La Evolución de La Democracia

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LA EVOLUCIÓN DE LA DEMOCRACIA

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LA EVOLUCIÓN DE LA DEMOCRACIA

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La política contemporánea parece no tener dudas acerca del carácter positivo de la democracia. Sin embargo, las opiniones respecto a la naturaleza de la democracia y los motivos de su valor han ido cambiando a lo largo del tiempo.La palabra “democracia” deriva del término griego compuesto por “demos” (que significa “pueblo”) y “cratein” (que quiere decir “gobernar”). Por tanto, literalmente significa “gobierno del pueblo”. De hecho, esta palabra comienza a utilizarse en el siglo V a. C. en Atenas, pues esta ciudad-estado se considera el primer ejemplo de un sistema acorde a las nociones modernas de democracia.En términos generales, se entiende por democracia el régimen político en el que la soberanía reside en el pueblo y es ejercida por éste de modo directo o indirecto. Lo cierto es que las democracias actuales son

bastante diferentes al sistema de gobierno ateniense del que heredan su nombre. En este sentido, el significado del término ha evolucionado mucho, sobre todo desde finales del siglo XVIII, con la sucesiva incorporación al sistema democrático por parte de muchas naciones y el reconocimiento del sufragio universal y del voto femenino en el siglo XX. Sin embargo, no han sido esos los únicos ni más importantes hitos en el desarrollo y evolución del concepto de democracia y del sistema de gobierno y Estado que lo acompañan. De ahí que, a continuación, expongamos un breve esbozo sobre el

desarrollo histórico del concepto de democracia: La democracia ateniense:

La democracia experimentada por Platón y Aristóteles en la antigua Atenas era radicalmente distinta de las democracias actuales. En primer lugar, sólo los ciudadanos de sexo masculino tenían garantizados sus derechos políticos, es decir, los hombres

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libres de ascendencia ateniense, lo que excluía a los esclavos, a los metecos o extranjeros, incluso a los individuos cuyos dos progenitores no eran atenienses y, por supuesto, a las mujeres. En segundo lugar, los miembros del consejo eran designados por sorteo, pues se pensaba que las elecciones discriminaban antidemocráticamente a los menos populares. Finalmente, todos los hombres que eran ciudadanos tenían derecho a participar en el debate público y en la toma de decisiones de la Asamblea, cuya soberanía era absoluta. En este sentido debemos tener en cuenta que las polis o ciudades tenían pequeñas dimensiones y una escasa población, por lo que resultaba factible el ejercicio de una democracia directa.

En la República romana, el poder legislativo correspondía al Senado y el poder ejecutivo a las magistraturas, cuestores, pretores y cónsules, entre otros. En un principio estos cargos eran elegidos por los patricios, es decir, por los ciudadanos con derechos. Posteriormente, la plebe también pudo participar en las elecciones. De hecho, múltiples cargos públicos se renovaban por elección directa tras lo que podríamos calificar como verdaderas campañas electorales. Sin embargo, con el tiempo, el sistema fue degenerando.La Edad Media es el período, por excelencia, de la monarquía de derecho divino y, consiguientemente, de la caída de los ideales democráticos. Si bien durante esta etapa histórica se utilizó el término “democracias urbanas”, sobre todo en Italia y Flandes referido a las ciudades comerciales, lo cierto es que bajo ellas realmente se amparaba un régimen aristocrático. El resurgimiento de la democracia moderna: Entre los siglos XVI y XVIII la evolución del pensamiento político fue paulatinamente sumando argumentos en favor de la idea de democracia. La revolución del pensamiento renacentista y la Reforma luterana, así como el progresivo ascenso social de la burguesía, se sitúan en el origen de esta evolución.

Desde mediados del siglo XVII y sobre todo durante el siglo XVIII se sucedieron nuevas formulaciones filosóficas, directamente incidentes en el sistema político. Pensadores como Hobbes, Locke y Rousseau, así como las instituciones inglesas influyeron en el continente europeo a través de escritores que, al igual que Montesquieu, encontraban en dichas instituciones la realización perfecta de la libertad ciudadana, que quedaría definitivamente incorporada a la democracia occidental con la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”. Siglos XIX y XX: De la democracia liberal a la democracia popular: El siglo XIX se caracterizó por la paulatina extensión de la democracia, tanto geográfica como socialmente. La participación ciudadana se fue incrementando paulatinamente pero tuvo que ir superando varias limitaciones y obstáculos, para así avanzar desde los sistemas censitarios al sufragio universal y, finalmente, alcanzar el derecho al voto las mujeres. La necesidad de ofrecer una adecuada respuesta política a ciertas demandas y necesidades sociales propició que la originaria democracia liberal, de inspiración burguesa, evolucionase hacia una democracia social que abrió paso a la conocida como democracia popular.En la actualidad, la mayoría de la población de los países democráticos asume que el desarrollo histórico de la democracia culmina con la democracia representativa, en la que el pueblo o ciudadanía cede su soberanía a los representantes escogidos mediante elecciones libres. De hecho, este sistema es el más ampliamente implantado entre los países democráticos. Frente a la democracia directa, las necesidades de la democracia

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representativa implican la incorporación, entre otros, de los siguientes mecanismos: representación, verticalidad, principio de la mayoría, división entre titularidad y ejercicio del poder, y constitucionalismo. La aparición de las primeras constituciones, a partir de la Revolución francesa y la Independencia estadounidense, tiene una singular trascendencia, ya que se instituye el principio de separación de poderes, se organizan los mismos y se reconocen y garantizan los derechos humanos. Surge, de este modo, el Estado de derecho. El Estado de derecho es el Estado característico de las sociedades democráticas. En un Estado de derecho no se interviene directamente en el modo de vida de la sociedad civil y se respetan las libertades y derechos de sus ciudadanos.En síntesis, la democracia es una forma de gobierno que deriva del consentimiento libremente otorgado por el pueblo. Éste puede ejercer el poder directamente o a través de sus representantes, que son elegidos en procesos electorales. La democracia es el modelo de convivencia ético y político más idóneo para los ciudadanos, por ser el más representativo y el más respetuoso con los derechos de la sociedad civil. No obstante, es un modelo que continuamente necesita perfeccionarse en consonancia con los nuevos tiempos y sus necesidades. En este sentido, la democracia hoy en día se encuentra ante nuevos retos como son la trascendental influencia de los medios de comunicación (no sólo sobre la sociedad en su conjunto sino también como instrumento político de los partidos); el llamado “fin de las ideologías” que evidenciaría una diferenciación mínima de las diferentes propuestas políticas; la crisis del Estado nacional y, consecuentemente, del concepto de “soberanía nacional”, que se debate entre la creciente regionalización por un lado y la transnacionalización por otro; o el contexto de globalización en el que nos hallamos y en el que, junto con la “aldea global”, cobran cada vez más pujanza conceptos como

el de “ciudadanía global”.