LA ENSEÑANZA EN LA SEGUNDA REPÚBLICA...durante la Segunda República, sin tener en cuenta y ue...

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LA ENSEÑANZA EN LA SEGUNDA REPÚBLICA MARIANO PÉREZ GÁIAN RESUMEN. Durante el quinquenio republicano, la educación pública espafiola re- cibió un impulso de reforma y mejora sin precedentes en nuestra historia. En el ori- gen de esa polftica educativa estaban las aportaciones procedentes de la Institución Libre de Ensefianza y del Partido Socialista Obrero Espafiol. El bienio radical-cedis- ta trató de rectificar la política educativa de los anteriores gobiernos republícanos. Las condiciones sociales, pol[ticas y económicas de los ahos treinta dificultaron el de- sarrollo y aplicación de muchas de las iniciativas emprendidas. Las fuetzas de dere- chas y confesionales opusieron ftrme resistencia a las reformas iniciadas, imponien- do, tras la guerra civil, de forma implacable su hegemonta. INTRODUCCIÓN Existen ya suficientes estudios monogr^- cos sobre la Ensefianza en la Se^unda Re- pública que permiten, desde disuntos pun- tos de vista, tener una idea cabal de lo que aquel pertodo representó, con sus luces y sus sombras, en el ámbito educativo. Por ello la mejor propuesta que se puede for- mular para el conocimiento de la ensefian- za en aquel quinquenio es remitirse a la bi- bliograf(a existente^, si bien trataré de sintetizar, en este arttculo, lo que aqucl pe- rtodo representó en el ámbito educativo. EI desarrollo de una ^ol[tica secto- rial como la educativa viene, como es obvio, condicionada por un conj unto de circunstancias externas, de las que con- viene citar al menos alguna. El adveni- míento de la Segunda República se pro- dujo en momentos de ascenso de los totalitarismos, ascenso del comunismo y del fascismo, que tensionaron la vida polftica, polarizando a gran parte de la juventud entre sendas corrientes extre- mistas de derecha e izquierda. La demo- cracia liberal se mostró débil ante el em- puje de ambos extremismos, vulnerable, (1) M. PEREZ GA1.(N: La rnstñunza rn la 11 R^pública Espafio/a. Madrid, Cuaciernos para cl Diálogo, 1975. A. MOLERO PINTAIK7: La rrformu tducativa en la 11 República. Primcr Birnio. Madrid, Santillana, 1977. M. SAMANIEGO BoNEU: La pohtica tducativa de la URepública durante rl bitnio azañúta. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cientfficas, 1977. C. Loz^NO: La ^ducació» republicana 1931-1939. Barcelona, Universidad de Barcelona, 1980. C. ALBA TERCF.DOR: aLa educacibn en la II República: Un intento de socíalización de la polftica, del Iibro colectivo», en I:itwdios sobre la 11 República, seleccionado y presentado por M. RAMtxr7. ^I'ecnos, ]975. Revúta d^ F_ducacrón, núm. extraordinario (2000), pp. 317-,332 317

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LA ENSEÑANZA EN LA SEGUNDA REPÚBLICA

MARIANO PÉREZ GÁIAN

RESUMEN. Durante el quinquenio republicano, la educación pública espafiola re-cibió un impulso de reforma y mejora sin precedentes en nuestra historia. En el ori-gen de esa polftica educativa estaban las aportaciones procedentes de la InstituciónLibre de Ensefianza y del Partido Socialista Obrero Espafiol. El bienio radical-cedis-ta trató de rectificar la política educativa de los anteriores gobiernos republícanos.Las condiciones sociales, pol[ticas y económicas de los ahos treinta dificultaron el de-sarrollo y aplicación de muchas de las iniciativas emprendidas. Las fuetzas de dere-chas y confesionales opusieron ftrme resistencia a las reformas iniciadas, imponien-do, tras la guerra civil, de forma implacable su hegemonta.

INTRODUCCIÓN

Existen ya suficientes estudios monogr^-cos sobre la Ensefianza en la Se^unda Re-pública que permiten, desde disuntos pun-tos de vista, tener una idea cabal de lo queaquel pertodo representó, con sus luces ysus sombras, en el ámbito educativo. Porello la mejor propuesta que se puede for-mular para el conocimiento de la ensefian-za en aquel quinquenio es remitirse a la bi-bliograf(a existente^, si bien trataré desintetizar, en este arttculo, lo que aqucl pe-rtodo representó en el ámbito educativo.

EI desarrollo de una ^ol[tica secto-rial como la educativa viene, como esobvio, condicionada por un conj unto decircunstancias externas, de las que con-viene citar al menos alguna. El adveni-míento de la Segunda República se pro-dujo en momentos de ascenso de lostotalitarismos, ascenso del comunismoy del fascismo, que tensionaron la vidapolftica, polarizando a gran parte de lajuventud entre sendas corrientes extre-mistas de derecha e izquierda. La demo-cracia liberal se mostró débil ante el em-puje de ambos extremismos, vulnerable,

(1) M. PEREZ GA1.(N: La rnstñunza rn la 11 R^pública Espafio/a. Madrid, Cuaciernos para cl Diálogo, 1975.

A. MOLERO PINTAIK7: La rrformu tducativa en la 11 República. Primcr Birnio. Madrid, Santillana, 1977.

M. SAMANIEGO BoNEU: La pohtica tducativa de la URepública durante rl bitnio azañúta. Madrid, ConsejoSuperior de Investigaciones Cientfficas, 1977.

C. Loz^NO: La ^ducació» republicana 1931-1939. Barcelona, Universidad de Barcelona, 1980.

C. ALBA TERCF.DOR: aLa educacibn en la II República: Un intento de socíalización de la polftica, del Iibrocolectivo», en I:itwdios sobre la 11 República, seleccionado y presentado por M. RAMtxr7. ^I'ecnos, ]975.

Revúta d^ F_ducacrón, núm. extraordinario (2000), pp. 317-,332 317

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finalmente destruida en nuestro país.Los años treinta son también tiempos decrisis económica, tras el crack de 1929.Ello condicionó fuertemente las polf-ticas sociales emprendidas por el Go-bierno, afectando, pese a ser la educa-ción una de las pollticas prioritarias delprimer bienio, a los presupuestos de laenseñanza. Hay que tener en cuenta,además, que la sociedad española deaquellos años era eminentemente agra-ria (47% de la población activa lo era eneste sector), con un elevado [ndice deanalfabetismo (24,8% en varones y39,4% en mujeres). Faltaban maestros,faltaban escuelas y las existentes lleva-ban una vida lánguida, desvinculadas delas necesidades sociales.

El pensamiento educativo que sepone en práctica en la Se^unda República,a través de la acción legislativa y del Go-bierno, tiene dos claros orf enes: la Insti-tución Libre de Enseñanza ^ILE) y el pen-samiento educativo del PSOE, ambasconcepciones educativas muy imbricadasmutuamente y a su vez deudoras del pen-samiento educativo en las escuelas nuevas,la escuela activa, la escuela unificada, la es-cuela laica, es decir, de las vanguardiaseducativas de los primeros años treinta delsiglo ^oc.

No serfa posible entender el conflictoeducativo, la confrontación a que se llegódurante la Segunda República, sin teneren cuenta yue junto a la concepción edu-cativa republicana, cuyas rafces estaban enel institucionismo y el socialismo, existfatambién, como contrapunto, una ^osi-ción educativa defendida por la Iglesia ca-tólica, una concepcidn premoderna, cuyabase doctrinal fue la encfclica de P[o XI«Divini Illius Magistri» ( 1929). La ense-ñanza confesional habfa alcanzado unagran influencia en nuestra sociedad me-diante numerosas órdenes religiosas, pre-dominio que fue aún más acusado duran-te la dictadura primoriverista. El Qapeldesempehado por los sectores confesiona-

les de la enseñanza, y los partidos polfticosque los representaban, siem^re fue deoposición a la pol[tica educativa republi-cana, constituyendo el tema educativouna fuente constante de conflictos y con-frontación.

Al afrontar el quinquenio republica-no es obligado establecer cuatro períodosen el mismo: Gobierno provisional, Bie-nio azañista, Bienio radical-cedista yFrente Popular. De estos cuatro perfodos,tres de ellos (Gobierno provisional, Bie-nio azañista y Frente Popular) desarrolla-ron una pol[tica educativa que podrfamoscalificar como de estrictamente republica-na, en cuanto que respond[an a concep-ciones y princtpios encarnados en la pro-pia Constitución. Por su parte, el Bienioradicalcedista puede considerarse comoun perfodo de rectificación de la polfticaeducativa precedente, ^ues no sólo se in-tentá cambiar la Constitución, en cuaren-ta artfculos, sino que se dictaron normasde menor rango que contradec[an en suespfritu y en su contenido dispositivo a laselaboradas ^or los republicanos en los pe-rfodos previos.

GOBIERNO PROVISIONAL (14 DEABRIL A 9 DE DICIEMBRE DE 1931)

Al advenimiento de la Segunda Re^úblicaMarcelino Domingo, maestro, miembrode la masonerfa y militante del Partido ra-dical-socialista, se hizo cargo del Ministe-rio de Instrucción Pública y Bellas Artes(M.I.P. y B.A.); subsecretario fue el profe-sor pomingo Barnés, de Izquierda Repu-blicana, y director general de PrimeraEnsefianza, Rodolfo Llo pis, militante so-cialista, y miembro, también, de la maso-nerfa. Los tres estaban vinculados en suformación académica y profesional a laILE y su concepción educativa bebla enesa fuente.

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lyIAS Y MFJORES MAESTROS

El problema fundamental con el que seencontró la Segunda República en el ám-bito educativo era la falta de maestros yde escuelas. Eran 36.680 los maestros na-cionales existentes a la llegada de la Re-pública, distribuidos en dos escalafones,el prtmero con siete categorfas y el segun-do con tres. La carencia de maestros tratáde cubrirse mediante un plan quinquenalpor el cual se creaban 5.000 plazas demaestro cada año, salvo el primero, enque se creartan 7.000. La ley que aproba-ba este plan gubernamental tiene fechade 22 de octubre de 1931. Cabe indicarque estas prímeras 7.000 plazas de maes-tros creadas por la República lo fueroncon un sueldo de entrada medio anual de5.000 pesetas. Los dos últimos nivelesdel escalafón> 6.833 maestros que cobra-ban 2.000 y 2.500 pesetas anuales, tam-bién incrementaron sus retribuciones a3.000 pesetas (Decreto de 1 de julio de1931, sancionado Qor las Cortes el 9 deoctubre). En los prtmeros meses del Go-bierno provisional casi 14.000 maestrosvicron mejoradas sus retribuciones encontraste con !as mejoras producidas enlos ahos precedentes pues, en el caso másfavorable, 1930, los aumentos sólo afec-taron a 600 maestros.

Habfa que crear más plazas de maes-tros y dotarlas económicamente mejorpero, además, había c^ue formar mejoresmaestros. Para ello se impulsó la reformade las Escuelas Normales (Decreto de 29de septiembre de 1931) que fue uno de losjalones más significativos de la polfticaeducativa republicana. Se establecierontres perfodos para la formación de losmaestras: uno cultural, exigencia del ba-chillerato para acceder a las Escuelas Nor-males; dos, profesional, durante tres cur-sos en las Escuelas Normales; y tres, unperfodo de práctica docente, durante uncurso escolar, en una escuela primaria na-cional, bajo la dirección y orientación del

profesorado de la Narmal y de la Inspec-ción Primaria. Se accedfa directamente alescalafón. Con esta reforma se imp lantabala coeducación en las Escuelas Normales,quedando una Normal ^or provincia ^araambos sexos, a excepción de Madnd yBarcelona que, por sus habitantes, ten-drfan dos cada una. La formacián de losmaestros en España alcanzó con esta re-forma un alto nivel de exigencia y rigorque no habfa tenido hasta entonces y queno tendrfa después de la guerra civil hastabien entrados los afios sesenta.

La labor de la escuela se enriquece yensancha en su relación con el entorno,con la sociedad. Ese abjetivo tenia la crea-ción de los Consejos Uníversitarios, pro-vinciales, locales y escoíares de PrimeraEnseñanza (Decreto de 9 de junio de1931) que aspiraba a establecer la colabo-ración entre todos los niveles educativoscon la implicación de !a Universidad enlas actividades escolares desde las clasesmaternales a las enseñanzas de adultos y,también, establecfa que los ConsejosEscolares abriesen una relación más estre-cha y dinámica entre la escuela y su entor-no inmediato. La escuela, se decla en eldecreto citado, ^^será redimida del aisla-miento de su misión, haciendo de ella unaverdadera institución popular y contribu-yenda a que disponga de los medios esen-ciales para su labor».

En apoyo de las escuelas rurales, aun-que también con fines de extensión cultu-ral y de educación ciudadana en aldeas, vi-llas y lugares fueron creadas las MisionesPeda ógicas (Decreto de 29 de mayo de1931^. Los misioneros Ilevaban a los pue-blos más apartados de nuestra geografiateatro, música, conferenciantes, bibliote-cas, exposiciones. Trataban las MisionesPedagógicas, en palabras su presidente M.B. Cossfo, de «despertar el afán de leer enlos que no lo sienten, pues sólo cuandotodo espahol, no sólo sepa leer -que no esbastante-, sino que tenga ansia de leer, degozar, de divertirse, sf, diverrirse leyendo,

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habrá una nueva Espa6a»z. Las Memoriasde las Misíones Pedagógicas, sin embargo,ponen de manifiesto las contradiccionesque esa iniciativa representaba en relacióncon la situación de la sociedad espa6ola enaquellas fechas. Baste recordar las palabrasde los misioneros ante la realidad de SanMartín de Castafieda (Zamora): «Necesi-taban pan, necesitaban rnedicinas, necesi-taban apoyos primarios de una vida insos-tenible con sus solas fuetzas... y sólocanciones y poemas llevábamos en el zu-rrón misional aquel dta»3. Las necesidadessociales eran incontables y los ^obres me-dios de que disponfan las Misiones Peda-gógicas eran insuficíentes e ínadecuadaspara satisfacerlas.

Z.AICISMO EN LA ESCiJELA

A la Ilegada de la Segunda República laensefianza de la religión católica era obli-gatoria en todos los centros del pats; porello, el Decreto de 6 de mayo de 1931 sereferta a la libertad religiosa. Libertad reli-giosa era en la escueía, se^ún tl preámbu-lo, «respeto a la conciencla del nifio Y delmaestro». Se establec[a, en la ^arte dispo-sitiva, que la instrucción religiosa no seríaobligatoria en las escuelas primarias y enningún centro del Ministerio; que losalumnos cuyos padres manifestaran el de-seo de que aquéllos la recibieran, la obten-dr[an como hasta entonces; y que, cuandolos maestros no desearan impartir esa en-se5anza, se le confiar[a a los sacerdotesque quisieran encargarse de ella.

Complementando este último decre-to, Rodolfo Llopis publícó una circular(13 de mayo) aclaratoria del mismo, en laque afirmaba: «Los maestros harán saber a

los padres, por el medio que considerenmás eficaz, el derecho que les reconoce asolicitar para sus hijos la instrucción reli-giosa». La circular concluta con las si-guientes palabras:

La supresión de la ense6anza religiosa concarácter obligatorio no debe significar elabandono de la dirección moral de los esco-lares; por el contrario, al perder esta ense-hanza su orientacibn dogmática y catequts-tica, el maestro se esforzará, ahora más quenunca, en aprovechar cuantas oportunida-des le ofrezcan sus lecciones en otras mate-rias, el diario hacer de la escuela y los altosejemplos de la vida de los pucblos para ins-pirar en los niiios un alto ideal de conducta.

BII.INGtiISMO

Una de las primetas disposiciones del Go-bierno provisional fue el restablecimientodel bilingiiismo en las escuelas catalanas.En el preámbulo del Decreto de 29 deabril de 1931 se afirmaba:

La lengua catalana, proscrita y combatidapor la Dictadura, era ya antes de dicho régi-men, y es hoy con más intensidad y mayorextensibn, la lengua de uno de los pueblosmás emotivos y creadores dcl cerritorio his-pano, descubre las intimidades de su con-ciencia y expresa sus pensamientos.

En la parte dispositiva se establec[a losi iente: en las escuelas maternales y dep^rvulos de Catalu6a se dar[a la ensefianzaexclusivamente en la lengua materna, fue-se catalana o castellana; en las escuelas pri-marias se darta también la ensefianza enlengua materna, fuese catalana o castella-na, y se ensefiar[a a los alumnos catalanes apartir de los ocho años el conocimiento y

(2) Memoria del Patronaco de Misiones Pedagógicas. Septiembre de 1931-diciembre de I 933. Madrid,1934, p. 15.

(3) Memoria de la misión pedagógico-social en Sanabria (Zamora). Resumen de los trabajos realizadosen el afio 1934. Madrid, 1935, p. 16.

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!a práctica de la lengua espafiaía^ por cílti-mo se faculraba al Seminarxo de pedagogLade la Universidad de Barceíona para im-partir y arganizar cursos de perfecciona-nikEklCO d^l Cata^^dn.

Ŝ..A EI^TSE1^Ari^A Ei^t LA CtiNST"ITLI^Tt`!iV

^piJBi,iCANA

Eacisten tres aspectos rccog,idas en !aConstitución r^epubli+cana referidc^s a laensefianxa que quiero destacar^ ía eseueíaunificada, el laicismo escolar y la autona-mía educativa de las regianes autónomas.

• .^sc^ue,^ unzf:rtu^. El térrnino es-cuela unificada fue introducido erkEs^sa^ia por Lorenzo Luzuriagaqu^en la def nfa de ía siguiente ma-nera: «Puede expresar, de un lada,un concepto pedagógico, una nue-va concepción de la vtda escalar yeducattva, y de atro, una Fórmuíaacc►gida en ios programas sacieta-x^os y pollticas en relacián con laescueía^'. En su significación peda-^ógica el cottcepto escuela unifica-

a entroncaba con eí pensamientoeducativa de Cnmenio, Pestalozzi,Condorcet, Buissón a M. Bartolo-mé ^ossio, y en el pc^litico-social seconsideraba corno un intento desuperacián dc tada peda^ogfa declases, habiendo sido, por ello, elconcepco de cscuela unkficada y sudesarrollo, incorporado al pragra-tna educativo del PSC}E en Und^-cimo c+^n^resv, celebrada en 1918.Eí concepto escuela unil'icada su-frió disttntas alternativas y vicisitu-

des en el debate cvnstitucionalpredomi;nando finalrnente la en-m^cnda presentada por RadatfoLlapis al arttculo 48, que all( dandedecía ^eí servicio de Ia cuítura na-cional es atribución del Estado»añadta Ias siguientes palabras: <+quela realizar^ rnediante una seriede instituciones educativas enlaza-das por el sistenrka de la escuela uni-ficadaH. En la expli^cación de susenrniendas, Llop^s se reFkrió a losaspcctos tĉcnicas de !a escueta uni-ficada: «Hay que conseguir que,desde la escuela rnaternal a ía Uni-versidad, toáas las institucionesque existan en el país [,..] se pro-duz,can de tat modc^, que estén to-das elías intimarnente coardinadasy eníazadas, coma si fuesen eslabo-nes de ía misma cadena^4. Y> juntoal aspecto técnica, tarnbién planreóet aspecto soeial de la escuela unifi-cada, es decir, cómo se pasaba deun niveí educarivo a otra. Recha-zando que el paso de un nivcl aotro se realkzase por motivos eco-nómicos y se hiciese en relacióncan ía capacidad y vocacibn de laspersonas. En eonsecuencia, Rodot-fo Llopis takribi^n propuso un nue-vo redaCtado de eSCe p^rrafo dei ar-tículo 48 c[ue quedó ccrkno si^ue:<rl,a Re^úbiica íegislar^ en el sentkdode facklktar a tadc^s !os espafiales eccrnómicazrkente necesitados el acceso atodas ias grados de ense^ianza, a finde que na se haílen condicianadosmás que por la actitud y ía voca^ción»^. Se trataba, en consecuencia,

{4) L, t.vzutttnc;A: «tdca de !a ^stutta t3nica+^, en Rrus:srrt de Pr^agagla, septiembre de l931, PP. 4a5-411.{5} Incervrneián en !as Cortes Cĵonstítuyences de Radal^n I.iopis e} 2D dc octubre de I^?31, en ^, IAt^Fz

S^viti.a: Ell'artido Snci^tlistrr Cabrera Espaitol rn lus (ĵortrs ^onstituyrntrs dr Gz Srpurrda Rrpública. México, Edi-ciones C'abYo Iglesias, 1969, Pp. 3G5-3C^G.

{G} Para eneender mejor el scntido de !as rnmirndas sveialiseas at arttculn ►8 dc Ia Cnnscituciñn republi-cana> ver í1. L^.c>p^y: Lt1 Rrvoíucidn en la rsrurfn. iv4adFid, t^)33, }^}^. 2 t0-223.

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de facilitar el acceso no sólo a la en-señanza superior, sino a todos losgrados y niveles de enseñanza.

• Laicismo escolar. EI Gobiernoprovisional era defensor de la liber-tad religiosa por lo que no podíamantener la obligatoriedad de la en-señanza religiosa en las escuelas y,en consecuencia, elaboró el Decretode 6 de mayo al que ya hemos he-cho referencia. La obligatoriedad dela enseñanza religiosa venta de atrás,de la ley Moyano ( 1857) y del Con-cordato ( 1851), y aunque posterior-mente se aprobó la Constituciónde 1876 en la que se afirmaba el res-peto a las distintas creencias religio-sas y el Conde de Romanones, en1913, manteniendo la obligatorie-dad de la enseñanza religiosa, esta-bleció la salvaguarda de que queda-rtan exceptuados de la misma loshi'os de los padres que profesasenre^igión distinta de la católica, ni laConstitución de 1876, ni el decretode Romanones secularizaron la en-sefianza. La dictadura de Primo deRivera no hizo sino acentuar el ca-rácter confesional y clerical de nues-tro sistema educativo.

La Consticución de la Segunda Repú-blíca trató de consolidar el proceso de se-cularización, afermando que «el Estado es-pañol no tiene religión oficial» (art. 3.°).Esa era la resultante del debate parlamen-tario que habta puesto de manifiesto lasposiciones encontradas entre quienes de-fendfan, republicanos y soclallstas, unEstado aconfesional y la derecha católicapartidaria de la unidad católica.

Mayor rechazo entre los sectores cató-licos tuvo el debate y aprobación del ar-t[culo 26 de la Constitución que prohibfa

la enseñanza de las ordenes religiosas y di-solvta la Compañfa de Jesús. Las posicionesse radicalizaron y así, mientras Gil Roblesse mostraba contrario a esa Constitución ypartidario de abrir un nuevo período cons-tituyente, Azaña afirmaba de la maneramás rotunda:

En ningún momento, bajo ninguna condi-ción, en ningún tiempo, ni mi partido, niyo en su nombre, suscribiremos una cláusu-la legislativa en virtud dc la cual se siga en-tregando a las órdenes religiosas el setviciode la ensefianza. Eso, jamás. Yo lo sientomucho; pero esa es la verdadera defensa dela República^.

Completaba los aniculos 3 y 26 de laConstitución republicana el arttculo 48,que afirmaba que toda la enseñanza enFspaña serta laica, haciendo del traba^o eleJe de la actividad metodológica e insplrán-dose en ideales de solidaridad humana. Sereconocta a las Iglesias el derecho a enseñarsus respectivas doctrinas en sus propios es-tablecimientos. En defensa del laicismo enla escuela Llopis hizo una intervención enla que recogiendo las palabras de Fernandode los Rfos, «en España el respeto es revolu-cionario» , afirmaba que ^da enseñanza laicaen España supone, sobre todo, por no decirúnicamente, respeto a la conciencia delniño y respeto a la conciencia del maestro 0profesor», indicando que «la forma de res-petar la conciencia del niño es que quedena la ^uerta de la escuela toda clase de dog-matlsmos»8.

ENSEÑAN'LA Y ALJ'1'ONOMIA NEGIONAL.

El que terminarfa siendo el arttculo 50 dela Constitución republicana tuvo un polé-mico debate, como era previsible dada lacomposición de la Cámara y la pasión que

(7) M. ?v.nÑn: Obras Complrtus, tomo II, p. 57.

(8) E. LbrEZ SFVU.tn: Ob. rit. pp. 367 y 368. Ver nota (G).

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el asunto despertaba. Sucesivamente fue-ron rechazadas distintas propuestas reali-zadas por socialistas, radicales y hasta porel propio Miguel de Unamuno, cuyas ro-tundas afirmactones no facilitaban el en-tendimiento. El acuerdo fue buscado porunos y por otros mediante aplazamientosy reuniones nocturnas. La enmienda quefinalmente prosperó, convirtiéndose en elartículo 50 de la Constitución, fue la pre-sentada, como primer firmante, por Clau-dio Sánchez Albornoz, que firmaron tam-bién, entre otros, Antoni María Sbert,Lluis Cornpanys, Lluis Nicolau D'olwer,Joaquín Xirau, Pere Corominas, VicenteRisco, Oscar Es lá, José Ortega ^ Gasset,Ramón Pérez dé Ayala y Francisco Bar-nés. Conflutan en esta enmienda los radi-cal-socialistas, Acción Republicana, elgrupo al Servicio de la República y dipu-tados catalanes de Ezquerra Republicana.Defendió la enmienda Sánchez Albornoz,quien empezó diciendo que la enmiendapresentada no respondta exactamente alpensamiento de ninguno de los firmantespero que todos habían aceptado su textocon la visrapuesta en el porvenir de la Re-publica. Afirmó que «en el problema delas lenguas radica la nueva organizaciónde Espafia y mientras no lo resolvamos se-guirán gravitando sobre ella los problemasregionales». Aseguró que la finalidad de laenmienda presentada no era otra que la debuscar solución al problema de las lenguasy terminó con las siguientes palabras:

Sólo mediante la concesión de las máximaslibertades y de los má^cimos respetos a lashablas regionales podremos encontrarnoscodos a gusto dentro de este Estado que es-tamos edificando todos juntos. Porque> se-6ores diputados de habla castellana, de lamisma manera que nosotros amamos nues-tra lengua, que ha sido la lengua de nuestrospadres, que lo es de nuestras mujeres y de

(9) Diarro de Serianes, 22 de ocrubre de 1931.

nuestros hijos, en la cual hemos vertidonuestros pensamientos, los frutos de nues-tras vigilias, con la misma emoción amantambién la suya nuestros hermanos de Vas-conia, de Galicia y de Cataluha; y si noso-tros pondrfamos todo nuestro esfuerzo siamenazara la más leve sombra de coacción anuestra lengua, si nosotros lucharfamos sinfreno y sin tregua para obtener la libertadde la lengua castellana, tenemos también laobligación de asentir con el mismo entu-siasmo a lucha sin freno y sin tregua por elmantenimiento y el reconocimiento de susidiomas de la otras regiones hermanas deCastilla9.

El artfculo 50 establecía, entre otrascuestiones, que las regiones autónomaspodrfan organtzar la enselíanza en sus len-guas respectivas de acuerdo con las facul-tades que se concediesen en sus Estatutos.Sería obligatorio el estudio de la lenguacastellana, usándose ésta como instru-mento de ense6anza en todos los centrosde instrucción primaria y secundaria delas regiones autónomas. El Estado ejerce-ría la suprema inspección en todo el terri-torio nacional.

BIENIO AZAÑISTA (DICIEMBRE DE1931 A DICIEMBRE DE 1933)

Aprobada la Constitución, e19 de diciem-bre de 1931, Alcalá Zamora es elegidopresidente de la República, y Azafia plan-tea la protocolaria crisis de Gobierno. Enel nuevo Ejecutivo, presidido también porAzafia, se produce el cambio en el Minis-terio de Instrucción Pública y Bellas Artes(M. de I. P. y B. A.), al que se incorporaFernando de los Rfos en sustitución deMarcelino Domin^o, quien se hace cargode la cartera de Agrtcultura. Se mantienenDomingo Barnés como subsecretario yRodolfo Llopis, como director general de

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Primera Ensefianza. La continuidad de lapolftica educativa desarrollada en los pri-meros meses de la República no sólo estágarantizada por la permanencia de Barnésy Llopis sino por la incorporación de Fer-nando de los R[os, destacado catedráticosocialista, vinculado a la Institución Librede Enseñanza y a la masonerfa. La dura-ción del mandato de Fernando de los Rfosen Instrucción Pública es el más largo enesta cartera en el pertodo re^ublicano,pues transcurre del 15 de diciembre de1931 al 12 de junio de 1933, fecha de sudirnisión; en total, 19 meses, que repre-sentan el 28% aproximadamente delquinquenio republicano.

CONSTRUCCIÓN Y MEJORA DE LAS

F.SCUF.LAS

En la ense6anza el problema fundamentalcon que hubo de enfrentarse la Se^undaRepública fue la insuficiencia del numerode escuelas, lo cual ocasionaba que un nú-mero importante de niños y adolescentesestuviese sm escolarizar. Las causas de estadesescolarización tenfan su origen en ra-zones de carácter social y económico. Unade las primeras medidas del Gobiernoprovisional habfa consistido en determi-nar con precisián el déficit de escuelasexistentes, ast como cuántas estaban enfuncionamiento, pues, como afirmabaLlopis en la «Revista de Pedagogfa», «nohabfa manera de poseer una estadtsticamedianamente seria que nos advirtiese delnúmero y calidad de las escuelas existen-tes, del número de maestros, de su matrt-cula y dc su asistencia»'Ó.

EI resultado del trabajo encargado porLlopis a los inspectores fue que Espa6a te-n(a en funcionamiento 32.680 escuelas, ypara atender a todos los nifios y nifias en

(10) Reaista de Pedagog/a, mayo de 1932.

edad escolar se necesitaba la creación deotras 27.151, en aquel momento. Se daba,además, la circunstancia de que, cuandolos republicanos accedieron al poder, elPresupuesto de 1931 destinaba ocho mi-llones a construcciones escolares, de loscuales ya se habían gastado 3,7 millonesde pesetas, por lo que sólo dispon[an de4,8 millones, uno de los cuales estaba des-tinado reviamente a las construccionesde Madpid. Tampoco los presupuestos de1932 consiguieron introducir partidaspara obra nueva; sólo conten[an las canti-dades necesarias para continuar las obrassubastadas. Asf pues, el Gobierno presen-tó a las Cortes un proyecto de ley paraconcertar un empréstito de 400 millonesde pesetas para construcciones escolares,que el Parlamento votó favorablemente el1 G de septiembre de 1932. Por dicha ley laRepública podfa gastar, en ocho a6os, enconstrucciones escolares 400 millones depesetas, que unidos a las aportaciones quecorrespondfan a los ayuntamientos, unos200 millones de pesetas, completaban untotal de G00 millones, que representabanel mayor esfuerzo económico realizadoen construcciones escolares en Espafiahasta aquella fecha y también el mayor es-fuerzo que en aquellos afios realizaba patsalguno.

En los intentos por la mejora de la es-cuela cabe destacar en este pertodo la crea-ción de la Sección de Pedagogfa en la Fa-cultad de Filosof[a y Letras de laUniversídad de Madrid (decreto de 27 deenero de 1932) con un doble objetivo:primero, el «cultivo de las ciencias de laeducación y el desarrollo de los estudiospedagó^icos superiores» y, segundo, laformación del profesorado de SegundaEnseñanza, de las Escuelas Normales,Inspección de Primera Ensefianza y direc-tores de Escuelas Graduadas.

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Desde el advenimiento de la Repúbli-ca, la Inspección de Primera Enseñanzatuvo la máxima atención por parte del M.de I. P. y B. A. Se anularon nombramien-tos arbitrarios realizados ^or la Dictadura,se aprobaron nuevos crlterios y normaspara el ingreso, se posibilitó que los mejo-res maestros, sin necesidad de abandonarla escuela, se incorporasen a la funcióninspectora; en los presupuestos de 1933,sobre una plantilla, en 1932, de 212 ins-p ectores, se crearon cien nuevas plazas.Toda la normativa sobre la Inspecciónquedó sistematizada en el decreto dc 2 dediciembre de 1932, poniendo de mani-fiesto el nuevo carácter de la función ins-pectora menos burocrática y más técnica.Se trataba de acercar el inspector a la es-cuela y al maestro con afán tutelar, conánimo de a^ortar su ciencia y su experien-cia, convlrtiendo al inspector en un profe-sor ambulante, transformándole en unverdadero consejero escolar que trabajaseen la escuela con el maestro. Se creó laInspeccidn Central de Prímera Ensefianzacon la finalidad de coordinar los distintoscentros y profesores, as[ como asesorar a laDirección General de Primera Ensefianza.

LAICISMO F,SCOI.AR

Tres 1[neas de actuación, en s[ntesis, cabeestablecer en el desarrollo constitucionalen esta cuestión en el bienio azafiista: ellaicismo en la escuela primaria; la disolu-ción de la Compafi[a de Jesús en cumpli-miento del art[culo 26 de la Constitución,y la sustitución de la enseñanza impartídapor las Órdenes y Congregaciones Reli-glosas, tanto en la ensefianza primariacomo en la secundaria, según lo estableci-do por el articulo 26 de la Constitución, yconcretado por la ley de Confesiones y

Congregaciones religiosas, aprobada el 17de mayo de 1933.

La primera circular que hizo públicaRodolfo Llopis, una vez aprobada la Cons-titución, tiene fecha de 12 de enero de1932, y en ella, tras afirmar que « Fspaña,va a renovar profundamente su vida» y quela República confiaba en gran parte esa re-novaclón a los maestros, se establec(an cua-tro ep[grafes, los tres primeros dirigI'dos almaestro como educador, a la vitalizaciónde la escuela y a la unián entre la escuela yel pueblo, respectivamente. El cuarto y'ultlmo ep[grafe de la circular declaraba quc laescuela habla de ser laica, lo que significaba«que la escuela sobre todo ha de respetar laconciencia del ni6o. La escuela no puedeser dogmática ni ser sectaria. Toda propa-ganda pol[tica, social, filosófica y religiosaqueda terminantemente prohibida en la es-cuela. La escuela no puede coaccionar lasconciencias. A1 contrario, ha de respetarlas.Ha de liberarlas». Y continuaba: «La escuc-la, en lo sucesivo, se inhibirá en los proble-mas religiosos. La escuela es de todos y as-pira a ser para todos».

Las últimas indicaciones de Llopis alos inspectores eran para que hiciesen lle-gar a los maestros sus instrucciones de for-ma «que no puedan herir los sentimicntosreligiosos de nadie»'^.

• Dísolucí6n de la Com afita de Jesú.c.La disolución se prodúJ'o en decretode 23 de enero de 1932, en cum^li-miento del art. 26 de la Constltu-ción, pasando los biencs de la Com-pafi[a a propiedad del Estado, quelos destinar[a a fines benEficos y so-ciales. Las iglesias de la Compafi[a,sus oratorios y objetos afectos al cul-to se ceder[an a los ordinarios de lasdiócesis en que radicasen. Desdc eldebate en las Corres del art[culo 26,

(11) La Circular de 12 de cnero dc 1932, en cl libro de R. L^.^^ris: La Revalución rn la acuela, pp. 220,221 y 22z.

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las reacciones contrarias al mismono dejaron de aumentar. Primerofue la cana de los provinciales de laCompañ(a de Jesús a las Cortes;después, aprobada la Constitución,la carta colectiva del Episcopado es-pañol en la que un ep(grafe comple-to estaba dedicado a la Compañlade Jesús. Cuando se publicó el de-creto de disolución, entre otras ac-tuaciones, hubo una declaración delpapa PIo XI, quien consideraba alos lesuitas «mártires del Vicario deCristo»; el nuncio, Tedeschini, pre-sentó una nota de enérgica ^rotestaal Gobierno; se elevó un dictamende varios abogados al Gobierno porlos ^rovinciales de los jesuitas, y sereahzaron manifestaciones de adhe-sión a los jesuitas, la más importan-te celebrada ante el santuario de Lo-yola. La gran mayor[a de los centrosescolares de la Compañ(a de Jesúsque fueron incautados pasaron adepender del M. de I. P. y B. A. yfueron destinados a fines educativosen sus distintos niveles. Aunque aveces se confunde la disolución delos jesuitas con su expulsión, hayque indicar que la República, alcontrario de lo que hizo Carlos III,no ex^ulsó a los jesuitas, sino quedisolv^ó la institución. Gran núme-ro de jesuitas continuaron viviendoy ejerciendo su actividad en España.As[ es reconocido por autores tandispares, en épocas diferentes, comoAmérico Castro y Ricardo de laCierva. El primero habló «de la cre-ciente prosperidad de la extinguidaCompañ(a de Jesús, que bajo otrosepígrafes ampl[a sus colegios y sepresta a gozar de una espléndida,

aunque subterránea, existencia»12, yel segundo afirmaba: «Los colegiosde segunda enseñanza mantuvie-ron, por lo ^eneral, una prósperavida clandesana, y a veces resurgie-ron a pocos metros de los edificiosincautados por la República»13.

• Sustitución de la enseñanza imparti-da^or las Órdenes Congregacionesrelrgiosas. La ley dé Confesiones yCongregaciones religiosas aproba-da el 17 de mayo de 1933 y cuya^ublicación se retrasó hasta e12 de^unio estableció los plazos, en unade sus disposiciones transitorias, enlos que las Órdenes y Congregacio-nes religiosas cesar(an en el e^erci-cio de la enseñanza: el 1 de octubrede 1933 para todo tipo de ense-ñanzas, excepto la primaria, queterminar(a el 31 de diciembre deese mismo año. La ley tuvo una tra-mitación prolongada y polémica,y, una vez aprobada, encontró larespuesta contundente del episco-pado español en su declaraciónconjunta del 2 de junio y del PapaP(o XI que hizo ^ública, sobre elasunto, su enc(clica «Dilectissimanobis», el dta 3 de junio de 1933.La declaración conjunta de losobispos espafioles es una pieza cla-ve para conocer los altos niveles deconfrontación alcanzados con mo-tivo de la enseñanza y que radicali-zar(an aún más a la sociedad espa-ñola.

El número de alumnos en cenrros di-rigidos por Comunidades Religiosas era:en segunda enseñanza, 20.684 y en pri-mera enseñanza, 352.004. La sustituciónen la enseñanza secundaria se realizó cons-tituyendo una Junta de Sustitución y

(12) El Sol, 13 de agosto de 1933.

(13) R. [^e iA C ►FRVn: Historiu dt la Guerra Civi! española, p. 468.

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creando, en colaboración del M. de I. P. yB. A. y con Diputaciones y Municipios,20 Institutos 1Vacionales, 38 Institu-tos-Elementales y 40 Colegios Subvencio-nados que emprendieron su actividadeducativa en los micios el curso 1933-34.La sustitución de la enseñanza primariaimpartida ^or las Órdenes Reli^iosas nocorrió la misma suerte. Los sucesivos cam-bios polfticos en la Presidencia del Go-bierno en el verano de 1933, Azaña susti-tuido por Lerroux y éste por MartínezBarrio, y los cambios que se produjeronen el M. de I. P. ^ B. A., Fernando de losRfos dejó el mintsterio el 12 de 'unio de1933, siendo sustituido por I^ranciscoBarnés y éste, en septiembre, por su her-mano Domingo; simultáneamente se pro-dujeron diversos cambios en la subsecre-tarfa y en la Dirección General de PrimeraEnsefianza tras la dimisión de RodolfoLlopis, por la Ley de Incompatibilidad, el28 de abril de 1933. Todos estos cambios,y la inestabilidad consecuente, llevaron ala convocatoria electoral, cuya segundavuelta se celebró el 3 de diciembre de1933, con el triunfo de la derecha. EI nue-vo Gobierno surgido de las elecciones eracontrario a la aplicación de la ley de C. yC. Religiosas.

ENSF.PAN'I.A FŝN CA'1'A1.LJÑA

El reconocimiento de los derechos educa-tivos de las nacionalidades y regiones que-dó recogido en el artfculo 50 de la Consti-tución republicana y, en el caso deCataluña, por su propio Estatuto aproba-do en septiembre de 1932 tras prolongadodebate.

El Estatuto establec(a que la Generali-dad de Cataluha podrla crear y sostenercentros de enseñanza en todos los grados yórdenes que estimase oportuno, con arre-glo a lo dispuesto en el artfculo 50 de laConstitución, con independencia de lasinstituciones docentes y culturales del

Estado y con los recursos de la Haciendade la Generalidad. El Gobierno de la Re-pública, a propuesta de la Generalidad,podrfa otor^ar a la Universidad de Barce-lona un régimen autonómico.

A lo largo de 1933 fueron creados losConsejos Regionales de Catalufia tanto deEnsehanza Primaria como de EnsefianzaMedia con el objeto de organizar y dirigirsendos niveles educativos en el ámbito te-rritorial de Catalufia. Tal como establec[ael apartado tercero, del artfculo séptimo,del Estatuto de Cataluña, la Generalidadpropuso al Gobierno de la Repúblicaotorgar a la Universidad de Barcelona unrégimen autonómico, que fue concedidopor decreto de 1 de junio de 1933. Enconsecuencia se organizaba la Universi-dad de Barcelona como universidad úni-ca, regida por un patronato, y que habrfade ofrecer a las lenguas y las culturas cata-lana y castellana garant[as de convivencia,en igualdad de derechos para profesores yalumnos. De los diez miembros del patro-nato, cinco fueron nombrados por Ia Ge-neralidad: Joaqufn Balcells, Josep Xirau,Domingo Barnés, Pompeu Fabra, yAgusti Pi i Sunyer y otros cinco por elGobierno de la República: Cándido Bo-lfvar, Américo Castro, Antonio GarctaBanús, Gregorio Marafión y AntoniTrfas i Pujol. El rector de (a Universidadtambién formaba parte del Patronato,como vocal, siendo primero> Serra Hun-ter y, tras su dimisión, ocupó el rectoradoBosch Gimpera, que hasta entonces ha-bfa sido decano en la Facultad de Filoso-ffa y Letras.

BIENIO RADIC'.AL-CEDISTA(DICIEMBRE 1933 A FEBRERO DE 1936)

Las elecciones dieron la victoria a los par-tidos de la derecha y representaron un re-troceso de los partidos republicanos de iz-quierdas, y se celebraron a dos vueltas, el

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19 de noviembre y el 3 de diciembre de1933. Distintas razones están en el origende este resultado electoral, entre otras, eldesprestigio del Gobierno tras los sucesosde Casas Vie J as, la reorganización de lasderechas nucleadas desde marzo de 1933en torno a la CEDA, la misma ley electo-ral que favorecfa las agrupaciones departi-dos (las izquierdas comparecieron dividi-das), el voto femenino que, siendo unareivindicación republicana, según mu-chos, fue de claro signo conservador, laabstención de los anarquistas, son las ra-zones que se aportan sobre el predominiode las derechas en las Cortes de 1933.

Sean éstas u otras las razones de la vic-toria electoral de las derechas, el hecho esque a^partir de esas elecciones el Gobiernocambió de dirección y se produjeron, con-secuentemente, nueva orientación y di-rectrices con respecto a la polftica educati-va llevada a cabo en el pnmer bienio.

Hay que recordar que en los dos añosy medio en que discurre el bienio radi-cal-cedista fueron presidentes de Gobier-no Lerroux, Samper, Lerroux de nuevo,Chapaprieta y Potela Valladares, siendoen ese perfodo ministros de InstrucciónPública José Pareja Yébenes, Salvador deMadariaga, Filiberto Villalobos, JoaqufnDualde, Ramón Prieto Bances, Dualdeotra vez, Juan José Rocha, Luis Bardaji,Manuel Becerra y por segunda vez Filiber-to Villalobos. Como se ve, demasiadoscambios, cinco en la Presidencia del Go-bierno y diez en el Ministerio de Instruc-ción Pública, en veintiséis meses para rea-lizar una labor eficaz. De todos losministros de este perfodo, el que ma yortiempo se mantuvo en el cargo fue F. Vi-llalobos, que lo ejerció durante 391 dfas,siendo M. Becerra el de menor duración,pues solamente lo ejerció durante dieciséisdfas; otros como S. de Madariaga, R. Prie-to Bances, J. J. Rocha y L. Bardaji no lle-garon a los dos meses en su mandato. Ello,unido a los cambios que se producfan enotros niveles de la administración educati-

va, subsecretarla, direcciones generales,dificultaba la continuidad y el rigor deuna pol[tica educativa que beneficiase alos ciudadanos.

Un hecho de gran significación delsegundo bienio fue la frustrada revolu-ción de octubre de 1934. La represióndel Gobierno sobre quienes participaronen la misma y propuestas, como la for-mulada por Lerroux en julio de 1935, dereforma constitucional de 40 artfculos enltnea con los planteamientos cedistas,fueron creando las condiciones de enten-dimiento entre los partidos republicanosque posibilitarlan el Frente Popular en1936.

Es evidente que este marco adminis-trativo y polftico condicionó de manerasustancial la pol[tica educativa del segun-do bienio en el que se trataron de rectifi-car las directrices seguidas en el bienio an-terior.

Durante los afios 1934 y 1935 se crea-ron un total de 2.575 plazas de maestros,lo que contrasta con el per[odo preceden-te, pues, en los meses de 1931 y en losafios 1932 y 1933, la República creó13.580 nuevas plazas de maestro, lo quepone bien a las claras el interés de unos yotros por la mejora educativa.

Se intentó, además, en este segundobienio, desmontar la reforma de lasEscuelas Normales de 29 de septiembrede 1931, presentándose en las Cortes dis-tintas proposiciones de ley en esa direc-ción, siendo la coeducación uno de losejes de la polémica sostenida por los secto-res conservadores y confesionales contrala reforma. Su propuesta consist(a en re-ducir la preparación del Magisterio, du-plicar el número de Escuelas de Magiste-rio, una por sexo, acabando con lacoeducación, volvfa la ense6anza libre delmagisterio y se terminaba con el accesoautomático al escalafón. La conocida obrade Alejandro Casona «Nuestra Natacha»recoge el clima de confrontación existente

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en aquellos años entre los defensores y de-tractores de la coeducación14.

También fue rectificada, en el segundobienio, la actuación seguida en la inspec-ción de primera enseñanza suprimiéndosela Inspección Central de Primera Ense6an-za cuyas funciones, de coordinación y ase-soramiento, eran tanto más necesariascuantos más cambios se produc(an en elámbito pol[tico. Fue suprimida, a su vez, lainamovIlidad de los inspectores en su «car-go y destinoN, disociándose, en la nuevadispostctón, entre la inamovilidad en elc^rgo y en el destino, lo cual dejaba a losinspectores en una situación de vulnerabi-lidad ante los intereses partidarios y de in-fluyentes personajes de pueblos y ciudades.

Las Ordenes Religiosas debtan dejarde impartir sus ensefianzas, el 1 de octu-bre en la ensehanza media y el 31 de di-ciembre en la ense6anza primaria, seg únestablecla la Ley de Confesionesy Con-gregaciones Religiosas. Pareja Yébenes,pnmer ministro de I. P. y B. A. del segun-do bienio, presentó e129 de diciembre de1933 un proyecto de ley contrario a la sus-titucián de las Órdenes Religiosas ^, aun-que ese proyecto no llegó a discutirse, enrealidad las Órdenes Religiosas siguieronimpartíendo sus ensefianzas bajo distintasdenomtnaciones. Baste recordar las pala-bras pronunciadas por JosE Ibáfiez Mart[nen el dcbate presupuestario de 1934:

I.as Congregaciones religiosas que con arre-glo a la ley de C. y C. Religiosas no puedenenseñar se han pucsto dentro de la Consti-rución y hoy en España -ésta es la verdad

legal- no hay un solo centro de SegundaEnseñanza que esté regentado por religio-sos. Todos los antiguos centros han sidomodificados totalmente y hoy en ellos po-drá haber religiosos que enseñen, pero nocomo tales religiosos, sino como ciudada-nos espafioles que están en posesión de tltu-los de licenciados en Letras y en Ciencias, ycon arreglo a la Constitución y a todos lospreceptos legales vigentes tienen perfectoderecho a ensefiar's.

Gil Robles, haciendo balance de losseis primeros meses dcl segundo bienio,a^rmaba:

En primer lugar, de haber continuado lascosas como antes, el primero de octubrepara una ensefianza, y el primero de eneropara otra, hubiera cesado la cnscñanza delos religiosos y los padres católicos no hu-bieran tenido colegio cn Espafia donde en-viar a sus hijos. No se ha sustituido la ense-fianza [de las Órdenes Reíigiosasj. Yapueden presentarnos cuantas cuentas quie-ran si hemos salvado las conciencias decientos de miles de nihos1ó.

unto a estas cualificadas opiniones,los ^atos que aporta el Armario de Educa-ción y de la Ensefianza Catálica del curso1935-36 evidencian la pujanza de la ense-ñanza católica en la Espafia republicana apesar de la vigencia de leyes como la de C.y C. Religiosas.

La actividad desarrollada en aquellasfechas por organizaciones como la Federa-cibn de Amigos de la Enseñanza (FAE),que agrupaba fundamentalmente a las

(14) EI rechazo de la coeducación desde las posiciones de derechas tenLan su origen en la encíclica «Divi-ni Illius Magistri^^ de P(o XI en la que se aFirmaba:

«Igualmente erróneo y pernicioso a la educación cristiana es el método ]lamado de la coeducación, funda-do también según muchos en el naturalismo negador del pecado original y además, según todos los sostenedo-res de este método, en una deplorable confusión de ideas que trueca la legftima convivencía humana en unapromiscuidad e igualdad niveladora^^ (31 de diciembre de 1929).

(15) Diario rli Saioner> 27 de junio de t 934.

(16) J. M. Gt ► . RoBt.ES: discurso en la inauguración de los nuevos locales de Acción Popular cn Madrid,en El Debaa 2 de junio de 1934.

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brdenes Religiosas, o la ConfederaciónCatólica de Padres de Familia, cuya cuartaasamblea, celebrada en Covadonga en ju-lio de 1934, ten(a como objetivo la «re-conquista de la enseñanza», o la SociedadAnónima de Enseñanza Libre (SADEL),cuyo objetivo era dar cobenura legal a laenseñanza impartida por las órdenes reli-giosas, entre otras instituciones, ponen demanifiesto la gran movilización produci-da en la sociedad por los sectores confesio-nales de la enseñanza aquellas fechas ycuya hegemonta se harta sentir dc formaimplacable tras la guerra civil.

La autonornfa de la enseñanza en Cata-lufia también fue rectificada en el segundobienio. Un mes después de la frustrada revo-lución de octubre, el 1 de noviembre de1934, quedaban disueltos el Patronato de laUniversidad de Barcelona, los Consejos re-^onales de primera y segunda ensefianza de

atalufia y hasta el patronato escolar deBarcelona que estaba regulado por normaanteriar a la llegada de la Repúbhca, por de-creto de 3 de septiembre de 1930. En elpreámbulo del decreto de 1 de noviembrede 1934 por el que se disolvfan las institu-ciones autonómicas educativas de Catalu6a,se afirmaba que al amparo de la Constitu-ción y del Estatuto « nacieron organismos yse cedieron funciones por el Estado que re-basaban los llmites de la ley». Las funcionesencomendadas a los organismos disueltosfueron asumidas por un comisario generalde la ensehanza, nombramiento recafdo ini-cialmente en Ramón Prieto Bances, a la sa-zón subsecretario de Ministerio de I. P.,siendo sustituido por V'icente Alvarez Radrtguez Villamil y éste por Salvador Manf-nez Moya, ocupando su plaza, tras su cese,por da vez, Prieto Bances.

o sólo fueron suprimidos en el se-gundo bienio los organismos encargadosde desarrollar la autonomta educativa enCatalutía, sino que personas de tanta rele-vancia cultural y educativa en el Principa-do como Pompeu Fabra, Josep Xirau,Antoni Tr(as i Pujol y Bosch Gimpera

fueron procesados y encarcelados, y, aun-que el fiscal pidió condena perpetua paraellos, fueron puestos en libertad en di-ciembre de 1934.

EL FRENTE POPULAR (FEBRERO DE1936 A JULIO DE 1936)

Las elecciones celebradas el 16 de febrero de1936, en segunda vuelta el l de maizo, die-ron mayoría a las fueizas a^rupadas en dFrente Popular. Los partidanos que forma-ban el Frente Po^ular eran los siguientes:Izquierda Repubhcana, Unión Republica-na, P.S.O.E., U.G.T., Juventudes Socialis-tas, Partido Comunista, Partido Sindicalistay P.O.U.M. El programa mfnimo del Fren-te Popular dedica su punto octavo a la ense-ñanza indicando que «La República tienec^ue considerar la enseñanza como atribu-ción indeclinable del Estado, en el superiorempefio de conseguir en la suma de sus ciu-dadanos el mayor grado de conocimientosy, por consiguiente, el más amplio nivelmoral por encima de razones confesionalesy de clase social».

Se comprometfan también a impulsarla creación de escueias de ^rimera ense-ñanza, estableciendo cantinas, roperos,colonias escolares y demás institucionescomplementarias al ritmo de los primerosa6os de la República; a crear ense6anzasmedias y profesionalcs que fuesen necesa-rias para los ciudadanos; a concentrar lasenseñanzas universitarias y superiorespara que fuesen debidamente atendidas; aponer en ejecución los métodos necesariospara asegurar el acceso a la ense6anza me-dia y superior a la juventud obrera y> engeneral, a los estudiantes seleccionadospor su capacidad; los ^artidos coligados secomprometfan también a reponer en suvigor la legislación autonómica votada enlas Cortes Constituyentes y a desarrollarlos principios autonómicos consignadosen la Constitución.

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El programa no introducia noveda-des educativas> siendo, por el contrario,expIicítamente contínuador de la politicadesarrollada en este sector en el primerbienio y por el gobierno provisional. Lacontinutdad no sólo era de programa,sino también de personas, pues Marceli-no Domingo volvió a dirigir el Ministe-rio de I. P., ocupando Domingo Barnésla subsecretarla. En mayo cesó M. Do-míngo, ^rás^„ando a ocupar la cartera deInstrucción l^ública Francisco Barnés y lasubsecretar(a Emilio Baeza Medina. Fue-ron pocos meses, antes del levantamientomilitar de julio de 1936, de los que dis-puso el Frente Popular para llevar ade-lante su programa. Sin embargo, en esetiempo, se tomaron algunas iniciativas deínterés.

Se continuá construyendo escuelas,çue era uno de los objetivos prioritariosde los republicanos, creándose un totalde 5.300 plazas de maestros y maestras(decreto de 22 de febrero de 1936). Serestableció la Inspección Central de Pri-mera Enseñanza volviendo a sus puestoslos funcionaríos «injusta e injustificada-mente desplazados de sus cargos» (de-creto de 4 de marzo de 1936), estable-ciéndose, de nuevo, la inamovilidad delos inspectores en su cargo y destino.Para elevar el nivel cultural de los alum-nos y prestigiar socialmente la enseñan-za primaria fue creado el Certificado deEstudios Prímarios (decreto de 14 demarzo de 1936), que se obtendria a loscatorce años, al finalizar la edad escolar,sometiéndose a las pruebas orales y es-critas correspondientes. Marcelino Do-mingo envió una circular a maestros einspectores en la que reafirmaba la con-cepción de la escuela republicana, indi-cando que no bastaba con aumentar eInúmero de escuelas, cuestión que debíaresolverse «sin excusa», sino que debíatambién tenerse como imperativo de ca-lidad.

La escuela no ha de ser un asilo, ni un lugarde resguardo, ni la institución donde seaprenden las primeras letras. [...] Ha de sertaller y jardin, centro de actividad, est(muloy ordenación del espíritu> preparación delánimo para afrontar con audacia serena lavida, desenvolvimiento pleno de la perso-nalidad, capacitación (circular de 28 demarzo de 1936).

Son expresiones muy cercanas a lasempleadas en otras circulares de RodoifoLlopis, y entroncaban con aspectos delpensamiento de las escuelas nuevas y dela escuela activa y, especialmente enEspaña, con la concepción educativa ins-tttucionista.

En cuanto a la enseñanza en Catalu-ña, volvieron a restablecerse los instru-mentos de su autonomfa, reorganizándo-se los Consejos Regionales de Primera ySegunda enseñanza (Decreto de 26 demarzo de 1936), ast como el patronato dela Universidad de Barcelona (Decreto de24 de febrero de 1936). De interés fue laequiparacián de la sección de pedagogtade la Universidad de Barcelona con la deMadrid (Decreto de 5 de maYo de 193G):sus planes y grados ten[an igual validezpara los del Estado y de la enseñanza.

La sustitución de la enseñanza im-partida por las Órdenes Religiosas no seprodujo en el segundo bienio, y, aunquetanto Marcelino Domingo como Fran-cisco Barnés, en los meses del Frente Po-^ular, dictaron circulares diri^idas a lostnspectores a fin de que se apltcara la le-gislación que estaba vigente, la realidadsustanctalmente no cambió. Y ello pese aque fue restablecida la Junta de sustitu-ción de la enseñanza media y profesional(Decreto de 26 de marzo de 1936) queno tenia por objeto sólo la sustitución dela enseñanza impartida en estos nivelespor las Órdenes Religiosas, sino que te-nfa por finalidad la de organizar y conso-lidar la enseñanza media de la República.El clima de confrontación política y

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social no dejó de aumentar en estos me- bate habido en las Cortes, los dtas 3 y 4ses. El asunto de la sustitución de la ense- de junio de 1936, en torno a la sustitu_6anxa impartida por las Órdenes Religio- cián, en el que las posiciones de unos y o-sas fue uno de los motivos de división y tros se mostraron irreconciliables, anun-conflicto. Ast lo puso de manifiesto el de- ciando la tragedia que se avecinaba.

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