La etapa marxista de Fausto «La caída de Goni» el...

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La Paz, julio 2013 Página Periódico mensual Septiembre 2013 Qollasuyu Bolivia Año 7 Número 85 Edición electrónica La etapa marxista de Fausto Reinaga. Un período en el que se gesta el pensamiento indianista de «La Revolución India» y que está diametralmente opuesto a las actuales especulaciones posmodernas y pachamamistas. «La caída de Goni» el polémico último libro del Mallku. Revelaciones, alegatos y argumentos sobre los últimos momentos de la administración del MNR, eventos que posibilitarían el posterior acceso del MAS al gobierno de Bolivia.

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La Paz, julio 2013 Página

Periódico mensualSeptiembre 2013QollasuyuBoliviaAño 7Número 85

Ediciónelectrónica

La etapa marxista de FaustoReinaga. Un período en el que se gesta elpensamiento indianista de «La Revolución India» y que estádiametralmente opuesto a las actuales especulacionesposmodernas y pachamamistas.

«La caída de Goni» el polémicoúltimo libro del Mallku. Revelaciones,alegatos y argumentos sobre los últimos momentos de laadministración del MNR, eventos que posibilitarían elposterior acceso del MAS al gobierno de Bolivia.

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El embarazoso temadel aborto

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Es sintomáticoque seandiputados ypersonas de origenindígena en elactual gobierno,quienes másresisten tododebate sobre elaborto.

El sacrificio por nuestra libertadJuan Velasquez Revilla, AMARU MAYU

En la historia universal, se encuentran grupos de personasocupadas en la ciencia y la tecnología o la academia de las cienciasnaturales, sociales o económicas, he allí la importancia de laformación política de la nueva generación de ciudadanos que a lapostre serán ellos los que conduzcan los destinos de nuestropaís. Esa juventud que con esfuerzo llega a las aulas universitariasestá ávida de conocimiento, sin embargo, en la actualidad el sistemauniversitario está dividido en universidades públicas (nacionales) yuniversidades privadas (particulares). A las universidades públicasle han reducido la función de prever de los futuros directivos a lasociedad, esa función se ha delegado a un pequeño grupo deuniversidades particulares donde se paga una mensualidad cercanao mayor a la Remuneración Mínima Vital, facilitando la formaciónde élites para tener acceso al conocimiento científico y aprehenderlopara dar dirección en el trabajo diario (en un sistema social deopresión la disponibilidad de una economía holgada está relacionadacon el acceso al conocimiento). Los ciudadanos con sueldos oingresos de Remuneración Mínima Vital (en el Perú 300 dólaresamericanos, aproximadamente) tienen acceso a la universidadpública, allí no se paga mensualidad, pero los otros servicios comobiblioteca, transporte, internet y acceso a equipos y materialespara las prácticas en los laboratorios son de tecnologías muyatrasadas de 20 - 30 años aproximadamente. Es prudente ynecesario que el Estado realice una gran inversión en la formaciónde su juventud y esta formación científica debe estar orientada aresolver problemas regionales y nacionales como la salud, la vivienday el trabajo. Eso se resuelve dando valor agregado a la producciónde bienes materiales con calidad y de uso en la actividad industrialy manufacturera, orientándola a la exportación, el fomento de laagricultura extensiva e intensiva (agroecología o agriculturaorgánica) y sobre esta base la agroindustria y la agro exportación,la exportación de alimentos es muy interesante en el comerciomundial. No es posible que en nuestros países en desarrollo(subdesarrollados) sólo fabriquemos panes, helados y licores conequipos, maquinarias y procesos extranjeros. Por eso no es difícilafirmar que falta el término lento al epíteto que hoy se denominanlos países subdesarrollados “países en desarrollo lento”. Esodemuestra que nuestra realidad necesita de un cambio de 200 porhora y en el Perú los cambios son a 2 por hora. Lo asombroso esque se acepta y lo fomenta un gobierno que se presentó comonacionalista ante los electores. Una cosa es hacer uso de la mentiracomo práctica política y otra es acostumbrarse a la traición. Tengola impresión, que es un mal que adolece gran parte de la clasepolítica en los países subdesarrollados (en desarrollo lento) quese turnan en los gobiernos al servicio del poder, el mismo que noha cambiado en los últimos 500 años de nuestra historia. Elrenacimiento europeo fue posible gracias al gesto y hecho demirarse a sí mismo, aceptarse como son, sin embargo en los paísessubdesarrollados (en desarrollo lento) no se logra un hecho similaro parecido, precisamente por la castración mental en la juventuduniversitaria y agresivamente en la educación inicial, primaria ysecundaria. Una cosa es hablar y otra es hacer, he aquí el talón deAquiles de los movimientos indigenistas y los partidos políticosdisque nacionalistas, 500 años y aún no abren las puertas de laformación política andina, su emoción sólo genera una fuertecorriente de apoyo a la persona y no a las ideas: La persona datrabajo, es padrino y deja la colaboración material (chelas-trago)o baila con nosotros en las fiestas de carnaval y mayo. Los idealesserán siempre ideales, la justicia social, la libertad y la fraternidad¡que jurásicas ideas para una juventud efervescente! Aquí, enestas nuestras tierras que dejaron nuestros ancestro de la granConfederación Inca son: reciprocidad, trabajo y bienestar social yfamiliar. En fin, el sistema está orientado a formar o forjar manode obra y traducir el conocimientos andinoancestral de los gruposdescendientes de los pobladores oriundos de estas nuestras tierrasllamadas entonces Abyayala. La gran tarea es la descolonizaciónmental y eso se logra leyendo y estudiando, conversando yparticipando, preguntándonos cómo queremos vivir en el futuro(30 - 50 años más tarde), y para lograr ese objetivo se debereducir las horas de diversión sin razón, reducir las horas de libarlicor y reducir las horas de tratar de matar el tiempo, orientar esashoras a mayor horas de estudio, mayor horas de investigación,menos gastos en licor, aumentar los gastos en una buenaalimentación de calidad (proteínas, vitaminas y minerales encantidad apropiada y natural).

Una vez más el gobierno se veentrampado en la imposibilidadde efectuar aquello que haprometido, o aquello que susadherentes esperan sean suspolíticas públicas.

El tema que ahora embarazaal gobierno es el del aborto.Éste, como otros sujetos decambio, fue soslayado por laactual administración. Ha sidonecesario el recurso de unadiputada ante supremas ins-tancias judiciales —consultandola anticonstitucionalidad o no dela actual legislación anti abortoen Bolivia— para que se origineun nuevo escenario de pánico y de contradicciones en el seno delgobierno y del partido gobernante.

El alboroto parece, sin embargo, estar circunscrito a las esferasdel poder, pues la sociedad civil se muestra contraria a esa medidao absolutamente indiferente a ese debate. Son dos los sectores,fuera del gobierno, preocupados por el tema del aborto: institucionesrelacionadas con las políticas y hábitos de sociedad del primermundo y reducidos grupos activistas femeninos pertenecientes a laclase media y de idéntica referencia cultural que los primeros. Estossectores interpretan el cambio como modificaciones de parámetrosculturales de índole moral, desdeñando lo que antes era distintivode las posiciones “progresistas”: la modificación de las condicionesmateriales, productivas y sociales.

Esta corriente ha calado hondo en algunos países, en donde serrevolucionario es ahora sinónimo de propulsar, por ejemplo, matri-monios de personas del mismo género. Esa corriente esperaba queen Bolivia se reproduzca ese fenómeno. Sin embargo, a defecto deque aquí la intersexualidad sea una política pública, las cosas sehan estancado solamente en la caricatura de rebautizar a loscolonizadores como interculturales.

Este caso nos muestra el equívoco de quienes quisieron identificara las culturas indígenas con posiciones posmodernas y culturalistas.Paradójicamente, son los pueblos indígenas en Bolivia quienes semuestran conservadores y reacios a ese tipo de revoluciones en elcomportamiento. Es sintomático que sean diputados y personas deorigen indígena en el actual gobierno, quienes más resisten tododebate sobre el aborto. La cosmovisión indígena, en este y otrosaspectos, se muestra distante y antagónica a los estereotipos quesobre ellas se convirtieron en literatura obligada en centros deenseñanza y en las oficinas de planificación de políticas públicas.

La deslegitimación del aborto como reivindicación con basecultural indígena no debe, sin embargo, hacernos olvidar la necesidadde un debate serio sobre ese tema; eso sí, tomando esta vez comobase los verdaderos valores culturales de nuestros pueblos.

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Director:Pedro Portugal MollinedoComité de redacción:Nora Ramos SalazarDaniel Sirpa TamboCarlos Guillén

Colaboran en este número:Juan Velasquez RevillaChristian Jiménez KanahuatyDavid Ali CondoriGustavo Roberto CruzSonia Victoria Avilés LoayzaMauricio Mamani Pocoaca Lo

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Análisis:

El partido político de lostrabajadoresChristian JiménezKanahuaty

La Central Obrera Boliviana, COB, al ser la organización que aglutina a los trabajadores del país goza de un mayormargen de representación, por ello estuvo recientemente a la cabeza para organizar en Bolivia un nuevo Partido de losTrabajadores. Esta nueva organización intenta aglutinar a la oposición de izquierda al actual gobierno del MAS. La fotomuestra una escena de la inauguración del XV Congreso de la COB.Fuente foto: http://www.laprensa.com.bo/diario/actualidad/bolivia/20120217/media_recortes/2012/02/16/31380_gd.jpg.

...en procura deresolver la tensiónde la exclusiónsobre el indígena seha generado otraexclusión, esta vezhacia la fuerzaobrera.

En Bolivia, tras la aparentedesaparición de la larga nocheneoliberal, las estructuras derepresentación están comenzan-do a cambiar. Tenemos por unlado la aparición constitucio-nalmente refrendada de orga-nizaciones y pueblos indígenas,partidos políticos de corte tradi-cional y agrupaciones ciudada-nas. Si bien cada una de estasfuerzas tiene que ser validada yaprobada por el Tribunal Supre-mo Electoral con el fin de obtenersu personería jurídica, lo queimporta es la multiplicidad deactores sociales y políticos quehoy disputan la representacióna los partidos políticos.

En ese sentido es interesantenotar que hay una fuerte rela-ción entre grupo de choque,grupo de presión y grupo quees capaz de ejercer la direcciónétnica y moral de las relacionesde fuerza en el interior del campopolítico. Un campo político queciertamente constituye unexterior que es también, en elcaso de Bolivia durante losúltimos 13 años, altamente poli-tizado. Ahora, no es la intenciónde ejercitar un conteo sobreéstos actores y su relación conel ejecutivo o con el legislativo,o en definitiva el modo en queoperan para construir políticaspúblicas.

Me circunscribiré a un ámbitomás delimitado. Un escenarioque no es nuevo y que encarala tradición de izquierdas desde

por lo menos mediados del sigloXIX: Las discusiones sobre laforma partido. Para el marxismotanto en su vertiente ortodoxacomo en sus variantes, desdela Leninista hasta la Trotskista,el partido político ha sido elprincipal objeto de investigacio-nes y reflexiones. Todas ellasrepercutieron en deliberacionessobre el carácter de la represen-tación política; pero, sobre todo,sobre el contenido de esa repre-sentación; es decir, sobre losobjetivos programáticos de esarepresentación y la manera, portanto, de ejercer, tomar y distri-buir el poder.

El poder, dentro de ésta dis-cusión no es el poder como loentiende Raúl Zibechi o MichelFoucault, o el poder para ElíasCanetti. Para el primero, el poderestá disperso, las organiza-ciones sociales, los partidospolíticos, juntas vecinales: Todas

ellas pueden tener su cuota depoder y el poder debe desdearriba ser dispersado para quedesde abajo se construyanalternativas de políticas públicaso replicas y críticas sobre ciertaspolíticas públicas. Para Foucault,el poder es una sustancia capilar,algo que se encuentra en el sub-suelo de lo cotidiano y queexiste allá donde dos o máspersonas se encuentren reuni-das, no necesariamente con elfin de decidir una acción, sinosimplemente, donde puedanintercambiar opiniones. Y si bientambién existe la deliberación,ésta no arrastra la consigna deque deba llevarse a un consen-so, sino sólo se presenta comoejercicio disciplinario dondeunos mandan y otros obedecen.Para el alemán Canetti, esto esun poco más lúdico, al menosen la metáfora que usa paraexplicarlo: un juego entre el gatoy el ratón, donde el gato juegaa su antojo con las posibilidades

que el ratón tiene para escaparde sus fauces. En ese sentidoel gato puede dilatar lasexpectativas del ratón de poderescapar, pero cuando así loquiera, de un zarpazo reduciráel espacio de libertad y vital delratón, a lo mínimo.

Esas tres facetas del poder, sibien esquemáticamente retrata-das, no son las que están enjuego dentro del partido políticoo cuando el partido político entraen escena para disputar el poder.El poder se entiende más biencomo una combinación bastantesólida de establecer una reformamoral e intelectual de carácterepocal junto con la capacidad deestablecer una dirección casilineal sobre el rumbo de losacontecimientos históricos;aquellos que en la historiacotidiana tienen que ver con elámbito de construcción estatalsobre la base de la legitimidad yla representatividad de los suje-tos dentro de un determinado

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espacio territorial.Éste último tipo de poder es

el que está en juego cuando sehabla de un partido político. Elpartido político no intenta esta-blecerse solamente como refe-rente para la representación yaque ciertamente su objetivoprincipal es capturar para sí lasinstituciones estatales y conver-tirlas en maquinarias no sólojurídicas que resuelvan los pro-blemas sociales y la distribucióninequitativa del excedente.

En Bolivia, casi como en todaLatinoamérica la mayor parte delos partidos políticos provenien-tes de la izquierda fueron fun-dados o por intelectuales liga-dos a la Universidad o por obre-ros ligados a los ferrocarriles, ala agricultura y a ex militares que,en el caso de Bolivia, participaronen la Guerra del Chaco (con-frontación bélica que enfrentó aBolivia con el Paraguay desde1932 a 1935). Justamente, loslíderes políticos que nutrieron laizquierda y que en su juventudcombatieron en las arenas delChaco tenían en mente máspartidos de izquierda de cortenacionalista que partidos polí-ticos de corte específicamenteobrero. Superaron las reduccio-nes de la especificidad y pensa-ron el país desde la matriz anti-imperialista y anti explotación yanti monopolios. Por ello la pre-misa era la nacionalización, queno industrialización, de losrecursos naturales como el gasy el petróleo. Se pensó al paíscomo una neocolonia de los inte-reses norteamericanos. Y portanto, su “descolonización”debería llevarse a cabo bajo elesquema de la reforma institu-cional, sustentada a partir de labase económica: sustitución deimportaciones, nacionalizaciónde los hidrocarburos y un go-bierno que no esté sumiso antefuerzas imperialistas.

No se habló de autodetermi-nación, tampoco de descoloniza-ción. Se habló de lucha anti-imperialista, de vanguardia revo-lucionaria y de revolución prole-taria. Y en el mejor de los casosde dictadura del proletariado.

Pero el tiempo de la política enBolivia era otro, y si bien la con-dición de clase era insuperabley definitoria, también lo era lacondición étnica que sumada ala cuestión de la clase estratificóy estratifica a la sociedad aúnahora, a eso se suma la variablede género y se tiene un panora-ma bastante excluyente y seg-mentado. Y para resolver esastensiones, clivajes, dirán algu-nos; es que se empezó a des-plazar las condiciones críticas y

propositivas; desde el campo dela izquierda al campo indígena,desde la cuestión de clase a laétnica, desde Marx y Lenin, has-ta Mariátegui, Gonzales Casano-va y Fausto Reinaga. Se inter-pretó a Bolivia como un país queaún vive el colonialismo internoy que no puede superar sus tresestigmas: La noción de paísculpable, el fatalismo geográficoy el darwinismo social. Breve-mente pasaré a revisar éstastres categorías que en Bolivia lossujetos sociales y políticos haninteriorizado a tal punto queestán en el telón de fondo desus acciones cotidiana y de susbúsquedas políticas, además deque a través de ellas entiendeconceptos como: desarrollo,pobreza, progreso, educación yparticipación, entre otros. Enotro momento explicaremoséstos con mayor detalle. Ahorapasemos a la noción de paísculpable: ésta noción surge afinales de 1879, tras la Guerrafederal que enfrentó interna-mente a Conservadores y Libe-rales, por tres razones: la inclu-sión/exclusión del indígena en lavida pública del país, es decir,reconocerle su carácter de ciuda-dano y la posibilidad para auto-determinarse; a eso se sumó lalucha entre Conservadores pro-venientes más que todo deSucre y Liberales nacidos en LaPaz, con el objetivo de situar lasede de gobierno del país. LosConservadores, a la cabeza deSevero Fernández Alonso pedíanque como en Sucre se habíafundado la República de Bolivia,Sucre sea ratificada como sededel Estado. Los liberales, por suparte, liderizados por JoséManuel Pando, pedían que lasede sea trasladada a La Paz.Tras la confrontación que diocomo resultado la victoria de losLiberales, Sucre quedó comocapital constitucional de laentonces República de Bolivia yLa Paz como la sede del gobier-no. Allá donde se encuentran elPoder Legislativo y Ejecutivo, enSucre se establecería definitiva-mente el Poder Judicial. El fata-lismo geográfico: ésta nociónparte de la tesis de que Bolivia,debido a las confrontacionesbélicas y sus consiguientesderrotas, quedó cercada porquebradas, cumbres y monta-ñas. La extrema baja tempera-tura del altiplano, el llano despo-blado y la actitud contemplativadel hombre del oriente Boliviano,para inicios del siglo XIX y sobretodo del XX, generaron la sen-sación de que en Bolivia el paísera una contrariedad. Un errorde la naturaleza y una suerte de

desperdicio. Si bien dentro dela ensayística boliviana, como ElMacizo boliviano de Jaime Men-doza se intentó dar la vuelta aésta idea, no resultó tan fácil ofructífero, porque la idea delfatalismo geográfico ya organi-zaba los imaginarios y la vidapolítica del país. Un país dondequien gobernaba usaba a lasinstituciones públicas desde unespectro patrimonialista. Esdecir, en beneficio propio y comosi fuera de su propiedad. Eldarwinismo social: ésta categoríaculpa al indígena del atraso ysubdesarrollo del país, ensa-yistas como Alcides Arguedas,Gabriel René Moreno fundamen-tan sus tesis arguyendo elcarácter atrasado del indio boli-viano y sus desvíos mentales,su baja alimentación, su incipien-te cultura y su atraso, algunasveces bajo el marco interpre-tativo de Lombrocio, pero sobretodo, presidentes como el mis-mo José Manuel Pando, BautistaSaavedra y otros posteriores aellos establecieron sobre la basede identificar al indio como unser menor al mestizo, un siste-ma de ciudadanía diferencial quese basaba en dos principios: I)voto censitario, que era susten-tado sobre un censo que serealizaba entre los habitantes deBolivia para saber la cantidad depropiedades, empleados, anima-les y cultivos tenían como pro-pios. Además que medía la can-tidad de renta recibida men-sualmente y II) voto capacitario,que media básicamente lascapacidades de leer, escribir.Queda claro que los indios y lasmujeres no clasificaban dentrode éstas categorías dado que laeducación no era tampoco uni-versal ni libre ni gratuita. Enton-ces, si bien bajo estos marcosse establece la representación enel país, es también dentro deeste espectro social y políticoque se van constituyendo lospartidos políticos en el país.

Tras este rodeo, largo, peronecesario, queda por avanzar enla posibilidad de repensar laforma partido político en el país.

Dentro de este período políticoen Bolivia, la representación seha sustentado en la fuerza orga-nizativa de los partidos políticospero también de las organizacio-nes campesinas e indígenas.Pero de un tiempo a ésta partese ha empezado a trabajar enla posibilidad de un partido polí-tico de los trabajadores, queesta vez será liderizado por laCentral Obrera Boliviana (COB).Más allá de sus característicasorganizativas de la COB —quebien pueden ser tratadas enotro artículo—, de lo que se

trata es de establecer por quées necesario que exista dichafuerza política.

La COB al ser la organizaciónque aglutina a los trabajadoresdel país goza de un mayor mar-gen de representación. Ya he-mos señalado que las categoríasde clase, género y étnica seencuentran imbricadas y relacio-nadas entre sí, donde una nopodría existir sin la otra. O almenos, sólo una de ellas no sirvepara explicar el rumbo de laconflictividad en el país. En esesentido, rumbo a las eleccionesde 2014 donde una vez más sepondrá a prueba el aparatomediático del gobierno para noperder la representación, elpartido planificado por la COBno es una locura o una experien-cia destinada al fracaso, esrebobinar la historia para esta-blecer de nueva cuenta una dis-yuntiva que ha estado solapadabajo el tapiz cultural: la explo-tación de clase y la dominaciónétnica.

Y esto se vuelve polémico,porque en procura de resolverla tensión de la exclusión sobreel indígena se ha generado otraexclusión, hacia la fuerza obrera.Y aquí la explicación no tiene quever solamente con la ausenciade identidad de la COB o con laineficiencia de sus líderes paraestablecer una agenda de cam-bios políticos, sino porque siste-máticamente el gobierno se haencargado de deslegitimar suspropuestas y tratar sus progra-mas como si provinieran de ungrupo de enajenados radicales.Cuando en realidad muchas delas organizaciones sindicalescampesinas deben su historia ala tradición minera, no sólo encuanto a su forma de organiza-ción y toma de decisiones, sinoen relación a la mirada que sec-tores campesinos e indígenastienen sobre los recursos natu-rales. Eso es algo que al menosdurante 50 años ha trabajadola izquierda en Bolivia desde elsector obrero, y más que todo,desde el polo minero.

Pero, inclusive si desvirtuamosesa información y la olvidamosaún nos queda una categoríapotente: Trabajador. Acá, yesto sirve para repensar en con-junto, quizás a nivela regional,lo que entendemos por trabaja-dor. No sólo es aquel que vendesu fuerza de trabajo generandode esta forma plusvalía para laempresa, entidad estatal, finan-ciera, etc. Sino que es todo aquelque realiza una actividad con lacual sustenta el pago de susnecesidades básicas (educación,salud, luz eléctrica, agua potable,etc.) y por ello un trabajador no

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es sólo el obrero o el ferroviario,sino el indígena, la mujer, losniños, artesanos, intelectuales,etc. Toda aquella persona quegana un salario, en suma, es untrabajador.

El reto dentro del movimientoobrero es reconocer esto y el retopara el gobierno es estableceresta identificación más nodal. Sibien lo indígena hace referencia auna adscripción y autoiden-tificación, la condición de clase esun dato objetivo, cuantificable ytanto más discriminador y exclu-yente. En los campos dondeopera la diferencia étnica operatambién la estratificación de clasepero también genera otros. Y enese sentido, los trabajadores yano estarían divididos por su colorde piel o la lengua que usan paracomunicarse.

De alguna manera la condiciónde clase une y atraviesa los espa-cios que la etnicidad ha divididooperativamente. Claro que no eslo mismo un trabajador hombreque un trabajador mujer o queun trabajador artesano indígenaque uno mestizo o hijo de padreseconómicamente sólidos. Pero nopor ello dejan de ser trabajado-res. La idea es que no se deberíasustituir una lucha por otra, sinoque la lucha que establece el poloétnico y el polo de clase se acom-pañan y pongamos que dondeuno termina el otro empieza; secomplementan y dan cuenta deuna forma más clara y politizadade la realidad y en ese sentido nohabría que tener miedo a politizarla realidad. Politizarla radicalmente.Haciendo crujir incluso esos encla-ves, esos espacios donde la claseda paso a la etnia.

No se trata de ofrecer solamenteuna alternativa para el cambio enla dirección del Ejecutivo. Se tratade pensar las relaciones políticasque se establecen a través de lospartidos políticos de toda unagama de segmentaciones, imagi-narios y prácticas que han cons-tituido y constituyen en la actua-lidad a Bolivia. Se trata de esta-blecer un diálogo entre la tradiciónmás dura del marxismo, el mar-xismo relacionado con el indige-nismo y el marxismo como pers-pectiva interpretativa de lospartidos políticos. Se trata de leerdesde el lado obrero, al ladosindical campesino e indígena yviceversa.

Lo anteriormente expuesto sóloes una suma de apuntes que enningún momento desean ser laúnica y última verdad, sino sola-mente una manera más, entre lasmuchas que hay, de poder leerlos acontecimientos; de generaruna duda metodológica sobrenuestros supuestos más íntimos

y una manera de establecer elmomento en que el poder, lospartidos políticos y las institu-ciones estatales han empezadoa funcionar de la forma en quelo hacen habitualmente y quea nosotros ha dejado desorprendernos porque formaparte de nuestro inconscientecolectivo.

Un partido, no sólo dirige susacciones hacia sus miembros,sino que tiene un proyectototalizador. Un programa polí-tico que puede trascender enel tiempo y que por tanto, escapaz de ser inclusivo y repre-sentativo de muchas formassociales y políticas que con-viven al mismo tiempo. En esesentido es importante, en eldebate sobre la pertinencia ono de un partido de la clasetrabajadora, tener en cuentade la formación social dondese realiza ese debate. Y marcarlos hitos donde esa posibilidadfuncionó.

Claro que la realidad no esuna probeta, pero la miradahistórica no se puede descui-dar, porque ese registro nospresenta la modalidad en queel movimiento obrero y laorganización política de lostrabajadores aparecieron, ypor tanto marca la pauta paraestablecer el modo y la magni-tud en que puede aparecer enla actualidad.

El futuro es una puerta abier-ta e impredecible. Los esce-narios prospectivos no siemprese construyen de manera ade-cuada y no se presentan comouno los prefigura, la salidaentonces, puede establecersedesde el campo de las cienciassociales y desde la propiaacción política, como un ejer-cicio de creación colectiva, perocon herramientas determina-das: experiencias, teorías,investigaciones, debates,decisiones.

En definitiva. Un partido polí-tico de los trabajadores, en síno significa mucho, es el pro-ceso de construirlo lo quesignificará algo para un deter-minado Estado. Será la formaen que se articulen organi-zaciones, ideas, referentes ydebates los que marquen elproceso de su constitución.Porque como se imaginará, elpartido político de los traba-jadores para la Bolivia de hoyo para la Latinoamérica de hoy,no puede construirse bajo losmarcos de los sesenta osetentas. La realidad era otraentonces y es otra ahora.

Emprendimiento novedoso:

Cultura, salud yalimentación

El mes de agosto fue inaugurado el Restaurant Apthapiña,novedoso emprendimiento económico que busca fomentar la saluda través de una buena alimentación, esta última basada en losprincipios constitutivos andinos.

Este restaurante estáubicado en un barriotradicional muy frecuen-tado por los visitantesextranjeros y en un sitiocon pasado: los altos dela casa que fue morada delMarqués de Choqata, ubi-cado en la calle Linaresesquina Sagárnaga .Además del servicio derestauración propiamentedicho, ofrece otrosservicios, como caféinternet. Lo recomen-damos a nuestros lectores.

Este novedoso restaurant pretende aportar al citadino y al visitanteextranjero una modalidad del apthapi, que es la forma comunitariade alimentación que se practica en la región andina en ocasionesfestivas o de conmemoración, y que consiste en el consumo de losproductos locales que son aportados por todos los miembros de unacomunidad.

En la inaguración de Apthapiña, los socios de esta iniciativa y algunosinvitados. De izquierda a derecha: Barbara Abasto y Juana Elvira Gu-tiérrez socias del emprendimiento Apthapiña, la Ing. Carmen Sotoma-yor, gerente general de AOPEB (Asociación de Organizaciones deproductores ecológicos de Bolivia, al centro Ivette Mejía, dueña delimueble Tambo de Chocata, luego el Ing. Roberto Palacios, la señoraLily Zuleta y Wamariwanka, artista de los andes; detrás Daniel Sirpa.

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Sobre una renuncia en el Ministerio de Educación:

Monopolio etno-blancoideen el gobierno del MASDavid Ali Condori*

1. IntroducciónEl mes de julio del presente año,

el ex Viceministro de Educación Su-perior, Benecio Quispe Gutiérrez,aymara proveniente de la provinciaCarangas del departamento deOruro, renunció a su cargo, adu-ciendo ser víctima de discrimina-ción y racismo por parte del Minis-tro de Educación, Roberto Aguilar.

Benecio Quispe, en su carta derenuncia dirigida al Presidente EvoMorales, señala que “desde el pri-mer minuto de mi llegada al Minis-terio he recibido una oposición ydiscriminación frontal por parte dela MAE (Máxima Autoridad Ejecuti-va, el Ministro Aguilar)1. Las deve-laciones del ex Viceministro sobrelos hechos de discriminación yracismo producidos en el Ministeriode Educación, para algunos fue unasorpresa en la coyuntura dondese habla de “proceso de cambio”y de “Estado Plurinacional”; sinembargo, para otros fue sólo unaconfirmación del apartheid políticoque viene practicando la “cúpulaEvista”2 del Vicepresidente hacialos indígenas despojándoles delgobierno. En ese mismo sentido,muchas personalidades de perte-nencia étnica indígena fueron ale-jados del gobierno, como: FélixPatzi, Abel Mamani, Román Loay-za, Lino Villca, Felipe Quispe (Exministro de Medio Ambiente yAguas), entre otros.

Entonces, ¿cómo entender laexclusión indígena en un gobiernocuyo presidente es indígena? y,¿dónde queda el discurso de lalucha contra el racismo y todaforma de discriminación? Entornoa estas incógnitas reflexionaremosen los siguientes párrafos.2. El racismo y elapartheid político en elgobierno del MAS

Según, Aníbal Quijano “la razafue el más eficaz instrumento dedominación social inventado en losúltimos 500 años” (Quijano, citadoen Patzi, 2004: 24), en esta lógi-ca, los indígenas desde la Coloniahan sido condenados a la domina-ción y exclusión, tanto en el cam-po político, económico y cultural.

Así por ejemplo, antes de la revo-lución del 52 no tenían el derechoal voto, y hasta antes de diciembrede 2005 no había un presidenteindígena, por eso la llegada de EvoMorales a la Presidencia de Boliviadespertó mucha expectativa en lapoblación indígena mayoritaria deBolivia3, se decía desde las organi-zaciones indígenas “ahora escuando”, pues se pensaba que elpueblo estaba llegando al poder;los sahumerios en el palacio degobierno al parecer anunciaban elretorno del indio como sujeto polí-tico de toma de decisión.

Pero la viveza criolla no se dejóesperar, pues rápidamente empezóa incrustarse en el gobierno, adu-lando y fetichizando al indio de“jefazo” y “líder único”, aprove-chándose del capital étnico delpresidente y reproducieron el dis-curso neo indigenista pachamá-mico, pululando el “Suma Qama-ña”, “defensa de la Madre Tierra”,“Pachakuti”, “descolonización” y“Estado Plurinacional”.

Con este discurso la casta criolla-mestiza ha ido corroyendo pocoa poco a los indígenas, hasta des-pojarlos casi totalmente de los es-cenarios de decisión política, ac-tuando como los doctores doblecara de Charcas, quienes opera-ban bajo la lógica del silogismode cara versus careta (Arnade,1982), en tal sentido, el actualgobierno se valió de la careta indí-gena para su legitimación, pero suverdadera intención es seguir con-servando el Estado colonial, mono-cultural, monopolítico y excluyen-te. Por tanto: “Las institucionesestatales siguen siendo monopoliode una clase criolla y mestiza endetrimento del sector indígena”(Quisbert, 2008: 94).

Entonces, como dice Felix Patzi,“Discursivamente la élite criollamestiza asumió una lucha contrael racismo, pero sus estructuras…de poder (traducido en partidospolíticos)… de facto o de hecho,practican el racismo” (Patzi, 2004:14). En esta perspectiva, elgobierno del MAS ha promovido lalucha contra el racismo y toda for-ma de discriminación, hasta apro-bó la Ley 045 donde el Articulo 1,numeral II señala: “La presente Leytiene por objetivos eliminar con-ductas de racismo y toda formade discriminación…”4, pero en los

hechos, en el Ministerio de Educa-ción, según las denuncias del ExViceministro de Educación Superiorse practica un “racismo tan cruel,refinado, pero oculto”.

No obstante, el Ministro de Edu-cación, Roberto Aguilar, en unaactitud paternalista y discrimina-torio, califico esas denuncias de“malcriadez”; en efecto, desde lacúpula “evista” se promovió la con-frontación de indios contra indios,para la cual se instrumentalizó ala Vicepresidenta del MAS, Con-cepción Ortiz (una mujer de perte-nencia étnica indígena), quien de-sestimó las denuncias de BenecioQuispe, calificandolo de “indis-ciplinado”. Entonces, los indígenasen el Estado Plurinacional para noser indisciplinados ¿tienen quésoportar cualquier discriminacióny humillación de los blancos?,¿Acaso eso no es una violenciasimbólica? Pues, en vano se hablade la descolonización, algunosindígenas siguen creyendo que elblanco es su “amo”.

En consecuencia, se sigue privi-legiando “la constitución de lablanquitud como capital acumula-ble y la indianidad como estigmadevaluador” (García et al., s/f: 41).Por eso, en el gabinete ministerialdel gobierno de Evo Morales losindígenas han sido excluidos casien su totalidad, quedando soloalgunos, como el Canciller DavidChoquehuanca y Nemecia Achaco-llo del Ministerio de DesarrolloRural, porque para la casta etno-blancoide “es incomodo tenerindios que puedan quitarles la pegade dirigir” (Portugal, 2010: 9).

Por tanto, en el gobierno delMAS, los indígenas son relegadosa esferas de jerarquía inferior; enmuchos casos, sólo sirven paralegitimar y defender lo que dice lacasta criolla mestiza. Así por ejem-plo, el Senador Eugenio Rojas casisiempre sale en defensa de los mi-nistros blancos. Y en algunos ca-sos los indígenas están de decora-tivos del palacio de gobierno.3. Consideraciones finales

En el epilogo de nuestra reflexiónqueremos señalar que el EstadoPlurinacional continúa siendo elmonopolio de la casta criolla mes-tiza que gobierna a nombre de lospueblos indígenas. Aunque en elÓrgano Legislativo hay una impor-

tante participación del bloque indí-gena, estos no tienen la suficientecapacidad de toma decisión, sinoen muchos casos están relegadosa legitimar las decisiones de lacasta etno-blancoide.

Sin embargo, cuando los indíge-nas en el gobierno quieren tomardecisiones, son excluidos, con des-calificaciones, por los sequitosblanco-mestizos que cooptaron alpresidente Evo Morales con discur-sos aduladores de neo indigenismopachamámico. Pero, bajos esosdiscurso reproducen el racismoremozado de apartheid políticohacia los indígenas. Un claroejemplo, es el caso del Ex Vice-ministro de Educación Superior,Benecio Quispe. Entonces, el MASno es un gobierno indígena.

BibliografíaARNADE, Charles (1982). La

dramática insurgencia de Bolivia. LaPaz: Juventud.

GARCÍA, Álvaro; et al . (s/f ). Latransforma pluralista del Estado. La Paz:Muela del Diablo.

LEY Nº 045, Contra el Racismo y todaforma de discriminación. La Paz: GacetaOficial de Bolivia.

INSTITUTO NACIONAL DEESTADÍSTICA (2002). Bolivia: Caracte-rísticas de la población. La Paz: INE.

PATZI, Félix (2004). SistemaComunal. Una propuesta Alternativa alSistema Liberal. La Paz: CEA.

(2013). Ilusiones y Desilusiones del“Proceso de Cambio”. Un seguimientoa los principales conflictos en el gobiernodel Movimiento Al Socialismo 2006-2012. La Paz.

PORTUGAL, Pedro (2010). “El MAS ensu salsa: Félix Patzi, un candidatodesposeído por una cúpula q´ara”. En:Periódico digital Pukara Nº 50. La Paz.

QUISBERT, Máximo (2008). “Racismoy elites criollo-mestizos en el gobiernode Evo Morales”. En: Revista Willka Nº2. La Paz: WA-GUI.

Notas1 Carta de renuncia de Benecio

Quispe, citada en: http://w w w . b o l p r e s s . c o m /art.php?Cod=2013072106 (14-08-13).

2 Según Felix Patzi la “clase mediablanco mestizo (k´ara bajo eldenominativo de Álvaro García) paraperpetuarse en el poder cambiaron deestrategia declarándose de ‘Evistas’para distinguirse de los ‘Masistas’.Diferenciación que a lo largo de ochoaños del gobierno del MAS adquirió elsigno de Evistas=blanco mestizos yMasistas=indígenas” (Patzi, 2013: 221).

3 Según los datos del Censo 2001 el65,05% de la población boliviana seautodefinía como indígenas (INE, 2002).

4 Ley Nº 045 de 8 de octubre de 2010(Gaceta Oficial de Bolivia).

* David Ali Condori es miembro de laComunidad Académica de Estudios Sociales(CAES). Email: [email protected]

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Lecciones de la historia:

«La caída de Goni», el últimopolémico libro del MallkuPedro Portugal Mollinedo

Deseamos, en estecomentario, resaltarlo que en nuestraopinión son las lucesy sombras de eselibro, pero sobretodo opinar sobrelas lecciones que deél puedendesprenderse parael futuro delcombatedescolonizador,combate todavíairresuelto..

«Esta fue la tercera y granrevuelta india de 2003. Laprimera fue encabezada porTupak Katari, el año de 1781; lasegunda por Zarate Willka, en1899»1: Así concluye FelipeQuispe Huanca su último libro,La Caída de Goni. Diario de la“Huelga de Hambre”, y tienerazón. Lo sucedido a partir delaño 2000 y que concluye el 2003es una de las epopeyas indiasmás importantes en la actualBolivia y el parangón que de ellahace el autor con otras gestasanteriores tiene asidero. Y en elloreside el mérito de ese evento,pero quizás también su defecto.Para valorar estas apreciacioneseste libro nos proporciona mate-rial de primera mano. Estematerial, útil para el historiador,el sociólogo y el político, sirveno sólo para entender einterpretar lo sucedido en eseperíodo, sino para tener unavisión más amplia de la luchaoriginaria, desde el inicio de lacolonización hasta nuestrosdías.

En ese sentido, y retomandola semejanza que el Mallku hacede los acontecimientos del año2003 con la guerra de TupakKatari2, sabemos que para

conocer lo sucedido en 1781contamos sólo con documentos—por ejemplo el Diario del alza-miento de los indios contra laciudad de Nuestra Señora de LaPaz, de Francisco Tadeo Diez deMedina o el Diario del Cerco deLa Paz en 1781, de SebastiánSegurola— que provienen deuno de los bandos en pugna.No existe un Diario escrito porTupak Katari o algún comba-tiente aymara. Es pues invalo-rable, respecto a los sucedidoel 2003, contar con un docu-mento que permite acercarnosmás a lo objetivo, al conocer elenfoque de esos aconteci-mientos por parte de uno de losactores de este conflictohistórico, exponente éste delsector que ha sido siempresilenciado y desdeñado.

Este último libro del Mallku esun relato y una interpretaciónde lo sucedido durante la huelgade hambre que articuló la caídadel gobierno de Sánchez deLozada y si el relato puede serexaminado por cualquiera, notodos aceptan la interpretaciónque de esos acontecimientoshace Felipe Quispe. Es más,algunas de las apreciaciones delMallku hacen sobresaltar amuchos. Deseamos, en estecomentario, resaltar lo que ennuestra opinión son las luces y

sombras de ese libro, pero sobretodo opinar sobre las leccionesque de él pueden desprendersepara el futuro del combate des-colonizador, combate todavíairresuelto.

Uno de los temas trascenden-tes de ese libro es que clarificacuál ha sido el papel del MAS yde Evo Morales en los aconte-cimientos del año 2003. Essabido por todos que la caídade Goni significó el ascenso delMAS y la posterior llegada de EvoMorales al gobierno nacional. Esasecuencia de acontecimientosinduce a parte de la opiniónpública nacional, y sobre todointernacional, a asimilar la mito-logía de que el actual gobiernoes fruto y resultado del levan-tamiento de los movimientossociales de los años 2000 a2003, en los que ese partido yese personaje habrían sido figu-ras protagónicas. Sin embargo,se sabe que eso no es cierto yel libro de Felipe Quispe contri-buye a puntualizar esa evidencia.

Parte importante de la estra-tegia del MAS esos años fue lade eliminar la fuerza cada vezmás ascendente de FelipeQuispe y de su agrupaciónpolítica, el Movimiento IndígenaPachakuti, MIP, aun a costa dejugar, objetivamente, roles deapoyo hacia el modelo imperante

entonces y a los gobernantesque lo impulsaban. En esosaños, la lucha por la defensa delgas y del petróleo en su versiónmás radical —acción contra elmodelo neoliberal de Goni ycontra la empresas transna-cionales— fue acción prepon-derante del MIP y de dirigentescomo Olivera, en Cochabamba.El combate del MAS parece habersido más contra el Mallku quecontra el “enemigo común” aambos. De ahí que en la Pre-sentación de dicho libro, FelipeQuispe protesta contra la ope-ración de intoxicación contra supersona generada por ese grupopolítico, con ayuda de ONGs einstituciones, quienes divulgabansupuesto financiamiento de Gonial propio Mallku. Felipe ironizasobre la locura que significaríaque quien será liquidado financiea su liquidador3.

El hecho que la propagandaoficialista se atribuya rolesheroicos en esos años exasperaa Felipe Quispe: «Aunque parez-ca una especie de blasfemia,debo indicar con el dedo acusa-dor que Evo Morales es untraidor que traicionó a su pue-blo. Ha sido tan idiota y tansucia su actuación, en la rebeliónde septiembre-octubre de2003», escribe, añadiendo: «EvoMorales Ayma es un niño maja-

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dero de los ONGs y de los q’arasde la izquierda tradicional:quienes lo elogian y manejancomo un “cibermaniquí” o lovisten de un aspecto estra-falario, a su gusto y sabor»4.¿Se trata solo del resentimientode quien teme ser despojado delprotagonismo histórico? Porsupuesto que hay mucho másque eso. El Diario del Mallkuseñala cómo, por ejemplo enWarina, «los militantes del MAS-Evo, como “buitres hambrien-tos” están mirando y vigilandolas carreteras, listos para asaltary desmovilizar» el bloqueo decaminos que se iniciaba,indicando nombres de dirigentesmasistas y localidades en las queactivaban5. Señala cómo el 15de septiembre se formaroncomisiones de la CSUTCB paracomprobar el seguimiento de lasbases a las directivas de loshuelguistas y el alcance delboicot masista6 ; de qué maneraen las reuniones del ComitéEjecutivo de la misma CSUTCB,a inicios del mes de octubre, secontaba como enemigos tantoa la coalición de partidos en esetiempo en función de gobierno,como al «partido MAS-Evo»7 ycómo algunas direcciones demovimientos sociales vinculadasal MAS —por ejemplo el caso delmagisterio rural—fueron rebasa-das por sus bases que engro-saron así definitivamente elmovimiento que pocos díasdespués iba a manifestarse enenfrentamientos con la polícía yel ejército y provocar la renunciay la fuga de Gonzalo Sánchezde Lozada.

Este desconexión del MAS y deEvo Morales con los aconte-cimientos de septiembre yoctubre del 2003 —y másgeneralmente con la luchaindianista y katarista— explicanen parte el desconcierto sobrelas políticas descolonizadoresque este partido y este presi-dente quisieron implantar enBolivia después de su acceso algobierno. Esa improvisaciónindicaría una interpretacióndistante y errada de lo que FelipeQuispe y su movimiento signi-ficaban y de lo que políticamenteintentaban aplicar. La actualpolítica gubernamental estámarcada por varios elementos,éntre los cuales resaltan lainterpretación plurinacional y elritualismo pachamamista. Lamovilización dirigida por el Mallkureveló un nacionalismo andinohasta entonces soslayado y unareivindicación del Qullasuyu y delTawantinsuyu, como objetivospolíticos. Una vez en funcionesde gobierno, el MAS para asimilar

y satisfacer esa demanda —queen realidad es un caso pendientede descolonización— aplicó lapolítica de la plurinacionalidad.Sin embargo, el plurinaciona-lismo está basado en políticasde autonomías de inspiraciónculturalista, que, paradógica-mente, se originan en el períodode gobierno de Sánchez deLozada. Mientras, en contraste,la demanda histórica aymara yquechua —como lo demuestrala lectura de ese Diario8—,responde más a una visiónnacional con exigencia dedominio estatal que al goce deminúsculas autonomías, como seintentó —y se fracasó— en elactual gobierno.

Esa incoherencia —entre lo queexigía una población insurgentey lo que intenta aplicar elgobierno— lo tenemos tambiénen lo que se ha venido a llamarel pachamamismo. El actualgobierno se aferró a puntos devistas culturalistas y pos-modernos gestados también,irónicamente, en el gobierno deSánchez de Lozada, mediantelos cuales se quiso aplacardemandas históricas, sociales ypolíticas con remiendos ideoló-gicos que solamente tienenfunción espectacular. Tenemosen memoria las entronizacionesde Evo Morales en Tiwanaku, losritos en Palacio, los matrimonioscolectivos, el fiasco del regresode Thunupa en la Isla del Sol,las declaraciones de Evo enTiquipaya o los desbordespseudo filosóficos del CancillerChoquehuanca, por sólo citaralgunos ejemplos.

Esas políticas quizás fueronalentadas por la observación delritualismo en algunas fases dela insurgencia india en septiem-bre y octubre de 2003. Sin em-bargo, se trata de otro caso demala observación y de pésimaaplicación. Felipe Quispe escribe:«Esta revuelta india-campesinase inauguró con yatiris, layqas,con incienso, kupala, dulce me-sa, alcohol, vino de ayramp’u ode sank’ayu rojo. En este actohistórico, la indiada comunariarugía como fieras hambientas ydaban plegarias en aymara,pidiendo “qamasa”, “ch’ama” alas wak’as, apus, mallkis, awqa-qamayus, pacha-qamaq…»9. Sinembargo, con ello Felipe Quispesiguió simplemente el procesode toda experiencia mundialdescolonizadora: se empiezacon una exacerbación identitaria,frecuentemente ritualista, que,sin embargo, conlleva necesa-riamente una racionalizaciónpolítica expresada en la aprecia-ción de la situación concreta

(veremos que la justeza de estaapreciación condiciona el éxitodel combate), en la identifi-cación de las metas políticas yen la elaboración de las tácticasy estrategias del triunfo; y ter-mina en la gestión contempo-ránea de la sociedad. El primerelemento es el desencadenante,pero son los otros los que deter-minan el triunfo o el fracaso delempeño político. Risueñamenteel MAS y Evo Morales convirtieronen políticas de gobierno lo queno son más que estrategias deinicio de un combate.

El ritualismo como arma decombate en manos del colo-nizado es liberador; comopolítica de gobierno —sobretodo si lo ejerce el colonizador—es perjudicial y alienante. El«ritualismo» del Mallku no leimpedía, por ejemplo, determi-nar que la lucha que comandabaera por «una vida digna ennuestras comunidades», enten-dida esta como el acceso a loque hasta ahora no se tiene:energía eléctrica, internet,teléfono, postas sanitarias yhospitales10; no le perjudicabatampoco admitir que existentradiciones en las comunidadesoriginadas en la Colonia, comolas fiestas patronales, conobligatoriedades dentro de lacomunidad y cuyo incumpli-miento puede ser censurado,incluso si quien incumple es elpropio Mallku11; tampoco lecoartaba constatar que losmarchistas bien aprecian en lapausa del combate el refrigeriode las bebidas gaseosas, de tipoy corte industrial occidental12. Encontraste, es de común conoci-miento que el actual gobierno seimaginó una epistemología y unatecnología diferente en el indio;confundió la cosmovisión indíge-na con el ocultismo occidental ypúblicamente repudió a la CocaCola y al consumo de pollo degranja como si ese rechazofuesen pautas de vida indígenas.

Definido todo lo anteriorqueda el hecho de que a pesarde la legitimidad y fuerza quetenía el movimiento encabezadopor Felipe Quispe, éste perdió ysolamente sirvió de trampolínpara que el rival —primero CarlosD. Mesa Gisbert y luego el “MAS-Evo”— llegue al gobierno.

Se repite así una constante ennuestra historia que, justamen-te, el movimiento del año 2003debía enmendarla. Después deque escapa Sanchez de Lozada,los huelguistas y el pueblo movi-lizado sirven sólo de escenariopara que el poder combatido sereproduzca. Fatalista, el Mallkuescribe: «El indio desde que

nace, vive y muere está habi-tuado de poner sacrif icio,muertos y sangre en el camino,para que el q’ara siga en elpoder. Pues, estoy seguro queMesa Gisbert ni en su perra vidahaya pensado ser presidente»13.Que el q’ara haya seguido depresidente ¿no puede ser, acaso,argumento del fracaso de esainsurgencia? Y si es así, ¿cómodeterminarla, caracterizarla ycorregirla? A Felipe Quispe lefalta autocrítica, su libro carecede análisis rectificatorio, no haceun análisis de los errores, aun-que sí expresa el dolor que leocasionan los mismo: «Una vezmás hemos pagado con nuestrapropia sangre, para que esteq’ara-burgués sea el presidentey no nosotros mismos, comoqueríamos. Nuestros planes seecharon por tierra y por qué nodecir, se trisó en mil peda-zos…»14.

Queda, en ese aspecto, tareapendiente al Mallku. Aunque,quizás, sea un reto que debenasumir las nuevas generaciones.Es inadmisible que en Bolivia seconsidere la derrota y el fiascocomo constitutivas del carácterindígena. La descolonización essinónimo de triunfo político, yse triunfa si se analizan, asumeny superan los errores.

En ese cometido quiero arries-gar algunas opiniones. Dosparecen ser, en la distancia, lascausas del fracaso de la insur-gencia indianista de septiembre-octubre 2003. Primero, queFelipe Quispe quedó fijado en lagesta de Tupak Katari, que-riendo reeditarla casi hasta enlos detalles. Ello hace que seinterioricen características yreferencias propias al siglo XVIIIy no al XX y menos al XXI,derivando de esa aproximación—aquí lo grave— tácticas yestrategias sociales y políticas.

Ello conducirá al Mallku a encar-nar (a veces en discordancia consus propias actitudes) contra-dicciones que ya no tienenvigencia, o que no las tienencomo en la época de Katari. Deahí el radicalismo que tantoasusta a muchos lectores deeste y de sus anteriores libros.Uno de esos radicalismos esconcebir la actual relación criollo-mestizo-indio como idéntica a laque prevaleció en tiempos deTupak Katari. Al asumir eseguión, Felipe adopta roles queconfortan la idea que de él di-funden los colonialistas: el de serun “come q’aras”, caricatura queal final lo desmerece y perjudica,porque no corresponde a larealidad. En verdad, el desen-volvimiento del trabajo político

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de Felipe Quispe, en diversas desus etapas, está marcada porla relación que tuvo —condiferentes suertes— con criollos,q’aras y mestizos. Incluso partede una de sus más importanteexperiencia, el Ejército Guerrille-ro Tupak Katari, está impregna-da de la relación militante quetuvo con la familia García Linera.Dado ese aire de racista a lainversa que le prestan muchos,y que al propio Mallku le encantaaparentar a veces, extraña leer,por ejemplo, lo que escribe ensu Diario sobre el tata wayna, elobispo Jesús Juárez Parraga: «Éltiene buena voluntad en estetipo de conflictos y siempre sepreocupa por los indios-campe-sinos del campo. Es un árbitrono tan bueno, pero sirve. Haymomentos, donde llegó a salvarmuchas vidas humanas de la car-nicería que estaba listo a cometerel ejército sanguinario (…) el“tata obispo” puso en riesgo supropia vida en San Roque. Aquílos indios bloqueadores con el“plan pulga” lo pescaron en suvehículo y lo arrojaron con pie-dras, lo maltrataron físicamente,preguntándole si le dolían esaspiedras que le arrojaban a sucuerpo, y casi lo matan. Porsuerte, algunos comunarios quelo conocían tuvieron que salvarlesu vida de este misionero. Pero,ahora aún vive y se esfuerza porpacificar el país»15.

La referencia al cerco de Tupakkatari es obsesiva en el Mallku.El jueves 2 de octubre de 2003anota en su diario: «Estamoscon esa brillante idea de estre-char aún más el “cerco humano»a la ciudad; donde viven losprotocriollos blanco-mestizoscoloniales. Nos planteamosrevivir la hazaña histórica deTupak Katari, de 1781»16. Alpensar la insurgencia del año2003 como si se tratara delcerco a La Paz de 1781, FelipeQuispe se extravía en lo que esmás vital para un dirigente: lacontextualización, el «análisisconcreto de la situación con-creta». Sus famosos planes (elplan pulga, el plan sikititi y el plantaraxchi) que quiso implementarentonces y que provocan (enespecial el plan taraxchi) elescándalo apropiado de muchoscomentaristas, se manifiestanasí como un facsímil de lo quese atribuye como estrategia aTupak Katari. Lo que más pasmaa muchos comentaristas, es elcontenido del plan taraxchi:«…cortar los suministros deagua y electricidad; quemar a laciudad, por una parte y porotra; también asaltar el palaciode gobierno, los cuarteles, lascasas de los ricos y matar a

todos los q’ara-ministros yotros de la Zona Sur”17.

Es decir, ¡Felipe Quispe seproponía hacer lo que TupakKatari falló realizar en el sigloXVIII, cuando lo que debió haberhecho es lo que correspondía alas tareas en ese naciente sigloXXI! Y, ¿cuál es la tónica de esatarea? La tarea pendiente es ladescolonización, pero ésta,necesariamente, adopta para susolución las condiciones concre-tas según las circunstancias ytiempos en que se vive. El ejede la guerra de Tupak Katari fuela descolonización. Al fallar laemancipación india en 1781sucedió la emancipación criolla de1825, que fue también unadescolonización, aun cuando nocorresponda a los intereses yperspectivas indias. El marcoconcreto de nuestra época escómo culminar la descolo-nización asumiendo la pers-pectiva del Qullasuyu y Tawan-tinsuyu, sin que esto impliqueel exterminio de lo boliviano, nosimplemente porque Boliviaexiste —negarlo sería extrava-gante— sino porque ello condi-ciona las relaciones actuales ylas formas como resolverlas.

El haber obviado esa evidenciaayuda a entender el fracaso de2003 y el posterior triunfo deEvo Morales y del MAS el 2005.En las elecciones del 2005 FelipeQuispe y el MIP se redujeron asu mínima expresión. ¿Quésucedió? Pasó que el pueblo —no solamente el boliviano q’aray mestizo, sino también elindio— desestimó el plantaraxchi con el mismo ímpetucon que apoyó a Felipe en susplanes pulga y sikititi. No tomaren cuenta esta evidencia anularíacualquier ascendencia futuraindianista y en particular cual-quier proyección del Mallku. Esaproyección es ahora importantedebatir, pues la historia nosdemostró que el verdaderotaraxchi fue Evo Morales y elMAS, quienes a pesar de desalo-jar a Felipe Quispe y al MIP nopudieron poner un marcha unadescolonización coherente yadecuada. La vacuidad de lasiniciativas plurinacionales, cultu-ralistas y posmodernas del actualgobierno sólo prolongan la colo-nización y prefiguran, si no sonenmendadas, escenarios deviolencia que buscarán saldaresa fatalidad histórica.

Pensamos que otra de lasrazones de la deriva insurgenteindia del año 2003, está inti-mamente relacionada con laanterior. Cuando se fosiliza unacontradicción cuyos términoshan cambiado en formas y

significados (aún cuando no ensu esencia), se deforman todoslos elementos que en ella inter-vienen, perjudicando la evalua-ción clara de las propias fuerzasy de su potencial.

Esta insuficiencia en deter-minar la calidad del bando al cualuno pertenece se acompañafrecuentemente de una satani-zación del oponente, que es unamanera de soslayar las deficien-cias y taras de nuestro grupo.Sin embargo, como esas defi-ciencias y taras sí existen, sureconocimiento termina por seradmitido, pero de manerachocante e insólita. Leyendo ellibro de Felipe Quispe, unoqueda pasmado ante tantainconsistencia, deserción ytraición por parte de los mismosindios. Casi no hay ejecutivodestacado de la CSUTCB o diri-gente y diputado del MIP quesalga bien parado de loscomentarios de Felipe Quispe.Practicamente todos, salvo losmilitantes de base, el entoncesdiputado Teodoro Valencia y eldirigente Rufo Calle, son“gentuza”, “sumisos” «pasapasas» y “traidores”.

Y no es que no existan esasdeficiencias (recordemos que elmismo Tupak Katari fue entre-gado por sus correligionarios),sino que sorprende que la reac-ción sea de estupefacción y as-queo, en vez de elucidación yde tratamiento. Falta una apro-ximación sociológica que nospermita orientar el movimientode nuestro pueblo y balancearel sobrado voluntarismo de quese hace gala, sobre todo en losmomentos históricos de rupturay transición.

Ese tipo de «análisis» denigraa quien así se critica, pero nonos aproxima a la comprensiónreal de las razones de las fallas.Y puede concluir en contradic-ción el momento de hacer laborpolítica. Tomando un solo ejem-plo, ¿con qué argumentos jus-tificar ahora un trabajo conjun-to con Román Loayza, el “…trai-dor que defendió a raja tabla lapolítica hambreadora y carniceradel MNR, ADN, UCS, NFR y elMAS…”18? Ello sólo es posible siadmitimos el cambio en laspersonas y en sus circunstan-cias. Para ello hay que admitirpreviamente el cambio en loscontextos sociales y políticos: Esdecir, admitir que la Bolivia delsiglo XXI no es la misma que elAlto Perú del siglo XVIII.

Las taras e inconsistencias delpueblo colonizado son productode la misma colonización. Lalucha es la que purifica, como loindicaba Fanon. Sin embargo,

para purificar es necesario teneruna visión previa y realista delas deformaciones y defectos yde cómo corregirlos. Ello implicaevadir la trampa de la idealizaciónromántica de nuestra sociedady de nuestros componentes.Trampa que es tanto máspeligrosa cuanto más seaproxima al armazón maestro denuestra concepción política.

La Caída de Goni. Diario de la“Huelga de Hambre” es un libroque se debe leer y analizardetenida y consecuentemente,pero también de manera crítica.Ojalá se convierta en insumopara culminar la descolonizacióny embarcar así al conjunto denuestra sociedad en senderoscomunes, nuevos y fructíferos.

Notas:1 Felipe Quispe Huanca, La Caída de

Goni. Diario de la “Huelga deHambre”, ediciones Pachakuti,Qullasuyu 2013. Página 122.

2 Felipe Quispe en La Caída de Goni...escribirá, por ejemplo: «Se estácumpliendo cabalmente lo quepronosticó el Apu Tupak Katari, esdecir, la profética palabra “volveré yseré millones” se ha hecho unarealidad. ¡Ahora sí! sus hijos hechoun turbión humano, estamos volvien-do con una revuelta general». (p.108). Esa fijación histórica ya estabaanunciada de antemano. El año 1990el mismo Mallku escribía en “TupakKatari vive y vuelve… carajo”(2daedición) respecto al anuncio de TupakKatari de Volveré y Seré Millones:«…Tupak Katari estaba en retirada,pero ahora vuelve…».

3 Felipe Quispe Huanca, La Caída deGoni. Diario de la “Huelga deHambre”, ediciones Pachakuti,Qullasuyu 2013. Página 16.

4 Ibid, página 17.5 Ibid, página 23.6 Ibid, páginas 46, 477 Ibid, página 88.8 Al respecto, dos citas del libro que

comentamos: «(Los poderosos q’arasblanco-mestizos) Hasta nos redujerona simples etnias; sabiendo muy bienque el indio vive en una nación hechay creada por los habitantes delantiguo Qullasuyu». (Pág. 8). Y: «Estetercer cerco contra el sistemacapitalista e imperialista es el embrióndel nuevo Qullasuyu-Tawanyinsuyu:la cual ha de resurgir como untemblor desde las entrañas de losayllus y comunidades». (Pág. 19).

9 Felipe Quispe Huanca, Op. Cit. Página10.

10 Ibid, página 39.11 Ibid, página 69.12 Ibid, página 31.13 Ibid, página 113.14 Ibid, páginas 114, 115.15 Ibid, páginas 101, 102.16 Ibid, página 89.17 Ibid, página 78.

Sobre las reacciones críticas al librode Felipe Quispe, y más propiamenteal «plan taraxchi» ver por ejemplo elartículo de Tomás Molina Céspedesen: https://la-razon.com/opinion/co l um n i s t a s / l i b r o - ma l l ku - 0 -18885611450.htm

18 Felipe Quispe Huanca. Op. Cit. Páginas57, 58.

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Ideología:

La etapa leninista y nacionalistade Fausto ReinagaGustavo Roberto CruzCórdoba, Argentina

Recientemente, Pedro PortugalMollinedo publicó “La etapamarxista del pensamiento deFausto Reinaga” (en Pukara,Qollasuyu Bolivia, año 7, n° 82,Junio 2013, pp. 6-8.). Un artí-culo importante pues se ocupade reflexionar algo muy pococonocido del pensamiento deFausto Reinaga: sus orígenes.Mi objetivo es dialogar con dichoartículo proponiendo una preci-sión: Mitayos y Yanaconas(2012 [1940]) es la primeraobra de la etapa de formacióndel pensamiento reinaguiano,que se caracterizó sobre todopor su asunción del marxismo-leninismo y del nacionalismodesde una preocupación centralpor el “problema indio”.

El artículo de Portugal es laversión corregida de la presen-tación de la segunda edición deMitayos y Yanaconas (La Paz,Impresión Wa-Gui, 2012[1940]) realizada el 25 de abrilde 2013 en el Auditorio de laCarrera de Sociología de la UMSAen La Paz. Portugal presenta lanueva edición a partir de unapreocupación central: su críticaal posmodernismo y al pacha-mamismo (los distingue, aunqueen una ocasión parece iden-tificarlos), que es su modo decaracterizar a parte de la políticaactual del gobierno del MAS. Estapreocupación legítima, le con-duce a cierta tendencia a des-historizar a Mitayos y Yanaco-nas. Es importante considerarque se trata de un libro publicadoen 1940, cuya redacción primerafue hecha a mediados de losaños treinta del siglo XX. Esdecir, hace más de setenta años.No está demás decir que la obradel joven abogado Reinaga fuepublicada porque obtuvo el Pri-mer Premio [por Ciencias] Muni-cipal de Oruro en 1940 comoparte del Concurso de Litera-tura, Pedagogía y Ciencias orga-nizado por la Alcaldía de Oruro.

Portugal asume la idea de quela primera etapa del pensamiento

de Reinaga fue “marxista” sinmás. Luego dice que vienen lasetapas indianista y amáutica(esta caracterización es com-partida por muchos de los queperiodizamos el pensamiento deReinaga1). Creo que no es útilpara una cabal comprensión dela primera etapa del pensamientoreinaguiano la sola caracteri-zación como “marxista”, puesimpide ver algunas cuestionesimportantes.

Reinaga se consideró un“marxista-leninista”. Esto es, elleninismo fue su posición másexacta dentro del marxismo delos años treinta y cuarenta delsiglo XX boliviano. A modo deejemplo, en Mitayos y yanaco-nas, Reinaga no utilizó obraalguna de Marx, pero sí dos deLenin: El imperialismo, estadiosuperior del capitalismo2 y Larevolución y el Estado3. Reinagafundamentó su perspectivamarxista en autores marxistas,pero no en Marx. La presenciade Engels es polémica, puesReinaga critica su concepciónsobre el Incario. A partir de ahí,se enfrenta con “algunos mar-xistas” (no da sus nombres) queleen el pasado andino con laperspectiva de Engels, es decir,con los que consideran al Incariodesde una perspectiva evolutivasegún la cual formaría parte deuna etapa bárbara de la historia,aun no civilizada (ver Engels, Elorigen de la familia). Reinagasigue a autores conocidos de latradición marxista (como Mariá-tegui y Lenin) y otros no tanto(como Nikolái Bujarin, A. Bog-danoff y L. Segal). En ese sen-tido, quiero llamar la atenciónsobre la relevancia que tuvopara Reinaga el manual marxistade Bujarin, Teoría del materia-lismo histórico. Ensayo popularde sociología marxista. Ade-más, no olvidemos la opinión deReinaga sobre Mariátegui: “elmás grande y conspicuo espíritumarxista, que ha producido laIndoamérica” (Reinaga, 1940:67). Aunque es sintomático queel texto más usado por Reinagano sea tanto Los siete ensayos,sino el “Prólogo” de Mariátegui

a la obra de Luis EduardoValcárcel, Tempestad en losAndes (1927). En fin, aquí sólopresenté sucintamente lostextos marxistas con los queReinaga trabajó en su primerlibro. Además, el leninismo deReinaga no sólo fue “metódico”,sino que en su primera etapafue Lenin una figura central desu mística revolucionaria, comolo expresó luego en El senti-miento mesiánico del puebloruso (1960).

No se debe olvidar el fervienteespíritu nacionalista en Mitayosy yanaconas. Esto decantaráluego en una posición naciona-

lista revolucionaria de izquierda,expuesta explícitamente en sufolleto Nacionalismo boliviano.Teoría y programa (La Paz,Rumbo Sindical, 1952). Hay queconsiderar que desde Mitayos yyanaconas (1940) a La revolu-ción india (1970) pasó muchahistoria política y cambios con-secuentes en el pensamiento deReinaga. Esto se expresó entrece libros y tres folletospublicados antes de 1970. Sinolvidar las publicaciones perio-dísticas de Reinaga. Además, ypara nada menor, la Revolucióndel ‘52, en la cual Reinagaparticipó. Aunque hay que

Sobre el pensamiento de Fausto Reinaga existe nueva producción de caráctermás crítico y menos apolegético, como el libro escrito el año 2011 por IvánApaza Calle, quien también la etapa «marxista-nacionalista-indigenista» delteórico indio.

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advertir que Reinaga consideróque la Revolución nacional iniciócon Gualberto Villarroel entre1943-1947.

Veamos un ejemplo de laimpronta nacionalista en Mitayosy yanaconas (1940). Éste utilizael concepto de “conciencia de lanacionalidad” cuando analiza laliteratura sobre el Imperio incai-co. Considera que las luchaspolíticas internas del incariodurante el siglo XVI se debieron,entre otras razones, a la “eva-poración de la conciencia denacionalidad” (ver cap. IV).Entiende que la facilidad quetuvo el español para conquistarel Imperio incaico radicaría en queéste ya no tenía la cohesión queda la “conciencia nacional”. Abo-cado a describir la RevoluciónIndia (ver cap. VII), entendidacomo el momento histórico dellevantamiento de T. Amaru yTomás Catari, se distancia de losmarxistas que sólo ven en eseacontecimiento una sublevación.Por el contrario, Reinaga ve allíuna revolución. Y con lógicamarxista considera que

Se cumplió el proceso de unarevolución en todas sus fases.La clase indígena arrancó incan-descentes trozos de su espírituesencialmente comunista,por una parte, absorbió y plasmóen su carne y alma el anhelode la nacionalidad mestiza,por otra, iluminó su sentir y suconsciencia con la ideologíaincano-indianista, o mejor,indoamericanista (Reinaga,2012 [1940]: 103. Negrillasmías).Reinaga distingue entre “espí-

ritu comunista”, “anhelo denacionalidad mestiza” e “ideolo-gía incanoindianista o indoame-ricanista”. Atendiendo a la cues-tión nacional, no volveremos aencontrar semejante afirmaciónsobre el anhelo de nacionalidadmestiza, sin embargo es sinto-mático que la sitúe como partedel “anhelo revolucionario” defines del siglo XVIII. ¿Se trataacaso de una proyección alpasado de los anhelos revolu-cionarios de la década del treintadel sigo XX? Quizá sí. Pero estono debe conducirnos a la con-clusión de que Reinaga considerepositivamente la cuestión delmestizaje, como es bien sabidosobre todo a partir de supensamiento indianista.

Volviendo a la cuestión de lonacional, Reinaga interpreta queel proyecto de Tupac Amaru tuvopor meta la lucha “por la nacio-nalidad integral, por la liberaciónde los explotados” (Reinaga,1940: 116). Otra vez, el lengua-je nacionalista aparece enlazadoal marxista: casi puede leerse

“liberación nacional” como sinó-nimo de “liberación de los explo-tados”. Más adelante entiendeque las Revoluciones lideradaspor Tupac Catari (sic4) y TupacAmaru son un “grito de la nacio-nalidad incana”, pero un gritoacorde al “proceso dialéctico dela historia”. No es de extrañarque el Reinaga marxizado realiceuna analogía entre Espartaco ylos dos “revolucionarios indios”.

En suma, ¿qué fue el Incariopara Reinaga? Una nación.Ahora bien, ¿su idea de naciónproviene del leninismo? No haymás alusiones al tema nacional,que como vimos, está pensadopor Reinaga en fuerte vínculocon el análisis marxista: con losexplotados y la ley dialéctica dela historia. Se puede concluir queel nacionalismo de Reinaga enMitayos y yanaconas (1940) fueuna especie de fe política, peroorientada por la “luz de la razón”marxista-leninista. Además, sepercibe la preocupación de Rei-naga por esbozar una “ideologíaindoamericana”, que es vinculadacon una ideología “incano-india-nista” del pasado. No es menorque aparezca —aunque sea porúnica vez en Mitayos y yana-conas— la idea de “indianista”,que luego resurgirá con fuerzaen los años sesenta.

Por último, no se debe deses-timar la influencia que tuvo enReinaga la literatura indigenistade la época. Además de Mariá-tegui, lo autores que le interesa-ron a Reinaga en la escritura deMitayos y yanaconas fueron losque vinculaban el “problemanacional” con el “problemaindígena”, tales como FranzTamayo, Creación de la pedago-gía nacional (1910), el peruanoJosé Gálvez, Posibilidades deuna genuina literatura nacional(1915) y el indigenista mexicanoMoisés Sáenz, Ante el indioperuano y el problema de suincorporación al medio nacional(1933).5 Es importante indicarque Reinaga asumió posicionesindigenistas antes de generar supropuesta indianista. Fue unindigenismo proveniente de lacruza entre marxismo-leninismoy nacionalismo revolucionario enel gozne del “problema indio”.

Considero que la noción de“revolución india” expresada enMitayos y yanaconas no tiene elmismo sentido político que,treinta años después, Reinagaplanteará en La revolución india(1970). Es un acierto de Portu-gal mostrar que la idea de“revolución india” está presentede un modo central en Mitayosy yanaconas (1940), pero quizáno sea correcto considerarla

como una idea política sin más,pues se trata de una idea“historiográfica”: con revoluciónindia Reinaga está caracteri-zando los levantamientos deTomás Catari y Túpac Amaru(escribo los nombres siguiendola grafía de Reinaga en ese tex-to). Cabe destacar que Reinagano menciona en ninguna páginade Mitayos y Yanaconas a TupakKatari, sino que se ocupa sólode Tomás Catari. En ese sentido,las alusiones que hace Portugalal katarismo contemporáneoquizá deban ser matizadas, puesel actual katarismo hace piésobre todo en Tupak Katariantes que en Tomás Catari.Aunque también en el pensa-miento de Reinaga la figura deTomás Catari fue decreciendoprogresivamente mientras quela de Tupak Katari fue creciendo.

Reinaga usó la idea de “revo-lución india” en un contexto dediscusión historiográfica conotros autores marxistas, queentendieron a dichos levanta-mientos como “sublevación”.Esto es, para Reinaga fue una“revolución” en el sentidodialéctico —según lo entendía enlos años treinta—: lo sucedidoentre 1780-81 fue un procesodialéctico necesario del devenirhistórico de las fuerzas revolu-cionarias. Cabe responder uninterrogante: ¿historiografía ofilosofía de la historia?

Lleva razón Portugal cuandodestaca la importancia de laperspectiva marxista (no olvidarque es marxista-leninista) deReinaga para referirse al Incario.Ahora bien, ¿Mitayos y yana-conas presenta un “análisis delincario” en el sentido de un estu-dio científico (marxista) del mis-mo? Creo mejor considerar queReinaga expone su visión sobreel Incario basado en otrasinterpretaciones históricas delmismo. Es decir, más que unanálisis del Incario, Reinagareconstruye varias visionessobre el Incario y discute conellas.

En sentido estricto, la obraMitayos y yanaconas contieneun análisis de textos escritoshasta mediado de los añostreinta y referidos al Incariosegún ciertas categorías mar-xista-leninistas, por ejemploestructura y superestructura.Esto no demerita la obra, sinoque la pone un rango más propioque el de un “análisis del incarioy del régimen feudal colonial”,como lo expresa Reinaga y loasume Portugal. La obra de Rei-naga permite acceder a la litera-tura sobre el régimen del inca-nato que circulaba en los años

treinta: para la historia delImperio del Tahuantinsuyo recu-rre a Moisés Sáenz (“Ante elindio peruano y el problema desu incorporación al medionacional”) y Arturo Posnansky(Una metrópoli prehistórica enla América del Sur, Tomo I). Paradiversas descripciones delIncanato recurre a J. C. Mariáte-gui, L. E. Valcárcel y J. U. García.Pero también recurre a BautistaSaavedra (El Ayllu), Tristán Ma-roff (Opresión y falsa democra-cia y La justicia del Inca),Enrique Trujillo y Bravo (“El gra-do de adelanto de la ingenieríaincásica”, en revista El rotarioperuano, n° 37, enero 1936) yJuan Francisco Prudencio (“Elrégimen económico del ImperioIncaico”, en Revista de la Univer-sidad de Chuquisaca, n° 26). Sepuede mencionar otros tantostextos que usa Reinaga parahablar del “feudalismo en elIncario”, que omito por razonesde espacio.

Uso del pasado para justificala lucha ideológica actual. Otroseñalamiento crítico que hacePortugal se refiere a “embellecerel caso de estudio porque asíconviene al impulso movilizadorideológico” (p. 7). Con razón,dice Portugal que ese procedi-miento impide tanto una correc-ta “investigación social” como el“análisis político”. Para Portugalla clave estaría en reconocer(como hace él) o negar (comolo haría Reinaga) si es que hubo“clases sociales” en el Incario.Reinaga asume como cierta laidea compartida con otros auto-res de que el Incario fue unsistema comunista. Esa es ladiscusión central en Mitayos yyanaconas.

Por otra parte, Portugal consi-dera negativa la idea de “Estadoredistribuidor”, que para Reina-ga sería un rasgo positivo delIncario (aunque ahora sí advier-te Portugal que esta idea estomada por Reinaga de un estu-dio de Eduardo Valcárcel). EseEstado, dice Portugal, está aho-ra vigente con el “Estado colo-nial” gobernado por Evo Mora-les. Entiendo la urgencia de criti-car la política del MAS, perotambién parece que a Portugalse le sobreimpone la necesidadde justificar ideológicamente sucrítica. ¿Se puede aplicar alIncario la idea de “Estadoredistribuidor” y, casi por igual,caracterizar al Estado bolivianocontemporáneo? Si bien no soyexperto en la historia del incario,creo que es mejor recurrir a lasinvestigaciones ya realizadaspara no impedir el avance actualde la “investigación social”.

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Luego de manifestar su opi-nión contra el “momento amáuti-co” de Reinaga, posterior almomento indianista, Portugalpropone una lectura de Mitayosy yanaconas guiada por los inte-reses del presente, como unaobra “antipachamamista” por suadscripción al “marxismo”. Estoeso, para Portugal lo recupe-rable de la obra reinaguiana essu origen “marxista”, que luegoderiva en el indianismo por unarazón particular: “quizá Reinagano abandona el marxismo sinoque el marxismo lo abandona aél” (8). Esta frase sugiere algo.Parece significar que el india-nismo sería un “abandono” delmarxismo (¿o lo inverso?) y elamautismo sería la “degenera-ción” (sic) como consecuenciatardía de ese abandono. Ya dijeque es más preciso hablar demarxismo-leninismo atravesadode nacionalismo. ¿Qué cambia sifue Reinaga el que lo abandonay fue él abandonado? Divorciohubo. Pero, ¿cuán marxista fueReinaga? Suponer que a lostreinta y cuatro años Reinagaera un conocedor acabado delmarxismo es una exageración.Y más si pensamos que Mitayosy yanaconas es parte de la tesisde grado en Derecho titulada Lacuestión social en Bolivia (textoperdido), posiblemente defendi-da en 1934 en la UniversidadSan Xavier de Chuquisaca enSucre. Ya indiqué que no huboun “marxista” a secas y luego“indianista”. Más aún, el modode Reinaga de adoptar elmarxismo fue bastante hete-rodoxo. Pensemos en el sólohecho de que Reinaga —en suetapa pre-indianista— tuvocomo primera figura políticaboliviana relevante del siglo XXal militar Gualberto Villarroel(1910-1946), que no fuecabalmente un marxista.

Ahora bien, Portugal brindauna explicación sobre el “aban-dono” del marxismo por partede Reinaga (o a la inversa): quese trató de una ruptura con elmarxismo como “realidad socio-lógica” antes que como “herra-mienta de conocimiento y méto-do de análisis”. Pero, segúnPortugal el equívoco de Reinagafue que no distinguió entre losdos niveles (el sociológico y elteórico). Y lo primero lo llevó alo segundo: digamos que tiró elniño junto con el agua en quese bañó. Creo importante loseñalado por Portugal, puesciertamente la ruptura de Rei-naga fue con el marxismo real-mente existente en Boliviadurante los años treinta a seten-ta. Pero, hay que advertir queaun en las primeras obras india-

nistas (desde El indio y el chola-je boliviano, 1964), Reinagarealizó una reivindicación del“método marxista” y del mismoMarx, criticando que haya caídoen manos de mestizos coloni-zados, que impidieron que Marxllegara al indio (ver El indio ylos escritores de América ,1968). Para Portugal esa confu-sión de niveles epistemológicosle llevó a un aislamiento quederivaría en el “solipsismo” (sic)de su amautismo.

Portugal deja sentada lo quea mi modo de ver es una hipó-tesis importante, antes que unacerteza, sobre las razones delabandono del marxismo-leninis-mo. Considerando que Reinagano fue estrictamente un teórico,no es factible encontrar en suobra una discusión a fondo conla teoría de Marx y de sus segui-dores. Es verdad que sus dife-rencias fueron sobre todo conlas organizaciones, políticos eideólogos marxistas, que Reina-ga calificó como “cholos” o“blancos-mestizos”. Aquí Portu-gal parece adherir a esa impug-nación, puesto que acusa a la“casta criolla” actual de reves-tirse en un momento de socia-listas, en otro momento de capi-talista y ahora —dice Portugal—de pachamamista. Tampoco élparece estar discutiendo teorías,sino una “realidad sociológica”,la del actual gobierno del MAS.

Ahora bien, propongo debatirque el devenir del pensamientode Reinaga permite repensar losesfuerzos de descolonizaciónepistemológica, además de polí-tica, que un norpotosino que-chuaymara urbanizado se atre-vió a exponer sin tapujos desde1940 hasta 1991. Este esfuerzoestá atravesado de contradic-ciones. ¿Cómo no estarlo siformó parte de la historia políticae intelectual de una sociedad enpermanente luchas entre suscontradicciones entre “el mundoindio” (que es plural) y “el mundooccidental” (también plural)?

En síntesis, la reedición deMitayos y yanaconas posee unvalor muy alto, sobre todo por-que es la obra primeriza de unjoven norpotosino, que se lan-zaba a la arena de la lucha ideo-lógica en los cruces de la histo-riografía y la filosofía de la his-toria. El espíritu nacionalista quetrasunta la obra puede indicarno sólo los intereses de Reinaga,sino la atmósfera de los añostreinta en que fue elaborada(quizá mientras se desarrollabala guerra del Chaco, contra lacual se opuso Reinaga). En esesentido, su vigencia radica enque permite echar luz sobre las

recepciones del marxismo-leninista en la Bolivia de los añostreinta y sus cruces con elnacionalismo. Y esto puedereorientar algunos usos actualesde las obras de Reinaga. Por ello,retomo la cita con la quePortugal abre su artículo:

Quien se sienta sincera-mente nacionalista, debe antetodo, saber dónde actúa y quése propone. Conocer y amar asu tierra, a su pueblo. Conocercon la ayuda de todos los mediosque la civilización pone alalcance del hombre. Y a la luzde la verdad y la ciencia, de laexperiencia y realidad, esculpir,hacer en su alma y corazón:convicción y fe de nacionalidad.Y el primer paso del conoci-miento es comprender, al travésde la historia la cuestión socialque palpita en la carne de Bolivia(Reinaga, 2012 [1940]: 11.Negrillas mías).Reinaga se posicionó como

nacionalista y cientificista: ennombre de la ciencia recurre almarxismo-leninismo. ¿Acaso fuenacionalista por ser leninista?Tempranamente también seafirmó como indio, aunque élmismo indicó lo complejo deesta afirmación histórico-políticade la subjetividad.1 Propongo una periodización en mi

artículo “De José Félix a RupajKatari: el indianista escritor”, enRevista Willka. Análisis, pensa-miento y acción de los pueblos enlucha, El Alto-Bolivia, CentroAndino de Estudios Estratégico,Nro. 5, Año 5, 2011, pp. 9-79.

2 Aclaramos que Reinaga siemprecita sólo como El imperialismo.

3 Reinaga cita “La revolución y elEstado”, aunque la obra originalparece tener el nombre: El Estadoy la revolución.

4 Hoy en día se suele escribir elnombre del gran líder aymara:Tupac Katari o Katary y no“Catari”.

5 El mexicano Moisés Sáenz (1888-1941) fue un intelectual del nacio-nalismo revolucionario mexicano einiciador del indigenismo mexicanojunto a Gamio. Su indigenismo seexpresa en la obra México íntegro(Lima, 1939). Entre otras funcio-nes públicas fue el primer directorinterino del Instituto IndigenistaInteramericano y su pensamientoinfluyó en el Primer Congreso Indi-genista Interamericano de Páz-cuaro (México), siendo secretariogeneral del mismo. También fueembajador del gobierno mexicanoen Ecuador y Perú. Fruto de susinquietudes indigenista son dosobras del autor en cada país:Sobre el indio ecuatoriano y suincorporación al medio nacional(México, 1933) y Sobre el indioperuano y su incorporación al medionacional (México, 1933). VerManuel María Marzal, Historia de laantropología indigenista: México yPerú, Barcelona, Anthropos,México, UAM-Iztapalapa, 1993, pp.411-412.

Por: PepoSE REALIZÓ el mes de agostoen la ciudad de La Paz el IVForo Internacional sobre la Hojade Coca, evento que no tuvoni el eco mediático ni la atenciónpopular que ese tema antessuscitaba.TAMBIÉN EN EL CASO de lahoja de coca hay evidentedesgaste y notorio desencanto.Ya no se «vende» tan fácil-mente como antes, el cuentode la mágica hoja milenaria,de multi usos sociales, políticos,alimenticios y religiosos.PARA ESE DESDORO han teni-do que ocurrir situaciones quedeja mal parada a esa mitología,como el comprobado uso deesa hoja para la elaboraciónde cocaína.EN LA PRENSA boliviana abun-dan reseñas de descubrimientoy destrucción de «laboratorios»de cocaína. El gobierno buscaasí asegurar a la opinión públicasobre la eficacia de la luchaanti narcóticos. Sin embargo,al estar estos laboratorios enlas zonas productoras de coca,sólo confirma la estrecha relaciónentre producción de coca yelaboración de estupefacientes.MÁS FATAL, an ím i c amen t ehablando, han sido las conse-cuencias del «caso Cusi». Unode los pocos magistrados indíge-nas en la alta jurisdicción boli-viana hace algún tiempo, paraapoyar la iniciativa gubernamentalpara despenalizar la hoja decoca a nivel internacional, sepuso públicamente a mascaresa hoja. Al entrevistarlo laprensa, confirmó el uso de esahoja como recurso de consultapara sus dictámenes jurídicos.LA CONMOCIÓN que provocóesa afirmación originó rechazoy fuertes condenas en el senomismo del gobierno. Los delMAS dejaron solo al magistradoCusi con su pachamamismojurídico, desmintiendo y humi-llando a un indígena que nosupo diferenciar el oportunistadiscurso oficialista de la realidadíntima de las convicciones denuestros gobernantes.RECIENTEMENTE algo parecidoaconteció. Con ocasión del IVForo la organización internacional«Amigos de la Hoja de Coca»,con sede en Bélgica, hizo cir-cular un documento en el quepiden al gobierno coherencia yconsecuencia con sus principiosy levantar el arresto domiciliariode esta hoja.ESTOS «AMIGOS», envían pe-queñas cantidades de coca asus socios en Europa para pro-mocionar su «uso tradicional».Los envíos están detenidos enlos Correos de Bolivia. Ingenua-mente esa organización pide algobierno boliviano que colaborecon quienes le colaboran ycumpla lo que dispone nuestraConstitución (Art. 348). ¡Haytambién «Cusis» europeos!

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Literatura:

Cuento breve:La novia del diabloSonia Victoria AvilésLoayza*

Mi abuelo Carlos era un niñomuy desgraciado, huérfano depadre vivía con la madre, elpadrastro y varios hermanos.Su única hermana de padre ymadre, moriría en la infancia, «depena», pues le dolía demasiadoel corazón. La vida de loshuérfanos no es fácil.

Carlitos, de siete años deedad, pasaba prácticamentetodo el día en la calle, jugaba,exploraba y realizaba diversostrabajos: como desyerbar jardi-nes o huertas, cuidar niños máspequeños que él mismo, pasto-rear y portear a cambio de comi-da o propinas. Su mejor amigo:hijo único de un feliz matrimonio,con quien pasaba gran parte desu tiempo, era ante sus ojos unser privilegiado.

— ¡Ramiro, vamos a casa, eshora de la merienda! Carlitostambién tiene que ir a comeralgo. ¿Verdad Carlitos?

Mi abuelo no respondía nadaa la madre de Ramiro, simple-

mente asentía con la cabeza; enel fondo nadie le esperaba amedia tarde. El padrastro era unhombre egoísta que subyugabaa su mujer, la cual no teníaninguna autoridad en el hogar yse veía obligada a dejar que elpadrastro estropeara a los doshijos de su primera relación:Carlitos y su hermana menor.

Cuando Carlitos tenía oportu-nidad de visitar la casa deRamiro, quedaba maravillado:¡cuántos juguetes! Y a la horadel refrigerio: ¡cuánta abun-dancia!

Un niño que crece en la calleaprende a observar hechos quepara otros pasan desaper-cibidos.

Una vez al mes, la madre deRamiro dejaba la magnífica resi-dencia y vestida de fiesta, conuna hermosa pollera, una mantamuy fina, medias y zapatosnuevos y el sombrero impecablesobre el prolijo peinado a dostrenzas, partía temprano paravolver por la noche, totalmentecambiada, demacrada, adelga-zada, con las ropas sucias yrotas, sin su bellísimo sombrero.La chola1 necesitaba todo unmes para reponerse y reincidiren su extraña aventura.

Carlitos había notado estehecho que parecía escapar a losdemás. Se decidió a seguirla ydescubrir dónde iba, qué hacía,con quién o quiénes se encon-traba, por qué retornaba tandeteriorada. La mujer dejaba lacasa de madrugada cerca a las05:00, cuando las luces del díaeran tenues o casi inexistentes.Era ágil y sabía esconderseperfectamente, se conducía porpasajes y senderos descono-cidos para la mayor parte delpueblo. Finalmente, en proxi-midades del río, inició un atajoentre matorrales y quebradas;en este punto Carlitos la perdió.

La siguió otras veces. Sinembargo, llegando al río, ellacomo siempre era más rápida ydescuidaba al pequeño.

Llegada la noche de cada mes,luego de haber fracasado en supersecución diurna, Carlitos

esperaba escondido cerca de lacasa de Ramiro. La mujer sepresentaba frente a la puerta desu residencia, completamenteexahusta y destruida, era otra.

Una única vez, mientras aduras penas la chola conseguíaabrir la reja de su casa, mi abue-lo se le arrimó tanto, al puntode casi tocarla. Aprovechandosu aturdimiento logró colarse enla propiedad. Sigilosamente, seapegó a los muros, espiando através de las ventanas. La oscu-ridad le permitía distinguir muypoco, y cuando creyó que lahabía perdido nuevamente,entrevió a la mujer, casi desfalle-cida, inclinarse a los pies de loque parecía ser un altar, en el

preciso momento en que el relojde pared de la sala anunciaba lamedia noche. Temeroso de sersorprendido, mi abuelo dejó enese instante el lugar.

— ¿Por qué tu mamá se alejade tu casa una vez al mesdurante todo el día?

— No sé. Una ocasión, oí decirque si no va, perdemos todo loque tenemos.

Una tarde, Carlitos fue a bus-car a Ramiro. Aunque lo llamóvarias veces, éste no salía. Vien-do semi abierto el portón del jar-dín, decidió entrar y avecinándo-se a una ventana que le intrigabaparticularmente, vio un gransapo de piedra en una de lashabitaciones. La madre de Rami-

Presentamos un cuentobreve. Inauguramos así lapublicación en Pukara deproducción literaria.

«La novia del diablo», es unahistoria narrada por la madrede la autora, a partir de lasvivencias de Carlos Loayza,abuelo de esta última, y formaparte de la obra CUENTOS DELOS ANDES PARA INTI. Decorte etno-antropológico, lahistoria profundiza en lacomprensión de lapersonalidad del hombreAndino.

n.d.e.

Cerámica antropomórfica colonial de los Yungas paceños.Foto: Sonia Victorias Avilés Loayza

* Cientista social, arqueóloga y escritora.Miembra fundadora del Colegio deArqueólogos y Antropólogos de La Paz–Bolivia. Actualmente dirige la sociedadde investigación Bononia ArcheologiaS.R.L. Ha publicado innumerables obrasdedicadas al estudio de las sociedadespasadas, al análisis político actual y algénero literario. Entre sus recientespublicaciones se destacan: QhapaqñanCaminos Sagrados de los Incas, Aspettisulla conservazione della Roccia Scolpitadi Samaipata, Caminos del Nuevo Mundoy Cuentos de Los Andes para Inti.

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ro lo tenía en un altar, lo adorna-ba con serpentinas y confeti, lorociaba con alcohol y le ofrecíauna serie de frutas y manjares.Al sentir los pasos del padre deRamiro, Carlitos escapó.

— ¿Por qué tienen un gransapo de piedra en tu casa?

— No lo comentes con losdemás. ¡Por favor! Es de mi ma-dre. ¡Papá y yo hemos prome-tido que nadie debe saberlo!

Pasaron los meses y la madrede Ramiro se enfermó. Aunquevarios médicos llegados de laciudad exclusivamente paratratarla, hicieron todo lo posiblepor salvarla, fue inútil. Unamañana, el padre de Ramirocorría a la iglesia del pueblo parapedir al sacerdote la preparaciónde la misa y posteriormente elentierro de su esposa.

Fue un sepelio muy lujoso, to-da la población estaba presente.En primera fila se encontraban:el viudo, el hijo Ramiro, el sacer-dote, el alcalde y otras autorida-des —pues era una familia muyimportante en el pueblo— y,claro, no podía faltar: ¡Carlitos!

Ramiro y su padre lloraban.Carlitos contemplaba la bellezadel ataúd: resplandecía con elsol.

— Mi esposa, era una granmujer, una gran madre, nuncala olvidaremos. ¡Cuanta faltanos haces, no nos dejes...!

El viudo se abrazó al féretro yno dejaba que lo enterraran. Noobstante, amigos y parientestrataran de calmarlo. Arrodilladono soltaba la caja, hasta que alfin se incorporó y dijo:

— Quiero verla por última vez.A su pedido abrieron el cajón

y sólo aquellos que estaban muycerca, como mi abuelo, pudieronver que al interior no se encon-traba ningún cuerpo, pues esta-ba lleno de un líquido negro pare-cido al alquitrán. Ante el horrordel viudo, rápidamente cerraronel sarcófago, para evitar comen-tarios. Mientras procedían alentierro, un sinnúmero de gentedaba el pésame a la familia y seescuchaban todo tipo de frases:

— Todos han venido adespedir a su esposa.

— La misa ha sido muy linda.— Que hermoso mausoleo...— Sí, es hermoso. ¡Pero ahí...

no descansa mi esposa!1 Chola es una categoría social enBolivia, que caracteriza a la mujer depollera, manta, zapatos planos tipoballet al estilo español y sombreroabombado inglés. Esta vestimentaeuropea sustituyó las ropastradicionales de los pueblos aymara yquechua, entre otros. En el siglo XVIpor orden del Virrey Toledo se cambióla moda, a fin de que los nativosautosuficientes dejaran de serlo yconsumieran los productos europeos enun ciclo de endeudamiento usurero.

LA MULETILLA DE LOSP’AXP’AKUS

Mauricio Mamani PocoacaAntropólogo

Son habituales en el paisaje de las calles de cualquiera de las ciudades de Latinoamérica losvendedores ocasionales. Son especialistas en la propaganda y venta de productos, que son en sumayoría de dudosa procedencia y calidad. Aparecen y desaparecen repentinamente. Son charlatanesespecializados en persuadir y embaucar a los curiosos transeúntes. Tienen sus técnicas paraconcentrar o agrupar a las personas. Generalmente comienzan con unos chistes motivadores, asílos curiosos se concentran; luego, poco a poco les ofrecen el producto que tienen para vender. Aestos personajes en Bolivia se los denominan p’axp’akus.

P’axp’aku es voz aimara. Según el Diccionario Bilingüe de Félix Layme se traduce como: embaucador.Adj. // Payaso. Persona poco seria, titiritero. Generalmente estas personas tienen facilidad depalabra para embaucar, engañar y mentir. Ello les permite concentrar a la gente con la finalidad de«explicar» cualquier tema y así vender su producto. Para cumplir con su objetivo siempre utilizantérminos familiares como: papito, mamita, patroncito, hermanos y hermanas. Esas palabras zalameras,incluso de índole familiar, son el lenguaje propio de los p’axp’akus.

En el año 2005, Eusebio Gironda nos presentó su obra LA AGONIA DE LOS P’AXP’AKUS. Trata estasobre el Primer Poder de Estado, el Parlamento Nacional, donde se elaboran y sancionan las leyes. Enla mencionada obra nos comenta que los parlamentarios del Congreso Nacional al haber perdido lacapacidad de gobernar, sus funciones fueron suplantadas por el Ejecutivo y el Tribunal Constitucional.Al respecto su autor afirma: “Este órgano de la era institucional, con su cretinismo parlamentario, subancarrota política y agotamiento histórico, se ha convertido en cementerio de los partidos.”

Por lo visto, ciertos personajes —como Evo Morales— son de esa escuela. En todas las concentra-ciones sociales, en el área rural y urbana, cuando toma la palabra siempre utiliza la muletilla de“hermanos, hermanas”. Esa forma de actuar frente al publico es siempre la muletilla de los p’axp’akusy nunca de personas de mucho respeto, en especial de las autoridades de alta jerarquía.

Las disertaciones con este tipo de lenguaje siempre son criticadas por los concurrentes a esasconcentraciones. Inmediatamente después de la conclusión de algún acto de Evo, no es raro queentre los asistentes surjan comentarios sobre el discurso del día y se escuchan opiniones interesantes,por ejemplo: «Eso de hermanos, hermanas en el discurso de Evo no me cae bien, porque nosotrosno apellidamos Morales, ni Ayma; tampoco él, ni nosotros, pertenecemos a una Iglesia evangélicapara que seamos “hermanos”. Lamentablemente los políticos para agraciarse con nosotros tienenque usar términos de parentesco consanguíneo, hermanos y hermanas; levantar niños y besarlos.Esos actos son una bonita manera de engañarnos, así como lo hacen los p’axp’akus de la calle».

Seguramente los asesores de Evo Morales le hacen creer que hablando de esa manera se aproximaa la cultura andina, pero están errados. En la cultura andina los discursos «diplomáticos» tiene susnormas de alta jerarquía: Por ejemplo, una autoridad de cualquier comunidad, ya sea el jilaqata,mallku o secretario general, al dirigir la palabra a sus bases nunca utilizan este dualismo de: hermanos,hermanas, aunque quien hable sea pariente de varios o muchos de los asistentes a la concentración,pues al haber tomado su juramento de Ley como autoridad, el sistema de parentesco o de amistadesya no existe. La autoridad ya no es amigo, hermano, hermana o pariente de nadie hasta que deja sucargo. Después de haber concluido su gestión de un año y de haber cumplido su deber con supueblo como autoridad, recién puede decir hermanos y hermanas, incluso aunque no sean parientes,pues es un tratamiento de cortesía en la comunidad. Las normas tradicionales en la cultura andino–amazónica son muy estrictas; todos los habitantes de las comunidad deben guardar el máximorespetar al cargo que posee la persona y no acercarse mucho, incluso mantener una cierta distancia.

La estructura del poder y la diplomacia andina exigen el máximo respeto a una autoridad; y elpueblo, en reciprocidad, también espera lo mismo. Sin embargo, en las últimas décadas en losdiscursos de las autoridades políticas se han escuchado varios calificativos que no son del agrado delpueblo, razón porque no dan mucha importancia ni valor, en especial a los políticos.

Un día, en una pequeña reunión en que estuvo presente un ex dirigente de la provincia Camacho,nos sorprendió con una pregunta: ¿Por qué Evo pasa el tiempo viajando tanto al interior como alexterior del país?, y entonces, ¿quién gobierna el país? Todos quedamos en silencio y él mismorespondió a su pregunta: «Debe ser por ganar los viáticos que son de 355 dólares al día quesiempre está de viaje, asistiendo a concentraciones con el motivo de entregar cualquier proyectito.Con el slogan “Bolivia Cambia, Evo cumple”, al parecer está asumiendo las funciones del DirectorNacional de Desarrollo de Comunidades, como era costumbre en el pasado: inaugurar proyectosconcluidos en áreas rurales y como le gusta hablar, siempre está en permanente campaña política».La respuesta a su misma pregunta nos dejó pensativos, pues lo dicho en parte era una granverdad. En el pasado ningún Presidente viajó tanto y las obras concluidas eran entregadas por losDirectores Generales o por los correspondientes Ministros; las inauguraciones y otras actividad dedesarrollo no son tareas del Presidente.

Estas concepciones en el pensamiento campesino nos conducen a reflexionar sobre sobre la economíade derroche que ahora impera. A Evo Morales no le interesa el país ni gobernarlo, lo que le importaes viajar y quizás acumular los viáticos. Sin embargo, en esa orgía de viajes y de inauguraciones deobras, el sector más empobrecido del país, el altiplano que es el techo del mundo, se encuentracompletamente abandonado: no existen allí proyectos de desarrollo agropecuario de ninguna clase.En esta región, como sucedía antes, el Altiplano no cambia ni Evo cumple.