La democracia en en la casa el mundo y

Socorro Ramlrez *

* Graduada en Ciencias Sociales. Profesora de Historia . Corresponsal de la Agencia de Prensa FEMPRESS de la Unidad de Comunicación Alternativa de la Mujer. Pertenece al Comité Permanente de Defensa de los Derechos Humanos y a la Comisión Nacional de Paz, de Diálogo y Verificación . Trabaja con el Taller de Recursos para la Mujer de la Asociación "Ignacio Torres G ir al do".

LUCY TEJADA

"Burbuja"

Oleo sobre Lienzo

0.68 x 0.75 m 1982

E 1 tema de la Paz y de la guerra, de la democracia y de la vid<l inte­resa hoy sobremanera en el mundo y particularmente a las mujeres. Queremos reseñar parte de la amenaza y de las consecuencias ya cau­sadas por una desenfrenada carrera armamentista y nuclear. También destacaremos algunas de las múltiples acciones y formas organizativas con las que la mujer está participando en esta batalla impostergable y las razones y reflexiones que la mueven a una tal actividad.

l. La locura Nuclear y la supervivencia de la Humanidad

Durante el siglo XX se han dado ya dos guerras mundiales y nume­rosas guerras locales. Asistimos además, a la multiplicación de las gue­rras convencionales en diversos lugares del planeta, al incremento del arsenal de armas nucleares, qu !micas y bacteriológicas; a la utilización del espacio cósmico como futuro escenario de una "guerra de las galaxias"; a las amenazas de una confrontación nuclear total, es decir, nos encontramos hoy ante un porvenir incierto para la supervivencia de la humanidad.

El mundo ha acumulado una capacidad de sesenta toneladas de explosivos por habitante de la tierra y la posibilidad de matar a cada uno de ellos veinticuatro veces. Hasta 1978 ya se hablan dado 900 explosiones nucleares en la superficie del planeta. El aumento del pe­ligro ha requerido de gran vigilancia para prevenir el daño ya causado.

Las guerras han llevado a la destrucción de millones de seres huma­nos, de ciudades, de centros productivos, de ecosistemas y a la paupe­rización de los pa lses subdesarrollados. Las enfermedades congénitas y los tumores malignos aumentan en razón proporcional a la conta­minación radioactiva del planeta. Las tecnologlas comerciales y mili­tares imponen riesgos inaceptables para la salud y graves daños gené-

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ticos. Por eso se ha declarado la desobediencia civil en muchos secto­res. Al respecto dice Petra Kelly, 1 íder del Partido Verde alemán, en carta abierta al Papa: "muchas mujeres del movimiento verde alemán se han declarado en huelga de procreación, porque ya no pueden asu­mir la responsabilidad de traer un niño a este mundo" 1 .

La teorla de la disuasión, que plantea la posibilidad de evitar una guerra nuclear mediante la ampliación de los arsenales a uno y otro lado, resulta ser una falacia, particularmente con los avances tecnológi­cos alcanzados. La mayor precisión y rapidez de los nuevos artefac­tos es presentada por los estrategas militares como la posibilidad de ganar una guerra nuclear o de 1 imitarla a un espacio relativamente re­ducido. Sin embargo, una guerra nuclear hoy seria la catástrofe total. Si aún se viven las consecuencias de la guerra atómica limitada realiza­da contra Hiroshima y Nagasaki, lcómo serán los efectos ante la amenaza mundial actual, agudizada por la creciente carrera armamen­tista de las superpotencias y particularmente por la militarización del espacio lanzada por el Presidente norteamericano Ronald Reagan y por su permanente intervención en todos los lugares del mundo en donde considera amenazados "los intereses vitales de los Estados Unidos"?

Pese a que América Latina se acogió al tratado Antártico de 1959 que la dejó como zona libre de instalaciones, pruebas y basuras nu­cleares, no hay un sólo lugar en el continente ni en el mundo que no corra el peligro de ser destruido en el caso de una guerra nuclear, o que no esté en este momento recibiendo los efectos de la radiación. Para todos es conocido que América Latina está sufr iendo las con­secuencias de las pruebas nucleares que realizan las grandes potencias capitalistas en el Pacífico.

En nuestro continente la carrera armamentista se ha fortalecido con la teorla de la Seguridad Nacional diseñada por el Pentágono con los ejércitos latinoamericanos. Su aplicación ha repercutido en el for­talecimiento del poder y el presupuesto de guerra, y en la creciente militarización de la vida civil y cotidiana de las gentes.

Todo esto demuestra que la ausencia de la paz y la generalización de la violencia, son realidades que atraviesan a los pueblos y poster­gan la solución de sus necesidades.

l. Las mujeres del mundo de hoy no quieren ser la última generación

La poi ítica armamentista ha contri bu ido a masificar un movimien­to pacifista, que poco a poco ha ido tomando conciencia de los pel i­gros que acechan a la humanidad. Este movimiento, se ha convertido

Revista especial "Mujer, Paz y Desarme". Dic . 1984 FEMPRESS·ILET . Unidad de Comu­nicación Alternativa de la Mujer. Pág . 21.

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en pocos años, particularmente en Europa, en un factor poll­tico importante que puede generar graves crisis para el poder estable­cido. La lucha por el desmantelamiento de los arsenales nucleares, la disolución de los bloques, la desmilitarización de la sociedad y el uso de los presupuestos bélicos para resolver necesidades sociales, adquie­re un eco cada vez mayor. Esta lucha se combina con la protesta con­tra las intervenciones imperialistas en el Tercer Mundo y es de urgen­te actualidad en el caso de Nicaragua, América Central y el Caribe.

Día a dia la convicción de que el desarme tiene que realizarse a es­cala mundial, ha ido arraigándose. Se aumenta tanto la presión por la paz como por transformaciones sociales que hagan desaparecer las causas que originan y mantienen las guerras y las crisis. El rechazo al armamentismo nuclear y al clima bélico existente en el mundo, se ha sentido en buena parte de los países. Un componente central de él son las mujeres que están llevando a los movimientos antinucleares, ecologistas y pacifistas vitalidad y creatividad nuevas y dinamizadoras.

Son muchas las organizaciones creadas en distintos lugares: Muje­res en Lucha por la Paz, en Italia; Liga Internacional de Mujeres Pro­Paz y Liberación; el Séneca Fall's en Estados Unidos; el COMISO en Italia; La Organización de Mujeres por el Desarme, la 1 ntegración y el Desarrollo (OMIDES) en Chile. Estas y muchas otras realizan diverso tipo de actividades: editan volantes, tarjetas, folletos e insignias; reco­gen firmas y caminan a lo largo de los paises repitiendo: "no quere­mos ser la última generación".

Entre las acciones sobresalientes de estas organizaciones podemos reseñar: la marcha por la paz iniciada por las mujeres alemanas en Berlín Occidental y concluida en Ginebra. La celebración en 1984 del 8 de marzo Ola Internac ional de la Mujer, en el Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra, para exigir el desarme como parte de una solución sensata por la defensa de la vida. Organizaciones de mu­jeres británicas demostraron un valor incalculable cuando srtiaron las cinco entradas a la base norteamericana en territorio inglés, en Greenham Common, en donde se iban a instalar los proyectiles cruce­ro; enfrentaron las rigurosas condiciones climáticas, el atropello y las agresiones policiales, los desalojos constantes, la destrucción de sus albergues de plástico y de sus pertenencias; por las noches el campa­mento de la paz que habían constituido era allanado por militares y perros, en una acción intimidatoria destinada a quitarles el sueño y a doblegar sus espiritus; los agentes oficiales les lanzaban gusanos, sangre animal, barro, piedras, amenazas e insultos; varias mujeres fue­ron golpeadas, arrestadas, interrogadas y llevadas a tribunales, pero como dec 13 una de las 1 ideres, participante en el Foro sobre el desar­me realizado en abril de 1984 en Finlandia: "Comprendimos que todav r'a tenemos el poder para detenerlos en sus intentos por empla-

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zar los misiles fuera de la base y que todavla es válido que permanez­camos aqu l. Somos mujeres muy fuertes y porfiadas. No estar lamas aqul si no lo fuésemos y todavla tenemos esperanzas. Mientras exista esperanza, seguiremos aqul".

En esas acciones, sectores del feminismo han denunciado el papel de las guerras y del militarismo como manifestaciones extremas del machismo, del autoritarismo, de la consolidación de un "orden pa­triarcal" y allí, con los ecologistas, con los pacifistas, con los revolu­cionarios, las mujeres han contribuido a crear una conciencia sobre la necesidad de que todos aceptemos la total responsabilidad en la de­fensa de la vida.

2. El decenio de las Naciones Unidas para la mujer: igualdad, desarrollo y paz

La presión de los pueblos y particularmente de las mujeres llevó a que las Naciones Unidas decidieran programar una década de accio­nes a favor de la mujer (1975-1985) con una triple meta: igualdad, desarrollo y paz.

En 1980 se evaluó la mitad de la década en Copenhague y se adoptó un Programa de Acción que entre otros aspectos señala la relación de la situación de la mujer con los problemas que enfrenta hoy el mundo: "sin paz y estabilidad no puede haber desarrollo. La paz, es, por consiguiente, un requisito previo para el desarrollo. Por otra parte, la paz no será duradera sin la eliminación de las desigualda­des y la discriminación a todos los niveles. La igualdad de participa­ción en las relaciones amistosas y de cooperación entre Estados, con­tribuirá al fortalecimiento de la paz, a la promoción de la mujer y a la igualdad de derechos en todos los niveles y en todas las esferas de la vida, asl como a la lucha por la eliminación del imperialismo, el colo­nialismo, el neocolonialismo, el sionismo, el racismo, la discrimina­cían racial, el apartheid, el hegemonismo y la ocupación, dominación y opresión extranjeras, y al pleno respeto de la dignidad de los pue­blos y de su derecho a la libre determinación e independencia, sin ninguna injerencia ni intervención extranjera, y a la promoción de las garantt'as de las libertades y derechos fundamentales".

Pocos d ,·as antes de la Conferencia Gubernamental y del Foro No Gubernamental que se desarrollaron en Nairobi (Kenia) para evaluar el decenio (junio de 1985), se conocieron presiones de la señora Mauren Reagan (hija del Presidente norteamericano), coherentes con las declaraciones del Secretario de Estado de los asuntos de las Orga­nizaciones Internacionales, quien afirmó que el gobierno de Reagan "procurará impedir toda politización extraña en Nairobi". Querlan

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impedir la discusión sobre la situación de las mujeres árabes en los te­rritorios ocupados por Israel o bajo el sistema racista sudafricano, as( como intentar que no se denunciara la agresión a N icaragua y la inva­sión a Grenada. Impedir esa politización era como querer tapar el sol con las manos, porque en Nairobi se pusieron de manifiesto todos los hechos y causas en los que se debate hoy la humanidad. Por eso se re­cogieron firmas, se hicieron mitines y se realizaron diálogos entre los pa(ses en conflicto. Por ejemplo, las mujeres soviéticas y norteameri­canas acordaron hacer en sus pa1'ses simultáneamente una manifesta­.::ión por la paz. Fueron notables los encuentros de las israelitas con las palestinas y con las árabes. Una carpa de la paz fue centro de reu­nión y denuncia de las mujeres del Tercer Mundo y de los movimien­tos pacifistas europeos. All1' se manifestaron converJencias y especi­ficidades, se mostró que en pa(ses como los nuestros existen sectores revolucionarios que tienen una concepción amplia de la paz y de la democracia, que apoyan no sólo la lucha contra el desastre nuclear, sino también la autodeterminación nacional; y grupos de mujeres que articulan sus reivindicaciones espedficas con las luchas de 1 iberación nacional y revolución social.

El último d 1'a del Foro No Gubernamental se plantó un árbol con tierra tra(da de los cinco continentes para simbolizar que la lucha por los derechos de la mujer y por la vida en la tierra, hermanan a las mu­jeres del mundo 2

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En el decenio surgieron muchas organizaciones en todo el mundo, millones de mujeres tomaron conciencia de su situación y de cómo reproducen los valores de dominación y de opresión. Durante este per(odo en América Latina se realizaron tres Encuentros Feministas, reuniones de balance regional y de an·álisis de problemas como el de la deuda externa, la crisis económica y sus consecuencias para la paz y para las mujeres. También se unieron diversas organizaciones para formar el Frente Continental de Mujeres contra la Intervención.

El Frente nace de una situación objetiva y amenazante: la crecien­te agresividad de los centros imperialistas, el empleo de la fuerza por todos los medios para mantener la dominación, la desestabilización en gran escala para revertir los procesos de transformaciones sociales, violando todo acuerdo internacional. As1' crean, arman y financian bandas de contrarrevolucionarios para atacar interna y externamente a Nicaragua; se sostienen dictaduras como las de Chile, Filipinas y Haitl', hasta que le conviene a los Estados Unidos; apoyan masivas

Sobre el anai1S1s del Foro de Nairobi. Ver " 16.000 mujeres juntas" Socorro Ram irez. M a· gazin Dominical de "El Espectador" No. 126 del 25 de agosto de 1985.

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violaciones de los derechos humanos como ocurre en El Salvador, Guatemala, y en Sudáfrica.

El Frente Continental de mujeres nace como una respuesta de las mujeres que unen sus tareas, sus esfuerzos, su solidaridad por la pdz, por la independencia, por la autodeterminación y la no intervención extranjera. As1' lo define Mi rey a Baltra, secretaria ejecutiva: "las mu­jeres asumen una responsabilidad de carácter distinto frente a sus pueblos, como elementos activos y sujetos imprescindibles en las transformaciones socio-pol1'ticas de la sociedad, a la vez que sellan un compromiso patriótico en la defensa de nuestros recursos funda­mentales. El Frente Continental de Mujeres es una instancia flexible y dinámica de coordinación y contactos a nivel continental. Queremos imponer a través del convencimiento mutuo un nuevo estilo en la cons­trucción de la unidad ... Es una necesidad en la hora presente, una respuesta de dignidad de las mujeres de América Latina y el Caribe, una conducta de legitima autodefensa ante la agresión imperialista . .. Las mujeres se pronuncian en diversos pa1'ses de nuestra América por la verdad y el derecho a la información veraz sobre la realidad de nuestros paises ... Somos opositoras al saqueo del trabajo humano y al saqueo de nuestros recursos naturales. Pretendemos convertirnos en una organización contraria al burocratismo, a la improvisación, al r:onformismo y al pesimismo" 3

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Esta novedosa iniciativa ha reunido centenares de mujeres y grupos de todo el continente, ha permitido compartir alegrias y sufrimien­tos, construir un espacio para la solidaridad y coordinación, gracias a las cubanas, nicas, salvadoreñas, guatemaltecas, puertorriqueñas, chilenas, mexicanas y venezolanas que lo han impulsado. Con ritmos distintos y modalidades diferentes, con dificultades y a veces con do­lorosos retrocesos, ha ayudado a forjar y a unir el feminismo latinoa­mericano.

En Colombia estamos un poco rezagados en la comprensión de la catástrofe armamentista que nos amenaza, ante la destrucción del medio ambiente, el avance del militarismo, el el ima interno de guerra, la agresión a Nicaragua, la intervención imperialista en lo militar, cul­tural y económico. Ante todo ello, sin embargo, destacamentos de­mocráticos han empezado a reaccionar con una toma de conciencia y con acciones en las que las mujeres han jugado un papel importan­te. De hecl:w, el relanzamiento de la solidaridad lo impulsó el capl'tu­lo colombiano del Frente Continental, que recogió decenas de miles

Discurso de la é1ausura de la semana de debates : "fa mujer hoy en Colombia y en Cen­troamérica". Bogotá, agosto 1984, que term inó con la formacion del ca p i tu lo colombia· no del Frente Continental.

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de firmas y votos por la paz en Centroamérica, apoyando la iniciativa de Adolfo Pérez Esquive!, Premio Nobel de la Paz y haciendo además, foros, reuniones, marchas y pronunciamientos de apoyo a Contadora y a la búsqueda de una solución negociada y poi ltica en Centroaméri­ca y en Colombia. Grandes esfuerzos ha exigido la lucha por la aper­tura democrática, por la amnistt'a, la tregua y por el derecho a la vida hoy tan cuestionado en nuestra patria.

Grupos de mujeres han participado o han estado interesados en en­cuentros y campañas ecológicas y en reflexiones sobre lo ambiental pensando a partir de la relación entre naturaleza y sociedad, entre la vida cotidiana y el poder. Embrionariamente las organizaciones de mujeres se han manifestado como parte de un movimiento social que busca una dimensión poi ltica definida en torno a la supervivencia de la naturalezél y de la humanidad.

Se ha constituido en nuestro pals ya una coordinadora de mujeres que funciona asumiendo las relaciones, las tareas, las discusiones y deci­siones de una manera democrática. Trabaja para realizar encuentros con grupos de mujeres de base de sectores populares, grupos que han surgido para responder a los efectos de la crisis económica; en ellas se vienen creando condiciones para las relaciones horizontales que faci­litan el compartir experiencias y avanzar en la unidad. Son múltiples y novedosas las formas organizativas de las mujeres que participan en la histórica lucha por la paz y la democracia y demuestran cómo esta lucha no constituye un discurso ajeno a su vida y a su práctica; es in­corporado a su funcionamiento diario y a sus preocupaciones vitales.

3. La lucha de la mujer por la democracia y la paz

Pensar en la mujer y la democracia es reflexionar sobre un régimen en el que se puedan expresar las diversas demandas y necesidades sur­gidas en la sociedad. Implica además ampliar la democracia a todas las esferas sociales si se desea eliminar los rasgos patriarcales y autori­tarios dominantes.

El feminismo ha enriquecido la idea de democracia incluyendo el análisis de las relaciones jerarquizadas y verticales entre los grupos y entre los sexos. Se pregunta por otras formas de asumir el poder poll­tico, ofreciendo un análisis de lo que implica la paz y la violencia en la vida cotidiana. Aspirando a la libertad humana, busca la creativi­dad y desalienación en las relaciones de poder y quiere reconstruir la solidaridad que, la guerra, la agresión y la competencia han destruido entre las mismas mujeres, entre las clases y los sexos. Busca facilitar un proceso de identidad en donde la diferencia de los sexos no se convierta en desigualdad y dominio.

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Por eso han surgido diversas organizaciones de mujeres que articu­lan la lucha por su liberación con la lucha contra las dictaduras y por la democracia . Por ejemplo, en Chile;uno de los sectores sociales más dinámico en la lucha contra Pinochet ha sido el contingente de muje­res q'-le marchan y trabajan con la consigna de "democracia en la calle y en la casa, paz en el pals y en el hogar".

En El Salvador se ha formado el "comité de madres de presos poll­ticos y desaparecidos Monseñor Osear Romero". En Colombia funcio­na también un comité similar: "La asociación de familiares de dete­nidos-desaparecidos", que realiza cada jueves marchas por las princi­pales calles; marchas que están encabezadas por mujeres de pañolones blancos que portan la foto de su familiar desaparecido y que piden al gobierno responda por su vida, porque vivo se lo llevaron.

En la revista Mujer, en el número especial dedicado a la "Mujer y la Democracia" 4

, se recuerda el valeroso papel de las madres y abue­las en la Argentina, que fue internacionalmente conocido como el movimiento de las locas de la Plaza de Mayo: "Durante la dictadura militar las mujeres protagonizaron actos de protesta significativa. El Movimiento de Derechos Humanos ha sido el movimiento más impor­tante en la última década. Las Madres de la Plaza de Mayo-organizadas en torno a la búsqueda de sus hijos desaparecidos- fueron uno de los puntales del movimiento. Las madres se convirtieron en el testimonio del horror del régimen. Hoy el horror fue puesto al descubierto. Las madres se convierten en un slmbolo que permite al conjunto de la sociedad argentina recuperarse. Las madres fueron las primeras con­testatarias al régimen militar. La consigna de iMadres de la Plaza, el pueblo las abraza! no es sino el agradecimiento del pueblo argenti­no por lo que ellas simbolizan: la lucha por la vida".

En el Taller sobre Democracia y Mujer en América Latina realizadú en Nairobi durante el Foro No Gubernamental de balance del dece­nio de la mujer, después de escuchar varios testimonios y de analizar las formas y las acciones realizadas por las mujeres en muchos paises, se constató un hecho significativo: no se corresponde la enorme par­ticipación de la mujer en las luchas por la paz y la democracia con su presencia en las esferas de poder y decisión después de la conquista de algunas 1 ibertades y de una apertura poi ítica. El poder poi ítico electoral -se analizó también en ese Taller- de las mujeres sigue usándose casi exclusivamente como caudal electoral, su presencia en las ·1 istas es sólo de relleno. Las tareas que asignan son casi siempre secundarias y auxiliares: recoger fondos, vender periódicos, planear el

4 Birgln Haydee "Argentina: El nuevo contexto democrático y los desaftos para la acción de las mujeres" .

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menú de actos sociales, servir en los congresos, diseñar los estilos de las camisetas o confeccionar banderas.

Son muchas las causas de este desfase: la mujer tiende a automargi­narse porque la han convencido de que sus preocupaciones deben ser restringidas a conseguir tranquilidad y protección para sus hijos. Pero además, los padres, esposos o familiares limitan la participación al man­tenerla como único responsable de las tareas domésticas, o al impe­dirles su participación. Por eso ella casi nunca tiene tiempo, ni fuer­zas, ni permiso, después de una agotadora y doble jornada de trabajo.

También se analizó en ese Foro cómo el acceso de la mujer al po­der o a cargos de dirección, rara vez ha traldo consigo beneficios para otras mujeres. Esas cuotas de poder son generalmente relativas y con­troladas, pero además quienes las ejercen tratan de negar su condi­ción de mujer para emular o imitar a los hombres en muchas ocasio­nes y a costa de su propia identidad. Buscando salir de su situación de marginamiento, algunas mujeres que llegan a un puesto de respon­sabilidad o de representatividad, no presentan ningún plan específico a favor de su género ni se apoyan tampoco en las organizaciones de mujeres para hacer avanzar las reivindicaciones del mismo. Hay que decir, sin embargo, que muchas en el ejercicio de su cargo demues­tran prácticamente que la mujer puede y está en condiciones de asumir importantes tareas sociales directivas.

La lucha por la paz y la democracia ha planteado a la mujer nuevos problemas y ha desencadenado múltiples discusiones y teorizaciones que hacen parte de sus logros y aportes a esta preocupación central que concentra la atención de los sectores progresistas y revoluciona­rios: la supervivencia de la humanidad.

4. El machismo ayuda a deshumanizar el mundo

La nueva participación de la mujer desafía los papeles que tradicio­nalmente se le han asignado: las labores domésticas y su encierro entre las cuatro paredes de la casa como única encargada de dar y mantener la vida.

Durante milenios diversas culturas le negaron su alma, su intel igen­cia, su cuerpo, su palabra, sus 1 ibertades y sus derechos. Muchas veces se la marginó de toda decisión poi ltica porque se estimaba que el po­der era una responsabilidad exclusivamente del varón. Las cualidades femeninas se han considerado tradicionalmente de menor valor frente a la fuerza, la competencia, la astucia y la dominación masculinas. Así se le han recortado a la mujer las posibilidades de creación, de producción, de liderazgo . El hombre perdió gran parte de su humani-

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dad al ser reducido a un ser agresivo, ambicioso, egolsta, al obligarlo a usar un disfraz que le esconde su fragilidad, al no permitlrsele que exprese sus sentimientos.

En esta perspectiva el hombre pertenece al mundo exterior: al de la conquista y la guerra. Sus espacios están definidos por los nego­cios, las carreras deportivas, los bancos, los automóviles, las armas, los seguros, los viajes. Mientras que la mujer es consagrada como la reina del hogar, entendido éste como una jaula de oro, pero jaula al fin y al cabo, en donde ella tiene derecho a decidir, porque se trata de su basura, de sus pisos, de su mugre, de su detergente, de sus hijos, de su baño 5

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Por eso se puede afirmar que, fundamentalmente, los hombres de clases y pa !ses dominantes han llevado a la humanidad a una encruci­jada: destrucción y muerte o transformación y vida . Ante esta en­crucijada se están levantando las mujeres. Aunque la mujer sigue ausente de las grandes decisiones, será la primera victima, al igual que los niños, los jóvenes, los trabajadores, los ind igenas y todos los indefensos, ante las determinaciones que tomen los poderosos en caso de una guerra nuclear.

Para la mujer la vida consiste en dar vida. Por eso tiene una rela­ción concreta con la vida. Es ajena y extraña a la lógica y a la imagi­nación de la guerra, a la construcción de la hipótesis de la aniquila­ción. Asi el conjunto de reivindicaciones espedficas de la mujer es básicamente un discurso de la vida y de la praxis. Pero la totalidad de la vida humana es cautela por lo poi itico, por lo público, por el poder. Por eso la alternativa para las mujeres no puede ser sólo su reencuentro consigo misma. Debe ser también su vinculación desa­fiante y creadora a la lucha por el poder : un poder transformador de lo cotidiano y de lo masivo, un poder que se vive de otra manera, que parte de asumir su Identidad como mujer hasta impregnar de esa con­vicción la lucha por el cambio social, poi itico, económico y cultural. De esa manera no se encierra en su autoconciencia y la revolución pasa a ser un cambio profundo, cuestionador de todo lo dominante y de los pilares básicos de la sociedad. Es decir, pasa a ser una revolu­ción dentro de la revolución, que no posterga las aspiraciones de esa mitad de la humanidad siempre relegada.

Para algunas feministas la ligazón de la mujer y la vida, y la imposi­bilidad de olvidar su cuerpo, las lleva a encontrar una relación direc-

Asi lo demuestra Floren ce Thomas en su investigación y en su libro "El mito del macho y la hembra" sobre 1 a imagen de la mujer en los medios de comunicación. Ver ademas el articulo de Socorro Ramirez en la revista Mujer No. 57 de FEMPRESS·ILET.

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ta, entre ella y su rechazo casi "instintivo" a la guerra. Veamos lo que al respecto dice la italiana Alessandra Bocchetti 6 : "la guerra nuclear, si se produce, no será por nadie, será una guerra sin cuerpos, sin expe­riencia. La abstracción de la guerra nuclear tiene el poder de anular cualquier sentimiento, deseo o discurso, será una guerra sin vencedo­res ni vencidos, una idiota guerra de dioses en un mundo donde los dioses no existen ... Las mujeres, hasta ahora, han compartido -en el bien y en el mal- la responsabilidad de todo aquello que se ha que­rido y podido hacer en este mundo. Nunca las mujeres han separado sus responsabilidades de aquellas de sus hijos. Pero ante la responsa­bilidad de esta guerra, de sus atroces consecuencias, las mujeres debe­dan retroceder por primera vez. Es a partir del sentimiento maternal mismo, siendo ésta la única modalidad de relación que les ha sido concedida, que las mujeres deberlan desertar.

"Me gustaría que se escribiera un documento que diga hasta qué punto las mujeres son extrañas a esta guerra y que fuera traducido ato­das las lenguas del mundo para que llegara a la mayor cantidad de mujeres posibles; que quedara un testimonio de hasta qué punto las mujeres no son responsables de ella, ni de este clima de sobrevivencia, que empobrece a todos. Que quede escrito en alguna parte que todo esto las mujeres no lo han querido porque no lo habrían podido si­quiera pensar. Me gustaría que fuera escrito sobre una lámina de me­tal indestructible y que fuera puesta en un punto seguro de la tierra. donde no exista nada que destruir, de manera que aquellos que 118-guen, si es que llegan y logran leer este mensaje, sepan que la destruc­ción de la vida sobre esta tierra, puesta en marcha por quienes han podido imaginarse sin cuerpo, las mujeres no la han querido ni imagi­nado".

El debate sobre mujer, paz o guerra, ecología o desastre nuclear, se viene dando en muchos lugares del mundo, expresando diversas tendencias y experiencias. Por ejemplo, la dirigente alemana Petra Kelly 7 señala; "El desarrollo de las mujeres, su 1 ibertad, su indepen­dencia, deben llegar de y a través de ellas, primero afirmándose como personas, como seres humanos y no como objetos sexuales, segundo, negando el d,erecho de los demás a decidir sobre su cuerpo, negándo­se a dar a.luz a hijos no deseados, negándose a ser sirvientes del Esta­do, de la sociedad, de sus maridos y de su familia, haciendo su vida más profunda y rica.

6 Extracto del discurso sobre la guerra y las mujeres, marzo de 1984 Centro Cultural Virgi­nia Wolf de Roma, reproducido por el especial "Mujer, Paz y Desarme" de FEMPRESS· ILET.

Kelly Petra "Feminismo, Pacifismo Y Ecología". Febrero 1984. FEMPR ESS.

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"La tierra toda ella, ha sido maltratada, y sólo restableciendo el equilibrio, viviendo con ella, empleando el conocimiento y la expe­riencia, las energlas y las tecnologlas suaves, para seres humanos y para la vida, podremos sobreponernos al ego masculino".

La discusión, teorización y acción de sectores del feminismo en la lucha por la paz y la democracia, está mostrando la importancia de la participación de la mujer en este drama que vive hoy la humanidad.

11. La carrera armamentista y la crisis económica

Hoy la paz está más amenazada que nunca. La carrera armamentis­ta como salida a la crisis económica impuesta por las potencias im­perialistas, genera violencia y miseria. Los problemas de la paz tienen que ve r con los problemas del desarrollo social, cultural y económico de les pueblos. El subdesarrollo, los desequilibrios económicos, la contaminación, la falta de energla y de materias primas se intensifi­ca junto con el hambre y la miseria. Mientras tanto en los pa 1"ses metropolitanos el desarrollo se sustenta sobre la industria militar y nuclear. Esta industria militar se asienta sobre un enorme mercado, gracias al cual los grandes capitalistas vienen acumulando unos bene­ficios que los mercados tradicionales ya no ofrecen.

Mientras aumenta la crisis y el hambre en el mundo, se invirtieron en gastos militares en 1983, 650.000 millones de dólares, o sea, más de un millón de dólares cada minuto. Los presupuestos de Estados Unidos y Europa asignan 45 dólares a la investigación militar y 15 dólares a la de la salud por minuto . El número de soldados es el do­ble que el de maestros, médicos y enfermeros.

La conferencia JANA Addams sobre seguridad en la era nuclear, realizada el 3 de marzo de 1984 en Chicago, señala que en Estados Unidos el 10% de los impuestos federales que cada ciudadana(o) paga, está destinado a armamentos nucleares y que el 55% de los im­puestos totales termina en el aparato militar; la mitad de los ingenie· ros y cientlficos trabaja en proyectos relacionados con fines bélicos . el 75% de las compras realizadas por el Gobierno se relaciona con el gasto militar; cada doce segundos un norteamericano ingresa a la ca­tegorla de pobreza, mientras durante esos mismos doce segundos se gastan en "defensa" US$ 4 7.000 más que en una docena de progra­mas sociales; el 75% de la población vive en estados donde desapare­cen muchos empleos cada vez que el presupuesto militar aumenta.

De mantenerse la tendencia actual, en los próximos veinte años se habrá invertido en gastos mi 1 ita res, a 1 os precios actuales, 1 a e ifra de quince millones de millones de dólares y el mundo contará con más

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del doble del actual poder nuclear de destrucción . Esta enloquecida aventura guerrerista es fuente de todo tipo de desgracias, hambrunas y guerras de agresión.

Se han desarrollado antagonismos comerciales, financieros y eco­nómicos entre las potencias imperjalistas. Se ha venido operando una reestructuración del aparato productivo y del mercado mundial po r parte de las multinacionales. El llamado "redesphegue industrial transnacional" se ha efectuado con consecuencias negativas para los países del Tercer MundoR.

Todo esto genera un clima de violencia, conspira contra la paz Y pone en peligro los procesos de apertura democrática.

1. La deuda externa conspira contra la paz en América Latina

La Democracia y la Paz sufren duros golpes en el contmente por el traslado de la crisis, del armamentismo y el militarismo al T erce r Mundo y particularmente a América L<Jtina .

Las multinacionales arruinaron la industria de cada pa1's latinoame­ricano. Los gobiernos prestaron para importar lo que les impon lan como patrón de consumo y lo que no produdan. Los Bancos Inter­nacionales prestaron a un interés más bajo y cobran ahora a un inte­rés muy alto. Ofrecieron en dólares créditos que ten lan un valor y ahora cobran en dólares sobrevalorados, inflados en un 40 %. Además los préstamos se hicieron en condiciones cada vez más duras, a plazos más cortos y camuflando de muchas maneras los intereses. Ahora se endeudan los países para pagar los servicios de la deuda. Pero además, los centros industriales compran barato nuestros productos y venden caro los suyos, al tiempo que trasladan sus crisis al mundo semico­lonial.

La deuda total de América Latina es de 360,000 millones de dólc::­res. En diez años ha pagado un monto igual y no ha amortizado nada al capital prestado . Y lo peor es que la mayor parte de esos présta­mos no se fueron en el desarrollo sino en el militarismo . El pueblo latinoamericano no resiste más sacrificio y más restricciones, no pue­de seguir entregando anualmente 40.000 millones de dólares que se le quitan al desarrollo, a la comida, al empleo, a la vida y a la paz. Toda esa poi ítica ha sido impuesta a base de muertos, desaparecidos, tor­turados y con los métodos de represión más violentos.

Sobre la naturaleza d e esa cnsis y sus efectos en Colombia ver: Sanchez Ricardo "Colom­bia , cri.<is v deuda externa". Editonal Rosa Ro¡a . 1985.

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América Latina es un continente rico en recursos naturales y con un potencial humano invaluable. Sin embargo, cincuenta millones de seres humanos pasan hambre. Un millón de niños cada año muere, por hambre y desnutrición. Existen cuarenta y cinco millones de analfabetos de los cuales más de la mitad son mujeres. El número de desempleados y subempleados supera la cifra de cincuenta y dos mi­llones. Los precios al consumidor se elevaron en 1984 a un 175.4%. El deterioro de los sueldos y salarios alcanzó un 50% en ese mismo año. Se ha impuesto la destitución masiva de trabajadores y la reducción de los gastos que deberla asumir el Estado pero que descarga sobre las mujeres. La inflación y la devaluación aumentan la deuda externa y la pobreza. Todo esto ha trat"do un enorme retroceso en el nivel de vida de las poblaciones. Ha aumentado el hambre y la desnutrición que ocasionan afecciones ft'sicas y mentales, insalubridad y ausencia de los más elementales recursos para vivir. Con tanta miseria no hay paz posible.

2. La crisis y la guerra hacen insoportable la vida cotidiana de las mujeres

La vida cotidiana de millones de mujeres se hace insoportable por el empobrecimiento, la inseguridad y la incertidumbre que genera esta crisis.

En los últimos años se ha detenido y empieza a disminuir la parti­cipación de la mujer en el empleo, en la educación y en las organiza­ciones. Los cambios en las pautas de las relaciones familiares y con­yugales se han visto por lo menos entrabadas. El empeoramiento de las condiciones de vida recae sobre la mujer, ya que en una sociedad como la nuestra el ser mujer conlleva una situación de desventaja y riesgo. Ella debe asumir los trabajos adicionales, arduos, que son por lo general mal remunerados y flsicamente desgastadores. Pagan con su trabajo, con su cansancio, los excedentes y los capitales que los pat"ses subdesarrollados están transfiriendo a los pat"ses desarrollados. Intensifican las labores de reproducción de la fuerza de trabajo en condiciones cada vez más diHciles9

.

La crisis desindustrializa aún más los pat"ses semicoloniales. Esto genera desempleo y sin un ingreso para vivir no hay paz posible. Las ventajas que tienen las grandes empresas transnacionales en la nueva

9 Para ampliar esta reflexión ver el folleto "Las mujeres frente a la crisis de América Latina y el Caribe", coedicion de la S ID, ACEP, PIEM en julio de 1985 . Así como la declaraciol' de las latinoamericanas en Nairobi en el Foro No Gubernamental de Naciones Unidas, publ icada por la revista Solidaridad No. 67 de agosto de 1985 y las conclusiones del En· cuentro de Mujeres Latinoamericanas realizado del 3 al 7 de junio de 1985 en La Habana.

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división del trabajo han convertido a América Latina en zona de empresas de ensamblaje o plataforma de exportaciones de manu­facturas. De ahí la concentración del empleo femenino como maqui­ladoras, de las zonas francas o del comercio libre. La tecnificación de los procesos de producción hace imposible su realización como mano de obra barata, no capacitada y que puede ser renovada constante­mente. Se trata de las nuevas obreras desechables, que son con fre­cuencia jóvenes campesinas, sin opción de sindicalización, ni de pro­moción, que ingresan al sector formal, al servicio doméstico o la pros­titución .

La presión del pago por la deuda externa lleva a los gobiernos a pri­vilegiar las exportaciones. En esas actividades también se congrega la fuerza de trabajo de la mujer en los llamados oficios de "manos finas", especialmente en la producción de flores y en la fruticultura. Dicho trabajo resulta desventajoso al realizarse sin prestaciones sociales, ni salarios justos, ni apoyo del Estado a las labores domésti­cas, que aliviarían a la trabajadora.

Con el trabajo asalariado a domicilio las empresas rebajan los cos­tos de sus operaciones para garantizar altísimas ganancias. Las muje­res producen en su casa terminados de partes para una gran empresa. No tienen seguridad social, ni estabilidad, ya que es un trabajo a des­tajo . La solidaridad con la clase y el género al que pertenece se ve seriamente debil itado. Se ha incrementado el sector informal que produce un tercio de ta riqueza y en el que se congrega entre el 30 y el 70% de la fuerza laboral en las ciudades del Tercer Mundo . Lama­yoría de miembros del sector informal son mujeres que combinan las funciones domésticas con su pequeña industria o comercio, y la venta ambulante. Pese a que propicia soluciones inmediatas, las microem­presas son cadenas de explotación familiar y no ofrecen soluciones a largo plazo. Al contrario, constituyen un sector muy vulnerable, que no tiene acceso a un empleo remunerado ni a los servicios sociali­zados.

Por el recorte a los gastos sociales y el mantenimiento de la división sexual del trabajo en el hogar, la mujer tiene que compensar la pérdi­da de los servicios sociales y sus altísimos costos. Así por ejemplo, debe hacer interminables colas desde la madrugada para conseguir el cocino!, improvisar con las vecinas jardines infantiles ante los recor­tes al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar {ICBF). organizar ollas comunales porque la comida no alcanza, etc. Mientras que asu­me como jefa del hogar -sin siquiera el salario mínimo legal- los altísimos costos de esta crisis económica, la mujer no ha alcanzado aún su ciudadant'a social.

La situación de desesperación que se vive acrecienta aún más la ideologt'a machista y por tanto aumentan los casos de violación en la

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calle, en la oficina, en sitios de trabajo, en los lugares públicos y en el ámbito del hogar. La vida cotidiana de las mujeres se hace dramática por la violencia que genera una crisis como ésta y no parece que ten­ga slntomas de recuperación a corto plazo.

3. La violencia política contra las mujeres

La crisis genera inconformidad X protesta. La expiC!tación social es combatida con el militarismo y as1 los problemas soc1ales son poster-gados y tratados como si fueran problemas de orden público . Por eso se ilegalizan los conflictos y las huelgas, se detiene arbitrariamente a dirigentes y activistas, se hacen desaparecer personas, se aumenta el secuestro, el terrorismo y el asesinato. Son muchas las denuncias sobre la violación de los derechos humanos y particularmente sobre los derechos de las mujeres.

A partir de esas denuncias puede afirmarse que en Colombia se le han aplicado a las detenidas poi íticas torturas físicas y síquicas, que hacen relación a su condición sexual . En las cárceles también se viola como instrumento de represión poi ítica. Así lo demuestran los testi­monios recogidos por el Comité de Derechos Humanos 10

• En ellos se relatan abusos sexuales de diferente naturaleza, la violación e incluso casos de abortos provocados por los malos tratos sufridos por las de­tenidas. Por el sólo hecho de ser esposa, compañera, amiga o familiar de hombres a quienes el ejército busca, la mujer es utilizada como rehén para que el solicitado se entregue.

Las funciones fisiológicas son utilizadas como elementos de tor­tura: a quienes acaban de tener un hijo se les priva del crío para amamantarlo, lo que constituye un dolor adicional por la inflama­ción en las glándulas mamarias. Durante el período menstrual se les impide el acceso a los elementos higiénicos requeridos y debido a los golpes y a las violaciones se presentan hemorragias fuertes.

La maternidad es utilizada para presionar a la detenida; son mu­chos los casos de mujeres en avanzado estado de embarazo que son violadas por sus "investigadores"; los niños también son interrogados, agredidos y obligados a presenciar las torturas a sus madres. En di­versas oportunidades y debido a las obscenidades, a los abusos sexua­les y a las violaciones, mujeres y niños quedan postrados física y síquicamente. Se les prohíbe la visita marital y se les mantiene en espacios comunes en los cuales duermen, cocinan, trabajan y leen lo

10 Informe sobre la tortura a las presas polo'tlcas colombianas. Documento elaborado en 1981 por un equipo de trabajo del Comité de Derechos Humanos.

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poco que les permiten. Se les somete a trabajos físicos duros y no re­munerados y a la limpieza de las instalaciones carcelarias.

La violencia poi ítica se agrega a la violencia de la miseria que azota a los pueblos y que se agudiza en épocas de crisis como la que actual­mente se vive. La violencia social se manifiesta en la casa, en el tra­bajo, en la educación y en la salud e implica directamente a las muje­res con mucha crudeza.

4. La violencia doméstica: el "monstruo de las múltiples caras"

La violencia contra la mujer surge de una ideología que la subvalo­ra, que en muchas ocasiones la expropia de su cuerpo, de su sexuali­dad y de su capacidad de pensar y d,e tomar decisiones, que la reduce a una condición de no persona por lo que la agresión se puede real izar impunemente. Existe el prurito de que todo lo que pasa puertas adentro de un hogar pertenece al mundo privado de la familia. Esto hace que en muchas ocasiones el grito de mujeres y niños no des­pierte entre los vecinos o transeúntes ninguna reacción. Las mujeres son v(ctimas pero también reproductoras de violencia en el maltrato a sus hijos y en el tipo de relaciones que entablan.

Este tipo de violencia no es tenido en cuenta cuando se habla de los problemas de la paz y la democracia y estamos de acuerdo con la Casa de la Mujer 11 cuando señala: "Pero existe un tipo de violencia llamada 'doméstica' o 'intrafamiliar', que no por lo menos visible, deja de ser tremendamente escandalosa. Es la violencia que afecta a las mujeres, las niñas(os), los ancianos(as) en el marco de la familia y que, gracias al trabajo de grupos de mujeres tocados diariamente por esta realidad, empieza a denunciarse y darse a la luz, puesto que en todos los grandes proyectos de paz nunca se menciona, e inclusive, en fuentes interesadas en el problema de la violencia se ha hecho muy escasa o casi ninguna referencia a él. La gran violencia invisible, pero cierta, diaria, omnipresente, realidad vieja, tradicional, pero puesta en cuestionamiento más que nunca . . cuando las mujeres empezamos a tomar conciencia de nuestra condición de subordinación, desigualdad, empobrecimiento, falta de identidad, vocación continuamente pro­clamada hacia el autosacrificio. El cuestionamiento de las condicio­nes sociales y los valores que la sustentan empieza a darse como nunca hoy, felizmente".

11 "El monstruo de las múltiples caras". Casa de la mujer. Documentos de El Mundo No. 81, pág. 12. del miércoles 10 de julio de 1985. (Medellin)

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5 La violación

Una de las peores manifestaciones de la violencia hacia la mujer es la violación. En ella se intenta someterla y lo sexual es sólo una parte de esa agresión. Cualquier mujer puede ser violada en cualquier lugar, hasta en su casa y por familiares, vecinos, amigos o desconocidos. En nuestras escuelas existen múltiples casos de hijos violados por sus padres, padrastros o hermanos. También el marido puede someter a su esposa a agresiones sexuales y la ley lo ampara porque no se acep­ta que en el matrimonio pueda existir la violación.

El tema de la violencia familiar ha resultado difícil de estudiar en cualquier país y más en Colombia en donde la violencia permanente y generalizada, la recurrencia inmediata a las armas para enfrentar los conflictos sociales y poi íticos ha creado una cultura de la violen­cia que tiene consecuencias en la vida cotidiana. Las víctimas cohabi­tan con sus agresores y generalmente no hacen la denuncia o la pre­sentan tardíamente, y eso entre los sectores de clase media y baja en donde las peleas llegan hasta la calle, porque en las clases altas se hace todo lo posible porque pasen inadvertidas.

Pese a que en Colombia la violencia es un problema social grave, no se escribe ni se investiga sobre él. Sólo se presentan algunos episo­dios como comidilla de la prensa sensacionalista. Según la Directora del Centro de Recursos e Informaciones para la Mujer 12

, "de acuerdo con las estadísticas de la Policía Nacional, Colombia tiene uno de los índices de criminalidad más altos del mundo. En nuestro país se comete un homicidio cada sesenta minutos, un atraco cada hora, un delito de lesiones personales cada doce minutos, diecisiete estafas por día y un delito contra la libertad y el pudor sexuales cada tres horas. Según la policía, en el año 1981 se registraron en todo el territorio nacional, 3.776 denuncios por éstos últimos delitos, de los cuales 2.784 correspondlan a violaciones; cifra que representa sólo alrede­dor del 1% del número real de casos. Los cálculos real izados con base en estos datos, revelan una espantosa realidad: en 1981 fueron viola­das en Colombia cerca de 56.000 personas".

A pesar de estos 56.000 casos, son pocos los que se revelan porque no encuentran un eco humanizado que los atienda y procese. Si se denuncian, la mujer es humillada como si hubiera cometido el delito, o lo hubiera provocado. Esta realidad es generalizada en América La­tina, por ello en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano rea­lizado en Bogotá en 1981, se decidió realizar una jornada cada 25 de

12 v~r artículo "No a la violencia contra las mujeres". Socorro Ram írez. FEMPRESS·ILET No. 52 y periódico de la Juventud Trabajadora de noviembre de 1985.

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noviembre contra la violencia, para poner al descubierto esta dramá­tica situación que es común a millones de mujeres y que no puede se­guir siendo contemplada como una desgracia personal, acompañada sólo de un lamento resignado.

Este problema debe ser asumido como un problema social, porque hablar de la violencia es también hablar de la necesidad y esperanza de un mundo de mujeres y de hombres encontrados en el camino de la construcción de una sociedad igualitaria, sin opresiones y discrimi­naciones. Porque donde la mujer es asesinada, violada, agredida, in­sultada, degradada, burlada, no podrá hablarse de humanidad ni de sociedad que progresa.

Una esperanza final

La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una declara­ción sobre el derecho de los pueblos a la paz. No se pone en duda la importancia de este documento sobre todo en nuestro siglo nuclear. La declaración exterioriza la inquebrantable voluntad de la humani­dad de excluir la guerra de su vida, de prevenir el holocausto nuclear global . Los gobiernos, dice la declaración, deben renunciar al empleo de la fuerza en las relaciones interestatales y solucionar sus litigios in­ternacionales con base en la Carta de la ONU. Desgraciadamente y por obvias razones, Estados Unidos no votó por la declaración.

La esperanza de que el mundo encuentre su sensatez, porque se es­tá jugando la vida, se ve alimentada por la masificación de la preocu­pación por la guerra y de las acciones por la paz. Así como por el co­raje y entusiasmo que en esos movimientos están demostrando las mujeres para defender la vida y decidirse a transformarla.

El objetivo del desarme completo reguiere de un tratado de paz entre la OTAN y el Pacto de Varsovia para no hacer uso de la fuerza acumulada y detener la carrera armamentista, el establecimiento de bases de misiles y la realización de pruebas nucleares. Requiere la reducción de los presupuestos militares, la negociación poi ítica y la solución pacífica de los conflictos, especialmente en Centroamérica, como lo ha propuesto el Gobierno Sandinista y el Grupo de Conta­dora. Hacen parte también de la necesidad de lograr la paz, la nego­ciación de la tregua con la guerrilla colombiana, las reformas poi íti­cas, económicas y sociales que le den una base sólida o una salida po­ldica y no militar a este conflicto.

Ya es hora que los pueblos presionen porque se transforme esa energía destructora en vida y prosperidad . De educar para la paz y para la convivencia dvica colectiva. Todo esto redundará en la elimi-

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nación del hambre y la pobreza y de todos los factores generadores de violencia. Todo presupuesto invertido en la guerra podrl'a servir para el desarrollo. Por ejemplo con lo que cuesta un misil interconti­nental, se dada alimentación a cincuenta millones de niños que mue­ren de hambre. Con lo que vale un avión bombardero nuclear, se construidan setenta y cinco hospitales con cien camas cada uno, Con el valor de un submarino atómico se podrlan levantar 40.000 vivien­das. Se aumentar lan los presupuestos del mundo pobre en donde con menos de 200 dólares por habitante y quinientos millones de ham­brientos, gastan tanto en armamento como en agricultura,

He querido mostrar algo del drama que hoy vive la humanidad. De la magnitud del desastre y de la amenaza que nos acecha. De las con­secuencias para los paIses semicoloniales y coloniales yen particular para las mujeres, que son quienes más duramente están pagando los efectos de una violencia y de una crisis que no crearon. He intentado señalar la creatividad y el entusiasmo con los que, por encima del horror, luchan las mujeres por la PAZ y por la DEMOCRACIA,

Para terminar, quiero unirme con la esperanza a la LJue se aferró :i uestro Premio Nobel Gabriel Garcla Márquez, cuando dijo' ): "f¡en­te a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respucstJ es la vida, Ni los diluvios ni las pestes; ni las hambrunas ni los cataclismos; ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conse­guido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte".

"Una nueva y arrasadora utopla de la vida, donde nadie puede de­cidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien Jños de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportuni­dad sobre la tierra"

i3 Garc ia Márquez. Gabriel, • "La soledad de América Latina oo, Magaz in Dominical de "El Espectador".