Karl Marx - Producción y necesidad (Cuadernos de París)

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diferencia tanto hacia la naturaleza del materialo naturaleza específica de la propiedad privadacomo hacia la personalidad del propietario pri-vado, se hace manifiesto el dominio completode la cosa enajenada sobre el hombre.

Lo que fue dominio cle una persona sobrc otraes ahora dominio general clela cosa sobrela per-sona, del producto sobre el productor. Si en eleEtiualente, en el valor, se encontraba ya el ca-rácter de enajenación de la propiedad privada,en el dínero es esta enajenación en cuanto talla que tiene su existencia sensible, objctiva.

Como se comprenderá, la cconomía políticasólo puede concebir todo este proceso como unfactum, corno el engendro de una in-rposición ca-sual.

La separación clel trabajo respecto cle sí mis-mo equivale a la separación entre el obrero y elcapitalista, entre trabajo y capital; su formaprimitiva se compone de propiedad raíz ,, pro-piedad flotante. . . T,a determinación originariade la propiedad privada es el monopolio; porello, cuando la propiedad privada se da a sí mis-ma una constitución política, ésta adquiere elcarácter del monopolio. La forma acabada delmonopolio es la competencia.

La economía política distingue: producción,consumo y, como intermediario entre ellos, in-tercambio o distribución. La separación entreproducción y consumo, entre actividad y goce,

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Produccióny necesidad

tenga ella lugar en distintos individuos o en unosolo, es la separación del trabajo respecto de su

objeto y respecto de sí mismo como goce. La dis-tribución es el proceso activo del poder de lapropiedad privada.

La separación entre el trabajo, el capital y lapropiedad de la tierra, así como la separaciónde cada uno de ellos respecto de sí mismo, yfinalmcnte la separación entre el trabajo y el

salario, entre el capital y la ganancia, y entre lapropiedad de la tierra y la renta, vuelve mani-fiesta la enajenación tanto en la figura de auto-enajenación como en la de enajenación recí*proca.

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Con'su acostumbrada claridad y su cínica agu-deza, Mill analiza aquí el intercambio sobre labasc de la propiedad privada.t"l

¡t:1 Mill: "Es consumo improductivo todo aquel que no vienea acrecentar el producto, que no sirve para adquirir medianteuna cosa otra. equivalente." (p. 240)

"El consumo productivo es de por sí un medio, un mediopara la producción; el consumo improductivo no es un medio,es un fin; el placer que da el consumo es el motiuo de todala operación precedente." (p. 2al)

"Todo lo que se consume de manera productiua es cd/ital.Ésta es una propiedad especialmente curiosa del consumo pro-ductivo. Lo que se consume de ¡hanera productiva as capitaly deztiene capital mediante el consumo." (p. 242)

"El trabajo productiuo corresponde al consunto productiaoy "l trabajo improductiuo al consumo improductiuo." (p.246)

"El consumo se regula de acuerdo a la medida de la pro-ducción: el hombre produce solamente porque necesita poseer,.

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El hombre produce únicamente con el fin deposeer: ésta es la premisa fundamental de lapropiedad privada. La finalidad de la procluc-ción es la posesión Pero la producción no tienesólo esta finalidad utilitaria; tiene además unafinalidad egoísta: el hombrc procluce con el fini-co fin de poseer para sí mismo; el objeto de suproducción es la objetivación de su necesidadegoísta in¡nediata. El hombre que es para sí

-en estado salvaje, bárbaro- tiene Ia medidade su producción en cl alcance de str neccsidadinmediata, cuyo contenido está constituidointnediatamente por el propio objcto procluciclo.

Si el objeto producido es lo que desea poseer, y si ha retinidoya la cantidad que necesita de é1, deja de trabajar ... Siproduce más, es porque quiere poseer otro objeto, obtenii.n-dolo a cambio del excedente del primero ... Produce nnacosa a causa del deseo de poseer otra ... Si un hombre ¡rro-duce únicamente par.r sí mismo, el intercambio no llega arealizarse ... No desea conrprar nada ni ofrece nada en ven-ta . . . Si a este ca6o se le aplica, como metáfora, la expresión"ofetta y demanda", puede decirse que la oferta equivale exac-tamente a la demanda. (p 251)

"Dos cosas son necesarias pala constituir wa dentanda: eldeseo de poseer una mercancía y la posesión de un objetoequivalente que pueda ofrecerse a catnbio de ella. Por demandase entiende el deseo de comprar y el medio para hacerlo. Sifalta uno de los dos, la compra no puede realiza¡se. La po-sesión de un objeto equivalente es la base necesa¡ia de todademanda. En vano desea un hombre J)oseer un determin¡doobjeto, si no posee nada que pueda dar para recibirlo. Elobjeto equivalente que se entrega es el instrume¿to de la dc-manda. La magnitud de la demanda se ¡¡ide de acuerdo alvalor de este objeto. La demanda y el objeto cquivalente sontérminos que pueden substituirse mutuamente. Como se r.ioanteriormente, . . . Ia magnitud del deseo de un hombre deposeer otros objetos se ¡níde de acuerdo a la suma total desu producr:ión, tnenos Ia parte que retiene para su consrrnlopropio . . . St uoluntad de comprar y su medio para hacerloson por tanto equivalentes..." (pp.252-253)

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clCuando

intercambioticne lugar

El hombre en estado salvaje proclucc lo quenecesita inmecliatamente, y nada mds. El límitede su necesidad determina eI límite de su pro-ducción. Su producción se mide segín su neccsi-

dad. La oferta cubre exactamente a la demanda.Su intercambio es nulo o, mejor dicho, .se reduceal cambio cle su trabajo por el producto de su

trabajo: este intercambio es la forma latente(el germen) del intercambio real.

Cuando cl intercambio tiene lugar, la produc-ción sobrepasa el límite inmediato de la pose-

sión. Esta producción excedentaria no es sincmbargo una supcración de la ncccsidacl egoísta.

No es más que una manera mediata de satisfa-cer una necesidad que no tiene su otrjetivaciónen esta pro(lucción sino en la producción dc otro.La prorlucción se ha vuelto fuente de lucro, fta-bajo lucrativo. Así pues, micntras cn cl primcrcaso la necesidad cra la medida de la produc-ción, en cl scgundo, la producción o, mcjor di-cho, la posesión del producto es la medida clel

graclo en que pueden scr satisfechas las nccesi-

dades.

Yo he producido para mí y no para ti, así co-mo tú has producido para ti y no para mí. Elresultado cle mi producción tiene de por sí tanpoca relación contigo como el rcsultado de tuproclucción la tiene inmediatamente conmigo.Es decir, nuestra producción no cs una produc--

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ción del hombre para el hombre en tanto quehombre: no es una producción social. Ningunode los dos mantiene, en tanto que hombre, unarelación de goce con el producto dcl otro. Noexistimos en calidad de hombres para nuestrasproducciones recíprocas. Por tanto, nucstro in-tercarnbio no puede ser el movimiento mediacloren que se confirmaría que mi producto es parati por el hecho de ser una objetiuación de tu pr"o-

pia esencia, de tu necesidad. No lo puede scrporque el vínculo de nuestras producciones recí-procas no es la esencia humana. El intercambiono puede hacer otra cosa que efectuar, contir-mar el carácter que tiene cada uno de nosotroscon respecto a su propio producto y a la pro-ducción del otro. Lo único que ve cada uno clc

nosotros es, en su producto, su propio egoísmoobjetivado y, en el producto del otro, un egoís-

mo diferente, ajeno, objetivado con independcn-cia de é1.

No cabe duda que tú mantienes una relaciónhumana con mi producto: tienes necesidad cle

mi producto. Este se encuentra presente pal'a ticomo objeto de tu deseo y tu voluntacl. Pero tunecesidad, tu deseo, tu voluntad son impotcntcsante mi producto. Es decir, tu poder, tu propie-dad sobre mi producto no son los de tu esencia

humana -la que, en cuanto tal, sí está en rela-ción interna y necesaria con mi producción hu-mana. No lo pueden ser porque en mi procluc-

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ción no se encuentra reconocida la peculiaridad'

el poder cle la esencia humana' Tu poder y tu

propiedad son más bien el lazo que te vuelve

i.p.nai".tte cle mí al ponerte en dependencia

de mi proclucto. Lejos de scr el medio capaz clc

darte podu, sobre mi producción, son el medio

que me da a mí Poder sobre ti'

Cuando yo produzc o más de lo que pueclo ne-

cesitar inmediatamente del objeto producido'

adapto calculad.amente mi plzs-producción a tu

necesidad. Sólo en apariencia produzco un exce-

dente del mismo objeto. En verdad produzco

con miras a otro objeto, al objeto de tu produc-

ción, por el cual pienso cambiar mi excedcnte;

intercambio que está ya rcalizado en mi pcnsa-

miento. La ráación social en que estoy contigo'

rni rabajo para tu necesidaci, no es por tanto

más que una simple apariencia; y nuestra com-

plementación mutua es igualmentc una simple

apariencia, cuya realidad es el despojo mutuo'

Puesto que nuestro intercambio es egoísta tanto

de tu parte como de la mía, la intención de cles-

pojar, cle engañar al otro está necesariamente al

acecho; puesto que todo egoísmo trata de supe-

rar al egoísmo ajeno, ambos buscamos necesa-

riamente la rnanera cle engañarnos el uno al

otro. Esa suma de poder sobre tu objeto, que

está incluida en el mío, necesita, por supuesto'

de tu reconoci.miento para convertirse en un po- -

cler real. Pero nuestro reconocimiento recíproco,

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Proltiedad idealy propiedad

efectiaa

referido como está al podcr recíproco cle nues-tros objetos, es una lucha; y en toda lucha venceel que posee mayor energía, fuerza, sagacidad odestreza. Cuando basta con la fuerza física, loque hago es despojarte directamente. Cuando elimperio de la fuerza física ha perdido su vigcn-cia, lo que hacemos es ofrecernos mutuamenteuna apariencia mientras el más hábil explota alotro. Cúal de los dos lo hace es algo que resultacasual con respecto a esta rclación como un todo.La explotación ideal, intencional, tiene lugarpor ambas partes; es decir, cada uno de los dos,según su propio juicio, ha cxplotado al otro.

El intercambio tiene así su mediación necesariapara ambas partes en el objeto de la produccióny la posesión recíprocas. La relación idcal conlos objetos recíprocos cle nuestra producción es,

por supuesto, nuestra necesidad recíproca. Perola relación real, que se hace efectíua,la relaciónque tiene lugar aerdaderamente es tan sólo la dela posesión recíproca exclusiua de la producciónrecíproca. Lo único que a mi objeto le otorgapara mi un ualor, una dignidad, una ef ectíuidad,es precisamente tu objeto, el equiualente d,el

mío. Así pues, nuestro producto recíproco es elmedio,la mediacíén, elinstrumento, el poder re-conocido que tienen, la una sobre la otra, nues-tras necesidades recíprocas. Tu demanda y elequiualente de tu posesión son para mí términos

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Lenguajehumano y

lenguajeenajenado

de significación y validez idénticas, ,v tu deman-da sólo adquiere una efectividad y por tanto unsentido cuando éstos se encuentran en refercnciaa mí. Si tú eres simplemente un hombre y care-ces de este medio, tu demanda es para ti unrequerimiento insatisfecho, y para mí una ocu-rrencia quc no me incumbe. Tír, como hombre.no tienes ninguna rclación con mi objeto porqueyo mismo no tengo una relación humana con él-

El uerdadero poder sobrc un objeto es el medio;por esta taz6n, tú y yo vcmos recíprocamcntc ennuestro objeto el, poder del uno sobre cl otro ysobre sí mismo. Es decir, nucstro propio produc-to se ha vuelto contra nosotros; parccía ser pro-piedad nuestra, pero en vcrdad somos nosotros

su propiedad. Estamos cxcluidos de la uerdade-ra propiedad porque nucstra propiedad excluyeal otlo hornbrc.

El único lenguaje comprcnsible que hablamosentre nosotros son nuestros objctos en su rela-ción entre sí. Un lcnguaje humano nos resultaríaincomprensible e inefectivo: el primcro lo usa-ría como una petición, como un ruego, sabríapor tanto que se degrada y se sentiría avergon-zado, humillado; el otro lo escucharía tenién-dolo por un atreaimiento, y lo rechazaria comoa un desuarío. A tal punto estamos mutuamcn-te enajenados de la esencia humana, que el ien-guaje inmediato de esta esencia nos parcce un

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El hotttbre,in.strumento

o n¿edio

de su objeto

atentado contra Ia dignidad humana, mientrasel lenguaje enajenado de los valores cosificadosse nos presenta como la realización adecuada

de la dignidad humana en su autoconfianr.a. y

autorreconocimiento.

Sin duda: desde tu punto de vista, tu procluctoes un instrumento, un medio que te sirve paraapoderarte de mi producto y para satisfacer tttnecesidad. Pero: desde mi punto cle vista, tuproducto es el fin de nuestro intercambio; paramí eres más bien tír el medio o instrumento de laproducción de ese objeto. Pero: 1] lo que el unohace es en realidad lo que cl otro ve que hace;

para apoderarte de mi objeto, tú te has vueltoen realidad el meclio. el instntmcnto cle procluc-ci6n de tu propio objeto; 2] tu propio objctoes para ti sólo lz enuoltura sensible,la ligura cn

que se esconde mi objeto; la producción de tuobjeto significa, quiere expresar esto: la adqui-sición de mi objeto. Es decir, tú te has vueltoefectivamente para ti mismo el medio, el instru-tnento de tu objeto; tu deseo ha sido esclauizado

por éste y tú mismo has hecho labor de esclavo

para merecer nuevamente la generosiclad del

objeto en favor de tu deseo. Esta esclavitud

nuestra respecto clel objeto aparcce tambiénrealmente, en los comienzos del desarrollo, comorelación de dontinio y esclauitud; ésta sóio es

la cxpresión cruda y sincera de nuestra relación

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{,'na suposiciüt:producir

ert tanto que

lLotnbres

esencial.

El valor que tenemos el uno para el otro es el

valor que damos recíprocamente a nuestros ob-jetos. Por lo tanto, el hombre en cuanto tal es

recíprocamente carente de valor para ambos.

Supongamos que hubiéramos produciclo en tan-to que hombres: cada uno de nosotros habríaafirmado doblement¿ en su producción tanto alotro como a sí mismo. 1] Yo habría objetivadomi indiuidualidad y su peculiaridad en mi pro-ducción; habría por tanto gozado doblemente:durante la actividad, la experiencia de una ex-presión uital individual, y, al contemplar elobjeto, la alegría individual cle saber que rnipcrsonaliclad es un poder objetiuo, comproba-ble sensiblentente y que está por tanto t'uera detoda duda.2] En tu goce o consumo cle mi pro-ducto, yo habría gozado de rnanera inrnediatatanto la conciencia de haber satisfecho una nece-sidad humana con mi trabajo como la concien-cia: 1] de haber objetivaclo la esencia humanay proporcionado así el objeto correspondiente ala necesidad de otro ser hutnano; 2l de habersido para ti el mediador entre tú y la comuni-dad, de haber estado por tanto en tu expericn-cia y tu conciencia como un complcmento detu propia esencia y como una parte necesaria ,

de ti mismo, es decir, de habcrme confirmaclotanto en tu pensamiento como en tu amor; 3l

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de haber creado tu expresión vital individualen la mía propia, de haber por tanto confirmadoy realizado inmediatamcnte en mi actividad in-dividual mi verdadera esencia, mi esencia comu-nitaria, hu,¡nana.

Nuestras producciones serían otros tantos es-

pejos cuyos reflejos irradiarían nucstra esencia

ante sí misma.Esta relación. .. la manera en que en ella.

recíprocamente, se realice de tu parte lo que se

realiza de la mía.

Consideremos los difcrentcs nlomcntos tal co-mo aparecen en la suposición:

Mi trabajo scría expresión uital libre, por tan-to goce de la uida. Bajo las condicioncs de lapropicclacl privada es enajenamíento de Ia uida-pues yo trabajo para uiuir, para conscguir unmedio de vida. Mi trabajo no es vid,a.

En segundo lugar: por ser el trabajo la afir-mación de mi vida indiuídual, la peculiaridadde mi individualidad estaría incluicla en é1. Eltrabajo sería entonces la propiedad ucrcladera,actiua. Bajo las condiciones de la propicdacl pri-vada, la enajenación de mi individualidad es

tal, que esta actiuidad me resulta detestablel es

un tormenúo; sólo es más bien la apariencia deuna actividad, y por ello una actividacJ, obliga-da, que se mc impone por un requerimicnto ex-terior y casual y no por un requerimiento inter-no y necesario.

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En el objeto de rni trabajo, mi trabajo sólopuede rnostrarse de la manera en que es. Suapariencia no puede mostrarlo como él zo es se-gún su esencia. Por ello, mi trabajo sólo aparececomo la expresión objetiva, sensible, observabley por tanto indudable de mi párdida de mí mis-nto y dc mi impotencia.