La Caperucita Rosada - cuentosdefederico.com · Las asombrosas aventuras de Federico y otros...

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Fernando Olavarría Gabler La Caperucita Rosada

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  • Fernando Olavarra Gabler

    La Caperucita Rosada

  • Fernando Olavarra Gabler

    La Caperucita Rosada

    Inscripcin Registro de Propiedad Intelectual N 154552. Chile. Fernando Olavarra Gabler.

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    La Caperucita Rosada

    Inscripcin Registro de Propiedad Intelectual N 154552. Chile. Fernando Olavarra Gabler.

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    Las asombrosas aventuras de Federico y otros cuentos maravillosos

    ADVERTENCIA

    uerido lector, si eres adulto, y deseas entender este cuento, preprate para ser simple, como la mente de un inocente nio. Que tu alma no sea aparentemente limpia, cual cristalina gota de agua sino verdaderamente difana sin la ms mnima partcula de maldad.

    LA CAPERUCITA ROSADA, Fernando Olavarra Gabler

    aba una vez en un valle de un pas desconocido, una casa donde viva una nia con sus padres. Este valle era el Valle del Amor.

    En el invierno recin pasado, la mam le haba comprado a la nia una "parka" rosada con un capuchn. La nia se abrigaba con ella cuando sala temprano a la escuela y el primer da en que visti as, un amiguito -al verla llegar con la parka- exclam: All viene la Caperucita Roja!, pero como el color rojo estaba ausente, grit, Miren! All viene la Caperucita Rosada! Y los dems nios de la escuela encontraron muy bien puesto el nombre y la siguieron llamando de esa manera.

    Caperucita Rosada era una linda niita de hermosos cabellos rubios y ojos celestes a los cuales se agregaba una bondad que emanaba de su inocente rostro.

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    Las asombrosas aventuras de Federico y otros cuentos maravillosos

    ADVERTENCIA

    uerido lector, si eres adulto, y deseas entender este cuento, preprate para ser simple, como la mente de un inocente nio. Que tu alma no sea aparentemente limpia, cual cristalina gota de agua sino verdaderamente difana sin la ms mnima partcula de maldad.

    LA CAPERUCITA ROSADA, Fernando Olavarra Gabler

    aba una vez en un valle de un pas desconocido, una casa donde viva una nia con sus padres. Este valle era el Valle del Amor.

    En el invierno recin pasado, la mam le haba comprado a la nia una "parka" rosada con un capuchn. La nia se abrigaba con ella cuando sala temprano a la escuela y el primer da en que visti as, un amiguito -al verla llegar con la parka- exclam: All viene la Caperucita Roja!, pero como el color rojo estaba ausente, grit, Miren! All viene la Caperucita Rosada! Y los dems nios de la escuela encontraron muy bien puesto el nombre y la siguieron llamando de esa manera.

    Caperucita Rosada era una linda niita de hermosos cabellos rubios y ojos celestes a los cuales se agregaba una bondad que emanaba de su inocente rostro.

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  • Las asombrosas aventuras de Federico y otros cuentos maravillosos

    4 5

    Un da, una pata regalona de la nia, puso un huevo y Caperucita Rosada le pidi a la mam que hiciera un pastel de manzanas para regalrselo a su abuelita. La mam accedi al pedido de la nia y cogiendo el huevo de la pata, lo parti, lo mezcl con la harina e hizo un apetitoso "kuchen" que muy pronto qued listo.

    Parti Caperucita Rosada con el pastel de manzanas dentro de un canasto y fue acompaada de su perro y de su gato.

    Para llegar a la casa de su abuelita, la nia tena que bajar por el Valle del Amor, pasar cerca del viejo molino, luego atravesar la Floresta de la Armona y finalmente llegar al bosque donde estaba la casa de la anciana abuela.

    Creen ustedes que el perro y el gato iban como perro y gato? S, as iban, pero no se comportaban como tales entre ellos dos porque haban sido criados juntos desde cachorros y se queran como hermanos. Amaban mucho a su bondadosa amita y no haba celos del

    perro cuando el gato, ronroneando, saltaba a la falda de la nia para regalonear un poco, ni celos gatunos cuando el perro corra alegre, saltaba y ladraba en los momentos en que la nia llegaba a la casa despus de haber ido a la escuela.

    A pesar de ser buenos amigos, eran de caracteres muy diferentes. Era cuestin de comparar los nimos opuestos de cada uno cuando ambos movan su cola o cuando la nia los invitaba a baarse con agua y jabn.

    Y es as como los tres llegaron al viejo molino que hizo girar ms rpidamente sus aspas en seal de alegra. Qu felicidad de verte, Caperucita! -pareca decir el viejo molino y sus ejes y goznes chirriaban porque ya haca mucho tiempo que nadie los engrasaba.

    Es el reumatismo! -deca el viejo molino- Es la vejez! Ahora que no me muevo tanto. Pero todo era imaginacin porque nunca se haba movido de ese lugar.

    LA CAPERUCITA ROSADA, Fernando Olavarra Gabler

  • Las asombrosas aventuras de Federico y otros cuentos maravillosos

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    Un da, una pata regalona de la nia, puso un huevo y Caperucita Rosada le pidi a la mam que hiciera un pastel de manzanas para regalrselo a su abuelita. La mam accedi al pedido de la nia y cogiendo el huevo de la pata, lo parti, lo mezcl con la harina e hizo un apetitoso "kuchen" que muy pronto qued listo.

    Parti Caperucita Rosada con el pastel de manzanas dentro de un canasto y fue acompaada de su perro y de su gato.

    Para llegar a la casa de su abuelita, la nia tena que bajar por el Valle del Amor, pasar cerca del viejo molino, luego atravesar la Floresta de la Armona y finalmente llegar al bosque donde estaba la casa de la anciana abuela.

    Creen ustedes que el perro y el gato iban como perro y gato? S, as iban, pero no se comportaban como tales entre ellos dos porque haban sido criados juntos desde cachorros y se queran como hermanos. Amaban mucho a su bondadosa amita y no haba celos del

    perro cuando el gato, ronroneando, saltaba a la falda de la nia para regalonear un poco, ni celos gatunos cuando el perro corra alegre, saltaba y ladraba en los momentos en que la nia llegaba a la casa despus de haber ido a la escuela.

    A pesar de ser buenos amigos, eran de caracteres muy diferentes. Era cuestin de comparar los nimos opuestos de cada uno cuando ambos movan su cola o cuando la nia los invitaba a baarse con agua y jabn.

    Y es as como los tres llegaron al viejo molino que hizo girar ms rpidamente sus aspas en seal de alegra. Qu felicidad de verte, Caperucita! -pareca decir el viejo molino y sus ejes y goznes chirriaban porque ya haca mucho tiempo que nadie los engrasaba.

    Es el reumatismo! -deca el viejo molino- Es la vejez! Ahora que no me muevo tanto. Pero todo era imaginacin porque nunca se haba movido de ese lugar.

    LA CAPERUCITA ROSADA, Fernando Olavarra Gabler

  • Los invito a entrar -les dijo el molino- As vern cmo funciona mi corazn. Conocern tambin a otros visitantes que llegaron das atrs y estn colgando de las vigas del techo.

    Hola! Hola! Dijeron unas vocecitas all arriba. Perdonarn ustedes que no nos pongamos de pie porque estamos colgando cabeza abajo. Eran tres murcilagos que observaban a los nuevos visitantes desde lo alto.

    Oh! Parecen ratoncitos con alas! -exclam la nia.S! -dijeron- eso es lo que somos!Por qu no bajan a conversar? -les pregunt la nia.No! No! -dijeron los murcilagos -ese gato nos da mucho

    susto; adems el Sol an brilla y tenemos que dormir. Uaa! -que sueo tenemos. Buenos das! Hasta la noche!

    Buenas noches, hasta maana -respondi Caperucita- y los

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    LA CAPERUCITA ROSADA, Fernando Olavarra Gabler

  • Los invito a entrar -les dijo el molino- As vern cmo funciona mi corazn. Conocern tambin a otros visitantes que llegaron das atrs y estn colgando de las vigas del techo.

    Hola! Hola! Dijeron unas vocecitas all arriba. Perdonarn ustedes que no nos pongamos de pie porque estamos colgando cabeza abajo. Eran tres murcilagos que observaban a los nuevos visitantes desde lo alto.

    Oh! Parecen ratoncitos con alas! -exclam la nia.S! -dijeron- eso es lo que somos!Por qu no bajan a conversar? -les pregunt la nia.No! No! -dijeron los murcilagos -ese gato nos da mucho

    susto; adems el Sol an brilla y tenemos que dormir. Uaa! -que sueo tenemos. Buenos das! Hasta la noche!

    Buenas noches, hasta maana -respondi Caperucita- y los

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  • Las asombrosas aventuras de Federico y otros cuentos maravillosos

    murcilagos despus de bostezar se quedaron profundamente dormidos. Caperucita Rosada y sus dos compaeros salieron del interior del molino y caminaron por el sendero que los llevara a la Floresta de la Armona.

    Bajaron por una suave loma y se despidieron del viejo molino que les dijo adis con sus largas aspas. Hasta la vuelta amiguitos! Que os vaya bien! Saludad a la anciana abuela!

    -Hasta pronto viejo molino! Respondi la nia y el perro ladr y se adelant camino abajo dando grandes brincos y moviendo alegremente la cola.

    El molino sigui despidindose haciendo girar sus aspas como grandes brazos hasta que se perdi de vista.

    No pas mucho tiempo cuando divisaron la Floresta de la Armona. Esta floresta era un maravilloso y extenso jardn formado por una gran variedad de plantas y arbustos cuyas grandes flores de

    cientos de colores diferentes provocaban al que se paseaba por all una sensacin intensa de felicidad al recibir tanta belleza.

    Es muy grato imaginarse a la nia entre las grandes y perfumadas flores, junto a su perro blanco y a su gato negro.

    Pero no eran solamente ellos los que visitaban ese magnfico jardn, porque se oa un zumbido constante de alas de abejas y abejorros que venan a chupar el nctar de las enormes flores.

    De improviso divisaron a un gran moscardn que lleg zumbando como un violonchelo y se pos sobre una enorme flor amarilla.

    -Oh! -qu hermosa eres -dijo el moscardn- eres una flor?-No-respondi Caperucita Rosada -soy una nia y voy a ver a

    mi abuelita.-Por qu tienes pintadas las patitas traseras de amarillo? -

    pregunt Caperucita.

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    murcilagos despus de bostezar se quedaron profundamente dormidos. Caperucita Rosada y sus dos compaeros salieron del interior del molino y caminaron por el sendero que los llevara a la Floresta de la Armona.

    Bajaron por una suave loma y se despidieron del viejo molino que les dijo adis con sus largas aspas. Hasta la vuelta amiguitos! Que os vaya bien! Saludad a la anciana abuela!

    -Hasta pronto viejo molino! Respondi la nia y el perro ladr y se adelant camino abajo dando grandes brincos y moviendo alegremente la cola.

    El molino sigui despidindose haciendo girar sus aspas como grandes brazos hasta que se perdi de vista.

    No pas mucho tiempo cuando divisaron la Floresta de la Armona. Esta floresta era un maravilloso y extenso jardn formado por una gran variedad de plantas y arbustos cuyas grandes flores de

    cientos de colores diferentes provocaban al que se paseaba por all una sensacin intensa de felicidad al recibir tanta belleza.

    Es muy grato imaginarse a la nia entre las grandes y perfumadas flores, junto a su perro blanco y a su gato negro.

    Pero no eran solamente ellos los que visitaban ese magnfico jardn, porque se oa un zumbido constante de alas de abejas y abejorros que venan a chupar el nctar de las enormes flores.

    De improviso divisaron a un gran moscardn que lleg zumbando como un violonchelo y se pos sobre una enorme flor amarilla.

    -Oh! -qu hermosa eres -dijo el moscardn- eres una flor?-No-respondi Caperucita Rosada -soy una nia y voy a ver a

    mi abuelita.-Por qu tienes pintadas las patitas traseras de amarillo? -

    pregunt Caperucita.

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    -No las tengo pintadas -dijo el moscardn- las llevo cargadas de polen para hacer cera.

    -Ah! -exclam Caperucita- es la misma cera con la que hacen los cirios en al iglesia?

    -S -respondi el moscardn- y tambin sirve para lustrar los pisos para que queden bien brillantes.

    -Y sirve para curar el reumatismo?-Bueno, dijo el moscardn- no es precisamente para eso en que

    se utiliza por qu me haces esa pregunta tan extraa?-Porque el viejo molino padece de reumatismo y sus ejes y sus

    goznes gimen al dar vueltas durante tantos aos.-Se me ha ocurrido algo -dijo el moscardn. Juntaremos

    mucha cera entre todos mis primos y hermanos, untaremos los ejes del viejo molino y a lo mejor se alivia de sus achaques.

    -No sabes cunta felicidad me dara ese lindo gesto de ustedes

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    -No las tengo pintadas -dijo el moscardn- las llevo cargadas de polen para hacer cera.

    -Ah! -exclam Caperucita- es la misma cera con la que hacen los cirios en al iglesia?

    -S -respondi el moscardn- y tambin sirve para lustrar los pisos para que queden bien brillantes.

    -Y sirve para curar el reumatismo?-Bueno, dijo el moscardn- no es precisamente para eso en que

    se utiliza por qu me haces esa pregunta tan extraa?-Porque el viejo molino padece de reumatismo y sus ejes y sus

    goznes gimen al dar vueltas durante tantos aos.-Se me ha ocurrido algo -dijo el moscardn. Juntaremos

    mucha cera entre todos mis primos y hermanos, untaremos los ejes del viejo molino y a lo mejor se alivia de sus achaques.

    -No sabes cunta felicidad me dara ese lindo gesto de ustedes

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    -replic la nia- qu alegra para el viejo molino de sentirse sin sus dolores.

    -Adis niita! -se despidi el moscardn- me pondr en contacto con mis parientes e iremos al viejo molino. Diciendo esto, ech a volar y se perdi zumbando entre las flores.

    Caperucita y sus dos animales siguieron caminando por la Floresta de la Armona por largo rato y despus llegaron a una verde pradera. Ms tarde tendran que internarse en el Bosque de la Sabidura donde estaba la casa de la abuela.

    Caperucita senta una gran felicidad y empez a cantar una cancin.

    Cantaba la nia con su linda voz mientras atravesaba la verde pradera.

    Pasaron volando por encima de ella una bandada de patos silvestres, quienes al or a Caperucita principiaron a cantar ellos

    tambin.Caperucita les larg un beso al aire y lo sopl con la palma

    abierta de su mano y ellos felices viraron y volaron en un gran semicrculo saludando a la nia y despus se alejaron hasta que dejaron de verse en el cielo.

    Pastando en la pradera haba una manada de ciervos que al or las pisadas de la nia levantaron sus cabezas y olfatearon a los que llegaban y despus siguieron pastando tranquilamente.

    Ms all haba un rebao de ovejas, algunas de ellas con sus corderitos de corta edad. No faltaban algunas vacas con sus terneros y algunos caballos que relincharon muy contentos al ver pasar a la nia.

    En esta Pradera de la Mansedumbre no exista el miedo y por lo tanto los animales no huan cuando alguien se acercaba.

    Caperucita, con su perro y el gato pasaron por entre los animales, llegaron al bosque donde viva la abuelita de la Caperucita y

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    -replic la nia- qu alegra para el viejo molino de sentirse sin sus dolores.

    -Adis niita! -se despidi el moscardn- me pondr en contacto con mis parientes e iremos al viejo molino. Diciendo esto, ech a volar y se perdi zumbando entre las flores.

    Caperucita y sus dos animales siguieron caminando por la Floresta de la Armona por largo rato y despus llegaron a una verde pradera. Ms tarde tendran que internarse en el Bosque de la Sabidura donde estaba la casa de la abuela.

    Caperucita senta una gran felicidad y empez a cantar una cancin.

    Cantaba la nia con su linda voz mientras atravesaba la verde pradera.

    Pasaron volando por encima de ella una bandada de patos silvestres, quienes al or a Caperucita principiaron a cantar ellos

    tambin.Caperucita les larg un beso al aire y lo sopl con la palma

    abierta de su mano y ellos felices viraron y volaron en un gran semicrculo saludando a la nia y despus se alejaron hasta que dejaron de verse en el cielo.

    Pastando en la pradera haba una manada de ciervos que al or las pisadas de la nia levantaron sus cabezas y olfatearon a los que llegaban y despus siguieron pastando tranquilamente.

    Ms all haba un rebao de ovejas, algunas de ellas con sus corderitos de corta edad. No faltaban algunas vacas con sus terneros y algunos caballos que relincharon muy contentos al ver pasar a la nia.

    En esta Pradera de la Mansedumbre no exista el miedo y por lo tanto los animales no huan cuando alguien se acercaba.

    Caperucita, con su perro y el gato pasaron por entre los animales, llegaron al bosque donde viva la abuelita de la Caperucita y

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    se internaron en l. El Bosque de la Sabidura era sombro. Altos y aosos rboles casi no dejaban filtrarse la luz del Sol, la cual se dejaba ver de vez en cuando en forma de oblicuos rayos que hacan brillar las hojas en algunos trechos.

    Atardeca, cuando la nia divis la casa de la abuela que estaba situada en una suave ladera.

    El gallo del gallinero le dio la bienvenida desde lejos. Ki-kirikii! -cant el gallo quin me quiere a m? Todas nosotras te queremos mucho -cacarearon las gallinas y cada una puso un huevo.

    Los gansos salieron de la laguna y desfilaron de uno en uno por el camino con paso de ganso. Iban a rendir honores a Caperucita Rosada. Qu alegra verlos a todos con el plumaje tan lindo! -exclam Caperucita- y los gansos se sintieron sanamente orgullosos y todas las aves del corral expresaron una gran felicidad.

    Los chincoles, jilgueros, diucas, zorzales, mirlos, tencas y

    otros pajarillos del campo lanzaron al aire una maravillosa sinfona de trinos; los gansos pensaron mejor quedarse callados porque desafinaban.

    Al poco rato de llegar Caperucita a la casa de su abuela, aparecieron por el sendero los animalitos de la pradera, porque, cmo no seguir los pasos de nia tan primorosa? En esos precisos momentos sali la abuela de la casa y todos los animales saludaron a la anciana del bosque.

    Qu alegra para la abuela ver y or todo esto y especialmente recibir a su nieta que corri a abrazarla y a besarla.

    La abuela agradeci el pastel de manzanas que le haba trado Caperucita y sentndose en la mesa frente a la chimenea les dio un pedacito a cada uno de los animalitos que la acompaaban. Porque han de saber ustedes que ellos eran muy queridos por la anciana seora y algunos se agruparon en el umbral de la puerta, otros se asomaron

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    LA CAPERUCITA ROSADA, Fernando Olavarra Gabler

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    se internaron en l. El Bosque de la Sabidura era sombro. Altos y aosos rboles casi no dejaban filtrarse la luz del Sol, la cual se dejaba ver de vez en cuando en forma de oblicuos rayos que hacan brillar las hojas en algunos trechos.

    Atardeca, cuando la nia divis la casa de la abuela que estaba situada en una suave ladera.

    El gallo del gallinero le dio la bienvenida desde lejos. Ki-kirikii! -cant el gallo quin me quiere a m? Todas nosotras te queremos mucho -cacarearon las gallinas y cada una puso un huevo.

    Los gansos salieron de la laguna y desfilaron de uno en uno por el camino con paso de ganso. Iban a rendir honores a Caperucita Rosada. Qu alegra verlos a todos con el plumaje tan lindo! -exclam Caperucita- y los gansos se sintieron sanamente orgullosos y todas las aves del corral expresaron una gran felicidad.

    Los chincoles, jilgueros, diucas, zorzales, mirlos, tencas y

    otros pajarillos del campo lanzaron al aire una maravillosa sinfona de trinos; los gansos pensaron mejor quedarse callados porque desafinaban.

    Al poco rato de llegar Caperucita a la casa de su abuela, aparecieron por el sendero los animalitos de la pradera, porque, cmo no seguir los pasos de nia tan primorosa? En esos precisos momentos sali la abuela de la casa y todos los animales saludaron a la anciana del bosque.

    Qu alegra para la abuela ver y or todo esto y especialmente recibir a su nieta que corri a abrazarla y a besarla.

    La abuela agradeci el pastel de manzanas que le haba trado Caperucita y sentndose en la mesa frente a la chimenea les dio un pedacito a cada uno de los animalitos que la acompaaban. Porque han de saber ustedes que ellos eran muy queridos por la anciana seora y algunos se agruparon en el umbral de la puerta, otros se asomaron

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    por la ventana y los ms pequeos entraron al interior y as, mientras los venados se asomaban estirando el cuello por estar la puerta abierta, el gallo picoteaba las migajas y los pajaritos se posaban en el respaldo de las sillas.

    Los gansos entraron desfilando y se comportaron muy educados.

    Caperucita tena mucho apetito y adems de comer una buena tajada de pastel, bebi leche con frambuesas y comi queso y un huevo a la copa. Como estaba muy cansada, dio un largo bostezo. La abuelita se fue a acostar a dormir y la nieta despus de rezar, se durmi junto a ella, en la ancha cama que haba construido su abuelo cuando era joven.

    Los animalitos despus de decir las buenas noches se fueron tambin a descansar; algunos al establo, otros al gallinero, otros a la laguna y los pajarillos a las ramas de los rboles.

    El gallo tena que levantarse a las cinco de la maana y fue el primero en quedarse dormido. Todos reposaron en paz y amor del Seor.

    Al da siguiente Caperucita despert cuando el Sol brillaba en la ventana. Despus de ayudar a su abuela con los quehaceres del hogar, emprendi el regreso a su casa. Atraves el Bosque de la Sabidura, la Pradera de la Mansedumbre, la Floresta de la Armona y lleg al Valle del Amor. El viejo molino la divis desde lejos y la salud con sus aspas. Estaba feliz porque el moscardn y sus parientes, en un noble gesto, le haban echado cera a sus goznes y ahora no chirriaban y giraban a ms no poder.

    -Qu buena eres Caperucita -le dijo el viejo molino- gracias a ti ya no gimen mis ejes, me siento tan agradado y libre del reumatismo.

    Los padres de la nia estaban esperndola en el jardn de la casa y Caperucita corri a besarlos con los brazos abiertos. El perro

    1716

    LA CAPERUCITA ROSADA, Fernando Olavarra Gabler

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    por la ventana y los ms pequeos entraron al interior y as, mientras los venados se asomaban estirando el cuello por estar la puerta abierta, el gallo picoteaba las migajas y los pajaritos se posaban en el respaldo de las sillas.

    Los gansos entraron desfilando y se comportaron muy educados.

    Caperucita tena mucho apetito y adems de comer una buena tajada de pastel, bebi leche con frambuesas y comi queso y un huevo a la copa. Como estaba muy cansada, dio un largo bostezo. La abuelita se fue a acostar a dormir y la nieta despus de rezar, se durmi junto a ella, en la ancha cama que haba construido su abuelo cuando era joven.

    Los animalitos despus de decir las buenas noches se fueron tambin a descansar; algunos al establo, otros al gallinero, otros a la laguna y los pajarillos a las ramas de los rboles.

    El gallo tena que levantarse a las cinco de la maana y fue el primero en quedarse dormido. Todos reposaron en paz y amor del Seor.

    Al da siguiente Caperucita despert cuando el Sol brillaba en la ventana. Despus de ayudar a su abuela con los quehaceres del hogar, emprendi el regreso a su casa. Atraves el Bosque de la Sabidura, la Pradera de la Mansedumbre, la Floresta de la Armona y lleg al Valle del Amor. El viejo molino la divis desde lejos y la salud con sus aspas. Estaba feliz porque el moscardn y sus parientes, en un noble gesto, le haban echado cera a sus goznes y ahora no chirriaban y giraban a ms no poder.

    -Qu buena eres Caperucita -le dijo el viejo molino- gracias a ti ya no gimen mis ejes, me siento tan agradado y libre del reumatismo.

    Los padres de la nia estaban esperndola en el jardn de la casa y Caperucita corri a besarlos con los brazos abiertos. El perro

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    saltaba de felicidad y el gato sin apurar el paso lleg al jardn triunfante con la cola en alto.

    As llegamos al final de este simple e inocente relato. Es hora ya -nos dice el tradicional y antiguo molino- que dejis de ser nios. Os espera un mundo en el cual existen las cosas bellas junto a otras feas como la hipocresa, la maldad y la violencia y otras tan horribles que no vale la pena seguir mencionndolas. Pero no os olvidis de este cuento y guardadlo en el fondo de vuestro corazn. Si segus mi consejo, no os ser difcil el buscar las puertas del Cielo y cuando estis algn da frente a ellas, podris entrar all sin temor alguno; si tenis el alma tan limpia y pura como la de Caperucita Rosada.

    18

    Inscripcin Registro de Propiedad Intelectual N 154552. Chile. Fernando Olavarra Gabler.

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    saltaba de felicidad y el gato sin apurar el paso lleg al jardn triunfante con la cola en alto.

    As llegamos al final de este simple e inocente relato. Es hora ya -nos dice el tradicional y antiguo molino- que dejis de ser nios. Os espera un mundo en el cual existen las cosas bellas junto a otras feas como la hipocresa, la maldad y la violencia y otras tan horribles que no vale la pena seguir mencionndolas. Pero no os olvidis de este cuento y guardadlo en el fondo de vuestro corazn. Si segus mi consejo, no os ser difcil el buscar las puertas del Cielo y cuando estis algn da frente a ellas, podris entrar all sin temor alguno; si tenis el alma tan limpia y pura como la de Caperucita Rosada.

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  • La

    Cap

    eru

    cita

    Ro

    sada

    FedericoJuanita y el Duende NegroAlejandra y el Brujo de los Calzones MoradosUna Vida, Cien Vidas, Infinitas Vidas. El Pato Gordo y el PescadorLa Puerta TransparenteMarielaRodrigo y el Hospital de las BrujasEl PayasoUn Misterioso Plato de MielLa Gallina de las Tripas de BronceMiguelinaLa Caperucita RosadaTarari TararFortunata y el Prncipe de los saposIngrid y los Siete GansosLa Flauta de OroEl Cumpleaos de CristinaUna Voz en el BosqueEl Caracol NacaradoAnabella y el Duende AzulExtrao ViajePin PinLa Bruja Roja y el Sastrecillo MentirosoEl Caballo Encantado de Via del MarLa MuequitaEl Prncipe RojoEl Valle del Brujo BlancoEl Hada AzulLa Grandiosa Sinfona de la Niebla y la Hija de la MsicaEl Bal de las HadasLa Receta de CocinaLos InvasoresMonsieur Le CoucourouchEl Gato de Camila y las bellsimas ChinchillasUn regalo para la princesitaLa Misteriosa casa de UnderLa Fiesta de la CebollaLa Imagen de la Bruja Elevada a la Sptima PotenciaEl Duque de la Naranja y la Emperatriz MandarinaMariettaEl Salterio VoladorAdelina

    1.2.3.4.5.6.7.8.9.

    10.11.12.13.14.15.16.17.18.19.20.21.22.23.24.25.26.27.28.29.30.31.32.33.34.35.36.37.38.39.40.41.42.