La abominación de la desolación en Fátima - P. Nicholas Gruner

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La abominación de la desolación en Fátima Con respecto al llamado congreso interreligioso que bajo el título insolente “El Presente del Hombre – El Futuro de Dios”, que tuvo lugar en el Santuario de Fátima del 10 al 12 de octubre de 2003, la prensa portuguesa atribuyó al Rector del Santuario de Fátima, Mons. Guerra, la siguiente declaración: “El futuro de Fátima, o de la adoración de Dios y de Su Madre en este santo Santuario, debe pasar por la creación de un lugar donde las diferentes religiones puedan mezclarse. El diálogo interreligioso en Portugal, y en la Iglesia Católica aún está en una fase embrionaria, pero el Santuario de Fátima no es indiferente de este hecho y ya está abierto a ser un lugar de vocación universalista”. Algunas reflexiones, por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L, S.T.D. (Cand.) ______________________________________________________________________ La declaración arriba mencionada se atribuye al rector del Santuario de Fátima, Monseñor Guerra, y él aún no respondió a los pedidos para que admita o niegue que esas palabras son suyas. En cualquier caso, el tema de la conferencia, en conjunto, fue presentado en la edición del 24 de octubre de Notícias de Fátima, el periódico local que tiene acceso directo a la información oficial del Santuario. Los titulares de la conferencia consignan: “El Santuario [de Fátima] se abre al pluralismo religioso” y “Santuario para diferentes credos”. El mismo periódico admite que “por primera vez” ministros de la Iglesia Anglicana “fueron invitados oficialmente a venir a Fátima,” junto con “ordodoxos, hinduístas, budistas y musulmanes”. También citó la satisfacción de Mons. Guerra al decir que esta colorida reunión de diferentes religiones es “un primer paso. Nosotros estamos como los ingenieros en Portugal, quienes comenzaron por examinar las estructuras del los puentes para ver si son confiables en el futuro”. ¿Un primer paso hacia qué? ¿Un puente para qué? Claramente, un primer paso y un puente hacia un santuario “interreligioso” en Fátima. Cuando los fieles católicos entraron en escena y protestaron por la cuestión y por las aparentes tendencias de ese congreso, Guerra los calificó de “anticuados, estrechos de mente, fanáticos extremistas y provocadores”. Hablé con un sacerdote amigo sobre la abominación que estaba siendo aparentemente preparada en el Santuario de Fátima, y su primera reacción al leer la información de prensa fue que debía ser una broma, que la información debía ser una parodia de lo mal que andan las cosas hoy en la Iglesia. Pero es cierto. Eso apareció en varios artículos en la prensa secular, y también parece que en el propio periódico oficial del Santuario de Fátima, A Voz de Fátima, el 13 de noviembre de 2003. En primer lugar, A Voz de Fátima no dejó de atribuir a Mons. Guerra la cita con la que comienzo esta reflexiones, aunque habían transcurrido 13 días de la afirmación atribuida a Guerra, a causa de la que recibió protestas de todo el mundo, incluyendo por Internet. A Voz de Fátima muestra en primera plana la misma fotografía publicada el 24 de octubre por Notícias de Fátima: un clérigo anglicano y otro ortodoxo caminando juntos como parte de una larga, formal procesión “interreligiosa” de “representantes” de diferentes religiones. Esta procesión fue desde la capilla original construída en el lugar de las apariciones hasta la basílica en honor de Nuestra Señora de Fátima. Esta, en realidad, que fue una de las más grandes procesiones de este año, tuvo lugar en el mes del Santo Rosario y del aniversario y del Milagro del Sol. 1 http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf

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La abominación de la desolación en Fátima

Con respecto al llamado congreso interreligioso que bajo el título insolente “El Presente del Hombre – El Futuro de Dios”, que tuvo lugar en el Santuario de Fátima del 10 al 12 de octubre de 2003, la prensa portuguesa atribuyó al Rector del Santuario de Fátima, Mons. Guerra, la siguiente declaración: “El futuro de Fátima, o de la adoración de Dios y de Su Madre en este santo Santuario, debe pasar por la creación de un lugar donde las diferentes religiones puedan mezclarse. El diálogo interreligioso en Portugal, y en la Iglesia Católica aún está en una fase embrionaria, pero el Santuario de Fátima no es indiferente de este hecho y ya está abierto a ser un lugar de vocación universalista”.

Algunas reflexiones, por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L, S.T.D. (Cand.) ______________________________________________________________________

La declaración arriba mencionada se atribuye al rector del Santuario de Fátima,

Monseñor Guerra, y él aún no respondió a los pedidos para que admita o niegue que esas palabras son suyas. En cualquier caso, el tema de la conferencia, en conjunto, fue presentado en la edición del 24 de octubre de Notícias de Fátima, el periódico local que tiene acceso directo a la información oficial del Santuario. Los titulares de la conferencia consignan: “El Santuario [de Fátima] se abre al pluralismo religioso” y “Santuario para diferentes credos”. El mismo periódico admite que “por primera vez” ministros de la Iglesia Anglicana “fueron invitados oficialmente a venir a Fátima,” junto con “ordodoxos, hinduístas, budistas y musulmanes”. También citó la satisfacción de Mons. Guerra al decir que esta colorida reunión de diferentes religiones es “un primer paso. Nosotros estamos como los ingenieros en Portugal, quienes comenzaron por examinar las estructuras del los puentes para ver si son confiables en el futuro”.

¿Un primer paso hacia qué? ¿Un puente para qué? Claramente, un primer paso y un

puente hacia un santuario “interreligioso” en Fátima. Cuando los fieles católicos entraron en escena y protestaron por la cuestión y por las aparentes tendencias de ese congreso, Guerra los calificó de “anticuados, estrechos de mente, fanáticos extremistas y provocadores”.

Hablé con un sacerdote amigo sobre la abominación que estaba siendo

aparentemente preparada en el Santuario de Fátima, y su primera reacción al leer la información de prensa fue que debía ser una broma, que la información debía ser una parodia de lo mal que andan las cosas hoy en la Iglesia.

Pero es cierto. Eso apareció en varios artículos en la prensa secular, y también

parece que en el propio periódico oficial del Santuario de Fátima, A Voz de Fátima, el 13 de noviembre de 2003. En primer lugar, A Voz de Fátima no dejó de atribuir a Mons. Guerra la cita con la que comienzo esta reflexiones, aunque habían transcurrido 13 días de la afirmación atribuida a Guerra, a causa de la que recibió protestas de todo el mundo, incluyendo por Internet. A Voz de Fátima muestra en primera plana la misma fotografía publicada el 24 de octubre por Notícias de Fátima: un clérigo anglicano y otro ortodoxo caminando juntos como parte de una larga, formal procesión “interreligiosa” de “representantes” de diferentes religiones. Esta procesión fue desde la capilla original construída en el lugar de las apariciones hasta la basílica en honor de Nuestra Señora de Fátima. Esta, en realidad, que fue una de las más grandes procesiones de este año, tuvo lugar en el mes del Santo Rosario y del aniversario y del Milagro del Sol.

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El simbolismo no pudo ser más claro: las diferentes religiones son bienvenidas y

tratadas como iguales en una procesión en el preciso lugar donde Nuestra Señora llamó a la conversión de Rusia y de todo el mundo a la Fe Católica.

La abominación con que amenaza este “congreso” de religiones también fue

confirmada por relatos de testigos oculares, tales como el de John Vennari, quien estuvo presente en el congreso y escuchó con sus propios oídos la herejía y la apostasía pronunciadas por el Padre Dupuis, el aplauso y otras señales de aprobación dadas por el rector del santuario y los otros altos dignatarios entre la audiencia, incluyendo al Nuncio Papal, como también al responsable vaticano de la Comisión Pontificia para la promoción de la unidad religiosa, Arzobispo Fitzgerald.

Como dije, Mons. Guerra no respondió a los varios pedidos de que negara las

declaraciones que le atribuyeron las informaciones de prensa. El Vaticano está tratando de distanciarse del suceso, a causa del agravio que causó alrededor del mundo. Despúes que regresó a Roma, el Arzobispo Fitzgerald declaró que el congreso “fue apenas ‘parte de una reflexión en curso’ sobre la ‘dimensión interreligiosa’ del santuario en la Iglesia y en el mundo moderno”, pero “allí no hubo ninguna conclusión práctica”1 Ninguna “conclusión práctica” – todavía.

Pero, al menos, hasta la fecha en que se escriben estas reflexiones (diciembre 1º de

2003), ninguna autoridad de la Iglesia ha rechazado categóricamente toda la idea de un santuario interreligioso en Fátima, con el ultraje que esto significa. Ninguna autoridad de la Iglesia declaró públicamente que Mons. Guerra no dijo lo que se le menciona haber declarado – que el Santuario debe convertirse en un lugar donde las diferentes religiones pudieran mezclarse. Ninguna autoridad vaticana repudió la precisa idea contenida en la afirmación atribuída a Guerra. Ni siquiera el própio periódico del Santuario publicó una negativa, a mas de un mes del “congreso”, y semanas después de los comentarios atribuídos a Guerra que la prensa ventiló y se publicaron alrededor del mundo por Internet.

Ahora, Mons. Guerra no hubiera hecho tales declaraciones sin contar con poderosos

respaldos dentro del aparato vaticano. El no es un tonto imprudente. El supo que sus declaraciones serían bien recibidas por representantes del Vaticano presentes en el “congreso”, quienes también aplaudieron las herejías interreligiosas del Padre Dupuis, propaladas en su alocución en el mismo congreso. (ver “¿Fátima se convierte en Santuario Interreligioso? Un relato de alguien que estuvo allí,” por John Vennari en esta edición).

Tal vez el aparato vaticano ahora está tratando de desinflar el globo de ensayo que

lanzó Guerra. Pero el globo de ensayo fue lanzado, claramente, para ver como reaccionarían los católicos. Los inspiradores de la nueva religión que estan imponiendo sobre nosotros en nombre del Vaticano II – hombres que ya no tienen la Fe Católica de nuestros padres – ahora saben que la reacción de los buenos católicos no puede ser fácilmente descuidada. Estos hombres de la nueva religión necesitan lanzar sus globos de ensayo para ver que pueden lograr en la hora presente y cuanto deberán esperar para otra jornada. Si esto no funciona, el globo de ensayo debe ser bajado y ellos continúan pretendiendo ser católicos. El mismo hecho que ellos lanzan estos globos de ensayo de la nueva religión, muestra que ellos ya no tienen la Fe. Nosotros debemos decirles que sabemos lo que ellos están tramando. Nosotros debemos dar pasos positivos para hacer que la amenazada abominación nunca ocurra en ningún tiempo.

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La Abominación de la Desolación

El profeta Daniel en el Antiguo Testamento, y el mismo Jesús en el Nuevo

Testamento, predijeron que en un tiempo futuro habría una “Abominación de la Desolación” en el lugar santo. Como lo advirtió Nuestro Señor, ese hecho señalaría la proximidad de un gran castigo:

“Cuando viereis, pues, la abominable desolación predecida por el profeta

Daniel en el lugar santo (el que leyere entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes; el que esté en el terrado no baje a tomar nada de su casa, el que esté en el campo no vuelva atrás en busca del manto. ¡Ay de las que críen en aquellos días! Orad para que vuestra huida no tenga lugar en invierno ni en sábado. Porque habrá entonces una gran tribulación cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá, y, si no se acortaran los días aquellos días, nadie se salvaría; más por amor de los elegidos se acortarán los días aquellos.” (Mt. 24:15-22) Por lo tanto, es cuestión de revelación divina que en algún tiempo futuro Dios

permitirá al diablo y a sus seguidores profanar un lugar santo dedicado al Unico Dios Verdadero, a la Santísima Trinidad, al Creador del Cielo y de la tierra.

Dios permitirá esta profanación por un breve período. Y no será una pequeña

profanación, si podemos llamarla así, sino que será una muy grave – la peor profanación posible, la profanación que Nuestro Señor, refiriéndose al profeta Daniel, llamó “la Abominación de la Desolación”.

Si lo que ahora está planeado para Fátima, no es la Abominación de la Desolación

predecida por Nuestro Señor, es al menos un presagio de aquella última profanación. Sería una muy grave abominación infligida a un santuario – un lugar santo elegido, consagrado y santificado por la misma presencia física del cuerpo glorificado de Nuestra Señora en Fátima.

Señalemos antes que nada que la aparición de Nuestra Señora en Fátima en 1917 no

fue, como pretenden los modernistas, meramente una imágen en las mentes de los tres niños, Francisco, Jacinta y Lucía. No, fue la visita de Nuestra Señora en Su verdadero cuerpo físico – el cuerpo glorificado de la Santísima Virgen María – el mismo cuerpo que fue llevado a los Cielos en la Asunción después del fin de Su vida terrenal. Fue el cuerpo glorificado de María Inmaculada que volvió a la tierra y estuvo de pie sobre la encina en Fátima.

Y si, Ella se posó en ese árbol. Nosotros lo sabemos porque la gente de la multitud

relató haber visto el árbol curvado como si alguien estuviera parado sobre él. Ese alguien era la Santísima Virgen María. El milagro no fue que los niños pudieran verla, sino que la gente que no pudo verla, vió el arbol curvado. Y un número de ellos vió el vehículo sagrado en el que Ella llegó el 13 de setiembre de 1917.

Nosotros estamos hablando, entonces, del sito de Fátima santificado por la

presencia física de la Gloriosa Madre de Dios. Y Fátima no es el único lugar en el mundo. Otro ejemplo de un lugar santificado por la presencia física de Nuestra Señora es Zaragoza, España, a donde el Papa Juan Pablo II hizo un peregrinación. En el Siglo I, cuando Santiago el Mayor estaba predicando el Evangelio en España, en lo que es hoy

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Zaragoza, se sintió muy desalentado por los pobres resultados que obtenía. La Santísima Virgen María, quien aún no había ascendido a los Cielos y vivía en Tierra Santa, se bilocó2 en Zaragoza – se sabe que santos como el Padre Pío se bilocaron – apareciendo ante Santiago sobre un pilar para hablar con él y alentarlo en ese momento de tristeza. Al presente, el pilar en el que Ella estuvo de pie todavía existe, rodeado por una gran basílica. El pilar en si mide más de una milla de altura, oculto en tierra excepto los últimos 10 pies/3 metros.

Si Dios considera el sito en el que Nuestra Señora estuvo de pie en Zaragoza como

un lugar tan santo que lo preservó completamente intacto e incólume hasta el presente, El seguramente pretende preservar intacto e incólume, como suelo santo, el lugar en que Ella se apareció en Fátima.

Otro lugar santificado por la presencia física de Nuestra Señora se encuentra en

Loreto, Italia. En 1294 a.D, los ángeles llevaron a Loreto, desde Tierra Santa, la Santa Casa donde el Arcángel Gabriel se apareció a la Santísima Virgen María, y donde Ella dió Su libre consentimiento para ser la Madre del Salvador. Los ángeles hicieron eso para preservar la Santa Casa de la profanación de los invasores musulmanes. Esa misma Santa Casa es hoy reverenciada como un lugar sacro, que es parte del patrimonio del Estado Vaticano, bajo directo control papal, como es San Pedro en Roma.

Ahora, tener un lugar santificado por la presencia física de la Madre de Dios y

deshonrarlo al abrirlo al culto de falsos dioses, poniéndolo a disposición de practicantes de todo tipo de falsas religiones, es definitivamente una abominación.

Sería suficientemente malo si esta abominación fuera impuesta a punta de pistola

por un ejército invasor. Pero esta abominación, verdaderamente, está siendo propuesta o dejada correr por clérigos católicos, incluyendo Mons. Guerra, el Rector del Santuario de Fátima, quien anunció sus planes para esta abominación en la prensa, juntamente con su congreso sobre “El futuro de Dios”. Representantes del Vaticano y otros dignatarios de la Iglesia conocieron este ultraje, pero ninguno de ellos levantó la menor objeción contra este escándalo público.

Hasta ahora, esta abominación – la profanación del Santuario de Fátima al hacerlo

un lugar de culto de falsos dioses – no ha sido totalmente llevada a cabo. Sin embargo, el suelo está siendo preparado, como nosotros podemos ver por las enseñanzas heréticas y apóstatas presentadas por el Padre Dupuis en la conferencia “El futuro de Dios” en Fátima – falsas enseñanzas que fueron bien recibidas por los varios dignatarios mencionados (ver el informe de John Vennari, “¿Fátima se convierte en Santuario Interreligioso? Un relato de alguien que estuvo allí”). Estos dignatarios de la Iglesia, tanto por su connivencia, acuerdo, silencio o aplauso, señalaron que las herejías predicadas por el Padre Dupuis están igualmente reflejadas en la creación de un “nuevo santuario interreligioso en Fátima”, a menos que sean detenidos por los fieles católicos.

Cometer esta abominación en cualquier lugar santo católico, sea este su parroquia

católica local, una basílica, catedral o un lugar de peregrinación, sería una ofensa grave contra Dios. Pero es aún peor cometer tal abominación en un lugar santificado por la presencia misma de Su Madre, a quien el propio Cristo ama y honra de manera muy especial, reservada para Ella y solo para Ella.

Tomar tan sagrado lugar y abrirlo al culto de falsas religiones es hacerlo –

literalmente – un lugar de culto para el mismo demonio. Pues como enseña San Pablo,

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los dioses de la religiones paganas son demonios. Los hinduístas, los budistas, los sikhs, los animistas, todos ellos dan culto a los demonios, aún si ellos no fueran explícitamente conscientes de ello. Claramente, entonces, lo que está planeado para Fátima es una abominación de la desolación, aún si esta no fuera la Abominación de la Desolación profetizada por Nuestro Señor.

La Gran Apostasía

Nosotros no elegimos nacer en este tiempo, pero parece, de todo lo que podemos ver, que estamos en el tiempo del Anticristo predecido en la Sagrada Escritura. Como dijo San Pío X, solo unos pocos años antes que Nuestra Señora viniera a Fátima en su Ecíclica E Supremi: “Hay buena razón para temer menos que esta gran perversidad pueda ser, como fue, un anticipo, y tal vez el principio de estos males que están reservados para los últimos días; y que ya pueda estar en el mundo el ‘Hijo de Perdición’ de quien hablan los Apóstoles”. ¿Que diría hoy este gran Papa canonizado, cuando el mismo rector del Santuario de Fátima propone hacer un lugar de culto para los demonios?

La apostasía debe ocurrir antes que venga el Anticristo, el Hijo de Perdición. Allí

ellos se están preparando para instalar la Abominación de la Desolación en un lugar santo, para que el Anticristo pueda reinar el mundo con una falsa religión. A menos que los católicos de Portugal, unidos con los católicos de alrededor del mundo, se opongan vigorosamente e insistan en el rechazo de este proyecto de instalar la Abominación de la Desolación en Fátima, ellos cargarán sobre si la culpa de sus dirigentes.

Como dijo la Hermana Lucía, el diablo está librando una batalla final, y aquí él

incluso ha elegido el campo de batalla, el propio suelo de la Cova da Iria. El objetivo del diablo es crear la nueva religión mundial, mientras nos engaña en la creencia que la nueva religión todavía es católica. Aquellos que se oponen a esa falsa religión – y los hombres de Iglesia no están engañados con ella – serán, tal como en el tiempo de la herejía arriana en el Siglo IV, “excomulgados” y desterrados de la estructura “oficial” de la Iglesia.

Ocultando el Tercer Secreto

De esto debemos darnos cuenta: que estamos presenciando la batalla final del diablo; que la apostasía está a nuestro alrededor y que se extiende íncluso dentro de los muros del mismo Vaticano. Como dijo el Cardenal Ciappi: “En el Tercer Secreto está profetizado, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comenzará en la cima”. ¿Como podría ser de otra manera, si es allí donde el diablo debe incursionar si la profecía de la Escritura sobre una Gran Apostasía en la Iglesia se está cumpliendo?

El 26 de junio de 2000, el Cardenal Ratzinger y Mons. Bertone nos engañaron

cuando nos dijeron que el visión del “Obispo vestido de blanco” que era asesinado “es” el Tercer Secreto. No, a lo sumo solo es una parte del Tercer Secreto. Partes aún más importantes del Secreto nos están siendo ocultadas.

El Tercer Secreto es la predicción de la apostasía en la Iglesia, comenzando por la

cima, en el Vaticano. Ahora nosotros lo vemos bastante abiertamente con este globo de ensayo, lanzado por Mons. Guerra, quien sugiere que Fátima debe convertirse en un santuario para todas las religiones.

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Altos dignatarios de la Iglesia tienen el texto verdadero del Tercer Secreto en sus manos. Incluso la Madre Angélica dijo que ella cree que aún no hemos recibido todo el Tercer Secreto, y afirmó su sospecha en la televisión nacional ante millones de televidentes.

¿Por qué ciertos dignatarios vaticanos continúan ocultando el resto del Tercer

Secreto – el texto del que explica la visión del “Obispo vestido de blanco” que es ejecutado por una banda de soldados en las afueras de una ciudad medio en ruinas llena de cadáveres?

Ellos saben que en ese texto Nuestra Señora está denunciando, en esencia, sus

acciones y sus planes, que han llevado a esta devastación. Ellos saben por las mismas palabras del Secreto que es conveniente para ellos usurpar el poder y la autoridad que no les pertenece a ellos mientras aún puedan. Ellos rechazan permitir a los fieles – para quienes fue transmitido el Secreto – conocer lo que contine. Ellos son como los hombres en la cumbre del gobierno de los Estados Unidos quienes habían descifrado el código japonés y supieron que el ataque a Pearl Habor era inminente, pero ocultaron la información.3 ¿Por qué hicieron eso? Porque ellos quisieron que ocurriera el ataque, ellos quisieron una provocación que justificara una guerra, y por lo tanto ellos no quisieron que armáramos nuestras defensas a tiempo.

Igualmente, los hombres que conocen el contenido del Tercer Secreto saben que

este profetiza un ataque contra la Fe – un ataque en el que ellos mismos están participando – y ellos no quieren que nosotros, advertidos por esa información, podamos defendernos de ellos. Ellos quieren mostrarse, como los hombres en el gobierno de EE.UU. en el tiempo de Pearl Harbor, como defensores del reino, mientras traicionan su sagrado deber. Pero como Dios advirtió al profeta Ezequiel, “Te he señalado como vigía en los muros de la ciudad, y si tu no gritas cuando veas que el enemigo está por atacar, Yo te haré a ti, Ezequiel, responsable por la muerte de todos tus súbditos”. La misma palabra obispo deriva del griego, vigía. Los Obispos, como el vigía Ezequiel, serán responsables ante Dios por no alertarnos del avance del enemigo.

Es importante para nosotros reclamar que el Papa, sin importar las consecuencias

en términos temporales, revele todo el contenido del Tercer Secreto. Pues la Abominación de la Desolación anuncia la venida del Anticristo, y el mismo Juan Pablo II vinculó el Mensaje de Fátima al libro del Apocalipsis, advirtiéndonos de evitar la cola del dragón, que barre un tercio de las almas consagradas de la Iglesia de su alta posición, al servicio del diablo y las arroja al infierno. El Papa sabe algo sobre el Mensaje de Fátima en sus partes no publicadas. Incluso a él le ha sido impedido publicar abiertamente el texto oculto, dándonos solo pistas de su contenido.

Los católicos tienen derecho a conocer las verdaderas palabras del plan de batalla

que la Santísima Virgen quiso que nosotros fieles católicos conocieramos. Pues eso es el Tercer Secreto: inteligencia vital sobre la batalla final del diablo y como va a ser ganada por la Iglesia.

Aquellos que están ocultando el texto del Secreto deben publicarlo al mundo, para

que nosotros podamos conocer exáctamente lo que debemos hacer, exáctamente quienes son los apóstatas, exáctamente como hacer frente a la presente crisis en la Iglesia. Todo esto explicado a nosotros, sin duda, en términos simples que los fieles pueden comprender y sobre los que deben meditar.

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Nadie puede estar obligado por ningún juramento a ocultar el texto del Secreto – ni la Hermana Lucía, ni el Papa, ni los Cardenales, ni ninguno que haya leído el Tercer Secreto, cualquiera fuera su jerarquía. Ningún juramento puede pasar por encima de lo que Dios ha confiado a la Iglesia para nuestro bien. El Secreto debe ser revelado en su totalidad. El bien común lo demanda. La seguridad de la Iglesia, la seguridad del mundo, la salvación de las almas lo reclaman. En la parte interpretativa del Tercer Secreto, que el Vaticano nos ha permitido conocer, un Papa, miembros de la jerarquía y un vasto número de laicos, se ven siendo asesinados en las afueras de una ciudad medio en ruinas. El Papa es visto caminando con dificultad sobre cadáveres, en camino hacia su propia muerte. Nosotros tenemos derecho, dado por Dios mismo, a saber por qué ocurre esto en el futuro, y lo que podemos hacer para evitarlo o minimizarlo.

¿Que deberíamos hacer los católicos?

Y ahora, en octubre y noviembre de 2003, ellos están tratando de enterrar no solo el Tercer Secreto y el Mensaje de Fátima como un todo, sino Fátima misma como un santuario católico al profanarlo, al alejar a los fieles que saben lo que es Fátima, haciendo imposible ir allí si el lugar está profanado.

Al mismo tiempo, ellos están usando este lugar santo como un instrumento para

entrampar a los incautos, a los irreflexivos, a los demasiado confiados, en su apostasía que presentan como Fe Católica. Esa es la naturaleza diabólica de la cosa. Ellos no solo están tratando de enterrar el Mensaje de Fátima, ellos están tratando de enterrar Fátima como santuario católico.

Los católicos no deberían, no podrían aceptar llamados a una falsa obediencia en

esta cuestión. Ellos deben rechazar cualquier pretensión de los líderes religiosos a este respecto – incluso el Papa mismo debería aprobar esta abominación – que pida un silencio obsequioso frente a tan grave mal. Los católicos no deben pensar que porque los sacerdotes o los Arzobispos o los Cardenales que representan al Vaticano, aplaudan o guarden silencio ante esta abominación, se pueda concluir que esta pueda ser aceptable a Dios.

Los católicos deben ser sacudidos vigorosamente. Muchos católicos se han vuelto

espiritualmente letárgicos, y su letargo y debilidad en la Fe los ha desgastado hasta el punto de la muerte espiritual. Ellos deben rezar pidiendo vigor espiritual, fervor espiritual, vitalidad espiritual, luz espiritual, para no decaer con el resto de sus hermanos en este tiempo de apostasía. Pues la Escritura nos advierte que los ciegos, seguidores de guías ciegos, caerán en el abismo del infierno.

Ellos deben darse cuenta que estamos alcanzando el punto profetizado en la

Sagrada Escritura – el tiempo en que una influencia engañosa será arrojada entre los miembros de la Iglesia porque ellos no aman la verdad (II Tes. 2:6-12). Nosotros estamos en el punto en que los elegidos serán engañados (Mt. 24:24) si fuera posible, y debemos recordar la admonición de Nuestro Señor de procurar entrar por la puerta angosta, porque ancho es el camino que lleva a la perdición.

Nosotros no podemos estar en comunión con aquellos que hacen del Santuario de

Fátima un templo para la idolatría pagana. No queremos ninguna comunión con tal gente. Queremos comunión con la Iglesia Católica de todos los tiempos, no con la iglesia falsificada que el rector del Santuario de Fátima, y los otros como él están tratando de erigir en su lugar.

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Sobre el rector, Mons. Guerra, nosotros no debemos aceptar nada sino su inmediata

renuncia. No importa si el Obispo de Fátima lo apoya. No importa si el Patriarca de Listoa lo apoya. No importa quien lo apoya – aún si fueran todos los obispos del mundo. El rector debe renunciar ahora.

El pueblo portugués y los peregrinos a Fátima no deben dar un Euro para ninguna

colecta para el Santuario mientras Mons. Guerra esté allí. Ellos no deben apoyar o asistir a ninguna Misa que él celebre o concelebre. Con el dinero que usted no done al Santuario de Fátima, apoye a los verdaderos católicos a promover la adoración al Verdadero Dios y procure librar a las almas de la esclavitud a los falsos dioses por su conversión a la única religión verdadera.

El rector no debe ser admitido en el suelo santo de Fátima. El tiene que irse. El

tiene que renunciar a su cargo. El tiene que dejar Fátima y terminar cualquier relación allí, cualquiera sea. Por lo que hizo, el debería ser desterrado de Portugal y excluído del Vaticano.

¿Que eso parece extremo? No, eso es lo debido por esa ofensa. Y nosotros tenemos

un precedente. Cuando el rector del sagrado santuario de Guadalupe negó por la radio en 1955 que Nuestra Señora no apareció allí, el pueblo mexicano, dándose cuenta de su indignidad, insistió en su renuncia y salida del país. Aunque los obispos de México y otros fueron es su apoyo, el pueblo no escuchó nada de ellos, no importó lo que dijeron. Ellos sabían que él no era digno de su oficio y pidieron su destitución inmediata. Ellos no le hicieron donaciones, y protestaron públicamente sin cesar hasta que fue finalmente removido. Incluso eso es demasiado bueno para el rector de Fátima.

¿Que hicieron los santos? San Juan Gualberto nos da un ejemplo: él dijo

directamente al pueblo de Florencia que un obispo corrupto de ese tiempo había comprado su cargo. San Juan Gualberto probó por un milagro que su testimonio contra el obispo era verdadero y el mismo pueblo arrojó al obispo corrupto de Florencia. Eso es lo que hace falta hacer con Mons. Guerra.

Eso depende del pueblo. Como dijo la Hermana Lucía, nosotros no debemos

esperar que el llamado a penitencia venga del Santo Padre. No esperar que el llamado a penitencia venga de los obispos o de las ordenes religiosas. Corresponde a cada uno de nosotros formarnos espiritualmente y ayudar a aquellos que Dios ha puesto en nuestros caminos. (ver: “Los últimos tiempos del mundo”, en esta edición).

Estamos en el tiempo del gran castigo, el peor de todos los castigos: el del clero en

los altos cargo en Fátima y en el Vaticano apostatando y llevando incontables almas con ellos. El mismo Papa se refirió a la cola del dragón arrastrando las almas consagradas en su sermón en Fátima en mayo de 2000, diciéndonos lo que pensó que podía sobre el Tercer Secreto.

No tener nada que ver con estos prelados derribados por la cola del dragón.

Nosotros ahora vemos sus frutos ante nuestros propios ojos: ellos declaran que van a tomar un santuario católico, un lugar santo católico, y a convertirlo en un lugar para el culto de los demonios. Si no nos agraviamos por esta abominación, entonces no hay algo malo solo en los que nos agravian, hay algo malo en nosotros.

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Es por eso que necesitamos la santa ira. “Airarse no es pecado,” dice la Sagrada Escritura. Nosotros debemos airarnos por esto, y debemos oponernos a esto con todos los medios a nuestra disposición. No podemos aceptarlo tibiamente, o seremos vomitados por la boca de Nuestro Señor. Nosotros seremos católicos tibios si no hacemos nada por esto. Y como la Santa Biblia nos enseña, Jesús nos advirtió que “mas porque eres tibio, y no eres caliente ni frío, estoy para vomitarte de mi boca”. (Apoc. 3:16)

En el Antiguo Testamento, Finés vió un alto miembro de su propia religión honrar a

una deidad pagana realizando actos de idolatría, incluyendo incluso actos impuros con una mujer en homenage a su falso dios. Cuando Finés vió esta prostitución espiritual y el efecto que estaba teniendo sobre su pueblo, tomó una lanza y corrió tras ellos. Y desde ese momento, Dios cesó el azote entre los hijos afligidos de Israel, porque el gran sacrilegio había terminado por la lanza. Finés tomó medidas de acción directa matando a los profanadores del santo culto de Dios, y Dios recompensó esa defensa del Primer Mandamiento salvando al pueblo de Israel. El nombre de Finés es conservado con reverencia hasta el presente a causa de su recto celo y de su ira en defensa del culto del único verdadero Dios (ver Números 25:6-13)

No recomiendo tal violencia hoy, pues hay otros medios de evitar la abominación

que está amenazando en Fátima. Pero el ejemplo del Antiguo Testamento nos enseña cuan seria es esta abominación a los ojos de Dios. Seamos entonces, en espíritu, como los Macabeos del Antiguo Testamento, quienes no apoyaron la profanación de su santuario, la profanación de la religión que Dios les dió. Ellos pelearían mas bien con las armas físicas pues ese era el único camino para detener la profanación. Nosotros debemos emular el mismo vigor, el mismo celo por la salvación, por la defensa de nuestros santuario católicos y por la defensa de Fátima, donde fue dado al mundo el mensaje profético para nuestro tiempo.

Trayendo la prostitución de la idolatría pagana al santuario, los perpetradores de

esta abominación no prostituyen sus meros cuerpos físicos, pero sí sus propias almas, lo cual es inmensamente peor. Nosotros no necesitamos esperar de los obispos, de los Cardenales, o del Papa para denunciar esta abominación. Es nuestra obligación ponernos de pié y denunciarla ahora, lo hagan o no el Papa y los Cardenales. Ellos tienen sus obligaciones ante Dios y ante la Iglesia, pero nosotros también: la obligación de levantarnos y objetar, en público y en privado.

Por nuestra sagrada Confirmación nosotros somos confirmados como soldados de

Cristo. Como soldados de la Iglesia Militante, nosotros debemos defender los santuarios católicos por las acciones y por las palabras. Nosotros debemos denunciar la actividad criminal de estos intrusos. Siguiendo el ejemplo del mismo Señor, podríamos incluso echarlos con látigos, si eso fuera necesario. Pues estos ladrones son peores que el hato de ladrones que el Señor expulsó del templo. Aquí nosotros estamos tratando con un hato de ladrones que robarían el templo mismo, el mismo Santuario de Fátima, para entregarlo a la idolatría pagana.

Rezar y hacer reparación

Junto con estas acciones, nosotros deberíamos rezar y hacer reparación. Las oraciones de Nuestra Señora y las que el Arcángel enseñó a los niños en Fátima son una buena lección para nosotros. Una de las primeras oraciones que Ella les ensenó fue:

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“Oh Santísima Trinidad, yo os adoro, Dios mío, Dios mío, yo os amo en el Santísimo Sacramento”.

Lo primero que ella les enseñó fué a adorar a la Santísima Trinidad. Hay solo un

Dios, que es la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Por lo tanto, todas las religiones no-cristianas dan culto a falsos dioses. Eso significa musulmanes, judíos, paganos y toda clase de cultos a los falsos dioses.

En la segunda oración que el Angel enseñó a rezar a los niños:

“Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente ,y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por todas las blasfemias, ultrajes e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores”. El primer acto de culto a Dios es adorar al verdadero Dios, el solo Dios, el Unico

Dios. No debemos tener ningún falso dios ante nosotros. No debemos adorar falsos dioses de ninguna clase. Ni podemos prestar en ningún lugar nuestros lugares de culto a la adoración de falsos dioses. No podemos permitir a otros violar el Primer Mandamiento en nuestros santuarios.

Si está a nuestro alcance detenerlos, debemos hacerlo. “Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro

profundamente”. Los videntes de Fátima rezaron esta oración durante horas frente al Santísimo Sacramento. Y el Santísimo Sacramento solo se encuentra en la Iglesia Católica. Ninguna religión protestante tiene el Santísimo Sacramento. Los ortodoxos tienen el Santísimo Sacramento, pero no legítimamente porque ellos están en cisma con el Papa de Roma. Las religiones que no adoran a Dios en el Santísimo Sacramento no tienen lugar en nuestros santuarios.

“Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro

profundamente ,y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo”. Nosotros no podemos permitir que esta abominación planeada para Fátima ocurra allí o en cualquier otro lugar donde el Dios Sacratísimo está presente en el Santísimo Sacramento.

Las palabras del rector de Fátima – objetivamente hablando, yo no juzgo su

corazón – son nada menos que cismáticias a primera vista. Su declaración que Fátima debe ser un lugar de culto para los idólatras paganos – que no niega como una cita atribuida a él – lo separa de la Iglesia, de la unidad de Fe y de creencia, de la unidad de culto.

Nosotros debemos ofrecer a Dios actos de reparación. El acto de reparación más

eficáz es ofrecer a Dios el Santísimo Sacramento, el preciosísimo Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por este ultraje y todos los otros ultrajes contra Jesús en el Santísimo Sacramento.

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El acto siguiente es ofrendar los infinitos méritos del Inmaculado Corazón de María

por la conversión de los pobres pecadores. El Angel enseñó a los niños a rezar por aquellos que no adoran al verdadero Dios, que no creen en el verdadero Dios, que no esperan en el verdadero Dios y que no aman al verdadero Dios.

Nosotros debemos rezar por las conversiones. Nosotros debemos rezar por todos,

en primer lugar, por el clero, que por su indiferencia, su indolencia, su falta de vigor, falta de oración, falta de celo, y por su falsa obediencia y falsa humildad, han permitido tal ultraje, que incluso fue anticipado, como un globo de ensayo, en relación con el congreso en Fátima. La misma sugestión pública de, o “reflexión” sobre – para usar la palabra del Arzobispo Fitzgerald – esta abominación en un pecado grave.

También debemos ofrecer oraciones por la conversión de los pobres pecadores que

acompañan esta abominación por ignorancia o debilidad humana. Nosotros también podríamos rezar por la conversión de aquellos que han endurecido maliciosamente sus corazones al promover esta abominación. Su conversión completa requiere mayor cantidad de oración y sacrificio. Pero al menos nosotros debemos rezar, y hacer sacrificios para que ellos eviten hacer aún más daño.

Deberíamos también hacer Horas Santas de Reparación, y hacer que otros hagan

Horas Santas ante el Santísimo Sacramento. Y como siempre, y como pidió Nuestra Señora de Fátima, deberíamos rezar el

Rosario. Nuestra Señora de Fátima pidió que rezaramos el Rosario todos los días. Ella nos urgió a rezar y hacer sacrificios por los pecadores, advirtiéndonos que muchas almas van al infierno porque ellas no tienen nadie que rece y haga sacrificios por ellas. No es suficiente rezar por ellas. Debemos rezar y también hacer sacrificios por ellas.

Estas son cosas que todos nosotros podemos hacer. No necesitamos permiso del

Papa o de cualquier autoridad de la Iglesia para hacer estas cosas. Podemos hacerlas por nuestra propia iniciativa, y podemos hacerlas ahora. El Angel de Fátima dijo a los niños: “Rezad conmigo. El no dijo rezad conmigo la próxima semana. El dijo hacerlo ahora.

Rezando el Rosario y haciendo sacrificios

Ofrecer sacrificios ahora. ¿Como podemos hacer sacrificios? Primero, como explicó el Angel de Fátima, “que todo lo que hagáis sea un

sacrificio”. Algunas personas quedan asustadas porque piensan que deben usar camisas de cerda o soportar penitencias heroicas, como los niños de Fátima. Los videntes de Fátima actuaron así por la generosidad de sus corazones, después de haber visto la visión del infierno. Pero nosotros debemos al menos ofrecer los sacrificios demandados por nuestro diario deber, sin lamentarnos, sin quejarnos, sin hacer desgraciada la vida de aquellos a nuestro alrededor.

Cumpliendo simplemente nuestro diario deber sin quejarnos – no solo porque

nuestro jefe espera que hagamos eso, sino porque Dios espera que lo hagamos así – estamos haciendo un sacrificio. Hacer nuestro deber en espíritu de penitencia es un sacrificio que Dios espera de nosotros. Debemos cumplir nuestro diario deber por amor a Dios. Ese es el primer sacrificio que El nos pide.

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Segundo, debemos sacrificarnos evitando todas las ocasiones próximas de pecado.

No debemos ponernos en ocasión de pecado – por ejemplo por malas películas, mala literatura, malas compañías – a menos que haya verdadera necesidad, no por mera conveniencia o por diversión, sino por verdadera necesidad, tal como para salvar almas.

Tercero, debemos decir nuestras oraciones diarias en espíritu de sacrificio, no

importa cuanta aversión podamos experimentar. Eso incluye asistir a Misa los Domingos devotamente y con atención. Eso significa también lectura espiritual, más que sentarnos inconscientemente frente al televisor, que nos indoctrina con doctrinas satánicas que vienen del mundo, de la carne y del diablo. Debemos leer libros católicos. Deberíamos meditar y hacer retiros más que impregnarnos de lo que el mundo provee a través de la televisión, las películas, libros, revistas y otras influencias del mundo. Incluso contemplar las maravillas de la naturaleza, para elevar nuestras mentes hacia la belleza y bondad del Creador, es mejor que mirar televisión. Dios creó los árboles, Dios creó la luz del sol, Dios creó el atardecer. Dios creó esas cosas para que reflexionemos sobre Su Gloria.

No podemos combatir la Abominación de la Desolación de cualquier sentido si

nosotros mismos estamos blasfemando. ¡Dejar de blasfemar! Dejar de usar el nombre de Dios en vano.

Como dice la Sagrada Escritura (Ps. 44:8): “Amas la justicia y aborreces la

iniquidad; por eso, tu Dios te ha ungido con el óleo de la alegría más que a tus compañeros”. Si nosotros somos cristianos, si nosotros somos seguidores de Cristo, debemos también amar el bien y odiar el mal. No debemos llamar mal al bien y bien al mal. (Is. 5:20) Esa es una abominación a la vista de Dios.

Nosotros debemos amar al bien. Nosotros debemos odiar lo que es mal. Eso no

significa que odiemos al pecador. Es más, debemos amar al pecador, como la ley de la caridad de Cristo lo demanda. Pero debemos odiar el pecado.

Debemos, por lo tanto, odiar la idolatría, odiar la blasfemia. Debemos odiar la

apostasía. Debemos odiar el cisma. Debemos odiar la promoción de estos males y enfrentarlos con justo odio. Debemos denunciar y sacar de nuestros santuarios a los apóstatas que están reclamando como algo propio el manto del sacerdocio católico, cuando en realidad son Judas.

Y, al mismo tiempo, nosotros debemos amar la verdad y promover sin cesar en

todas partes incluso el verdadero Mensaje de Fátima que los apóstatas están tratando de enterrar y haciendo que la Iglesia lo olvide.

¿Y si no actuamos?

Si dejamos que eso ocurra al Santuario de Fátima – el lugar donde se apareció Nuestra Señora y santificó ese mismo suelo por Su presencia física – si ni siquiera el suelo de Fátima se conserva sacrosanto, entonces no hay razón para que mañana ellos no tomen su propia parroquia local, y permitan a los paganos dar culto a sus falsos dioses allí.

Nuestro Señor dijo que “a todo el que me confesare delante de los hombres, Yo

[Jesús] también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos. (Ver Mat.

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10:32-33; Mc. 8:38 y Lc. 9:26, 12:8) Este es un tiempo en que estamos llamados a atestiguar a Jesús, que verdaderamente creemos que El es Verdadero Dios y Verdadero Hombre. Ese testimonio requiere de nosotros ponernos de pié ante los sacerdotes, obispos e incluso Cardenales que quieran tomar nuestros santuarios y entregarlos a los protestantes, ortodoxos, judíos, budistas, hinduístas, animistas e idólatras de toda clase.

Si nosotros no hacemos eso, entonces el Ultimo Día Nuestro Señor no nos

reconocerá ante el Padre, sino que nos negará ante El. Nosotros debemos reconocerlo en esta vida, para que El nos reconozca en la próxima.

Este es un tiempo en que nosotros debemos elegir los bandos. No podemos estar

con Dios y con el diablo. El tiempo de elegir es este. Ninguno de nosotros puede mantenerse neutral.

Cuando los comunistas quisieron tomar el poder en Polonia, en 1946, allí había una

coalición gubernamental. Los comunistas pidieron solo dos cosas: primero, el control de Ministerio del Interior y del Ministerio del Ejército; segundo, que nadie denunciara o de ninguna manera hablara mal del Comunismo en el parlamento polaco. Con el silencio impuesto, y la policía y el ejército bajo su control, los comunistas solo necesitaron tres años para hacerse cargo de Polonia.

Nuestra presente situación en la Iglesia es comparable con la situación en Polonia.

Apenas antes del Vaticano II, la Iglesia quedó sujeta al Tratado Vaticano-Moscú, por el cual el Concilio Vaticano Segundo no denunció ni siquiera mencionó al Comunismo. Y con el tiempo, nosotros vemos los errores del Comunismo invadir no solo el Occidente, sino la Iglesia misma, que está siendo adaptada al mundo, tal como la Iglesia Ortodoxa Rusa fue adaptada al Comunismo Soviético. Incluso el Mensaje de Fátima está adaptado a la Linea del Partido del Vaticano II (ver La última batalla del diablo, cap. 8). La Línea del Partido erróneamente impuesta a la Iglesia desde el Vaticano es la del “diálogo con el mundo”, la “apertura” a las otras religiones, y el final de la condenaciones de herejía. Eso incluye silenciar toda oposición a lo que ellos están haciendo: Silenciar a la Hermana Lucía. Silenciar al Padre Alonso. Silenciar al Padre Gruner. Silenciar el Mensaje de Fátima, enterrar – en efecto – el Santuario de Fátima. Silenciar, finalmente, la misma Fe Católica.

Nosotros deberíamos ponernos de pie en oposición cuanto antes. Si lo hubiéramos

hecho, ellos no hubieran llegado tan lejos como llegaron. No podemos esperar más tiempo. Todos debemos ponernos de pie ahora, antes que sea demasiado tarde para la Fe Católica de millones.

Debemos hablar claro en la forma que podamos. Eso incluye promover este

apostolado – sus revistas, volantes, folletos, videos, grabaciones de audio, programas de radio y televisión, y su sitio web – con sus limosnas, y atrayendo hacia él la atención de otros.

Es tiempo de despertar. Si no nos despertamos, nos ponemos de pie y hablamos

claro, somos parte del problema, y si continuamos aprobando esta Abominación de la Desolación por nuestro silencio, Nuestro Señor nos repudiará en el último día.

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Aferrarnos a la Fe y a Fátima

Y por todo esto, debemos aferrarnos a lo que Nuestra Señora de Fátima llamó “el dogma de la Fe”. Debemos aferrarnos a nuestras sagradas tradiciones. Y debemos defender a los verdaderos profetas de nuestro tiempo – antes que nadie a Nuestra Señora de Fátima, que vino a la tierra y se posó sobre la encina para afirmar al mundo en la Fe Católica de todos los tiempos. Si nos aferrarmos a estas cosas y las defendemos, y si nosotros rezamos el Rosario fervientemente todos los días, no seremos ganados por las mentiras de la gente en altos puestos, no sucumbiremos a la apostasía que se está propagando en la Iglesia en todas partes, desde arriba hasta abajo. Notas al pie 1. Catholic Times online, 18 de noviembre de 2003. 2. Este prodigio, conocido como bilocación, significa estar en dos lugares a la vez. (N. del T.) 3. Contraalmirante Robert A. Theobald, Ret., Marina de los EE.UU., The Final Secret of Pearl

Harbor (Old Greenwich, Connecticut: The Devin-Adair Company, 1954). Con un prólogo del Almirante Halsey. Ver también Deirdre Manifold, Fatima and the Great Conspiracy, Buffalo, USA, 1993, pp. 123-124.

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