kidzania

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La única forma de entrar a Kidzania, si se es adulto, es acompañando a un niño. Comienzo diciendo esto para dejar en claro que, por supuesto, yo nunca llevaría a un niño a Kidzania y que, por tanto, nunca he entrado. Así que escribo esto informado por la página web y por los relatos de mi sobrino político. Este pequeño niño de cinco años sí fue a Kidzania, y lo pasó maravillosamente bien. De sus entusiasmadas crónicas hago el presente resumen, aunque la información está disponible para todos en la web. Kidzania es un centro de juegos de rol para niños, presente en varios países del mundo. En Chile, se encuentra en el parque Araucano, y la entrada cuesta $10.900 (para niños de entre 4 y 17 años). Hay más de cien profesiones y oficios disponibles para los niños, tales como periodista, piloto, panadero, médico, heladero o mecánico. Al ingresar, los niños cambian en el Banco su dinero por un cierto monto de billetes de Kidzania, llamados KidZos. Para ejercer cada profesión, los niños deben pagar más o menos KidZos, los cuales serán recuperados una vez que se desempeñen laboralmente y reciban su sueldo. Con losKidZos, además, es necesario pagar la bencina y otras necesidades urbanas. Pero si el niño o la niña logran ahorrar un poco, pueden dejar su dinero en el Banco. De este modo, cuando regresen a Kidzania, tendrán intereses que les permitirán tener un mayor poder adquisitivo. Es lo que le pasó a mi sobrino. Tiene sus KidZos ahorrados y se soba las manos pensando en los próximos intereses. Además, podrá sacar el dinero directamente desde un cajero automático. Recuerdo, por última vez, que mi sobrino tiene cinco años. Por otra parte, los niños-piloto, por ejemplo, no son pilotos de la AerolíneaKidzania, sino de LAN. El Banco es el Banco de Chile. La pizzería es Pizza Hut. El estudio de TV es Canal 13, el supermercado esJumbo, la Clínica es la Clínica Alemana, la escuela de Minería es AngloAmerican, el taller mecánico es Goodyear, la farmacia esSalcoBrand: Kidzania tiene más de cuarenta socios comerciales. La “República de los Niños” –como Kidzania misma se ha autodefinido– tiene CUARENTA SOCIOS COMERCIALES. Insisto en que a este lugar no pueden entrar adultos solos. Es, efectivamente, un lugar para los niños. Pensado para ellos. Diseñado para ellos. Pero si estamos en la República de los Niños… ¿por qué Goodyear, por ejemplo, invierte dinero para estar ahí? ¿Acaso el niño tomará la decisión de comprar los neumáticos del auto de su padre en esa empresa y no en otra? ¿Acaso el niño elegirá, en el mundo real, el banco donde su madre pedirá un crédito? No. Hoy no. Pero mañana sí. Y el recuerdo de ese día feliz volando en LAN pesará. Sin ninguna duda, pesará. Y las empresas lo saben. Durante 2012, realicé un ciclo de charlas para alumnos de Educación Media en diversos colegios. La charla se titulaba El poder de la ficción: escribamos el mundo que queremos leer, y versaba sobre la importancia de la imaginación y la ficción en nuestros días, y también sobre mi trabajo en este ámbito como escritor y cuentacuentos de la Compañía La Matrioska. La charla comenzaba, justamente, con una discusión sobre Kidzania. Después de informar, objetivamente, sobre este lugar, se abría el debate… Pero el debate no existía porque sólo había una postura: en contra de Kidzania (y eso que muchos de los colegios a los que llevé la charla eran privados y con alumnos del barrio alto). No existía debate porque todos levantaban la mano para decir cosas como “es que nos quieren hacer creer en su sistema”, “no nos permiten imaginar”, “quieren replicar la injusticia y la segregación social”. En Kidzania, si alguien quiere ser médico, por ejemplo, debe ir a la universidad. Y por supuesto, la universidad debe pagarse. Un alumno una vez preguntó: “¿cómo entonces vamos a convencernos de que la educación debería ser gratuita, si desde niños nos hacen creer lo contrario?”. Impecable razonamiento, y lamentablemente,

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La nica forma de entrar a Kidzania, si se es adulto, es acompaando a un nio. Comienzo diciendo esto para dejar en claro que, por supuesto, yo nunca llevara a un nio a Kidzania y que, por tanto, nunca he entrado. As que escribo esto informado por la pgina web y por los relatos de mi sobrino poltico. Este pequeo nio de cinco aos s fue a Kidzania, y lo pas maravillosamente bien. De sus entusiasmadas crnicas hago el presente resumen, aunque la informacin est disponible para todos en la web.Kidzania es un centro de juegos de rol para nios, presente en varios pases del mundo. En Chile, se encuentra en el parque Araucano, y la entrada cuesta $10.900 (para nios de entre 4 y 17 aos). Hay ms de cien profesiones y oficios disponibles para los nios, tales como periodista, piloto, panadero, mdico, heladero o mecnico. Al ingresar, los nios cambian en el Banco su dinero por un cierto monto de billetes de Kidzania, llamados KidZos. Para ejercer cada profesin, los nios deben pagar ms o menos KidZos, los cuales sern recuperados una vez que se desempeen laboralmente y reciban su sueldo. Con losKidZos, adems, es necesario pagar la bencina y otras necesidades urbanas. Pero si el nio o la nia logran ahorrar un poco, pueden dejar su dinero en el Banco. De este modo, cuando regresen a Kidzania, tendrn intereses que les permitirn tener un mayor poder adquisitivo. Es lo que le pas a mi sobrino. Tiene sus KidZos ahorrados y se soba las manos pensando en los prximos intereses. Adems, podr sacar el dinero directamente desde un cajero automtico. Recuerdo, por ltima vez, que mi sobrino tiene cinco aos.Por otra parte, los nios-piloto, por ejemplo, no son pilotos de la AerolneaKidzania, sino de LAN. El Banco es el Banco de Chile. La pizzera es Pizza Hut. El estudio de TV es Canal 13, el supermercado esJumbo, la Clnica es la Clnica Alemana, la escuela de Minera es AngloAmerican, el taller mecnico es Goodyear, la farmacia esSalcoBrand: Kidzania tiene ms de cuarenta socios comerciales. La Repblica de los Nios como Kidzania misma se ha autodefinido tiene CUARENTA SOCIOS COMERCIALES. Insisto en que a este lugar no pueden entrar adultos solos. Es, efectivamente, un lugar para los nios. Pensado para ellos. Diseado para ellos. Pero si estamos en la Repblica de los Nios por qu Goodyear, por ejemplo, invierte dinero para estar ah? Acaso el nio tomar la decisin de comprar los neumticos del auto de su padre en esa empresa y no en otra? Acaso el nio elegir, en el mundo real, el banco donde su madre pedir un crdito? No. Hoy no. Pero maana s. Y el recuerdo de ese da feliz volando en LAN pesar. Sin ninguna duda, pesar. Y las empresas lo saben.Durante 2012, realic un ciclo de charlas para alumnos de Educacin Media en diversos colegios. La charla se titulaba El poder de la ficcin: escribamos el mundo que queremos leer, y versaba sobre la importancia de la imaginacin y la ficcin en nuestros das, y tambin sobre mi trabajo en este mbito como escritor y cuentacuentos de la Compaa La Matrioska. La charla comenzaba, justamente, con una discusin sobre Kidzania. Despus de informar, objetivamente, sobre este lugar, se abra el debatePero el debate no exista porque slo haba una postura: en contra de Kidzania (y eso que muchos de los colegios a los que llev la charla eran privados y con alumnos del barrio alto). No exista debate porque todos levantaban la mano para decir cosas como es que nos quieren hacer creer en su sistema, no nos permiten imaginar, quieren replicar la injusticia y la segregacin social. En Kidzania, si alguien quiere ser mdico, por ejemplo, debe ir a la universidad. Y por supuesto, la universidad debe pagarse. Un alumno una vez pregunt: cmo entonces vamos a convencernos de que la educacin debera ser gratuita, si desde nios nos hacen creer lo contrario?. Impecable razonamiento, y lamentablemente, irrefutable. No tengo la ms absoluta idea de quin o quines estn detrs de Kidzania, pero no hace falta googlearlo para saber que son los malos. Son los malos, que con mucha inversin y colores han logrado llevar a todos los nios a su escuela de adoctrinamiento. No puedo dejar de recordar la feria de juegos a la que se escap Pinocho, que tambin ocultaba la maldad de sus dueos. Pero Pinocho no se dio cuenta, porque todo era lindo y colorido. Y nuestros nios chilenos tampoco se dan cuenta. No les podemos pedir eso a ellos, pero s a sus padres y profesores.

En la charla mencionada, yo preguntaba a los alumnos si a alguien le gustaba el mundo tal y como estaba. Ms de mil jvenes han escuchado la charla y nunca nadie me ha podido responder que s. Por qu, entonces, insistimos en replicar lo que no nos gusta? En lo personal, entre todas las muchas atrocidades de Kidzania, lo que me resulta ms doloroso es que les estamos negando la posibilidad a los nios de pensar en un mundo distinto. Deberan tener el derecho, al menos, a imaginar un mundo peor. Pero no igual. Mi sobrino ya no quiere hacer pan con barro: slo lo quiere hacer en la panadera Los Castaos de Kidzania, con harina de verdad. El barro se convirti para siempre en barro y en nada ms. La televisin y los dibujos de los libros de cuentos ya estn matando la imaginacin hace dcadas: queremos seguir asesinndola?Una alumna muy perspicaz me dijo, terminado el debate sobre Kidzania, que ya, que todos saban que el mundo era una mierda, pero quera saber si yo propona algo o slo criticaba. La pregunta me vino como anillo al dedo para continuar con la charla, que estaba enfocada justamente a eso: a demostrar cmo los cuentos, las historias, y la ficcin en general, permiten pensar en otro mundo y escribirlo como lo queremos leer. Los cuentacuentos, por ejemplo, trabajan solamente con la imaginacin de los nios y nada ms. No hay dibujos, no hay disfraces, no hay tteres: solo la voz y las palabras que penetran en los nios y los obligan a imaginar dentro de s mismos el cuento narrado. Es algo increble fijar la atencin en las caras de los nios (y tambin de los adultos) cuando escuchan cuentos: es una absorcin total del mundo, casi una catarsis, como si durante esos quince o veinte minutos de narraciones pasaran a otra dimensin. En mi Compaa de Cuentacuentos la hemos llamado, a falta de mejores definiciones, la cara de cuento. Es una cara, una expresin facial, que no otorga ni la televisin, ni el juego, ni nada que yo haya visto. Slo la imaginacin.No ahondar aqu en detalles sobre la respuesta a la pregunta de la alumna, pero s me referir a la ancdota con la que he cerrado esta charla. Cuenta una narradora oral que, en cierta ocasin, antes de empezar una funcin en una sala de clases de un jardn infantil, decidi jugar con una pelota roja e imaginaria. La pelota invisible iba pasando de nio en nio, rebotaba, chocaba con un vidrio, regresaba a la cuentacuentos. Luego la narradora les dijo a los nios que iba a dejar la pelota imaginaria abajo del pizarrn, para poder empezar a contar los cuentos. Cuando termin, se despidi de los nios y se dirigi a la puerta para ir a otro curso a repetir la funcin. Estaba por salir cuando sinti que una manito le tiraba de la falda. Era un nio de cuatro aos, que le pasaba algo invisible dicindole Ta, se le qued la pelota roja.

La pelota existe porque en esa sala todos quisieron que existiera. Esa pelota ser, el da de maana, justicia social, igualdad, en fin, todas las utopas de nuestro siglo. Pero para eso, debemos evitar que la aguja de Kidzania la pinche. Si no lo logramos, la narradora se ir de la sala sin su pelota roja, porque ya no tendremos nios que quieran leer el mundo con los ojos de la imaginacin.