La Educacion en Medios de Comunicacion

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355 EDUCACIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN Jaime Hugo TALANCÓN ESCOBEDO ** Se ha pasado de culturas con espectáculo a una cultura del espectáculo. El espectáculo se convierte en la gran metáfora que permite analizar en profundidad la trama comunicativa de muchas dimensiones de la cultura contempo- ránea. Joan Ferrés El papel de las ciudades en la Era de la infor- mación es ser medios productores de innova- ción y de riqueza, pero es, aún más, ser medios capaces de integrar la tecnología, la sociedad y la calidad de vida en un sistema interactivo, en un sistema que produzca un círculo virtuoso de mejora, no sólo de la economía y de la tecnolo- gía, sino de la sociedad y de la cultura. Manuel Castells 1. SE AFIRMA que la educación contemporánea ya opera con apoyos que la hacen trascender en el enramado tradicional en que se efec- túa el proceso enseñanza-aprendizaje. Los informes destacan la presencia de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como piedras angulares del nuevo horizonte escolar, y ofrecen la versión de que, en un futuro, puede ser prescindible la presencia de los participantes del proceso educativo. Vista esta situación, los propósitos oficiales comienzan a impulsar nuevas directrices en donde las tesis más comunes de “innovación” provocarán un * Intervención en el Ciclo de Conferencias del Sistema de Universidad Abierta de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 1 de diciembre de 2007. Auditorio Benito Juárez. ** Secretario Administrativo de la Facultad de Derecho y profesor de la misma. www.derecho.unam.mx

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Este documento tiene información acerca de la importancia que tienen los medios de comunicación en la educación de igual forma porque es útil el uso de estos para impartir la educación.

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    EDUCACIN Y MEDIOS DE COMUNICACIN

    Jaime Hugo Talancn EscobEdo**

    Se ha pasado de culturas con espectculo a una cultura del espectculo. El espectculo se convierte en la gran metfora que permite analizar en profundidad la trama comunicativa de muchas dimensiones de la cultura contempo-rnea.

    Joan Ferrs

    El papel de las ciudades en la Era de la infor-macin es ser medios productores de innova-cin y de riqueza, pero es, an ms, ser medios capaces de integrar la tecnologa, la sociedad y la calidad de vida en un sistema interactivo, en un sistema que produzca un crculo virtuoso de mejora, no slo de la economa y de la tecnolo-ga, sino de la sociedad y de la cultura.

    Manuel Castells

    1. sE afirma que la educacin contempornea ya opera con apoyos que la hacen trascender en el enramado tradicional en que se efec-ta el proceso enseanza-aprendizaje.Los informes destacan la presencia de las tecnologas de la informacin y

    la comunicacin (TIC), como piedras angulares del nuevo horizonte escolar, y ofrecen la versin de que, en un futuro, puede ser prescindible la presencia de los participantes del proceso educativo.

    Vista esta situacin, los propsitos oficiales comienzan a impulsar nuevas directrices en donde las tesis ms comunes de innovacin provocarn un

    * Intervencin en el Ciclo de Conferencias del Sistema de Universidad Abierta de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, el 1 de diciembre de 2007. Auditorio Benito Jurez.

    ** Secretario Administrativo de la Facultad de Derecho y profesor de la misma.

    www.derecho.unam.mx

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    giro en las prcticas que en educacin, eran tradicionales en el mundo, al menos en los ltimos tres siglos.

    Sin embargo, en nuestro pas la perspectiva es un tanto nebulosa. En aos recientes, se ha insistido en la incorporacin de las tecnologas a nuestro sistema educativo con herramientas informticas y de comunicacin que envuelven al mundo de hoy, para hacerla dinmica y acompasada al ritmo acelerado del intercambio de informacin que no siempre es de conoci-miento, sino mas bien econmico.

    El uso educativo de las tecnologas de informacin y comunicacin debe dar pie a la reflexin sobre el acceso al conocimiento y el espacio de accin de los docentes y los estudiantes en el proceso educativo.

    Las explicaciones de este acceso, que parece compulsivo, parecen ser claras: en nuestro pas, estn marcadas por los medios electrnicos, que nos imponen formas de cultura distintas.

    El entorno tecnolgico y comunicativo es un fenmeno que se resiste a la inclusin de los ciudadanos de pensamiento crtico.

    En cuanto a las aplicaciones tecnolgicas, se puede afirmar que stas slo tienen presencia en sus aplicaciones concretas y de mercado, como valor de uso de los consumidores. En tanto, los medios de comunicacin, explotados por el capital y los monopolios, slo han obsequiado oportunidades margi-nales a la intervencin de la opinin pblica.

    Visto de esta manera, confirmamos que la incorporacin de las nuevas tcnicas a la esfera educativa surgen como una necesidad de responder a las necesidades creadas por la economa del mercado laboral, en tanto que ellas se imponen como proyectos desde arriba y no parten de la experiencia comn de los ciudadanos; su uso no expresa avances en la vida pblica y, sobre todo, no rescata en sus concepciones la voluntad general y los valores de la democracia.

    2. Dice Karl Popper: La democracia consiste en poner bajo control el poder poltico. sta es su caracterstica esencial. No deberamos tener ningn poder poltico incontrolado en una democracia. Ahora bien, ha sucedido que la televisin se ha convertido en un poder poltico colosal; potencialmente, se podra decir, el ms importante de todos, como si fuese Dios mismo el que hablara.1

    Estas palabras suenan profticas, ms all del sino catastrfico que motiv al filsofo.

    1 PoPPEr, Karl R. y condry, John. La televisin es mala maestra, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1998, pp.54-55.

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    Las ltimas dos dcadas han demostrado a plenitud la nfima voca-cin social de los empresarios de la televisin, al demostrar que la verdad expuesta en sus propios canales slo representa el punto de vista del sector al que ellos pertenecen.

    La desconfianza de los mexicanos no es gratuita. Como fuente de infor-macin, como atractivo cultural, como ncleo productor de mensajes, el manejo comercial frvolo, antidemocrtico y enajenante de las frecuencias televisivas, propiedad de la nacin, no slo es triste referencia, sino un enemigo que se ha convertido en un contendiente de guerra, dedicado a la promocin descarada del consumo y a la alteracin de los valores sociales y culturales, en aras de la utilidad.2

    Hoy, la televisin en Mxico desea ser fiel de la balanza en la Ley de Telecomunicaciones y en la Ley de Radio y Televisin para agenciarse espa-cios polticos y de influencia que convaliden su inmenso poder. El pasado debate en torno a la Ley Televisa slo ha sido un testimonio que nos pone al tanto de los intereses de los empresarios de la televisin. La argumenta-cin tcnica esgrimida por sus ejecutivos, no nos quita de la vista lo esen-cial: su visin en el sector no les da calidad, en lo mnimo, para incidir en un proyecto educativo potenciado por la televisin.

    El binomio educacin y medios es una asignatura que no puede resol-verse slo en el aspecto terico; debe ser llevado al gran debate nacional.

    Los resultados de la Ley Televisa es apenas una parte del trayecto que tiene que recorrer la ciudadana para recobrar los espacios que son suyos, en el marco de las libertades democrticas existentes. Una cosa es segura: la realidad actual de la televisin comercial mexicana borra su posibilidad de estar involucrada en el tema especial y delicado de la educacin, ni tiene capacidad para rescatar un concepto rico del uso educativo y de la imagen para dar cabida al proceso democrtico que vivimos.

    Como afirm Popper: Una democracia no puede existir si no se somete a control la televisin, o ms precisamente, no puede existir por largo tiempo en tanto el poder de la televisin no se haya descubierto plenamente. Hablo as, porque tambin los enemigos de la democracia no estn todava total-

    2 Los deportes institucionalizados. Primero, los jugadores eran aficionados que jugaban por placer propio, y ms tarde se organizaron en clubes y ligas; slo en dcadas recientes, los deportes se han convertido en una institucin autnticamente mundial, una industria de miles de millones de dlares que, adems, comercializa toda clase de productos y est subordinada, en grado sumo, a las necesidades de la industria de la televisin. (Alvin y Heidi TofflEr. La revolucin de la riqueza, Mxico, Editorial Random House Mondadori, 2006, p. 335).

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    mente conscientes del poder de la televisin. Pero cuando se hayan dado cuenta profundamente de lo que puede hacer, lo utilizarn en todos los modos, aun en las situaciones ms peligrosas.3

    La nociva actuacin poltica de los empresarios mexicanos de la televi-sin ya tuvo su ensayo general en las diversas jornadas electorales. Esto no es fantasa: sus intereses no slo apuntan a los presupuestos econmicos de las campaas electorales, sino tambin a la definicin partidaria de las frmulas para las diversas candidaturas.

    Hoy, se afirma, ningn poltico puede prescindir de los medios, porque ellos hacen y deshacen carreras polticas mediante el halago o el comenta-rio demoledor. Armand Mattelart tiene un punto de vista: Los medios de comunicacin han concentrado tanto poder econmico y poltico que en muchos pases se han convertido en los grandes electores, por encima de los millones de ciudadanos a votar contra sus propios intereses. Y abunda: El problema es que los medios de comunicacin producen finalmente un indi-viduo que se somete voluntariamente, por eso es que la respuesta es un poco alejarse de los medios tradicionales, que son uno de los pilares principales del sistema establecido.4

    Bajo las condiciones actuales, nada puede esperar la educacin de los medios de comunicacin, mientras stos continen usurpados por intereses empresariales.

    Hoy en da se usa con frecuencia el trmino depredador para caracteri-zar el espritu de estas empresas. No poda ser de otra manera: parece justo si con esta definicin se puntualizan las caractersticas del abuso meditico a que ha sido sometido el pueblo de Mxico.

    Segn Jess Silva-Herzog Mrquez, Los medios de comunicacin no son simplemente agentes econmicos, competidores en el mercado del entrete-nimiento, cuya nica justificacin es la rentabilidad. Se trata de instituciones polticas que deben dar muestra cotidiana de compromiso democrtico. El compromiso de los medios de comunicacin debe entenderse como lealtad a las formas de una conversacin. La libertad crtica es indispensable para la vitalidad de la democracia. Es tambin ineludible la condicin a la diver-sidad, el alojamiento de posturas divergentes. La libertad de expresin no puede ser escudo para embestir al adversario, atropellarlo y taparle la boca,

    3 PoPPEr, Karl. op. cit., p.55.4 Mattelart: se convirtieron medios en gran elector. En: La Jornada, 9 de noviembre

    de 2006. Nota de David Carrizales.

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    cancelando con ello la plataforma de discusin pblica y razonada de los asuntos nacionales.5

    Queda a los mexicanos redefinir el destino y uso de los medios de comu-nicacin, como transmisores de informacin convertida en conocimiento; ms si se les considera en asuntos educativos.

    La inestabilidad del tiempo presente muy pronto, regresar al escenario de la discusin que deber resolver, a favor de la ciudadana, la orientacin de estas poderosas herramientas.

    3. Las versiones ms conocidas en el medio educativo, a propsito de las Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin, slo incluyen en sus exposiciones una parte de las caractersticas ms atractivas, que las legiti-man como argumento favorable de la innovacin educativa.

    El caso es que, segn Arturo Barraza, el anlisis de la innovacin permite afirmar la prevalencia casi absoluta de las definiciones descriptivas y por consecuencia la ausencia de un marco terico suficientemente desarrollado en este campo. Ya en el ao 2000, Blanco y Messina afirmaban que un primer problema detectado tiene que ver con el concepto mismo de inno-vacin y con la falta de un marco terico suficientemente desarrollado y compartido que permita identificar qu es o no innovador, y que proporcione un marco de referencia para el desarrollo de innovaciones en la regin.6

    Por su parte, el mismo Barraza, alertaba en 2005 acerca del trmino innovacin: Esta aparente omnipresencia del trmino en cuestin no ha sido acompaada de una evolucin terica conceptual que ample los lmi-tes de su significado, sino que al contrario, se puede observar que ste corre el riesgo de sufrir una reduccin al quedar, por momentos, circunscrito a la innovacin tecnolgica [...]; ello se debe, sin lugar a dudas, al enorme desarrollo que han tenido en las ltimas dcadas las nuevas tecnologas de la comunicacin y de la informacin.

    Los nuevos supuestos educativos, segn se observa, tienen todava en 2007 un contexto conceptual catico y difuso, cuestin que se agrava con la emergencia del enfoque empresarial que subordina la innovacin a la mejora continua y la emergencia de ganancias elevadas.

    Simplemente, la innovacin presentada actualmente reduce el concepto de ciudadana y democracia, a favor de la eficiencia y la ganancia.

    5 silva-HErzog mrquEz, Jess. De medios y lealtades, en: Reforma, 4 de junio de 2007.

    6 Ver su artculo: Anlisis conceptual del trmino innovacin educativa, en: http://www.monografias.com/trabajos47/innovacion-educativa/innovacion-educativa.shtml.

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    Resulta evidente que la intencin de las autoridades educativas de conce-bir las Tcnicas de Informacin y Comunicacin como sustentos de la modernizacin educativa, parte de una frgil base terica que revela pobreza en su concepcin general y puesta en prctica del proyecto educativo que pretenden desarrollar, sobre todo cuando no se ha planteado un modelo de educacin para los medios.

    Puntualizar los intereses de los empresarios, observarlos como objetivo a satisfacer, inhibe la posibilidad de constituir un proyecto general surgido de la misma experiencia educativa, con los maestros y alumnos, con las opinio-nes de los ciudadanos en general, que garantice una educacin universal y por tanto de calidad.

    4. La educacin de hoy en da tiene una relacin inobjetable con el desarrollo tecnolgico. En ella, las nuevas Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin son un recurso potencial para elevar la calidad de los procesos educativos. Pero no slo eso. Segn Javier Ballesta Pagn: ellas mismas constituyen un objeto de educacin en el sentido de que conforman contenidos curriculares que tienen que ser abordados en la enseanza obli-gatoria.7

    En los centros educativos que ponen un nfasis en el aprendizaje y usan computadoras, Internet, videos, televisin, peridicos y radio, pretenden que los alumnos convivan de forma natural con el mundo comunicativo de la sociedad, bajo un proceso cognitivo crtico que posibilite que pueden selec-cionar y controlar el contenido de los medios que tienen a su alcance.

    Las posibilidades de estar con los medios plantean en su misma dinmica, el asunto de elegir el papel de la democratizacin. El alumno tiene la posi-bilidad de cambiar su papel pasivo a otro activo para convertirse en forma autnoma, en autor, agente y consumidor crtico.

    La apertura de un profundo debate en torno al uso de las nuevas Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin resulta necesaria para llegar a la definicin de una nueva escuela que integre los discursos ms tiles que propugnan los medios masivos de comunicacin y las nuevas tecnologas.

    5. Pero es necesario hacer algunas preguntas acerca de la relacin exis-tente entre los discursos que propugnan los medios masivos de comunica-cin, las nuevas tecnologas y la escuela.

    7 Vase: Educacin y medios de comunicacin. Universidad de Murcia. Enciclopedia virtual de tecnologa educativa.

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    Por ejemplo: puede tener capacidad la escuela de desvelar los intereses del discurso dominante, patrocinadores de los medios masivos y las tecno-logas de informacin?

    Si bien coincidimos en que la escuela y los medios conforman una ciudadana, se observa que participan con postulados ticos distintos. Los medios slo promueven discursos e imgenes que no son neutrales ni se dan en el vaco. Basta un da de atencin de sus contenidos, para ver surgir de sus pginas o pantallas un fantasma apocalptico, anodino y a veces depre-dador.

    Cada da resultan ms complejos los mensajes transmitidos por los medios de comunicacin, casi siempre descontextualizados y con una idea fragmentada del conocimiento. Para entender la informacin trans-mitida es necesario, segn Ballesta Pagn, contar con un saber previo de los temas, pero sobre todo se requiere de un saber que no est ubicado en ninguna disciplina especfica como tal, aunque exige una capacidad de valorar, interpretar, discernir y matizar lo visto y lo escuchado, para tener un criterio de credibilidad sobre las fuentes que nos informan y los hechos comentados.8

    La ausencia de niveles de escolaridad para cubrir los diversos tpicos enunciados en los medios, hacen aparecer un nuevo tipo de analfabetismo.

    En efecto, cada vez es ms complejo distinguir entre informacin y opinin, y seleccionar lo fundamental de la nota, traer a la luz los intrngu-lis ocultos o poner en claro lo que se puede remediar, solucionar o lo que requiere una actuacin ms aguda.

    Y es que los mass media han abierto una distancia, difcil de superar, entre lo que pasa y cmo se cuenta, entre la realidad y la ficcin; a cambio, slo se ofrece la seduccin meditica y un lenguaje que confunde. El tema esen-cial de este nudo contradictorio, consiste en reconocer que la mayora de los ciudadanos que utilizan los medios no tienen suficiente formacin para hacerlo, casi siempre desposedos de un conocimiento previo o un requeri-miento adquirido por el anlisis de la experiencia personal, cultural y grupal que acten como referentes bsicos para tener acceso sano a la informacin que llega desde los medios.9

    8 ballEsTa Pagn, Javier, op. cit. 9 La imposicin de los medios de comunicacin en la agenda pblica, es la construccin

    de la agenda meditica que no es democrtica.Se ha buscado desactivar al ciudadano para despolitizarlo, para que no cuestione los

    asuntos pblicos. (Ana Mara mirallEs, Foro Redefiniendo la Televisin de Servicio Pblico, UNESCO, Mxico, marzo 2007).

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    Es necesario afirmar que cuando estas condiciones no estn satisfechas, aumentan considerablemente los riesgos de alienacin y de dependencia. An ms: los medios, sobre todo la televisin, no han sido constituidos para cubrir esta gran distancia; conciben que los ciudadanos deben desarrollar estas capacidades a motu proprio, para con ello aumentar la diversidad de su oferta y permitir que cada uno elija el tipo de programa que prefiera.

    6. Los comentarios anteriores no desean inducir una concepcin exaltada contra los medios de comunicacin en la actividad educativa. Antes bien, reconocer que los medios existen y que son una realidad en la vida cotidiana de los nios, jvenes y ciudadanos de Mxico. Es de un fatalismo gratuito entenderlos como agentes condenados, casi diablicos; pero tambin es riesgoso ponerlos, como muchas mentes consumistas, en un pedestal, sin descubrir que su aceptacin ciega es igualmente inefectiva.

    La discusin en Mxico no es sa. Ya lo dijimos: pasa en primera instan-cia por el control que debe ejercer el Estado mexicano y la poblacin sobre los empresarios, para rescatar el contenido de los medios.

    Salvada esta premisa, es posible que ante estas dos posiciones polarizadas pueda surgir una relacin adecuada entre la escuela y los medios: la acepta-cin crtica. De lo que se trata es de observar el fenmeno sin estigmatizar ni idealizar. Esto es, con una actitud ms all del catastrofismo estril o del optimismo ingenuo.

    Finalmente, la propuesta de mirarlos crticamente es acercarse a la posi-bilidad de analizar, explorar, conocer y comprender la manera en que los medios de comunicacin hablan del mundo y representan la realidad coti-diana.

    Este acercamiento puede implicar el estudio de la historia, el uso y evaluacin de los medios de comunicacin y analizar el lugar que ocupan en la sociedad y, asimismo, observar la modificacin que producen en la ciudadana, sobre todo en su modo de concebir el mundo.

    Los medios, al desempear un papel central en la vida de la ciudada-na, requieren ser manejados desde la infancia y la juventud como agentes capaces de influir en la forma de comprender y relacionar el mundo de los estudiantes.

    Entonces, una educacin de medios de comunicacin no slo destaca el papel de ellos en nuestra vida, sino tambin hace imperiosa la necesidad de preparar a los ciudadanos para relacionarse crticamente con su entorno meditico.

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    El asunto es importante, vital. Como lo apunta Roxana Morduchowicz: La educacin en medios [...] consiste en aprender a analizar la manera en que los medios de comunicacin construyen el mundo y se presentan como mediadores entre el universo y nosotros. Entre una visin catastrofista a otra optimista, puede ser posible generar una experiencia docente que digni-fique con utilidad nuestro acceso cotidiano a los medios de comunicacin, ya que ellos participan en la construccin de nuestra identidad. Influyen sobre nuestra nocin de gnero, sobre nuestro sentido de clase, de raza, de nacionalidad, sobre quin somos nosotros y quines son ellos.

    En efecto, las imgenes de los medios de comunicacin organizan y ordenan nuestra visin del mundo y de nuestros valores profundos: lo que es bueno y lo que es malo; lo que es positivo y lo que es negativo; lo que es moral y lo que es inmoral. Los medios nos dicen cmo comportarnos ante determinadas situaciones sociales; nos proponen qu pensar, qu sentir y qu creer, qu desear y qu temer. Nos ofrecen ideas de qu es ser hombre y qu es ser mujer; de cmo vestirnos, de cmo consumir, de qu manera ser popular y evitar el fracaso, de cmo reaccionar ante miembros de grupos sociales diferentes al nuestro, y de qu modo responder a normas, institu-ciones y valores sociales.10

    Los argumentos que dan noticia de las mediaciones subsumidas en la televisin o en el Internet pueden prolongarse; sin embargo, es necesario regresar a la idea fundamental del presente texto: la incorporacin de los medios de comunicacin en la tarea educativa, tiene su origen y destino en la democracia.

    Las razones anteriores son poderosas para plantear las siguientes pregun-tas: Es tema suficiente el poder de los medios para incorporarlos como objeto de discusin y estudio en las escuelas que forman a los futuros ciuda-danos? Qu categora concederle: una de tipo coyuntural u otra de carcter estratgico? Es suficiente la visin democrtica de la escuela para conmo-ver el edificio insensible de unos medios de comunicacin sin compromisos con la verdad generada en la vida de la ciudadana?

    7. Es interesante dar respuesta a la funcin de la escuela, pues segura-mente ella deber replantear sus funciones en esta nueva Era, caracterizada por el predominio de la cultura audiovisual y multimedia.11

    10 morducHowicz, Roxana. Los medios de comunicacin y la educacin: un binomio posible, en: Revista Iberoamericana de Educacin, nmero 26, mayo-agosto de 2001.

    11 La construccin de una autntica cultura tcnica, tecnolgica y cientfico-tecnolgica, por tanto, requiere un gran esfuerzo educativo desde la escuela primaria hasta el nivel

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    Una primera aproximacin revelara que la escuela contempornea puede dejar de ser un espacio para la transmisin de informacin, para conver-tirse en otro que provoque la organizacin racional del conocimiento. Esto, claramente, en un contexto de regulacin democrtica del Estado en los contenidos de los medios.

    Esta nueva funcin implica capacitar a los ciudadanos ms jvenes para que tengan conciencia del papel de los medios de comunicacin en su propia vida, incluyendo el conocimiento de las tcnicas y simbologa a travs de los cuales los medios seducen al espectador, la promocin de criterios para seleccionar los productos de mayor calidad cultural y ubicar los intereses econmicos, polticos e ideolgicos instalados en cada empresa meditica.

    La funcin de la escuela contempornea tiene que ver con la formacin de ciudadanos ms cultos, responsables y crticos; seguramente, el cono-cimiento de los fenmenos inherentes a los mass-media har ms rica su libertad individual y enriquecer su concepto de la democracia.

    Esto implica, igualmente, transformar el sentido de la actuacin docente, sector donde recae parte de la funcin de delimitar y volver a definir la actividad educativa bajo parmetros de formacin humana potenciada por los medios de comunicacin y las tcnicas de informacin, pues la escuela contempornea tiene que trabajar en un marco de interpretacin y refor-zamiento del pensamiento. As, los alumnos podran ubicar y contrastar la informacin y el conocimiento acumulado, reconocer cdigos y lenguajes de los distintos saberes, conocimientos adquiridos a lo largo de la vida, su uso en sus propios argumentos y juicios ticos.

    La educacin de medios debe facilitar tiempos y espacios para tratar y recrear la informacin meditica, construyendo esquemas para percibir, expresar reaccionar y comunicar ante los hechos proporcionados por los medios, y utilizarlos para explicar qu est ocurriendo y construir un nuevo conocimiento.

    8. El uso democrtico de los medios en la educacin implica disear propuesta curricular asumida por los centros educativos, donde los profeso-

    universitario y de posgrado, sin olvidar todo el campo de la educacin no formal, y va de la mano de la construccin y fortalecimiento de los sistemas sociales cientfico-tecnolgicos, con el fin de modificar las actitudes bsicas de los agentes sobre los sistemas tecnolgicos. Esto requiere profundas transformaciones institucionales, legislativas y estructurales en el Estado y en la actitud de todos los ciudadanos. La tarea es titnica, pero si no responde-mos adecuadamente a este desafo, la sociedad del conocimiento en Mxico y en Amrica Latina no ser sino una etiqueta vaca ms. (lEn, Oliv, La ciencia y la tecnologa en la sociedad de conocimiento. Mxico Fondo de Cultura Econmica, 2007, p. 74).

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    res propicien la participacin de sus alumnos, para construir los aprendiza-jes que realizan, conectando el nivel de intereses y experiencias.

    El presente, demanda una postura reflexiva ante los mensajes que se vuelven significativos y que recibimos de los medios de comunicacin. Es necesario crear espacios para pensar los medios y recrear sus produc-tos. Para Ballesta Pagn: el tema de la relacin o vinculacin entre los medios de comunicacin y la educacin es una cuestin de entendimiento y de bsqueda de un modo de hacer, de una prctica que va ms all de una razn ocasional o paradjica.12

    Qu lograr para el futuro? Al menos una postura rgida ante el uso que los empresarios dan a los medios, cargado de mensajes polticamente tendenciosos o inocuos, consumistas y enajenantes. O bien la exigencia de un Estado garante, capaz de extraer de los medios una idea fresca y clara de la res-pblica, la Repblica, para que la ciudadana pueda confiar en los medios de comunicacin como eso: mediadores entre la realidad y la ciuda-dana, reincorporndoles la certeza suficiente para que la educacin y los medios superen su clima de desconfianza y divorcio.

    De lo que se trata es de desarrollar una educacin de cogestin, poderosa y ticamente relevante, cargada de verdad y a la vez de realismo e inters.

    12 ballEsTa Pagn, op. cit.