquierdo en donde aún palpita- se a incorporar en la camilla, impidiéndoselo bu el corazón de esta pobre víctima, fu6 lle- kiS fuertes ligaduras con que estaba atado a vado por el cerril potro a Caldera, cayendo este nro vehículo; volvió lentamente su cabe- muerto este animal~ al pié de la gpan piedra zu Y vió que había sido víctima de una trai- que hoy admiramos, conocida por todos los ción de s~~‘va~allos; acercándosele un indio que frecuentan este sitio, con el nombre de de los que habían venido cargando, le dijo to- “PIEDRA DE MISA”; allí quedaron sepultadas do lo que había pasado; entonces Dosclcuén estas pocas partes del cuerpo de la destroza- ” le respondió tristemente: “Todos mis dominios da víctima, por una India que quería al Caci- caerán en poder de mis enemigos, quienes nos que con idolatría, y la’cual dió aviso más tar- extinguirán; caro mtiy ca!@, pagará su perfi- de a la familia real de Doscicuén mandando dia mi traidor e innoble vasallo; durará go- ésta, a hábiles escultores que gravcrsen en la bernando lo que yo duraré con vida.” cima de dicha piedra que tiene una meseta

“Entre tanto salían mensajeros para todas tan ancha que, puede cualquier persona dor- , las trlbus gobernadas por el Gran Doscicuén, mir con toda holgura; algunos animales y je- llevando la orden de que prestasen obedien- roglíficos, que significan las tribus que con- cia al Cacique traidor, y de que viniesen a quistb y la duración de su reinado y en el es- presenciar la ejecución ejemplar, que tendría pacioso frente que dá para el Sur de dicha lugar en la persona del rebelde e impío Cu& piedra, la custodia, un c,entellero, el sol. la lu- que Doscicuén, la cual se llevccría a cabo‘en na, y las estrellas, dando CL entender que allí unas elevadas y pintorescas colinas cubiertas terminó la rcfza pagann y dió principio a la de verde y limpias sabanas. ,< era del cristianismo.

III “Desde esa fg+ se llamaron las peque-

ñas colinas donde fué descuartizado este ser “Era una nublcrda mañana del mes de humano Los Cerros de los Cuartos”.

Abril, nuestro majestuoso Volcán e imponente “El pueblo parq acortar las palabras más cordillera. se veían limpias de toda nube, os- tarde, dió en llamarle el Cerro del Cuarto. nom-

tentando su color azul oscuro con toda la es- bre con que hoy es conocido y lugar en donde piendidez con que los dotara nuestri madre se reunen en las noches alumbradas por 1~

común, la Naturaleza; multitud de indios de argentada luna en la calurosa estación de te- los campos vecinos se iban reuniendo en la rano nuestras bellas chiricanas, para al com- extensa llanura en donde hoy se encuentra la pás de sus sonoras guitarras y melodiosas VO- joven ciudad de David; escuadrones de lan- ces arrancar sentidos ayes, como último tribu- ceros montados en hermosos y fogosos cabà- to que se le dispensara inconscientemente al llos, iban escoltando al temido Cacique, hasta pobre desgraciado Cacique. subirlo CI Ia cima del cerro a donde fué depo- “Al terminar el indio su relato, su VOZ es-

sitado adherido a su camilla; 10s tambores y taba conmovida, diciéndome: “Mi madre clarines tocaban las alegres dianas, la suave, siempre que podía me refería esta historia; YU

fresca Y perfumada brisa que soplaba de la es tarde, son las doce de la noche, me lo avi- cordillera, hacía ondeccr las banderas espnño- sa la perdiz: más adelante, otra noche, le con- las en todas direcciones; la última hora del taré el trágico fin del Cacique Caldereño: la Gran Cacique Doscicuén se acercaba; un frai- historia de la misteriosa aparición de la Prin- le con un crucifijo en la mano, subió al cerro cesa Suurí, que en lejana época gobernó el Y arrodillándose, oró largo rato al lado de es- pueblo dorasquence con sabiduría Y rectitud, te mártir, que tendido en su camilla estaba siendo después adorada corno diosa.” inmóvil, pareciendo más una estatua que un David, Mayo 5 de 1870. ser viviente y bajándose el fraile,’ subieron “UN ISTMEK)“. cuatro potros. cerriles recién cogidos por robus. tos soldados del ejército, conducidos por las

(fragmento tomado fielmente de “EL PORVENIR”. perlódlco que editó en David el Lcdo. Pedro A. Silvera.

bridas con grandes precauciones; tapándole kero 8 de 1910).

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Por‘DIDACIO SILVERA

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Si en el terreno material Chiriquí encierrcr mencionar a Santiago Anguizola D., Isaías Ju- tesmos y bellezas, en el campo espiritual, en rudo Quintero, Tomás Arias Q., Darío Gonzá- el de las ideas que dan forma y vida al peri-’ lez, Eduardo Morgan, J. M. Molina Gutiérrez, samiento y a la acción, nuestra Provincicr sur- Juan B. Samartín, Carlos y Ramón González ge radiante y majestuosa en el concierto de R., Nicolás Sagel, Abel de la Lastra, Aristides los pueblos del Istmo. RQIIIMO, Enrique Parada, Héctor Falcón, Víc-

Una juventud fogosa e inteligente, ávida de idealismo, se destaca allí con personalidad bien definida. Literatos, periodistas, escritores, médicos y comerciantes chiricanos brillan con 111s propia en el firmamento de la Patria.

En primer término, sobresalen las gallar- das representantes de la cultura femenina que Chiriquí ha dado a la República, para que lle- ven la luz de su cerebro y el latido de su co- razón CI todos los círculos en que actúan, me- reciendo la admiración pública y seduciendo por medio de los atractivos irresistibles que resultan de una clara inteligencia, unida n una voluntad perseverante y un geenroso cora- zón.

Son ellas, María Olimpia de Obaldía, lo poetisa máxima, la Alondra del Valle de la Luna; la madrecita cariñosa que combina el aroma delicado de sus preocupaciones poéti- cos con las dulzuras inefables de una vida de hogar, que ella santifica con sus ejemplos y virtudes. Clara González, serena y laboriosa, enamorada del libro, estudiosa y sedienta de grandes realizaciones. Y, formando arco de estas dos mentalidades femeninas de relieve, podemos mencionar a Gilda María Ara&, la inteligente y sutil oronista “Cora”, dulce y ro- mántica, apasionada del ideal: Rosa Raquel Ríos, amable y serena, con la imperturbable seguridad de cuanto vale la llama de su in- telecto; Beatriz Miranda, Martina Esquive1 de Pougher, Manuela de Spener, Leopoldina Field Rovira, Benigna González de Moagan, Mary Dugan de Ríos, Eladin González, Susana Es- quivel, Mercedes Silvera, Sofía Delgado V., Rosa Elvira Alvarez y otras distinguidas da- mas conterráneas que constituyen una fuerza intelectual de primer orden en la provincia.

Entre los jóvenes chiricanos que han es. pigado en la literatura, el periodismo y otros canpos de la actividad humana, podeinos

tor F. Goytía, D. H. Turner, J. Daría Anguizola, Gilberto y Aníbal Ríos D., Pedro A. y Rafael Silvera C., Rosendo Jurado V., Francisco Ber- nal A., Moisés y Abel Gómez, Luis A. Hid& go, Manuel y José Mcrría Roy, Silvestre Quin- tero, José de Obaldía Jované, Guillermo Tri- baldos Jr., Aurelio E. Arias, Gustavo Ríos Ros, Pedro Vidal E., Luis Antonio Guerra, Félix Oli- vares C., Rogelio Te&, Ramón Morales, Sa- muel Quintero JI., Fabio Franceschi, Carlos M. Gallegos, Julio J. Araúz, Simón Esquivel, Raúl Alvarez Alvarado, Félix Abadía A., Julián Val- dés y otros.

Otra personulidad intelectual de ‘finísi- mas quilates, consagrada en el corazón de los chiricanos, es la del poeta abogado, don J. Fran- cisco Clarck, cuya vida, un prolongado lamen- to, una continua plegaria dolorosa, exalta Y en- ciende la admiración de propios y exbrañoS

por su talento y su virtud; talento y virtud que no han podido fructificar con la fuerza arrolla- dora de su potencialidad por las condiciones precarias de una salud siempre delicada, de una postración absoluta, que lo ha tenido al margen de la vida: pero irradiando bondad y fascinando con sus genialidades, desde la ven- tana estrecha que el destino le ha dejado pa-

ra que se asome aJ gxrandioso espectáculo de la uida social.

Clarck, nuestro inolvidable compañero de escuela, ha remarcado su personalidad por

encima de las mediocridades de la época, POC-

que la vida incontenible del genio se sobrepo- ne a las demoledoras influencias de una en- fermedad tiránica y cruel.

Chiriquí, tierra donde nací, donde apren- dí a luchar, n amar y a sufrir, bendita seasl

Panamá, Noviembre 28, 1930.

‘(Fragmento do un articuio Publicado on la Revisto Nueva Luz, en 1930).

c c.0-rqnl.s PNXNA 31

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PANAMA, R. DE P.

TeMfono 696, Apartado 1859

NUMFRO 8 CALLE DEMETRIO H. l3vI; . No. 8

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CAJA, DE SEGURO SOCIAL

SUBSIDIOS DE MATERNIDAD:

Según lo dispuesto en la nueva Ley, la Caja de Seguro Social cunce- derá a las aseguradas’en estado de gravidez, ademas de todos los be- neficios por enfermedad y maternidad, un subsidio en dinero.

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EN OUE CONSISTE EL SUBSIDIO DE MATERNIDAD:

El subsidio‘de nkternidad consiste en un auxilio en dinero que 18 Caja pawrá a la interesada, equivalente aproximadamente a UNA VEZ Y MEDIA del promedio de sueldo ganado por la asegurada durante las SEIS meses anteriores a la fecha de la solicitud del auxilia-Ej.: si la asegurada ha devengado durante los seis meaes anteriores un promedio de rueldn de B/.SO.OO recíbiti un total rproximado’de B/.120.00.

PARA OBTENER EL SUBiIDIO DE MATERNIDAD:

La asegurada deberá presentar un certificado médico al completar el SEPTIMO mes de embarazo. Si es maestra déberá comprobar ade- más la fecha de su separación del empleo para mantenerle su derecho ’ a los beneficios.

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COMO SE ‘PAGA EL SUBSIDIO DE MATERNIDAD:

El,subGdio de maternidad se paga em dos partidas, la mitad seis aemanas ante* de la posible techa del parto, wsea alrededor del séptimo mee, y la otra mitad una vez producido el rlumbramiento.

CUANDO EL ALUMBRAMIENTO SE PRODUC’E AL SEPTIMO MES:

La Caja de Seguro Social entregará inmediatamente a la interesada el total del auxilio a que tenga derecho una vez comprobado el caso por el médico que la hubiere asistido.

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