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LA ETERNA SEGURIDAD DEL CREYENTE A. J. Pollock La eterna seguridad del creyente (A. J. Pollock) © Ediciones Bíblicas – 1166 Perroy (Suiza/Switzerland) Ediciones Bíblicas 1166 Perroy (Suiza)

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LA ETERNASEGURIDAD

DEL CREYENTE

A. J. Pollock

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Ediciones Bíblicas1166 Perroy (Suiza)

Edición original en inglésNovena edición en castellano, 2016

© Ediciones Bíblicas – 1166 Perroy, SuizaAutor: A. J. Pollock

ISBN 978-2-88208-026-4

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INTRODUCCIÓN

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conoz-co, y me siguen, y yo les doy vida eterna; yno perecerán jamás, ni nadie las arrebataráde mi mano…”. Léase Juan 10:22-31

Me propongo decir algunas palabras sobreeste pasaje de las Escrituras y pasar luego aconsiderar dos o tres versículos más de la Pala-bra de Dios, pasajes sobre los cuales se discu-te mucho y que son citados muy a menudo porlos que no creen que los que son salvos lo sonpara siempre. Cuando recurrimos a las Escritu-ras debemos examinar los distintos lados de lacuestión.Es conocida la historia de los dos hombres

que disputaban acerca de una moneda. Mien-tras el uno sostenía que era de oro, el otro afir-maba que era de plata. Comenzaban ya a

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lanzarse miradas siniestras y a usar un lengua-je descortés, cuando apareció un tercero y lespreguntó por el motivo de la disputa. «Estamoneda es de oro, y este hombre sostiene quees de plata», dijo el uno; el otro, muy airado,contestó: «Esta moneda es de plata, y estehombre insiste en afirmar que es de oro».Entonces el tercero dijo: «Los dos tienen razón,solo que el uno mira una cara y el otro la otra; lamoneda es de oro por un lado y de plata por elotro».Vamos, pues, a examinar nosotros la cues-

tión de la salvación por los dos lados, y al finalllamaré la atención de ustedes acerca de algu-nos textos de la Escritura que tratan de esteasunto y que muy a menudo son mal interpreta-dos por los creyentes.

LA BIBLIA, SEMEJANTE A UN ARCO

Para comenzar (me dirijo a aquellos queconfían en nuestro Señor Jesucristo para la sal-vación de sus almas) diré que no avanzaremosni un solo paso en lo que se refiere a nuestrasalmas si no creemos firmemente que este Libro,la Biblia, es el Libro de Dios, divinamente inspi-rado desde el Génesis hasta el Apocalipsis.

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Este Libro es semejante a un arco: quítenle unasola piedra y todo el arco caerá. No podemoseliminar un solo libro de los que forman la Bibliasin dañar todo lo restante. ¿Un libro, dije?: ¡nisiquiera un solo versículo! Solo el que conocebien el Antiguo Testamento podrá comprenderel Nuevo. No es posible entender la epístola alos Hebreos sin tener conocimiento de los cincolibros de Moisés, ni es posible comprender laepístola a los Romanos sin estudiar la Ley y lahistoria de los hijos de Israel.

LAS ESCRITURAS NO PUEDENCONTRADECIRSE

Así sentados estos principios, damos poraceptado que las Escrituras no se contradicena sí mismas; que es completamente imposibleque un versículo contradiga a otro; aunque, sise juzga con ligereza, así lo parezca en algunoscasos. Los incrédulos buscan contradiccionesen la Biblia y a menudo encuentran un punto enel que creen que existe una. Leemos, por ejem-plo, que una profecía dice que el rey Sedequíassería llevado cautivo a Babilonia (Jeremías32:4), mientras que otra dice del mismo rey quejamás vería a Babilonia (Ezequiel 12:13). Los

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incrédulos exclaman entonces: «¿Puede irSedequías a Babilonia y, al mismo tiempo, noverla?». Sin embargo, esta objeción, que lesparece incontestable, tiene una explicaciónsumamente sencilla: Sedequías fue hecho pri-sionero y llevado cautivo, mas el rey de Babilo-nia mandó arrancarle los ojos, de manera quefue llevado allí en cautiverio, pero no vio la tie-rra (2 Reyes 25:6-7). Por lo tanto, en este comoen otros puntos que puedan citarse, no existecontradicción.Aquellos que van a Jesús con fe, y esperan

en él, han de progresar. Muchas veces los cris-tianos recién convertidos quieren comprendertoda la Biblia de una vez. Que estén agradeci-dos por lo que comprenden, que procuren ins-truirse cada día más y que confíen en que Diosles enseñará su voluntad y sus propósitos.

“TODA LA ESCRITURA ES INSPIRADAPOR DIOS”

Tengamos la certeza de que es así, desde elprimero hasta el último versículo. Hemos leídoalgunos versículos del capítulo 10 del evangeliosegún Juan y podemos estar seguros de queninguna otra parte de la Escritura contradice

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estas dulces palabras salidas de la boca denuestro Señor Jesús.¿Cómo se estudia muchas veces la Biblia?

Se nota que un versículo parece estar en opo-sición con otro, y al hallar un tercer versículoque parece clarificar el sentido del segundo, secomparan los tres. Luego se deduce lo quesuele llamarse el sentido general. Sin embargo,no es siempre así cómo se debe proceder. Aun-que cada versículo de las Escrituras puede res-ponder por sí. Es peligroso aislar un texto de sucontexto. La Revelación constituye un todo. Elsentido de un pasaje debe buscarse de acuer-do con las verdades conocidas del Libro Santo.En esto vemos lo que distingue a las ovejas

del Señor Jesús: oyen su voz y le siguen.

VENID A MÍ, CONFIAD EN MÍ

Muchos de mis lectores seguramente hanoído ya la voz del Buen Pastor y desean seguir-le. Mirando hacia atrás, recuerdan el tiempo enque no les importaban estas cosas, ni las com-prendían, ni deseaban comprenderlas, peromás tarde la gracia de nuestro Señor Jesucristoconquistó sus corazones y un día oyeron su vozque les decía: Venid a mí, confiad en mí. Y

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cada uno de ustedes dijo: «Señor, oigo tu voz ybusco tu gracia para seguirte». Desde aquelinstante no siguen ciertos credos, siguen aCristo; no siguen teorías, sino a una Persona.Sobre una cosa no discuten los cristianos:

todos están de acuerdo acerca de Jesús. SuNombre hace vibrar la cuerda sensible de suscorazones, sean quienes sean y estén dondeestén. Hay algunos que hace pocas semanasoyeron por primera vez la voz del Buen Pastor.Quizás algunos han sido atormentados pordudas y temores, ¿quién sabe? Con todo,sepan que sus incertidumbres son muy comu-nes y propias de todos los países del globo. Heestado en ambos lados del Atlántico y en todaspartes he oído lo mismo. Nuestro corazón esmuy engañoso y el diablo es muy astuto y pro-cura inducirnos a mirar lo de dentro cuandodeberíamos mirar lo de fuera. El corazón huma-no es igual en todo el mundo.Examinemos la Palabra de Dios y que sus

palabras, revestidas de suprema autoridad,sean así recibidas por nuestras almas.¿Qué dice el Buen Pastor referente a sus

ovejas?

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“YO LES DOY VIDA ETERNA, Y NOPERECERÁN JAMÁS”

¿No es esto suficiente para reanimarles?Quizás algunos abriguen el temor de que un díacarezcan de esta bendición. ¿Oyeron la voz delSeñor Jesús y procuran seguirle? Escuchen,pues: “Yo les doy vida eterna, y no pereceránjamás”. ¿No basta esto para dar ánimo a susalmas? El Buen Pastor dio su vida por sus ove-jas, lo cual es una seguridad; pero tenemostodavía otra seguridad en la que podemos con-fiar. ¿Están ustedes preguntándose qué quierodecir con esto? Pues bien, Él murió en la cruzpara salvarles, pero vive ahora en la gloria porustedes. Leemos en Romanos 5:10: “Porque sisiendo enemigos, fuimos reconciliados conDios por la muerte de su Hijo, mucho más,estando reconciliados, seremos salvos por suvida”. El Señor Jesucristo está vivo para sal-varnos y, como acertadamente dijo un viejocristiano: «Un pastor muerto no puede llevar ensus hombros las ovejas; para esto es necesarioun pastor vivo”. Cristo, quien murió en la cruz,vive ahora en la gloria para sus ovejas. Se ocu-pa en llevar las ovejas, en sus poderosos hom-bros, hacia las regiones celestiales. Da a susovejas la vida eterna, y no perecerán jamás.

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CREER EN EL NOMBRE DEL HIJO DE DIOS

“Estas cosas os he escrito a vosotros quecreéis en el nombre del Hijo de Dios, para quesepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13).

Vamos a esclarecer este punto valiéndonosde una comparación. Supongamos que maña-na, al despertar, usted se encuentre con unacarta en cuyo sobre están escritas estas pala-bras: “A vosotros que creéis en el nombredel Hijo de Dios”. Lee aquella extraña direc-ción. ¿Tiene usted derecho a abrirla? La cartava dirigida a los que creen en el Hijo de Dios.¿Puede abrirla sin cometer una violación, sí ono? ¿Cree en el nombre del Hijo de Dios?¿Puede decir: «Sí, creo en él de todo cora-zón»? Si es así, abra la carta, pues está dirigidaa usted. Contiene la voluntad de Dios, lo quedice a cada alma; léala.“Estas cosas os escribo a vosotros que cre-

éis en el nombre del Hijo de Dios, para quesepáis que tenéis vida eterna”. ¡Cuán senci-llo es, y cuán bendito!Muchos leen equivocadamente: «Para que

esperéis que algún día, por la misericordia deDios, tengáis vida eterna». Sin embargo, nopuede existir error en las promesas de Dios.

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Había un operario que se ocupaba en trans-portar ladrillos al piso alto de una casa enconstrucción. Se hallaba cargado y listo parasubir la escalera, cuando pasó el cartero, lo lla-mó por su nombre y le entregó una carta dirigi-da a él. El hombre dejó en el suelo su carga,abrió la carta y vio que estaba firmada por unnotario.La carta comenzaba con un “Muy distinguido

señor mío” y, después de un corto preámbulo,le notificaba la muerte de un pariente lejano quele legaba una considerable cantidad de dinero.Como ya dicho, la veracidad del contenido de lacarta estaba garantizada por una firma respeta-ble.El obrero, no pudiendo contener el efecto

causado por la grata nueva, arrojó su gorra alaire y exclamó: «¡Qué felicidad! ¡Ya no tengonecesidad de estar aquí arrastrando esta vidade fatigas! Ahora soy rico; no me verán másacarreando ladrillos». Creyó lo que la carta ledecía y abandonó su trabajo. No tenía ni unamoneda en su bolsillo, pero había recibido laagradable noticia de su fortuna, y le daba crédi-to.

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DAR CRÉDITO A LA CARTA DE DIOS

Ustedes tienen una carta enviada por Diosy, sin embargo, desde hace muchos años estánllevando una carga de dudas y temores. Leanpor favor esta carta. ¿Pueden darle crédito? Sies así, arrojen al suelo su carga y digan: «No lavolveremos a cargar. En vez de ser miserablespecadores, somos hijos de Dios». Porque lacarta que les envía dice: “Para que sepáis quetenéis vida eterna”. ¡Qué fortuna! No puedehaber en esto engaño alguno.Reflexionemos acerca de una cosa todavía

mejor. El Señor dice: “Ni nadie las arrebataráde mi mano”, y más adelante añade: “Mi Padreque me las dio, es mayor que todos, y nadie laspuede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo yel Padre uno somos” (Juan 10:29-30). Estamosen las manos del Hijo y en las manos del Padre.¿No es esto consolador? Atiendan ustedes aesta afirmación: Poseemos una doble seguri-dad divina: estamos en las manos del Padre yen las manos del Hijo.Se dice que debemos tenderle nuestra mano

a Cristo. Me parece que es Cristo quien nostiende su mano. Estamos en las fuertes manosdel Pastor. Cristo dice: “Yo y el Padre unosomos”: uno en amor, uno en sabiduría, uno

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en cuidado para sus ovejas. Esto no deja lugara dudas ni a recelo alguno en el corazón delmás tímido creyente.

LA SALVACIÓN SIN OBRAS

Examinemos ahora el otro lado de la cues-tión. Algunos preguntan: «¿No hay un versículoen Filipenses que dice: “Ocupaos en vuestrasalvación con temor y temblor”? (cap. 2:12);¿cómo se explica esto?». En primer lugar,debemos observar que estas palabras seencuentran en la epístola a los Filipenses. ¿Aquiénes va dirigida? A los cristianos de Filipos(el carcelero, Lidia, la muchacha que habíaestado endemoniada, y otros; véase Hechos16). Por consiguiente, este ruego no se dirige alos incrédulos para incitarles a obrar o a traba-jar con el fin de obtener la salvación, sino acristianos, a quienes se les exhorta a disfrutarde su salvación. Si tuvieran que trabajar paraobtener la salvación, no podría decirse que yales pertenecía, como lo expresa la Escritura, aldecir “vuestra”: “ocupaos en vuestra salva-ción”, y más adelante: “porque Dios es el queen vosotros produce así el querer como elhacer, por su buena voluntad” (v. 13). Muchas

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personas interpretan mal este pasaje, conside-rándolo como un aviso dirigido a los incrédulospara que trabajen a fin de obtener su salvación;pero no es así. Es una exhortación dirigida a loscristianos, para que obren, den completodesenvolvimiento y se comporten conforme a loque ya han alcanzado.

SALVACIÓN PRESENTE Y FUTURA

La voz “salvación” no es una palabra vacía,sino de gran significación. Toca no solamentea lo futuro, sino también a lo presente. Serefiere tanto a la actual salvaguardia contra elpoder del pecado como a la liberación de lafutura pena por el pecado. Para alcanzar laúltima, echamos mano una sola vez a la obraconsumada por Cristo, gracias a la cual esta-mos eternamente guardados del juicio. Pero lasalvación actual es continua y no hecha de unavez para siempre. Esta consiste en una aplica-ción diaria de la muerte de Jesús a nuestravida, sabiendo que, para Dios, nuestro viejohombre (lo que éramos antes como incrédu-los) fue crucificado con Cristo (véase Roma-nos 6).

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CAER DE LA GRACIA

Ahora quizás alguien diga: «En Gálatas 5:4leemos que algunos habían caído de la gracia.¿Qué, pues, significa esto?». Significa lo quetextualmente dice: no han caído de la vida, sinode la gracia.Si estudiamos la epístola, veremos que los

cristianos de la provincia de Galacia habíancomenzado bien su carrera; pero luego presta-ron oídos a ciertos judíos que les aconsejabanque se circuncidasen y se colocasen bajo laantigua ley dada por Moisés. El apóstol Pabloles dijo lo siguiente: ¿Por qué os colocasteisbajo la ley? ¡De la gracia habéis caído!

NUNCA DEJAMOS DE SER HIJOS

Supongamos que un hombre rico encuentra aun joven de 17 años, lo lleva a su casa, lo adoptacomo hijo y le dice: «Desde hoy eres mi hijo, loscriados tienen la obligación de servirte. Puedesmandar por el coche cuando quieras, y disponerde todo como si efectivamente fueses mi hijo».Al día siguiente, el rico pregunta: «¿Dónde estámi hijo?». Uno de los criados, sonriendo, contes-ta: «Está en el desván limpiando los zapatos de

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la familia». Entonces, va a verlo y, en efecto, lohalla así ocupado. Le pregunta: «¿Por quéhaces esto?» y él contesta: «Me reconocí tanindigno del lugar al que fui elevado que hequerido hacerme merecedor de mi estancia enesta casa». Entonces el corazón del hombrese entristece al ver el poco aprecio que aquelmuchacho hace de su bondad y favor, lo quele ha llevado a renunciar al rango que se lehabía ofrecido y sumarse al número de loscriados.Cayó de la gracia, mas no dejó de ser su hijo

adoptivo, porque esta condición era definitiva.Fue él quien por un acto suyo se había privadode gozar de esa posición. Esto es lo que pode-mos aprender del versículo de la epístola a losGálatas.El que cae de la gracia no es, como muchos

se lo imaginan, una persona que vuelve almundo y se entrega de nuevo a los vicios, sinoque, por el contrario, es una persona que,habiendo creído en Cristo para su justificación,pretende luego mantenerse en el favor de Diospor su vida ejemplar y su observancia de laley.

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LAS OBRAS DE LA LEY EL FRUTO DEL ESPÍRITU

Alguien dirá: «¿No le parece que debemosguardar los diez mandamientos?». Yo opinoque debemos hacer más que esto. Suponga-mos que tengo dos medidas, una de un metro ymedio de altura y otra de dos metros. Si llego ala que tiene dos metros, es natural que llegotambién a la que tiene un metro y medio. Cristoes la medida del cristiano. Si este ama a Cristo,sin duda ha de cumplir la ley, aunque esta nosea la medida del cristiano ni su regla de vida:“para que la justicia de la ley se cumpliese ennosotros, que no andamos conforme a la carne,sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:4). ElEspíritu no une nuestros corazones al legalis-mo, sino a Cristo. Hay un gran contraste entrelas obras de la ley y el fruto del Espíritu.¿Qué les parece si un príncipe, al casarse,

regalara a su esposa un ejemplar de los regla-mentos de policía y las últimas leyes aprobadaspor el Parlamento?No, un hombre no hace semejante regalo. Él

sabe que es amado; ella participa de la posiciónde su esposo, desea mantener su dignidad. Elesposo seguramente nunca tendrá que pedirle asu esposa que acate las leyes. De igual manera

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nuestra posición no es la de siervos. La graciade Dios nos llama a ser compañeros de Cristo.Somos hijos de Dios. Debemos procurar seguira Cristo. Si volvemos al pasado y procuramosganar el favor de Dios por el servil medio deguardar la ley, caemos de la gracia, estamos pri-vados de disfrutar los beneficios que en Cristonos pertenecen, dejamos de experimentar quepor Cristo “tenemos entrada por la fe a esta gra-cia en la cual estamos firmes” (Romanos 5:2).

MUERTO A LA LEY

En Romanos 7:4 leemos: “Vosotros, herma-nos míos, habéis muerto a la ley mediante elcuerpo de Cristo”. Ahora, todo se encierra enCristo. No agradamos a la carne; no hacemosnuestra voluntad, sino la de Cristo. Esto nosrecuerda al ciego Bartimeo, cuyos ojos le fue-ron abiertos. Lo primero que vio fue la faz deAquel que le había dado la vista. Jesús le dijo:“Véte”; pero ¿qué hizo él? “Seguía a Jesús enel camino”.Refiriéndose a ese hecho se dice que Jesu-

cristo deja hacer al hombre su propia voluntad;pero ¿cuál debe ser la voluntad de todo cristia-no?18La eterna seguridad del creyente (A. J. Pollock)© Ediciones Bíblicas – 1166 Perroy (Suiza/Switzerland)

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HACER LO QUE A CRISTO LE AGRADA

Bien sé que la salvación es libre, libre comoel aire que respiramos; sin embargo, al conoci-miento de la salvación le sigue una vida fiel yfervorosa. La fe y las obras van siempre juntas.Los que son salvos sienten en su corazón

impulsos de amor y gratitud hacia Cristo, y elEspíritu Santo que mora en ellos les alienta aservir a Dios, a seguir a Cristo y a hacer lavoluntad del Señor.

LOS QUE RECAYERON

Puede ser que algunos digan: «¿No hay enla epístola a los Hebreos, capítulo 6, un versí-culo que habla de recaer?». Que lean conmucha atención los versículos 4 al 6 de esecapítulo. En ellos se dice: “Porque es imposi-ble que los que una vez fueron iluminados…y recayeron, sean otra vez renovados paraarrepentimiento”. Esto significa que no haymisericordia para los que recaen. La perdiciónde los tales es tan cierta como la del diablo.Estas palabras se refieren a ciertos judíos queprofesaban el cristianismo, pero que volvieronal judaísmo. Su profesión era una impostura. Al

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volver al antiguo régimen, era como si crucifica-ran de nuevo a Cristo, exponiéndole al vitupe-rio. Renegaron de la fe cristiana; esto era comodeclarar que Cristo era un impostor y les quita-ba todo interés de ocuparse en él.Estoy seguro de que ninguno de mis lectores

puede llamarse un consumado apóstata. Elcapítulo 6 de Hebreos trata de una completaapostasía; trata de individuos que tenían los ojosabiertos a la luz, pero perdieron todo su interéspor Cristo, hasta el punto que no querían tenerabsolutamente nada que ver con él. Sé quemuchas personas, a pesar de vivir alejadas deDios, en el fondo de sus corazones tienen ciertorespeto por Cristo y no quieren desligarse de élpor completo. Recordando aquellos tiempos feli-ces, ellas exclaman: «Daría cuanto poseo porencontrarme como entonces». Esto no es unaapostasía; se trata solamente de un desvío.Tales personas ambicionan gozar de nuevo dela gracia de Dios, pero necesitan confesar suspecados para gozar de nuevo de Su presencia.

LA PUERCA LAVADA

Otro puede decirme: «¿Cómo se compaginaesto con lo que se halla escrito en 2 Pedro

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2:22?» (“Pero les ha acontecido lo del verdade-ro proverbio: El perro vuelve a su vómito, y lapuerca lavada a revolcarse en el cieno”). Noestá dicho que la oveja vuelva a revolcarse enel cieno, sino la puerca lavada. Se trata única-mente de un incrédulo que se hizo religioso –una puerca lavada– y así practicaba. Laspuercas lavadas no son, en manera alguna,ovejas. Una puerca, aunque intentemos sacarladel lodazal y con un cepillo, agua caliente yjabón la limpiemos completamente, no muda sunaturaleza. Hay personas religiosas que sealistan en una congregación cristiana, asistenregularmente a las reuniones, aun participan dela Cena del Señor, y son en apariencia buenaspersonas. Pero al conocer sus corazones, unodescubre que su naturaleza no ha sufrido cam-bio alguno. Acuden a las reuniones, les gustacantar himnos, pero no son otra cosa que puer-cas lavadas; y si murieran con el pan de laCena en la boca, su alma iría al infierno. JudasIscariote era una puerca lavada. Simón el Magoera otra, y en los países llamados cristianos secuentan por millares. He encontrado grannúmero de ellas. Pregunto: ¿Dónde está su reli-gión?

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¿DENTRO O FUERA?

¿Pueden decir ustedes que aman a Dios detodo corazón? ¿Pueden afirmar que Cristo espara ustedes el señalado entre diez mil?¿Están perdonados todos sus pecados? ¿Opueden únicamente decir: Hemos sido bautiza-dos, vamos a la iglesia y tomamos la comu-nión? No pregunto esto con intención deofender a nadie; pero es necesario que todossean lo que profesan ser y que estén muy segu-ros de que ocupan el lugar que les correspon-de.Si alguien estuviera íntimamente persuadido

de no ser salvo, de no estar convertido, de nohaber nacido de nuevo, a pesar de su religión,que se empape de esta verdad: no es más queuna puerca lavada. No obstante, para él haymisericordia en Cristo.Supongamos que voy a visitar a cierto gran-

jero y, al llegar al lugar en que vive, veo que haybastante movimiento. Él está en el corral. En laciudad vecina se celebra una gran exposiciónganadera y nuestro hombre quiere exponer enella algunos de sus productos. ¿Ven aquellacorpulenta puerca tan engalanada, y aquellalinda oveja? Va a exponerlas y, si no me enga-ño mucho, obtendrá el primer premio.

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LA VIEJA NATURALEZA NO PUEDE SERCAMBIADA

Sale nuestro amigo guiando a sus animales,pero, al pasar cerca de un charco, la puerca daun resoplido de satisfacción y se hunde en elcieno. Y es que, a pesar de su estado de limpie-za y de las cintas que luce, su naturaleza es lamisma, no ha cambiado en nada. De un saltose echa en el charco y da a la vez un empujóna la oveja, la que queda igualmente cubierta debarro. Entonces ¿qué sucede? La puerca estásatisfecha, pero la oveja se siente afligida. ¿Porqué? Porque una puerca lavada conserva suprimitiva naturaleza y, por lo tanto, le gustarevolcarse en el charco y cubrirse de fango. Laoveja se siente afligida porque ha sido mancha-da. Del mismo modo, una oveja de Cristo,cuando cae en pecado, siente gran aflicción ensu alma.No quiero, en modo alguno, desanimar al

más flaco creyente que lea estas palabras. Aeste le digo: ¿Oyó la invitación de Cristo: “Venida mí”? ¿Dice usted que sí, que confía en Él encuanto a su salvación, y procura seguirle?¿Desea ser más celoso en seguir sus cami-nos? Lo mismo deseamos todos, pero nuestrasalvación depende de nuestra confianza en el

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Page 24: LA ETERNA SEGURIDAD DEL CREYENTE...cada uno de ustedes dijo: «Señor, oigo tu voz y busco tu gracia para seguirte». Desde aquel instante no siguen ciertos credos, siguen a Cristo;

Señor Jesucristo como Salvador. Hacemosbien si deseamos servirle mejor y seguirle másde cerca, pero la salvación se basa en Suobra consumada y Su sangre derramada.Que estas palabras salidas de la boca de

nuestro Señor Jesús penetren en sus corazo-nes: “Yo les doy vida eterna, y no pereceránjamás”. He aquí una almohada donde puedenreclinar sus cabezas. Antes de entregarse alsueño, cada uno de ustedes puede decir: «Sino despierto en este mundo, despertaré en lapresencia del Señor Jesucristo».

EL ESPÍRITU MORA EN LOS CREYENTES

Entre los creyentes del Antiguo Testamentoy los del Nuevo, existe una diferencia parecidaa la que hay entre los barcos de vela y los devapor. Los creyentes de los tiempos del AntiguoTestamento son como barcos de vela; los delNuevo Testamento como los vapores. El Espíri-tu de Dios vino sobre los creyentes antiguos,mientras que ahora el Espíritu mora en los cre-yentes. El poder, como en el buque de hélice,está en el interior.Hallándome una vez en Florida, en los Esta-

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de las Bahamas, el que dista de dicho puntocerca de 500 kilómetros.Respecto del tiempo que un barco de vela

emplearía para hacer este trayecto, obtuve lasiguiente respuesta: «Con un viento favorable,el viaje se realiza en tres días, pero, si el tiempoes adverso, puede durar hasta dos semanas».Evidentemente esto era muy incierto.Esta misma incertidumbre la notamos en los

creyentes del Antiguo Testamento. Tenemos,por ejemplo, el caso de Sansón: “Y el Espíritude Jehová comenzó a manifestarse en él”(Jueces 13:25). Pero, después de la ascensiónde Jesús, el Espíritu Santo descendió a la tierray vino a morar dentro de los creyentes. Ahora,así como los barcos modernos tienen su fuerzadentro de sí mismos, lo que los habilita paraandar contra viento y marea, así el cristiano tie-ne un poder interno que lo habilita para vencertodas las oposiciones del mundo.Por lo tanto, ahora podemos aprovechar

esta sencilla lección: “Yo les doy vida eterna,y no perecerán jamás”. Además, en Lucas 15vemos que el Buen Pastor pone la oveja sobresus hombros y la lleva a su casa. ¿Saben uste-des cuántas manos tiene una oveja? Hice estapregunta a gran cantidad de personas ymuchas contestaron: Cuatro.

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UNA OVEJA NO TIENE NINGUNAMANO

Entonces, ¿cómo puede asegurarse? Le esimposible hacerlo, pero el pastor la asegura, laagarra por las cuatro patas, la pone sobre sushombros y la lleva a su casa. Estamos en lasmanos del Hijo y en las manos del Padre. Quie-re decir que tenemos una doble garantía delamor divino, como nos lo dice el Señor Jesu-cristo: “Yo les doy vida eterna y no pereceránjamás”. Que estas palabras penetren en suscorazones y les proporcionen una verdaderapaz para lo futuro, por amor de Cristo. Amén.

A. J. Pollock

MÁS QUE VENCEDORES

“Y sabemos que a los que aman a Dios,todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a losque conforme a su propósito son llamados. Por-que a los que antes conoció, también los pre-destinó para que fuesen hechos conformes a laimagen de su Hijo, para que él sea el primogé-nito entre muchos hermanos. Y a los que pre-destinó, a éstos también llamó; y a los que

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llamó, a éstos también justificó; y a los que jus-tificó, a éstos también glorificó.¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por

nosotros, ¿quién contra nosotros? El que noescatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregópor todos nosotros, ¿cómo no nos dará tambiéncon él todas las cosas? ¿Quién acusará a losescogidos de Dios? Dios es el que justifica.¿Quién es el que condenará? Cristo es el quemurió; más aun, el que también resucitó, el queademás está a la diestra de Dios, el que tam-bién intercede por nosotros. ¿Quién nos sepa-rará del amor de Cristo? ¿Tribulación, oangustia, o persecución, o hambre, o desnudez,o peligro, o espada? Como está escrito: Porcausa de ti somos muertos todo el tiempo;somos contados como ovejas de matadero.Antes, en todas estas cosas somos más que

vencedores por medio de aquel que nos amó.Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, nila vida, ni ángeles, ni principados, ni potesta-des, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni loprofundo, ni ninguna otra cosa creada nospodrá separar del amor de Dios, que es en Cris-to Jesús Señor nuestro”.

Romanos 8:28-39

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NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO

“Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, decierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será

salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida

da por las ovejas.Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas,

y las mías me conocen, así como el Padre meconoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vidapor las ovejas.Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y

me siguen, y yo les doy vida eterna; y no pere-cerán jamás, ni nadie las arrebatará de mimano. Mi Padre que me las dio, es mayor quetodos, y nadie las puede arrebatar de la manode mi Padre”.

Juan 10:7, 9, 11, 14-15, 27-29

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