La continuidad de Garoña, historia de una voluntad, por Javier Pinedo
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Foro de la Industria Nuclear Española
XXVI JORNADAS SOBRE ENERGIA Y EDUCACION
SEGURIDAD NUCLEAR
LA CONTINUIDAD DE GAROÑA.
HISTORIA DE UNA VOLUNTAD
Javier de Pinedo
Ingeniero Industrial
Presidente
del Consejo de Administración de
NUCLENOR, S.A.
Facultad de Medicina
Universidad Complutense de Madrid
Madrid, 11 de septiembre de 2009
INTRODUCCION
OPERACIÓN A LARGO PLAZO
El nacimiento de la idea
Su consolidación
Su concreción: el Permiso de Explotación para diez años
RENOVACION DEL PERMISO DE EXPLOTACION
El proceso oficial
Duración de las licencias, vida de diseño y vida útil
Las opiniones
LA DECISION
Preliminares
Orden Ministerial del Ministerio de Industria, Turismo y
Comercio
SUS CONSECUENCIAS
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INTRODUCCION
Su asistencia a estas Jornadas significa mucho para nuestra comunidad
nuclear, poco acostumbrada, realmente, al interés general del público. Por ello, verles
aquí a Vds., creadores del futuro de nuestro país a través de las mujeres y los
hombres que salen anualmente de sus aulas, es para mí muy de agradecer.
Desdichadamente, la historia de la energía nuclear está llena de silencios y
desconfianzas. Su muy triste y lamentable presentación en público al final de la II
Guerra Mundial, hizo olvidar la grandeza de su nacimiento y desarrollo, a lo largo de
toda la primera mitad del siglo XX por obra de unas mentes egregias que fueron
capaces de construir una de las más imponentes teorías de la ciencia física de todos
los tiempos.
Nuestra historia de Garoña forma parte también, en cuanto a su penúltimo
capítulo, de ese mundo de sospechas, exclusiones y sentimientos que impiden llevar a
cabo cualquier análisis mínimamente objetivo de un tema. Durante estos días en que
he dedicado bastante tiempo a releer recortes de periódicos que tenía guardados he
ido de asombro en asombro al ver los dislates que se han dicho y, curiosamente, las
cosas serias y profundas que se han escrito. Hablar es más fácil que escribir pero hoy
las hemerotecas guardan las palabras que ya no se las lleva el viento porque todavía
no hemos llegado al mundo orwelliano de “1984”.
Como creo que de Garoña se ha oído y visto en estos años prácticamente todo
y, en cualquier caso, en las webs del Consejo de Seguridad Nuclear y de Nuclenor
pueden Vds. encontrar todos los detalles y publicaciones referidas a ella, voy a tratar
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de transmitirles lo que pudiéramos llamar la lógica de la actuación que ha seguido
Nuclenor a lo largo de los últimos casi treinta años.
Quisiera, en primer lugar, declarar que el entusiasmo que yo pueda dedicar al
tema de la operación a largo plazo de la central de Santa María de Garoña me ha sido
contagiado. Yo llevo “sólo” diecisiete años de Consejero de Nuclenor y siete de
Presidente y, como verán Vds., esta es una historia mucho más larga. Quizás este sea
uno de los secretos de Garoña: la continuidad empieza en los valores y las ilusiones
que se han ido manteniendo en las diversas generaciones que, a todos los niveles, se
han sucedido en la explotación de la central.
En primer lugar, voy a hablar de cómo se llega a la idea de OPERACIÓN A
LARGO PLAZO y de cómo ésta se concreta en el anterior Permiso de Explotación, el
de 1999; a continuación, abordaré la RENOVACION DEL PERMISO DE
EXPLOTACION desde dos puntos de vista, el del proceso oficial y el de la opinión;
finalmente, trataré de la DECISION del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y
de sus CONSECUENCIAS o significados.
OPERACIÓN A LARGO PLAZO
El nacimiento de la idea
El tema nuclear en sus comienzos era tan novedoso que no se colocaba en
paralelo con ninguna experiencia industrial. Cuando Garoña llevaba unos años
operando no había todavía una política o teoría sobre la gestión de los activos
nucleares. El camino para llegar a entender que estas centrales, además de su
carácter nuclear, eran también unos activos industriales había que abrirlo poco a poco.
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En la década de 1980 se producen las primeras actuaciones de modernización
de la central de Garoña, son amplias e importantes y de ellas arranca un
convencimiento: la central puede tener una vida útil elevada si se actualiza y
moderniza adecuadamente y se opera y mantiene con buenas prácticas reconocidas.
En 1979 había ocurrido el accidente de la central de Three Miles Island y el
organismo regulador americano, la Nuclear Regulatory Commission, puso en marcha
un amplio programa de revisión de todos los aspectos de las centrales nucleares,
desde su diseño hasta las prácticas y experiencias operativas y la formación de los
operadores. También en los años ochenta, desde 1983 a 1988, entran en servicio en
España siete centrales nucleares, Almaraz I, la primera, y Trillo, la última. Estas
centrales, de acuerdo con la inteligente y pragmática política del regulador español de
exigir a las centrales españolas la misma normativa que se aplicaba en el país de
origen del proyecto, fueron incorporando ya las medidas que el organismo regulador
americano iba exigiendo a centrales similares bajo su jurisdicción.
El Consejo de Seguridad Nuclear consideró necesario someter a Garoña a un
programa de reevaluación inspirado en lo que se había hecho en Estados Unidos para
centrales de diseño y edad similares. Desde 1983 a 1988 se implantaron numerosas
mejoras en los sistemas, estructuras y componentes de la planta; se redactaron
nuevos procedimiento de operación y se revisó y actualizó toda la documentación de
la central.
Quisiera recordar que dentro de este programa del Consejo de Seguridad,
Nuclenor realizó el primer Análisis Probabilista de Seguridad que se hizo en España,
con una metodología que se acababa de desarrollar en el Instituto Tecnológico de
Massachusetts, cuya finalidad era calcular la probabilidad de ocurrencia de un
5
accidente con vistas, en caso necesario, a modificar el diseño para rebajar el riesgo
probable. Fue el primer análisis probabilista de riesgos que se hacía en España.
Hay que decir que todas estas actuaciones tuvieron consecuencias inmediatas
en el funcionamiento de la central y consiguieron elevar de manera muy importante su
disponibilidad y su producción.
De la experiencia de la década de 1980, Garoña saca unas lecciones
generales muy claras:
- no hay producción sin seguridad y esta condición la define y la otorga, el
Consejo de Seguridad Nuclear. Es la perspectiva técnica de la vida útil.
- la modernización y actualización de la central es posible y rentable y produce
resultados inmediatos. Es la perspectiva económica de la vida útil.
- la mejor manera de hacer las cosas es integrando conocimientos y expertos en
la propia organización y que ésta lidere y ejecute cada trabajo y sea capaz de
llevar siempre la iniciativa en la detección y solución de problemas y en el
tratamiento de nuevos planteamientos.
Como un aspecto técnico concreto, se detecta la importancia que tienen los
materiales en la fiabilidad de la central y en la definición de su horizonte de
funcionamiento. Para responder a la necesidad de intensificar las capacidades de la
organización propia en ingeniería de materiales, se refuerza la plantilla de ingenieros
dedicados a esta disciplina y se construye en 1985 un taller de maquetas para trabajar
en desarrollos propios y para preparar los trabajos a realizar en las paradas,
haciéndolos así más seguros y rápidos. Este taller singular ha adquirido por sus
realizaciones un prestigio grande a escala internacional habiéndose realizado en él
una prueba a escala real que sirvió para que la Sociedad Americana de Ingenieros
Mecánicos homologara para su Código ASME el Caso N-730.
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Su consolidación
En 1982, el organismo regulador americano había organizado un seminario
sobre el envejecimiento en las centrales nucleares y a partir de él estableció un amplio
programa de investigación. Como consecuencia de todo ello, comienza un movimiento
internacional de estudio y análisis de la extensión de la vida autorizada de las
centrales al que Nuclenor se une de manera activa, pasando a formar parte de una
asociación privada americana de propietarios de centrales nucleares tipo BWR en la
que el tema de la operación a largo plazo va cobrando una gran importancia.
En todo este tiempo, el Consejo de Seguridad Nuclear iba desarrollando su
propia política y creando el cuerpo doctrinal necesario para sustentarla. Dentro de esta
línea, se decide solicitar a las centrales, a mitad de la década de 1990, una Revisión
Periódica de Seguridad cada diez años y vincular sus resultados al condicionado de
los Permisos de Explotación que pasan, consecuentemente, a tener una duración de
diez años.
Garoña fue la primera central que realizó una Revisión Periódica de Seguridad;
la presentó en julio de 1998 y obtuvo en julio de 1999 el primer Permiso de Explotación
que concedía el Consejo de Seguridad Nuclear por diez años.
A principios de esta década de 1990, Nuclenor fue consciente de que para su
proyecto de continuidad la comunicación y las relaciones con el entorno y con las
instituciones, eran un tema clave y, por tanto, estratégico. Para responsabilizarse de
todo ello de una manera ordenada y con objetivos claros constituyó una Dirección de
Comunicación y Relaciones Institucionales, que, efectivamente, demostró ser un
instrumento muy eficiente para abrir a Nuclenor hacia el mundo exterior.
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Su concreción: el Permiso de Explotación para diez años
Este permiso es un hito en la historia de Garoña pues con él se reconoce el
esfuerzo realizado a lo largo de sus veintiocho años de operación por mejorar
constantemente la instalación, renovar la plantilla y mejorar su capacitación y, en
definitiva, prepararse para un horizonte de operación a largo plazo, como empieza a
llamarse cualquier perspectiva de vida útil que supere los cuarenta años de
funcionamiento.
En la disposición segunda de la Orden Ministerial que otorga el Permiso de
funcionamiento a Garoña en 1999 se dice:
“Caso de ser necesario un nuevo Permiso, el titular podrá solicitarlo del
Ministerio de Industria y Energía por un período no superior a diez años, con un
mínimo de tres años de antelación a la expiración del presente Permiso de
Explotación”.
Se reconoce oficialmente que es posible operar las centrales por un plazo de
tiempo superior a su vida de diseño, cuarenta años en el caso de Garoña, ya que
estos cuarenta años se cumplirán en 2011 mientras que la renovación del Permiso que
podía pedirse, como así se hizo, preveía que la central funcionara hasta el año 2019.
Desde 1996, Garoña se embarcó en una continua revisión de su operación y
funcionamiento a través de auditorías realizadas por misiones de organismos
internacionales. Su objetivo era contrastar no sólo la instalación en cuanto a la
actualidad de su diseño, sino también las prácticas operativas, su sistemática de
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análisis de la experiencia de operación, los programas de formación y la motivación de
toda la organización.
De 1996 a 1998, la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO)
realizó una misión para identificar las fortalezas y las áreas de mejora posible en la
operación, el mantenimiento y el soporte de la explotación de la central. Siguió una
experiencia piloto con el CIEMAT para evaluar el impacto de la organización en la
seguridad de la central. Desde el año 2002 hasta el 2007, han estado en Garoña tres
misiones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica –dependiente de Naciones
Unidas- evaluando exhaustivamente la seguridad en la explotación; examinando los
procesos de revisión de la experiencia operativa; y evaluando los principios
relacionados con la “cultura de seguridad”.
En 2008, al final de toda esta serie de evaluaciones internacionales
independientes, puede establecerse una conclusión muy concreta y clara, resumida en
dos mensajes:
- La planta está en muy buenas condiciones
- El personal está comprometido con la seguridad y la fiabilidad de la planta.
RENOVACION DEL PERMISO DE EXPLOTACION
El proceso oficial
Como indicaba el Permiso de Explotación vigente, tres años antes de su
vencimiento, el 3 de julio de 2006, Garoña solicitó su renovación, remitiendo toda la
documentación necesaria y especialmente la requerida por el Consejo de Seguridad
Nuclear para aquellas centrales que entraban en lo que esta Institución denomina
operación a largo plazo, es decir, la que tiene previsto superar su vida de diseño, los
repetidos cuarenta años. La parte fundamental y nueva de todos estos estudios la
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constituye el “Plan de Evaluación y Gestión del Envejecimiento de Santa María de
Garoña” desarrollado tomando como referencia la metodología de la regulación
americana.
Desde julio de 2006 hasta mayo de 2009, Garoña fue respondiendo a las
preguntas del Consejo de Seguridad Nuclear, completando la información enviada
inicialmente, actualizando documentos para tener versiones definitivas de todos ellos,
analizando la nueva normativa no incluida hasta ese momento en las bases de licencia
de la central y presentando un plan para la implantación de las mejoras que podían
derivarse de esta nueva normativa. La evaluación que Garoña hacía en 2008 de la
situación de la renovación de la Autorización era positiva:
- la instalación estaba en buenas condiciones y la organización estaba
comprometida y era experimentada. Esto estaba reconocido por los
organismos internacionales que habían auditado la central y, además, en 2003
Nuclenor había sido admitido como socio en la mutua NEIL, aseguradora
americana de centrales nucleares, después de pasar también las
correspondientes auditorías e inspecciones.
- se extendía por muchos países la práctica de ampliar la vida operativa de las
centrales a más años de los inicialmente licenciados.
- el proceso oficial de renovación de la Autorización avanzaba bien y aunque las
inversiones requeridas iban a ser algo superiores a las previstas por Nuclenor,
podían encajarse en la planificación económica de la empresa.
Y esto último nos lleva a hablar de los años de las centrales, tratando de
aclarar el malentendido sobre el que se basa, en mi opinión, la decisión de no renovar
la Autorización de Operación tal como se había solicitado.
Duración de las licencias, vida de diseño y vida útil
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A propósito de la vida de diseño, la vida útil y la duración de las licencias,
permisos o autorizaciones de explotación se ha formado un ambiente lleno de malos
entendidos. Son, sin embargo, conceptos que están perfectamente definidos desde
hace tiempo en un buen número de publicaciones del Consejo de Seguridad Nuclear.
En Estados Unidos, país suministrador de la tecnología de nuestras centrales,
se igualó la duración de las Licencias o Autorizaciones de Explotación a la VIDA DE
DISEÑO, cuarenta años, simplemente por aclarar el horizonte del inversor: los años en
los que se había estimado que podía ser amortizada una central nuclear se
reconocieron como la duración de las licencias iniciales.
La VIDA DE DISEÑO es un concepto de ingeniería y supone que el equipo o la
instalación que se diseña, bajo unas hipótesis de funcionamiento –operación y
mantenimiento–, será capaz de facilitar todas sus prestaciones previstas durante el
tiempo definido. Un ejemplo simple de este concepto son los plazos de garantía de los
equipos de uso corriente. El que estos sean por más o menos tiempo, incide
directamente en su precio. Pero el que un coche, o un electrodoméstico, por ejemplo,
funcionen más o menos tiempo, es una cuestión del trato que les hayamos dado.
Ya hemos dejado claro que la VIDA DE DISEÑO coincide en Estados Unidos
con la duración de la licencia de explotación por un simple acuerdo político que se hizo
al principio del desarrollo nuclear en aquel país.
La VIDA UTIL de una instalación, según una definición precisa, es
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“El tiempo que transcurre desde el inicio de la entrada en operación hasta
que las propiedades se reducen al nivel de las consideradas aceptables”.
Realmente, la VIDA UTIL es un concepto que encierra dos perspectivas, la
técnica y la económica: la técnica, en nuestro caso, la marca el Consejo de Seguridad
Nuclear; la central es segura porque sus propiedades mantienen todavía un nivel
aceptable. La económica la decide el propietario: en estas condiciones la explotación
de la central es económica y tiene interés o no lo tiene.
Los tres (dos) conceptos son distintos y no pueden ser intercambiados.
La VIDA UTIL de una planta, evidentemente, puede ser superior a la VIDA DE
DISEÑO siempre que su operación y mantenimiento, las condiciones reales en que ha
operado, hayan sido más suaves que las hipótesis de servicio postuladas.
En septiembre de 2009, el organismo regulador americano había concedido
renovaciones de licencias para cincuenta y cuatro grupos en treinta y dos
emplazamientos y se encuentran en fase de revisión solicitudes de renovación de
licencias para otros dieciocho grupos en catorce emplazamientos.
En Suiza, cuatro centrales tiene autorización de operación por tiempo ilimitado.
Reino Unido y Francia están planificando extender la operación de las centrales
existentes y Holanda ha otorgado una ampliación de veinte años, hasta sesenta, a la
central de Borssele, la única central que tienen en su territorio.
España concede actualmente Autorizaciones de Explotación por un período de
diez años, como ya hemos dicho.
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Las opiniones
El proceso de renovación de la Autorización del permiso de funcionamiento de
Santa María de Garoña ha dado lugar a que se expresaran muchas opiniones sobre la
conveniencia o no de la misma. Ha sido algo parecido a un principio de debate
energético que ha quedado abierto y que debería continuarse.
Entre esas opiniones quisiera destacar la del Sr. Kindelán, antiguo Presidente
del Consejo de Seguridad Nuclear, expresada en un artículo de título muy significativo,
publicado en un diario de circulación nacional: “No es cuestión de sentimientos”. Con
su proverbial claridad de ideas y de expresión, el señor Kindelán escribe lo siguiente,
que me ha parecido un buen resumen de su reflexión:
“Es inadmisible que una política de izquierdas pueda despreciar la enorme
cantidad de dinero que representa, en condiciones de seguridad, la
prolongación de la vida de las centrales españolas”.
Otra opinión muy iluminadora ha sido la de Arturo Rojas y Pablo Mañueco,
socios de Analistas Financieros Internacionales, en otro artículo periodístico titulado
“La larga vida de las centrales nucleares”, en el que se repasan todos los aspectos del
debate: la generación adicional de residuos, su carácter de energía de base, su falta
de competencia para las energías renovables y la economía de la continuidad en
términos micro y macroeconómicos, haciendo una estimación del incremento anual del
coste de la electricidad en España por el hipotético cierre de Garoña. Este artículo,
escrito en abril de este año, terminaba con el siguiente párrafo:
“El debate nuclear relevante a corto plazo en nuestro país no es si deben
construirse nuevas centrales, decisión que requeriría un pacto de Estado y
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tiene sin duda elementos inciertos, sino si se debe prorrogar la explotación de
las centrales existentes. Podemos concluir que en tiempos de crisis como los
actuales adquieren un valor especial los ahorros que se derivan de seguir
aprovechando instalaciones que funcionan”.
Y por último, quería citar una opinión ajena al ámbito de la energía y de la
política, la del escritor Antonio Muñoz Molina, quien, en un artículo titulado “Energía
nuclear: cambiar de parecer”, hace unas reflexiones sobre el impacto positivo que le
han causado en su apreciación de la energía nuclear la lectura de dos libros –el
Ecologista Nuclear y Energía Nuclear, ¿Por qué no?- y su meditación sobre ellos.
Sí quería mencionar la tristeza que me causa todavía el ejercicio de
descalificación permanente con los mismos argumentos de hace treinta años o
simplemente con mentiras y alarmas injustificadas, mencionando, a propósito de
Garoña, problemas inexistentes sobre los que hay y se conocen informes específicos
favorables del Consejo de Seguridad Nuclear.
LA DECISION
Preliminares
La letra del tantas veces mencionado programa electoral del partido
gobernante, con el que concurrió a las Elecciones Generales de 2008, no dice que hay
que cerrar las centrales nucleares al finalizar su vida de diseño. Exactamente dice lo
siguiente:
“Mantenemos el compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear por
energías seguras, limpias y menos costosas, cerrando las centrales nucleares
de forma ordenada en el tiempo al final de su vida útil, dando prioridad a la
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garantía de seguridad y con el máximo consenso social, potenciando el ahorro
y la eficiencia energética y las energías renovables, la generación distribuida y
las redes de transporte y distribución local”.
Y el 37 CONGRESO del PSOE celebrado en julio de 2004, lo había dicho de
forma más clara y, de alguna manera -como he venido contando- en unos términos
que podían haber sido nuestra guía en todos estos años. Cito:
“En este contexto, sin que preveamos la promoción de nuevos parques
nucleares, respetamos la vida útil de las actuales centrales, con el compromiso
paralelo de extremar con todo rigor la garantía de seguridad desde la acción
del gobierno y del organismo regulador correspondiente, así como su
permanente actualización tecnológica”.
Tres mensajes:
- respeto a la vida útil
- compromiso de extremar con todo rigor la garantía de seguridad
- permanente actualización tecnológica
que han sido para Garoña la orientación de su comportamiento. Por ello nunca hemos
tenido duda de obtener la renovación por los diez años solicitados.
En diciembre de 2006 el Presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero,
en la toma de posesión de la Presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear se dirigió a
ella y al Consejo en estos términos:
“Espero de vosotros que hagáis bien vuestro trabajo. Para mí será más fácil
tomar la decisión si los informes del Consejo son profesionales, solventes y
técnicos”
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lo que claramente se entendió como una muestra de confianza hacia las resoluciones
del organismo.
El 16 de abril de 2008 el Peno de las Cortes de Castilla y León votó una
resolución, que contó con el apoyo unánime de los tres grupos parlamentarios, PP,
PSOE y MIXTO, para instar a la Junta a solicitar al Gobierno la renovación en 2009 del
permiso de funcionamiento de la central nuclear de Garoña, siempre que le informe del
Consejo de Seguridad Nuclear fuera favorable.
En mayo de 2009, los tres grupos parlamentario PSOE, PP y CiU votaron
unidos en el Pleno del Congreso en contra de una resolución de Izquierda unida y los
Verdes en la que se solicitaba que no se prorrogara la Autorización de Explotación de
Garoña.
El 5 de junio, el Consejo de Seguridad Nuclear resolvió favorablemente, y por
unanimidad, la solicitud de Nuclenor para renovar su Autorización de Explotación otros
diez años, de 2009 a 2019 y aprueba los límites y condiciones en que ha de realizarse
la actividad.
Con la resolución del único organismo responsable de la seguridad y la
protección radiológica de nuestro país, la confianza de Nuclenor en obtener la
renovación de la Autorización era completa, ya que el CSN refrendaba técnicamente la
viabilidad del funcionamiento de la planta de forma segura hasta el año 2019.
Como es conocido, después de numerosos vaivenes dialécticos, declaraciones de
dudoso rigor y apoyos y movilizaciones de la sociedad civil a favor de la continuidad de
la central, la decisión del Gobierno -explicada conjuntamente por los Ministros de
Industria y Trabajo- fue la de ordenar la clausura de la central de Santa María de
16
Garoña en julio de 2013 y renovar su permiso de funcionamiento hasta esa fecha,
atendiendo a determinadas condiciones estipuladas en una orden Ministerial al efecto
Orden Ministerial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio
Finalmente, el 4 de julio pasado, se publica en el Boletín Oficial del Estado la
Orden ITC/1785/2009, “por la que se acuerda como fecha de cese definitivo de la
explotación de la Central Nuclear de Santa María de Garoña el día 6 de julio de 2013,
y se autoriza su explotación hasta dicha fecha”.
A solicitud del Ministerio, el Consejo de Seguridad Nuclear remitió un informe
complementario del inicial “referido a las condiciones de seguridad nuclear y
protección radiológica que serían aplicables a un período de dos, de cuatro o de seis
años, tras el que se produciría el cese definitivo de explotación de la central”. De este
informe se nos dio trámite de audiencia el día 25 de junio y a partir de él estaba claro
que la posibilidad de renovación por diez años había terminado.
Las consideraciones en que la Orden Ministerial basa sus disposiciones son
todas ellas buscadas a propósito para justificar, en mi opinión, una decisión arbitraria.
Resulta curioso que la propia orden diga que se han ponderado “las circunstancias
que concurren con expresa motivación de las decisiones adoptadas y evitando
cualquier asomo de arbitrariedad”.
Hay en ella unas consideraciones de índole energética que merece la pena
comentar:
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1º - vida de diseño y la vida útil. Se menciona la vida de diseño de cuarenta años
(consideración primera) para hablar luego de “este horizonte temporal de
cuarenta años de PREVISIBLE EXPLOTACION”, tratando, al parecer, de
confundirla con la vida útil. Para justificar la decisión tomada también se dice en la
mencionada Orden Ministerial que en el 6º Plan General de Residuos Radiactivos, y
en el 5º, figura esta cifra de cuarenta años como vida de las centrales. Pero la Orden
no dice que en los anteriores la vida estimada había sido de treinta años y que
simplemente se había cambiado por acuerdo del Consejo de Ministros, puesto que su
referencia en el Plan General de Residuos Radiactivos tiene un carácter meramente
económico para definir un horizonte temporal que permita ir dotando el fondo
necesario para la gestión futura de los residuos radiactivos. Esta consideración no
puede estar vinculada ni puede condicional la vida util de las centrales nucleares, sino
todo lo contrario.
2º - El tamaño de la instalación hace que pueda ser prescindible. En primer lugar, la
energía nuclear es una energía de base, y será sustituida por otra energía de base,
posiblemente por gas. El tamaño del sistema eléctrico español permite que
se cierre cualquier instalación individual de generación, no sólo Garoña.
3º - La caída de la demanda ha permitido exportar energía, al haber funcionado las
fuentes renovables satisfactoriamente. Tal como se indica en la Consideración
quinta parece que esto es negativo y que se puede reducir eliminando Garoña.
4º - La energía de base es una energía especializada que no compite con las
energías renovables y, en el caso de Garoña, no se entiende muy bien como
una central pequeña, prescindible, pueda ser causa de que se generen “unas
condiciones más restrictivas para el acceso preferente de las energías
renovables....”
5º - Decir que a efectos de los costes de inmovilizado del Marco Legal Estable,
sistema que desapareció el 31 de diciembre de 1997, Garoña estaba
amortizada en 1996, no significa nada.. De todos los trabajos de
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modernización y actualización que se han hecho desde el 1 de enero de 1998,
con una inversión anual entre 12 y 15 millones de euros, hay, como es lógico,
una amortización pendiente.
SUS CONSECUENCIAS
¿Para qué han servido tantos años de esfuerzos? Está claro que, de momento,
no se ha conseguido renovar la Autorización de Explotación por los diez años
solicitados pero cuando hago un balance y me pregunto hasta donde hemos llegado,
mi respuesta tiene muchos aspectos positivos.
• El primero, un ejemplo de unidad bastante insólito. Propietarios, empleados y
entorno de una instalación industrial que quieren continuar con la actividad y se
ponen en movimiento activo para conseguirlo.
• En segundo lugar, ha quedado claro que la vida útil puede superar a la vida de
diseño y que esta política que se sigue en otros países, de extender con todas
las garantías la vida de las centrales nucleares, es también perfectamente
posible en España.
• En tercer lugar, se ha abierto un debate sobre el modelo energético que resulta
imprescindible continuar y profundizar. Se han oído muchas opiniones que
ayudan a reflexionar y, a ir formando una opinión, y que deben contribuir al
análisis del modelo energético de nuestro país y a formular sus soluciones
posibles.
• En cuarto lugar, el Consejo de Seguridad Nuclear ha cumplido su cometido
institucional de manera impecable. Lo ponderado y largo de su trabajo,
culminado con la unanimidad del pronunciamiento del pleno ha reforzado la
Institución.
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Pero si todo esto es cierto, también lo es que muchas familias han pasado a
estar inquietas, en mi opinión, sin justificación alguna, de manera gratuitamente
innecesaria.
Es evidente que no soy objetivo al hablar de Garoña pero si creo que soy justo
al presentar su historia como un ejemplo de constancia, de una voluntad de toda la
organización y de los propietarios al servicio de la idea de la continuidad de la central.
Y me pareció que contándola rendía un modesto homenaje a tanta gente de Garoña
que a lo largo de estos treinta y ocho años se ha esforzado por liderar iniciativas, por
ser pioneros en sus profesiones y, en definitiva, por hacer lo que creían que debían
hacer.
Me van a dejar que les deje con citas que a mí se me han quedado grabadas
hace años, cuando las leí, una de ellas es del físico español Pedro Miguel Etxenike,
director del Donostia Physics Center, laboratorio de prestigio internacional en la
investigación de materiales:
“Entre los expertos hay una ola creciente de opinión, favorable a la energía
nuclear. Personalmente, creo que descartarla y, sobre todo, abandonar la
investigación en la mejora de la tecnología en energías nucleares de fisión es
una muestra de insolidaridad con generaciones futuras”.
Es una opinión autorizada sobre la otra cara de la insolidaridad con las futuras
generaciones, bastante distinta de la que es habitual.
La otra, es una reflexión de Madame Nicole Fontaine, antigua Ministra de
Industria francesa, quien a propósito de las discusiones sobre las distintas fuentes de
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energía acuñó esta sentencia que me parece admirable y un homenaje de verdad al
mundo del conocimiento:
“en Francia, la verdadera energía renovable es la inteligencia de sus científicos
e ingenieros”.
Muchas gracias, por su atención
21