La Cotidianidad, El Tiempo Vivido y Las Marcas Subjetivas de La Violencia

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    La cotidianidad, el tiempo vivido y las marcassubjetivas de la violenciaTras las huellas del sufrimiento social en la conflictividad urbana en Medelln

    INFORME FINAL DE INVESTIGACIN

    Ayder BerroMagster en Ciencia Poltica, Investigador Principal

    Marisol Grisales

    Antroploga, Coinvestigadora

    Ramiro OsorioEstudiante de Antropologa, Auxiliar de investigacin

    Grupo de InvestigacinCultura, Violencia y Territorio CVT

    Instituto de Estudios Regionales, INERComit Para el Desarrollo de la Investigacin (CODI)

    Universidad de AntioquiaMedelln, febrero de 2011

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    Para la mayora de los hombres la vidacotidiana es vida.

    gnes Heller

    *En contextos de guerra+ la mayor partede tiempo la gente est atendiendo las

    tareas rutinarias de su vida: comer,vestirse, baarse, trabajar y conversar.

    Concebir la violencia como una dimensin

    de la vida, ms que como un dominio de lamuerte, obliga a los investigadores aestudiarla dentro de la inmediatez de sus

    manifestacionesCarolyn Nordstrom & Antonius Robben

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    Nuestro equipo investigador agradece la participacin de las

    personas que nos abrieron su cotidianidad para adentrarnos en sus

    historias de vida. Sin sus aportes y testimonios este esfuerzo

    sera nulo y distante.

    Agradecemos al grupo de investigacin Cultura, Violencia y

    Territorio (CVT) por apoyarnos en este esfuerzo y a su

    coordinadora, Elsa Blair, pues, sin sus valiosas enseanzas y crticasesta investigacin se habra perdido de una excelente lectora y

    asesora.

    Al Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia

    (INER) y al Comit para el Desarrollo de la Investigacin (CODI) por

    darnos la oportunidad de aventurarnos al mundo de la

    produccin acadmica por medio de esta valiosa experienciainvestigativa.

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    CONTENIDOS

    INTRODUCCIN......................................................................................................... 1

    ENTRADA: NARRATIVAS DE LA VIDA COTIDIANA ........................................ 7

    BIBLIOGRAFA ENTRADA E INTRODUCCIN ............................................... 32

    1. EL TIEMPO Y LA COTIDIANIDAD: SENTIDOS DE LA EXISTENCIA

    HUMANA ................................................................................................................... 34

    1.1 La pluralidad de los tiempos sociales ....................................................................... 40

    1.2 La compresin espacio-tiempo ................................................................................ 44

    1.3 El instante inmediato o elAQU AHORAde la cotidianidad ................................... 50

    1.4 La vida cotidiana ...................................................................................................... 54

    1.5 Cotidianidad y violencia ........................................................................................... 58

    BIBLIOGRAFA CAPTULO 1 ............................................................................... 62

    2. LA SUBJETIVIDAD: ENTRE EL DOLOR, EL SUFRIMIENTO Y EL

    TESTIMONIO ........................................................................................................... 64

    2.1 Sufrimiento individual vs sufrimiento colectivo .............................................................. 67

    2.2 Dolor y lenguaje como correlatos del sufrimiento individual y colectivo ................. 77

    2.2.1 Religin, teodicea y redencin ..................................................................................... 82

    2.3 El sujeto-sufriente .......................................................................................................... 86

    2.3.1 La vctima como testigo ............................................................................................ 87

    2.3.2 La vctima como categora poltica ............................................................................... 922.3.3 Cundo vuelve a ser sujeto la vctima? ....................................................................... 94

    BIBLIOGRAFA CAPTULO 2 ............................................................................... 98

    3. LA VIOLENCIA: UNA CUESTIN CONTINUADA ......................................101

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    3.1 Hacia una bsqueda del (sin) sentido de la violencia en Colombia ............................... 103

    3.2 Violencia(s) en Medelln: discursos, actores y (tempo)realidades ................................. 105

    3.3 Conflictividades urbanas: relaciones entre la violencia y la vida cotidiana ................... 109

    3.3.1 La experiencia de la violencia: conflictividad(es) y cotidianidad(es) en los barrios 8 de

    Marzo, Villatina y Manrique ................................................................................................ 113

    3.3.2 Cotidianidades adversas: los motivos menos nobles, emocionalidades/motivaciones

    de la violencia ...................................................................................................................... 118

    3.3.3 La continuidad de la violencia en la vida cotidiana .................................................... 121

    REFLEXIONES FINALES EN TORNO A LA RELACIN: COTIDIANIDAD,

    SUFRIMIENTO Y VIOLENCIA. ..........................................................................124

    BIBLIOGRAFA CAPTULO 3 Y REFLEXIONES FINALES ...........................128

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    Introduccin

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    INTRODUCCIN

    El historiador Gonzalo Snchez plante a inicios de los aos noventas queColombia ha sido un pas de guerra endmica permanente (Snchez,1991:19), hasta la actualidad el panorama no ha cambiado mucho. Sinembargo, hay que tener en cuenta que desde el siglo XIX hasta la actualidaddichas guerras y violencias han sido de diferente naturaleza, buscabanobjetivos diversos y surgen en contextos especficos del pas y sus localidades.De igual manera, diversos estudiosos de la conflictividad urbana en la ciudadde Medelln han desarrollado distintas tipologas, clasificaciones o

    periodizaciones sobre los tiempos, momentos, causas, expresiones y formasdel conflicto urbano que obedecen a diversos intereses y enfoques. Es tanta laliteratura sobre el tema desde los aos ochenta hasta la actualidad, que hallegado a hablarse de que el conflicto en Medelln est sobre diagnosticado.Creemos que no; en efecto, lo que ha ido perdiendo poder explicativo son lasinterpretaciones sobre el conflicto, mientras ste sigue su curso. De ah lanecesidad de nuevos enfoques y de nuevas preguntas.

    El anlisis de las conflictividades pasadas y presentes en la ciudad de Medellnha sido interpretado a la luz de ciertas categoras de anlisis construidas desdediversos mbitosla academia, el Estado, las ONGsque pretenden nombrary abarcar los diversos fenmenos violentos. Entre ellas encontramosconceptos como violencia urbana, conflicto urbano o guerra urbana queoperan como un juego de palabras con el que se ha intentado denominar estefenmeno generando con ello una suerte de confusin, antes que unaconceptualizacin, del conflicto independiente del contexto nacional. Comoseala Vilma Franco (2004:60), el conflicto urbano no es ni un conflictogeneral, ni una escenificacin de la guerra, ni de la violencia en la ciudad. Setrata con ms exactitud de una relacin de tipo antagnico entre los procesosde produccin y organizacin del espacio social en relacin con la gestinpoltica de un territorio culturizado. Al respecto, las explicaciones del conflicto

    urbano en Medelln propuestas por algunos estudiosos no han llegado aacuerdos sobre si ste presenta manifestaciones propias de los contextos deviolencia o de guerra civil; en relacin con los procesos de expansin yurbanizacin de la ciudad. Sealan, adems, que algunos fenmenos socialestuvieron repercusin directa sobre los indicadores de violencia, sobre todo, enla dcada de los aos setenta y ochenta, lo cual llev a que se caracterizara ala poblacin como ciudadanos poco dispuestos a la resolucin pacfica de

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    Introduccin

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    conflictos y la generacin de acuerdos. Lo anterior no ha tenido en cuenta,segn Franco (2004:61), una lectura crtica de la intensidad de la violencia ysus repercusiones en las diversas etapas del conflicto, desconociendo uno delos principales puntos de convergencia: la configuracin y acentuacin de

    relaciones de dominacin y opresin.

    Seran tres los momentos explicativos desde los cuales se ha abordado elfenmeno de la violencia en la ciudad. El primero, de mayor acentuacin en ladcada de los ochenta, se preocup por establecer la relacin entrecrecimiento urbano acelerado, niveles de pobreza e intensidad de la violencia.El Segundo, opuesto al anterior, partiendo de las manifestaciones de laviolencia propias de la dcada de los noventa, indag por la relacin directaentre cultura y violencia tratando de explicar los comportamientos violentos,la extensin y prolongacin de estos en la ciudad. Por ltimo, y quizs el tpicoque ha suscitado mayor debate, es el que remite a una explicacin de la

    violencia en la ciudad como reproduccin del conflicto poltico del pas,revistiendo las caractersticas propias de una guerra civil (Cf. Franco, 2004:62-63). Cada uno de ellos halla explicacin en una temporalidad especfica de losniveles de violencia en la ciudad, a saber: el impacto del proceso acelerado deurbanizacin y los niveles de pobreza; el auge del narcotrfico y de gruposurbanos armados; y el escalonamiento de la guerra civil en la ciudad.

    Consideramos, en este punto, que un elemento rastreable en dichosargumentos radica en el hecho de que lo que se ha tratado de explicar en laciudad no ha sido la violencia sino su intensidad. Lo anterior, segn algunosestudiosos, ha generado una marcada acentuacin en las propuestas que sehan centrado en explicaciones tendientes al mejoramiento de la configuracincultural de la ciudad y de sus procesos socio-polticos, en detrimento deprocesos ms subjetivos que tambin intervienen all, como las motivaciones,emociones y vivencias traumticas de los sujetos que se han visto inmersos enlos fenmenos de violencia en la ciudad.

    Luego de indagar por este estado del arte en torno a la conflictividad urbanaen nuestra ciudad, hace algo ms de un ao y medio, y trs finalizar unproyecto sobre la memoria, las narrativas y el testimonio entre las vctimas delconflicto urbano en las comunas 8 y 9 de Medelln, se hicieron evidentes para

    nosotros los cuestionamientos que sirvieron de gua a esta propuesta deinvestigacin. Si bien muchos de esos enfoques anteriores han dado cuenta ynos han enseado mucho sobre ciertos procesos y sobre todo momentos dela conflictividad en la ciudad, en ellos no aparecen (o lo hacen muytangencialmente) los sujetos que la viven, la padecen, la resisten (Ortega,2008) y que, por supuesto, la viven como experiencia en momentosespecficos que no siempre coinciden con los esbozados en estos anlisis ms

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    Introduccin

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    generales. Por ello, identificamos como necesario un acercamiento al temadesde la perspectiva del sujeto. Qu procesos subjetivos atraviesan susvidas luego de enfrentarse a la prdida de sus seres queridos y/o a latransformacin de su cotidianidad a causa de la irrupcin de la violencia en sus

    vidas? La temporalidad de la vctima ser la misma que aquella que registranla academia y las instituciones gubernamentales a la hora de interpretar enconflicto urbano que vive Medelln? Cmo pensar la relacin cotidianidad,sufrimiento y temporalidad entre las vctimas de la violencia en Medelln?

    Una va de anlisis que vienen desarrollando algunos autores y que seacercan a una concepcin de corte subjetivode la violencia, en donde cobranimportancia factores como las emociones, motivaciones, percepciones ysensaciones de los sujetos. De ah la idea de abordar la cotidianidad como unmarco analtico que nos situara en la subjetividad y vivencias propias de losindividuos que han padecido situaciones de violencia en la ciudad.

    Acceder al sujeto de la violencia se haca posible en una temporalidadespecfica: la de la vida cotidiana. . De ah el inters por registrar y desentraaren la vida cotidiana, los ritmos y manifestaciones que adquieren lasexperiencias de vida traumticas de aquellos que han padecido o, anpadecen, los efectos de la violencia en la ciudad. Nuestro inters, era el depercibir y explicar cmo la violencia se manifiesta en los momentos de mayorintensidad del conflicto y el modo en que permanece y se mezcla,constantemente, con otros procesos en la vida cotidiana de los sujetos,cuando la intensidad del conflicto ha menguado.

    Este es el informe final de dicha investigacin. En l planteamos una entradaque sirve de antesala a lo que ser la herramienta metodolgica del proyecto:Las historias de vida. Al respecto, partimos del debate entre Historia ymemoria tomadas como dos narrativas del pasado tiles para abordar ladiscusin entre Historia e historias de la vida cotidiana, pues, la memoria, lahistoria oral, la literatura y la ficcin hacen parte de esas otras historias queslo adquieren validez en la experiencia vivida de cada sujeto, es decir, en lavida cotidiana: no existe ninguna historia que no haya sido constituidamediante las experiencias y esperanzas de personas que actan o sufren, enparticular, en contextos de violencia.

    Fue en ese sentido tomamos la opcin de agrupar a las personas entrevistadasdesde una familia genrica, siguiendo la configuracin ms frecuente que seda en las familias de algunas de las comunas azotadas por la violencia enMedelln: Madre (abandonada por su esposo al poco tiempo de llegar a laciudad), Hijo mayor, Hijo del medio, Hija, Nio y Novia (de uno de los hijos de

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    Introduccin

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    la Madre fallecido a consecuencia de la violencia). sta familia ficticia 1 nosubica en el contexto de lo que pueden llegar a ser lugares comunes demuchas de las vctimas de la conflictividad urbana en nuestra ciudad, altiempo, que nos permite pensar los lazos que la violencia teje en la

    cotidianidad de muchas de las vctimas de la violencia.

    Una vez reconstruidas las experiencias cotidianas de la violencia abordamosuna reflexin de corte ms terico sobre el tiempo y las temporalidades, eldolor y el sufrimiento que le dan sustento a la investigacin.

    En el primer captulo de este informe de investigacin abordamos la discusinterica con relacin al tiempo como categora de anlisis central en la filosofay las ciencias sociales. A partir de ah nos adentraremos en la temporalidadcomo categora derivada de la anterior y sus implicaciones para el anlisis de lacotidianidad y como sta encuentra su expresin concreta, nicamente, en las

    comunidades a las que pertenecen los sujetos que estudiamos. stos sujetosen particular, nuestra familia genrica, se define en el repertorio deenunciados y acciones ligados con los recursos socioculturales de los cuales sesirven para enfrentar la adversidad. No podemos negar que la violenciairrumpe en la vida cotidiana y que dada su continuidad en el pas ha logradoextenderse a travs de todos los mbitos de la sociedad colombiana; pero,como lo evidenciamos en este captulo, es necesario hoy en da, para losinvestigadores sociales, preguntarnos por las formas cmo se vivencia a nivelparticular dicho fenmeno, o, en otras palabras, por las formas y prcticascotidianas con las que, da a da, los sujetos interactan. Es decir, por losespacios y los tiempos particulares desde los cuales se narran losacontecimientos traumticos, los procedimientos y las maneras de hacer (DeCerteau, 2007) particulares que le han permitido a nuestra familiapermanecer en un entorno conflictivo.

    En el captulo 2 nos acercaremos a los conceptos de dolor y sufrimiento. Nospreguntamos por la manera en la cual el sufrimiento irrumpe en lacotidianidad del sujeto evidenciando un cambio irreversible en el mismo,

    justificable y elaborable o no, slo, desde su subjetividad (Das, 2008). El textohace un recorrido por los campos de la filosofa, la medicina, la teologa y laantropologa en aras de pensar el sufrimiento y el dolor. Consideraremos

    1 Es importante sealar que los testimonios recogidos son reales y fueron producto de un

    ejercicio etnogrfico (Trabajo de campo). Lo que simulamos como construccin narrativa esque sean miembros de una misma familia, cuyas caractersticas responden con bastantesimilitud a aquellas que han poblado los barrios perifricos y han conocido una experienciarepetida de violencia. Antes que una gran cantidad de entrevistas preferimos las historias devida dado que nos permitan llegar a plantear generalizaciones tiles para los propsitosnuestra investigacin.

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    cmo se accede al sufrimiento, a diferencia de la imposicin que implica eldolor, si es posible o no discernirlo y aprender de l, quiz. Qu diferenciahabra entre quin sufre su dolor sin ms y quin emprende el proceso dehacer pblico su dolor a fin de romper el crculo del silencio social que

    perpeta su sufrimiento convirtindole, en un sujeto-sufriente?Creemos quepara aquellos que han padecido la violencia existe la posibilidad de compartirsu dolor. Esto es, construir una comunidad de sufrimiento y de apropiacin deldolor que parece ser una luz para quienes sumergen su da a da en elrecuerdo y rememoracin de la experiencia-lmite por la que atravesaron. Laposibilidad de testimoniar, de darle voz a quienes ya no la tienen, ser tema denuestras reflexiones, sin dejar de lado, algunas consideraciones de ordenpoltico y jurdico sobre el estatuto de la vctima en nuestro pas.

    El captulo 3 del presente informe se abordar con mayor detalle, comoanotbamos antes, el lugar de los anlisis sobre la violencia en Medelln donde

    han primado las interpretaciones sobre las acciones, actores, formas de laviolencia y relaciones entre el contexto nacional y el local; antes que lasexplicaciones e interpretaciones sobre el conflicto y la violencia desde lamirada del sujeto. Luego de ilustrar ms detenidamente esta discusin y apartir de lo desarrollado en los primeros dos captulos, iniciaremos unapartado analtico con relacin a la experiencia narrada,subjetividades/emocionalidades, sentidos (de)generados por la violencia,sentimientos de venganza, odios, resentimientos y procesos de elaboracinque han experimentado los miembros de nuestra familia. De ah, entonces,que propongamos la cotidianidad como el enfoque espacio-temporal

    interpretativo que permitir situar la violencia en relacin con lassubjetividades y vivencias propias de los individuos que han padecido -ypadecen- situaciones de violencia en la ciudad. Consideramos que por mediode los testimonios estos sujetos-sufrientes despliegan las dimensionessubjetivas, espaciales y temporales vividas en la violencia que, de una u otramanera, permiten relativizar las periodizaciones y discursos desde los cuales seha explicado la violencia en la ciudad. Estas vivencias, surgidas del entramadocotidiano y barrial, que por dcadas han cimentado el conflicto con todas susvariantes y altibajos, revelan una dimensin subjetiva, experiencias cotidianase historias que se inscriben y escriben en el conflicto, y que no se padecen demanera pasiva, sino que se reconstruyen, se descifran, se sobreviven y

    resisten- en el da a da.El presente informe desarrolla pues, una reflexin sobre los modos en que lossujetos sufrientes padecen, perciben, persisten y resisten la conflictividadurbana de Medelln, pero tambin por las formas en que la absorben, lasobrellevan y la articulan a su cotidianidad, la usan para su beneficio, laevaden o simplemente coexisten con ella por el resto de sus vidas (Ortega,

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    Introduccin

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    2008a:20 cursivas agregadas). En sntesis, lo que proponemos, es una lecturade la relacin entre violencia, subjetividad y cotidianidad, entendida estaltima como el mbito particular del sujeto donde adquiere sentido su vida.Recordemos que, como lo plantea gnes Hller (1998:26): para la mayora de

    los hombres la vida cotidiana es la vida.

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    ENTRADA Narrativas de la vida cotidiana

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    ENTRADA: Narrativas de la vida cotidiana

    Todo relato es un relato de viaje, una prctica del espacioMichel de Certeau

    Uno de los debates principales que ha permanecido al interior de las CienciasSociales ha sido la diferencia entre la Historia y las historias. Con eladvenimiento de la Modernidad2, se consolid la idea de una nica Historia,que fue relegada al lugar de los expertos (los historiadores) por su carcter deveracidad, en la medida en que sta posibilitaba almacenar y rescatar losacontecimientos del pasado y, por la objetividad que adquiri a travs de sus

    mtodos verificables. A su vez, las otras historias, aquellas que remiten a laoralidad, la ficcin y por ende a la subjetividad, se les asign el lugar de lamemoria. Aunque, el debate entre Historia y memoria es ms amplio de lo quepodemos esbozar aqu, es en la relacin entre estas dos narrativas queadquieren validez los siguientes planteamientos.

    Partimos de los debates entre Historia y memoria como dos narrativas delpasado para abordar la discusin entre Historia e historias de la vida cotidianaporque tanto la memoria, la historia oral, la literatura y la ficcin hacen partede esas otras historias que slo adquieren validez en la experiencia vivida decada sujeto, es decir, en la vida cotidiana. Ya que no existe ninguna historia

    que no haya sido constituida mediante las experiencias y esperanzas depersonas que actan o sufren (Koselleck, 2001:335). Koselleck plantea que,mientras que a la historia pertenecen las narraciones de los acontecimientos, ala Historia la descripcin de las estructuras. No obstante, en la praxis no esposible sostener un lmite entre narracin y descripcin. Por ello, el objetivoprincipal del autor es investigar las estructuras temporales que podran serpropias tanto de la historia, en singular, como de las historias, en plural(Koselleck, 2001:128). Paul Ricoeur, por su parte, plantea que slo la narrativadetermina, articula y clarifica la experiencia temporal y, nosotros agregaramostambin, la espacial. Ya que narrar los acontecimientos desde afuera supone

    introducir y ubicar un tiempo y espacio en el cual se implica la narracin, pues,el relato es un acto de configuracin que busca formas de tiempoestructuradas (Ricoeur, 1996:26). Creemos que la dicotoma entre Historia y

    2Reinhart Koselleck plantea que los acontecimientos vividos entre 1750 y 1850, poca que l

    denomina Sattelzeit, contienen las claves fundamentales para comprender el origen y sentidode la modernidad. Ver: Reinhart Koselleck, 2001, Los estratos del tiempo: estudios sobre lahistoria, Paids, Barcelona.

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    ENTRADA Narrativas de la vida cotidiana

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    memoria podra dar origen a la idea de que este debate concierne ms a lasteoras sobre el tiempo que sobre el espacio, dado el carcter temporal y desucesin; sin embargo este es un debate del cual tambin debe hacer parte ladiscusin sobre el espacio. Halbwachs (2004) plantea que los espacios y

    lugares llevan marcas y huellas que permite la rememoracin y el recuerdo ypor tanto son lugares de la memoria.

    De esta postura partimos para concebir el tiempo y el espacio como unarepresentacin y produccin que el sujeto hace de su propia experiencia devida, y que adquiere un orden segn la intencionalidad propia del acto de lamemoria, donde el hecho de rememorar del sujeto y la intencionalidad propiade quien recuerda, convierten la temporalidad del acontecimiento en unasunto, profundamente subjetivo, que slo puede entenderse desde laposicin que ocupa (u ocupaba) el sujeto en el momento exacto, tanto de laexperiencia vivida, como de la experiencia narrativa. Esta ltima, en un actoque, a travs del lenguaje, hace la reconstruccin de la experiencia vivida. Laimagen del recuerdo alude a un tiempo presente; por tanto ,el hecho derecordar algo no hace de lo recordado algo pasado sino que lo reactualiza odota de una determinada temporalidad que se produce desde el presente. As,cabe preguntar Qu es lo que posibilita la relacin pasado-presentepresupuesta en toda narrativa?

    Ya que el fenmeno del recuerdo no puede dar cuenta, por s solo, de larelacin pasado-presente, porque siempre supone una previa apertura alpasado que permite reconocerlos en el presente del recuerdo, precisamente,

    como pasados (Cervantes, 2007); la imagen retenida en el recuerdo es algopresente. En otras palabras, el hecho de recordar algo no hace de lo recordadoalgo pasado sino que, lo reactualiza o dota de una determinada forma depresencia. As, al traer al presente un signo que remite al pasado, cabepreguntar si, necesariamente, se puede suponer una cierta percepcin claraacerca de ste pasado y de su "distancia" con relacin al presente; y de ser asde dnde vendra esta nocin? Qu es lo que posibilita la relacin pasado-presente presupuesta en toda reproduccin? En efecto, no es ni la memoria, nila expectativa, su contraparte, las fuentes de las que el tiempo brota. Nitampoco las relaciones entre "pasado", "presente" y "futuro", sus supuestas"partes", de la misma forma que las descubrimos como nexos entre las cosasdel mundo (Cervantes 2007). La memoria, reivindicada por autores comoAdorno y Benjamin, puede concebirse como una fuerza productiva capaz detransformar el futuro.La memoria puede revelar, justamente, la pluralidad dehistorias, las que fueron y las que quedaron truncadas, variados tiempos ymundos que fueron susceptibles de existir (Valencia, 2007:178).

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    ENTRADA Narrativas de la vida cotidiana

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    Hasta ahora podemos plantear que no se da experiencia del tiempo quepermita prescindir del espacio, ya que, tanto el espacio como el tiempopertenecen a las condiciones de posibilidad de la historia (Koselleck, 2001). Portanto, ya no es la relacin entre objetividad y subjetividad, sino los

    planteamientos entre la produccin de tiempos y espacios, la que conduce alproblema de la diferencia y relacin entre las historias y la Historia. En tanto,podamos diferenciar Qu tipos de espacios y temporalidades son propias dela narrativa de la Historia y cules de las historias?, al igual que Qu tipo derelaciones establecen los sujetos entre espacio y tiempo en la vida cotidiana?

    Esa relacin entre espacios y tiempos halla su expresin concreta en la vidacotidiana, dado que sta es la unidad espacio-temporal donde las relacionessociales logran concrecin y, por tanto, se llenan de experiencia y sentidosocial (Ortega, 2008:22). Si bien, la cotidianidad remite a la idea de un tiempopresente, dado el transcurrir del tiempo en el da a da, implica,necesariamente, un empoderamiento y apropiacin de diferentestemporalidades por parte de los sujetos que se manifiesta de forma espacial,pues, la cotidianidad tambin es un acumulado de memorias de lugares,rostros y otros tiempos. Por tanto, esa cotidianidad pensada como unidad deanlisis sera posible pensarla en los testimonios y relatos propios de lossujetos y comunidades que estudiamos, es decir, es sus historias de vida

    particulares.

    Por tanto, para abordar el estudio especifico de la vida cotidiana en relacin ala violencia, partimos de comprender los testimonios y relatos de los

    individuales como narrativas e historias de un espacio y tiempo determinados.Si bien es cierto que la vida cotidiana slo puede comprenderse desde lasprcticas o maneras de hacer, cabra preguntarse si las narraciones sonprcticas de la vida cotidiana? Cuya respuesta sera positiva, si partimos deque la narracin, en s misma, implica una manera de decir sobre ese hacer,por tanto, y como lo plantea De Certeau, el arte de decir es en s mismo unarte de hacer y un arte de pensar, por tanto, ste puede ser, a la vez, suprctica y su teora. As, la narracin de las prcticas sera una manera dehacer textual, con sus procedimientos y con sus tcticas, la experiencia devida. Sin embargo:

    En muchos trabajos, la narratividad se insina en el discurso letrado comoun indicativo general (el ttulo), como una de sus partes (anlisis de casos,historias de vida o de grupos, etctera) o como su contrapunto(fragmentos citados, entrevistas, dichos, etctera). Aparece una y otra vez.No habra que reconocer su legitimidad cientfica al suponer que en lugarde ser un residuo imposible de eliminar o todava por eliminar del discurso, lanarratividad tiene una funcin necesaria, y que una teora del relato es

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    ENTRADA Narrativas de la vida cotidiana

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    indisociable de una teora de las prcticas, como su condicin al mismotiempo que como produccin? (Certeau, 2007:88).

    Ante lo cual, es necesario plantear la estrecha relacin, que establece DeCerteau, entre las artes de hacer y las artes de decir que, a su vez,establece una imbricacin entre las historias vividas y las historias contadascomo dos partes fundamentales de la experiencia vivida. Por ello, dentro de lagran amalgama de prcticas que comprende la vida cotidiana, en este estudioen particular, slo se tomaran en cuenta las acciones narrativas de las historiasde vida de los particulares. l se concentra en los relatos y testimonios de vidade los particulares pues la vida cotidiana tambin se construye desde lasingularidad (Heller, 1998:7); sin obviar que esas historias de vida particulareshacen parte de un entramado social mucho ms amplio. Pues, como lopropone Halbwachs, a partir del concepto de memoria colectiva, los individuosno recuerdan de manera aislada, sino en grupos espacial y temporalmente

    situados que, mediante marcos sociales especficos, otorgan sentido a susexperiencias (Halbwach, 2004).

    La investigacin parte del lugar de enunciacin del sujeto particular. Por ello sele da una especial importancia a las narrativas y al acto de rememorar y narrarla propia experiencia de vida, ya que esto nos permitir una aproximacin a lamemoria especifica de ste, pero de otro lado permite que el sujeto se apropiede su relato y se ubique desde un lugar y tiempo determinados, a la vez que,desde el presente de la narracin, instaura una relacin directa con elinterlocutor que le permite a ste ltimo aproximarse a una red de espacios y

    tiempo. De Certeau plantea que la enunciacin, (para nosotros narracin),supone cuatro elementos 1) la realizacin del sujeto en el acto de hablar; 2)una apropiacin de la lengua por parte del locutor; 3) una interlocucin queestablece un contrato o relacin con el otro (se habla a alguien) y 4) unsituarse en el tiempo que permite a travs del acto narrativo una apropiacindel tiempo (De Certeau, 2007:40). De estos postulados partimos parasustentar la importancia de las historias de vida como herramientasmetodolgicas que nos han permitido acercarnos a la compleja relacin entreviolencias y vida cotidiana.

    Las historias de vida como estrategia metodolgica

    El creciente inters por la recuperacin del pasado a travs de los trabajossobre la memoria ha logrado resaltar la importancia de las historias de vidapara dicho ejercicio y colocarlas en su mayor auge. Las historias de vida comoherramienta metodolgica para la recuperacin del pasado permiten undilogo constante entre el pasado y el presente. Pues, el pasado no

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    permanece simplemente a la espera de ser descubierto: se reconstruye en ypara los fines del presente (Sturken cit., en Neyzi, 2000:7). En ese mismosentido se encuentran los planteamientos de Ricoeur (1996) y Jelin (2002),quienes plantean que es precisamente la singularidad de los recuerdos y la

    posibilidad de activar el pasado desde el presente, la memoria comopresente del pasado, en palabras de Ricoeur (1996:16), lo que define laidentidad personal y la continuidad del s mismo en el tiempo (Jelin, 2002:3).Pues la trayectoria del sujeto, su identidad, adquieren validez en el rememorarel pasado desde el presente. En otras palabras la memoria es un pasadosituado y reconfigurado desde el presente.

    Por tanto, es a travs de la memoria de los sujetos sobre sus propios procesoshistricos, que ser posible reconstruir, aqu, lo continuo y lo cambiante de sutrayectoria; su relacin con la violencia y los impactos de sta en su vidacotidiana. No obstante, no hay que olvidar que en la medida que se recuerdadesde el presente, el sujeto tambin hace una seleccin consciente einconscientede sus recuerdos para la reconstruccin de su historia de vida.Pues, la memoria es selectiva y en el acto de rememorar el pasado tambin seselecciona qu recordar y qu no (Jelin, 2002:7). En todo esto, el olvido y elsilencio ocupan un lugar central. Toda narrativa del pasado implica unaseleccin. La memoria es selectiva; la memoria total es imposible. Esto implicaun primer tipo de olvido necesario para la sobrevivencia y el funcionamientodel sujeto individual y de los grupos y comunidades. Pero no hay un nico tipode olvido, sino una multiplicidad de situaciones en las cuales se manifiestanolvidos y silencios, con diversos usos y sentidos (Jelin, 2002:11). Paul

    Ricoeur (1996:355) tambin habla del olvido en relacin a tres momentos quedeben tenerse en cuenta en los estudios sobre la memoria y son: laincapacidad de narrar, la negativa de contar, la insistencia de lo inenarrable.Mientras que para Jelin (2002) estos tres elementos seran: la imposibilidad denarrar, el silencio y el olvido; otorgndole al silencio dos lmites, el de loposible y el de lo decible, debatindose entre lo que se tiene y no, y lo que sedice y lo que no. Tanto la identidad como la memoria al ser selectivaspresentan fracturas y se fragmentan en diversas formas; sin embargo, elcarcter de continuidad les es innato en su mutua relacin. Esta seleccin delos recuerdos en la reconstruccin de estas historias de vida, no solo la realizanlos sujetos sobre sus mismos testimonios, sino tambin los investigadores yentrevistados quienes tambin se han visto en la necesidad de olvidaracontecimientos, silenciar momentos que fueron narrados en secreto y que notienen por que ser revelados en este texto. Este silencio u omisin delinvestigador tambin tienen que ver con su postura tica frente a lascomunidades que se estudian.

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    En las Ciencias Sociales, las historias de vida han cobrado gran relevancia comoherramienta de recoleccin de datos, ya que han permitido devolverle laautoridad y vocera a ese otro. Graciela Sapriza manifiesta que la historiaoral, al recoger testimonios, constituye un recurso valido para aquellos que

    pretendemos hacer hablar a los silenciosos de la historia, los obreros, lasmujeres, los marginales (Sapriza, 1998:45). Por lo tanto, la necesidad derecolectar historias de vida no slo desde la perspectiva biogrfica sinoautobiogrfica de los sujetos que han padecido la violencia en la ciudad deMedelln, es una apuesta por darle la palabra a un actor que ha sidomarginalizado y silenciado. En palabras de Tzvetan Todorov los individuos ylos grupos tienen el derecho de saber y por tanto de conocer y dar a conocersu propia historia (Todorov, 2000:16).

    La utilidad del documento autobiogrfico, para esta investigacin y sujeta a lapropuesta de Roco Londoo, es que permite: a) Construir la trayectoria devida e identidad del actor a partir de la versin de s mismo; b) debido a suestructura, el mismo relato ir definiendo las coordenadas e hitos bsicos de labiografa; y c) permitir el seguimiento de las personas, personajes y hechosque mayor incidencia tuvieron en la formacin del sujeto (Londoo, 1998:32).As, lo que hace la historia de vida especialmente sugestiva () es que, por sumisma estructura, no slo permite, sino que obliga, a percibir la relacin entrelo individual y colectivo, en ese engranaje espacio-temporal propio de suestructura (Zamudio, 1998:13). A su vez, se trata de no suplantar la versinque, acerca de su propia vida va dando el actor, pues, es a travs de sta queexplicar, en gran medida, sus comportamientos y acciones, los que slo sern

    entendibles a la luz de sus propias representaciones. En otras palabras estedesplazamiento del centro de atencin, desde una comprensin de la historiaa partir de un enfoque macro, colectivo, estructural y en gran escala, a unosanlisis micro de la experiencia, la evaluacin y la interpretacinindividuales, representa algo ms que una mera sustitucin del colectivismometodolgico por el individualismo metodolgico. El centro de atencin sedesplaza sobre todo hacia un situacionalismo metodolgico, que contempla lasituacin en la que ha tenido lugar tanto la accin social como la experienciaindividual (Coetzee, 2000:31).

    Las historias de la vida cotidiana, entendidas aqu como la estrategiametodolgica de captacin de informacin y de sentido (Lulle et Al, 1998:10),han sido las herramientas principales que hemos utilizado para acercarnos a lacompleja problemtica social, del fenmeno de la violencia, desde laperspectiva de vida individual. La reconstruccin de los trayectos de vida quese dan a continuacin parte de la experiencia vividade cada uno de los sujetosque la padecieron, es decir, de los sujetos sufrientes que hemos entrevistado.

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    La reconstruccin de dichas historias de vida parte de una premisafundamental: la de mostrar que la experiencia de la violencia ha tocado atodos y cada uno de los individuos de la ciudad de Medelln de formasdiferentes. Con ello, no queremos llevar a una generalizacin de la experiencia

    de la violencia para toda la ciudad de Medelln, pues los sentidos de laviolencia varan tanto como personas hay. Por el contrario, queremos sealarlas formas diferenciales y relacionales con las que los sujetos articulan laviolencia a su cotidianidad. Ahora bien, si la experiencia de la violencia hamarcado y dejado huella en todos los espacios que conforman la vidacotidiana, hemos decidido -como ejercicio ilustrativo- reconstruir los casos apartir de un mismo lazo narrativo: la familia.

    Nadie puede escoger en que familia nace, pese a los avances de la ciencia y losavances tecnolgicos de fecundacin in vitro; si bien los padres pueden elegirel color de ojos de sus futuros hijos, el color de piel y otros rasgos fsicos, nohay seguridad absoluta de que ese bebe nacer y mucho menos de cmo sery de cmo morir. La familia que a continuacin les presentamos es unafamilia diferente, ninguno ha elegido pertenecer a ella, pues, es una familiaficticia agrupada por los investigadores. La simulacin de la familia respondea la estrategia metodolgica utilizada para agrupar los relatos que nos fueronnarrados por estos sujetos. Todos los testimonios y acontecimientos sonreales, pues fueron narrados desde sus experiencias de vida particulares. Noobstante, Los sujetos que narran sus historias, no necesariamente, se conocenentre ellos y viven en barrios completamente diferentes. No obstante, susvivencias remiten a un mismo proceso: al de la experiencia de la violencia en la

    vida cotidiana. Las narraciones estn hechas de los recuerdos de los sujetosque han padecido la conflictividad urbana en la ciudad de Medelln. Ac nohablamos ni de vctimas, ni de victimarios, pues sin negar la importancia dedichas categoras para otros espacios y estudios, en nuestro caso particular nocumplen ningn papel explicativo. Por ello nos hemos apropiado de lacategora de sujetos sufrientespara dar cuenta de las experiencias y sentidosparticulares que tienen los sujetos de la violencia y el sufrimiento que hanpadecido. Por cuestiones de seguridad y tica con los sujetos con quetrabajamos hemos decidido obviar sus nombres propios y barrios en dondehabitan. La reconstruccin de las historias de vida responde a un relatocronolgico, en aras de organizar la informacin para el lector, que nonecesariamente da cuenta de la forma real en la que fueron narrados losacontecimientos, pues, los sujetos se apropian de las temporalidades propiasde sus trayectos de vida y las reinterpretan y articulan en relacin a susvivencias y, no en relacin a una lnea temporal que va de pasado presentefuturo como es presentada la informacin en el prximo apartado.

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    Trayectos de vida

    As, no hay acontecimientos sin un alguien al que ocurreny cuya perspectiva finita funda la individualidad de los mismos

    Merleau-Ponty

    LA MADRE

    Nacida y criada en el municipio de ConcordiaAntioquia, a los 18 aos se casoy conformo una familia. Su hijo mayor naci en Puerto Valdivia (Antioquia); laque le sigue en un barrio en Medelln; el otro hijo (el del medio), la ovejanegra tambinnaci en Medelln; la otra es la que le regalaron (la adopto); elque le sigue, el nio, el que le mataron tambin naci en Medelln al igualque las otras dos hijas menores. De sus 6 hijos, 4 se fueron de la casa yconformaron sus propias familias, incluso la oveja negra que una vez se

    retir de las filas de las milicias (dada la muerte de su hermano menor) se fuea vivir solo. Solo la hija menor y una pequea nietecita, hija de esta misma,viven con ella. Esta historia de vida particular se implanta en la memoria deldesplazamiento e invasin que miles de familias vivieron en la ciudad, amediados de los aos ochentas, con la expansin de la ciudad a las zonas msperifricas o morros, y las conformaciones de varios barrios de invasin. LaMadre que vena del campo con toda su familia, la que inclua sus 5 primeroshijos (pues de la menor quedo embarazada ya en el barrio) y un esposo queluego la abandonara. Llego a la ciudad con la promesa de comprar un lotecitode tierra para poder construir una casa para sus hijos y mejorar suscondiciones de vida, o sea poder darles estudio y encontrar un mejor trabajo

    para ella y su esposo. las muchachas hermanas mas bajaron, y no les gustola forma en que yo viva all cuidando marranos y gallinas, pero yo viva muybueno all, no aguantaba hambre, all no me haca falta nada, y viva con elesposo, entonces ya Amada vino y se dio cuenta de esta invasin, y vino einvadi, ya cuando hicieron los arreglos. Ubicado en la misma parte dondehoy se encuentra su casa, ella con la ayuda de sus hijos mayores logro erigir unpequeo rancho de tablas, cubierto de retazos que hacan las veces de puertasy ventanas y los protegan de los malos climas. Entre potreros y lodazales,poco a poco lo que al principio eran 7 ranchos se fue convirtiendo, a travs deltrabajo conjunto y comunitario, en el barrio que hoy es. No obstante, el

    pequeo rancho que ella construyo hace ms de veinte aos, dada laadversidad y precariedad de su condicin econmica, sigue igual. Su casa, suespacio, se quedo esttico frente a un tiempo que desgastaba y roa los murosde su hogar y le arrebataba no slo su juventud sino a varios de sus hijos. Estoha cambiado mucho, al menos pues la urbanizacin ya est todo urbanizado,

    porque primero esto era un rastrojero, un pantanero por toda parte, uno dabaun paso para adelante y daba tres de pa atrs, ya cuando empezaron a hacer

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    las calles, las escalas, esto empez a cambiar mucho, mucha casa de material,la gente ha progresado mucho, la nica que no progreso soy yo, porque yo mevoy a morir ac en este rancho, este rancho me va a matar a m, esto comoesta de podrido, esto no es si no carcomen ya, esto como traquea, yo digo que

    esto en un temblor de tierra nos estripa esto aqu, pero bueno Dios sabr.

    Los primeros aos en el barrio son recordados con gratitud y felicidad, pues,esta era un buen lugar para vivir. si, aqu vivamos muy bueno, a pesar queesto era un yerbero, pantano, ah se ponan todos los muchachitos y todos loshijos mos, todos los muchachitos que haban en el barrio ah se ponan a jugar,a jugar escondidijo por todo ese rastrojero, al hijo mo le salan unos nacidos enla nalga as, y yo se los acababa con tomate, de estarse revolcando en eseyerbero, se quedaban dos tres de la maana ah sentados contando cuentos yvivamos muy bueno yo les hacia merienda y todo, Ya despus empezaron a

    joder, no mija. No le provoca a uno ni salir a la puerta, que miedo. Segncuenta, el barrio no es de desplazados ni ha generado desplazamiento forzado.No obstante, ste si ha sido el centro de disputa y enfrentamiento entre variosgrupos armados, casi que desde su origen. Ella nos cuenta que en sus inicios, albarrio suban muchos ladrones y atracadores a quienes reprendan con lo quetuvieran a la mano, y en casos, con alguna escopeta o arma de defensa o caza,y que despus de golpearlos y castigarlos llamaban a la polica para que loscapturaran. No obstante, las cosas en el barrio empezaron a cambiar,drsticamente, a principios de los aos noventa, con la entrada de las miliciasdel ELN. La noche que entraron Los caretrapo al barrio mataron a dos

    jvenes, que al parecer segn ella cuenta eran muy viciosos. Al otro da

    vinieron y recogieron todos los muchachos y los metieron a la caseta, entoncesuna seora me llamo a m, me dijo recogieron todos los muchachos, all lostienen le dije yo Por qu? No s, baja! Yo baje y me encontr con unmuchacho que estaba acostumbrado a traerme ac el mercado aqu, porquecuando eso los buses no venan sino abajo a la terminal, de all aqu haba que

    pagar quien trajera el mercado, me lo encontr en la acera de la casa y le dijeyo hgame un favor qu quiere viejita? Ah esta mi muchacho? Si seora

    pero tranquila! Le dije yo squemelo de all y me dijo no puedo, perotranquila que no va a pasar nada, tranquila mtase a una casa de esas no sequede por ah! Yo deca, llamo a la polica, de pronto llamo a los muchachos,yo vine y me sent en la cera *+ si yo veo que me le van a hacer alguna cosa alhijo yo me hago matar, me quede ah cuando fueron saliendo todos, cuando

    fueron saliendo todos, yo cog al hijo de la mano y le dije-Qu le dijo esagente?- no mam que nosotros tenamos que ingresar a esas filas y que si nomatan a toda la familia. La entrada del hijo del medio a las filas de las miliciasdel ELN cambi completamente el rumbo de vida que ella se haba pensadopara sus hijos e hijas. El control territorial que ejercan los milicianos en el

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    barrio tambin limit las sociabilidades de esta familia con otros grupos deamigos que vivan fuera del barrio, pues, ya no poda entrar nadie a menosque estuviera autorizado. Los enfrentamientos constantes con las diferentesbandas que tenan control de los barrios aledaos cobraron la vida de muchos

    jvenes y habitantes del barrio, entre ellos la de su hijo menor que, segn ella,no tena nada que ver con el conflicto. De 22 aos muri su hijo, en supuestosenfrentamientos entre las milicias y la polica dejando a un pequeo nio debrazos. Resulta que no s quin diablos estaba cumpliendo aos y empezarona tirarse harina, agua y huevos por todo el barrio, tirndole al bobo ese queestaba cumpliendo aos, yo me lo encontr por all y le dije usted si va a ir atrabajar?, me dijo mama s! Al rato tocan abajo, qu paso? Me dijo, nomam no voy a trabajar, dijo la mona disque tengo que ir a prestar guardiaall arriba yo sin ser nada de eso y que si no me matan! Yo le dije Cul es lamona? Me dice, esa no la conoce usted! le dije yo pues usted no va a ir nomam porque usted va y trata mal a esa vieja y esa vieja la mata!, dije yo puesque me mate. All estaban jugando como hasta las diez de la noche, yo lo vique subi, ellos iban armados, l no iba armado, yo creo que eso fue unatrampa que le tendieron al nio, pa mi que el asesino no fueron policas si nouno de ellos, porque l estaba muy contra de eso. La muerte de su hijo menoren el 2001 es un acontecimiento que an le desgarra el alma cada vez que lonarra. Dado que el ao en que lo mataron no coincide con la entrada delparamilitarismo al barrio, an no ha recibido ningn tipo de reparacin porparte del estado. No obstante, ella se reconoce como vctima y ha llevado acabo todo un proceso de elaboracin de duelo, acompaada por el Programade Vctimas de la Alcalda de Medelln.

    La historia de La Madre ha estado entre fuegos cruzados; ella y su familiahan compartido varias caras de la guerra, y las acciones de varias facciones yactores armados. El conflicto en su barrio, ubicado en la comuna 9 de la ciudadde Medelln, ha sido de los ms letales debido al entrecruzamiento dediferentes tipos de conflictividad y de los enfrentamientos que,histricamente, los actores de este barrio han mantenido con los otrossectores con los que directamente limitan. En el barrio ha habido presencia dediferentes grupos armados, tales como: reductos de los desmovilizados delM19, mltiples grupos de bandas, sicarios y delincuentes comunes, grupos demilicias asociados y no a las guerrillas del ELN; posteriormente, gruposparamilitares y en la actualidad grupos de desmovilizados y diferentes tipos debandas que han (re)surgido despus del rearme. Todos estos grupos hanejercido diferentes formas de dominio y control mediante la administracin dela violencia en el barrio: unos castigaban el vicio, otros lo promovan, mientrasalgunos decretaban la asepsia y la higiene en el barrio, otros por el contrario lohicieron un rio de sangre. De otro lado, la historia de vida de La Madre

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    tambin deja entrever la instrumentalizacin de la violencia por parte de lascomunidades, en las medida en que estas actan estratgicamente para podersobrevivir. Se interrelacionan y juegan a o con los diferentes bandos. Esto hallevado en ocasiones a que, por parte de los estamentos estatales, se les

    sealen como colaboradores o auspiciadores de los actores armados, lo cualdesconoce la complejidad de estas interrelaciones que posibilitan unasobrevivencia y adaptacin cotidiana. All puede recaer una posible ideagerminal que tal vez permita comprender el por qu en muchos de estosbarrios de la ciudad y, en general, en otras situaciones de violencia y conflictoarmado, las comunidades se convierten en auspiciadoras y a veces terminanpor apropiarse e incluso legitimar esas otras formas de poder. Pues, son,finalmente, estos grupos armados los encargados de administrar la justicia ensus barrios y resolver las diversas problemticas sociales, polticas yeconmicas que da a da acontecen.

    Son los aos noventas. Las balaceras de un lado y del otro, de arriba y abajo,irrumpen incesantemente en la cotidianidad de la gente, llegando a marcarhoras fijas, rutinas de miedo y pnico en el vecindario, toques de queda yespacios-tiempos en que se disputa el barrio y se desboca la violencia. Unbatalla campal, una cotidianidad interrumpida y forjada al fragor de losenfrentamientos, es el recuerdo innato que tiene La Madre de esos ltimosaos de los noventas y de comienzos del ao 2000. Los ltimos aos quetambin vivira su hijo menor. En diciembre del ao de 2001 o tal vez 2002, -elrecuerdo no es claro-, hizo su entrada al barrio el Bloque Cacique Nutibara, losparacos, como son reconocidos en la ciudad. El nico barrio que faltaba por

    colonizar era el de ella, en todos los barrios de los alrededores los paracosya tenan el dominio. La gente ya estaba preparada, a los muchachos ya seles haba advertido que tenan que irse del barrio, que tenan plazo hasta lasseis de la tarde para desocupar el barrio por que esa noche iban a entrar losparacos y a todo lo que encontraran en la calle se lo llevaban por encima.Todo el mundo estaba muy triste porque en realidad eran nios que se criaroncon los hijos de uno, se criaron con uno mejor dicho, porque unos nacieron aquy otros vinieron aqu pequeitos. La cercana de los pobladores con losactores armados no slo responde a una demanda de proteccin y seguridad,que no siempre brinda el Estado, sino tambin a la cercana, familiaridad yfiliacin de los pobladores con ellos, pues estos son: sus amigos, vecinos, hijos,etc. As, con la llegada de la noche y el barrio deshabitado, los pobladores sepreparaban para la entrada del nuevo grupo armado. No obstante, esto no eraun gran evento. Era simplemente la salida de unos y la entrada de otros, coneso ya haban aprendido a vivir. Ya por la noche, qu horas eran cuando esagente se entro? ya habamos visto las novelas, bamos a empezar a ver una

    pelcula, no me acuerdo como se llamaba la pelcula, era una pelcula muy

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    buena *+Entonces ya cuando iba a empezar la tal pelcula, arriba en elestadero boommmm, ah mismo corrimos a apagar el televisor, cuando poraqu se iban estacionando en ste solar, *+ nosotras estbamos brujiando,como no tenamos por donde brujiar, estbamos todas ah.Los trajes negros y

    los fusiles grandes daban cuenta de que un nuevo actor haba ingresado albarrio. Las rfagas, los tiros al aire y al suelo sealaban el dominio de losparacos sobre el barrio. La gente ya estaba advertida, todos en sus casasmenos los dos borrachos del barrio, quienes fueron velados al da despus enatades sellados. El barrio cambio, pues, el consumo de drogas que antes eraprohibido por los grupos de milicias, con la llegada de los paracos empez apermitirse. As, empez a ser habitual que se vieran viciosos parados en lasesquinas del barrio y en cualquier rincn. De otro lado, vino la calma al barrio.Ya no se escuchaban los disparos.

    Con el proceso de desmovilizacin y reinsercin algunos se entregaron y otrosno. Algunos de los desmovilizados se quedaron en el barrio, pero tambin conellos llegaron otros. Si haba unos que venan y muchas veces dorman aqu,se les daba comidita si tenamos y entonces ellos ya no dijeron vea a nosotrosen esto empiezan a perseguirnos, pero con los otros que vengan aqu ustedesdeben de ser as para que no les pase nada, as como son con nosotros debende ser con los dems para que no les pase nadaLa cotidianidad, el da a da leresulta montono, pasivo y algunas veces agobiante por muchas situaciones.Por un lado, la zozobra por el paradero de su hijo ex milicianoy del otro, porla rutina misma que supone vivir en una pobreza a ratos extrema menguadacon mercaditos asistenciales y la exclusin indignante mezclada con

    violencia. Pocas cosas o casi nada de la cotidianidad del barrio y de su vidaparticular escapan a la violencia. La marca por la muerte de su hijo menor, talvez el ms consentido, sigue latente, pues, su ausencia y recuerdo impregnade pasado el presente de esta familia.

    EL HIJO MAYOR

    Sus padres, desplazados por la violencia, se asentaron en la comuna 8 de laciudad de Medelln, en un sector conocido como Villatina. El mayor de loshermanos hombres de la casa, que para la poca acaba de cumplir 7 aos,ayuda a sus padres a construir el ranchito parra sus otros seis hermanos.Lamentablemente para el ao de 1987, cuando contaba con tan slo 13 aos,qued hurfano tras la catstrofe que arras con la vida de ms de 300personas. Entonces enla catstrofe que fue un domingo 27 de septiembre de1987, era un domingo tipo dos y media de la tarde, un da soleado y son unaexplosin muy grande, como si se hubiera cado un avin, como si se hubieraestrellado un avin en el morro Pan de Azcar, cuando en una abrir y cerrar de

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    ojos ya todas la viviendas tapadas, mas de 270 viviendas, casi todo el barrio yya, lo que recuerdo es la oscuridad que vena de ese momento de haberquedado solo a la trayectoria, *+ ah murieron mi papa, mi mam, murieron 3hermanos, quedaron 2 mujeres y 2 hombres. Cuando apenas estaba

    despertando al mundo, a construir su vida al interior de una familia, le tocosufrir lo que llama la tragedia y la oscuridad que dividi su vida en un antes dela catstrofe y un despus.Con el derrumbe del cerro Pan de Azcar perdisu casa, a su familia; la cuota de sus muertos fue tan alta, sobre todo por laprdida de sus padres, que tuvo que pagarla con una vida solitaria. De dichatragedia se especula y se duda de sus causas naturales, para algunos la causatambin tuvo que ver con la violencia; entre algunos se comenta y ese ha sidoel rumor, que tal tragedia no se debi a una catstrofe natural sino mas bien ala explosin de cargas de dinamita y dems material que tenan encaletadolas milicias del M-19.

    Al fracturarse su vida, an inocente, y desligarse del ncleo familiar, no solose transform su infancia sino que tambin esto determinara gran parte de lasdecisiones que tomara despus. La soledad, el miedo y la vulnerabilidadfueron sentidos como propios de su existencia en esos primeros aos. Paradejar de ser una carga, de los pocos parientes que an le quedaban, decidiirse a vivir a las calles y all convivir a diario con la antigua lgica del perododel narcotrfico que haca de los nios sus carritos o sapos. Su historia de vidadesde la infancia hasta hoy podra ser similar a la de otros jvenes que trasdiferentes tragedias quedaron hurfanos, solos en el mundo y fueronapadrinados por la violencia, la delincuencia, el crimen y la guerra que

    marco el pasado de la ciudad y que continua (re)escribiendo las historias de lavida cotidiana en los barrios (y en su gente). ya despus de uno estar solo nohaba quien lo corrigiera a uno y ya al ao estaba dando malos ejemplos, o seaque en el 88 ya estaba no en grupos armados sino ya lo que era ladelincuencia, el instinto de supervivencia, robando y haciendo cosas malas

    para poder sobrevivir, en la delincuencia estuve casi hasta el 99, en el 99 yanosotros anteriormente pelabamos era con las milicias urbanas pero nosotrosno pertenecamos a ningn combo, a ningn combo no, a ningunaorganizacin *+ pelabamos contra los de la Sierra, en ese entonces nosotroshacamos parte del combo de la Caada y alrededor, cerca del radio de accinde donde nosotros vivamos estaba el ELN, estaba la milicia 6 y 7 denoviembre, entonces haban varios grupos que se queran tomar el barrio

    porque era donde estaba el comercio, la terminal, donde estaban los buses yeso fue lo que nosotros empezamos a peliar aqu, pero no con un atropello a lacomunidad sino ante la comunidad apoyndonos a nosotros como comunidad,nosotros no pertenecamos a ningn combo ni nada, nosotros bamos yrobbamos en el centro, en Laureles, Santa Mnica, bamos y nos robbamos

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    los carros y con eso llegbamos los vendamos y nos sostenamos nosotroscomo banda, pero nunca as que como se ve ahora la cultura de ahora, queahora se ve solamente viviendo del impuesto, de la droga, en ese entoncesnosotros bamos y nos rebuscbamos nosotros eso. Al interior de una de las

    bandas ms grandes de la ciudad de Medelln l comenz a transitar en sucarrera delincuencial. Primero fueron los mandados, el jaloneo, el jugar a sermalo, la moto y, ya una vez en la banda de la caada, el cumplir con la guardianocturna, resolver los problemas de la comunidad, cuidar el barrio, etc.

    Al igual que con la historia de La Madre la entrada del paramilitarismo a lazona no coincide con las fechas oficiales. Ya en el 99 llega el bloque CaciqueNutibara y al lder que nosotros tenamos le propusieron una reunin y buenol fue, y ya a los das estbamos perteneciendo a una organizacin, y ah yaautodefensas, ya somos una organizacin, ya le giraban a uno sueldo, ya tenauno una responsabilidad pero aqu en la ciudad. Su militancia en elparamilitarismo no da cuenta de un cambio drstico en su vida cotidiana,pues, simplemente, cambiaron de nombre pero seguan cumpliendo lasmismas funciones y ahora con un sueldo, con financiacin.

    En noviembre del 2003, se desmoviliz con el bloque paramilitar CaciqueNutibara. el primero grupo que se desmoviliz fue el Cacique Nutibara, yo hice

    parte de la primera desmovilizacin y ese primer grupo nos fuimos casi 120hombres de aqu de la comuna 8, de Villahermosa hasta la Sierra, el primerbloque, pero era mucha la cantidad gente que estaba en el conflicto, porque esque estamos hablando casi de 27 barrios en la comuna 8, entonces de ah llego

    como a los 5 0 6 meses lleg la desmovilizacin de Hroes de Granada,entonces aqu en la comuna 8 hay gente del bloque Cacique Nutibara y gentede Hroes de Granada porque era casi la misma estructura, las manejaba elmismo comandante que era Adolfo Paz. La causas y motivaciones para ladesmovilizacin son de diferente ndole, en parte su desmovilizacin se debia la presiones externas, por las decisiones y el vaivn de los altos mandos delos paras y porque su combo, con el que siempre haba estado, se iba adesmovilizar.

    Una vez desmovilizado y de regreso al barrio, pero bajo nueva condicin socialy jurdica, comenz a trabajar en un nuevo proyecto de paz. Reuni a variosde los jvenes que tambin eran desmovilizados y estaban en el barrio y lespropuso que empezaran a recuperar la memoria del campo santo, o sea lamemoria de la catstrofe que dejo a muchos de ellos hurfanos. Su posicinactual frente a la vida demuestra una frrea conviccin hacia la paz, no quiereregresar a las armas. Sin embargo, es consciente de las perversidades,discontinuidades, jugarretas polticas malversas y procesos a medio hacer que

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    hoy siguen pendientes y sin resolver. Entre el fracaso, los logros alcanzados,las mentiras y las promesas a medias, las verdades fabricadas en relacin ala desmovilizacin y el proceso de reconciliacin que actualmente se lleva enel pas, se siente con plena confianza en s mismo y dice gastar toda la energa

    que le queda, a sus 37 aos de vida, en la construccin de nuevos proyectos devida, un vivero comunitario con el que parece buscan una (re)generacin deesa cotidianidad y de la vida del barrio por fuera de la guerra. Con el mismoequipo de trabajo recuperamos tambin ese basurero ese botadero deescombros y construimos un aula ambiental, el Cerro de los Valores, dondemanejamos la basura hasta el embellecimiento, aqu tenemos un proyectointegral ambiental muy bonito donde manejamos 1500 viviendas, dondetenemos ya unos gestores ambientales donde van y les prestan el servicio desensibilizar a la gente de la importancia que tenemos a reciclar y yasensibilizado, ya el mismo gestor ambiental va cada 8 das, dos veces a lasemana, y le recoge todo lo que sale de esas viviendas, o sea ya llega en unsitio de acopio de ac del Cerro de los Valores y aqu ya la reclasificamos.

    EL HIJO DEL MEDIO

    En un pequeo apartamento, en el cuarto piso de la casa de sus padres, vivecon su mujer y su hija de 12 aos. En la narrativa de Hijo del Medio, puedeleerse cierta disposicin al rebusque del da a da que desde muy joven havenido configurando en su vida y mente, cierta sensacin de inminentemortalidad que combinada con un poco de fatalidad, le ha hecho asumir lavida sin aprehensiones, pues, esta puede terminar con la muerte a la vuelta de

    la esquina. Los primeros recuerdos sobre su carrera delictiva estn asociadosa cuando tena unos 17 aos y en compaa de un grupo de amigos del barriodecidieron que se iban a robar una moto; esta fue una decisin de ellos, pues,no pertenecan a ningn grupo o banda. Eran jvenes que iban al colegio, quetenan familia, comida, en otras palabras eran pobres pero no les faltaba nada.Es que estbamos, empezamos a delinquir muy viejos ya. Eso fue cuando yotena por ah 17 aos. Esa primera vez no sali como esperaban, pues, loscogieron y dos de ellos tuvieron que ir a la crcel, entre ellos un menor deedad. No obstante, este fue el comienzo de una profesin, pues, entre lolegal y lo ilegal las armas y las motos haran parte de los muchos oficios que hallevado a cabo para ganarse la vida. Estbamos ah echando carreta ochismoseando en una esquina o en una casa y entonces qu!, vamos a robar,vmonos de loquera *+ Y eso salamos y hgale, y nos mantenamos enrestaurantes, comprbamos ropita bamos de compras, que tenis y comamosbien y farra tras farra. Entre sus oficios cuenta que trabajo con su paphaciendo trasteos, en una reencauchadora, en una droguera, como escolta,en una tipografa, en una carpintera y hoy en da es taxista. Si bien, en varios

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    momentos de su vida ha tenido que delinquir para para llevarle de comer a suhija, para sobrevivir a la pobreza y a la violencia del barrio o por placer,siempre ha tenido ciertos principios morales como son el trabajo y lahonradez. Estos son valores que le han sido inculcados por su familia desde

    nio, al igual que la religin y las buenas costumbres.

    Despus de varios meses sin empleo, las ofertas de los grupos inmersos en elconflicto armado no se hicieron esperar. Estas eran a veces tan tentativascomo difciles de obviar, . sobre todo, teniendo en cuenta las necesidades y lasdificultades para obtener por otros medios lo que el mercado ilegal da porrutas ms rpidas. La fornea abundancia, las riquezas, el dinero fcil le dieronel solvento para cubrir muchas de sus necesidades no slo econmicas sinotambin sociales. As por medio de un amigo que lo invito un da a cuidar elbarrio y a ganarse una platica, termino en las filas del paramilitarismo. Que noera pa nada malo, que era solamente para ir a cuidar algo, que un ba rrio queno se qu; que no era pa nada malo pues *+ segn yo, me fui a trabajar comoconvivir y as de un momento a otro result en las AUC sin darme cuenta, deverdad. No saba que ya estbamos en las AUC. Debido al azar del mundocriminal, la diversidad de actores y violencias, de ofertas y la complejidad delas redes, es sorprendente ms no extrao la forma en cmo sin saberlo,termino ingresando al paramilitarismo. Un mundo que lo confronta con ciertasdualidades como la de vivir al filo del peligro y con miedo en la riqueza otranquilo y con necesidades en la pobreza. Su experiencia relatada condetalles, permite ver cmo era la logstica y operacin del paramilitarismo entoda la ciudad, sin obviar sus particularidades en cada contexto y barrio, como

    un proyecto comn. Cada uno en su barrio tiene su dotacin, que las mismasdotaciones se guardan en los mismo negocios o en las mismas tiendas, ycuando hay algn imprevisto o algn problema que van a robar en algnnegocio o algo, ya uno esta cerquita a la tienda, o esta cerquita del juguete

    para poder reaccionar en caso de cualquier problema, en caso de que robenpor ah un bolso o cualquier cosa, el hecho es hacer respetar el barrio. Narracmo eran las relaciones de autoridad al interior de los paras, cmo estosusurpaban el poder del Estado y administraban justicia y orden en los barrios,cmo deban rendir cuentas y aceptar cierta sumisin y respeto hacia losDuros o los Paps. Adems de otras dinmicas del paramilitarismo que seasemejan al funcionamiento de cualquier empresa, sus finanzas, sus horarios,sus rutinas, etc. Yo por all me mantena muy relajado, yo caminando en esa

    fincas, la gente era muy bien muy amigable, se manejaba muy bien losfinqueros, yo a veces iba a un finca cobraba me decan que dentro de 8 das, unmes y as, pero cada 8 das no faltaba con las finanzas. A nosotros nos llevancomo una lista que eso es el financiero, en cada organizacin casi siempre estel financiero que es el que mueve las finanzas, que plata dentran que platas

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    salen, que platas mueven, que platas necesitan pa gasolina, pa aceites, queplata necesitan pa camuflados, para, cmo se llaman, pa municiones, paradios, pa comunicaciones, para todo eso.

    En este caso especfico resulta importante resaltar el desinters o(des)conocimiento de este personaje por enterarse de lo qu es elparamilitarismo del cual hizo parte, sus causas, efectos y demsimpactos,pues, si bien hoy en da se interesa por seguir el debate sobre elestado actual del paramilitarismo en el pas, a travs de los medios yperidicos, esto lo hace porque no sabe en que momento podr volver a estarentre sus filas. Siempre fue mucho ms fuerte la preocupacin por ganardinero y satisfacer las necesidades bsicas, que por reflexionar sobre elsentido y el por qu de las cosas. Entre los ms variados privilegios que recibapor ser paramilitar o paraguayo, su narracin tambin permite develar elnivel de incorporacin de su vida y cotidianidad con el servicio de la guerra.Las mltiples actividades que devengaban de l una sumisin total al serviciode sus mandos, pues, la disposicin que deba tenerles para con ellos eraabsoluta, lo cual cooptaba su espacio y tiempo privado, o sea, el familiar ypersonal. Lo mo era que yo siempre me hacia bregar a cogerme de la buenade los patrones, me manejaba bien con ellos, yo le llevaba los mercados a los

    patrones, a veces le mova los hijos, como yo saba manejar carro, desdepequeo mi pap me enseo a manejar carro y andaba con ellos cuando se ibapor ejemplo a pasear a comfama, yo me iba con ellos y los escoltaba, pero yono andaba con arma, porque yo nunca estuve amparado, nunca he tenido,

    pero ellos si andaba con lo de ellos, y a veces yo andaba con la de ellos,

    amparada pero con la de ellos. En su discurso se dejan ver muchas de lascontradicciones y encrucijadas que han surgido en su vida, as comoexperiencias trastocadas, unas deseadas y buscadas, otras obligadas yresistidas, as como la memoria de los daos hechos a otros y las muertes desus antiguos compaeros, tanto en enfrentamientos con bandos contrarioscomo a manos de la misma organizacin. Ya ese pelado se la presenta que loiban a pelar y sabiendo que estbamos en esa finca, l subi y all ya loesposaron y lo iban a peluquiar, entonces y dijeron que en la finca no, y elmarica sali corriendo y ah mismo uno de los muchachos estaba entotado y lo

    prendi tan tan tan!.

    Despus de prestar servicio tanto a nivel urbano, como rural fue capturadoen el 2005 y pago un ao de condena. Esto lo llev a decidir retirarse de laorganizacin, que le dieran de baja. No, antes me demor mas, me dabacomo miedo, miedo, ah como con ganas de salirme pero me daba miedo, yo yaestaba como resignado y a la final yo pasaba hasta bueno, no me tocaba hacercomo cosas malas, casi no me toco hacer cosas malas, muy de vez en cuando, y

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    yo me mantena por ah caminando, tomando gaseosa, yo me hacia querer dela gente, de la comunidad de las personas, porque si usted se hace querer de lagente del barrio, la comunidad, te llevan en la buena, pero sea usted un gamno que le est pegando a la gente por cualquiera cosa, o que no seas capaz de

    arreglar un problema. Hoy su cotidianidad transcurre de nuevo en el vaivn yal azar del barrio con tentativas de enrolarse de nuevo por el dinero fcil,con ganas de protagonismo, respeto y reconocimiento. Hay resistencias yaprobaciones de ese mundo en su vida.Bueno pero en este momento, pero yono, no, porque yo desde que estoy trabajando mantengo la mente ocupado,uno se mantiene despejado, entonces no le da a uno pa pensar en cosasmalas, yo ya tengo mi seora, tengo mi hija que quiero salir adelante con ella yverla crecer *+pero de verdad que a uno si le da el arrebato como de volver ala misma cuestin pero como con ganas de salir adelante, es que como no se sien las otras entrevistas que me has hecho ya lo dije, a pesar de todo lo que yohe hecho yo era pa tener una casa propia, o un carro o un taxi propio, pero no,no tengo nada, a pesar de todo lo que he hecho, porque de todas maneras laorganizacin quiere es todo pa all y nada pa ac.

    LA HIJA

    Al lado de su madre y su pequea hija de 3 aos, esta mujer de tan slo 23aos decidi dejar a su compaero, pues, si su mam fue capaz sola ellatambin va ser capaz de levantar a su hija sin la ayuda de un hombre a su lado.Sus primeros recuerdos relatan la historia de un barrio tranquilo en el que ella,acompaada de muchos nios del sector, poda jugar libremente. Como

    cualquier otro nio del barrio iba a la escuela que quedaba en la terminal debuses, tena que recorrer dos barrios contiguos para ir a estudiar. no, no porall por la terminal, yo estudiaba all hasta que ya empez la guerra y todoeso. El acontecimiento ms traumtico que rememora de esos aos tiene unarelacin directa con esa guerra que se vivi en las comunas y barrios deMedelln a mediados de los aos noventas. Dado que uno de sus hermanos erael jefe de las milicias del barrio donde ella viva y en el sector que quedaba laescuela haba dominio de otro grupo armado, ella tuve que enfrentarse desdepequea a las confrontaciones directas entre ambos grupos. S, me tocosalirme de estudiar porque ya nosotros ya no podamos bajar all, a mi meamenazaron una vez *+ jum, yo ya tena 10, iba saliendo yo del colegio y mecogieron de una, ya saban quien era yo, entonces me dijeron que no mequeran volver a ver por all, que si volva a bajar que ya saba que me iba a

    pasar, y me pegaron dos patadas, y quien vuelve pues *+ entonces ya all mequede un tiempo sin estudiar, ya volvieron y me metieron aqu a la escuelita yah estudie hasta cuarto de primaria, ya despus me sal por pereza deestudiar.En medio de esa guerra entre bandas y milicias muri otro de sus

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    hermanos. Esa muerte fue una prdida que marcara la vida de toda la familia.Ay horrible, eso fue horrible, aunque l era tan grosero conmigo, me pegabatanto, l y yo nos mantenamos agarrados, pues yo a l lo quera mucho y eso

    fue horrible, horrible, pues as digo yo, que como duele la muerte de un

    hermano, como ser de la mam, debe ser tenaz, eso duele mucho, hasta nohace poquito yo todava lloraban por ngelo, porque pues a mi tambin mehace mucha falta.

    Su perteneca a un ncleo familiar en donde por un lado, su hermano mayorperteneci a las milicias del ELN y del otro bando, tiene a un primo que esparaco, la ha beneficiado en las situaciones de cambio de actores en elbarrio. No obstante, tambin ha corrido peligro por las mltiples implicacionesque tiene tener afectos y familiares tanto en la guerrilla como en losparamilitares. Pero en ese sentido nosotros estuvimos ms, nos trataban conms respeto, por el hecho de que nosotros tenemos familiares que sonparacos, entonces a nosotros nos favoreci las dos cosas; con los guerrillos

    porque tenemos familiares guerrillos, con los paracos porque tenemosfamiliares paracos, entonces siempre estuvieron retiraditos *+ eso es lo quenos favorece en estos momentos, porque si nosotros no tuviramos un familiarparaco, que es uno del que los manda a ellos, nosotros ya no viviramosaqu, ya estuviramos muertos. Con la entrada de los paracos el barrio secalmo, incluso despus de la desmovilizacin, las cosas estaban tranquilas. si,han sido los mismos, es que siempre los mismos, pero es como si fuera unageneracin, se van unos llegan otros, se van unos llegan otros, as, no son losmismo muchachos pues, pero ay yo no s, yo pienso que esta guerra eso como

    que no se va a acabar nunca, pero no, pues yo estoy pasando en este momentomuy bueno.

    Con la entrada del Programa de Vctimas de la Alcalda de Medelln al sector,ella pudo terminar sus estudios de bachiller. A los 17 aos consigui marido yya para los 20 haba quedado en embarazo. Y que, yo fui la mujer ms feliz delmundo, porque yo desde muy joven, a m siempre me han gustado los nios, yyo ya a la edad de 15 aos yo deca yo quiero un nio. Por problemas defidelidad, o como lo dice ella por los de faldas, dej a su marido y regreso avivir con su hija a la casa de la mam. Entre el 2005 y el 2008 el barrio estuvocalmado, pues la tensa calma que haba dejado la desmovilizacin anperduraba. No se haban vuelto a escuchar disparos, ni a ver muertos. Al

    principio que ellos entraron ac, porque todo se calmo, nosotros vivamossper bueno, podamos pasar pal frente para todos esos lados, ahoraltimamente ya no podemos, porque el que vean de aqu all lo matan, aunquenosotros podemos ir por all abajo porla terminal y todo eso, la nica parteque no podemos pasar es para el frente por ellos mismos, es que ellos mismos

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    estn perjudicados, porque vea que nosotros podemos pasar por todo estoporque no hay problema los de all son los que quieren joder la vida.Desdeoctubre del 2010, y en esto coinciden las cifras oficiales con los testimonios delos pobladores del barrio, volvieron aumentar los ndices de violencia en la

    ciudad. Es que vea, en el frente est el bloque metro, el bloque metro tambindice lo mismo, los paracos se apoderaron de esta zona, pero es que segn loque yo me entere por ah fue que los mismos jvenes de all formaron grupo ysacaron los paracos de all, entonces all ya no hay paracos all hay esbanda.

    EL NIO

    Yo me acuerdo pues de cmo era la infancia porque me acuerdo hasta delprimer trado que me dio el nio que fue una pelota, y de todo lo que secelebraba porque todos vivamos, mi abuelo fue el primero que llego, fue unode los primeros habitantes que llego a Villatina entonces tena un lote muygrande, entonces en esos tiempos los abuelos tenan muchos hijos. A los 6aos de edad qued hurfano tras la tragedia del Campo Santo (Villatina) quesucedi el 27 de septiembre de 1987. Sus padres, 3 de sus 7 hermanos yalrededor de otros 26 familiares fallecieron en dicho acontecimiento. Pues yoestaba ese da viendo una pelcula de Kojak, del detective Koyack, si es que yoya tengo 31 aos, entonces yo sal de mi casa con un hermano mayor a ver una

    pelcula al frente de mi casa, entonces nos estbamos viendo una pelcula *+entonces estaba haciendo mucho calor, entonces yo me fui para el balcn eraun segundo piso, cuando yo me sent pues ah cuando escuche una explosin,

    cuando escucho la explosin yo veo que como que el cielo se empieza a poneroscuro, y la gente empez a gritar y a correr diciendo que se vino el morro, sevino el morro, entonces ya de ah ya no s qu fue lo que paso *+si, no, no yono s qu fue lo que paso, todo lo que sucede en la vida sucede en segundos ,entonces cuando yo volv como en si yo ya estaba era enterrado, estaba debajode piedras, tierra, debajo de escombros, adobes, tejas, entonces yo empec agritar del desespero pues de que me faltaba el aire y estaba encerrado,entonces yo empec a gritar y gritar cuando de un momento a otro yo veo queempezar a escarbar y a gritar mi nombre.

    Despus de la catstrofe los lazos familiares empezaron a desarticularse, loshermanos mayores continuaron sus vidas y rehicieron sus familias al lado desus parejas y sus hijos. Entonces eso fue de un momento as como se cierra lavida de muchas personas y comienza otra para los que quedan vivos, entonceses muy impresionante eso porque el shock psicolgico que deja en una personaes muy grande, de pronto uno bien nio uno de pronto el valor afectivo no estan grande porque a uno lo pueden entretener con lo que sea, pero ya uno al

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    tener cinco aos al lado de su mama, su papa y sus hermanos es algo muyalegre, pero ya al ver que usted ya tiene queenfrentar la vida solo, y de ah seme abri el mundo, yo creo que yo empec a madurar desde ese mismoinstante que sal de las curaciones que me hicieron en la espalda porque yo vi

    otro mundo, yo empec a ver como la tristeza. Dada la prdida de sus padresy su condicin de hurfano, al principio vivi en la casa de su hermano de 20aos. Quien al tiempo se vera en la necesidad de ingresarlo a un internadopara nios, pues, no tena las condiciones ni econmicas, ni sociales para velarpor la crianza de un nio de 6 aos y adems por la de sus hijos y familia.Entonces ah me dio mucha ms tristeza, o sea yo senta como que mi familiaque deshizo de mi y era porque no haba con que sostenerme, no haba nialimento para la familia y mas para mi *+ y ya despus de que ah no fu icapaz, pues el trauma de estar en un internado fuera de la poquita familia queme quedo, ah ya me vine fue para ac y empec a buscar donde quedarme.

    De tan slo 9 aos se escapo del internado y regreso solo al barrio. Primeroempez a quedarse en la casa de algunos vecinos que le brindaron ayuda pero,finalmente, fue a parar a las calles con la idea de no ser una carga para nadie.Ya al ver que segua siendo carga empec a tocar otras puertas donde de

    pronto si me dieron oportunidades que fue como empezar a relacionarme congente que tena un mundo ms adelante que yo, de pronto en la forma de ladroga, de la delincuencia, en la forma de peliar de pronto por algo que en siuno en ese momento no sabe por qu es lo que va a peliar *+entonces yacomo le digo la puerta ms fcil que se abri fue esa, aunque yo no querahacer parte de eso, pero la necesidad me enfoco a ser parte de esos grupos,

    pero eso fue lo que me marco totalmente, porque yo creo que si yo hubieratenido una crianza, en este momento ya que tengo mucho uso de razn yo creoque yo no hubiera vivido lo que viv si de pronto hubiera tenido un hermanoque estuviera al lado mo, o que de pronto alguien lo hubiera adoptado a uno ylo hubiera vuelto a uno de pronto un universitario, porque son cosas que lavida da pero en ese momento no tena nada, en ese momento me encontrabaentre la espada y la pared, porque al estar solo y ser carga.As desde nioempez a tener malas amistades a relacionarse con algunos jvenes yactores que ya hacan parte de grupos armados. Cuando cumpli 14 aosentro a hacer parte de una de las bandas que tena control del barrio en el quevive. Luego vino el paramilitarismo y con l pasaron a llamarse Bloque CaciqueNutibara. Pues de todas maneras eso se maneja de todas clases, hasta hay

    parte social y yo hice parte de los grupos sociales de los que de prontoescuchbamos la problemtica que tena la comunidad y ya no tenamos ordende nada mas, entonces ya uno pasaba el reporte y ya pues, como de organizar

    problemas, si problemas de pronto que los vecinos estaban peliando con losotros, que el control de las basuras, pero nunca se llegaba con presin sino con

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    consejos, como la forma de solucionar pacficamente, comunitariamente,entonces ese era el papel que nosotros hacamos.

    Hace 5 aos se desmoviliz con el Bloque Hroes de Granada. Pues cuando

    uno entra a ser parte de algo uno le toma aprecio a las personas y al ser unofalto de cario vea que todos los amigos de uno era como un hermano, comoun padre porque para usted poder ser una persona que se durara dentro de laguerra tena que estar bien coordinado, entonces haban compaeros y amigosque para uno eran como hermanos, entonces cada vez que haba una cada deun compaero de nosotros era muy duro porque empezamos algo y ver quecada quien se iba quedando, pero ya de una forma distinta a no querer seguirsiendo parte de ese grupo, sino porque caan en guerra, en los mismoscombates moran, entonces eso es muy duro porque ellos, uno mismo vatomando con lo que uno convive va tomando mucho afecto, porque ah se vea

    pues, nosotros nunca recibamos malas presiones sino que siempre era comouna misma amistad como una misma ayuda porque estbamos en un

    propsito, y si muchos compaeros, muchos amigos, muchos nios que en esasproblemticas caan entonces eso entristeca tambin de corazn porque esalgo que uno jams va a volver a ver, entonces fuera de la familia muchosamigos porque esta guerra era muy grande. Una vez desmovilizado, viene enel proceso de reintegrarse a la comunidad. Esto lo viene haciendo a partir deltrabajo comunitario y al igual que El Hermano del Medio vienenreconstruyendo la memoria del Camposanto y adems la construccin delvivero El Cerro de los Valores. Si porque mira que una reintegracin a la vidasocial donde todo mundo ya ve que uno ya no es lder militar sino un lder

    social porque ya las cosas se toman de otro punto de vista, ya la problemticaque tiene la comunidad pues, ya la gente antes buscan las partes donde hay un

    problema y vienen a este espacio y nosotros aqu los aconsejamos cual puedeser una de las soluciones, entonces es algo muy importante volver a ser partede la sociedad

    LA NOVIA

    La experiencia de esta mujer ha estado atravesada por haber sido testigopresencial y vctima de la muerte de dos hombres muy allegados a su vida: elprimero, su hermano quien sufri durante meses el hostigamiento, laintimidacin y que fue asesinado violentamente por rehusarse a formar partede los paracos del barrio. A l le haban dicho que si no se iba para las filasde los desmovilizados lo mataban, nosotros a l no lo llevamos de ac untiempo, pero l dijo que l quera volver aqu a la casa otra vez porque l no ledeba nada a nadie entonces el volvi y se vino a vivir ac. En partes, lanarracin transcurre con detalles y algo de crudeza- sobre algunos eventos

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    que sufri antes, durante y despus del asesinato de su hermano y el suicidiode su novio. Para el caso del primero, se manifiesta el impacto silenciado deuna muerte violenta en un barrio como tal en Medelln, el anonimato, elmiedo, la perplejidad de la comunidad para reaccionar, para atender los

    heridos, y si acaso, para levantar sus propios muertos.

    El otro, fue su segundo novio, pues, del primer novio haba quedado con susdos hijos. Este segundo novio muri despus de variadas intimidaciones,amenazas de muerte y ofertas forzosas de enfilarse en los paras. Murihospitalizado pocos das despus de intentar suicidarse con un tiro en lacabeza. l se subi para la plancha entonces yo no le preste mayor atencin aeso, cuando ya mi nio se vino para ac abajo, entonces yo me quede arriba yle dije, mijo usted va a dejar esa ropa interior ah tirada en el piso, entonces lme miro y no me contesto nada, entonces yo me devolv, cuando yo me devolvyo sent un disparo, si ah arriba, cuando yo me devolv a mirar el cuerpo de lvena rodando por las escalas, entonces yo lo cog a l, entonces yo empec allamar a mi mam, cuando ella subi, ella se puso a llorar al verlo a l ah llenode sangre, entonces ya vino y pidi auxilio para llevrnoslo para la clnica, yame lo lleve, que cuando l estaba aqu, l estaba todava vivo. En contraste alas otras historias de vida, la historia de estos dos hombres da cuenta de laspresiones que ejercan los paramilitares en diferentes zonas de la ciudad, aligual