La basílica de San Tirso de Oviedo: formulación de hipótesis … · 2019-04-08 · LA BASÍLICA...

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Bolskan, 21 (2004), pp. 91-113 ISSN: 0214-4999 RESUMEN A falta de la imprescindible intervención arqueo- lógica, y en tanto esta se produce, nos parece intere- sante plantear un conjunto de hipótesis probables acerca de la disposición de la basílica de San Tirso de Oviedo —mencionada en las crónicas altomedievales como fundación del rey Alfonso II de Oviedo—, sobre la base del análisis ya utilizado en otros trabajos y que, en esta ocasión, se puede revelar además como una valiosa referencia para la investigación arqueo- lógica. SUMMARY In the absence of the essential archaeological intervention, and while it is carried out, we find inte- resting to present a set of probable hypotheses about San Tirso basilica in Oviedo —mentioned in the high medieval chronicles as founded by Alfonso II, king of Oviedo—, following the analysis already used in other works, which now can reveal its value as a refer- ence for the archaeological research. INTRODUCCIÓN La iglesia de San Tirso se ubica inmediata a la catedral de San Salvador, situada al suroeste. El edi- ficio actual, fruto de una serie de actuaciones fecha- das entre los siglos XIV 1 y XVIII, 2 conserva restos in situ de la primitiva fundación altomedieval, concreta- mente el ábside único primitivo, y también algunos discutidos, como una supuesta torre defensiva de la misma cronología, además de otros restos fragmenta- rios, epigráficos y constructivos. Ante el desconocimiento acerca de su primitiva configuración y funcionalidad, pocos han sido sin embargo los trabajos que han intentado arrojar algo de luz sobre estos aspectos. Los tratados de arte astu- riano se limitan a la descripción de lo conservado. Otros trabajos, de investigación, aunque aportan algún elemento de interés, no plantean bajo paráme- tros sistemáticos la formulación de una metodología de análisis que pueda esclarecer el asunto. Tal estado de cosas nos mueve a presentar una serie de hipótesis, que, planteadas a partir de la meto- dología gráfica de análisis ya ensayada por nosotros en otros trabajos, además de delimitar los problemas y las soluciones a ámbitos objetivamente contrasta- bles, sirvan de referencia a futuras actuaciones ar- queológicas. La basílica de San Tirso de Oviedo: formulación de hipótesis reconstructivas en función del análisis compositivo comparado Francisco J. Borge * * C/ Gonzáles Besada, 25, 6.º B. 33007 Oviedo (Asturias). E-mail: [email protected] / [email protected]. 1 Cronología fijada en función de criterios estilísticos, basán- dose en el apuntamiento de ciertos arcos del cuerpo de naves; no existe referencia documental alguna de la cronología de dichas obras. 2 ACO. Libros de Acuerdos Capitulares, t. 44, ff. 179v-184v.

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Bolskan, 21 (2004), pp. 91-113 ISSN: 0214-4999

RESUMEN

A falta de la imprescindible intervención arqueo-lógica, y en tanto esta se produce, nos parece intere-sante plantear un conjunto de hipótesis probablesacerca de la disposición de la basílica de San Tirso deOviedo —mencionada en las crónicas altomedievalescomo fundación del rey Alfonso II de Oviedo—, sobrela base del análisis ya utilizado en otros trabajos yque, en esta ocasión, se puede revelar además comouna valiosa referencia para la investigación arqueo-lógica.

SUMMARY

In the absence of the essential archaeologicalintervention, and while it is carried out, we find inte-resting to present a set of probable hypotheses aboutSan Tirso basilica in Oviedo —mentioned in the highmedieval chronicles as founded by Alfonso II, king ofOviedo—, following the analysis already used inother works, which now can reveal its value as a refer-ence for the archaeological research.

INTRODUCCIÓN

La iglesia de San Tirso se ubica inmediata a lacatedral de San Salvador, situada al suroeste. El edi-ficio actual, fruto de una serie de actuaciones fecha-das entre los siglos XIV1 y XVIII,2 conserva restos insitu de la primitiva fundación altomedieval, concreta-mente el ábside único primitivo, y también algunosdiscutidos, como una supuesta torre defensiva de lamisma cronología, además de otros restos fragmenta-rios, epigráficos y constructivos.

Ante el desconocimiento acerca de su primitivaconfiguración y funcionalidad, pocos han sido sinembargo los trabajos que han intentado arrojar algode luz sobre estos aspectos. Los tratados de arte astu-riano se limitan a la descripción de lo conservado.Otros trabajos, de investigación, aunque aportanalgún elemento de interés, no plantean bajo paráme-tros sistemáticos la formulación de una metodologíade análisis que pueda esclarecer el asunto.

Tal estado de cosas nos mueve a presentar unaserie de hipótesis, que, planteadas a partir de la meto-dología gráfica de análisis ya ensayada por nosotrosen otros trabajos, además de delimitar los problemasy las soluciones a ámbitos objetivamente contrasta-bles, sirvan de referencia a futuras actuaciones ar-queológicas.

La basílica de San Tirso de Oviedo: formulación de hipótesis reconstructivas en función del análisis compositivo comparado

Francisco J. Borge*

* C/ Gonzáles Besada, 25, 6.º B. 33007 Oviedo (Asturias).E-mail: [email protected] / [email protected].

1 Cronología fijada en función de criterios estilísticos, basán-dose en el apuntamiento de ciertos arcos del cuerpo de naves; noexiste referencia documental alguna de la cronología de dichasobras.

2 ACO. Libros de Acuerdos Capitulares, t. 44, ff. 179v-184v.

1. FUENTES HISTÓRICAS

1.1. Referencias en las fuentes literarias medievales

Las crónicas del ciclo asturiano son unánimes ensu atribución a Alfonso II, junto con las basílicas deSan Salvador y Santa María, constituyendo los tem-plos que configuraban el conjunto episcopal oveten-se. Así, la llamada Crónica de Alfonso III (GIL,MORALEJO y RUIZ, 1985), en su versión «rotense»,señala su proximidad a la iglesia de San Salvador:«etiam aliam ecclesiam beatissimi Tirsi martirisprope domum sancti Saluatoris fundauit». La versión«ad Sebastianum» de la misma crónica, por su parte,es algo más explícita, al destacar la impresión lavisión del edificio producía en el espectador: «nec-nom et tertiam baselicam in memoriam sancti Tyrsicondidit, cuius operis pulcritudo plus presens potestmirare quam eruditus scriba laudare». Por último, lallamada Crónica albeldense (GIL, MORALEJO y RUIZ,1985: 174) parece indicar alguna referencia a la mor-fología del templo, al señalar que «Baselicam quoquesancti Tirsi miro hedificio cum multis angulis funda-mentavit». De todo lo cual podemos concluir losiguiente:

— El edificio se encontraba cercano a San Sal-vador, dentro del mismo recinto o atrium, yformando parte del mismo conjunto. Estaimpresión de cercanía se ve reforzada hoy endía debido a la mayor extensión de la ca-tedral actual, separada de San Tirso por esca-sos 5 m.

— Se trataba de una obra admirable, que produ-cía una fuerte impresión visual de belleza.

— Se conformaba a base de la combinación dediferentes cuerpos o volúmenes, lo que leproporcionaba multitud de ángulos o es-quinas.

Las menciones al edificio en las crónicas y obrashistóricas posteriores no interesan ya a su cronología,suficientemente aclarada, sino que hay que buscar suutilidad en la determinación del momento o momen-tos en que se transformó el edificio primitivo, paradar lugar al que hoy vemos.

En la Crónica de Alfonso X se alude a queAlfonso II había fundado en Oviedo, además de suspalacios, la iglesia de San Salvador y la de SantaMaría, «una capiella a onrra de santo Tirso» (MENÉN-DEZ PIDAL, 1977: II, 348). Si admitimos que el reypudo tener conocimiento, por medio de sus agentes,

del estado material del edificio, entonces el califica-tivo de capiella podría indicar que el templo poraquel entonces era —o parecía— de dimensionesmás bien modestas, es decir, que no tenía las dimen-siones ni la forma de la actual basílica de tres naves.

Nada nuevo añade JIMÉNEZ DE RADA (1989:169) en su descripción de las obras del rey Casto enOviedo «decoró la iglesia de Santa María, junto a labasílica de San Tirso». El hecho de que se refiera altemplo como basílica no ha de entenderse como alu-sivo a su forma, ya que, por ejemplo, siéndolo SanSalvador y Santa María, sin embargo alude a ambascomo iglesias, término este que nada aclara sobre sumorfología.

1.2. Referencias en los diplomas regios

En 812 se produce la donación por parte deAlfonso II de la iglesia de San Salvador y el atrio quela rodeaba cerrado de muro, con todos los edificioscontenidos en su interior, acción del conjunto cate-dralicio por parte de Alfonso II a la iglesia de Oviedoy a su obispo Adaúlfo, en cuyo atrio podría encon-trarse ya construida San Tirso. Postriormente, estaaparece expresamente nombrada en los siguientesdiplomas:

896, septiembre, 5. Alfonso III y la reina Jimena dana la Iglesia de Oviedo «inprimis sibi omnesecclesias que sunt in ipsa uilla de Oueto et quein posterum a quocunque facte fuerint et nomi-natim illam capellam nostram Sancti Tirsi.Damus etiam atque concedimus hic in Ouetumillud nostrum castellum quod ad defensionemthesauri huius sancte ecclesie construximus,cum nostris palaciis infra positis; foris etiamillut castellum palacium magnum quod ibifabricamus, cum nostras adrias, uideliceet unumsestarium de cibaria de unoquoque iugo boum»(GARCÍA LARRAGUETA, 1962: doc. 16, 57-59).

908, agosto, 10. Alfonso III y la reina Jimena dan a laIglesia de Oviedo ornamentos eclesiásticos,joyas reliquias, libros, villas y otros bienes, ycomprendida en ella «Dedimus igitur inprimiscruces argenteas tres, precesoria, deaurata etgemmata et olouitrata ad altare Sancti Tirsi, ter-ciam idem ad alta/re Sancte Leocadie deaura-tam ad lapidibus ornatam» (GARCÍA LARRAGUE-TA, 1962: doc. 19, 73-79).

El hecho de que este documento no figure en elLiber testamentorum del obispo Pelayo garantiza la

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veracidad del sentido de la donación regia, que no esotro que el de reafirmar la autoridad episcopal en eltérmino físico del santuario de San Salvador. Y estoera necesario ya a finales del siglo IX porque, contoda probabilidad, se estaba manifestando un fenó-meno que llegaría a tomar grandes dimensionesdurante los siglos X y XI, como era el de las conce-siones episcopales de fundaciones particulares, rela-cionadas con el culto ad sanctos, dentro del recintode San Salvador, cuyas consecuencias veremos en elapartado siguiente. Por tanto, el rey, quien probable-mente ostentaba él mismo una fundación particulardentro del grupo episcopal —que pudo ser San Tirso,por herencia de su antecesor Alfonso II, fundador,vinculada o no a un monasterio, como analizaremosposteriormente—3, se encarga de recordar a losdemás particulares laicos fundadores dentro del san-tuario que la propiedad de todos los bienes que allí sesitúen corresponde a la catedral de San Salvador y suobispo. Por otra parte, consecuencia lógica de lasfundaciones religiosas es la donación de ornamentos,mobiliario litúrgico y libros realizados por los funda-dores. En el caso del rey especialmente, debido a supapel de cabeza política del reino y a su especialvínculo con la autoridad episcopal.

1.3. Referencias en la documentación privada medieval

El espacio urbano constitutivo del conjuntoepiscopal ovetense fue codiciado durante toda laEdad Media por los particulares de la nobleza laica,que solían establecer una de sus residencias en lasinmediaciones de los santuarios, fenómeno este muyfrecuente, por otra parte, en toda la Europa medieval.En Oviedo constan fundaciones monásticas de carác-ter propio, según lo anterior, dentro del recinto epis-copal, al menos desde el año 1003, y en todas ellas secita como próxima la iglesia de San Tirso. Nombra-remos las principales:

1003, agosto, 7. Los condes Gondimaro Pinioliz yMumadomna donan al Monasterio de SanVicente «solarem prope terminum ecclesia

Sancti Tirsi, cum casa, et orreo, et orto per ter-minum de illa corte de ciuitate, per illo muroantiquo et per illa karrera qui discurrit pro adecclesia; et de alia parte usque adfligetse inillo muro ubi primus diximus de giro in giro,quos nos obtinuimus de Rex Domno Ueremu-to, per kartam donationis» (FLORIANO, 1968:66-67).

1036, diciembre, 22. La condesa Mumadomna, viudadel conde Gundemaro Piñóliz, gobernador enAsturias muchos años, junto con su hijo Fer-nando Gundemáriz, dona a su hijastra Gontro-do Gundemáriz, sierva de Cristo, algunosmonasterios, a condición de que los devolvie-ra a la sede ovetense para después de sus días,y entre ellos «Damus quoque Sanctæ Marinæiuxta ecclesiam beati tirsi in Oueto fundatum»(MIGUEL, 1987: 69).

1051, agosto, 20. San Salvador de Oviedo, a travésde su obispo Froilán, reclama la propiedad dela llamada «corte de Santa Cruz», situada,como se verá, al noroeste del edificio de labasílica de San Salvador, una de cuyas lindes,era la vía donde se encontraba escrito el sig-num salutis que se dirigía hacia San Tirso:«Sub era [LXXXVIII post millesima], XIII.ºkalendas septembris. A multis est [cognitumquod orta fuit inte]ntio inter illa [ecclesiasancti Saluatoris et illa infanta] domna Chris-tina super illa corte que [nuncupant SanctaCruce…] que est in finem […] gra aquilone etper illa uia [...] ubi est scriptum salutis [… a]uitum usque affliget ad Sancto Tirso […]domni regis Fredinandi […] et posuit rex […]Froilaz / et comité Munio [Munniz] et domniCiprianum Legionensem episcopum et dom-num Poli […] anc pesquisitionem / Et est hicscripta […] sic per ordinem sicut modo audie-tis […] domno / Uermudo episcopo dedit illacorte ab integro sicut superius scriptum est inprestamo [ad sua] coiermana domna Legundiaet ille episcopum fecit ibi altare in onoreSancte Crucis. Mortua domna Legundiapetiuit eam in prestamo / regina domna uelas-quita. Mortuus est episcopus domnus Uere-mudus, posuerunt ibi episcopum domnumGudesteum, quo mortuo / posuerunt ibi dom-num episcopum Didagum, quo mortuo posue-runt domno Agda episcopum, quo mortuoposuerunt domnum Pontium. / Post est mortuaregina domna uelasquita post hect petiuit inprestamo infanta domna Christina / ad ille

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3 Desde luego no relacionada en ningún caso con la presen-cia de «palacio real» alguno, cuyo solo planteamiento en terrenosometido a la jurisdicción episcopal produce estupor, ya que, comodemuestran reiteradamente los hechos expuestos en la documenta-ción, los particulares fundan en régimen de concesión episcopal,retornando las fundaciones indefectiblemente a San Salvador al finde las vidas de los fundadores.

episcopum domno Pontio illa corte que dicuntSancte Crucis et dedit eam in prestamo. Tuncduxerunt / in presentia regis domni Fredinan-di illos pesquisitores […]. Cum uidit etaudiuit ille / rex anc pesquisitionem iudicauitduplare illa corte in simili tali loco. Tunc ceci-dit domna Christina ad / pedes regis […] utrogassent illo episcopo domno Froila pro illoduplo et que tenuisset illa corte in prestamo.Et proinde fecerunt hunc placitum in presen-tia regis […]. Post hec mortua Domna Chris-tina, petiuit sua filia domna Eslontia in pres-tamo illa corte iam / superiun nominata. Etilla tenente ea uenit regina domna Sancia etconsiliauit elam cum illo episcopo / domnoFroila et tulit illa corte ad domna Eslontiadicendo callide et ingeniose sicut con /siliauerat cum illo episcopo: «Ista corte meaest et ad me pertinet quia fuit ex mea proge-nie»».

1075, febrero, 2. Gontrodo Gundemáriz, hija delconde Gundemaro Pinióliz y de la condesaMumadomna, su madrastra, hace donación afavor de la iglesia de San Salvador de Oviedode dos monasterios, uno de los cuales seencontraba inmediato a San Tirso: «Et aliomonasterio Sanctæ Marinæ uocabulo fundato.In cimiterio suprafatæ sedis iuxta æcclesiambeati tirsi sito» (MIGUEL, 1987: 74-75).

1104, abril, 18. Concierto celebrado entre don Pela-yo, obispo de Oviedo, y los condes don Fer-nando y doña Enderquina, acerca de dosmonasterios «qui sunt in Oueto in atriumsaluatoris nostri quos uocitant Sancte Agathemartiris iusta ecclesia Sancti Tyrsi, et […]Sancte Marie secus Sanctus Andreas»(MIGUEL, 1987: 85). Por dicho acto, los condesreconocían que los monasterios y sus bienespertenecían a San Salvador, y el obispo, pre-sentes el Rey y los canónigos, les concedió,solo por los días de su vida, la posesión del lla-mado «Santa Águeda».

1112, marzo, 27, Oviedo. Urraca, reina, hija deAlfonso VI, dona al obispo de Oviedo, Pelayo,la «corte de Santa Cruz», contigua a la iglesiade San Salvador: «et cum curte adherenteecclesie Sancti Salvatoris: illa quam dicuntSancte Crucis, per portam Sancte Marie, et perviam ubi est scriptum signum salutis in direc-tum usque ad ecclesiam Sancti Tyrssi, et usquead principalem portam Sancti Salvatoris,

excepto monasterio Sancti Pelagii preter iuspontificalem»4.

1128, diciembre. El conde Suario y la condesa Ender-quina dan a la iglesia de Oviedo y a su obispoPelayo el monasterio de San Salvador de Cor-nellana «et in Oueto ecclesia Sancte Agatecum suis casis» (GARCÍA LARRAGUETA, 1962:doc. 148, 376-380).

De los anteriores testimonios documentales,podemos extraer, con seguridad, las siguientes con-clusiones:

En los alrededores de San Tirso existía, proba-blemente ya desde época fundacional de la sede epis-copal ovetense, una gran extensión de terreno vacío,situado en el espacio del cimiterium o atrium del con-junto catedralicio. Por tanto, se encontraban dentrodel recinto sometido a la jurisdicción de la autoridadepiscopal, aunque su falta de otro uso por parte de lamisma facilitó el que pudieran dividirse en una espe-cie de «suertes» de terreno, que, al parecer, se repar-tieron, correspondiendo al menos una a la ciudad,«illa corte de ciuitate», reservándose otra los reyes(como el caso de la del rey Bermudo I, que despuéspasó al conde Gundemaro Pinioliz). La justificaciónde tal división en «suertes» o «porciones» de esteterreno circundante a San Salvador se encontraría enel deseo de la autoridad episcopal de obtener rentasprocedentes de su cesión temporal a la nobleza laica,y está en relación con los usos sociales de los «atrios»catedralicios5.

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4 RODRÍGUEZ DÍAZ (1995) presenta la edición más recientedel documento que contiene la referencia a la «corte de SantaCruz». Ver también FERNÁNDEZ CONDE, 1972. Este estudio dejaclaro que se trata de una elaboración pelagiana, que, sin embargo,no falsea en nada el fondo del asunto: el episcopado ovetensereclama y obtiene por decreto regio, una vez más, la nuda propie-dad de la corte de Santa Cruz, enajenada de la efectiva posesiónepiscopal debido a su uso perpetuo por particulares laicos. Esoexplica las reclamaciones que arrancan con el pleito de 1051(supra), e incluso la concesión de la misma porción de terreno, denuevo, por Urraca la Asturiana en 1161, con ocasión de la famosadonación de los «palacios reales» y su «platea», inmediatos a SanSalvador, en 1161, y que en su lugar analizaremos conveniente-mente. La edición más antigua del documento abreviado que figu-ra en el Liber testamentorum del obispo Pelayo, y también en laRegla colorada (n.º 10), es el citado en GARCÍA LARRAGUETA

(1962: 345-347).5 BASSOLS et alii (1960-1985: I, 531-537) estudian el signifi-

cado del término coemiterium, cuya trascendencia va más allá delsignificado antiguo o paleocristiano de las necrópolis, ya que ade-más del significado tradicional —«lugar donde se entierra a losmuertos, cementerio»—, en nuestro contexto, y a la luz de loexpuesto en los anteriores documentos, tiene mayor importancia el

Los edificios referidos en estos documentos,monasterios propios, iglesias e incluso residenciasprivadas, situados en terreno episcopal, sagrado,ostentaban sin duda un régimen de concesión tempo-ral, en términos de usufructo (prorrogable en caso deacuerdo de las partes), como lo demuestra el hecho,recogido en los sucesivos documentos de épocamedieval, de que todos ellos, terminaron siempre —aunque existen casos documentados de manifiestarebeldía de los «propietarios» a la hora de la restitu-ción a San Salvador, como el analizado de SantaCruz— en manos de la sede ovetense. La demandadel usufructo de estas propiedades a San Salvador porparte de los particulares laicos era insistente, como lodemuestra el continuo cambio de manos de SantaCruz, o posteriormente el de Santa Gadea.

1.4. Referencias en los cronistas-historiadores de época moderna

Entre los cronistas-historiadores de épocamoderna, se ocupa de San Tirso el canónigo Tirso deAvilés, que, rememorando las frases de encareci-miento de la obra pronunciadas por el cronista de laversión «ad Sebastianum» de la crónica de AlfonsoIII, señala que «en la iglesia de San Tirso hai unascolumnas de mármol, lo demás todo está harto humil-de» (AVILÉS, 1991: 176). Por tanto, no parece que laforma que por entonces presentaba el edificio le lla-mara en absoluto la atención.

Dicha impresión se ve reforzada por el testimo-nio del padre Alfonso de Carvallo, que a propósitodel templo señala que «fundó asimismo el Rey Castojunto à su Palacio la iglesia de San Tirso Martir, queoy es Parrochia, y conserva la misma forma que en-tonces se hizo; y aunque encarecen mucho los auto-res esta obra, devia de ser en aquellos tiempos delas mejores, que aora no tiene tanto de aquello pre-cioso que le atribuyen esta fabrica, sino es una linda

proporcion y correspondencia» (CARVALLO, 1988:191).

Respecto a estos testimonios, nos parece oportu-no realizar dos apreciaciones:

1. La mención de la cercanía del templo al pala-cio de Alfonso II arranca, según este autor, dela mención realizada en las crónicas de losobispos Lucas de Tuy, Sampiro de Astorga yPelayo de Oviedo de que la iglesia de SanTirso «se había mandado hazer cerca de pala-cio», y se afianza con la mención documentalde la donación en 1161, por parte de la reinaUrraca la Asturiana, de unos palacios realescercanos a San Salvador. Por todo ello, laconclusión del padre Carvallo es que dichospalacios se encontraban «entre San Tirso, y laCámara Santa, en unos suelos que aora estánvacíos, y las pieças del Palacio Episcopal, y laLibrería, que cierran la Cámara Santa: pormanera que venía a estar metida en el pala-cio» (CARVALLO, 1988: 181). Aunque yahemos tratado de estos edificios, y su natura-leza, en otro trabajo (BORGE, 2003)6, habre-mos de volver sobre el tema debido a su rela-ción con una de las teorías reconstructivaselaboradas para el templo, de lo cual tratare-mos en su lugar correspondiente.

2. Del mismo modo, la apreciación de que eltemplo se conservaba con la misma forma desu fundación, pensamos que debe basarse,precisamente, en la impresión de humildadque producía la fábrica, siendo, por tanto,completamente subjetiva y personal.

1.5. Referencias histórico-arqueológicas

Se trata de testimonios históricos que contienenreferencias o elementos con consecuencias arqueoló-gicas, o elementos materiales que constituyen refe-rencias arqueológicas directas.

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siguiente: «espacio de terreno sagrado e inviolable situado alrede-dor de una iglesia, bajo cuya protección quedan las personas y losbienes que en él se hallan», a lo que añade que «en documentos seespecifica que el espacio de terreno que constituye el cimiterium esde hasta 30 pasos de distancia alrededor de la iglesia. Dentro deeste espacio, sin que por ello deje de usarse como cementerio, selevantan edificaciones pertenecientes a particulares y destinadas aguardar las cosechas, que quedaban así bajo la protección de laiglesia dado el carácter inviolable del recinto […]. También selevantaban en ocasiones casas o viviendas hasta llegar a constituirpequeños núcleos de población».

6 Se trata de los edificios nombrados por los arqueólogos res-ponsables del proyecto de excavación en el marco del Plan Direc-tor de la Catedral de Oviedo como E1, E2, E3, E4, torre de SanMiguel y pórtico intermedio. En esta excavación se puso de mani-fiesto el hecho del uso exclusivamente religioso de dichos inmue-bles, y su amortización completa a partir de la segunda mitad delsiglo IX, aportando en nuestro trabajo una hipótesis coherente de ar-ticulación de los mismos en relación funcional con la basílica deSan Salvador y otros edificios del conjunto episcopal.

1.5.1. Vestigios arqueológicos de carácterconstructivo conservados in situ

Estos son esenciales para definir la primitivamorfología del templo. Se concretan, sobre todo, enlos restos constructivos que se observan en la navelateral norte, y que hablan de la existencia de un cuer-po saliente, con eje principal en sentido sur-norte, yde anchura similar a la del ábside, que a continuaciónpasamos a describir.

A una distancia de 5,95 m de la esquina norestede la iglesia actual, en dirección a los pies, adverti-mos un corte vertical en el muro, que evidencia unafranja de muro que ha sido rehecha, a base de mam-postería concertada, de unos 0,60 m de ancho (que secorresponde con el ancho de un muro característicode este período), por unos 3 m de altura. Siguiendohacia el oeste, y a una distancia de unos 4,9 m7,advertimos otro corte vertical que evidencia otrafranja de muro rehecha de idénticas características ala anterior, con la particularidad de que su zona supe-rior se desarrolla en semicírculo hacia el este, dela-tando la posible presencia de una bóveda, construidaen materiales ligeros a juzgar por su delgadez. Entreambas se advierte, como indicara Redondo Cadenas,una zona donde parece conservarse el aparejo alto-medieval, así como, hacia el oeste, la parte inferior dela sepultura bajomedieval correspondiente a JohanFerrándiz. Dicha sepultura puede tratarse de la citadapor Miguel Vigil: «El señor Alonso González de laRúa, hijo del contador Don Rodrigo, da licencia àunos primos para poder sepultar a María González dela Rúa en su monumento, el cual tenía cinco escude-tes con otras tantas flores de lis en cada uno, y sehallaba a mano izquierda entrando por la puerta prin-cipal de la iglesia contra la Capilla de Juan de Ovie-do […]. Año de 1527» (MIGUEL, 1987: n.º C-2, 128);«El epitafio que sigue, cincelado en un renglón de latapa y grueso de su frente, parece remontarse al últi-mo tercio del siglo XIV: está incrustado en la pareddel lado del Evangelio, próximo al altar de SantaRita, y le cobija arco ojival con dientes de sierra; aun-que se encuentra tapiado por el exterior, conservaindicios de haber dado vista al pórtico, que ya noexiste. Luce en la cubierta cinco escudos de armascon cinco flores de lis cada uno». El epitafio en cues-tión reza: «Aquí iiaz Iohán Fernadiz Fillo de FernáMigeliz. Que Dios perdone» (MIGUEL, 1987:123,lám. C-I; DIEGO, 1994: doc. 72, 100). Parece tratarse

de la misma sepultura que la también citada porMiguel Vigil: «El señor Juan de Oviedo concediópermiso el año de 1520, para que pudiera darse sepul-tura á Catalina Rodríguez en la de su propiedad situa-da a la entrada del templo». El Iohán Ferrándiz delque habla la sepultura parece tratarse de IohánFerrándiz de Oviedo, que en 1346 «reconoce haberrecibido del obispo de Oviedo Don Alfonso [AlfonsoPeláez II, 1346-1348], 877 mrs. y dos coronados demoneda del Rey Don Alfonso, a 10 dineros, que pagódel resto que debía que quedaba de 4.800 mrs. Que ledebía el Obispo Don Juan Sánchez»8. Sería además elJuan de Oviedo al que se refiere el citado documentode 1527. Las flores de lis de la tapa del sarcófagopueden responder, a nuestro juicio, a un relabradoposterior, para acreditar su posesión por parte de lacasa de la Rúa. La investigación de la razón de estecambio de posesión de la sepultura escapa a las inten-ciones de este trabajo, aunque como indicio de unaposible cesión por parte de la casa de Camposagradoa la de la Rúa tenemos la proximidad de las inhuma-ciones de ambas familias en la nave norte de la igle-sia de San Tirso.

Por otra parte, y en relación con el mismo asun-to, debemos citar el siguiente documento: «En 1504se da ejecutoria a favor de Elvira de Quirós y su espo-so Alvar Díaz de Miranda, y contra su hermana Bea-triz de Quirós y marido Nuño Bernaldo de Quirós, enel pleito habido por parte de unas casas heredadas deJuan de Oviedo en la calle de la Platería de la capitaldel Principado» (CUARTAS, 1983: 166, n. 14)9. Estascasas habían sido de Juan de Oviedo, casado conElvira de Quirós, y en 1492 pasaron al hijo de ambos,Nuño Bernardo de Quirós; el 16 de febrero de dichoaño, pide poder para representar y administrar losbienes que su padre Juan de Oviedo tenía en Oviedo,Avilés y Langreo, por ser este muy viejo10. Sobre lascitadas casas de Quirós, se constituyó el mayorazgode Camposagrado, y posteriormente fueron permuta-das por otras cercanas al palacio de Valdecarzana, en

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7 A contar desde la esquina este del supuesto paramento.

8 ACO. Serie A, carp. 18, n.º 14.9 Ref. doc.: Archivo de la Real Chancillería de Valladolid,

Ejecutorias, carp. 188.10 Los de Quirós aún tenían otra casa más, contigua por deba-

jo con la anteriormente mencionada, la cual en 1492 tenía MartínBernardo, quien la vendió a Miguel Alonso de la Ribera, platero, yque lindaba por debajo con las casas de Juan de San Juan. Juan deSan Juan permutó con el cabildo entre el 13 y el 22 de juniode 1522 por otros suelos en la misma calle de la Platería o del Por-tal, situados delante de San Tirso, con su corral con salida a la pro-pia calle de San Tirso (FERNÁNDEZ CONDE et alii, 1978: 451-458).

Socastiello, junto a la plaza de la fortaleza, dondedespués se construyó el suntuoso palacio de Campo-sagrado (SALTILLO y JAUREGUÍZAR, 1992: 67-77).

En conclusión, los restos constructivos mencio-nados más arriba se corresponden con la capilla queperteneció a Juan de Oviedo y que, evidentemente,está en relación con sus casas situadas enfrente, sien-do además vinculada al citado mayorazgo de Campo-sagrado. Por tanto, se trata de una reutilización parauso funerario de la habitación lateral norte del temploprerrománico. En cuanto a su evolución posterior,debió ser derribada en su casi totalidad coincidiendocon la reforma tardorrománica de la iglesia, exceptosu esquina norte, a la que se refiere el siguiente docu-mento: «[Cabildo, 9 de junio de 1721] Asimismoacordó [S. Ilma.] que los señores Deán y D. Luis deMier vean y reconozcan el gasto que podrá tenerel retirar el esquinal que hace la capilla que tiene elMarqu[és] de Camposagrado en la Parroquia de SanTirso deesta ciudad hacia la calle y que siendo mode-rado el costo se quite para que quede la calle máscapaz»11.

1.5.2. Intervenciones arqueológicas recientesdocumentadas: el seguimiento arqueológico de 1991

Con objeto de eliminar las humedades y filtra-ciones del edificio catedralicio, se procedió a la sus-titución del antiguo alcantarillado del siglo XVIII

documentado en la zona por uno nuevo, y se llevó acabo el preceptivo seguimiento arqueológico de lostrabajos (MARADONA y MARTÍNEZ, 1991).

Para ello, los arqueólogos dividieron la zona deactuación en tres sectores. De los tres, es el sector I,en la calle de Santa Ana, la situada tras el ábside deSan Tirso, donde se practicó la cata A, el que nosinteresa directamente. En dicha cata, la alcantarillaantigua asentaba sobre la roca desbastada, con irre-gularidades de afloramiento, que sus constructoressalvaron introduciendo lajas de caliza unidas conargamasa para formar una plataforma horizontal enque asentar la misma. Analizadas las planimetrías,de dicha intervención hemos de concluir que la cota debase en la que asientan los muretes laterales de dicha

alcantarilla en ningún caso supera 1 m12, con lo que severifica la exploración arqueológica realizada en elinterior del ábside por Feliciano Redondo.

Por otra parte, es de destacar que de los nivelesexcavados, de los tres más interesantes arqueológica-mente13, el superior, nivel VII, sería probablemente unpavimento, y los dos inferiores, niveles VIII y IX, eranabundantes en materiales medievales (cerámica, teja)y en restos orgánicos, algunos humanos, lo que certi-fica la pertenencia de este lugar al cementerio de SanSalvador, tantas veces aludido en la documentación.La potencia conjunta de estos dos niveles inferioreses de unos 43 cm, con lo que el plano del nivelmedieval de ocupación estaría más o menos parejo aldel pavimento de opus signinum del ábside primitivode la iglesia.

Por último, y como indicio de la verosimilitudde las cotas que venimos barajando respecto al nivelde afloramiento de la roca en la zona, dos datos: en elsector II, ante la catedral, la roca continúa aflorando a1 m de la rasante actual; algo más al norte, sin embar-go, aflora tan solo a 40-50 cm del nivel del pavimen-to actual.

1.5.3. Sondeos arqueológicos recientes: hallazgo de tumba altomedieval ante el imafronte de la iglesia

Al realizar obras encargadas por el párroco deSan Tirso don Ramón Platero, con el fin de abrir unapuerta en el actual muro imafronte, apareció, en abrilde 1993, una tumba altomedieval «bajo rasante, aloeste del edificio, […] antropomorfa, en fosa, ycubierta por lajas rectangulares de piedra» correspon-diente a su mitad superior, ya que «la inferior, decadera a pies, quedaba debajo del muro oeste de laiglesia»; para cuya investigación se realizó una cali-cata de 0,80 x 0,80 m, y –0,60 o –0,70 m de cota(REQUEJO, 1993)14. Los arqueólogos responsablesconcluyen la probabilidad de correlación cronológicaentre dicha tumba y la cabecera prerrománica deltemplo.

No obstante la escasez de información, es posi-ble extraer importantes consecuencias de dicho ha-llazgo: nos proporciona la certeza material de que el

LA BASÍLICA DE SAN TIRSO DE OVIEDO 97

11 ACO. Libros de Acuerdos Capitulares, t. 44, f. 179v. El 19de julio del mismo 1721, informó don José María de Peón, duque deEstrada, de que estaba ejecutada ya la obra, por la que se adeuda-ba a Gregorio Álvarez, maestro de cantería, 120 reales (ACO.Libros de Acuerdos Capitulares, t. 44, f. 191r).

12 Planos 4 y 5. Las cotas son, por el sur, 0,85 m, y por elnorte 0,77 m.

13 Que fueron los cortados al realizarse en el siglo XVIII lazanja del alcantarillado.

14 Esto es todo lo aprovechable de los informes, de cuyoscinco folios, solo uno se dedica a documentar el yacimiento.

imafronte primitivo se encontraba más al este que elactual. Además, teniendo en cuenta la orientación dela sepultura, con el difunto mirando al este, nosencontramos ante la inhumación ad sanctos de unreligioso, lo cual nos indica una vez más que se tratade un establecimiento monástico, del cual San Tirsoconstituía la iglesia.

1.5.4. La epigrafía fundacional del templo como elemento de análisis

El análisis de los fragmentos, uno conservado yotros dos perdidos pero documentados, podría ayudara arrojar alguna luz acerca de la primitiva naturalezadel templo. Son los siguientes:

— Inscripción deprecatoria, actualmente perdi-da, documentada por Miguel Vigil en 1878.Se encontraba en el machón de la pared tra-sera del templo, lado de la epístola, tenía 0,58m de ancho por 0,14 de altura. Decía: «Quis-quis hic in hanc / Basílica[m] pro sua delic-ta» (MIGUEL, 1987: 127, n.º C-13, lám C-IV;GARCÍA DE CASTRO, 1995: 184-185, n.º 26).Se trata del fragmento conservado. Aparececomo peldaño en el umbral de acceso a lacapilla de Santa Ana, en la nave de la epísto-la del templo actual, y a escasa distancia dela anterior, con la que se asemeja en ancho,0,6 m, con una altura de 2,08 m, constituyen-do además su texto la continuación lógica dela inscripción: «Deum deprecaverit / XRSeum exaudiat: / Adefonsu[m] in mente habe-at / dimissa sint mihi pe[c]cata / [mea] inæternum / [tu te]ndis arcu[m] cu[n]ctis / [e]this salver ab inimicic / [ve]l ab ómnibusmalis / ut qui pro q[u]emlibet [pro me] /ipsum Deo [deprecaverim]» (MIGUEL, 1987:127, n.º C-15, lám. C-V; DIEGO, 1994: 100,n.º 71; GARCÍA DE CASTRO, 1995: 155-157,n.º 83).

— Aparecida en circunstancias idénticas a laprimera, «bajo el enlucido de la segundapilastra del lado de la epístola», también conun ancho de 0,60 m, similar al de los dosfragmentos anteriores: «Beatissime Tirse / utsint mici ad […] / Dimissa omnia p[…] / peripsu[m] qui te elegit sibi» (MIGUEL, 1987:126, n.º C-11, lám. C-IV; GARCÍA DE CASTRO,1995: 184-185, n.º 27).

El principal tema de debate a este respecto es sise trataba de dos o tres fragmentos, y si por tanto se

trataba de una o de dos inscripciones (Diego Santosno nombra el último fragmento que hemos citado).Nuestra opinión al respecto es que, con independenciade si se trata de una o dos lápidas, fundacional ydeprecatoria, respectivamente, creemos que el textoreferido al visitante que entra en la basílica sin aludira su condición sacerdotal, como en otras ocasiones, esun indicio a favor de que se trataba de una iglesiaabierta, y dotada por tanto de cuerpo de naves. Res-pecto a la situación de tales lápidas, se ha propuestolas jambas de la puerta de entrada al templo, o losmachones laterales a la entrada del santuario. Pensa-mos que se encontrarían a la entrada del presbiterio,en los pilares de separación entre este y las naves, aambos lados del arco triunfal que proponemos (fig. 1).

1.5.5. Una referencia histórica con contenidoarqueológico: las casas «del Portal»

Junto con su somera descripción de la iglesia,Tirso de Avilés añade además la referencia a otrasconstrucciones vinculadas con ella; así, «El linage yapellido de los Portal […]. Su casa, y solar era anti-guamente, tras la Yglesia de San Tirso, pegada con elpalacio episcopal, adonde están hoy día unos cimien-tos y ruinas de edificios mui antiguos, que denotanhaver sido allí casa mui principal», y añade «desdelas casas del Portal se pasaba a una capilla de SantaAna que estaba en la iglesia de San Tirso, hecha encuadro a manera de pirámide, donde tenían sus ente-rramientos, y aun se echa de ver la puerta en el murode dicha iglesia, por donde se iba desde las casas a lacapilla. Mantiene el barrio el nombre de la calle delPortal» (AVILÉS, 1991: 30-31). Al respecto cabe hacerasimismo varias apreciaciones:

Inmediata al edificio de la iglesia, por el este, seencuentra la ubicación más probable del monasterioaltomedieval de Santa Gadea. Al respecto contamoscon varias referencias, que lo sitúan claramente al surde la iglesia, con salidas a la actual calle de SantaAna15 y a la calle de San Tirso, dentro también delcimiterium. Concretamente, la primera referencia almismo es del año 1104, en que sus usufructuarios, loscondes Fernando y Enderquina, reconocen que supropiedad pertenece a San Salvador. Posteriormente,en la plena y baja Edad Media, sus casas apareceránreferenciadas muchas veces como propiedad de SanSalvador, cedidas en usufructo, y produciendo rentas

98 FRANCISCO J. BORGE

15 Denominada en la Edad Media Barbería, por encontrarseen ella este establecimiento vinculado a San Salvador.

LA BASÍLICA DE SAN TIRSO DE OVIEDO 99

Fig. 1. Planta y alzado de la basílica de San Tirso de Oviedo.

para la mesa capitular (RODRÍGUEZ VILLAR, 2001)16.Concretamente, a nuestro juicio, se trataba de lascasas que después fueron parroquial de San Tirso,conectadas a la supuesta torre de dicho templo pre-rrománico, probablemente por la puerta alta que hoyen día puede verse en dicha torre.

También inmediato a la iglesia, en el propiocimiterium, se encontraba otro monasterio, el de SantaMarina, al parecer más antiguo que el anterior, ya quesus referencias se remontan a 1036, y se usufructúapor parte de los condes, a la sazón delegados regios enOviedo, Gundemaro y Mumadomna, los mismosnobles laicos que años antes han donado a San Salva-dor un solar in illa corte de civitate, cuya ¿propiedad?procedía directamente del rey Bermudo II.

Inmediata a la iglesia, al sur de la misma, sesituaban con seguridad a partir de los siglos XVI-XVII

la sacristía y casa parroquial de la misma, y aún másal sur, a partir del siglo XVII, la casa de la familiaOviedo-Portal, cuya actual fábrica data precisamentede esta época.

Sin embargo, también al este del ábside de SanTirso, en el terreno ocupado a partir de principios delXVII por la capilla de Santa Bárbara, y que constituíael límite suroeste del terreno ocupado por el palacioepiscopal, se ubicaba otra propiedad de los Oviedo-Portal, compuesta por casa y hórreo, y que fue cedi-da al obispo Caballero de Paredes para la fábrica dedicha capilla.

2. INTERROGANTES Y PROBLEMAS

A la luz de lo expuesto, creemos que deben serrespondidas las siguientes cuestiones:

1. Interpretación funcional-constructiva convin-cente de la habitación norte, cuyos restosconstructivos se aprecian en la nave lateralnorte del templo actual.

2. Como consecuencia de lo anterior, plantea-miento de hipótesis acerca de la planta deltemplo.

3. Interpretación del significado de la torre de laiglesia.

3. INVESTIGACIONES ACERCA DE LA IGLESIA

3.1. La reconstrucción de Fortunato de Selgas

Basa sus hipótesis en las referencias documenta-les manejadas en su época, así como en sus observa-ciones directas de los monumentos, de los que tratade establecer su historia constructiva. Respecto a SanTirso, lo esencial de su argumentación se resume enlos siguientes puntos (SELGAS, 1991: 89-94):

1. Asigna su fundación a Alfonso II, haciéndoseeco de las unánimes referencias cronísticas,situándola cronológicamente con posteriori-dad a 812.

2. En cuanto a su naturaleza, la vincula con lascapillas palatinas que los emperadores fran-cos construían en sus palacios, citadas confrecuencia por sus biógrafos, poniendo elejemplo de Ingelsehim, que, debemos supo-ner, compara con el caso de Oviedo

3. Sin citar expresamente reformas medievalesque afectaran al templo primitivo, sitúa ladestrucción de este desde el siglo XVI, ponién-dola en relación con el incendio de 152117.

4. Sitúa las principales reformas del edificio enel siglo XVIII, después de que, en 1723, predi-cando el misionero franciscano padre Lavare-jos en la iglesia «viendo su miserable estado,cubierta de teja vana, excitó a los vecinos árepararla […] por popular cuestación secerraron de bóveda ábside y naves». Perso-nalmente, califica la reforma de ornamental:«vestidos sus muros y pilares de barrocaarquitectura», dejando entrever su juicio deque bajo ella se conservarían numerosos ele-mentos de la construcción primitiva, como lospilares, «recrecidos en el siglo XVIII con ladri-llo y yeso», y que, desnudos de su revoco,habrían mostrado en el paramento orientado a

100 FRANCISCO J. BORGE

16 «Eodem die obiit Suarius Monniz, archidiaconus, quidedit pro suo anniversario susas hereditates Millares et Balbín[…]. Dedit etiam dictus archidiaconus unum morabetinum supersuas domos de Sancta Gadía que domos sunt prope cimiteriumSancti Tirsi» (242, p. 272).

«Eodem die obiit Petrus Crescóniz, archidiaconus, et Fer-nandus Roderici, canonicus, qui dedit canonicis pro suo anniver-sario unam casam quam comparavit de sua pecunia et continet secum illis domibus de Sancta Gadía» (364, p. 318).

«Eodem die obiit Petrus Michael, presbiter et canonicus, quidedit pro suo anniversario unam mediam casam, que stat iuxtacasam que fuit de Casina […] et stat ante potecam de illis domibusque sunt de Sancta Gadía» (84, p. 221).

17 Que, según el cronista Tirso de Avilés, efectivamente afec-tó al edificio (AVILÉS, 1991: 296).

la nave central «mutiladas inscripciones decarácter religioso, como era costumbre enton-ces, según vemos en San Salvador de Priescay de Fuentes»,o los arcos, que conservarían«el primitivo dovelaje», habiendo sido rela-brados «desapareciendo una estría paralela ala arista», que se conservaría en el arco másoccidental, inmediato al ingreso del templo.Todos estos extremos habrían sido observa-dos por él en la restauración efectuada en eltemplo en 1878.

5. Acerca de la morfología originaria del tem-plo, afirma que su fachada principal primitivasería la misma que hoy tiene, ya que miraríaal cementerio de San Salvador. Se refiere portanto al lado norte de la iglesia actual, dondese sitúa la portada del siglo XVII, y el despie-ce en sillería de otra portada de cronologíabajomedieval, actualmente tapiada. Dichafachada iría protegida por un pórtico, cuyoorigen, según el autor, estaría en el pasadizoque comunicaba el «palacio real» de AlfonsoII con el templo, y que posteriormente cam-biaría su función, pasando a ser funerario«destinado al enterramiento de elevados per-sonajes en alzadas tumbas, mientras que laplebe era inhumada en el inmediato cemente-rio». Además, afirma que la huella de tal pór-tico se conserva en el muro del imafronte,«fachada que da á la calleja de San Tirso»,debido a que hasta allí no habrían llegado lasrestauraciones que eliminaron el resto dedicha construcción. Por tanto, debemosentender que considera el actual imafrontecomo primitivo, «desnudo de vanos, de pobrí-sima mampostería ennegrecida por el tiem-po», indicando además que el mismo seencontraba separado por «apenas un metro»,o sea, por un estrecho paso, del «robustomuro» perteneciente al primitivo recinto deAlfonso II, que no sitúa. Por último, en rela-ción con las referencias cronísticas, atribuyela mención a los «numerosos ángulos» de laAlbeldense a la existencia de numerosos con-trafuertes articulando sus muros.

6. En cuanto a las dimensiones y distribucióndel templo primitivo, le otorga 20,46 m delongitud, 6,40 de ancho a la nave central y3,85 a las laterales. Considera que la distribu-ción interior de espacios en el templo secorresponde con la primitiva, ya que los pila-

res y arcos lo serían, como ya hemos mencio-nado. Por ello considera «una grave infrac-ción de las reglas de simetría», el hecho deque los intercolumnios mostrasen todos dife-rentes amplitud: 3,75 m el inmediato al ingre-so, 3,85 el segundo tramo, 4,85 el tercero, y2,90 el cuarto. Además, debido a la exageradaestrechez de este último arco, y para igualarsu clave la altura de las restantes, este habríaadoptado forma ojival, lo cual extrañó alautor, debido a que en todos los ejemplosconocidos en la arquitectura asturiana de estaépoca dicha corrección se lograba adoptandolos arcos un exagerado peralte. No obstante,deja fuera de toda duda la originalidad depilares y arcos, ya que, según él, el murosobre ellos situado es primitivo, conservandoen su cornisamiento algunas zapatas «deidéntica forma y dibujo que las de Santulla-no», así como, sobre él, y nítidamente marca-do por una línea de separación, el recreci-miento realizado en el mismo con ocasión dela reforma del siglo XVIII.

7. Le atribuye un coro alto «al igual que la igle-sia del Rey Casto», que apoyaría en losmachones del imafronte, y que, al igual queeste, sería, por tanto, primitivo. El acceso almismo se realizaría «por uno de los camarinesque están a los pies del templo, sirviendo elotro, probablemente, de sacristía», definien-do, por tanto, una estructura tripartita para elpórtico primitivo.

Comentarios

La identidad que el autor establece al compararlas capillas situadas en las villas palatinas carolin-gias con la iglesia de San Tirso, situada en la sedeepiscopal ovetense, se basa únicamente en la refe-rencia de la crónica del obispo Pelayo, según la cualSan Tirso se encontraba «prope palatium», con locual creemos que carece de apoyos objetivos suargumentación de considerar San Tirso como iglesiapalatina de una «corte» establecida por Alfonso IIdentro del conjunto de San Salvador, constituyendopor tanto una afirmación apriorística, no sometida porsu autor a la necesaria crítica18. La realidad docu-

LA BASÍLICA DE SAN TIRSO DE OVIEDO 101

18 Existen autores que recientemente se reiteran en dicha afir-mación, dando por buenos sin más tales argumentos, eximiéndolosde nuevo de toda crítica, que sí aplican, sin embargo, a otras hipó-

mental nos habla, sin embargo, de un conjunto cate-dralicio de jurisdicción episcopal, dentro del cual seaglomeran fundaciones de personas privadas laicas,en régimen de concesión temporal, de las cuales elsupuesto «palacio real» no sería sino una más, y nocon carácter de «corte regia», sino más bien de mo-nasterio de fundación real, en régimen de usufructovitalicio, o perpetuo, donde San Tirso sería efectiva-mente la iglesia del mismo. A este respecto existetradición recogida por el padre Yepes acerca de un«monasterio del palacio de Oviedo»19.

En cuanto a las dimensiones globales hipotéti-cas que propone para el templo primitivo, de 20,46x 14,1 m, nos parece asumible la longitud, ya quesegún hemos comprobado de modo reiterado, eltipo clásico de templo de tres naves del ciclo astu-riano presenta un esquema de doble longitud queanchura; por tanto, si tomamos la mitad del anchodel ábside como módulo20, tendríamos que 8 x Msería la longitud total, o sea, 2,5 m x 8 = 20 m. Sinembargo, la anchura resulta excesiva, ya que segúnel referido esquema, la nave central resulta, en lostemplos sin transepto21, de igual ancho que el ábsi-de central, es decir, 5 m; y las laterales de un cuar-to del ancho total, es decir, la mitad de la central o,lo que es lo mismo, el módulo, o sea, 2,5 m; resul-taría por tanto un ancho de unos 10 m. Selgas semuestra aquí cautivo de sus apreciaciones en tornoa la originalidad de los pilares que marcan la divi-sión interior de los espacios del templo, hecho esteque, en nuestra opinión, es el que le hace proponerunas dimensiones que no se corresponden con loscánones observados en otros edificios coetáneos.En otro orden de cosas, Selgas muestra inseguridaden sus planteamientos, pues las dimensiones quepropone no se muestran de acuerdo con su aprecia-ción de considerar original el imafronte actual, yaque este se encuentra unos cuantos metros más al

oeste del resultante de las dimensiones que pro-pone.

En cuanto a las hipótesis que propone respecto alos diversos elementos que estudia para configurar eltemplo primitivo:

— A su propuesta de basílica de tres naves,separadas por los pilares actuales que consi-dera primitivos debido a la personal conside-ración de la originalidad del muro del claris-torio situado sobre los arcos que aquellosdefinen, hay que decir que las zapatas análo-gas a las de Santullano, colocadas según él insitu rematando dicho muro, muy bien pudie-ron ser reaprovechadas en su función en unareforma medieval del templo, lo cual anula-ría toda su argumentación. Actualmente,dichas zapatas no existen, con lo cual esteextremo es incomprobable, pero más queprobable, a tenor de lo extraño que resultaríala presencia de una única arquería apuntadaen más de doscientos años de historia dearquitectura altomedieval asturiana, de veri-ficarse efectivamente la originalidad de pila-res y arquerías como consecuencia de la delreferido muro.

— Las afirmaciones acerca de la originalidadde la actual fachada norte, que consideraprincipal, confirman su convencimiento enlas dimensiones que propone, y por tanto seles puede aplicar lo mencionado al respectode las mismas. Lo mismo cabe decir de suafirmación de la entrada principal por elnorte, para la que carece de argumentosobjetivos, o de la presencia original de unpórtico ante la fachada, puesta por él en rela-ción con la galería cubierta que comunicaríacon el tantas veces referido «palacio» deAlfonso II. Se trata de una serie de conside-raciones personales que parten de formula-ciones apriorísticas en torno a la función de«capilla palatina» del templo que nos ocupa.Además, en cuanto a los vestigios queobserva de dicho pórtico, se conservan en elimafronte, que considera primitivo; valga lodicho respecto a la contradicción existenteentre las dimensiones que propone él mismoy la presencia en otro lugar más al oesete deeste imafronte «primitivo». Lo mismo cabedecir de los supuestos coro alto y camarineslaterales.

102 FRANCISCO J. BORGE

tesis basadas en apoyos objetivos de carácter arqueológico. Ver alrespecto CARRERO (2003). Respecto a la hipótesis de San Tirso deOviedo como «capilla palatina» de Alfonso II, véase CALLEJA

(2001).19 YEPES (1609-1620: III, 223 y ss.) afirma que «En el archi-

vo de San Martín de Santiago hay muchas escrituras de diferentesmonasterios que están unidos con aquella gran casa […] entreotros es la Abadía […] que antiguamente se llamó San LorenzoCaruonario […]. Entre otros papeles hallé uno que firmaban unosmonjes de Oviedo […] del Monasterio del Palacio del Rey».

20 Que se corresponde con un cuarto del ancho total del edi-ficio. Ver al respecto BORGE et alii (1994) y BORGE (2001).

21 Y San Tirso, debido a su ábside único, probablemente nolo tuvo.

3.2. Las hipótesis de Joaquín Manzanares

Este autor, fundador y director de la instituciónprivada Tabularivm Artis Astvriensis, propone en1964 una síntesis de la arquitectura del período artís-tico conocido como Prerrománico Asturiano (MAN-ZANARES, 1964). En esta obra trata de sistematizar enlos edificios religiosos una serie de axiomas, con losque busca establecer unas características generales deeste estilo. En cuanto a San Tirso, sus principalesobservaciones son las siguientes:

— Señala que del edificio primitivo se conser-van escasos restos. En esto se separa ya delas tesis sostenidas por Selgas. Adviertecómo la iglesia se halla en una posición pri-vilegiada dentro del urbanismo de lo que élconsidera la urbe regia, al afirmar que lamisma se enclavaba en el corazón de la ciu-dad. Siguiendo las menciones cronísticas,atribuye la fundación a Alfonso II, e identifi-ca correctamente la advocación sacra del edi-ficio en honor a San Tirso mártir junto conotros compañeros en Apolonia de Bitinia, enel siglo III d. C.

— Sitúa, correctamente a nuestro juicio, la mo-dificación de la totalidad del cuerpo de laiglesia en la época románica plena o inclusotardía (finales del siglo XII-inicios del XIII),basándose para ello en criterios estilísticos(despiece de los arcos actuales).

— En la parte más comprometida de su aporta-ción científica, establece una hipótesis acercade la morfología de la iglesia primitiva,según la cual, el claristorio absidal originariohoy visible se correspondería con el testeroalto, o «cámara secreta» del ábside central,configurándose el cuerpo absidal en cabece-ra tripartita, donde los ábsides laterales y laparte baja del central, de configuración aná-loga a la descubierta por él mismo en SantaMaría de Bendones, permanecería enterradaa unos 2,5 m, debido a la sucesiva elevacióndel terrenos en la zona.

Comentarios

Nos parece interesante señalar que la situacióntopográfica del edificio en el conjunto ovetense nodebería ser juzgada respecto al reinado de Alfonso III,cuando alrededor del conjunto religioso se ha formadoya, según todos los indicios documentales y arqueoló-

gicos, una verdadera ciudad civil, sino respecto al deAlfonso II. Si hacemos caso de las menciones docu-mentales conservadas, en época fundacional la iglesiase encontraba a la salida del conjunto religioso, en lascercanías del «muro antiguo», y de la puerta conocidacomo Rutilans, y más tarde Rodil (FERNÁNDEZ CONDE

et alii, 197822; GONZÁLEZ GARCÍA, 198423). Otras refe-rencias, también medievales, señalan inequívocamen-te que San Tirso se encontraba en la «calle del Portal»(GARCÍA LARRAGUETA, 1957: n.º 984, 334)24, a la quese entraba por la citada puerta. Es decir, que la iglesiase ubicaba junto a la entrada principal del conjuntoreligioso, y además, probablemente, en sus cercaníasel acueducto, que traía el agua de la Granda del Ani-llo, afloraba en una fuente, situada por tanto también ala entrada del atrio, y conocida como «Caños del Por-tal» (RODRÍGUEZ VILLAR, 2001)25.

La principal objeción que hemos de plantear, sinembargo, se refiere a la morfología que propone parael templo. Consideramos imposible la configuracióntripartita del ábside y el enterramiento de los santua-rios en la profundidad señalada por el autor, y ellodebido a que en la mayoría de los ejemplos de basíli-ca con ábside tripartito pertenecientes al ciclo astu-riano analizados por nosotros (cuadro 1), con la solaexcepción de San Salvador de Priesca26 y Santa María

LA BASÍLICA DE SAN TIRSO DE OVIEDO 103

22 1258, octubre 17: Martín Fernándiz y su hermana MaríaFernándiz venden a María Alfonso de Pravia, monja de San Pela-yo, «ela quarta de una casa que avemos enna villa de Oviedo […].Esta casa está a porta Rodil […] de la una parte casa de don PedroGutiérriz alfayat […] e de la otra […] casa que foe de Bartholomécambiador […] e detrás afronta en muro de las casas del chantre een fronte rúa póbliga e casa de domna Juliana e de sos heredes»(106, pp. 200-201).

1267, diciembre 1, jueves. Martín Fernándiz vende a MaríaAlfonso de Pravia, monja de san Pelayo, «el quarto de una casaque yo he enna villa de Oviedo enna rúa del Portal […] de la unaparte casa de don Pedro Gutiérriz e de la otra parte casa que foe dedon Bartholomé cambiador e detrás affronta ennas casas de lachantría de Sant Salvador e en fronte rúa póbliga e casa que foe dedomna Juliana» (122, pp. 225-226).

23 Casa de Adam Petri en Porta Rodil: Aniv. «Adam Petri percasa in loco nominato porta Rodil, prope aqueductum» (p. 267).

«Casa que dexo Gua Breton en porta Rodil cerca el cubo quetien María Nieto» (p. 267).

24 «Diego Alfonso Oriz, morador en el Portal de Oviedo,alquila de Iohan Ferrández, abad de la Cofradía del Rey Casto lamitad de una casa de la cofradía en el Portal, al lado del caminopara Trasantirso».

25 «Eodem diem obiit Ordonius Álvariz, subdiaconus et cano-nicus […] per illam mediam casam que fuit dompni Bartholomei,cambiador, que stat ante los cannos del Portal» (347, p. 312).

26 Edificio este cuyas peculiaridades compositivas han sidoanalizadas por nosotros minuciosamente (BORGE, 2001: 23-42.

3.3. La propuesta reconstructiva de Feliciano Redondo

Este autor, a la sazón párroco de San Tirso desde1950, glosó en tres artículos (REDONDO, 1974, 197629

y 1977) y una monografía (REDONDO, 1986)30 la his-toria constructiva del edificio y las perspectivas de suestudio arqueológico, de la manera más completa yexhaustiva realizada hasta el momento. En cuanto aledificio de la basílica, los principales planteamientosde este autor son los siguientes:

1. Diseña, en función del testero conservado delábside primitivo, una basílica de tres navescuya planta configura de acuerdo con el si-guiente esquema:

— Ábside único, cuadrado, de 4,85 m de ladopor 6,50 m de alto. De la altura subsistiríanvisibles 5,5 m correspondientes al citadomuro testero, encontrándose enterrado 1 mmás, como se verá a continuación.

— Crucero, o nave transversal, de igualanchura que el ábside y doble longitud(4,85 x 9,70), para así abarcar la totalidaddel ancho de la iglesia. En su dimensiónquedaría comprendido el actual arco ojivaldel primer tramo, y, más o menos, el pilarsituado al oeste del mismo.

— Cuerpo de naves, configurado en un cua-drado de 9,70 x 9,70 m, de los cuales 4,85corresponderían a la nave central —deidéntico ancho al del ábside—, y 2,425 m acada una de las naves laterales31. Abarcaría,prácticamente, los dos tramos centrales delcuerpo de naves de la iglesia actual, exclui-do el pilar exento de apoyo del tramo másinmediato a los pies del edificio actual.

de Bendones, vemos que la proporción existenteentre el ancho y el alto del ábside central de dichosedificios es invariablemente de alto = ancho x 1,5; esdecir, que el alto es el ancho más la mitad del mismo.El ejemplo de Priesca y el de Bendones presentanparticularidades que, de modo objetivamente demos-trable, no están presentes en San Tirso, que pertenecea otro modelo compositivo. Pues bien, traduciendo ametros estas proporciones, resulta que, para tenerábside tripartito, el ábside central de San Tirso debe-ría tener una altura de 7,5 m, desde el plano del pavi-mento hasta el durmiente del tejado. Como la partevisible del ábside hasta el durmiente del antiguo te-

jado (determinado este con claridad por la posiciónde las ménsulas que recibían las vigas del alero), es de4,3 m, esto significa que restarían enterrados 3,20 m(7,5-4,3), lo cual es imposible, pues la cota máximadeterminada por las excavaciones arqueológicas en elinmediato «Jardín de Pachu el campanero», es deunos 2 m. Además, si admitimos este enterramientodel cuerpo absidal que propone, al desarrollar el cuer-po de naves hacia el oeste y ganar cota la calle ensentido este-oeste en unos 40 cm27, el imafronte de laiglesia primitiva estaría por debajo de la rasante delterreno en unos 2,40 m28, lo cual es totalmente inex-plicable.

104 FRANCISCO J. BORGE

27 Desde el muro testero del ábside primitivo hasta el hipoté-tico imafronte primitivo.

28 Al construir la actual puerta del imafronte en la década de los90 del siglo XX, apareció, a menos de 25 cm del actual nivel del pa-vimento, la sepultura antropomorfa excavada en la roca del subs-trato calizo comentada en el apartado 1.5, lo cual garantiza cuál erala cota del suelo exterior al oeste. De la iglesia, en la época inme-diata a la fundacional, fácilmente deducible (2,40-0,25 = 2,15).

29 En este capítulo se ocupa del edificio del templo y su his-toria constructiva.

30 En esta monografía modifica alguna de las hipótesisreconstructivas expuestas en los trabajos anteriores.

31 Ver REDONDO (1977: 350), donde publica la planimetríamás difundida acerca de la morfología del primitivo templo, en elcual el ancho de las naves laterales no llega a la mitad del de lacentral. Sin embargo, en la monografía (REDONDO 1986: 58) ofre-ce otra, al parecer revisada, donde corrige y modifica diferentesaspectos, entre otros el citado ancho de las naves laterales.

Cuadro 1. Estudio de algunas basílicas con ábside tripartito perteneciente al ciclo asturiano.

— Pórtico, al parecer único32, que parece notener muy claro, en cuanto a configuracióny dimensiones, dejándolo finalmente en2,425 m de longitud por 4,85 m de anchu-ra (la de la nave central). Se ubicaría, máso menos, desde poco antes del comienzodel citado último pilar exento de la iglesiaactual hasta algo más al oeste del mismo.

2. Justifica la planta que propone, en función desus exploraciones arqueológicas33, que son, ensíntesis, las siguientes:a. Debajo del altar mayor, desde el nivel del

pavimento actual, hasta lo que interpretacomo «roca sobre la que descansa elcimiento», en una distancia de 1 m, identi-fica la siguiente estratigrafía:— 20 cm de tierra natural, sobre la roca de

base.— 20 cm de espesor del pavimento de opus

signinum, elaborado con cal, trocitos depiedra y ladrillo machacados, caracterís-tico de época prerrománica.

— 60 cm hasta el plano actual del presbite-rio, compuesto de materiales de relleno.

Como el plano del presbiterio actual, delque parte la excavación, coincide con elnivel de la calle por el exterior; de ellodeduce que el ábside permanece enterradoen una altura de 1 m.

b. Bajo las gradas de la capilla del SantísimoSacramento, que se corresponde con elábside edificado en el siglo XIV al norte delprimitivo, aparecieron, a 1 m de profundi-dad, coincidiendo por tanto con el nivelfundacional documentado en la explora-ción del ábside primitivo:— La base de los muros «de cerramiento»,

hay que entender perimetrales, del ábsi-de único.

— Al norte de los mismos, y por tanto en elexterior de la iglesia primitiva, una«acequia», o sea, un cajetín o registro,

de canalización, similar a los documen-tados en las exploraciones del «Jardínde Pacho» en el costado sur de la cate-dral, y en relación material, probable,con los mismos.

— No se documentó, sin embargo, pavi-mento alguno.

c. Exploración al oeste de la torre; en el inte-rior de la iglesia actual, nave sur hasta 1,60m de profundidad, no se documenta estruc-tura alguna y sí tierra vegetal.

3. Concede particular importancia en su análisisa la habitación lateral norte, denominada porél «Capilla de los Reyes», y que identificacon la Capella Regum de la donación regia de896, la cual ocupa un lugar capital en su inter-pretación del templo primitivo. Sus principa-les planteamientos acerca de este habitáculoson:a. En cuanto a la situación de la «capilla» en

el edificio primitivo, la ubica visualmente elpórtico de la catedral, mirando hacia la navelateral norte del San Tirso actual, a la altu-ra de la segunda ventana contando desde lacabecera, donde, a ambos lados de la mis-ma, menciona vagamente los límites dedicha edificación.

b. En el interior de la iglesia actual, de nuevoen la nave lateral norte, situándola comoprolongación del primitivo «crucero» quepropone. Por tanto, los límites de la capillaserían: al norte, el propio muro de la navelateral norte, que propone, de este modo,como primitivo de la capilla, donde estáconstruido el sepulcro en arcosolio de JohanFerrándiz; al sur por el hueco de separaciónentre los ábsides central y lateral norte, queinterpreta como «pasadizo» desde la capillahacia el «palacio real» de Alfonso II; al estepor el mencionado ábside norte, concreta-mente en el lugar de las gradas de acceso almismo, y al oeste por el pilar que sostiene elprimer tramo de arquería contando desdeel ábside, y que, como vimos anteriormen-te, también servía para delimitar la longituddel supuesto «transepto» o crucero diáfanoque propone.

c. Además, cree identificar, entre el ábsideprimitivo y el ábside norte edificado en elsiglo XIV, en el espacio de 1,13 m existenteentre ellos, un supuesto pasadizo, debido a

LA BASÍLICA DE SAN TIRSO DE OVIEDO 105

32 Es otro de los aspectos modificados de la planimetría ori-ginal propuesta por el autor a la más novedosa publicada en sumonografía sobre la iglesia (SELGAS, 1991: 89-94).

33 Que fueron realizadas por el propio autor, en coincidenciacon obras de gran envergadura llevadas a cabo en la iglesia —vernota 16, referida a RODRÍGUEZ VILLAR (2001)—. No obstante, porla concreción de las mismas y la claridad de sus resultados, cree-mos que sus conclusiones deben ser aceptadas.

la presencia, visible desde el interior de laiglesia, a 80 cm del suelo, de un «dintel» depiedra, lo que sumado a la altura de 1 menterrado, haría la altura de 1,80 m corres-pondiente al hueco de una puerta. Estepasadizo se encargaría de comunicar la«Capilla de los Reyes» con los palaciosreales inmediatos a la iglesia.

d. Funcionalmente, propone para dicho habi-táculo, al que asigna idénticas dimensionesque las del ábside primitivo, la existenciaen él de un «espacio plenamente regio», enconsonancia con sus supuestos accesos(pasadizo) desde los «palacios reales». Portanto, concluye que los reyes Alfonso III yJimena donan expresamente a San Salva-dor la iglesia de San Tirso haciendo men-ción especial de su espacio privilegiado enella. El autor incluso se atreve en este puntoa establecer un paralelismo entre la morfo-logía de este supuesto «espacio regio», y latambién «regia» tribuna situada en el tran-septo de Santullano, suponiendo paraambos espacios una semejante configura-ción material.

4. En cuanto a la torre inmediata al templo, lasprincipales argumentaciones del autor entorno a ella son:a. Afirma que fue construida exenta a la igle-

sia, en época muy poco posterior a la fun-dación del templo, y en relación con susituación en la «Plaza del Portal», cuyonombre interpreta en función de la situaciónen dicho lugar de la entrada tanto de la cate-dral prerrománica como de los «palaciosreales» de Alfonso II. En cuanto a sus lin-des, establece las siguientes apreciaciones:— Por el norte lindaría con el templo, sepa-

rándola de este un estrecho paso de unos3 m, lo que justificaría, a su juicio, ladenominación del mismo como «rúaestrecha de la torre».

— Por el sur y por el oeste no señala lindereseñable en el terreno inmediato a latorre, lo que le servirá después, juntocon ciertos resultados arqueológicos desus exploraciones, para justificar que setrataba de huertos, o al menos de solaresvacíos. Dice además que dichos solareshabrían sido, al menos desde el incendiode 1522, propiedad de la iglesia, poste-

riormente vendidos públicamente en1866 y vueltos a adquirir por el obispoMartínez Vigil en 1885. Ya en terrenomás alejado sitúa la «casa de la Prada»,que daría origen, esta última, al palaciode Velarde34.

— Por el este lindaría con la «plaza delPortal», especie de entrada al conjuntomonumental de la ciudad, constituidopor los palacios de Alfonso II y la basí-lica del Salvador.

b. Describe la torre como edificio cuadrado,de unos 5 m de lado, muros de unos 80 cm degrosor y altura total actual de 14 m y 10 cm,apreciando en ella por medio de la explora-ción arqueológica dos fases principales ysus respectivas funciones: torre defensiva35

y torre campanario36.

106 FRANCISCO J. BORGE

34 A propósito de las casas situadas cerca de san Tirso, resul-ta significativo el hecho de la incertidumbre que produce en elautor la situación de las conocidas «casas del Portal», que a su jui-cio estarían inmediatas a la entrada de los «palacios reales» deAlfonso II, origen por tanto de su nombre. La causa de la duda esque sigue el testimonio de Tirso de Avilés (ver apartado 1.5.3), quetambién se muestra confuso en este punto, pues parece, por unaparte, que las quiere situar al sur de la iglesia, conectadas con lacapilla de Santa Ana, «donde tenían sus enterramientos», y por otraparte, sin embargo, parece que se las lleva al costado sur de la cate-dral «pegadas a los palacios episcopales […] cimientos y ruinasmuy antiguos». Para nosotros, está claro que estas casas, desde suorigen, son las que se encuentran al sur de San Tirso, con entradaprincipal por la calle de la Rúa (antigua rúa de las tyendas), y pro-bablemente, en época medieval, por la calle de San Tirso (hoycallejón cerrado) y plaza del Portal. Actualmente se encuentraincorporada al Museo de Bellas Artes de Asturias. Por otra parte escierto que existía otra propiedad de los Oviedo-Portal, cedida parala construcción de la capilla de Santa Bárbara en 1660, siendoincluso posible la hipótesis de Tolívar Fáes, según la cual, hasta elincendio de 1522, estas casas atravesaban la actual calle de SantaAna, al este de San Tirso, hasta llegar al palacio arzobispal. (TOLÍ-VAR, 1992: 324). Para más información acerca de estas casas, suorigen y evolución, ver también GONZÁLEZ SANTOS (1996).

En todo caso, las propiedades situadas al S. De San Tirsoformaron parte del primitivo solar de las mismas, pues formabanparte del mayorazgo de los Oviedo-Portal desde los orígenes delmismo, y en 1660 «por ser viejas se desycieron y están tratandode volverlas a reedificar de nuevo»; GONZÁLEZ SANTOS, J.: op. cit.,pp. 16-17.

35 Distingue, a su vez, dentro de esta función defensiva, dosetapas constructivas: una prerrománica fundacional (hasta unaaltura de 6,40 m, que denomina «castillo prerrománico»), otra condos momentos constructivos, el primero también altomedieval,como reforma o culminación del anterior (hasta una altura de unos8,90 m, que denomina «zona de las aspilleras»), y otra plenome-dieval (desde los 8,90 hasta los 12,25 m, que denomina «zona delas almenas») (REDONDO, 1977: 350-351).

c. En cuanto a la primera época de la torre,que el autor identifica como «castillo-forta-leza», y que es la que mayor interés tienepor su posible relación con el edificio deltemplo, destaca los siguientes elementos:— En la primera etapa constructiva, hasta

una altura de unos 6,40 m, donde sesitúa la primera «corta» o rebaje de lasque se aprecian en los muros de la torre.Paramento norte: su parte central ha

sido destruida para la construcción, en elsiglo XVIII, del arco de acceso a la capilladel Santo Cristo, situada por esta época enel interior de la planta baja de la torre. Ensu esquina noreste, la piedra ha sido remo-vida, por lo que cree identificar la posibleconexión con un primitivo recinto defensi-vo, atribuible a Alfonso II; en la esquinanoroeste, sin embargo, se muestran los tizo-nes perfectamente escuadrados que delatanque el edificio era exento por esa parte.

Paramento oeste: identifica, de norte asur, dos franjas verticales de piedra. La pri-mera, concertada, consecuencia del trasla-do al sur del muro del edificio como conse-cuencia de las fundaciones de capillas enépoca moderna, sería un testigo del entron-que de la torre con el muro de la nave late-ral sur de la iglesia correspondiente a sureforma románica; la segunda, de materialprimitivo, encuadraría un hueco de ilumi-nación, por lo tanto in situ, consistente enhueco de ventana de 1 m de ancho por 1,05de altura, coronado por dintel monolítico ycerrado por tablero calado en herradura,que suministraría iluminación al piso bajode la torre.

Paramento sur: es el único enteramentevisible desde el exterior, mostrando, a unaaltura de unos 3,75 m, dos huecos primiti-vos: puerta (1,61 x 0,70 m), y ventana, conacceso desde el segundo piso de la torre, yque el autor identifica como «de ambientevisigodo».

Paramento este: no se conserva en suestado primitivo, por haber sido renovado

hasta una altura de unos 3,40 m, con moti-vo del reforzamiento del muro, dándolemayor anchura, para apoyar en él un nerviode la bóveda de la capilla de los Argüelles.Al parecer el mayor interés que reviste estemuro para el autor es el de conservar indi-cios de una puerta cegada, que se dirigiríade nuevo hacia los «palacios reales» deAlfonso II, con un recorrido paralelo al otropasadizo que identifica por el norte, alhablar de la «Capilla de los Reyes».— En la segunda etapa constructiva que

distingue, separada de la anterior porqueadvierte similitudes entre materiales desus dos fases, que identifica como romá-nicos, aprecia las mencionadas dos eta-pas:Desde los 6,40 hasta los 8,90 m, altura

en la que se sitúa la siguiente «corta» en elmuro, que identificaría la separación entrepisos, distingue una zona caracterizada porla presencia de aspilleras, típicas ventanasdefensivas, de las que se conservaría la dellado sur, rehecha, e indicios de otras en losotros paramentos. Las esquinas presenta-rían tizones no demasiado regularmentelabrados, y en la parte alta el material cam-biaría hacia un sillarejo románico caracte-rístico de la reforma de la «torre defensiva»en la etapa siguiente.

Desde los 8,90 hasta una altura de12,25 m identifica un paramento de sillare-jo irregular característico del período romá-nico, materializado en cuatro grandesmachones de esquina, configurando otrastantas almenas y quedando la parte centralde los respectivos paramentos libre.

d. En función de los argumentos expuestos, elautor propugna un edificio prerrománicoconfigurado como torre cuadrada, contem-poráneo de la iglesia, al que asigna una fun-ción defensiva. Su altura sería de 6,40 m,abarcando planta baja y primer piso. En épo-ca de Alfonso III, concretamente con ante-rioridad al año 896, se habría reformado,reforzándose como torre defensiva de 8,90 mde altura, con otro piso con aspilleras, y es desuponer que una ronda superior como re-mate. Por ello, identifica esta torre como el«castillo para defensa del tesoro, con nues-tros palacios más abajo situados», que nom-bra el citado documento de donación de

LA BASÍLICA DE SAN TIRSO DE OVIEDO 107

36 Apreciando otras dos fases dentro de la función de torre-campanario: la primera, ya en la baja Edad Media (desde los 12,25a los 14,10 m), y otra contemporánea, a la que asigna el tejaroz yla cubierta actuales.

Alfonso III y Jimena a la catedral de SanSalvador37.

5. Por último, el autor postula la existencia deun «muro defensivo» que cerraría la iglesiaprimitiva y que vendría a coincidir en su reco-rrido con el perímetro definido por la iglesiaactual, y del que se conservarían por tantonumerosos vestigios. Sus principales afirma-ciones al respecto:a. Formaría parte del mismo el ya menciona-

do vestigio de muro conservado en el ángu-lo noreste de la torre, con dirección norte,que entroncaría con el muro del cuerpo delcuerpo de naves de la iglesia primitiva.

b. Continuaría, esta vez con mayor grosor(que se apreciaría en el paso abierto endicho muro, de acceso a la actual sacristía),desde el paramento oeste de la torre, hastaque en el machón situado al oeste de lacapilla de Santa Ana, entroncaría con elimafronte actual, constituido, por tanto, pordicho muro defensivo. Además, en la zonanorte de dicho muro del imafronte, se apre-ciaría la huella de un paso,38 entrada a sujuicio al antiguo «corral de San Tirso»,sede primitiva del Concejo de Oviedo, yque estaría configurado por dicho recintocerrado.

c. Por el lado norte, otro muro, de menor gro-sor, iría desde el ángulo oeste de la «Capi-lla de los Reyes», sobrepasando la línea delactual imafronte, y corriendo paralelo al mis-mo, a una distancia de unos 80 cm al oestedel mismo, hasta entroncar con la esquinasuroeste de la mencionada «torre defen-siva».

Comentarios

Las dimensiones globales que propone para eltemplo resultan excesivas, ya que superan las máxi-mas comprobadas en todos los ejemplos de templosdel período asturiano, donde ningún edificio superala relación: longitud total = 2 x anchura total, resul-tando la totalidad de las plantas de los edificios con-servados obtenidas por cuadrangulación directa

(doble cuadrado) o triangulación (cuadrado + 1/2 cua-drado). Sin embargo, en la planta que propone en sumonografía, la longitud total = 2 x anchura total +nártex o pórtico, en metros (longitud total = 2 x 2 x4,85 + 1,25).

En cuanto al hecho de plantear para este temploun transepto diáfano, de anchura igual a la total deledificio, no se justifica funcionalmente, puesto que lafinalidad de dicho cuerpo sería facilitar la circulaciónde un clero numeroso en el marco de un múltiple san-tuario, y ello en iglesias destinadas a la liturgia festi-va, de especial solemnidad. Admitiendo la importan-cia litúrgica del ámbito constructivo situado en ellado norte, inmediato al santuario, y de dimensionesidénticas a las del ábside único, la articulación fun-cional de este cuerpo con el resto del ámbito sacropuede realizarse con otros esquemas constructivos,por ejemplo el transepto segmentado o tripartito.

Sí se justificaría, en cambio, la adopción delancho del ábside como patrón compositivo del restodel edificio, una vez determinado su carácter de ábsi-de único de planta cuadrangular. El hallazgo delplano de cimentación en el lado norte del ábside, aidéntica cota que la determinada por la exploraciónen el interior de este, así lo afirman. Esto se ve corro-borado, además, por exploraciones arqueológicasposteriores en la calle de Santa Ana, al este del san-tuario.

La posible presencia de puertas en el ámbitoconstructivo norte identificado como habitáculo late-ral de dimensiones análogas a las del ábside, conposible relación con el primitivo patio sur de SanSalvador, no justifica su interpretación como «pasa-dizos regios», máxime cuando la existencia en dicholugar de los «palacios» de Alfonso II es, cuandomenos, dudosa. Menos todavía, por tanto, se justifi-ca la identificación del mencionado ámbito como«Capilla de Reyes», cuando dicha denominacióndescansa en una hipótesis dudosa, con una interpre-tación restrictiva y muy subjetiva del analizadodocumento de 896.

En cuanto a la descripción de la propia «Capillade los Reyes», esta adolece de falta de claridad, sobretodo la realizada desde el exterior del templo. Noconcreta qué significan los «cortes» verticales queidentifica en el paramento, ni sitúa la piedra reutili-zada que nombra, ni el supuesto aparejo in situ. Ade-más, la longitud que propone para dicho habitáculo39

no respeta las proporciones vigentes en los sistemas

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37 Ver apartado 1.2, primer documento.38 Es el mismo señalado por Selgas como entrada del supues-

to pórtico que propone adosado a la nave lateral norte de la iglesiaprimitiva (ver apartado 3.1, punto 6). 39 Ver sus dos planimetrías en REDONDO (1977: 351 y 1986: 58).

de traza observados en el ciclo asturiano. El autor haacortado dicha longitud en la mitad de la anchura delábside —un cuarto del módulo (M)—, para hacerlacoincidir con el muro de la nave lateral norte de laiglesia actual, no reparando en el hecho de que los«cortes» verticales que nombra en dicho muro corres-ponden precisamente a la demolición del saliente,como documentaremos en su lugar.

Como indicio favorable de la pertenencia de lasupuesta «torre» al proyecto original del templo, estáel hecho de su perfecta alineación con la habitaciónnorte, de idénticas dimensiones, situada simétrica-mente, y de la identidad de ambas con el ábside.

A nuestro juicio, y con independencia de queciertos elementos de su morfología así pudieransugerirlo, la estrechez de sus muros la inhabilitancomo torre defensiva. Además, el hecho de la refor-ma de los esquinales noreste y suroeste no indicanecesariamente su pertenencia a un supuesto sistemadefensivo. Simplemente, pudo adosársele un edifi-cio que la englobara, excepto por su esquina noroes-te, que permaneció exenta, con sus tizones labrados,de evidente carácter altomedieval. Es más, la pre-sencia del edificio adosado a la torre está evidencia-da por la existencia de una puerta alta de acceso almismo, con lo que su función sería la de caja paralas escaleras, sirviendo su piso principal de vestíbu-lo o antesala. Este edificio así determinado, hastauna altura de 6,40 m, podría estar en relación con lafase originaria del templo, pero este es un aspectoque la arqueología deberá dilucidar. También pudotener en origen el piso superior, denominado por elautor «zona de las aspilleras», que pudo servir dealmacén, o de campanario, reformado posteriormen-te en la configuración actual, al pasar su función alpiso siguiente.

3.4. César García de Castro Valdés: apuntes en torno a informacionesarqueológicas contrastables

Ofrece en su obra una interpretación de conjun-to de los edificios del ciclo altomedieval asturiano, enfunción de criterios estrictamente arqueológicos. Portanto, clasifica San Tirso como «edifico cultual deplanta desconocida», siendo sus observaciones másimportantes las siguientes (GARCÍA DE CASTRO, 1995:512-514):

— Destaca la epigrafía fundacional del templo,cuyos tipos formales, más cercanos a la epi-

grafía romana clásica que a lo conservado dela segunda mitad del siglo IX, contribuyen aasegurar la data del monumento establecidapor las crónicas asturianas en el reinado deAlfonso II.

— Tras un meticuloso análisis formal del apare-jo del muro testero conservado, lo juzga demuy similar factura al de Santullano.

— Señala el hecho de que la ventana trífora sealza 3,06 m sobre el nivel del pavimento pri-mitivo, lo cual excluye la existencia de cáma-ra supraabidal.

— De las dos reconstrucciones que analiza, Sel-gas y Feliciano Redondo, ya comentadas, seinclina claramente por los elementos positi-vos de la segunda, aunque no le convencenciertos elementos de la misma, como son lasupuesta «Capilla de los Reyes», y los «pasa-jes» que conducirían desde el palacio deAlfonso II a la nombrada capilla y a la«torre» de defensa.

— Como hipótesis de trabajo, y en función delas menciones cronísticas ya analizadas, pro-pone un templo con cuerpos salientes entorno a un cuerpo central, sobre el que noprejuzga su articulación o no en naves.

— Respecto a la torre propuesta por Redondo,nada comenta, pero en otro lugar de su obraestablece otra interpretación diferente acercade cuál debió ser realmente la fortificaciónedificada por Alfonso III y Jimena, en defen-sa del aula del tesoro de San Salvador (GAR-CÍA DE CASTRO, 1995: 489-492). Se trata de laconocida como «torre vieja de San Salva-dor», edificio datable arqueológicamente enla segunda mitad del siglo IX, y que muestraun carácter verdaderamente defensivo, conuna planta cuadrada de unos 7 m de lado ymuros cuya anchura oscila entre 1,50 m en laparte inferior y 1,13 en la superior.

Por nuestra parte, hemos de señalar que nosencontramos en la misma línea de investigación delautor, incorporando nuevos elementos de análisis quepueden revelarse como valiosas herramientas enauxilio de la exploración arqueológica, como es laformulación de hipótesis reconstructivas en funcióndel análisis compositivo y modular.

Respecto a la hipotética «Capilla de los Reyes»,es cierto, como quedó dicho, que Feliciano Redondono explica satisfactoriamente los vestigios evidentesde construcción existentes, ni los interpreta, a nuestro

LA BASÍLICA DE SAN TIRSO DE OVIEDO 109

juicio, convenientemente40. Hay que pensar en unhabitáculo, por su analogía con el ábside, con un papelfundamental en la liturgia celebrada en el templo.Ello, por supuesto, no supone necesariamente unaintervención «regia» en la misma, sobre todo tenien-do en cuenta la situación de dicha habitación, dentrodel probable presbiterio, en lugar reservado para losministros del culto y excluido a la presencia regia.

4. PLANTEAMIENTO DE HIPÓTESIS RECONSTRUCTIVAS

Exponemos a continuación las principales hipó-tesis de trabajo que, con un aceptable grado de pro-babilidad, pueden formularse para tratar de recons-truir la morfología del templo primitivo. Para ellomanejaremos dos variables fundamentales: una ins-trumental o explicativa, el sistema gráfico de análisiscompositivo que venimos utilizando habitualmenteen el análisis de los edificios del ciclo asturiano; lasegunda sería la variable-objetivo, en orden a esta-blecer una morfología formal en orden al cumpli-miento estricto de la función para la cual fue edifica-do el templo.

Para formularlas, partimos como unidad compo-sitiva de un módulo formal equivalente a la mitad dela anchura del ábside, o sea, a unos 2,425 m, que enel ábside cuadrado se repite dos veces, es decir:ancho ábside = longitud ábside = 2 x M.

Además, utilizaremos como referencia teórica laclasificación de edificios eclesiásticos que propone-mos en uno de nuestros trabajos (BORGE, 2003: 144-147) y, como referencia espacial, el eje funcionallitúrgico: ábside-habitación lateral norte. Por razonesde espacio solo desarrollaremos la hipótesis que nosparece más probable, reduciendo el resto a la men-ción de su tipología.

Las tres hipótesis de trabajo que nos parecenposibles son:

— Edificio basilical con transepto tripartito ycuerpo corto de naves.

— Edificio de nave única transversal, con cuer-pos laterales salientes (longitud total de 7 x M,

ancho total de 4 x M, excluida la habitaciónnorte). Se trataría de una iglesia monásticade carácter cerrado, sin jerarquización espa-cial.

— Basílica de tres naves con habitáculo nortesubordinado a la nave lateral norte (longitudtotal de 8 x M y ancho total de 4 x M, exclui-do el de la habitación norte). Se trataría de untemplo de carácter abierto.

4.1. Edificio basilical de transepto tripartito y cuerpo corto de naves (fig. 1)

Se trataría de un edificio mixto, manteniendo elcarácter de templo abierto al culto del pueblo fiel y pre-sentando a la vez una jerarquización de espacios, conla creación de un ámbito litúrgico privilegiado median-te la división formal del presbiterio y la introducciónde un transepto tripartito en el que desembocarían lahabitación lateral norte y el ábside, todo ello separadodel cuerpo de naves, mediante arcos diafragma.

Presenta la sintaxis más compleja de las treshipótesis planteadas:

— Longitud total de 8 x M = 8 x 2,425 m = 19,5m, distribuidos del siguiente modo: 2 x M =4,85 m, longitud y anchura del ábside único;(2 + 1/2) x M = 6,0625 m, longitud del tran-septo tripartito; (2 + 1/4) x M = 5,45625 m,longitud del cuerpo de naves; (1 + 1/2) x M =3,6375 m, longitud del pórtico, único.

— Anchura total de 4 x M = 9,7 m, que se dis-tribuiría en: 2 x M = 4,85 m, anchura delcuerpo central del transepto, nave central ypórtico; 1 x M = 2,425 m, anchura de lasnaves laterales y cuerpos laterales del tran-septo (x 2 naves = 4,85 m).

— Habitación lateral norte, de dimensiones aná-logas al ábside, abierta al transepto e igua-lando el alzado del ábside, alzándose sobrelas naves laterales mediante arcos diafragma.

— En cuanto a los alzados, aplicando la mismametodología, serían, de modo resumido:ábside único y cámaras laterales del transep-to tripartito: 4, 85 m (1 x M), hasta el dur-miente del tejado, 4,85 m, en total unos6,05 m; nave central: 6,06 m hasta el dur-miente del tejado, 7,275 m en total; navelateral, pórtico y habitación lateral norte:3,6375 m hasta el durmiente del tejado,4,85 m en total.

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40 Su interpretación se basa en la creación por su parte de unahipótesis previa que presupone en todo caso la relación de SanTirso con los tantas veces mencionados «palacios reales», asícomo todo un esquema organizativo de una supuesta «corte», quemuchos imaginaron y aún sueñan, sin base arqueológica alguna,sobre argumentos basados en citas históricas de lo más oscuro.

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Fig. 2. Planta de la iglesia primitiva (siglo IX), inscrita sobre la iglesia actual (siglo XIV).

Planta Feliciano Redondo (op. cit., p. 151)Planta hipótesis 1Sondeos propuestos

Comentarios

Tiene la virtud de explicar la configuraciónactual del templo de tres naves como continuidad deuno primitivo similar, de culto abierto, lo cual, ade-más, parece ir en consonancia con las frases inicialesde la epigrafía del templo, dirigidas a todo visitante.Esta función se combina una liturgia especial, entorno a la concepción de un ámbito litúrgico destaca-do que articula el santuario único y la habitación late-ral norte.

Es la que implica una mayor complejidad en laejecución material del edificio, debido a la dificultadtécnica de engarzar formalmente la habitación nortecon el transepto tripartito, cuyo cuerpo central pudodestacar o no en alzado de la nave central. Su aspec-to sería muy similar, dentro del ciclo asturiano, a labasílica de San Juan Evangelista de Pravia.

5. PROPUESTAS PARA UNAACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA

Por último, abordamos un proyecto de actuaciónarqueológica que, a nuestro juicio, servirían para dilu-cidar las principales incógnitas planteadas (fig. 2):

Sondeo en el exterior de la nave lateral norte,arrimado al muro, abarcando los restos constructivosdel habitáculo norte. Dimensiones: 6 m en sentidoeste-oeste por 1,5 en sentido norte-sur. Permitiríaconfirmar la existencia del esquinal de la «capilla»,derribado en 1721.

Sondeo en la nave lateral sur, a la derecha delpilar toral este del arco ojival, y entre este y el machónque determina la antigua esquina noreste de la torre.Dimensiones: unos 2,5 por 2,5 m. Permitiría dilucidarsi el edificio interpretado como «torre», formó en rea-lidad parte de la iglesia, lo que se confirmaría por laexistencia de algún tipo de pavimento o pasaje.

En el lado norte, opuesto al anterior, en el tramocorrespondiente al arco ojival, hacia el norte, buscan-do el enlace entre la nave lateral y el mencionadocuerpo lateral norte. Dimensiones: 2,5 m en sentidoeste-oeste, y unos 3,75 m en sentido norte-sur. Per-mitiría determinar el tipo de relación entre el cuerpolateral norte y el cuerpo de la iglesia.

En la parte noroeste de la nave central actual, ala altura del pilar oeste del arco ojival. Dimensiones:2,5 m en sentido norte-sur por 6 m en sentido este-oeste. Permitiría determinar la longitud global de laiglesia y, de este modo, su morfología primitiva concarácter definitivo.

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