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Canal junto al Holland Casino 95 Ámsterdam Ámsterdam Es la capital del país, en la provincia de Holanda Septentrional, y tiene una pobla- ción de 750.000 habitantes. Es conocida como la Venecia del norte por sus canales y más de 400 puentes. Su particular trazado urbano, de tela de araña tejida en el agua, se remonta a la edad de oro de Holanda, hace 400 años. Los 4 canales principales con for- ma de arco encierran los lugares de mayor interés de la ciudad y están bordeados de árboles que crean una sensación de sosiego y tranquilidad. Es una Holanda en pequeño; su existencia se debe a continuos esfuerzos para contener el océano. Es acogedora, abierta a las mino- rías, comprensiva y tolerante con todas las religiones y estilos de vida, y sin embargo conserva sus tradiciones. Sus habitantes

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Canal junto al

Holland Casino

95Ámsterdam

Ámsterdam

Ámsterdam

Es la capital del país, en la provincia de Holanda Septentrional, y tiene una pobla-ción de 750.000 habitantes. Es conocida como la Venecia del norte por sus canales y más de 400 puentes. Su particular trazado urbano, de tela de araña tejida en el agua, se remonta a la edad de oro de Holanda, hace 400 años. Los 4 canales principales con for-ma de arco encierran los lugares de mayor interés de la ciudad y están bordeados de árboles que crean una sensación de sosiego y tranquilidad.

Es una Holanda en pequeño; su existencia se debe a continuos esfuerzos para contener el océano. Es acogedora, abierta a las mino-rías, comprensiva y tolerante con todas las religiones y estilos de vida, y sin embargo conserva sus tradiciones. Sus habitantes

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han sido comerciantes durante siglos y se han lan-zado a las nuevas rutas comerciales, no en vano los amsterdameses fundaron Nueva York.

La permisividad con las drogas es algo tan evi-dente como que la mitad de su población se des-plaza en bicicleta (bicicletas y tranvías son los reyes del transporte en esta ciudad). Esta permisi-vidad se refleja en su barrio rojo, donde se ejerce la prostitución. Drogas y prostitución no son exclu-sivas de Ámsterdam, pero la ciudad afronta estos problemas con atrevimiento.

Es una ciudad relativamente pequeña, con un centro que se puede recorrer a pie, donde los edifi-cios no son muy altos para que la luz, tan escasa en estos países norteños, entre por todas partes. Se dice que mientras en Rótterdam se gana el dinero y se trabaja, en Ámsterdam se divierten, y en la Haya se cotillea de todo eso. Existe una fuerte rivalidad entre las principales ciudades del país, y ésta se acentúa entre la Haya y Ámsterdam.

HISTORIAHasta la Edad Media no se tiene constancia es-

crita del nombre de la ciudad. Sobre su fundación hay una curiosa leyenda: dos pescadores, sorpren-didos por una tormenta mientras pescaban, vieron

su barca desaparecer bajo las olas mientras eran arrastrados por la corriente a una zona pantanosa en la desembocadura del río Amstel. Allí levanta-ron un pequeño refugio, considerado como el pri-mer asentamiento humano en la zona, ya que sus familias se reunieron con ellos más tarde. Así nace el primer poblado sobre el río Amstel y para pro-tegerse de las aguas elevaron un dique (Dam, en holandés). De esta forma se obtiene el nombre de la ciudad: Amstel – Dam, dique sobre el río Ams-tel. De él obtuvo la ciudad sus primeras riquezas, convirtiéndose a través de los siglos en un centro comercial importante, con su base de operaciones en un animado puerto.

A comienzos del siglo XVII el comercio marítimo creció espectacularmente. Tras la caída de Ambe-res Ámsterdam se convirtió en la emperatriz de los mares. Es el comienzo del siglo de oro holandés, la época de mayor esplendor y poder de la ciudad a nivel mundial. Té, tabaco, diamantes, café y espe-cias, comercializados a gran escala, obligaron a la fundación de dos grandes empresas: la Compañía de las Indias Orientales y Occidentales. Es también el siglo de la construcción de los grandes canales del centro, bordeados por las espléndidas mansio-nes de los poderosos comerciantes (estrechas a pe-sar de todo porque los impuestos que gravaban la longitud de las fachadas de las viviendas situadas en los principales canales aumentaban proporcio-nalmente a sus dimensiones). Es igualmente el si-glo en el que se desarrollan espectacularmente las artes con nombres como Rembrandt o Hals.

Al siglo XVII le sigue un periodo de decadencia: Inglaterra y Francia son las grandes potencias co-merciales del siglo XVIII y esta última terminará por invadir Holanda en 1795. Tras la caída de Bona-parte, el país será capaz de mantener una relativa neutralidad hasta 1940, año en el que el ejército nacionalsocialista alemán entra en su territorio. Cinco años de ocupación, con el famoso episodio de Ana Frank y las deportaciones masivas de judíos holandeses, no conseguirán destruirla.

Fachada de la iglesia

católica de San

Nicolás

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VISITAS ACONSEJADASPlaza del Dam: Es el más puro centro de la

ciudad, justo en el emplazamiento del dique sobre el río Amstel. Situada en la unión de dos grandes avenidas: Damrak y Rokin. En el centro de la plaza se levanta el monumento a la liberación, obelisco de 22 metros de altura construido en recuerdo a las víctimas de la II Guerra Mundial. Las cuatro figuras masculinas representan el drama de la guerra; la mujer y el niño, la paz, y los hombres con los perros, la resistencia. Detrás del obelisco hay 12 urnas que contienen tierra de cada una de las provincias del país. El 4 de mayo, fecha en la que fue erigido, se celebra una ceremonia en honor de las víctimas y el país guarda 2 minutos de silencio.

Palacio Real: Se halla en la plaza Dam y se asienta sobre 13659 pilotes de madera clavados en su suelo movedizo. Curiosamente no parece un palacio ya que en sus 150 primeros años albergó el ayuntamiento de la ciudad. Se usó por primera vez como residencia real durante los 5 años de ocupa-ción francesa, a principios del siglo XIX, cuando el hermano de Napoleón Bonaparte, Luis, fue rey de Holanda. Desde la vuelta al trono de la casa holan-desa Orange, éste ha sido el palacio oficial de la persona reinante aunque muy pocos lo han usado para algo más que una recepción.

Iglesia Nueva –Nieuwe Kerk: Tratándose de una iglesia del siglo XV el término “nueva” es rela-tivo, y se aplica sólo por comparación con la cerca-na iglesia vieja del siglo XIV. La Nieuwe Kerk ya no se utiliza como lugar de culto, sino más bien como monumento histórico donde se celebran exposi-ciones, conciertos y ceremonias solemnes. Desde 1914 los soberanos holandeses son coronados en esta iglesia (la última fue la reina Beatriz, en 1983)

Westekerk: Construida en 1630, posee una to-rre de 85 metros culminada por la corona imperial de Maximiliano I de Austria, que otorgó en 1480 a Ámsterdam el derecho de colocar su corona en su escudo de armas como símbolo de la protección

imperial. Aquí fue enterrado Rembrandt. En la plaza de la iglesia se halla una estatua dedicada a Ana Frank, ya que su casa se encuentra a escasos me-tros.

Museo nacional de Vincent Van Gogh: Gra-cias a los desvelos de su familia, sobre todo de la mujer de su hermano y de un sobrino, casi todos los cuadros, bocetos, grabados, aguafuertes, ilus-traciones y cartas de Van Gogh han permanecido en su país natal. Más de 200 cuadros y 600 dibujos del artista, ordenados cronológicamente, cubren las paredes del museo. Destacan: “los comedores de patatas”, “autorretrato como pintor”, “campo de maíz con cuervos”. Además de las obras de Van Gogh el museo acoge trabajos de Gauguin, Toulouse-Lautrec, Emile Bernard y otros contem-poráneos.

Rijksmuseum – Museo Nacional: Fue cons-truido a finales del siglo XIX por Cuypers, el mismo arquitecto que construyó la estación central, por lo que se observan muchas similitudes entre ambos edificios. El museo alberga la mayor colección de arte de Holanda, y la sección de pintura exhibe tablas de maestros holandeses de los siglos XV a XIX, incluyendo trabajos de Rembrandt, Vermeer, Frans Hals y Jan Oteen. Además hay secciones de escultura, artes aplicadas, historia holandesa, grabados y dibujos. La joya del museo es la “ronda nocturna”, de Rembrandt.

Museo Stedelijk: Contiene arte moderno desde 1850 hasta nuestros días. Impresionismo,

Bicicletas aparcadas

en un pu

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expresionismo, nuevo realismo, COBRA (grupo COBRA: Copenhague, Bruselas, Ámsterdam), arte pop y minimalista; son algunos de los movimientos representados. Cezanne, Chagall, Picasso, Leger, Monet, Appel, Mangold y Ryman nutren con su obra al museo.

Casa de Ana Frank: Es la casa en la que 8 personas, que pertenecían a 3 familias diferentes, vivieron juntas permaneciendo en un silencio total durante dos años, desde 1942 a 1944, hasta que su escondite fue descubierto por las fuerzas de ocupación nazi, cuando la II Guerra Mundial estaba a punto de finalizar. Fue aquí donde se escribió el famoso diario. Las habitaciones de este edificio,

que en aquella época eran almacén y oficina, si-guen igual que las encontró el padre de Ana, único superviviente, a su vuelta.

Recorrido por los canales: Una visita de Áms-terdam no puede considerarse completa si no se incluye un recorrido por los canales. Desde ellos se ve la ciudad de otra manera y se aprecian con claridad las fachadas y los tejados. El recorrido bá-sico dura aproximadamente una hora y discurre por los canales y el puerto y es muy agradable. Tanto de día como de noche vale la pena, ya que lo que se pierde en detalles arquitectónicos se gana en juegos de luces, reflejos en el agua y, en verano, iluminación de las torres y puentes.

Barrio del Jordaan: Es un barrio para los amantes del paseo. No tan ilustre como los cana-les el Jordaan se extendió hacia el oeste durante el siglo XVII. Es un barrio donde vive la clase trabaja-dora, es decir, el auténtico amsterdamés. Es el ba-rrio de los mercados, los cafés marrones, las calles con nombres imposibles de pronunciar y las gentes más entrañables. El nombre del barrio viene de la palabra francesa jardin, seguramente introducida por los muchos refugiados hugonotes que habita-ron durante las guerras de religión en esta zona.

Barrio Rojo: Es quizás el barrio más famoso de

Amsterdam

El Rijksmuseum alberga

una gran colecc

ión

de arte p

ictórico holandés

Vista panorámica

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Ámsterdam y debe su nombre a la iluminación que tienen sus locales. Es el barrio de la prostitución. Curiosamente está en pleno centro, a escasos me-tros de la plaza Dam. La ciudad fue, al fin y al cabo, un importantísimo puerto comercial al que llegaban gentes de todo el mundo. La afluencia de marinos que arribaban a puerto tras largos meses de nave-gación influyó definitivamente en el desarrollo de la prostitución. El actual “barrio chino”, situado en la parte más antigua de la ciudad, abarca más o menos la misma zona que hace siglos. Las luces ro-jas y los escaparates donde se exhiben mujeres de todas las partes del mundo pueden verse por todas las callejuelas. Las autoridades municipales con-trolan en cierta medida esta actividad registrando a las prostitutas y sometiéndolas a una inspección médica periódica, conforme a la típica tradición de Ámsterdam de combinar tolerancia y moderación. Este barrio se ha convertido en una auténtica atrac-ción turística: Burdeles, sex shops, espectáculos, luces, punks, turistas..

Información Práctica

COMPRASLas principales calles comerciales se encuen-

tran junto a la plaza Dam. Calles como Rokin, Kal-verstraat, Leidsestraat o Nieuwendijk ofrecen un amplio abanico de posibilidades. Los mercadillos y rastros tienen también su representación en la ciudad: el mercado de la calle Albert Cuyp es el más grande de la ciudad y se vende de todo, desde flores y frutas hasta ropa y discos. También famoso por la ropa de segunda mano es el que tiene lugar en Waterlooplein, y por supuesto, quizás el más turístico pero el más hermoso, debemos destacar el mercado de flores diario que se encuentra en la torre de la moneda.

Mención especial merecen los diamantes dentro de las compras en Ámsterdam. Desde el siglo XV Ámsterdam es uno de los centros de la talla del diamante más importante del mundo, junto con Amberes, Nueva York y Tel Aviv. Es unos de los mejores lugares para comprar diamantes y piedras sin montar, de todas las graduaciones posibles de color y calidad. La tradición comienza en Ámster-dam con la llegada de los judíos que huyendo de países como España llevaban consigo pocas pero valiosas pertenencias, como las piedras preciosas. Ellos no fueron aceptados en muchos de los gre-mios ya existentes y se tuvieron que dedicar a otras actividades como la talla del diamante, actividad en la que eran expertos.

CAFéSExisten dos tipos de cafés muy conocidos en la

ciudad. Los primeros son los “bruiner” o “marro-nes” y se llaman así por el tono de su decoración interior. Una gran y buena representación de ellos se encuentra en el barrio del Jordaan. A veces son sitios oscuros, de techo bajo y angostos, con puertas, ventas, barriles y gruesas vigas de madera que acentúan la sensación de oscuridad. Los otros cafés son los famosos “coffee-shops”. Es de sobra conocida la relativa tolerancia gubernamental en Holanda con respecto a todo tipo de drogas (y estu-pefacientes) de las consideradas como blandas. No todas las drogas están toleradas, sólo las distintas calidades de hachís y marihuana. Ello no quiere de-cir que sea legal su comercio o posesión, pero su compra es posible en los coffee-shops. Por el barrio rojo hay cientos de ellos que ofrecen a sus clien-tes completas cartas de sus especialidades, donde además se indican los precios según los gramos que se deseen adquirir. Atención: ninguno de los países fronterizos con Holanda permite la entrada en su territorio de drogas, incluidas las blandas.

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