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La esperanza de los cayacos

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La esperanza de los cayacos

Más información sobre la Unión Europea, en el servidor Europa de Internet (http://europa.eu).

Al final de la obra figura una ficha catalográfica.

Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea, 2010

ISBN 978-92-79-14307-6doi 10.2779/87124

© Unión Europea, 2010Reproducción autorizada, con indicación de la fuente bibliográfica

Printed in Belgium

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La presente publicación es obra de la DG de Medio Ambiente.

También se puede consultar en el sitio Internet de jóvenes y medio ambiente de la DG de MedioAmbiente : http://ec.europa.eu/environment/youth/index_es.html

Texto : Benoît CoppéeIlustraciones : Nicolas ViotRealización técnica : European Service Network

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¡ Qué bonita es la selva ! ¡ Qué enorme mancha verde ! De ella suben cantos de pájaros que se pierden en la inmensidad del cielo azul. En la barquilla del globo, pintado con los colores del arco iris, Tom y Lila lo miran todo con ojos asombrados. Flor, su mejor amiga, los ha invitado a conocer a los cayacos. Los cayacos viven en la selva. Son primos lejanos de la mamá de Flor.

Flor está contenta. El globo pronto sobrevolará el territorio de los cayacos. A Flor le late el corazón. Está emocionada porque visitó este lugar cuando era muy pequeña, con su papá y su mamá. ¡ Tiene tantas ganas de ver a sus primos lejanos ! De repente, ¡ qué extraño ! Bajo la barquilla la selva desaparece. Tom se pone nervioso.

- Flor, ¡ no veo la selva ! ¿ No me dijiste que era inmensa ?

- ¡ No lo entiendo, Tom ! ¡ La selva debería ocupar todo este territorio !

Mori, el piloto del globo, musita :

- Es terrible…

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Flor grita aterrada.

- El… el poblado de los cayacos ¡ ha desaparecido ! Según el mapa, debería estar aquí. Seguro.

Mori musita otra vez :

- Es terrible… la deforestación…

Tom se alarma.

- ¿ Cómo, que arrancan los árboles de la selva ? ¿ Y de paso destruyen los poblados ? Mori, ¿ han destruido el poblado de los cayacos ? ¿ Es eso ?

Mori hace un gesto afirmativo.

Mori aterriza entre dos cepas de árbol arrancadas. Nuestros amigos bajan de la barquilla. El espectáculo no puede ser más desolador. Tom, Lila y Flor avanzan entre las cepas. Caminan dentro de grandes surcos dejados por enormes ruedas. Aquí ya no hay vida.

Flor está amedrentada y grita :

- ¿ Dónde están mis primos ? ¿ Qué les ha pasado ? ¿ Dónde están los cayacos ?

Tom trata de tranquilizarla, pero no lo consigue. Flor corre de un lado para otro. Tropieza y se cae. Se levanta. Vuelve a tropezar.

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Flor se arrodilla. Señala con el dedo los restos de una hoguera.

- Los cayacos se preparan la comida en pequeñas hogueras de leña.

Flor acaricia un recipiente de barro. Dice sollozando :

- Los hombres que arrancan árboles han echado a mis primos… ¡ Qué mal me siento !

Tom pone una mano en el hombro de su amiga. A lo lejos, Lila lanza pequeños gemidos. Parece que llama a nuestros amigos… ¿ Ha descubierto Lila algo de vida ?

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Tom y Flor se precipitan hacia Lila.

- Escuchad, dice Tom. Se oye una canción ¡ Qué canción tan triste !

- ¡ Es un canto de los cayacos ! dice Flor.

Nuestros amigos se acercan a la cepa. En el hueco dejado por el árbol arrancado descubren a un anciano. Flor exclama :

- ¡ Es Naori ! ¡ El primo más viejo de mi mamá !

El hombre interrumpe su canto.

- Oh, Flor, hija de Babunia, nuestra prima… ¡ Qué alegría verte !

- ¡ Naori ! ¿ Qué haces aquí ? ¿ Dónde están los cayacos ?

Flor abraza a Naori.

- ¿ Qué ha pasado, Naori ?

Con una tristísima mirada, Naori acaricia la mejilla de Flor.

- ¡ Los cayacos han tenido que marcharse porque unos hombres han destruido nuestro hábitat ! Yo no he querido alejarme de la tierra de mis antepasados…

- ¡ Vayamos a buscar a los cayacos !, sugiere Tom.

De repente, un ruido estremecedor desgarra el silencio.

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Llega una columna de excavadoras. Arrancan los árboles. Construyen una carretera. ¡ Qué altas son

las ruedas ! Flor está asustada. Tom se planta ante las excavadoras con los brazos

en cruz.

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- ¡ ALTO ! ¡ No arranquen los árboles ! ¡ Son nuestros amigos y los necesitamos ! Absorben los gases que nos contaminan. Si no hay árboles, todas nuestras emisiones de gases de efecto invernadero quedarán atrapadas en el aire, rodeándonos… y el planeta se calentará.

Los hombres de las excavadoras no entienden nada. Su jefe les dice que sigan trabajando. Las excavadoras brincan. Tom tiene que aullar para dejarse oír entre el ruido de las máquinas.

- Si la Tierra se calienta, el clima cambiará. Habrá sitios sin agua y viviremos grandes sequías. Habrá sitios con demasiada agua y sufriremos inundaciones. Cada vez habrá más tormentas y huracanes. Desaparecerán para siempre muchos animales y plantas. El mundo quedará devastado y nuestra supervivencia estará amenazada.

Los hombres de las excavadoras no les hacen ni caso. Flor está desesperada e invita a sus amigos a ir en busca de los cayacos.

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Flor, Tom, Lila y Naori se alejan de las excavadoras. Van hacia la selva. Naori frunce el ceño.

- ¡ Silencio ! ¿ Lo oís ?

Por más que aguzan el oído, Tom y Flor no oyen nada. Naori se agacha y pega una oreja al suelo. La va deslizando por la tierra. Mete la mano en un agujero y saca de él una rana verde de patas rojas, que tiembla entre sus dedos.

- Pobrecita… Está aterrorizada…

Un grito llama la atención de Lila.

- Allí, escuchad… Un tucán… ¡ Está agotado !

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Naori acaricia al tucán y dice :

- La destrucción de la selva es una catástrofe. Hombres y animales sufren. Talan los árboles para dedicar las tierras a la agricultura industrial… para explotar minas de oro o diamantes… para utilizar las maderas exóticas. Como cada vez somos más numerosos y cada vez queremos más cosas, cada vez se talan más árboles…

Tom suspira.

- Si todo el mundo consumiera tanto como los habitantes de Ciudad Merlín, la ciudad de donde vengo, necesitaríamos varios planetas Tierra…

De repente, el terreno se hunde. Lila se cae y se hace daño.

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Naori toma a Lila entre sus brazos.

- ¡ No es nada, bonita ! ¡ Te has caído porque el suelo se ha hundido bajo tus patas ! Las raíces de los árboles impiden que el suelo se hunda. ¡ La deforestación lo estropea todo ! Conozco algunas plantas que sanarán tus heridas.

Una vez en la selva, Naori les muestra unas hojas en la copa de un árbol que pueden curar a Lila. Ante la sorpresa de Tom, Flor, que es muy ágil, trepa al árbol.

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En la copa del árbol, dos pequeños monos miran a Flor con curiosidad. Abajo, Naori habla con Tom.

- Me gusta la selva, Tom. Somos parte de ella. Es nuestro hogar, nuestra alma. Es la tierra de nuestros antepasados. ¡ Es tan importante para nosotros, los cayacos ! ¡ Es tan importante para todos los seres humanos !

Flor lanza un grito de alegría.

- ¡ Ya está ! He cogido las hojas que curarán a Lila ! Pero, ¿ qué son esas voces ? ¡ HURRA ! El poblado de los cayacos no está lejos.

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Nuestros amigos se adentran en la selva. Se dirigen hacia los ruidos que suben del poblado de los cayacos. Tom está maravillado ante tanta belleza. Unos monos muy pequeños juegan al escondite. Pájaros de múltiples colores cantan alegremente. Algunos rayos de sol atraviesan el follaje y dibujan columnas de luz. Tom acaricia una flor. El viejo Naori dice :

- En la selva todas las cosas están relacionadas… La flor necesita a la abeja, el pájaro al insecto, el insecto al árbol…

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Naori se detiene ante un árbol inmenso. Su mirada se desliza del tronco a la copa del árbol. Se adivina el cielo tras las innumerables hojas. Naori dice :

- Sabes, Tom… Cuando los hombres hayan talado el último árbol y vean que han destruido la Tierra…¿ Qué les quedará ?

Un escalofrío recorre la espalda de Tom.

De repente, allí, tras un viejo árbol milenario aparecen los primeros cayacos. Flor echa a correr.

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¡ Aquí están los cayacos ! Flor está radiante. Tom se planta en el centro del poblado y reúne a los cayacos.

- Queridos cayacos, me llamo Tom. Vengo de Ciudad Merlín, una ciudad que consume demasiado. Se consumen demasiada carne y demasiadas verduras de fuera. Se consumen demasiadas maderas exóticas. ¡ No sabía lo mucho que afectaba a la selva y a los cayacos este consumo excesivo !

Tom baja la mirada. Una niña cayaca se le acerca.

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- Pronto regresaré a Ciudad Merlín. Hablaré con mis amigos. Les enseñaré las fotos de la selva herida y de vuestro poblado arrasado. Les diré que comer menos carne ayuda a proteger los bosques. Y que puede hacerse turismo sin estropear la hermosa selva. Y que en los alrededores de Ciudad Merlín hay madera de calidad : alerces, robles, hayas… Y que es importante cuidar todos los bosques del mundo de forma sostenible y respetuosa.

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Cae el sol sobre la selva. Anochece. Tom se ha sentado. Sigue hablando a los cayacos.

- También les diré que es importante construir parques o reservas para proteger a los animales, las plantas y el agua. Y que es importante consumir más productos fabricados o cultivados cerca de Ciudad Merlín. Productos que no vengan del otro lado del planeta.

El viejo Naori se acerca a Tom.

- Eres un sabio, Tom. Los cayacos confían en ti. Quieren hacerte un regalo.

Todos los cayacos danzan alrededor de Tom.

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Naori se acerca a Tom, Flor y Lila. Introduce un dedo en una vasija de barro, saca una pasta coloreada y moja con ella las frentes de nuestros amigos.

- Tom, Flor y Lila, los cayacos quieren haceros este presente : ¡ Os declaro ciudadanos de honor del pueblo cayaco !

Tom nunca se ha sentido tan emocionado. Se le escapan unas lágrimas. Naori lo abraza.

- Sabes, Tom, los cayacos comen lo que producen. Viven en armonía con la selva. Queremos seguir viviendo así…

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Amanece. Flor ha decidido quedarse algunos días con los cayacos. Tom y Lila se instalan en el globo y se elevan. Desde el cielo, Tom y Lila dicen adiós a sus amigos. En un claro de la selva danzan los cayacos. Quieren desear así buena suerte a Tom y Lila en sus actividades futuras. El tucán da vueltas en torno al globo. Emite un grito, que llega a los oídos de Tom y Lila : ¡ Llevan consigo la esperanza de los cayacos !

Comisión Europea

La esperanza de los cayacos

Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea

2010 – 20 pp. – 16,2 x 22,9 cm

ISBN 978-92-79-14307-6doi 10.2779/87124

Esta publicación puede conseguirse gratuitamente hasta agotar las existencias pidiéndola a la siguiente dirección :Comisión EuropeaDirección General de Medio AmbienteCentro de información (BU9 – 0/11)B-1049 Bruselas

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