KARL HOFFMANN: NATURALISTA, MÉDICO · dolor que entraña toda guerra, abundan los héroes...

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t , r , t , ~ , I ~ I f [ Revista Estudios, Universidad de Costa Rica. No. 20, pág. 41-47, ISSN: 1659-1925 / 2007 KARL HOFFMANN: NATURALISTA, MÉDICO Y HÉROE NACIONAL DE 1856-1857 1- I , r Luko Hilje Q. RESUMEN Este artículo resalta la labor del médico y naturalista alemán Karl Hoffrnann (1823-1859), quien ingresó a Costa Rica en 1854 con una carta de recomendación de su mentor Alexander von Humboldt, y acompañado de su esposa y su colega Alexander von Frantzius. A diferencia de quienes lo antecedieron, fue el primer naturalista que estudió tanto la flora como la fauna del país, descubriendo numerosas especies nuevas para la ciencia (de las cuales unas 40 portan su nombre), e hizo notables aportes en biogeografía, vuIcanología y climatología. Al ocurrir la invasión filibustera comandada por William Walker, fungiría como el médico en jefe de nuestro ejército, cumpliendo extraordinarias faenas en las batallas de Santa Rosa y Rivas, así como frente a la devastadora epidemia de cólera. Estas labores repercutirían en su salud, intensificando una enfermedad que padecía desde su juventud. Pobre y viudo, moriría a los 35 años en Puntarenas, sin dejar descendencia. Está enterrado en el Cementerio General. Palabras clave: Biología tropical, Alexander von Humboldt, Campaña acional, Juan Rafael Mora, William Walker ABSTRACT This article intends to highlight the contributions of Karl Hoffmann (1823-1859), a German physician and naturalist who arrived to Costa Rica in 1854 with a recommendation letter by his mentor Alexander von Humboldt, along with his wife and his colleague Alexander von Frantzius. In contrast 10 his predecessors, he was the first naturalist who studied both our flora and fauna, which allowed him io discover a great number of species new to science (of which some 40 were named after him), while making important contributions in biogeography, vuIcanology and climatology. As a result of the invasion by the filibuster army leaded by William Walker, Hoffmann became the head of the medical tea m of our army, playing amazing duties as a surgeon in the Santa Rosa and Rivas battles, as well as while facing the devastating cholera epidemics. Such duties seriously affected his health, as they intensified an illness he has withstood from youth times. Poor and a widower, he died at age of 35 in Puntarenas, leaving no descendants, He is buried in the General Cemetery. Keywords: Tropical biology, Alexander von Humboldt, National Campaign, Juan Rafael Mora, William Walker INTRODUCCIÓN En medio del inventario de crudeza y dolor que entraña toda guerra, abundan los héroes anónimos. Sí, de hombres y mujeres que, a solas con el silencio de sus conciencias, saben que aportaron en la defensa de sus principios o de su patria. Y este es el caso de la Campaña Nacional librada por poco más de un año -de abril de 1856 a mayo de 1857- contra las hordas filibusteras lideradas por William Walker y en la J que, cuando uno hurga en detalle en sus fuentes documentales, se percata de las innumerables muestras de heroísmo de nuestros combatientes Por ello, es oportuno que al conmemorarse el Sesquicentenario de la Campaña Nacional, intentemos rescatar del olvido a uno de esos hom- bres, quien se entregó con devoción a salvar las vidas, tanto de los combatientes en los campos de batalla como del resto de la población durante la devastadora epidemia del cólera. Sí, de un hombre insólito quien, por no haber tenido descendencia

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Revista Estudios, Universidad de Costa Rica. No. 20, pág. 41-47, ISSN: 1659-1925 / 2007

KARL HOFFMANN: NATURALISTA, MÉDICOY HÉROE NACIONAL DE 1856-18571-

I,r Luko Hilje Q.

RESUMEN

Este artículo resalta la labor del médico y naturalista alemán Karl Hoffrnann (1823-1859), quien ingresó aCosta Rica en 1854 con una carta de recomendación de su mentor Alexander von Humboldt, y acompañadode su esposa y su colega Alexander von Frantzius. A diferencia de quienes lo antecedieron, fue el primernaturalista que estudió tanto la flora como la fauna del país, descubriendo numerosas especies nuevas parala ciencia (de las cuales unas 40 portan su nombre), e hizo notables aportes en biogeografía, vuIcanologíay climatología. Al ocurrir la invasión filibustera comandada por William Walker, fungiría como el médicoen jefe de nuestro ejército, cumpliendo extraordinarias faenas en las batallas de Santa Rosa y Rivas, asícomo frente a la devastadora epidemia de cólera. Estas labores repercutirían en su salud, intensificando unaenfermedad que padecía desde su juventud. Pobre y viudo, moriría a los 35 años en Puntarenas, sin dejardescendencia. Está enterrado en el Cementerio General.Palabras clave: Biología tropical, Alexander von Humboldt, Campaña acional, Juan Rafael Mora,William Walker

ABSTRACT

This article intends to highlight the contributions of Karl Hoffmann (1823-1859), a German physician andnaturalist who arrived to Costa Rica in 1854 with a recommendation letter by his mentor Alexander vonHumboldt, along with his wife and his colleague Alexander von Frantzius. In contrast 10 his predecessors,he was the first naturalist who studied both our flora and fauna, which allowed him io discover a greatnumber of species new to science (of which some 40 were named after him), while making importantcontributions in biogeography, vuIcanology and climatology. As a result of the invasion by the filibusterarmy leaded by William Walker, Hoffmann became the head of the medical tea m of our army, playingamazing duties as a surgeon in the Santa Rosa and Rivas battles, as well as while facing the devastatingcholera epidemics. Such duties seriously affected his health, as they intensified an illness he has withstoodfrom youth times. Poor and a widower, he died at age of 35 in Puntarenas, leaving no descendants, He isburied in the General Cemetery.Keywords: Tropical biology, Alexander von Humboldt, National Campaign, Juan Rafael Mora, WilliamWalker

INTRODUCCIÓN

En medio del inventario de crudeza ydolor que entraña toda guerra, abundan loshéroes anónimos. Sí, de hombres y mujeres que,a solas con el silencio de sus conciencias, sabenque aportaron en la defensa de sus principios ode su patria. Y este es el caso de la CampañaNacional librada por poco más de un año -deabril de 1856 a mayo de 1857- contra las hordasfilibusteras lideradas por William Walker y en laJ

que, cuando uno hurga en detalle en sus fuentesdocumentales, se percata de las innumerablesmuestras de heroísmo de nuestros combatientes

Por ello, es oportuno que al conmemorarseel Sesquicentenario de la Campaña Nacional,intentemos rescatar del olvido a uno de esos hom-bres, quien se entregó con devoción a salvar lasvidas, tanto de los combatientes en los campos debatalla como del resto de la población durante ladevastadora epidemia del cólera. Sí, de un hombreinsólito quien, por no haber tenido descendencia

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que lo perpetuara, sería borrado por el olvi-do, excepto por una lápida en el CementerioGeneral de San José, cuya inscripción "CostaRica / al Doctor Karl Hoffmann / CirujanoMayor del Ejército en la Guerra Nacional", nosevoca los sucesos tristes a la vez que hermo-sos de cuando se conquistó nuestra verdaderaindependencia, afianzándose así la soberaníay dignidad nacionales.

y menos habríamos sabido de él, de nohaber sido por el providencial y muy amplioobituario que escribiera en la prensa poco des-pués de su muerte su cercano amigo NazarioToledo, médico guatemalteco que fuera unadestacada figura pública en la Costa Rica de lasegunda mitad del siglo XIX. Esa sería la mate-ria prima para alusiones posteriores a él, porparte de González Flores (1921) y León (1941),ampliamente enriquecidas por Alfaro de Jiménez(1963), las cuales culminarían en un pequeñolibro de Meléndez (1976).

Aunque a primera vista podría pensarseque dicho libro contiene todo lo conocido sobreHoffmann, cuando me interesé en profundizar ensus aportes como naturalista, me percaté de quehabía ricas fuentes primarias -tanto en documen-tos de los Archivos Nacionales como en periódi-cos en la Biblioteca Nacional- que nunca habíansido exploradas. Y, tal sería el volumen del mate-rial acopiado, que de su síntesis e interpretaciónresultaría un libro (Hilje 2006), el cual enfatizasus contribuciones científicas como naturalista,mientras que hay otro en preparación acerca desu legado cívico y médico en el contexto geográ-fico y humano de la Campaña Nacional.

Por tanto, nuestro propósito aquí es rese-ñar el legado de Hoffmann, inusitado exploradorde nuestra naturaleza, pero también médico queen su altruismo y humanismo entregó la vida pornuestra patria.

ALEMÁN Y PRUSIANO

Karl Hoffmann Brehmer nació el 7 dediciembre de 1823 en el puerto fluvial de Stettin(hoy Szczecin, y perteneciente a Polonia), enla ribera del río Oder, que era la capital de

Pomerania, la más importante provincia agrícoladel reino de Prusia y del imperio alemán. A los23 años de edad recibiría el título de doctor enmedicina en la Universidad de Berlín, dondecoincidió con Alexander von Frantzius conquien, además de la profesión médica e interesescomunes en las ciencias naturales, emprenderíaun viaje hacia Costa Rica a fines de 1853. Perosus años de estudiante universitario coincidieroncon fuertes luchas antimonárquicas en Europa,impulsadas por sectores que promovían regíme-nes liberales, democráticos y representativos, asícomo equitativos socialmente.

Aunque la célebre insurrección de juliode 1830 en París fracasó de momento, habíaestremecido a tal grado los cimientos de lasmonarquías y el absolutismo, que resurgiría engran parte de Europa en la primavera de 1847,para culminar en febrero de 1848 con una desco-munal revuelta que provocaría el derrocamientode Luis Felipe I y la proclamación de la SegundaRepública en Francia. Ello desencadenaría unaola de insurrecciones en varios países, inclu-yendo el imperio alemán. En Prusia, FedericoGuillermo IV prometió la constitución de unparlamento democrático y propuso luchar por launificación de Alemania, pero las revolucionesse desnatural izarían y en Prusia el rey lograríaimponer una constitución autoritaria.

En el caso de la Confederación Germán ica,algunos sectores intelectuales se habían organi-zado en sociedades clandestinas para impulsarsus luchas y, al parecer, uno de los líderes eraFernando Streber, hombre 14 años mayor queél, a quien Hoffmann conoció durante esas jor-nadas cívicas.

Desvanecidas las ilusiones, lo aconteci-do en Prusia con el autoritarismo conduciría aseveras medidas represivas, así como a una gravecrisis económica en las zonas rurales y urbanas,que causaría migraciones masivas de ciudadanosempobrecidos, especialmente hacia América.

RUMBO A COSTA RICA

Para entonces, el territorio de CostaRica estaba casi deshabitado, con apenas unos

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100.000 habitantes. La mayoría se concentra-ba en el Valle Central, donde predominaba laproducción de café, junto con el tabaco y lacaña de azúcar, más algunos cultivos alimen-ticios (granos y hortalizas) y la ganadería.Exceptuando grandes haciendas ganaderas ycañeras en Guanacaste, Esparza, Puntarenas,Paraíso y Turrialba, abundaban los bosquesprístinos. Visualizando el desarrollo del país,varios gobiernos habían promovido el estableci-miento de colonias agrícolas, seguros de lograr-lo con la inyección de capital foráneo y de manode obra calificada, proveniente de Europa. Perolos intentos, en Sarapiquí, el Pacífico Centraly Golfo Dulce, a cargo de ingleses y france-ses, habían abortado rápidamente. No obstante,ante la gravedad de la situación en Alemania,nuestro gobierno haría un esfuerzo explícito enreclutar ciudadanos alemanes, el cual cuajaríacon la fundación en Alemania de la SociedadBerlinesa de Colonización para Centroamérica,con numerosos accionistas, en febrero de 1850.

Sería así como, primero a Miravallesy después a Turrialba, llegarían contingentesde alemanes pobres, quienes alentaban carossueños en un nuevo país abundante en tierras yoportunidades dado su inusitado auge cafetaleroy su estratégica ubicación geográfica, cerca delproyectado canal de Nicaragua. De hecho, 33de los pasajeros del bergantín Antoinette, en elcual llegó Hoffmann, venían para la colonia deAngostura, en el valle de Tuis, en Turrialba.

Las evidencias indican que fue Streberquien indujo a Hoffmann para que migrara haciaCosta Rica, pues para entonces era funciona-rio de la Sociedad, dirigida aquí por el barónAlexander von Bülow, el conde Hermann vonLippe y el ingeniero Francisco Kurtze. Peroen su decisión también pesó la influencia delsabio naturalista, humanista y enciclopedistaAlejandro von Humboldt, a quien Hoffmanny von Frantzius conocieron ya anciano, a suregreso de Francia, donde residió por 23 añostras sus célebres expediciones por varios paísessudamericanos y México. De hecho, Humboldtescribiría una significativa y entusiasta carta derecomendación para ambos, dirigida al presiden-te don Juanito Mora.

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DE ESTE LADO DEL ATLÁNTICO

Hoffmann y su esposa Emilia, acompa-ñados por von Frantzius, arribaron la noche del14 de diciembre de 1853 a San Juan del Norte(Greytown), en la costa caribeña de Nicaragua.Por casualidad, también venía con sus hijos elnaturalista Julián Carmiol, quien estaba viudo.

La travesía desde San Juan del Norte hastaSan José era muy complicada, y, además, debie-ron hacerla en una época de muy fuertes lluvias.Inicialmente debían remontar las aguas del ríoSan Juan para, a partir de La Trinidad, navegartambién contracorriente el río Sarapiquí y llegara Muelle. Ahí se iniciaba la porción terrestre dela ruta, que era una estrecha y enlodada veredaentre el bosque, llena de peligros, la cual ascendíaa través de La Virgen, San Miguel, Cariblanco yVara Blanca, para superar la Cordillera VolcánicaCentral a través del paso de El Desengaño y lle-gar a Barva, Heredia y San José. Este recorridoles tomaría más de dos semanas.

Los Hoffmann se establecerían en la capi-tal, donde había una numerosa colonia alemana;de hecho, en 1864 (ocho años después de laCampaña Nacional), un censo revelaba el predo-minio de alemanes (164), seguidos por franceses(65), ingleses (54), escoceses (20) e italianos(18). San José era entonces una pequeña aldea,rodeada por cafetales y cañaverales. Casi todaslas casas eran de adobe, con techo de tejas y pisode tierra apisonada, y las calles eran empedradas.El agua circulaba mediante una red de acequiasa partir de quebradas vecinas y la débil ilumina-ción pública provenía de faroles de aceite.

Pronto convertiría su casa -ubicada cercade la actual plaza de las Garantías Sociales-también en un consultorio médico y en botica, eincluso en vinotería por un tiempo. Como muycalificado médico que era, pronto adquirió granprestigio en nuestra sociedad, el cual se acrecen-tó con su don de gentes, humildad, compasión yespíritu de servicio, lo cual refrendaría durantela Campaña Nacional. Asimismo, al parecerpor iniciativa suya creó el pequeño y bilingüePeriódico Alemán de Costa Rica, junto conStreber y Kurtze, el cual tenía agentes en variospaíses. Mientras tanto, soportaba una enferme-dad crónica, que lo había aquejado desde joven.

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SUS A HELOS DE NATURALISTA

Dedicado a la actividad como médicopara subsistir, debió postergar sus anhelos denaturalista, en medio de un ambiente pletóricoen biodiversidad que lo provocaba, mientras seestabi Iizaba económ icamente.

Subyugado por la majestuosidad del vol-cán Irazú -que era imposible no mirar desde sucasa, en la zona oriental de la capital-, lo escala-ría el 5 de mayo de 1855, y haría lo propio conel volcán Barva el 27 de agosto, legando sendosrelatos de rico contenido científico y desbordantelirismo. Mientras tanto, en sus ratos libres reco-lectaba especímenes en lugares no muy distantesde la capital, como La Uruca, Aserrí, Curridabat,Heredia y La Garita, aunque también se aventu-raría por Naranjo y los Montes del Aguacate.

Era un naturalista de gran intuición, capa-cidad analítica y amplia formación académica,a lo que sumaba su sensibilidad social. Fue asícomo sus aportes versaron no solo sobre cues-tiones biológicas, así como biofísicas (en vulca-nología y climatología), sino que en sus relatosnunca desestimó al ser humano habitante de losentornos rurales, con apreciaciones propias de laantropología social.

Una notable contribución científica suyafue la primera clasificación de nuestra vegeta-ción, de acuerdo con los pisos altitudinales delpaís, aunque su mayor aporte sería la incesanterecolección de plantas y animales, pero era frus-trante no poder identificar sus muestras, debidoal nulo o escaso conocimiento de nuestra flora yfauna entonces. En tales condiciones, Hoffmanndebía recurrir a los pocos libros especializadosen la taxonomía de plantas y animales de Guyanay Brasil, como Reise in Guiana y Viaje a Brasilen los años 1815-17, de sus paisanos Robert H.Schomburgk y Maximilian de Wied, respecti-vamente. De hecho, los únicos botánicos quehabían explorado nuestro país eran Anders S.Oersted y Josef van Warscewicz, y ningún zoó-logo había llegado aún a nuestras costas.

Para solventar esta situación, Hoffmann sealió con prominentes taxónomos, como JohannF. Klotzsch (Museo Botánico) y Wilhelm Peters(Museo Real de Zoología), lo que permitió el

continuo flujo de especímenes hacia Berlín. Apesar de las numerosas dificultades logísticas yde salud que en frentó, hasta 1858 había enviado928 especímenes de plantas a Klotzsch y 300 deanimales (insectos, peces, anfibios, reptiles, avesy mamíferos) a Peters. De este colosal esfuerzoresultarían descritas numerosas especies nuevaspara la ciencia y, como reconocimiento a sulabor, unas 22 especies de plantas y 16 de anima-les serían bautizadas con su nombre. La primeraespecie así bautizada por Peters, fue el oso pere-zoso Choloepus hoffmanni. Otros ejemplos son:

PlantasAnthurium hoffmannii (Araceae) - AnturioAsplenium hoffmannii (Aspleniaceae) - HelechoCroton hoffmannii (= turrialva) (Euphorbiaceae)- Targuá, terréEuphorbia hoffmanniana (Euphorbiaceae) -Lechilla, pascuitaPhilodendron hoffmannii (Araceae) - Parientede la mano de tigrePseudogynoxys (= Senecio) hoffmannii(Asteraceae) - San Rafael

AnimalesDrymaeus hoffmanni (Orthalicidae) - CaracolChondrodesmus hoffmanni (Che\odesmidae)- MilpiésSphaerobothria hoffmanni (Theraphosidae) -Araña picacaballo, tarántulaAnolis cupreus hoffmanni (Polychrotidae) -LagartijaGeophis (= Colobognathus) hoffmanni(Colubridae) - Culebra de tierraMelanerpes (= Centurus) hoffmannii (Picidae)- Carpintero de Hoffmann

En realidad, su mayor anhelo era publicarun libro titulado Flora y fauna de Costa Rica,pero esto se frustraría debido a su seria enfer-medad. Medio año antes de morir sus manosestaban casi paralizadas y ya ni siquiera podíasalir a recolectar. Debe reconocerse que su apor-tes como naturalista fueron inusitados, conside-rando que su período de actividad científica enCosta Rica fue sumamente breve, de poco másde dos años (1854, 1855 y el primer trimestre de

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1856), ya que después de la primera etapa de laCampaña su salud decaería irreversiblemente.

EN EL FRENTE DE GUERRA

Al sobrevenir el ataque filibustero, el1° de marzo de 1856 don Juanito convocó a lapoblación a las armas, mediante una emotivaproclama, ante lo cual ese mismo día 35 alema-nes residentes en San José respondieron con unabreve pero significativa carta, poniéndose a lasórdenes suyas. De hecho, varios irían al frente debatalla, algunos cumpl iendo tareas de alto nivelmilitar, como von Bülow y Kurtze. Don Juanitonombró a Hoffmann Cirujano Mayor del EjércitoExpedicionario.}

Tres días después nuestras tropas partíanhacia Puntarenas, de donde se desplazaron aLiberia. Adivinando que el país había sido inva-dido, don Juanito envió una columna, la cual seenfrentó el 20 de marzo a 300 filibusteros en lahacienda Santa Rosa, los cuales fueron derrota-dos en apenas 14 minutos. En nuestras filas hubo20 muertos y 31 heridos, que serían atendidosprimero por el Dr. Cruz Alvarado, tras lo cualHoffmann llegaría de Liberia, por solicitud dedon Juanito. Pocos días después nuestros com-batientes penetraban en Nicaragua, y despuésde un corto combate en La Virgen, Hoffmanntoparía con el desafío de amputar la pierna a uncombatiente, como anticipo de la crudeza que seviviría cuatro días después en Rivas.

En efecto, el lI de abril los filibusterosatacaron temprano y en forma sorpresiva, toman-do desprevenidas a nuestras tropas. La sangreque tiñó profusa las calles y paredes de Rivas fuela evidencia del coraje con que se combatió esedía, pero el saldo sería aterrador en nuestras filas:500 muertos y 300 heridos. En el improvisadohospital montado ese día por la tarde en la casade Maliaño, Hoffmann contaría con el apoyo delos doctores Andrés Sáenz Llorente y FranciscoBastos, así como del ayudante Carlos Moya, paraacometer tan descomunal y cruel tarea, pero loharía con gran calidad profesional y humana.

De ello dan fe varios partes militares y, enparticular, el del general Pedro Barillier, quien

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decía a don Juanito: "Siento, señor Presidente,no haber podido dar aquí más lugar a loshéroes de tan sangrienta lucha: la abnegación delGeneral [José Manuel] Quirós, del Comandante[Juan Francisco] Corrales y del Capitán [Carlos]Alvarado [Barroeta]; la decisión del Comandante[Juan] Alfaro [Ruiz]; la intrepidezde los CapitanesZenón Mayorga y Joaquín Fernández, y en gene-ral el valor a toda prueba de la oficialidad casientera son para el Ejército costarricense recuer-dos imperecederos de gloria, ¡y cuánto celo yacierto en los inteligentes cuidados prodigados anuestros numerosos heridos por el señor Cirujanoen Jefe Carlos Hoffmann!".

Sí, lo hizo con acierto, junto con sus cola-boradores, a pesar de las deplorables condicionesde higiene en Rivas y de la falta de camas ymedicinas para atender a tan desproporcionadacantidad de heridos. Pero ello lo desgastaríafuertemente, como se colige del siguiente men-saje del francés Adolphe Marie -en nombre delEstado Mayor- enviara al ministro de GuerraManuel José Carazo: "La recomendable activi-dad desplegada por el Señor Doctor Hoffmann,Cirujano en Jefe, sigue produciendo los mejoresresultados; pero el mismo esmero con que prodi-ga sus cuidados a los heridos, no le deja tiempopara atender a otras enfermedades, y le expone afatigas que pueden privamos momentáneamentede su preciosa existencia".

ANTE LA EPIDEMIA DE CÓLERA

Pero lo peor estaba aún por llegar: la pestede cólera morbus. De esta enfermedad, causadapor la bacteria Vibrio cholerae, se desconocía suagente causal, lo cual impidió a Hoffmann y suequipo asesorar bien a don Juanito. Esto condujoa un gravísimo error pues, al creer que era trans-mitida como miasmas (emanaciones pútridas)propias del clima de Rivas, se ordenó el retornotransitorio de nuestras tropas a sus hogares, locual diseminaría la peste en el interior del país,hasta provocar unos 10.000 muertos, vale decir,el 8-10% de la población.

Ante tan tétrica y desoladora situación,signada por el trajín de carretas con pilas de

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muertos que eran enterrados de inmediatoen fosas colectivas y recubiertos con cal, porla prensa surgiría la voz reconfortante deHoffmann aportando consejos para encarartan temible peste, pues en Alemania él habíarealizado una pasantía en un hospital conenfermos de cólera.

A sus palabras sabias y prudentes, orien-tadas a tranquilizar a la población, sumaba suintuición, recomendando algunas medidas (evitarfrutas y bebidas fermentadas, así como consumirreconstituyentes y buen licor en forma moderada)que hoy se sabe que funcionan contra dicho mal.Incluso él solo o junto con otros médicos -comoel estadounidense Santiago Hogan, primer direc-tor del Hospital San Juan de Dios- desarrollóuna medicina anti-colérica o mixtura tónica,de la cual se recomendaba verterse 20-30 gotasen coñac o vino. El alto consumo registrado,sugiere que contribuyó de manera importantea evitar que murieran las personas infectadas.La epidemia empezó a ceder, y para mediados dejulio de 1856 se había desvanecido, en virtud delcomportamiento típico de las epidemias pero -enmi criterio- también por la acertada intervenciónde nuestros médicos. En esa época el país estabadevastado, no solo por tantas muertes y por elestado de inseguridad que originó, sino tambiéndesde el punto de vista económico. Mientras tantoWalker continuaba ganando poder en Nicaragua,previendo reinvadir nuestro país, ante lo cualdon Juanito decidiría reanudar la guerra, lo cualocurrió a fines de 1856.

DUROS TIEMPOS FINALES

Tenemos evidencias indirectas de que fuedurante la propia epidemia de cólera que la saludde Hoffmann se deterioró de manera irreversible,por lo que no se contaría con su apoyo para lasegunda etapa de la Campaña, la cual ocurriríaen el río San Juan, principalmente.

A partir de mediados de 1856, enton-ces, y hasta inicios de 1859, Hoffmann estuvoenfrentando su insidiosa enfermedad, la cualle dificultaba ejercer como médico. Años des-pués, ante su difícil situación económica, don

Juanito tomaría la iniciativa de otorgarle unapensión vitalicia (por un monto mensual de50 pesos), efectiva a partir del 1° de marzo de1858. El Congreso la aprobaría, tras resaltarque: "l...] Son tan conocidos de los costa-rricenses los servicios que el Doctor CarlosHoffmann prestó a la nación en la época demayores conflictos de guerra y de epidemiadel cólera, que dejarlo sin recompensa seríadar una prueba de que carecíamos de los másnobles sentimientos de gratitud: tantos sacri-ficios, tanta abnegación en un extranjero nodebe quedar sin recompensa [...]".

A pesar de sus dificultades para escri-bir, él dedicó buena parte de su tiempo apulir el relato acerca de su ascenso al volcánBarva, lo cual culminó en junio de 1858, comolo consignó él al indicar que "la guerra deNicaragua contra Walker, en la que me hallécomo Cirujano en Jefe, el cólera y enfermeda-des han sido causa de la tardía publicación deestas líneas".

En febrero de 1859 Hoffmann y su esposa-quienes no tuvieron hijos- se marcharían haciaPuntarenas, buscando un clima cálido para miti-gar la enfermedad de él, la cual aparentementeestaba relacionada con la médula ósea, aunqueera difícil de precisar con los limitados cono-cimientos médicos de la época. Tristemente,recién llegados allá Emilia moriría debido a unaepidemia local de tifoidea, lo cual abatiría porcompleto a Hoffmann, pues ella su único bastiónafectivo y emocional. La depresión agravaría sumuy deteriorada salud y pocos meses después,tras once horas de agonía, expiraría el ll demayo por la tarde.

Tres días antes de su muerte, el 8 de mayo,don Juanito había asumido la presidencia de laRepública por tercera vez. Para entonces, desdesu lecho de enfermo dictó a su leal amigo y alba-cea Rodolfo Quehl -quien lo había acompañadocomo ayudante de enfermería en Rivas- unaemotiva carta, la cual culminaba expresando que:"he puesto un pie ya en el borde del sepulcro peroprocuro conciliar mis ideas para manifestar misdeseos. [Quiera el cielo conservar la vida de S.E.[Su Excelencia] para la felicidad y grandeza de lajoven Centro-América!".

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Sería enterrado al día siguiente en elcementerio de Esparza, acatando la voluntadexpresada en su testamento -en el cual los trazosde su firma son temblorosos y torpes, por suenfermedad y preparado apenas dos semanasantes de morir-, así: "Mi mayor deseo es que micadáver sea sepultado al lado del de mi queridaesposa; pero que mi entierro o funerales seanhechos sin pompa ni ostentaciones",

y así, colocado en una fosa contigua ala de su amada esposa, sería como lo hallarían,con su uniforme de teniente coronel de nuestroejército, cuando 70 años después sus restos fue-ron exhumados, a raíz de la inauguración delmonumento a don Juanito frente al edificio deCorreos, el ]0 de mayo de 1929. Dos días antes,por la mañana, en la plazoleta del cuartel deArtillería tres cañonazos anunciaban el iniciodel funeral, tributado con la pompa pertinentea un General de Brigada. Después, la pequeñaurna con los restos de KarI y Emilia -con lasbanderas de Alemania y Costa Rica entrelaza-das- colocada una cureña recorrería las callesde la capital ante miles de ciudadanos, rumbo alCementerio General. El cortejo lo formaban elpresidente Cleto González Víquez y su gabinete,embajadores, miembros de la colonia alemana yotras personal idades.

Los discursos pertinentes -todos muy emo-tivos y rebosantes de gratitud hacia este hombreinsólito- fueron culminados con las detonacionesde salvas de cañones, tras lo cual la pequeñaurna fue depositada en la nueva tumba, dondeaún hoy reposan. Pero no lo debemos olvidar, locual podremos lograr acrecentando su ya inmar-cesible ejemplo y legado de naturalista, médicoy humanista, que es parte del patrimonio moraly cívico de esta Costa Rica que tanto amara ypor la que entregó su vida con tal de salvar la detantos de sus nuevos compatriotas.

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