La Clave Del Cambio y La Innovacion
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LA CLAVE DEL CAMBIO Y LA INNOVACIÓN: DESAPRENDER LA EMPRESA.
1. Preguntar como un niño, responder como un adulto
Es evidente que la innovación y el cambio están muy relacionados con el aprendizaje. Pero
posiblemente el gran problema es que para aprender nos vemos obligados a desaprender, ya que no es fácil
quitarnos la costra que tenemos pegada al cuerpo y que se va formando a lo largo de nuestra vida. Para
desaprender tenemos que ser capaces de hacernos preguntas como si fuéramos niños, y responderlas como
adultos. Evidentemente éste es un problema complejo, ya que nuestras ideas y creencias (nuestros modelos
mentales) conforman un sistema que tiende a perpetuarse, a no cambiar.
«Enfréntate a la realidad como un niño pequeño, abandona la idea preconcebida, sigue con humildad
cualquier abismo adonde la naturaleza te conduzca o no aprenderás nada».
Thomas Huxley (biólogo británico)
Por lo tanto, para ser capaces de desaprender debemos ser conscientes de que nuestro sistema de
creencias está formado por ideas que, en muchas ocasiones, no hemos elaborado nosotros y que aceptamos
sin realizar un juicio riguroso. Podríamos decir que, con frecuencia, nuestras creencias son atajos para no
pensar.
2. Paradigmas, memes y prejuicios
Thomas Kuhn, célebre filósofo e historiador de la ciencia, desencadenó una auténtica revolución en los
años sesenta del siglo pasado. Su obra se dedica a estudiar el comportamiento de los científicos (desde un
enfoque histórico-sociológico), diferenciando entre ciencia normal y ciencia extraordinaria. La primera no
cuestiona las teorías utilizadas (el paradigma dominante), en cambio, la ciencia extraordinaria sí
(desencadenando las revoluciones científicas). La ciencia normal parece ser un intento de obligar a la
naturaleza a que encaje dentro de los límites preestablecidos y relativamente inflexibles que proporciona el
paradigma.
Según Kuhn, el progreso científico se realiza gracias a la ciencia normal, ya que permite que los
científicos se centren en la resolución de problemas concretos, dando lugar al avance de la ciencia. Pero
claro, la ciencia normal no será capaz de resolver todos los problemas planteados. Cuando la envergadura de
los problemas que hay que resolver es muy grande se genera una crisis que hace que aparezca la ciencia
extraordinaria, encargada de buscar nuevas teorías capaces de solucionar las cuestiones sin respuesta (en el
paradigma anterior).
La cuestión es: ¿cómo llega a admitirse un nuevo paradigma? Para Popper la respuesta a la pregunta
sería: mediante argumentos lógicos (lo que solemos tender a pensar…). Por el contrario, Kuhn habla de la
imposibilidad de comparar paradigmas mediante un criterio común. Afirma que la competencia entre
paradigmas no es un tipo de batalla que pueda resolverse por medio de pruebas. Kuhn utiliza el término
conversión para explicar cómo los científicos llegan a admitir un nuevo paradigma. Además, advierte que
normalmente una nueva teoría científica llega a triunfar no porque sus adversarios se rindan ante las
pruebas, sino porque esos adversarios mueren (o se retiran) y surge una nueva generación de científicos
que admiten la nueva teoría.
Lo que muestra Kuhn a lo largo de su obra es algo de lo que ya hemos hablado mucho: la incapacidad
del ser humano para desaprender lo aprendido.
Como ya sabemos, los memes son como genes culturales que se heredan y que tienden a perpetuar
los paradigmas. Lo preocupante es que muchos memes suelen estar cargados de prejuicios que nos impiden
pensar y, en definitiva, desaprender y volver a aprender. La fuerza de los prejuicios está en que nuestra
mente tiende a corroborar todo aquello que damos por sentado, es decir, en muchas ocasiones sólo
escuchamos lo que prueba la validez de nuestros prejuicios, pero dejamos de escuchar (nos blindamos)
aquello que los cuestiona (no soportamos las disonancias…). Siempre creemos lo que queremos creer.
Siendo conscientes de este hecho, tenemos que ser capaces de sospechar de nosotros mismos.
Tenemos que ser capaces de reflexionar sobre los memes que hemos heredado de nuestro entorno social y
cultural y ser críticos con ellos, pues son los que configuran nuestra ideología sobre cómo funciona el mundo,
la empresa…
Este proceso desarrolla la capacidad de desaprender en las personas y en las organizaciones y nos
defiende de la tradición, de lo que nos han contado sobre el funcionamiento del sistema. Si no somos
Cuando somos capaces de desaprender, somos creativos. El que desaprende es el que crea, ya que la
creación se basa en un cambio de foco que nos permite abandonar los prejuicios que nos atenazan. Para
conseguirlo tenemos que centrar nuestra atención y estar constantemente alerta.
Cuando somos capaces de desaprender, somos creativos. El que desaprende es el que crea, ya que la
creación se basa en un cambio de foco que nos permite abandonar los prejuicios que nos atenazan. Para
conseguirlo tenemos que centrar nuestra atención y estar constantemente alerta.
3. Aprendiendo a desaprender
Quizá alguno se pregunte: ¿cómo puedo desarrollar la capacidad de desaprender? No es fácil
responder a esa pregunta, pero inicialmente dos cosas serán fundamentales: implicación y constancia.
Implicación. Tenemos que ser conscientes de que las ideas no se dan de bruces con nosotros,
tenemos que buscarlas e implicarnos en dicha búsqueda. Lo cierto es que hablamos de lo que nos
interesa, pero resolvemos lo que nos preocupa. Por lo tanto, el primer paso es ser conscientes de lo
que nos preocupa. ¿Cómo podemos descubrirlo? Sabiendo lo que nos apasiona. Es decir, lo que te
apasiona, te preocupa y finalmente te implica. Cuando estás implicado es más fácil desaprender.
Constancia. Las personas creativas e innovadoras suelen estar insatisfechas con lo establecido y
persiguen las ideas hasta el final. Se revelan ante el sistema y ante las situaciones con constancia,
ya que no es fácil romper moldes y constricciones.
4. No es fácil desaprender
La creatividad es desaprender, aceptar la remodelación, el pensamiento lateral y cultivar la disociación
(capacidad que nos permite mezclar cosas que se encuentran en planos distintos). Pero desaprender tiende
a ser infinitamente más complicado que aprender ya que, como hemos comentado, los comportamientos
aprendidos tienden a perpetuarse.
Sapolsky ideó otro curioso experimento para observar el comportamiento de los chimpancés. Dicho
experimento consistía en encerrar a cinco monos en un recinto con una escalera en la que había plátanos.
Cuando alguno de los monos intentaba coger uno, los colaboradores de Sapolsky accionaban unos chorros
de agua fría que empapaban al resto. Con el tiempo, los monos aprendieron que si uno intentaba coger
plátanos el resto acabarían empapados (y muertos de frío). Si alguno seguía insistiendo, los otros cuatro se
encargaban de evitarlo (le pegaban una paliza). Al cabo de un tiempo, los chorros de agua desaparecieron
(los monos podrían haber cogido todos los plátanos que hubieran querido sin mojarse), pero ya ninguno lo
intentaba. Después, poco a poco, fueron sustituyendo uno a uno a los monos originales por nuevos monos.
Cuando llegaba un nuevo mono e intentaba coger un plátano, los demás le daban una paliza. Lo curioso es
que llegó un momento en el que todos los monos del recinto eran nuevos, pero se comportaban como los
anteriores. Ninguno de los cinco monos finales había visto los chorros de agua ni había pasado frío, pero
seguían pensando que los plátanos eran intocables, cuando nada les impedía cogerlos…
Este es un buen ejemplo de incapacidad para desaprender. No nos comportemos como los monos de
Sapolsky, seamos inconformistas y probemos a coger plátanos.
5. Aprender y desaprender en la adversidad
De nuevo Steve Jobs nos aporta una maravillosa visión de su proceso de desaprendizaje al ser
despedido de Apple, la empresa que él mismo había creado…
«Tuve suerte, supe pronto en mi vida qué era lo que más deseaba hacer. Woz y yo creamos Apple en la
cochera de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos mucho y en diez años Apple creció de ser sólo
nosotros dos a ser una compañía valorada en 2.000 millones de dólares y con 4.000 empleados. Hacía justo
un año que habíamos lanzado nuestra mejor creación (el Macintosh) y hacía poco que había cumplido los 30.
Y me despidieron. ¿Cómo te pueden echar de la empresa que tú has creado? Bueno, mientras Apple crecía
contratamos a alguien que yo creía muy capacitado para llevar la compañía junto a mí, y durante el primer
año, más o menos, las cosas fueron bien. Pero luego nuestra perspectiva del futuro comenzó a divergir y,
finalmente, nos apartamos completamente. Cuando eso pasó, nuestra junta directiva se puso de su parte.
Así que a los 30 estaba fuera. Y de forma muy notoria. Lo que había sido el centro de toda mi vida adulta se
había ido, y fue devastador.
Realmente no supe qué hacer durante algunos meses. Sentía que había dado de lado a la anterior
generación de emprendedores –que había soltado el testigo en el momento en que me lo pasaban–. Me
reuní con David Packard (de Hewlett Packard) y Bob Noyce (inventor del circuito integrado, de Intel), e
intenté disculparme por haberla fastidiado tanto. Fue un fracaso muy notorio, e incluso pensé en huir del
valle [Silicon Valley]. Pero algo comenzó a abrirse paso en mí, aún amaba lo que hacía. El resultado de los
acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba
enamorado. Así que decidí comenzar de nuevo.
No lo vi así entonces, pero resultó que ser despedido de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber
pasado. Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de
las cosas. Me liberó para entrar en uno de los períodos más creativos de mi vida.
Durante los siguientes cinco años, creé una empresa llamada NeXT, otra llamada Pixar y me enamoré de una
mujer asombrosa que se convertiría después en mi esposa. Pixar llegó a crear el primer largometraje
animado por ordenador, Toy Story, y es ahora el estudio de animación más exitoso del mundo. En un
notable giro de los acontecimientos, Apple compró NeXT, regresé a Apple y la tecnología que desarrollamos
en NeXT es el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia.
Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue
una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con
un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor
por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como
para vuestros amantes. El trabajo va a llenar gran parte de vuestra vida y la única forma de estar realmente
satisfecho es hacer lo que consideréis un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar
lo que hacéis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os conforméis. Como en todo lo que
tiene que ver con el corazón, lo sabréis cuando lo hayáis encontrado. Y como en todas las relaciones
geniales, las cosas mejoran y mejoran según pasan los años. Así que seguid buscando hasta que lo
encontréis. No os conforméis».
La crisis que estamos viviendo, la adversidad en general, puede ser un gran momento para
desaprender. Pero hay que tener en cuenta que para conseguirlo tenemos que sacar al
inconformista que llevamos dentro.
«Los cambios más importantes de mi vida se han producido en momentos en los que yo pensaba que todo
estaba perdido».
Juan Carrión Maroto es Ph. D. in Business Management por la Universidad de California, Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Complutense de Madrid, Ingeniero informático y Diplomado en estrategia por Harvard. Es profesor de Esic y socio-director de Innopersonas. Ha trabajado como consultor en diversas empresas y es autor de varias obras sobre organización empresarial.