La Existencia Banal

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La existencia banal Por Luz González Umeres Esta mañana he releído unos textos de Peter Seewald en una entrevista a Benedicto XVI en la cual le pregunta al Pontífice si el cristianismo, como lo entiende el Papa, es una fuerza provocadora que cuestiona lo que está en boga en los miembros de la sociedad del bienestar. En otras palabras, pregunta si el cristianismo es un revulsivo para la existencia banal de la juventud inmersa en los placeres y las comodidades de la sociedad del bienestar. El Papa responde refiriéndose a la mentalidad que banaliza la vida humana hoy día, y dice: “hay que tener de nuevo presente que ser hombre es algo grande, un gran desafío. Por eso la banalidad de dejarse llevar no hace justicia al hombre. Tampoco lo hace la postura según la cual la comodidad es el mejor modo de vivir y el bienestar es el único contenido de la felicidad”. Me ha impactado la claridad con la cual el Santo Padre penetra en el meollo del quehacer educativo que nos alcanza también a los profesores universitarios: nos toca realizar una lucha frontal con el materialismo que hoy tiende a dominar la vida y las aspiraciones de las generaciones más jóvenes, esperanza del mundo futuro. He recordado, a la vez, el testimonio de una joven estudiante, alumna mía hace un par de años, quien me vino a buscar días atrás en mi despacho en el Campus Universitario de San Eduardo para conversar conmigo. Decía, “quiero que lo sepa. Me he dado cuenta de lo crucial que es entre los jóvenes de mi edad vivir la virtud de la castidad. Hace poco lo he visto con claridad meridiana. Por eso veo que tengo que hablar de esto con mis amigas y explicarles que la felicidad está en otro modo de ver la vida y la familia sobre todo. Hay que prepararse pare esa gran tarea que es el amor limpio y fecundo entre los esposos, cimiento de una familia sólida en el futuro”.

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La existencia banalPor Luz Gonzlez Umeres Esta maana he reledo unos textos de Peter Seewald en una entrevista a Benedicto XVI en la cual le pregunta al Pontfice si el cristianismo, como lo entiende el Papa, es una fuerza provocadora que cuestiona lo que est en boga en los miembros de la sociedad del bienestar. En otras palabras, pregunta si el cristianismo es un revulsivo para la existencia banal de la juventud inmersa en los placeres y las comodidades de la sociedad del bienestar.El Papa responde refirindose a la mentalidad que banaliza la vida humana hoy da, y dice: hay que tener de nuevo presente que ser hombre es algo grande, un gran desafo. Por eso la banalidad de dejarse llevar no hace justicia al hombre. Tampoco lo hace la postura segn la cual la comodidad es el mejor modo de vivir y el bienestar es el nico contenido de la felicidad.Me ha impactado la claridad con la cual el Santo Padre penetra en el meollo del quehacer educativo que nos alcanza tambin a los profesores universitarios: nos toca realizar una lucha frontal con el materialismo que hoy tiende a dominar la vida y las aspiraciones de las generaciones ms jvenes, esperanza del mundo futuro. He recordado, a la vez, el testimonio de una joven estudiante, alumna ma hace un par de aos, quien me vino a buscar das atrs en mi despacho en el Campus Universitario de San Eduardo para conversar conmigo.Deca, quiero que lo sepa. Me he dado cuenta de lo crucial que es entre los jvenes de mi edad vivir la virtud de la castidad. Hace poco lo he visto con claridad meridiana. Por eso veo que tengo que hablar de esto con mis amigas y explicarles que la felicidad est en otro modo de ver la vida y la familia sobre todo. Hay que prepararse pare esa gran tarea que es el amor limpio y fecundo entre los esposos, cimiento de una familia slida en el futuro.He escuchado con atencin a esta joven, le he ofrecido apoyarla en sus nobles iniciativas y por eso escribo estas lneas para hacer saber a los lectores que no todo es banalidad en la sociedad del bienestar. Que hay gente joven, lderes desde luego, dispuestos a rescatar para las generaciones del futuro, los valores cristianos del ser humano, de la vida y de la felicidad, que dentro de pocos das, el 11 de octubre, al proclamar un nuevo ao de la fe, el Santo Padre nos va a impulsar a proclamarlos de nuevo en los cinco continentes.