La experiencia de la letra lacan literario

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Jean·Mh:hel Rabaté LACAN LITERARIO LA EXPERIENCIA DE l.A LETRA ¿Por qué un Lacan literario? Basta echar u11 11 mirada paciente y exhaustiva a sus en sayo , y a los seminarios en los cuales di sc ut l' obr as literarias, para colocar en su ju slu perspectiva la importante función clínica dl' la literatura para el psicoanál isis lacaniano. Este libro no es una incursión en kt N aplicaciones de la teoría psicoanalítica a los textos li terarios, sino una explora ción del lugar privil egiado que Lacan as ignó a la literatura. ¿Por qué la ensean za de Lacan otorga a la literatura un rol que designamos como prominent e? ¿Cuál era para él la función de los argumentos, personajes, intr igas y ejemplos traídos de la li teratura? ¿Cuál es la especificidad de su manipulación de los ejemplos literarios si los comparamos a su emp leo de otros discursos como la filosofía, las matemáticas, o la lingüístiq1? Las lecturas de Lacan van de Sófocles a Shakespeare, de Moliere a Genet, el e Racine y Sade a Claudel, de Gide a Duras, de Poe a Joyce, desplegando un arse - nal de conceptos y de estrategias que confirman que el psicoanálisis está com· pletamente inmerso en la literatura -como Freud ya bien lo sabía. Lo qu e cuenta entonces es saber leer - incluso si uno quisiera comenzar por la lectu rn de Freud, ese estilista ejemplar. A fin de leer literalmente más que literariamen te, alcanza con entender cómo los modelos literarios definen la lógica del signi- ficante, describen la trayectoria de la letra, estructuran la lógica del fantasma y desembocan en el anudado del sinthoma. Una vez equipados por un tal saber, uno estará mejor armado para el descubri- miento del inconsciente con el fin de comprender en su singula- ridad exigente, la redefinición freudiana del alma humana . o= - ... =s .. :; ... 1111: - - .. u z z !:!! ce E ux ::5 ; ·• .. D .11 a -= V i a: a CI> .. ))((l srglo veintiuno editores ' e1 Jean-Michel Rabaté A EXPERIENCIA DE LA LETRA

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Jean·Mh:hel Rabaté

LACAN LITERARIO LA EXPERIENCIA DE l.A LETRA

¿Por qué un Lacan literario? Basta echar u1111

mirada paciente y exhaustiva a sus ensayo,,

y a los seminarios en los cuales discut l'

obras literarias, para colocar en su juslu

perspectiva la importante función clínica dl'

la literatura para el psicoanálisis lacaniano. Este libro no es una incursión en ktN aplicaciones de la teoría psicoanalítica a los textos literarios, sino una explora

ción del lugar privilegiado que Lacan asignó a la literatura. ¿Por qué la ensefían

za de Lacan otorga a la literatura un rol que designamos como prominente?

¿Cuál era para él la función de los argumentos, personajes, intrigas y ejemplos

traídos de la literatura? ¿Cuál es la especificidad de su manipulación de los

ejemplos literarios si los comparamos a su empleo de otros discursos como la

filosofía, las matemáticas, o la lingüístiq1?

Las lecturas de Lacan van de Sófocles a Shakespeare, de Moliere a Genet, ele Racine y Sade a Claudel, de Gide a Duras, de Poe a Joyce, desplegando un arse­

nal de conceptos y de estrategias que confirman que el psicoanálisis está com·

pletamente inmerso en la literatura -como Freud ya bien lo sabía. Lo que

cuenta entonces es saber leer - incluso si uno quisiera comenzar por la lectu rn

de Freud, ese estilista ejemplar. A fin de leer literalmente más que literariamen

te, alcanza con entender cómo los modelos literarios definen la lógica del signi­

ficante, describen la trayectoria de la letra, estructuran la lógica del fantasma y

desembocan en el anudado del sinthoma. Una vez equipados

por un tal saber, uno estará mejor armado para el descubri­

miento del inconsciente con el fin de comprender en su singula­

ridad exigente, la redefinición freudiana del alma humana.

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Jean-Michel Rabaté

A EXPERIENCIA DE LA

LETRA

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traducción de ARlEL DILON

versión wrregida y nmisada por PAI'RICIA GHEROVICI Y EL AUTOR

LACAN LITERARIO La experiencia de la letra

P<>! JEAN-MICHEL RABATE

))((] siglo veintiuno editores

MEXICO ARGENTINA

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~grupo editorial ~siglo veintiuno

siglo xxi editores, s. a. de c. v. < ! 1 ;1;r )1~ 1 .,1 ,11,, l-18 , t ,•JI 111,1 •1 ~ 111 ;J :11 ~ •'i .

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BFl 7:1 R:l:l 2001i lbb;i1é, J c; 111 -Miclwl

J,aca11 lilerario : la exptriencia de la lelra / por

J< '< 111 -Micll<'I RdJ<1l é; ll'<1d11cc iú 11 " " A ricl Dilo11 . Mt'x irn : Siglo XX I, 2007.

21i8 p. - (l'sico logí<1 y psico <111 ;íli sis)

ISBN: !178-% 8-2:\-2() l ' l-1

1. l's i< ·oa 11 ;ílisis. 2. Li1 e raturn . l. Dilo11 , /\ riel , Ir. 11. L 111 . S<T

pri111 e r;i <'dici ó 11 "" c sp;11\o l, 2007 pri111 e r;i re i111prcsió 11 , 2011

© sig lo xx i (-·di lores , s .a. de c.v.

isb 11 : 978-%8-2:1-2Gl 4- I

de rec li us rese rvados conlü n11 (' a L1 k y illl preso y hecho e n 111 éx ico / prin1 e d ;11ut 111;idc 111 111ex1co

INTRO DUCCIÓN

¿Es d ifíc il lee r a Lacan? Sí, a te ni é ndonos a tlll re pa ro esc t1 chad o con frecue ncia : Laca n es pe rve rsamente oscuro , impe ne trable, más aún para un público q ue e nfre nta p roblem as de traducció n y di sta ncia cultural. La dificultad , sin e mba rgo, es intrínseca a su rad ica l estrate­gia, que apunta a fo rma r una nueva clase de psicoanalistas . Lo co n­firm a , po r ej e mplo, a l comie nzo de su co nocido trabaj o "La insta ncia d e la le tra e n e l inconscie n te o la razó n desde Fre ud'', un tex to que se ñala la o rie ntac ió n li te ra ri a de Laca n y a l que e n breve regresaré. ' Esta difi culta d de Lacan , e n cu alquie r caso, se desvanece le nta pero firm e me nte a medida que nos inte rnam os e n este nuevo siglo . Con est o 11 0 pre te ndo que di cha dilicult acl d esaparezca ta n pro n to com o compre ndemos que es racio na l. Sin o más bien que, al e n tra r e n o tra e ra , a la que se podría ll am ar "laca niana", así como al siglo xx bie n podría ll am á rselo freudian o , nuestra realidad se ve cad a vez 1n ás como una fi cción lacania na, esto es, una ve rdad que ha e ncon trado una adecuad a estruc t.ll ra fi cc io na l.

Laca n es difíc il , sí, pero no oscura ntista, y su de libe rad a difi cult ad 11 0 d e be ría pa ralizar sino pro vocar. Entre los muchos disfraces que e lige pa ra sí, nunca se co nt ó el d e l metafísi co abstrac to, el de l "espe­culador" a nsioso poi· revisa r e l di scurso psicoanalítico e n n o mbre de un a con siste ncia filosófi ca m ás sofi sti cad a . Los conceptos que estuvo elabora ndo a lo la rgo d e una ca rre ra prolo ngad a y p roductiva ha n de mostrad o se r, tod os e llos, fo rmidablem e nte agudos y o rig inales, y ha n llevad o al psicoanálisis, e n e fec to , desde el siglo XIX d el que Fre ud ape nas e m e rge hacia un futuro pe rfe cto que inte nta rnos explicar e n té rminos d e post-a lgo: postes truc tu ralisrno, posmo­d e rnidad o posfe minismo . Ahora qu e he mos celebrad o los primeros cie n a1-1os d esd e que Freud d esc ubrió e l inconsc ie nt e (füc, ele hecho, e n 1897 e n que Freud come nzó su au t.oanálisis, cua ndo "Nada de lo

1.Jau¡ues Ltca n "La insta ncia d e la le tra e n e l i11 co11sc ie 11te o la razó n desd e Fre 11d "

e n L1i:rilm 1, México, Sig lo XXI, t raducció11 d e 'Tom ás Segovia, 22a. ed ., 2003.

[7]

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8 IN rnorn 'CUÓN

humano le e ra ajeno") pode mos afin11ar que la supervive ncia d e l pensa1 ll ien to freudiano hoy es tá íntimamente 1 igada a la evolución del discurso lacaniano.

Con e l rápido desarrollo de la ge né ti ca, la biología y la química , uno oye a menudo que el psicoanálisis es obsolc10, que ha perdido toda credibilidad cic11tífica. Pero incluso si su base específica ha sido cues tionada nrncl1as veces, e l psicoanálisis (o el mito qu e éste ha creado) sigue provocando al pensa111ie n10 y cuestionando muchos de 1n1es trns presupuestos bás icos ace rca de la subjetividad y la psiqu e hun1a na. Se podría decir incluso que Lacan a111icipú la obsolescencia del psicoa nálisis tradiciona l c inventó u11 nuevo medio para co11tra­rres tar ese destino y ava11zar 111ás a ll á. En lo connT11icnle al desa­rrollo actual del campo laca nia110 int e r11acio11al , 11rnchas nuevas pu­blicaciones académicas han visto la luz en los úllimus a1-1os, y se ha n d edicado 111 c'is y más co nkrencias a lec turas psicoamdíticas sobre c ine, ghwro, arte, polí1ica y sociedad. Pero d foco pa rece habcrsc despL11.ado hacia un discurso lll;is políiico y crílico.

Uno de los ohjciivos de cslc libro es el de reconsiderar la cs¡wcili­c idad de la lclra de Lacan. La me jor ma ne ra ck saber u)n10 ker a Lacan es c0111prcndicndo cón10 d lec a olros <HIIOrcs. Por e je mplo , cuando Lacan lan zo su eslogan de llll "retorno a Fre11d", e n primer lugar quiso decir que un psicoanalista serio debería comenzar por leer rig1trnsarncntc los escritos del 1i111dador de sil di scipli11a, larca no 1.a11 Uícil corno parece. Las ideas freudianas han pc rmcado 1111es-1.ra c11l111ra 1anto c11 Europa como e n América, del No rle y del Sur, has la el punto de que hoy dilú:iline nl.c podernos describirnos a 1wso1ros n1isn1os o a olros sin 111ilizar 1én11inos laks como "ne uróli­co", "psiccítico" o "paranoico", pcmt 110 hablar del adjelivo "liisl érico". No ohsta111e, más alLí de esaj<:'rga popular, parece que la image n de Freud o del psicoa 11 ;í lisis evocada en, digamos, Francia , l11gla1e rra, Arge 111ina, Brasil , México y Esiados U11iclos, co1tjura cuadros 1nny dive rgentes, 111arcos conu:plualcs que 1.i e ncn n111y poco en connín. ¿Se debe eso 1a11 sólo a problc1n as el e 1raducció11, d e k11grn~jc o d e cultura , o a c11est.io1ws insti1.11cional es y políticas más amplias? El lllis­mo Frc11d i11sis1ió e n e l aspcClo i11t e rnacio11al del 1novillliento que había h111clado. El "retorno a Frcud" de Laca11 d estacó la i111por1a11-c ia de las le11guas y las c111!11r<1s c 11 las que el psicoamilisis debiera lrn­b;~jar. ¿Hasla qué punto las le<nías de la "psique" -no imporla lo que ésta sea- que se proclaman unive rsales están lirniladas por la c11l111ra )' por la len gua? Más aún, la dirne11sió11 clínica que podría ve rse como

INTRODllCCIÓN 9

u11 a práctica u11ive rsal que vincula a diversos grupos a pesar de sil divergencia teórica, ¿es u11 sustralo común o un elemento singular intraducible que tie ne que ser o lvidado si dichas teorías pretenden conservar tocio su impacto?

La complejidad superficial de la obra de Lacan adopta su ver­dadera significación, cuando füerza a los lectores a cuestionar la pre­sunta 1.ranspa rencia d e l discurso c ie ntífico y les obliga a 1.orn arse conscientes del papel productivo de la equivocación , de la dislo­cación sintáctica, del juego de palabras, e n resume n , a experime ntar e l le nguaje no meram e nte como 1111 m edio de comunicació n, sino como un mediador que posibilita e l pensamiento, la in terve nció n y, e n ocasiones, de hecho, que permite al psicoanálisis fun cionar como la "cura hablada". Corno Mallarmé , con quien se lo ha comparado frecue111.emen1.e, Lacan aparece efec tivamente ade lantado a su t.icm­po, habié ndose a11t.icipado en muchas tendencias que, cada vez m ás , darnos por sentadas. Así, si nos l~j amos de modo más minucioso en e l e nsayo mencionado a rriba, e n e l que La can se jacta o rgullosamente d e su propia dificultad, su principal causa parece se r la consecuen cia de un hiato entre el habla y la escriLUra:

Lo esc rito se distingue e n e fecto po r una preemine ncia d e l texto[ ... ] , lo cual

pe rmite ese apretarniento que a mi juicio no debe dejar a l lector o tra sa lida

que la de su e ntrad a, la cual yo prclie ro difíciJ.2

Un poco a la manera de Magri11.e que escribe "Esto no es una pipa" d eh<tjo de la pintura de una pipa, Laca11 a iíade: "No será ést.e, pues, 1111 escrito, a mi juicio." Así, incluso ant.es de la publicación de Écrits e n 1966, Lacan se esm eró en dislinguir sus e nsei'ía nzas orales, ya sea e n su Seminario -un eje rc icio semanal ad aptado a 1111 públi­co panicular, que apuntaba a una nueva pedagogía y a Ja formación de un tipo cliferellte de psicoanalista- o en las dive rsas conferencias que brindó, como aque lla presenl.ación d e 1957 para es1.udiant es de filosofía, a partir de sus propios "1.exws" literarios o "carias" escritas. La mayoría de los ensayos "escritos", no obstant.e, son ve rsio nes revisadas d e discusiones anteriores que ya se e ncuentran e n los Semi­narios (donde se han de ha llar, por eje mplo, las primeras e ntregas de una confrontac ión con Poe o cou Sacie ). Pero aun si esas primeras versiones son e n cierto sentido "más fáciles" (más rel~jadas y char-

~ Jacques Lacan, fanilos / , 0/1. rí l ., p. 473.

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1 () INTROl>l ICCIÓN

ladas , co111ie11c11, no obs1a111c, rno111entos densos y paradójicos) , la cuestión principal sigue siendo la vacilació11 del a11 1or sobre el esta tu­to d e su 1ex to.

Una obse rvación hecha al cornie nzo del Se1nim1rio 20 sobre 1111 Seminario a11terior ayuda a dar sc111ido a lo que de 01ro rnodo podrfa verse corno meros equívocos. Cuando L~ditions d11 Sc11il había comenzado a planear la publicaciún de los Se1ninarios de Lacan, con e l Seminario 7 sobre la t'1ica al principio, Lacrn había declinado. Es así corno narra e l hecho en su propio Se rninario en el 0101-10 ele 1 !l72:

Sun:dc que 110 p11liliq11 é J,'J ~'llúr¡u e de l11 /Jsydw11afrse l L.11 rilirn drl f;sirna11ríli.1isl.

E11 esa é poca , era d e mi pal'l t> 1111<1 lorrna d e co rt es ía - dcs p11(s dt> usted , se lo

imploro, se lo e111/xum-. C:o 11 el 1ic 111po, d escubrí q11c podía d ec ir a lgo 1n;ís

sobre t> I as1111t o. Me ptTCal é, adc 111 ;ís, de q11c mi 111 a 11 era d e ava111.a r ¡·s1aba

cons1i111iclc1 por a lgo que pcr1 e 11 ccía a l orde11 d e l 110 q11ieru sahn //(Ir/(( r/111'so.:1

Dl' hecho es l>asta11tt' diffril ercer el c11e1110 de l .acan, b lncra 11oción de 11n a1lfi1rión dc1nasiado cortés rogá11dolc <t otro publicar anlcs que d co1111adicc la evid('ncia biográfica 1nás obvia. A1111 así hay algo de verdad en esla rcliccncia a p11blirar, al 1ne11os de ac11crdo con lo q11c Ro11di11csco n111cs1ra <'11 s1 1 ú1il biografía. Ella don1nH'11la cómo Fra11(ois Wa hl , el cdilor de Se11il , lllvo que lraba jar co 11 Lac 111 por largo tie1n¡m, s11plica11do y presionando hasla conseguir quC' {·I reuniera los diversos tcxlos que f11 e ro11 a parar a Érrits.~ Laca11 ere(' l'u11darnen1ali11e11te que n1alq11icr "escrilo" serio ha de ser, e 11 cieno sen1ido, il egible. L~sla es l;i razón por la n1al te n11i11a ace rcándose a .Joyce y e ncontra11clo e 11 el cscrilor irlandés u11 alter ego tan importa!lt(' en 1975-1977, y es lalllbién la razó11 por la que p11cdt· prese nt ar l;'crits como un libro que 110 e ra "para leer"J> No obs lanle, después de esa observación, aiíade que es laba l'eliz11ie111c sorprendido al ciarse n1e11-1a de q11e el Seminario sobre é1ica C<Hllenía tes is que lodavía eran vá­lidas y que "parece que se sos1inwn".U Al11dc una vez más a la

'1 l·.'/ S,,111 i11 11rio dr /uu¡1u'.1 / J1f'1111 . l .ihm 211. ¡\ 1Í11. 1 'l7~-l 'J7~ , l 1'<1ducc ió 11 dl' Dia11a Rabi -11 ovich , Dt'l 1110111-l'vla11ri y .J11lic1ci Sucre , B11l'11<>s Aires, Paid<is , 1089, p. 'l. l.os traduc­

tores illciuye 11 nota al pil' q1w exp li ca <' ljul'go de palabras: "i'f'il' (i111plo1'<1, mega) y ¡Ji11· (peor) son a11agralllas cu fra11 cés .''

·l Éli s<ibelil Roudi11t·scu, L~IG lll. J.,\/mzu dr' 111111 oida, historia di' 1111 sis/1·11111 dt 1 /H' ll ­

.111111il'l1/11, Buenos Aires, l·U :, 19~H. pp. ·IG8-'176. ;, S1,111illfll"i11 20, p. 37. ¡; !11irlm1, p. 38.

INTRODUCCIÓN 11

cuestión de la publicación del Seminario 7, seüalando que es e n vano trata r de convencer a críticos hostiles, prometiendo que va a retra­b~jarlo a fin de transformarlo e n un verdadero escrito.7

La ironía de esas afirmaciones es que introduce n otra clase ele relec111ra, clarame nte negativa y crítica esta vez, realizada sobre sus propios t.ext.os por Lacoue-Labarthe y Nancy, dos filósofos cercanos a Derrida a quie nes regresaré muy pronto, pues adoptaron 11n punLo ele visl a severo pero límpido acerca de las especulaciones d e Lacan sobre el le ngmüe. Esta clase de inve rsión irónica puede servir para alegorizar algunos problemas ele la transmisión temprana de las ideas lacania nas: aque llos que lo leen atentamente se convienen e n fe ro­ces críticos, su devoción se t.ransm11La muy pronto e n odio, mie ntras que los seguidores más devotos simplemente lo imitan , re pite n 1111as pocas frases que funcionan co mo insignias, sei'iales ele mutuo reconocimiento e n un determinado grupo cuya icleutidad se arüc11la en torno del nombre de Lacan. Es por eso por lo que resulta crucial pode r leer a Lacan por fuera ele las luchas partisanas pero e n uua ine­ludible pulseada con e l texLO. A tal efecto, se d ebe poner e n marcha un proceso que se asemeja basLanle a la lectura de Lexlos lit.e rarios, y que exige 1111 similar cuidado y e l mismo esc rúpulo me todo lógico que aque llos requeridos para e l es tudio ele la Iit.erat.11ra.

7 /hirlm1 , pp. 65-69.

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l. LACAN LITERARIO

El foco d e este libro es un estudio d e la contribución de Lacan al do­minio ele los estudios lite rarios, o dich o con más exac[jtucJ, un mapeo de lo que podría llamarse la teoría lit e raria de Lacan. Mi tesis fund a­me ntal es que Lacan sostie ne la centralidad d e Ja le tra y la lite ratura e n el psicoanálisis, e n tanto que ataca implacable mente cualquier co­sa que se parezca a un psicoanálisis a plicado, e n especial si es a plica­do al campo de la litera tura. ¿Cómo podemos e ncontrarle se ntido a esta apa rente contradicción ?

Po r o tra parte , no se ha puesto a ún suficiente a te n ció n sobre la cuestión d e la consiste ncia de la aproximac ión de Lacan a la lite ratu­ra. Se ha n escrito excelentes libros pa ra explica r e l lado "lit.e rario" de los textos d e Lacan (por ej emplo, las brillantes incursiones d e Mal­colm Bowie en el gongorismo de Lacan y sus vín culos con Proust.), pe ro no dejan d e estar obsesion ados con la cuestión d e la difi cultad de l estilo d e l propio Lacan , una dificulta d de la que ya nos hemos ocupad o . Mientras que estos int entos sou va liosos, y a me nudo ú1jJes, 111i principal empeiío e u este libro trabaj a en otra direcció n : Lacan no fue ta n só lo un usua rio de ej e mplos literarios sino tambié n un ac­tivo lecto r de textos lite rarios. Todo un sistema de críti ca -de un ti­

po especial, qué duela cabe- puede e 11 contrarse e n sus se mina rios y e n dive rsos "escritos".

Muchos psi coa nalistas que ha n tra tado de lidiar con los meandros de l enrevesado estilo de Lacan han lame ntado que no hubiese más estudios ele casos e n sus textos. De hec ho, aparte de una impactante excepción , la publicació n de una e ntrevista notable con un paciente psiquiá trico que e ntre otros de lirios cre ía se r la reencarnac ió n ele Nie tzsche y Antonin Arta ud,I es poco lo que hay e n la obra de Lacan que pueda dar tes[jmonio d e su prác tica clínica. Y uno se equivoca ría

1 Véase "A Lacanian psychosis: lnte rview by Jacques Lacan", lldumi11g t11 Fmud: Cli-

11iml l'sY' h.onnnlvsus i11 !he S1/w11l 11// ,r11"1111 , traducido y editado po r Stuan Schne ide r­ma 11 , New Have 11, Yate Unive rsity Press , 1980, pp. 19-'l l. U11a breve selecció n de los es­t11dios el e casos psiquiátricos de Lacan puede e ncontrarse e n Jacques Lacan, "frr111rwx

111 i11li'11w11ti1111s, Alenc;on , Are p Éditions, 1977.

ll 3]

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l•l L\t:,\N l.ITLR.IRIO

grave1nente al pensar que esos "es t1Hlios de casos lacanianos" han de

cncontr<u-se c 11 11111cl10s seminarios inéditos: los seminarios, d espare­

j os y a 1n c 11tulo llenos de joyas como son, parecen ocuparse más de

una lectura sistemática de los text os básicos el e Fre ud y d e l desarrollo

el e los conceptos del propio Lacan , que de c11alq11ier daboració11 teó­ri ca basada e n 11nos pocos casos bien escogidos. Y adc1n;ís, cuino lo

scfoda Laca 11 al final d e la c nt revista con su pacie nt e psicútico, los sín­

tomas de hoy lucen 111 c 11os clásicc1111c11t<' "frc11dia11os" que laca nianos: "Iloy he111os visto 11na psicosis 'lacaniana'. .. 1n11y clara111entc 111arca­

da . Con estos discursos que se i1npone11 , el i1nagi11ario , el si mbó lico

y el re;tl. "2 Antes de regresar sobre es tas 11ocioncs, q11 c rría seiialar

q11c la re lativa escasez de prcsentacio11es clínicas, y la nll'iosa cliscn·­

ción frente a los casos que él mis1110 estudió, como la fi11nosa A.i1née

de s11 tesis , parecen contrarrestados por 1111 creci111ic11to casi eq11iva­

le11t e ele los a11;ílisis literarios, co1110 si la falta d e histori<1s de casos

f'uera co111pensacla por 1n1a abu11da11cia de CX(;gcsis literarias y cidt11-

ralcs. ¿Sería posible que la literatura hubiese trnnado - e11 las obras

publicadas, desde luego- el l11gar del campo 111 ;ís estricto , m;'ís cien­tífi co , si 110 siempre 1nuy "verificable", de los estudios dí11icos)

De hecho, todo el esfuerzo ele Laca n apunta a socavar la ingen11i­d ad de la prcg-1111 ta an tcrior. No sólo 111ost rar<1 cu:tn to se apoyan Frc ud y otros ('n los cfi.Ttos literarios para c01nu11icar 1111a pen·t'(Kión

d e s11 i11tcrprctac ioncs ele casos, c011 todos sus complejos prohk1nas

narratolúgicos y sus resultados trabajosanl('lltc a lcanzados, sino t<11n­bi{· n sigue a Frl'ucl e n la insi1111ac i611 ele que no hay ni11g11m1 oposici<Ín

sino u11a co111pk111l'ntaricdael c11trl' el dolllinio literario y e l cnCU('lltro

con "casos reales". Colllo Fre11d , quie11 encontró en una Einiosa obr<1

ele Sófi>dl's d nonibre ele 11n hé roe condenado cuyo destino podrb explicar 1111a vasta variedad d e fc1Hí111enos , L1can acude a las obras ele

.Joyce a fin d e dcsn1brir una 11t1cva ma1wra en que el deseo de 11n

hombre pm:clc pcrn1anccc r s1ucto al enigma del d eseo de su madre ,

y e n 1\11.tígo//(tdeti1w 11na sorprendente i11 ve rsiú11 entre la é ti ca y la es­

té tica q11 e final1ncntc le proporc iona un lema , una visión trágica, y for11111bcioncs radical111cntc nuevas sobre e l deseo h11mano.

Mi propósito, p11es , será cxarninar lo q11e Lacan ha aportado a nues tr;1 co111prcnsiú11 de la literatura, d e la poesía, el teat ro y las no­velas ese 11cia lmente, al rcs;1ltar conceptos cruciales que se han hecho

~ lhirlr111, I' · el 1.

L.\C:AN l.ITERARIO 15

pesar sobre cues tiones fundam e nta les de los textos lite rarios -de su "litera riedad"-, tales corno la "letra", e l "síntoma" y e l goce. U tilizo la palabra "compre nsión " lunden'landing l deliberadamente, puesto que Lacan no parece privilegiar e n particular los tex tos litera rios, y pue­de m overse sin esfuerzo e n sus seminarios d e Dante a Frege, d e Pla­tón a C icle. Los lee para compre nde r algo sobre Ja naLUraleza huma­

na, lo cua l puede sonar grandioso o demasiado vasto, pero nunca ol­vida que s11 aproxi111ación está fundada en lo que consLa nte m ente ll a­ma una "experiencia", la experi e ncia del psicoanálisis. ¿En qué co n­siste? Básicamente, en dos personas que interactúa n a través d e l le n­

guaje únicame nte, comprome tidos como están por un cie rto pacto (uno paga y habla, e l o tro escucha y a m e nudo pe rmanece e n silen­cio) que apu nta a la resolució n de ciertas difi cultades personales o a una transformación de c iertas sit11aciones inhibitorias. Esta expe rie n­

cia es una expe ri e nc ia del l e ngu~j e como discurso viviente, un factor fundamental que Lacan sielllpre vuelve a poner de re li eve. Pero es ade lll ás una experie nc ia de "escritura" o d e "lec tura" de a lgún tipo,

no sólo porq11e la práCLica d e Laca11 se basa en una nove d osa relcctu­ra de los textos d e Fre11d, no si111ple m c nle porque los síntomas del ana liza nt e esLán organizados como un Lexto esc rito , te111as todos és­

tos sobre los cuales regresaré , sino porque la "expe rie ncia" del psi­coaná lisis introduce a u110 y o tro de los dos agentes en 11n complejo e 11redo de habla y escritura. El principal credo de Lacan es que la li­te ratura proporciona mode los incomparableme nt e significativos que permiten ta nto al psicoanalist a como a los pacientes compre nde r nuevas con(iguraciones e n suc1-10s, síntomas, actos fallidos.

Ésta es la razón por la que la confro nt ación de toda 1111a vicia d e La­ca n co 11 la lit eratu ra se ha a rtic11lado siempre alrededor de preguntas básicas y e nga1iosame nle "ingenuas" como: ¿por qué escribirnos?, ¿por

q11é leemos?, ¿q 11é es lo que nos "toca" e n ese proceso aparente me nte simple?, ¿por qué disfrut amos de leer c ie nos textos y detestamos o tros textos?, ¿cuál es la economía psíquica implicada por estos actos?, ¿dón­de y cómo son tocados nuestros cue rpos po r las "le tras" ele la lit c rat11-ra? Una de las consec11encias de estas preguntas funda me nt ales es q11e dlas implican una crítica radical de todo lo que se ha producido bajo el nombre d e "psicoanálisis aplicado" o de "crítica psicoanalítica". Co­nw lo establece e n textos consagrados a autores individuales como Du­ras o Joyce, Lacan se re húsa a psicoanalizar ya sea al am or o a las obras.

Eso sería demasiado fácil y desencaminado. En e l preámb11lo a un en­sayo dedicado a él, Lacan escribe estas d e nsas d eclaraciones concluye n-

Page 9: La experiencia de la letra lacan literario

1 (j J..\l :, \N l.l I Elt\R IO

tes e11 respuesta a lo q ue la c rítica lite raria sue le hacer c:o 11 el psicoa 11 á­lisis:

Se debe a que e l Inconsciente 11 ccesit a d e la ins is1e nc i;-1 d e esnihir que lus

c ríti cos se eq ui1·oca n et1a 11do tra tan 1111 a ob ra esc rita d e la 111is1m1 lo n11a e n

qu e es t r;11ado e l l11nrnscie n1 c. En Jodo 1110 111 e1llo, u1a lquie r o bra escrita 11 0

puede sin o prestarse a la intnprt, Jac ió 11 e n un sentido psicoamílitico. Pcrn

susni hir esto, in c luso co 11 tanta li ge reza, impli ca qu e un o supo1 1c qu e la ob ra

es un a fals ili cac ión, p uesto que , e n la 1m·d id a e n que estcí esc ri ta , 11 0 i111it a los

cfcnos del In consc ic 11t c. La obra posee e l crp1iva lc1He d e l I11 co nsciente, 1111

equivalente 11 0 111cnos real que é l, puesto que falsifica a l Inconsc ie nt e e 11 s11

n11va 111ra. Y en cu;ml o a la obra, el esc rito r q ue la pro dun· no es 111 c nos 1111

l ~1 l sil i cadoi ·, si in1 e 111 a co111pre nclcr 111ie ntras es producida, como hi zo Valéry

cua ndo se dirigió a la 1111cva i11t e li g1 1cn tsia ent re las dos gu('rras.:l

Laca 11 seiia la que el intento de Paul Valé ry de a11alizar c l li111cio11;1-1nie11to ele su 11H·ntc cuando estaba escribic11do alg1111os poelllas l~1-

111osos es si mila r a la rcco11str11cc ió11 u;lebrc11w111c 111ítiu1 de la gl-1ic­

sis de "El cuervo" li eclia por Poc e 11 La/ ilosojia d1' la rom/H1siáó11. l ,a pa­radoja d cs lac:ada por Laca 11 (el escritor o esc ri1ora no puede saber lo que él o t·lla hace c11a11do está escribie ndo, p11es la csnit11ra partici­pa d e la insla11cia del i11crn1sci~'. 11t e, sie ndo arnbos prod11ccio11cs o cs­cri111 ras) implica que 11110 110 puede co111p1·emler e l 1cx10 de 1111a rna­nc ra reduccio11is1a, co1110 la 111era expresió n d e 1111a 11curosis por e jc111plo. Lo que t'· I hace con los ((·x1os es similar, p11cs , a lo q11c hace c:rn1 los pacit'.Jtlcs: I ra ta "el sín1on1a como nn pali111psl'slo" ( ihirll'm) e

i111 e 111a c0111 prcnder el "ag11jcro" creado por el sig11 ifi c:a11tc e11 el q11c las significaciones se vier1c11 y se desvanecen. No ohst;111tc, e n ;rn1bos casos, "la int crpre1ació 11 no tiene que ser vcnladcr;1 ni fa lsa . Tiene q11e serj 11s1a". Y Lac1 11 continúa s11 a 1aq 11 e a la i111i1aci<Í11:

La obra lil e ra ria rracasa o triunfa , pe ro s11 rracaso 11 0 se d e be a la i111i 1ació n

de los e fectos d e la cs trn nura. La o lll ·a só lo ex islc e 11 esa c 11rva1.11ra que es

la d e la <·s1n1 <"1 11ra e n sí. 1\sí, se nos deja co n a lgo que 110 es un a me ra am1-

logía. La c11 rva t11ra 111c11cionad<1 aq11í no es m ás 1111<1 111 et;i l"ora d e la t's lni c­

tura de c11<11110 la es lructu ra es un a 111 ct;ífora d e la rea li dad del l11 co 11sc ic11 -

:~ J;tcq11cs Lc 1c 1n, "C 't· s1 ;) la kcturc de Freud .. ", prefocio a Roben Ccorgin , 1.r10111 ,

La11sa11;i , L'.'\gc cl ' llo111111 e-Cis1n:, 1 ~177 , p . 15.

LAC:r\N LITERARIO 17

te. Es rea l, y, e n es te sentido, la obra no imita nada. Ella es, como la ficc ión,

una estru ctura verdadera.4

Tendremos que reabrir "La ca rta robada" de Poe y la sistemática explotación d e ese texto por Lacan para sondear las profundidades del coucepto ele un lengmu e que puede proporcionar la clave de la es tntetura ele lo inconsciente y de una estructura que describe los có­digos más fundamentales de la sociedad. En esa introducción, Lacan em m1 e ra ráp idamente tres a utores a los que utilizó en diversos pun­tos ele su carrera a fin ele inventar o refi nar nociones: Poe con la fa­

mosa cana cuya implicación nunca es d eve lada, Racine cuya Atalía le­yó para llegar al conce pto del "punto de a lmohadillado" e n e l Se111i­

nario 3, y los juegos políticos ele Sartre , y concluye que é l tampoco puede se r e l amo ele sus "iutenciones" -no más que todos esos escri­tores- cua ndo escribe.

Necesitaremos comprender un puíiado de pa labras clave y de es­quc111as que tienen que se r presentados en s11 apropiado contexto fi­losófico antes de ocuparnos de las "lecturas" paradigmáticas de tex­tos lit e rarios por Lacan: los relatos d e Dupin, de Poe; diversas pie zas leatrales incl uyendo Hmnlet, Antígona y la Trilogía de Coüfintaine, ele Claude l; las obras de Gide y d e Genet, las nove las d e Marg11e rite Du­ras , las nove las y diatribas polí1icas d e Sade, y la totalidad ele las obras ele Joyce. Si e l especlro de las lec turas literarias ele Lacan no es in-1ne nso, su culwra , e mpero, era extre madamente amplia y se ex tc11-día a la antropología, la filosofía , e l conocimie nto cieutffico. Lacan a borda textos esenciales d e l canon occidental, desde Pla1ón y Aristó­te les has1a Joyce y Duras, haciendo incursiones consiste ntes en domi­nios tales como e l misticismo femen ino, la poesía trovadoresca y la ja­ponesa, sin o lvidar por supuesto a Dante, Cicle, Genet y la poesía s11-rrea list.a.

Al iutentar d escribir lo que podría llamarse una poética lacania na, este li bro 110 reabrirá los dive rsos de bates sobre la teoría de la re 1óri­ca de Laca11, su uso idiosincrásico de la "metáfora" y la "metoni111ia" como equivale nte ele dos procesos inconscie ntes fre11clianos funda­me 111ales, "condeusación y desplazamiento"; es to se ha hecho y ha conducido a la versión simplificada de 1111 Lacan puramente "estruc­turalista" cuyas tesis se limitan a aiíad ir una no ta al pie posfre11diana a la poética formalista de Roman Jakobson. Por otra parte, e l debate

I //JidtWI, p. 16.

Page 10: La experiencia de la letra lacan literario

18 IAC:AN 1.1 rI::R.\RIO

que 110 querría evitar gira en torno de la función de la liLera1ura, o más precisa11ie111e s11 estalllto en la teoría lacaniana, y esta c11estión ha enfrentado a Lacan con Derrida y los cle rridia11os. Trataré de rnos­trar de qué modo, si tanto Lacan como Derrida se oponen a la 110-ción misrna el e "psicoanálisis aplicado", están ftuielamcntalmente en desacue rdo sobre la función de la literatura. Alg1111as c11cs1io11es que ambos dispulan son rnuy arnp li as: ¿Se puede reducir la literatura a verdades? ¿P11ede11 usarse estas verdades como ejemplos ele una teo­ría ge neral? ¿Es la lit eratura en tanto que tal s11sccptiblc de 1111a mo­delización teórica? Lejos de proclamar una defensa tradicional de ht

"au tonorn ía" ele la 1i1 e ral ura, una 1 i teratura q 11e tendría q ne ser de­fendida a partir d e 11na infiltración de una teoría psicoanalítica im­per ialista, Derrida se resiste uo obstante a la idea ele que a u1w le es­tá pcnni1iclo utilizar los textos literarios como "c:je111plos". 1 le aquí lo que dice, sobre una lcc111ra de Poc en el Seminario de Lacan (se trn­ta de una lce1ura que prese nta ré con cierto dc1e11in1ie11to c 11 el c:apí­t11lo 4):

Desde el co111ie11zo, reco11occ1nos el ci<isico paisaje del psicoamílisis ap li c;1clo.

J\plicado aq1 1í a L1 li1 t· ratura. El lcxto de Po<é, cuyo cs1a11110 110 es 11unc-1 cxa­

llli11ado -L.1ca11 lo lla111a si111ple111e11tc "ficción"- es i11vocado co!llo "ejem­

plo". l111 ''<-:je 1nplo" d estinado a "ilustrar" , según 1111 procedi111ie 11to clid<ícti­

co, 1111a ley y umt vcrd<td c¡ue confünnan e l objeto mismo de un seminario.

La esc1 i1ura li1 c raria , aquí, es llevada a una posi ción ilustrativa: siendo q11e

aquí "ih1slr<11"' signi li ca leer la ley general e n el e jemp lo, tornar claro el sig­

nificado de 1111a ley o ele una verdad, traerlas a la luz de una manera irnpac­

lante o e jelllplar. El te xto es1á en la esfera de la verdad, y ele 1ma 1·erdad qu e

es ensc1-1ada l ... ·1.5

Entonces Dcrrid;1 opone la inclecidi!Jilidad y la "infinidad" de la li­leratura a cualquier "idcalizaciún" que apun1c a modelizarla en 110m­bre de una verdad preestablecida que 110 liará más que confirmar sus presupuestos. No obstante, COlllO concluyen los dos especialistas de­rridiauos que han e xaminado las 1corías del lenguaje y ele la letra ele Lacan con alguna exhaustividad, se debe a que esas Leorías 110 con-

,-, J1n¡11n Derrida, ·¡¡,r /'os/mnl. traducción de Alau lhss, C: hicago, The Un ive rsity of Ch icago Pres" 1 ~l87, pp. 42:>-42G í /.11 m1fr /10st11/r. /J11 S11r111te ti. l·/1·11rl PI 1111-1/1•/r/, Pal'Ís, FL11111nario11, (<)80; / .11 ir11/rl11 ¡}()s/11/. /!1• Sún11frs 11 flp11rf y 111rís 11/lú, trad11cción de ·fo111<Ís Segovia. México. Siglo XXI, 19861.

1 ..\CAN LITERARIO 19

lónnan un sistema totalizador y, en parte, escapan a este abordaje. Las tesis ele Lacan no sólo "explotan" los ejemplos literarios como otras tantas confirmaciones de las nociones freudianas, sino que, puesto que se presentan como fundame ntalmente "literarias", le dan a la literatura un papel mucho más ambiguo que desempeñar en ellas y por ellas: no puede ser sólo un "o~jeto" capturado, atravesado o exhibido por un discurso que busca una simple justificación a tra­vés ele la ejemplificación; la literatura habita la teoría desde el co­mienzo, y la hace temblar, vacilar con respecto a su propio estatuto, arruina el milagro de una teoría limpia y pura claramente opuesta a un puñado de "i:;jemplos" bien escogidos. En El título de la letra (una lectura de Lacan.), Lacoue-Labarthe y Nancy concluyen un análisis de la elaboración de Lacan sobre la metáfora e n estos términos:

No es sin duda por casualidad si, junto con la signilicación habitual d e lapa­

labra "metáfora", Laca11 incorpora tambié n e l género literario donde al pa­

rece r la encontrarnos con más frec uencia, es decir, la poesía, y más precisa­

me 11te la poesía circunscrita por dos re fe renc ias: Hugo y e l surrealismo. 1 ... ]

Esto es, la poes ía q11e podernos designar, e n sus propios términos, corno la

del Mundo -ele la Voz Divina o de la voz- y del "poder" o la "magia" de las

palabr<tS. Una poética integral de este orden y una pdctica poética integral

de es te estilo subyace de hecho al texto de Lacan, aquí como e n otras partes,

en sus re ferencias lit.e ra rias, sus pecul iares e fectos estilísticos y, fi11alme 11te,

sus articulaciones teóricas.ü

Incluso si ll ega n a una valoración más crítica e n e l final, ser1alan­do e quivocaciones de Lacau sobre el papel de He idegge r en su dis­curso y la referencia c rucial a una verdad que está oculta pero 110 obstante conocida o implicada por e l psicoanalista, reconocen que si bien Lacan es illC:apaz de fundar su propio discurso rigurosame n­te, movié ndose estratégicame nte e ntre una pragmática de la terapia y préstamos d e muchas otras teorías ele la filosofía, la lingüística, la re tórica, la antropología, y así sucesivamente, al me nos puede ser descrito corno un teórico esencialmente "literario" (o un bricoleur casero ele la teoría, para e mplear e l útil término ele Lévi-Strauss).

1' Phi lippe Lacoue-Labanhe y .Jean-L.11c Nancy, '/Jw htl» o/ lfw Lrlli:i; traducción d e Franc;ois Raffoul y David Penigrew, Alhany, State University of New York Press, 1.992, p. 74· r1-!a e xistido una edición e n espaíiol: ¡.;¡título rlt lo ll'lra (uu11 ln:tum rlt Larn.11), Bar­ce lona, Ediciones Buenos Aires, 1981].

Page 11: La experiencia de la letra lacan literario

20 L\CAN l.JTER,\RIO

Lacoue-Labarthe y Nancy no son ciegos a los ingeniosos efec tos deducidos por Lacan cuando avanza parcialme nte escondido, proli­rie11do su "antipedagogía" como 1111a fonua 1nás sutil y más pode rosa de dominación:

Por esla r<tzó 11 la [)l'1sq ueda d e Laca n el e lo qu e é l lla 1H<t 1- .. 1 efétlosformalivos,

una b1'1squ eda q11 e coordina , en eslo d ebe rnos insis1ir, 1111 cie rt o recurso <ti

!tabla , un cinl o 11so de la e fi cacia p ropio del habla y, co1no sea, d e stt pocln

pe1:1 ·1wsá10. Est o es, d e ltcc lt o, lo que a nima y gobic rmt la <-:stra1 c gia e nt e ra de

Lacan, y e xpli ca , hasl<I cie llo p unto, e l revoltijo, los g iros y disrnpcio11es que

a lte ra n e l ltilo d e tnostrativo d e Sll disc urso. r ... J El hecho de que Laca11 bus­

q11e rescatar ;ti psicoa11;'.ilisis de c ie rla ortopedia 110 protege, po r e l con l1 «1rio, a

su proyec to co mo totali cLtd d e ser onopé dico. Se 1 ra ta , si se quie re, ele u11a or­

to ped ia a11/io1lofii:dirn, o ele u11 a co11tra pcdagogía , qu e 11 0 ca rece d e ví11ctilos,

in c ltiso e n su in1 e 1Kió 11 cr ítica, co 11 e l propósit o q11iz;\ más l'u11da1ne 11t a l d <-:

la filosofía como tnt a lid :td , a l nie1ws a partir d e Sócra tcs.7

EsL1 claro <¡lle Lacan no ncg:iría 11 ada de esto, y como veremos en el capítt1lo 9, prodallla 1111a línea el e dcscc11de 11cia desde Sócrates has ta Frl'ud y m ás ali ;\ ... Por otra par!<', probablcn1l: nt e 110 seguiría a los dos críticos ct l<HHlo lo a linean con e l proyecto de la Ilustración.

Así, la funn:ició11 de Laca11 no se ría , presu111ible me nt c , otra cosa q11c la pai­

deia mis111;1 , o s11 re nacer e n la Bildu11gde la Ilustrac ión (a la que Laca11 se al"i­

lia cxplícita111c11tc) y del Idea lismo a le im\n.8

Jncluso si , como lo se iialan e n su referencia, la not a introdLtcloria a la ed ic ió n rranccsa de 1;,'r:rils comienza con Ltlla alusión a las Lw11ir)­

res (las Luces, la llt1strnción) , y opone la de liberada ohiscaciún que se ha pcrpeu1aclo en non1bre del ego al "cre púscLtlo" d e Hila nueva sabi­duría obtenida de Frcud 9 Pues corno ve re mos e n nuestra lectura de "Kan t con Sade" , Lacan 110 vacila e n cues tionar la totalidad de las co 11 cepcioncs lmmanísticas y a ntilrnmanísticas de la Ilustración.

El deba te teórico tendría qHe hace r foco en las principales con­sccL1c11 c ias re tó ri cas o estrat égicas de una de las tesis centrales de b

7 lliidn11, p. 90. s lhidr 111.

'1.Jacques l.aca11 , /'l'u/1, Pa rís, Scuil, 1966, texto de co11tratap;1 (e 11 ade L1111e ciudo

en el texto corno¡,·, seg11iclo del 11(1111<"10 de p<igi11a) .

L \ CAN LITERARIO 21

1coría lacaniana: que no hay "ningún metalenguaje", esto es, que la ve rdad no puede nunca se r dicha e n un discurso filosófico o científi­co hecho de definiciones preliminares, conceptos básicos, axiomas fundamentales. Corno st~j e tos hablantes que habitan e l lenguaje, to­dos estamos sumergidos, incluso antes de nuestro nacimiento, en un mundo d e efectos lingüísticos que son al mismo tiempo de grave im­portancia en e l h echo de que dete rminan nuestros d estinos, desde nuestros nombres y apell idos hasta nuestros 1.nás sec re tos síntomas corporale s y, a la vez, inexplicables e n su totalidad, pues correspon­den al Inconscie nte , o, e n té rminos lacanianos, a l discurso de l Otro, En consecuencia, uno no debería, por eje mplo, sumar las "ideas bá­sicas" de Freud e n una serie d e d is tinciones topológicas, corno e l es­quema ternario habitual que divide a l sttj eto e ntre e l yo, e l supe ryó y el e llo, una visión reduccion ista y simplificadora a la que se lo ha re­d ucido con frecue ncia e n los pa íses anglosaj ones. El único modo de evila r esa reducción ideológica a Hna doxa fáci l es reabrir los textos ele Freud y leerlo s cuidadosame m e , lite ra lme nte .. .

¿Implica esto, por tocio lo antedicho, una necesidad de defe nde r a la lite ratura de las infiltraciones d e l psicoanál isis lacaniano? Podría se r útil co nside rar un abord~j e comple tame nte dife re nte , e l d e Slavoj Zifrk, quien no sólo acepta la idea d e que la lite ratura puede propor­cio na r "ejemplos" que ilustre n las teorías de Lacan y las suyas propias, si no que además mul tiplica e l uso de los ej e mplos. Para é l, uno po­dría d ec ir que todo pued e conve rtirse e n un eje mplo, una ilustra­ción. A priori no habría ninguna dife re ncia de estalllto e ntre los tex­tos lit.erarios, las pe lículas, los program as de televisión, las historie tas, los a rtículos de pe riódicos, un a histo ria que acabarnos de escuchar, los sueilos, los chistes, lo que uno quiera, Puesto que todo pe rtenece a la producc ió n culwra l, a todo se le pued e dar se ntido e n los té r­minos provistos por los diagramas d e Lacan. Por ej e mplo, e n Mi­ramlo al sesgo y e n ¡Goza tu síntoma! pasarnos diestrame nte d e las pe­lículas de 1-lilchcock y la filoso fía presocrática , a las tragedias d e Sha kespea re y los lilosofemas de H egel, los re latos d e c ie n cia fic­ción y las pe lículas de horror, e l film noir y las parábolas de Kafka, los chistes a nti soviéticos y las conside racione s sobre e l nacionalis­m o, la por nografía actual, y así sucesivam e nte . Laca u proporciona un conjunto d e anál isis o lecturas hmdarnentales, y éstos son "verifi­cados" o "aplicados" a través del uso d e la cultura popular,

¿Pue de describirse esto como un re torno a l "psicoa nálisis aplica­do"? Sí, en e l se ntido e n que e l mismo Freud rea lme nte nunca vaci-

Page 12: La experiencia de la letra lacan literario

22 L\C.\N l.ITEIZ. \RIO

ló e n utilizar los chistes, las citas de Shakespeare o Goethe, o las rere­rencias culturales más diversas para avalar sus posiciones teóricas. No, en e l sentido de que 11110 no podría e ncontrar aquí un progrania sistemático q1w siguiera la expansión gradual de una "rnetapsicolo­gía" o t> l despliegue completo de una prúdeia clásica. Los "estudios cult.uralcs" en esta 1nodalidad posbcaniana tenderían a cubrir la bre­cha e1itre la conciencia de Derrida de que "no hay fuera del texto" (fHlS de /1111s-lex le) o, e1i otras palabras, de que es imposible decidir de una vez por todas dúndc "tcnnirn1" un texto y e1npie1.a s11 "otro" (ya se lo defina conw "vida", "realidad ", "el n11niclo"), y la inl.llici ón de Zi­zek sobre la ejelllplaridad generalizada)' la relevancia polilllórlica ele las lónnaci rnws cult11ralcs. Zizck funda no 11no sino 1n11clios 111odclos con los conceptos de Lacan, 1nt·nos organizados e n 11n sisten1a q11e en una red di1i<í1nica de csq11enias , una 111cscola nza de enign1as y pa­ra1lt~jas , qnc n111cst ra 1111a progresión a través de diversos estratos de referencia y niveles de 111odc lizaciún.

l~:s ta es la raz!Ín por la q11c el es tilo de Laca11 -hecho de polifoni­cos ecos verbales y nive les he terogé·ncos de co11cept11alizació11- 110 debería ser simplifi cado ni abolido , juega un papel esencial c11 111i discnrso que intent a miniar la opacidad del l11consciente mie ntras nos dl'ja llot<H sobre 11n denso océa110 de palabras a las que convo­ca co1no un rnédi11111. Sobre todo, l'St.a colllplejidad heterogénea de­bería sn 11tilizable dl' tal 1n ;1ncra q11c rcsulk gozada. Eso implica que la d!'nsidad estilística no de bería erigir una barrera c nt.re el texto y los lectores sino siniplclllcnte forzar a esos lectores a ser 11Jás curio­sos. De la mis111a n1anera e n que Lacan apunta a formar una 1J11eva clase de psi coa mil ist.as, tan 1 bié n in t.en ta crear un nuevo lector y 1111a nueva {·tin1 d(' la lectnra.

2. LOS DONES DE LA LITERATURA

Si uno puede presentar a Lacan ya sea como uu teórico "filosófico" o "literario" del psicoanálisis, mi postulado es que no utilizó las refe­rencias literarias y filosóficas como "ejemplos" o "ilustraciones" que promoviesen una sinuosidad estilística o reverberaciones culturales, si no con el propósito de emplearlos como herramie ntas para resol­ver difíciles problemas. Por ejemplo, tex tos como Ham.let y Antígona,

o la trilogía Coí'ifontaine de Claude l, como lo hemos de ver, pueden "enseñarle" algo sobre la "dialéctica del deseo", más aún de cuanto se lo permiten las parábolas dirigidas al público del Seminario. Así, después de un notable comen tario sobre Antígona e n el Seminario 7, iba a concluir que el psicoanálisis terminaría presentan do la tragedia como un modelo de conocimiellto y de é tica. Si más ade lante he de mos trar h asta qué punto la lec tura de Autigona que hace Lacan es tá e n de uda con la Fenmn.enologia del esp-í:ritu de Hege l mie ntras que ex­plora otros términos que caen fuera del conllicto e ntre lo polítü:o y lo é tico que ambos delinean, es tá claro que su nocióll de la "segunda muerte" y el papel de la belleza en la tragedia no habrían podido ser alcanzados sin una cuidadosa consideración textual de A n.tígona y de algunos textos clave de Sacie. Si la "lección" fin al que extrae ele J\ntí­

gona es que uno no debería "ceder e n el propio deseo'', uno podría verse tentado a inscribir todas las e nseñanzas de Lacan e n la modali­dad trágica de l deseo . Por lo de más, como veremos tambié n , la lectu­ra ele 1-Jam.l.et de Lacan se las arregla para realizar una crítica sistemá­tica de la inte rpretacióll canónica ele Freud. Al postula r un Hamlet atrapado e n e l deseo de su madre hasta que é l atraviesa la mue rt e y el falo -gracias a Ofelia y su triste destino-, Lacan presenta una lec­tura totalmente original ele la obra, que permanece muy atenta a la interacción de sus significantes clave, mie ntras que opera apartándo­se de la interpretación habitual de Ja obra corno tan sólo una esceni­ficación más de l compl"'.jo de Eelipo.

Un buen E'.jemplo de estas intrincadas reescenificaciones de temas teóricos serían los dos conceptos del Deseo y del falo, dos términos con los que las teorías de Lacan ha n estado es trechamente asociadas. En mis diversas lecturas trataré de mostrar que su concepción de l de-

[23]

Page 13: La experiencia de la letra lacan literario

24 l.OS UON l·:S IJE L\ l.ITER.ITI IR.\

seo es indisociable del co11ccpto de tr;1g·cdia qu e rastrea e11 Sófocles , Shakespca rc y Claudel. A la inve rsa , mie ntras qne e l falo es full(la­mentalt11 c 11tc una noció n cómica, pues to que es tá íntimamente liga­do al gé nero de la e<Hncdia que comie nza co11 Aristófanes, alca11za s11 madurez con Molie re y c nl111ina e n Jea n Gen e l. Los géneros y ca­tego rías lit e rarios adq11ie re n así u11 valor de verdad que no puede se r reducido a la mera c:jc rnplaridad denunciada, corno lo he mos visto, por Derrida.

Del mismo modo , la principal revo luciún de Lte<u1 e11 la teoría posfremlia11a ha consistido en desplazar el é nfasis desde e l Padre (cu­ya figura conserva siempre características atc111orizantcs he redadas del líde r de la horda, do111iua11t e y cas trador, retratado por Frc11d) hac ia la Madre: en 1111111crosas lec turas ta nto de los tex tos de Fre ud con10 de los cLisicos literarios (entre ellos lla:111Ji'I) , 111uestra que el de­seo 11111rn1no 110 puede c 11co11trar su lugar si11 halwr cuestionado su vínculo con el deseo la Madre. E11 la gt'm·sis del suje to hu1na110 , es la Madre la <!'re pued e abrir el domi11io del ''Deseo d e l Otro". Y ('11 sus posteriores "fúnnulas d e sext1ación" (Scrninario ~O) , hay espac io pa­ra una se x11alidad difr:rc11tc que n :fh:ja la norma del falo y pc nm111c­ce abierta al Otro. No hay motivos para creer, por lo tanto, qt1e é·I pe r­m a nece atrapado en 11na fascinaciún por el falo, o para e nt e nd<'rlo tan sólo co1110 el "significante ele la E·dta" al qt1c se lo ha rechrcido con de 1nasiad a 1i·ec t1c11cia , p11csto que t:I ra lo proporciona una introd11c­ciÓl1 a 11na vc rsiún lúnda rne ntal111cnte graciosa, i11clnso ridícula de 11na scx11aliclacl ltirlChada , excesiva, imposible y sinton1ática d e la q11c nos salvan1os -pt'ro 11os condcrnunos al 111isrno ti <:' n11><>- por el hecho de ser "s<'r<'s hablantes" c11yos d<'sti11os han sido escritos d e ante111;-1110. Como cscribiú Laca n e11 una l'an1osa y críptica nota al margen !'e­chada c11 1 ~l7ll, en u11a &poca e n que .Joyce lo obses ionaba: "U n cer­tificado 111c dice q11 c nac í. Yo r<'p11dio es te certificado: no soy 1111 poeta, sino 11n poe m a . U 11 poema que cst ;1 siendo escrito, aun si pa­rece 1111 sujeto." 1

En este cont e xto , 11110 podría ve rse te ntado a re tornar a la propia vida de Lan m para enco11t rarle n1ás asidero a sus teorías. Élisal>ct h Roudinesco nos ha entregado una excelente biograf'ía d e L1c;111 ,~ en

1 Jan ¡iws l .< lccu1 , Pn_·facio ;: 1 la edición i11 gles<1 de '/IN' hJlfr F111ul111111'11/11/ ( :0110'/1/.s 1!/

/',_)'l'h11-i \ 111il)'sis, 1r;ut11 cciú 11 de i\t ;111 Shcrid;111 , Lo11dr('s, i'<'11 g11i11, t'l7'1 , p. viii. 2 l;'. li salll'th R011di11 eS<·o , .Jt1rr¡111'.' f.111m1 , 1 rad11cc ió 11 de l\arhara Bray, N11<·,·a York,

Colu111bia , l 9~J7 l l.110111. / ~: \ hozo,¡,, lllffl vida, hi.,torio d1' 1111 .\ istr111t1 d1' jw11s1111ii1' t1/o, 0/1. 1·i1. I.

LOS DONES DE !J \ LITERATURA 25

la que trata d e e nte nde r a Lacan no sólo como persona, sino como f.énómeno cultural. El legado laca11iano se ha vuelto indiscernible de su propia personalidad, en una repetición sintomática de lo que ocu­rrió con Fre ud. U na percepción de la torturada pe rsonalidad de La­can no nos d esviará d e una equilibrada apreciación d e su genio real, que no sie mpre se corresponde rá con la versión oficial proporciona­da a nosotros por su yerno y albacea litera rio. Es importante exami­nar la lógica subjetiva e institucional que llevó a Lacan a inve ntar la "sesión variable" , practicando así sesiones m ás y más cortas que fin a l­me nte condi~jeron a su exclusión de la Asociación Psicoanalítica In­ternacional. A lo largo d e su vida, Lacan mantuvo un pe rfil muy pin­toresco y "sintomático" que lo marcaría co111 0 una figura extravagan­te, pero é l s11po cóm o asoc iarse con los inte lec tuales más brillantes de su tie mpo, incl11ye ndo a Bataille, Kojeve, Lévi-Su-auss,Jakobson, Hei­degger, Merleau-Ponty, Althusser y un grnpo de mate má ticos inte li­gem es aunque más bie n c hiflados . Es hora, e n verdad, de lee r la to­talidad d e las obras y el legado de Lacan d e 11n modo rigurosa111en te histórico. El ge nio de Lacan consistió e n haber pe nsado frecue nte­mente contra sí mismo, por ej e mplo, a l producir una teoría de l In­consc ie nte ide ntificada con una Verdad hablada en una é poca e n que é l estaba no sólo mintié ndole a todas las 1m~j e res con las que es­taba involucrado sino tambié n a la Asociación Psicoanalítica lnterna­cicrnal e n cuanto a la naturaleza de su prác ti ca clínica, o al cortejar al mismo tie mpo el reconoc i111ie nto del papa Pío XII y e l del Partido Comunista fra ncés. Una intimidad m ás profunda con este hombre obstinado, histriónico y arroga nte nos proporcionará un a tisbo m11y distint.ivo d e toda 11n a atmósfera e rizada de pasión inte lectual, de un mundo fascinado con el e nig111 a de l inconsciente, de l deseo y de l otro.

Roudinesco y otros come ntaristas históricos han apuntado a la ne­cesidad de distinguir e ntre diversos mome ntos e n la e laboración de las teorías de Lacan. La ro rnrnlación más e legante es la que ofreció Philippe J uli e n e n su El retorno a Freud de.Jarques Lacan. '.I Según Julie n , se puede esbozar tres e tapas principales e n la e laboración teórica e n progreso ele Lacan, marcada a su vez cada una por uno de los tres conceptos que finalmente consiguió e ntre tejer: primero predomina

'l Phitippe .Julie 11 , .f11rq1w' l.11ra11 \ /11'/11111 to "1t111l: 'f'hl' Nm.I, lfw S¡•111/J11/ir 11.ud th1' /111111.(i-11111)>, traducción de D. Bec k Si111 iu , Nueva York , New York U nive rsiLy Press, 1994 [FI n~ l11r1111 11. h-nul d1<J11up11<s / ,11w:11, México, STE, 1992].

Page 14: La experiencia de la letra lacan literario

26 LOS DONES DE L -\ l.ITEK-\TI IR.\

el Imaginario y corresponde a los aiios Lrei111a y cuarenta, con el a11á­

lisis d e l es1adio del espejo y ele la agresividad, luego el é nfasis recae sobre lo Simbólico c11 los cincuenta y mediados d e los sesenta, y !ina l­mente es relevado por lo Rea l, a finales d e los sese 111 a y durante los

sele111a. Mis capíwlos final es se abocarán al papel d e 1e nni11a111 c d e un "nudo borromeo" que unirá finu e me nte los 1res círculos, li as 1a

que un cuarlo círculo, el del Sínloma, in1crvenga para complicar e l esque111a.

En los aiios ci11n1e11ta, se alude a la fascinación de Laca11 por Saus­sure colllo t:je 111plo de una crcaliva dis1orsión d e co11ct-p1os básicos. tste es el dolllinio d e lo que más larde Laca n ll a 111ó su "lingüis1 e ría", no m e ra lingiüs1ica, sino una distorsión sist.cn1ática d e las dico1omías saussurcanas, cc111rándosf' en el par sig11ificantc / signilicado. El gol­pe d e genio d e Laca11 consistió no tanto c11 vincular el par frcudia-110 d e c011<lensació11 y dcsplaza111icnto e 11 la lnli'1pn'i.ltció11 de los sne-

11os con el par jakohsoniano (111e1áfora / me1011imia) basado en la misma palología d e a fasia y traslorno del lcngu;1jc si110 e11 alegori za r la "barra" que vincula y separa b S may1ísciila d e la s minúscula (111ie111ras i11vcr1ía las implicaciones d e ambas eses) y hacerla lü11cio­nar como la barra frctuliana de la re presión. l~s t a es 11na historia fa­

miliar, y ya he mos vislo cú1110 Lacoue-Laha rth e y Nancy ofrec ieron uua crítict lilosólica de e lla. No obstant e, uno 110 debería olvidar que Lacan tropezó a 111 e 1rndo con los límites de ese lllOde lo , d e allí s11 vo­luntad de desplazarse hacia una liugiiíslica de la "e n11nciació11" e n la

que e l ''Yo" aparece del lado ele 1111 vacío producido por una e111111cia­ción que puntúa el "c 11unciado" o la d eclaració11 expresada. Este nuevo par co11ccpt11al, que aparece ya e n 1964 con el Seminario 11, ha sido ignorado con demasiada frec uencia. La nueva lingüística de la cn1111ciaciú11 no remplaza empero a la lingiiíslica d e l Significanle, sino que a1-1ade otro nivel ele instancia y d e prodllcción .

Un abordaje gen ealógico similar podría lidiar con Laca n desde 1111 ángulo filosól"ico. Co111c11zando por su admiración juvenil por Spi-11oza, pasa ndo por su i111"atuació11 con Hege l -a quie n d esc ubrió con Bataillc e n el se11iinario d e Kojeve, explotada luego con la ayu­

da de l lyppoli1c (quien s11111iuistró a Lacan un concepto riguroso del gr;111 01ro y del le 11gu;üc co1110 la ne gación d e la cosa)-, h as ta un breve Jlirico con la lilosofla segunda d e lleidegger en la que es el lc11g11;~je c11 1a1110 que Logos e l que "habla el Ser" ("Die Spmrhe s¡;1idd'

le! habla/ lengua habla 1), d e hecho se p11 e<le llamar a Lacan fil ósofo del psicoarnílisis. Au11 así, a difé re ncia de Bio11 (por quie n ti e ne una

l .OS DONES DE LA l.ITERATURA 27

gran admiración), 110 trató de alinear sus conceptos con los de Locke,

Kant o H egel , sino que insistió en criticar a la filosofía por 1111 peca­

do original que consiste en colocar a la concie ncia como e l origen

del significado. Se podría decir que la carrera d e Lacan es tuvo mar­

cada por diversos e ncue ntros fallidos con la fenomenología francesa,

que condujo a un dese nt e ndimie nto con Me rleau-Ponty (quie n no obstante siguió siendo un am igo personal), 11na ruptura con Rica~ur

y una feroz pelea con Derrida y los discípulos d e Derrida (incluyen­

do a Mikkel Borch:Ja kobsen , un dotado "introductor" a Laca11 que prilllero e nfatizó cuánto más filosóficam e nt e consiste nt e era Freud

que Lacan, antes d e volverse completame nte antifreudiano).4 Esto

debería conduci r a la revisión del estructuralisrno atribuido a Lacan,

1111 rnovi111ie n1 0 filosófico d e los a11os cincue nta que ha sido reducido

con d e m asiada frecue nc ia a un cie11tismo y antih111na11ismo. El es­

tTucturalisrno no conlleva m eram ente una c reencia e n la supremacía

ele las estrncturas anónimas que puede ser descrita a través de una

combi11a1oria. Pasando de Lévi-Strauss a Foucault, ahora se puede re­

colocar a Laca n en una tradición que está me nos obsesionada con

una lingüística sin sujeto o con sistemas d e pare nt esco que con lo que

podría llamarse "un pe nsa r d e l a fuera" que no impide un pensar d e

h historia. La diferencia imporlante es que Lacan ha insistido siem­

pre e n la pos ibilidad de "calcular" la posic ió n del stúeto; así, incluso

si este s1~jeto está d esce111rado y dividido , e l siúeto hablante y desea11-

te pe rmanece e n e l corazón de la teoría. En esta genealogía, podrían distinguirse dive rsos estratos e n e l ar­

chivo de Laca 11 ta l como podemos abordarlo ahora, e n toda su co11-

f'nsió11 y multiplic idad. Hay tres tipos princ ipa les de tex tos: los Se mi­

narios (a lgunos d e e llos publicados por Senil, otros e n Ornirnr; lllll­

chos otros c irculando e n versiones 110 autorizadas), que proporcio­

nan un registro d e las inve nc iones de Lacan; los esc rit os psicoa11alí-

1icos publicados e n La Psydutnalysey otros medios profesiona les psi­

coa11alít.icos; y, por último, ensayos rn iis es tilizados que ti e nde n a un esta tuto lite ra rio o filosó fi co, a me nudo publicados e n Critique y lll ás

la rde e n Scilicet. El éxito d e Escritos, publicado e n 1966, se d e bió e n

parte a la mezcla de todos esos géneros y tonos. Pues la dist.inció11

entre estos luga res tex tua les no es puramente descriptiva: regula di-

'i Vt' .. u1se Mikkel Borchjakubsen, Tlu• i 'li•111/io11 Suhjl'l'I, traducción ele Ca the rine Pon e r, Sranford, Stanforcl Univcrsity Press, 1988, y f ,om11: nw 1\hsol11tr 1\111.sln; traduc­c ió n Douglas Brick, Stanfonl, St.anford U .P., JY9 l.

Page 15: La experiencia de la letra lacan literario

28 !.OS DONES IJE LA UIERAllllt\

ferentes estrategias y gen e ra difere ntes cst.ilos. La disyunción entre el habla y la escritura adquirió desde muy ternpra1w una función es­tructural para Lacan , quie n por una parte pareció prefe rir e l habla a la escritura - así, publicó su único "libro" verdade ro muy tarde: /•,'s­

critos se cditú cuando é l te nía scsc 11ta y cinco a1-1os-, mientras que por otra parte sazonaba sus sen1in a rios orales con efe ctos que 110 hay me jor modo d e describir sino como "escritos" , con lo cual me re fie­ro no sob11H·ntc a los 11t1111erosos gráficos, csq11c111;is y otras figuras que comcn1.aba por pon e r en uu pizarrón a fin de encontrar a par­tir de dios una inspiraci ó n "oral", sino también al modo en qu e ha­blaba, movié ndose de ttn paré ntesis a otro paréntesis, circunda ndo un te ma y hacie ndo de la sinuosidad, la alusiviclad y la paradoja 1111a virtud.

La clilic11ltacl no se restringe a los "escritos" de Laca 11; aun u1a11-do é l disting11iú agudamente entre las c 11sc iían zas "orales" d e s11s sc-111ina rios y los "escritos" publicados que tc 11ía11 qu e ser dc·11sos, i11ge­niosos e intcrtcxtualcs, tal disti11ciún no es i111pcr111cablc, puesto q1ic los textos de los seminarios e n part e estaban escritos de ante 111ano, aunque espera ba, corno a 111 c n11do lo d ecía , cnco11tra r u11;1 rcs¡rncs­ta a lo que aca baba el e proferir, si no verbal111cnt e , al 1ne11os e n las caras d e sus oyc11t es. En un sc111inario de l~)()'.¡ , Lacan compara cx­

plícit:1111c11tc su progresión i11di.rc«ta y digrcsiva hacia una suerte de escril.llra :

Diga111os de p<iso q11 e s i 11li disn1rso se d e spliega a partir d e l paré11tesis, del

s11spe 11so y dt· su cl;111.s11ra , y l11cgo a partir de su muy a 111e11udo i11cótnt)(Lt

rc asu11ció11 , 11stcdc s dclierían re co11occr en ello, 11na vez 111;\s, la estn1ct11rC1

d e la esnit11ra_r,

Esto oc11rre c11 una époct e n que e l sig11ifica11te se aproxima a];¡ escritura, pt1csto que 1<1111bié 11 crea llll "aguje ro e 11 lo real". Y en una post e rior dcd<tració11 c11 1<1 lJ11ivcrsidacl de Vale, Lacan insistiú en que si11 clou1111c11tos escritos, ni11g111ia histori ;1 c m posible.

Si11 doc1mw11tos escritos, 1111 0 salw que cst ;í e11 1111 su e lio. Lo q11e lllt historia­

d o r tic11c q11c t<'11cr es 1n1 texto : 1111 text o o 1111 p edazo d e pa1wl. E11 todos los

aco11t eci1ui e 11tos, dclJe h a ber c11 alg11na parte, l'll 1111 a rc hivo , algo q1w ce rti-

,-,.Jacq11cs l.;1c;111 , Se ll\i11ario 13, "El obje to d e l p sic o; 11 1<íli s is" ( l~lu5 - l~lliG), i11 é di ­tu, serni11ario del 15 d e dici e ll\b1c de J'luc-J.

1.0S DONES DE LA. LITERATURA 29

lique por escrito y cuya a11se 11cia vue lve la historia imposible ... Lo que no

pu ed e ser ce rtificado por escrito no puede se r conside rado historia.6

Tendré oportunidad de re tornar so bre la insiste ncia de Lacan en la escrinira como un fundam e nto , desde las prime ras elucubraciones de Freud e n una "psicología científi ca" hasta la me tamorfosis de Joy­ce en un fascin ante goce del ego e n ta nto que escritura , una insisten­cia tanto más curiosa cua nto que tambié n se apoyaba e n la "his toria oral" de su Se mina rio para crear y pe rpe tuar su propia leye nda .

Es por eso que es importa n te se i1alar que los se minarios más "lite­rarios" corresponde n a un dece nio c rucial, que comie nza con el de s­cubrimiento d e "La carta robada" de Poe e n la primave ra d e l 955, si­gue con una discusión de la psicobiogra fía de Gide e n 1958, pasa por Harnlet, una obra que pe rmite a Lacan critica r la teoría del Edipo de Fre ud rnie n tras que se involucra e n nuevas dialéc ticas de l deseo e n 1959-1960, a ntes d e explota r la ve na el e la tragedia con Antígona e n la primave ra ele 1960 y Cla ucle l al a i1o siguie nte , todo esto vía las lectu­ras de te xtos de Sade (1959-1960) y Ma rgue rite Duras e n 1965.

Ec he mos un vistazo más minucioso a unos pocos se mina rios cru­ciales. El prime ro se tiutl a Los escritos técniws de Freu.d. 1953-1954 [Le

Sérrúnrúre de .Jacques Lamn. Lime l: Les écrits tech.niques de Freud, l 95 3-

1954, Pa rís, Se uil, 1975 1. Este p rime r se min a rio público e n Sainte­Annc está e ri zad o de proposiciones y diálogos o riginales con inte rlo­cutores importantes: Hyppo li te , sobre la teoría de l le nguaje de Hege l y Frc ud y la negación , mie ntras que Anzie u, Ma nnoni, Granoff, Le­claire , Be irnae rt. lee n tambié n trabajos; se oye a Rosine Le fort prese n­ta r t1n estudio de caso, que puede evocar e l de l Hombre de los lobos de Fre ud. Lacan introduce su propia teoría d el narcisismo co n un prime r esquema visual, se e mbarca e n un prolo ngado de bate con Mi­chael Balint, mide los 111 é ritos de Auna Fre ud con los de Mela nie Klc in. El texto d e la cubie rta alude a la pedagogía inconve ncional (y asiste m á üca) d e un maestro zen, la nza ndo así una ide ntifi cación de Lacan con un maestro ze n d ad a ísta que más tarde dominará la recep­ción norteam e ricana de su obra por algunos aílos. Como más ta rde re pe tiría Lacan, to mó su "posición e n el psicoanálisis e n 1953" (esto lo dijo e n e l discurso de Roma, por ej e mplo). Es tambié n en 1953

¡; C itad o por Ro 11di11esco e n Jrm¡11rs l.r1m.11 , 11¡1. ril ., p. 376 [/.r1.m.11. lé'sh11zo de una v;­

da, /úslmi11 de ·11.11 sislmw. rle jm1.wi111ienl11, l3ue 11os Aire s, Fu:, 1994].

Page 16: La experiencia de la letra lacan literario

30 LOS llO Nl::S DI:: U LITER,UllR.\

cuando consagTa un a riículo cumple lo a los vínculos C' n11·e UichJ11.ng

(poesía, lit era tma) y Wrdnheit (verdad) vía Goethc e n un texto muy influye nt e dedicado al "Milo individual de l neu ró ti co".

El Semin a rio 2 d esarrolla esas concepciones tc n1pra1ias . En /•,'/ yo en la teoría de Frend )' 1''11 la técnica psicorwalítir:a. 1 954- 1955, Laca n re­toma la noció n lan zada e n e l sen1ina rio a nlerior de que el yo (nwi)

no puede co niúnclirse con e l sujeto e n tanto que je. Después de a l­gunas disc usion es q ue oponen a Freud y a Hegel, el seminario alcan­za su clímax con una d eslu111brante int erprc lac i<Í n del "Sue1-Hi de l r­ma" de Frcud. Lacan Ice "La ca ria robad a" ele Poc y h1 cg"<i, e n 1111 ¡ni­me r 111odclo de los vínculos e ntre el i11co11scic111c y la carla len in­glés lelle1; e n francé s lettm: ta1nbié 11 la lclra, la "paLthra " I, elabora su "esque111a L" co n la pri111cra arliculación de los lrcs regi stros: lo Real , lo im aginario y lo Simbó lico. Co1no pa ra c nfa1i1.ar la dime n­sión ;rn101ná 1ica de lo Simbólico, Lacan co ncluye co n una sorpren­dente conli: rencia sobre c ibe rn é tica. Las 1wn1c rosas y co ns1 a n1 es o b­jeciones de s11 audilorio lo fii e rzan a delinear n1 ;;s vigorosa1nc111 e los límites de los 1res registros. Entonces, 1n1 ai1o dcsp11{·s, e n 1955, e l Se minario sobre l .as psirnsis. 1955-1956 se abre crn1 una re lectura del caso Schrcl)l'r de Frc11d. Aq uí Lacan re1on1a a su tesis doctora l rk 1932 para darle a la paranoia 1111 1rat a1 nicn10 1mís rig11roso. fksp11 és de 1111<1. lcct11ra ci1idadosa del caso de Frc11d y de las Meuw1iasde l pro­pio Schrc lwr, d a co 11 e l crn 1cc pto q11 c le J"a llaba e n los a 1-1os trc i111a : el de l;i f"ord11sió11 ( Vrnoer/íwg) combinado con la teo ría de 1111a cs­crilllra i11conscic111e que descubre e 11 la "Carta 52" de Freucl. El Se­mina rio pas;1 l11ego a lidi a r con la cues tión d e la histeria y con la pre­gu111a: "¿Que; es 1111a 1rn!ier?", antes de concluir con una clisc11sió1 1 del signifi ca 11 lc ( 110 "sig11 ifica" nada) y con una oposic ió n ple na11w n­tc ela borada c 111rc 111e1 áfo ra y me tonimia; en rcs11111 c n , toda una c· x­posic ió n d e la rc1 ú ri ca del lnco nsc ie nl c . Lo que h ab ía estado fordui­clo e n Schrcber, y h<tbía gene rado s11 psicosis, era la m e táfora patcr-11a. J ca 11 lklay, e l a111or de la psicohiogralfa de Cicle, invita t<1111hié 11 a Laca n a hace r una prcse 111aci<Í11 sobre "Fre 11d e n el si glo" y L1c111 , que con1ic11za se ii a la11do q11 e el no 111brc Freud significa "alegría", "gozo", les hace <1 los cs1udiau1 cs de psiq11i a tría una i11sinuació 11 : d e­ben leer siempre Linio a Fre ud co lllo a los 01ros a11 1on·s que fig11ra11 c 11 sus n11Tículas, la difcrc 1H:i<1 se ha rá inrncdia1 amc 11te obvi a, y de este modo aprc11dcrá n a rec haza r las ha bit11aks clis1orsio11es cgoló­gicas de la teoría psicoana lítica .

En e l Sc111inario 4, La relru:úí11. d1' objeto ( 1956-1 ~l57), 1c11c n1os 11110

l.OS DONES DI:: LA LITERATU RA 31

de los compromisos más productivos con las cuestiones clínicas. El fa­lo y la castración pasan a se r los conceptos principales, especialme n-1c cuando Lacan define la "tríada imaginaria" corno compuesta de "la Madre, e l Falo y e l Niüo" y le opone la castración, corno la falta de nn o bje to imagina rio; la frustración , como la fa lta de un obje to real; y la privación, como la falta d e un obj e to simbó lico. Dedica esclarecedo­ras páginas a Fre nd y e l fe ti chismo, la fóbia, la homosexualidad feme­nina y las fa n1 asías perve rsas e n "Pegan a un nii"ío". Finalrnellte , e n 1111 análisis casi exhaustivo de l "Peque i"io Hans" se torna dosciemas páginas a ntes d e concluir un se mina rio muy rico con el caso de Leo­nardo. Vernos tocias las implicaciones de la lógica de l falo com o un concepto con e l que Lacan comie nza a re leer las obras más impor­tantes d e Freud con un ímpetu y una sofisticació n crecientes.

En 1957, e n LrLs-.Jormru:iones del inconsciente, Lacan co n1inúa leyen­do a Freud y comie nza con e l lib1·0 de l Witz para ofrecer una estruc­tura de los ch is1es que le pe rmit e construir paso a paso el complejo esque ma d e l d eseo que resurgirá e n "Subversió n de l suje to y dial éc­tica de l deseo e n el inconscie nte freudian o" (1 966). De la instaura­ció n de la metáfora pate rna a la prohibició n po r e l Padre del cuerpo de la mad re, e l 11iiío tie ne que apre nde r la dialéc tica de l falo: bascu­la a lred edor d e la cuestión de si "ser o no ser (e l falo)" o "te ner o no te ner (e l ra lo)". Las comed ias de Moliere (especia lme nte La escuela de las 111.ujim:s), J;,'l balt:ón d e J ean Gcne t y e l caso pe rsonal de Gic\e con­ve rge n todos e n un innovado r a ná lisis de la a pa ri e ncia cómica del obje to fálico cua ndo ha re mplazado al d eseo, o cua ndo h a in corpo­rado un deseo f"ctjchist a (com o puede se r e l caso de una madre fren­te a su hijo) . Este semina rio se delienc tambié n e n una l.ürrnulac ión religiosa d e l Nombre del Padre e n 1111 impo rt ante re posicio namie n­

to d e l psicoanálisis. En el Se mina rio 7, La étú:a del f1si coa:nálisis. 1959- 1960, e ncont ra­

n1os e l se minario más rico y más se min al de Laca n, y he mos visto có­mo su publicación fue con te mplada desde muy temp ra no y lue go rechazada, por razones po líticas tan to co m o teóri cas. Co me nzando nrn la in1rod11cción d e l conce pto de la Cosa d espués d e una pacie n­le lec tura d el Proyecto para una psú:ología cieuti/ica de Fre ud, e l Entwu:rf al que regresare mos e n otro capítulo, Lacan discute la sublimación, o po ne a Kant y a Sacie , se 1iala los límites de la ley moral, y luego se la nza a una brillan te disc11sión de Antígona, esencialme nl e carac teri­zada por un a be lleza cegadora que puede a1raer e l d eseo e ntre dos 11111ertes. Tambié n ofrece una teoría de l amor cortés, d e manera de

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:$:2 LOS DONES DEL'. l.ITFR,\lllR.'.

co11firmar la aporía de la s11bli111ación con respecto a la Cosa; un im­portante género literario, si no la totalidad de la literatura, se htnda­menta en dicha imposibilidad . Lacan concluye con las paradojas de la ética, condensadas en la jugosa fórmula: "Uno no debería ceder nunGt en su deseo."

Al a11o siguiente, en 1960-1 ~)(il, Lacan habló ele la 1ra11skre11cia.

En La lmn.1/éreru:ia. 1960-1961, enco111ramos dos parles principales: primero, una lectura sis1.emá1ica del Banquete de Plat611, lucg·o 11m1 i11-1erpretació11 cxhaus1iva ele 1<1 trilogía hislórica Coüfon1ai11e de Clau­del. El diálogo de Pla1ó11 le pennile a Laca11 rdi11ar la 11ociún fremlia­na de que el "an1or d e transf'crc11cia" es la principal ltcrrarnieuia lécnica del psicoanálisis. El sccrelo oculto de Sócra1cs, s11 agalma, es 11n objeto de deseo prohibido para Alcibíades, y a11ticipa la dial{'c li­ca del ol~jelo a corno ca11sa del deseo. Pucslo q11 e amor y deseo cs-1á11 cs1rccha111e11te articulados en esta elaborada clisc11si<Í11, la ob ra ele Claudd prnporcio11a otro se ntido de la tra11slcrc11cia, más cerca-110 a la idea de una "1ranslllisió11" de deseo a través de varias gc11cra­ciones. Micnlras q11e Plató11 11os deja la figura c111blc1ná1ica de Súcra­les q11e 110 escribe y sabe que no sabe 11ada, exccplo el amor y la ero­

tilw, y que así tal vez iuvc11tó el psicoanálisis, el <i11gulo religioso de Claudcl ai11e la hisloria de la modernidad acrnnpat1a esa intuición con 01ra pcrspcc1iva: es a través de la "hun1illaciú11" de un padre p<'r­verso y "real" como 11110 se ve forzado a lomar e11 consideración lapa­lc rn idad si111bólica, ann si C'llo choca con un deseo (tanto erótico co­rno sublilllado) que perniaucce vivo del lado de la femineidad.

Así, cua11clo Lacan publicó Escritos eu 1966, podía declarar qne esa antología abarcadora er<1 no sólo un "texto escrito" sino, como di­ríamos rnucho más larde, 1e11ía que ser considerada como pura "li-1era1ura".7 El compro miso sisterná1 ico con los lexlos literarios marca

la lc111a transición desde lo que puede ser reescrito como 1111a teoría re tórica y estrnCluralista de lo Simbólico basada e n la lógica del Sig-11ifica111c, hacia una teoría del le11gn<!ie li1crario captada entl'C los efectos del "1111do" o "ag1!jcro" escrito y del simple significante hahht­

do. A Lacan le tornó otros diez aiios (tras una serie de investigacio­nes ck lógica, 111atcrnática y lopología) "e11con1rar" finalmente a.Joy­cc en su camino al síntoma en 1~175. Mi foco será por lo tanto lo que podría lla1narse el "giro literario" en Lacan, o 1m momento situado a

7 Véase el capí11do 1 O.

1.0S DONES DE LA UTF.RAlURA 33

111it.ad de camino entre los primeros at1os cincuenta con el énfasis so­bre la retórica, el hegelianismo y el Nombre del Padre, y el Lacan tar­dío ele los aüos setenta con más y más maternas, el álgebra de los cua­l ro discursos que conduce aj11egos con 1111a tipología a la que toda­vía le falta el nudo borro.meo.

En la genealogía filosófica y literaria que acabamos de delinear, uno podría d ec ir que Lacan ntilizó modelos literarios para desplazar­se desde el término "estmct11ra" combinado con la "lógica del signi­ficante" vista como 1111 acceso al lenguaje del Inconscie nt e determi­nado por procesos me tafóricos (síntomas) y procesos metonímicos (el deseo que crea efectos a lo largo de la cadena ve rbal), hacia una confrontación más inte nsa y abrupta con lo Real, con la perversión, con la falta en e l gran Otro conectada con un gor:e del gran Otro. "Síntoma" fue utilizado e n forma más y más siste mática por Lacan e n los a1-10s se 1e nta corno un ténnino clínico pe ro tambié n como un concepto lite ra rio: parece corno si e l "Síntoma" hubiese tomado el lugar ele la "Letra" ele formulacion es rnás te mpranas. Tenemos que captar clarame nte lo que clisti11gue a un signo de un síntoma. Mien­tras que un signo está h ec ho de los dos lacios con los que ya he mos dado, un síntoma no es tan sólo un signo ele algo (la persistente tos de Dora no e s un signo de que ha tomado frío, sino un síntoma que apunta a darse a lgún sentido al incorporar su ide ntificación tanto con su Padre como con la amante de su Padre, a través d e lo que ima­gina como su acto amoroso puramente oral). Necesitaré desarrollar el caso Dora para ejemplificar de qué modo es indisociable el giro lit.e rario ele Lacan d e una cierta ve rsión del estr11ct11ralismo. Lacan insistió siempre e n la idea de que 1111 síntoma psicoanalítico podía ser tratado media11te la ambigüedad lingüística, precisame nte lo que Frend no logró hacer con Dora, a quien estaba demasiado de­seoso d e anunciarle una "verdad".

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8. EL HOMENAJE DE LACAN A DORA

En enero de 1957, Laca11 reabrió el caso Dora en el coutext.o de Sil

Seminario sobre La ndarióu de objelo. 1 Algll!1as semanas antes, había alndido rcpctidarne11tc a Dora en s11 extensa disc11sió11 del Lexto sc­miual de Fre11d de 1 Sl20 "Sobre la psicogénesis de lln caso de horno­sexllalidad fcrneuina". A lo largo de este sc111inario, Lacan retorna a la lectllra sistc111<1tica de Dora qllc había adelantado eu su "lnterve11-ción sobre la transfere ncia", tal vez, co1110 intentaré dc111ostrar, para actllalizar y carnbiar Sil perspectiva. La prin1cra charla había siclo da­da en 1951 c.:11 la Conlérencia de psicoanalistas de h;tbla francesa y publicada 111ás tarde e11 la Hrune Fmn(.'aisP de l\yrhru111ly.1P, en 1 ~Vi2.'.!

AJlí, el punto de partida de Ltn111 es la obse1v;.u:iún 1mís crítica de Frclld a Dora, que es el n1u1ncnto cuando Fn:ud le dice a Dora q11e ella haj11gado e l papel de una c6rnplicc en la crnncdia de los rcg;tlos, int ercrn1bios y traiciones c11 la qlle ha estado atrapada. En palabra~ de Frcucl, Dora se había

1 ... 1 liccliu có111plicc de 1ales relacirn1es, rechazando todos los indicios q11c

testimu11i a ba11 ele la verdade ra nau1raleza de las 11iis1m1s_'.l

y luego:

... J quedó 1nolJaclo así q11e el reproche ele haber 11 cg;-1clo a dar oídos <1

deberes i11el11dibl cs y lialw rsc i111agi11;1do las cosas de la 111<11wra 111<Ís có1110-

da y 111ás l'avu rabk a s11s se111i111ici11os amorosos, o sea el reproche q11c

1Dora1 dirigí;·1 a s11 padre , recaía por co111ple10 sob re st1 propia perso11<1. '1

1 J~1np1t·s Ltc111, F/ Snni11rnio r!t.fuu¡w's /J1u111. l .ilno { f .t1 li~!rffÍtÍ11 dr nhjf'lo, /956-

/959, lbrcelo11a, l'aiclc'>s, 1~)9 ·-1. Me rckrin'·" él corno /Ulscg11ido d e l ntín1ero de P'Í­ginal .

~ "l11tc1w·111iu11 s111 lt- transfert", 1a111hi(·11 1c1111ido e n J>rils, París, Se11il, 1966.Jic­

ques Lacc111, "l111c1vcnciú11 subrC' la tra11sfr·Te1H:ia", J-,:,n"ilos / ,Méx ico y l3uenos A. in-'s,

Siglo XXI ( l~l7 I), 22a. cd., 2003, pp. 204-'.! 15 J. /\l11diré· a <'ste 1ex10 como /"/' seg11ido del IHÍlllCJ'() de p;\gi11;1.

:·I Sig11lll11d Frc11d, "A11;\lisis f.-agnH"lllario de 1111a liislc ria ("caso Dora")", 1901,

f 19051, 0/11m m111/1lt'/f!s, 1. 1, Madrid, Biblio1cca N11eva, ·h. ed. 1981 , p. 'Ei 1. ·I //¡ii/t'111, p. ~)~>2.

1 '.)!] 1

EL HOMENAJE DE L\CAN A DORA 85

Freud procede entonces a regresarle los cargos que ella eleva con­tra s11 padre d e explotar su mala salud para promover su pasión amo­rosa, y le pide a Dora que eche un b11e11 vistazo sobre sí misma. Éste es el primer y quizás el único momento exitoso en su tratamiento: como indirecta confirmación, Dora se queja de dolores gástricos que Freud puede identificar fácihnente corno un síntoma imitativo copiado d e un primo casado. Su astuta pregunta: "¿A quién estás co­piando ahora?" sigue siendo un triunfo diagnóstico, pero Freud "da e n el clavo" una sola vez.

Lacan desarrolla lo que él llama una "inversión dialéctica" opera­

da por Freud en una dialéc tica madura del deseo en la que pueden distinguirse dos nuevos mome ntos de inve rsión. El primer momento es cuando Freud re mite a Dora a su función no examinada en la "cuadrilla" con la que ha estado involucradajunto con el seí'íor K., la

sc1iora K. y su padre, y le pide que abra los qjos a su participación e n el drarna. El segundo rnornento es cuando Freud le pide a Dora que se d é cuenta de que sus celos frent e al arnor de sn padre por la se1io­ra K esconden algo más. El tercer momento es c11a11do su fascinación por la se1i.ora K. debe ría ser revelada como lo que es: un disfraz del puro miste rio d e la fomineidad.5

lnclllclable rne nte , Lacan sintió la necesidad de expandir y revisar es­ta lec tura "dialéctica" de la transfere ncia seis aí'íos más tarde, aunqne no cambió su punto de partida de 1 Sl57. H e aquí cómo la condensa Lacan ahora, haciendo que Fre11cl hable con Dora y le formule la pregunta crucial: "Esto que la subleva a usted como si de una disipación se tratara,

¿acaso no es algo e n lo que t1sted misma ha participado?" (RO, 139). De hecho, como Freucl lo había advenido antes, Dora consentía en ser un rnedio para hacer posible la cita entre su padre y la señora K., por ejem­plo siendo una dedicada niñera mientras la señora K. quedaba libre pa­ra salir con su padre . Esto confirma la equiparación de Dora con el "al­ma bella" hegeliana: ella es una dernandame que de nuncia el caos y la confüsión afuera a fin ele no ver su propio turbio pape l oqjetivo y sus

obvias contradicciones (FC p. 208). Notemos que Hegel, que puede ha­ber estado pensando en la institucionalización de su propia hermana, aunque también alude a que se refiere a Alceste en El misántropo ele Moliere corno figuras emblemáticas del paradigma del "alma belle ". En su análisis, el único resultado del "alma bella" es la locura.

'' En cuanto a LOdo esto, véase n; pp. 207-209.

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3(j EL llOM~N\)E m: L\C.\N .\ llO R.\

El "a l111a i>e ll a", a l ca rece r de 1111 a cx is1c11cia 1eal, enredada c11 la co1 11racli cc i6 11

c111re s11 se r p11ro y L1 11 ecesidad d(' ese se r de ex1crn ;1 li za rse y ca 111biarse c 11

una ex is1c 11 ci;1 rea l, y habila r c 11 1111a i11111edial12 d e esla a111ítesis linne 111e1llc li­

j ada 1 .. . 1, cs la "a lina be lla", c 11 Lo1 HTs, al ser co11scie111c de csla crn11radicció11

c 11 s11 i11111nli a1ez irrcnmci liada, se ve pcrlurbada li asla la loc ura, se despe rdi­

cia en el anhelo y languidece e11 la co11s1111ció11.0

Para co nde nsa r las cosas h as ta 11na dimensión cpigran1ática, se

po dría d ecir q1 ie 11n "a lma be ll a" es a lg 11ie n q11 e, se n1imc n t.a lis1no

aparte, se ni ega a ver lo q11 e é l o e ll a da y lo que se le da, q11 c a l m e­

nos quiere se r ciego a la re d de "dar y tomar" rea les q11c d e fi uc los

int e rca mbios e n e l dominio s imbó lico.

El seminario d e Lacan del '.¿~ de e nero de l ~l!)7 comic-·11 z;1 co 11 11n

exam e n del caso Dora que se 1-cs tringe a lo que m ás impacta a l lec tor

d e hoy, la Ílllpresiona nte ronfusió11 de F re ud con respec to a l rea l o l~j e-

10 de d eseo de Dora. Frc11d ad111it.ió q11c había pasado por ;d to el ape­

go h01no sex11al de Dora por l;i selíora K. d e bido a s11 prcs11nció n 110

a na lizada d e q11e "11ormalt11c111c" Dora debería habe rse se111ido a traída

por s11 n1arido, el se1-1or K. No obstan te, aun si esa ta rd ía <td111isi<Ín lii c

necesa ria, 1w se p11cde clcscarfar to 1a h11l 'llf e a l seúor K. en la d ia léc ti ca

del d eseo de Dor<t. Laca11 relaciona esta an1bigi'tedad con 111ta obse rva­

c ión clínica q11e ve co1110 de1cr111inante e n todas las estr11cturns hist(· ri­

cas: el hecho d e que las h istfa icas a 1nan vicaria m e nte. L~ l o e ll a es a l­

g uie n cu yo ol~cto es funda111 e ut a lrne uLe homosexual (RO, p. 141). Pero Lacan sitúa e n e l yo de Dora (siendo e l yo esencia ln1cn 1c nar­

c isis ta según é l) la identificación con e l selí.o r K., una idcn1iliu1ci<Í11

que explica s t1 transforlllación en un carác te r viril.

E11olros1é rn1i11 us, por 111edio del se1-1or K., en la 111edida e 11 <p ie c ll <1 es e l sc1-1or K., e 11 e l JHllllO i1 11agim1rio qiw consti tuye la perso 11 alidad de l s<·1-1o r K., es co1110 Dor<1 csl<Í vinculada cu 11 el personaje de 1<1 sc1-1ora K. (RO, l 4 1 ).

Se sig 11 c que si la seiiora K. d eriva s11 irnporfanci a d e l h echo d e

que, 111ás a ll á de st1 elecc ión para el cs1;11uto de ol~jeto del deseo, y lllás a llá de la inve rsió n narcisist a que co nlleva el Vrrlieb/1.eit de Dora,

e ll a e nca rna la pregunta lll ás ese 1H"ia l ele Dora.

Como tocias las hist é ricas según Lacan , Dura se ha bloqueado d 11rau-

,; (:. W. F. I lcgt' I, '//11· l'h l' 11111111•1111 /11g1' 11/ .\jiiril, trnd11cció11 d e A. V. Mi ller, Ox lú rd , Ox­

fúrd l l11i vns i1 y Prf'ss, l\l:->7, p. •l07 [ 1'1•111J 1J11•n11/11gí11 ¡/,,/ n /i írilu, Méx ico , H:t·: , 1970, tr:ld. d e We 11ccslao Roct's [.

F.l. HOMENc\)E DE LACAN A DORA 37

te la e tapa e dípica de modo que podía y no podía supe rarla. Para Do­ra, lo q ue es de una importancia primaria es que su padre, aunque rico

(vermi)gená'J es impote nte (unverm.ogend), lo que no es e l caso del padre

ele la j oven homosexual. ¿Qué función ocupa e l p adre e n e l patrón edí­

pico? Normalme nte e l padre d e be ría ser e l agente que entrega simbó­

licame nte e l objeto faltante o e l falo. En este caso, no puede darlo por­

que no lo tie n e . La carencia fülica d e l padre es crucia l pero produce un

nuevo g iro e n la dialéctica d e l dar. Así es como Lacan desarrolla la idea:

¿Qué es dar? ¿No hay acaso olra d i111e 11sió 11 , i11trod11cida ahí donde la relación de

objelo es e levada al grado si mbólico por el hec ho de que el objeto puede ser dado

o no? En otros térm inos, lo que se da, ¿es alg11na vez el objeto? Ésta es la cuestión,

y en la observación de Dora vernos uno ele sus dese nlaces, que es ejemplar (H.O,

1·12.)

Así, Dora sigue sie ndo aLraída por e l padre cuyo don viril n o reci­

be n unca. S i la historia de Dora es con tempo rá nea con la resolución edípica,

esto implica 11n increm ento e n e l amor: a lll a a l padre tanto más c 11 an­

to que es tá h erido o es d e ficie nte. Así que su amor por e l padre mu­

ti lado es p roporcio n a l a la d isminució n del estatuto d e l padre. EsLO

puede ser generalizado: 110 h ay don más grande que e l don que uno

no tie ue . La ve rdadera seiial de a mor es cia r lo q ue 11110 no tiene. No

obstan te, Lacan nunca o lvida que la principal significación c ultural

del don es la provista por e l marco d e la ley simbólica. Como asegu­

ran los sociólogos, un don es a lgo que c irc ula, el don que se da e s

siempre a lgo que se h a recibido.

Pero cua 11do se trata del don e11tre dos si ue tos, e l ciclo ele los clo nes tiene

todavía un o rigen d istinto, pues lo que esLab lece la re lación de amo r es que

e l don se da, digá moslo así, po r nada (RO, 142.)

Nada por nada sig11e sie ndo la fórmula de esLe tipo de intercambio.

Podría ve rse como la expresió n d e un interés, pero e n realidad es la

formu la de la pura gratuidad . En el don de amor, a lgo es dado por

nada, y es te a lgo es nada.

. .. lo que cons1it11ye e l don es que un st~j e to da a lgo de fo rma gra tuita, pues

Iras lo que da est<1 todo lo q ue le fa ll a, e l sujeto sacrifica más a ll <1 de lo q ue

1 ie ne. Lo mismo ocu rre por otra pa rte e 11 e l do n primitivo, ta l como se eje rce

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38 U . ll O~IEN. \)E DE l. \ C. \ N . .\. IJOR,\

cfe ctiva111 e 11t e e n e l origen d e los i11t e rca111bios h11111 a 11 os bajo la forn1a del

f1otlat ch ( /\O, 1 4~ . )

Laca11 se lanza a un a larga disquisició n sobre el hecho de que si al­guie n es cx trcmada111 e nLe rico, 11n regalo o don de part e d e é l o ella pe rde rá va lo r proporcio nallll e ntc . Del mismo modo, si Dios es pen­sado como i11(i11i1amentc ri co y dotado de a1rib11t.os, no hay razón pa­ra amarlo por sus clo11es, excep to si sospe cha mos que é l es can:·11tc de se r.

E11 el 1"0 11cl o el(' 1üd;1 c rce 11 c ia e 11 e l dios como pe rkct a y tutali11c11t1 : 1111111ili­

c e 111.c, se e nc ue ntra la noc ió n de ese 11 0 sé q11 é que siempre le l"a l1 ;1 y hace

que de toci os 111 o dos s ie mpre se p11 cd;-1 s11po 11 er qu e 11 0 ex ist e (NO, 143.)

Así, Dora ama a su padre por lo que é l 110 le da. Pero luego se i11i­cia otro co111porta 111ic 1110, 1111 compo r1 a111ic 11t o q11 c en parle es pro­vocado por Dora.

Hay una rclaci<Í 11 Le rm1ria :

Señora K. Dora Padre

Parece co1110 si Dora Ll1vicsc que formular la pregunta: "¿Qué l'S lo que a ma 111i padre c 11 la seiiora K.?" Pero e lla no sabe qué cs. Lo q11 c ella es t;i busca ndo l'S e l ol~jeto fálico e n la medida e n que pueda sn dado. Una m11jcr s<Ílo pued e ingresar e n la dialéctica del onle11 si111-bólico a trav(s del don del falo. El deseo a punta a l falo c11;111do J>lll '­

dc se r rec ibido co mo un d o n; cuando el falo es elevado a la dignidad cid don, e l sujeto puede se r introducid o e 11 la dialéctica de todos lo.-; i 111crc1111 bios s11 bs ig 11 ie n tcs.

As í pod c 1nos e11te1Hlcr por q11 C- la pregunt a tT111ral de Dom, la rc i­tcrac:i ú n de 1111 accnUo para e lla , es: "¿Qué es una nnün?" L1 seiiora K. encarna la lú11ci <Í n le m e 11i11a, ella es la lt' 1ni11e idad crnno tal. Las<-:-1-10 r;1 K. es lo que es a mado 111 ;'ís al lá de Dora, y es por eso que Dora es tá ta11 int eresad a c 11 ella. Dora pe rn1 ;111 cn' c111re s11 padre y la sciio­ra K. E11 la 111cdida c 11 que s11 padre arna a la sc1-10ra K., Dorn es s;11is­fc c ha. La posic ión del padre i1upote111 e c 11 ;11norado es compc 11 sad;1 por todos los símbolos de la 1uu11ificc11cia que se nrnltiplican, lo r11al incluye regalos 111ateria lcs qu e llueve n parcja111c11tc sobre la ;1111;1111('

1 .. 1. HOMENAJE DE L.\.CAN A DORA 39

y la hUa qne los comparte n . Así Dora participa en la función simbóli­

ca desplegada aquí. Pronto esto ya no es suficiente , p ues Dora trata de rees tablecer

1ma situació n tr iangula r que invo lucra al set1or K.

Señor K.

Señora K. Dora Padre

De bido a que e ll a sigue ased iada por su pregunt a, e l e nigma de la fem ine idad, Dora co nsid e ra que el seiior K. ti e ne que prodigarle sn propia adoració n a su esposa, 1111a adorac ió n que e ll a ex presa clara­menLe cuando supe rpo ne a la Mado nna sixt.in a y a la sd1ora K. La se íiora K. tiene que se r adorada por todos aq ue llos que están ce rca ele e ll a, incluye ndo desde luego a Dora. El seiior K. de bería aportar a toda la situación un eleme nto ele nonnalidacl 111 ed ia 11Le su obvia

rnascu l in ida d. Dora aboktea a l seiior K. no cuando é l la co rt ej a o cuando le d e­

clara su a mor, sino sólo c 11 a ndo é l le dice "l<:h habe nichL1 an mei.ner

Frau ".7 Esa frase ominosa (se re piLe e n e l estudio d e caso al migrar del padre d e Dora al seiior K., h abla ndo ambos de sus respecLivas e s­posas) re in trocluce la nada e n un c ircuito que puede se r esq11erna1j­

zaclo e n e l siguie nte diagrama:

Señora K. -------~ la pregunta

Dora

Sr. K. con quien Dora se identifica

Padre Sigue siendo el Otro por excelencia

7 "Mi 111uje r no e s 11acla para mí" [T. l.

Page 21: La experiencia de la letra lacan literario

40 EL HOMENAJE IJI: LIC.\N ,\ DOR.-1

Pues si Dora 1)llede adlllitir q11e su padre puede amar vía ella lo que está más allá de ella, esto es a la scilora K., el se1-wr K. sólo pue­

de ser tolerado si pcrl1la11ece e11 una posición inversa y estabilizado­ra. Cuando en un exabrupto el seilor K. proclallla que está interesa­do única!lleutc en ella y que s11 esposa no est<1 "para nada" e11 el cir­cuito, eso sugiere inversallle ute que también su padre podría estar in­leresado únicamente en la seiiora K. y que ella no estaría "para nada" en la cuadrilla. Esto <:>s lo que ella no puede soportar.

Esta lectura dt> Dora está claramente coloreada por la antropolo­gfa estructuralista de Lévi-Stra11ss. Lac:;rn cita la tesis básica de II·vi­Strauss en Los 1!s /nuJums elnneulaln del Jmre11/e.1ro: para Lévi-Strauss, Lt regla básica del parentesco y de los interca1nbios cxog;'in1icos puede

resumirse <·11 esta lúnnula: "I le recibido una nn~jer y debo 1111a hija " (HO, 14!i). Crnno aíiade Lacctn, dicho principio transfonna a cual­quier mujer t'll un silllple objeto de illlercambio, y eso es prccisa1ucn­te lo que Dora rechaza. Ella no puede soportar el haber sido cxcl11i­da el e la i11stitució11 del don y de la ley. Si ella no ha ren1111ciado al 1~1-lo paterno co1110 objeto del don, 110 hay nada que_ella ptteda aceptar de nadie 1m'ís, al lllt:11os de ningún otni hombre. Esta es la raz<Íu por la que, tan pronto colllo se ve reducida a un n1 e ro obje to, Dora st· re­bela y llega a la conclusión de que s11 padre la está ve ndiendo a al­guien más para E1vorcce r su intriga cxtrarnatri1nonial.

C11;u1do el sc1-1or K. coulicsa que L'I no es p;irtc del circuito en el que Dora puede ya sea idt'ntificarsc con él o bie n pensar que ella es e l objeto al q1w él cst;'i apunta11clo 111ás all<'í de la esposa a la que se s11-pon e que él adore, tocios los fr{tgiles pe ro densos vínculos que han conectado a los cuatro participant es caen por ti e rra. Dora rnisn1a "cae" desde sus propias_justilicacioncs y entra en uua actitud viol c 11-ta111cntc q11cjosa. Repentinamente reclallla la necesidad de lo que en su ca beza podría haber pensado que e ntonces le había sido dacio (aunque oblicuamente a través de la intt-r111cdiación de otra), es de­cir el amor ele su padre . Y e n tanto que ese alllor le es negado total­m e nte, <:>Ita debe reclamarlo con 1a 111a lllás e xclt1siviclacl (RO, 147).

Dora e ntonces se enc11entra atrapada en una metáfora perpetua, q11 e cst<Í signilicada por e l 11so recurrente de ciertos significantes en sus s1161os: alhajero 1 caja de.joyas!, Balt11Jwf, Friedltoj; Vmho/8 Tienen

K Est~ts lrcs p<1Llhr;1s cu111p11('st~1s dt· igual raíz signific.u1 resptTlivarnente: <~ s1ació11 dt' lH' JH'S, cc1ne111erio, \ 'CS!Íhliio (tantbi<-;11 conto partt' de la ;111aL01nb fr·1ne11i11<t: ves­tíh11lo v;1ginal) [T.[.

El. HOMENAJE DE l.A.CAN A DORA 41

que ser nrnltiplicadas porque, fundamentalmente, Dora no puede si­l uarse en ninguna parte. Ya 110 sabe quién es ella, no puede ver qué propósito podría tener el amor. Ella sabe que el amor existe , pero permanece como un acertijo, 1111 enigma, que converge alrededor del misterio de la fe mineidad. La única manera de destt:jer todo eso habría sido pe rman ecer en un nivel puramente simbólico. El error de Freud consistió en inte ntar introducir algo en lo real, como cuali­do trata d e dec irle "De hecho, e n realidad estás e namorada de él". No puede ve r que la introducción del se ilor K. como oqjeto 11orma­lizador d e l amor hete rose xual tenía que man te ne rse puramente m e­tafórica; fue m e rame nte un último intento de cumplir con la ley de los inte rcambios simbólicos (RO, 149). Para concluir, Dora sólo po­día aceptar convertirse e n un objeto del deseo d espués de habe r ago­tado el enigma d e la fe mine idad. Lo que e lla está busca ndo en la se­ílora K. no es tamo un objeto de deseo del mismo sexo como la pe r­catación de cómo uno puede convert.irse en 1111 objeto de deseo.

Lo que nos queda en 1111 rápido re paso de la lec tura d e Dora por Lacan en 1957 e s que sin re nunciarja rnás a su propia lllarca de es­truclllralisrno, ha hec ho más claras algunas distancias con los prejui­cios sex uales más e mbarazosos d e Freud. Mie ntras que e n 1951 to­davía soste nía que Dora se habría be ne ficiado con un vínculo con el seiior K. y que su i11fatuació11 con la seiiora K. era una "regresi<Ín" (11; p. 21 l), pasa a una visión más sistern á tica de los in te rcambios en 1957 que toma e n cuenta la teoría de Marce ! Mauss sobre e l don y e l potlatcft.9 Mie ntras que e n el primer e nsayo desde iió la fascina­ción de Dora por una Maclonna que apenas escondía a la señora K. corno la tradicional "solución que e l cristianismo ha dado a e ste ca­ll ejón sin salida subj e tivo, hacie ndo d e la rnttjer ol~jeto de un deseo divino o un objeto trascende nte de d eseo" (IT, p. 211) -lo cual im­plica ría, e n e fecto, dec irle a Dora: "¡Ve t.e a un monasterio, ve !"- , está e11 disposición de a nalizar e n profundidad e l drama de un amor dobleme 11t.e imposible que vincula a Dora y a su padre. Aleján­dose del concepto ele la transfere ncia como "un no actuar positivo

~ 1 Vé ase Marce ! Mauss, Tlu~ CU!: '/'fu~ Fonn ruul Hea.rn11 Jár J·,'xdu111p;r~ i11 /\rduúr SorirliPs,

traducción el e W. D. Halls, Nueva York, No rton, 1990, y Bronislaw Malinowski, J\1go-

11auls 11/the Hhtern l'ru:ifir, Nueva York, Duuo11, 1961. Malinowski publicó su libro e n 1922 y Mauss en 1925. Véase 'Jh.e l.ogir: 11/llw Ci/i: 'fowmd ruul Fthi1· o/Cnmosily, editado por Alan Schrift, Nueva York, Routl eclge, 1997, por una bueua recopilación de te xtos sobre e l don, iucluye nclo la famosa "Int roducción a la obra ele Marce! Mauss" de Lé­vi-Strauss.

Page 22: La experiencia de la letra lacan literario

42 EL. ll O~ ILN. \¡F IH. 1.lt:.I N .\ IJO R.\

co n vistas a la ortodra1natizació11 d e la subjetividad del pacie nte "

(17; p. 2 15), s11 visión m ;1s sis te1mí ti ca d e 1957 pcnnit c una a prec ia­ció n m ás generosa el e los dones el e Dora .

De hecho , la elecc ió n ele "Dora" como nombre fi cciona l para Ida

Bauer puede comprobar haber sido e l golpe ele ge nio más perdura­ble de Freud .1 0 Al t ra nslünna rl a e n la pa labra griega qu e signifi ca

"don es", e n plural , Fre ucl sin duda es taba consc ie nte dd hecho de

q11 c el plura l d e owpov sig11ifi ca "regalos, honorarios o sobornos".

Las resonancias legales d e l plural e n griego implica 11 ta mbién el se n­tido de an1sac io11 cs contra a lguie n que es tá aceptando 1111 soborn o.

Pero si 1111 don o 1111 regalo i11 vo lucra la o bligación de d evolve r, ¿ qt1<~

rega lo 11 0 se convi<.:T te e n 1111 soborno? Esto es lo q11<' M<tlin owski y

Mauss tuvieron que po nderar a lo la rgo ele sus not ab les es tudios an­

tro po lúgicos cid d o n. De ac ue rdo con Lacan, cst <Í cl a ro q1 1<' <' ll la nH'­

dida c 11 q11 c a ella se le pued e <h1r la "nada" del padre-1111 a 11ad;1 q11 e co11cle11sa la i111posihilidad ele un don "puro"- , Dora pu ed e 1m1111c-

11 cT s11 pa pel e n la es1n1c1ura en 1<1 q11c tod avía pued e se ntir pa rt e del

amor de su padre. C 11 a 11do otro tipo d e "nada " se le present a, lúró 11-

d o la a re1111nciar a todos los ot ros sustitutos fálicos a lo Lt rgo d e la ca­

d e 11 ;1 si111hó lica, e lla se perca 1a rqie11ti11arncntc d e que sie mpre ha

ocupado Lt posiciú n ele 1111 o hjc 10: como un o bje to ape nas re presen­

tado por 1n c1á foras, ella cae yj11ega el pa pe l d e mero sobo rno. ¿Bribe

1"soborno" 1 nr bride 1"novia" 1 '? That. is lh1' qur,slio11 , y Dora t.ocl avía pue­de o bt e ner c ie n a admiraci c'>11 por habe r re husado la fon na 1rn)s b;ís i­ra 111 c1 11c "d acia" de inten:ambio.

Q 11ería dc1e11crnw e 11 ;tl g 1111a ex te nsión sobre el paradig má tico ca­

so Dora ya que esto da luga r a 1111 asunto f11ndamc11tal e n Lis re b cio­nes de Laca11 con la lit era tura: ¿puede la le tra ser li111i1ad a por 1111 i11-

1e rca111bio, o d e be exced e rlo? ¿C t1 á n cs1r11c111ralist<1 es Laca n en su

clccc11io lit e ra rio, y después? Veremos cómo 1ic 11 c q11 c n '(' IJC0 11 tr;1rsc

Laca n co n el 111is1110 as1111t o c 11 r<1r11ado e n t111 a a111ora viva, Ma rg11c ri­

tc Duras, al punt o d e rcfor111u la r todos esos conceptos. All í ha lir;Í c 11-

co111rado Sll propio sínt.o 111 a, 1111 síntoma q1H' sería eq t1i vocado reclt1-

r ir a 1111 a 11w1á[o ra (el crnce d e la barre ra ele repres ió n qt1c separa el

Jo En n1a 111 0 al curioso ;u1 0 11i1na1.u ;¡)qu e.:· Fn: 11d con sign a <. t lus ;1111<.-. 11li t'os Pe ppi11;1

Zclln1b y s 11 111arido, s11 d ec is ió n de 111iliza r la si111plc i11i c ial K. (q 11 c rcs11ll <1 se r la i11i ­

c ial d e l pcrso 11 a jc 111 ;ís d es<1 lc11did o c 11 locl<i la 11 a rrac ió 11 co ntada por Fre 11cl , b 111 ad re

dt· Dora c llyu no rnhn· era K.a lli arina u K;l1hc Bauer) p~tn·ce a 1u111ciar has1.; 111tc 01ni1t o­

se: 11n(· 111 c los 11 /!t·r 1go fl cc io 11 ales de Kalka .

EL. J-JOMF.NAJE DE L.ACr\N .-\ DORA 43

Significado d e l Significante), incluso si esta m e táfo ra es la m e táfora

crea tiva d e l am o r. El síntom a d e be convenirse e n un Yo: e l siue to d e la li1eratu ra, e l suj eto escribie nte y escrito se con vertirá e n última ins­tanc ia en un mito para la cultu ra. Así es como, media nte un último

proceso d e int e rcambio simbó lico aco111pa 1iado por una iclemifica­ció 11 suqje riva, Dora nos conducirá a la e nigmática posición ele Joyce ,

el alter ego fundamental ele Lacan .

Page 23: La experiencia de la letra lacan literario

4. LECTURAS SINTOMJ\TtCAS Y FUNDADORAS DE DISCURSIVIDAD

¿Fue Ltcut un "a111or" c 11 indas sus lcc u1rns, o se vio a sí n1islllo co­mo un si111plc co111c111arist <t? Esta pregunta bast<1111e si111plc 11os lúer­za a reexaminar la n1es1ión de las "lecluras si1110111á1icas", 11n té nni­no que viene de manera lllás o 1nc nos directa de los sem inarios de Lacau, e incluso clc tc nc r11os tlll poco e n la 111cdi1ació 11 de Foucanll sobre los a 111 ort's. Cu;111do inició 1111a kctnra sistc 111 á tica de 1 ~·1 atflital

d e Karl Ma rx, e l fil ósofo frann~s Alrhusse r utilizó e l co nccplo d e lcc­t11ras "s i11t o 111áticas" con la esperanza de hallar la ruplllra q>is1 c 1110-lógica que dividiría al "Marx prc111arxista" del "Marx ma rxista" prn­pia1nt·ntc dicho. Al1lu1sser cs1aha c111h;1n:ado por e 111 onces ('n 1111 di ;í­logo produnivo co n L 1ca11 <(11(' d11ró 1111 decen io, y por 01r;1 pa rle lúe de gra 11 111ilidctd al pnlllilirlc a Lan1 11 dirigirse al público d(' filúsofús j ów11('s y radicales de la Écolc Nonm1k Supéri('1tre qu(' é l había ('S l;t­clo buscando. El impacto de la cola hor;ición d e a lllhos e n la hist oria del psicoanálisis francés ha sido enorme, y adelll;Ís hay 111tKhas a fini ­dades e 11t rt· Para leer El wj1ital y l~'scritos. Althusser publicó una de las in1rodu ccio11cs lllás tempranas a una versión "cieu tífica" y "política" de la lco ría lacania na en 1964, cuando escribió su "Frcud y L1<:<111 ". En s11 valoración de Lacan, Alt husse r consiguió reconciliar a los lllar­xis1as (q11c se había n mant e nido muy suspicaces para co n lo qu e veían co1110 la aui1ml peq ueúolrnrguesa de Frt'11cl ) y el psicoan;ilis is.

Althusse r lúe muy perccplivo c ua ndo vin culó la necesidad interior del es tilo barroco de Lacan con s11 pedagogía:

J ... J 1c 11ic 11do que c 11st·1-1a r la lco ría del i11co 11sc ie 11t c a llléd icos, a 11 a lis1as o

a 11 a liza 11t cs, l.acui les d a, t 'll la rt'l ú rica d e s11 disc urso, el ('t ¡t1ivalc 111 c llli111;1-

d o del lengua je d e l i11co 11sc ic 11t c, el c ua l, co1110 to d os sabe 11 , es c 11 1'd1i111;1

esen c ia "V\' i1 z" , juego d t· ¡><il a l>ras o 1nc1;íf'ora, ya sea fa llid a o <·:x itos;1, d e qui­

va le nl c de lo que e llos cx ¡w ri111c11ta11 c 11 sus pr<Í c licas y;1 sea CO lllo a 11 ;Jii s tas o

co 111 0 pacic11t es.J

1 Lo11is Alih11sse r, "Fr"11d a11d l .acrn " ( l!Hi •·l-1!)()5), W1ili11gs 1111 l \yd1.1111111t!ysis, 11 ·;i ­

d11 cció 11 <i <' Jeffr"~ Mc hlman , Nueva York. Columbia l l11ivnsi 1y l'r<'sS, l'l'lli, l" ~ I l l·i1•11d y l .11 u111, llan:e lo na, 1\11 ag rama, l!l7 1 J.

J 114 J

1.1-.CTl.IRAS SINTOMÁTICAS Y FllNDr\.DORAS DE DlSCURSl\'lDAD 45

Allhusser describió muy bie n la complej a estrategia de Lacan co-1110 lector y maesu·o:

De a llí la pasión conte nida, la apas io na da co nte n ció n d e l le n g ua je d e Lacan,

que só lo p ue d e viv ir y sob revivir e n 1111 es tado de a le rta y atracc ión: e l le n g u a­

j e de un homb re ya asediado y cond e n ad o po r la ap lastante fu e rza d e las e s-

1 ructu ras amenazadas al a ntici pa r s11s go lpes, a l menos a l fingir d evolve rlos

;1ntes de que sea n rec ibidos, y así d esa le n la r a l adve rsa ri o d e la posibilidad ele

aplastarlo b~j o los suyos.2

Por supuesto, Althusser iba a expresar muy pronto cie rto escep-1icismo y luego dese ncanto pe ro un o pued e adve rti r que fue des­pués d e mayo de l 68 cuando Lacan comenzó a atrae r a más y más es tudiant es marxistas, a me nudo est.11diantes ele Althusser que lu e­go se hicieron sus discípulos . Por esa época, Lacan re petiría que era "Marx quien h abía inve ntado e l síntoma", una noc ióu que ha sido explo tada inte lige ntem e nte por Zizek. En las secuelas d e los "aco n­tec imi e n tos" de mayo de 1968 Lacan comenzó a e laborar su propia variedad d e freudo ma rxisrno; e l idios in crás ico fre udo m a rxismo ele Lacan culmin a e n la teoría d e los c ua tro discursos tal co lll o está sis­temati zada e n e l Semina rio 17. Esa teoría tan o rig in al media e nt re las teorías revisio nistas d e Althusser e n e l campo de l marxismo pro­piarne ntc dicho y la varied ad el.e Fouca11l1 de historicismo crít ico que usualme nte se h a llamado "ge nealogía". La gé nesis de la e labo­ración d e Lacan está d eterm in ada por otros dos factores: e n prim e r lugar e l anhelo d e Lacan de seguir siendo nn "estruct:u ralist.a" e n al­gú n sentido (en e l otoí'ío ele 1968, se puede escuc har decir a Laca n que todavía se conside ra un es u·uctttralisLa inclnso si advie n e que la marca ele la moda ha come nzado a ca mbia r); e n segundo lugar, la neces idad d e e laborar cohe re n1 e m e nt.e e l concepto de "plus ele go­ce" (fJlus de jouir) recién inve111 ado e n e l oto11 o d e 1968. En cierto modo Lacan sacó de la gale ra una síntes is d e l Lust fre udia n o con la Mehrwert (plusvalía) de Marx, al ac uíi ar e l Mehrlust, que definió co­mo 1111 "gozo excede nte". Ese término tan recarg·ado 1endría que explica r la función social d e l síntoma o las e ne rgías libidinales in­vert.iclas e n la labor social. En las primeras sesiones del seminario D'un Autre á l'autn; de 1968, Lacan no pareció llevar la inves tigación

2 lhid1•111, p. 21.

Page 24: La experiencia de la letra lacan literario

':·~'"'~

46 U :CTL'R.\S SIN f"OM .\TIC. \S \' FLIND.·IUO ll.-\S DE DISCllRSl\ 'lll,\ D

mucho más a ll á. Pero un e nc11e n1ro más impor1antc cs1aba por 1c­

ncr lugar. U nos pocos n1cses después, el 22 de kbrero de ]9()9, pa­ra se r preciso, Michcl Foucaull pronunció s11 i11lluyc111e co11f'crcn­cia "¿Q11é es 1111 a 111 or?" e n e l Co ll t~ge de France. Lacan la siguió co n int e rés y tomó pa rt e e n el deba1e que vino a con1inuac ió n. Pudo h a­berle parec ido q11c !i11alrne n1 e la "U niversidad " lo había reconoci­do por in1crnied io ele 11no de sus fil ósofos más dis1ing11idos en s11 i11 s1i lllción n 1ás pres! igiosa.

Mi proposiciún (ú11da111c11ta l consiste e n que es grac ias a las a r1ic11-lac io11es ele Fouc t1il1 como Lacan p11do lleva r a 11n 1rn'ís all o grado ele sofi sticac ió 11 teórica lo q11e había siclo lanzado 11n 1a1110 clesmaiiada­mentc y si11 11n verdadero apa ra10 conceptual, pues por lo dem ás él ya no 1e11ía paciencia con el clásico fre11clomarxismo a la Marc11se. Lo que había sido a rndaclo al pasar, parecía , a la m11ched11mbre de cs 111-clian1cs izq11icrdis1as que colmaban s11 seminario y Vin cc nncs (la 1111c­va Univ<'rs idacl a lt crrnt1iva en la q11c se es taba ins1a11rando 1111 a c nsc­úanza laca ni a 11 a sis1crná1 ica) había de sonw1erse al 11so expansivo dd

"disc11rso" y la "clisc11 rsividad" por Fo11n111 ll a nl l's de rclornar co1110 1111 crn1cep10 llllranw 11 1e lac;11 1iano.

Cuatro días cll's1rnC:s d e la prcscn t ac ión cll' Fo u ca 11 ll , Laca n Sl' rc­!'irió a la co nf'c rcncia con cierta cx1c nsió11 en su Sl'lllinario. E 11 1111 a lípica crnpc icín de !file y rlt, Lacan <1 pdó a su aún inédito Sc1lli11a rio sobre la él ica, 11n sc llli11 a rio c11ya p11blicac ió11 es laba collsidera11do por cn 1rn1ces (aunque fue pospuesta hasta después de s11 mut:r tl'):

1leaq11í1111 p1i111c1 i111 e 11t o el e 1111 borrado r prelirni11ar 1 ... 1 provocado por

e l aco111cci111ic1110 F1e11cl. Ah o ra te ngo l .. . J la satist'acci611 d e vc:r lo q11(' es

in voca d o por la lu11 c ió 11 d e l a 111 o r de a lgu ic 11 co rn o Fre 11d , por m edi o d e

lo c 11 a l yo diría q11c 1111 a soc ied a d de rne n1 e a mpli <t pu ede me dir s1 1 o rig i-

11 a lid a d 1 ... 1.:1

Té rn1i110s co1110 "an.> nl cc i111i e lll O Frc 11cl " y la "!'unción del auto 1 si n cl11cla derivan de la lllacstría ele Fo 11 c;11 il1 para mapcar la au1ori­dad. En 1 !Hi0, Fo11n111ll cs1aba 1ra1a11clo de di sti 11 g11ir s11 propio sello ele nt1l'VO his1oricis1no (s i se lo puede ll a1 11ar de ese 1llodo) cid posfor­malis111 0 de críticos co rn o Roland Bar1 hcs. En "La nlll(Ttc dd a111 or" ( 1068) Ban hes había soste nido q11c los a11t.orcs estaban "lll 11 ertos" e n

:; Notas personales , s"s iú n del ~(i de khrero de l 'Hi'I.

1 1 .. CTLIRAS SINTOMATIC:AS Y fllNOADORAs DE DISCLJRSl\1DAD 47

la medida e n que se consideraba que jugaban el pape l de propieta­rios burgueses de l sentido. Sin reconoce rl e ninguna propiedad sobre d sentido a los autores individuales, Foncanl t explicó que se necesi-1aba al menos unos pocos nombres de au tores para adelantar a mo­do de almenaras e n los discursos, justificando así su uso de la función del autor.

Fo11ca11lt aíiadía que esta hrnción del autor era tanto más crucial cuando se tra1aba con "instauradores de disc ursividad" o "iniciadores de prácticas discursivas" en tre los cuales Freud y Marx figuraban de lllo<lo preemine nte.4 Foucault., que ya e n 1962 evide nciaba cierta fa­miliaridad co 11 las tesis de Lacan,5 obviamen te tenía a Lacan en men­le cuando afirmó que e ra "inevitable que los practicantes de tales dis­rnrsos deban ' regresar a l origen'" (LCP, p. 134). Foucaul t describió cómo el re torno a los textos fu11dacio nales no sola me 11te se11alaría las lagunas o brechas sino que tra nsformaría la práctica discursiva que

gobe rnaba t.odo el ca mpo.

U 11 estudi o de las ob ras d e Ga lileo podría a ltera r 1111est.ro co 11oc itnie n10 d e la

historia, pero no la cie ncia de la 1necá 11ica; 111icn 1ras qu e la reexa minac ió 11

de los libros de F1·e11d y Marx puede t ra nsl'o rmar nuestra co rn pre 11s ió 11 d e l

psicoa ná lisis o del marxismo (LCP, pp. 137-38).

En su sem inario, Laca 11 reconoció co n cie r10 orgullo q ue "no ha­bía nadie en nuestros días que, más que yo, le haya dado peso al ' re­torno a ... ' e n conexión con un retorno a Fre11cl".6 No obstante, no se

·1 M ichel Foucault, ''W hal is an Aulhor?", f ,1111g111tJ!/, <:01111/et'-i\!lf11w1 ), i 'u1rliu1, edi­ción de Donald F. Bo11chard, trad11cció 11 de Donald F. Bouchard y Sht:rry Simo n, ltha­ca, Corne ll U11ivers ity Prcss, 1977, pp. 11 3-38 . A con tinuació n c itado 1" 11 el tex to como /.(.'/'. Hay o tra lraducción marcadame tllc dife rente, basada e n otra versió n d e l e nsa­yo, por Josué V. Har1ari, '/lw fo11uwlt /!"'ule·r, edic ió n de Paul Rabinow, Nueva York, Pa ntheon Books, 1984, pp. IOJ - 120. Lo que Harrari traduce co 111 0 "fou11ders of d is­cursivity" lfu 11 eladores de discursividad], Boucha rd y Sim o n lo traclucc 11 como "initia­tors of discurs ive pract ices" l i11it ·iruloff.,, e n espailo l u.sual111 e nte i11sltJurru/.orts, de pr<ÍC­

ticas discursivas J. l ;.([11r ''" u111mlor ~, 'f laxcala , Ed itoria l d e la U ni ve rsidad de T laxca la, 1985 ] .

"Véase su rese iia d e l libro ele .Jea n L1pla nche, I Jiildn/i11 m11l llw ([11i,sli1111 o/ilu' /<(1l/u'r,

1i 111lada "The Father's No" (L.CP, especialrne nte pp. 8 1-8'.I ) . Para 11naeva l11ación exhaus­tiva de los víncu los e11tr<:: Fouca11l t y Lacan, véase C hristophe r Lrnc, ""J"he Expe iie nce of' 1he O uts ide: Foucault a ncl Psyc hoana lysis:", l .1mm i11 !1111n'Íl'11, J ean-M iche l Raba1é (colll p .}, Nueva Yo rk, T he Other P ress, 2000, pp. 309-47.

¡; Notas pe rsonales, ses ión de l 26 ele febrero d e 1969.

Page 25: La experiencia de la letra lacan literario

48 IECll lR,\S SINTOM,\TIC-\S Y F! IN D,-\IJORAS DI:. DISt:l 'RSl\ ' ID,-\D

co111prornct10 con un argumento expresado m;)s vigorosarnente por

la e ntusiasta apreciación epistemológica ele Foucault: si el marxismo y el psicoanálisis no ti e ne n el estatuto ele ciencias duras, es porque toda­vía están en deuda CO!l los textos ele Un fundador, llll fundaclor que de­ja un legado de futuras est rategias que es tán marcadas tanto por simi­litudes como µor diferencias.

1 Marx y Frcud 1 alnitTrn l 1111 espacio p <1 ra la i11 truducción de cle 111cntos aje-

11os <1 e ll os, los c uales, sin e n1hargu, pe n11a nccc1 1 dentro del ca111po de l dis­

curso que ellos iniciarnn_ Al d eci r qnc Freud fundó el psicoa11<·í li sis, 110 qu e­

rernos decir sirnplc111c1llc q11c e l concepto ele libido o la técnica de <1milisis

de los s 11e 11os reaparece n e n los esc ritos de Karl J\brak11ns o Mclanic Klci11 ,

sino qm: t:I hizo posible una ciel'la cantidad ele dilCrcncias co11 respecto a s11s

libros, co11ccptos e hipó tes is , que s11 rge n todas del disc11 rso psi coa mil ít ico

(L CP, P- 132).

En oposición a los inventores científicos, los "fundadores de disu1r­sividad" no pueden ser acusados de error -Fouca1tlt esc ribe incliiso que "no hay alinnacioncs 'falsas' e11 la obra de estos iniciadores" (LC/>,

P- 134)- pcrn prccisarnente por esa razó11 sus teorías reclalllan 11n;-1 rcac ti vaci<Í n co11stan1<.>; son productivas debido a sus 1nuchas "on1i­sio11cs co11structivas" que cxig-cn int cnn inahlcs retornos <tl origen_ Dicho origen 110 es definido por procedimientos ele verdad o por vl·­rificaci<Ín; por el contrario es poroso, lleno de brechas y agujeros: el retorno

1 ... 1 es s ic111prc 1111 retorno a 1111 texto e 11 sí; espccíticarnente, a 1111 1cx to pri­

mario y sin adurnos con 1111a atención particular a aquellas cos<1s registradas

en los intersticios dcl t.cxt.o, sus brechas y ausencias. Regresa1nos <1 esos ('SJl<l­

c ios vacíos que ha11 q1wdado enmascarados por la omisió11 u ocultos c11 111 1a

falsa y crró11ca plcnilud (U:P, p. 135)_

Fo11ca11ll deja en claro que el "retorno a" 110 implica 1111a respe tuo­sa imitación sino 1111 tipo de lectura que es ta1nbién rccsni111r<L Así como Altl lllssc r se preguntaba cómo se podí<t leer a Marx "si11tomáti­carnen1c'', esto es, separando lo que es realmen1e "marxista" y lo q11c es mera111entc "hegeliano" en sus escritos, Lacan se pregunta cón10 y dónde se puede decir que Frcud e s "freudia no" propiamente dicho_ El asunto, así, no es el de 11na 111ayor o menor fid elidad a Freud. Es el di;-1g11óstico crítico de una pérdida de vitalidad, 1u1 debilitamiento

LECTURAS SINTOMÁTICAS Y FUND.-\DORAS DE DISCLIRSJ\'IDAD 49

del "filo" original de un discurso y una práctica. Así que no es una

sorpresa ver a Lacan comentar su propio retorno a Freud en la intro­

ducción de repaso que escribió para una serie de textos tempranos

sobre e l psicoanálisis en la edición de 1966 de facritos diciendo que

eso venía a ser su abordaje de Freud "a contrapelo" o "del revés": "ese

abordar del revés [reprise par l'enven] el proyecto freudiano con que

hemos caracterizado recientemente el nuestro" (E, 68 [se refiere a la

paginación de la edición francesa l). Esto está, desde luego, en "De

nuestros antecedentes",7 un prefacio a textos canónicos lacanianos

como "El estadio del es¡xjo".

He aquí, claramente, la génesis del seminario del aúo siguieme,

L'envers de la jJsydwnalyse -un tíwlo que originariamente era La psy­

r:hanalyse a l 'enven~, como Lacan Jo reconoce en las pp. 10-11 de la

versión original, donde habla de "volver a tomar [ ___ ] el proyecto

freudiano al revés" y a11ade: "Así que está escrito mucho antes de los

acontecimientos; volverlo a lornar por el 'feverso" (p- l l ) .8 Por "aconte­

cirnien tos", léase obviament.e mayo de 1968_ .. ¿Podría acreclitársele

a Lacan la invención del "verlan", el modo hoy dominante de habla

callejera d e inflexión rnagrebí entre los adolescentes franceses?* ¡En

vcrlan, Freud sería "Duerf' y e l Freud francés "Nacal"!

Cuando habló de Freud ante un auditorio vie nés en "La cosa freu­

diana", Lacan se quejó d e que Austria 110 honrase el revolucionario

descubrimiento del psicoanálisis_ Dada la traición del hwdador por

sus propios discípulos, cualquier "retorno" tendría que funcionar co­

mo una "inversión"_ Así denunciaba 11n "movimien to del psicoanáli­

sis donde las cosas han llegado hasta el p1111to de que la consigna l m.ot

d'ordreJ d e un retorno a Freud significa una inversión"_9 Esto es lo

que la contratapa de Ew:ritos dramatizaría como una lucha entre el

"oscurantismo" o "prejuicio" y un nuevo "crepúsculo" o "ilustra­

ción" : "Nada tiene de sorprendente, que sea allí mismo donde se re­

siste al descubrimiento de Freud , término que se prolonga aquí con

7.Jacques L1c;1n, fanilos 1, México, Siglo XXI, 1984, p. 62. K Jacques Laca n, Sl'111i11fl1io 17, FI mwiso ril'l /isirnfl11tÍ/isi.,. 1969- 19711, Buenos Aires,

1992, p. 10. ''' .. Vcrlan .. es equ ivalente al .. vesre" rioplatense donde se invierten el orde n de las

silabas. Por ejemplo. ''.jermu" por 1nujer. !I Lacan , 1,; p. 402 . Debido a un "no" desafortunadamente imerpolado, la traduc­

ción de Sheridan dice exac1arnente lo contrario (E /S, p . 115). [En la ve rsión en espa-1101: P- 385.]

Page 26: La experiencia de la letra lacan literario

50 l.EC r LI R.-\ S S I NTO~·L-\TIC.\S \' FL IN DADU RAS DE DIS< :t lRSl\.ID.\D

una a nfibología: el d esc ubrimie nto d e Fre ud porJan1ucs Lacrn. " 10

Lo que eso sugi e re es que e l dob le genitivo lleva a redoblar la p a­

radoja d e Foucaull : si h a habido 1111 d esc ubrimi e nto f're11diano , ha

sido olvidado, y es n ecesa rio e l re d escubrimie nto d e l d escubri­

mie nto. Freud r11 e olvidado co n d e masiada rapidez por la asoc ia­

c ió n internacion a l d e psicoa11á li sis cuya d e fectu osa m e 111 o ri a e s

e quivale ul e al asesinato d e l padre . Quienquiera que desee co n1-

pre 11der e l d e scubri111ic11lo d e Frcud d e b e captar cómo e l p a pel d e l

in co n sc ie 11Le, e l sig11ifica11lc, e l o tro lugar d e l c! e s('O d ebió ser re­

descubierto por.Ja cqucs Laca11.

Si Fo11ca ult estaba ce rca d e Laca11 , al 1nc 11os 110 lucía co1110 lllt

1u a rx ista, y el modo e n q11 e ostc 11t aba a N ie tzsche lo puso en prohk-

111 as co11 a lgunos cs t11dia11t e s izq11i c rdi slas, e n bue11a medida ig 11al

que a Laca 11 le lúe ol~j e tado s 11 prcs1111to d a 11clis1110. En ! .as /mlabms y las wsas, es célcbn· la clasilicacir'>11 que Fo11ca11lt hi zo d e Marx co­

n10 11n "cco110111ist a d:ís ico" q11e 110 ;1portó m11ch a 11 ovcd ad a l do111i -

11io de la cco11omía d e sp11 é s d(' Ric a rdo. Marx y Ricardo pcrtc1H' CÍa 11

al mismo co11ti11uo d e l discurso, o para 11sar el té n11i110 q11c F011caul t

prckría por c11to11ccs, a 1111a 111is 111 a e pisl c mc. M{ts o 11H·11os e 11 la

misma é poca en que estaba rcddinienclo lo que 1111 ";1 11tor" pod1fa

ser, Fo11u1ult est a ba trata11do d e responde r ;1 una objeciú11 ft111<b -

11H·111;d a s11 rígida deli111it ac i6 11 d e c norttH:'s estructuras co 1110 Lt "edad c l;1s ica " o la "edad 11todc rn;1": ¿cú1110 se podría i111rnd11cir el

ca111bio (y por lo mismo las rcvol11 c io 11 es) e n e l siste 1m1) Es sobre to­

do ]Mra res p o nde r a e sta poderosa objec ión c¡ne Fo11ca11lt co 111 c 11 zú

a refinar su 11so del té rmi11 0 discurso, un térmi110 q11c n1atizarÍ<t d e

una 111 a ncra llllt)' laca niana a l opo11er la afirmación a Lt l'1t111H:i;1c i<Í11

(con lo u1al quiero d ec ir que Laca11 ya había sistCill <ttizado e sa opo­

siciú11 c 11 el Seminario 11 ). En e l libro más 111etodolúgico d e Fo11-

ca ult (puesto q11c es sobre todo un a 111e ditaci (i11 sobre s11s lib ros a 11 -

tc ri o rcs y sobre ciertas críticas ac('rca d e ellos), La arqneología dr'/ .rn­

bn; que se publicó e 11 l~Hi~ ) y prohahlc nwnt c había sido leído por L1-

can c 11 a ndo escribió el Sc 111i11ario 17, Foucault retorna sobre s11 tra­

ta mie nto d e Marx. Él explica:

1 ... 1 co nce ptos co1no los de pl11 sv<tiÍ<.1 o de b<!ia te11dc11cial de l tipo de ga11;111-

cia , tales co1110 se n1c11c111ra 11 c 11 Marx, p11cde 11 ser descritos a parlir dt'I sis-

1c 111a de positividad q11e se 111 ;_i 11 t:j a ya c 11 Rica rdo ; ahora bi e 11 , cs los cOJt<'( ' p-

111 J1cq11t-·s Laca 11 , 1ex l o el!' n1a r 1a d!' lú rros d e l ;'n i ls. 0/1. ,-;1., 1 'llili .

11'.( Tl lRAS SINTOMÁTICAS Y FUNDADORAS DE DISCU RSl\1.DAD 51

l<>s (q11e son nuevos, pero cuyas reg las de formación no lo son) aparecen

- c 11 e l propio Ma rx- co mo cli111 a11ando a la vez de o Lra práclica discursiva

dis1i11 ta: en e lla se fo rman según unas leyes espec íficas y ocupa n e n e lla o Lra

posición, no fi gurando e n los mismos encade narn ienlos [ ... ] . L 1

Los conceptos son los mismos, pero su articulació n y su e 11unc ia­

r ión son dife re ntes.

De m a nera similar, Foucault e xplica que é l tiende a re mplazar e l

vi<.:j o té r111ino "conocimie nto" (savoir) p o r e l d e "formación discursi­

va". E n 11n e nsayo lige ram e nte poste rio r publicado en 1970, "L'or­

dre d11 discours" ! 2 Foucault ataca todos los m odos ideológicos d e

elud ir la realidad d e l disc urso. 'fam bié n propo n e una " inve rsión"

q11e busque la "fu e nte" d e l discurso , luego un princ ipio d e disconti-

11uidacl (los discurso s se e xcluye n 11no a l otro), se guido d e 11n prin­

cipio d e e specifi c idad (es m e n os la idea d e que cada disc urso tie n e

su orig ina liclacl q u e la noción ele que los discursos son o pacos y vio­

lentos), y fiualment e p o r un prin c ipi o d e ex te rioridad (se d e b e ría

busca r la apa ri e n c ia y la re gula ridad y no b11scar un corazón oc11lto

pues to que lo que cu e nta po r c n c i111 a ele todo son las condic iones

ex te rnas d e las a parie n c ias d e cad a disc 11rso ). Desde luego, la prin­

cipal dife re n cia e ntre Foucault y Laca n - como J oan Co ¡~jec lo ha

demostrado vigorosarne n lc- es que Fouca111l histo ri za los discursos

y es tá int e re sado, por ejemplo, en el 111odo e n que "disc ursos" com o

la historia naLura l, un a gramáti ca ge n e ra l y e l análisis d e la produc­

c ión d e riqueza pue den d eve nir "c ie n c ias" como la biol ogía, la lin­

güíst ica y la economía.

Come nza ndo d esde otro á ng11lo, Lacan no conside ra una se ri e d e

"posiLividad es" d e positadas e n a rc hivos, bibliotecas, histori as d e insti­

Luc io 11cs co111 0 la clínica o la prisió n , cró nicas d e re inos y co nquistas,

si n o que postula 1m esque n1 a 10 1.a l111e 11Lc abstracto h ech o d e un c ie r­

to número d e le tras; es tas Je t ras ya h a bían sido produc idas por s us

ante ri o res seminarios e investigacio n es e n la teoría psicoan a líti ca .

Funda rn e nta lrn e nlc, Lacan int e nta produc ir una vez m ás una "for­malizac ió n " del discurso que trabaj a por conde nsació n y rccl11cc ió11 d e

posibilidades. Sólo n ecesita cu a tro c strucltll"as d e e nu11ciac ió 11, cua tro

"d isc ursos" que no se supe rpone n con á reas constituidas d e co n oci-

11 / ,t1 11u¡1wlogít1 did s11/wr, Mé xico, Siglo XXI, 1970, p. 295 . 1 ~ Miclie l Foucault, FI ordt11 r/,,¡ rlisrn1:rn, t raducc ió n d e Albe rto González Troya no ,

Barcelona, Tusque ts edito res, l 999.

Page 27: La experiencia de la letra lacan literario

52 u :cn IR.\ S SINT OM .\TICr\ S y FLIN Llr\DORr\S DE lJISCl IRSl\ .ll)AD

rnie 1110 si110 que poslulan g rillas vacías que pueden se r oc upadas, usa­das o habi1 adas por ditc re111es 1ipos de Sl!j etos. Son matrices pa ra 111a­nifcs1ac iones posibles e n uu co n1 cx10 de redes sociales de terminadas por el poder, la sed11cció 11 , la demanda y e l deseo. Su compl f'.ja i111 e­racción se predica e n cual ro paradigmas básicos: e l st0e to ele deseo (S), e l lc 11 g11ajc capt ado en su aspt-c lo material por medio del signili­cante (S 1), e l conoci111icn10 i11co11sci e n1 e (52) , y un obje to ausente que fue rza a S a anhelar más y as í producir tan1bié n más (a ).

l Iabic ndo enfatizado has ta ;1q11í el impacto de Foucauh sobre la revisión po r Lacan d e l discurso fre udiano , neces il o hace r ot ro ro­de o vía Allhusse r quie u como Foucault combinaba una ac1i1ud he­cha d e adn1irac ió 11 y rec hazo fre11t e a la pc.: tulancia de Laca n . Su co11cc p1 0 d e "lcc1 nras sinto1ná 1icas", po r t~j e 111plo , le de be n111 cho a Laca n . Conio hc 111 os vis1 0, d 1{·n11 i11 0 "s ínt0111 a" 1011 1ado e n pr{·s1a­mo a l psicoa nálisis se co 11 vir1iú e 11 11n a gran ayuda al pro pon:io11ar un a ruptura c pis1cn1ológica que di vidiría a 1111 "Ma rx J>rt· 111 a rxis1a" de u11 "Marx n1 arx is1a" propi;11uc11te dicho. Fu1HL1111 c 111 ;tluwn 1e , Allhussc r aplaudía e n L1c ·111 110 solame nt e el es ruerzo le<'> ri co, sino e l hec ho de que había a ll í u11 pri111c r psicoa11a li s1a q11c , la] vez por pri1nera vez, iba a t ra tar el psicoa11 ;í li sis co 111 0 1111 disc 11 rso rig11roso , esto es una se ri e de les is, afirmaciones y desarrollos basados e 11 1né­toclos y co11u·ptos complejos pero bien d efi nidos. En o pi11ió 11 de Althusser, "di sc urso" y "cie ntifi c idad" era n casi i1llc rca n1bi ablcs: {· ] 1111nu 1 creyó e 11 el moddo ele la "verificab ilidad " o "iuvnific:abili­<lctcl " 1an a 111e11udo lanzad o sobre el psicoan;ilisis a Ci11 ele 1l'f111arlo o d e hace r d e{·) , en pa lab ras d e Wi1tge ns1 e iu, sólo s11 propio 1ni10. Se pod ría decir que Lacrn "lúndú" e l psicoan;í lisis no porq1w haya d c.:sc uhie no hechos indisn11ihks sobre e l cerebro o Lts l1orn1 01rns sexua les sino porque sus alinnac ion es co nformaro n 11na scn1c11c i;1 co nsislc nll' de 1na nif(·s1acio 11 es .

J\de lll ás ele cslo, Al1h11sse r co111pró la a1110dran1<1t izació 11 de 1111 fundador soli1 a rio a plast ado por el peso de las ins1i111cio nes in1 e r11 a­cio11aks hosriks a su é tica. C11a11do esa imagen co n1 c11zó a de1n1111ba r­sc c 11 los a1-ms se ll'111 a con el (·x i1 0 o bj c.: 1ivo d e la esc ue la lac111i ;u1a , J\lthusscr c0111enzó a expresa r s11 d ese ncanto, aiiad ie udo que L1c111 110 e ra lo surici f' 11t e 1n c111c c ic111ífico . Lacan 1endía a !linear crn1 l'Lt-1ú11, Aris1ó1eks, Ilcgd, He idegger y Wittgenst e in, y ri11 a lrne nt e in­corporú una vieja tcmk11c ia rrn11 cesa a "reme ndar" \ "1inkcr", briroln\ con la filosoffa. Si Laca 11 conw nzó 1nuy auspi ciosa1ne11te a l propor­cionar a l psicoanáli sis un cs1a1uto cie ntífico, desde en1011ces anheló

LECTURAS SINTOMÁTICAS Y FUNDADORAS DE DISCU RSl\ 'IDAD 53

converti rse e n un "filósofo de l psicoanálisis", una tarea para la cual estaba mal pre parado.

Así, Laca n estaba juga ndo un doble.juego. A los filósofos les a portaba la ga­

rantía de l maestro que "se supone que sabe" lo que Freud e nse1ió. A los psi­

coa nalistas les aporta ba la garantía de l maestro que "se supone que sabe" lo

que sig nifica pensa r (filosóficame111.e ). Enga1'ió a todos, y muy probablemen­

te, a pesa r de su extre mada inge niosidad , se e nga1'ió también a sí mismo. l '.\

Irónicame n te, el eje mplo de Laca11 siendo "engaí1aclo" por sí mis­mo llOS reenvía al persomtje de Poe, A11g11sle Dupin: Althusse r cita la concl usió n d e l Seminario d e Laca n sobre "La carta robada", que te r­mina con la a firmación d e que "una carta sie mpre llega a su d estino"; para Althusse r como para De rrida, es to traiciona ría una te naz de pen­de ncia ele una dé bil filosofía de l destino que e n última insta ncia cae en alguna clase ele teleo logía idea lista.

Si, como ya lo he suge rido, la teoría de los cuatro discursos e la­borada e n 1971 proporcio na la re spuesta de Lacan ta nto a la a r­queo logía de Foucault como a l ma rxismo alth usseria no , es p reciso que re vise mos la composició n de estos discursos. Allí, por ~j emplo,

Laca n pa rece algo d esmaiiaclo e n su tratamie nto ele la "contradic­ción", un 1é nnino muy pesado pa ra Althusse r.

u A H A

S2 -> a S1 , S2 $ _, S1 a - > $ - - - - - - - -S1 $ $ a a S2 S2 S1

discurso de discurso del discurso de la discurso del la Universidad Amo Histérica Analista14

Esta gri ll a nos reenvía a la vers ió n de G reimas de l cuadro semió­tico, un cuadro que re pite co n modificaciones me no res e l patró n básico de l cuadrado lógico medieval. Dicho mapeo de afirmacio nes

J :~ / ,a tni¡11rolop,-ia rldsahn~ p. 9 1. 1 '1 Véase Jacq ues Lacan, Smú11ari11 17. /•,'/ u:11ern1 del /Himauúlisis ( I Wi':J- / ':)71!), l3ue 11 os

Aires, Paid ós l992, p. 29 (véase ta111bié 11 p. 4 l) . Una sí111esis muy i'iLil es la que ofrece Mar~ Brache r e 11 l .ara11, IJi.1wune r111d Swi11l ( :ha11p;t: ¡\ l\ydwr111"lytiml Cultum.l <:riliri.1111, lthaca, Corne ll Un ivnsity Press, 1993, pp. 53-80. Véase talllbié n Brnce Fink, "The Mas­ter Signifie r and the Four Disco11rses", K"y <:0110'/Jls o(l,11rru1irr11 hydw11.11alysis, editado po r Dany Nobus, Nueva Yo rk, T he Othe r Press, l998, pp. 29-47.

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54 LECTl lRAS S I NTO~t\TI C:AS \' F!IND. \DORAS DE DISCll RSl\'lll,.\U

va de un té rmino a sil o pt1esto , y luego a su negación, y a la negació n d e la negació n . A y E, as í co1110 l y O , son co111ra rios mie ntras que A y O e l y E son co n1 rad ic1orios en e l csq t1e ma trndi c: io na l:

A ~ E o, por ejemplo: Mismidad ~ Alteridad ,., , .. ,., ,. .. : ...... : : '..': 1 , .. l 1, .. 1 &.' ..... .,, ....

o Identidad ..,___... Diferencia

C re itll<IS llsaría rrectlt'l llt' lll('lll.t' la gri ll fl tJ fll<l describir el n10clo Cll C]llC c icrl os lex tos cslal>an ap11111alados po r llll a grilla sc1m'íntica de 1é r111i11os abs1rac1os co111 0 "vida " opllcslo a "n1t1 tT lc " e n 1a nt o qt1<' dos conl rari us pero 1 a111 !Jié 11 a "110-111 l! e rl e" y "vicfa elcrna" c11 tendido co1110 "sllpcrvivcnc ia". El cuadro g rc i111 as iano parece ha be r sido adap1ado por Lac:an con i1npor1a n1 cs desviacio nes.

Aq u í, las c 11 a1ro esquinas del c t1 adrnclo corres ponden a c 11a1ro ni­veles de ins1;111cia , sie11do q11e la línea superior it1dica un t:jc visible de d c 1e r111i11aci ú n , 1nic11 tras qt1e la lín ea inl'c rior (a veces con um1 lk­clta recursiva c11 alg11nas variacion es) es el lugar oct1l10 de la "vcnL1d" o prodllcci<Í11. As í cad a c t1adro o "c t1adrípo d o g iral o rio" (con10 lo ll a-111 a e n d Sc1ninario J 7, p. I!>) puede ve rse co n1 0 hecho de dos l'rac­c ion cs que 1ra l>a ja11 c 11 1rc e l nivel late111c (línea inkrior) y el nivel ex­pl íc ilo (línc;1 st1 pc rior). Ac.lc111 ;is , si 1res de los 1{:n11i11os so n bie n co­nocidos -S 1 es d signili ca 111 c alllo , S'.! co11oci111ic 11t u i11crn1scie 111c , la S 1ac hada, >í , es el st1je10 de deseo- rcs ull a 111ás sorprc11de111c vcr l;i k1ra "a" refiri é ndose esta vez 110 a l vi t: jo "ol~eto a", que es el obje10 psicoamtlí1 ico a 11 se111c co1110 ta l y que causa e l deseo, sino a l "goce cx­cedc111e" o, litcrallllC'lll.e, una indagación d e l "plus d e goce" \j1l11s-dl'­

j oui1\. 1 lay c t1 a1 ro di sc11 rsos so lam e n te, aunque se rían pe nsables vei 111 i­

cua1 ro discursos si se ago taran las posibilidades de la co111bi11atori<1 porque los n1;11ro discursos se prodt1cc11 unos a otros: cada 11110 ge­nera el sigt1ic111 e 111eclia 11te una simple rolació n de un cua rlo ele vucl­la . El orden de h1s lc1 ras 110 puede can1bia r. Es to pcr111i1c i11scribir 1a11to 1111a gc11c alogía co 1110 un ;1 c irc11laridad en 1111 a "dcchH Tió 11 " 111a-1e 111 <'il ic;i d e u11a a pa r1ir de la olra. Dos parejas parece n 110 olis1a111c o p11 cs1as o 1al vez abrazadas e n 1111 i111 e n11ina ble pas dr rleux. El a n10 y la hislé ri ca se prcse n1 a 11 co111plc111c11tarios y re mplazan a la vieja ca-1cgoría hegelia na de l <11110 y el esclavo. El psicoa11alis1a y d aradt· 111i­co 1a1nbié 11 son opnestos y c01 11plclllc 111arios y re111plaza11 a la vie ja oposic ión de L1e<111 cnl re psicoanálisis y lilosol'ía por 1111 a parte , psi­coanálisis y psicología por la otra.

1.HTLJRAS SINTOMÁTIC..IS Y FLINDADORAS DE DlSC:U RSI\l DAD 55

Si tuviéramos que dar nombres para ej emplificar los cuatro dis­cursos se podría te ner así e n un linaje kojeviano directo a Sta lin (o Napoleón) y Sóc rates (o Hegel) corno e l amo y la histé rica y luego a Freud y a Ricceur (mencionado en e l Seminario 17) como e l a11 a lis-1a y e l académico, respec tivame nte . ¿Pero dónde es taría Marx? ¿Y dónde está Lacan? ¿Puedo e legir "inte rpre tar" l. "perform." ] - como diríajud ith Butler- cualquie r discurso que qu iera? ¿O estoy dete r­minado por la eslructu ra que d escribe? Esto de tonaría un largo de­bate, bastante necesario a l m e nos si tan sólo que remos preve nir e l peligro del co11st.ruc tivisrno social. De hecho, esa jugada es necesaria si no q uie re ser acusado d e es tar al mismo tie mpo e n uno d e los cua­tro disc ursos y por e ncima o detrás de e llos como su inventor e in­térprete.

Los cuatro "cuadrípodos" es tán concebidos sobre todo como ayu­das vis uales e n la e nseiianza de la estrategia, una sue n e de pedago­gía: c:o 111 0 maestro, Laca11 o frece 1111 discurso sobre la e xpe rie ncia de l ps icoanálisis y quie re que sea tan riguroso como sea posible . Pe ro quie re descubrir la ve rdad y por lo tanto está d e l lado ele la histérica. ¿No es u11 maestro cua ndo funda y disuelve una escuela y se cita a sí m ismo e n te rcera pe rsona? Por supuesto, é l es, más a llá de todo, un a nalista, ¿pe ro es e l pape l de un a nalista provee r una teoría de la producc ió n d e d iscursos socia les? At111que Lacan nunca se torn a por Bourcli e u , supera las más atrevidas especulac iones de Fre ucl sobre los o rígenes d e la civili zac ió 11 c uando inte ma no expandir nuest ras visio nes si 110 reducir e l contrato socia l a cuatro "posic iones" re la t.i­vamente m e nores, desde un pun1 0 de vista purame nte a11t.ropológi­co, esl á claro.

Por lo d e m ás, los cua tro discursos de Laca n no pued e n ser to rna­dos co111 0 categorías clínicas: no se supe rpone n con ca1egorías co­mo e l discurso de l obses ivo, d e la histé rica, de l psicó ti co o d el per­ve rso. Son e struc turas, com o las que he d e ta llado, pe ro parecen fun­cio na r de una 111a11 e ra "no rma l" y m ás o m e nos universa lme nte. Más larde, Lacan aiíad irá unos pocos "discursos" más, como e l discurso del capitalis1110 o e l discurso d e la c ie ncia, pe ro básicam e nte esas cu atro posiciones le pe rmite n explica r toda la estructura de l víncu­lo social. La c ie ncia pued e asoc ia rse con e l discurso de la histérica e n la medida e n que apunta a procurar nuevo conocim ie nto, mie n­tras está vinculada a l discurso d e la U niversidad cua ndo ese conoci­mie nto es meram e nte cata logado y transmi tido. De manera similar, el discurso del capita lism o cae bajo e l dominio de l cliscurso del

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56 u :cn IR\S SINTOM .\TiC.\S y FllNU.\IJOR.\S IJC: IJISCLI RSl\ 'ID.\ IJ

amo, puesto que es tambié n el discurso del poder, de las institucio­ues, del es tado. l<~sta es tambié n la razón por la que en el Seminario Lacan puede contarles a los es tudiautes izquierdistas q11e tratan de e mbarcarse e n la "subversión" que, si por un lacio los modelos sovié­ti co o maoíst.a ele la sociedad que e llos admiran ve11 la dominación de l discurso el e la Universidad como 1111 sue iío d e la Burocracia que alcanza e l poder, ellos también están en busca el e u11 a mo. Desal'or­tunaclam e 11te para ellos, ha n de ten e rlo, dUo con célebre inge niosi­dad. I Lí

Parece que Frcud hubiese cohunbrado la lógica de algu11os ele es­tos discursos cuando postuló tres "tareas imposibles": cdncar, gober­nar y c11rar. A esas tres tareas, l .ac-111 a1-iaclc 11na cuarta , rcsunlida en e l sujeto descante ejen1plili cado por el discurso ele Lt hist é ri ca . Esto es lo que había escrito F1n1d, de modo céle bre:

Casi parece corno si el amílisi., f'11csc la tercera d e esas prol(:siu11cs "i111pusi­

hles" e n las q11c 11110 p11ede cs1a1· scg11ro de ohtc11cr rcs11l1ados i11s;1 1isbc10-

rios. Las 01ras do., , esl<1i>lccidas desde n111cho 1mís a111ig110, srn1 la cd11n1ci ó 11

d e los 11i1'1ns y <:I gobierno d e Lis 11acio 1ws. J(i

Fre11d delinea las respectivas responsabilidades del a1110 , la acadc­n1ia y el analista. De 111ane1«t si111ilar, la lógica de los disc ursos de Lt­ca11 intenta ide11tilicar pt111tos de i111posibilidad a travé s de cuatro patrones ti(' discurso lú11da 111cntales. Así proporcionan una l'on11ali­zació11 de lo q11e Bourdicu llama sorius-la sociedad vista co1110 llna red de pr;ícticas si111bólicas- desde un punto de vista principal, ('l psicoanálisis. No se debe ría ol~jctar que el psicoanálisis vuelve a caer en la idea de 1111 n1 c talcng11aje consistentemente de 11t111ciado por Lte<u1: aquí, e l discurso d e l analista es sólo 11110 entr<' c11atro. La so­c iedad es captada dl'sdc el ángulo específico de la práctica psicoa11a­lítica, una práctica cu la qll e todo es reducido, por ckli11ició11 , al dis­curso y sus efectos , pero tambié n 1111a práctica q11e resalta lo que 111 ;'is

c:o111ú11mcntc se olvida en estas c11cstio11es: enliltiza el lugar y la lún­ció11 del goce clt-1 st1jeto , prcgu11ta cuál es el sig11ilicantc principal que puede proveer ideales o 1111 programa, y busca una dia lcct iza-

l r1 .Jacq11cs l .< 1c;111 , .\'r111i11oriu 17, 0/1. ri/.., p . ~2'.t

l! i Sig1111111d Fn·11d , "A11alysis 1er111i11abk a11d i111crn1i11<tblc ", 111no/1r 1111t! ii,1 ·hui1¡11r',

!'ditado pm Philip Ridf, Nueva York, Marn1ill;111, 196'1. p. 2GG l"J\n;íl isis 1n11ii11a1Jk e in1en11i11ahk", O/nas m111/hl11s, l. 2:1 , Buenos Aires, Amorrortu , 1980 !.

1.l·:Cll lRAS SINTOM.ÜICAS Y FUNDADORAS DE DISCURSl\ 'IDAD 57

ción del conocimie nto (ente ndido como "conocimiento i11co 11sc ie n­tc") y del goce (bajo la forma de u11 objeto elusivo o imposible, su "plus d e goce").

Se podría set'íalar (como lo hi zo Altlmsser) el modo e n que La­<'<ll l resistió lo que veía como la instit.ucionalización de sus e nsei1an­zas a través d e la unive rsidad. Tal ve z e l principal peligro para é l e n aque l e ntonces era ser e nte ndido e rróneamente y a la ligera e n cie rtas tesis que ve ía aparece r a lred edor de su trabajo. En su pre fa­cio a la tesis ele Anika Lemaire , me nciona humorísticame nte la tra­ducción d e su discurso ele Roma por Anthony Wilden:

Mi discurso de Ro ma, diez a1-tos d espu és de s11 publi cac ión , se co nvirtió e n

la avc nutra d e u11 intelectua l surg ie ndo a la luz e n un a unive rs id ad nor1 ea­

me ri ca 11 a, vini e ndo d e l IÚn e l ele 1111 trampe ro , para mi sorpresa (Anlres

énils, p. 393).

Para contrarrestar el riesgo de 1111a sie mpre posible desviación, los cuatro discursos maniliesta11 la última e florescencia de es tructuralis­rno dogmático en el pe nsa mie nto de Lacan. Pero es tambié n a través d el "discurso" como quie re te ne r un impac to no sólo e n la meca de la c ultura inmorta lizad a e n las bibliotecas acadé micas sino e n las in­

te racciones sociales d e todos los días . U n bue n ejem plo d e esto lo da "Radiophonie", e11 la respuesta de

Lacan a las preguntas planteadas por Robert Georgin para la radio belga, 1111 "discurso" e n e l que la pareja acaclémico-psicoanalílica es domina11te. En un punto, Lacau me nciona la frase entonces nueva, el "discurso del capital":

Ya que Marx, la plus-valía que su tij e ra, a l se pararlo res t.iu1ye al discurso de l

ca pita l, es e l prec io que es prec iso pone rse a negar como yo que ningún dis­

curso pueda a paciguarse con un rne 1a le 11guaje [ ... ] pe ro ese prec io é l lo

pagó a l limitarse a seguir el discurso inge11uo de l capitalista asce nde nte y con

la vida infe rnal qu e se dio. Es bie n e l caso d e verificar lo qu e digo del plus­

de-goza r. La Mehrwerl es la Marxlusl, el plus-de-goza r d e Marx.17

¿Es la teoría d e los cuatro discursos el pl-us-de~jouir d el propio La­ca n? No solamente, yo diría. Al me nos porque é l espe ra que algo real

17 Jacqucs Laca n, "Radiofünía", p,·i<·oa11rílisis: Uorlil!f<mía )1 ü:IPvisián, trad. Osear Maso1La y O rlando Gimeno-Frendi, Barce lo na, Anagrama, 1993, p. 58.

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!)8 l.ECll !R.\S SINTOM.ÜJC\S V FUNDALJO!lu \S l>F IJISCl IRSl\ 'lll.-\D

se ge 1H.:re a partir de esa grilla lógica. En otra parte de "Radiopho­nie", Lacan <:>x presa esce pticisn10 fre nte al activismo político de l tipo izquie rdista cuando ofrece la sig11icn te anécdo ta:

Recue rdo 1<1 in comodidad co 11 la ni a l 111 c interrogaba 1111 11111rh<1cho q11c se

111czc lc1l>a , a l exigirse rnarx isl a, con 1111 plÍl>lico de ge 11tcs del Pal'liclo (el 1º111i­

co) que había afluido (Dios sabe por qu é ) a la corn1111icaci611de 111i "d ial fr ti­

Gl del d eseo y la s1dlvnsión del s11je10 en el psicoamílisis". Seiblé gc 111.il111 c 111 c

(gen til co1110 soy sic111pre) c11 seguida c 11 111is Lsnitos, el cs111por cn 11 q11c me

rcspo11dió ese público. l\ 1ra é l, "¿es que usted ncc rea lmc 11t c, 11w dt•cía , que

bas la que uste d haya producido cdg u11a cosa , esnito le tras c11 un a piz; 11Ta ,

para espe rar 1111 t'lé:T to?". Si11 c 111l>a rgo, esle ejercicio k1 1c11ido a lca nce , tuve

la prueba, así 110 lúera 1mís q11e po r la repulsa que o torgó 1111 derecho a 111i

libro - de halwr Jcnido los lú11dns de la FurnL1c ió 11 Fon.1 q11c rno1i,·a11 Jales

rc 1111io1ws q11e pas;1r la esponja, se licdnía n e 111011ces c1 1co111rndo innríblc-

11 ie1 1t c secos co 1110 para p11blire1rn1 e. Ocu rre que e l cl(·cJo que se prnpag;1 110

es de co11H111icació n de la p ;ll a bra , si110 d e d esplaza111ic111 0 del discurso.

La F11ndació11 l·'<nd que rel111sú fi11a11ciar la trad11cció11 de J•,'.\n'itos

al inglés linanció la trad11cci<Ín d e l.a psirología del ego y rl /il oblem.a de la ada/lltffiá11 del lc iz Har1111a1111 , 1111 libro escrito cn Viena c11 los a1c10s tre inta y p11hlicado e n in gks en 19!)7 l l•,'go l'lycology rmd tlff l-'mblr•111 o/ J\dap!aliou l .1tl Allí l la r11m11111 afin11aba q11 e no se d e" be ría ver a l ego con10 el lugar del co11flic to entre e l s11p<"rego y el e llo sino corno 1111a f11nciún q11e permite e l co1nprorniso y la adecuación de una realidrul

inc11estio11acla . l lart111a1111 lúe presidente de la IPA r1111 e rnatio1ial Psy­c hoanalytical Associatio11 I durante los a iios d e la n1 a rgi11aci<Ín de La­ca 11 ; l'l recl1a1.o por parte de la iúnclació11 11or1canHTican;1 debe ha­be r sido dohlc111c11tc i11s11lta11t c . No obstante , aq 11 í L1c;1n escarnece al activis1<1 de l Partido Crnrn1nista por su inge nuidad: el recla1110 de "un e fecto illlncdiato" pc rte1H·cc a 1111 a fantasía d e dicac i<i política q11 e st· hace pasar por rcsistc11cia crítica. Precisallletltc porq11e es tá consc iente de <]li t' las instit1Kiones ll Ortealllericanas <jCl'CT!l efectos políticos invisibles sobr<:> la vida i11tclect1ial de la posg11 <" 1Ta, Lacan no puede confiar en las t{ic ti cas izquie rdistas ele i1rn1cdiatcz. La posiciú11 ele Laca11 conlleva una doble ucgat iva : primero se resiste a l llarnado

IK l." clt-bu «SI<' p11r1to a C11lwrirw Li 11 , q11ie 11 lla111 ó 111i at « r1 c ió11 sohrc este pas;1j"

d" "R,1di u phor1i« ... ·· Radiol o 11ía .. , ¡1p. l fi- 16.

1 H :TU RAS SINTOMÁTI CAS Y FUNDADORAS DE DtSCURSI\'ID.-\D 59

111 arxista a la acción inmediata y e fec tiva; ade más se resiste a re traba­jar sus esc1itos para adaptarse a los estándares humanísticos de la hmdación Ford. Lo que importa aquí e n la compleja interacción en­tre textos, instituciones y "s1~je tos" es la posibilidad d e carn biar las prácticas discursivas dominames que apuntalan ese velo sutil de alie-11 <1ció n con frecuencia llamado "ideología" al introducir nuevas rno­d;11idades de "discurso". El "desplazamiento del discurso" que Lacan q 1 Iiere alcanzar está lejos de la c reencia grandilocue11 te de que la so­r iedad será cambiada súbitame m e por un estallido revoluciona rio o una hue lga general. En otras palabras, a través d e su ubicua presen­ria y ause ncia de ntro y fue ra de una gri ll a discursiva d e transforma­cio nes, Lacan se niega a una última tentación, que juega e l pa pe l de "baby-siuer de la Historia":

< :uanclo se reconozca la especie ele plus-d e-gozar l'jJlus-de~jou.ir] q11e hace

decir "ése es alg11i e 11", esLarernos e n e l ca mino de 1111a male ria dialé ctica

quiz<Í rn ás act iva que la ca rn e de Pc1 rtid o, e mpleada co rno baby-sitterde la his-

1oria (Psicoanálisis, rarliufimía y tele11isióu, p. 28).

Incluso si e n última instancia puede dársele e l crédito de la arti­n1lación de los cuatro discursos a la "ast.uc ia" (List) de una Historia que a rregla todo, al me nos compre nde r su mismísima gri ll a debe ría tornarnos conscie ntes de que es impo rtante tanto negarnos a se r "carne de caiió11" para su cátedra de exterminio como te ne r la cau­te la d e no jugar e l amable pe ro e nga t1 oso papel de baby-sitter mie nt.ras que los aclitltos co ntinúa n con sus tre tas o estrategias seductoras que apuntan a acumular pode r, lo cual ha sido, no lo olvidemos, la posi­ción y e l predicame nto de Dora.

Si regresamos al campo d e" la lite ratura, vernos cómo esos cuatro disc ursos pueden re prese ntar e l campo d e la producción y la investi­gación lite ra ria. El discurso de l amo sobre la lite ratura estaría bastan­te cerca d e la posición de Pla tó n , cua ndo explica que no se debe ría pe rmitir la en trada de los poe tas e n la Ci11clad, y que sólo los cánticos militares so n út.iles e n tiempos de gue rra. O, a la inve rsa , ésta es la po­sición d e los j óve nes investigadores que quiere n encontrar pronto la teoría "cal ie nte" y "nueva" como una "palan ca" que les pe rmita alca n­zar rápidamente pode r y prestigio académico. Por o tra parte, el dis­curso d e la Unive rsidad consiste e n poner el conocimiento por e nci­ma de todo, e l conocimiento es el agente principal que suscitará nn goce espec ífico. El conocimie nto es visto como un goce e n y para sí,

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60 LLCTl IR.\S SINTU~i.\flC.\S \' Fl' N ll . .\UOR.\S m: UI SCl ' RSl\ .ID.\ ll

sin ninguna consideración de la posición subje1iva de la persona que lo pone en marcha. El discurso de Ja his1érica poncln'í por el co111ra­rio al sujc1u en pri111er lugar pero de modo 1al ele insistir sobre la di­visión su l ~je1iva e indagar por el significanlc a1110. Un significa nlc orienlará toda la búsqueda y será LOniado por la verdad complela, el amor por es te aspce10 clave borran'í tocio lo demás, e n la espera nza de dernos1rar a los teóricos qnc se equivocan o que no han ciado cou algo. Finalmente, el discurso del analis1a ap11111ar<'í a hace r aparecer e l goce inco nscie 111 e con10 la fuerza principal obrando e11 d le xto, y verá es to con10 Ja causa de la divisió n del siücto. El sujc10 dividido no se reducirá a un Jec1or singular como e n e l discurso de la histérica, sino que scr<i el lugar ele un proceso de lectura 111ás gc11erali1.ado (de allí el 11so de la li1era111ra corno hecha ele par;'íbolas y alcgorí;1s ya ]1('­chas 1 mu(y-111.adei ) . Un sig11ificant(' amo de hecho penuitir<Í la prn­d11cciú11 ele una verdad inconscicnl c acerca d el l('Xlo. Por cjen1plo, corno lo veremos co n Ja lt:cn1ra d(' 1 lmnlet, el ju('go de palabras que vincula ;1 Oldia con o plwllos arrnjar;'í para Lacan u11a lcoría del l ~do

como L111t<ts1na. La S del sujeto aparece lachada en el Scrni11ario !) ( 1qr17- l 9!>8) pa­

ra i11clicar que el s1~je10 cs l<Í dividido (co1110 lo había 1110s1rado Frcud cuando habló d e h!ispalluug en un 1ex10 1arclío), rnie111ras que <'11 19!18-J!)[J9, por la {:poca de la lcuura de llrunlet, Lacan nwlliplic:a los términos que se rclicrc n a csla división: Spaltnng, fadiug, corte, w/i'n­le, eclipse, Vtmue1jiwg, elipsis, abolición, évanouissement, e le. E11 el Se­minario 1 O de l 96~-1963 sobre la angustia, el siueto dividido es el su­j e to de la 1:1111así;1 (~ a) mie ntras que e n el seminario 11, sobre los Cualm ru11cejJ losjúutlame11Lales rÜ'I psicoanálisis, el st~jeto se divide c11trc 111a11ifcs1aci<Í11 y <ilirmaci<Í11. Allí la división de l s11je10 li11alrnc11t(' es llevada 111ás alL:i, dado que ahora Lacau a!irrna que 1111 s1~jl'lo súlo es reprcsen1ado por 1111 sig11ifica111e y par<:1 otro signilicanlc (inviriicndo el orden usual). El significante 1111ario (S 1) enwrge crn110 el msgu w1a­

rioa parlir de S:.> COlllO conocimienlo binario. l~ J S:.> es Ja re prcsiú11 ori­ginaria qnc Frcud había clahoraclo: el suje10 se instilllye así como la cerleza de ser u11a ausencia de conoci111icnlo. Más tarde, S2 pasa a ser e l sig11i lica111c de la allcridad del suje10, 111i c n1ras que S 1 es el signili­cante de s11 unidad. Se puede ver c11 Lacan una 1ende11cia a rc1raha­j a r sus esq uc111as a lo largo de los a1ios, a reclaborarlos hasla que se vuelven tan complt;jos que él 111isn10 se pierde en ellos. Tal es el c-1so con e l esque ma d e l goce que se e ncue ntra al fimd de LI "Subve rsi<Í11 d e l s1uc10 y dial éc tica del d eseo e ll el i11 co11scie11tc freudiano". s(' pre-

l .EC:TURAS SINTOMkncAS y FUNDADORAS DE DISCLIR.Sl\'IDAD 61

scnta corno una serie d e garabatos mistificaclores at1adidos en las no-1as al pie al seminario sobre HamJet y también en Escritos.19 Este gra­ló gradualmente construido e u cuatro tiempos se parece a un "saca­corchos" con dos curvas superpuestas que bisecan un curioso signo de i11terrogació11 . Intenta hacer d e m as iado, situando e l deseo, el go­ce, la castración, e l significante, la fantasía, la represión primordial y la voz ... todo en w1 esquema. Puede ser le ído e n unos cuantos nive­les, como si alegorizara tantos desarrollos que debería ser tratado me­nos como un a herramienta pedagógica que corno una especie ele es­critura: aquí se ve a Lacan tanteando todavía Ja simplicidad matemá-1ica ele los últimos "rnatemas", cuando la nueva álgebra conceptual remplaza a los oscuros esquemas y grafos, tentativos y atonneutado­res, ele los aiios sesenta.

En e l últjrno decenio d e las cnset'ianzas de Lacan, se observa una 1e nde ncia a una mayor concentración. Las principales formulaciones d e los a11os se tenta tienden a co rresponder a una progresión casi nu­merológica. Lacan parece es ta r merame nte contando 1, 2, 3 . .. iY 4! Uno corresponde al enigma mayo r del Ser como Uno. Lacan repite: "Hay e l Uno" e n un sintagma intraducible ("Y'a d 'l 'Un")20 que pre­ten de explicar e l vínculo c111re e l alma y e l a mor e n el Sem inario 20. Dos: hay dos sexos, y no se puede decir que ni11gú11 s1ue 10 esté d e ter­minado sólo por Ja biología como un destino, puesto que las fórmu­las ele sexuació11 muestran cómo uno puede situarse b<tjo e l signo de Ja cas tración (que define la sexualidad masc ulina normal) o fuera de é l, e n una "posición femeni na" de goce que no está toda regida por la casi ración. Tres: hay tres registros, y solame llle tres, lo Real, lo Sim­bólico y lo l111aginario, e idealme nte debe rían unirse en 1111 nudo bo­rromeo que destaque sn comple ta interclepenclencia y ause ncia de j e­ra rquía . Cua tro: uno tan sólo 1ie ne que espera r que aparezca el cuar­to anillo del síntoma o sigma, como ocurre e n e l seminario sobrejoy­ce que e xploraré e n el capítnlo 10.

En los últimos a 1ios, Lacan tendió a ide ntificarse m ás y más con e l discnrso ele las místicas que hablaban d e Dios como de su amante inefable. Así, otra cuestión importan te ti e ne que ver con la sexuali­dad femenina y la controversia feminista que rodeó las primeras

1'1 Véase Vw:rúm 2, pp. 784 , 788, 79Eí y 797J.

~o Tal vez 110 sea e l más "in tr<1ducihle" de los sintagmas de Lacan , al me nos al rns­

tc llanu; de hec ho se lo puede traducir y se lo ha traducido co1110 "Hay el Uno", "Hay de l U no", "Hay de lo Uno", eve ntualme m e "Lo que hay del Uno" [T.].

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62 LECTURAS SINTOJVL\TIC:AS Y FLINll.\DOR.-\S DE DISCllRSl\'IDAD

co11ccpciot1es de Laca11, y luego el apare nt e sesgo de Laca11 hacia el falo. En sus Semit1arios, se puede ve rificar el cot1slat1te interés de La­

can por psicoanalistas como Rivicre y Jones, y se puede objetar que elaboró su idea del falo corno 1111 intento ele ofrecer una resp11csta a

las n111chas prcg11ntas plant eadas po r e l d e bate en tonto de Fre ud en los a1º1os veinte. El psicoam'ílisis lacaniano se bene fició clararnc11t e

con la crítica feminista, y uno p11ede preguntarse si Laca11 habría lle­gado a s11s i11novadoras fórmulas de la sex11aciún e n el Seminario 20

de no habe r tenido que lidiar co n la oposición "p1yrh. et /10."'2 1 que e ncon1ró entre sus propias filas a comienzos de los a1-1os scten1a . .Jac­

q11eli11e Rose ha sostenido n111y razonablemente que sólo e l psico;1-

t1álisis 1rnede permitirles a las rn11jcres y a los ho1nbres ClH'slint1ar sus clesti1ws políticos como seres marcados por llll gt~ llt'ro sexual. La cuidada edición de Mitchcll y Rose de los et1sayos ele Lan111 sobre la scx11alidad re1n e 11ina2'2 ha ll e vado a \lila co11sideraciót1 más equili­

brada del presunto "falocet1tris1110" de Laca11 y de s11 reyerta con el fe1t1it1isrno 11or1camcrica t10. Cuando Ltean anuncia una sexualidad "otra" C(UC llO S(' postule bajo(;¡ dolllillaCiÓn del falo, piensa tatuhi{n ell ut1;1 lí1wa de escritores -no todos 1nujcrcs- que, desde Marga­

rita de Nava rr;t a Margueritc Duras, arrojan una luz nueva sobn· un

goce llo fálico, 1al vez un goce del cuerpo entero, o un goce del ;ti­

ma rn íst ici. Es por eso que las lcctt1ras lac111iam1s de la liLeratura tienen u11 pa­

pel importante que jugar en la teoría queei: Leúricos del gé:t1cro como

.Judith Butler han mostrado que si el stücto no puede sn rcd1icido al ego, t10 se debería olvida r, ele todos modos, que las ideutidades scxu<t­les soll producid;is por instancias pcrfonnativas incot1sciet1 tes. Es súlo una deLe rrninac:ióll de l inconsciet1te la que puede darle sc11tido a la

cuestión de la identidad sexual, un punto que a t11c1u1do ha sido i11-te rprct;1do 1nal cll 1101nbre de la noción de poder de Fo11cault, espe­cialmente c11ando se supcrpot1e a los paradigmas de Lacan. La i11ttT­

ve11ciún de L ·tGtn cll el discurso del psicoat1álisis nos recuerda qu« 110 podclllos rcd11cir l<t ;tlteridad a la dife rencia social, sexual o {:t nica. De

hecho, Lacan ha it1sis1ido sicrnpre c11 la litt1darne t1tal "i11lrnbi1abili-

~ l l'sycl1<111<d ysc "' Politique, grupo lé111i11isla rra11u's de los <titos SC!Cllla, lidnado

porA11toi11t'llc Fo11q11c IT. I. :!'.2 Vé;:tst· J<u..: ques Laca11, Fn11iJ1i111' s·f'.\'11tdity:.foo¡11ts /,01't111 t1nrl thr ( 'rol('.fie1ulir'l1J11', edi­

tado prn·.J11lie 1 i'vlitchcll y.Jacq11c li11e Rose , 1.racl11u:ió11 de J. Rose. Nueva York, No non,

1985.

LECTURAS SINTOM.-\TJC:AS Y FUNDADORAS DE DISC:U RSl\lD.-\0 63

dad" d el mundo del Otro, excepto tal vez por la escritura, en una fic­ción que sobrepasa los procesos del imaginario común. Una de las cuestiones importantes planteadas por los estudios queer consiste en aceptar o rechazar la condena moral que parece ir unida al concepto de perve rsión. Aunque está claro que Lacan no lo utiliza en conexión con la homosexualidad, e mplea el término a efectos de describir una estructura (por ejemplo, cuando babia de la pedofilia de Gide, corno lo ve remos). Aquí las pre guntas giran e n torno de una preocupación principal: ¿estaba Lacan ta l vez demasiado cerca de la perversión? Si su modelo d e deseo había sido e laborado a través de una meditación sobre Sacie y el sadisrno qne disfraza apenas su fasci11ació11 por el divi­no marqués, ¿puede describirse a Sade como un modelo potencial pa­ra Lacan? Sade abre para Lacan el dorninio del goce del Otro, un con­cepto crucial qne e n los aíios setenta le permite a Lacan revisar todo su sistema. Mientras que en la lite ratura freucliana tradicional los es­tuclios de l fe tichismo han jngado un papel fundamental e n lo que puede d escribirse como la negación de la castración, Lacan se con­ce ntra más e n figuras de exceso y d e goce, como lo veremos en e l cam­po litera rio con las figuras de Sacie y ele .Joyce.

Esla cuestión vue lve a remitirnos a una oposición radical entre una fascinación indnlgente por un goce que niega la ley de castra­ción y ulla ética rm'ís radical que postula la función estructurantc de la ley. El suj e to se identifica a sí mismo o a sí misma con un tal ol~e­to ¡misional , la causa del deseo, y lo que está e t1 juego es un plus-de­

jouir (plus de goce o goce e xcede nte ) para e l otro cuerpo, en el no conocimienlo del goce de la otredad irreducible del gran Otro. Si e l goce es la versión de Lacan de "Más allá del principio de placer", es

importan te compre nder cómo el cot1cepto de goce de Lacan sigue siendo crucial para su abordaje de la literatura. Incluso si e l ol~jeto de la ¡misión es lo que Lacan llama su única inve nción bajo el nombre de objeto a, el concepto cet1tral de Lacan, corno lo ha sostenido Nés­tor Braunste in,23 su verdadera "finna" consistiría e n hace r derivar e l Lnst d e Freud desde su sentido habitual de "placer" hacia un deleite cada vez más excesivo, perverso, incluso cruel que él llama "jouissan­

ce", goce. El término jouissance tiene una compleja ge nealogía e n los

'.Z:-l Nést.or Braunst.ein, f,11 _jouis.,·fl'nn1: {In OJJ1((~/1l larr11Jirn, París, Point 1-lors Ligne, 1992 [la e dición origina! e n espai1ol es Coa, México, Siglo XXI ( 1990), 5ta. edición

2002; la e dició11 revisada es Fl gmr 11u mr11P/1l11 larnr1ú1.110, Buenos Aires-México, Siglo XXI, '2006].

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64 l.ECT l lR.\S S I NTO~ LÍ.TIC\S Y l·L IN UAUORAS DE UISC:LIRSl\ 'lllAD

seminarios de Laca11 , y auuque co11serva todas las acepciones re lacio­tiadas que 1 ie ne la palabra fra ncesa -clírnax sexual, delcilc excesivo, pro piedad legal-, ha rec ibido diversas i11flexio11es por pari e ele co­me n !aristas diferentes. Bra11nst c i11 ha esbozado e l espec lro compl e 10 del concepto y los usos diversos a los que se aplicajouissance c11 la lco­ría laca niaua , lo que nos ayuda a con1prc 11dcr de qué 1n a 11 c ra , n1icu­tras que el concepto opone originalmente 11u deseo a 1ravé:s del ctial el s1~jc10 es 1nan:aclo por el lenguaje , dcse lllpeiia una lúnció11 c 1da vez m ás c n1cia l en los scu1inarios pos1 c riorcs. ¿l'roporciom1 la j ouis­sance la base para la úuica ontología qne el psicoanálisis lan 1ni;mo adrni1c? Pues to que se puede hablar d e "jou.is.1a11ce l<.·111e11im1", ¿llay muchos tipos de jonissanr:e o se prese 111a co rno una ú11ica s11stancia? ¿Cuá l es lajouis.1rt11ceespccífica cid síntoma que e n ocasirn1 cs uos ha­ce aferrar a tau alto costo al lll ás paralizau1 e de los paclcci1nie11tos? El concepto es especialllle nt e frn c tíícro en el 111ane jo de casos clínicos (por ejeu1plo, e n la pa to logía de la drng·adicció11) , pno Lt lit e ra111ra provee otro <:<11npo privilegiado de i11vcs1.igació11, al ofrecer otra prl'­gu111.a provocadora: ¿e11 qué sc11ticlo puede haber u11 ;1 s11bli111ar ió11 cid goce, de la jo11issrwce?

La idea de 1111 "goce sublilllado" debería forzan1os a 111irar de cer­ca lo que Laca 11 tiene que decir sobre la "carta" y las letras en gene­ral , e 11 1a11to q11c proporcio11au uu borde, 1u1 1n a rgn1 que circuuda el agujero cró 1ico dejado por el goce. E11 a ná li sis d e Poe, d e Cid<' y dcjoycc, Lacau es capaz de identificar la fünción cs tn1C111ral de 1111a carta que 11u11c1 lraiciona su co11tc11ido sino que ú11ica111c111c tb for­ma ;1 b lógica libidi11al por la q11c el objeto es detcn11i11ado. La lcct11-ra ele Lac rn ele "La cana robada" de Poe sigue siendo c111 blc111á t ic1 de toda sn estrategia, que es la razón por la cual le dio el sitio de ho­no r c uando la colocó como in t rod11cc ió11 de sus L!.r:rilos d e 1 ~Hili. Tc11-d re 111os que revisitar la famosa controversia que s11scit<Í la lectura de Poe por Lacan. U 11os pocos a iios d espués de la p11blicació11 del Sc­lllinario sobre l'oe, De rrida atacó a Laca11 c 11 dive rsos aspectos , iu­duyc ndo el hecho ck que se hubiese arrojado a co11clusio11cs al pro­clalll a r que el cirn1i10 de la carta se cerraría si e mpre sobre sí n1is-1110. Co1no Althusser, Derrida criti caba el "iclealislllo" de Laca 11 cuando tr;11;1ba a la caria co1110 1111 a alegoría de l siguilicant c q1ic si c mpH' cj e 1nplilicaría una verdad psicoana lítica (pres11111a11w111c red ucida a la castración). Cuando Barbara Joh11so11 sa li<Í <I cs<T11<1, e lla lllostró cólllo la 11oció11 ele Poc d e 1111a cuasifreuclia11a "con1pul­sió11 ele rcpc1ició11 " había obrado en el rnisrno Derrida , lúrzá ndolo a

LEC:TLIRAS SINTOMrÍ.TIC:AS Y FUNDADORAS DE DISCU RSJ\ 'IDrl.D 65

repe Lir las omisiones d e Dupin y de Lacan, d e quedar "e ncuadrad o" por sus tex tos aun cuando creía esta r "encuadrando" a Lacan . Sin du­da esto se podría aplicar tambié n a Althusse r. Esta ve rüginosa espiral ele com e ntarios que re inscribe n un nivel anterior dentro de un cir­cuito d e muestra que la carta posee u11 a lógica propia, una lógica fun­dame ntalme nte vinculada con e l Inconscie nte entendido al mismo tjempo como conocimie nto oculto y corno máquina d e escritura. Es esta prime ra noción la que d e be mos explorar.

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5. LA CARTA: DE SIGNIFICANTE INTERCAMBIADO

A AGUJERO

El sis1cn1á1ico é 11E-1sis ele Lacan sobre un "retorno a Freud" 110 debe­ría enlcnderse como un eslogan ideológico, corno lo son la lllayoría de los "rcton1os" a una vieja vcrsiún ele una doctrina, ni con1u 11n an­helo de pro111over 11n freudismo 1mís "puro" o "raclictl ". Es antes que nada 1111a solicitud de que los psicoanalistas franceses c111piece n !t'ye 11 -

do a Fre ud. L1 i11111ició11 central de Lac:rn postilla que si Freud es Id­do literali11e n1 c, los pri11cipales rcprescn1ant cs del n1ovin1ie n1 0 que é l f1111dú bajo el 11on1hre ele psico;1nálisis advcr1ir<'í11 que es lá habla11-clo sobre 1<>do del k11g11aje y 110 de "i11sli111os" o de "psicología de lo prof"illldo" cm111do sondea las evasivas profúnclidades del inco11scien­lc. Allí yace la revcLtció11 de Lacan, 1111<1 noción que no <tl c-1 11zc) de manera i11media1a sino que de algún modo cristalizó a comienzos de los aiios cinn1e111a: el l e 11gm~je y d inconsciente tienen 1111 ;1 cs1r11e111-ra si'lll.ilal' (co11 lodos los 1m1k11tendidos que el lema "El inconsciente· es tá esl n1c1 u rado rn111.o 1111 k11g1 t <~jc " puede i n1 plicar). La can, ade111ás , se propuso lee r a 1111 cierto Fre11d q11c cas i había desaparec ido de los a11aq11clcs del psicoamílisis olicial. Prilllcro re leyó a aquel Fre11d que escribe sobre los chistes, los s11c1ios y la his te ria, u11 Frc11d q11e es to­mado e11 estado incipie nt e d e alguna manera , cuando i11ve111a el psi­coanálisis a par1ir de las salv<~j es somatizacio11es exhibicbs por Lis her­mosas his16ricas de Viena. Lacan trata también muy seri;1111c111e con el Frc11d 1ardío, el Frcml que escribe sobre el Sj}(llt11.11gdel s11je10, so­bre e l análisis in1rrn1inabk, sobre el d esco nt c nlo e n la c111i11r;1, a11tes de producir una magnílica "novela histórica" sobre Mois(·s .

Si se examina n1ás de cerca los escritos t(·n1pranos de Frc11d, los primeros lllodclos q11c se enn1cntran para los procesos inconscientes se a prox i111aban a 1111a especie de "cscri111ra" psíquica o a 1111a i111erac­ció 11 de "t razos", 1111a noció11 que se podía e11con1rar ya e11 s11 obra "prc;111alítica" sobre la afasia, donde Freud postulaba la instancia de cienos "pasajes" pasibles de ser inscritos, pero es su Carla a Flicss del (j de diciembre de 189(i (a la que Lacan se re fiere con frcc11c11Cia co­mo la Carta !'í'.:!, siguiendo la clasificac ión de los editores) la que pro­porc iona la rorn111lac iún 111 ás clara.

llílíl

L\ CARI A: DE SIGNIFICANTE lNTERCAMl.l lADO A AGUJERO 67

Como usted sabe, estoy trabajando sobre la presu11ció11 de que nuestro me­

ca nismo psíquico ha te nido lugar mediante un proceso de estratificació n: e l

111ate ria l presente e n la forma de trazos de me moria se somete de cua ndo e n

cuando a 11n nuevo a rreglo co n acuerdo a circunstancias re novadas, es, de a l­

guna mane ra, transcrito. Así, lo que es ese ncialme nte nuevo en mi teoría es

la tesis de que la me moria es tá presente no un a sino muchas veces, de que es

registrada e n dive rsas espec ies de "signo". 1

Lo ilustra con un esque ma que describe diferentes "transcripcio­nes" com o conectadas pero distintas.

Pcp. -­

X X X

11 111 Pcp.-s --lnc. -- Prec. --- Cons.

XX XX XX XX X X X X X xz

El prime r cs1ra10 está constituido por ne uronas ele percepción que registran conciencia sin guardar m e llloria ele e llo; luego vienen (l)

las neuronas que registran las perce pciones, seguidas de (11) la se­gunda reelaboració n ele esos trazos ele tal 111a nera que devienen inac­cesibles pa ra la concie ncia, y puede n por lo ta nto ser llamados trazos inconscientes. En (llI) las ne uronas de la preco ncie ncia inte rvi e ne n y ofrecen 11na "tercera transcripción" co n un énfasis e n las "imáge nes verbales" y vínculos con el "ego oficial" a nt es de que uno alcance la simple concie ncia.

Éste es e l modelo que Fre ud es taba e laborando e n su "Proyecto para una psicología c ie n tífica", de J 895, un rnan 11sc rito que le e nvió a Fliess pero que 1111nca se preocupó por recupe rar. Lacan co me nta ese 1ex10 e n una cantidad de seminarios, insistie ndo siempre e n que con ti e ne e l modelo más "cien tífico" del inconsciente. De hec ho es el

texto m ás "ma te ria lista" de Freud, dado que espera fundar la psicolo­gía en un a teoría d e procesos purame nt e cuantitativos basados en las diferencias e ntre lo que é l llama las "neuronas <l>" y las "ne uronas lIJ":

las "ne uronas <l>" son neuronas perm eables que pe rcibe n e l rrnmclo

1 Sigmund Freud, De aquí e n más abreviado como 01'. Obras 1:0111/1/das, t. l, Buenos Aires, Amonortu, 1976.

2 ()/', p. 174 .

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68 L\ C\JffA: LlL SIGNIFICANTE LN lERCAMllL\üO .\ ,\(jl 1.JERO

exterior, 1nic11tras q11e las "neuronas tp" re ti e nen trazos o huellas de esas pe rccpci011es.3 La memoria está re presentada por un proceso de Ba!tn11ng -literalrne11te "abrir el paso" y "vincular"- que co11ce1a cie rtos tipos de "neuronas lIJ" ( OJ->, p. 361).

Frcud parece habe r abandonado bastant e pronto ese desvío espe­culativo, sin duda por razo11es co111pl <=: jas, pe ro sobre todo porque se estaba su111e rgie11do en el doble proyecto del "libro de los sue1ios" y sus notas sobre los "chis tes" y e l inconsciente. No obstante, para La­ca n, és te constituye 1111 te xto crucial al que regresa una y otra vez, y lo vemos asomar en la noción d e la "Cosa" en el Seminario 7, 11n concepto que viene dirccta11w11tc del l~'ntwur/ Lo que esto significa para Laca11 es la idea de lllla "antiescritura" del i11conscicntt' , sobre cuyas bases puede establecerse la poste rior bilúrcaciú11 del habla y la escritura. El inconscie nte es f11ndam e 11tal1ne nt e escritura , y la ha­te ría de esas inscripciones arca icas an tecede a la pri111cra i1111H-rsió11 del 11i1iu en el "ballrnceo" de sig11ilicallt.cs q11c sig11ilica11 a nwdi;1s y q11e Laclll llallla laltu1g1.w 1 se trad11cc a l espa1-1ol colllo "lak11gua" 1. L1 transferencia con otros seres hablanlcs co1ne11zarcí si11 elllhargo con e l lado oral del lcng11aj c, q11 e es 1a11 1bié11 e l elclllcnto q11e el psicoa­n;ilisis cxplo t a pri nci palm e n te .

Freucl cl esarrollú esta equivalencia e 1llrt: el inco11scie111 e y la escri­tura en una cantidad de textos , el 1mís famoso ele los cuales es pro­bahle rne 11 tc su 11ota sobre "El block 111aravilloso", 1111texto11111y bien comcn1aclo por De rrida en La e.1·critura y la diferencia. '1 El eq11 ivak11-te de l ensayo de Fn:11d sobre el in consciente presen1ado como 1111 taco de "cscrit11rn y borrado" se e ncue ntra e ntre los textos d e Laca11 e n 1111 curioso ensayo sobre la literatura, o rncís bie11 sobre las k1ras e n sí. "Lit11ra1crrc" es un texto bastante difícil que hic escrito para un número espec ial sobre "Literatu ra y psicoa11cílisis" de 11rn1 ¡rnbli­cació11 trimcst ra l ll alllada, de mane ra por demás auspiciosa, J,i1tá11-

tun'. El texto de Lacan tiene el lugar de honor: abre e l vol11mcn y es­tá i111prt·so en 1111a tipografía rnás espaciada que los ensayos que lo siguen . S11s pri111t~ r<1s líneas lller;1111 e n1 e glosan la surprcndcnle pala­bra <¡lle 111iliza corno título, "Li1.11rate rre" 1 Lit11ra1ierraJ , una palabra

:1 ()/', 1'· %0. 1 JacqIH:s Derr ida, "F1n1d ami tli c sn·11e ol wri1i11g" , Wrili11g 0111/ l!i//i'm1u•, 11:id11c­

ció11 de i\b11 llass, Cliicagu, TI"' LI 11ivnsi1y uf C liicago l'n:ss, 1978, p. 1'IG-2'.l1 l "Frc11d et la sce 11c de l' ~'.niu1re", J,'('11ilim·,,1 /o dilf;;,,,,,,.,,, París, Sc11il, cokcción 'fr l Q•wt , 19tí7.

En csp; 11-10I: "Frc 11d y l;i "sce na d e la "scri111ra" , / ,a 1'.wTil11m y la ili/i'"'11rio, trad11cc ió11 de P. Pc 1-1alve r, Ba1n'luna , An 1hrnpos, l ' l8\ll.

l .\ CARlA: DE SIGNIFICANTE INTERC:AMLIJADO A AGUJERO 69

que no existe e n francés pe ro que tan sólo invie rte las sílabas de "lit­térature".

Esta palabra puede se r certificada por e l dicc ionario etimológico d e Ernout

y Meillet: lino, lilura, litura·1ius. No obstante me vie ne de un juego de palabras

que, es algo que sucede, cobra sentido a través d e su inge nio [de cejeu du. mot

rlonl il arrive qu'onfasse esprit]: habiendo ve nido el anagrama a los la bios, y la

permutación a mi oído.

Ese diccionario (échen le un vistazo) da un bue n augurio al pe rmitir e l

punto de partida (partida aquí significa partición) qu e adopté e n e l equívo­

co d e .Joyce cuando é l Uarnes.Joyce, digo ) se desliza ele lite leller [l etra, carta ]

a tite filler [lit.e ra, basura, hojarasca, d esa rreglo], traduzco, d e una ca rta a la

basura_ !)

El estilo tardío d e Lacan se po11e e n evidencia aq uí: los juegos de

palabras y c reaciones verbal es que abundan (por e je mplo, se refiere a la se1iora McCorlllick, presunta benefactora deJoyce que había im­puesto una condic ión para su crédito, es to es, que é l d e bería consul­tar co11 J ung, como su "messe-haine", qu e combina "masa" y "odio" en

un mecenas bastante significativo pero odioso, que implica que uno debería "to rnar" un psicoanálisis com o se tornaría una ducha ... ), m ás el estilo altamente alusivo crean una textura de al usiones rica e idio­sincrásica .

Al anunciar la confrontación siste mática con .Joyce ele unos pocos

ailos d espués, Lacan es tá siendo autorreferencial e n este texto, pues­

to que no deja d e re mitir a sus lectore s a l se minario sobre Poe , un seminario e n e l que, sus seguidores fi e les no lo habrán olvidado, se

refirió al agrupamie nto d e Joyce d e apóstoles literarios alrededor de

sí: "JI /,etter; a litter, una carta, una basura. En el cenáculo de Joyce se jugó e l equívoco sobre la homofonía d e esas dos palabras en inglés."t:i

'• Jacqucs Laca11, "Liturate rre", / ,illh11111.u uúrn. '.l, París, Laro11sse, 1971 , p. 3. De aquí e n n1;is abreviado t:o1no / , [existe a l me nos una ve rsió n e n es pa1-1ol: "Lituratie rra" , l'mt-d1110, ll'11isl11 tl1' /1simm1tí.!isis , IHÍlll. 12, abril de 2001 , p. 53 ss., que no he mos cote;ja­do (T.)J.

liJacq11 es Laca 11, Se111i11ario sobre "La cana robada",.John P. Mulle r y WilliarnJ Ri­chardso11 (ed ito res ), '/!11' F11doi1ll'll l'or: l.11utu , J),,.nida f/.I/(/ hy1hoa1111.lytú· lfnuh11g; l3alti­more ,.Joh11s 1-Iopkius U11ive rsity Press, 1988, p. 40 [Fsnilos /,"El serni11ario sobre /,o u1.rl11 mlHu/11", Mé xico, Siglo XXI , 2003, pp. 19-20 J. U na 11ota al pie e n el texto de La­can e nvía a sus lectores <l Sa1nuel Beckeu y otros) Our txa111i11alúm HJ11nd /úsfat1Uiu1.­

lion. for i11rauúnalim1. <f worh in ¡nop,ress; sin otra precis ión, pe ro uno puede presu1nir

Page 36: La experiencia de la letra lacan literario

70 1 " \ C. \lffA: IJJ:: SIGN IFICANT E INTERC.\Mlll.\DO ,\AGUJERO

La a l11 sió 11 a 1111 juego de palabras rec11rre11te en Fi.nnegrws Wal<e

("Thc lcllcr! The littcr!")7 o a 1111a serie de chistes pragin áticos e ntre los disc ípulos de .Joycc -se recordará e l últi1110 texto c11 Ow exrwú11.rt­

tio11 .. . til.lllado "A lit te r" (lo Mr. Cnrn 's Choice 1 "al Sr. Gcnn 's Choice",

va le dec ir, "a elecci<Ín del ge rnie n del seiíor" 1) y firmado por Vladi111ir Dixo11-8 se1-1ala fu111ras cvocacio11cs de l cnnte11lro de Ltn in conjoy­

ce e n el se minario de 1970-1976 q11e exarni11aré c 11 el capí111lo 10. La pri111cra ol>sc rvac i<'í11 1101ahlc de Lacrn en eslc texto l ' S 1111 a l.<l­

q11c devastador a las lecturas psicoa 11 a lí1i cas de en101iccs.

En cuanto al psicoamílisis, el hec ho de que se e11n1e nl1c adlte rido al Fdipo no

lo califi ca c 11 1nodu alguno para !tall a r su suslc 11lo e n el lcx lo de Sófocles. l .a

cvocaci6 n !tec ha poi· Fr('lld de 1111 lex lo d e Dostoievski llO es suli ric nl c para ase­

ve rar que la crít ica lcxli1al , !tas ia (' 111 01HTS 11n colo d e: caza rcsc 1vado a los ;1ca­

dé111i cos, lt ;1ya recibido 11i11g1í11 ;i ire fresco ele pa1w del psicoa ná lisis (L, pp. :\_11) .

Dis1i11g11c lt1cgo el tíllllo " ir<'í1 ti co" qt1c dio a s11s l c\n'ilos de c11a l­

quie r i1tlc1110 hecho por psicoa 11alis1as lit eratos d e i11volt1 c rarsc co11 la litera lllra ; d esde l11cgo , 1i c 11 e11 de rec ho a hace r lo , pero sus jui­

cios no adq11 irirá n 111 ;ís peso a ca 11sa de s11 profesión . Si11 e 111ba rgo , recuerda L1 d ec isió n 1áe1ica de ;1hrir los .Fsnilos co 11 u11a lce111ra dd

CllC' nlo de Poe, y revisa los pri11 cipa lcs cle1ne11tos d e su i111crprcta­

ció11 (regresaremos sobre es te as 111110 en el próx imo ca pítulo). La­ca 11 ha cn l ~11izado la curiosa falta de conl e 11iclo ele la "carla ro bada",

dis1i11guiclldo la car la d e l sig1 1i!ü:a 11t e que ella acarrea.

Mi crí1ie<1, si llll edc lla 111 ;írsc la lite raria , sólo puede apoyarse (('spl'rn) c 11 lo

q11c hace de Poc 1111 escr it or c 11 a11do 11os e ntrega se n1 t j a 111 c 111 c11sajc sohrc la

ca rt a. ( :lara111n11c, si {· I 11 0 n1c 11t a ésta e n sí, no se trat a d e 1111 <il'k:no si11u d e

1111a crn1ks ió 11 de lo 111ás rig 11 rnsa. // No o bst a 11te se 111c ja 111 c elisió n 110 podrí;1

se r cl1 1cid;1d<1 por ;dg11na ca rael c rística de s11 psicu1Jiogra l'í;1: 111;is bien Sl' 11 os

prcse 111 a hluq11 cad a. (Así, la clase ele psicoamílisis q11(' It a li111piad o iodos los

q 11l ' l. ; 1 c; 111r<'Cll('nlab1~11lin1a "c; 1r1 a'' <' 11 <.·sus ('llsayos c r í1in.)s [l~1 . c diciú11 c u csp;11-1ol

re pon<' esas ¡>rec isio11es: Shak<'spe arc a 11cl Co 111pa11 y, 1 ~ me d <' l"Od(·u11, l'a1 ·ís, 1 ~)~!)J.

' .J;t11H·s .Joyc<', Í'/ 11111:!.!Jlll S M1o/(I', Londres, Fabl'r, 1q~{~) . p. 9:{ [_l ·'i11111'p/111s M1okr, trt1duc­ció 11 d<' Víno1 Poza11co, Barcc.:10 11 <1 , l .u11ie11 , l C)<):l I.

K Sa llluc l Bccketl y Olrus, ()11r 1'.%.'t1111iJJolio11 10u11d lús.Ji11"1Ulrolio11 fol' i11u1111 i1111 lio11 '!/ 1oork i11 ¡nog11'.1s, París, Shakcs¡)('are ;111<1 Co. , 1929 / L.o nd n ·s, F<ibe r, 1')7~, pp . 1~)3- l~H.

IA CARfA: DE SIGN IFICANTE INTERCAMBIADO A AGUJERO 71

o tros textos d e Poe d eclara aquí que su limpieza doméstica tie ne u11 límite. )

/ / Ta mpoco mi propio texto pod ría se r resue lto por mi au tobiog.-afia: por

ej e 111plo po r e l a nhe lo qu e re ite ro de ser le ído po r fin co rrec tame nte . Pues,

puestos a pensa rlo, habría que d esa rro lla r lo q11e yo digo qu e la carla aca rrea

de ral sue rte que siemjne alca u za su d estinació n. / / Es seguro que, corno sie m­

pre, e l psicoan á lisis reciba d e la literatura u11 a concepción me nos psico biográ­

lica in c luso cua 11do toma a la re presió 11 corn o su principal reso lle .

Para mí, si yo propongo a l psicoa mí lisis la idea d e una ca rta e 11 sufr i111i e n­

to, es porque ésta muestra su prnp io fracaso. Y aquí es d o nde aporto a lgun a

lu z: cua ndo invoco la ilustrac ió n , d e muestro dónde hace un agujero. Esto es

bi e n sabido e n óptica , y es lo que apu nta la la recie nte física d e l fotón .

Éste es rn1 rné tod o por e l c 11 a l e l psicoa 11á lisis pod ría justifica r mejor su in­

trusió n: para qu e su crítica li te ra ria pudie ra rea lme nte re n ova rse, sería d e bi­

do a qu e la p rese ncia d e l psicoamí lisis fu e rza a los textos a medirse con é l,

pueslo qu e e l e nigma pe rm anece d e l lad o d e l psicoanálisis (L, p. 4).

Regresaré muy pronto a l concepto ele la le tra como uu ag1 üe ro. Lo que me gusta ría se11alar ahora es la negativa te 11 az de Lacan a reducir el se111ido de c11alqllie r te xto a lllla "limpieza" psicobiográ Cica (con lo que la non nativizació n implicad a q ueda denunciada) y la dec isió n d e alzar la lit e ratura a Sil dime nsió n e nigmátjca, esto es, lee r sus parábo­las lo más lite ralme n te que sea posible a Ci11 d e d~jarlas habla r de l de­seo, del goce y d e la sublimació n y fi 11almen te tocar e l corazón de l ser: sie ndo que e l ace rtijo fllllcl a rne 11ta l sig11c sie ndo "to be or not to be" ...

U n a tisbo a las refe re ncias de Lacan pued e ilumina r sil noc ión apare 111e m e nte audaz d e que la "lite ratu ra" consiste e n ag1üe ros y bo­rramie n t.os. En latín, la forma plural literae significa "escrito, e pístola, lite ra1.11ra" , mie ntras que lileratura e n singula r significa "escri tura, gra­m á tica, apre ndizaj e , lite ra tura". No obsta nte , e l origen de este último susta ntivo provie ne d e un ve rbo, lino, cuyos se ntidos son contradicto­rios, puesto que invoca ya sea "yo unto", "yo cubro" o "yo borro". Co­mo Freud lo i11d icó e n un fascill a nte e nsayo de 1910, "Sobre e l se nti­do an 1i1.é 1ko d e las palabras primitivas'',c¡ las raíces más an tiguas ele cualquie r lcng·ua, d esde e l a n tig uo egipcio hasta e l ale mán o e l i11glés ac tua l, contie ne 11 "sentidos autitéticos" (en ale mán , por ~j emplo, se encue nt ran vínc11los e ntre Stim'me l_ voz l y stum:m [mudo ]). La lite ra tu­ra pe rtenecería a esta curiosa catego ría, a l menos e n la medida e n

~ 1 Sig mund Fre ud , "Sobre e l sentido a 11Lité 1ico de las palabras primitivas", Ohms

u1111.jJ/f'ltH, Bue nos Aires, Amorrorlu , l CJS!"i, vo l. 11.

Page 37: La experiencia de la letra lacan literario

72 L\ C.-\RL\: LH:. Sl ( ;N lflC:ANTE l NTERC.\Ml\l.\DO .\ ,\(;l.1.Jl·: RO

que sus raíces 1ios su111ergen e n 1111a image n dividida: vc 1oos una 1na­no cubrie ndo con ce ra un taco o cualquie r supe rfi cie absorbente, mielllras que la mis111a mano, 11 o tra m a no, estará bo rra 1Hlo e l taco a fin de que pueda registrar o tros signos.

A 111 cdida que Laca n rastrea la im agen , lileratu.m co111 0 signifi­ca nte nos ll eva 111ás cerca de la palabra latina liti1.s, una IMlabra qu e ti e ne difere nt es sentidos: co1110 s11st a111ivo, e l auo de 1111t <1r o u1brir una superficie; como partic ipi o, el mismo sentido q11e li'llo; c01 110 sllsta11tivo , lil1ts, litoris, el "lit o ral " o cost a, o incll! so e l lín1i1 c de 11m1 tierra. "Liter;1t11ra" genera por lo tanto un clobk juego ele pala bras: sugie re ta nt o las kt ras co nw su borradura ( 1111 juego de palabras que es 111 ás obvio e1 1 francés, piles uno sic 1nprc pue d e oír " ml11.11l '

-bo rradura o tachadura- e n e l signifi ca nte mis1110) y 11n límit e o bord(' d e 1111 te rritorio que alcanza su lí111itc , ya sea el nrnr, un abis­m o 11 o tro te rrit o rio_ U na topografía e nt e ra111 e n1 e 1111eva , ba s<tda e n 11n via je a.Japó n c u e l c urso del ci 1al plldo admirar la ca ligrafía es­pecífica del lrnlirnuJ110 y ser inspir;1do por la ll11vi a y bs llltbes vist<1s desde 1111 ;iv iún , unerge en el ensayo de Lacan .

El 101-rc 111 c 1 mis.l!'lln11mtl es 1111 lro ¡wl de características li eclio del illlpac lo ori­

g in a rio y de lo 411c lo lm rra_ Colllo digo: es del co11j11nlo de a lllbos que ¡·111crgr

el s11je10, pe ro c11<111do dos lllOlllCJ ll os t·s1<i 11 1ildadus. En1011ccs 11no licm· q11c

dis1ing11ir la borradura. / / La i>o rrad11 ra de ning1í1 1 1razo que hay<t podido <'S­

Lar allí a 111 cs, ¡·s10 f'S lo q11e hace del li1oral 1111a 1ic rra_ Pura /it11m, ¡·s lo lit era L

Produc irlo signific<1 re pruduc i1 · esla 111i1 ad con un par de l que e l s11je10 d esc ie n­

de. -fa ¡ es la liaz; 11i <1 de la ca ligra fía _ 1·-·1 // Enlre cenlro y a us¡·1wi;1, ¡·11 lrc co­

noc i1nie n10 y goce , hay un lil o ra l que sólo se vuelve lit.e ral po npt l' ¡·sic giro pue­

de sn adop1;1d o de manna idé ntica po r todos e n cualq11ie r 1110 1nc 111 0 (/ ., Jl- 7)_

Aq uí, el L<rno de la 11ic<litaciú n sue na cas i heideggeria 110 c 11 s11 an­he lo d e conj11gar el "c ielo" y la "tie rra" e n u11a teoría de la letra co-1110 constitutiva de l suje to h111n a 11 0 y de la sex ua lidad co1110 1111 todo: el tex to co11cll1yc con 1111a enigmá ti ca referencia a 1111 "cs t;í esc rit o" que a p1111talaría la rc lació1 i sexual. 'fa111bi é 11 se refiere a la tra11s fó r-11iació 11 del co11ocimic1ito l lu1 mufr,dp,e l c 11 goce "a través del borde del abi s1no 1110/e, edg1d t' ll knowl-edg,t." (L, p.!>) _ B11c11a IM r tc del e nsayo ofrece 1111 n·n1e11to ;-1cc krado del vi <üc de Laca 11 a l.Japón y se prese n­ta por lo 1<11110 c01110 1111a cspn:ie ele a nti-U i111jJnio dr los sig11os, t·s10 es, una crí1ica de la admiración de Barthes por la caligra fía y la cscri­t11 rajapo11 esa_ Mie nlras que Banhcs e logiaba e l vacío de co nt e nido

L\ CARTA: DE SIGN IFICANTE INTERC:AMl\IA.DO A AGUJERO 73

es tilo ze u y la procesión d e formas puras que vio por todas panes e n Japón, Laca11 está m ás adve rtido del hecho de que las letras n o apun­tan a una superfi cie puramente vacía de aparie n cia sino a un ag1üe­ro e n e l que puede acechar e l d e le ite de l tipo más excesivo.

Lacan re torna a ese texto, cuyas imprecisiones se1iala en su Semi­nario 20. Esto es lo que añade, cuando elabo ra la "soledad" de l "Yo" habla nte :

La soledad, e n rnptura d e l sabe1; 110 só lo p uede escribirse, sin o que ad e 1mís

es lo qu e se esc ribe po r exce le ncia, pues es lo que de una rnplura d e l se r de­

j a hu e lla .

Eso dije e n un Lexto, no sin inipe rfeccio nes c ie rta me nte, que lla mé Lilum.le­

rre (lituratie rra)_ El 'fl 'Ubarrón del lenguaje-expresé rne La íó rica me nte- !tare es­

oüu.m. ¿Q uié n sabe si e l hecho d e que podamos leer esos riachue los que yo ve ía

cubrie ndo Sibe ria como hue lla m e ta fó rica de la escritura no se lía -obse1ve n

que e u fra ncés lia r y leer, lier y tire ti e ne n las mismas Je t.ras- a a lgo que va más

allá. de l efi:~Clo de la lluvia, y que e l a 11illla l no Li e ne la m e no r o portunidad de

lee r como ta l? 1 O

Lacan ex plica luego que es te vínculo de be ría e ntende rse como de m ostrac ió n d e que es co rrecto un "idea li smo" que "es de la in­cumbe nc ia d e lo imposible d e inscribir la re lac ió n sexu;il e ntre dos cuerpos d e sexo dife re nt e". 11 Esta esc riUJra toma e nto n ces la for ma de un simple nudo , qu e "tie ne todos los caracteres de una esc ritu­ra, podría ser una le tra" _12 Esta le tra se vuelve más y m ás inclusiva, hasta e l punto d e que pued e ligura r e l trébol de la Trinidad. Ya es­tarnos en e l dominio del nndo borromeo, c uyas vo lutas panicular­mente gráciles pued en mostrar sin palab ras e l e nigma d e la no-re la­ció n sexual.

La le tra, ya sea "romana" o "grie ga", o incluso e l bucle de un ara­besco, circunscribe los bordes d el ag1üero que e l goce ha cl t:jado abierto, y que luego el siste ma simbó lico ha cerrad o _ En este punto, para evitar sumergirnos d e masiado pronto en e l tonuoso laberinto del estilo ta rdío d e Lacan, se necesita por cie rto una ilustrac ió n : e l 1m:jor ejemplo se rá e l ofrecido por la e lucidac ión de Lacan sobre And ré Gide, luego de q ue este último lamentara la destrucción d e

10 Se111it1a.ri11 211, /\ úu. l 'J72- l'J7J. Bue nos Aires, Paidós, 1989, pp. 145- 146. l l lhid11111.

1 ~ thidr.111, P- 148.

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74 L.-\ C\RTI : UE SIGN IFICANTE I NTFRC, \~lllL\IJO .\ .\(; l IJFRO

su correspo11de nc ia por parte d e su esposa Madelei ne. l Iay dos tex­

tos sobre Gidc: u110 d e ellos es una larga sección d edicada a la ''per­versión" en d Setn inario d e l 5 d e 111arzo de 1958 co 11sagrado a "Las formacion es del inconsciente'', e l otro es una reseüa detallada de dos libros sobre la vida de Gide, La jeu.uesse rl '1t11dré Gúle d e Jean De­la y y J\.fodelf iue el ¡\ 1ulré Gide dej ca 11 Sch lumberger, 1 ~l u 11 e nsayo-rcse-1-ia que Laca11 p11hlic<Í cu el 11 úmc ro de abril de 1958 de C1itú¡ue. 1::s-

1e es e l e11sayo más espccílica111cn 1c "lilerario" q11 e había de ser pu­blicado e n l~'scritu.1, y como 1al d cbt·ría atra('r tttt('Slra atc11ci<'í11. Su

sub1í11tlo es 1111 buen indicador ele lo que cslá. enj uego en C icle: ''. J11-ven1ud de Gidc o la letra y el d('seo." 14

La rcsciía c rítica ri11cl e homenaje a la c 111itH't1cia dcjc<Ul Dclay co-1no psiquialra y figura lit eraria micn1ras que 11ialllie 11c 1111a 1m1yrn· re­serva en lo qm· rcspec1a a l li bro de Sc hlumbcrgcr (cnyo prnpc'>silo cx­

plíci10 es corregir el retralo de Maclclei11e por parle de Gidc). Aun cua11do L1can no cunuie rcla con la in1.c11ció11 conksa de la "psicobio­graría " d e lklay, reconoce que al explorar en prnft111didad u11 tenia en panicular, Cicle puede asir la méd1da 111is111a del ser, arrojando 1111a nueva lu z sobre "la 1elarió11 del lunnbm cou la /r/m". 1:-, l .os dos volú-

111 c1ws 111otnu11e n1alcs de Dclay d edican unas 111il trcscicnlas páginas a la vida de G ide cn lre 18Vl y 18!Eí, pero i111e111an proporcionar 1111a clave de la carrera c 111 era del nov('lis1a y cnsayis la fra11c(·s. Al recono­cer que esa empresa tuvo la colaboraciú11 del propio Gide y de su Et-111ilia , que ¡rnsieron a disposiciún toda sucrlc de clon1nH'111os y ca rlas privados , Lacan i11 voca los 111odclos de Boswcll paraJoh11sot1 o Ecke r­

nia11n par<1 Goclhe, y lirn1lt11c111t· recue rda a sus lec1orcs el ht·cho de q11 e Sai11tc-Lkuvc, el gran cscriLOr del siglo XIX que había hecho de b crí1ic1 biográfica su especialidad (lo que provocó e l indig11ad o n·cl1a­zo de l'roust c11 Conlff Sainte-He1111e, que dio lttgar de ese m odo a l pri­n1cr borrador de 1oda la Redu:n:/u~) 110 ha rnuerlo en los círculos li1 c­

rarios f'ranccscs , ni 1arnpoco su credo htndan1e111al: la cree nc ia d e q11c u110 pudría escribi r u11 a "historia nalural de los espírillls" basada

c11 pri11cipios cic 111íl icos (/e', p. 72 1) . Si11 con tradecir cot11ple1;1 111c111e csla nociún , Laca11 la ca lifi ca: has­

la el <jc111p lo de Prnusl 11rnes1ra q11c dilfriltncnl e se puede scpar;1r la

• 1 :~ J t·; 111Schlnrnbcrgl·r,1\lrul1·ki11r11 / / \ 111/u~ (,'idr, París , (~alli111;ird , !~):) () , y .Jt.';111 Dc l;ty,

l .fl ¡r11111·s.vi/', \ 11il11:(;¡,¡"· París, C<ill i1 11;inl, vo l. 1, l'l5G, vol. 2, l ~lr>7.

11 1·:.v ·1il11., 2, pp. 71 'l-7-13. ¡,-, lli itlr111, p. 71').

I r\ CA.RT,\: DE SIGN IFIC-\NTE I NTERCAMBIADO.-\ AGUJERO 75

materia de su novela de la vida d e l a11 1or, pe ro esa mate ria sólo apor­

la material e n bruto, y el sentido de la obra o " mens~je" puede esta r f"undado e n e l engaíio o la falsificación.

Sólo impo rta, e n efecto, t1na verdad que reside e n lo q11e condensa e l men­

sa je a l deve la ria. Tan poca oposic ió n hay e ntre esla Dichlung y la Wahrheil e n

su desnudez que el hecho de la operación poética debe !llás bi e n hace rnos

dete ner e n un rasgo que o lvidamos rea lme nte de veras: es una operación que

se reve la e n un a estructura de fi cc ió n.1°

Y Lacan cita a Cide cuando se ríe de la insipidez y la ümidez de

Gonco11rt por pensar q11e necesita "la prueba por lo real" de todo cua1110 escribe. 17

Lacan se conce ntra e n realidad en la inleresant.e fa ll a que m e n­

ciona De lay ya e n los agradecimie ntos: la ause ncia d e toda la corres­

pondencia e ntre C icle y su esposa. ti advierte con una extraordina­

ria precognic ión e l surgimiento de lo que todavía no se llamaba en

Francia "crítica genética", la esc 11e la c rí1ica que ha dominado los úl-

1imos dos decenios ele ese siglo y que toma al "borrador previo a la

publicación" corno su principal o~jclo. Él ve e n e l li bro d e De lay la promoción de es tos "papeles íntirnos" IS al es1atuto de síntoma li1e­

rario. La complace ncia y la deferencia de Lacan son limi tadas, pero

s11s fl echas se ven suavizadas por una estilización capciosa y sut il.

U nas pocas páginas más adelante, a l11de al modo en q11e la reconsli­

tución psi cológica de Oclay ofrece un "ma1rimonio de la psicología

y de la le 1ra" a la que atribuye e l eco d e "un tíuilo de Blake" -en ob­

via al11sión al Matrim.unio del Cielo y el lujzerno-- lo que finalm e nt e

tiende a confirmar que la le tra domina e nteram ente a la psicolo-

11> lhii/1•111, p. 722. [La Inducció n a l inglés c¡11e cita e l auto r dice : 'The re is so litt le op­position betwee n this l>irhl1111gand the Wflh. dwil in i!S bare ness, that llu' .fúri o/a /)(li!lir 0/11,_ 111firm slw-ultl rt1lh.rr ln'i·11~ 11s IHu:lí lo aji-'11/.1trtJ tha/. isfor¡.!,ollnt oboul l'IN'IJ lntllt., 11t11m1~y lho/. ¿.., Jnn­d11rl'<I m lmlh (c¡u 'elle s'avere) i11 11 slmr/1111' o/ji1'/io11." Re traduzco a l espa1iol lo c¡ue he 1ranscrito e n bastardillas: "el hec ho de una operación poética de bería re rnitirnos 111<\s bien a l rasgo o lvidado ace rca ele tocia verdad, va le dec ir que es producida co rno verdad (q11'd/P s'11.1//;11c. que se verifi ca. que se revela) en una esl rnctura de ficción " (T)J.

17 lliidm1, p. 722, n. 4 . IH Aquí seguimos a l traductor de los Fsrrilos al cas tellano, To111;\s Segovia, que tra­

duce sie rnpre "escritos ín1irnos" a ll í donde Lacan escribe , e n ocasiones, "J>rils inli1111'.( ,

y e n otras " jw/.its /H1/1i1'n". peque 1ios papeles o pape les rnenores, y c¡ue e l autor traduce al ing lés, rnu y atinadarne nle, por "liule papers" [T.].

Page 39: La experiencia de la letra lacan literario

70 L\ C.l lff.\: DE Slt;NIFICANTE INTERCAMBl.\IJO .\ ,\(;L 1.JI-:RU

gfa.19 El propio lklay, aunque no ignorante del psicoanálisis , se ha n egado a producir 1111a obra de "psicoanálisis aplicado", una expre­sión que siempre adopta con110laciones nega tivas b;~jo la pl11111a d e Lacan. Lacan comenta:

1\111.c todo recl1cl'l.a lo q11e esla calilicació11 abs11rda 1 psicoan á lisis ;1plicadul 1ra­

d11cc acerca d e la co11f11sió11 q11 c reina c11 ese paraje. El psico<111 <í lisiss6losc <ipli­

ca, en sc 111ido propio, corno lrata111ic11Lo y, por lo 1a1110, a 1111 s 11je 1.o q11c h;-1hL1

y oye. h 1cra de este caso, s<'ílo se p11cdc 1 ralar de 111é1odo psic0<1míli1 ico, ese 111<'­

todo q11c procede al dcsc it"rarnic11to de los s ig 11ilica111cs sin co11sidcracio11cs por

11i11g1111a prcs111rnes1a forma de cxis1c1H·i;1 del sig11ilic1clo.W

Al alabar la hrn1estidad y el rigor de Dclay e n el 111 é toclo que sigue, Laca11 concluye que e l biógrafo es capaz de exponer Lt "cs1r11cl11rn 111isma cid s11jc10" que e l psicoanálisis ha delineado. Por lo dc111ás, el propio Cicle habí<1 sido in1rnd11cido -bn·vcnH·ntc- t'll el psicoaná­lisis, y ;111n si se 1m1nlc11ía irónico o escC:p1ico (habría lblllado a Fr<'11d ''idio1a genial" y br0111cado sobre 11ua "oLt de cdipcn1ia") sus obras dc11111 estra n las compk:jidades de la sexualidad h11n1a11 <1 co n 1111 raro candor.

Su ambivale11cia co11 rcspeclo a s11 11111je r es reco1wcida de u11 1110-clo cas i i111pacta111c c11 el 1ex10 que Cicle p11blicó d espu és de b 11111lT­te de Madelcinc, Et 1ni:r1c 11w11.el i11. te.2 1 El c11 igllla que Laca11, co1110 Dclay y Schh11nberger a111es que é l, !rala de explica r es e l ohs1i11aclo deseo d e Gide de casarse co n 11na pri111a d e más e c.lad , que cm co1no 1111 <1 ltcn11a11a para él, alguien a quien además que ría pro1egcr dd cs­cá11dalo scx11al (producido c11 panc por la madre de la prima, cono­cida por 1e 11lT a1mu11.es y finalt11e111e volver a casarse, ;d>a11do11a11do ;1 u11a Íalllilia abig;urada e indinada a la religiosidad) , ci1ando c11 Bis­kra , i11lluiclo por Osc1r Wilde y lo rd Dougfas -y alg1111os a111igos más- había rcco11ocido ya sus propias incli11aciones ho1110scx11alcs. ¿Cólllo )lltclo Cicle , cuya sensualidad se había desarroll ado 11111 y tc111-prana111c111e y cuya homosex ualidad no había cslaclo n11nca oculta, decidir casarse c11 1111a u11ió11 casi i11ces111osa co11 una pri111a cuyas 11r­ge11cias sexuales q1wdaría n sien1prc i11sal.isfcchas? Gide creía que ha-

l ~ I 1',',\1.,-ifm 2, p. 727. ',li) /lút!1'111.

~ 1 A11dri' Gidc , /' / 1111iu- 11/f111P/ i11 Ir, París y Nc11c lia1el , !des e l Ca ll'!1d .. s, 1'1-li.

IA CARTA: DE SIGN IFICANTE INTERCAMBIADO A AGUJERO 77

bía un "amor místico" basado e n la re nuncia sexual que é l podría compartir con una compai'iera r1111y religiosa, pe ro el m a lrimonio 110 consumado Luvo su costo con una Madeleine que iba a ser mant:e ni­da e n la oscuridad con respec to a la verdadera sexualidad de su ma­rido. En Et n:unc rnanel in te, Gide documenta lo e nvejecida que llegó a verse e ll a, ¡a l punto que a menudo los confu ndían co11 una madre y su hijo!

Mientras que la psicobiografía de Delay se ocupa de todos los ele­mentos diversos que contribuyeron a esa unión fatal, Lacan se con­centra e n un e pisodio crucial que ocurrió e n 1918 corno consecuen­cia del e ngaúo: la decisión de Madeleine de quemar todas las ca rt as de Gide a e lla después de que é l se marchó con Marc, un joven ami­go, para Inglaterra. La reacció n de Cicle ante esta pérdida fue casi ex­cesiva: estuvo llorando dura11Le una semana entera, sintiendo que era como si hubiese perdido un "hijo". "Estoy sufriendo como si e lla hu­biese matado a nuestro hijo ."22 Lacan compara e l gemido de Gide con "el de una he mbra de primate golpeada en el vientre"2'.I como eq uivalen te al boquiabierto ag1úe ro que su esposa ha excavado e n e lla y e n é l. Madeleine había admitido que esas canas e ran lo que tu­vo "de más precioso", puesto que a menudo Gide le habría escrito diez páginas diarias, y esto desde que ambos eran adolescenles, todas las cartas, a las que los dos te nían acceso , lle naban un amplio estan­le en 1111 a rmario ... Pe1·0 d e acuerdo con e l re lato de e lla, "tuvo que hacer a lgo" después de que é l la d~jara con un amante a fin df' no volverse loca o morir.24 Más adelante Gide comenta irónicamen te su propia infatuación con esas cart as, d espués de haber escrito: "Quizá no hubo j amás correspondencia más hermosa."25

Es de hec ho un sent.ido de la carn~jada o la comedia lo que Lacan atrapa cuando resei1a ese "desaslre" e n la vida de Gide. En e l Semi­nario 5, compara el llanlo de Gi<le con Harpagón (el famoso avaro de Moliere) cuando llora por su tesoro perdido: "¡Mi cofrecito! "26 Muestra cómo esto puede ser una "pasión" , que es la alienación del deseo fetich izado e n un ol~eto. Gide se convierte para Lacan e n un

22 lhidm1, p. 80. 2'\ 1'.:,,:iüm 2, p. i 4 .l.

2 •1 André C icle, l é'l 11111¡¡; 111.t1 11d i11 Ü', 11/1. ril. , p. 81. 2:. !hidm1, p. 84. '.ltl }•,'{ s1'111hlflrio 1fo.Jao¡111).11 / ,11ot11. f ,ihm 5. f ,as.Jfn'11uffio1ws dtl i11t:o11st:i1'11/P. 1957-1958,

B11e11os Ai res, Paidós, l 999, p. 269.

Page 40: La experiencia de la letra lacan literario

78 L\ C.\lff.\: m: SICN IFICANTE ! NTERC. \MBL\l>O ,\ .\l.li.ILRO

pcrson <~ j e d e las obras de Moliere. Ma<leleine ha notado ya cú11to la pasió11 p11ede distorsionar los rasgos clt' su esposo, co1110 en la escena que tuvo lugar durant e s11 vi;~jc de ))()das a Arge l, cuando Gide, scnta­cloj1111to a su esposa, iba ele tanto e n tanto a la ventana y acariciaba f'11r­tivarncnte los brazos y los hombros de niiíos árabes jug11cto11an1e nte sccluctorcs ... "Parecías 11n criminal o un demente", k confesó ella li-

11alme11te.27 Lacan se niega a trat~ir eso como 1111a 111cla111ort'usis seria, y acentúa la función de la risa c11 el proceso. Regresaré sobre la con­cepción de Lacan de la co1neclia y sus vínculos con lo que visualiza co­n1 0 la prese ntación fúnda111e1ll <dn1cntc tea tral del falo, y lin1i1aré 111is

obse rvaciones al diagnús1ico que da sobre Cicle. En la lectura de Lacan , la "pe rversión " ele Cicle no viene de su d e­

seo sexual de 11111chachos jóvc11cs, sino d e su deseo del nii'io que él fue, prec isa111cn1 c: cu1110 un "11i1-10 deseado" qu e alguna vez lúe e l ob­jeto de las a tenciones de s11 tía. Lacan traza un pcquciio csc¡11c 111a que opone dos l ri ángulos ru:1á 11g11los:

(jJ

Yo (moi)

N

(Niño deseado) = Ideal de l yo28

M

p

El rcc tá11gnlo gra nde rcs11111c las dc1 c n11irn1eiones e n las q1w l'I 11i-11o está atrapado, con la Madre y el Padre co1110 polos. El tri ;í11g1ilo

~í ( ;idc , F! 111111t 111r1J/1' / i11 h1, o/J. ,.;1., p. ·12.

'.!~ FI sn11i11t1rio dt· J,11,.1111. f ,ihm 5, 0/1. ril., p. 2()~). De aquí t' ll 1n ;is .\'\.' s<'gu ido del 11ú-

1ncro d<.: pjgina.

1.A CARTA: DE SIGNlflCANTE INTERCAM Ll lADO A AGUJERO 79

más pequeíio es la configuració n d e l niño, con su propia im agen ideal e n i e n re lación con e l ego y e l falo que é l tendrá que ser.

La perve rsió n de André Gide co nsist e e n lo siguie nte, qu e ahí, en N, sólo se

puede co nstituir [ .. . ] some tié nd ose a aq ue lla corresponde ncia que para é l

es e l co razó n d e su obra -siendo aq ue l que se hace valer e n e l luga r ocupa­

do por su prima y C11yos pe nsamie ntos van todos dirigidos a e lla , aquel que

da lite ralmente e n todo mo me nto lo que no tie ne, pero nada m<1s- q11e se

consLiLuye como una pe rso nalidad e n e lla, por e lla y e n re lació n a e lla. r ... J ba muje r no d eseada pued e ser pa ra é l, e n efec to, objeto de un supremo

amo r, y cuando este o bjeto co n e l q11e ha lle nado e l aguje ro d e l a mo r sin d e­

seo desaparece, lanza aque l grit o miserable cuya parentesco indiqué ayer co n

el g rit o cómico por exce le ncia, e l d e l avaro: ¡Mi cofrec ill o! ¡Mi qu e rido co­

lrec illo! (SV, pp. 268-269) .

El "ag1ijero d e l amor sin deseo" se refie re por supuesto a las famo­sas carlas que van a ser d estruidas.

La rese ña e n /Xscritos resalta igualme nte la risa inherente a nuestra "comed ia lrn1m1na", como diría Balzac. Así como Harpagón se la­me nt a por la desaparición de su cofrec illo mie ntras que te ndría que investigar la pé rdida d e su hij a, de l mismo modo Gide só lo puede compre nde r lo que ha sucedido con la extraria pareja que e llos for­maban d espués de la mue rt e de Madcleine: las canas han remplaza­do al deseo, se las ha puesto e n e l lugar donde el deseo se ha desva­necido. Esto no es muy diferente ele la fun ció n de l falo, una función que Laca11 se ocupa de explorar e n este Seminario, especialmente cuando come nta e l famoso artículo de Joan Rivie re , "Sobre la femi­nidad como mascarada" ( SV, pp. 262-263), y que abordan'í e n nna lec­tura sistemática d e J ean Ge ne t. Re gresaré sobre este desarrollo e n e l capíl ulo 9.

Así es com o uno pued e co nve rtirse e n un "hombre de le tras", cuya "ve rdad" es válida ta mbié n pa ra e l lector e u general. Lacan c i­ta la tíltima pág ina d e Et n:u:ru: rnanet i.u te, que admite un a lectura eq uívoca cas i d e liberada . En 1939, Cicl e había escrito e n su propio diario:

Ames d e d ejar París, rude revisar las pruebas d e rni Diario. Al re lee rl o, se me

hace cvide 111 e que la e limi11 ació u siste 1mi ti ca (hasta que yo la la me nté, al me­

nos) d e todos los pasajes co nce rnien tes a Madele i11 e e n cie rto modo ha rega­

do el texto. Las pocas alusiones al drama secre to d e mi vicia se vuelve n as í in-

Page 41: La experiencia de la letra lacan literario

80 L\ C:.\RI.\ : DE SIC NIFICANT E I NTERC, \ ~111 1..\IJO A .\( ;LIJERO

co111pre 11s ibles debido a la auscucia de aq ue llo qu e pod ría ;irrojar luz so hre

e ll as. l11 co111pre 11s ib le o im1d111isiblc , la image 11 d e mi yo mutilado qu e d oy

a llí, o frec ie ndo so lamc11t c , e 11 e l sitio a rd ie 11t e del co razó n , 1111 aguje ro.29

Laca11 dice q11e c ua 11do vio por prirnc ra vez es te pasaje, pc11sú q11e

G idc se re fería a la corrcspotHk11cia q11e1nada, 111ego se dio c tt('tlla

de s11 e rror, y fin a lme nte llegú a la co11ch1sión el e que sin e 1nhargo es­

taba c1 1 1<1 s11posición correct a, ptt e sto que el texto sct-1a la ta 11il>i<"11 Lt misma fttt1ci ú 11 es tnwt11ral. f'.stc <'Sel ptt11to e n qne la Lllnosa iro11 Í;-1

ele (; id c , ta n vis ibk e 11 tantas novelas , c11c1tentra 1111 límite n 1dica l, el

l ímit e de la ktra como ta l. Laca11 conti11úa:

l•:sas carlas e 11 las q11e había p11cslo s11 a lma ... 110 te 11ía 11 copia. Y s 11 11a1uralc­

za d e k1 iclw a parecid o provoca la ri sa qu e acoge la s1il>jc 1i vi<L1cl 1rn11;1da d cs­

prcvc11ida. // 'foclo acaba c 11 co11wdia, pero ¿q11i {: 11 har;Í ;1n1har L1 ri s;1?0l0

lksp11{·s ck 1111a serie ele ah1sio11<'S a la l ~1e ilid ad de Cid(' co1110 c s­

cri lor, Laca11 felicita a Dclay por un ;1 111111 c ia elo Nietz.1d1.ey 1cn11i11<1 c ot1

otra preg11111a:

Este 111ovi111in1l o 110 se de1 c 11clr;í s i1 10 ( ' l l la cila qnc 11s1t·d co 11on· ra , pu esto

q1w va ;1 s11 e 11n1<·111ro, e 11 la n1es1iú 11 qu e ofrece e l ve rbo 1mís a ll ;í de la co-

111ccli;1 n1a11do e ll a 1uis111a se vuelve fa rsa: ¿có mo sa be r q ui l~ ll de c11tr(' los 1i-

1iritcros li('llC e l vcrdadcrn Po li chi11el a? 0ll

P;-in1 110 perdernos en csle de11so te jido de ah1sirn1cs -c11 el q11 e

poclc111os ide111ificar ya sea al falo o a la mnertc co1110 1111 ";1 t110 <1bso­

lutu" qu e 1T111i1 irá a C idc a l 111gar de su priina- 1111a larcl ía 11 o t<1 a l

pi e 11 os prnw c 11 la h11 e lla c:o rrcc t~1: Lacan al ude rcah1H·111c a Li la 1110-

sa cxd<1 lllacicí11 de N ic 1zsc: h e de Etro, ecw, il vero 1'11.lri11e!lrt! c:11a11do sc­

iíah1 1111a c rn z. Si el crncif\jo es el "ve rdadero Poli c hinela '', b p ;1rncli;1

<'Sl ~i c11 1odas parles y ni s iq11ie ra di sp e n sa la k1ra del d eseo. Es10 cs

lo q11e Nie lzsclw da a c 111 c1Hkr e11 s11s úllilllas ca rtas, n1a11do escribe

que da vueltas por las calles, pa l111c;1 a la gen le <'ll e l h o111 1>ro y les di-

~ '. I ( ~ jd(' , ¡.,'/ 1111111· 11/lfllf'I ÍIJ /1', ojJ. t'Í/. , p. 120. :;ri J-:.1ni/11.1 2, p. 74 '.\.

: ~ 1 I hi ti,, 111.

L-\ C. .. \J{Tr\: DE SIGNIFICANTE INTERCAMBIADO A AGUJERO 81

ce: "¿Somos felices? Soy dios, e hice esta caricatura."32 As í (]lle te n­

dremos que seguir con Lacan , para seguirlo e n los círculos orga niza­

dos por una compulsión de repe tició n mortal y por lo tanto encon­lrar la "carta robada" de Poe.

'\~ Friedri ch Nic1zsclte, ·¡¡,_,, / 'or/11/Jlr Nitlzsrli.1'. edit<1do y lr<1d11 c ido por Wallcr lt11il ~ 11i;11111, N ueva York, Pe11gui11, 1976, p. 687. La alocució 11 de Nietzsche es taba c 11 ita lia .. 11 0 : "Si11ow i:onlimti1 Somi dio,, hoffillo q111'sla rn.rimlum". He modilicado lige ra 111 e 111.e la traducción de Kaufrna11n [probable me nte más li e l a l orig in a l ita liano, que pod ríam os trad uc ir así: "¿Estamos conle 11tos' Soy dios que he hecho esla ca ri catura" (T.)].

Page 42: La experiencia de la letra lacan literario

6. EL CORREO ROBADO DE POE

El a nálisis d e "La carta robada" de L'oe ha sido glosado crn1 ta11ta lá·­

c ue nci a que ltno puede caer c11 una espec ie de vértigo n1ctatcxt ual , especialmente d espués d e habe r te rminado la antología rnuy exhaus­tiva tituLtd;1 '/'he J'urloiued Poe. t No obsta nte, 11 ;1die puede llegar la pa rt.ic11l a r import a nc ia de esa kct11ra para Lacan, a l punto que deci­dió a brir e l vo lt1111en d e 1~:~rritos co n ese seminario, rompiendo así cualquier posibilidad de 1111 orden cronológico. f'.stc es el esbozo d e

su programa:

Pero si el ho111J>1·c se rcd11jera a 11 0 stT 1m1s q11 c el l11g;1r de r<'lor110 de 1111 cs­tro disn1rso, ¿110 11os rcgrcsa rí;1 la preg11111 ;1 de par;·1 q11 é dirigí1·sclo c111rn1ccs?

'fal es c 11 ckn o la prcg11111 a q11c pl ;rnt.ca ese nuevo knor, de la q11c se 11os

hace arg11111e1110 p;1r;1 r<'1111ir estos csc ri1os. I.c ;1horra111os 1111 escal611 e11 1111<'slro estilo da1ulo ;1 La rnr/11. mlmdo el pri­

vi legio de ab rir s11 scn1e11cia a despec ho de la di<1no11ía de (sta .~

U na i11trod11cc iú11 pa rti c11Ltrn1t·11tc apta a su es tilo y sus intri11ca­c io11 cs, e l se111inario sobre Poe n11uplc ta mbié n otro propósito. Pues,

cuando conH·11 z<í ;1 ker a Poe, Lacan no podía ig norar que había sido precedido e11 di o por 11n a figura ilustre , alguie n que 110 sólo se con­taba cn t re )os (Úndadores ele) lllOVilllie n to psicoa na)Ít ico f"ra11n's, si-110 q11c e r;1 1111a amiga personal de Freud: Marie Bonaparte. L1<«111 110

podía habe r olvidado s11 rn01111111e11tal psicobiogndfa de Poc p11blica­d a e n ]~)33 y prologada por Fre11d. Su breve intrnd11cc ió11 es u11 pre­

facio q1w vale la pe na citar co111pleto:

En csle libro 111i a111iga y discí¡J11la, Marie Bo11<qMrt(', 11<1 IH'clio bril lar la l11 z del psicoa nálisis sobre L1 vida y la obra de 1111 g1«1n csc ri1 o r cn 11 tendencias pa­

to lógicas.

l Fhr J>11J/oi1111tl l 'm': l .1 10111 , l>ruúlo r111t/ f \_yt1111flilfli:)'tir lfrm /111,!!,~ cdit~tdu por .J o h11 P. M11lkr y \l\lilli;ll11 J Richa nbo 11 , Lh lti111ort', Joh11s l lopki11s l l11i vnsi1 y l'r«ss, 1988. Me re fe riré " t'slc ú11ico vo l11n1 c 11 c~1d;_1 v<.·1. q11(' pueda co1no / ' /'.

~ Fsailos / , p. el .

1 8~ 1

EL CORREO ROBADO DE POE 83

Gracias a su esf11erzo inte rpretativo, ahora adve rtimos cm1 ntas de las ca­

racte rísticas de las obras de Poe estaban condicionadas por su personalidad, y podemos ver cómo la personalidad de rivó de sus intensas fijaciones emo­cionales y de s11s penosas expe ri encias infantiles. Investigaciones como ésta

no pretenden explica r e l genio creador, sino que revelan los factores que lo

despert aron y la clase de tern a que está inclinado a elegir. Pocas tareas son tan atractivas corno la de indagar en las leyes que gobie rnan la psique de in­dividuos excepcionalmente dotados.3

Fre ud clarame nte ace pta e incluso e logia e l proyecto de una psi­

cobiografía, co nfirma ndo que su propio abord~je (como pued e ver­se e n sus tex tos sobre Leonardo , Dostoievski y otros escritores ) está consagrado de hec ho a seguir, a través de lecturas biográficas, 1111 exa­men de los vínculos e ntre la creación y las características neuróticas

o patológicas d e los creadores. El uso que hace Fre ud del té rmino "pe rso na lidad" pued e habe r re mitido a Lacan al título de su propia tes is doctoral e n med ic ina, sobre la parano ia y "su relación co n la personalidad", publicada e n l 932, u11 a 11o an tes del libro d e Bonapar­te sobre Poe.

Qued a claro e u lo que antecede q11e esta "arqueología" (tanto e n el se n tido histó ri co d e "obras tempranas" como en el psicológico de "iuvestigació n excavat:oria") correspo nde a lo que Lacan rec haza más

vehc rn cnt.ernen te en la c ríti ca lit.era ri a. Lo que es interesante c u e l voluminoso libro de Bonapa rte (más d e se tecie nt as páginas) es que

e lla no se cont e nta con prese ntar una inte rpre tació n d e la "vida y obras" de Poe, com o lo promulga su títlllo; adem ás abre nuevas pers­pectjvas e u e l final de su libro: el último capítulo se titula "Poe y el a l­

ma h11ma na" y comie nza con una pa n c teórica ("La lit e ratura: su fun­ción y e laboración ") e n la que vue lve a es tab lece r las prin cipales con­cepciones d e Fre ud sobre los vínculos e ntre e l c reador y e l incons­

cie nte: revisa la fün ció n d e las fantasías inconsc ie ntes y los e usue iios en la c reació n litera ria, habla d e los vínculos e ntre los sueños y las

obras d e arte , la lógica de condensación y d esplazamie nto, y fina l­mente introduce todo el dominio de l "ps icoanálisis ap licado" e n e l

campo del a rte y la litera tura. La seguuda parte d e ese capítulo ("El

rnens<tje de Poe a los otros") es m enos pred ecible puesto que hace fo-

'1 Marie Bona pa rte, n,,, l .i/ú fl/1(1 Worl!s o/Fdgar !lllm1 l'rw: 1\ /~,ydw-1111alytú: lnlnjn>t11-

lio11 , 193'.), 1ra<lucc ió n deJoh11 Rocker, Londres, )mago, 1949, p. xi !.edición original: Frlgar l'ot. 1;·111rlf psydw:1,,Jlytú¡111,, De noel et Steelc, París, 1933] .

Page 43: La experiencia de la letra lacan literario

84 El. CO RRE O ROlt \UO IH: l'OE

co c 11 Ba t1dclairc colllo pri11cipal hered e ro de Poe: iucl11so si profún­

di za en s11 a borda je psicobiogr;ífico y o frece tilla ve rsi ó n condensada

ele la vida d e Bat1dclaire y d e s11 apasionada y difíc il relación con Sll

lll acl rc , e lla asume qt1e el poeta fran cés e nco ntró e n Poc no sola111c11-

te 1111 "a lm a gemela" sino tambi é n algt1ien que le diera d coraje para

confrontar s11 propio narcisis1110, s11 n ec rofilia y s11 sadis1110. FI lll<'ll­

saje úllirno de Poe sobre viviría así paradújicanwnte c 11 francés y no

en i11gll:s , y podría condensarse en la d esafia1 1t e fúnnt1la de Ba 11delai­

re : "¡Q11é es la e te rnidad d e la c011de nac ió n para quie 11 ha t·11 contra­

do e n 1111 segundo el infinito del goce !"·1 Se pt1ed e c ntc1Hlcr por qt1é

m ás ta rde De rrida se sintió ta 11 a traído por la posic ión d e Bonapartc:

no es ta nto porqt1e e ll a te 11 ga q11c se r clcfe ndida contra el dcsdh1

apenas disinllllado de Lacan , o po rque 01sie nt a 11na simp<llÍa por s t1 s

d educciones psicolúgicas, sino porq1ie e lla abre el infinito 11111ndo d e

la bibliotccaj11nto con el cid i11 co11scie nt e.

En cierto sentido, el serni11ario de Laca n constit11yc t111a rdútaciú11

sistcrnátiG1 ta11to d e Frcud corno de Bo11aparte, a 11nqt1e é l no p11ccla

reco noce rlo corno t<tl. A fin de inwstigar est a co n1plcj;1 cl1"ilidad, co-

111 c n z;1 ré por c it ;1 r el 1'1til rcs1111H: 11 d e l farnoso c11c11to por M<1ric Bo-

11apart l', 1111 c11c11to a l que sólo dC'dica dos p;'íg inas de s11 vol11111i110so

e nsayo, aiiadie 11do 1m puiiado d e obse rvaciones cutre co rc he tes (el trll co de este nw11to es que es i1nposible resumirlo sin di storsio11arlo

grosera ll I e 111 e) :

El lector rcconL1r<Í <Jll l', c 11 ('S IC n 1e 111 0, la re ina de Fra11 cia lq11 c 111111c;1 t'S

11rn11br;1da de <'SC 111odol , co 1110 Eliz;dieth Ar11 old [la 111 adrc de l'oe j, se l'll­

n1 e111r;.1 e11 posesi<"n1 ele cartas peligrosas y secretas [e 11 realidad , sólo se 11w11-

l //i ii/1' 111, p . tit\\ 1. 1 le n·11ad11 c ido el lin;il di' Ba11ddairc de ··1.1· 111;11n·a is ,.¡,,.¡,.,. •·11

f>rti/.'i fwr~ llll'.\ rll jnn.\P lel <llllOI' lrad11n.' " \i\fh;tt is the C' l t' fllil )' of dallll1t\liU ll 10 Wh O lll has

lú und in a sillg k sccu1ul th e iulinit y or jn11i.ua1ffr~ ", allí donde Bt111dc lain: h;1 e sc rito:

"Mais q11 ' i111port<" 1'1~: 1c rni1 <· d e la d;111111;i!Í011 ;'\ q11i a 1ro11v(· cbns 1111t · S<T<> ntlc l'inlini

d e laju11i ss;111n_·." l1 11 ;. 1 Ycrsió n rn ;)s '-tpro ximad a al original d e B;111dcb in_· scrÍ<I: "¡(2_11 f

illl port ;1 L.\ ct c rni<bd d e J¡_1 cu nde nac ió n a qui f· n ha e 11con1 r;.idu <· 11 11 11 scg1111du el i11 -

li11it u del gt><.:e !" Pero es probable q11 c el <Hll'Or se re fiera al té r111i11 u ir11ú.,sr111n'. que

adop ta t'11 l11gar d e c11;dqHicra d e s11s s i11 ú 11in1os: .Joy, t1~jop11 r• 11t , ddigltl, ¡)lr1r1.,·1111', <'IC. .fu1ússr111n1 cs el g;,dicis1110 q11c (-' ll Lis trad l1ccio11cs i11g·k sas ele Lac<111 se 11 <1 prefe rido p;t­l'(l \'('l'l (' I', 1ncc is;u11<: 11t t', el conct-pto L1ra ni ;, u1n d ejo11iro jo11i.\.Wtllff. El ,t.:,'111'1', p<1r;, 111oso ­

tros, 110 sólo c-·s la nH:.:jor 1raducc iú 11 de Lac1n s in o ta1ubié 11 la 11Hjor 1rad11n: ió 11 p;,ir;, 1

e l ve rso dl' Ba11del;1in· y 1" dt' 11 so 111 ;Ís a 111plio y n;ilural , p o r lo c u;d la dikn·1H·ia d<"

trad11 cc iú 11 dt'.'it1 pa rnT o s<· 1ni11i111iz;;1 c 11 c s¡x u-101 1·r 1.

EL CO RREO RO BADO DE POE 85

r io 11a t1na ca rta], cuyo at1tor es desconocido [de hec ho la inicial ele su no m­

bre se da al final de l cue rno j. Un malvado ministro, bt1sca ndo t1na ventaj a

política y e l fortalecimiento de su poder, roba u11a de esas can as a la vista de

la reina, lo que e ll a es incapaz de evita r debido a la presencia de l rey. Esa ca r­

ta debe se r rec11perada a toda costa . Tocios los intentos que la policía em­

prende fracasan. Afortunadamente Dupin se e ncuentra a mano. Llevando

anteoj os oscuros con los cuales puede mirar a st1 a lrededor, mientras que sus

ojos perma necen oc ul tos, e nct1 entra una exc t1sa para llamar a la pue rta del

111inis1 ro , y descubre la carta desplegada abiertame nte en un ta rje tero co lga­

do "de t1na pequeña perilla de bro nce e n 111it.ad ele la repisa de la chime nea" .

Med ia me un subte rfugi o posteri o r, se apodera de la ca rta comprome tedo­

ra y deja e n st1 lugar u11a se me jallle. La re ina, que tendrá para sí la o riginal,

est<'í sa lvada.

Note 111os en prirne r luga r que esta can a, e l símbo lo mismo del pene 1na­

te rn o, también "cue lga" sobre el hoga r, de la misma mane ra que e l pe 11 c fe-

111en i110 , si ex istiese , estaría colgado sobre la cloaca que aq uí est <i represe 11ta­

cla -como e n los sigt1ientes relatos- po r e l símbo lo gene ral de l hogar o chi-

11 ie 11ea. Tene1nos aquí, en efec to , a lgo que es casi un mapa anatóm ico, de l

cual no se o mite 11i siquiera el clíto ris lo perilla ele bronce]. r ... ] La lucha

entre Dupin )' e l ministro que una vez le jugó a Dupin t1n a "111a la pasada"

l ... ] rcpresc 11t a, e fectiva llle nt e, la lucha eclípica e ntre el padre y e l hijo, aun­

que e n u11 11ivcl arcaico, p regcnit al )' fá lico , para apode ra rse, 110 de la madre

misma, sin o de una parte; esto es, del pc ne.5

El rcs t1mc n es revelador d e que sólo una escena le int e resa a Bo­

n a part e , va le d ecir e l n10111 e nto d e l clescu brimie 111.o del lt1gar donde

se e sconde la cana. U n a vez qne la ca rta e s identificada con e l pe n e

de la madre, e l lllecanisrno fre udiano se co loca e n s11 sitio, y la solu­

ció n cdípica inte rvie ne corno 1111 muy o portuno deus ex macfúna. 011-

pin y e l ministro simple m e nt e ll e van ad e lan te una riva lidad fra te rn al

sobre e l c11 <" rpo d e la madre y su alllbicionado "pe ne", o m ás bie n, co­

rno lo mnestra Lacan , e l fa lo d e la m adre.

Laca n dramatiza su rech azo d e la psicocrítica en sus dos te xtos so­

bre Poe, e n los que ade m ás sistem a tiza y re fina su teoría d e la le tra.

Es importa nte distinguir n o obstante las apuestas y estrategias d e los

dos tex tos. El prime ro ti e ne lugar corno una espec ie ele rodeo e n e l

Se minario d e 1954-1955, d edicado a El yo en la teoria de Freud y en la

,-, lbiilm1, pp. 483-484.

Page 44: La experiencia de la letra lacan literario

86 1-:1. CORRl-:0 ROl\.IJJO L>I-: POE

lécnirn jisicurwalítica. El scg1111du te xto es 1111a "reescritura " co1npkta­

da unos llleses 111ás tarde , y luego utilizada colllo introd11cció11 gene­

ral a los f<,~HTilos de 19()(). Por otra parte, cuando Icemos este Sc111ina­

rio, parece como si Lacan hubiese dado co11 e l c ue nto d e l'oc po r ca­

sualidad, puesto que po r entonces estaba int e resado e n el <u1to1naLis­

n10 y la ciber11é1ica. La prime ra n1cnció n ele "L1 carta robada" que

hace e n su seminario no se re laciona con la cualidad alegórica de la

trailla, si110 que hace foco e n d larg·o excurso dur;1111c el cmd , a fin

d e explicar su m é todo, Dupi11 evoca sus días ele escolar, y describe u)-

1no u11 ni1-10 d e ocho aíios ganaba invariablc1n c ntc e n el juego d e

"par e illlpar" (adivinando si las bolitas ocultas e 11 la 111a110 de la otra

persona s11111a11 u11 11úmcro par o impar) 1nedian1c u11a idc111ilicac ió11

sis1c111;ítica con el opm1e111c. ¡Los pri1ncros sclllillarios dedicados a

Poe cs1á 11 prccisa111en1 e ocupados c njuegos d<:> par e i111pa r que La­

ca n obliga a jugar a su auditorio! Es súlo e11 u11 segundo 1110111('111.o

q uc Laca n ad\'ierle las ric;-1s poi cncial idaclcs de 1 n 1c 111 o.

Otr;-1 sorpresa lkg;1 cuando 11no advierte que el 1irril crn1s1i111ido po r

t, I an<ílisis de !'oc ('llfatiza s11 estatuto ornl (al contrario de los l(' Xtos .-;o­

bre Gidc o Sacie, por ejclllplo). Nunca olvida111os que ('Sto se dniva de

u11 "sc111inario" dotado de 1111 p;1sado, 1ma tradici<Ín crn111í n cspcrílica.

Así Lacan comienza iu 111nlia tes, d(' a lgu11a mane ra , po r escribir:

N1icstra i11d;ig;ició 11 11os li<i llevado al p1111to de rcco11oce r q11c el a11to111atis-

1no de rq>e tici 6 11 ( Win/i;ilw/1111gsz1¡1a11g) toma su pri11 cipio c11 lo q11 c h('1nos

lla1m1do la i11sisle11ria d(' la cade 11 a significa11te (PP, 2~J) G

Co1110 lo indica una not a a la edición francesa de J•,\nilos, el texto

se prcsc11ta crn11u 1111<1 scsió11de1111 único se lllinario: este sc111i11;1rio

lúe "pronu1Kiado el '.fü d e abril de 1055",7 qu(' corrcspo11dc ;1 la !'c­

e lia dada Cll ('I Scrnim1rio '.2 u~1 yo en la Ü'Ol'Írt dr Fmul .. . ).8 Lacall dio

collli(' nzo a u11a d eta llada lec111ra ele Poe co n 1111<1 serie de cspcntla­

ci01 H·s 1na1c1ná1ic1s acerca de pa r e i111par, 111ás y 11Jcnos, pero los dos

textos tienen cs1n1ct11ras y es tilos radicaln1ente dif'crc111 cs. Rc1on1ar~

ii Janp1 cs Lac<111 , Fsn"itus /, uj1. of , p.~).

7 Fsni/os 2, 0/1. 1·if., p. 8118 J. K E11 b ""rsión l'ranc('sa i't11ic1111cntl': d . .\//, p. 2· 10 1 ) ' "" la cas t"lb11 a: e l'. /i / w111i11i1-

rio d1 •.f11u¡11rs f ,ffl"tlll , lihm 2, 1'.'I .Yº 1·11 lo frol"Ío rll' Frf'lul _)' t'll la f1 ;r11in1 /'sin1t111olít/r({ . I 954-

195 5, Barcelona y 8iw11us Aires , l '18'\, p . ;107 J. L1 1 radwTió 11 i 11glcsa die<' '"2.7 de abril de E)5:)" (.\//, p. 205). R"gn·saré sohr" t·s1as fechas rn ;is adc l;11t1 c.

EL CORREO ROBADO DE POE 87

sobre c ues tiones de contenido, y daré dos ejemplos que d e be rían

bastar para mostrar que hay mi m é todo en sus discrepancias estilís­ticas.

Sobre la c uestión de la "letra" como opuesta a los escritos, esto es lo que ofrece e l Seminario:

¿Qné es, e n resumidas cuentas, una carra? ¿Cómo es que se la puede roba r?

[1'tre r1olée l? ¿A qui é n perte nece? ¿Al que la e nvió, o a aque l a quie n está des­

tin ada? Si pe rt.e nece a quien la e nvi ó, ¿en qué co nsiste el don de un a carta? ,

¿po r qué se e 11vía una carta? Y si perte nece a l destinatario, ¿cómo es posible

que e n de tenni11adas circ11nstanc ias devolvamos sus ca rtas a ese pe rso11aje

qu e nos bombardeó co n e llas durante un a parte de nuestra ex iste ncia?

Pode rnos estar seguros cuando cita mos uno de esos prnve rbios atribuidos

a la sabid11ría de las naciones -sabiduría así llamada por antífrasis- caemos

en la estupidez. Verba volanl, scri.f1ta u1.rtn.enl. ¿Han pensado ustedes que 11na

carta es precisamen te una palabra que vue la [qui vote]? Si puede haber n11a

cana robada lvolée] es porque nna cana es un a hoja volante fjeuille volant] .

Son los scri.f1la los que volanl, rnie 11tras las palabras, desgraciadamente, que­

dan. Q11edan incluso cuando ya nadi e se acue rda de e llas. Exac tame nte co­

rno despnés e.le quinientos mil signos de la se rie de más y menos, la aparición

de los c1 , j), x, O seguirá dete rminada sie mpre por las rnismas leyes.

Las pa labras q11eda n. Con e l juego de los símbolos no se puede, y po r eso

hay que presta r m11cha ate nción a lo q11 e se dice. Pe ro la ca rta sí que se va (Sil, pp. 197-198).9

E11 la ve rsión publicada e n el segundo número de La P~ychanalyse (fech ado en m ayo-agosto de 1956) luego recogida en 1'.,~scritos, esto d e­viene así:

Srri.pta ·ma'llent, e n vano aprende ría de un l111111a11ismo de edición de l11jo la lec­

ción p roverb ial que te rmina 11 las palabras ve1ba vo/.anl. Ojal;) los escritos pe r­

rnanec iescn , lo cual es 1mís bie n e l caso de las palabras: pues de éstas la de uda

imbon«tble por lo me nos fecund a nu estros actos por sus transfere 11 cias.

Los escritos lleva n al viento los c heq ues e 11 blanco de una caba ll e rosidad

loca . Y si 11 0 fu ese n hojas volantes IJeuilles 110/aulesj no hab ría canas robadas.

¿Pe ro qué hay con esto? Para qn e pueda habe r cana robada, nos pregun­

tare mos, ¿a quié n pe rtenece una ca rta? Ace ntuábamos hace poco lo que hay

~ 1 En caste llano e n el Smú1111.rio 2, 11/J. ril. , pp. 296-297.

Page 45: La experiencia de la letra lacan literario

88 EL. CORREO ROll.\UO DE POE

de sing1 il a r e n e l reg1·eso d e la ca n a a q11ien aca baba d e d eja r a rdic 111 e 1ne n­

Le vo la r su pre nda (FP, p. 4 1 ). 10

El segundo pas<üe ten11i 11a con una a lusión niás bie n oscu ra a la

correspondencia del Caballero d e Eon, que requiere por sí rnis111a to­d a llll a página de not as de los e ditores para ser e lucidada (J>P, ~J:Vl4).

La conde nsación, la insinu ación, las paradojas aumen tan así c11 visi­

bilidad e n 1<1 ve rsión revisada. Tambié n es perceptible un a dife rencia c rucial c11 la enunciación: mie ntras que Lacan dice "yo" e 11 e l sem i­na rio, 111ili za e l "noso tros" au to rial ('Jl la ve rsión escrita (pos ib lclllcn­

te a fin de sllgerir la respues ta colec tiva d e un seniina rio "abic r1 0"). l I

Si ambas ve rsio nes es1;ü1 lle nas de jnegus de palabras y son cliffc iles

de traducir, e l sem inario se apoya claramente e n una re tórica hablad a al expa ndirse y elaborarse sobre lln a pa radoja (aq 11í, la inve rsión del vie jo prove rbio: " Srri/Jla ·1nfl'111ml, 1w1ha volmd' ) mi e1 11ras q1 w 1<1 ve rsió n

escri ta nos re lllil e a toda llna biblio1eca (la del propio L<1ca 11 , prnba­blc rnc n te).

U 11 scg1111do a n;i lisis de co 111ras1cs o frecer;) olra clave. E1 1 e l scrn i-11ario origina l c11crn1tramos u11 alisho de la posición f'c1 ni11i zada on1-

pad a por el propiclario de la ca ria . Laca n cs1;í crnne n1 a ndo la parti­

cular ma ne ra e n que el 111i11is1ro ha disfrazado la carla de la rci 11 a de 111odo 1al q11c la policía no pu<'da rcco11occrla, y s11 a proxi1m1ci<Í 11 110 ckja ele ser 1c 11t a ti va:

l•'. n c ie rl o lllodo se hau~ e 11 via r t'sa ca rta , qu e ig11ora111os qu é t '. l '<l , bajo s1 1 1111 c­

va y fals<t a p<1ric 11cia , y hasta se ac la ra poi · quién -um1 pe rso na fc 1n(' 11ina d e

su es tirpe , de k1n e 11i11 a y rn e11uda escritura-y se la hace e n\'i a r co 11 s11 Jll'O­

pio se llo .

IO J·:.\1Ti fo.\ / , ojt. ri f., p .~ 1. 11 El Hoso lros a111orial <'S <'vidn1t c c u Lt vc:Ts ic )n c s<Til <L En Cll<llll o ;1 l;i \'crsiú n

.. ora l" del Se 111 i11ariu , lo q1w es pa1 c 111.e es e l 11 so d..-1 .. 11S1cdcs" 1111111sj q11 e i111p lic;1, con

1o da lúgic;i , el "yu " dt'I h ttbb111 c- ; con lll ;'b frf' n1c1ici<1 l.;1can din~ ··uno " f o11 , q11c con

lú :c11c·11cia S(' 1r;1ducc ta 111bié ll p or 11 osutros, cu11 lo cu;d se pie rd (' 1111 111 a ti z l. C uri u s<1 -

111 c 11t c , d "yo " l ¡1·1 ap;u«~·.-c e n l;i frase i11mc diata111e 111e posterio r ;d fr;i g 111c111 0 c it;ido:

" f .r fr''/I drs .\y111/mln, uo11s 11)· Jmu-Nz rin1 , t'/ r '11sl /){)111' 1¡u 'll fr111! /oin' In~.,. al/r11lio1111 º ' <//fe

v11 11s tli/1'.1. i\/11is /11 il'illl', 1'!11·, 1' 111' s'm illl. 1 Crn1 el j11cgo de los sí1nholos 11 0 St' p1wde , y por eso hay que pres t;ir 11111cl i;1 ;11 e 11 c ió 11 a lo que se din'. Pt-ro l;i ctrt" sí q 1w se 1·;i l. Fl/r Sf' jno1111~ 111' /011/1' St'lllt' . J '11i Sf!ll lli ' I// i11 .\ÍSll; jHJlltji1i1t 1"0111/nnu/rr ff Al. ( ;11 i1111u/ (/11 ·¡¡ Jm11 -

Pllil J m111i1 111 1 lo /1¡/¡/" iil'llX ki/0.1 ilr la11go,w. 1 Se pasc;i sola . RqxtirL1111c111e (yo) proc 11-

n' haccrk- c 11tc 11dcr a l sciiu r C 11ira ud ... , <' LL (Smii1101i11 2, 11/1. 1·if ., p. 297) l. IT. I.

Fl . CO RREO ROBADO DE POE 89

Aq uí te ne rnos un a curiosa re lació n consigo mismo. Hay un a sLÍb iLa fe m i­

nizac ió n de la ca rta, y a l mismo tie mpo ésa e n tra e n una re lac ió n na rcisista:

ahora , con re fin ada esc riLura fe me nina, es tá dirigida a é l, y lleva su prop io se­

llo . Es un a sue rte d e carta de amor que se e nvía a sí mismo. Eslo resu lta lllll)'

oscuro, indefinibl e, no quiero forza r nada y, a decir ve rdad , hablo d e esta

t ransfo rrnac ió n po rqu e es la corre la tiva de a lgo mucho más impo rta nte, que

concie rn e a l co rnportamienlo su bje tivo d e l propio ministro (SU, p. 199). 12

Aquí Lacan h ace una pausa, y e n sólo tres páginas más ade la nte re-1onia sobre la misma idea:

¿No hay a lgo así co mo un eco e ntre la ca rt a de sobrescrito fe me nino y este

lánguid o Pa rís? í ... ] [P ]o r es ta r fre nte a la ca n a e n la misma posic ió n q ue es­

taba la re in a, posició n ese ncia lme n1 e fe me nina, e l ministro cae bajo e l impe­

rio de lo q 11c a ésta le sucedió (511, p. 202). 13

Sólo e n esle punto, e n e l Se minario , Lacan hace una e la borac ión sobre lo que se torna la principal cu iia conce ptual e n la ve rsión revi­sada: la noció n d e que todos los pe rsona jes de la historia giran e n trn

círculo (o triángulo) e inte rcalllbian de m an e ra siste mát ica sus posi­ciones uno tras otro; y así realme nte agotan una combina toria.

La versión "escrita" se prese nta m a n iCies t..alllent.e más de nsa y m ás compacta. Cua ndo Laca n recue rda la astuta observació n d e Poe de que e l nombre m ás difíc il d e lee r e n un mapa no es una ciudad im­presa e n le tra 1n ny pequ e11a y apre tada sino nn gran nombre que se ha espaciado a lo ancho d e todo un país o con tine nte, hace una co­nexión con la idea d e que e l nwjo r disimulo es la absoluta falt.a d e ocultació n:

Así la ca rt a robada, como un inme ll so cue rpo de 1n uje r, se oste nta e 11 e l es­

pacio del gabine lc d el Ministro cua ndo c n r.ra D11pill. Pero así espe ra é l ya e n­

contrarla, y no necesita ya, co11 sus ojos ve lados de ve rdes ante~jos, sino d es­

lllHla r ese gra ll cue rpo .

Y po r eso, sin habe r te nido la ll ecesidad , corno tampoco, co rnpre tlsibl e­

me nt e , la ocasió n de escuchar e n las pue n as d e l profeso r Fre11d , irá d e recho

allí donde yace y se a lo ja lo qu e ese cue rpo est<Í hecho para esco nde r, e n al­

g11na he rmosa mitad po r la qu e la mirada se des li za , o incluso e n ese lugar

I ~ Senú11ari11 2, 11/1. i:it., p. 299. 13 lhidt' lil , p. 303.

Page 46: La experiencia de la letra lacan literario

90 El. CORREO ROll,\JlO DE PO E

lla 111ado por los seductore s el castillo d e Sa11ta 11gcl o c 11 la i11occ11t e ilus ió n

co n que se aseguran d e q11 e co 11 é l ti e n e n e n su llla 11 0 a la C iudad . ¡Vea n ! c 11-

t re las j a 111bas d e la chi111e 11 ca , h e aq11í e l o bjcto a l a lca 11 ce d e la 111a11 0 que el

ladró 11 110 11e cesita s i11 0 te 11de r. . . La c uestión ele sabe r s i lo to111a sobre la

ca111pa 11a d e la c hi111e 11 ea , co 1110 traduce Bauclela ire, o ba jo la ca 111pa m1 d e la

c hime nea colllo dice el tex to 0 1·ig i11 a l pu ed e abanclo11 a rsc si11 p c rj11i c ios a las

i11fc rc 11 c ias ele la coci11a (1-'P, p. '18).14

Lauu1 a iíade una t10ta a pie de p<ígina al iin al de la últitna rrase co n la observación 111 <Ís c nign1 ;í ti n 1 aú n: "E i11clt1so de la coc inera".15

Ohvia111cntc nos encm1tralllos en los dolllinios de b parodi ;1. La cliscusi<Ín ele la t raclucció n de Ba11dclairc nos conduce a la r11 e 111e co­IH'C l<I: es Ma rie Bonapartc el blanco de la incisiva s<1tirn de l ,acrn , ¡mesto que ella corrig<:' la e rrú nca t raducci<Ín de Ba t1clc l<1ire cu el tex­to rra11 cl>s de s11 ensayo sobre Poc. lncluso si pt1dicra decirse de ella que ti e ne el oído de Fre11d, se ve reducida a t111 a ;1s iste11tc de coci11a o, aún peor, a 1111 a torturadora que "cocina" a los sospechosos h;ista que co11liesa 11 los crín1c·11es para los cuaks han sido e11c11adrados. En cie rto sentido , esta kct11ra ;111tcrior ha siclo una be11ciclión: L1c111 se ha visto sa lvado de a11te111a110 del pecado de sohreinterprctaci<í n por el c je1nplo nega ti vo de Ma rie Bona parte, quien busca ni 11 de111asi;1da avidez equi va lencias y en1<1c io11cs , 111ie ntras q11e aden1ás a11ti cipa la clucid<tciún del pene y del fa lo por pa rte d e Laca11. J\ u11q11 e De rrida acusa a L1can de re pe tir y simplificar e l arg11111cnto de Brn1<1pa1W, y de 0111itir lo que constituye la riqueza de la crítica psicohiogr;'ífica -esto es, la posibilidad de e rigir una serie ele im:tge nes que 111igrnn d(' relato e 11 rela to-, 11i 111rn cantidad de críticos pos teriores (entre los cuales Barbar;i Joh11so11 ha siclo la lll <Ís brillante) han sido ca paces d e des­taca r el hecho de qt1e Lacan e n realidad no "equiparn" 111111ca a la carta con 11n conce ptü o con 11n ol~j e t o . O más hi e 11 , é l equipara la

111,·.vritos, 11/1. 1it ., pp. 2!1-:\0. El orig i11al de Edgar .-\lb11 l'oc din- : "'/w//l'flf/¡ \debajo\

tlw 111 idrllr 1f t/11' 1110J1/l' l/lirff" . 1 .a V('rs iú 11 d e Baudeh1i re: .. 1111 d1'ss 11 s 1 t' ll Cint ;t I tf 11 1111111fl'fllt

d11 lo <111' 111i111;1," . La y<1 c Lisica tr<1d11cc ió 11 d e Julio Cort<iza r al cas1e ll ;u1 0 parce(' si111 ;;1rsc

t:ll Ull cc11jlli1ne y reve n : 111c p1111tu 1ncdio: "e n rniLad d e b repi sa de b c lii11a·nca" (Ed­gar Alb11 l'oc , <:11mfos / , traducc ió 11 d c j11lio Co rt;Íza r, Madrid , /\ lia11 1.a, 1'170, p. r,:\I y

ss. ) \T.\ 1:-i l .a Lr~ 1durc i {>1 1 i11gksa p<tn:n : h;1be r d<1do por segura ('S<l ;d1 c n1ati,·;i , y b l"r;i sc

misma (111;is ;til ;í de la 11 01<1 a l p ie) c 11111ic11da al propio L1ca11: "'fo tlw i11/i' 11' 111 P.1 u( ///11.11'

l t1f10sr' ¡11~dn.\io11 ¡_, p,-rilliug;" 1 ;1 las i 111l· r< '1K i;ts d e aqué llos c 11 ya p1 ·0 1"cs iú 11 es coci11;1r 1 1 T. I. 11; V<·asc /'/ ', pp. 187- 1'10 .

EL CORREO ROBADO DE POE 91

"carta robada" con ... una ca rt.a, incluso con La Carta, y es aquí don­de su argume nto se torna un poco más complejo.

En la ve rsió n final del Seminario, la carac te rística más saliente d el cue n to es su estructura lógica, su patró n de repeticion es casi iró nicas. Tres esce nas por lo tanto se supe rponen e nteramente: en la prime ra escena, que puede llamarse la "esce na primordial" del robo, te nem os a un rey "ciego'', que e ncarna la Ley pe ro es incapaz de comprender qué le está sucediendo e n absoluto; una re ina "vidente" que sufre y per111a 11 ece impotente 111ie ntras el audaz 111inist.ro se a provech a de la in teracció n de los dos prime ros. Él puede poner su propia cana sobre la mesa, y marcharse con e l ambicionado premio, sabiendo que la re i­na no puede reclamarlo sin despe rtar las sospechas de su esposo.

La segunda esce na es la más desarrollada en el cue nt o y consiste en los desolados esfue rzos d e la policía por recupe rar la carta e n in­terés de la re ina . Esta vez, el pe rsorn~j e "ciego" es e l prefec to ele poli­cía y po r ex te nsió n sus hombres, que no puede n e ncontrar la carta porque clan por sentado que debe est ar escondida, proyec tando e n la rea lidad lo que consideran medios de "esconde r", desde luego sin imagina r nunca que la carta pudie ra haber sido d~j ada a la vista de cualquie ra. El personaje "vide nte" que 11 0 puede hace r mucho, e n es­te caso al me nos ante alguie n que es su igual como Dupi11, es el minis­tro que se solaza e n la eq uivocada presunción de l pode r y e n la illlagi-11aria seguridad de la posesió n de la ca rt a. El agente ac tivo es Dupin , que puede icle nüfica rse con e l 111i11istro y reconstruir sus procesos me ntales (esto es, ve rlo todo, preparar un doble e xacto de la ca rta sus­traí<la y traza r la estrategia mediant e la cual distrae rá al lllinistro).

La te rcera escena correspo nde al segundo robo realizado por Du­pin, un ac to que invie rte e l prime r ro bo. Allí, e l ministro se ha torn a­do 11n ho 111bre "ciego" inadve rt.ido ele lo que está pasando, mie ntras que Dupin, que de hecho actúa, "fi rma" no obsta nte su sust.i t.ución al cita r las líneas de Cré billon que sin duda lo ide ntificarán tan pronto corno e l 111i11is1.ro verifique e l co llle nido de la can a. Involucrado e n una riva lidad frate rnal, pa rece 110 tanto animado por sentimie ut.os ele honor o ambición (aunque se le pagará ge 11e rosame11te) como po r e l deseo de a rreglar 1111a viej a cue nta pe ndie11te. Así se expone a la mirada clarivide nte p e rspicaz del aut or, Poe, o de sus lectores, incl u­yendo a Laca11, que se quiera o no están situados e n la posición de un psicoanalista que necesita reconst.rui r la lógica de l re la to y su eco­nomía psíquica a fin de no cae r e n la trampa de alegorizar la ca rta "hurtando" su sentido o su cont enido.

Page 47: La experiencia de la letra lacan literario

92 El. CORREO RO ll, \IJO IJE l'OL

El vigo r d e llll esque ma "es1n1cturalis1a" colllo és le es 1a l que illc­

vi1ablclllCJ1le fue rza a su propia erosió ll: ¿pues quié n puede cvil a r o lra "vnella de tlle rca" y decidi r d ete11e r las pe nuulac ion es e n este punto? El tercer patrón tri a llg11lar no pued e ofrecer una resolucióll que de te nga la diak~ctica de la ceguera y la visión. És1a es la razún por la que, cua ndo Derrida ac usa a Lacan de traducir la ca na sin con te­llido a u11 co11t e llido que es taría resu mido e11 la "verdad" ddi11ida por la k1lli11eidad y la cas tració 11 , é l ta lllhié 11 "ve" d e nrnsiado, trnd11-ce de111asiado, reduce eljucg«> estilístico a 1111 texto que , ya hc111 os vis­to de qui" nrnncra, no es 111 c 11os "lit.era rio" que el modelo de Poe.

E.s po r eso que a liura pode n1 os regresar al crnlli e 11zo del sc111 i11 a­rio de Laca n. Lo que illlport a c11 su lectura llO es la serie d e proyn:­cioncs i111ag·illarias que implica cada lngar sino la cuidadosa rcprc­sc n1 aci<Í ll de ull a est ructura si111bú lica que de1ern1im1 la posiciú11 d e cad a sujelo frc lll e a los 01ros y f'rcn le a l Otro. Es1a cs tr11 c:1ura s i111b<Í­li ca puede describirse CO lllO till a cade na de c f'cctos dt'll'rlllinada por los dcsplaza1nientos gira1orios de 1111 signifin1111e. E11 e l n1c11to de Poe, la carta alegori za e l i1i11 cra rio de 11n significante c uyo significa­do pe r111a11ccc inacces ible , si 11 0 ca re 111 c de in1por1 a1KÍ <1. Lts1a es la ra­zón por la qt1c ta nto e l sc 1ni11 a rio colllo la versión esc ri1a cnfo1iza11 b c ucs ti ú n de la " in1ersul~jetividacl", 1111 1érlllino qt1c pue de s011a r 1111 ta n1 0 ftT hado c 11 el discurso del .acan. No obs1antc , él sic111pre lo 11sa c11 el sentido ele "c01uplcjo illl crsubjet.ivo" o "repc 1ici<Í 11 inte rsubje ti­va'', pt1cs10 que quiere dec ir que: 11ingú11 "lugar" p11cd c <kscribirsc d e manera a islada co n rc:spcelo (a l nH·11os) a los otros d os . Los luga res cs1;'í11 i11 vo lucrnclos <'JI 1111 a111rn11a1ismo de re petic ió n q11c: lit cral1n c n­lC ascg t1ra q11c la c1r1a rcgn·sarA al mis1110 luga r al fin al. J\q11í, Lk rri­<Li tie ne de rccl10 a alg11nas duelas co n respecto a la legi1i111iclad de la cco no1nía pos1ulada: ¿cón10 podemos, co n Laca11, deci r que "un a carta sic111prc llega a des1i110"? ¿No ocu rre que h ay carl as q11c se pier­

den , o q11c son robad as, o incluso des truidas? El arg111ncnto de Lacan es indisociable <le su desc ripció n de la cart a

colllo 1111a c11tidad que es "no co rtable" . Eu 1111 la rgo a11Alisis sc:lllá11tico que se apoya e 11 cxprcsio11c:s francesas, m11estra qt1e se ¡)llcde hablar d e "lc1ras" 1 Ü!lln's i c11 ph1rnl pero 110 se puede decir "hay letra" 1 de /({ /pflm[ o "hay algo de letra" ele la misma lll<111cra q11e se pt1edc d ec ir "l1ay tic1n­po" o "aqu í hay 111an teca". La caria, ya sea si11g11lar o plt1rnl , 110 p11c:de se r dividida o cortada en pedazos; i11d11so si lo lite, seguiría sÍl'lldo 111ia colcu ió 11 ck f'rag111 en1os qt1e pcrlcnecen a la carta. Lts1a es la razó n por la q11e la policía parle ele la suposici<Ín equi vocac b de que la sala dd 111i-

El. CORREO ROBADO DE POE 93

nisu·o puede ser dividida e n unidades más y más peque11as, incluyendo todos los obj etos que contie ne, libros, marcos, patas de mesas, e tc., de mane ra tal que pueden se r examinados con agttjas, lupas y tocios los aparatos técnicos de la d e tección cie núlica. Ellos repite n la paradoj a del argumento de Zenó n: Zenón demuestra que si una línea es infini ta­mem e divisible, entonces el movimie n to es imposible, Aquiles puede correr n1ás rápido, pero nunca se pondrá a la par de una tortuga que se aleja, a la que sólo se aprox imará asin tóücarneme.17

De manera similar, una "letter" !_carta] e n inglés y e n francés l.let­

t-rel se basa e n una ho mofonía complej a que no funciona en otras len­guas co mo el a le mán [y e l castellano-[. Una "letter" (Briefen ale m án) p ued e estar hecha d e "le tte rs" l 1.ethes e n francés: le tras .1 com o o tros tan tos signos esc ritos (Bu.chstaben e n a lemán), pero incluso si se la ha destruido - com o lo he mos visto e n el caso de C icle- permanece presente a través ele su ausencia como carta, vuelt.a e nte ra ["wlwl.e"]

por e l agttjero l "!t.ole"] que Cicle conserva e n su corazón. Lacan se niega a d istinguir los tres se n tidos: Pero en cua nto a la letra, ya se la to 111e e n e l se ntido de e le m e nto tipográfico, de epístola [ ... ] o de lo que hace a l le trado .. . " (PP, p. 39).18

En cualquier caso, la policía demues tra a contmá.o cómo la indivi­sibilidad de la le tra crea su invisibilidad. Ellos muestran cómo la le tra puede funcionar como agiúero: pues to que sus categorías llO pueden adaptarse a un papel exhibido pero dado vue lta y re-firmado, para e llos la carta "f alta eu su. fuga!'' (Lacan c ita la frase por la cual las bi­bliotecas no tifi ca n que un lib ro se ha perdido, a men t1d o simple-111cn1c por esta r mal ubicado). Vie ndo todo lo que pueden dividir en unidades m ás peq u6ias, pasan por a lto la emidad singular que

yace delante de sus ojos. Lacan ya había concedido que la mate ria lidad del sig11ificante era

"odd" , e n los términos del propio Poc (PP, p. 38). 19 Derrida va m ás a llá e n su d e nuncia del gesto ele Lacan:

17 Véase Slavo j Zizek, l .oolú11g J\1111y, Ca111bridgc, MIT Press, 1992, pp. '.\-9 para una e lucidación m uy provechosa de Ze nó n e n té rminos laca nianos [ 1\-/iuw do fil -'"\~·o, Hue­nos Aires, Paidós, 2000] .

IH i'.\nilos / , 11/1. ril., p. 18. l !I lbidn11, p. l 7. Lacan escribe:: "Es «vide nte (11. lillli! too sd{vnidml) que la cana en

efec to Li e ne con e l luga r relaciones parn las cuales ningu na palabra fran cesa ti e ne to­

do el alcance del calificativo ing lés odd. lliu 11·11', por la que Baudelaire la traduce rcgu­lanne nte, es sólo aprox im ada. Digamos que esas re lacio nes son singulares, pues son las mismas que con e l lugar ma ntie ne e l sig nificante" [T.].

Page 48: La experiencia de la letra lacan literario

94 EL CORREO Rül\.\I>O DE l'OE

A hora hie 11 , para qu e el s ig11ifica 111 c se 1m1111c11ga e 11 su le tra y así haga su re­

to rn o, es 11 ecesario que 11 0 ad 1ni1 ;1 " par1ic ió 11 " e 11 s 11 k t. ra, que 11 0 se pueda

decir alg 1111a lc 1ra s i11 0 u11 a iclra, letras, la le 1ra. Es co11tra est.a pos ible pé rdi­

da que se e ri ge J;1 afirn1ació11 de la "ma lerialiclad d e l s ig11ifica 11t.c", es to es, al­

re dedor d e la si11g11lar idad i11divisih lc del s ig nifican te . Esta "111.ateiialidad", de­

rhu:ida de u.1w indivisibilidad r¡11e 110 s1,.fimda111.enta m 11.i11gu11a /Hufr, rnnespo11de

de h.erh.o a uno idealización. Sólo la id ea lidad d e un a letra rcsisl c la di vis ió n dcs­

tni c 1iva (PP, p. 194).

Lo <(li t' es inte resante aquí es e l argll111cnto de (jlll' la prt·s11nta "in­divisibilidad" 110 "se lúmhrnie nta e n ning11na parte", precisa111cntc 1111

argun1c11to q11e repite e l ges to d e aqllellos q11e h11scan a lgo sin e n­

con trarlo. Pero colonli 1dose es tra tl'gin11 ne 11te e 11 el te1n·11 0 de la evi­

dencia c111 píric1 (yo sic111 pre pi icdo ro111 pcr un a ca rt a l'n pedacitos peq1ieiios) Derrida se ciega dcliheradan1ente a lo que he111os estado

d escribiendo l'n el pá rra fó a nt e rior, y de hecho a l;1 paradoja rdativa-

111cnte cn111ú n de qlle la 111aterialidad de 1111a lf'!m dctennimtda ¡Hie­

de 110 con lleva r s11 es ta r "presen te" aqní y ahora, algo q11e l lcideggcr

ya le había enseiíado (y a Lac111). ! lay por cierto un proceso de '' idea­

lización " en el hecho de q11e Laca11 c011stn1ya 1111a tl'oría de la 1na1c­

rialidad del signifi ca nte proliricndo e l co11cepto de u11a letra única e i11divisihk, tanto co1110 hay una idea li zació n ta n pronto con10 11110

prod 11cc 11n discurso riguroso has;1do e 11 co nceptos abs tractos.

Si es to es relativalllentc si mple ele explicar, las objec ion es de Dcrri­

da a la l'co110111ía rnisnia de la letra - y las implicaciones e n cuan to a 11n c irn1ito dctrnninado por 11na "verdad" que siempre e11co 111raría

un falo como signilic111tc clave- parecen más compro 111etcdo r;·1s .

¿l'o r qu(-, e n l'fecto , la letra siempre regresa a su lllgar original? Vi-

111os a nt es cómo Althusscr pudo expresar la 111is111a preocupaci{l1l.

¿Realmente da a l' nt c 11clcr L1c111 q11e todas las lelms pf rdi<bs o extra­

viadas tcn nim111 l.imd111c11tc t' ll las ma nos ele sus legíti111os propieta­

rios? Si uno acepta seg11irj ugando con los térmi nos de L1c111, la rcs­

p11csta scr;í '\·11contrada":20 yo soy la respuesta, o cualquier lec tor lo

scrá. Esto es lo que Zizck d e11111cstra e n e l pri111cr ca p ít ulo ele Cow In

sh1.t11m.r1, un capít11lo q11c ll eva po r sirnplc pero adecuado tít11lo "¿Por

~11 En i11 g l<ºs ji>1111d, p;i1·1i cipio pas<1do y <1djc1ivo dcriv;ido del ve rbo lojí11rl, cncon­

t.rar, p e ro lalll!Ji { ll de( verbo fojfm11rf, fllll<bJ", fund<tJll('tllar: c) ;lll10J" t;d \l('Z Sll g'il'J't' CO ll

s11s co111 ilbs q 11 e aquí es1;l t' I " f111 H.hll1H·111 0" q11 e Dcn'i<Lt 11 0 e 11 c 11 e 111ra c 11 " n1n g11 11 .t

parte., 1 T. I.

EL CO RREO ROBADO DE POE 95

qué una carta siempre llega a dest i11 0?"2 1 Intentando d esentraiia r la

acusación d e idealism o y teleología d e Derrida, Zi:lek muestra que la fórmu la de Lacan puede entenderse d e acuerdo con los tres registros

de lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico. En e l nivel imaginario, "una carta siempre llega a destino" significa que "su destino es ado11de­

quiera que llegue" ( EYS, p. 1 O): para q 11e cualquiera mencione la car­

ta [la letra], tiene que haber tenido al me11os un receptor, aun si ella

o é l no es el d esünatario original.

Zi:lek utiliza e l a nálisis d e Peche ux de un chiste tonto para probar

su punto. Si yo digo: "Papito nació e n Manchester, mamita en Bristol

y yo e n Londres: ¡es ex traiio que los tTes nos hayamos e ncontrado1",

doy a e nte nde r un 111odelo d e "d estino" que no obstante no pone e n­

tre paré11tesis los e ncuentros purame nt e azarosos. Por obra d e un si­

milar e fecro re trospectivo, si yo estoy en posición d e tene r que hacer­me responsable de una carta, e lla habrá llegado a su d es¡jno. En 1111

nivel simból ico, e l circuito ele la carta implica la falta de ltn metale n­

guaje que permitie ra a a lguie n e laborar una teoría del d estino, por

ejemplo: e l destino es tá enteramente contenido den tro d e la cana e n

sí, ya sea que 11110 vea su posesión como trágica, sexuada o una be n­dición. En un nivel real, la carta con ti e ne la mue rt e o la aniqui lac ión

co1110 uno d e sus me nsajes oc11 lt os, y en su misma mat e rialidad (qué

podría es ta r m ás "nrncrt.o", e n efecto, que esos pequei1os signos iner­

tes de un trozo d e papel, como Derrida lo ha e nfatizado con frecuen­

cia). La le tra se conviene e n un objeto en exceso, un peligroso suple­

mento que ti e ne que ser puesto en reposo, e l malicioso regocijo d e

un goce q 11e no tie ne nombre ni una función clara (EYS, p. 22). Por eso ahora podemos volvernos hacia a lgo que es o bie n un cu­

rioso lapsus cala·mi o bien una deliberada transformación e n e l semi­

nario de Lacan: él c ita muchas veces las líneas tomadas de Crébillon

por D11pi11 , pero cuando te rmina su tex to escrito (no e n e l semina­

rio) remplaza e l o rig inal desseiu por destin y escribe:

... Un rfrstút si f1wesle,

S'il n 'r,s/ digne d'A trée, esl digne de '/'h.yeste (E, p. 40, PP, p. 52) .22

~ I Slavc~ Zifrk, F11j11y y1111rS)'111/>l11111!, Nueva York, Rouiledge, 1 9~ l 2, pp. 1-28. De aquí en 111 ~\s abreviado corno / ,-¡'.) l ( :ow /u sí11lr111111 . .fr1a¡11ts 1.11.rn.11 d1111lm )' j útm ,¡,, l !olly1011111/,

Buenos A ires, Nueva Visión , 1994]. ~~En castellano: /~.milos ! , 11/1. ril., p. 34.

Page 49: La experiencia de la letra lacan literario

% EL CORREO ROG.WO DE l'OE

El simple cambio de una le lra ha 1ransfonnado e l "designio" de la teleología en t1n deslino determinado por la repetición. AJlí 1111a vez más, la clave pa rece eslar e11 algú11 lugar de la lragedia antigua, con las fig·t1ras de Atreo y Tieste. Co1no lo ha seüalado Barbara Johnson en su fascinante comcnlario, ya la obra de Crébillon giraba en torno d e 1111a cana que infonna al rey Aireo de la traición de s11 hermano Tieste. Esa cana denuncia el hecho de que st1 hijo es e11 realidad el hijo ele Ties1e y st1sci1ará el habi1t1al repcnorio de i11ces10, parricidio y hasla canibalismo (PP, pp. 23:>-236). Co1110 ya lo adviniera .Johnson, Derrida, quien in1cn1ó sobrepasar e l marco ofrecido por Lacan, rn11i-1e 110 obstante leer las otras partes d el Seminario, espccial111cntc el largo pasaje 111a1c1ná 1ico no tradt1cido cu T/1e Pu.doi11ed Poe y sólo dis­ponible e11 los Lcrils franceses (p. 41, comenzando por "Prcsc111ació11 de la con1i11uació11" hasta la p. Gl).23 C11riosan1cn1e Lacan fecha la segt111cla parle de su scrninario del 26 ele abril de l 9[>5 t111a vez m ás (F, p. 44)'.2"1 e inserta en e lla una serie de "paré111csis" qt1c lhtllla "pa­ré nLesis de los parén1 esis" (/-,', p. 54) _'2:-, Dcspt1és de lo cual, escribe

que el tcxlo de I 9!)5 rcto111a (J\', p. 57)'2.G 11n "1ex10" q11c de ninguna llla11cra corresponde al tex10 qt1c poden1os leer c11 aqt1clla sesión del Se111i11ario ~ , 11n texlo en el ct1al, 1111a vez 111ás, Poc sólo in1crviene co-1110 e ] <llllOr de CSJWCliiacioncs sobre. juegos de adivi11aciú11 C idc111ifi­cación. Sólo lo rncnciono para sugerir cmín co111pkja e inli11i1a ¡rnc­cle se r la i111bricación de esos cslrat.os tex111ales. Colllo Dt1pin y el 111i­nist.ro ret1nidos por la frase de Poc, tenellloS que volvernos "poetas y mate n1;11icos" (PP, p. 17).n Pero a fin de salvar la brecha c111re "111a­telllas" y lee1uras lcxtuales, tenemos que conocer un poco 111;1s lo que co11stit 11yc la estructura misma de la tragedia.

~:; ff,ii/1·111. 1'1'· '.15-:) :).

~ 1 !hiill'111, pp. :m. ~,-, l hi1/r111, pp. 'lti.

~1; ll>i1/rn1, p.:'> 1.

D Edg<1r Alb11 Poc, .. !.;, <''1rl<l rub<td""· l.'111·11/os / , 11/1. uf. p. :)'27.

7. HAMLETY EL DESEO DE LA MADRE

Me gustaría ocuparme de otro seminario cuyo foco sobre "El deseo y su inte rpretación" desplaza radicalmente la lectura freudiana habi-1.ual d e Harnlet como un Edipo, salvando las distancias. Parece útil se­guir una vez más las cautas investigaciones de Lacan en un seminario en e l que primero que nada parece muy respetuoso de las ideas de Freud. Trataré de mostrar cómo alcanza una inte rpre tación diferen­te e u varias e tapas, corno si no hubiese visto totalmente desde el prin­cipio que iría a contradecir tanto a Freud como al canon freudiano.

Lacan se vio llevado a ffornlet no tanto por las numerosas alusiones freuclianas como por el hecho de que en medio de su seminario de 1959 estaba leyendo una serie de textos de Ella Sharpe, sobre todo su Dream. Analysis de 1937 y sus notas inconclusas para un ensayo sobre I-lmnlet. Al glosar la manera e n que e lla analiza e l sueiio de un pacien­te, Lacan se interesa en panicular e n traducir las especulaciones de ella a sus propios grafos del deseo, el esbozo para e l compl~jo esque­ma que he examinado en conexión con la "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en e l inconsciente freudiano" de los fa-critos. Con­cluye que para e l paciente de Sharpe la cuestión e ra "ser o no ser el falo". l Advirtiendo que las resonancias inte rtex tuales de la tórnmla lo fuerzan a hacer un desvío a través d e la Leoría de Freud sobre liarn­

let, primero remite a su auditorio a la primera mención hecha por Freud sobre la obra. Se trata de una carta a Fliess frecuentemente ci­tada, en la que Freud no sólo ide ntifica la posición ele Hamlet con Ja de 1111 varón histérico, sino que lo vincula con Edipo:

¿Cómo se puede e xplicar la histé rica frase de Hamlet: "Así, la conc ienc ia nos

hace cobardes a todos", y su vacilación de ve ngar a su padre matando a su

tío, cuando é l mismo e nvía a sus cortesanos tan neglige nte me nte a la muer-

1 Me referiré a la secc ió11 sobre //11111./rt d el todavía i11éclito Seminario /.ti désir PI sm1

inlnjnPtatiou reproducido e11 tres rnímeros co11secutivos ele Omiuu? 11ú111. 24, 25 y 26. Esta cita correspo11de a Ornimr, núm. 24, p. 7. De aquí en más abreviaré corno 024 y

025 las primeros dos entregas, seguidas de l núme ro de 1xigina. No cito el siguiente número ele Oruú:or, pues to que corresponde a la traducción i11glesa d e l seminario.

l97]

Page 50: La experiencia de la letra lacan literario

98 1-1 . \~tl.LT Y EL DESEO JH. l..\ ~ ! ADRE

te y despacha a L1erl es con 1<1 l 1no nti111d? ¿Qué o tra cosa sin o por el lorllle n­

to dcspt:rt <1do e 11 é l po r e l osc uro rec ue rdo d e que ha co ntc 111plado el 111is-

1110 aClo co111ra su padre debido a su pas ió n po r s11 111ad rt', ''1ratad a cada

ho 111bre scg1'111 su llléritn, ¿y quién escaparía de se r azotad o?" . S11 coi1c ie 11c ia

es s11 i11 crn1sc ie nlt' sc111i111ie 111 0 de c11 lpa. Y s11 frialdad sexua l a l h;1hlar con

Ofe li a , su rechazo a l i11s ti11 t.o d e e nge ndrar niíi os, y li11 a l111cnte s11 11 ·;111 sll:rc n­

c ia del ;1cto d<· su padre a O ldi a, ¿no so n típi e<u11c 11te histé ricos? ¿Y limtl111en-

1e 110 ti e ne éx ito , ele L1111is1na 111 ~1 11 c ra c 11 q11e lo hace n 111is his1é ric <1s, ¡·11 <1<:<1-

rrca rsc .~ 11 prnpio castigo y s11frir el 111is1110 destino q11c s11 padre, a l ser e nve­

ne nado por e l 111i s1 110 riva l?:¿

La 11t ayo ría de los c ríti cos ha scúa lado el revelad o r la/1.rns rnlrwú de Fre t1d : cbra111c 11t c está pensando en Polonio, "despachado" pro11ta­lll e 11t c por Hatnlet, cuando cscri lw "Laertcs". l11cluso si Lacan no lo advierte, yo qitcrría st1 ge rir qt1c su propia int e rpre tación responde prec isa111c 11t e a la 0 111isió11 d e Frcud, colllo si hubiese visto en la va­

cil ac iú11 co nce ptual de Frcud ame el papel y el lugar del Rival q11e re1úplaza a un Padre 11111erto 1111 lafJsas ralauú qt1e rc 111pl a1.a el pri-1ncr crin1en de lla111lc1 (el de l'olo11io, t111 crilllc11 co111l'tido crn1 pre­cipitación ) por la víc tim a de t111 dudo posterior (real izado 1a n1bié n 1.nec ipi1 adan1en1t· y dando vt1c l1 as a lrededor de objetos e id( ·11 1idades equ ivocadas). Al igual que Ella Sharpc, como vcre1nos, Lacan e nLtti­za la fún c ión de la precipitación c 11 la int e rpretación, en el se ntido de un "<qrnro por terminar" que é l e laboró e n "El tiempo lógico y el ase no de ce rtidumbre auticipada. U n nt1 cvo sofis1m1".:I En ese sen­tido, el la/Js11s rnlanú o e l lajJsus li11guae sólo son "actos fallidos" por e l hec l10 de que precipit an una interpretación i11consci et 1lc q11c e s­tá de111;1siado present e , y por lo ta nto demasiado apremia n! ('. Pero me e stoy a nl ici pando ...

Mic1llr<1s q11c la idea d e que l lam ler es un varún hi s1t'·rico se ría al-1a1ne 111 c s11gestiva ('11 e l 1na peo hec ho por Lacan de los "c t1a1ro dis­cursos" -en d o nde el "disc t1rso de la hi sté rica" es presentado corno planteando irnplacablc1 nc n tc la pregunt a por l'I deseo-, es sólo la scguuda parte de la tesis lo que ni ;ís tarde desarrolla Freud c11 / ,r1 in­let/Jmlarióu de los .1 111'1/os, y es importante esbozarla rápidan1cnte a fin

~ Sig 1111111d Frend , 'JJll' 01igi11s o/ / 'lrd111-/I 1111/ysis, Cari;i 71 ( 15 d,· oct 11iirc de 1 X~17),

p. 2'.2-t 1 Ohm.1 rn111/1l1'/m, l. 1, l\11<'11os Ai res, A111orroll11 , 1~1 7 li l.

:I Vé;isc Jteq11es L1ca11 , "l.c Le111ps logiq nc e t 1'<1sscrtio11 de r<Ttit udc ;111ticipt'c"

( l 'H5) , bni111.1 ! , 11/1 1il., pp. 187- '.20 '.l.

11 .-\MLET Y EL DESEO DE LA MADRE 99

de ve r cuánto d ifiere Lacan. Ei1 La intnprelación de los sue·ñ.os, Fre ud 110 m e ncio11a la histeria de Ha111let (sólo se lo llama neuróüco) de bi­do a que Hamlet, como pe rsonaje y como obra, encarna una nueva etapa d e la civili zación: si Harrdet üe11 e sus "raíces" e n el complejo d e

Edipo, todo ha cambiado.

1 ... ] e l d ife re n te tratamiento del mismo mate ria l revela la tola l dife re ncia e n

la vida me ntal de esas dos épocas muy se paradas de la c ivili zac ión: e l ava nce

secu la r d e la represión e n la vida e moc io na l de la humanidad. En Edipo la ávi­

da fantasía infan til subyace nte es p uesta a l descubie rto y rea lizada como lo

se ría e n un s11e17l O. En Haui.let pe rmane ce reprimida; y - e xacta me nte co mo

e n e l caso d e 11na ne urosis- só lo nos e nte rarnos de su existe ncia a pa rtir de

sus co nsecue ncias inhibi torias.4

Ésta segui rá siendo siempre la tesis de Freud sobre Hmnlet, inclu­so d espués de que cambió de opinión sobre Ja identidad d el autor: e n una nota a l pie aúadida eu 1930 confiesa que ya no cre ía que "e l hombre d e Stratford" fuese e l autor de las obras. Como e l humorista francés Alphonse Al lais bromeó una vez, Shakespeare nunca existió: todas las famosas obras habían sido escritas por una persona total­me nte d esco11ocida quej11starne 11te llevaba e l mismo 11ornbre ...

Sin embargo, Fre ud regresa a 111enudo a Harnlet e n aiios poste rio­res, no e mpero e n conexió11 con la histe ri a, sino con la melancolía. En "Due lo y m elancolía" ( 1915) , Harnle t. e ncarna la típica autodegra­clación d e una mela11colía prolongad a . Fre ud cita Ja obra e n un pasa­j e m ás bie n humorístico.

Cuando e n s11 e xace rbación d e la a 11t.oc rítica (e l paciente) se d escribe a sí

m ismo co mo insignifica nte, egoísta , d eshonesto, ca re nte d e inde pe nde ncia ,

uno c uyo único propósito ha s ido esconde r la d e b ilidad de su propia na tu­

ra leza , por todo lo que sabemos pued e se r que haya llegado muy ce rca d e l

autoco noc imie nto; só lo nos pregu nta rnos por q11é un hombre d e be e nfe r-

1narse a nt es de qu e pueda descubr ir un a ve rdad de esta clase . Pues no pue­

d e cabe r ninguna duda d e qu e q11ie nquie ra que soste nga y exp rese a n te

otros se m t'. jante op inión de sí mismo -una qu e Hamle t a lbe rgaba sobre sí

y todos los hombres: "tra tad a cada hombre segiín su mérito, ¿y quié n esca-

·I Sig 111u nd Freud, '/1w /11in/n~tati1111 o( th.1' J>m1m.,, traducción d e Ja111 es Strac hc y,

Nue va York, Avon Books, 1965, p. 298 [/ .11. i 11ll'l/n~l111:iú11 d1' /11.1 sun/11.1, t. 5, Bue nos Ai re s,

Amo rrnrlu, l985].

Page 51: La experiencia de la letra lacan literario

]()() l IAM L.ET \' FI. DESEO DEL\ ~ l. ·\ DRE

paría d e ser <11:01ado?" (1 1, :!)- es un li u mbre c 11 fern10 , ya St'.a que diga la ve r­

dad o sea 1rnís o 1ne 11os injuslo co nsigo 1nis1110 .5

Ve rc111os que Laca11 111iliza algu11os e lt>m e111os i111por1a111 es 10111ados de la fa111osa o posició 11 e ntre e l duelo -defi 11ido como proceso a 1ra­vés del cual la falla o ause11cia del ol~elO amado es fo1ali11cn1 e accp la­da después de 1111 cieno 1ien1 po, y d s1~j e 1 0 p11ccle co111 t' 11zar a i11vcs1ir de libido 1111evos objc1os- y la lllcla11colía, cua11do e l s1üc10 pcnua­nece lijado c 11 la posició 11 d e la pérdida o la la 111c n1 ació 11 . El narc isis1no es la clave, en es1e análisis, p11es10 q11e el 111cla11cólico o rncla11nílica se ide ntifica crn1 d olijclo aha11dom1do o perdido, 11na idc ntificaciún que por lo 1an10 bloquead proceso y co ngela el üe1npo.

Aparle de <'Sl e in1por1a 11t c <1n álisis d e llll pe rsrn1a je si 11no S(' con­centra en la trailla y b es1r11cu1ra, la lcs is psicoanalítica de Fn.·11d 11 0 varía. E11 s11 inlcrprc tac ión, Haw.lef de be c11te1Hkrsc dcnlro ele 1111a cstn1ct111«1 provisla por Sófocles, con la dife rc 11 c i<t de q11e lllientras Edipo acuía y ele hecho 111a1a a s11 padre y se acuesta co 11 s1 1 111<1drc , Ha111le 1 cs lá inhibido e n la ve 11g<1n za que se espera de él. S11 i11hibi­c ió 11 s1irgc del hecho d e que rcco11oce i11 co 11 sc ienlen1c 111 c que su 1ío había reali zado antes que 61 lo que l~ I deseaba 1n<Ís i111 c 11 sa1rn·n1(': 111 a­tar a s11 padre y cas;trsc co11 su n1aclrc. Es lo es pos11il ado co1110 pie­dra lú11da111cn1al del dog111a psicoa11 a lí1ico, y d('bcrí;t e ludir ci1al­quier reproch e de "psicologü.ació 11 " pueslo que se d e riva d e 1111a cs­truel ura 1otaln1c 111 e i11 co 11scie 11te.

En s11 Sc111im1rio de l 4 de marzo de 1~159 , Lacau cs1abkcc 1111 a i11-1e resa11l(' co ne xió n c ua ndo va del sueíio d e Ell a Sharpc al fa111oso pas<~j(' de la lnter/netaáóu de los sueri.os e n e l que Freud 1ncnc irn1 ;1 a 1111 pacic 11 t(' que, j11sl0 después de la 11111ene de s11 padre, rcl' ivió ese 1ris1e aco 111 cc imic 11to c 11 sus suc ilos. E l s11 e 11 o está res11111ido así: ··.1·i11,

/1adte estab1t v ivo otm 11ez y le estah1t lw blando en su morlo lwhit11.1tl, prm l lo no ta ble era qu e 1 1e1tlmente había ·111:11,ato, sólo que 110 lo sabír1."li l\ 1ra ex­plicar la a parc 111 e absurdidad d e l s11 c 11o, Fre11cl necesila co11cc1arlo con una "pcr111rbació n de los i111pnlsos i11f a 111ilcs lll<Ís 1e11 1pr;111os del SOitador COlllra S il padre" y la idea de la arnb iva le ncia ClllOCiomtl rren­IC a los 11111c n os. La si111axis del pe 11sa111ic11to i11co11sc ic11 1c que (' I s11 c-

:-1 Sig111111ul Fn-·ud , "Nlo11nti11g a1 1<I 1'vlcl;111clio lia", ( ;r'l/l'rtd l \p"holug,-irol 'J'/Jr'ol)', pp .

IG7- IG8 l .. D1wlo y 111cl ;11wolía .. , Ohm., tt1111/1idfls, L 1·1, B11c 11 os .'\i rcs, A111 0 1Trnl11 , l'IKGI.

ti Sig111111 HI Frn1d, "//"' /11 /t•1/1ll'!fllioff ... , t1/1. rit. , p. ·Hili.

HAMLET Y EL DESEO DE L\ MADRE 101

üo comiene es simple: " ... é l no sabía que yo deseaba que es tuviese muerto". Un sof1aclor que sue ña su propia mue rte y e l s011ador que sueña la mue rte ele su padre tie nen a lgo e n común (ade más ele ser proyecciones ele la psique ele Freucl; sabernos cuánto ele la hltnp·1eta­

ción de los sueiios se d e be a la mue rte de su propio padre, y la interpre­tac ión ele Hamlet de Freucl siempre gira a lrededor d e l h echo ele que

la o bra füe esc rita por Shakespeare poco después de la muerte ele su padre ): están asediados por un no sabe r que borronea las distincio­nes habilua les e ntre la vida y la mue rte. Están forzados a ve r al difun­

to como un po tencial fan1asrna que testimonia la te naz supe rvive n cia de los deseos inconscienles. O, como lo escribe Fre ud con frecue n­cia, c ita ndo a Horac io, "no se 11ecesi1a un espec tro, mi seiior" para dar 11 o ti cias del i11 evita ble re to rno del i11 co nscie nte .

Au11q ue la i111 e rpre tació n ele Laca 11 hace foco e n ese "él 110 sabía", eso 110 resie nte su admiració n por Fre ucl , pues e 11fa1iza "qué justa, qué equilibrada es esta aprox imación " ¡y prome te que no move rá a Ham le t del luga r e n e l que Fre ud lo ha puesto! ( 024, p. 1 O). Luego apunta a l libro i11co 11cl uso de Ella Sharpe sobre 1-larn.let y expresa al­gunas rese rvas acerca ele o lro inte n to psico biográfico más. E11 un se­

minario posterio r, Laca11 no se anda con vueltas cua ndo lra ta e l e n­sayo tardío de Sharpe sobre Shakespeare.

Yu no q11e rría a nim a rlos a producir el tipo d e si nsen tido d e l q11 t> está n lle nos

los tex tos psicoa na líticos. EslO)' simple rne llle sorprendido de q11 c nad ie haya

adve rtid o qne O fclia es O pita/los, po rqu e un o e ncue ntra 01ras cosas igual­

me nte groseras, flagra ntes, e xtravaga n tes, co n sólo abrir los Paper:1on1-Jmnlel

que Ella Sha rpe d esafort1111ada me nte d i::jó i11 co 11 cl usos y que ta l vez haya si­

do u n e rror publica r d espués ele su mue rt.e.7

Pero e l e nsayo que Laca 11 no d~ja d e e logia r es e l fa moso texto que Sharpe había escrito e n 1929 so bre "La impacie 11cia de H arnle t".

La provocativa tesis d e Sharpe es que es equivocado describir a Hm11.lel com o la "tragedia ele la vaci lación" [o de l aplazamiento]; ti e­ne más sentido carac1 eriza rla como la "trage dia ele la irnpacie ncia".8

7.Jacques Laca11, .. Desire and the l111.e rpre tatio11 o l' Des ire in Ha 11de t", traducido po r James Hnlbcrt, l .itemlull' aud l'syrh.11t11111/pis. "/11.t' (!_1111sti1111 o{lir111li11f!:: Olltnwi.11', ed i­tad o por Shosha na Felrnan , Baltimo re, J o hns Ho pkins U ni ve rsity Press, 1982, p . 20.

x Ell a Freema n Sha rpe , .. The l111pa 1ie nce of Hamlet", Collfftt:d /'11/"'"' "" l'.1ydw-1\ 1111l1•sis, Londres, Hoganh Press, 1950 , p. 20.

Page 52: La experiencia de la letra lacan literario

102 ILAMU.T \'U. rn:s1-:u m: l .. \ MADRE

Con lo cual ella quiere decir que, a pesar del aplazado desenlace del

último acto, e l principal sí1llo111a ex hibido por el hé roe epónimo ele

la obra es la melancolía causada por un duelo 110 realizado. El duelo ex ige 1iempo, 1111 1ic mpo que se: les niega a Ha111le1 y a iodos los de­

más protagonistas. Eslo explica las curiosas ace le raciones de la trama, los varios cr.ímenes de los que en úllima i11s1a11 cia l la111lc1 es culpa­ble, hasta la generalizada masacre final. Allí 1111a vez más, falla el tiem­po para 11n apropiado relalo, ya que 1-[amlct e xcl ama:

Si 111vicsc tic111po -pues es te g 11 ard ia 1-fTo:t., la 11111 erte ,

es estricto e 11 s11s arrestos- a h , podría co nt arte . ..

Pero dcj é 111oslo así.(\ ·, 2 , 3 111-:l lü/1

Lacan y Ell a Sha rpe es lán de acuerdo en que el gc11io de Freud yace c11 qu e é l ruc dircc1a1ne111c a l corazón del "co111pkjo" y se las arregle', para unir "c icnci;1 y arle" c01110 Shakcspca rc lo hal>í;1 hecho .10

Laca 11 agrega que lcts co11cepcirn1cs de Freud van 1nás allá de l<1 s dc 10-

dos sus crn ne 111arist as posleriorc:s. Luego ofrece 111 1 rápido res11111e11 de la obra ( 024, pp. 1 1- l ~) y des laca el rnoclo e 11 que se vi ne u b el re­

ton w del cspcctro con la lú11ciún del i11c0t1scic11t c en 1a1110 q11< · de-1en11inado por el g ran Otro. Es a causa d f' "e l Padre 110 sabía que es­

taba 11111cr10" que el s1~jeto dcsn1hre que e l 01ro 110 puede sahcr y así co 11 s1 i111 yc s11 propio i11co11scie111e. No ohsta11 1e, cse<1rb;111cl o 1111 poco c11 Li teoría de Freud , Laca11 aúade: "¿Por qué los 111odcr11os l1ahrían d e se r 111ás nc11ró1icos que los a111ig11os?" (024, p. 12) , y decide ll evar lllás lejos la investigación e n lecturas tcxt11ales. Luego opo11e el Es­

pectro e11 lfmnlet, que sabe que está muerto , a Edipo, que "110 sabía " y cuya 1ragedia proviene d(' su deseo de conocer Ja verdad. El <Ti 111 cn

cdípico ha sido collletido i11co11scienlelllc111e , rni c11tr;1s q11e en la

!• Estoy 111ili za 11do la Ncw C.1111hridge Editirn1 <k lla111'1'/ n litada por l'hilip Fd­

wanls , Ca111hridgc , Ca111h rid~c l l11ivns it y Prcss , 1'18!>, p. '.Z 10. l l'ar;1 la t r;1< l11 n- ic'lll al

c:1st.c ll ;1110, tc11c 111 os a la vista la edic ió n d e Thrn11as Marc l'arro t l, 'fil'l'lll_)' Flin·1· / '/11.rs

al/f/ i/11· .'i1J11111' /1, N1wva York ( l'l '.18), C harl es Scri lrner's So1is, edic ió n rcvis;1da , l ~l!> cl,

pp. G7f>-7~1I. No obs1;:1111 e, rn a 11 t.c1u·rnos los nún1tTos dt· verso co rn:spo 11dic1 11 c.·s ;1 la

edición ele Ca111bridgc tal <'Olllo los ol'recc el ;111to r, pu('Slo qu(' ha y li g('!';1s dif"<'l'Cll­

c ias e ntre u11 c1 y 0 1r;1 edic ió n. E 11 todos los ctsos la 1re: 1d11cc ió 11 es 111ws1ra , d;1do q11<·

e 11 la 111ayorí;1 de las tr;1d11ccirn1 es dispo11ihles de S hakcspea rc 1111<1 cuo ta i111po rt;i11t c

de /i1n11/i1/ml s<· pierde en fa vor de la 111étrica, la ri111a, c11a11do 110 c 11 la perplejidad

de los t rad11ctor<'s (T.) 1. IO i':lla Frec111;111 Sh ;1rp<', .. The li11p;1 ti c 11 cc ... ", 0/1. ri l. , p. '.Z IC\.

l IAMLET Y EL DESEO DE JA MADRE 103

obra de Shakespeare, fue d e 111111ciado desde e l comienzo. Luego La­can examina e l corazón del argume1110 de Freud: Hamlet no podía matar a Claudio porque Claudio es un rival exitoso, un rival que se ha atrevido a hacer lo que é l 110 se atrevió a llevar a cabo ( 024, p. 14). El centro de la obra por ende no es tanto: "¿por qué Harnlet no pue­de actuar?" como: "¿qué pasa con e l deseo de Harnle t? " Hay algo que anda mal con ese deseo, y toda la obra, según Lacan, podría conden­sarse e 11 lo que é l ve en e l reclamo de Harnlet: "¡Devuélvanme mi de­seo!" Lo que trata d e hace r, por otra parte , es inte rpretar ese recla­mo e n términos que no son psicológicos sino ontológicos: todo e l ser de Hamlet está determinado por un ecl ipse del deseo.

01.elia podría arrt~jar alguna luz sobre ese deseo. ¿Se puede de cir que Ofel ia es el objeto d e l deseo de Hamlet? No realme nte, puesto que e lla libe ra e n Hamlet la expresión de su "horror ele la feminidad" ( 024, p. 15). Polonio inte rvie ne corno 1111 "psicoanalista silvestre" que se lanza a conclusiones apresuradas, como cuando cree que la melan­colía ele Harnle t ha sido suscitada por u11 amor prohibido por Ofelia. Finalmente, tambié n Lacan se lanza a una co11cl11sió11, aunque de una clase diferente, cuando dice:

El acto d e Ha1nl e t no es e l acto de Ed ipo, c 11 la med ida e 11 qu e e l acto d e Ed i­

po ap111 11 ala su vida y lo co nvie rte c11 el héroe q11e e ra a11 1es de su ca ída , e n

la medida e 11 q11e no sabe nada. l la mlct , por su pa rte, d esd e e l comienzo es

culpab le de se r. Para é l se r es insoportable. ( 024, p . 15.)

En un aná lisis casi sanrea110, sin duda te i1ido ele las obras de San.re o de Carn us, Lacan ci t.a luego el monólogo "To be or nol to be", y regre­sa a lo que e l Padre dice al h\jo cuando le reclama ve ngarlo: que ha si­do asesinado cuando estaba c11 pecado mortal, "segado en ple no 110-recer d e mis pecados" (1, 5, 7li). Como seí'rnla Lacan, Hamlet 110 pue­de pagar esa d euda, 110 puede actuar porque algo está faltando, a lgo empare ntado cou la castración ( 024, p. 17). He citado este primer se­minario en cie rta extensión a fin de e nfatizar dos puntos: primero, La­can elogia a Freud pero clarame nte está deseoso de remplazar su in­terpretación edípica por una lógica diferente en la que e l Otro, sien­do y 110 sie ndo, o más precisame nte la castración simbólica jugará un papel. Parece no obstallte como si su tanteo ambivalente proviniese del hec ho ele que aún no había e ncontrado la clave de esta lectura.

E11 la semana siguie11 te (e l l 1 de marzo), Lacan retoma a cuestio­nes históricas y de contexto, me ncionando la relevante fecha de lli01

Page 53: La experiencia de la letra lacan literario

104 H.-\MLET Y El. DESl: o Lll:: L\ M .. \DRE

en que la ob ra fu e rcprcse111ada por pri111era vez en Londres. Opo­ne el libro de El la Sharpe sobre llám.let al famoso ensayo de .Jo11es de 19!0 sobre "El crnnple jo de Edipo: una cxplicaciún del n1is1crio de Ha111lc1 ", 11 y lt wgo revisa lodos los ch1sicos eu1re los conH.' 11Laris1as de /1a11i.lel , incluyendo a Goc lhe y a Cole ridge.

No deja de pensar, siguiendo a.Jon es, que /-/mnletcs "una especie de lrampa" en la que el comple jo de Edipo y la cas1ració11 han quedado alrapados (024, p. 24). Luego, 111ie111ras res11n1c u11a vez más la pieza, se dctie11t· en el mrn11en10 e11 que l lamlct es1á a 1H11110 de despachar a Claud io, a quien ve lleno de rc111orclimie11to después de la "obra" y perdido c 11 sus plegarias (111, :1, 72-82). Hamle 1 110 puede matarlo, pu<::slo que sabe que su propio padre es1á e n e l in!it-r110 o en el pt1r­ga1orio. Lactn con 1e nta:

Todo e l /11 IN' or 110/ lo bt' se cnc 1w111r<1 ;1q11í. Él está prcuntpado por el cler-

11 0 lo IH' de Cl;11 1dio, y es pur eso q11e d eja s11 espada en s11 cs111clic". ( 024,

p. :!8.)

L1 11oc ió11 de 11n "ser" o de 11n "Lo he" aun desp11és ele la lllll lTl.e anuncia clar;u11c11te el co1H'l'j)I<> de 1<1 "seg1111da 11111tTlc" q11c 111 ;is 1ar­dc Laca11 ha de iden1ilicn co11 Antígu1/{/,. Aquí, el an;í li sis se 1raslacla del se r al deseo , ya que c 11scg11ida agrega:

Rq~rcsc 111os a Cl;111dio. 1 l;irnlc1 explica 11111y clara111c111e qu e le g11s1;11 ·ía al ra­

parlo c11 e l ('XCcso de s11s placeres, es decir e11 1111a re lación co11 la r('i11 ;1. El

¡rn111 0 clii\'l' es el deseo d e la 111adrc. ( 024, p. :!8.)

Aquí, (i11al11H·111e Laca11 ha dado co11 e l térrni110 clave, y servir;[ co-1110 i11111i c iún ccnlral l'n s11 lectura. Aq11í se puede percibir ltasla q11é pu1110 la ffirn111la de Lacan "el deseo del sujclo es e l deseo del 01ro" desplaz;1 a la 1csis rrcudiana. Lejos de decir que Laca11 est;Í dc1crn1i11ado por un;i rivalidad cdípica -de hl'cho, con10 Lacan se prcgu111a 1111a que olra vez, ¿por q11 é un 111oddo cclípico sen1cjan1e explicaría la i111crn1i11a­blc dilació11 y evitaría la vc1 1ganza? ¿Por qué 110 querría l Ia1nlc1 111;11ar a l tío pn:c isa11H'11lc j101qw! ha real izado sus lll<Í.s prohi11dos deseos? ¿Por qué 110 querría 11110 elilllinar a 1111 rival exiloso?- lo qt Ll' ' ·sl<Í dicien­do es que el origen del enigrna yace en u11 deseo fi:lllcnino i1wscrn1ablc.

11 Erncst Jo11cs , / /11111/1'/ y /iifi/m, R un· lu11<1, Ma11dr;\gora, 1 ~l7!).

1 IAMLET Y EL DESEO DE LA MADRE 105

Lo que finalmente Lacan ha puesto en evidencia es la de pe nde n­cia d e l modelo edípico de Fre ud respecto de un razonamie nto psico­lógico que podría invertirse por completo.

¿Qué nos dice la tradición psicoanalítica? Que todo g ira a lrede dor del d eseo

de la madre, qu e es te deseo está re primido, y que es la causa por la que e l

héroe 11 0 pudo aproximarse a l ac to que se rec lama d e é l, es d ec ir la ve ngan­

za contra t1n ho mbre que es e l poseedor ac Lual, tamo 1m1s ilegítirno c11anlo

que es 1111 criminal, del objeto mate rno. Si é l no pued e golpear a la pe rsona

que ha s ido se1ia lada para su vindicación, es porque é l mismo ya ha come ti­

do e l uimen a ser ve ngado. En la med ida que hay e n e l fondo un a me moria

de un d eseo in fanti l po r la madre , de l deseo edípico de matar a l padre, 1-larn­

le l e n c ie rto se ntido devendría un cómplice de l actua l propieta rio, bealus ¡1os­

sidens, a sus ojos. No podría atacar a es te propieta rio sin atacarse a sí mismo.

¿Es eslo lo q11e qui e re n dec ir?, o no podría atacar a esle poseedor sin vo lve r

a d espe rl a r en sí mismo el vi t;jo deseo, sentido como culpable, e n t1n meca­

nismo qu e o bviame nte tien e mucho 111ás se ntido.

No nos fascinemos co n este esq ue ma 110 dialéc tico. ¿No podríamos d ec ir

que lodo podría inve rtirse? Si Hamle l. fu ese a lanza rse inmedia1.a111e 111 e sob re

su padrastro, ¿no podría dec irse que e nconLraría e n esto una oportunidad de

niitigar Sll rnlpa. ( 025, p. 19.)

Aquí, Lacan ha descartado por completo la intuición inicial de Freud y además, fundam e ntalme nte, e l motivo principal de su inte r­pretación e n tanto que se r " 110 dialéc 1ico" (aunque e n realidad pare­ce c reer que sólo re futa a.Jones y a Sharpe). El origen de la inhibi­ción d e Harnlet no surge de su deseo por la madre, sino de su propia "t!jación" e n e l deseo d e su madre. El paso de un genitivo subjetivo (donde "deseo de la madre" significa "deseo por Ja madre") a un ge­nitivo o~jeiivo ("d eseo d e la madre" e n tanto que "su deseo por otro hombre" ) nunca ha sido m~jor trabajado; es de hecho un mecanis­mo "dia léc tico", cuya fl exibilidad está limitada empero puesto que re­futa la "vieja" psicología edípica. Esta psicología ha sido remplazada por 1ma ontología en la que se exige a l sujeto que vaya más allá de su prin1e r o~jeto y alcance una concie ncia del lugar del gran Otro corno deseo determinante. Yo simpleme nte m e detendría aquí para agre­gar que apenas unos ai'ios d espués, Lacan remplazará la noción de di­cha "ontología" del d eseo por e l concepto de una "ética" del deseo. Las consecue ncias d e tal d esplazamie nto son importa ntes, no sola­mente para 1-larnlet e l pe rson<\je, sino para cualquier stüeto.

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!06 11 ,\~ll.ET Y EL Dt:SEO DF l.,\ MADRE

Así, la esce na clave e n la obra para Lacan no es, co1110 lo e s para Ella Sliarpe, la obra dentro d e la obra, o la "trarnpa para ra1ones" me­dian1e la cual Hantle 1 al rapa la concie ncia de Clauclio, sino la esce na siguic111c, cuando d lia conseguido IOC -11' a s11 1ío pero li <1 fallado con su madre. Es por eso qm: Lacan co rne n1 a con algum1 e xl e nsi ó n esa aug11s1iosa escen a en la que l·lantle1 disc111e cou C c rtrndis c11 111 , 4, se­iíala ndo q 11e cuando t>I cspcc l ro di ce:

Ali , po111 e c111rc ella y s11 a lim1 c11 l11clta (111 , 4, ll'.¿.),

és1 e parece citar el "enlrc" rne11Cionado por Ha111let e n n :spucsla al "Sois lall bue no con10 1111 coro" de 01<..' lia:

Podría lt an-r de i11ti-rpre1.e entre vos)' v11 eslro an1or si pudiese \'t'r a las 111a­

ri o 11 e tas rt't o zar (111, 2, 222-22 11) ,

lo cual desde luego evoca s11 escabrosa observaciún a111crior se1-1alan­do la scx11alidad co1110 1u1 si1io lúnda1ncn1al de d esidia:

Q11é ()llc11a idea yacer entre l<ts piernas de las 11111cktcltas. (111 , 2, 10!¡.)

l lan1k1 110 se i111rocl11<T e n eslt' "e n1rc", esla n1iia q11c k dar ía ac­ceso a la sexualidad fc: ·1ne11ina. Fracasa con su 1nadre co1110 fr;1casa co11 Of"l'lia , porque 1nide los límil.cs y las debilidades de su propio d e­se o . Ese lí111i1e es 1a1ubit> n el de s11 hrnlasía: 1-Iamlcr no sabe lo q11e q11i e rc porq11c su fa11Lasía lo ha dljado en la eslacada. Eso <' Xplic;1 por q11é una parle tan grande del Scrninario es1á dedicada a lo qu e po­dría llaniarsc 11na "gra111á1ica de la fanlasb" en la que el sujclo liarra­clo o 1 Iamlc1 tiene q11e aprender a vi11 c11lar su deseo cou 1111 ol~je10 que lo "cause" y tambié n que lo "1u11crda" y lo fu e rce a actuar en co11-scc11c 11 c ia .

En el siguie 111c seminario, Laca11 vuelve a cilar a algu11os co111c111a­ris1as; ha leído con i111 c rés el f'rag111c1110 ele 1•,'/ bosque sagrado de T. S. Eliol , y ele bale si puede decirse q11t· l lmnlel es o no una "hul'rnt obra". A pesar de las variaciones superficiales, la i111crpn:tac i<Í11 dl' Eliol no e s1 á tan lt: jos de la de L1u 111. Rccorde 111os que para Elio1 , llrwtlel fa­lla como obra de arte porque Shakespcarc ha i11te111ado hacl'r d<'rna­siado el e 1111a sola ve z. Conc11erda con Robcrlson , olro co111c111aris1a que cree que:

1 IAM LET Y EL DESEO DE LA MADRE 107

El Hamlet d e Sha kespeare, e n la medida e 11 que es d e Shakespeare , es un a

obra que traLa sobre e l e feclo d e la culpa de una madre para con su hijo [ ... ]

Shakespea re fu e incapaz de impo ne r exiLosa me nte este motivo sobre e l "in-

1 ra ta ble" ma l.e rial d e la vieja obra_ l 2

El argume nto d e Eliot, que infie re de l exceso e rnocioual una falla ar­tística, d eja espacio para el "patólogo" y se iíala 1111 "saber inconscie nte ":

El int e nso se n1imie 11Lo , e xtá tico o te rribl e , sin un obje Lo o que excede a su ­

o bje lo, es a lgo qu e Loda pe rso na d e se nsibilidad ha conocido; sin duda es ma­

te ria d e estudio pa ra los pató logos. O curre a me nudo e n la ad o lesce ncia:

[ .. . J El Ha mle L d e Laforgue es un ado lesce nLe ; el I-lamle l. de Sha kespeare no

lo es, é l no tie ne esa explicac ió n y excusa . De be mos admitir simple me nle

qu e aquí Shakespeare e ncaró un proble ma qu e resultó se r de masiad o pa ra

él. Po r qué lo inte ntó e n Lod o caso es un e nigma inso luble; bajo la compul­

sió n el e qué expe ri e ncia int.e nló e xpresar lo inexpresable me nte ho rribl e, no

pode mos sabe rlo . r ... ·1 'f e 11dríarnos que saber, linahne llle , algo que po r hipó­

Lesis es i11 cog11 oscible, pues supo ne rnos qu e es 1111a expe ri e ncia qu e, de la 111 a­

ncra indi cada , excedió los hec hos. Te ndría mos que compre nde r cosas que

Shakespcare mismo 11 0 compre ndía.1 3

Eslá cla ro que Laca n espe ra supe ra r esl e d esafío y propo rciona r si no una explicación biográ fi ca - obvia1ne n1 e i11conduceu1.c- al m e­nor un patrón que vincule alguna "expe ri e ncia" con las inefables profundidades a las que al11cle Elio1. Así, Lacan concluye que 1-lmnlet

es una bue na obra , contraria rnc 111.e a la opinión d e Eliot, prec isame n­te porque aquí e l e nigma d el deseo en ta nto qne d e terminad o por e l lugar d e l Otro está tan bie n pintado , está puesto e n escena de una

m anera la n atrapa nte . Para arrqja r más luz sobre lo "inexpresa ble m e nte horrible" nece­

sita re abrir la cuestión de la dependencia d e Hamlc t con respec to al d eseo de su madre . He aquí cómo resume sil hipótesis ce ntral :

Not e n qne aque llo con lo que 1-I<tmlet es t;.Í confro 11tad o, y tod o e l tie mpo ,

co 11 lo que lu cha, es un d eseo. Este d eseo tie ne que se r conside rad o d o nde

1 ~ T. S. Eliol, "I-lanile t and his Pro blcms", '/11.I' Swmd Wood, Londres, Mt: lh <: un , 1972, p. 98 l i'."l hosqlil' sagmilo, Madrid, Cuade rnos d e Langre , 2004].

l :l lhirlt 111, pp. 102- 103.

Page 55: La experiencia de la letra lacan literario

108 l-IAMLET Y El. üléSEU DE L\ MADRE

se e 11 n 1e1ltra e 11 la obra. Es le d eseo esl<i bi e n lejos del Sll )'O p ro pi o . No es Sil

d eseo por Sil madre , es el d ese o de su m ad re. (025, p. 20.)

La clave res ide en un ult er ior desce ntra111ie1110 del c111pciío del hé roe. Así corno El iot. pudo rea li zar e l ct1rioso lapsus calanú q11c lo hizo 1i111lar su e nsayo "I-Ia1 nl C'I and lús proble111s" l l·la111 lc1 y su.s pro­ble mas , vale decir, los probklllas de él, de 1-larnlcl I, n1a11do lo q11e qt1ería era trata r la obra crn110 lcxto y no co1nu doc111nc11to psicoló­

g ico (a l advertir con razón q11e iodos los co111cntaris tas ti e11cn a pro­yc e1;use <1 sí lllisrnos en el héroe , hab iéndolo visto Coe 1hc corn o 11n Wc rth er y Coleridge . .. co n10 11n Colc ridge) , Lacrn podría hablar

de "l Ia mle t a nd it.1 proble1ns" 11 l;11nlet y sus problem as , en e l se nti­

do de los proble111 as d e ello, d e 1a l cosa I, o mejor di c ho, " l la111let

all( l her problems" 11 l;1111k1 y los proble1nas ... de 1'llrt l. E11 d<.·uo, flamld en 1a n10 que olffa es aú n lll ás crucia l para la 1coría htcania­

na, pucs10 que 110 sólo ar1intla el 111oclo e 11 qu e el deseo y la L1n1a­sía p11cden 1ra b;~ j:1rj11n1os , sino L1111bi{:n el modo en q11c e l deseo

es d e 1cnn im1do po r la llladre , 111i cn 1ras que la fi111L1sía es ap11111ala­da por el fido y el ;111se111c, can1bi;in1 e , e lusivo olijeto a. Co1110 lo re­stlllH' Lacan el 22 de abri l de I ~l!í9:

N 11 cslro pri111cr paso (' ll cs la dirección ics lo es, cÓ lllo ('ill c11dc 1· d lll<Hl o c 11

q11 c la s11bjc 1ivi d ad l1111n ;111 ;i es d c 1cnni 11ada p o r el s ig 11ilin 111l('j lút · n:p rcsar

el a ln1 1uT hasla el n1;il L1 ob ra c s l;Í clrnni11ada por la Mad re ('11 1;11110 q11 e

ÜLrn , cs lo es, el s11jc10 pri1nordi <il d e la cle 1na11da. La rnnnipolc11ci;1 de J;i q11 e

sicrnp 1r csla 111 os habl;111do (' ll psin.>amílisis es a 111 cs q11 c 11 ad ;1 la rnn11ipu l< ' ll­

c ia d e l s11jc10 d e la pri111cra dcrna11da, y esla 0 1n11ipo1 c 11 c ia dc l>c rclllilirsc a

la Madrc . 1'1

És la es la ra zón por la que Lac;m 1wccsita releer 1111a vez 111 ;ís la t'S­

cena de to r111ra moral e n la q11e 1-la11ilet 1ra1a d e hacer q11c Ccnn1dis renuncie a Cla udio , y aclvierl e que es ape11as n1;indo l Lu11lc1 p;1rcce

haber ganado, forza11do a su 111adre a coníCsar: "Ah , 1L1111lc1, 111 c has partido e n dos el co razó n " (1u , 4, 157), una vez que la ha ;11no 11 cs1a­do: "11 0 vayas a l lecho de 111i lío" (111, 4, 160) , y ci1a11do S(' la oye lis ia

para seguir s11 consl-:jo ("¿Q11é voy a hacer?" , lfl , 4, 181 ), q11c rcpc111i-

11.facq11es l.aca11 , "Des ire ;111d ihc l111eipre1a1io11 ol' Dcsi re i 11 lb111ic1 ", 11/J. 1·i/. ,

p. I ~.

l lr\MLET Y EL DESEO DE L-1. MADRE 109

11ame nte , con increíble vio lencia, é l vue lve a e nviarla con 1111 amante al que desprecia :

ü eja qu e e l hi11chaclo rey v11e lva a te n ta n e a ir a s11 lec ho ,

que Le pe lli zque lasc ivo las m ej ill as , que te llame

su raLonc ito, y deja que, po r un par el e beso s turbios,

o chapote ando en tu cu e llo co n sus d e dos conde n ados,

le haga d ese mbuchar todo este asunto . . . (111 , 4, 182-187.)

Hamle t había casi encontrado 1111 d iscurso que suge ría modera­ción, ve rgüe nza o rechazo de l he rmano asesino, cuando su discurso parece colapsar, volver a caer desde esa posición. Lacan agrega e n­tonces que eso confi rm a la ante rior intuición de Hamle t sobre suma­dre : su madre es una "n11tj e r ge nital real" que no puede comprender e l due lo. ( 025, p. 23.) Ella es 11 na "concha abie rta" !un "coi"io abie r­to", qt1e sólo pie nsa "cuando uno se ha ido, aquí viene e l otro". ( 025, p . 23.) Se podría decir que Harnle t está abrumado por el goce de su madre, 11n disfr11te e xcesivo del amor genita l que é l es incapaz de cambiar o mover ele su surco.

Un síntoma casi fa rsesco del pode r q ue Ge rtr11clis parece tener so­bre s11 h\jo es e l que ofrece e l curioso in1e rcambio que ti e ne lugar e n­tre l lam le t. y Claudio c uando é l finalm e nte acepta marcharse de Di­namarca con Rose ncrantz y G11ilde nstcr11.

Har11le1: ¿A Inglaterra?

C laud io: Sí, l la 111 le1..

l la111lc 1.: Bue n o .

C la ud io : Así es, s i sup ieras 11ucsuus propós itos.

I-Ia111l e t: Ve o a un que rubín q lle las ve. ¡Pe ro va111os , a Inglate rra! Ad iós, q11e­

rida m ad re.

C la ucl io : Tu amante padre , H a mle L

Ha 111 le1: Mi m adre. Padre y 111adre es marido y muje r, m a rido y 11110e r es un a

sola ca rn e, y por e nde , mi m ad re . Vamo s, a Ing late rra. ( I\ ", '.), 44-49.)

Mie ntras que (]audio dese mpeña inflexible y obst.inadame nt.e las consecue ncias de su propio discurso sobre los padres (1, 2, 87-11 7) , e insiste en una sexuación lite ral de la au toridad, e l "loco" discurso de Hamle l al11cle t.ant.o a Dinamarca como a su tierra materna [nwlhniand: "tierra natal"] como al acertij o ele una par~ja "incestuosa" que para e n­tonces se ha ident.ificado en su me nte con la e nigmática madre .

Page 56: La experiencia de la letra lacan literario

110 !!.\MI.ET Y El. DESEO IH. L\ MADRE

Esto explica por qué l la111lc1 só lo recupera su deseo cuaudo, a l fi­nal, volvie ndo de su viaje por mar, ve a Laertcs cn la tumba abie rta de Ofelia: 110 puede soportar a u11 rival que expresa el duelo 1m:jor que é l. Entonces reconquista su deseo e incluso lo firma al proferir el apasio­nado grito: " il;:ste soy yo, .1 lallllct de Dinamarca! 1 '/'11.is is/,/ flam/.l'l the

/Jwu; f' (v, 1, 223-224). Para ese 1uo111e11 to , Oklia ya se ha vucl10 loca y se ha ahogado. AJ morir, O ldia ha n11 11pliclo su papel cou10 imposible objc10 de deseo: li1c:ral11w111e encarnaba las rcso11a11cias fálicas de su nombre , y elegido u11;1 ristra de 110111bres e rúl icos para las llores con las que ha !ejido su g1 1irnalda funeraria. Oldia se co11vicr1e en el falo en 1é nninos que vac ilan e11 1re la co1ncdia y la lragcdia. Si el falo es esa par­le del cuerpo que simbo liza la "111111escc1JCia vi 1al " (02!\ p. 32), c111o n­ces el 111isn10 nombre de Ofc li a de hecho condensa esa lit11ci6 11 , 111ien-1ras q11e su papel in1agi11ario para l la111le1 podría evocarse e11 1t'·n11i11os ele las osadas co11scn1encias del auo sexual: "¿Por qué querrías ser 1111a paridora de pecHlorcs?" (111, 1, 11~)).

En el semina rio sig11icn1cF> l.<1e<111 hace 1111a e lahoraci611 sobre Ofdi<L y su litnció11 crnc ial co1110 el ohjc10 de la l ~1111asía de anwnlo con cs lc esquc1m1: SO a. Oklia no se iden1ilica sirnpk111e11le co11 el falo a usen te, además e lla ('Sel objl'!o a ele l lanile 1:

¿Qttl~ es aqu e llo d e lo qu e e l sujclo esL<i pri,·ad o? El l ~tlo ; y es dd 1:.110 que e l

objeto ol>1ic1w su lú11 c i<'lll c 11 la E1111 asía , y del fa lo que el dcsl'O se n111s1i111ye

dentro de la L111tasía crn110 s1 1 n :l'crc 11cia (L.F, p. l '.í).

Por s11 in1cri11edio, el gra11 01ro del deseo es barr;1do (A) c11a11do e11n1c111ra s11 propia falla e n l<llllO que <I). lLunle1 ha perdido lodo in­lcrés e11 1111a Ol<.:lia a la que 01 dice que 11na vez "allló". Ella es 1111 lllt:­ro sí111bolo que de hecho puede asoc iarse con olrns símbolos, co1110 los "dedos de 11111<Tlo" <L los que los "pastores liher1i11os clan 11n no111l>re lllás grosero" (1v, 7, 170). L 1c11 1 sabe que es1as "on¡11íck:;1s silveslrcs" eran crn11(111111c n1 e asociadas a los 1es1íc11los a 1ravés ele la fonna de las raíces , o con 1nandrágoras prcs11n1 ;1mc n1 e generadas a par1ir del esper­ma ele los ;1horcaclos.

En cslc 1>111110 Of'elia es t:I Ltlo cx 1crio ri z<1do y n~: clt;11.ado por e l s1~j c10 co1110

1111 síllli>o lo que sig11if'ica vida. (/Y, p. 23.)

l :·i lbir/1'111, pp. 11 -52. De tlq11Í cn lll <Ís alnc,·iado cuino / ./ >, scg11ido del 111'11tH.· ro d<' p<igin ~ t.

HAMLET Y EL DESEO DE L-1. MADRE 111

Y no se debería olvidar que en la é poca de su locura, e lla e ntona

fragmentos d e canciones potencialme nte soeces:

Si tien e n ocasión, los j óve nes lo harán;

por Dios, que es como para cu lparles.16

Y e lla acotó: "Antes de que m e tumbaras,

tú m e prome tiste d esposa rme ."

De hecho, es muy adecuado qne Clauclio deba pregn111ar: "¿Cuán­

to t.i e111po ha es lado así?" (rv, 5, 66). Aqní, e n parte, Lacan restablece la tesis de Ella Sharpe sobre "la

impaciencia de HamleL" pero de ntro de una lógica simbólica apun­talada por e l Otro, al describir cómo, para Hamle t, toda acción es d e­terminada por "el tiempo de l 01ro": "Hamlet está siempre e n la ho­ra d e l Otro" (LP, p. 25). Este 1 iempo, sobre e l qne Hamlet no 1ic 11 e

co111rol, es la segunda manife stación de que ha perdido e l asimiento del deseo: primero, hubo e l firm e deseo de su madre, seguido luego

por e l hecho de que su tie mpo lo e lude, hasla que é l cruza e l límite

que separa la vida de la mue rt e. Cuando é l salta al inte rior de la u1m­ba rec ié n cavada de Otelia, Hamle l pnede lamentar í to mourn: "afli­girse", "estar d e luto", vale decir, hacer e l duelo ( ·rnourniug)] el objeto

a, esca par a l poder d el deseo de su madre, y recuperar un deseo por su ol~je10 pe rdido, un o~jeto no "de deseo" sino "en deseo" como es­

cribe Lacan (LP, p. 28). El precio desde luego es su propia mue rte,

nna muerte que por fin pe rmite la respuesta ele la venganza a la d e­manda del padre espectral l. gh.ostly, fantasmal] . De bido a l "apresura­

mie nto" original evidenciado por tocios los protagonistas, e l padre muerto ha alcanzado e l re ino de los mue rtos con una he rida abierta,

una deuda abierta. El Padre aparece como sustentado por e l Otro ba­

rrado (S A): uno espera que este agiüero se cierre al final, media n te una resolución en la qne triunfe la mue rte, en lo qne Mallarmé !la-

11; " liy 1.'flrk, llu'y ª"' lfl hla111.1;', dice, para 111 wstro desconcie rt o, e l seg1111do verso de la c ita el e Shakespeare. Clirh es, e11 su prim e ra acepc ión, e l macho de cualquie r espe­cie d e ave , e l "pollo", y e 11 mode rno slt111.~; e l pe11e, vale decir la "polla", la "pija" o "ver­ga". La edición de Shakespeare de Tho1nas Marc Parrott. 11/1. át., incluye la sigui('nle ll amada a l pie : "Cm:k, r:fld" (p. 7 11 , 1101.a a línea 62), según lo cual ''Dios'', e 11 una tra­ducción s11 lic ie 11Le mente e lástica, podría pe rmutarse y así cantar Ofe lia, a be 11 e fi cio de laca11isrno: "Por la Pija, que es corno para cu lparlos" [T. ] .

Page 57: La experiencia de la letra lacan literario

112 HAMLET Y El. DESEO DE l..\ i\L\DRE

maba la "s11n mosa y csla1H:ada exage rac ió n d el crilllc n ".17

És la es la razón por la q11e Laca11 lee lllllY 111in11ciosarnc 111 c la últi­rna esce na del duelo, advir1ic11do 1111 é nfasis especia l e11 las elabo ra­d as descripciones de las espad;is 111ilizaclas por los com ha 1i c11 1es. El té nui110 q1ie Shakespcarc 111iliza es 'j"oi.f' 1 flore le 1 ( " L1et lli e /oil.1 be lnougld' !Que !raigan los fl ore lcs i, v, 2, 155), a fin d e pen11i1ir 11nj11e­go de palabras en boca ele l Ia111 le 1:

f'll he yo111jiúl, l .aerlrs. /11 '/llil/e ig11ma111P / Your s!úll si/.(/ !! lilw 11 .1l11r i ' //¡ ' d111/iesl

11iglit / Stigli jiP1y ojf i11dwd. " IYo sné 111 h.oja, Lacilcs. En 111i ig11ur;111cia / tu

h<1bilidad co 1110 eslre ll a e 11 la noche 111<Ís negra / se a lZ<1 rá de hec ho c 11 lodo s11 b rill o" 1 ( \ , 2, 227-229).

Al g losa r la preponderancia de lj11ego de palabras l'll Shakcspt'are -que ll's li111onia e l predollli nio del sig11ilican1c sobre e l signilica­

do- Laca11 con jetura co 11 razún quc/ói/se de riva dcji,ni.l/1' y Sl' refie­re a llll 1na1crial, 1al como el lcff iopc lo 1 o lll cjor a1 111 , de acuerdo con e l Ox/ iml il'lllnirn11 Oirtiown y, "una delgada boja de llll't a l colouid;i de­

bajo d e una pied ra preciosa p<1ra incrcllll'll lar s11 brillo" i, utilizado pa ra cx l1iliir joyas, c u una ca ja po r e jemplo . l la1ulc1 da a c n1 e 11dcr

que L1cr1cs es 111l:jor cspadachí11 y la lllbié n lllás ap11es10 q11 e é l. La­Glll saca L1 conclusión de que hcn1os re to ruad o a 1u1 l'Sladio del es­pt:jo c 11 e l que I lamlc1 y Lae rt es es1án 1odavía atrapados e n una riva­lidad illl agi n;1ria (basada en 11n cnga11o más general). El l ~d o ha e n­contrado s1 1 últillla nielalllorfosis en la obra: colllo 1111a carla LH <d que cu lllplc 1a s11 ci rcuito, va a unir al Iarnle1yaLaenesy1an11Jién a l rey. "En es1c juego d e palabras yace en última ins1an ci;1 una ide nt iJica­c ió n co 11 e l falo lllor1al" (JP, p. 34). Este falo a parece fi11aln1e111 c co­nio 11na 1na1wra de de1 e ner el ag1uc ro e 11 lo rea l que se ha abier10 pa­ra l lalll lc1 cua ndo sa lló den1ro de la lulllba de Of'clia.

El agu jero creado por la 1nucr1e es idé n1ico al agujero d e la k1ra ele la litcra1ura: los dos per111i1e11 Li proyeffió n de ull sig11ifica111c f'al-1an1c si n el c11al el deseo no puede encun lrar su luga r.

Así coi 11 u lu q11 c es rcc li az<1do del regist ro si111IJólico 1eqJarl'cc c 11 lo rl';il , de l

111is1no 111 0<10 e l ag11jcrn c 11 lo re<il q11 c result a de la pé rdida , po11c e l sig11ili-

l 7 Stéphanc l\fall;innt', ( F11 11 ff.\ rn 111¡1l1'li"'· cd it'i ón de ll. Mo11dor y C. Jca 11-A1dJry, l'a­rís, Ga lli 111 ;1rd , <'ol. L1 Plt-i<tClc, 10·15, p. 1004.

HAMLET Y EL DESEO DE LA MADRE l 13

cante e n movimie nto. Este agujero proporciona e l lugar para la proyecc ión

del sig nificante fa ltante, que es ese ncial para la estructura del Otro. Éste es

el sign ificante cuya a usencia hace al O tro inca paz d e responde r a nuestra

pregunLa, e l sign ifi cado que sólo p11ed e se r a lca nzado con nuestra propia

carne y nu estra prop ia sangre, e l significa nte que es esencia lme nte e l fa lo ve­

lado (LP, p. '.m).

Meclianle una homología ne tame nte es1r11ctural, aq ne llo que reve­la la lilcral\lra tiene consecuencias decisivas para cualquier deseo in­

divid ual. Aquí, tras una serie ele rodeos -de hecho en un aparte m e nc io na

que su estrategia consiste e n una serie de "movimie ntos concénrri­cos" (LP, p. 47)-, Lacan consig ue finalmente reconciliar su i11t e r­pre1ación co n los e lementos fundam e ntales ele la teoría freudiana. Si

Ham.let es la "tragedia del deseo" y a la vn se muestra su fa lla debido a un duelo insufic iente, en tonces la clave está en un fue rte vínculo

e111re el due lo y el falo. Citando e l lex10 tardío de Freud sobre la "de­clinación del complejo d e Edipo" (1924), 18 Lacan muestra que la

única form a ele que e l s1ueto acep1e la castración y "resuelva" el corn­ple jo d e Edipo es "hacer e l due lo del falo":" [ ... ] e l co m plejo de Ecli­

po e nlra e n su d eclinación e n la medida e n q ue e l s1uet.o debe hacer e l clue lo d el fa lo" ( LP, p. 46). El fa lo 1al como Frcud lo ve en es te con­texto es cletcrmi11ado por e l narcisismo que e l s1 ue 10 es lá dispuesto (o no) a abandonar; en la terminología de Lacan, no es lanto 1111 ob­

jeto imaginario como un ol~eto "velado" que sólo aparece por breves destellos, e n súbitas "epifanías" (j;hanies) (LP, p. 48). Entonces todos

los elerneu t.os se juntan.

¿Y 11 0 parece q ue és te es e l punt o a lrededor de l cua l g ira y se d e mora la ac­

ció n d e 1 Ia mle 1? S11 espíritu pe rple jo, po r d ec irlo así, tie mbla a 111 e a lgo que

es cornplctamc nl.e inespe rado: aq11í e l falo es tá ubi cado e n una posició n q11e

es tá f11 era de lu ga r e 11 té rmi11 os de su posic ió 11 e n el complejo de Edipo.

Aq 11í, e l fa lo co11 e l que hay que dar es ve rdaderame 11 1.e rea l. Y Hamle r siem­

pre se de 1ie 11 e. El ve rdadero origen d e aq uello que hace vac il a r e l brazo d e

Ha m lcl. en todo momento es la conex ió n narcisista sobre la q11 e Freucl 11os

IH Sigmu11 cl Freud, '"The Passing of the Oedip11s-Corn plex", S!'xu11/ilv aud 1/i.r l\yrlur

lo.~)' of' l .m"' l"EI se pultarnie11to del Complejo de Ed ipo'', O/nas rn111/hlm, l. 19, B11e11os Ai res, A111 orrortu , 1980].

Page 58: La experiencia de la letra lacan literario

114 HA.M I.ET Y l::L DESEO llE l..\ 1\1.\ IJRE

habla e n s1 1 tex to sob re la d ecli11a<"ió 11 del comple jo de Edipo: 11 0 se pued e

d a r con el 1¡t1 0 , porque e l fa lo , i11c l11so e l falo real , es 1111 fa11 1as11w. (lY, p. :)0.)

No se puede 111atar a l folo porque, como e l rey de llrunld, es una "cosa de nada", 110 ex iste. l Ia111lct se rá capaz de desear y de matar a sus dos rivales súlo después de que ha abandonado todo otro <t¡wgo narcisista, q11 e es c11a11do está mortalmente herido y sabe que va a morir. Entonces Laertes y I lamlc t p1wde 11 i11terc1111bi;1r sus 11111t11as be ndicio nes, de ma nera que no l<:s sigan otras 11111ertes (;1 diferencia de /~'dijJo donde la rouúrla trágica se pe rpe túa hast a la sig11ic11tt: gc 11 e­ració11). Al post11lar 1111 lla ntlet que es tá atrapado e n el deseo de su madre hasta que atraviesa la 11111crtc y el falo -gracias a Ofclia y su trist e destino-, Laca11 ha presentado una kctura tota l11H·nte original de la obra , c11 1111 abo rdaj e que sigu e es tando 11111y a ten to a la i11ter;1c­ció11 de sus sig11ilica11tes clave, 111ientras que se a parta de b i11tcrpre­t<1ción usual de la obra como una re posición 111oder11a del co111pkjo de Edipo.

Co1no lo ha seú;tlado Bruce Fink en 1111 a útil clt1cidacicín de la lectura del lru11J1<l por L1cc111 , éste 11 0 a11hcla interpre tar Lt obra t;-111-to co1110 apre11dtT de dla . 1 ~ 1 El tex to es una obra 111;icstr;1 11niversal 11 0 só lo porque ofrece 1111 intercsa11t c e11 ig1 na q11c podc 111 os tratar de d esc ifrar, sino porque nos CllSe l-la a lgo f1111d ;1111cn tal sobr<' e l de­SCO lll1n1a110. Leer lite ra lura sigue siendo para Lae<111 1111 proceso pe­dagógico, 110 sólo porque realiza sus propias lcct11ras frc11 tc a 1111 au­dit o rio -y he tratado de dar una idea de los rod eos, oblicuidades y hasta repeticiones estrat égicas que se permite- sino porq 11c c11alq11ic r int.e rprctaciún propom: una interacción en la que se c 11sc1-1a al lector o lcctor;1 algo sobre sí 111isrno o sobre sí mis111a - c 11 1111cstra crn1cxiú 11 con el lc11g11ajc, d deseo, la soc iedad , e l gé ne ro , etc{tna ... - 110 sólo c 11 la medida e n que 1111es1ros seres sociales está n i11vol11crados, si no c 11 la rncd ida e n que 1111est ro deseo es e 11est ionado. Si Frc11cl ya h c1 hía 110-tado q11e los poc1<1s lo había 11 preced ido e n el te rreno del i11co11sc icn-

l'.~ Br11n· Fi11k , "Rc;1di11g l Lu11kl wi tli l .ac;in ", l .1101u, l 'nlitin, i' \ 1~stltrl i1 ·s, cdiciú11 d<' Wi ll y J\ polloJ1 y Richard Fe lds1ci J1 , J\ Jl ¡¡ u1 y, S l lNY Prcss, l'l<tG, p. 18:!. l lua kcl1J1<1 111J1 y i11111i1i va 1;1111bit'-11 ,~, la que ofrt·n· "I L1111le1's B11rde11 Prool" d e Sl;J11ky C;ivdl ( ' JI /!/.,nu1-

11i11g A:11111t1fl'd,~1', C;1111bridge, C.11uhridgc U11i vns i1 y Press, l '187, pp. 17'1- l 'l I. Vé; ise l;u11 -bi t'- 11 la cxci1a111 c claburaci ÓJ1 b c 111iaua - CO JI 1111 p11eJ1lc l1<1cia b lcu rla d,· lk J1j<1111i11

de l '/i ·11111•n/1i1•/- <" JI Juli ;1 Rei11hard l.11p10 11 y Ke1111c1h Rcinhard , 1\.fin 01·dijills: Sli11/ws­

/W111i' i11 / \y1ii1111111ilysis, lth ;1ca , Corncll l lJ1i vc rsity Press, 19'1 '.I, cspccial111 c J1lc sob re

1111 111/1'/, pp. W-11 8.

HAMLET Y EL DESEO DE L'\ MADRE 115

te , é l cita a Shakespeare tan a me nudo que puede decir que hay un milO shakespeareano que ope ra e n e l psicoanálisis. Este mito sha kes­pcareano nos "histeriza" a todos, nos fue rza a plantear una y otra vez la pregunta por el deseo.

Con Lacan, hemos llegado a una concie ncia de ese inconsciente entendido no simplemente como la parte oscura del conocimie nto inaccesible al escritor (quie nquiera que haya podido se r e l autor de Hamlet), sino también corno un ma ndato que parece más cercano al concepto de Eliot. Después de habe r leído o visto representar Hamlet

e 11 esce na, se nos deja e fectiva me nte con una obligación é tica: la obra, e l te xto , postula una demanda e n e l sentido d e que no de bería­mos pe rmanecer pasivos sino seguir inte rpre tando. Tal como Fre ne! sintió la urge ncia de ime rpre t.ar por qué y cómo el Moisés de Miguel Ánge l podía ~je rcer se mejante fascinación sobre é l, nosotros, lecto­res de 1-Iandet, debe mos "sabe r algo que es por hipótesis incognosci­ble" al h abe r e ncontrado al O tro e n "una expe rie ncia que excede los hechos": te ne mos la carga a11adida ele tratar de e n tender todas esas cosas que _S hakespeare (o Freud) no pudie ron e ntende r e llos mismos.

Page 59: La experiencia de la letra lacan literario

8 . ANTÍGONA E NTRE LO IJ ELLO Y LO SUBLIME

Si L1ca 11 Ice los 1ex1os litera rios a fin d e aprende r de e llos , 1nás aún pa ra a prende r cosas que 110 C' 11co11tra r ía e n o tra clase d e tex tos o ex­pe ri e ncias, se ¡rned e e nte1Hler po r qué J\ ntigonajucga nn papel seme­j a nt e e11 e l Se111i11 a rio de 1 !)!í!)-1 q(jü sobre la " l~ li ca d e l psicoa ná lisis". Es 1111 h1gar cornú11 de la críti ca cl ásica decir que Sóli iclcs pinta a A11-tígo 11 a c u su obra corno u11a he ro ína trágica q11c est ;:¡ dispuesta a 1no­rir a íin de sal va r los valo res 11 0 esc ritos de la 1;unilia , va lores q11 c vie­ne n clircc ta111 c 11tc dd re in o de los dioses, prese rva ndo así ;1 la é 1ica d e ci1a lquic r intrusió n política. Se la reconoce por a finm1 r q11 e aun si s11 s dos hcrn1anos n111ri csc 11 en colllba tc , uno por Tc bas, e l olro co111ra 'k h1s, s11s des1inos 110 dc bc 1fa u dis1i11 g11irsc e n h1 n111tTlc . Fslo le pro po rcio 11a a I Iege l 1111 a rgulll c nt.o cc111r;tl en s11 c011oc ido a n;í lisis de b o bra, 1111 an;ílisis pa ra el nial L 1c-1n rccrn10cc sus de udas, ;rn11 si se pone a ex plo rar ca1ninos inesperados o incl11so adop1 a 11m1 r111a a l­go excé n1 rica hacia b obra. 1

Con l'n·n1e ncia , la lesis prin cipal de 1 kgd Ita sido rea firn1 ael a y e n ocas io 11 cs si111plilicada. Consislc e n un a dicol01Hía e n tre C: n ·o11t e, que e 11car11;1 los valores polí1icos de la ci11chul , y An1ígona q11 c e 11 ca r­m1 los v;tlorcs é 1icos de b la rnili a . Creonle q11ine ho11ra r a l eld<.· 11so r el e Tcbas, E1eoclcs , 1n cdian1 e ri1os a propiados de c nl<'rr<1111ic 11to , y d ec ide dcj;1r e l cue rpo de Po li11ice insc p11ho, para q11c sea elcvo r; 1clo po r las llcs1ias salvajes c 11 e l ll a1w e n e l q11e ha ca ído, lo qu e co11s1i-111ía 11 11 a de Lis peores ig no n1inias pa ra las c ree nci;·1s ele ;1q11c llos t icm-

1 Co1no podnnos \'C rlo a pan ir d l' las n o l ;ts p11blic 1cb s de Ak xa ndn: K<~ j( · , ·c sobre

l lcgc l, A 1 1t Í~< u1 ; 1 110 <'S 1111 " ¡>tTso 11 <üc" u " fi ~11rc 1 " kojen·a11 ~ 1 . lo n 1;d es sorp1 r nd('111 e

dado su { 11 L 1s i s so l>r(' 1<1 lllll('J'(( ' c 11 la /'l' J1 n1111'11 olopJa d1•/ 1's/ú1if 11 . V{asc p<>r <:jl' 111plo e l

e nsayo d(' Kt~_ji-·vl' sohrt' "L<1 idl' <l d e !;1 llllHT l c c 11 Lt filosofía d e l l<'gd ", /11/mrl 11 f'fin11 ti lo i l'l ltm ilr lfrgd. l';irís, (;;,}lillla rd , 1' 1·17, pp. :>'.!~ 1-575 .

Por 0 1r;1 pein e, <'11 s11 brcv(' rcs111n c 11 d e la sc cciún rcl ev;i 11t c d e b Fr1111JJ11· 11 0/upJo,

q11 c es el ;111 ;\ lisis de L.1 opos ici ó n ( ' ltlrc la Lunili;1 )1 t· I estado e n('¡ 11111 11do g rie go , Ko­jt·v<· 111111 c a 11H·11ci o 11 ~ 1 el 11 o mbn· d c /\111ígu 11 ¡:1 y <'St:r i b t· q11<' "b 11111<-rte clt-1 IH-r111 ;111<J

no c;1111bia n ;HLI con rcsp<'CI O a la s i111 ac ió 11 de Li licr111a11a " (i li itlr 111, p . 101 ) . (:J ve

"s11bli111 ac ió 11 " o " rt' pr<:s iú n " o pcra11du l ' ll l'i a n ;í li sis d <." H<' g<' I dd ví11 c 11l o IH-r111a110-lwn11 ;111 a.

11 l<il

ANTÍGONA ENTRE 1..0 BELLO Y LO SUBLI ME 117

pos, y ad e más impide que 11ad ie le rinda los mismos riLos, so pena de mue rte. Antígo na d esafía su ley cubrie ndo visible m e nte e l cue rpo de Polinice . H egel afirma muy co nvinceni e m e nte que estos sistem as de valo res en confli c to tie ne n idénti cos de rechos, y es de l choque de los d os d e d o nde nace la tragedia. Mie ntras que Creonte que rría se­para r "a los bue nos d e lo s m alos" e n nombre de una lógica de inclu­sió n y exclusió n, Antígo na e n fa ti za un respe to más fundam e ntal po r los muertos q ue no admite ninguna d ivisión.

Creonte: ALaca r s11 pa ís, mie ntras que el otro lo defe ndía .

AnLígona: Aun as í, te ne rnos u11 debe r pa ra co n los 11111e rtos.

Crcont e: No brinda r ig11a l ho no r a los b11e nos y a los malos.

Antígona: ¿Q11ié n sabe? En e l pa ís de los n111e rtos ésa puede se r la ley.

Creo nLe: Un e ne migo no puede se r un am igo, ni s iquie ra cua nd o est á

m 11e rlo .2

La lec tura d e Hege l va m ás a llá , sin e mba rgo, c11a11do inte m a c 11-co11trarle se ntido a un pas::tj e rle Antígona qne ha provocad o mucha espec ulac ió n , cua ndo Antígo na pa rece distingui r e ntre e l debe r uni­ve rsa l que se d e be a cualquie r mie mbro m11e rl0 d e la propia fa milia, y su rel ac ió n específica con esl e he rma no e n pa rticula r. En el conmo­ved o r la m e nto a l que le d a voz j11sto anles de m a rcha r a su tum ba, e ll a expresa esto con m11cha cla ridad :

Fue con este se rvicio a tu que rido c11 e rpo , Polinice,

co mo me ga né el castigo qu e a hora sufro,

a11nq11e toda la gente bue na sa be q11 e fu e po r tu ho no r.

Ali , pero yo no habría hec ho esa cosa p ro hibida

po r nin gún esposo ni po r hijo alguno.

¿Pues po r q ué? Ha bría pod ido te ner 01.ro esposo

y po r é l o tros hUos, si 11no fu era perdido;

pero pe rdidos pad re y madre, ¿dó nde co nseguirías

otro he rma no? Po r p refe rirt e de ese modo a ti ,

he rm a no mío, Creonte me conde na y me ex pulsa,

nun ca novia, nunca madre, sin a migos,

conde nad a e n vida a una muerte solita ri a (A, p. 150).

~Sófocl es, i\ n li¡.:oua, °f'ltf °/'/1.d1au / 'lay." t raducc ió n d e B. F. Watl in g , 13a ltirn o re,

Pe ng uin , 1968, p. 140 (e n ade la nte a bre viad o corn o 1\ , seguido d e l núm ero de p<Í­

g in a) 1 ¡\ 11! ~~·111111., lni l m rn 111/Jfr/11, Madrid , Cá1e d ra, 1987].

Page 60: La experiencia de la letra lacan literario

118 .\NTÍGON.-\ ENTRE LO l:IU .1.0 Y 1.0 Sl il:ILI ME

El pasa je ha bía i111pac1aclo a Coelhe al p111110 d e q11 c expresó s11 anhe lo de que algún día se revelara que e ra una 111c ra in1e rpolació11, colllo nos lo recuerda Laca n .:1 Al igual que Hegel , Lacan no parece impresionado, e i1H:luso saborea el "carác te r de escá ndalo" que con­ti e ne n cs1 as lín eas (.\'7, p. :)07 ). Una d e las prin cipales cucsliuncs im­plicadas po r este "escfü1da lo" 1ic1ie que ve r co 11 e l concc p1 0 de "gene­ración" , 1;.in10 e n el sc11tido de la capac idad de procrear, aqu í re husa­da a A11tígon a, co lllo e n e l sc 111ido de que la s11ccsiú 11 de gene rac io­nes se ha pervertido después de la tran sgrcsiún de Edipo. El lll ismo nolllhrc de An1ío-ona s1wic rc 11n 1novi111iento "co n1 ra" la o-e11eración

b b b '

colllo si s11 d est in o esluvie ra ligado a 11na es1 c rilidad delibe rada o for-zad a. En ese pasaje, ella parece con1radecir 11n n1 anda10 1111ive rsalis­ta que realzaría el rcspclo por los 1nuc rt os quicncsq11icra q11e se;1n, que acl111i11i s1ra los r ilos funerarios co rrectos y que no <]lll' ITÍa alacar a alg11icn "1mís all á de la n1ucrte", e n 110111hrc de 1111a "prc l'crc11 cia"

lllás pe rsonal por ese h t'nm1 110 q11c le han lll a lad o. Ant es de p;1sar a 11na lcc111ra psicoamilí1ica que llegue a la conclusi ón c11 1111 ;u11or "i11-ccs111oso" q11c un a al hcnnano y a la hennam1 ,~ vca1nos 0)1110 in1 c r­pre1a Hegel es ta si11gularidacl abso lut a :

La pé rdida del li (' rn1a110 es por lo 1a 111 0 irrc-pa ra ble para la l1<:r111 <111a y s 11 d e­

bn hacia <; I es c-1 111 ;Ís a lt o.!>

1 ... 1 E l IH' n11a110 es c- l 111i <' lllbro de la f'a 111ilia e 11 q11ic 11 s 11 cspíri111 clc ,·ic 11 e

1111a i11di vid11 a lidad qu e !orna h ac ia olra esfe ra , y pasa por c 11<'i1 11a d <' la co11-

cie11c ia d<' la 1111ivnsa licbd. 1 ... 1 l~ I p asa de la ley divina , c 11 cu ya cskr;i vi,·ía,

a la ley li11111ana. Pe ro la li c n11an a se co nvi c l'l c e n, o la esposa s ig u e siendo,

la g 11ardi;111a d (' 1<1 ley divin a. De csla 1n<111 e ra, los d os se xos s1q 1c ra n s11 se r

( 111 c ra111 c n1 c) na1111 <il y a pa rcn· 11 c 11 s 11 signili caci611 ( li ca , cuino s<T<'s difr-

:l .Jan ptl'S l .ac111 , / .1' S1;111 i11fli ll', / ,¡,,,.,, \///: ! .'hhv1¡11r dr la /1.w1hr11111!¡-."'· 19 511- / 'J(>ll, Pa­

rís, Senil , l 'lHli; FI s1'111i11rni11 r/1'./f{(({lll's l .flrnu. l .ihm 7: / ,({ i'l im rlr•/ /1simfl11rí l isi.1. I 'J5<J- I !J(¡ ()

(1cx10 L'S labl<-c ido purlacq11es-J\ lai11 Mi ll c r ) , B11 c 11 os A ires, l'a idús, 1!)88 r rc i111prcs iu-

1H·s. De aquí c 11 adcla111c .\7, scg11ido del 11Úlll eru de p ;íg i11a. E11 el prcs,- 11t c caso (el del ";1 111lc lo" d e Coe 1l w 111 e 11ciu 11ado pu r l .aG111), p . '.\07.

'1 l ~:s1a es l;1 tesis ct·nLr~d d e P<.1tri c k C 11 yo111<trd e n / .11 jo11issr111n' lrr1git¡111', París, /\u ­

bin, 1')')2. p. 5'): "L1 aprec iaciú11 d e A111.ígu11a que hace L1c111 es la ap licac iú 11 d e 1111a

Lco ría del deseo c 11 L1 q11c l;.1 llHHTl e 11 0111bra c:I pode r y e l cl(:c l o del sig11ili c;_1111c, pe­

ro a l lllis rn o 1ie 1npo es 1111 prec io, ;: u111q11 e 11 egado, ck l i11 ct.sl.u."

:i CL /\11 t~t!/""' · 1, 910.

ANTÍGONA ENTRE LO BELLO Y LO SU BLIME 119

re ntes que comparten e ntre e llos las d os dis tin c io nes q11e pert e nece n a la

sustancia é tica.6

Así, la lec tura que H egel hace de Antigona implica no tan só lo una es tric ta oposición entre la ciudad y e l individuo, sino una meditac ión sobre lo que podría llamarse los papeles é ticos y políticos de la dife­rencia sexual, un punto que no debería olvidarse cuando vemos lo mucho que Creonte teme parecer débil frente a una rmtje r. "Mejor se r golpeado, si es necesario, por un ho mbre,/ que co11ceclerle a una m1tje r lo n1t::jor de nosotros" (A, p. 144). La familia es el lugar ele es­ta tra nsición entre las leyes ocul tas que provie ne n de los dioses y las leyes esc ritas o pronunciadas de la ciudad. El he rmano surge de la fa­lllilia y se desp laza al dominio público, mie ntras que la he rmana pue­de elegir quedarse en casa, com o lo hace lsme ne, o salir a lo abie rto y actuar, como hace Antígon a. Hegel lo cap ta y también capla e l fac­tor subversivo rep resentado po r Antígo11a : e n la medida e n que 110 es lllerame nte la represe n tante de la ley 11 0 escrita de los dioses , sino tambié n d e un a ex tre mada singula ridad d el d eseo, e lla e ncarna la "perwrsió n" ele los valo res univc rsalis1as sobre los cuales es tá basado el orde n de Creonte.

Puesto qu e la co m1111ida d sólo obt ie n e u11 a ex is te n c ia a t ravés d e s11 i11t e rfe­

re n c ia co 11 la fe lic ida d ele la fa milia, y diso lvie 11do la a utoco 11 c ie n c ia ( i11di­

vid11 a l) e n la 11niversa l, c rea p a ra s í e n lo qu e s11prime y que es a l lll is1110

t.i c 111po ese nc ia l para e lla , un e n e llligo inte rn o, lo fe men in o c 11 genera l. Lo

feme nin o - la p e rpetu a ironía (en la vid a ) d e la com unidad- calllbi a m e­

diante la i11t riga el 1111 unive rsa l del gobi e rno e n 11n fin privado, transforma

s11 acto universa l e n la o bra de un in divid u o pa ni c ul a r, y pe rvie rt e la pro­

piedad 11nive rsa l d e l es tado co 11 virt ié 11do la e n u11a posesió n y o rn ame nto d e

la famili a. 7

Así, e n 1111 curioso aunque lógico movimie nto , Hegel des taca la culpa inhe re n te e n las acc io nes de Ant ígo 11a, quie n de hecho u·ans­grede la ley a sabie ndas:

i; G. W. F. l lege l, '//11' /'hem1111.e1111lo.~y o/S/Jirit, 1rad 11cc ió n d e A. Y. Mill c r, Oxford , Ox­

lo rd U nivcrsity Press, 1977, p. 275 [/'l,110111nwlogío rld rs/1írú11, o/i. ril.]. 7 lhirln11, p. 288.

Page 61: La experiencia de la letra lacan literario

120 .\NTiGONA ENTRE 1.0 t; Ll.l.O Y 1.0 Sl 11)1.lME

La co11c ic1 1ci<1 ét ica debe , a c 11e 111 a ele su rea lidad y a n1c111.a de s11s hechos,

reconoce r a s11 o puesto co1110 s11 prop ia realidad , debe reco11oce r su culpa.

"Porque sul'rilllos reco11oce1110s que he mos errad o" (Aul~f!,'Olla , 1, ~)'.,!()).8

En este pasaje, I Iegel c it a la única línea de la obra en la que A11tí­gona p<irece vacilar, por 11n breve instante, 111ient ras se encucnt ra e n e l umbral de la lllUET tc (fue condenada a ser sep11lLada viva). Lo que e lla dice ha sido glosado de esta 1rnu1era por u11 traductor:

Si los dioses co11sicle ra n es te derec ho (esto es, q11(' aunque soy pía, se pi ensa

que soy i111pía) , yo conlcsaría , habi c" 11clomc (~ nselíado e l sul'ti111ic 111 0 (según

la 1míx i1na :n:nHoc; ~tnHoc;) que he o brado mal.<¡

Una ca 11tidad de co111c11taristas ha rcsalt <1<lo que esta l('c t11ra otor­ga 11n é-nfasis indebido a una única línea, mientras q11e la 111 ayor par­te del tic111po A11tígrn1a sostc11ía i11claudic1blcmentC' que estaba e n lo correno al actuar como lo hacía.JO A11tígo11a sola11H·11te i11si11úa que

ti ene conlia111.a e 11 qttc los dioses limtl111e nlc pnlnHtlg"rá 11 d derecho de e lla a postular que sus decretos d e berían va lorarse por enci111" de las leyes h11111a11as.

l legcl, que así ha cq11iparado de alguna 111ancra a Crcontc y i\11 tí­go11a corno "equivocados" los dos, co 11 cli 1yc que d único resultado posible es la rigurosa a11iq11ilación de cada u11" ck las partes.

La victoria de 1111 poder y s11 pcrsu11ajc , y la ci('ITUla del otro, sc rí;i ;1sí 1;111 só­

lo 1111<1 parle)' el tr;1l>aju i11 co111pk10 q11c ;1v;111z;1 irresist ii>lc1n c1 1tc hacia e l

eq uilibrio de los dus. 5,-,10 c 11 la caíd;1 de ;nnbus lados por igu ;1I se n1111plc e l

derecho absoh1to, )' la s11stancia l:tin1, ;1sí co lllo e l poder 11 ega ti vu q11c c 11 v11 c l­

vc a a1nlios lados, es to es, el rn1111iputc11tc y virtuoso Destino, se ;ik1 sob re la

l'SCClla. J l

H /h ir/1'111, I'· 2H,l.

~' Es1oy c itando Lt t·xccl<'111t· ediciú11 :11101;1d;1 de / \111.1:!!,·011r1 de l\1<1 ni11 1 .. J) '(Jogc: Só­li>cks, 1\11/ Z~mlfi, Bos1011, (;i1111 y Co., IHH7, p. 1 t:I.

10 \!{as(' por (:jc111plo Patric:i~1.Jag<'11towicz f\ttills, '"llegel's .t\11tig;rn11,", / ·(·111i11i.\I fu/f1r­

/11tlfllÍ1111s uj' lfrgd, e di1adu por P<1triciaJ1g·e 111uwicz Milis, U11ivt'rsit y l'ark, l'c1111 sylv:111ia

S1a1 e L1 11i vcrsit y l'rcss, ¡q9(j, es ¡H"c ial111t'11tc pp. 68-7 t. 11 C:. W. F. l lcgcl, n,,, /'hmm11m11!11gT 11(S/1iril, 11¡1. rit., p. 28r>.

ANTÍGONA ENTRE LO llELLO Y LO SLll\l.IME 121

A~í que la muerte es en efecLo e l "amo absoluto" y e l único media­dor que pe rmite un movimiento de avance hac ia una defiuicióu de la vida é t.ica (Sittlightkeit) como una sustancia que reconcilie lo uni­versal y lo singular en la comunidad.

Ese rodeo es necesario para comprender por qué, si no se lo pue­de llamar hege liano en su lec tura, Lacan permanece no obstante muy cerca de las ideas originales de l filósofo. A lo largo d e todo el Seminario sobre La ética del psicoanálisü, se puede seguir el modo en que Lacan alcanza a Antígona a Lravés de Hegel, mientras que afir­ma abiert.arnent:e s11 desacue rdo y se desplaza a una huella diferen­Le. La prime ra me ncióu de la obra de Sófocles aparece e n un pasa­j e que t.raLa sobre Hegel:

A nosotros se nos plantea u11 nu evo proble ma, que ni siquie ra le e ra c laro a

H ege l. H ege l inte ntó amp lia111e m e e n la Fenmnenologia del espirilu articu la r la

tragedia ele la histo ria humana e n té nninos ele confli c to d e discursos. Se

con1plació, e ntre todas, co n la tragedia Antígona e n la medida en qu e ve ía

oponerse e n e ll a, del modo más claro, e l discurso de la fa111ilia y e l discurso

de l es t;1do. Pero para nosotros, las cosas son mucho menos claras (S7, pp.

28~-'.!8'1) .

Luego, unas pocas páginas más adelan te afinna que Hegel co11Sidc­ra ba a A ntígona como la Lragedia "más perfec1a, por las peores razones" (S7, p. 289). El punLo de partida de Lacan sigue siendo hegeliano en el se ntido de que insiste en q11e la posición de Ant:ígona "se siLúa e n re­lación al bien criminal" (ibidern) y no es si111pleme 111.e dicLarla por el bie n supre mo. En la misma sesión que conduce a una confro11t.ación sistemática con Antígona, Lacan prese ut.a una crítjca bastante d evasta­dora del concepto freudiano de "sublimación":

[ ... J y el texto ele Freud se muestra a l respec Lo muy d é bil. La de fini c ió n que

da d e la sublimación e n jnego e n la ob ra de a rte, e n la creac ión del art ista,

sólo nos mu estra su contrapartida, diría e l re torno d e los efectos de lo qu e

sucede a nivel el e la sub lim ación de la pulsión, cua ndo e l resultado, la obra

de l c reador de lo be ll o, e ntra e n e l ca 111po ele los bienes, a sabe r, cua ndo se

ha vu e lto me rcancía. Es necesario decir qu e e l resumen que da Freucl ele la

carrera del art ista es casi grotesco, el artista , dice, da una forma bella a l d e­

seo inte rdicto, para que cada uno, comprá ndole su pequeí'io prod ucto d e a r­

te , recompe nse y sa ncion e su audacia. Éste es realmente un modo d e co rto­

circuirar e l proble ma (S7, p. 286).

Page 62: La experiencia de la letra lacan literario

122 ANTÍCONA ENTRE 1.ü llEl.1.0 Y LO S l l l~ L.IME

Estas obse rvaciones co111binadas con una crítica de llegel mues­tran la i111por1ancia de AnLZi!;ona: será con esta obra con la que 1 .acan muestre al mismo tiempo 1111 t:iemplo de la verdadera posicióll {·tica, un repudio de la subli111ació11 e11 el viejo se11tido, y 1111 elogio de u11 deseo basado c 11 algo más que el bien (en el sent ido idealista ddi11i­clo por la sabiduría clás ica d esde Platón y Aristóteles) o los bie nes (en el sentido de una eco11ornía cullural que mercantiliza los valores y las obras de a rte).

lts ta es la razón por la que puede <o11 1u11ciar c 11 el siguiente e nn1en­trn que con Antígona él ha llegado a un "p1111to nocla! " (S7, p. 2~);{).

No obstante, e l tít11lo dado a la sesió11 es sorprendente: "El brillo de A11tígona". Ltjos de enhttizar, co1110 se podría haber esperado, 1111a ndpa que J\ n tígona de algún modo admite (co 1no lo hizo 1 kgel), que tic11c el d<.·cto de darle 1111 a hase a la 1rnt11rakza tr;ígica de C reon­tc , o u11a i11oce 11cia que e lla proclama, Lacan acl111itc desde el co-111ic11 zo que e n la obra sólo se puede ver a Antígona: clb a trapa to­das las 111iradas. Lo hace despuó de 1111 a elabo r;1 ció11 de "catarsis" o l;1 "purgación de las pasio11cs" corno el pri11cipal ckcto de 1<1 trage­dia , que vincula la l'oélim de Aristó teles co n la idea de Frc11d de 1111 "111étodo caLírt ico". L1c111 insiste c 11 que , co1110 los cí taros de l'rovcn­cc que se IL1111 ah;11 1así11 1i s111os "los puros", el proceso t1«ígico cst<í re­lacionado de 111a11cra ce11 tral crn1 1<1 purilicaciú1 1 o Lt p11 rvz;1. Lt tra­gedia de A11lígo11(1, de ac11crdo con s11 i11terprctaciú11 , co 11 sig11c "p11r­gar11os" o, 111 t:jor, "p11rilica r11os" prcsc11tá11do11os 1111 a i111agc11 brillan­te y fascinan te, la de la propia J\ntígo na.

/\11lígo1111 , c 11 ('i(:c to , pennitc ve r el pu11 t.o ele 1nira que dcl'i!H' e l deseo.

Esa 111 ir <1 :ip11111;.¡ hacia um1 illlagen que cletc111a 110 sé qu{ 111ist<"ri o h;ista

a hora i11 a r1inda hle , pues hacía ce rrar los o jos e 11 e l 111<>111c 111 0 e 11 qu e se la

lllira b<t. Esa i111ag,· 11 , l'lll¡>Cnl , cs t<Í e11 el cc111. ro de la tragcd i;i , pucslo que es

la i1 m1g¡· 11 l°<1sci11an1<· de /\111ígo 11 a 1nisrna. Pues sa lJ<' lllos i>ie11que1n;ís ;ill;í d e

los di ;ílogos , 1nás a ll ;í de la l°<1lllilia y de la pa11 ·ia, 1n<.Ís ;di;) de los desarrollos

lllorali z;111t cs, ('S e ll ;¡ quicll llOS fascim1 , COI! SU brillo i11sopol'lahic, CO I! lo que

tiene , q11e 11 os re1ic11e y qu e a la vez 11os ved a c 11 el se 11 1. idu de que 11os i111i­

lllid a; l'll lo que t.i< ' IH' de descoi1cc-r1a 111 e t:sta vícl illla ta11 lt '1Tii>lc1ne11tc vo­

lu11tari ;1 (S7, p. ~~18 1).

Ésta es 1111a !llovida sorpre11dc 11t c y o rigina l de L-te<t1i: A11tígom1 110

es invocada p;1ra a lego ri za r el poder de la (: ti ca sobre la política, si 11 0 tomada prinwra111c11te como una ligura de la belleza . Al p1·i11cipio , el

ANTÍGONA ENTRE LO BELLO Y LO SUBLIME 123

movimiento parece tan brutal como para ser i1~justificado. Lacan se­iíala sin emba rgo que esto no es una mera invención, puesto que en la obra el coro describe a Antíg·ona en estos té rminos:

Pero la g loria y la a labanza van contigo , se1-1ora,

a l sitio de tu descanso. Te vas con tu he rmos11ra

incambiada por la mano de la e nfermedad devastadora,

por la espada in tacta, viva y libre (am:ovoµ.oi;) ,

como ninguna otra q ue haya mue rto antes. 12

Esto se dice e n respuesta al lamento (Koµµói;) d e An tígona, pero remite a la an te rior Oda a Eros. En el Stasirnon, e l coro elogia curio­

sarnenle e l pode r d el amor que conquista todo lo de más justo des­

pués de habe r oído de boca de Creome e l modo e n que Antígona ha siclo conde nada a morir. A las palabras de Creonte al pa rtir("[ ... ] o aprende por fin / qué esperanza les queda a los que reverencian la muerte" ) el coro responde con este himno lírico a Eros y Afrodita:

¿Dónde está el ig ua l del Amor (Epwi;)?

... é l est<Í aquí

e n la flor d e 1111 bello rostro

que y;1cc e n espe ra;

y la ga rra de su loc11ra

no pe rso 11 a hombre ni dios ,

co rrompie ndo a l hom bre justo,

arrast rancio a su a lma por d é d a los d e pecado

y discordia, dividie 11 do un a casa .

Pues la lu z que a rde e n los ojos d e un a novia d e l deseo

t:s 1111 ru ego que consume.

F.nt re los grandes dioses

la in111011.al Afrod it<J

ob ra su vo luntad e n todos. t:I

En ese pu11Lo, Antígo11a en tra rodeada de guardias, y el coro cou­

ti 11 úa:

12 Sófocles, A11tig11110, 11/1. tit., p. 148. l o lhidn11, p. 147-148.

Page 63: La experiencia de la letra lacan literario

l ~ · I .-\NTÍGONA ENTRE LO ll Fl.1.0 V l.ü SI I BLJ~IE

l'l'ro it (' aquí 11na visión insoporta ble,

a n1 e la nial 111is ojos sólo pue d e n llo ra r ;

Antígo na t·n viaj e

a s11 1norad ;1 1u1pcial de su e 1-10 pcrpc 1110 .

Las rápid;1s 111od11lac io11es en tre t•I amo r y la 11111e rtc , la :-m11onía y la discordi;1, el deseo y la divisió11 son intrigantes. Cbr:-11 11e11t c, Lacan as1111w que A11tígrn1;1 es el objeto on1lto d e toda la canci<Íll de al;dJan­za, qu e la 111is1m1 expresión fúert c de una "luz que arde c 11 los ojos de una novia del deseo" (rvapy11 s; j)AEq>apwv Lµrpo s; ) se refiere a su fas­ci11antc apariencia , e incluso la a1111ncia. As í es co rno é l int e rpre ta es­te pasajt' crncial:

Desd e a ltí ta lllhi é 11 la illl agc 11 d e A111ígu11a se nos presc 111 a bajo e l aspcc lo

q11e, li1cra l111c11tc , nos lo di ce , le !t ace pe rde r la cabeza ;d co ro, v11 e h·(· i11j11 s-

1os a los_ j11sl os )' !t ace ljll C el cu ro 111is1110 f'r a 11q11ee lodos los lí1llil cs y lll<lrl­

d e d e p;1sco lodo el res pe to q11 c pu e d e te ne r por los edictos d e la c i1Hlad.

Nada es 1mís co111novcdor q11 c ese 1.~1 E poi; Evapy11i;, ese deseo vis ible q11 c se

desprc11d1· de lo .~ pcírp;idos de l;-1 a d111irabl c juvc 11 c ita .

La il111ni11aci<í 11 viok11t a , la h1111i11os id ad d e L1 l>c ll ('z;1, co i11cidc 11 co11 e l

1n011 H· 111 0 d e J"ra 1a¡uca 1nie11 to, d e n ·; di zac ió 11 de la /\/t; de /\ 11t ígo 11 ;1, ésle es

el rasgo solirc el c11al coloq11{ c 111i1a ·111c1nc·11tc e l acc1110 y q11c nos i111rod11jo

c11 la lú11ci ó 11 cjc111pl a r del prnlJl( ·111;1 d e /\1llígo11a pa r;1 d e 1e n11i11 ;1r la f"1111ció11

d e c ie rt os ckclos. De cslc modo se cs1a lilccc pa ra 11 osot rns cie rta rclaci<Í11 co n

e l 111;ís ;dl ;í d e l cunpo n·11tr<d, pcrn ta 111bié 11 lo q11 e 11 os pro híbe \ 'c'I" s11 ven la­

d e ra 11a111ra lcz;1, lo que 11os d cs l11111lna y nos separa d e s11 ve rd ad e ra lú11ci ó 11.

El lado cu11rnm•cclor de la be ll e za hace vacilar todo juicio crí1ico , d e tic 11 c el

a1dlisis, y s11111ngc las dilen:> 11tes lú nnas e n j11ego e 11 c ie rt<t co11lúsi ó 11 u 111 ás

bic11 c1 1 u11 a ccg11e ra cse11cia l.

El d(: c lo de lw llcza es 1111 c ll:no d e e ncegucc irnie 11t o (S7, p. :n7) .

La alusicín de Laca11 a la A té de Antígo11a , que es Sil "nial ", o s11 "da­iio", o s11 "infortt1nio", nos re mite a la leyenda de Fdipo y al legado de "pecado" que Antígo na ha heredado de s11 padre. Esto es lo que le dice d coro:

Mi 11i1'1a, li as scg11idu 111 ca111i11u

hast a e l lí111it c 1mís cxt re mo de la a11d ;1Ci a

)' te has 1o paclo co11 la 1.cy (LhK<l<;) e 1111011ad a.

ANTÍGONA ENTRE LO BELLO V LO SUBLIME 125

Ésta es la e xpiación

que d e bes hacer por e l pecado ele tu padre_ 1.4

El coro muestra la misma ambivale ncia frente a Eros qt1e fre nte a Ant.ígona: e lla es notable por su belleza e inde pe nde ncia, pe ro tam­bién se ha co ndenado a 11111e rte por s11 "propia voluntad" que ll eva a uu castigo a utoinfligido. ("Eres la víctima de tu propia voluntad", e n la línea 875, le hace un eco negativo a la alabanza positiva de e lla co­mo 11n ser vivo y libre (aurnvoµos;) e n la línea 821) . Las contradic­ciones de l coro responden a lo que es "cegador" e n el d estino de An­tígona: ella e ncarna el deseo, un deseo e rótico, mie ntras que e l obj e­to d e su d eseo está 11111e rto , y puede incluso se r llamado Muerte. No es a bsolutamente exacto deci r, como lo han hecho algunos come nta­ris tas, que Lacan se ide ntifica con Antígona; l 5 por el contra rio, se identifica co n la mirada fasc inada de l coro freute a la hero ína cuya be lleza los d <."ja pe rplejos y los seduce. Al admitir una desorie ntac ión sim ila r, Lacan se ide n tifica co n 1111 a uditorio en e l que la tragedia p uede o pera r su purificación, que es la razón por la que é l puede des­cribir toda su lectura de la obra como un a aproximación a "la ese 11-cia d e la tragedia" (S7, p. 297). Se podría i11cluso suge rir que <."se pa­saje del Seminario es el equivale nte del Nacimiento de la tragedia d e Nie tzsche . Laca n es co 11scien tc d e esa proximidad, aunque hace una d istinción e ntre una lec tura pura111e 11te nie tzscheana y su propio abordaje, más iuíluido por Bataille. Dice:

Nada me nos dio nisíaco que e l ac t.o y la lig11ra d e A11tígona. Pero A111ígo na

ll eva has ta e l límite la realizac ió n d e lo qu e se pued e llam a r e l d eseo puro, el

puro y simpl e d eseo d e rn11 e rte co rno ta l. Ella e nca rn a ese d eseo (S7, p. 3:1Y).

Pode mos empezar a comprende r el vínculo paradójico que esta­blece Lacan entre su be lleza y su fun ció n é tica. Antígona fascina, pe­ro crea una fasc inació n que destruye la fasc inació n e n sí. Antígona ofrece una imagen que va más a ll á de sí misma y que, <." n ese mismo movimiento, purifica la visió n, opera una catharsis e n el imaginario: De l lado d e este atract ivo d e be 1nos busca r e l verd ad e ro sentido, e l ve rdade­

ro miste rio, e l verdadero alcan ce d e la traged ia -del lado d e esa l.llrbac ió n

11 lhirfrm, p. 149. i r, Palrick C 11yo1nard sugiere dicha id(-: nlifi cació n en l .r1.juissonn1 lrt1gú¡ 111>, París, A 11-

bier, 1992, p. 63.

Page 64: La experiencia de la letra lacan literario

12ü .~NT iGON.\ ENTRE LO llE l.l.O Y 1.0 Sl l llL.IME

q11e c1 11raiia, d e l lad o d e las pas io nes s in dud a, pe ro d e esas pas io nes singu­

la res qn e so n el 1e 1110r y la compasió n , pues por inte rmedi o d e e ll as, fü' EAEOV

KaL <pojfov, so mos purgad os, llll rilicaclos d e lo qu e es d e dicho o rde n. Dicho

o rden - po d e mos reconoce rlo de c n rrada- es, habla nd o es1ric1 a 111e n te, la

serie d e lo imagin a ri o . De cll ;1 so1nos purgad os por in1.e r111 c cli o d e un a inia­

gc n e 1l1re 0 1ras (S7, p. '.Z~JS).

Ésta c..:s la razón principa l por la que Lacan se abstic11c de 111ilizar cl té nnino "sublime" cuando ha bla de Antígona , 1nic n1 ras que mues­l rn a l rnvó dc su es ti lo -en s11 modo ra psódico d e expresión- d po­der cdifi ca n te de An 1 ígona como pe rsonaje .

Al dcnwslrar concre1an1cn1e cú1110 su "bel leza" puede lúncionar cfcctiva n1 c n1 c colll o lo sublime, Lacan cvi1 a delibcr;-ul;i111 l· 111 e adop-1ar e l an<"i lisis d e lo sublim e ka111ia110 e n s11 lec lltra. En c lla se rdi ere varias veces a Kanl, pero a Jin dc resallar los vínc ulos e ntre lo helio y e l deseo por una par te, la k y y e l exceso negativo por olrn. Por <~j c rn­

plo, 11111es1rn cómo Crco11le es 1111 sobe rano "ka11ti a110" c u;111do plan­tea su rn áx in1a colllo universal, y s11 lado de la lragl·dia ap11nta a las graves consec uencias de las k ycs universales.

O bse rve n qu e s1 1 leng 11 a j1· se con l(mna pe rke1 a1ne n1c co n lo <)ll l' Ka111 lbma

el crn1<-c p1 0, Bt'f,"l iff; del bi c 11. Es el leng ua je d e la ra1.ó 11 prác tica. Su in1nd ic­

c ió 11 el e la sl'pt1l1urn rehusada a Poli11i cc, traidor, c11c111igo dl' la pa1ri ;1, se

ru11da ('ll el hecho de <)ll( ' 11! ) se Jllll'dl' ho 11rar d e la mis111a lll <l ll (' ra <·l quie­

nes <ii-k11dicro11 a la pal ri a y ;1 q11i c 1H'S la a tan 1ru 11.

Desd e e l p11111 0 dl' vis la ka111ia110, t:s1a es cfcctiv;11nc111c 1111a 111 áx i1n a qu e

puede se r dada colllu rcgfa de razó n qu e l.i e 11 e 1111 va lor unive rsal. Así, lll'll'lil­

la-lt!t/11', <1111 e s d e l recorrido é 1i co q11e d e Aristót e les a Ka 111 nos ll eva a dcli111i­

lar la id c 111 id;1d 1ílti1m1 de L1 ley y d e la razó n , e l cspect;ículo lr<ígico, ¿110 11 os

11u1es1 ra acaso la o bjec ió n pri111erar El bi e n no po dría re i11 a r su hrc io d o sin

qnc aparccicsl' 1111 exceso rea l sob re c 11 yas co 11 s<·c1 1e 11 c i<1s L11 a les nos ;1clvic r1 e

la lragcdia (S7, p. 3 10).

Volve re mos a e ncontra r la fi gura del Kant "sadia110". La pos1uo11 d e A11tígo 11a es prime ro que nada un a posición 11ega1iva , );¡de 1111 a re­siste ncia ;1 la tira nía. Ella no c ue nta con otro "impe rati vo ca tegú rico" que asevc rc algo como: "' lódas las hcn nanas tienen 1111 deber para CO ll SI IS l HTlllallOS lll lllTlos. "

La aseveración positiva de A111ígo 11 a tiene que ve r crn 1 s11 deseo, 1111 deseo que, como lo hc1nos visto , 11110 podría ve rse 1e111ado a reducir

,\NTÍGONA ENTRE LO llELLO Y LO SLJllLIM E 127

;d incesto, especialme nte e n un con tex to edípico tau cargado. Lacan sugiere por el contrario , no obslanle, que e n Antígona, el inceslo es meramente una figura de singularidad. En luga r de generali zar, a partir de su estrecha relación con Polinice, el incesto como un a cate­goría más o menos unive rsal que define un cierto tipo de prohibi­ción, le nernos 1111 tropo de singularidad absoluta que se opone a la unive rsalidad de la Ley. Esta singularidad está encarnada en una mu­

_jer c uya "belleza" no puede ser medida por criterios objetivos (no ha­bría que o lvidar que e l actor que re presentaba a Antígona llevaba una máscara, pe ro la lesis de Lacan es que su "be lleza" debe ría se r evidente incluso con 1111 actor común e n escena), pero la distingue e n los o jos d e quienes la com e m pla n . Esta "belleza" brillante y e nce­gueccdora viene a ser una caraclerística singular vinculada a los ele­me nLos lllás arbitrarios (como la for ma de la nariz, o de la boca, e l resplandor de la mirada ) que ofrece tanto una crítica de las máximas unive rsalistas corno un recorclatorio de que uno no puede act uar realmcn le sin p roclama r la plena responsabilidad del propio deseo. En cien o sentido, Antígona adopta la causa de Halllle t después d e que és te ha sallado den1ro de la 1u111ba abie n a . Que es la razón po r la que tambié n e lla se rá condenada a una "muerte e n vida" e n una tumba. Antígo na aclúa 111ás a ll á de la é tica tradicional; está más allá de Dios y de los dioses, repudia la definición usual de "divi nidad" y escapa a cualquie r forma de mercantilización de su "belleza"; no se casará, se ha sustraído al círculo ele los i11tercambios sirn bólicos.

La referencia a la segunda c ríli ca de Karn (y no a la Critica del.Jui­

cio), es muy reveladora: Lacan e nfoca su lecni ra e n las consecuencias de una elección colec tiva a favo r del "bien" por e ncima de lo "bello". En lo que concie rne a An tígon a, la evitación del co ncepto de lo su­blime es incluso más impactante, dadas las muchas sesiones dedica­das al com ie nzo del Se minario sobre la é tica a una nueva defini ció n de la sublimación. Philippe Van Haute ha escrito un e xce le nt e e nsa­yo sobre la sublimación e n la lec t 11 ra de An t ígo na por Lacan .16 Es ne­cesario te ner e n mente la larga e lucidación de la Cosa e n tanto que opuesla al o~j e lo, y la definición de sublimación corno elevación del ol~j e lo a la d ignidad de la Cosa - "eleva un obj eto l ... ] a la dignidad

1i; Pltilippe Van HauLe , .. DeaLh and Subli111atio 11 in L.acan's reading of Anligo ne",

l .1'oir111s m11I J.11mu: '//,., 1\1/i.unl ¡,·11m1111/1'1; Sara lt Harasy111 (co111p. ), Al bany, SI INY Press,

1998, pp. !02-120.

Page 65: La experiencia de la letra lacan literario

128 .\ NTÍGON.-\ EN nu: 1.0 l\lél.1 .0 \' 1.0 Sl l lll.IME

de la Cosa" (S7, p. 138)- al comienzo del Seminario para ver lo que Lacan puede estar sugiriendo.

Con10 he de retornar sobre es te asunto en conexión co11 Sacie y Duras, lilllita ré Hlis observaciones a lo que Ltcall articula clircctam e n­l.e sobre Antigu11a, 1111a l<:>ctura en la que él 110 regresa a la dicoto1nía Cosa/ objeto, siHo que retorna a un punto noclal, una bisagra co11ccp­t ual que é l ha observado e n Frcud.

Creo q11c todos srn1 sc11sihles al hecho de q11 e lo q11 c les 11111t·s tff> aq11í este

aíio p11<'dc sit11arsc entre 1111 <1é ticay 1111a es té tica fre 11dia11 ~1s . La cst<-tica i're u­

di;111a s<i lo est;í a ll í en la medida c 11 q11c nos muestra 1111 ;1 de las 1¡1scs de la

i'u 11ció 11 de la é tica ( S7, p. 1 !l!i ).

Tal co1no lo desarrolla Lan.u1, la es té tica fre11diam1 reve la ta11to que "la Cosa es im1cccsiblc " -lo que no est;í lejos de lo q11c ocurre en A 11tígrn1t1.- colllo que el pasaje ele la ~rnb.lin1<1ció11 110 u1 1HTla e l deseo. O, para ser lllás preciso, se puede d ec ir que J\11t ígon ;1 es al tllismo tien1po "sublime" y "bclLi" <1 su "n1a1H'l'a n :gador;-1" precisa-1ne11te porque ella 110 s11hli1na su propio deseo, elh1 lo exace rba y lo ca rga de i11tcnsidad libidin ;-d , incluso cuando ese deseo es 1111 deseo de lllllt'l'tC.

De hecho, t<:> Hemos que vis11aliz<1r e l destino p<1rtic uht1 · de /\111ígo-11a lo 1Hás cxact;rn1e11te que sea posible. El ser conde Hada a padece r 11na lenta llllltTte CH 11m1 tumba (de hec ho e lla misma se 1rn1ta, i1Hpi­die 11do así que Cr<:>onte la salve al final) la coloca en uua curiosa "tie­rra de nadie'', o a 1u1a "1111wrte en vida", lo cual es congn1c11tc crn1 el co11cepto de 11na "segunda n111 e rte" que L1can e labora co11 Sade. Creontc la crnHlcHa a "no vivir" m;is bi e n que a "morir", lo que le per-1nitc a ella afinm1r s11 "alltono1Hía" uu a última vez, c11<1ndo se suicida, 1111 gesto "apresurado" que impedirá que Creonte la salve cu<111do c uHbie de idea, y ta111hién, desde luego, al suscitar el suicidio de ll e-111ón, hijo de Crco11te y a111<1ntc de Antígona, y el suicidio de la esposa de Crconte. Colllo Edipo, que 110 11111e rc i1H11cdiata111cnte después de la reveh1ción de s11 idt·n t id ad (como lo hace Yocasta) si 110 q uc 11111cre c11 Colona 1m1s tarde, Cn :ont e HO puede tllatarse a l final, siHo que es­tá condenado a seguir vivie11do para sufrir un re111ordimie 11to i11expia­l>le: "Yo soy 11ada. No tengo vida . / Sacadme de aq11í . .. ", declara que­jrnHbrusamcnte al final de la tragedia.

El e rror crucial de Crco11te, su lwm.artia, gira alrededor de su creencia de que é l pue de "H1atar por segunda vez" a su e11eH1igo; 110

ANTÍGONA ENTRE LO BELLO Y LO Slll\UME 129

es tá ta l! le jos de Harnlet, quie n se contie ne de matar a Claudio cuan­do piensa que sólo le infligiría la "primera mue rte" , pero no la "se­gunda muerte", la del alma, mie ntras que su padre está padecie ndo ambas. Tiresias sencillamente conde na e l mal juicio de Creome e n Lérminos que atacan su a'U8aOLa, esto es, su excesiva a11toconfianza, la arrogante suficiencia d e su propio juicio, un término que Aristóte­les opo11clría a l "medio fe liz" de un juicio equilibrado:

Sólo un loco se gob ie rna po r sí mismo (au(:Jafüa).

Paga a los muertos su deuda. No hi eras a l ca ído.

No es 11i11guna gloria matar y mata r de nuevo. 17

Más lite ralme nte, Tiresias dice: "No hay ninguna valentía e n ma­tar por segunda vez a un hombre muerto (8avov-r ' EJtLK-ravELv)" (lí­nea 1030). Mncho peo r que "azotar a un caballo muerto", e l an he lo de Creont.e ele perseguir a su e nemigo más allá de la muerte es un claro síntoma de hubris !arrogancia, impe riosa soberbia I, que indica una lrnnsgrcs ión, 1111 sobrepasar ciertos lími tes e n un gesto que rom­P"' la 111 isrna c ivilidad que pretende reforzar.

En tendida en este cont exto más amplio, la be ll eza de Antígona conde nsa muchas f1111ciones: hemos visto cómo e ncarna e l deseo al hacerlo visible ("lµq1oc_:; EVapyTJi; f /-lírn.eros enmgés] es lit e ra lme nte e l deseo vuelto visible" 1 S7, p. 321 I) y cómo al mismo tiempo de ti e ne e l deseo ("La ma nifestac ió n de lo be llo in timida, prohíbe e l deseo" l.S7, p. 2871). Ese estado ele "detención" sugiere un vínculo más inmedia­to e ntre lo bello y la muerte. Lacan comen ta e l hecho de que lo be­llo al mismo ti empo atrae e l uhraje y se resiste a é l:

Por un lad o, parece que e l registro del d eseo podría ser eliminado del regis-

1ro de- lo bello. Y, no obstante, po r otro lado, no es me nos manifiesto [ ... ]

que lo be llo 1ie ne co rno e fecto el suspe nde r, e l disminuir, e l desarmar, di1fa,

el d eseo. 1 ... 1

Esto 11 0 quie re dec ir que lo be llo no 1rneda co njugarse, e 11 d ete rm inado

111o rnc 111.o, co n e l d eseo, pe ro, 11111y mist e ri osa me nte, es siempre e n esa for­

ma que no p11 cdo designar me jo r que llamá ndola con un términ o que ll eva

e n é l la es tru ctura del cruce de no sé qué línea invisible, e l ult.ntje . Parece

por lo dcm;)s, que la naturaleza de lo bello es permanecer, como se dice, in-

17 Sófocles, /\ uti¡.;1111a, 11/J. ril ., p. 153.

Page 66: La experiencia de la letra lacan literario

1:m .\NTiGON.\ l:.NTRI:. 1.0 Blél.l .O Y LO SLI Bl.IME

se nsible a l 1IILra je y és ic no es 1111 0 de los ele 111e ntos 111cnos sign ilica livos d e

Sil C'S irllClllra (S7, p. 287).

La bc llcz" de A111íg·ona fu ncionará por e nde co rn o un a pa111alla

para Li fant as ía que adern;'ís ck1endrá e l n1ovirnie 1110 q11c ll eva d e la prime ra a la "segunda rnue rtc".

El "efcuo de lo bello", e nlrnICcs, d e riv" de la relac ió n c111 rc el hé­

roe o he roína y ese pas<~jc lwc i<t e l lírni1 e (S 7, p. 342), 1111 p<ts<~jc <¡lle

110 puede si no evocar lo s11bli1nc. Así, sólo hacia el final de las ses io­nes dedic:tdas a Antígona, Lacan se encamina a 1111 análisis de lo su­

blinie , pero le deja cs10 a 0 1ro hab la nte, Pierre Ka11f1m11111.

Q 11isie ra c 11! 01H-cs hoy, e n Ju co1H-c r11ic nl c a In be llo , cede r J;¡ pa la bra a a l­

gu ie n q11c 111c parec ió pa rtinila nncn tre co rnpc tc nt c par<i tolll (l rl ;1 c1 1 1111

ca 111po, c 11 1111 p11111 0 de ;irt in1lac ió 11 q11e co nsid e ro cs<-·11cia l para lc1 rn11 ti1111 a­

c ió 11 de 111i disu1rsu , a s;ibc r, la dcfi11ici ó 11 de lo he lio y lo s1 il>li111c 1;il co 1110

fu e pl ;u1t c;1<L1 por Ka 11t (.':i7, p. '.1 42).

U 11 poco despnés , rtTonocc <)lit' 110 ha logrado elabora r u1rn teo­ría de los dos co 11Ce p1os:

1 .. . 1 recordarles, pa ra da ri<"s el sen tid o d e 1111 es1ra hi'1squ n la 1·11 lo r 011 cc r­

nic11tc a la natura leza ck lo lJ!' ll o y, ;1gregaría, d e lo subli111e qu e podc1nos ub­

lcne r d e la.s ddinirio nes ka ntianas (.':i7, p . 3S~J).

' fa ) vez sea provec hoso se iialar en est e punto q11e és ta sigue sie ndo

una tarea que Lacan 11u11ca cu1npliú , d c jáudole eso a Zizck, quien adop1 ó de 1nodo hrilla11t e la noc ió n e 11 U subliuw olijelo tle la ideolo­

gía. 18 Zizck lúe capaz de nws1rar tlluy hábilmc n1 c cúlllo la 110ció n d e lo Sublilll c nos co11clucc de a lgu na n1anera de la l<Tccra crí ti ca d e Ka 11 1 a la clialéc1ica de la 11cga 1i viclad d e l lcgc l.

Sin embargo, t10 es eso lo que Lacan cs1á hac ie ndo e n ese st·mina­

rio , en parle porq1w 1oclavía csl <l 111uy ce rca ele l leidcggcr, c11 parle porq11c lo Bel lo invoca a l n1i slllo 1ic1npo 1111 se n1ido d e clc1c11<:iú n es­

té ti ca y u11a noción de ca rac1crís1ic.1s espec íficarnc 111 c forn1alcs d e 11na 111anc ra e 11 que lo subli111c no lo hace. E n 1111a in1por1an1c apos-

1illa a la elucidación d e J\11.l~1!;r111a, ofrece un gracioso c jcrnplo de la

I H Slav1.~ Zi7.<:k, lol .rnhlimr ohjrlo ,¡,,la irlm/o,1¿J11 , !Vkx ico, Siglo XX I, 1 ~)~ J2.

ANTÍGONA ENTRE LO BELLO Y LO SU BLIM E 131

funció n de lo "be llo" con una a 11écclota . U na vez, cuando visitaba Lo ndres con su esposa y estaba tomando e l d esayuno en su hotel, e lla d eclaró que e l profesor D., a quie n no habían visto durante a iios, se a lojaba e n aquel mismo lugar. Para demostrar esa afirmación m ás bie n

improbable, e lla düo que había visto sus zapatos d~jados aii.tera e n e l co­rredor. Más la rde Laca11, todavía escépt ico, caminó de regreso a su ha­

bitació n, cuando para su sorpresa vio e n efecto al profesor d eslizándose ele su habitación e n ba ta. Termina esta ilustración más bien fantasiosa e 11 estos términos:

Esla expe rie ncia me parece a ltame nt e ins1rnctiva y es a través de e lla que pie n­

so lleva rlos a la noc ió n de qu é es lo be llo (S7, p. 353).

En cua nt o pudo visualizar los za pa tos del profesor "oh:ne Begri/f' - c it a ndo la d e fini c ión de lo Bello ele Ka nt como aque llo que co m­p lace "inmediata.mente y sin conce p to"-, estos reve ladores pe ro in­se rvibles "zapa tones" evocaron re pe n tina m e nte los famosos zapatos de Va n Gogh, y más aún la m edit.ació n de Heidegge r sobre ellos. De la viii e ta se d e riva u11 se nüdo ele una belleza d esideali zad a, una be lle­

za que 11 0 pide se r sublimada.

Se tra ta d e mostrar aquí q11e lo be llo nada tie ne que ve r co n lo que se lla rn a

lo be llo idea l. So la rne nl e a pa r! ir d e la apre he nsió n de lo be llo e n la p unu1a­

lid ad ele la tra nsic ió n d e la vida a la 111ue n e, pode mos inte nLa r restiluir lo be­

llo ideal l ... . J y, e n un prirncr pl a no, la fa111osa i111age n humana (S7, p . 304).

Media11 1e un asorn broso d esvío a través de este par d e viej os zapa­tos esperando a ser lustrados e n un corredor, volve rnos a dar co11 la

cuestió n J e la be lleza de Antígo na:

Esto ll eva a p lantea r la forma de l cue rpo y, n111 y precisa me nte Ja image n , ta l

corno ya lo articulé aquí e n la run c ió n d e l narc isis 1110, co mo lo re p rese nLa, e n

cierta relac ió n , la re lac ió n de l hombre con su segunda mu e rte, e l sig nifica n­

le ele su d eseo, ele su d eseo vis ib le .

lµ.qJoc; EvapyY)c; [Hí'lll.eros enargésJ, ése es e l espejismo ce ntral, qu e a la vez

indi ca e l lugar d e l deseo en 1an 1.o que d eseo d e nada , re lac ió n d e l ho mbre

co n su fal la e n se r, e im p id e ve rlo (S7, p. 355).

Este pasaj e indica que Lacan se distancia de su anterior fasc ina­

ció n frente a Antígona. U na cantidad de o bse rvacio nes sobre esa he-

Page 67: La experiencia de la letra lacan literario

132 .\NTi<.;ON. \ EN JRF LO BU.1 .0 Y 1.0 Sl.l llLIW:

roí na prepararon 110 obstan te es ta a preciación negativa: An t ígo11a es llam ada "inhumana", y su diá logo es tá marcado por 1111a "crueldad excepcional ", especialmente con st t he n11 a na lsme 11 c (S7, p. 315). Ella n1111 c t parece conocer la compasión o el Lemor -l<is dos emo­cion es básicas con las que trah;·~ja la trag·edia- y finalt1ie11t c se con­vierte en una "rn ;)rtir" voluntaria, lo cual la coloca e n 11n papel ve rda­derarncntc aterrador. Pe ro Antígona sigue sic11do "inlkxiblc" y "fría" c11 s11 resolución (.\7, p. 336), 1111 punto que luce como la "lecc ión " que l.aca 11 extrae d e la obra, especialmente cuando co 11cl11ye e l Se­mina ri o con la fórmul a de su "{ ti ca": "La única cosa de la que se pue­

d e ser culpable es ele habe r cedido en su deseo 1 céder sur son désirl " (S7, p. 382). Si "catarsis ti e ne d sentido ele purilicaciún d e l deseo"

(S7, p . '.183 ) , e l espectador que ve el triste destino ele hts heroínas o los hé roes trágicos adviC'rt e q11 e "incluso para q11ic11 avanza hasta d extre­nio ele s11 deseo, todo no es rosa" (S7, p. 384). Lacan 110 est <1 ahogando por una suerte de "he roísmo" del deseo en estas p<ígi mts, au11q11c es ob­vio q 11e An t ígo11a lrncde ser vista co1110 un modelo de const;111cia y co­he re ncia c 11 el propio deseo.

Co1110 lo ha adve rtido Patrick C11yornard, la nu:sti<Ín de "dócil " o "indúc il " e 11 c11a11to al propio deseo 110 es rcaltne11te el prohlcn1a de !\ntígo11a ; desde el co111ic111:0, e ll a ha trn11ado 1111a decisi ú 11 i111l ex ible , y abraza la 11111crt c co11 ta 11ta lige reza po rq11c sabe que es la nwjor 111 a-11era de 11 0 111ovtTse de s11 rt'solt1Ci<í11. Pero lejos de ver esto colllo un e rror o una 111ala i11t c rprctaci<Í 11 de Laca11, G 11yrnnanl traza u11 para­lelo c11tre el hecho <h, que Lacan atribuya a Eclipo 1111 fonnid;ihl c "nte

ph1t1uti" q11c ex presa e l deseo de "110 ha be r exisLido" -mi<·111ras que

de hec ho es el coro el que mani(icsta esa !'rase fatal- , y lo que é l ll a-1na un a "c ita errón ea". t<i Sería más simple admitir q11c Laca11 110 se ide 11tilica tanto co11 A11tígo11a como con e l cegado C rco11tc . El ú11i co pc rso 11 ;~je de A 11tZl!;o11a d e q11i c 11 puede decirse que ha sido "purifica­do" por el cruce de excesos y e l hu.fnis d e la obra es Creo nt c. l;'.sta es la ra zú 11 por la q1ie 110 puede morir co1110 s11 esposa, su h~jo y A11tígo-11a. Si n ll ega r tan lejos con10Jea11 Bobck, que alinna e n s11 lihrn que Creont e es el "hé roe tr;)gico" de 1;1 obra'.!O y no se arra nca las harbas

l'.I "As» cu111u ;1trib11yú por "rror ;1 Fdipu bs p;1l;ibr;1s pro11unci;1d;is por " I co ro (e l

WI <puvw ), 1 .;ic;i11 imp11t;¡ ;¡ 1\111 ígvn;¡ );¡ p;i);¡IJr;¡ "i11dócil", prn11111ici;1d;1s por C1rrnll<' .

P;11.ri ck Cuyo111anl, / ,11 ju1ti.\s111u·11 /1r1git¡111', 0/1. ri l ., p. 11 ~1. 11 01.~ 1 28. '..!Oj('all Bolack, / ,o 11wrl rl'i \111 i,!..!,'IJ111 1

: / ,o lrop,h li1' tlr C11;0JJ, P;nÍs, Prcssc s l l11ivcrsiLlircs

"" Francc, l!l!l!l.

.\NTÍGONA ENTRE LO BELLO Y LO SUBLIME 133

cuando se re fi ere a la lec tura de Lacan, es tá claro que si tomamos co­

mo ce ntral e l mandato d e "no cede r e n su d eseo ", e ntonces es Creon­

te quie n sufre por e llo e n lugar de Antígo na: é l es e l que ced e y se

arre pie 1He , pe ro demasiado tarde .

La aseveración problemática hecha por Lacan concie rne a lo que

él ve como e l origen d e l "mal" trágico o Até, es decir e l d eseo de la

madre. Esto ocurre e n un pasaje e n e l que Antígona ha sido asoc ia­

da co n 1111 puro d eseo de mue r te .

¿Qué ocurre con su d eseo? ¿No d e be se r e l d eseo del Otro y co necta rse con

el d eseo d e la llladre? El deseo de la madre, el texto alude a é l, es el o rige n

de todo. El d eseo d e la lllad re es a la vez e l d eseo fundador de to cia la estruc­

tura , e l que d a a lu z esos rcto11os úni cos, Et.eocles, Polinice, Antígona, lsllle­

ne, pe ro es a l mismo tie mpo un d eseo crilllin a l. Volve rnos a e ncontrar a hí,

en e l o rige n de la tragedia y d e l hum a nismo , 1111 impasse se lllejante al d e

Ha 1nle t. y, cosa singula r, 1m'ís n1dica l.

Ning1n1 a mediac ió n es aquí posible , sa lvo ese d eseo, su ca rác te r rad ica l­

me nt e d estru ctivo . La d escende ncia el e la uni ó n incestuosa se desdobló e n

dos hc nnanos; e l uno re presenta la pot e nc ia, e l o t.ro rep rese nta e l c rillle n.

No hay nadie para asumir e l cri men y la validez d e l crime n , e xce pto Antígona .

Entre a mbos, Antígo na elige se r pura y sim ple me n te la gua rdia na d e l se r

del crimina l co mo tal (S7, p. 339).

¡No d e beríamos atacar a Laca n po r culpar indebidam e nte a la po­

bre YocasLa! 2t Por cie no podría lllos discu tir int:e rrninable rne nte si

Ed ipo era culpable o 110, y si tj e ne se ntido condenar a Yocasta por un

conocimie nt o (y un deseo) que e lla podría habe r guardado e n secre­

Lo. Lo que importa aquí no es tanlo que Lacan está tratando de te n­

de r la culpa trágica sob re a lguie n : por e l conLra rio, estas líneas d e be n

lee rse corno tocio un elogio. Lo que le inte resa no es resolve r "el po­

lic ial " -incluso si señala e l deseo d e l Otro como la causa principal-,

sino ve r la belleza de Antígona e n un aura de crimen, e n pocas pala­

bras, re t raLarla como una he ro ína de Sacie.

;! I Ésta ~s la tesis d e Guyon1 ard en Í .fl joui.'isa 11n' lrugit¡11~.

Page 68: La experiencia de la letra lacan literario

~) . SADE: LA LEYY EL GOCE DEL OTRO

" La Plúlosop!t ir, doil lonl rlú e. " i

Cua ndo se tr;t1;1 con Sacie, se a lca nza 11n doniinio q11e Joclavía hoy es m ás b ie n co11trove rsi a l, p11 es los excesos d e aquellos qu e lo odian han s11 sc it aclo t1na espec ie d e ado rnc i<Í n he ro ica a n1 a 11 c ra de res p11csta. De lt cc lto , pe nsadoras como Moniq11e David-Mé narcl 0 J11d i1h Fc he r­G urewic h han de nunciado hace 1ic 111 po lo q 11 c les pa rece t111 a com pla­ccncia excesiva de Laca 11 hac ia el esc rit o r fra ncés.2 Uno 110 d e be ría o l­

vida r 11u11c;1 que e l n1ayor s11ciio de Sacie e ra se r aclamado co111 0 1111 exi­toso y popular 11ovd is1a o drarnatn rgo, y que só lo se co nviniú e n un símbo lo de l;i res is1e nc ia a la o prcsi ú n po rq ue sus esc ritos, m ;)s que s11s tra nsgresio nes sexuales, lo e nvia ro n a p r isi ú n dura 111 c Lt 1m1yo r parte

de su vid a. Me g11staría e11fa1i zar aquí la e x1rc 111acla prnde ncia el e La­ca 11 a nl c el "culto a S"de", Sil anit11d 111 ezcla de fascinaciú 11 , irritac ió n y rese rva a l tra Ja r con el ''d ivino 111 a rq11 és" . Esboza ré có n1 0 surge la fi­g u ra de Sacie ;-1 partir de su lcct11ra d e la é tica en el Se111i11 ario 7, có-

1110 fue rza a L 1c 111 a a lca nza r la 11 oc ió n de l "goce d e l Ot ro" e n e l Se-111 ina r io 10, ;u11 es de hacer fóco c 11 el di fíc il e nsayo sobre Sadc e n los F~rritos, va le de cir, "Ka nt co 11 Sadc".

l. CL NL\l.O(; Í,\ S S, \DL\N.-\ S

Es i1nporta 111 c recordar C]ll( ' la fo r11111a lit e ra ri a de Sadc es taba c niprc n­dicndo un profundo ca111bio de marca por la época e 11 que 1 ,an111 se i11-1crcsó <'11 (".J . Si Si1nonc de lka 11vo ir aún podía pregunta r provoca ti va-

1 n. ¡\_ F. Sa cl (_', ll istoirf' r/1•.f11 /il'/f!) (11( / ,,,,, . /no.\/ )(;,-¡f¡;,,. rlu. nin', (} ·.' 11111ps t"tlllf/>lt~ /t'S, \'ol. 24,

l'<i rís. """"' ... ' · l'l u7, p . :l:\7 .

'.! Vc.-·asc· Mo 11iqul' 1);1,·id-Mt-·11 a nl, / ,1's ('(> 11slr11dio11s rlr' / '1111hwnr 1/ , P;.1r ís, Prcsscs l l11i ­

V!' rs i1 ;i ir!'s d !' Fr<111 n .·, l~l'l7 , p. JO. I•: JJ;i d !' 111111ci;i d !'nurde lcn11r;i d " L 1c< 111 d (' la leo­

r í:i d e l;1s puls ioncs de Frc 11d , q11(' k h ;.1ce c ree r que e l pcrvf' rso l'('; ili za 111 <: jor qu <' na­

di e e l rod!'o 'I"" e l d !'s!'o 11 t-c!'si1;i . \/(·ase 1<1 mlii <" 11.J11di1h F!' hn-C 11r!'wic h , '"Tl w l'hi­la 111h ro pv o J' i'<Tvc rsio11 '", l .11un1 i11 /\1111• rirn, Nu!'va Yo rk , Th" 0 1h n l'r!'ss, 2000, pp. '.Hi l-:177.

J t:H 1

SADE: 1- \ LEY Y EL GOCE DEL OTRO 135

mente: "¿Hay q ue quema r a Sade?" en l 953, Lautréanwnt et Sadede Blan­chot (1 949, re impreso en 1963) había intentado d ar 1111 sentido a lo que él llamaba la "razón de Sade". Lacan se refiere al libro de Blancho t en términos elogiosos en el Sem inario 7 (p. 243) , y también se refi ere al en­sayo d e Pierre Klossowski , Sade mi pnijimo (1 947) en "Kant con Sacie". Los nombres de Beauvoir, Bla 11chot y Klossowski no son los únicos que con­tti buyeron a revisar la opin ión del público fra ncés fo rzándolo a confron­tar problemas teóricos serios co11 1111a o bra que con demasiad a frecue n­cia había sido catalogada baj o la rúbrica de "li te ratura pornográfica" o bien rechazada como un puro y simple ejemplo de pe1versió n clínica. Se podría recordar que ya e n los años tre inta, Samuel Becke tt había sido uno de los p1imeros e n a treverse a ir más a llá de un fücil rechazo cuan­do se le pid ió que t..racl1ije ra L as 120 jmnadas de Sodouui para Obelisk Press cle .Jack Kahane. Aunque nunca ll egó a completar la tsaducción, es­to es lo que Beckeu le escribió a 1111 amigo:

He leíd o e l p rime ro y e l te rce r vo l111ne n de la edició n fra ncesa. La o bsce 11i­

dad de la supe rfic ie es i11d escriptibl e . Nad a podría se r me nos po rn ográfi co.

Me lle na de u11 a especie cte éx1asis 111c 1afís ico. La composició n es ex1rao rd i­

nc1ria, 1.a n rig urosa co mo la de Da n te . Si la d esapasio nad a afirm ac ió n de 600

'" pas io nes" es p11ri1.a na y una co111plc 1.a ausencia ele sá tira, juve na lia na, c nl o n­

ces es, co mo d ices, purita no y j11ve 11 a lia 11 0.3

Laca n , co rno lo verem os, 11 0 está tan l<'jos de esos sentimie 11 Los, a l osc il a r m ás a justadam e nte entre la m a ravilla y la irrit ació n . Recorde­mos tambié n que se le había ped ido a Laca 11 que esc ribi e ra 1111a in­troducció n para L a/iloso/ía en el tocador corno pa rte d e las o bras esco­g·idas de Sad c p ub licadas por las bi blió filas Éditi o ns du Cercle Pré­c ie ux e n 1963. Puesto q ue los editores encon traron su e nsayo dema­siado oscu ro, tuvo que conte nta rse con publicarlo e n cam bio e n Cri­tique (a bril d e 1963) y se Lo m ó su reva ncha e n una briosa no ta e n la q11e se pregunta po r qué los edito res volvieron a pedirle que escribie­ra sobre Sad e después d e l éxito de sus Escritos.4

'\ C itad o e n .Ja m es K11 owlson , /J1111n1 1'd lo /•ln11.1', Nue va Yo rk , Sirno n a nd Sc hus t.e r,

19%, p. 269. ·! J acq11 es Lacan , '"Ka nt. with Sacie ", traducc ió 11 d e J a m es B. Swc 11 son , Oi'lo/Jm· núm.

5 1, p. 55, p rime ra nota al pie. De aquí e n más, ab reviado corn o KS, seguido de l 111í me­ro de p;\gin a. C f.Jacques Laca n , "Kan t co n Sacie'', /,\ailos 2, Méx ico, Siglo XXI (1975),

cd. revisad a 1984, p. 744, n. l , d ond e se a lude a la pu b li cac ió n a la que '"debía se rvir

d e p refac io'', no con brío a unque sí co n ironía lT. J.

Page 69: La experiencia de la letra lacan literario

1 :w SAüE: L\ LEY y El. con: DEL OTRO

/\sí, <'lia ndo Laca11 co111ic11za s11 investigación ele las cuestiones más

a111plias de la é tica, 110 é'S tan sorprendente ver aparecer el nombre

d e Sadc. En "N uestro progra111a", Lacan e nfatiza el hecho de que si

e l psicoanálisis tiene a lgo nuevo que dccii· sobré' e l tema de la é tica ,

es porq11c la "experiencia" diaria de los psicoanalistas los pone en

con tacto co11 el "universo d e la falta" (S7, p. IO). Alude a su colega

Angelo I-les11ard, quie n había p11blicaclo varios e nsayos sobre Crimen

y Psicosis ,~> como aquel que l1aliía au 11'i ado la frase "el universo mór­

bido d e la falta", e insislt' e n q1w un psicoanalista ti e ne que co nfron­

tar la atracciún lo tc11tac ió nl , la seducción de la trnnsgrcsi ú n. Dicha

tra nsgresió n o falta puede estar acolllpaiiada por un scnti111iento de

culpa, ron10 lo testimonia n las elaboraciones ci1asin1ític1s de Fre11cl

sobre el ases inato originario del padre. E l psicoa11 ;:¡ lisis tamhió 1 pone

de relieve b lú11c iú11 productiva del deseo, pero no se i11stab ('11 e l

1nislllo c;1 1npo q11c los pensadores que intentaron e laborar una "libe­

ració n naturalista del deseo" (S7, p. l '.!).Con lo que L ·1c;111 tiene e n

n1c11tc a los "libertinos" de los siglos XV II y xv 111 , que ven al '' h01nbre

del placer" como la medida el(' to das las cosas. l~ I sciíala q 11e los prin­

cipales expon e ntes de dicha doctrina ma11ifiesta n si('lllpre 1111 senti­

do de desafío al hablar d(' erotismo y libertinaje. 1Lihabido1111 fraca­

so de 11na teoría nwral ¡rnra111c11tc nat uralist a o positivista , puesto

que 110 S(' p11ede escapar a postular en algún p11nto el tfn ni110 lími­

te del g1·a11 01ro. No obstante, la gra11deza ele S;1clc y ;dg1111os ele sus

co11 ten1por;í11cos ha sido poner a la a lt11ra debida esta dc1n;111da.

Dios, co1110 autor ck la 11aturalcz<1, es co11111i11ado a dar cuc11t;1 de las ;u10111a­

lías lll <Ís cxtrclllas cuya t'x igc 11 cia nos 1>ropo11e11 el rna rq11és d e Sadc , Mira­

hea11, Didcrot o asilllislllo 1<1 1 o cua l otro. Este d esafío, es ta co11111i11ac ió 11 , es­

ta o rd a lía, 11 0 d ebía pe1111itir otra sa lida lll<is que la que e ll:<: ti1-;u11('11tc resul­

tó n :a li z;1da l'Jl la histori a. Q ui e n se so llle te a la o rda lía vue lve ;1 c nco111rar,

e n i'iliilll o 1ér111i110 , sus ¡nc lllisas, a saber, el Otro ante el cua l esa ordalía se

prese nta , e l .Juez a lin d e cuc11tas d e la 111is111a. Es esto lo que le da s11 to 110

pro pio a es ta li1cr;1111r;1 que nos pn:se 11ta l;1 cli111e11sió11 del crotislllo de un a

1m111cra q11iz;í 111111e<1 ha llada ele nuevo, inig uala ble . No cabe duda d e q11e de­

hc re 111os, e 11 el u 1rso d e 1111es tra i11ve.stigació n, propo11 e r a n11 cst ro propio

:. Vi·ast' A 11 ge lo 1-lesnard , / _,,_, l \vdws1's 1'/ !t.\ jio11tih~'·' ¡/,,lo _fálit·, P;1rís, FL:1111n1 ;1ri o 11 ,

1 9~4.

SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 137

.iuicio qu é afi nidad, qué parentesco, qué raíz conse rva el análisis en una tal

expe rie nc ia (S7, p . 13).

Cuando Lacan seiíala la "afinidad" que existe emre los excesos sa­

clianos y el psicoanálisis, lo que indica no es una "complicidad" sino más bien un conocimie nto común que tiene que ver con la perver­sión y con e l goce en la medida en que ambos están determinados por e l Otro. De manera que se niega muy consecuentemente a iden­

tificar la tarea del psicoanálisis como "domesticar e l goce perverso", una me ta que sólo confi rmaría 11n re torno a 11n "rnoralismo más com­prensivo que cua lquiera de los que existieron hasta e l presente" (57, p. 13). Así, Lacan está muy alerta a l peligro de un "orde n moral" psi­coanalítico que m ás tarde será denunciado por la antipsiquiatría y por filósofos como Deleuze y Foucault.

Una segunda referencia es incitante, puesto que comienza re u­niendo los nombres de Kant y d e Sade, aunque de una manera muy elíp ti ca. En la concl usión d e su e lucidación de la Cosa freudiana

(que ya he abordado), Lacan plant ea la cuestión de los Diez Manda­mientos cuya función es regular la distancia e ntre el s1ueto y la Cosa

(57, p. 87), y sei'iala la

l_ •.• J gra n crisis revo luc iona ria de la mora l, a sabe r, e l cueslionalllie nt.o de los

principios allí donde d e ben ser 11t1cva1uc 11te inte rrogados, es decir, a nive l

del impe rativo" (S7, p. 87).

Luego agrega:

Es e l culm.en, a la vez kantian o y sadista ele la Cosa, aquello en lo ci1al la rno­

ra l se t rnnsforma, por un lado, e n pura y simple aplicación de la máx ima uni-

1e rsal, por e l o tro, e 11 puro y simple objeto (S7, p. 87).

Críptj cas y elusivas, estas elaboraciones necesitan de una ejempli­ficación para adquirir pleno sentido. Esto es lo que hace Lacan, a un­que sin nombrar explíc itame nte a Sade, cuando en un seminario pos­

terior critica la visión d e Kant de la ley mo ral. En una discusión de "el obje to y la cosa'', Lacan relee la Crítica de

la razón pura ele Kant con su famosa doble imagen de un hombre al que se le ofrece la posibilidad de pasar una noche con 11na rmuer a la que desea, pero con la visión del cadalso que lo espera si satisface su deseo, opuesta a la misma situación e n el caso de dar fa lso testi-

Page 70: La experiencia de la letra lacan literario

138 S.-\DE: L\ LEY Y El. COU: DU . OTRO

monio contra un alll igo. Kant llega a la conclusión de que nadie se­rá tan insensato colllo para accede r a u11 a rea lización erótica como ésa, castigada con la lllue rt e, lllientras que si u110 es tá a111cnazado co n e l n1islllo cast igo por un perjurio contra un allligo, eso se vue l­ve una cues tión de concie ncia. Lacan colllie nza po r !llostrar signos d e impacie11cia hacia d lilósofo de Künigsbcrg ci1yas pasiones pue­den haber estado del lado m ás d é bil, y objeta que dcspu{:s d e todo uno podría encontrar a alguien que estuviera lo bastante loco como para aceptar e l primer desafío.

1 ... 1 si bi c 11 Se p11cdc decir q11e 110 es imposibl e l]llC 1111 sc1ior SC <IC ll CS IC COn

1111 a 11111jcr es1a11do 11111y seguro d e se r liq11iclaclo a L1 salida, 111C<li<111te el c;1da l­

su o cualquier otra cusa -esto evidc11tcnie 11t c 4ucda dc11tro d e 1<1 n 'tlirica de

los excesos pas iomtlcs, níbrica q11 c 11os pla11t ca n11icli as o tras pr('gu11t ~ 1s-, 110

es i111pusililc q11c ese st·1-10r co 11 s i<lcrc 1·ríame 11t e ese dcsc11lare a la sa lida , por

e l placer, por e jemplo, de co rtar c 11 pedacitos a la cL1111a (S7, p. l '.Fi).

A ií ade que tanto los anaks de la crilllinología colllo los periódicos es lán llenos ele esas llis101i1s.

Ka nt - que pie nsa que puede apoyarse e n alg·ún "principio de rea­lidad " q11e e11 este caso estaría dl'ten11inado por el más co n11'111 te 111or a la lllucrte , y que por lo tanto regularía un "sentido co111ún" básico que gira alreckdor de un principio de conservac ión- 110 puede to­lllar en consideración dos tipos de excesos que subvi e nen prccisa-111 c nt e la Raz<'í11 que é l quiere erigir c 11 esa base: el exceso d e subli-111ac i<'>n del objeto y el cxn·so de goce perverso. Después ck todo , al­guien podrí;1 a nh elar pl'nm11wce r fi e l a sus más prolú11dos deseos, iespecial111cntc si é l o ella es un nwntiroso compulsivo o un asesino seria l, por cje111plo!

P11cs hay 1111 regis tro d<' la 111o ralidad q11c cslá dirigido h ac ia lo q11 (' h ay ;1 11i­

vel de dos f)i11g, a saber, l'SC registro que hace vaci lar a l suj e lo c 11 e l 1110111n1-

10 d e pres tar 11111;11so1 cs1i111 u 11io co1nra dm /Ji11g, es dec ir, el lt1 ga r del deseo, ya sea és te pnve rso o s11bli111ad o (S7, p. 13ü).

El fuerte elogio de las pasiones excesivas de Sadc nos gol pea corno la antílcsis exacta del univt:rsalisrno de Kant: el deseo pc1vc-rso c·11car­na la parodia 1mís corrosiva de la ley ética, y n1ás allá de su aspecto p11-rarne11tc subversivo, plantea una pregunta a /nioride si puede 111ostrar­se como cuestionador de los fi111damen1os rnislllos del universalisnm.

SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 139

Así que no es sorpre ndente ve r vinculados nuevamente los dos nombres e n una discusión poste rior de la "pulsión de mue rte".

Ll evándolos pues este ú10 a l te rre no d e la é tica d e l psicoam11isis, los condiue

a c ie rto lím ite que ilustré m edia nte un a confrontación , una puesta e n re lieve

de l uno por e l otro, por paradójico que parezca , d e Kant y d e Sacie se 1'ía lacla­

rne nte . Los ll evé al punto de apoca lipsis o de re velación de algo que se llam a

la transgresió n (S7, p. 250).

Incluso si ese contras te o parale lo ha sido tan sólo sugerido antes bien que e laborado ple name nte, es int e resante que Lacan no tuvie ra ninguna duda con respecto a s11 fun ción c rítica. El concepto de trans­gresión lo lleva a ci tar 11na "fábula" o un "mito" desarrollado por Sade. Lacan cita un largo pas<tje de la novela de Sade JulieUe en e l que el pa­pa Pío VI expone su filosofía de la naturaleza. Para Sade, la naturaleza prospe ra e n la destrucción, y es sólo a través d el crime n como el hom­bre pued e colaborar e n su rege ne ració n. Puesto que se puede llamar a la guerra la "madre de todas las cosas", e l asesinato HO es sino e l equi­vale nte social d e lo que üe ne lugar e n una escala mucho mayor en el u11ive rso e ll sentido amplio. El pas~je que atrae la atención de Lacan está d edicado a la idea d e una "segunda m11en e":

El ases inato só lo le a rra n ca a l individu o a l qu e go lpe alllos la primera vida ;

se ría n ecesario pode r a rra 11 ca rl e la segu11da, para se r roclav ía m ás tí1il es a la

natural e za; pues lo qu e e ll a quiere es e l anonadallli e nto : dar a nu estros ase­

s in atos Lucia la e xtens ión q11 e e ll a d e se a n os supe ra (S7, p. 255).

Sin de te nerse realmc ute e n el hecho de que es un personaje de fic­ción el que habla (iY además un papa pe rve rso y libidinoso!), Lacan hac ce un parale lo entre esta noción y la pulsión de mue rte de Fre ud.

En lo que podría ve rse como una paradoja, Lacan afirma que pa­ra Freud, así como para Sacie, la pulsión de mue rte es una "sublima­ción creacionista" (S7, p. 257) que asume una fundación ex nihilo. Mie ntras que uno podría ve rse tentado a hallar incluso todo lo con­tra rio ta nto e n Sacie con10 e n Freud , es decir un siste ma na t11ralist a y evolucionista d e la naturaleza, Laca n ve e n esto un m e ro disfraz para un siücto todavía prese llle como el significado de esa evolución. Pe­ro se muestra claramente irónico e n re lación con Sacie tan Lo como con Fre ud:

Page 71: La experiencia de la letra lacan literario

140 S,\lJE: L.r\ LEY V El. <_;ou: DEL OTRO

No les cs tuy dic ie ndo qu e la noc ió n d e pulsió n d e mu e rt e en Frcml no sea

e n sí a lgo 111uy sospec hoso , ta n sospec hoso, y diría cas i tan irriso rio, corno la

idea d e Sad c . .: I Iay acaso a lgo tan pobre y 111iscrnble, d espués de tudo, co mo

la ide a ele qu e los crí111e nes h11111a nos p11 eda11 e n lo que sea co l;1horar, para

bie n o parn 111al , e n e l 1m1nt e ni111ie11to cós111ico d e la 11:r11111 ruu rurdia discors?

(S7, p. ~57).

E11 lugar de gozar del sentido pant eís ta de 1111a c 11 c rgía que se rea­liza a través d e accio11cs h11111a11as , así colllo e 11 lim11ac io1H·s 11e1111 rales

espo 11t ;í neas, tanto Sacie co1110 Frcud so11 ac usados aq11í de "s11s1i111ir a la Na turaleza por 1111 sujeto" (S7, p. 257).

Fi11almc111e, la peo r sospecha que abriga Lacan rq)()sa en sn se iía­la rnie tllo de la rccurrc 11cia del antigno 11ia11iq11c ísmo: ta l na turaleza sólo result a anilllada si es suscrita por la oculta l11c lt a de dos pri11cipios

op11es1os de bie n y lll a l, o h1z y oscttridad. De hecho, Laca 11 Ita leído a Sacie 111i11ucios;imen1c. En el últi1110 101110 de la edición l'attvcrl de .Ju­!id/('(¡tte é l utiliza, un lilll'rli110 cxclat11a que incluso si Dios ex istiese, 110

se lo podl"Í" concebir el e o tro ntodo que co1110 el ser 111 a lig110 sttprcmo:

Si 1"11cr;1 vc nL1d qtH ' h11l>icse 1111 Dios, ;uno y creador d c l u11i vcrso , i11d11d ;1ble-

111 c 11t c se ría e l 1n;ís ex travaga nt e, d 111 .ís c nid , el 111:is 111 a l\'ad o y cl 111;ís sa 11-

g 11i11 ;1rio el e los se res . .. (i

Y por lo 1a1110 te ndrí<t qttc ser aborrecido , i11s1tl1ado y rcc ltaz"do, ¡mic111r"s q1tc la llli sllla 11a11tralc1.a s<1t1g11i11;1ria y 111alig11a tendría

que ser it11ila<i<l ct1 todos s11s d cv"sladorcs excesos! Al haber rcculo­cado a S;·1dc e11 1111a 1 r" clició 11 ma11iq11ca -cuyos cltT IOs sobre el a mo r cor1(:s ya ltt·111os visto-, ¿da a c11tc 11dc r Laca11 q11e ta mbién Frcttd es 1111 1m111iq11co l"1 cn 1c? No cxacta tnc111 e, al 11H·11os si scgni-11ws la lrayec loria de 1111 pasaje posterior en e l que Laca n traza una vez 111 ás 1111 p;1r;tlclo e ntre d concepto de Sadc de la seg11nd;1 mue rte

y la pttlsió n de n11ier1e de Frc11cl. Enfría el as111110 pla 11t c"do por Frcttd de este lllodo:

¿( :ó1110 el ltrnnl>n:, es decir, 1111 scr vivo, puede llega r a acc t'd c r, a cu 11 on:r ese

insti11t o d e 11111 tTtl' , s11 propia rclaci<'>n con la 11111tTt c~

Rcsp11csta: por la virt11d d e l sig11ilica ntc y bajo s 11 lónm1 111 ;ís rad ical. l .. . J

¡; 0. A. F. S;1< k , llist11i11' d1'.f11/it1fr 011 l .n /11m/1irit1;s i/11 ,,;,.,,, 0/1 . l"it. , p. 2 10.

SADE: 1~\ LEY Y EL GOCE DEL OTRO 141

A d ec ir ve rdad , es ta11 tolllo como una col. No reconocerlo, no prornove rlo

co mo sie ndo la a niculación esenc ia l del no-sa be r como valor dinámico, no

reconocer que és te es e l d escubrimie nto d e l inconsc ie nte, lit e ralme nte, bajo

la forma ele esa palabra última, quie re decir solamente que no sabe n qué ha­

ce n ( S7, p. 352).

La palabra última es por supuesto la palabra que marca la muerte, nna pala b ra que siempre es tá a use nte e n la cadena de significantes.

Esto explica la te naz fantasía sadiana de ir más a llá ele la prime ra m ue rte, como Harnlet , com o C reont e. La fantasía ele Sacie es imagi­nar e 1e rnam e nle he nnosas a las víc timas some tidas a las torturas m ás

crue les y que sólo son d espachadas para se r re mplazad as por víc lilllas casi iclén t icas.

Desp11 és d e todo , la trad ició n lrnma na nun ca de jó d e conse rva r prese nte esa

seg11ncla 11111 e rte, vie ndo e n e ll a e l té rmin o d e los sufrimientos, así como 11u11-

ca d c_:jó d e i111agin ar un segundo sul"rimie nt.o, sufri111ient.o d e l más a ll á d e la

mu e rt.e, inde finid ame nte soste nido e n la posibi lidad d e fra nqu ea r e l límit e

ele la segund a rnue rt.e . Y por eso la trad ic ió n de los infie rn os pe rm anec ió

sie mpre mu y viva y está aLí11 prese nt e e n Sacie, co n su idea ele hacer que se

pe rpe tu asen los sufrimi e ntos inflig idos a la víctima. Este re lina mien to es a tri ­

buido a uno d e sus hé roes d e novela , un sád ico que se asegura de la conde­

na de quie n hace pasar ele la vicia a l ó bito (S 7, p. 35 1).

Aun si se pudiese o bje ta r qne e n las novelas de Sade corno .f11.liette, .Justine o Las 120 jamadas de Sodo-rna la mayoría de las víctimas son real­me nte d estntidas en grao núme ro y según un modelo se rial -hasta el pu u to de que su número e xac to es obje to de o bsesivos cálculos que han sido bie n analizados por Marce! 1-k; naf-7 signe habiendo algo de lo que de hecho se puede decir que las vincula a tocias en un con ti nuo ho mogéneo: tod as exhibe n belleza, la gracia d e la juve ntud o la "con­movedora" vulnerabilidad que o frece la po breza ligad a a la inge nni­dad. Éste es e l típico c 11e rpo sobre el cual los libe rtinos de Sacie ej e r­cerán sus le rroríficos ardores, o lo usa n como una cama cláslica para

7 Véase Marce l 1-lé naf, S(/{lt: "fh1' lu.1•1'11lú111 o/lht' l .ihnli11t li{/{h'. 1rad11cció 11 d e Xavier Callahan, Minneapolis, U11ive rsi1y of Mi1111csola Press, 1999, p p. 27-40. H é naf 111uestra

có1110 el principio de una saL11rac ió n lógica sist.e1mlt:ica presu pone una cos 111 ogonía le ibniziana que apunta a d e poner e l "cue rpo líri co".

Page 72: La experiencia de la letra lacan literario

142 SADE: L\ LEYY EL con: üEI. orno

hacer volar sus fantasías a fin de probar una "indiferencia" rnás terro­

rífica aun o 1111a divina "apatía".

Allí una vez m ás , Laca11 ret01na su paralelo entre Sacie y Kant para

comprender lo que está enjuego:

E11 e l libre to sádico típico , el s11frilllie11to 110 IJe,·a a 1<1 víctillla a ese p1111t o que

la dispe rsa y que la a11011ach1. Al contrario, part:cc q11e e l objeto de los ror-

111c11tos debe co11serva1· L1 posibilidad de ser s11 soport e i11dcsl.n1ctible. [ ... ]

Lis víct.illlas 110 sólo est ;í 11 dotadas sielllpre ele todas J;1s bellezas, sino t;11nbié11

de la gracia 111is1m1, q11 e es s11llor1ílti111a. Cú1110 ex pli ca r esta 11 ecesidad si no

porq11e te11c111os q11e e11co11trarla oc11lta prilll e ru, siclllprc i111ni1H'1llt', c11al­

q11i ern se<i el ;i11g11lo desde e l q11 e ai>orde1nus e l k116111c11u, ya se<1 e l de la ex­

posición crn1111ovcdora el e l;1 vícti111a , ya sea asimismo el de toda hclkza de­

masiado exp11esta , de111asiaclo bie n produc ida, q11e veda al h0111brc la i111age11

pe rlilada ll<ls ella de lo que la arnc11aza. l ... J

Las fonm1s qu e opcra11 e n el co11ocirnie11to, 11os clic:c Kant, est;·i11 i11vol11-

craclas e 11 t :I k11ó111c110 ele lo be llo , pero si11 que co11c:icrna11 al objeto. ¿No

cap1.a11 la amtlogía co11 el fa11tas1m1 s<idico?, clomlc el objeto só lo está ;d1í co-

1110 poder de 1111 s11f'ri111ic11to, q11c c11 sí lllis1110 110 es 111ás que el sig11il"it:ante

de 1111 lírnitc. El suf'ri111ie1110 es co11cehido aq11í co111u 1111a cstc1sis q11e ;tlirrna

que lo que es 110 p11cclc volver a la mida de la que s11rgió (S7, pp. 3l2-313).

Y c11trn1ccs L1cc1t1 irrn111pc con t111a elucidaciú11 de la crt1cilixió11

cristia11a c11te11clida corno t111a fa11tasía c11 la q11e se pt1cdc ver la

"apoteosis del sadismo" (S7, p. 313), lo c ual lleva 111cgo a <1<:t1s<1cio-

11cs vertiginosas qt1e a1110t1to11a11 a los 111isio11eros, el itnperialismo

colonial, ¡y la reducción del deseo operada por b religiú11 y por la bu­rocracia'

Ya hemos visto en eJécto cómo lo be llo pt1clo li111 c io11ar con A11tígo­

tia, y ele hecho stt llloclalidad en Sade 110 es ta11 dif"crcntc: se opera una

purga si111ibr de lo i111agi11ariu, pero esta vez c11 11rn11brc de 1111a fanta­

sía perve rsa, u1y<1s resonancias polílicas so11 resaltadas por Lacan, por

ejemplo, cuando describe a Sacie apenas co1110:

1 ... l 1111 ge11tilho111brc de prnvi11cia, ejernplar soci;d de la dcsco111posiri ó 11 del

tipo del 110ble c11 el 1110111ento e 11 q11e s11s privilegios ih<rn a ser abolidos (57,

p. 280).

Otra larg<t cita es necesaria aqt1í para 111ovcr11os entre todos estos

niveles de sig11ificacicín:

SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 143

No por ello deja de ser cierto que esta formidable elucubración de horrores,

ante la cual flaquean, no sólo los sentidos y las posibilidades humanas, sino

la imaginación, no es estrictamente nada al lado de lo que se verá efectiva­

mente en escala colectiva, si e l gran, e l rea l desencadenamiento que nos

amenaza estalla. La (mica diferencia que hay entre las exorbitantes descrip­

ciones de Sacie y una tal catástrofe es que ninglÍ11 motivo ele placer habrá in­

tervenido en esta última. No serán los perversos quienes la desencadenarán,

sino los burócratas, ace rca de los cuales ni siquiera habrá que saber si serán

bien o mal intenc ionados. Será desencadenada por una orden, y ésta se per­

petrará según las reglas, los e ngranaj es, los esca lones, las voluntades doble­

gadas, abolidas, e nco1vadas, por una tarea que pierde aq uí su sentido (57,

pp. 280-281).

Este tono apocalóptico evoca la acusación de la sociedad burgue­

sa y del nuevo tipo de burocracia producida por la sociedad indus­

trial que se e ncuentra e n Adorno y Horkheimer cuando comparan a

Sade y a Kant en su Dialéctica de la lluslración, una referencia a la que

retornaré pronto. El vínculo que es definitivo aquí es la idea de una

ley colectiva, de una sociedad utópica que acepta refrenar su deleite

y hacerlo depender de u11 imperativo categórico.

Haciendo la doctrina de la ley del goce como pudiendo fundar 110 sé qué sis­

tema de sociedad idealrne11t.e 11t:ópica, Sacie se exp resa de este 111oclo en itáli­

cas, en la edición de]uliellerehecha rec ientemen te, de manera, mi Dios, 11111y

adccuacla, en Pauvert, y que es todavía ahora un libro que circula bajo cuer­

da - Présteme la parte de su cuerpo que f1ueda satisfacerme un instante-~ goce, si eso

le f1lai:e [el youissez, si cela vous jJlrúl, de celle du 111.ien], de la del mío que pueda se1c

le agradab/<1.8 (S7, p. 244).

E11 efec to, e n el primer vol11111en de Juliette, se e ncue ntra11 las itáli­

cas e n un largo discurso d e Delbe11e, a quien se presellta corno una

abadesa que se ha convenido en una especie de madama de burdel.

Tal vez lo que importa aquí 110 es tanto la idea de la reciprocidad del

goce como su naturaleza e xcesiva. Delbene desarrolla entonces la

idea de que uno no puede poner un freno a este "deleite" erótico

H El francés es desde luego m <1s fue nc que esta traducción: "Pmü'l-11wi la j111rfie de 110/U' on/Js qur jw11l 1111, s11li.~/oht uu inslaul, fl jou ·is.wz, si rda vous jJlaíl, df' n.ifle <lu nÚP.n qui

/11'111 vous¡;¡,,, ag1éahll'. "l lísloÚi' de.fnlidl1' .. . , (füm's m111¡1Wes, vol. 19, París, Pauvert, 1967, pp. l06-t07.

Page 73: La experiencia de la letra lacan literario

144 SADE: L-\ l. EYY U . <;ou: UEI. OTRO

q ue p11ede susc it ar tod a clase de ma los tra tos, pues to que e l goce ele 1111cue rpo110 pued e limit a rse d e a 11t e 111 a110.Jonis.rn 11.r.ee 11 fra ncés illl­plica u1 1 de leit e e ró tico ex tá ti co pero tambié n una plc11 a posesió n de un o bje to 1 ta l c:o1no ocurre co 11 "goce" e 11 caste llano: al nii smo ti em­

po jilrttl'f y Jxisesión 1- Sad e reit e ra est a misma "ley" d el goce e n va rios pu11tos de dive rsas part es ele su 11 ove la . Pa ra resumi r su pc 11 sa nli ent:o , llll libe rtino declara : ''.foui.1.rnus: Ld f!Sl la loi de la r1alum" ! "Gocemos: ésa es Li ley d e la na turaleü1" ¡_\l Lac:a 11 ve c 11 esta 1míx i1ua la "fo rniu­lac iú n ele la k y fundame ntal " d e la visió n socia l d e Sade, y la co mpa­ra a la teoría psicoana lítica ele los "obj e tos pa rte", que , a nie nudo, son reducidos aquí a cuerpos des111 c mbrados, como los cacL'ívl:'rcs mutila­d os d t· Ca rpacc io pint ad os e n Sa11 C io rgio d cgli Sc hiavo ni e n Ve ne­cia. Lo q 11 e sobresa le , ade 1n;1s, con Sad c , es la i 11dcs t rnc t i bi 1 id ad ele la fa nt as ía n 1a ndo t'st á localizad a e n d O tro, crni su radi ca li zariún de la iclca d e sufrimie nto e tc n w.

La conclusió n se vue lve a hora casi obvia: se pncd(' pos t11l a r la ley sadiam1 e n té nninos 111uy ce rca nos a los d el i1npe rati vo ca tegó ri co cl t' Ka 111. Pues t.;11llo Kant crn11 0 S;Hl(' j11cga 11 co11 1111 "fonn alisn10" de la ra­

zó n que les pe rmite pos111 la r 11n princ ipio q11 e no ti e 11 e e n cue nta ningún o bje to al q11 e p11diera a plica rse. lle aq11í e l 111odo c 11 que Laca n lidia con ese pa ralelo e n el Seminario sobre la é 1ica, e 11 11na disc 11sión sobre nímo la 111 o ral t rndicio 11 a l 110 log ra reconocer s11 pro pia hase 11na vez qnc el deseo ha sido postulado :

Ka 111 llOS d a e l rra 11q11ca 1nic 111 0 Cll<·llld o pla111 n 1 <ple e l i111pe r;11ivo lll ü ra l no

se prc oc11pa poi· lo que se p11nl e o 110 se p11cd c. El lcs1irno 11io d e la obligac ió n ,

e n la 111cdida e 11 que e lla 11 os i111po 11 e la 11 eccsidacl ele u11 a r;-m 'm 1míctic;1, t·s un

IÚ de/J1,s i11 cu11dic i<>11al. Eslc ca lllpo :1dquic rc s11 a lc 111cc prec isa 111e 111 e cl('I ,·ac ío

c 11 q11 c lo d e ja , a l a plica d a c 11 io d o su rigor, la d el í11ici()IJ ka 111i;-111 a.

A ho ra lli e 11 , ese lugar, po d c !llos, nosotros a na lislas, rcco11oce r qu e es un

luga r o cupad o po r t' I deseo. La in ve rsió n que e 111 ra i1a 11t1 es1rn e x pe ri e nc ia

pone e 11 su luga r e n el ce ntro un a llledid a i11co nlll c 11surabl e , um1 111 n lida

i11fi11i1 a , q11 c se ll a llla e l d eseo . Les !llostré c6 1110 a l l 'IÍ. d e/J1!s d e Ka 111 , se sus-

1i1uye Eíc illllcn1 e e l fa nt as m a sadi a 11 0 de l goce e rig id o e 11 i111pn<1 1ivo, puro

fa n L-1s111a st:g11ra11 w 111c , )'casi irriso rio , pe ro qu e e 11 111odo a lg 11n o exc luye la

posibilid ;.1d d e s11 n en: ió 11 c 11 un a ley 1111i vc rs<il (S7, pp. ;)7!)-'.l7(i) .

! I //, i i/n11, vo l. 20, p. t 8 t .

SADE: LA LEY Y EL. GOCE DEL OTRO 145

H e aq u í po r último la intuició n q ue dio a Lacan el ímpetll teórico en su a rt ículo "Kant con Sade". Aho ra voy a seguirlo , y tam bié n m e re fe riré a l con te mpo rá neo Seminario sobre la an gustia para explo ra r algunas d e las cuestiones que aborda .

ll. SI KANT/'.:\ SADE , ¿SADE "Es" KANT?

Hemos visto cóm o un "puro y casi irrisorio fantasma" de goce absolu to puede se r e levado a l esta tuto de una ley unive rsal. Esto ennncia de m a­ne ra m ás siste mática e n el comie nzo de "Kan t: con Sade":

La filosof ía en el locador vie ne oc ho a 1ios d espués ele la Critica de út ra.zóu prátti­

at. Si, d es pu és d e ha be r visto qu e conc ue rda co11 e ll a, d e mostrarnos q ue la

co rn p lcta, d ire m os q ue da la ve rdad d e la Critica. (KS, p . 744) .

En ese texto intenso e inge nioso, Lacan apu n ta a devo lve r la o bra de Sacie a "una subve rsión libe rtina" (KS, p . 755) , pro m e tie ndo q ne Sacie ha de a iiadir e l cond irne nlo e ró tico que de o tro modo pod ría no se r pe rce ptible e n la fil osofía mo ral d e Ka nt; e l "e rotism o" de Ka nt. sa ldrá e nt o nces a la su pe rfic ie para e l lec to r pe rsiste n te y te naz, con e l "gra no d e sal que le falt a" ( KS, p . 748).

El p unt o d e partida d e Ka nt. es la d esapa rició n de un o bje to y la pa rale la e m e rge ncia d e una ley int erna:

Re 1.e 11 ga 111o s la pa rad o ja de que sea e n e l 111 o me nt.o e n que e se s ttje t.o 11 0 1i e­

ne ya fre nte a é l ningún obje to c11a 11 do e nc ue ntra u11 a ley, la c ua l no tie ne

o tro fe nó meno s ino a lgo sig11ilican te ya , q ue se obtie ne d e una voz e n la co n­

cie nc ia , y q ue , a l a rtic ul a rse co mo 111á xim a , p ropo 11 C' e l o rde n d e un a razó n

pura me nte prác tica o vo h1111 ad (KS, p. 74!i) .

Esta ley no tie ne ningún obj e to fe no mé nico como corre la to, y de­be im pe ra r 11 n iversalme 11Le y e n to d os los casos -de otro mod o fra­casa- , 1ned ia nt.e un funda me n to sin t.é tjcam e n te universal q ue es glosado humorísticam e n te po r Laca n con una refe re ncia a Ubú Rey de Al fred J arry: "Viva Polo nia , porque si no hubiera Polo nia , no ha­bría polacos" (KS, p . 746).

De mane ra simila r, la m áxima de Sacie puede postularse como sigue :

Page 74: La experiencia de la letra lacan literario

146 SA DE: L \ LEY\' EL (;oct. llEl. OTRO

Te ngo d e recho <1 gozar de tu c ut'rpo , p11ecl e d ec i1111e quie 11q11icra, y ese d('­

rec li o lo e jnct' ré, s in q11 e ni11g1ín límite rne det e nga e n el capricho d e las

e xacc io n es qu e m e ve nga e 11 ga11a sac ia r e 11 é l (KS, pp. 7117-748).

De hecho, cualqu i<::1 -;1 reconocerá aquí algo de h 1111wr 11cg-ro, o 1111

irnpcrceptihlc dcslizamie 11Lo desde lo racio11al a lo nHT<lllH'11tc razo­nable, y de allí a lo patológico. Al lll e nos, crnno lo s11ginc Laca n, e l illlpacto subversivo dl~ tal fornllllació11 yace en su dellloli ció 11 d e c ual­quie r "rec iproc idad" que fuera a ser tolllada co1110 una hase é tica pa­ra la intersubjetividad:

Y 110 podría <>lllilirsc cs la ocasió n d e d c n1111ciar lo exo rhi1a1l1 (' del papel que

se co nfi e re al 1110 111c 111 0 de la reciproc id ad c 11 unas cslnic111r<1s, pri11cipal-

1ne 11t c s1dijetivas, qu e rc pugn<in a ello in1.rí11scc<1111e nt c (l>:S, p . 71IH).

Laca 11 da a c 11tc11dcr c lara1rn:nt e q11c la subje tividad 110 p11ecle cq11 i¡><1rarsc a la reciprocidad : el deseo colllo deseo del Otro ha n1ar­cado ya el i11tcrposici om1111ic.11to subj e tivo a través d e la ley del signi­iica11te , de 1m1ilcra que cualquier c rce11cia en im<ige 11 es cspl:jo d e un otro a otro otro estará 111arcada por la ili1siún o la distorsi ó n . El pun­to de la fonn11l ac ió 11 es prccisalllcnte s11 rcsistl ' llcia a la inversión subje ti va.

Sea c:o1 110 s<'a , es ya 1111 pu1110 q11e a 11 0 1arlc a 1111 cs1ra 111<-Íxillla el q11 c ¡i11ccla

se rvir dt· paradigi11;1 de 1111 c111111ci<1<lo qu e cxd 11 yl' crnno tell la reciprocidad

(la rcciprncid;1d y 110 lc1 carga d e cksq11i1c).

' )()do .i11icio sobre e l o rde n inf'a 11w q11 e e 111.nmizarí<1 1111t·strn 111;íxillla es

p11cs i1Hlil(, rc11tc e n la 111at cria, qu e <·s rl'co11occ rlc u 11 cga rlc el ca r<1c tc r de

llll <I rq.( la ace pt a ble cu111u unive rsa l c 11 lllora l, la lllora l renJ11 ocida desde l<.anL

crn110 1111 a pr<Í Clica incrn1diciona l d e la razón (KS, p. 74~)).

Fi11ah11l'llt(' , tanto la lll áx i1m1 de Krnt colllo la de Sad(' conlkv;-111 que e l O tro Sl' sitúe t'll una posición de dolllinio absoluto sobre el s1ucto.

Sin d11da es tos dos impe rativos c 11trc los qu e p11 ed a lelHkrse, li as t;1 la rnpt.11-

ra d e la vid a, la ex periencia 111 ur;;i l, nos son impuestos c 11 la p<1radoj ~1 sacli a na

cnlllo a l Otro , y n o co111n a n usoll'os 111ismos.

Pe ro esto 110 es distancia sino a pri111CL1 vista, p11cs d e 1na nera latc1 1t e el

irnpc r<llivo 1110ra l no hace 111e 11ns , pu esto q11e es d esde el Otro d c~dc d o 11de

su llla11dato n os requiere (KS, p. 71J~l).

SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 147

Esta dominación abarcadora desve la finalment e para nosotros la

verdad ele la escisión d e l s1ueto.

Se vis lumbra aq11í cómo e n toda d esnudez se revela a qué nos in1rocluc iría la

parod ia ciada más a rriba d e lo unive rsal evicle nle d e l deber d e l d e p ositario,

a sabe r qu e la bipolariclacl co n qu e se insta ura la Ley moral 110 es o tra cosa

que esa escisión d e l sujeto qu e se o pe ra po r toda intervenció11 d e l signifi ca n­

te : co nue tam e nt e d e l suje to d e la e nun c iac ió n a l stue to d e l e nun c iad o .

l ... J En lo c ual la máxima sad ia 11 a es, po r pronunc ia rse po r la boca d e l

Otro, rm1s h o nesta q11 e s i ape la ra a la voz ele d e nlrn , puesto que d ese nmasca­

ra la escis ió n , esca m oteada o rdin a ria m e nt e , d e l sujelo ( KS, p. 749).

La humorística d emolic ión de Sade a taca lo que comúnmente se torna como el principal funda m e nto ele la de mocracia , los De rechos de l Hombre y e l eth.os universa lista. Por me dio ele un juego de pala­bras intraducible, Lacan explica que la instalación de la subjetividad corno una segunda pe rsona que dispon e ele derechos es una irnposi­ciúu d e ide ntidad, un " Tu es" (Tú e res) que expone su propia ese n­cia asesina a través d e l reprimido eco ele "Tu.ez!' (¡Ma te !) !imperativo ele la segunda pe rsona d el verbo rnata:r: "¡lllale (usted)! ", que tambié n pued e in terpre ta rse corno una seg unda de l plural : "¡maten (uste­

des)!" o "¡mat ad (vosotros)! "J.1º Como Kant , Sadc nos fue rza a reconocer que e l dolor es e l prime r

m a rcador d e la e xpe rie ncia moral. Laca n ;úiacle que e l único límit e

para 1111 sacliano se ría una forma estoica ele presc inde ncia desapega­da, que, como Epicte to refiri é ndose a su pie rna, ta n sólo exclamaría: "Mira, la rompiste", al afromar las torturas ele un amo. El dolor sadia­

no a pnnta a la ve rgüe nza, a una "violac ión de l pudor del otro" ( KS, p. 75 1) , o e n otras palabras, a trn abandono total de l s i~j e to dividido fre n te al O tro gozante. Este Otro retornará e n efecto como la fanta­

sía d e Sade ele un Dios maligno.

Sin eluda e l cristian ism o e d11có a lo s h o mbres a se r poco quisquil losos d e l la­

d o de l goce d e Dios, y e n esto es e n lo que Ka nt logra h acer pasa r su vo h111ta-

111 En su ve rsió n d e los l é:w:ritos al cas te ll a no, 'T'o 111 ;Ís Segovia traduce : "el Tií ""'"que se evoca desde el fondo matador de lodo impe rativo"; e inserta una llamada a l pie e n la palabra 11111tfl(/oi: '" /i¡ r.1 ('lí1 e res ') s1wna igua l que t 11N (rnatar)" Uacques Laca n, Fs­rrilm 2, 0/1. ál., p . 750). Por igual camino, pued e dec irse que t11n sue na msi igual que luru.r (ases ino, matador) [T. ].

Page 75: La experiencia de la letra lacan literario

14:8 SAOE: L\ l.E\' \'U . GOC E l>U . OTRO

risrnu d e la Ley-por-la-Ley, el c11al ca rga la 1m1110, puede d ec irse, e n la ataraxia

de la ex pe rie ncia esto ica. P11 ede pe nsa rse que Kant es tá aq11í ba jo presió n de

lo q11c oye d e dc lllas i<id o C<' l'l'a , 110 d e Sade, s ino d e ta l 1nís1 icu de s11 país, en

e l s 11sp iro qu e a hoga lo q11 e e 111rn ·é más a llá d e haber vislo q11c s11 Dios es sin

rostro: Cri111111.igkl'ill t1 1 Sade dice: Se r-si 1pre 1no-e n-lllaldad ( KS, pp. 7 !) l -752).

Laca 11 ya se liabÍ;\ explayado c 11 su sc111i11ario sobre la é ti ca sobre .J acob Boehlllc, e l 111ístico alemá 11, q11i e 11 utilizó e l t{·nni110 Grirrtmigc /(eit para re f'crirsc a la oscura e i111pc11etrable "cólera" de Dios. Kant se había e mbarcad o e n un di;ílogo crítico con Bocl11ne y Swede nborg e n ta nto que lllÍsticos que habían ca ído presas cid Sd1111iir11u'H' ieJ1 , esto es, un e 11111sias1110 loco e i11 cxplicahlt:. ¿Se puede simplc111c11tc expul­sar ese "E111tas1lla" de 1111 Dios 111aligno dici e ndo que cn1p1~ja al goce , privando así al s1ue10 de su volt111t ad , y oblig«rndo a l "soport e" l lo que se trad11jo al inglés por " /11,ndl.'l11a11": partisano , secuaz; e n la versión al cspaiiol ele -fr>111 <1s Scgovia, .10/;ortel del dele ite pe rverso a co11vcrtirse en 1111 lll c ro esclavo del place r 111cc't 11ico?

El deseo, q11c es (: 1 suporte d e <·sci esc isi ó n de l s11jct o , se avc11drí;.1 s i11 d11da a

clcc irsc voh1n1 ad d e goce. Pero esa a pel ac ió n 110 lo haría 1n;Ís dig 110 d e lavo­

lllnl ad q11c in,·oca e n 1111 Otro, 1ll;1111 e 11ié 11do la hasta el ex tre 1110 d e Sil divi­

sió n respec to d e Sil p;11hos; pil es para eso pa rl e ya vc 1Kido, prrnnc 1ido a la

in1po tc ncia (/\S, p. 7r¡'.2).

' fal co1110 Laca11 lo elabora , la csce11a sadia11a de b perversió n só­lo fitg«1z11w11tc constituye 1111a escena el e pbcc r. /\p11nta a 1111 goce s11s­c i1ativo c11 la a11scncia del deseo rea l, y necesita 1111a f ~1111asía para s11s­tc nta rlo "con la discordia 111isllla a la q11e s11c11mbc" (KS, p. 7 .'>~ 1). En o tras pal abras , "el fantasm a hace al placer propio para el deseo" (ibi­dem) . f. I tcsti111011io d e S;1de es c rucia l, por ende, c11 el hecho ele que le pe rn1it e a Laca n revisar s11 grafo de l Ltntas111a . l;'.stc es el 1111cvo gra­fo que postula:

11 E 11 1~1 vc rsiú n e 11 <'as1ella110 el n·,·isnr de la edición . Ann~utdo S11 tlrt ·z. ;u1 0 1a al

pie (11ut<1 7) : "n)ln" tnrihlc" IT l.

SADL LA LEY V LL c;OCE DEL OTRO 149

ESQUEMA 1:

s V

d _,a o $

La lín ea infe rior ha de leerse como la trayeclü ria de 1111 deseo que es s11ste 111.ado po r e l fa ntasma (S tachada -poinwn- a) y produce 11n sinuoso "cálc11Jo del s1~j e to" cou una V de Volonté (Voluntad ) y un a S para e l ''stúe to bruto d e l placer" o 1111 "suje to patológico" no tachado producido por la fantasía perve rsa. Lacan come nta así esos té rminos:

Es pues cf'ec t.iva me nte la vo luntad d e Ka 11t la qu e se e ncue ntra e n el luga r d e

esa voluntad q11 e no p11 ecle lla ma rse de goce sin o e xplicando que es e l s10e­

to resl ill1ido d e la e naje nació n a l precio d e no ser sino e l instrume nlo de l go­

ce. Así Ka nL, puesto e n inLe rrogaLorio "con Sacie", es d ec ir con Sade h ac ie n­

d o u li c io, para nu esLro pe 11sa mi e n10 corno e n su sadismo, d e instrume n LO,

co nli esa lo que cae bajo e l sentido d e l "¿ Q11 é quie re?" qu e e n lo sucesivo no

le 1 ~11 ta a nad ie ( KS, p. 754).

Est e grafo pued e ofrece r una lógica más profunda para la "foresta de fantasías" que constituye n las obras de Sacie : e l punto de desapa­ric ió n su~je tiva o aph.anisi.s lafa nisis, traslada Tomás Segovia e n la tra­ducción d e Escritos 2 al espai'lo l: p. 754_1 que .Jones introd1uo e n la teo­ría fre udia na será pospuesto d e ma nera inde finida e n la imagina­ció n , e n el no mbre d e una fant asía que repetidame nte revive e l es­pec tro d e u11 s1úeto ple name nte gozante que, a su vez, sólo esconde­ría y revela ría e l excesivo goce de un Dios pe rve rso. Ésta es la razón por la que Lacan m en cio na una vez m ás su teoría de lo be llo corno una ba rrera al d eseo, y como una pantalla e n la que la "segunda mue rte" pued e aspira r a se r proyectada. Las muertes de las víc timas sólo se re inscribe n e n una combinatoria serial que apunta a la satu­ración, mie ntras que e l siúe t.o único ele la fantasía (corno Jusüne ) e s

Page 76: La experiencia de la letra lacan literario

1 !"1() SADE: L \ l.EY \'El. COCL DLL OTRO

111rn1ol1.tini , la sola variació n que se ofrece es a lravés de las lna neras

divcrsan1en1e inve111ivas e n las que el objeto a d e la fan1asía es produ­c ido corno ol~je10 de torluras metafórico e infinil<lnH·nt e plás1ico.

Lacan no se d e ja cngaiíar por las aparentes co111radiccio11es e n las obras de Sacie, ni pretende ser 11n especialista sadia1w (como é l dice, e l problc111a con t;S los es que 1icnde11 a converlirsc en hag i<ígrafos).

f'.J 1an sólo ofrecf' unos pocos grafos y concep1os ("segunda lllt1e r1 e" , goce, deseo del Otro) que pw:cle11 darles sentido a unas discrepan­cias aparent es, corno la que aparece entre u11 elogio a teo de lct pe r­versión y una lH'CCsidad de postular una eter11idacl ele s11f'rin1icnto

que va i11cluso más alhí d e la niuc rt.e. Des¡rnés de 11na disquisici<Ín so­bre e l lrndisrno corno otra respues la al dolor universal de la cxiste11-c ia (KS, p. 75()), sugiere q11c Sade proyecta es te llli srnís imo dolor en e l 01ro. Rechaza el cliché habilllal de q11e e l sadis11w sería la lllcra in­

versió11 o conversión d e l rnasoq11is1110, y es terminante al refotar que los s11jetos sadianos "11icg11cn al otro": por el co11trario - és te es un

punto al que regresaré-, se basa c11 u11 reco11ocirnic11to del Otro co-1110 Otro. Laca11 s11po11e i11cl11so q11c Sadc 110 es e 111era111cntc "lrnrla­

clo por s11 propia f~1 11tasía ", "c11 la luedida c11 que d rigor de s11 JK'll­

sa111ic11to se co1111111ica a la lógica de su vida". D;1 c11to11e<-'s u11a rcso­

l11ción de su prillle r csq11cllla 111cdia111c 1111a si111pk rotaci ú 11 , q11e gi­ra sobre sí 1llis1110 1111 cuarto de vuelta (corno hubo de liacc rlo en la teoría de los nia1ro discursos), para esbozar 110 sólo la fantasía bási­ca sino ta111bié-n el destino personal d e Sacie:

ESQt lUvL\ '.!:

a

$ i d

V

... .. s

SADE: l_J\ LEY Y El. GOCE DEL OTRO 151

Los términos clave han sufrido aquí un importa nte cambio. V si­

gue siendo la "voluntad de goce" pero su posición m a rca un despo­tismo absoluto: a partir de la constante persecución ej e rcida por la preside nta de Montreuil sobre su odiado yerno, se convirtió en una restricción moral que sellaba la "alienación" final d e l autor por me­dio de la e ncarcelación. La S ple na represellta a los amigos o ayuda n­tes que han mostrado una sorprendente y "heroica" devoción a Sacie (como su esposa, su cuñada, su valet, su concubina cuando estaba en Cha re mon). Y la S tachada testimonia la desaparición que Sacie ha­bía que rido lograr e n su famoso testamellto [última voluntad_!, en e l

que especificaba que su cue rpo había de ser enterrado e n una arbo­leda, en los bosques d e su propiedad en Malmaison.

U 11 a vez cubierta la fosa , sob re e lla han de se r sembradas bellotas, a fin de

que e l h1ga r se torne verde o tra vez, y la arboleda vue lva a crece r espesa, y que las hu e llas de rni tumba desaparezcan ele la faz de la Tierra lal como co n­

fío e 11 que 111i rec ue rdo se desvanezca de las men tes de todos los ho mbres ex­

cepto para aq uellos pocos que en su bo11clacl me ha n amado .. . 12

Alej é monos en puntas de pie, dejando provisoriamente la intrin­cada re d de a lusio nes e historias que m a rcan "Kant co n Sade" corno 11no de los e nsayos m ás ambiciosos de Lacan. Es impacta nte ve r que Lacan sigue re mil'i e ndo a s11 auditorio a ese texto en varios semi na­rios posteriores, como si se tratase de un punto d e refe re ncia doc­trinal. Un Serniuario e n particular m erece alguna atención, puesto que 1uvo lugar e n la é poca de la publicación del a rtícu lo e n Critique. En e l Seminario 1 O sobre la a ngusti a, Lacan retorna a la cuestión del "goce del Ot.ro" e n forma muy notable. En un Seminario fecha­do a partir de marzo de 1~)63 (6 de m a rzo de 1963), alude a Sade

para mostrar que la a ngustia e n la víc tima es también uno de los propósitos de las esce nas de humillac ión y 1ort.ura e n las que los li­

be rtinos se e mbarcan . Al referirse a su anterior Seminario sobre la é ti ca, Lacan se preguma 1111a vez m ás qué es lo que busca e l sádico en el Otro, y a11ade que "para é l, e l Otro es absolutamente ese n-

1 ~ Marqués de Sade, .fusli11e, l'hdosojJh._y i11 ih.1' ¡¡,,dmom 11.111/ Oth.l'I' Wrili11p, traduc­ción d e Richard Scave r y Auslryn Wainhouse, Nueva York, Grnve Weidenfeld , 1965, p. 157.

Page 77: La experiencia de la letra lacan literario

15'.:? s.-\UE: LA l.E\'V FI. (;Ou: llFI. orno

cial", hasta e l p1111to de que llega a "silll11lar los req1ierilllic11tos de la ley rnoral ".1" U11 ele!ll e 11to aparece cua ndo e 11cue11tra 11n a excla­lll aciú n pa rti cul a r:

1.cs clt:jan-. lrnscll' cnju.lielle, i11 c li1 so c11 /,as ! 20¡omadas, esos pocos pasajes

donde los personajes, co mpl c 1a 111 (·1 1tc on1p;1dos e n s;icia r e 11 esas víc 1i1nas

elegidas s11s a11sia.~ d e tonne nt o, e 11tra 11 e n este tra nce rarn , curioso y si11gt1-

la r, se1ia lado, lo re pito , t• 11 11111 c li as ocasio11cs t• 11 el texto de S;1dc, q11(' se e x­

presa e 11 es las extra1-1as pa lab ras, c 11 1111 ckc lo q1w lnc es necesa ri o aq 11í para

a rli cu la r: "conseguí", cxc la 1na el a 1on11c 11tador, "cu11scguí l;1 pie l dc la v11lva"

! la vagin a, el 1mio para e l lec to r t•s pa1io l !. Ésta no es 11na carac te rís lica q11c sea o bvia a lo largo del tl "<l)'<Tto d e lo

i111ag i11 ahk , y el 1-;1rác1er privilegiado , e l 1no1 nc 11t o d e c 11t11sias 1no , e l <«U«ieler

d e s11pre 1110 trofe o blandido ¡· 11 el pu1110 a lt o del ca pítulo ('Sa lgo q11 e , yo

neo, re s11lta suf'i c ie nt e1 ne11t e indicativo de lo q11 e .~ i g u e: es qu e se l>t1s< -;1 a lgo

q11c de alg1111a 111a11e1«1 es e l reverso del s11j c 10 ll '1m11eis du. .rn/di , q11t· adopta

aq 11 í s11 sig11ilicaci<'í11 a partir d e esta car;1cterís1ica del g11a11tc dado v1iel1a qu e

subyace ;1 la ese ncia l(:n1c ni11a d e la víctima (ibide111).

V(' rc111os cólllo ret orna este tctm1 e tl co nexió n co11 .Joyn·_ Lo que illlpona c 11 este punto es la noc iú n d e "reve rso" del suje to , así colllo m;ís tarde Lacan hablar;Í del "El reve rso del psicoanálisis" (título del Sclllina rio 17). La fantasía sadian;1 a¡rnnta a dar vuelta al s 1 ~jct o de adentro haci;1 lúcra e n no n 1 brc del goce del Otro. La contra partida d e esto es obvia:

l'.~ I !e l lil>n1i110 sadi:1110J 1i e 11 c un;i rcl<Kió11 co11 Dios, q11 e es lo (jlll' se expo-

11 c por doq11icr e11 el te xto de Sadv. 1:: 111 0 ¡rn cde <L-1r 1111 p;1so ;1de la11t c si11 es­

ta rderc11cia a l se r s11pn·1m1111c111c malig110 y cs l.<Í 1a 11 claro para (1 co1110 pa­

ra el q11c k1hl a qu e es Dios el q11 c csl<Í i11vol11naclo.

Por s11 p<1rtc se e 11 c 1111i11a a to d a clase d e agotadoras co111plicKio11 cs, i11-

cl11so hast;1 el cx trc 1no d e equi voca r s11 111cla, has la rcconrnTr - In qu e , g ra­

cias a Dios, hay qu e dvci rl o , Sacie 11 os :d1 o rra tc 11 cT que n:'co 11 st.niir, pues é l

lo art ic11 la 1a11to-, hast;1 recono cer el goce de Dios.1 ' I

l'I Jacq 11('s l .aca 11 , S1•11ii11t11X: 1\11 xirl_r, l'l(j~- l')();l, trad 11cciú 11 i11 (d it<1 ele C. (:;dLd1er

a partir de las <·st.c11otipias francesas , p. J1tti. 11 lhidl'ill, p. 1·17.

SADE: l "\ LE\' Y EL GOCE DEL OTRO 153

En este Semin ario, de un modo in t.eresante, e l goce 11 0 está com­pletamente separado ele su significado puramente sexual; dos pági­nas más tarde, Lacan habla del pe rve rso que acaba [come, jouit] e n e l punto más alto ele la angustia. ¿La angustia ele quién, en el caso ele la fantasía sacliana? ¿La del s1ue t:o o la de la víctima? Tocios los grafos elaborados por Lacan en este Seminario tienden a sugerir que e l li­breto sadiano supone un pleno goce que proyecta un s1ueto pleno (el "s1tjeto patológico") que él menciona en "Kant con Sade" en el lu­gar del gran otro, mientras que el s1tjet:o tachado aparece por deba­jo, colllo el snje to del deseo. La angustia marca un lugar sint:omáüco entre el goce y el deseo.

O corno lo se1iala muy clarame nte la conclusión ele "Kant. con Sa­de": e l deseo es "el revés de la ley" (KS, p. 767), y Sacie traiciona e n todas partes su "sumisión a la Ley". No le parece a Lacan que haya ido mucho más allá ele san Pablo, ¡si es que no ha retrocedido con respecto a é l!

E11 Sacie, ve m os e l l es l d e eslo, crucial a 1111 es t ros ojos, e n su rec hazo de la pe-

11a d e 111ue n e, cuya hist o ria bastaría para probar, si no la lógica, q ue es un o

ele los co rre latos de la Caridad_

Sacie se detuvo pues allí, e n e l p11nlo en que se a nud a e l d eseo a la ley.

Si a lgo e n é l se d ejó re le ne r e n la ley, por e nco11trar e n e lla la ocasión ele

q11e habla san Pablo ele ser dcs rnesurad a me 111.e pecador, ¿qu ié n le arroja ría

la primera piedra? Pern no fue más lejos.

No es só lo que e 11 é l como e n cada cua l la carne sea d é bil , es que el espí­

rilu es d e masiado pronto para no ser e 11ga1iado. La apo logía d e l c ri111e 11 só­

lo lo e mp1U a a la con fesión por 1111 rodeo ele la ley. El Ser supremo queda res­

ta11raclo en el Maleficio (KS, p. 769)_

Irónicam ente , por encima ele tocio, es la escena final de Lafiloso­

Jla en el locador; cuando la madre, maclarne ele Misteval, es condenada por la hija pe rversa, Eugén ie, a ser vio lada (de manera que se le con­tagie la sífi lis) y a que luego se le cosa el sexo, lo que confirma el diag­nóstico nega tivo de Lacan :

Sea como sea, se ve q11e 11 0 se ha ganado nada con remplazar aquí a Diót.ima

por Do lma ncé, persona a la 4ue la vía o rdi11 a ria parece asusta r rrnis d e lo qne

es conve11ie 11Le y que, ¿lo ha vislo Sacie?, concluye e l asunto co 11 un Noli lan­

gne 1na.tre111.. V ... ada y cosida, la madre sigue estando prohibida. Queda con­

tirmaclo n uestro vere dicLo sob re la sumisió n de Sacie a la ley.

Page 78: La experiencia de la letra lacan literario

1 !í4 S.-\DE: L\ LEY\' EL COCE DEL OTRO

De 1111 1ra1ado Yerdade ra111 e 11l c d e l d eseo p11es, puco hay aq11í , y a 11n ele hec ho nada .

Lo que de é l se a1111ncia e n ese sesgo ton1ad o de 1111 e11n1cn1ro 11 0 es sino

c uando mucho 1111 10110 d e razó n (/\S', p. 770).

La elipsis lllarca una interesa nte ambigüedad, como lo seiiala e l tra­ch1ctor lal inglés !: ¿quiere decir Lacan vio/éeo 11oili;e lviobda o velada]? ¿No es tá la Volrmü; implicada en e l último Vid ("o esto o aquello", una inevitable elección, en latín) que ataca el cuerpo ele la n1adrc sólo pa­ra clt~jarlo n1ás intacto aun qne antes? El último par de co11 u v1os que e11contramos aquí opone deseo y razón para sugerir las limitacio11es ra­cionalistas ele la filosoría de Sadc -sintomátin1111cntc, no puede sino

dejar hablar a la razón 1nicntras que cree, eq11ivocada111('11!e , habe rse la1 izado a los excesos sex1 tales 1 nás t ransgresorcs. Ésta es una in 111ición que a¡lllnlala también la lectura de Sade q11c hace Adorno.

l ll . l·: l. S.\lllSMO lll·: t .. \ l.EY: l lN .-\ CFN F \l.OGÍA

Persiste11 unas pocas preguntas definitivas: ¿Leyó Lacan a Adorno y

Horklwimcr sobre Kant con Sacie, corno Roudinesco parece creer? ¿Cúmo pue de verse a b ky co1110 el goce de l Otro? ¿Se debería colo­car al Marqués ele Sacie en s11 co ntexto histórico con Klossowski, o la eq11iparació11 de Kant con Sadc sobrepasa una t.raclici<Ín filosófica que h;1 sido 1nal interpretada, como lo lia s11gcrido Monique David­Mé na rd? 15 A fin de intentar ofrecer u11a respuesta , cxa1ni11aré· ahora la genealogía filosófica de "K;1nt con Sacie" ele Lacan . Una cantidad de críticos ha aclverticlo que "Kant con Sade", escrito e n 1 ~)();',, le cle­lie 1n11cho al novedoso paralelo ele Adorno y Horkhcinwr e11tre Kant )'Sacie en su Uia/értim de la llus/.rru:úí1116 (publicado t'll 1 ~M4) .

La tesis de este ensayo escrito conjuntamente e n Es1ados U 11 idos por dos rdúgiaclos de la Escuela de Frankfürt es re lativan1c·11te sim­ple. La 1-;1zún kantia11a lleva de n1ancra ineluc table a la rac ionalid;Hl

calc11laclora de un on.Je 11 tolalitario. Su contraparte e s la 11wu111i ü1-cicín sistc111ática de los placeres c 11 las utopías perve rsas de Sacie. La

Fi Vc.:."ase rvlo11iq11e David-M(:: l);ll"(I , f ,t' .\' ('(IJIS/nu"fio11 ., dr { '1111hwnf'/, o/J. 1·i1.

lli Max l lorkhe i11ier y Tht'odor W. Adorno, 1Ji11/hiim rlr /11 !111slmri1í11, Baffdo11<1, Círc ulo de· il'Clorl's, '.2000.

SADE: 11 \ LEY Y EL GOCE DEL OTRO 155

Crítica de la razón práctica destaca la autonomía y la aut.odete nnina­ción d e l s1~jeto moral , y d efin e d e ese modo la forma pura de la ac­ción é tica. Así es como la filosofía d e la Ilustración se vincula al capi­talismo global con una venga11za: cualquie r preocupación huma na tiene que ser regulada, lo que importa es meramente la conformidad de la Razó n con sus propias leyes, una Razón que por lo tanto d e be presetltarse como abstracta y d esprovista de o~jeto. Todos los afectos "humanos" son emp1tjados más allá a partir de una Razón inde pe n­diente y todopode rosa. Julie u e es entonces más lógica que Kant c \lanclo saca la conclusión que éste nie ga: e l orden burgués de la so­ciedad justifica el crimen, siempre que e l crimen esté regulado por una racionalidad que controla tocia actividad y todo place r. La fa1110-sa "apatía" sadiana funciona así como 1111 bue n equivale nte d el "de­sinterés" kantiano, apuntalados ambos por la "efici e ncia brutal" d e la conquista burguesa d e l mundo. El "de recho al goce" incluye lógica­ment e lln a extensión absoluta d e su campo; es mi d erecho disfrutar d e los cuerpos d e los otros y hacer con e llos lo que quiera.

Sí es concebible , no obstante, que Lacan nunca leyera Dialéctica de la lfustuu:ió11 ( l 944), puesto que asevera e n "Kant con Sacie" que e l nexo e ntre los dos pensadores conte 111poráneos no había sido "1111n­ca d e tec tado, que sepamos, como tal" (KS, p. 744). Por lo común La­can exhibe Sll erudición , y si e l e nsayo (por e ntonces no traducido to­d avía a l francés) hubie ra estado a su disposición, yo creo que é l lo ha­bría reconocido. Su análisis es suficie nte me nte dife re nte, sin la m e­nor huella del marxismo básico que Adorno y Horkhe imer evide n­cian , y se podría presumir que Lacan habría pagado esa clase de de u­da. Pero tal vez no está tratando tanto ele disfrazar prés tamos filosó­fi cos corno remitirnos a l propietario más legítimo de la intuic ió n bá­sica c 11 la que re posa su tesis: Freud.

Mi presunción es que Laca11 de be su intuición principal al análisis de Fre ud d e l sadismo y e l masoquismo. La tesis de Freucl e n "El pro­ble ma económico del masoquismo" es bie n conocida. En este e 11sa­yo , para re fe rirse al te rcer tipo de masoquismo que é l llama "maso­quismo moral", Freud prese nta e l "imperativo categórico" como la expresió n filosófica más e la borada que puede darse al concepto ele la "crueldad" del superego. He aquí la génesis que é l esboza:

Este supe rego es d e hecho tan re prese ntativo d e l e llo como e l nrn11do exte­

rior, va le decir, los dos padres, proceso mediante e l cual la re lac ión co n e llos

se ha d ese xualizado , esto es, sobrellevado un a d esv iac ión d e los obje tivos se-

Page 79: La experiencia de la letra lacan literario

1 !)(\ S."'llE: L\ LEY Y El. (;()CE DEL OTRO

>d ia les d irec lus. Só lo de csle 111 udo le ha sido posibl e a l 11i1'10 ve n ce r el co 111

pkjo d e Ed ipo. Ah o ra bie11 , e l supcrcgo ha co 11 scrvado ca rac l<· rísl icas ese 11-

c ia lcs de las perso11as i111royee1ad as, vale d ec ir s11 pode r, su severidad, su

1e 11de 11c ia a vigila r y cas1 igar. 1 ... 1 El s11perego, la co1icie 11c ia qu e opera e n é l,

puede por e nde volwrsc l.Jn 11.a l, nue l e inexorable co111ra e l ego que 1ie ne ;1

cargo. El impe ral ivo carcgórico d e Ka 11 t es pues un a hcre 11 cia dircc la del co mplejo de Edipo. 17

Se crea así 11na "part:ja perversa": e l sadismo del s1q.wn:go y el ma­soq11is 111 0 del ego van de la 111ano, como esos "1ipos de pcrso11aje ru­so" (¿Fre11cl está pe 11sando en e l 1 lombre ele los lobos, o en los per­sonajes ele Dostoievski ?) q11 e 1111tl1iplican "ac los pcca111inosos" a fin ele se r cas1igados por la conc iencia s<-id ica. Así, Kanl es sc lialado cla­ra mc nlc por Fre11d corno el có111plice de Sade, prccis;11ncn1e debido a q11c s11 improbable acopl ;.1111ie1110 plantea lodos los problemas aso­ci;1dos con el 111odo de 1ra1ar co 11 la agr esión propio <k la c ivi li zación . Fre11d 11111cs1ra q11c es l;1 rc111111cia a la gratilicaciún i11sti111iva lo que viene prin1ero, y luego crea la 1110ralidad, y 110 a la i11vcrs;1 , como se s11po 11 e a 111c1111do. l8

J\11 1cs de Fre 11d , la crí1irn d(' l Icgd de la vcrs ió11 de la 111ondidad de Kanl e n "El es píri111 del nis1 ia 11ismo y s11 dcs1i110 " (l7K~l- l 799), ofrece 1111a temprana aprcciaci<Ín 11cga1iva de la 111oralidad ka111iana. Para l lcgcl, Ka 111 apa rece coino el s11 cesor moderno de legisladores

.indíos co!llo Abraham y Moisés q 11ic 11 es

1 ... 1 c jtTr il <1ro11 dcspi;1d;1chi 111 c11tc s11 drnninio co11 l;i 1ira11Í<1 111ás repugnante

y brni<d , 1 ... 1 cx1i1pa11do 101a ln1c 111 c loda vida; pues es 1a 11 só lo sob re la 11111 cr1e que se c ic ntt· la 1111idad .l !l

Un verdadero cxtr;11io a iodo, incl11yend o el amor, Abr; tl1 a111 1oma al m1111<lo c1 11t'ro como s1 1 op11est.o , y crea el c11adro de 1111 Dios lcrro­rílico que es 1;11nbié n 1111 ex tra1io despiadado y el Amo de un p11cblo que é l rcd uc(' a la esclavitud religiosa. l Iegcl conc11crda con Fr('tHI en

l 7 Siµ;ll11 11HI F1n 1d , "Tl 1e Fco 11 0 111ic l'roblt ·lli o f Masocliis111 " ( 1 D2·l) , Cl'llno/ l \yr/111-

!li,i!,)' nwtJ1 y, N11n; 1 Yo rk , C:ollic rs, 1 !)():\,¡>p. 1!l7- I98. l "El prohlellia (To 11 ó 1nico dd 1na­soq 11is111u" , Ohm.1 m111¡1!1•/f!1, l. ID. l\1ic11os i\ircs, All wnortu , l 'l761.

1 H lh iilm1, pp. 200-20 1.

l!I C. W. F. Hegel , "T ite Spirit ofCliri s1i ;111 i1 y", Fruir nrm!tJgiml Writi11,!!."· trad11cción

d e K11ux l .1ir l. Filadc lli;1 , l l11ivnsityufl'c 1111 sylva 11ia Prcss, 1971, p. 188. l/>.'lr'.1/Jirit11 rM 1Ti.'iliou i.,1110 .y Sff d1'.\·J.i110, s.d.,Ju;ln·z Ed it or, 1970J.

S..\DE: I~\ LEY Y EL GOCE DEL OTRO 157

ver a Moisés como más egipcio q11e los egipcios, y como e l fundador de 1111 sistema "oriental" <le dominación absoluta.

Moisés se lló su legislación con la bell a amenaza oriental de la pérdida de to­

do p lacer y tocia fortuna. Él puso a nte el espíritu esclavo la image n ele sí rnis-

111 0, es decir, e l terror ele la fu e rza física. 20

"El espíritu del cristianismo" de Hegel esboza así la génesis teoló­gica del Padre castrador, anticipándose a Moisés y el nwnoteísm.o e n

unos c ie n to cincue nta años. De modo similar, Kant es acusado por Hegel de importar 1111 for­

malismo judío o "positividacl" de la ley a la filosofía; para H egel, Kant interpreta mal el mandato cristiano "Ama a Dios por sobre tocias las cosas y a 111 prójimo corno a ti mismo" como una "orden que exige respeto por una ley que ordena amar". Según Hegel, esa "reducción" del "amor" a una "orden" es una gran perversión "porque en e l amor todo pensamiento del d e ber se clesvanece".2 1 En esos tex1os tempra­nos, Hegel a laba a J esús por ser capaz <le e levar e l amor por encima de c11alq11icr üpo <le moralidad.Jesús no e nsalza la reve re ncia de las leyes sino q ue anuncia 1111 amor que se an11la a sí mismo, un amor que

[ ... I exhi be que e l q ue cu111ple la ley pero la a11ula corno ley, y por e nde es a l­

go supe rio r a la obed ie nc ia a la ley, vue lve a la ley superflua.22

Lacan le hace un eco sistemático a ese sentimiento ant.ikantiano, y se e nc 11e ntran h11e llas de es to e n 11n 1exto tan tardío como "L'Éto11r­

dil'', de 1972, en el que habla ele

1 ... 1 la inep ta topo logía que Kam e nca rn ó a l establece r tirrnemc nte a l bur­

g ués que 110 pued e imagina r nada que no sea trascendencia e 11 la es té tica y

la dia lénica.23

La tonalidad ele esta afirmación revela una irritación neomarxista muy similar a la ele Adorno y 1-Iorkheimer. Añade que "tan pronto co-

W /hirÜ!tfl, p. 195. 21 lhirltlll, p. 213. 22 lhirlmr, p. 212. 2:·ljacq 11 cs Lae<u1, "L'étourdit", e 11 Srilird, París, 1973, núm. 4, p. 36. 1 "El atolond ra­

dic ho", l~.1tt1. flsi!Írr , núm. 1, Bue nos Aires, Paidós l.

Page 80: La experiencia de la letra lacan literario

1 !">H SADE: L -\ LEY\' EL COC:E DEI. OTRO

lllO los siguificaclos SO i! libentdos ... las a rir111acio11es de Ka 111 pie rde n los suyos", co11lesa11do guc la crí ti ca de Sade podría 110 se r 11111clto m ás dive rtida que la de Ka11 1, pero sí a l 111 c 11os 111ás lúgica.2·1 l;'.s ta es uua c ues1ió11 i111pona nt e, sobre la que regresaré.

'fan pronto como se sobrei111pri111 e esta crítica d e una esclavitud del espíritu , orie11i-al o judía, co11 la subsig11ie111e evocaciú 11 de I lcgel de l 'J<.Tror cluraute la Rcvolt1ciú11 frnnccsa e n la Frmo111r' nolop;irt dd espí­ritu, e l c írculo q11 e vi11cu la la u11iversalidad de una Ley absolu ta con e l 'krror y la Muerte vista como el A1110 Absoluto p<tr<:'lT co111pktarsc. Ya sea que se i11spire e11 la im¡ wriosa rcco11strucció 11 11eo111 a 1-xis1 a d e l sis­te ma 1c111pra110 del lege l por Kojcve, o en la eva luaciún 111 ás n p1ilibra­da d e l lyppolite (Lacan le del)(' al innovador co111c111ario d! · I lyppoli­te sobre la l•l,11 0·11u'1wlogía del r'.1/Jírit-u la idea clc l deseo co11JO "deseo del Otro") ,2:> Laca 11 sigue siendo un lll'ge lia110 en su visiún d e la 111 orali­

dad. Si Sade puede expresar lo q11c es tá oc11l10 tras la ley de Ka 111, es decir la cr11cldacl del Otro que ap11111al a b Ley, c11101HTs lo que que­d a por comprender es e l goce del O tro c11a11do l.úerza a l suj('to a ir 1mís allá del placer y de los lí111it cs del ego. Dicho goce s11hyacl' a las obras dl' Sade y va más allá de c11 a lq11ier cosa q11c Ka nt tu vicsl' q11( ' de­c ir sobre el placer y el displace r l'll s11 scg1111da Críti ca.

O, l' ll otras pala bras, crn110 ;1 esta al1ur;1 debería Sl'r obvio, el l'llsa­yo de L1ca 11 de 1~)() '.) 110 p11cde rccl11cirse a una crítica psinM 11alí1ica o filosú fica de la filosofía moral de Ka111: la i111rod11cciú11 del gocl' se­íiah1 1111 exceso le <írico, q11c 11os forzará a re tornar 1111a vez 111;ís .-;obre la parodia de la ley de Sade .

IV. S:\IJ/·., \. \/JI<.", (:1 \li/ ·.~ O l'OR Qlil~ S.\DE NO LS S,\li 1 IRI S IT -j

Retornar{ a ella n1ando aluda a l pas<uc del Scllli11ario /\ 11.11 c11 el que L1c;.111 parece estar ciando 1111a kcci ó 11 de sadisn10 a l dese111balar la prinHTa "sc11H· 11ci;1" q11 c le dio a s1 1 a11di1orio , o q11e lll <Ís hic 11 esc ri­bió par;1 ellos c 11 d pi za rró n , d11ra111c s11 pri111l'r e ncuentro. Lac;1 11 ha­bía escrito: "El goce del Otro, del Otro con O 111ayúsn1L1 , del cuerpo

~ 1 lhidn11, p. '17. ~:, v(:: ;\sc.J <.:<t ll l ·lyppo litc , (~nlf\1' 11

/ St 11t f"flln' rll' '" l'li h1111111;11 olop,-if> rfr /'/',\¡,,.;1, París, Au­bi <--r, 19 ·1'.>. pp. l :)b- 1()2 sobre b r 11cs1iú 11 d.- la .. A ltetidad e 11 d Deseo"_

SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 159

del Otro que lo simboliza, no es sig no de arnor."26 Una semana m ás tarde, Lacan regresó a esta densa fórmu la, ai'iadiendo que e lla sugie­re la noció n d e una "sustancia d e goce". Como ya lo hemos visto - y com o Nésto r Bra unste in lo ha m ostrad o- ,27 el conce pto principal de Lacan, su verdadera "firm a" podría consistir no tanto e n la inve n­

ción de l objet petit a como en su trad ucció n bifurcada del Lust de Fre11d e n plaisir por un lad o y jouissance po r e l otro. Éste es e l pas;·ye:

¿No es esto lo que supone pro piame nte la ex perie ncia psicoa nalítica?: la s1 1s­

tancia de l cue rpo, a co ndició n de que se de fin a só lo po r lo que goza. Propie­

dad del cue rpo viviente sin duda, pero no sabe rnos qué es es ta r vivo a no se r

por esto, q ue Ull cue rpo es algo q 11e se goza rsejoull] .

No se goza sino corpore izá ndo lo de mane ra sig nifica nte_ Lo cua l implica

a lgo distinto d e l parles extra partes de la susta ncia extensa. Corno lo sei1ala ad­

mira ble me nte esa suene de ka ntia no que e ra Sade, no se puede goza r 1mís

que de un a parte del cue rpo de l Otro, po r la sencilla razón de qu e nun ca se

ha visto que un cuerpo se e nrolle co rnpleta me llte, hasta incluirlo y fagoc ita r­

lo, e n torno de l cue rpo de l Otro. Por eso nos ve mos red ucidos simple me nte

a 1111 pcq ue 11o ab razo, así, a to ma r 1111 antebrazo o cualquie r otra cosa: ¡ay!

Goza r ljou.i.rj tie ne la propiedad funda me ntal de q11e sea, e n suma, el cuerpo

de uno el q11e goza de una parte de l rnc rpo del O tro (SXX, pp. 32-33).

Es te pas<~j e plantea muchos problcnias, y no es e l m e no r de e llos e l hecho de gue Laca n parece utili zar e l concepto del gran Orro co­mo d o tado de un cuerpo. Como un uarrador pe rpkjo lo declara e n 1101 a al pie (pági11a 4), parece haber un error tipográfico e n la escri­tura de la prime ra "se nte ncia", a m e nos gue e11te11damos cóm o un c 11erpo p11ed e simbo lizar a l Otro. Otro complejo proble m a es el que gene ra la e nga iíosa expresió n re llex iva "un w1ps cela se joud' gue sig­nifica tanto "uu cue rpo se goza a sí mismo" como "un cue rpo está dis­ponible pa ra que uno lo goce" . As í nos he mos trasladado rápidame n­

te d esd e e l aut oerotismo al dogma sadiano de la dispouibilidad d e to­do 1:uerpo pa ra e l place r ilimitado ele todo cumpo ... Es interesante ve r

21;.Jacques Lican. n Sl'l/Úllf/lio dr/rm¡11r.I' l .flmll . l .ibm 211: Aú11. l<J72- l<J7J. Bue nos Aires, l'a idós, 1 ~198, p. 12. De aquí e n más SXX seguido del núme ro de página.

'27 Nés lo r Braunstein, / ,a jou.issf/.'tffr: l 111 ro1101/Jl lru-anit!n, París, Po int 1-Iors Ligne, l!J\l2, pp. 7-51 [la edic ió n origina l e n espai1o l es Con,, México, Sig lo XXI ( 1990) , 5ta . edi c ió n 2002: F/ gm:i': u11 m11a/Jl 11 /ru:r111ú1.1111, Buenos Aires-México, Siglo XXI, 200b, ed i­

t:ió n acLttalizada].

Page 81: La experiencia de la letra lacan literario

lüO S,\Dl::: L~ LEY\" Fl . C< >CE DEI. OTR\ l

cúlllo dc111ucstra Laca11 la arnhivalencia expri111iendo o pellizcando fue rte11Je nle su propio antebrazo fre nt e a Sil auditorio. Su "¡ay!" [oui lle!J pe rsis te colllo el único marcador verificab le (un ve rdadero shif ter 1. "enibragllc" o, según a lg unas traducciones , "con1n111 ador"J ja­kobsoniano, an<í logo a 1u1 pronolllbre personal) que é l tiene 1111 c:llcrpo, 11n cuerpo vivie nte y atóni to porque es capaz de ser gozado y de gozar. Parece que es crllc ia l captar lo que un "kant iano" paradóji­co co1 no Sacie había visto para cn tc11der la cues ticín funda1nen1al del goce en su crniexión con e l c llcrpo.

Co1110 Lacan rt>ca pitula en d Scn1inario 20, e l 1rn1110 principal de Sil artÍcll lo sobre "Ka11l con Sacie" era probar "L-1 n1oralidad confie­sa que es Sacie" (SXX, p. IO!i), lo cua l no dcl>cría oírsl· scí lo como e 11 ingk~s ( " a swl tlti11g indeed" 1 lln a cosa vcrdadcran1c 111 c trist e l), si­no mediado a través de una variedad de expresiones francesas que é l de talla :

Escr ib;111 S'ot!t' crnno q11i era 11 , co 11 1rn1y1'1sc 11la - p<ira rc11dir lirn11cm1 jc a l po­

lire idio1 •1 q11c sob re el <1s11n10 11 os de¡<'> inn11111crables csCl' it os- o con 111i11ús­

c11 la, p11cs , a fi11 de c1 1t· 111 <1s, es s1 1 111 ;1ncra de se r <1gracL1b lc , q11e es lo q11c sig­

nifica <' 11 francés <1 11tig 11 0, o lll cjor a(111 esarfo, para decir q11 c !;1 11 Hll ·a lidad, a

la pos tr(' , lt'n 11 i11;1 e 11 el eso, qu e es q11edarse corla. Para decido de o tr;1 ma­

IHTa , el <1s 11111 0 es q11 (' el a 1nor es i111posihlc , q11e l;·1 relac ió n s<·x 11< d se abisma

e n el s i11 -sc 111ido, cos;1s qu e e 11 na da dis111in11yc11 el i11t ('rés q11t· ckhe 111 os te­

n e r por el Otrn (SXX, pp. 105- I O(i).:!H

A pesar del desprecio lll<Ís bien a la ligera del "pobre idiot.a" (un 1é nni110 q11e habr ía q11e distinguir u1idadosa1nen1c de la /JPti lP que L1c:-111 11wnc:ionaba al colll ic11zo de su Scniinario , puesto <]llC dicha i.dio­iez nos rclllilc a la "pa rt.i cllbridad" y a la insllla ridad ahsollltas de llna pe rsona , y así al fórzoso aishu niento 11 iast urha torio de Sacie) , lllC gnsta­ría inten tar ahora tlll<L valoración del illlpacto de Sade sobre Lacan: ¿no pon e por cierto de111asiado n1iclado l' ll disociarse del "idiot;1"? Es te calcu­lado distanciamiento ¿no podrfa leerse como una huella de b b1;ti..1P de

:ll-\ Aq u í hay u11a consid tT~lb l c disc n: pa11ri~1 <' lllre la vc rsiú 11 i11 g k s<1 y (;1 cas tc lla11 a,

q11e 1ra11scribi11ins (cL p<1ni c 11larn1t·111c- b dil(:rc11cia de lr;1scripc ió 11 : c10 11 <k 111 ;Ís ;1 rri­

ba d('ci111os .\'11d1', b v<:r.siúll c 11 t·spa 1-1ol dice rs11r/1', y <11-1adc al pie la sig 11i (' 1lt t: 11 0 1<1 dt'I

1 r~idu c 1 or: "/·.'s(/(lf' es co11dcnsttciún dc ts c11 ;dc 111 <.i 11 y sad<' ''; do11d(' l .ac:111 sos1ú·1u· q11e

"<tgr;1dabk'' es lo qu(' 1 ~ 1 p;dahr~1 (¿.,odr~) "significa c1 1 fr tu1c{s ~1nt i g110 '', e l ::1u1or 0 1nitc

l r<1snibir l;11rad11cci<'>11 de <:S<l cLí11s11la (" l~·adc l "); donde la 1·c rs ió11 i1i g l<"Sa diC<· "mds

o/¡¡,,, /1 •¡>r/ 11{ !lw id (co) ", la c<1s1clla1ia tr<1slada: "1crn1i11a c11 t· I eso") IT 1.

SADI::: l J\ LEY Y EL GOCE DEL OTRO .lü 1

Lacan (su "tontería" o merame nte sus propios puntos ciegos)? Al seguir la sugerencia ele un escritor y pensador que Lacan apre­

ciaba y citaba - pero para te rminar rechazando su postulado princi­pal, al m e nos e l que su título implica- , Pierre Klossowski, podríamos tratar, una vez más, de caracterizar a Sacie como "nuestro prójirno".29 Me gustaría e nfatizar e l hecho de que la tes is central ele Lacan sobre la presencia subyace nte ele un Dios rnalig·no en Sade, incluso bajo el pretexto del ateísmo, ya se e n con traba en Sade mi prójirno de Pierre Klos­sowski. En lln capíwlo titulado "fütjo la m áscara del ateísmo", Klossows­ki mues tra cómo Sacie parece estar buscando la pureza en una na tura­leza c ruel disociada d e l Dios creador. La obra de Sacie no deja de e lo­giar, por lo tanto, una perversa virginidad (evitando la he1erosex 11 a li­dad "normal" y promoviendo la relación ana l e ntre todos), para ha­blar e l le nguaje de 11n 'jansenismo la te nte".30 En su e nsayo , Klossows­ki tambié n e nfatiza un punto que tiende a desvanecerse un poco e n e l e nsayo de Lacan : que Sacie no fue meram e nte un "perverso" o un monstruo, sino sobre todo un escritor. Un escritor aburrido y repe ti­tivo, sin duela, pero cuya escritura nos permite comprender e l víncu­lo c rncia l e ntre la fantasía, la imaginación perversa y la Ley en te ndi­d a colllo e l goce del Otro. Es e l mismo exceso del le nguaje y la ima­ginación d e Sade lo que ll eva a l lecto r a confundir la ficc ión con lo que no cs. El lllismo Sade había de e nfatjzar eso una y otra vez (qui­zá con una bue na dos is de hipocresía); esto es lo que Sade le respon­dió a un c ríti co llamado Villeterque que pensaba que las tesis de Los

crhnenes del amor d e Sade podían atribuirse al autor:

Detestab le ign o ran te : ¿todavía no ha a prendido 11ste d q u e Lodo acto r e n una

obra dra1milica debe utili za r un le ng mu c conforme a su personaje , y q11e,

cuando lo hace , es e l persomue de fi cció 11 e l q u e está hablando )' no e l au­

to r? [ ... J ¡Ah , Monsie ur Vi lle te rquc, qué cst!Ípido es uste d! 31

~~ 1 Pierre Klossows ki , S1u!P iHy Neigh/1111; 1racl11cc ión ele A lpho nse L ing is, EvanslOn,

Nun h wesLern U nive rs ity Press, 199 J ( S"dr, 1111111 fnodwi11, J 947) [Sorl1' mi fmíjinw, Ma­

drid, Arena Libros, 2005] . :·\O f/¡ i!/1'1/l, p. 106. '\ I "Ka1 1t with Sacie", Ori.olwr n i:11 11. 51, p. 74. Si el lecto r quiere cons11har la ca rta a Vi­

lle le rq1w, pued e lee r la trascripción del origina l de Sacie e n francés: Dona tie n Alphon­

se Fra11(;o is d e Sacie, "L'auteur d es 'Crimcs d e l'a 111our· a Villeterq11e , folli c ula ire" [E l a u­

tor de /.os ni1111:11es rld 1111111r a Villeterque folicula rio (period ista d e mala muerte)], en:

hu p :/ / fr.wi kisou rce .org/ wi ki / W i ki / L % 27 Au le11r_cles_ «_ Cri111 es_d e _l% 27arnou r_ » _a­_ Vi lle te rque % 2C_follicu la i re. La traducción del mismo texto se a nuncia e n hup:/ / www-

Page 82: La experiencia de la letra lacan literario

1 ~ ¡ 'I S. \DF: L\ LEY V El. l;ou: l>EL OTRO

1".s tc t's 11n punto que no se ha p<'rdido en Klossowski, é l n1is111 0 u11 11 ovcl is1a de 1101a. Él esc ribe lo siguie11tc:

E l para lclis 111 0 e ntre la re iLe rac ió n a p <í tica de ac tos)' la rc it c rac ió 11 d escripti­

va de Sadc vue lve a es tablecer que la i111 age 11 d e l acto a ser cl(-ct 11<1d <1 sea re­

p rcse 11t<H LI cad a vez 11 0 só lo co 111 0 s i 111111 G1 se la h11i>iesc ll evad o ;1 c;1bo s in o

La 111bié 11 co rno s i m111n1 se la hubi ese d cscr iLo . Est a rcvers ibilid<HI d e l rnismo

proceso inscribe la prese nc ia del 110/rmg 111t¡e e 11 e l len guaje; inscr il>c 1111 a hipo­

teca d e l le ng ua je po r el le 11 g11 a j c. :~~

El sínto1m1 de Sadc, por lo 1a1110, no es una ca tegoría e ti o lógica co-111 0 "sadismo": es s11 escritura , una escri tura que vac ila c 11t rc la Eulla­sía re pet iti va d e 11n ultraje a 1u1 a MMlre Naturaleza que é l aborrece y lln cucs tio11a mie1110 literal de la runción del goce del gra n O tro. No o hstantc , uno no debe ría 101na r e l co 11 cep10 de Klossowski de liipo­tcca 1Jum-do.1111t segúu la tr;1d11n: ió n inglesa 1 crnno id t· 11tico a la 1ra­d11 cció 11 de Laca11 del Ve1we1Ji111g f'rc11d iano 1 en franc <'s jó1d11sio11 , e n inglés j ómio.1we, en cas tl'lla no "ló rcl 11sió11 " 1; Sadc no es u 11 psi cótico, 11 0 es Sc hrcbcr, a11nq11e, corno Schrcber, es sobre todo 1111 Sdmúhn ...

En s11 Seminario sobre la t'· ti ca, Laca11 saca la co11clusió 11 un tanto apresurada de que el caso de Sade prueba que la teo ría de la subli-111aciú 11 de Fre11d es to ta l111 e 111 e e rró nea .

Al co 11s id <' r<1r e 11 su forim1 111;ís dil'u11dida, d iría in c li1so, la 111 ;\s tninil c nt a y la

1n;ís cíni ca qu<' Fr!'ud S<' c 11trc t11 vo t· 11 propo11 e ri1 os, a salic r, Li 1ra11.~ lú rinac i ó n

ele la t< '1Hlc n c ia scx11a l c11 1111 <1 ob ra e n la que cada cua l, r t·co nucil' 11d u .~ 11 s pro­

pios su c 1-ws e i1np11lsos, rcco1npc nsa 1«\ a l art.b ta, po r d a rle esa s; 1ti s l ~1 cc i ón ,

aco rcl á ndulc 1111a vid a brga )' kli z 1 ... 1; si to 1namos la o bra d e S;·1de d esde es­

te á 11g 1ilo, p11cs bien , es 1n;ís bien Ldlida (S7, p . 242).

De lt ccho, la de Sacie 11 0 f'11e 1111a vida léliz: e 11 ca rcl'iado por libcn i-11:!_jc lx!_jo e l Antiguo Régimen desde J 777 hasta l 7~Hl, se lo vuel ve a c 11-ca rcclar por 111 1 corto pe riodo c 11 la n1111bre del Terro r durante 1703-17~l4 . lo cual le perm ite ve r bs 111 ala11zas 1m1sivas apenas es li bcr;1do por la ca ída de Robesp icrrc, y luego se lo e ncarcela 1111cva111e 111c por sus es-

.sadc. i\\'clib 11d .co111 / sade.l11111 , 1111 sitio <' 11 cas tc lL111 0 co 11sagrado a Sadc, do11dt-· 1a111bié 11 hay c 11trad;t'i par;t desctrgar e n fó n11ato d t· lc: xto "IZ.u1 1 co11 Sacie" de J ,ac; 111 )' "S;1d(' mi

pró jimo" d<' Klossrnvski , e ntre olros <' ll sayos sobre S;l<k IT 1-: I~ l'i<'ff<' Klossowski , S11rlr /\/_r Ni·igh/111r, 11/1. ril., p. •t I.

SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 163

critos pornográficos bajo el Consulado y el Impe rio (por órdenes di­rec tas de un Napoleón puritano, se dice ) e ntre 1801 y 181 4, cuando muere . En total unos veintisie te años e n prisión, todo un récord , en aq uella é poca, ¡para alguie n que no había matado a nadie!

No obstante, el propio Sade e ra consciente de que la imposició n de la fue rza sobre sus pasiones no las había restringido sino por el contrario, exace rbado su viole ncia. Esto es lo que le escribe a su es­posa e n 1783, dirigiéndose me nos a e lla pe rsonalmente que a todos aque llos que habían int entado suprimir sus escritos:

Po r e je mplo, a postaría a que h a bé is imaginado logra r ma rav ill as a l so mete r­

me a u n a a troz abstin e n c ia resp eCLo d e l pecado de la carne. P1 1es b ie n , os h a­

bé is c n ga 1iado: m e habé is ca le n1 aclo la ca beza, m e habé is hec h o concebir

[fantas rnas 1 que a h o ra te ndré q u e rea li za r.33

Éste es un tem a recurrente e n las cartas de Sacie: "¡Tú [o vosotms] me fo rzas te ro.JorwsteisJ a crear fan tasmas!" Esos espec tros se vue lve n reales e n e l sentido de que han siclo escritos, a pesar ele todo tipo ele censura. ¿Es eso sublimació n , e n to nces? Sí y no. El mismo exceso de Sacie, sus esca ndalosas re ite raciones ele fantasías pe rve rsas que rom­pen todos los límites hacen estalla r la categoría re lativamente solem­ne de la sublimación. Lacan parece es tar más cerca ele la ve rdad cuando compara a Sad e con Georges Batai ll e (quie n por supuesto pondría a Sade e n e l pináculo d e la "litera tura d el mal") y cita a Mau­

rice Blan chot, como lo hemos visto .

E l a burrimie nto e n jue go es a lgo dife re nt e. Prec isame nte, no es más q ue la

re spuesta d e l se r, ya se a e l d e l lecto r o e l d e l a u to r, poco impo rta, a nte e l ace r­

cam ie nto d e un centro el e inca n d esce n c ia o ele ce ro absolu to, q u e es psíqui­

ca m e n te irrespi rable . Q 11e e l li bro caiga ele las ma n os, prue ba sin el uda d e

que es m a lo, pe ro lo mal o lite rar io es aquí qu izás e l garante d e esa '11tauvaise­

!é ! m a ldad] [ ... ] que es e l o bjeto mismo d e nuestra búsq ue da . Saci e se pre­

senla, por e nde, e n e l o rde n ele lo que lla ma ré la liLe ratura ex pe rime nta l. La

:B D. A. F., marqués de Sade,.f11.,ti 11r, l 'h.il11.rn/1hy i11 //¡p lierlrn111111/.1/fl 01111,,. Writiug\, Lra­

d11c ción ck Richa rd Seave r y Ausuyn Wainho usc, Nue va Yo rk, G rove We ide nk· ld , I 9ü5, p. l'.14. [To mamos la tradu cció 11 a l caste ll ano de Sade, Obras r.m1gidfls, Buenos Aires, e dito ri a l Corregidor (sin crédi Lo de la trad ucción) , 1999, "Carta XV, A la seiio­ra Sacie", p. 2 13 ( rirrn 25 de j11nio d e 1783); solame nte he mos remplazado la palabra "fa n tas ías" por "fanLasmas" para seguir la tesis del aulür (T.)]

Page 83: La experiencia de la letra lacan literario

164 SADE: I "\ LEY y El. <;ou : DEL OTRO

o bra de arte es aq uí 11na e xperiencia qu e , pa ra su proceso, a rranca al suj e t<J

de sus a ma rras psicusoc iales, para 11 0 pern1anece r c 11 vaguedades, diré , d e to·

da a preciac ió n psicosoc ial de la subli111ación e n j11ego (S7, p. ~ 'U).

Si por lo ta11 to la ex iste nci a (y la intra11sigl'ncia) d e Sade dl'· 11111e stra que Fre 11d es taba eq uivocado sobre la suhli1n ación , se po­dría d ec ir q11c al i11sistir co11 la escrituras, Lt vida el e Sadc co11Se r­

vó 11n;1 coltc rc 11 cia que ni11gú11 ases ino se ri a l conseguirá alcanza r, y que ade111;ís fu e rza al lec tor a rcco11occr que la escritura p11ccll' explora r sus lí111it es, y así C1H'st io11 a r la posihilidacl 1nis111a de s11 propia rorcl11si ú 1l.

El lcng11ajc ford11iclo de las liu:iones ele S;1dc abre el <'spacio del afuera <· 11 un curioso e iró 11ico pr;.1g1natislllo de la fa11tasía. La cono­cida iro11ía d<' Saclc-, ta11 visible e11 sus cartas desde la Bastill<t a su es­posa, o m e jor, su h11111or sa lv;üe y pc rt11rhador, u1cs1ionarí;1, pues, e n última i11st;-u1ci ;1, la posició 11 del s11pe rcgo <'ll n1a lq11icr tipo desiste-1m1 de va lores. Sus esc ritos 110 p1wd <" ll ser reducidos a 111 e rns fo11t as ías

pues to que 11 0 d<;jan de l'Xa111inar el lllodo e11 que la Lt11tasía es de­tc rmim1da desde el Afuera por l<t Ley. Y, de hecho, su l111111or sarcás­ti co tcsti111011ia la divisiún del sujeto e 11 nombre del sttpcrego (como

Fre ud lo Ita sciialado lllll)' cbralllc11tc en su libro sobre el Wilz).

M;:ís rec ie11t c llH'11te, Moniq11c David-M(narcl h a rce>.:;11ni11;1do la

crntl .. ro11tació 11 de K;lllt co 11 Sadc por Lacau :H lx·!iº 1111a 1111eva luz, y

111ucs1ra el 1110<10 Ctl que Lacan Ice eq11ivocaclame 11t e aJg1t11os cle-1nc11tos clave de la filosofía de Kam, por ~jelllplo , horra11clo la dife­rencia c11tre co11oci 111ic11to y pct1s<nnie nto que es cc ttlral e n las Críti­

cas . L1c111 aparece en efec to como de masiado hegeliat10 cuando colllbina Lt noció n de Ka 11t de la Cosa en sí (igual ax) con el respe­to a la Ley: a111has se v11clve11 et 11icLtcles i111pc11sahlcs. Ella sci1ala ade­

tmís las dificultades d e Laca11 c11a11do necesita de la Ley del deseo pa­ra Antígo na y c11 última insta11cia para e l psicoan álisis. Cotilo Klos­sowski , e ll a s11gtTiría que las obras de S;ulc 110 so11 ta 11 sú lo esbozo ele

una 1 ~1111.asía 111asc 111i11a (el 11 c 11rótico i111agi11 á ndose a sí rnis1110 corno un pe rverso). Sadc se t-tala hábil11wnte e l lado oscuro de la é: ti n1 h11-

1mmista cua ndo pos11tla la ntt'stión de la 1111iversalidad del ltotnbre

:i 1 Mo11iq1w David-Mé 11;ird , / ,11 ji1/ir i/1111.1 /11 mi.rn11 /11111', París, V1-ii1 , t'l'lO, pp. 179-2--15, y Mo11iq11e David-l\1t-11anl , / ,n m11.1//wlin11s ¡/,, /'1111ionsd, l'arís, l'rcsscs U11ivnsi1ai­rcs d e Fr;111cc, t !l~l7.

SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 165

en s11 relación con la incondicionalidad d e la Ley (incl11so a través de

11na caricatura d e la Ley). El respe to o la blasfe mia plan t.ean ambos la misma fantasía subyacente por la Ley del Deseo vista negativamen­

te como el obsceno goce del Otro. Me gustaría sugerir q11e una consecuencia paradójica de la subver­

sión d e l s11jeto en Sacie es que e n última instancia abre un nuevo do­

minio q11e puede identificarse con e l dominio de la éüca, al me nos e n e l sentido dado al término por Levinas. Cuando Levi11as analiza e l

pensamiento de Martin Buber, nos ofrece una recapitulación a m ano

alzad a de los principales temas con los que se lo ha asociado. Desta­

ca la necesidad d e 11n salto ético de la metafísica.

En mi propio aná lisis, e l ace rcamie nto a los o tros no está o rigina ria me nte e n

mi hablarle a l o tro, sino e n mi responsabilidad po r é l o e lla . Ésa es la rela­

ción é ti ca. Esa respo nsabilidad es suscitada , puesta e n o bra po r e l rostro d e

la otra persona, descr ito co mo una ruptura d e las formas plás ticas de la fe no­

me11al idad d e la apa rie ncia; franqu eza d e la exposició n a la mue rt e, y una or­

den la nzada a mí de 11 0 abando na r a l o tro .. . Respo nsabilidad por la o tra pe r­

sona, una respo nsab ilidad ni co ndicio nada ni medida po r medio de ningún

acto li bre de l cua l fue ra la co nsecue ncia. Responsab ilidad gratuita qu e se pa­

rece a la de un re hé n , y qu e llega tan lej os co mo tornar e l lugar del o tro, sin

exigi r rec iprocidad. Funda me nto de la idea de frate rnidad y ex piació n para

el o tro ho mbre. Aquí, e nto nces, contra ri o a l Yo-Tú d e B11be r, no hay ningu­

na equidad inicia l. l_ ... ] l11equidad é tica : subordinac ió n al o tro , diaco nía: la

"prim e ra pe rso na ac usativa" y 11 0 "nominativa". De a llí la profunda ve rdad ele

Los h1T mrwos Ka:ra11wzu11 de Dostoievski , c itada a me nudo : "Somos todos cul­

pables d e todo y todos, para con todos, y yo rnás que n ingún otro."35

Levinas ya había hablado de esa "diaconía original" , e n e l sentido

de "se r e l se rvidor d el otro" e n En déwuvranl l'ex islence avec Husserl et

H ei.degger. 36 Podríamos nota r que e l té rmino griego dialwnos significa tant.o "servidor", "si1v ie11te" como "me nsaje ro", "embajador", de he­

cho c11alquie ra que "sirva" e n una fun ció n pública. Como Sade, pero con un é nfasis radicalme nte é tico, Levinas nos e nsei1a que todos so­

m os "reh e nes d e l Otro".

:;e, Ern 111 a uue l Le vinas, "'Aprupos of Buber: Sorne Notes", 011lsúl1' ¡¡,,, Suhjei:l, traduc­

c ió n d e Mic hael B. Srn ith , St.an lo rd, St.anford U ni vers it.y Press, 1993, pp. 43-44.

:;¡; París, Vrin , 2a . ed., 1988, pp. 1.94-197.

Page 84: La experiencia de la letra lacan literario

l (:j(j SADE: L.\ l .EYY EL con: llEL OTRO

El siste1ua 110 1ue1afísico ele la é 1ica de Levi11as pone ele re lieve la primacía del Otro -Otro con rnayúscula- que a parece en e l mun­do a lravés de cualquier "roslro" que llle sucede ver y al que rne suc('­de hablarle. ¿No es es10 co11grneu1e con la prirncra au1bigúeclad que yo había seíialado e n el Seminario 20, e111rc el 01ro y e l 01ro, e n cu­yo nombre el cuerpo del olro puede simbolizar al gran Otro? Si La­Glll l1a hecho colapsar la clisLi11ció n e ntre e l otro (e n 1anto que mi pn.~jimo) y el gran 01ro (con10 lo hace Levi11as lodo e l tiempo), ¿qtH; repern1sio11cs te11dr;í eso alrededor de la cues1ió11 d e l cuerpo por un lado y a lred edor ele la é tica por el otro?

Sacie podría penuitirnos criticar cierto 1ipo de inoce ncia é1ica en Levinas; después de todo, incluso un rosl ro puede disociarse en dien­les y 1111a le ngua que puede arrancarse, 1111a nariz u on:jas que ¡rne­dcn corlarse, ¡<~jos que pueden pe rl<irarsc , y así sucesiva111e111e! El roslro kvinasiano 110 puede ignorar alcgrcme111e una sic111pre rccu­rrc nle ;1111e11aza de dcs1nem l>ra111ic1110 y desliguraci<Ín. Por 01 rn par­le, Levi11as podría ayudarnos a recuperar la posici<Í11 de Adorno y a exponer e11 el "sadismo" la c pis1c111olilia perversa q11c csnrndc. El li­bcr1i110 sadia1w pre lende haber alcanzado 1111 grado de i111pasibilidad más allá del horror porque el s11jc10 cree que é l o ella crn10n· la ver­dad sobre el goce. No obs1an1e, como lo sugeriría Lcvi11as , Lt nteslión 110 es sal)('r sino desear, ya q11c c11alq11ier crn1ocin1ic1110 del goce lll e­ra111e111c rcprocl11cc la ilusión de los ''11.011 -d11./H'.1" 1 en Í1';111 cés y en in­glés, los "110 c11gaiiados" o , digamos, los "esclarecidos" 1 q11e 110 obs-1a111c yerran: !J's 11011-d11./Ns enn1I . .. A pesar ele un pre1e11dido saber del goce, ahora podenios ver al libcnino apenas como 01 ro rcl1(·11 del 01rn.

El sujc10 perverso 1icnc que re ndirse a sí 111ismo o a sí n1is11rn com­plcla111c111e c11 nonibrc d e l goce de l 01ro, y se convier1c en el escla­vo de su goce absohllo, iró nin1n1c111c,j11s10 en el rno111cn10 e n q11c é l o ella pie nsa que es el amo absol1110. El deseo parece ofrecer la úni­ca salida al preferir la vía 111ás osc11ra (o 1mís bien 1e11clirosa) d e l no saber <-1ico i;tl conlO Totalidrul e i11Jiuilo de Lcvi11as lo llllteslra a lra­vés de s11 "Fe11ome11ologfa del Eros", y s11 análisis de1allado y Jff<>l'O­

cador de "gore y 1TjJw1enlaáón". Éslos ll eva n finalm e nt e a la lún11ula "N i saber, ni poder" ("Ni sm11Ji1; ni J11nwoir").'l7 ¿Es la pasividrtd ;tliso­lula el nwjor acceso a 1111a verdad del deseo?

:'7 Ein111;in11c l Levi11as, '/i1/({/it1' rl i11/i11i, l .;i ll;iya, l\fani1111s Nijlio lf, i <JGr>, p. ~rvl 1 ·¡¡,_ l11/it!111/1' i11/i11il11 , S<1b1na11c;i, Síguc111«, 111871.

SADE: L-\ LEY Y EL GOCE DEL OTRO 167

Lacan parece d esarrollar esa intuic ión en un Seminario poste rior ("El reve rso del psicoanálisis"). Allí explica que e l gran Otro es ese ser paradqjico que "tiene un cue rpo pero no existe" y sólo se postula a sí mismo diciendo "Soy lo que soy".38 Sade es irnponante e n e l sen­tido de que despliega todos sus esfue rzos a fin de inte ntar aplacar a ese gran Otro. Sade, e n última instancia, se muestra como el esclavo o e l re hé n del goce divino. Lacan a1iade que ésta es la razón por la que Sade no deja de ser un "teórico" (Sl7, p . 70) porque "ama la ver­dad" (S/ 7, p. 71). Su amor excesivo por la Verdad lo precipita e n una re pe tición puramente sintomática. La Verdad aparece así como " la hermana d e es t.e goce prohibido". O, para ser más prec iso, la Verdad es la "cu1'íada" del goce; así como Sacie parecía estar realmente e na­morado no de su esposa sino de su cuiiada Anne-Prospere de Launay d e Montreuil con quien huyó al sur en 1772 (como lo sugiere Lacan, eslo no difi e re de la afición de Freud por su cuiiada, Mina Bernays). 'fal vez Sacie estuviera e 11anwrado de la verdad debido a su cuñada, quien e ncarnaba para é l la vieja ley del amor cortés: no hay amor e n el rna t.rimonio (Sl7, p. 72).

Sacie, que e n e l Seminario 10 füe c itado como una clave hacia la cornpre 11sió11 del "reve rso del si~jeto", es visto e n e l Seminario 17 como un re hé n sintomático d e la Verdad y del goce. Lacan (proba­blemente influido por la lec tura ele Deleuze de Sache r-Masoch) opone la falt.a ele humor de Sade, sus agotadores pero finalme nte de­cepcionados esfuerzos por acumular crímenes y trasgresión a fin de aprox imarse a ese goce absoluto respec to de l cual se sentirá siempre inferior, a l humor de Sacher-Masoch: mi masoquista no necesitará a Dios, le basta con su lacayo ( SJ 7, p. 71). Finalmente, si Sade es tan

aburrido, es porque no d eja ele ser un teórico. Su amor a la verdad lo fuerza a conve rtirse, e n su vida, e n un m.árti'r: ésa es la razón por la que convoca la a pasionada hagiografía de los especialistas e n su obra.

Parece como si la única mane ra de superar el callejón sin salida fue­ra a través ele Kant, siempre que se vea y se aprecie su humor. La pre­co11dició11 d e una salida provisional podría e ncontrarse en la articula­ción de las tres Críticas de Kant. Al menos, fue e l mismo Fre ud quie n ide ntificó un raro mome nto de humor en Kant. En su elucidación del

'\H .Jacq11es Lacan, Sé111ii111.Út' XVII, l .'Fm w1s tlt' /11 l\ydw:111i.lvsr, París, Seuil, 1.991, p. 74 1. f'.'l sn11i1111.ri11 d1'.f1m¡11.t1s /,111·11.11. l .ilno 17. J•,'l mwrn1 t!t'l f1sirn11.11tÍÜsis. l lJ6lJ- l lJ70, Buenos Ai­res, Paidós, 1992, p. 70]. A partir de aquí, S 17 seguido del número de ¡úgina de la edi­c ió n e n espa i1ol.

Page 85: La experiencia de la letra lacan literario

168 SADE: L -\ 1.EY Y El. (;OCL UEI. OTRO

caso Schrebcr, Frcud nos recuerda que Kant sigue siendo el 1rn:jor 1Ho­delo para cualquie r elaboración teórica. Asevera q11c sólo 1111 abordaje "genét ico" capaz de comprender la "ae1i111d le n1e nina hacia Dios" por part e de Schrcbcr k dará sctll ido ;1 la creencia que és te tiene de que d ebe convertirse en 1111a lllt!jc r q11c será sext1alrnente ahusada por Dios para conve rtirse en la esclava de l goce divino. Antes de con1em:ar sus "Intentos de interpretación" Frcud urncluyc s11 primer capítulo citan­do el famoso toro irlandés ele Ka nt (t1n chivo vie nés, en realidad):

O bie11 111ws1ros i111 e 111os d e c lucid;1r las ilusio 11 cs de Sclm·hn 11 os clcj;1rá n e 11

la a1Js11rd<1 p osic ió 11 dcsnila e 11 el L1111oso sím il de Ka 111 e 11 la Ciilim 1/f fa m­

zó11 /J/lm: sc rc lllos co1110 un holllbrc que sostic 11 c 1111 larni z debajo cil" 1111 ma­

cho ca brío (Bork) lllin11ras ;dg ui e 11 1mís lo orclclia. '.l!l

Frcud se refiere aquí a "Sobre L-1 división de la lógica general e n analítica y dialéctica" el e Kant, t1na sección que se ab re co 11 1111<1 pre­gunta importa11t e: "¿Qué es la verdad?" Co mo Kant lo 1m1estra, esa prcg1111t a cs absurda, p11esto que pres11po1ie la univers;tliclad de los c rit e rios del co noci1nicllto por el cual se podría rcsprn1dcrla. A1-1acle:

Pues s i la preg11111a es c 11 sí 1uis1 11 a abs11rda y rcclalll<l rcs¡Hws las que srn1 in-

11cccsa ri as, c 111rn1n·s 11< J s<Í lo ª' 'crgi'i<·11 za a l;i pcrso11 a que la pL1111c;i , s i110 qu e

a veces 1ic11c !;1 dcsvc111aja ad ic io 11 a l de co11fu11dir a 1111 oyc111c i11 ra1 11 0 : po dría

i111puls<11 ·lo a dar rcsp11t·s1<1s abs11rdas y <l o rrcccn1os t' I ridíc11lo t·spccl<Íc ulo e 11

e l qu e (c01110 se d ec ía a 111 aíio) 1111;-1 pc rso11a o rde 1-1a al carnero 111i c11 1ra s la otra

sosl ic11 c el 1a111iz d ei>ajo : IO

Esta rd{Tc1H:ia tc11ckría ;1 mostr;1r que si LtGlll tc·11ía razú 11 c·11 in­tClltar hacer a parece r lo "uín1ico" e 11 los escritos de Ka11t lllcdia11tc el

:{~ I Sig 1111111d F1r11d , "Psyc hua nal y1ic N olt'S l lpo1i c111 /\ 11tobiogr<1pliic tl AtT011111 of a

C ase uf l'"r;11wi" (Sclm·hcr)" , "/Jrn·r· <:11."' ll is/11rin, N 11c,·a York , Collins, l'll ):I , p . 132 l" P11111uali z; tcioncs psico;1n;dí1i cas sobre 1111 c 1so de para11o i;1 ', Ohr(fs r·u111j1/r/a, , 1. 20, l\11c 11os Aires , A111onurt11 l. Para 1111 ;1 hu c 11;1ke111ra lilosóli c;1 d e !;1 c 11 cs1i ú 11 de la locu­

ra e 11 Li Ra1.ó11 d e Ka111, w' ase IVl011iq11« Da vid-l\1(11;1rd, l.ofillir' rlr111s lr1 mi.""' /1111'1', Pa­rís, Vri11 , l'l'lü . V<' asc 1;1111hi<' 11 SJ;md /.izck. "Ka11l ;111d Sad«: Thc ldc;il ( :rn1pk ", l .11m-

11i1111lnh111'1111. 1:1. l~l!l8, pp. 12-2:-,_ 111 llll111 ;1 1111d Kant , Crili1¡11r 11/tlw /'111'1' llmso11 , 1rad11ccié>11 de W. S. l'hd1 ar. li1dia11;Í­

poli s y Calllbridg <", llac kctl , 1 !1~1 6, p. 11 2 11.'rítim i/1' /11 mzi}11 jillm, B11c110s Aires , ! .osa­da , 196:> 1.

SAD I:'.: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO 169

uso d e Sade, estaba d efinitiva mente e 11 la huella equivocada cuando aseveraba que t.an to Kant como Sade carecían de humor.

Ya Ka 111 aquí por un p e lo n o n os hace p e rde r la seri e dad, p o r fa lta d e l llle­

nor sen 1ido d e lo cómico (pru e b a de e llo e s lo qu e dice sobre ese tema e n s u

lugar). [ ... ] Pe ro a lgu ie11 a quie n le falta, p e ro lo que se dice falta rl e, se h a­

brá nota d o, e s Sade (KS, p . 763) .

Espero habe r expresado, con la ayuda de Fre ud, que éste llO es exactame nte e l caso . Es necesario ot.ro rodeo. En su Seminario 9 so­bre la identificación, Lacan le cue nta a su auditorio que él posee 1111 pe rro muy inteligente -una perra, para ser más prec iso- que casi puede hablar (sesión de l 29 de noviembre ele 1961). La pe rra es casi "hurnalla", pues "e ll a" ha vivido siempre e n una sociedad humana. Y a esta perra Lacan la ha ba11tizado 'Justille" , ¡e n home naje irónico a la heroína d e Sacie! Las dos pequeílas viiietas sobre animales surrea­listas (un carnero orcle iiado, una pe rra pa rl a llt.e llamadaJ11stine) de­berían tornarse , en este contexto, e rnhle mátkas. Represent an e l lími­te d el deseo humallo cuando se confro nta coll lo que uno imagina q ue es el goce de l Otr o, mie lltras que al mismo tie mpo permite n que cierto humor humallo y no humano impregne las cues tiones pura­

me nte "teóricas" . Si cfec t ivanwnte Fre ud h a "triunfa (do) donde e l paranoico h a

fracasado" al reescribir e l siste m a ele Schreber d e una m anera más cohere nte, pued e habe r fracasado doHcle los sistem as ele Kant y de Sadc h a n triunfado parcialrne llt.e , e ll su absurdo e irraciona l e logio de la raciollalidad . Co mo Sade, Lacan "arna la verdad" e inte n ta sub­vertir la Ley de la moralidad. Mie llt.ras que podría ser te ntador so­brevalorar e l testimonio ele Sade como el d e un chivo expiatorio del goce, el antiguo símil utili zado por Kant podría suge rir ade más que nosotros, lec tores posfrc udianos d e Lacan , y demasiado adve rtidos de la función unive rsal de los símbolos fálicos, hemos ordei1ado el mismo cordero o macho cabrío, mie ntras que alguie n más, Dios, o tal vez ll11estro prójimo, ha estado cop ulando con é l, ¡pero a través de

un tamiz diferente!

Page 86: La experiencia de la letra lacan literario

1 O. DURAS LA ARREBATADORA, O EL DON DE L AMOR

Mie ntras que la rekrt' ncia a Sad c es recurre nte en los tex tos de Laca.u , s11 in tcr<~s e n l\farg11c rite Duras tie ne tod as las caracte ríst icas de 111ia in­fa tuació n repe ntina, de una breve pe ro d t>vo radorn pas i<Í1 L Uno pod ría preg11nta rsc por q11é Lacan decidió 110 i1 Kl11ir s11 brilla nt e t' nsayo sobre Ma rg11crite Duras e n d vol111 1H' ll de l'.sailos que se p11blicó 1111 aúo des­pués. ¿Es porq11e, co1110 cu11ocía pc rso11 a ln1e 11te a la esc ritora cuya p ro­clucc ió 11 hab ía cnccid o dra111 á tin 1111c 11tc a mediados de los ;1iios sesenta, sintió q 11e s11 breve artículo de l ~H i5 110 era sulicie ntn rn·m e definitivo? ¿Lo veía crn no un texto purn 111c 11 tc ocasio nal, 111 1 "hrn11c 11a jc" pe rsonal <1 una autora a la que ad111i raha , o 1111a ap rox i111aci<Í 11 n1;:¡s t.ent a tiva a la cucstió 11 de la lé11 1i11e idad , un v<1du impo rta nt e para 1m111t c 11 edo e 11 re­se rva para desa rrollos poste rio res? C11a lq11 ic ra sea la respues ta, el libro de Duras había provocado 1111 im pact o lú 11da111e111al c 11 d círc 11lo ele La­ca 11 , puesto que se lo disc utió a111plia111 c 11t e cuando f11 c p11 bli cado en 19()4. Michc lc Mo11trday dio u na la rga y po te nte present ació n sobre él e n el Selll inario de Lacan .1 La novcb , est;í cla ro, hizo 1111 pro !"1111do im­pacto c 11 l.aca 11 . Sig11ie 11do s11 111 ( todo habit11al, leyó cx tc 11 sa 111c 111 c las o bras de D11ras y luego a rregló 111 1 c ncue 11t ro con la ya 1¡m1osa escrito­ra . Así es co1110 Duras describe s1 1 e ntrevista:

Me d io 1111 ;1 c i1 :11111 día , ;1 rnc di<11 10ch c, c 11 1111 ba r. l\!k as11st ó. Er;1c 111111 s<Í ta110.

Para li a l>l<tr de f .o/ V S1ei 11 . Me d ij u q11 e na u11 d el irio d fo i11w 11!11/1' p c 1frc10. Ern­

IH'ZÓ a i11t e r roga rn1 t·. D1ll'a 111 c d os h o r<ts. A l sa lir 111e 1a 111 balca b:1.2

1 v(~tlSC b prcse lll<tc i() Jl de / ,() 11rui.\.\f' l llf' J1/ dr / ,o/ V .\'/tÍll pn r Mic li i· lc iVl011tn: lay c nju­

ll io d e l ~lt>r>. Esl' lcx lo luego fu e rl'esc rit o y se cunviniú e n la iu1ro d11cc iú 11 a s11 lihro l .'0111-/m, rl ¡,, 1111111: .'\111 /11 p111i11il1;, l':irís, Mi1111i1 , 1977, pp. !1-'.tl. Ell a e 111pie1~ 1 po r des1;1c 11 · s11 pm­

pi:1 expnie 11 cia de sn '";i rre batada" por la k n11ra: "No se l'""'k lee r l's la 11 ovl'l :t ro111 0 un li bro 111 ;is. l l 110 ya 110 ,., <' I ;1111 0 el<" su prupi:t k n u 1·;1. () IJi, .. 11 ya 110 p11 <'clc sopu 1·1;ido, y :t lTO­ja e l libro.() l>i<"n deja q11 t: d :trre b:t to lr:t l>:tje, y se ve lr:tgado, ;111iq11ibclo. s,. I<'<' , se lee si11 para1; pero a 11wclicla q11c lec, se o lvicl:i prol'u1ul ;11u <" lli <' . 1 . . . 1 Esta 11 ov<' la te 1u ba el pc 11sa-111ic 11to . ' f(:-· ~11Tas1r~ 1 e n 1111 ;t su e rt e ck pubn_·:t.a <'ll la q11c c-· I ~1111 o r y Li 11i c 111 0 1i1 S<' vtwl ve n 1111 0" (/.'11111 /111, 1'/ /¡, 1111111, p. 9).

:2 Vl·; t':it' Les li t~ Hill c-·11 " L~ 1 c; ut wiLl 1 Ou r;1s", re i111p n_·so en \ \lrili11p;r111rl l \vl'lwo 1 1o~ysis:

/ \ limiln, edit ad o por Jo lrn l.cc ht t-, l.rn 1d res , Arno ld , l 'l ~H i, p . 145.

l 170 1

OLIRAS LA ARREBATADORA, O EL DON DEI. AMOR 171

El e ncuentro e n tre ambos hie glosado por unos pocos com e ntaris­tas y dio lugar a n umerosas leyendas. U na de e llas fue cleslilacla po r Jean Al lo uch en su rica colección de anécdotas lacanianas:

El arrebato de Lol V Stein se aca b a ba de publicar. Es bie n sa bido que M a rg u e­

r ite D u ras, q uie n h a bía o p e rado u11 ca m b io radica l d e e stilo con esa novela,

te n ía m ie d o de no e n contrar lec to res. Fue en un a posic ió n de so ledad s u b­

j e ti va, que e lla acep ta b a p ero que le resultaba d ifíc il , com o un día rec ib ió

1111 a ll a m ada te lefó nica d e Laca n . l~ l le proponía u n e n c u e ntro ese m is m o

día , muy ta rde, e n u n ba r.

E lla ace p ta y llega primero. Poco después, ve a Laca 11 ab rié 11dose paso e n ­

t re las m esas h ac ia e lla. E n u n to n o cá lido y afectu oso, c u a 11 do ya se e 11 c 11e n­

tra m u y ce rca d e e lla, é l le espeta: "¡ Usted 11 0 sabe lo q u e está d ic iendo!"'.\

Es te re lato, incl uso si e n parte es apócrifo , puede ci a r una p ista de la su bs iguie n t.e p rude ncia ele Laca 11 , y de su decisió n de d <';jar a Mon­trelay, u na d iscípula b rillante, ut ili zar la novela para u na de las prime­ras e lucidac io nes d e la escritu ra y de la sexualidad femeninas elabo­rad as e n la teo ría lacania na. Como luego lo sintió Du ras, la perp lej i­dad de Lacan ant.e su p resc ien cia era más paternalista qne h umilde, é l es taba o perando e n una forma fa locén trica m asculina de apropia­ción de ve rdades fe men inas alca nzadas d irec tam e n te po r la p ura in­w ició 11 , de ac ue rdo con un vie jo cliché: las m iue res adivinan sin pa­lab ras verdad es que los ho m bres son capaces de fo rmular en u n d is­cu rso consistente.

Lo q ue pareció haber im p res io nado a los lec to res fue la ge nui na perplej idad de Lacan : ¿cómo p udo Marguerit.e Duras, q u ien no hace ni nguna alusión a l psicoanáli sis y no parecía haberlo leído, describ ir una "pasió n " femenina q ue ll eva a u na n11 ~ je r cerca ele la psicosis en té rminos e lectivam e llte ta n cerca11os al le nguaj e del propio Lacan? Así q ue éste necesitaba pregunta rle a Marguerit.e Duras dónde había "en con trado" ese person~j e, y e lla contestó q ue no lo sabía. Tocio esto vuf' lve a salir a la superfi c ie e n e l e nsayo e n sí, donde Lacan menciona e l homen~je de Fre11d a artistas que siem p re lo han p recedido y a lude al hecho de q ue él q uería la aprobació n de la auto ra, pero 11 0 se preo­cupaba si 110 la obten ía:

:l .Jea 11 Allo uch , 132 /J11m 111.111.\ m11Y.ftm¡ 11 1'.' / .11rn.11 , Pa rís, Eres, 1988, p. 166.

Page 87: La experiencia de la letra lacan literario

172 I JLIR.\.~ L\ , \RlüJ~,-\L\DOR, \ , O El. DON IHJ . , \~ I OR

Pienso q11c <11111 si esn1cltar;1 decir a la pro pia Me1 rg11 crit e D11rns q11c, (' 11 toda

s11 obra, e lla 110 sabe de dónde vie 11 c Lol , e incluso si yo p11dicra a lisba r eslo

c 11 la sig11i c11 1c frast• c¡t1 (' e lla 111c dice, la 1'111ica vcn1 aja que e l psicoa 11 a lis1a tie-

1ie dcrcclto ;1 cx lrae r ck su posició n, si (' si.a le fu('ra c111011ces rcco 11 oc ida co-

1110 tell , es la de recordar co 11 Frc11d q11 c· e 11 s11 ob ra e l a r1isl<1 sic111pn· lo prece­

de , y q11(' no 1ic11c q11e hacerse el psicólogo donde e l artisla le abre e l ca 111ino.

Eslo es prcc isa n1e llle lo qu e reconozco q11c s11ccde e 11 e l c;1so del arreba­

to de Lol V. S1t·i11, donde ocurre q11c Marg11crit.c Duras sabe, sin 111í, lo q11c yo t: I I S('l-I 0. ·1

1 lay ele h cc lto 1111 a i111prcs io 11a111 c co i11 c idc 11 c ia e 111rc los 1111 cvos 1.e-

111 as d e D11ras-Lol V S1e in y los pcrsom~jcs q11c la aco n1pa ii a n regre­

sa rá n en otras 1wvclas y pelíc 11las, q11e c irc11nd;111 todas el cs t11dio d e

1111a pasi<Ín cxcesiva q11 c p11ede co 11d11c ir a la dcscspcTaci<Ín, la locu­

ra o l;-111111cr1e-y1111 1ipo d e sc11sibilidad s11sc i1aclo po r L1c111. Visto

desde c l prcscnle parece crn110 si Dur;.1s hubiese escrito d eq 11i va le n­

tc f'ra11c(~s de lo q11c q¡11rn1 Barncs había co11scg11ido rc lratar con 1u1

g usto 111 :1s gútico e 11 Nightw1111d 11~·1 h11.1r¡11e de lfl 11 orhr' I: 1111 cst 11dio cas i

"clín ico" de la pervc rsi6 11 co1110 e fecto de la pas i611 cró1io1 co 111bi11a­

d a co 11 e l abanelono. Sin invocar el Zrúlp,11isl o g iro hist <Í rico c· n la c 11l-

111 ra fra11ccsaj11slo a 11Lcs ele la explosió n el e mayo del ü8, se p11cdi: ha­blar de 11na conve rgc 11 c ia de tc 1nas sorprc11dcnt c n1 c 111 e auspicioso.

La n11eva n ovela de D11ras muy pron to lúe proch1111<ula como e l me­

j o r ejem plo de lo q11c l lé lbw C ixrn 1s y o tros críticos ll a 111aría n "écri­lwe /éll1i11i111!'. No obsta11te , 11na bi<ígrafa e historiadora co111 0 l;:tisa­

beth Ro 11di11l·sco, por c:je 111plo, <1<lopt<1 1111a a(' tit11cl 11111 y ffÍlica al do­

n1nw111 a r la infau1ac i<Í 11 d e 11111 y cort a vida por D11ras q11c· parece ha­ber cxpcri111 e 11taclo L1n111a1necliados de los sescnla. P<1n1 clLt , d bre­

ve e nsayo de Lacan es 11n e rror y 1111 desatino:

El artíc11l o 11 0 crn del me jo r gus to: L1c;u1 se crn 11C111 ú crn1lún1111lar1111a ca 11-

ti cL 1d de li1g;.¡rt·s co 1111111 cs irrdlc:-:ivos. Prim('ro recordaba q11 e los a rtistas

li abía 11 precedido a Frn1d c 11 el dcscuhrimic11to del i11 co 11 sc ic 11t c , y q11 e pa­

rc:jan1c111c D11ras hab íc1 preced ido a Laca11 c 11 el asu1110 de Lola . Luego c 11f~1-

ti za ba q11c la lig11ra l ll's desl'1llp('lÍa 111i papel i111port <11 1tc c11 la hisloria , alir-

1 J anp1 es l .ac;111, "l lu 111 e 11 ;0c a Marg11nilc Duras, del r;iplo d e l .o l V. S1c i11 " (c 11 adcl ;11llv abreviado cu1110 ///\//!, s<·g11ido del 111'1111crn ele p;ígi11;1) . 1racl11cc iú11 d c j11lic­

la S11 t.: rc y.Ju;1 11 l .11is Dclrno11t , e n / 11/tTt111 111·it1111'.\' y f1Jx /os 2, Buenos Aires. J'VL. u1 ;u11 i ~d . 1988 (para la prcse11 1c c i1 ;1: pp . 65-üü).

OllRr\S LA ARREBATADOR.-\, O EL DON DEL AMOR 173

mando finalmeme que Lota no era un a 11oyeu.1: Ella mi ra sin ver, siendo as í

"rea li zada" a través del circui to de la mirada. El texto de Lacan está ac ribilla­

do de cumplidos e indulgenc ias sin sen tido en su adu lación.5

Roudinesco capta lo que parece lla llla tivo e n su adornado y e labo­

rado Lex to: la a utoconscie nte p resentación retórica de Lacan d e un

texto que es un regalo y un inLe nto de seducir a la a utora.

En un a ve na similar, Lesli e Hill, un buen especialisLa e n la obra de

Dnras, ac 11sa a Lacan de disto rsio nes e imporlantes e rro res d e lenu­

ra, y e nfati za que la cegue ra d e Jacques Lacan se d e riva d e l hecho de

que se ide ntifi ca con o Lro Jacq11es e n la n ovela d e Duras, Jacques

I-lold, e l narrador.º Sin desear silllple m en te contrarrestar esLas apre­

c iacio nes negativas , int e nt a ré h ace rl e justicia a l e nsayo de Lacan, un

texto q11 e no sólo cons idero crucia l para su es trategia liLe raria sino

debido a que doc11menta muy a mplia m e nte cómo inte n ta Lacan

aproximarse a la difere 11 c ia y e l goce fe m e ninos. De hecho, parece

com o si e l principal d e fecto de es te "l lomenaje" res idiera e n su bre­

vedad: Lacan trata d e caplar de una vez LOdas las cu estiones del nu­

do h o rro m eo, d e la sublimación artística, d e una "gramática d e l s i~j e­

to" clcsc11bierla en g rafos d e deseo y d e fa nt asía, de la mirada com o

opu esta a la visió n , y de la otreclad femenina, d e los vínculos e ntre la

obra d e Ma rg ue rit e D 11ras y 1-frptmnerón -tocio eslo e n ocho páginas

que, además, ¡intentan tambié n res11mir una complt:ja trama novelís­

tica! Por otra parte, s11 i11t e nción es ta mbié n polé mica: aun si había ll a­

mado a la novela 11n es t11dio "clínico" en su conversació 11 con Duras,

é l explica q11 e se niega a "psicoanali za r" a los personajes. Éste es un

motivo qu e ya h e mos e ncontrado, expresado aquí co11 particular

mordac idad:

lln st0ct.o es té rmino de cie ncia, po r ser perfecta 111ente calc1ilable, )' recor­

dar su eslat.ut o debe ría pone r té rmino a a lgo que al fin y al cabo hay ciue ll a­

mar por su nombre: la patane ría, diga1nos la pedamería, de cie rt o psi­

coamí lisis. Es1a face 1a de sus esparcimientos, por ser vis ible, esperantos, para

los qu e se arrojan en e lla, debería servir pa ra se11alarles que están cayendo

'' Élisabet.h Roudinescu, jrll'lflll'-' / ,111·11u & <:11., lraducció11 d e .Jdfrey Me hlman , C hicago, T he U ni ve rsit y ofChicago Prcss, 1990, p . 522.

"Leslic Hill, "Laca nwilh Du ras", Writ iug11111l l 'svlwflt11Jf)'.Ús: 1\ Umr/111; 11/J. r:it., p. l üO.

Lesli e l lill ha escrito un excele nte librn sobre Margueri1 e Duras, M111 p;11n·il1' 011ms: !ljm­

uil_v/1/ir· Or's in!s, Londres, Ro11tl edge, 199:1.

Page 88: La experiencia de la letra lacan literario

174 IJL IR.\S l.A ARREll.\L\DOR.\, O El. DON DEI. ,\ MOR

e n a lgo nec io: a uibuir, por L:jc111plo , la léc nica co nli:s;1de 1111 ;1111or a a lguna

n e urosis : pal <111Cría , y d e 111ostra rlo co1110 la adopc ió n ex plícit a ele los llleca-

11isrnos qu e co nstitu yen su e dilicio inconscie nt e : 11 eced a rl ( llMVU, p. 6!)).

¿Qué es por lo 1a11Lo esta novela q11e pa rece haber a traído La ntas rcsp11cstas di ve rg-entes y en111sias1as? Es diver1ido co11slal é1r q11e la pre­

scntaciún 11or1 ea n1crica11a de la edición act ual acunnda disl o rsiones lllucl10 peores que Lis q11 e se le han reprochado a Lacan. Eslo es lo que dice la c ubierla:

"/J1 e Rr111 i .1 /1i11,1!;0/Lol V Str,i11es11na inquic1a111e prinicra n ovela ( 11 0 1;1 i>c 11<.: : En

1 ~Hi5, Duras ya h;1bía publi cad o 1n;)s de dicz n ove las)' o tras ta 111 ;1s o bras de

1ca tro a partir d e El4 ~. u1<11Hlo cu n ie nzó s11 ca rrera) d e la a111ora d c I'he Lu-

1wr 11:.:t 1w111ntel . Lol S1ein es un a jovc 11 he rlllOSa , l"cli z111c111 c casada , ins talada

c11 1111a vida confonablc ... y 1111 a 11oye111 : Dt· 1·eg reso co11 su m a rido e hij os a la

ci1Hlad d o nde, a 1·1os a nt es, s 11 11ovio la h ;li>Í<t aha 11dom1do pu r otra 11111jc r, ella

se ve arrastrada i11 cxo rablc111c 111 e a rec rea r esa n ·111ot a tr<ign li ;i. Fila a rregla

11na r it a p<ira su a 111i g<1 'Ettiana )' cl ;i111;i11tc d e ·¡;.11i ;u1<1 (11ota lw1ll' : de h ec ho,

c ll a acli i;1 de c11tr;ir c 11 cscc11a). Lol dispo ne las cosas para (·spia d os. Y lt1cgo

va 1111 p<1su 1mís lc jos ... 7

Uno espera a lgún limil sé1ngric n10 , <tlgo lll;.Ís ce rca no <1 fl1irnsis q11 e a 1111 relato de ptTdida y de 111 c lia con la lontrél. El lc1ll<1 en citcslión es precisan1 c n1e la idea de q1t c Lol es 1111a 1111y1' n1; 1111 p111110 qtw La­ca n niega, n1ien1ras q11e Lcslic l lill v11elvc a recL11m1rlo pétra Lol , a qui e n q 11ierc ver colllo <teliva1ne111c colllpro111e1ida e n alg·1111a !"orilla de pc 1Yc rsiún .

Lo q11c Li conlr;11apa 110 dice es q11 c no h<ty 11i11g11na reve lac ión progres iva del pasado , c01110 sería el caso c11 1111a l"i cció 11 co nve n­cional.

La 11m·cla se abre con b p r illlcra esce 11a del ";1rreha to" y c011sis1e e n 1111 a c;1 n1idad de rccsc ri111ras s11ces ivas del abandono prilllordial. El cscí11d;do inicia l se lit-vela d<·sde el comienzo: c11 t111 baile ofreci­do parn s11 c01 npro111iso, Lola , q11 c apenas 1ic11c diec isie lc <1l1os, ve a s11 no\'i o, l'vlicli;wl Ricl rn nlso n , i11c xplicable11w111c a1rníclo por A11n e­l'vlaric S1ret1cr. 1::1 cae héúo el hec hi1.o ele esa 111ujcr ele n1;1s e dad , q11 e

7 L~1 1rad 1u:c iú 11 11ortc ; 11ncricu 1 ~ t por Richard S('; \VtT se p11hlicú <'ll JD(jfr Th 1• f\tr11is­

lú11p; rf J ,o/ \ ~ .\11~i 11 , N uc\ · ~ • York , Pa111 l1 con , 1 ~ }()6 , te x to d (_' <..:0 111 r~ 11 ; 1pa .

DURAS LA ARREBATADORA, O EL DON DEL AMOR 175

ha ve nido con su hij a a l casino , y e llos bailan j11ntos toda la noc he , o lvidados d e los d em ás. Anne-Marie SLrette r, la esposa d e un vice­cónsul , se va con Michae l. Experime ntan una breve pasión que du­ra sólo unos pocos meses, d ejando a Lol postrada y m edio loca. Ella dice que no expe rime ntó dolor, que dc:jó d e amar a Michael e n e l ins­tante e n que é l miró a Anne-Marie Stre t.te r. Michae l Richardson y An­ne-Ma rie Stre tt e r no regresan nunca a la ci udad de South Tabla e n la

que e l suceso tuvo lugar. Lol se co nvie rte e n una recl usa hasta que un día, todavía muy frá­

gi l, se e nc 11e ntra con un LoLal dcsco 11ocido con quien impulsiva me n­t.e se casa. Se m udau a o tra c iudad , tie ne n hijos, e lla vive 1111a vida es­tri c ta y o rde nada, bajo la sospecha ele s11 esposo, un fa moso vio liuis­ta , d e que no está colllple Lame nte curada. Diez aiios después, Lol y su esposo regresan a South Tabla, y a ll í Lol se e ncue nLra por prilll e­ra ve z con Jacques Hold , que es e l a mant e de su antigua cornpú'1era de escuela , "fa tia na Ka rl, casada ahora co n un médico. Ell a espía des­de un calllpo d e 1rigo a los a mantes cua ndo ti e ne n sus e nc11e n1ros amorosos e n e l Hot e l d es Bois y se o bsesiona con la be lleza d e Tati a­na, "desnuda bajo su cabe llo negro" . Cua ndo Jacques Hold comie n­za a c nalllora rse de Lol, e ll a insiste e n que los dos am a ntes conti­lllÍe n co n sus e ncue ntros. Él obedece, sabie ndo todo e l ti e mpo que e lla es t;.Í a llí obse rvando , d tjando a Ta1iana e n la oscuridad y ofre­c ié ndo le su acto d e a mor a Lo!. Fi na lllle n te, Lol recue rda m ás y m ás d e su prime r arre bato . Ella y J acques va n j11mos al casino para reac tua r la e sce na primordia l, la d ec isiva noche de l baile, y Lol pue d e expe rime nta r dolor y h abla r libreme nte sobre e l pasado. En el final, no obsta nte, e lla regresa a l sembradío para espiar a los dos a ma nl es. La novela Le rlllina con una nota d e iuconclusión: "Lol ha­bía llegad o allí a ntes que nosotros. Estaba dormida e n e l campo de trigo, ex hausta, exhausta po r nues1ro vi<tj e."8

Lacan esc ribe que le oyó deci r a la propia Margue rite Duras (co­nw yo ta lllbié n se lo oí decir) que -para e lla- Lol Ste in se vue lve inc11rable n1 e 11te loca e n el fin al: ningú n final fe liz para e lla e ntonces, ¡nada d e rcact11ac ió n o re pe 1ició 11 ca 1á nica que la ayude a sa lir d e l trauma! Así es como, con cien.a prude ncia, lo expone Lacan :

~ MargueriLc Duras, ·¡¡," 1!1mislú11g11/ l .11l V. .'ill'i11. 11¡1. ril. , p. 181 (en acklanlc c itado e n e l [( 'X LO CO lll O Rl.S. seguido de l 111'111wro de p;1gina) rorig inal francés: / ,r m.11issmw11l

"" / .11/ V S!1•i11, París, Gallirnard , 1964. En casLellano: Hl 11ndJ1tl11 "" / ,11[ V. Stá11, Ba rcelo­na , Tusquns, I 987].

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176 lll IR.\S l..\ AJlRFBXl.\DOR. \ , O Ll. DON DEI. .\MOi<

Ypo rq11e l' i '·) '<> 1.Jl'I pienso" d e J an 111 es l Io ld llega a obs('s ion a rla co n u11 cuicla­

clo dc n1 ;1siado ce rcano , a l li mil ele la nove la, por el ca rnino po r donde é l la

aco111¡x u-1a <' 11 1111 pe r<:'grinaje al h1 g;1r cid acont ecimie nt o, Lol se 1·11clve loca.

De esto, e n efecto, hay se 1i a k s e n el e pisodio, pe ro qui <:' rO dar re d e q11l'

me vie 11l' de Marguerite Duras.

l'o n¡u e la 1ílti111a frase d e la novci <t, q11 e hace re to rn a r a Lol a l sc 111bradío

de ce 11t c 110, me parece constit11ir un li11a l rnc11os d ec isivo q11 c esta nbser­

vaci(nl. E11 clLt se <1divi11a la advertencia contra Ju paLéticu dl' L1 crn11pren­

sión . Se r crn11prc11dida 110 le co11vi e 11 c a Lol , <1 q11i e 11 no se sa lva del rapt.o

(IIMD, pp. W-701).

Laca11 , a l parecer, es 1nás ca11to aquí que la a11tora de la 11ovcla al cia r s11 diagnós ti co . Es porque est á co 11 sc ic 11t c de que Lt i11tcrpre La­ció 11 c 11 sí se probklll a ti za e n la novela, puesto quc)acqucs l lold sa­be q11c cualquier intento de ll egar 111;is ce rca de ella sólo "pervertirá" la verdad:

Ahora hien , s61u yo entre l'Slos pc rvc rtidrn rs d e J;1 vt:nlad sé ('Sto: q11c 110 sé

nada. l;'.se 1"11 e 111i dcsn 1hrirnic1 11 0 ini cial sol>re e lla: 110 saber nada so hre Lol

Stc in na ya crn101-c ila (Hl .S, p. 7~).

El "lw111c11a je" de L ·tGlll se dirige c 11tu11ces tanto a M;1rg 11 e rit t' Du­ras como a s11 11ov(' b l é'l a1nlmtu dr' / ,o/ V Str!i J1. , grncias a 1111 ;1 c uriosa sintaxis: S ii tít11lo original es "I lollltllagc fait a Ma1·g11crite D11ras clu Ravis.1Fu11' 11I di' f,ol V 5;1ei11", lit cra l111 c 11t e "l lo 111 c 11ajc liccli o a Margue­ritc D11ras dt ! 1 it ;íli cas l J\rf1'1Jlllo rle J,ol V Sfri11" , lo q11 c d e i11111ediaLo s11gic rc 1111a i11ve rsiú11 d e algún robo o rapLo 1 ;1rreba to o arrcbata-111ic11to: nt11i.1/úngJ, pues to que Laca11 parece estar clcvulvié 11dole a Duras s11 110vcla c11 1111 ges to d e lio111c 11aje a111oruso. Sin dilariún, el e nsayo e nfoca t:l prohk111a pla11t t'ado por la i11terprc taciú11 de l títu­lo . Así es como e 111picza, tk:jando oír la voz y la posició n s 11l ~jct ¡,.a de Laca11 en su sintaxis a 111e11udo to rt11osa:

/)r:/ rajJlu: esta palalna se nos vuelve (' ni g n1 <1 tica. Q11e 1.ol Y. St('in la dc te r­

rnin(': ¿la k1cc s11bjcti1·;1 11 objetiva?

Rapt;·1d;1. Se evoca el alma y obra la belleza. De este se ntido <ti <ilc;111 c(' de

la 111a11u llOS lihL·ll"l'lnos COlll O S(' p11cd a CO ll el sí1nbolo.

Rapt o r;1 <·s ta1nbié n la i111;1gc11 qu e nos i1npo ndrá ('S<t lig ur;1 d e l;1 he rid a,

la ex ili ada de las cosas, a quie n no se ;1trcvc 1111 0 a tocar, por lo q11< · han· d e

11no s11 presa.

DURAS LA ARREBA1ADORA., O EL DON DEL AMOR

No o bsLa nLe, los dos movimie nLos se a nuda n en una cifra qu e se 1eV(' l:i 1·11

ese nombre sabiamente conformado por los contornos de la escritura: Lo l Y.

Ste i11.

Lol V. SLc in: a las de pape l, V, tij e ras, Ste in , la piedra, e n este juego d e la

mo1cra9 te pi e rdes.

Uno contesta: O , boca abie rta, ¿qu é quie ro dando tres saltos so bre e l

agua, fu e ra d e l juego d e l amor, d ó nde rne za mbullo?

Este a rte sugie re que la rapLora es Ma rgu e rit:e Duras y nosotros los raptados.

Pe ro si , apre Lando e l paso tras los pasos ele Lo l, q ue resue nan a lo la rgo de s1 1

novela, los o írnos de trás nuestro sin ha lle m os e ncontrado con nadie, ¿ser<i que

s11 cria tura se desplaza en to nces po r un espac io d esdoblado? ¿O se rá que un o

de nosotros pasó a través d e l oLro, y quié n , e lla o nosotros, se dejó a travesa r?

Por lo que se ve hay que anudar d e o tra ma ne ra la c ifra: pa ra as irla hay

q11 e conta rse de a tres (HMD, pp. 63-64).

Laca n LOrna su punto d e partida de 1111 e lemento importante que ha desapa rec ido -por ninguna razó n clara- de la ve rsión inglesa: la decisión de Lola de llamarse simple mente "Lol V. Stein" y no "Lo­la Valé ri e St.e i11" después de que su novio la abandona inespe rada­me nte . La amputación de su no mbre encarna su "robo", sus alas cer­cenadas, y la ha llevado a su depresió n catatónica. La escansió n de sus Lrcs nombres acarrea un peso e mble má tico, puesto que cada uno de los suje tos e n esta novela está no solamente redoblado por el do­lor d e la pé rdida o el amo r (m ás tarde Lacan hace un juego de pala­bras con la antigua expresión fran cesa ''.fe me deux" lo que significa "Estoy <:- 11 pe na [o e n dolor, en due lo .!" pe ro que evoca algo así como "Soy dos para mí mismo") , sino tambié n mediado por el rodeo de una te rce ra pe rsona. Leer la novela se co nvierte de hech o e n un "contarse tres", que es indisociable de la re ite rada pregunta: ¿quién

es arre baLado? ¿A quién le llega ese arrebato? Como él co ntinúa diciendo, e l re la to de la novela consiste 110 ta11-

Lo e n la idea de una repe tición d el acontecimiento traumático como

e n e l hacer un nudo con todos sus e le me ntos .

Se pe nsará, según a lgún c liché, qu e Lol re pite e l aco ntecimie nLo . Pero hay

q11 e e xaminar las cosas en d e ta lle. [ ... ] Lo que a llí se re hace no es el aco n t:e-

!> L1c; 111 juega con la homofonía e 111re _¡,,,, d1' la 111.ounP (juego de la morra) y jm ¡/,,

/'11111.our (juego del a mo r)" . [T.].

Page 90: La experiencia de la letra lacan literario

178 lll IR.\S L\ ,\RREHA IAllOR.\, U ll. llON lll-.1. AMOR

ci1nie1110, si110 un 11udo. Lo q11c cs1e 11udo e 11cie rra es propi ;u11 c1 1lc lo qu('

rapla , pcrn de 11uevo ~ a quié 11 ? (!IMLJ, p. 64).

"Co nt ar hasta tres" nos ll eva de hecho a ver 11-cs tri á ng1ilos e n la

11ovc la, en 11n an;ilisis q11 c no cst<i lejos del de "La carta rubada" de

Poc. El prilllcr tri á ng1ilo coloca a Lol e n 1111 á ng11lo co1110 la obser­

vadora fascinada q11c todavía no p11cdc sentir la e1wnnidad d e su pé rdida ci1anclo Michacl Rich<1rdson y A1111c-Maric Strettcr inter­

calllbian 11na mirada d e arrebato. Se arrebatan uno a l otro hasta e l punto de que se olvidau del resto del 11111ndo, colllo en 1111 trance

lllÍstico o e rótico . Es este tra11 cc e l que transfigura la 111irada de

Lol y la convierte c11 1111 s1ijcto "invident e". Prec isa11H'lltl' porque ella ya no es vista por s11 a 1n a nte , no p11eck ve r cm111do 111irn la es­

ce n a. El seg1111do tri á ng11lo parece repetir el pri1nero pero en rcaliclad

rolllpe s11tiln1cntc el paraldis1110. Coloca <1 Lol observando e11 el n un­

po mientras.J;tcqucs y 'fati;111a hace n el amor c11 la habi1;1ciú11. Pero

e n prilllcr lugar, ella 110 puede ver n;-1da del acto amoroso real desde

s11 posic ión, sólo ve a los a1m1n1es elllcrgcr a i11tcrvalos n1a11clo se

ace rca n a la ventana. Y cntonn·s, sólo Jacq11es sabe q11e elb está ahí. Es de hecho la prese ncia d e Lol e 11 el ca1npo lo q11c le hace pospone r

1111a n1pt11ra con 11na alllante por la que siente cada vez 111 c 11 os atrac­

ción. l .as a1Msirn1adas palabras d (' amor q11e él s11s11rra l'II s11 oído es­tá n e11 rl ·a lidad destinadas a Lol. Podcuios decir que en a1nbos tri á n­

g11los, hay 11 na esq 11i na dcli n ida por u 11 goce excesivo q 11c co11densa

dolor y dl'S('O al lllislllO tien1po que Sl' abre a 11n espacio q11c está m ás allá. Lol ()( :11pa este lugar c11 el pri1ncr triá11g11lo, 111il·111r;1s que Jac­

q11as l lold lo oc11pa e n e l scg11nclo. De hecho es 'fatia11a , q11i e 11 110 sa­

be lo que rcalnwntc pasa , la q11c ha remplazado a Lol, y (·sa l'S la ra­

zó n por la que l'Sl<Í cada vez 1n<Ís dcsespcr;u la rncntc e11a1noracLi d e

.J acq11es. E11treta1110, Lol debe ercer c11 la fin:iú11 de q11cJ1cq11C's l lold

1ic11e e n 'fatiana a 1111a a111antc 111aravillosa. La aparente s11pcrposició11 de dos tri á ngulos que , en 1111a co11si­

d erac iú11 más cs1red1a, 110 se repit e n tien e algo que ver co 11 11n;1 in­

certid111nbrc narratolúgica . ReLitiva1ncut.e pronto en la novela, dcs­

c 11hrimos a 11u personaje 1nasnilino visto a lravés d e los ojos de Lol.

L11ego rcsiilta no súlo scrJacqu es l Iold , el a111aute de Tatiana , sino el narrador de to<Li la novela. Mediante a lgún giro de la pla11sibili­

d ;1d narratolúgica , 11110 ti e ne que as11111ir q11 e é-11nc11cio11c s11 prese 11-

ci;1 C'll el rel a to sin decir q11il'11 cs. Cuando finalnw11tc adn1itc s11 pre-

DURAS t . \ ARREUATADORA, O EL DON Dll. AMOR 179

sencia, hay 1111 cambio ele la tercera a la primera persona ('Tomadas

del brazo, asc ie nde n los pe ldaiios de la terraza. Tatiana le presenta a

Lol a s11 marido, Pe t.e r Beugner, y a J acq 11es Hold, un amigo de am­

bos -se ha c ubie rto la distanc ia-: yo", RLS, p . 65), lo cual no es e n

morlo a lguno definitivo. Hay una cantidad de esce nas e n las cuales la

narración vacila entre los dos:

t~ I le dice a Lol Stei11: 'Ta Liana se quita la rnpa, y J acq ues 1-Jold la mira, obse r­

Ya con int e rés a esa muje r que no es la muje r a la que é l ama ... " [ .. .'I Pe ro · 1 ~1tia11a está habla ndo:

"Pe ro TaLia11a está diciendo algo" , murn111ra Lol SLei11.

Para hace rl a fe liz, yo inve n1 aría a Dios si tuviera que hacerlo.

"Ella dice 1u nombre."

Yo 11 0 inventé eso (JU,S, p. 123).

Así, al co ntrario de lo que Lcs li e J Iill sugiere, IO Laca 11 1111nca re­

d11cc la ambigüedad de la n a rració n, sino que incluso sefotla sus

duplicaciones. Él e mpi eza por adve rlir e l papel privilegi ado de e s­

te persorn~jc:

Lo me11os que puede decirse es que la historia aquí po ne a algui en e 11 el o tm

platillo de la balanza, y no sólo porque Marg11eri1.e Duras lo co11vie rta e11 la

voz del re lalo: el o tro int egrante de la pareja. Su no rnhre, Jacq11 es llold .

Porq11e tampoco é l es lo que parece se r n1ando digo: la voz del relat o. Es,

m<Ís bie11 , y 11111 cho más, su angustia. Y aq uí vuelve ele nuevo la ambigüedad:

¿es su a11g11st ia o la del re lato? ( HN/l), pp. 64-65).

Luego Laca11 supone que es ta "angustia" es o tro truco rea lizado

por Duras para m ante nernos tanlo fuera como dentro d e l relato. De J acq11cs 1-Io lcl , Laca n esc ribe adem ás:

En todo caso 11 0 es simpleme11Le el que n111esLra la maquinaria, si110 más bien

una de s11s piezas, que 110 sabe tocio de cuanLo lo siueta a ella.

EsLo da pie a que prese11Le a Marg11eri1.c Duras, y tengo por ciert o s11 co11-

senlimielllo, e n un tercer Lernario, 1111 0 de cuyos té rminos es el rapLo de Lol

V. SLe in, to mado co rno obj eto e n su 1111do mismo, y donde yo hago de le r­

cern al i11Lrnducir un raplo, decididamente subjelivo esla vez (/-/MD, p. 65).

1o Leslie 1-Jill, "L'lcan with Duras'', 11/1. 1·it., p. 156.

Page 91: La experiencia de la letra lacan literario

180 Ul !RA::i L -\ ARREllXL\IJOR.\ , O U . lJON l H:I. .\MOR

Los c r íti cos literarios tienden a evitar esta clase de in1c1vcnci<Ín di­recta del autor en s11 relato. Lacan no vaci la ('n lee r a la propia Duras e n las repe tidas nwnciones de "Yo veo" que puntúan el re lato:

''Yo veo esto .. . " (HLS, p. 4!i).

''Es to lo i11ve11to , lo veo: ... " (U/,S, p . 4G).

" l11vc11to: ... " (W,S, p. 1Jti).

Oc hecho, .Jacq11cs l lold podría ser Li cxplic1ció11 de todos es tos casos, pues al final con1prenclt·n1os q11 c é l, lejos del an1or por Lol, es­t;'í rcco11str11yenclo toda la historia cl t' ella. Pero 1111a ca11ticlacl el(' per­so najes le scíia la n a Jacqucs los límites d(' su propia r('co11stn1cción, como por cjc111plo lo hace 'fat iana, rwu1do tra ta de ro1npre11cler lo q11c Lo l lt <1 q11crido deci1· c11a11do Ita dicho que "su ((: li ci(Lid" estaba

cerca ck el la (q uería decir, clesclc 111cgo, c¡nc .Jacq11es l lold 110 es taba lejos). 'fa1iana, c11ojad;1 por 110 saber a lgo, exclama:

"¡Pero q11 ( hay cu11 esta l(: li rid<id, di111(· algo sob re esta l'clicid<1d , por Livor,

a11 11q1H' sea u11a pa labra o dos sobre ella! "

Yo digo:

"Lol Stc i11 probahk1 nc 11l c la te11ía de11tro de e lla c u;111du b <"11C ·o1 11 n '1. "

Co11 c l 1nis1no 1no ,·i1n ie11to lc11to de ;111 tcs, Tatiana se vuelve otra \ 'l'Z hacia

111 í. Yo palidezco. La corti11a ~1c<1ba de alzarse sobre e l dolor que ' fa ti a11a c·st<Í

s111'ri c11do. ,\1111q1w cxtraiia111v11tc, s11s sospec h <1s 11 0 S(' clirig,·11 i1111 1ediata­

llll'lltc a Lol.

"¿(\í1no s<1hcs esas cosas sol)re l .o l?"

E ll ;1 q11i('re decir: ¿c61no s<il>cs l'sas cosas cmrndo 1111 a 1nuj('r 11l! las s; d¡e?

(H/.\ pp. J '.{~)- J tJO).

Por lo 1a1110 parece 1111 ta nto i11 si1KlTO reprocharle a L10111 d hacer­se eco ele esta prcg1t11ta, l)llcs to q11c s11 propia posiciú11 cst;í csboLada a llí; en el tcrccr triá 11 g11 lo , i" l l'S d fascinado "voy('11r" s11hje ti\·a11H'lltt' arrcb;11aclo por Marg11critc D11ras, candidata a la i11sta11cia "o l ~j c ti va"

media111c la c11al se construye el tercer t1 -i<í11g11lo, la novela 111is111a. C11al­q11icr;1 que haya conocido a Marg11c rit c D11ras , o visto pclín1l<is como / ,e rnmio11, recordará su ascvcrnciú11 carente ele toda d11<LI: "Yo vco ... " y luego sigue 1111a ltistori a co111plcta, rouw c11a11clo se le pidC' a Gi"ra rd Dcpardic11 q11c vis1ia lice 11n ca111 ió n az11l q11c i11mc<l ia1;1111e11te después

se ma1crializ<1 desde la nada. La post11lació 11 de 11n terce r CÍJ'C11lo q11 c vincula a Laca11 , Duras y

DURAS LA ARREBATADORA, O EL DON DEL AMOR 181

El ·mpto ... es necesaria para establecer una nueva gramática ele la fan­

tasía e n la que el s1~jeto está atrapado. Esto no puede red11cirse sim­plemente a lo que Re né Girard ha llam ado el "deseo triangular" e n el que una tercera pe rsona siempre m edia e n la e lección de objeto. Lo que estos tres triángulos ayudan a Lacan a "calcular" es e l modo

e n que c11alquier sujeto tiene que e ncarar su determinación por e l lu­gar del gran Otro. Lo que le ocurre a Lol -que es la razón por la que D11ras puede asegurar con tanta precisión que e lla se vue lve loca al fi­nal- es que ha sido tragada por este Otro, llámeselo amor, deseo o goce. Ese vacío e n e l que e lla cae e n e l final está circundado por un a cana, la carta d e amor que la nove la describe poco a poco. O para c i­tar la lírica evocación que D11ras hace d e esa carta:

l ... J Lo qu e e lla cree es que debe e ntrar a llí (en lo d esco nocido) , q 11 e eso

era lo q11e te nía q11e hace r, q11e siempre había s ig nificado, para su m e nLc así

como para su cuerpo, tant o e l mayor dolo r como la mayor a legría , mezcla­

dos h asta to rn a rse indiscernibl es, 11na e ntidad 1'111ica pero innombrable a fa l­

ra de 11na pal<ibra. Me gust.a c ree r - puesto q11e la amo- que si Lol es silen­

ciosa e n s11 vicia cotidian a es porq11c, por 11n segu ndo escindido, e lla c reyó

qu e esa palab ra podría ex istir. Puesto que no ex ist e, e lla pe rmanece e n sile n­

c io. l lab ría sido una palabra ausencia , un a palabra agiuero, c uyo centro se

hab rí<1 abierto e 11 un agujero, la c lase de agiuero e n e l que t.odas las otras pa­

labras habría n s ido sepultadas. J ... 1 Media nt.c su a 11sencia , es ta palabra a rrui­

na todas las 01.ras , las cont.a111 in a, es e l perro 111ue rt.o sobre la p laya e n e l a lto

111cdiod ía, csLe agujero de ca rn e (HLS, p . 38).

La pa labra agujero sería la concle11sación lingüística d e la catás­

trofe que ella expe rim e nta e n nn segundo durante e l baile: 1111

aba11clono absolu to que quie bra cualquie r certeza imaginaria que haya podido a le ntar hasta e ntonces, o, para citar a Blanchot, una "escrit11ra de l d esasu·e" . Esta palabra, e ntonces, es imposible ele pro­m111 c iar, d e escribir o de leer e n ninguna le ngua, pues e lla oscurece

una visión congelada.

Lo que le h a bría gusLado a Lol sería tener e l baile confinado, hacer de é l es­

te barco de l11 z e n e l c11a l, cada tarde, e lla se e 111ba rca, pero q11e pe rma 11 ece

ahí, e n ese p11e rto i111posible, anc lado pa ra s ie mpre y aun así li s to para sa lir

navcga11do con sus tres pas<ucros desde t.o clo esLe futuro e n e l que Lol Ste in

ti e n e a horn su lugar. Hay veces e n que ti e n e, e n los ojos d e Lol, e l mismo im­

pulso q11c e l primer día , la misma fuerza fabu losa.

Page 92: La experiencia de la letra lacan literario

182 lll IRAS L\ ARRU.IXLrnUR.\ , O EL IJON IJEI. .\MOR

Pero l.ol tuda,·ía 110 es Dios, 11i midic (HLS, '.~9).

Y de hec ho el la se convierte e n "Dios", pero sólo al lit1al , si aclrni­tilllos que ése es el lllomento e n que se ha vue lto co111ple 1a111cnte psicótica.

Ahora podemos en te nder por qm' Lol, des1rnés ele la ·'cscc11a pri-111ordial " d e l ba il e, ha e nfocado tocia su a tención en 1111 solo anhe­lo: e l deseo de ver a J\ 1111e-Marie Strcuer desvestida por su novio, Mi­ch ac l Richardso11. Es to ddine la gra 111 á tica el e s11 fi111tasía tal como Lacan la glosa:

Pe ro ¿q11<:· es ¡mes esta v;1cuid;1d? Cub ra e11 to 11 ccs un se11ticlo: f11i stc, sí, por

un a nocll(' y hasta e l a111a 11 eccr e 11 q11c a lgo c 11 cst: lu g;1r cedi ó: e l ce1 11ro de

las mirad as.

¿Qu(' t·sro 11<ic esta locución ? El n :11t rn no es igua l c 11 tud;1s las supnli c ies.

Lln ico t' ll una 111eseta , c1 1 todas partes c11 una csk r<1, c1 1 1111 a s1 q >C rl icic 1mís

co111plcja p1iedc llegar <J fo rn1 a r 1111 111Hlo bic11 raro. FI 1111 cs tro.

Pues 11'1 s ie 11t cs qu e se tra ta d e u11 ;1 c 11 vo ltura por 11 0 te11er >"ª 11i ad (' 11tro

11i a fu era , y que l' il la cost 11 ra de s11 centro se vuelve n todas las 111ir<1<L1s l'll la

tu ya, que es la tu ya l;1 qu e las sa tura , y q11c para sie1 11pre, l.ol rccla111arás de

todos los lJIH' pas;u i. Sig;u1 el paso d e Lol que atra 1>a <'1 1a11do 1rns;1 de 1111 0 a

o tro este t<ilis1mí 11 del q11c c-1 cl ;1 <'11al se d esca rga co 11 p r is<1 co 11 10 ele 1111 peli­

gro : la 111irada.

'foda 111irada sná la t11 ya , J.ol , co1110 Jacq11cs l lo ld lascim1do Sl' di reí l-1 111is-

1no disp1U'sto ;1 a 111a r a "tod a Lol ". ll ay 1111 <1 g ra1 mítica del s10c to c 11 la que se

p11 ed c acogn este rasgo ge ni a l (l/J\!J/), p. G7).

Co1 no lo hace Frc11d c 11 s11 a mí lisi s de 1111 libre to E111tasn1áLico e n "Pega n a 1111 ni1-10", aquí Laca11 c011cct.a la g ra1mítica de 11n s11jeto que p11ede co nvert irse rápicbllH'tltc e n 1111 o l ~ j e t o, de 1111 verbo <lct ivo que se vuelve pasivo ("soy golpeado" se convie rt e en "estoy golpeando") con s11 teo ría ele la 111irada colllo opucsl<l a l o jo, 1111<1 teoría que ya ha desarrollado c 11 el Sc 111i11 ario 11 (Los r1w lm ro11rejJlos/i1.11dm11n1talr's del jJsicort11(í/isis) , c01 11 0 ya lie mos visto. Sc r;Í 11 crcsa rio 11n breve rodeo por la teoría de la 111irada ; la hisLoria por la cua l Lacan 11 0 fue "visto" a 1111q11c sí "111irado" ( 11 "observado") es una b11e11a aua logía c011 la mi­rada vacía de Lo!. La huella o 111 ;rnd1a a 11 a111 ó rli ca que St' ha rc\'Cla­d o corno 1111 a 1m'ísca ra de b 11111erte o 1111a ca lavera oblic mi e u la pin­tura Los e111bajruloies proporciona otra a na logía. l~sta es 1111a ve rsió n condensada de su teoría que Lacan ofrece:

DURAS LA ARREBATADORA, O EL DON DEL AMOR 183

Compru é be nlo, por todas partes e n la nove la está esa mirada. Y la muje r de l

acontecimie nto es muy fáci l de reconocer porque Margue rite Duras la pinta

COlllO no-mi rad a.

Enseño que la visió n se escinde e ntre la image n y la mirada, y e l p rime r

mode lo de la lllirada es la mancha ele dond e se de riva e l radar que ofrece a

la extensión la paropia del ojo.

Mirada es a lgo q ue se desp liega a p ince ladas sobre e l li e nzo, para hacer­

los de pone r la vuestra a nt.e la o bra del pintor.

Se dice qu e a lgo los ata1ie cuando a lgo re qui e re vuestra atención. Pero e l

asun to es más bi e n obtener la ate nción de lo que los at.a11e, d e lo que los

mi ra. [Homofo n ía e ntre {:a vous regarde (algo les ata11e o les conci e rn e y ·reganl

(m irada ) . ! (11MD, 67-68).

Desde es te punto d e vista , Lacau regresa al e pisodio central en la segunda part.e de la nove la, las escenas voyenrísucas que vinculan a Lol,Jacques y Tatiana. Hace m1 extenso comentario sobre la ansiedad de .Jacques, la decepción de Ta liana, ambos dominados por "la ley de Lol", esLo es, que deberían seguir complacié ndola. ¿Se puede decir qu <" Lo! es una "mirona"? Lacan cree que no es e l caso: su mirada a u­sente está más cerca de la función de una mirada que no ve que de un qjo que anhela capturar una visión. La fascinación que emana de tocia la novela gira a lrededor de la división entre e l o jo y la mirada, el amor y el deseo, la image n y la mancha.

Sobre todo, no se equivoque n acerca d e l lu ga r aq uí d e la mirada. No es Lol

quie n mira , a unq11 e 1m1s no fu ese po r e l solo hec ho d e que no ve nada. E lla

no es e l voyeu.r; el miró n. Lo q11 e suceda la rea li za .

El lugar de la mirada se d e muest ra cua ndo Lol la hace surgir e n e l estado

d e o l~j e to puro, co n las pala bras que hacen fa lta, pa ra.Jacq ues 1-lold, todavía

i11oce nte.

"Des nuda, d esnuda baj o sus ca be llos negros", estas palabras e n labios de

Lo l e 11 gend ra 11 e l paso de la be lleza d e 'fatiana a la func ión d e la ma ncha i11-

tolcrable que pe rten ece a ese objeto .

Esta fun ció n es incompatible co n el rnant e nimie nt.o de la image n narc isis­

ta e n la qu e los amantes tratan de conte ne r su e namora mien to, y Jacques

Huid de in mediato siente su efec to.

Desd e e ntonces es legib le que, ded icados a rea li zar e l fantasma de Lol, se­

d11 cada vez menos uno y o tro (1-JMD, p. li9).

Cua ndo Lacan dice que Lo! "eleva la mirada al estat.uto de un pu-

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184 IJI IR.\S L\ ARRCB.ITADORA , O F.I. DON IJLI .. ,\ MOll

ro o bjeto paraJan111es l Iold", da a e nt ende r que lo que Lol n1111pl1• 11 0 es ta nt o la realización el e 11ua fantasía perversa que re petiría s11 fij ac ión con otro cuerpo cl csn 11clo aca ri ciado por ot ro a rna n 1.e co lllo la subli111ación 111is111a de esa fantasía. Sig 11i e ndo las fúrn1 ulas de La­can en e l Seminario 7, se podría decir qnc e ll a eleva la 111iracla a la dignidad ele la Cosa, una expresión que, e n s11 f'rancc~ s original, n1111 c;1 cs t;1 kjos de sugerir el rec hazo, la execrac ió n , la dcvastació11 ("Y la fúrlll 11la lll ás general que les doy ele la s11bli1naci<'in es la si­guient e -ella eleva 11n objeto-y aq uí no re husa ré las rcso na 11 cias ck rctn1é·n1no que puede haber e11 el uso del té rlllino q11e introduci ré a la dignidad de la Cosa" (S7, p. l'.18). De hecho, L1crn parece es tar re­visit a11do el Sc111inario sobre la (tica cua ndo escribe s11 ho111cn"!je a Duras. Co11 10 c11 ese Semina rio , sclia la e l nioclo en q1w el horror es­condido e 11 la Cosa proporciona 11na 111<11HTa de evitar 1;1 na turaleza básica del cuerpo mien tras q11c 1na11ticnc vivo el deseo. M;ís tarde, La­can diría q11e esta es trnct11ra apunt a a contravenir e l principio de que "no hay rch1ció11 sexual". Ésta c·s toda la estructura ele lo q11c se ll ama­ba "amor cortés" e n la Edad Media, uua es tructura en la que una cla­ma se exhibía corno uu objeto a fin de tentar a 1111 a111ante , a unque· e lla e stu viera cas<1da, lllicntras que el allla nte b ekvaba "a la digni­d ad de la Cosa" ya sea rindif11dolc "home naje" a travc'"s ele ;tit as haza-1-1as, co r<üc o va lor o , e n oc1si01H·s -n1ando el an1an tc era llll trova­dor-, ;1 tra v(·s de ca11tos de alaba11z.a. Uno nrn ii t· nza a co1npre11cle r ahora los elaborados floreos rctúricos que Lacu1 k "ofrece " a Mar­gueri te D11r;1s: é l la rei11scrilw -y s1, rcinscribc a sí mis1110- en la an­ti gua tradiciú n del alllor cort{:s 111 arcaclo por el ap;1sirn1 ado a11nq11e cas to lto111 e11ajc .

Así es colllo Lacan evoca es te curioso tipo ele s11bli111aciún:

El objeto, sc1'1a lada 111c 111 e aq1 1í el ob jciu l'clllenino, se i111roducc por la lllUY

singu la r p11nta de la privación , d e la i11 acccsibilidad. Ci1a lquicra sea la posi­

ción soc ia l de quien r1111ciona en este rcgislro 1 ... 1, la in acccsihi lielad del o b­

_jc10 es planteada al lí a l pri11cipio. 1 ... 1

Ve1nos lú11cionar aq uí en c·s1aelo puro el 111en111is1110 de l lugar que oc upa

la 1nira ele la Lcnelencia c· 11 la st1lili111;1ció 11 , a sabe r, lo q11c dc111anel a e l li o 1n­

brc , lo q11c só lo puede dc111andar, es ser privado ele a lgo rea l. J\ ese lu ga r, uno

de ust e elcs, liablanclo de lo que i111e1110 111os1rarlcs c11 d11s /Jing. lo llalllaha , de

1111 111odo que me result a bas1a11tc bonito, la vacuol;1 (S7, pp. 18;)- 184 1) .

Así q11 e podemos ver la locura de Lol a la luz d e otro tipo de loen-

IJl !Rr\S LA ARREBATADORA, O EL DON Dlól. AMOR 185

ra, la de un deseo que tuviese que ser postulado como imposible. La vacuola estaría conte nida e n la "palabra" que e lla espera e ncontrar, una palabra que sei1ala que la catástrofe siempre ha ocurrido ya, pe­ro que ha sido traducida a una visión de nada, en la pura memoria de m1a mirada en blanco, de una fasc inada expectación de lo que tendrá que permanecer fuera de los límites, fue ra del marco.

En el Semi nario sobre la é tica de l psicoanálisis, Lacan conecta es­ta estructu ra de l deseo con lo que críticos como De11is ele Rouge­mont a nali zaron como e l mito d e Tristán , o lo que L11cie11 Fe bvre in­terpretó como un mome nto de pérdida e n la fe religiosa que tie ne que ser re mplazada por el misticismo e rótico. Así, en una serie verti­ginosa de conexio nes, Lacan va d el proble ma d el descre imie nto e n el siglo XVI y la cuestión de la sublimación a otro lib ro escrito por el mismo historiador, Alrededor del 1-leptmne·rón:

Se trata ele Margarila de Nava l'l'a. 1 ... .1 l.Y] 11 0 es simple mente u11 auto r libe r­

tin o, sino que escribió a lglÍn Lratado místico, cosa que no está desLinada a

provoca r e l asombro de l hist o riador.

El histo ri ador ime nta mosLra rn os e n el co111 ex10 p:>icológico d e l a 11Lo r,

qw; p 11 ede n sign ificar esas recopilaciones de cue ntos qu e llevan e l Lílulo de

/-f eplw11e16n

1. ... 1

L11c icn Febvrc nos ense1ia a lee r e l flefJlau1.e16u y, a d ec ir ve rdad, si supi é­

ramos lee r, n o lo necesita ríamos.

En lo re fe ren Le a l desc reimi ent o, hay a ll í, desde nu estra perspectiva , un a

posición del d isc urso que se concibe muy prec isa me nte e n relación co n la

Cusa , la Cosa es a llí rec hazada en e l se nt.ido propio ele la Venoerjúng (S7, pp.

1li 1 y 162).

Así que difícilmente sea una sorpresa ve r a Laca11 abala11zánclose sobre la coi ncide ncia que da a dos extraordinarias escrit oras el mis­mo nombre d e Margarita. Lacan confiesa que durante s11 Sem inario sobre la ética h abía siclo inspirado por la obra ele Margarita ele Nava­rra (a quien llama aquí Margue rit e d 'Ango11leme, puesto que de he­cho fue la hij a ele Cha rl es cl'A11go11le me), igualmente autora del Es­fJejo del alma pecadora, un tratado místico que tuvo la buena fortuna ele ser traducido al inglés por una niiia ele once aiios, Elizabe th, quien más tarde se convirtió en la re ina de Inglaterra. Citando lite ralmen­te su an te rior disquisición sobre la é tica y la Cosa, Laca11 desarrolla e n alguna extensión la asociación que establece, esbozando e n con-

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186 lll lR.\S L-\ ,\RRl".I>AL\llOR.\ , U El. DO N lll".I. . \~IOR

secuencia toda 1111 a teoría de la evo lución de la novela co111 0 género:

Y es q11c aquí d esc n1boca 111os e 11 la é ti ca del ps icoa n;í lisis, cuya int rodu cc ió n

e n 1ni s('ln in a ri o co11s1i1u yó la lín ea diviso ria ele la plancha l'r<ígil d e s1 1 platea .

Y 110 ohsl'anLc , delant e d e tocios e llos co nl'esé u11 día que to d o e l a 1-10 había

te nido ap retad a e 11 mi m a no, e n la invisibilidad, la mano de o tra Margi1erite,

la d e l l lej1/11111aó11. No es vano qu e c nc n e ntrc aq11í es ta ep i11 orn ia.

Porque 11w pMecc 11alura l n-·co11onT e n Margucrilc D1ir<·lS la u 1riclad seve­

ra y rnilit a n lC que ani111a las his1or i ~1s dC' Ma rg uc ri1 e d 'A11 gonl (· 111e , n1ando uno

las pue de leer si11 d last re clc a lg u11os prejnicios qne el tipo de insll'llffió11 q 11e

re c ibi1nos nos in culca, c nya 111isió n expresa es la de velarnos la verdad.

En c·stc caso, la id ea d e l cuc1110 "ga la 111 c". Lucic11 Fclivrc, en n11 a obra

magis tra l, tra tó de dorni11ar este c n ga 1-10.

Y me dc1c11go cn lo quc M;1 rg11n i1 e Duras 1ne da k ele liahn rcc iliido d e

s11s lcc1ores, 1111 ase n1i111i en 10 q11c la impresio na , 1111 á ninw c· n lo q11 e respec­

ta a este cx 1ra 1-10 modo d e a 1nor: el a m o r qnc e l 1wrso 11 ajc - q11<· sc1-1a lé

n11nplc aquí la lún c ió 11 , 11 0 del rcci ta nt c si110 de sujc10- 1rnc coi 11 0 o l're 11cla

a Lol, 1111 <1 lcJ"Cc ra qnc dista 111n c ho d e se r la terce ra cxc il1id a.

Me alegro po r esta prnd1;1 dc q11c la se riedad crn1scr\'a alÍ n a lg 1'111 clc:recho

dc:sp11c"s de c11a110 sig los, cl11ran1c los cnalcs la 111ojiga1cría se h a cl cd ic1do a

111ili z;1r la novcla para g ira r a n1c111 a d e la li cc ió 11 L1 co rn·e 11 c ió11 t("C11ica dt' I

a 111 o r cortés, ¡ia r;1 sol<1111c 1ll c c11n 1brir d ddicil , c¡11 c: esta co 11 vc·11cil>11 pro­

tegía \ 'tTdad<'ra 111c11l<', de la pru111isn1idad clcl 1m11ri111 011 io .

Y el l's tilo q11 c: 11s1nl clcsplicga , Ma rg 11e ri1e D11rns, t· 11 s11 l/1'/1lr1111 e1ón ,

hubiera c¡11iós lac ilit adn los ca 111i11 os por los c u;il<"s el gr< 111 historiador a111 es

n o 111b raclo st· cs lü rz;1i>a c 11 comprc nd c r a lg 11nas d C' csas his to ri as q11e <"!co n­

s id e ra l<ii c<>1 110 se 11os dan: co1110 his tori as ve rdaderas.

l .as 1111'd1ipks co11sidcracirn1 c:s soc iol ógicas q11c se rdi c:rc 11 a l;1s \';1ria­

c io11 cs d e 11na a o l ra t" poca d e l<l p<"n a de vi\·ir, so11 de pon1 1110111 ;1 c<>1 11pa­

raclas co11 la 1dació 11 de cs1ruc ll1ra q11c , por se r d e l Oiro, el dc:sco e nt abla

co n el nb jcto qne lo ca usa (1 /MU, p p. 70-7 1).

Al retornar a s11 s asoriacio11es desarrolladas e 11 el Se111i11ario 7 (p. 1 ()2) sobre la "ve rdad" s11pe rio r que los cue ntos del I Íl'/J/rw1erá11. e1 1Glr-

11 a 11 , Laca11 da a c 111e11dc r aquí q11c la novela ha perdido 1111 1111111do de pasiú11 y deseo q11e ha sido ro111a111izado en 1Hrn1bn: del "sc11ti­rnie1110", sólu pa ra ser 1r ivi ;ilizado en e l siglo XIX co1110 la novc.:la de ad11l1crio. S11 tesis \ 'ltd\ll' a evoca r el 1í1ulo de Cirard, "Mc111ir<1 ro­m;í111ica y Vl'rdad nowk sca", 1al el títulu original fra ncés de lo que más larde se 1 raduj o al inglés co u1 0 Deról, /Jesiw a.11.rl llie N01wl l "E11ga-

!JURAS LA r\RREllr\1~\00R.-\, O EL DON DEL .-\MOR l87

110, deseo y la novela"], l I un e nsayo crítico que es taba, dicho sea de paso, m11y e n deuda con e l propio Lacan. En e l largo pasaje que aca­bo de citar, se llama a Jacques Hold e l "s1ueto" y 11 0 simplem e nte e l narrador, lo cual significa no solam ente que Duras es la verdadera na­rradora corno un titiritero escondido detrás ele él , sino por sobre to­do q ue é l presenta, como e n un diagrama, la verdadera estructura del st~jeto clesea11te visto e n ta nto que atrapado e ntre el Otro (0) y la a, o e l objeto de l deseo e n la fantasía.

Para ilustrar la comparación , Laca 11 nos remite a uno de los cuen­tos del I-lepta:m.erón ele Margarita de Navarra, la historia de Am ado r y Florida, un texto e n e l que te ne mos que inte rnarnos un poco m ás profundam e nte. Ese cue nto, e l déc imo de la prime rajornada, narra cómo Amador, 1111 he rmoso y va lie nte noble sin heredad decide un día e namorarse d e Florida, e11to11ces ele sólo doce aíios, e hij a del conde d e esa regió n d e Aragón . Para es ta r cerca de esta dam a, se ca­sa con una m1ue r que pert e nece: a la corte y que le proporciona un buen pre tc:xt.o para verla a m e nudo: Aventurada, 1111a mujer rica que es la confiden te de Florida, le ofrece: 1111a coartada ideal para su ve r­dadera pasión. Amador se pasa a lg unos aiios lejos, librando batalla e 11 la g uerra, regresando co 11 frecue ncia y descubriendo que 110 pue­de esco nde r lo suficie ntemente bien la pasió n que sie n te por Florida, q11i e 11 por su parte no ti e ne la m e nor sospecha de esa atracció n. A fi n de esconde r la pas ió n aún mejor, é l trata de lomar una amante, una dama a tractiva llamada Paulina, que sospecha que es u ti lizada sólo como 1111a coartada. Entonces Amador le confiesa su amor a Florida, aíiacl ie ndo que no espera nada a cambio por sn invariable devoción. Florida responde que no compre nde:

Si ya 1c 11 é is lo q11e d eseá is, ¿qué p uede ser lo que a hora os hace h a blarme d e

e llo ta n a rdorosa me nt.e? l2

l l Véase Re né Gira rd , J\llnno11gr ro111f111liqur 1'/. vh·ifl; m11uu1t'.w¡11r, París , Grassel, J 96 1 l !W1'11liro ro11uí11titt1)11walrul 11m1tli'so1, Barcdo 11 a. Anagra ma, l 985J.

1 ~ Margue rite de Nava rre, '//u' I fr/il 111111'11Jll, 1raducción de P. A. Chilton, Har111011ds­wor1.h, Pe11gui11, 1985, p. 132 !Hemos cote jado e l o riginal en francés ant iguo: Margue­rite d 'Argon lemc, re ine de Nava rre, l .'lfo/11!11111'1'011 drs 11011111'"''-', París , A. Dt lahays, 186 1, por medio de la reprod11cció n facsimil ar del tex to e n la biblioteca virtual Galli­ca: véase hi.tp: / / visuali se11r.lrnf.fr/ Visualise11r?Destinatio11 =Gallica&O=NUMM- 28 121, p. 71. l llfr/1/111111' 11Í11, Madrid, C<í tedra, 199 1J.

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188 D l l l(,\S L -\ .\RRLll.\T. \ LlOR,\ , O El. llON tH:t . \~ tOR

Arnado r respo nde que e lla 11 0 d e be te lll c r 1111 d es ig 11io lll a li g no,

q 11c é l silllple n ie n1 c li a dcsn1bie r1 0 que 11 0 puede esco11dc rl c esa pa­

sió n a Pa ulin a . Es10 1ic 11 e u11 c fc n o in1po r1 a 111 e e 11 Flo rida :

Ant e estas ¡rn lal>ras Flo rida se llc n6 de un ili111i1 aclo dclc il c. En lo prnlúndo

d e s11 co radlll co n1c 11 1/¡ a sc nlir 1111 a ag i1 ac iú 11 q1 w 11 0 li ;1bí;1 sl' 11tido ;1111 cs.13

Florida se casa li1ego con e l pa rie nl c a l q11e ha sido p ro1ne 1ida,

lllic 111ras qt1c A111 ad o r es 1rn11ad o prisio 11 e ro por el rey d e Tú11e1 .. Pasa

d os a ti os c t1 ca uti ve ri o. A s11 reg reso, Flo rida está lis ia pa r;1 to 111;1rlo co-111 0 a un "a111igo ". Es tá disp11cs ta a ace pt a rl o ta111bié 11 co lllo a n1 a 11 tc,

c 11 a ndo , d csafo rt11n ad a11w111 e, se le o rcle 11a volve r a pa rtir, d espués de

lo cua l J\vc 11t11racb , ya e 11fe n m1, ti e ne 1111 a reca ída y 1111H' r< '. La 1wche

previa a su pa rtida, Flo rida vic1H· a ve rl o, n1a11do é l c·s1á d esespe rad o

y e n cam a, y Alll ad o r to rn a cs10 com o un a o po rt1111i cbd d e ava 11 zar

l>ni1 ;dn 1c111 c so bre s11 virtud . Florida lo re pre nde con severidad , reco r­

cLí11do k tod as sus pabhras ace rca d e s11 ho nor, y locbvía e 11 una luc ha

inte ri o r, cll ;1 dec ide a n1 a rl o sin re ndirse a s11s d c 111 ;111das scx 11 ;des.

Cuatro o c inco a1-1os t ra 11sn 11n' ll , d11ra 111 c los c ua les J\111 ;1do r cs lá

c 11 d11c lo, 110 1a nto po r s11 esposa n11H TL1, co rno tod os c ree n , co m o

po r el pe rdido ;1111or d e Flo rida, y s11 rq)ll1 aci <Í 11 com o g 11 c· 1nTo c re­

ce. Dec ide a pos1<1rlo iodo e 11 111 1 i11t c 111 0 fin a l, con la ay11d;t de la m a­

dre d e Florida, qt w se h a co 11 vc r1id o e n su a liad a. /\1 pnc ihir es lo, te-

1nic 11clo 1111 nuevo asal1 0, Flo rida lra ta d e d es fi gurarse, ¡golpea ndo su

hor; 1 y s11 s o jos con un a pi('dra! Eso n o cksa11in1a a i\lll ad o r. A111 ador

y Fl o rida vt1<·lvc t1 a <· 11 co11tra rsc a solas e n 1111 a hahi1 ac i<Í t1 , y d ex hibe

toda la violen cia de su a lll or. l;'.s ta e s una seg1111da "violac i6 11 " y fra ca­

sa cotilo la pri111e ra , el la g rit <l 1L1111 ;111do a su 111 adre, que par(' CC sor­

pre ndida de la 1e 11 az res is lc nc ia ck s11 hij a . lkspit l-s d e eso, dc:j<1 d e

h a bla r co 11 s11 hija. A111 ad o r regresa a la g 11 c rra , y ro d ead o po r el e ne­

migo se 111 a 1a a 11t es d e se r lrn n ad o prisio ne ro 1111 a vez 111 <Ís. S t1bse­

c 11e 11t e 111 c 11t c, Flo rid a e nt ra c t1 el Co11vc 11to el e .J es ús.

Parece que cslo 110 !úc ra sola 111 e 11t e d es bozo d e 1<1 J->ri 11 1'1'ss1' d1' Cle-

1ws, 111 1 sig lo d espués, co n 1t11 c:a 111hi o i111port a llt<' e n Li lú11 c iú t1 d e la

m adre , sino 1a n1bic; 11 b co 11dc nsac iú 11 d e lod os los c11 c· 111 os d e inacce­

sibilidad <pie Laca n ha m c 11 cio 11 a c1 0 , con 11t1 e s111dio rcalis1a d e la ira

1:-1 M;irµ; 1wr it e de N;iva n e, '//11' l/1'/1/1111wm11, 11/1. l'i l ., p. I:l:l Id. o ri µ; i11 a t fr;11 Kés, p. 711 .

DUR.\S LA ARRlBATADORA, O EL DON DEL. AMOR 189

m asculina que eso pued e d e to n ar. Este c11e lllo d e ad ve rt e ncia desde

e l p11lllo de vista fe m enin o (a l m e nos ésa es la "lecció n " q ue Marga­

ri ta ex trae a l fi n a l d e la primera j o rnada) devie n e ej emplar para Lu­

cie n Febvre, quie n lo to m a corn o 11n p un to d e pa rtida para com­

p re n der la estruc tura d e l a m o r cori és. E n su Aulour de l 'J-leptameron14

con sagra much os capítulos a ese ú nico relato. El capítulo 5, titulado

"De la co rt es ía a la vio lac ió n (Hacia una histo ria de la person alidad

huma na)", explica los súbitos cam bios en Am ad o r - q u e p rofesa u n amo r ta n p u ro y casto h as ta que int e n ta vio la r a su dam a dos veces­

no sólo a través de las cos tumbres de la época sino ta m bié n a través

d e e le m e ntos biográficos. Pa ra Febvre, no h ay n inguna d uda de que

el c ue nto a lude a aconteci mie ntos rea les, y esconde ape nas a la pro­

p ia Margarit a en e l papel de Flo rida (ell a era la h e rman a del rey) mie ntras q u e Amador seú a la a Bon nive l, u11 apuesto y m uy con ocido

co r1.esa11 0 que se ha b ía casado con Bo naven111 re d u P uy d u Fou , c u­

yo no lll b re retorna clara111en te com o A ven tnrada.10 La histo ria de

cóm o Ma rga ri ta casi fil e vio lad a por Bo nnive t fu e n a rrada ta mbié n

po r Bra llló m e e n s11 Dames gala ntes. Adem ás, Febvre sug ie re que pa­

ra e nte n de r bie n la colecc ió n el e c 11e nt os, h abría que esc ri b ir una

hi sto ri a com p le ta de la su bj e tividad e n co nexió n con la sexu alidad

- "Pues nues tro yo tie n e toda u na hi s to ria"-, 16 un proyecto q u e

a n1111 cia los ú ltim os e nsayos de Fo uca11lt sobre la Historia de la sexua­

lúlad. Lo que Febvre , seguido co 11 gran i11terés por Lacan , d estaca e n su

com e n tario del l-fef1tameróu , es ele h echo la naturaleza "real" de esos

rela tos . No son "inve 11 cio u es", prime ro po rq ue el trasfo n do socia l n o

se e lude nunca, y desp ués porque todos está n basad os e n "casos" p ar­ti cul a res ele amo r e n te ndido com o pasión, casi com o "vio lación". Al

comie nzo, c ua ndo Am ador decide a m ar a Flo rida, se trata d e u n ges­

to d e libe rado. Lo hizo a p ropósito, se délibéra de l 'aime1; com o lo d ice

d a ra m e nte e l texto fra ncés, destacan do la e lecció n rac io n a l de se r

irracio na l. El apare nte c hoq ue entre el a m o r p la tó nico y e l a m o r se­

xu a l (visto aq uí com o vio lació n ) recubre un a disposició n m ás pe r­

ve rsa, la dec isió n d e l a m a n te d e conve rt irse e n esclavo de un m aso­

quism o que en u n punto h ará explosió n y reclam a rá ta nto m ás lo

l 1 L 11 cie 11 Fe üvre, J\ u /our r/.r l'l !r/Jlru 11111011 : 1\111our s11rn;, 1\111our ¡nrf a 11 fl, París , Ga lli­rn ard, 1944.

I!> lhidnn, pp. 216-217. ¡¡; f/J ii/1' 111, p. 224.

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100 IJl l RAS L -\ .\RREll,\IA UUK\ , O EL DON DEI. .\MOR

q11e se le debe. No hay idcalis1110 alguno e 11 este relato de pas10n frustrada , un cuento que 110 deja de ca lcular dotes y dinero d e res­cates. Febvre describe li11ah11 e 11te el surgin1iento de 1111 nuevo tipo d e esc rit.11ra -vinculado con el n11evo gé nero de la novela , y no leja-110 a l del "ensayo" libre ilustrado por Montaigne- hacia 15'.20-1560. Esta escritura c011stilllye un nuevo tipo de subje tividad e n tanto que construcción 111 ás bien in t's tabl e, un lugar d e mediació n e ntre a pre­mios e i111pulsos cas i in co mpatibles . Esto presupon e t.alllbié11 una dislocación entre a n1or y rn at.rilllonio , e ntre 11n deseo real q11 e ti en e que mant e nerse escondido a c ualquie r costo, y u11 a serie el e n1 a nio­bras c ng«u-wsas que no obstante son compatibles con el avance y la promoc ió n en el rn1111do soci;1l. La ironía fin a l de l cuento es que e l corte jo ele Florida por Arnador sólo tie ne éxito . . . ¡e n seducir asuma­dre ' Y a111bos, Margarita de Navarra y Mon1aig11e, parecen poner un cerco a las ilusiones ele aquellos que anhelarían vinciila r el anmr y e l ma trirnrn1io: ¡una ili1sió n de nunciada por Montaignc como una espe­cie de "incesto"! 17

La historia de Amador 1111wstra e n erecto que l;i s11bli1m1ci<'ín no opera n1111ca co1110 1111 proceso pacífico: hay sic111pre un resto i11t.ra ta­ble, 1111 punto vi11c11lado por L1cc111 a su i11sa tisfan:ió11 co11 el concep­to fre udia no ("Es éste e l sentido dc· esa subli1m1ciún que todavía deja aturclidos ;1 los psico;1nalistas, porque a l legarles el t.érn1i110, Fre11cl se quedó con la boca cerrada" (llMLJ, p. 70). En el fi11al el e s11 homena­j e , e n 1111 largo floreo re tórico, L -1c1n hace 111ás explícita la conexión e ntre Alllador y Lol, al ti c lllpo que d a a c·111c1Hkr q11e é l cree que e l relato de Duras es en alguna lllcclida auto biogr:ifico:

Y la ave ntura e jc 1nplar c11 la que t' I /\ mador ele la hisloria X, que 110 es ningún

111o n<1g11illo , se d c di<«I has t;1 la 11H1crtc a 1111 amor, para nada plai.<.>llico ;-11111que

sea irnposibl c, p c1 re<T ría 1n1 e 11ig1m1 111 e 11os op;1co si 11u se 111ira r;1 <-1 través d e

los idecdcs del li11/J/JV e111/ vic toriano.

Pues el lí111i1.e do11dc la 111irarL1 se vue lve i> c ll e z;1, lo he desni10: es e l

u111brnl del e n1rc-dos-11111c1lcs, li1gar qu e lt e dclinido y que 110 es sirnple­

rnc111e lo que cree11 q11i c 11cs eslcÍn le jos de é l: el lugar d e la dcsdicl1 a .

Po1·quc co nozco d e s11 o bra, M;-u·guerilc Du1 -..1s, 111e parece que e n !orno a

esle luga r g r<1v i1a11 los pc rsou a jes qu e uste d si1t'1a en n11 e s1ro vulgo, para

111 ostrar11os que e 11 to das pa rl es existen nobles cquivalcnlt·s a esos l1rn11bres

l7f\!lo11t;li g 1w, 1'.'ssoisll l, 5, 88, citado por l .uc ie 11 Fc bvrc, , \11/011rrlf'/'lft,/Jlr1J111~m 11 , 0/1.

1il., p. 2Ei'>.

DURAS l.A. A RREBATADORA, O EL DON DEL r\MOR 191

ge ntiles y a esas damas gentiles d e las a 11Lig11as lides, igu a lm e nte va lie ntes

pa ra a rroj a rse , aunque esté n atrapados e n los espino s del amor imposible d e

d o m esti car, hacia esa m anc ha, noct.urna e n e l c ie lo, de 11n ser o frec ido a la

m e rced d e todos ... a las diez y media de la noc he en vera no.

Sin eluda no pue d e usted socorrer a sus creaciones, nueva Margue rit.e, con

el mito del alma pe rsona l. Pero la caridad sin muc has espera nzas con que usted

las a nima ¿no es acaso producto d e la te que usted tiene d e sobra, cuando ce­

le bra las bodas tac iturnas d e la vida vacía con e l o bje to indescripLible? (HMD,

pp. 71-72) .

La m e tamorfosis final ele Margue rite D11ras e n una alegoría de las tres virtudes teologales, Esperanza, Fe y Caridad, puede sorprender. Al sugerir que todas esas histo rias tie ne n un trasfondo "real", Lacan probable m e nte estaba d ecepcio nado, como el propio Amador, por el esc rúp11lo d e Ma rgue ri t.e (o a l menos por su negativa a d escubrir na­da que confirmara esa hipótesis ). Corno lo han seilalado Leslie Hill y otros comen taristas, no son sólo dos sino tres las Marguerites que La­can parece invocar, cuando superpone a Lo! Stein con e l 1-lepta·merón; ¿cómo podríamos olvidar a Marguerit.e de Anzieu, alias "Aimée" -¡un seudónimo que podría haber ve nido directam ente de la pluma de Mar­garita de Navarra!- como una prime ra iniciadora a los tortuosos sen­deros del "amo r loco", los ce los criminales, la erotomanía y la psicosis?

Como lo h an seiíalado Ro udinesco, J ean Allouch y Leslie Hill, las coincide ncias no se cle t.ie ne 11 e n e l nombre Margue rite . La famosa pacie nte d e Lacan , sobre cuyo caso é l edificó su t.esis y escribió sobre la psicosis pa ra noica l8 -por 1111 curioso giro e n el tie mpo, se convir­tió e n la cocinera ele su padre despué s de la guerra-, no sólo se lla­maba Margucrit.e, sino que debía su nombre a su abuela m aterna, Mar­gue rite Donnadie u. ¡Y e l nombre real d e Margue rite Duras e ra Margue rit.e Donnadie 11! Corno es bien sabido, Laca n no había "reco­nocido" a Didier Anzieu, el h!jo único de Margue rite , cuando és te inició 11n psicoanálisis con é l e n ] 952. Fue apenas después de que el famoso escritor y psicoanalista francés le advirtió que su madre e n cieno modo lo había precedido en los intereses de Lacan. Alertado por la pe r turbadora superposición de nombres, Lacan no puede ha-

IH Véase J acq ues Lacan , IJt' lo /Hyl'lws11 /H1.r<111oüu¡11r tla11s sr.s raj1jJOrls rnN11· In fw1 :i,;01111a­

/i1f, París, Seuil, 1976 [/J,, 111 /1.'iito.\·is /111u1.11oúa t'I/ sus ll'illtio1u1s ro·11 l11 /1nso1111.lúlrul, Mé xi­co, Siglo XXl, l976]; Éli sahe th Ro udi11esco,.fau¡111;s f ,flmn & Co. , 0/1. rit., pp. lll- l2l; y ta mbié n Leslie Hill, "Lacan with Duras", 11/1. ril., p. 164, n. 7.

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192 IJL!RAS l.A .\RREll.\T\llOR.\ , O U . DON DEI. .\M O R

ber pasad o es to por a lt o e n 19()4 c11ando leyó la 111wva novela d e Du­

ras. ¿No e ra el nombre d e Lol V. St e in como 1111 a 11 agTa111a de low (an1or)? ¿Era ella o tra Aimée (amada) , resucit ada por el tan alabado "arte" d e Duras? Lo que Roudinesco describe como la única "novela"

el e Lacan - "U na 11ov<.> la de s11 juvc 11U1el "- 19 contiene una exégesis de ta ll ad a ele d os novelas esc ritas por Ai111 ée. Por lo que Laca n escri­

be, su es til o, a dife re ncia del el e la 111 ayo ría de los pa ranoicos, 110 ca­rece d e pare cidos con e l es tilo post e ri or ele Duras: "Es 1111a s11 ccs ió11

d e frases 11111 y cortas; se ge ne ra n un as a otras 111uy rápi(b y fluida me n­

te, con 1111 to no d e g ra n brío. "W Sería 111uy re lrnscad o supe rpo ne r la historia ele laju vc nt11d de Ai111éc, sus "celos prnycc tivos"2 l y sus her­

m osos tex tos int e rpolados ele poc111as, con l;1 11ovcla d e D11ras.

Lo que i111porta fi11ah11 c 11te l'S que hubo e k ct iva 1ncn te 1111a base

"real" para la sed ucc ió n de Lan1 11 por e l cuento de n1asipsicosis d e Marg11erite D11r;1s. L1ca11 se lllll('S tra motivado 110 só lo por b ad111ira­

c ió 11 sin o t<1111bi (11 por 1111 interC·s c ie 11t ífico c01 1sistc 11t e: Duras le e 11-seíia c6 1110 111ili l'.a r 1111 tt·x to lit e rario para "cak11lar l'I s11jcto" y para

110 q11cda r a trapad o <' 11 b fasci11aci (i11. P11esto que el proceso de "a rre­

bato" es o tro 110111bre para h1sci11ación, a hora se p11cdc con qirl·11der

111ejo r por qu é Laca 11 qui e re "devo lve rle" a D11 n1s s11 propio tcx lo 111c­

diantc 1n1 hon1 e11;~ j e rc túrico c11 idadosa rne 11t e calculado. l;'. l j11cga e l

papel dl'I a11;tlis1a a l <k:ja r q11 c l' I propio llll'n S<Ul' d e c lb le sea rn·11-

viado , pl'ro e n 1111 a fon11a i11 vc rticla . Estl' horn e n <~j c i11ici ;1 otro cín:u­lo l' ll d "c;í lntlos" dl' los nudos del s11jc to , pues to qtt( ' vi11ntla di lC­

rc nt cs ni ve les de a rti c11lac iún subje tiva y obje 1iva, c 11 1111a red 111 ;1s

con1pkja q11c Laca11 desa rrollar;) 1rnís 1ardl' co n .Joyce. Duras sig 11 c

siend o una ct;q><l rn11 y irnpo rta11tc c11 su co11fro 11taci<Í11 co 11 l'I c nigrn a

de la fr·111i11eidad: b letra de la lit era t11ra ha sido capaz e n este caso de hacer ve r a Lacan y a sus lectores có1110 el deseo fcnH ·11i110 se con­

fro nta co n e l goce 111ien tras invoca la ant igua ficción del amor, vac i­la ndo sie mpre e 111n· la co11wdia y la tragedia.

1 ~ 1 ( lisa lw th Ro11di11esn>,.f11n¡11r.1 l .111w1 U Co., 11¡1. 1·i1., p. 101 . l::S te es e l 1í111lo q11 e

el la le da :1 todo el ca pi111lo sobre i\ i111 éc y l.onvt· 11 sLe i11. FI s11 h1í11ilo ( p . 10'.l ), ··Ai 111 ée

o R11clolph '', so 11 ~ 1ría i11d11so 111 ;:\s dur;1sia110 si citar<t los IH .. unlnc.:s co111plctos: "'A i1née A 11 zic.: 11-D o11 11 ;1dic 11 o R11dolph l.o(' Wt" 11 sLe in '' .

:!O .J;1n.¡i1c:s l.;1can , /Jr /11 /J.\)'rlwsr ju11l11wi.ru¡111' ... , 0/1. t"Í / ., p. 1 7~).

~ 1 lhirlr111. p. 2~'l. Aq11í L1ca 11 c ita el ensayo de Fre 11d sobre ··cie rtos 111cc111is111 os 11 c1mí ti cos en los ce los, l;i p;ir;i no i;i y b ho 1110scx ua lidad·· ( 1'122).

l l. TRAGEDIAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE PLATÓN A CLAUDEL Y GENET

Nuestra lec t 11ra d e Duras nos ha traído al e nigma del amor divino ex­pe rime nt ado e n clave re m e nina, y propuesto como un portal hacia una sexualidad diferente: Dios se ría un no mbre para e l goce d e una Miue r tachada, como lo afirma e l Sem inario 20. Lacan evoca su fasci­nación por lo que é l ll a ma 1111 te ma muy "lite rario" , pero tambié n una cues tió n filosófi ca: e l place r ele la nu~j er.

Es10 es 1111 t.e ma 1a 1111Ji é 11 , un le ma li1 e ra ri o, y, después de Lodo, valdría la pe­

na de te ne rse e n é l. Desde los ve int e a 1i os no hago o t.ra cosa q ue explorar a

los lilósofos scgií n e l t.e ma de l a mo r.1

Para desarrollar esta cuestión, tomaré como mi p11mo de partida una se rie de observacio nes hechas por e l fil ósofo francés AJain Badiou so­bre la teoría de l a mor d e Lacan . Es tas observacio nes fueron tornadas de una conle rencia pronunciada e n el coloquio "Lacan con los fi­lósofos" e n París, e n 1990, durante e l cual numerosos críticos y escrito­res se e nfre ntaron int.e nsame nt.c por la he re ncia de Laca n.2

Badiou pe rt e necía a l grupo de los uormaliens que habían trabaj ad o co n Althusse r sobre la c ie ncia y e l rnarx isrn o cua ndo Lacan salió a es­cena a rne cliados d e los sesenta. Cuando los estudiantes le pidie ron que d efiniera s11 "o ntología", Lacan respondió que su teoría no te nía nada q 11 e ve r co n las filosofías habituales de l siue to. Luego acusó a to­dos los siste mas filosófi cos ele apoyarse equivocadame nte e n a lguna clase de fe no m e no logía que siempre postulaba la primacía de un ser sin ti e nte o pensante. El psicoanálisis, por e l contrario, comie nza con e l reconocimie nto ele que, puesto que su asunt o está de te rminado por un d eseo inco11scie 11te, e l s t~jew está escindido, es múltiple, frag­m e n tado. Éste siguió sie ndo e l punto inicia l de Badiou, e l reconoci­mie nto de una "a ntifilosofía", combinada con una teoría de l am or, como crucia l e n la o riginal inte rvención de Lacan e n la cultu ra.

1 Sn11iuo ri11 211, 0/1. ril. , p. 9 1. ~ M. Cardot , Y. Duroux, P. G uyo111a1d, P. Lteouc-Labanhe , R. Majo r (cd iLores): / .11mu

"''''d R.1· ¡1hilo.mj1hr.1·, París, Albin Michel. 199 1 [l .om11 mu los /ilúm/i1s, México, Siglo XXI , 1998 1.

11 93 1

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194 TR,\(;EDIAS Y CO~J[J)JAS üE .~MOR: DE l'J.\rÓN .\ C:L\llllEI. \' CENET

Eslo e1a nue\'o para los esludian les ele iilosofía que en febrero de 1966 le plantearon a Lacan una serie de prcgunlas m ás bie n "i11 ge-1111as". ¡\sí es corno e mpezaro11:

lJs Je d ha habl<ido del <'spejis1110 gc 11 c raclo por 1111 a co11f11sió11 c-· 11lr<' la con­

c ie ncia y el s11jt'10, 1111 ;1 il11siú 11 cl e 111111 r iada por la expc rie 11cia ps icoa 11 a líti ca.

A h o ra bien, la lilosoría habla ele la co11Ci e 11 c i;1 (el 1Ugil11 ca r1esia11 u, la con­

cic n c i;1 trasce nd e 11t c, la a11 toco1H" icnc ia h eg<~ li a na , la cnnc ie 11 c ia a podíc tica

ele H11sserl , el rngito prcrrellexivo de Sa rtre ... ). ,:<Yi1110 p11 cdc la ex perie n cia

psicoa m1lítin1 exp licar e l erro r de reco 11 oci 111i en to pro dt1 c ido cm111do 11n su­

je to se ide 11tilin 1 co 11 s1 1 propia crnH"ic 11 cia?:1

Lacan respondiú idcn1ilicrndo e l origen de Li prcg11111a de los es­tudianles en 1111 ltome11a je obi111ario a Merle;rn-P01uy, 1111 tcx lu en e l que cslaba i1llc1llando disli11g11ir su posició11 de la de uno de los mejo­r<:'s rcprcscnl ;u11rs de la f( ·nonwnología francesa. En ese lcxlo, Lacan hab ía de11t111ciado Li idea ele reducir b insl;mcia std!i<'liva "yo pienso"; para t- 1, la confusiún cn lre el st!jclo y la co 11cic ncia es 11n pecado origi­rnil ele la fil osofía. l;:I 110 niega que p11cclc haber 1111 n101llc1110 carlcsia­no e n el que el sujc10 y la co 11 cicnci;-1 coinciden: se lo 1J11cdc c 11 co111rar c11 la deducción d e un "cogilO" corno el que hw rcaliz;1do por Des­cartes en sus Nlrrl i1t11io11es. Esto es lo que dice Lacan:

Es c 11 cs tc 1no 111c nt o d<' 1<1 co in c id<'11 c ia c11 sí c11 t<111t o q11c ca pt ada ¡iu1· Ja re­

llex ió11 d o 11dc yo querría 111arn1r la e nrrada d e la cx p«ri c 11 c ia ps icnamdítica.

Si se lo conside ra 1'111i c;1111 c n1 c c 11 e l 1 ic111 po, el s11j e to d e l ")'o pi<'11so" reve la

lo q11c es: 1111 ser d c1.c 11ni11ado por 1111a caíd;1. Yo SU)' (:se q11 e pic11sa : "Po r lo

ta 111 0 soy", h e co1ne 111ado c1 1 otra parit', ¡Mra seiialar qu e e l "por lo 1;11110",

qu e cle 11 0 1a ca usa lidad , da liigar a u11 a divisió n inaugural que s<'para el "yo

soy" de la ex is1<· 11cia del "yo soy" del signilicado.

El corle u csc isi ó 11 1 m/i>11tel es prec isa llle 11t e lo que nos trae todos los días

la cxpc rie 11c ia psicoa na lítica. Es1oy a11g11s tiad o p o r la castrac ió 11 n1i c ntras

q11c a l 111is1no 1ic 111po la cu ns icle m illlposib le. l~sc es el n udo e j«lllplo dado

por Frct1d para ilt1strar es ta esc is i<J11 , qu e f"11ncio11a c 11 todos los ni veles d e

c11alq ll icr l'St n 1ct 11ra s114jc 1 iva. Yo digo que 1.i e 11 e q11 c ser considerada com o

h1nda11H'1llal y colllo h1 pri111e ra indicación ele la rcprcsi ú 11 pri1naria.

Yo digo que tod;1s las "conci c11c i;1s" qt1e 11st nlcs ha 11 d<'splcg-;1do <·11 11na lí-

'1 .l an¡ ues L1c;1n , "Sur l'obje1 de la psyc ha11al ys«", Co/iin.1 /11111r /'1\110/p1'. lll ·11n. 3,

19GG, p. 5.

TRAGEDIAS Y COMED IAS DE. AMOR: DE PLATÓN A CLAUDEL Y GENE.T 195

nea tan cla ra, para culmi nar con la de Sartre, no tie nen otra f1111ción que la

ele salvar, saturar esta h e ndedura e n e l st~j eto, y que un psicoa nalista recono­

ce sus apuestas, va le decir e l in tento d e e ncerra r la verdad (para lo c ual e l

instrume nto p e rfec to sería desde l11ego el ideal prometido por Hegel bajo la

apa rie n c ia del cQ nocimie nt o absohito).4

Lacan desdeña dos errores parale los y fundamentales, uno come­tido por la psicología (de finida por 1111 discurso d e l "yo" total e indi­visible ), e l otro por la filosofía, un discurso que proclama basar la proclamación de la verdad e n una conciencia universal. Las dos gran­des ilusiones, la de la "ciencia del yo" y la d e un "discurso del absolu­to" descansan e n encubrimientos paralelos sobre la re lación ele Jos

sujetos con e l Deseo. En esta discusión, Lacan aílade, típicamente, que está impactado por e l hecho de que , e ntre todas sus preguntas, los es1.11cliantes no le hayan preguntado desde dónde hablaba, como si su posición ennnciativa no importara y pudie ra darse por sentada.

Ellos eran culpables d e l mismo e rror categórico que los discursos de la psicología y la filosofía: a l habe r colapsado e l "s1ijeto" y el "ego", e llos confundían el modo e n que la enunciación estrucwra y puntúa cualquier afirmación enunciada.

A pesa r de su doble crítica, el proyecto de Lacan conlleva una cons1ante confronlación con la fe nomenología mode rna, un discur­so que a menudo aparece vinculado a la teoría de la conciencia, des­de las Nleditaciones cartesianas de Husserl hasta La trascendencia del ego

de Sartre y la Fenmnenologia de la pe1cr.pción de Merleau-Ponty. Aunque é l pre fi e re citar a Heidegger sobre una noción asubjetiva de la "exis­te ncia'' (Dasein), la noción del ego de Lacan definida como una pro­yecc ión imaginaria podría conduc ir a una refittación de l suje to car­

tesiano. La posición del inconscie nt e corno e l lugar del deseo y por lo tanto de todas las d e te rminaciones subjetivas parece descentrar la

regla del ego cogito que había sido posiulada por Desca rtes. Aun así, Lacan reclama para su propio discurso un concepto de l sujeto (como "st!jeto d e la ciencia") que no obsta1Jte puede derivarse del cogito car­tesiano. Lo que cambia con Lacan es que, si el deseo es e l concepto prillcipal, no hay ningún sujeto de l deseo; e l deseo es siempre deseo del Otro, y el psicoanálisis trabaja con e l s1ije to de una fantasía dacia. Esta fantasía pone e n acto una d ivisión específica del sitjeto, una divi-

1 /hidm1, p. 6.

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196 IK\GEDL\S \' COMFDL\S l>E ,\MOR: DE l'L\TÓN .\ Cl.. \l l lJl-:1. \' (d::NE.1

sión ca usada por un objeto. Ese ol!jeto, lla111ado por Laca11 objel pe­til a, es el principal concepto d e l psicoan<'ílisis , colllo lo helllos visto. Es interesante notar que ese concepto surgicí graduahnente del se­minario de Lacan d e FHiO-J 9G 1 sobre la t ra11síere11cia. Pronto le de­dicaré una atención lll ás estrt'cha.

Cuando Badim1 int t'n ta e 11contrarlc sentido a la posiciú11 antifilo­sólica de Lacan, ta111bié 11 se cuida ele distinguirla ele otro tipo de an­tililosoffa que podría ide ntificarse co n los sofistas. :; Laca11 110 es 11n fi­

lóso fo , po rque insiste e n el hecho dC' que tocio su pc11sa111ic 11to deri­vó de s11 "expe riencia" como psicoanalista, pero 110 c·s talllpoco un so­lista , en prim e r lugar porque postula una Verdad. Por todo lo dicho, ¿eso lo ca lilica colllo 1u1 pla tó nico? Baeliou diría que s í, en cierto sen­tido . f:I n·s11111e las tesis de L1c111 ele <:'Sta n1a1wra :

l. ! lay una verdad y cst;í ;1rtic11lada en el lcngu<ue .

2. Esta verdael, 1w obstante, 110 p11cdc ser nunca pkna111e11te a rti­udada, en e l llll:jor de los c1sos p11edc ser "d icha a inedias".

~ . Est<1 verdad no puede ser detcrn1i11ada por criterios lógicos ni otros criterios absolutos, puesto que no es ta nto 11n j11icio co­mo una operaci<í11: 110 puede ser desc11tra1-1ada d e l gesto pe rfor­

lllativo n1 c dia11tc el Cll <il un st1jeto pt1cdc coniprcnder ní1110 e lla o {> l <'S "causado", es to es, dctcrlllinaclo por el deseo y <.'l objeto del deseo.

Esto nos rclllitc a t1na cantidad de arg111nc11tos qt1e ya he1nos revi­sado. La principal co11scn1e11Ci;1 q11 c lll t' interesa <.:ll esta coy1111t11ra es

e l hec ho de q11 e lhdio11 clcdt1cc d<.' estos axiolllas la neccsicbel de otorgar al ;11 11or t111 papel cent mi. El a!llor es el sitio de 1111 cnizalllien­to entre la ley del Deseo y la ley de la Verdad. Colllo <'·l explica, el alllor ;1 p1111ta al pt1ro Ser, a la sorpresa de 1111 aco11tccilllic11to, ya sea ofr<.'cida por la súbita pasión o por 1111 suceso cliariallH'llte renovado. De tilla 1mt11cra silllihir, Beckell habla del "conoci1n1ito" de la pasión corrcsprn1<licla:

-El a111 o r correspondido -dijo Nc<iry- es 1111 co r1ocirci1it o. La s;dida pro\'<JCÓ 1111 ;1 cc111dlc;1nlc dc1nostn1ción de energías. - El a111or que le\'a111a los ojos - dijo Nc;1 ry- c11a11do csl;Í c11 trn111c11to,

•, Alai11 Badio11 , "l.ac;u1 e l l'la1011: I .(' i\'1<111lc·111 t: cs1 -il """ id l'c~" . l .11m11 ""''r ¡,,_, ¡1hi­/11.111j1/11•.1, 11/1. ril., PI'· t :Fi- l !->·l lc11 esp., " l .aca11 y Plat<Íll: ¿cscl rna1 e 111;i 1111<1 idea?", l .110111

m11 los /i/1í.111/ii.1, 11/1. ril., PI" 125- 1 ·1·1 I.

TRAl;EDl.\S Y COMEDIAS DE AMOR: DE PLATÓN A CLAUDEL Y GENET 197

que anhela que la p1111La del meñique de e lla, te11ido en laca, le refresq ue la lengua, esLe amor, Murphy, a Li Le es ext.raíio, supongo.

-Chino -dijo Murphy.6

Los irregt1lares laüdos del corazón ele Murphy y sus ataques pue­de n explicarse por su incapacidad de amar, y por e l hecho concomi­tante, d e prosapia cartes iana, de que s11 "conarión" (esto es, su glán­elula pineal) se ha "reducido a nada". C t1a ndo confiesa qt1e el a lllor es chino para é l, es te moderno ca rtes ia nio y "harapie nto solipsista" de sprecia una teoría del amor derivada de Platón y sobre la que no quiere saber nada. No obstante, la famosa glándula pineal de Descar­tes, nuestro "tercer ojo" , sería así no sólo e l sitio del vínculo entre e l cue rpo y e l a lma, sino también e l ó rgano del a mor. Como sostiene Badiou, "el amor apunta a l Se r", creando un cortocircuito que une una verdad definida por la sorpresa de una revelación súbita y la rea­lidad del deseo actt1ando sus efeclOs a lo largo de la cadena de signi­fi cant es. ¿Se puede decir e ntonces que, para Lacan, uno tiene que hablar (o pensar) en chino para creer e n e l amor?

Crnno lo sugiere Badio11, la teoría de Lacan apunta e n primer lt1gar a subvertir la oposición filosófica usual e ntre ser y nada, porque él en­t.ie ncle el inconsciente como e l efecto de una falta e n ser (manque á elre) . Este efec to tollla la forma lógica y libidinal de la transferencia; e l alllor no pt1ede reducirse al "amor de transíerencia" que es una herra­lllie nta técnica e n e l proceso del psicoanálisis, pero por otra parte, ese an1or de transferencia opera así de bien porque explota la estructura ya preexistente cid amor en cua lquier s1ueto. Colllo Hegel, Lacan in­tenta salvar la brecha e ntre materialismo e idealislllo al explota r los re­cursos de t1na negatividad que é l inscribe e n e l siuet.o. Su confronta­ción con Platón se volverá por ende de lo más reveladora, pueslO que todos los "anülilósofos" han tenido ya sea que matar o que refütar a Platón (Nietzsche, Heidegger, los posiüvistas lógicos, Derrida, tocios confirmarían la regla). Para Badiou, quien se niega a reducir a Platón a 11na fórlll11la simplista de idealismo y e nfatiza la complejidad ele los di álogos tardíos que giran alrededor de la idea de "participación", se podría decir que si no es completame nte seguro que Lacan sea un pla­tó nico hecho y derecho, ¡es Platcín quien resulta lacania no!

,; S;in1ucl Beckcll , M111/1h:l'• Nueva York , Grove Press, 1957, pp. 5-G [El autor no con­signa el no 111bre del traduc to r al ing lés . En cspaiiol, ape la mos a l'v/111/1hv. traducción de Gabriel Ferrater, Barcelona, Lumen , 1990, p. 12].

Page 100: La experiencia de la letra lacan literario

198 IK\GEDL\S Y C:OM EIH.\S llt: A~IOIC UF l'l " \l<ÍN .\ CL\ll lJEI. \'GENE'!

A 111c1llHlo Pla tón oc11pa la posició11 d e l amo e u los tex tos d e La­

can. E11 el Sc111inario H, Lacan compara a Platón y Sadc d e u11a ma­ne ra s11111anlt'11tc idiosincrásica:

Pla1.ó 11es1111 a1uo, 1111 0 d e verdad , 1111 a1no de la é poca c11 q11 c la cill(lad se es­

l<Í dcsco111poni c11do, al'l'astrada por la r;ifaga dcn1oná1ic1 qll e prclt1cli a las

grandes conf111c11cias i111pe rialcs , 1111a especie d e Sacie y, adc1mís, gracioso .7

U11 poco dcsp11és, Lacan <.'logia el "humor atroz" de Pla l<Ín (S8, p.

10'.2). Sig11 ic ndo la i u 1 uición principa l ele Niel zsche, a nwn uclo Laca u

opo11c a Súcrales, quien anticipa la 111 ayé11tica psicoa11;díti ca por ve­nir, y Pla1 ó 11, 1111 elevado n1aes1ro de filosofía, q11c lt;1 co11scrvaclo to­

cias sus a1nbicioncs polí1 icas (este retrato de Pb1611 110 puede si110

evocar a Kojt\ vc, q11icn 110 d<:jú de ser 1111 "verdadero 111m·s1ro" para

Laca11). Por lo d e 111ás, Lac;1n concuerda co11 la tesis pri11cipal de

Nic1zschc c11 FI ·11ariuúe11lo de la IJllf!J!rl ia: Sócr;11cs no 1ic11c 11i11g11ua scusihilidacl, 11i11g11na si111pa1ía pa r;1 la 1ragcdia , 1111 gfiwro q11 c clara­

nlt'ltl< · 110 podía co111pre11dn (SH, p. 100) .

Sócrales, q11ic11 sólo hablaba y 111111ca escribía , puede aparecer co-

1110 el pri111cr psicoa11alista: ¿uo i11sistc acaso sobre d ví11c11lo <'lllre la

verdad y el clisn1rso inclivid11al, forza11do a los i11cli vid11os ;1 n·111111ciar

a la scg11riclacl ele las ge11cralizaciones para desc11brir dú11de csl;Ín pa­

rados pcrso11allll<'111c anle b verdad? Y si scjac1<1 de s11 ig noranci a co-

1110 lllo\'icla pr('limi11ar e n h disc11si<Ín y en la dialtTlica, acl111i1e que

la 1í11ic;1 cosa sobre la q11e sabe algo es el amor: s11 conoci111ic1110 se­

vcrame11tc li1ni1<1do S(' apoya c11 el Eros y la nolilw. E11 el i3rlllqu.ete

l 77cl, Súnales les ;1n111Kia a s11s a111igos: "I ... 1 a1nor es b i'111ica cosa c11 e l 111111Hlo q11e yo c111ic11do"H Eslo se co11Jin11a c11 !;1 pri11wra rni­

tad de /•l,dm, dond(' Sócrates ;din11a s11 llla('strÍ<I c11 "n1cs1io11es el e

a1 nor" (rm lilw). Súcratcs precede a Fre ud e n esl<' co11oci111ic1110. La­

ca11 llega a decir <'ll sus propios Se111im1rios q11c d 8t111r¡1t,t' i t' puede

co111par;1rse al ;1e1a de 1111a sesi<Í11 psicoa11alí1ica (SS, p. ~7) y el psicoa­nalis1;1 1ic11e q11!' 1ra1a r crn1 el "amor" como 1111 as111110 111ayor. E11 <? I Sc111i1mrio '.20, por ejemplo, c11;111do Laca11 retorna sobre la prcg1111ta

7 J;1cq1ws l.;w;in, FI Vll/i11r11io d1'./((n¡111·s f ,r1f'11 11 . l .ihm 8. f ,r1 llf111s/nr11ri11. / <)60- /96/,

11 -. ul11l'!'i<'>11 d" F11rÍ< lkr"11g 11cr, B11c11us i\ircs, l'aidós, 200'.\, p . 101. F11 ad"la11lt' SH, seguido d<'I nú111<'ru de p;ig i11<1.

' Pb1ó11, Sr111/1mi11111, '1111' l.'11/lnil'll /) i11 /11g11t's, t'di1ado por E. l la111i lto11 y 11. C;iirns,

Pri1HTl011, Bolli11gc11 St·ri('s, l'ri11n·to11 l/11i1·crsity l'ress, l'Jli:l, p . !>'.12.

TRAGEDIAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE PLATÓN A C:L-\LIDEL Y GENET 199

sobre e l Amor como motivado por e l "Uno" , su le nguaje es decidida­

me nte platónico:

¿De qué se trala entonces e n e l arnor? El a mor ¿es -corno lo propone e l psi­

coaná lisis con audacia in creíble ya que toda s11 experienc ia se opone a e llo,

y demueslra lo contrario- hace rse un o? ¿Es e l Eros tensión hac ia e l Uno?

(SXX, p. l3]).

Después d e desarrollar 1111 poco m ás la tesis central de "Hay Uno",

que, e n a11os posteriores, aparta a Lacan de 1111 previo énfas is e n el 01 ro, sigamos su lecwra del Banquete para ver lo que encue ntra allí.

Tanto Fre11d como Lacan postulan u11a noción similar del amor,

cuando se re fi e ren ya sea a Empédocles, quie n consideraba que los

dos principios conflictivos de Amor y Odio apuntalan todo e l u11ive r­

so, sugiriendo así los prin cipios gemelos de Eros y Tanatos para Frene!, o a Plat ó n, cuyo Bunr¡uele es c itado ex te nsamen te por Freucl

e n Más allá del prinápio de plat:e1: Frene! e logia la imagen de Aristófa­

nes de estos giganles divididos que se pasan sus vicias paclecie11do por la otra mitad; la ve como una confirmación de que sólo la e labora­

c ión mítica puede hace rlesj uslicia a las teorías del amor. Como 11111-

chos lectores, Freud atribuye e l cuen10 de Aristófanes de las criaturas

d em ediadas a l mislllo Platón, y obviamente Lacan está ele ac11erclo, ya

que dice que "el único que habla del amor conve nien temente e n el Banquet,elesl 1111 bufón" (S8,p. 103 1). Lafantásticaideadelosgigan1es

originales que fueron cortados e n dos por Zeus y que vienen ya sea del Sol (y por lo 1anto están hechos ele dos mitades macho), de la Tierra

(dos mitades hembra) o de la Lu11a (una mitad macho con una mitad

hembra) no puede atribuirse realme nte a Platón. Según un renombra­

do espec ialista e n Platón,

r ... J Lodo el cue nto de las CTialltras l>isex 11 a les es llll fragme nto de g racioso

pa 111 agrne lisrno. [ ... ] Hay que buscar e l propósito serio d e Pla1ón e 11 01.ra

panc.9

Por lo demás, colllo es sabido, Aristófanes es precisame nte e l peor

cuemigo de Sócrates. Su burla d e l filósofo e n Las nubes fue un factor

importa nt e para e l juicio y la subsiguiente condena a muerte de Só-

!•A. E. Taylor, l'/;i./o, llu M1111 flllfl lú" Wmh, Lo11ctres, MeLhuen, 1966, p. 209.

Page 101: La experiencia de la letra lacan literario

200 TR.~t;UJl .\S \' CO~IU)IAS IJ[ ,-\ ~ IOR: DI:: PI .\TÓ N ,\ C:L\liDEL \' GENH

era tes. Puesto que e l Ba11q1wfr con1ie11za ce le bra11do la victoria d e u11

actor, el helio y afectado Agató11 (quien, dicho sea d e paso, es d es­cri to COlllO llll "CüCJllCtO afeminado" e n 'J'/1eSlllOjJfu!l'iae) , 110 podt:lllOS poner e 11trc paréntesis e l '\ :011texto dramático" d e l diálogo: ¿es una com edia o una tragedia? Esta pre g11111.a tell(l1·á algunas re pe rcusiones i111porta 11t es en la teoría del amor de Lacan.

Cuando Laca11 comienza a leer el LJaru¡uele, c11L1tiza la ce11trali­dad el(' la c ucstiún d e l an1or en la práctica psicoa 11 a lítica. El psicoa­nálisi s pn:·s11po11e 11na p11csta e11tre paré nt esis del ciierpo, u11a épo­rh é co 11 respecto a los impulsos libidinalcs , pues to q11e 11 ada exce p­to e l habla pued(' te 11 cr l11gar c11 t re e l analizan te y el psicoa nalista (S8, p. 2'.-'>). Y, lt ac iendo ceo a la ramosa obscrvaciú11 de Frc11cl, La­can cree ta111hié11 q11 e e l propúsito de un psicoan á lisis 110 es "curar" a l paciente, o traerl e a{-! o ella algún "bien" -110 es por el bien del pacie11tc qu e todo esto est ;í te niendo lugar- sino para ay11dar al pa­ci e nte a amar. Lac111 prcg1111ta entonces: "¿Siguifi ca esto q11e tenga q11c cnse.-iark 1 al paciente 1 a antar?" (S8, p. 24). Súnates respon­dería q11c sí, pero c 11 u11 trasfo ndo d e indec isión co11 r<'spccto a t.o­dos los otros C<>1 1Ccptos abstractos , i11 c li1 ycndo la j1hilia o a111or i111-plícito c11 la lilosofú1 (a111or de la s;1biduría). Ltc111 explora e 11to11-ccs el co11t('xto del di;'ílogo , y c11L1ti1.a el papel politico ele J\lc ibía­

dcs - u11 ;1 fig11ra hist.<írica , iª <p1ic11 describe a 111itad de e<1111i110 en­tre Ke1111edy y Ja111cs Dea11! (S8, p. 34)- )'su vínculo privilegiado co n Súcrates. Luego ex plora los ví11c11los entre el "a111or co rt (s" (ci­

tando 1111a vez 111 ás el flr/Jlrtr11nó11) y el "a1110r griego" (ddi nido aq11í prosaicatll('lltc c01110 ";1111or por los n11u:ltacltos IH'nt1osos"). /\111bos

tipos de a111or i111plic.111 alg1111a cuota de s11bli111aci<í11, una s11blillla­ciú11 q11e 110 excluye la "pc rvcrs iú11 " (S8, p. 42). l .aca 11 rc111ite a su análisis de lla111/et )'ele A 11tígo11a para sugerir que el amor está C('rca de una perversión de la s11bli111ació11 , y que pen11 ;111ecc Etsci11aclo por la IH'lleza. La dcfi11ici ú11 del a111or de Agat<Í11 es 11111)' "111oclcrna" puesto q11c a111111cia lo que ha do111i11ado el slar .IJIÜ' 111 .. El cinc , co­n10 lo s11gicrc Laca11, le habría gustado a Pl <1t ú 11: ci1111plc c011 tocias las ideas de Platú11 acerca del 111odclo, el ideal co1110 lúnnas brilla11-tcs cuy;1s copias rnod ili cad as son so111 bras reproducidas i 11de fi 11icla­mc11 te (SH, p. 44 1). Tambi(·11 llollywood es un bue11 eje111plo en e l !techo de q11c 11 111cstra c61110 el amor es 1111 "sc11ti111i<'11to uí111ico" (SS, p. 44 1). Desde Platón hasta lfollywood, u11a única cs trnCLura

Ita captado al a111or e n s11 red de sig11ifica11tes: siempre es tá el a m a11-te co 1110 el "sujeto" del a111or, el emstes, y e l amado (e l rróménos) co-

TRAGEDIAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE PLATÓN A C:LAU DEL Y GENET 201

mo e l "objeto" del amor, a lg·ui e n que tiene ese peque iio a lgo que al sujeto le falla. Tocia la cuestión es determinar si Jo que e l "objeto" tiene es idé ntico a l obj e to que causa e l d eseo. Y esto es lo que Platón

muestra muy claramente e n e l Banquete. De acuerdo con la fórmula d e lineada anteriorme nte , e l amor está

estructurado como una me táfora , puesto que tiende a e levar algún

o~j eto a la dignidad d e la parte preciosa o símbolo que re mplaza el objeto faltante d e deseo. Hay una sustitución ese ncial que ope ra aquí, y a me nudo es la poesía o la te ología la que pued e sistematizar se mejante sublimación. Ést.a es la razón por la que los sucesivos per­sonajes d e l Banquete a m enudo evocan poenias, milos y cue ntos de los dioses. Lacan no vacila e n este contexto, y ofrece su propia image n

pa ra definir e l amor, e n una rara efusión d e lirismo:

Esa mano que se tiende hacia el frulO , hacia la rosa , hacia el lei'ío que de

pronto se enciende, su gcslO de alca nzar, de atraer, de alizar, es estrechame n­te solidario ele la mad11ració 11 de l frnt.o, de la bell eza de la fl or, de la ll amara­da del leño. Pero cuando en ese movimiento de alcanzar, de at raer, de at iza r, la mano ha ido ya hacia e l obje to lo bast.anlc lejos, si del frut.o, de la fl o r, de l le iío, surge ento nces una mano que se ace rca al encuentro de esa mano que es la t.uya y que, en este momento, se queda lijada en la ple11itucl cerrada del fruto, abietta de la flor, e11 la explosión de una 111a110 que se enciende, en-

10 11 ces, lo que ahí se produce es e l amo r (SS, p. li5).

Luego re pasa a los prime ros disertantes del Banquete, oponie ndo la soc io logía del amor de Pausanias a la inicial mistagogía del amor de Fe­

cho. A111bos discursos son co11sis1.e11tes y prohmdos, e invocan todos los recursos de la mitología y la antropología comparativa e n vigor en los tie mpos d e Platón (por ej emplo, e n 182c, Pausanias vincula e l despo­t isrno orie nta l con la re presió n ele cualquie r tipo de amor). Lacan ex­plica que lite a consultar con Kqjeve sobre e l Banquete y que la única se-1-ial que K<~j eve consintió en darle sobre este diálogo fue: "En cualquie r caso, ¡usted nunca inte rpre tará e l Banquete si no sabe por qué Aristófa­nes tiene hipo! " (SS, p. 75). Lacan ya había se íialado e l re truéca110 so­

bre Pausanias en 539 e-el:

C11ando Pausanias hubo hecho una pausa -y<1 ven la clase de trucos que re­

cibirnos de nuestros filólogos , con sus juegos de palabras de rivados- el si­guiente orador, así me siguió contando Aristodemus, debería haber sido Arist.ófa11es; sólo que ocurrió, si había estado comiendo de 1m1s no lo sé, que

Page 102: La experiencia de la letra lacan literario

202 rR. \GED l. \S Y C:O~ I E IH .\S llE .\MOR: DE PL~TÓN .\ CL\ l l lJ FI. Y GEN U

te n ía 1111 a 1aq11e d e hipo ta 11 int e nso qu e rea lme nt e no esta ba e n co1Hlic io 11 ('S

d e h ace r 1111 clisc u1 ·so ... 10

El Ba11r¡1tele ha bía cs1ip11lado que cad a orad o r tkbía segttir e l or­de n e n q11 e cs1a ba 11 se n tad os; con s11 hipo, Aris1ófa 11 cs se sa ll a s11 t11r-11 0 y el sig 11i e n 1e orador es Eri x ílll aco, e l lll édi co , quien a n1 es de p ro n1111 c ia r su pro pio di scurso, ins1r11 ye a l <llllor ele 1c a1ro sobre có­lll O de1 c nc r su llloks10 hipo. Luego é l pro n1u1c ia su b rill a ul c a locu­c ió n so bre los giga ul cs prilllili vos corL1dos e 11 d os.

Al lee r n1 inticiosa llle n1 e el H'X lo e n griego, Ltcan ad vie n e que e l pasa je que in1rod11cc a Aris1úfa 11 cs es1ú ll e 110 d e o lras re pe lic io nes que c rean 111rn sue n e d e ecola lia, co lllo si e l leng uaje es 111 vic ra imi­la ndo cs la co ndic ió n hipa nl e. Laca n ll ega a la conclusiún el e que Aris1óh1ncs ha es1ad o 1e nie 11<.lo convulsion es el e ri sa el11r;1n1 c el sen-1 c ncioso el isc 11 rso de Pa usa11 ias, colllo pa ra s11ge ri r q 11c Pla1ú 11 1 n ismo lo e ncon1ní ridículo (S8, p. 70). De hecho, incluso Eri xílllaco le rc pro­ch;t <t Pausa 11ias el 11 0 ha ber lt-rn1inaclo a pro piad a11H' 111 c su di scurso

( 18füt). Si rck c lllos t'se pas<~j e con es los "lc 111 es" (co lllo lo sugie re La­ca n e n SH, p. 7q), se lo rn a claro q1 1C la Lirga y con1pli u 1ela disc usi ó n de si es co IH'Clo que los j óve nes sea n con1pbcie n1 es con ho n1bres 1nayon's sólo n 1a11do pi e nsa n que se lw nd icia rá 11 ele e llo lll o ra l y no fin a ncic ran1 c n1 c, para co 11 cl 11ir co n la n1 ;íx i1m1 re pe lida ll lll c has ve­ces: "co1nplacc r e n lod o 1 al an1an1 eJ po r o h1 c 1HT la vir111d es, (' ll d cc-10, absolt11 ;11ne nl c he nnoso l.ius1o l" ( 18Sb ), se vue lve a lia111 c 111 c pa­ródica e in c lt 1so hilaranl c. Enlon n·s F ri xílll aco po ne b cos;1 e n 1ér-1ni1w s lll <Ís c ic n1 ífi cos y nH ' 11 os hipúc ri1 as cuando d ecla ra q1w "la 11 ie­di cim1 es l;1 c ie ncia de las <:T<Í li n ts del cue rpo" (<:n la re 1rnducci ú n de Laca n de lt\ba, S8, p. 87). Y ;uiad c Lanu1 qnc ésl a es una 1nuy bue na definic ió n d e los prnpósilos del psico a nálisis .

La knura q ue h ;HT Laca n del di sc urso ele Ari s t ú f~1n cs es a li a-1n c 111 c idios i11c r;'is ica , lll ezcla 11do i1Tcvcn' nci;·1 con cspt-c ubcion cs fi­

lo lógicas 1n ás lradic io nalcs. Le advie n e a su a ndi1 o ri o qu e su Ill t' lo­d o 110 sc r;í hi stó ri co ni acad é llli co: lo q ue c 11c111 a para é l es lo qu e nn lcx to dado "nos hace o ír" (SH, p . 9!í), a 1n1 c na ndo sea indispe n­

sable visu a li zar e l u11i vt-rso cli sc nrsivo espec ífi co qtw lo p rnd11jo . Es­le llllllHlo dd discnrso cs lá vt'C lo ri zado por 1n1 pc 11 sa 111i c 1110 del U no; es só lo co nl ra ese 1ras fo ndo colll o podclll os c 111 c1H k r la ese('-

lo l 'b1 ú11, '/111• <:11//n/!'rl l! i11 /11g111•.1, 11/1. ri l., p. !)'.)'J.

TRAGEDIAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE PLATÓN .-\ C:LAUDEL Y GENET 203

na d e la "castració n " llevad a a cabo por Zeu s. No o lvidemos q ne La­can ya ha definido a los d ioses como pe rte necie n tes al dominio de lo Real ( S8, p. 55) : "los d ioses I ... j son un modo ele revelació n ele lo real" (S8, p . 55). El discu rso ele Aris1ófan es es po r e nde c ruc ia l p ara La­can , aunque no es e n absoluto Ja ú ltim a pa labra ele Platón en e l Banquete.

Aristófanes p rese nta un di scurso que e nfatiza a l U no e n e l comie n­zo. Pre para para la esce na d e castrac ió n simboli zad a po r Ze us corta n­do lo s cue rpos de los gigantes. El d iscurso es p ronunciado po r un pa­yaso, una especie d e buló n shakespeareano, un b romista de las ta­b las. La ve rdad es pronu nciad a por un pe rsonaj e que ro m pe con e l decoro de los pri ncipios pres1ablecidos. Aristófanes de rn uestra a 1 ra­vés de su cuerpo e l pod e r d e l c uerpo: tie ne hipo, se ríe, in te rrumpe el o rde n forn ia l de los discursos. Anuncia el mo d o e n que un Alcibía­dcs borrac ho que b ra nta rá completo e l p rocedimie n to de los inl e r­ca rnbios. Es te 1ipo de irrisió n b<útinia na a taca to da la epis1erno logía de Ja é poca, puesto que le aplica a la ligu ra de la pe rfecc ió n (es de­cir, la esre ra ) una ironía que puede a nie nazar incluso e l sistem a de Pla 1ó n , a l me nos lo q ue se ex po ne e n e l Ti:m.eo ace rca de la esfe ra. Así el di á logo se ace rca peligrosam e nte a la a utoparodia, de nianera a un más punzan le e n la n1ed icla q ue noso t ros los lec to res sabe mos c uál se­rá el result ado de la confro ntac ió n e ntre Sócra tes y sus jueces, azuza­dos por las insole ncias d e Aris1ófancs.

Laca n es lá a te nl o a l e leme nto cólllico e n e l discurso de Aris1ófa­nes, y la riqueza de imágenes que vac il a n c nlre lo tri via l (las o rigina­ri as cria lll ras d o bles corl adas al llled io colllo un huevo re ba nad o po r un cabe llo ) y lo teóri co (puesto que el co ncep1 0 de la esfera fue 10-lll ad o po r los g ri egos muy se ri an1e nl e COlllO 1111 a rque tipo ) . Desp 11és el e una la rga d iscusió n de la esfera e n la fil osofía griega, compara la leoría de Ari stófanes co n las teorías in fa ntil es (com o Ja del pcqueiio lla ns, que c re ía que le podían qui lar sn "wiwin1.ache/'), pero co n e l p rnpósil o d e e nfa ti za r, qne a pesar ele su t.o no gene ra l ele cha nza, es única rnc nle Aristófanes e l que consig ne expresar a lgo d el path.os y la urgencia del amo r. Es to sin dud a cst.á vinculad o a una evocació n cor­pora l muy realista d e la cas trac ió n física, y con Ja n oció n de una pa­sió n que nos fue rza a e nco ntra r n11 es1ras "segnndas mitad es" y luego uni rnos a e ll as ta n indisoc iableme nte que nos sentire mos " 11110" o lra vez. La u rge ncia d e es te nnevo lo no se confirma cuando o ímos e l si­guie nte d iscurso, por Aga tó n : corno actor trágico profesio nal, desplie­ga tocios los recursos de la sofís tica y la re1órica, deslumbrando a su a u-

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204 TR\C;EIJL\S \' COMEUJ.\S llF. .\MOR: DE Pl..\IÜ N ,\ CL\ l l llF.J. \' C F.N LTO

ditorio con fantasías y co11 1pa racioncs, pero sólo para producir u11a illlage n triviali zada de l amor colllo "el padre de la clelicadcza, ele la su­

tileza, ele la elegancia y la gracia" ( J 97c) . 11

Si11 d11da es pa ra 11osotros sig11ili<'ativo , rico en e 11seiia11zas, <·11 sugere nc ias,

c11 prcg11111as , que sea J\gató11 el tr<Ígico q11ic11 haya hecho el 1m111111u~1 0 có­

mico del a1nor, y qu e sea J\r is16 f"a1 1cs, e l cómico, quic11 ha y;1 hal>l ;1do d e é l

c11 s11 se ntid o d e p;1sió11, crn1 un a<'ct1tn n 1si 111ode r110 (S8, p. l '.1 (i).

Esta estn1ct11ra quiás111ica nos fue rza a prest ar lllás ;1te1Kió11 al

1nont ;1 jc )'a la co11struffión 11arratológica del cli<ílogo . Cuando llega el t 11r110 de Sócrates ele e logiar e l a111or, co1110 es

bien sabido, ta111bi t'· 11 é l utiliza el lllito para cxprt'sar s11 se ntido , y ci­ta a una 1111ütT, Dióti1m1, quien le ensc1-1ó todo lo q1w s;tlw sob re e l an1or, espccialtnente sn gi"ncsis. El a lllor es descrit o, de lll<>do ci"lcbre, como el hijo de Porns y Pe!lÍO, esto es , de "Renirso" y de "N<'cesiclad " o "Pobreza" (20'.)b-c). Laca11 ve e11 el di;ílogo de Sócrates con Diútillla o tra mancr;1 de pasar por la "aporí;1" creada por el a111or, a l ;1nticipar su lórnlllla que define el an1or co11 10 "dar lo que no se tiene" (SH, p. 145). Aq uellos q11c a1m111 carecc11 de algo , dice Diótirn;1. Y sugiere q11e es en la belleza donde los a1mrntes enuicntran 1111 ol~jcto pri111ordial. Laca11 110 e11fatiz;1 el co111c1iiclo del 1nito tanto cotllo la 1m111cra e n

que es dado a luz. FI a111or es co11cehiclo e11 la 11ochc, .si11 q11 e s11 llla­dre se cié n1<·11ta ele 11ada. L1 gi"1wsis lllÍtica ele Dicíti111;1 es 1111 sabe r

que sc1-1;tl;1 Lt 1;t1ta ele saber ele Sócrates. Lis cos;1s co111ie11l'.a11 a ir 111 ;í s r;ípido co11 la llegada ck /\kihíadcs.

Estando ya borracho, va clirccL11nc11tc hac ia /\gató11 , se sil'11t ;1 cerca de c' I, y lo separa si11 darse n1c11ta de Sócrates, q11c tic11e pl a11es sobre é l. Et1 este punto tocio ca 111hi;1, porqtw 110 esta1nos silllpk1nc111e en una "asa111hlca de 11rnricas vic:j ;1s" (S8, p. 1 :iq) como dice Lacan , si110 que ve111os al alllor c·n arcicí11, y 110 mcra111c11te discursos sobre e l a lll o r. El Brwq111'/rdcscubn· s11 na tura leza dra1rnítica al ponerse c·11 es­cena. El elogio de Súcra tcs por Alcihíacles proporcio11a 1111 ti" nnino n·ucial para Laca11 , el de agal1na (d ltennoso orrn111 1l'tlto que puede verse n1ando se abre e l rugoso exterior ele 1111a c-~ja, co11 la fon11a ele silcnos). Esto es lo que Alcibíadcs dice sobre el viejo filósofo , s11 m aes­tro, q11<:· hasta cl mon1c11to ha rechazado tocios s11s ava11n·s sex uales:

11 l /Jid,.111, p. C>50.

TRAGEDIAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE Pl~\TÓN A CL.AUDEL Y GENLT 205

r ... ] yo no sé si a lguno de ilstedes lo lia abie rto cuando se encontraba se rio,

y vist.o las pequ e ñas imáge nes (Ó:yaA.µm:a [aga lmata]) dentro d e é l, pe ro yo

las vi u11 a vez, y me parec ie ro n tan divinas, ta11 doradas, tan he rmosas, y tan

admirabl es que no podía sin o hace r exacta me nte lo qu e é l me dije ra (21Ge-

2 l7a).12

El agalm.a deviene e l término principal que Lacan extrae de l diálo­go. Abarca e lem e ntos de l fetiche (es un objeto resplandecie nte que fascina), se compara al "objeto parcial" de Me lanie Klein, y luego se convierte en e l co 11cepto de l objet j1etit a propio de Laca11. Como m e­tonimia d e l dese o inco nsciente, este objeto es lo que e ncontrarnos dentro d e a lguie n a quie n rea lme nte amamos.

Si como alega Lacan , e l amor marnie ne lazos con las raíces d e "ga­la11 tc", una palabra que d e riva ele gal, que sig11ifica brillar e n fra11cés autiguo. El objeto representa la división de l s1ue t.o, la ruptura en la i1n ag·c11, y el corte d e la castrac ió n . Es una parte del cuerpo que se puede se para r corno podría serlo un ó rgano. De h echo puede ser e n­carnado por casi cualquie r cosa, por cualquie r borde o marge n en e l cue rpo libic.linal, labios, e l ani llo del a110 , la punta de l pene, la vagi­na, los párpados y e l ojo que co11tie 11 e n, la abertura del oído. El ob­jeto parcial provoca e l deseo, y cuando Alcibíades expl ica que lo ha descubie rto cu Sócrates, eso está sin e.lucia vinculado a l hecho de que Sócrates se ha re husado a é l, a pesa r ele la belleza y la fama de su i11-te rlocut.or. En un d esarrollo posterior e 11 e l mismo seminario, Lacan escribe la fórmula d el deseo histé rico así:

a 0 A

(SS, p. 287) (-cp) lll ie 11 tras q uc la fantasía obses iva se simboliza como:

N o '" ( ' " "' ) P "'a,a ,a ,a, ... (SB, p. 287)

Esta á lgebra es merame 11te una ma11era de visualizar e l papel re­presentado por e l objeto parcia l a e 11 la fantasía: e n e l caso de la his­te ria, e l deseo del gran Otro est á apuntalado por 1111 objeto imposi­ble o rehusado que esconde e l mJ11:u.s phi de la castración imagina ria. El obsesivo o la obsesiva pe rmite que su posición sea remplazada por

I ~ /bidm1, p. 568 .

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206 TR.-\GEDL\S y COM LDL\S IJE AMOIC or PL\IÜN .\ C l.\L IDEI . y GENET

1111 gra11 Otro tachado q11c de algu1rn m a ne ra desea al sujeto. Este de­seo pasa a través del falo, como una "medida" para 1'1 serie de obje­tos s11stit11tivos. Lo q11 c importa e n es te p1111to es si111ple111c11tc q11c La­ca n ha e nco11 t rado c u el agalma ele Sócrat es 1111 k11g11 <~jc con el cual puede formalizar el amor, la tra11sfere 11 c ia y otros ol~jetos.

1 Iemos visto cómo Sócrates rechazaría a111able11ie11tc a Alci bíadcs, cúmo continuaría hablando a pesar del a pasionado abrazo d e sns cue rpos. Laca n concl11yc q11e "si Sócrat es 11 0 ama es porq11e sabe" (SS, p. 181). Una fórmula m ás tarde expandida a:

Sóc rall's , prcc isa11w111 e porq11e sabe , sustil.II )'t'. 1111<1 cosa pur la olra. No l'S la

belleza, 11i la ascesis, 11i la id c 111ifi e<1ció11 co n Dios lo que desea i\lcibí<1dcs, si -

11 0 aquel olijc10 1'111icu , aq1 1dlo que vio e 11 Sóc ra les )' d e lo que Sócra tes lo

aparta , porque sabe qu e 11 0 lo ti e ue (S8, p. 187) .

Sócr;Hcs ckctiva111c11tc d esc;-1, pero 11 0 ama: {· I 110 crl'l' l'll la tc 11ta­ciéH1 del agalma, é l 110 crct' e n el objeto. P11csto q11c sabe lo q11e es e l a111or, p11cdc transfe rir e l a mor de Alcib íadcs a s11 o bjeto rea l, q11c es

Agatú11. El n·s1iltado del disc urso d e Alcibíades es q11c le advierte a Agatón

que 110 se deje scd11cir por Sócrates de la 1na11 e r;-1 e n q11e se ha d ej a­do é: I, lo q11 c k ;1c1rrcó frustración. Sóc rates por e nde lia aC1 11 ado corno 1111 h11e11 psicm 11 ia lista, lia 11tilizado la i11s1 a 11 cia del ;11nor ele transfe rencia e n Alcibíades para a p;1rta rlo de é l mismo y rec11\'iarlo al ol~jcto rea l de s11 deseo, es dec ir AgaLó 11. Así Lacan ¡)llcd c adoptar s11 alegorí;i de 1<1 111 <1110 cs1irada:

Porque d d cs\'o <' 11 s 11 raíz y l' ll s11 cs<' ucia <·sel d<'s<'o del 01ro , y t:s aquí, li a­

blando cu 11 propinL1d , do nde esl;Í e l rcsorlc del uacirnicuto del a 111or, si e l

a!ll o r es lo qu e on1rre <'ll <'Se uhj<'I<> hacia el cual 1n1dcrnos l;i 111<1110 lll<'dia11-

1e uucstro propio deseo, y lo q11e, c11audo 1111<'stro deseo li are esta ll ar su in­

ce ndio, uos d<'ja w:r por 1111 i11s1;111t<' esa rcsp11cs1a , esa 011 ·;1 111;1110 que se ti e n­

de hac i<i nosol ros co lllu s11 d eseo ( S8, p. 207).

Este deseo conlleva 1111 n1011w11to d e ceguera, de 110 saber. Un o L1ua psicoanalista ha de se r lo s11ficicnte111c111e f11<'rtc p;ira 1m111t c ner­sc en su posición , (k:ja nclo q11c s11 d eseo sea m ás li1crt c que c11alq11ie r amor c 111tivado por la lwlleza del ol~j e t o . Co 1110 Sócra tes, cll<1 o é l vi­ve e n u11a pa radoja: 11110 sahe que el deseo i111plica 1111a posició n sub­

j e tiva l'll la que e l saber l ~1lta.

T RAGEDIAS Y COMEDIAS DE .-\MOR: DE PLATÓN A Ct. \UDEL Y GENET 207

Otra lecc ió n del diálogo es que Platón, e l padre de Lodos los fil ó­sofos, aparece obligado a renunciar al m e tale nguaje de la metafísica, y se ve casi forzado a d ej a rnos ve r la dialéc tica de la transfe rencia en acción.

H e mos cre ído ca ptar e n e l pro pio esce nario d e lo que ocu rre e ntre Alcibía­

des y Sócrates la ú ltima pal a bra de lo que Plató n quie re d ec irnos sobre la na­

u1ra leza d e l a m o r. Esto supone q ue e n la prese ntac ión de lo que se pued e lla­

ma r su pe nsamie nto, Pla tó u protegió d e libe radame nte e l luga r de l enigma .. .

(SS, p.196) .

Como Nie tzsche , Lacan ve a Platón más como un autor teatral que co mo un filósofo, q11c es la razón por la cua l e n la segunda mitad de su Seminario sobre la transfe re ncia, ha rá foco en "El mito ele Eclipo hoy" y ofrece rá una e xte nsa lec tura de la trilogía barroca de Claude L La falta d e 1111 metal eng11~jc platónico permitirá que la transferencia sea puesta e u acto en otro estadio (para c ita r a l propio Fre ud). Ésta es la razón por la que, a l final, no pode rnos decir quié n ha hablado mejor ace rca d e l amor: ¿es Aristófanes (como pie nsa Fre ucl) , o Sócra­tes citando a Diótima (como pie nsa la mayo ría ele los fil ósofos) o e n realidad AJcibíades? En tre tanto, hemos visto e l amor e n acción al ha­cer que se hable , pasando rápida me nte a través ele diversos grados de se ri edad o po mposidad o incluso con u11 e ntusiasmo claimónico, que nos llevan a pe rcibir la no transpa re ncia de estos estadios discursivos estratificados. Me nos Roland Barthes (Fragmentos de uu discurso arnoro­

so) que Raym o nd Carve r (De qué hablam.os cuando hablarnos de amor).

Lo que hem os compre ndido 110 obstan te es que de hecho Eros es m e­nos que un Dios y clarame nte ni siquie ra un concepto, menos a ún una me táfora. Sin embargo, e l amor inic ia la escena mudable de Ete­

ros, o el o tro corno gran Otro, el lugar desde donde se puede de du­cir lógica y ontológicamente e l Uno .

En lugar d e cerrar la lec tura que Lacan hace de l Banquete con una re ite ració n d e su vieja fórmula de que "el amor es dar lo que uno no tie ne" -una fórmula escardada de sus implicac iones por Derrida-, E~

1 :i Véase J acques De rrida , (;hw11 'fú11t /: C1J1111infiúl M"'"'Y' traducció n d e Peggy Ka-111uf, Chicago, The Un ive rsi1 y o f Chicago Press, 1992, pp. 2-3, sobre Lacan, y pp. 159-L 61 sobre He idegger y una frase si111ilar sobre "dar lo que uno no tiene" que He ideg­g<' r descubrió e n Anax ima nd m !_ edició n francesa o riginal: /)1J11111' r l1' /.1'111¡1s /: l .11_/Íluss11

11w111wú', París, Galilée, 199 1; e n espa11ol , Oar (f'i ) 1i1' 111/111, traducció n d e C. Pe re ui , Bar­celona, Paidós, 1995].

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208 lK\GEDl.\S V CO~IEDl.\S LJE AMOR: DE PL.\J'ÓN ,\ lL\UDEL Y GFNET

es más provechoso y productivo seguir la dinámica d e su comentario. El Seminario 8 va desde 1111 bloque -la lectura de Platón- a otro blo­que, el detallado co111e11tario de la trilogía histórica de Claudcl, L'l 1e­

lth1., El pan duro y L"l /){l!Í1e li:111nillrulo. Parece como si los dos textos, una slrrwaga11zrt liloscílica q11c pone e11 escena varios discursos sobre el amor que nos lllltcstrnn el pináculo ele la cultura en la (;rcc:ia clásica, y una saga dramática el e comienzos del siglo XX sobre 1111a familia se­guida a través de tres generaciones, tuvieran muy poco en común. A11n así, para Lacan, ambos textos son piezas esenciales e n una de­mostración sist e n1ática del 11wnlajr ele! deseo, e l amor y sus dramáti­cas "consideraciones de represcntabilidad".

Lo q11c atrae a Lacan e n las piezas tea trales ele Claudel es, una vez más, una instancia particular del significante. l;'.I explica que ha esta­do leyc11do la correspondencia de Claudel y de Gide, y que vio las cli­fic11ltades que Clauclel había tenido para superar, clchiclas al cxtrailo nombre q11 e l1abía inventado para la familia cuya crónica pint a en la trilogía. La pri111era he roína de Ch1udel se llan1a "Sygnc de CoCifontai­ne" , y si s11 primer non1bre evoc:a "signo" en fra11d:s (co11 u11a curiosa y) su apellido le pla11Leaba 1111 te111ible problen1a a los tipógrafos. Clau­de l bautizú a la familia de s11 licroína "CoC1fo11t<1inc" con u11 acclll.o circ11nflejo sobre la u . En las instr11cciones de escena, la cost111nbre es escribir los n0111brcs en letras 111ayúsntlas, pero 11sualt11c11tc 110 es po­sible c11co111rar la "11" circ1111fkja corno 111ayúsc11l<I en fra1 1d :s. Como los editores a los que se acercó no querían o 110 podían producir las obras debido a su escollo tipográfico, Cla11dcl de cidiú publicar las obras él 1nismo, ¡y a sus expe nsas' Con este nrn11hrc, y otro 1101nbrc en la segunda sección ("Lurnir", 11n nombre que se supone pol<1co pe ro q11cj11cga co11 la palabra "h1111i(:re", luz en francés), Claudel con(irma la teoría de Lacan de la le tra elaborada ele acuerdo con e l cje111plo de Cicle: rou sin acento circ11ntlt:jo evocaría sin1plcme11tc d "cuello" ("cou"), 1111;1 resonancia desafortunada, puesto que a exccpciún de los dos protagonistas principales de fl rehén, tocia la familia pereció bajo la g11i1Jo¡jna revolucionaria. El coi( cirnmfle jo, por otra parte, cmp•!ia la palabra hacia el signil'icado de "costo" ("w1/i'). La letra llO sólo es la prueba de que algo está htltando en el sist e ma simbúlic:o d e la tipo­grafía, adctnás sc1-iala la hue lla de un goce particular, el goce d e un ape llido l 110111lm: de familia], de personajes que se han visto fórzados a pagar el costo ( múl) exigido por el Destino para disfrntar de la po­sibilidad dt· deseos que rorzadame nte se vuelven transgresivos dadas las circunstancias históricas adversas.

TRAGEDIAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE PlXfÓN A C:LAUDEL Y GENET 209

Puesto que estas obras no han sido traducidas y no son muy cono­cidas, es necesario llll breve resumen argume ntat.14 El rehén está am­bie ntada en la Francia posrevolucionaria en el momento culminante de l poder d e Napoleón, exactamente cuando marcha a su derrota en

la d esve nturada campaiia de Rusia. Los personajes principales son dos primos, Georges y Sygne , que han sobrevivido a duras penas al tu-

11111lto del te rror revolucionario. Napoleón está e n Moscú, y Georges, que está d e regreso de l exilio e n Inglate rra y lo ha pe rdido todo, es­tá al mismo ti e mpo d eclarándole su amor a Sygne, quie n se las ha arreglado para salvar todo cuanto pudo del dominio familiar, y escon­

der al papa e n la celda misma d el convento que ahora e s la casa Coú­fontaine. No obstante, e l lugar donde se esconde e l papa es conoci­

do por Turelure, e l archivillano, quie n se aviene a no denunciarlos si SygHe acepta casarse co n é l. Habié ndose negado inicialmente , se ve sutilme nte e mpujad a a 1111 asentimiento estratégico por su confesor, quie n cree que la seguridad del papa es más importante que su feli­

cidad. Ella se casa con Ture lure, y luego da a luz 1111 hijo. Georges re­gresa, trata d e dispararle a Turelure, sólo para ser asesinado e n tanto que e lla inte rpone su cuerpo y recibe la bala mortal. Mientras yace agonizante, y a pesar ele las súplicas de Turelure, e lla se niega a ver a

su hijo o a pe rdonar a s11 marido. Esta negativa, claramente presenta­da corno anticristiana, marca un importante paso ético en la recupe­ración d e su propio d eseo, pe ro ge ne ra e l equivale nte del Até de An­t ígona para sus d escendie ntes.

Lacan se maravilla por el golpe de ge nio de Claudel cuando mues­tra cómo e l orgulloso le ma ele la familia - Coú/ontaine, adsurn! ("Coú­ÍOHtaine , aquí es toy")- es pronunciado por Turelure en un último

inte nto d e conseguir que Sygne lo pe rdone y lo be ndiga al morir. Claudel cambió ele idea acarea de la conclusióu de El rehén: e n una prime ra ve rsión, Sygn e pe rdoua, pe ro e n la "variante" que realme n­te se represe ntó e ll a se niega hasta e l fin al. Y e n lugar del catolicismo ele Claudel (hay que añadir que fue un catolicismo particular, pues é l

explicaba que se había convenido a los dieciocho ai'ios después de lee r los poemas d e Rimbaud), hay una ácida crítica del papa (viejo, d é bil, inope rante, está demasiado comprometido por la realpolitik de

la é poca), y del confesor, prese ntado como un tipo sombrío que uti-

1'1 Paul Claudel, / ,"()/11g", suivi de/,,, ¡min d11rer. f,,, l'im< llumifi¡, (1908-tO, 1913-14 y 1910-16), París, Gallimard, Folio, 1979.

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210 l'R.\GFlJL-\S Y COMEDL\S DE AM O R: DE Pl ..-\ IÓN .\ CL\Ll[)El. Y C ENET

liza e l ch a111<1je lllora l para !'orzar a Sygne a re n1111ciar a s11 alllor y a su vida. El "Re hé n" el e la prim e ra o bra 110 es el p<tpa, con10 la lrallla parece suge rirlo al princ ipio, sino Syg11 e, forzada por s11 confesor a trai c ion a r s11 propio deseo, a re nunciar a Lodas sus espe ranzas de una con1in11ac ió n de la ve rdadera he rencia de su fami lia.1 5

Pan duro co111it·11za ve inte a1-1os después de la 11H1e r1 e de Sygne . El hUo, Louis, ya adulto, lll a l.a a su padre se nil como co11se<·11c11cia d e 1111 co 111plo1 o rga nizado por su a1n aHl c, L111lllr, quie n súlo s11 <·1-1a con ayuda r a l'o lonia , y Sichcl, la a111 a 111e de l padre, pn.·sc111ada co rno 1111a judía as1111a. Louis 110 siquic rn k dispa ra a s11 padre, pe ro T11 rcl11re se nJ11crc del miedo. Luego él se casa, 11 0 con s11 alllanl.c sino con la d el padre , Sichcl , recn·<11Hlo así una cL:ísica tram a edípica. L1 obra tc nni-1J<-1 con un a not a de trai c iún de los va lo res cristi<11ws y con e l dominio de los cá lculos 111 ás sórdidos. La obra final , U padll' ll'll'llli llrulo, que 0 1 ra ve z l ie ne luga r ve in le ali os después (J 8b~)- l 87 I), pero es ta vez e n Ro1na, se ce ntra e n Pe nsée , la hUa de Sich cl, <Jlll' es cx1rc111ada111 en-1c he rlllosa, parecida a su lll adre, pe ro ciega . Ad c 111{1s posl'e 1111a pers­picac ia lúe ra de lo crnnún , y se la rdrata crn110 1111a sue rt e de /\ntígo-11aj11día . No ohsta 111c , e ll a 1rn rl'111111 cia a todo por su pad re colllo A11-1ígo11a, y se cn;1111ora de 1111 ho mbre lla1naclo ( hian del lomodarrnes, 11n soldado relacionado co11 el papa , s11 tío y co11sejcro l'spi ritu al. Él se present a 11111y a1nbivaknl l' con respecto al a111 o r, si hi l' ll co1n·spo 11-de el ;unor d e Pc11sée, y alllhos concibe n juntos 11n hijo. Él m11¡; re pn.H1lo e 11 ha l<illa crn11 ra los akm;111c s, c 11viando 1111 últi1110 111e11sa je (¡con s11 cora1.c'ín l'11l c rraclo c 11 u11 tiesto ele llores!) a tra vC·s dl' s11 he r­mano, dici é 11dolc que e ll a de be vivir no importa lo que pasl' y casar­se co 11 Orso, n1 ás a1mcslo y que ha estado e na morado ele ella. Pe11sée acepl<l vivir por s11 hUo pe ro se niega a casarst' in1nl'dia1amc 111c con Orso . La obra 1e rmi11a co11 una prolllesa de n: 1u1ió 11 pa ra los dos he r­ma nos, u110 vivo y el otro 1nt1c r10 , y Pe nséc que sic111 e 1nove rsc a su

niiio e 11 e l vienlrl' al oler las flores con el corazón d e Oria11. ¿Qué es lo que hace posible pa ra Pe 11sée ser el sujeto dl' s11 deseo?

Ell a vuelve la mi rad a hacia su abue la, Sygnl' , quien ha sanili cado su vicia por o tros, o por los intereses del Otro. Al resa ltar el modo en que est e co11oci111icn10 p<H'cce est a r faltando e n lo s pcrsornües d e Só-

1:. V<~·asc \i\' illi ~un Ric hardso11 , "T h t· Third Ge neral ion u r Dcsin-·'' , /Ji.,sr'111 i11oli11p; /.o ­

m11, e d i1ado por Ü;ivid P"11ig rl' W y Fr<111<; o is Ralfoul , N u<'V'1 York, SI IN\" , l ')~l 6, l'I'- 182-187, que ofrece 111);1 <·xcc lc ntc discusió n de las co 11tradicc iu11cs e 111rc la po sic ió n teo­

lógic a d e Cla ttdel y lo s prt'supu<·slos al c Ís l«S ele Lac ui.

T RA.L; lm IAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE PLATÓN A Cl..-\UDEL. Y GENET 211

focles, Lacan utiliza la trilogía d e Claude l para desLacar la impo rta n­c ia d e cornprellde r cóm o es producido cualquie r sínto ma por tres ge­neraciones, y cómo pued e el mito ele Edipo seguir estructurando el teatro . Pan duro es cla ra rne nle Ja va riación mode rna de Claude l sobre e l mode lo d e Só focl es: Lo uis "ma ta" (sin realme nte m ata r, un poco como el hé roe d e Playhoy of the Western World) 16 a un padre que ya es una carica tura d e sí mismo, y de a llí que se po ne e n las m anos d e un deseo 'judío" d e finido por Lacan corno e l anhe lo de compar tir e l go­ce con to dos (S8, p. 346). Es por d em ás irónico ve r a parecer al mis­mo pe rson~j e como e l e mbaj ador fra ncés e n Ro m a , e nvue lto e n tra­to s con e l papa e n la te rcera pa rte de la trilogía . El principal foco de Cla udel, no obsta n te , no es ta n to la pintura de una fun ció n pate rna disminuida o "humillad a" como e l e logio de 1111 d eseo fe m e nino, un deseo que se establece a través de de terminacio nes tra nsgene racio n a­les complej as, que m ed ia n e ntre 1111 conjun to de sig nos (aquí, una ve z más , la funció n a legórica del no mbre Sygne es crucial) y un pe nsa­mie nLo ( Pensée significa pe nsarn ie n to ) de l deseo. Corno re pite Laca n e n su Seminario, Pe nsée es e l pe nsa mie nto de l d eseo (SS, pp. 341-346). El "pe Hsamie nt o d e l deseo" puede o po ne rse a la "u topía del go­ce" compa rtida po r Siche l y Lumir, y necesita la de te rminació n del significa m e d e la até ele Ja familia. Lo que sigue e nto nces es una vaci­lació n sistem á tica e ntre la com edia de las pre te nsiones, a rdides, lu­chas, usurpacio nes pale rnas , y la tragedia de la re nuncia fe me nina al goce (S8, p. 341 ) .

El equivale nte m asculino a esta posició n fe me nina es la figura d el sa n Lo. Lacan ve a Orso corno una especie d e santo , y pa ra soste ne r su a rgum e nto, cita un diá logo e ntre O rso y Pensée e n e l que Orso de­clara que se ve e mpiuad o po r "otro deseo" que necesita exceder sus límites conLinuam e nLe .

Luego co nocí o tro deseo .

Sin i1mige nes ni ningun a acc ió n d e la inte lige ncia, si no todo lo qu e hay

e n e l se r d e uno que pura y simple me nte

Ernpt0a y reclama hac ia o tro, y el tedi o con uno 111ismo, al a lma e nl e ra se

libe ra ho rri b le me nt.e, y 11 0 es te continuo arde r a so las, sino un a se rie de g ra n­

des esfue rzos uno de trás de l o tro, compa rable con los d o lo res de la mue rte

Hi O bra de teatro de l irlandés j o hn Milling ton Synge ( 1871 -1909) cuyo título se ha traducido con po r lo me nos tres va ria ntes: J·:ljii.rnu1f" ,¡,,¡ 111.1111d1111,.,-ú/mtol, /•,'/ s11-ltú11hrw.­r¡11i dd 1111111d11 11u:idn 1to./, F/7 11g/11-r ,¡,,¡ 111.1111d11 offiilmtol [T. ].

Page 107: La experiencia de la letra lacan literario

~12 TRA(;(·'.J >L\S \' COM EIJL\S DE .\MOR: DE PI ... \TON .\ C1 . \l l lJFL Y< :ENET

que ago1a 11 e l al ma e ntera cada ve z y ¡ine d e ja n a nl e las pue n as de la Nada!

1 .. . 1

De 111asiado sabía yo que lo que le pedía no podías dan ne, y que lo que se

lla 111a a 111o r

Es s icrnp n: el 111is1110 j11 ego de pala bras banal, la rnis111a rop<1 dc111asiado

pro1110 vac iatlci , r ues1iú11 d e unas pocas n oc h es e n 11n hoi<' I, y o lra vez.

M1 il1i111dcs, la aso111hrosa l11 c h a, e sla hol'ribl e y cómica fe ri<i de la vida , de

la q11e nadi e pu ed e esc<ipar.17

Conte niéndose de cua lq11ie r psicologización dircua cid au lo r, La­Glll advie rt e si111plc111 c nte que se p11cde ve r la rcprcsiún fúncionando c 11 Cla11dcl , y destaca e l hecho de q ue el sa11t o, conw Cla udel , está ob­sesionado por la cat egoría del tener: se desp~j a de todo prira posenlo todo (S8, p. 3~181). ¿Q11{· poscc1«Í Orso en 1011u·s? St1 resp11csta c·s sim­ple : la "dicha" 110 puede red11c irsc a pasar una noche 11i a pasar tres noches juntos. No obstant e, a11 nq11 e ciega yjndía , por ciega y porju­día, Pc 11 séc se las arregla para hacerle conksar su amor por ella y concebir 11n ni1-10. Es to es lo q11e Pcnséc rcspundc, invocando el infi­nito sacrilicio de s11 abuela , que sa lve) al papa:

Y a h ora L'll mis vc11;-1s el 11 i;ís gra nd e sani lic io es l<Í 1111ido a 1<1 111ayor i11klici­

dad , y e l 111 ás g rn 11dc orgu llo ,

El 111ás gr<111de orgullo 1111id u a la 111<1 yrn degrad:ic iú11 y pé rdid ;1 del h o 11 o r,

el franco c 11 11ua sn l<1 pe rso11a co 11 la jll(lía .

T1í e res c ri st i;111 0, y yo, la sa11gre <¡tH' col'l'c en 111is vc 11as es la .sa11grc 111is-

111:1 dcfl's1'1s , s 11 sa 11 gre de l;t q 11 e 1111 Dios f11 e creado , y ahor;-1 desdc1'1adu.

P 11cs para q11e veas, yo t< ·11Í<1 que se r ciega prob;11Jlc111cn1c.

Par;1 q11c Le 11 g;1s dicha , ¡yo 11cccsi1<d>a 1e 11 c r csla 11 oche ci e rn a y 11111d;-1 qu e

m i dcs1ino h;·1 de devorar! 18

La patt; t ica retórica de Pcnst·c es capaz de se1-1a lar lo q11c hace al goce del san to ho rrible y 111 011s trnoso (S8, p. ~98) . El san to só lo pue­de alllar a Dios, pero lu q11 c él llama "dios" es otro 110111brc para s11 goce. En una concl11sión general que vi nc11b a Clauclcl y Pla t<Íll" La­ca1111111cstra que s11 Jún1111la para el a111or ("Dar lo que 11110 no ti e ne") est á c 11riq11ccida por e l mito de Diótirna de la gf11csis del amor ;i par­tir de Poros y Pe nía , y por el elogio neocatól ico de Cl<t11cld de 11n de-

17 l'a11I C"111dcl. l.1· /)(;,,. ¡111111ili1;, 111 , :1, pp. : l ~ H.i- '. 197.

IK //Jii/1•111, p. 'tlq.

TRAGEDIAS Y COMEDIAS DE AMOR: DE PLAT ÓN A Cl.AUDEL Y GENET 21 3

seo absol11to que encuentra excusas pa ra el amor femenino. Ambas elaboraciones, e l mito femenino y la tragedia masculina de la lmmi­llación, te rminan finalmente por e logiar la generación -bajo la figu­ra del niilo por nacer e n e l final de la terce ra obra- y e l predominio de la demanda incondicional de amor sobre la dialéctica d e la rennn­cia y el sacrificio.

El arnor es por lo tanto inse parable de una precisa delim itación de lo que Lacan llama e l objeto a, este agalm.a que Alcibíades ve e n Sócra­tes, pe ro que Sócrates sabe que no tie ne .

De esta a. minúscula [e n otros con 1e x1os, e l peque iio a o peti.t a 11 objet /1elil al, n os o c upamos a lo la rgo d e t.o da la estruc 1.11ra, porque nunca es supe rad a e n

lo qu e a la a tracció n li b idin a l se relie re (S8, p. 432).

Y corno demostración final de l pa pe l d e est e objeto a, Lacan se abo­ca a o tra obra, pe ro est.a vez a 1111a comedia. En la última sesió n d el Seminario 8, alude a El balcón, cle J ean Gene t, una obra que había co­me ntado exte nsame nte (como lo hizo con Claude l) e n el Seminario 5, tres a i1os antes. En la é poca d el Se minario 5, Lacan estaba intere­sado sobre todo e n explorar el gé ne ro comedia, a partir de la discu­sió n que ya he mos tocado breve me nte acerca del quej ido casi có mi­co de Gide después de qne su esposa quemó sus cartas. Luego Lacan explora la obra de Ge ne t -de hecho, primero ofrece un largo res11-n1 e n d e su trama- para snge rir que e l phallus es siempre cosa de co­media. La esce na que le inte resa m ás es e l primer acto, cuando le n­t.a111 e n te d escubrimos que las dive rsas "figuras" que ve mos e nvueltas e n actos sexuales d ive rsos está 11 todas representando pape les: son clie nt es de un burde l e n e l que todas las fantasías sexuales se ¡rne­dcn comprar y pone r e n escena. Así e l obispo, e l juez, e l ge ne ral son ide ntidad es pe rfonnalivas que exploran los d iversos aspec tos de l or­den de lo Simbólico y que aquí son explotadas por su lado pe rve r­so: u110 se mueve constant.e rne ntc d e l sadismo a l masoqnismo, y d e l masoquismo al fe tichismo, en una escena qne glorifica la image n, el re fl ejo y la ilusión, como escribe Ge ne t.19

1 ~ 1 .J ea n Genet, l .l'i111.lrn11, Déci ncs, Marc Barbezal , 1962, p. LO . [En "Cómo represen­tar fl ha/¡:¡í11", Gcnet escribe que la obra tie1w que ser represemada co1110 "la glori/im.­

lion iil' l'/ 111ag" 111 du. N1Jld', la glorificación de la Imagen y el Refl ejo (T.) J. La kn11 ra de Lacan sobre Genel se encuentra en la sesión del 5 de marzo de 1958 ele / .1' Sh11i1111i­

,,, V l .1's.fimw1tú111s di' l'i11rn11sril'llt, París, Seuil , 1998, pp. 262-268. [S1•111i11ario 5. l .as/i11c 11u11 io111•s tl1•l i 11w11.w:ú•nll', Buenos Aires, Paiclós, 1999 J.

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'.L l 1I T lt.\GEDIAS Y COMEDl.\S llE AMOR: DE Pl..\TÓ N .\ CL\llDE I. Y GENET

En el Selll inario 8, Lacan subraya la idea , expresada por las putas­actriccs del burdel, de que sie 1nprc debería habe r 1111a característica que marque a la il11 sió11 corno tal. Irma, la due1-1a del burdel, le e xpli­ca a su am iga Car111e 11 (una dt> las putas) que e lla le presta 1111a aten­ción extrema a 1111ir "e l detalle au té·ntico" con los "detalles ralsos" e n

los libret os <¡ uc ha i rnagi 11ado para sus el ie n tcs: por e jemplo, su "Santa Te resa" te ndrá 1111 anillo ele bodas "real ", pero estar<i adorna­da con volados negros q11 e se m os trarán bajo el hábito ele la ll!Oll­ja.20 Como co 111<:·11t a Lan111,

[ . . . \ c 11 la rc presc 111 ac Í<Íll es 1H:ccsarío 1111 rasgo q11c lu hag-<1 110 1w,-druilmJ [al

l~1111asma ·\ , pues de lo crn 1lr<1río , q11íz<Í , sí se co1 1vírt íern del iodo c 11 ve rdad e­

ro ya 110 habría fonna ele saber dó11dc cst<) 11110 (.\8, p. 4 '.M).

Él ve esto co 1110 la Iitnció11 del "significa11tc tachado": un signifi­

ca11 te qu e seíiala q11 c el significan te es só lo 1111 significan te. Esto es lo que piwclc ap licarse a la función fá lica colllo ta l: 110 puede 1111nu1 cnmplir s11 lúnció11 colllo ohjdo a hasta e l final. El falo es 1n11chas ve­

ces 1111 sign ifica nt e tachado q11e 1ws dice q11c "no est<i ahí", o 111ás pre­cisa 111 c11tc , u11a lig11ra de c01 11cdia (u11 pu11to que hay que invocar cuando tc11<lc111os a ve r (' ll é l la tragedia de llllestro deseo). La tira­nía de la L111tasía repe titiva (ve111os có1110 los tres papeles c11 ¡.;¡ haü:ón clt-ben respetar t;111ta vcrosilllil itud co1110 sea posible , lo cua l con lleva un 111011tú11 de detalles y vcsti111c ntas fetichistas, sin lkg;1r de111asiado lejos y subvert ir los límites de lo Re<tl, lo li11agim1rio y lo Si 111bó li co) ha de i111ponerse sie111pre mediante el exceso de deseo con s1 1s dcs­plaza111ie 11t.os n1ctm1í111icos, y por la absolu tidad del a111or, colllo dc­llla11da total e inco11dicio11al. 'J(ido es to parece pre parar la posterior

e labor;-1ciú11 por Lac;111 de otro 111gar de goce li.·111eni110, 11n lugar que ta11to Duras n.H110 Joyce describe n adrn irahlc111e11 te.

:w _1c.:a11 Ce1H:t, J,,, ho/0111, 0/1. ( if . , p. 7 .·1_

12. EL GOCE DEJOYCE

En abril d e 1975, e 11 una época e 11 que ya se estaba sume rgie 11do eu una sucesión de aproxilllaciones críticas a Joyce de bido a una imni­ne m e invitación a abrir e l Simposio int.ernacionaljames.Joyce en Pa­

rís, e njunio d e 1975, Lacan aludió a la novela d e Cicle , Paludes, e n su Se 111i11ario :

Va le la pe 11a asignarle todos sus derechos al prove rbio tradu cido y glosado

po r André Gíde en Paludes, Nu.111.ero deu.s ú11.pwe gaudet, que é l traduce co rn o

"El núme ro dos es fe liz si e ndo í rnpar" ("Le num.érv deux se réjouit d 'íitre impaá").

Corno he di cho a lgu 11 a vez, esto es co rrecto, puesto que nada podría rea li za r

e l dos sí no hubiese el ínipar, e l impar que comíe 11za con tres, lo cual 110 es

í11111ed íatarne 111e obvio y hace necesario e l nudo borromeo. 1

Para e 11teude r est e antiguo chist.e infantil d e escue la francés, sólo se necesita imaginar la habitua l t raduccióu e rrónea d t> la segunda mi­

tad d e la conocida línea d e la Égloga oclava d e Virgilio: " . . . n'U'/nero deus intf)(lre gau.det'' que significa: "los núme ros impares complace n a los dioses" (lite ralrne ntc , "dios se regocija en los núme ros impares").

Aquí, mediante una sobre lit.eralización francesa, la traducción e rró­n ea gen e ra una ame na paradoja lacaniana: e l núme ro dos se convie r­te en un número impar, ¡dado que se regocija e n se r impar!

Eche mos 1111 vistazo más d e ce rca a la Égloga, e n la que dos pasto­res rivalizan en sus canciones y tratan de supe rar a Orfeo. El poder d e los poe mas o e nsalmos (carmen tie ne e n latín ese doble se ntido) ha sido evocado, e nsalmos como los que Circe ut.ilizaba para "hechi­zar a la tripulación de Odiseo".

d·11.cite ab urbe domwn, mea wnnina, ducite JJafJ!tnin.

Tenia tibi lwec jJrúnwn l 1ipliti diu.ersa wlme

liria ánm1.do, terque haec altaria circ'l/.111.

effigiem du.w ; 11.wnerv deus h11./mre gaudet.

1 .Jacq ues Lacan, "Sé minaire R.S.I. t974-75" editado porj.-A. Mille r, Omirrn1 núlll. 5, dicie lllbre-ene ro l97!>/ l97G, p. 49.

\21 5]

Page 109: La experiencia de la letra lacan literario

21 (j El. UlCE l>EJOYCE

(Tr~ÍClllC de l;1 ciudad a l>alúe , c 11sa (1110 lllÍO, 11 j n11c a D<d .11 e .

Prime ro ro d eo tu i111age 11 co n tres c i1llas de difere ntes co lores

y la h ago pasar 1 res veces a ln·d c dor de es te <iit <1r;

los 111'1111eros i111pares co111plan:11 <1 los dioscs.)2

Nó tese la fascina111c scre11dipidad de L1cc111: cita la novela de Gide para s11gerir que la libe rtad se de riva de los 11ú1ne ros i1nparcs, lo que para Cidc podría alt1dir desde ltwgo a cierta "i1np;1ridad " scx11aJ,'.l pe­ro 1a1nhié 11 l'stá aluclic11do al poderoso ll'llta del regucijo dl' Dios, o más l'XaCl<Ulll'llt C, el goce de Dios (o, una vez 1n ás, d goce del Otro) 1nien1rns 111apca los contornos de 1111 do111i11io que explorará 1111 po­co dl'spués y por sí 111is1110 , el nunpo rica1nc11ll' ahiga1Tado de los nudos trenzados, dl' las triples cuerdas unidas de dikrcntl's colores. Es co1110 si la co1nhim1ció11 de Cicle y Joyn· huhicsl' prl'dicho 1n1<1 in­versión en el "ph111 e ta Borromco" que domi1HÍ para Lae<tn e n s11s úl-1i111os ;-11-1os. El nudo horronll'O sería adc111ás 1111a lll<.ttH'ra de i11dicar có mo el gocl' de Dios pucdl' c:o11vcrtirsc l'll litera tura. Pero l'Stoy prcs11po11Íl't1<lo dc111 asiadas cosas de una vez, y 11cccs i10 vo lver un

poco sobre 111 is pasos. Prd11d1's es la 111ás "pos111odermt" ele las 11ovdas de Cidc -de he­

c ho , podría estar lin11ada por Domtld Ba rthcl111l'- y se ahrl' con 1n1 prefacio irónico que cll:ja a los lectores libres dl' c11co111rarlc sentido

a 1111 texto "a bil'rto":

/\11lcs de cxplic<1rl('s llli libro a Oll'US, espero q11(' otros 111e Jo expliq11e11 ;1 111í.

Q11cr('r cxplic1r sig11il'i ca ;1111(' io d o restringir i11111cdia1a11w11t c ,.¡ sc111ido;

p11cs si s;1hc111os lo que lw111os q11 (' rido d e cir, 110 S<1 bc11ws q11e l1t ·111os dicho

só lo <'SO, 11110 s ic111prc dice 111 <Ís que ESO. Y por sobre todo , lo q11e 111e i111 c re­

sa ('S Jo q11c he p11cstu ;Il1í s i11 saberlo: esa pa rte del I11co11scic 11t<· q11<· 111<· gus­

taría lla111ar J¡1 parte d e Dius. l 111 libro es sic111prc 11m1 c0Ld){)raci<.n1 , )' 110 i111-

port a c11á1110 \'alga, n1¡11110 1m1s peq11<·1-1a es Ja pa rt e del cscrih;1, 111 <-Ís grande

ser;Í Ja aceptación de Dios. Es¡wre111os 1<1 revci<tc ió 11 de cosas dcsd (' 1ncL1s par­

tes; del p1ílilico , la rcvclaci<í 11 d(' 1111<·s1r<1s ubr;1s. ·'I

'.!Vi rgilio, '//11· Fdop:111'.\, t rad11ccióJ1 de (~11 y l .(:'t' , Pt'1lg11in ( :b ss ics, 1 ~)80 , pp. ~)0 y~) 1.

:I /\11drt"· Cide. /'11/1ul"", Pa rís, Calli111ard, l'l20, p. íO . 1 lhit!n11, p. 12.

EL GOCE DEJOYCE 217

Por supuesLo, con semejante "solie" paród ica (ésLe es la designa­

ción que Gide le dio a Palu.des, una palabra que evoca 1111a "farsa satí­rica", puesto que en efecto la novela ofrece entre oLras cosas una ca­ricatura hilarante de los int e lectua les y estelas franceses del fin de si­

glo), no se puede estar seguro siquiera de que haya que tomar e n se­rio esLa afirmación, especialme nte en vista de sus sospechosas reso­nancias seudorreligiosas.

Al traducir "Numero deus impare gaudet" como "Le nu·m.éro deux seré­

jouit d'etre impaú'' el na rrador ele Cicle se1iala que "l 'im.jxti/' conlleva

una promesa de felicidad o libertad. Y ai1ade: " ... on de11rait dire au

nornbre Deux: 'Mais, pmwre ami, vous ne l'etres pas, im.paú;· pour vous sa­

ti5frúre de l 'étre tfu:hez au moim de le devenir"' (?aludes, p. 70) _5 Lacan ve

aquí una promesa si 110 de fe licidad (bonheur) al me nos de "bon '1u.e1uf'

[bue n nudoJ, es le "rl(.eucf' que co nfirma que sólo pode rnos e mpezar

a percibir un número par d esde e l punLo ele vista de lo impar/ únpair;

al me nos, que te ne mos que contar hasta tres antes de com e nzar.6

EsLo nos re mitiría a las especulac io nes ele Poe sobre lo impa r y lo par a l comie nzo de "La ca rta robada" (recordemos que e l e ngaüado prefec to acost umbra llamar "odrf' !singular, ex traüo, pero e n prime­

ra acepción únparl a todo lo que es tá rnás allá ele su contpre nsió n) , y por lo ta nto me nos al famoso Seminario de Lacan sobre "La ca rla ro­bada" que a su e nsayo sobre litera tura de 197 J tüulado "Lit.urate rre".

Po r otra parte, e l le ma de Cide bien podría ser adoptado porjoyce, quie n declaró rnás de una vez que no había esc rito Fi:r111egans Wal<e él

solo sino qu<:' había utilizado inco ntables "colaboradores" (o como lo afi rma su Wake, "anticolaboradores" ) cuyas palabras ha robado o ci­

tado sin su permiso . La gran Carta del Despertar 1 Wakel puede con­v<:'rtirsc así verdaderamente en un e quivale nt e de l unive rso , es un

"caosn1 os de AJle" en el que todo cambia Lodo e l tie mpo, y e n es te caos cambiante "las m ás o m e nos int c rrnale nte ndidas mentes d<:' los

anticolaboradores continuame nLc" inLe nta n aplicar reglas de inte r­pre tac ió n he rme né utica. 7

La me nció n de .Joyce e n un co ntexto inte nsamente determinado por curiosas - o "impares" 1 oddl- especulaciones sobre lo que lisa y llanam e nte parece numerología no es fortuita. De hecho, cuando La-

''" .. habría que decirle al 111'1111 ero Dos: 'Pero, 111i pobre a 111igo, i111par, usted 110 lo es; para sa ti sface r su d eseo de se rlo, procurt' al 111 e nos conv..- nirse e 11 tal' " [T.j.

ti Jacqu<"S Lacan, "St'111inain' 11.S.I. l 97'1-75'', 11¡1. ril., p. 49. 7 Jun cs .foyce, Fi11111'.~an1 W11/w, Londres, Faber, 1939, p. l l8, lí11 eas 21 y 25-26.

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218 El. GOCE ül::jU\'CE

can co111cnzó su Seminario sobre Joycc, explicó q11e estaba a punto de emprender una panida o un nuevo "paso ", pues había co11scg11i­do llegar n1;is afüi dd esq uema trinitario que subyacía a la lógica ele los nudos borro11ieos desarro llada hasta e ntonces. J lasta su Semina­rio H.S.I. de 1~)74-75, había jugado con la posibilidad de organizar los tres "registros" ck lo Real, lo Simhólico y lo l111ag·i 11 ;1rio -ya hemos visto có mo s11 orden cro nológico debería nrnllcvar otrn lista , co111e11-zando por el l magi na río , pasando al Si 1 n bólico y Len ni 11a 1Hlo con lo Real- de modo tal q11e cs té-11 , poi· 1111a pa rte, bien "a111Hlados" y pue­dan, por otra parte, invocar e l signilicant(' de la "hcrt:jía" (las inicia­les R, S, 1 pro111111ciatbs en rra11cés, suenan aproxi111aclamentc CUlllO

hérési1'). En el linal del Scn1i11ario, Lacan devela la clave de s11 intui­ción ce11 t ral:

lle estado cc ha11do 1111 \'istazo cn)oycc porq11e se 1m· solici1ó q11c a liri cra 1111a

co11lerc11cia . ll11c110 , si _l oyn· t'sl<-Í crn 11plc1 a 111 c 111c <1ir;1padu c 11 la esfera y la

cniz, 110 es s<'>lo purq11e ley<> 11111cho ci Aq11i110 gn1cias a s11 cd 11cació11 co11 los

_jcs11i1 as. llslccks csl<Í11 ig11 a li11c·111c al rapados n1 la cskra y la n111.. Por lo cl e­

lll<ls, cslo s<'>lo 11os d a d sig11 0 111 ;ís. 1 .. . 1 Pero 11adic h a percibido q11c c·siu ya

es 1111 11t1do IH>JTO>lll'o.8

Luego n111l'SI r;i cc'H110 se pnedc pasar de b fignn1 11110 ; 1 la n1;1tro ani111ando la cruz y h;1cil'11Clola resnltar de dos curvas, que srn1 tarn­bic~ n las secciones de dos círculos q11c se c11trclaza11:

.....-

EB "((( _y

_..--/

FIGURA 1 FIGURA 2 FIGURA 3

' .Jacq11cs l.;1c;i11, .. S,' 111i11air<' /!.S.f. l~l7 -l - 7:Y' . 11/1. ,·if., p. :17. ,, ¡¡,¡,¡,,/((, Jl· :\li.

---,/ ... --~--y

+=(~) __ L/ .. A

FIGURA4

9

EL GOCE DE JOYC:E 219

Lo que Clive Han ha descriLO hábil y convi nce11Le me 11te como la base de la visión del mundo deJoyce en Finnegans Wake-una red he­cha del e ntrelazamiento de una esfera y una cruz- es una estructu­ra que explica un universo lingüístico cerrado sobre sí mismo -co­mo todos saben, las primeras palabras del libro, "rivermn, past l!,-ve's

and Adam 's" [algo así como "ríocorre (o ríocnrso, o corre rdelrío, o c11rsodelrío), pasando Adán y Eva"],10 continúan las últimas palabras de la úlüma página: "along the" l "a lo largo d el"]-y aun así no cl<".ja ele generar nuevas versiones en un intento de ofrecer una solución para la vit:ja paradoja ele la cuadratura del círculo o, e n los términos del Wa­

ke, la noción de "squaring tite á rcle" y "circling the squmi' [algo así como "circundar el cuadrado" o "árcularel cuadrado"J. Parece que Lacan ha aceptado ple namente la tesis de I-lart en Structure and Moti/in FZnnegans

Wake11 y que su numerología lo explica. Además, por e ntonces estaba trabajando e n una nueva esu-11c1.11ra para su escuela, al haber lanzado una nueva forma de trabajo colec tivo, los "carteles": és tos eran pe­quet'íos grupos de lec u1ra para los psicoa11a lisLas de la escuela, con 11n níimero de participant es activos que oscilaba e ntre cua tro corno mí-11imo y seis como máxi mo. Esto sin duda tiene una recurrencia e n la mane ra e n que decide trat ar co n la formidable figura de .Joyce.

En 11n seminario en e l que admite estar asediado, obsesionado, o para ser certero, "presa del n11do"I~ - un 1111do borron1eo que no ha buscado si110 tan sólo "e ncontrado", g racias a una afonu11ada coin cide ncia (según lo explica Roudinesco, fue Valérie Marchand, una.joven 111atemática qu e participaba e n e l seminario de Guilbaud sobre la topología quien le "dio" a Lacan e l concepLo del nudo Bo­rromeo, es to es, una manera de e nlre laza r tres anillos de tal mane­ra que si se tom a uno, los otros dos quedan separados)-, 13 su ines­perado e 11 c11e11tro con J oycC> representa oLra feliz coincidencia. Se puede seiíalar que, no me nos que Lacan, .Joyce procla111aría siern­prc q11 e las principales ideas e n sus obras se debieron a "coincide n­cias", desc11brimienLos aforLunados ele lo que é l 110 sabía que estaba b11scando. L4 Al inicio del Seminario del siguiente aiío, Lacan re-

11>.Joyce hace alusión a la igles ia de Adán y Eva a ori llas del río Liffey e n Dublín \TI l I Clive Han, Strur/11u- 01/(l Motif in Vi111ww111s Wolu', Londres, Fabe r, 1962. 12.Jan¡ues Lacan, "Séminaire HS.I. 1974-75". 11/1. út., p. 57. 1:; É. Ro11dinesco, .Joo¡ur.1 l .orn11, 0/1. ril., p. 363. l•I Por eje mplo, .Joyce le dijo a su amigo suizo Mercan to n: "¿Por qué debería a1io­

rar mi talt-1110? No lo 1e 11go e 11 absoluto. Escribo cu11 tanta dificultad , tan despacio. La suene llle provee de lo qut- necesito. Soy como un ho mbre que tropieza; rni pie gol-

Page 111: La experiencia de la letra lacan literario

no El. ( ;ocE DE JOYCI'.

cue rda su prnlllcsa d e investigar e n "4, 5 y 6" y explica cón10 de al­

gún modoJoyce llegó en e l 111on1e n10 y e l l11ga rj11s10 para de te n e r­lo e n ese camino:

La so licilud cl e Jacq11csA11be r1 , aquí prese nte y n o 111c11os aprc 111ia111e, rne lle­

vó a come 11za r porJoycc corno e l 1í11ilo d e 1111 Si111posio . Es así como rn e ale­

j é d e 111i proyccl o, q11t· e ra , lo había a 111111ciaclo e l aiio pasad o , 1i1.tda r esle Se-

111i11ario 4,5,6. Me crn11 e 111 é con e l 4, y 111 c a legro de e llo, pt1cs10 qu e con 4,

5, (j yo scg1m1111 e 111 e h a bría sucu111bid o . E>

Roudi11esco ha evocado la exploración ele Lacan en "e l planet a Bo­rrolll eo" l6 e n 11n rda10 irónico y lrnrlo11 a1nc11te he roico el e m ediados

de los a1los sc1cnt <1; a veces cs10 aparece con10 1111a lucha de úllirno mim110 co111ra 1111a i11n1i11e 111c se nilidad escondida bajo 111ws t:jcrci­c ios ele to pología pr;ic1ica,juegos de pal abras ncodad aístas o 1111llle­rología privada. l labicndo caído bajo inflt~jo de mat c lll á ticos colllo

Tho111é y Soury, Lacan ocupa mu cho del tic111po de cslos sclllinarios e n dibujar co111plc:jos nudos y círculos e n e l pi zarrú11, sc1-1ai<índolos y lu ego lll;1n:hándose . Su i11sistc11cia e 11 qnc hay ;ilgo que ha de leerse dircc1a111cnte, c: 11 un '' real" que puede se r 1110s1rado o llltT;1111cntc ca l­

c ulado, descrito por una lopología lllat.emática, provic11c adclllás de su hahi111al n '1H1cncia a ad111itir que est as lig11rns apenas 111orklizan s11 teoría. 1\lg11i f' 11 le prcg11111<Í una vez si el nudo e ra u11 111tTo "mo­delo", y {-1 rcspo11dió 11cgativa 111 c nt c :

No crn1s1i111yc 1111 111odc lo c11 la rncclida c~ n qu e gm1rda la l111clla de ;li go a111e

lo cual la irn a gi11 ;1ció 11 d esl;tllcc c (1/,if11ille). Y s11 aprnximació11 111a1 e 111á1ica a

la 1opo lo gía es i11s1ili c ic11te. l7

¿Cú1110 se p11 cclc decir, e lée1iva111c:11t c, que cslos 1111dos lio rr0111cos se rcsistc·11 a la i111agi11ación , si son alta111e11tc visible s y propon:io1ia11

i11t e n11i11ablc111cnlt' dive r1idosj11egos topológicos? De hecho podrían

p e a c.:0 11 algo , 111c..: i11cli110 suhrc dio, y e s t·x~tcl.0 1111<.: 111.c lo q11 e q11i t-ro ." .Jacq11cs Mt_Tc ~ t11 -

tu11, Wi lli;1rd Poli s (<"dilor) , /'orlmils o/thr' 1\rtisf i11 /'."xilr': !il'rnlll'llio11.1 11/J11111n.foy1F /¡y /·,"11-

m/11'1111.1, Sc ;ill ic , Wolll>ound l'rcss , 1 '17'1, p. 21'.l. 1'-'Jwq11<"s L1c 111 , ··1.c Sy111p1 ó 111e", S<"1ninario del 18 dc novic 1nbn· de t<17Eí , edita­

do por) .-/\. Mil In, Omirm' 11ú111. ti, lll;irzo-abril de 197G, p. :.l. 1i; f:. Ru11di11csco . .f11r1¡111'.1 l .om11, 11¡1. l'il ., p. 35~1 ss.

17J1cq11es l.;ican , "l.c Sy111p1ó1n<:"', 0/1. ril ., p. l~l.

EL GOCE DEJOYCE 221

e ncarnar un enigma, o una e scritura similar al nombre-del-padre , un punto al que te ndremos que regresar. Como sea, mi visión pe rsonal sobre e l cor~junto es m e nos negativa que e l re lato de Roudinesco (pa­ra e lla, e l seminario sobre Joyce ya perte nece a los opacos balbuceos públicos d e los últimos aúos, cuando Lacan ya no era el mismo). A la vez que reconozco q11e e n o casiones Lacan parece cae r e n un idioma privado h echo d e reminisce ncias e ntreveradas d e todos sus semina­rios y escritos ante riores, c reo que e l se minario Sinthorne abnnda e n ex­citantes d escubrimie mos y nuevas avenidas teóricas. Al m e nos, no se pued e sino admirar e l coraje teórico d e un pe nsador que está dispues­to a destruir una posible siste matización de sus e laboraciones explo­rando audazmente un a terra inrognita, los escritos de Joyce.

Mie ntras que en el Seminario R.SJ Lacan todavía conside raba que las tres le tras conforma rían un nudo del nombre-de l-padre , e n e l Se minario d e Joyce cambia por e l conce pto de una nominación rnás activa, que a l fina l se vuelve casi idéntica a la escritura. Con e l con­cepto d e l "5_yrnptorne'', como ve re mos , Laca n aúad e e l cua rto círculo crncia l d e l Síntoma a s11 triple nudo. Esto tie ne el importante efecto tan to d e d esa ta r e l nudo a nte rior como de suge rir tm proceso más din á mico d e l nombrar como escritura, o e l escribir e n tanto que no mbrar. Es por e nde obvio que e l re descubrimie nto d e Joyce pro­veyó a Lacan con su f elix r:u.l/Ja, su pecado fe liz, similar a la e xpulsión d e Adá n d e l Paraíso . Fue Joyce quie n le pe rmitió snperar una ligu­ra d e rnasia<lo e stá tica d e la resolución trinitaria (aun si tomó e l sig­nificante d e "hen~jía") d e mane ra d e trae rla más ce rca de un h e ré­tico más radical,Joyce , y d e lograr un "d esequilibrio" final de la es­truc t11ra. La transfonnación de Joyce en el Síntoma se postula rá co­mo al egoría d el "plus un"; e l nombre de joyce , su escritura, su "arte " re prese nta rán al mismo tie mpo lo que no fun ciona e n la estructura trinita ri a y lo que fun cionará d emasiado bie n: su inge nioso vínculo pued e re parar 1111 e rror inicial e n la pate rnidad simbólica.

Como un núme ro crecie nte d e especialistas e n Joyce han come n­zado a advertir - e ntre los cuales la m aravillosa edición de Ulises de Jacques Aube rt. pa ra la prestigiosa cole cción francesa La Plé iade lS se ye rg11e como un monume ntal re m a te de e rudición y conocimie nto acadé mico aume ntado por ingredie ntes lacania nos-, los conceptos d e Lacan pued en ofrecer 11n fue rte marco de refe re ncia para una re-

1 H Ja111 e s Joyce , (J·,"1111111.1 /!, con la dire cc ió n d e Jacques Aube rt, París, Ga llim a rd , Bi­blio theque d e la Plé iad e, 1996.

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222 El . GOCE l>E.lllYCE

valoraciún gene ral de las obras deJoyce. Muchos nuevos lectores han

d escubierto el placer y las advcrsicbdes d e una ba ta lla textual con las co111plc:jiclades de Fin11 egans Wa/((;, espoleados por las i11fluyc ntes lec­turas ofrec idas por el scn1ina rio ele Laca n a mediados de los <1I-1os se­te nta. Volva1nos a la curiosa "coincidencia" d e l e 11ci1en tro real y sim­bólico e ntre los dos escritores.

Cuando e l especialista franc(:s e uJoyce, J acqncs i\ubcrt, decidió in­vitar a Lacan a pronuncia r la co nfere nc ia principal e n d Sin1posio i11-te rnaciona l James .Joyce d e ] ~)7!:'J que esta ba organiza11do en París, no

podía sospechar que estaría tentando a Lacan a pene trar en regiones re lativa1ncntc inexploradas que crn1biarían radical y pe rdurableme n­te su teoría. l .aca n dio su charla, titul ada 'Joycc el Sílllbolo" en La Sor­bona el Hi de.junio de 1q7;:-J, i11sinuando ya que el azaroso cnc11c·11tro dcJa1m·s.Joycc e n la librería de Adricnne Monnicr y su presencia en la lect ura d e Ulises cmrndo é l tenía veinte a iios l~) era un a co i11 cide 11cia

pro111etcdor;·1. No habría que olvidar que L1u1n tenía setent a y cuatro cuando abordó sistc1n<ltie<u11cntc las obras d e .Joycc . ' fa111hi <'": n es 11111y

interesante ve r q11c se colllplacc 11111cho e 11 recordar, rccrea11do 11na imagen ele sí mismo crnno 1111 ''. joven" que se e 11n1entra con 1111 escri­tor irLincl<;s de ma yo r edad, ya tod<1 una celebridad, <·n Pa rís . Vcrc lllos

có1no j11ega <'n ese sen1in<1rio con 1<1 eq11iva lt'ncia en f'n1ncés dcjl' 1wm­

me 1 yo nrnnl>ro 1 y j eu.ne lwm111,e 1 h0111brc jovcn 1: es con10 si cou el ro­deo i 11 qrnt:sto q 11c le hace ras t rca r los pasos d e St epi ll'n Dedal us pre­sen taclo pri 111<'1'0 " as a ymwg ·1nru1." 1 como hrn n brc joven 1 y rcci (· 11 cles­lHl(~S como un "; irtista",'.20 L1c 1n c1nprendicra .. . iurn1 n11«1 de rej11ve-

1H-c i1nie nto! S11 "c nn1c11tro" co11.Joyn: en 1921 tendría q11 c verse ele hecho co1110 un a11g11rio, 1111;1 "coinc ide ncia" auspiciosa q11c lúe vuel­ta a clcspcrl<lr 1111os cincuenta a1-1os d esp11(·s porJacqucs J\ 11!Je rt. Est.a

viva concxió 11 es esencial: ele hecho parece como si la obr;1 d e Lacan

1 ~ 1 L H.';; 111 probablc111cnt e se r('ficre a c 11 ~ 111do tc 11ía vc i11I(' <11~1os y ('Sj>t'l'<lb~1 )¡1 famo­

sa l<TI 111 ad" ;ilg1111<1s sc<Tiu11es de ( /fon que t 11vu l11g<1r el 7 d" di('i('111hrc de l ~l'.21 (La­

C lll , 11;1cido en 1~)01 , (' lllOllC('S 1(" 11Íd d(·ct.iV<llllCIHC' \ 't' illl(' <11-los) <jlH' ~l S ii t'llCIH-'IH.ro

co n.J oycc (' 11f,lf111túso11 dn om i.\ rlf's /h1rf'.\C11<111do te11b t~lll súlo diecisiete: l' ll l~ll 8. Joy­

ce toda vía 11 0 se había 1n11dado ;1 P;1rís . Pero es 11111 y posible q11c l .ac111 visl11n1brara a

.loyce t·11 b librní;i d e Mo1111i er ;il Ji11;il d e 1 ~)'.20. Vé;ist·Jovn· mwt l .11m11, cdiLado porjac­ques A11he1l, París, N;iv;iri11 , 1 <)87, p. '.2'.2.

'.lo Se han-· n·l(-" n.:· 11 c i~1 <d título origi11;d del L1111oso N1)/rotu ,¡,,¡ ortis/11 mlo/1'.'º' 1111' (pri111e ra <1JXll'ici«u1 , si s<· n;ccp11í<1 S/1'f1/11·11 d ¡,,;,,w, ¡)llblic; l(l;1 púst 11111<1111 e 11 te 1·11 1 ~H ·t, del "lié roe"

St eph"11 lkd<1l11s <'11 la 11rn·clísticajoyn "<111<1 ), /'111/mif o(tl1r 1\1/isl m 11 liu111g 1\11111, li-1e ralinc11t1.._· "Rc tr;110 del ;1r1ist;.1 cu1110 hu111bn-· jovc 11 " u bic11, 111<.jor;í11dolo 111t poco,

"Retr<1tu del ;1rtis1;1 ni;111d o cr<1jov<·11" u "Rctr;ito del <il'list;i c11 s11j11 vc 11tucl" IT.I.

EL GOCE DE .JOYCE 223

se hubiese estado pre parando, construyé ndose en dirección a ese

"reencue ntro" con Joyce. Casi tocios los e le m e ntos nuevos que intro­

dujo en su teoría a comienzos de los aíios setenta - e l nudo borromeo

ele lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, la emergencia d e l Síntoma

e n lo Real, la nueva importancia asignada al goce e n su conexión con

la escri tura, la idea de escribir como hacer un agtüero e n la realidad,

la teoría de la falta d e relación sexual, la nueva figura del Padre como

un padre perverso- forzosame nte se hacen recurrentes e n el semina­

rio d e J oyce, un seminario e n e l que e ncuentra n un e legante y final re trazad o : d e hecho, un re-an udamiento.

Yo es tuve presente cua ndo Lacan dio su me1no rable discurso e n

La Sorbona,21 y no pude evitar registra r a lgunas incomodidades fren­

te a la m ezcla d e ideas brillantes y trilladas explicaciones biográficas

d e Lacan. Me tornó algunos aiios clesent.raiiar las lec t11ras notable­

me nte o rigina les ele un abo rdaje indec iso y vacila nte que debe su ca­

rác te r te nt a tivo al hecho d e que Lacan, d espués ele todo, había trata­

do d e hace r su tarea ele m a ne ra ho nes ta, y no podía dige rir de una

vez el e no rme conocimie nto de Joyce, toda una biblioteca el e la que

.Jacq ues Aubert le estaba prestando nuevos volúlll e nes casi semanal­

me nte . Aubert ha cont ado cólllo Lacan, siguie ndo un patrón habi­

tua l cua ndo se inte resaba en un nuevo campo, a me nudo lo llam aba

a su casa ce rca d e la media noche y lo rname nía oc upado por más de

un a hora con nuevas indagaciones joycea nas sobre acertijos o asocia­

ciones ele juegos ele pa labras que que ría ve rifi ca r con un especialista

indisputable. En ge neral, se pue d e d ecir que Lacan decidió te mpra­

namellle jugar e l pape l d e l lec tor no iniciado, clist.ingniendo su apro­

ximación como psicoanalista ele la de todos los especia listas que llle­

dra n co nJoyce e n las unive rsidades. Más de una vez, o bserva queJoy­

cc había dicho inge niosa me nte que la mejor llla11e ra ele asegura rse la

inu1ort al idad era mante ne r a los profesores ocupados durante siglos.

Lacan no se propon e se r tan sólo un come nta rista más, su inte rve n­

ción se ubica firm e me nte d e ntro d e l discurso d e l a nalista, y 110 e n e l

d e la U nive rsidad.

Lacan sitúa e l objeto a corno e l texto j oyceano con e l que quiere

involucrarse a fin d e producir un s1üe to dividido en el lugar d e l lec-

~ 1 ]uyce le Sy111pL6111e", J11y1P 1111n: l .111m1, 11/1. 1it. , de aquí en aclela11le abreviado co-111 0 JAL, seguido del núrn ero ele página.

Page 113: La experiencia de la letra lacan literario

224 EL GOCE DE .JOYCE

tor, y 110 crnpezar desde Ja presuposición del co11ocirnie11to e 11 la me­

dida e 11 que S2 ckte nninará entonces el ol~jeto lite rario.

a g

S:z S1

discurso del analis1a

S2 -

S¡ ~ a

$

discurso ele la Universidad

Y cuando alude al "Profesor" e11 Finnegm1s \!\fake, vincula a este ']o-11cs" con el biógrafo más bien conservador de Freucl (a lguien que no permi1iría que su inconsciente inlcdirie ra con s11 escrilura).22

Lauu1 corncnzó su charla ]oycc le Symp1ón1e" e n clave baja, 111c11-

cio11a11do su estado ele e11fr:n11nlad y e<111s<:uH:io, ))LI1fa11dose de los pcriód icos que había 11 anunciado ']oye e el Símbolo" n1;111clo él se propo11ía hablar acerca ele ]oyce el Sínlorna". Eslo dio ocasiún para

la prirncra clia1riba q11e le pcrn1i1ió introducir su "nrnninac ión":

¿Po r qu ( dcl.>erL1n i111pri111irjuy1e d Sh1lu111.a? .Jacq11cs /\ubnl se los p;1.~<1 ;1sí, y

e ll os pu11cn .Jar1¡u1:s el Sí111bolo. Todo cslo, por s11pucslo , para ellos es exacta-

111c11lc lo 111is1110.

Desde el .1y 111. que bola, c:q11(: puede i111por1ar c11 e l sc 110 de ;\hraha111 , d o n­

de e l todo podrido (toul po1mi,jucgo de paL1br;1s a par!Ír d e "'10111 París") se

c11c011J r;1rcí en s 11 11atura lcz;1 de criadarrica por toda la a11ir11id;1d (en sa 11atu.-

1e de bo1111nirhe /Hmr L 'ao1ll'nitl) !'

Yaya11 al lilur/1 el vu11 Wa1b111g, u11 diccio11 ;1rio t: !Ímológico que es 11111 y só li­

do, y lcc r;í11 que "syrnplórnc" origim1rian1e111c se escribía si11lho1111'.

.Joyce el sinlho11u' es 1111<1 ho 111oni1ni;·1 co11 la s<·1111idad , de lo que habl é e n

1elev isió11 como ;dg1u1os d e 11sl ecks recordar;í n (l/\L., p. '.2 l-'.22).

El ¡)111110 de par1ida de Lacan es sirnple, incluso 1110110lí1ico:.Joyce

enrruua el "sín1on1a" como 1al, un sín1orna que 1ie 11c q11c escribirse "sinthm11P" para evocar una forllla rn ;.'ís a111igua de la palabra, ya usada por Rabclais, un escri1or que puede considc1-;1rse co1110 el prcclcceso'r

de Joycc e n la cxpe rirncnlac ión verbal. No1c1110s que las dos palabras (syrnptó111F/.1i11tlw111.e) pueden pronuncia rse casi e n Lt lllisrna forllla, ciado que en cie r1 ;.1s pn)111uH:iaciones franc esas, uno se sal1 ;.1 la "p" e n

'.! '.! Véa11s<' las uilsc1vaciunes sc 1-1;dadas cn]Al.., p. 24.

EL GOCE DE JOYCE 225

la prime ra palabra. Así que es sobre todo una alocución antigua que sutilmente cambia un té rmino común: ésta es una primera insinua­ción de la dimensión crucial de la escritura en el nombrar.

El nuevo nombre d e Joyce , e l Sintlwme, le permite a Lacan ve r al esc ritor irlandés corno u11 santo literario (mediante la rigurosa ho­mofonía en francés d e "sinthorne" y "srúnl hmnme") -un modo d e

pintarlo que d e h echo concuerda muy bie n con e l modo e n que Joy­ce quería presentarse a sus contemporáneos y a la poste ridad­rnie n tras re aliza toda clase d e asociaciones de juegos de palabras, con alusiones a Aquino (al que e n francés se alude con mayor fre­cuencia corno "sainl Thom,-as d'Aquin"), al "sin" lpecadol y a la lite­ra tura ("tomes"). Lacan re mite a su auditorio a la disquisición sobre la "santidad" e n Television -un pasaje que me rece ser citado dacio que arn~ja mucha luz sobre su visión de Joyce-y su identificación ele Joyce con la le 1ra como despe rdicio o rechazo:

lln santo, pa ra hace rme e nte nde r, 11 0 pracLi ca la caridad. Mcís bie n se pone

a d espe rdi ciar IJaire le dechetl: é l d escarida l décharile]. Eso para rea lizar lo que

la estructura impone , a saber, pe rmitir a l suj e to, al suj e to d e l inconscie nte ,

to ma d o por causa d e su d eseo.

Es po r la abyección d e esa causa e 11 e fec to qu e e l s1ue to e n cuestión tie ne

oportun idad d e loca liza rse al 1ne nos e 11 la es tructu ra . [ . . . ]

Es prec isame nte lo qu e sorpre nd e mcís e n e l asunto. sorpre nde a

aque llos qu e se aproximan y no se equivoca n: e l santo e s el d e spe rdicio

[rebul] d e l goce .23

Joyce será visto así como e l "santo y m á rtir" de la literatura, e l sín­loma d e la litera n1ra e ncarnado por un hombre que p ermitió cons­cie nte m e nl e que las le 1ras lo d evoraran, al punto de llegar a se r uno con e llas . Esta intuición central sólo puede se r soste nida por un ges­to creativo paralelo e n Lacan, o de hec ho un gesto de nominación:

Lo que impo rta para mí no es hace r un pastiche ele Finnegaus Wake -uno

siempre estarcí por d e bajo d e la tarea- sino d ec ir có mo, a l producir este tí­

tu lo, Joyce el sintoma, le doy aJoyce ni m cís ni me nos que su propio nombre,

un no mbre en e l cua l, yo creo, é l se habría reconocido a sí mismo e n la di­

rne 11sió 11 ele la nominación (!AL, p. 22).

:t:~ Jacques Laca n, /\·1úH111tí!isis: ·rotlir!fimío y lt'/ruisi/m, traducción y 11ulas de Osear Masotta y Orlando Gimeno-Grend i, Barce lo11a , A11agrallla ( 1977), .1993, pp. 98-99.

Page 114: La experiencia de la letra lacan literario

226 El. con: DE JOYO:

En 1a11to q11c L1u1n tes timonia s11 fascinación frent e al proceso d e juego verbal inlinito del Walw, aun cuando ad111itc que no puede es­perar cnrnlarlo, él crea una cantidad de j11egos de palabras y "pala­bras portafolio" como "f1ow:~/Jt~11J' (/AL, p. 21) que co mbina " pounitu­

re" (podredumbre), "jm1sfiúe" (próspero) y "esphe" (espero 1 en el sen­tido de cspera11za 1 ). Laca11 funda a sabiendas su propio discurso crí­tico e n una nominación: llama a.Joycc el "sintho·1n/', d:'ínclule un se11-tido activo y u11a función a u11 Nombre propio cuando este sy111/1tóuu'­

/s in//wme ha de ser visto como conte11iendo goce, un tipo 1nuy parti­cular de goce. Se puede decir que Lacan ha conseguido dt'volvcrl c e l sentido de regocijo como verbo al nonibre cleJoycc.2·1 Lacan co1npar­te con.Joyce una creencia fúndarn e 111 a l en el hecho de que la Palabra crea el m1111do, pe ro e n una nrnninación peca1ninosa que acarrea el place r ele u11 acto prohibido. O para citar el Fi1w.egr1.11s Wal!e: "'Flús

1<xisls !ha/ isils a/in hrmiug b!'l'u srúd we know. 1\ rul dabal talle da/mal!'

(FW, p. 18ü, líneas H-\l). La creación del n111nclo por el logo.1 cst<l más cerca de la influc11Cia del Diablo que de 1111 vir tuoso Adán. El "And

lit.e lJl'vil lalw /Jnbli " " 1 Y el Diablo se 1 kvc a Du bl ín J es rec u hicrto con ricas alus io11es cs tra1ificadas que utilizan reso nancias s<Ínscritas y he­breas p;1ra dar tcstilllonio de una crucia l tcxt11alización de un dabar

l la palabra 1 bíblico. Del rnisn10 lllodo , d credo lúndanw11tal de La­can de que el inconscie11tc está "estr11e111rado co1110 1111 lcng11;~jc"

impl ica que 11ucstros n1crpos y "al111as" cst<1n dt·tcr111i11ados pur for­lllacioncs n1ll11ralcs coke1 ivas que da11 f"onua a l signific1nte . Corno luego vcrcn1os, al tratar de .Joyel', Lae<u1 va un p:1so 111ás <tllá y 11111es­tra que el Ego (llloi) y b Palabra ( Vi'liw) est;í11 hec hos para coaligarse, para fundirse e n 11n No1nbrc dinámico y polisé n1ico: el n01nbrc de

.Joyce , o .Joycc-e l-No1nhre. Una caraClcrística impac tan te e n es ta confere ncia ina11g11ral es

que .Joycc aparece 110 prin1ordialn1cntc cnlllo el autor de U/ises-La­

can nwnciona la novela dos veces, pero 1nás o n1c11os a l pasar, con la idea de dejar que el i11conscien1e frcudi:1110 cn1crja de la frase 11sada por Stcphen Lkdalus: "agel/bill' ojil/wil", y luego disipar la noción ele que e l li bro pudiera estar basado c 11 la Odisea de l lotncro (/AL, pp. 22 y '27)- sino fúnd:uncntalmcntc como el escritor d e Fil/'lll'J!/lllS Wa-

1<1', un te xto que describe como s11 "ob ra mayor y cldinitiva" (//\/,, p. '2li). Las reservas de Laca11 sin embargo so11 1111111crosas y co11siclcra-

~ - I Nó1esc la rcl aciú11 del ape llido J oycc "º" j11r, "a legría", "did1;1", '" pl<tccr'" o '" ld i­

cidad" en inglés, y co n .Jo11issr111u', d "goce" en fra1u.:és y como ga licis1110 en inglés IT.J.

EL GOCE DE JOYCE 2'27

bles: cuando Joyce juega con tantas lenguas, la dimensión de la verdad corre el riesgo de pe rderse. Finnegans Wake sigue siendo fundamental­me nte un síntoma muy masculino determinado en exceso por el "Nombre-del-Padre"; se ve a joyce erigiendo frenéticamente un monu­mento li terario e n e l lugar ele los defectos ele su padre e n la vicia real; su escritura compensa faltas que é l excusa, niega y sublima a l mismo ti e mpo; si Joyce deviene e l Síntoma, produce no obstante 1111 texto que de ninguna mane ra puede cautivar profundamente a sus lecto­res, puesto que no hay ninguna razón clara para que a lguie n se in­te rese ... ¡en e l síntoma de Joyce! Joyce se presenta despegado, sin contacto con e l proceso inconscie nte real que no o bst an te trata ele copiar o imitar. Ésta es la razón por la que flirtea con Jung y está ta n e namorado de l espiritualismo espurio d e Madarne Blavat.sky. Y final­me nte, se puede detec tar un rastro de megalomanía cuando utiliza Finnegans Wake como un banquito ("escabeau") para alcanzar la in­mortalidad, una inmortalidad que debe a los esfuerzos ele 1niles de expertos universitarios que trabajan con la creencia de que van a romper e l código y traducir e l acertijo (incluso si en última instancia se reducen apenas a cruces y esferas que se e ntrelazan).

El goce que.Joyce te rmina legándoles a sus lec tores apuma a la gfo­rificación d e su nombre, un nombre que se convierte e n un nombre común cuando traduce e l de Freud (e n alemán, Freud se acerca a Freude c1ue sio-nifica felicidad o reg·oci¡'o) a l i1wlés (j'o'\) conten ido en b (._ . b J'

.Joyce ) y también al francés, como jouissanr:e. Joyce no sólo se perdió la teoría del inconscie m e de Freucl sino que se de tuvo antes de llegar a la verdad final cuando estaba a punto de descubrir la clave de su sis­tema de escritura, su teoría de los nudos. Lacan está siendo es tratégi­cam e nte inge nuo cuando se pregunta e n voz alta por qué .Joyce pu­blicó Finnegans Wake, un tex to cuyos juegos de palabra parecen alea­torios y se apoyan e n la suerte para capi-ar e l inconsc ie nte del lector; la po~ición de Lacan se resume e n la sorprendente frase: Joyce rnera­me n te juega con el inconscie nte pero parece "no suscrito a l incons­cie nte" (désabonné á l'inconscient,.JAL, p. 24), como si hubiese alcanza­do la m eta de convertirse e n e l Maestro de le nguas pasando por alto cualquier cletenninación de su propio le nguaje por un discurso so­cial y colectivo del Otro. Su maestría es tautológica y finalm e nte mas­turbatoria, cuando intenta suturar s11 propio nudo con e l Nombre que abandona a nuestra a<loración.25

~'· Para provechosas y minuciosas lecturas de estos seminarios, véase Roberto Harari,

Page 115: La experiencia de la letra lacan literario

228 EL l;Oct:: IJI·: .JüYCE

Así, t' n 11na citarla Ltsc i11a111c y pc r111rbadora , Lacrn 110 sólo esbo­za lo q11t· se converlirá e n el lcllla del Seminario del aiío sig11ie111e (197fi-7ü), 1111 sc111i1rnrio adecuadamente lind ado Lf' Si11t.!t.m11r' , sino 1ambié n e n la ta rea 1córica que ocupó s11 trab<~jo c11 sus t'tltin1os aiíos de actividad: la fúc nc conf'ron1ación conjoycc lo obliga a ir tnás allá d e los 1rcs círculos entrcl;1zados <le lo Real, lo J11rngim1rio y lo Silllbó­lico -lrcs conccplos que han sido los principales soslc11cs d e s11 ela­boración 1eórica durante vci111e a1-1os- para mostrar que su anuda-1nicn10 depende de la h111ciú 11 de 1111 c uarto c írc11lo , frtT11c111clllente lla tnado 2: o Sigma (por el Sín10111a).

¿Cuál, h1ndarnentah11c n1 c, es b con1rilmción d e Laca 11 a l n)lloci-1nie n10 de .Joycc? Parece en pri111cr lugar como si su lectura es111viese basad;1 c11 1111a aproximación biográfica (obvia1nentc leyó la fa1nosa hiograffa de Elhm11111 con 1n11cho cuidado) . Con10 Ro udinesco lo ha seííabdo,2li L1ca11 prime ro p<trece leer Hetralo drl ar/iJ/.r1 arloü'.IH' nle o l lli­ses direcL11m·n1c como 1111a au1ohiograíía, pasando por ;11!0 o borran­do con fren1e11ci a la i111por1an1e dis1i11ción entrc Stephe11 lkdal11s y.Ja­mes .Joycc, o incluso proycuando 11111cho de sí 1nismo c n .Joycc (esto e1npicza cuando explica sus si1nibrcs cin:1111s1ancias y cdtu«1cio11cs ca-1iílicas). De manera 111uy c111harazosa para u11 crí1ico li1er;1rio, Licau alude sis1e111á ticalllen1e a ".Joycc" cuando habla de S1ephc11 lkdal11s. Y, por e jcn1plo, explica la ekcciú 11 dc.Joycc de u11a carrera a nística cu1110 11n anhelo de co111pe 11s;1r una Etl1;1 por el lado de s11 propio padre. .Johufoyce, el padre de.Ja1ncs.Joyce es descri to co1no a11sc11tt', l ~ tl1an1 e,

fracas;1do, y la escritura dt· su hijo lllayor apu111a a suple111e111ar esa de­licic 11 c i;1 l'u11da11w111al. La esrri111ra opera en el lug;1r de la palcrnidad, en crntlquicr caso. Al convlTlirsc en 1111 csni1or,.Joyce se carga a sí 111is­n10 con nna paternidad que s11 propio padre parece habe r n:chaZ<1do o reb<~ j < 1do. A~í, pa rece co1no si hubiese habido un pecado , 1111 e rror en la escritura n1is1m1 de la 1;1111ilia.Joyce . Allí, los 1rcs círculos de lo Real , lo llll agi na rio y lo Si1nbólico no se han ligado apropiada11w11tc. La es­cri111ra procede a 1111 mbontage 1 ensan1bbjeJ que es 1111a coslura, 1111 1re11zado de eslas cuerdas parciah11e ntc s11cl1.as. Rabonler es usado e n paralelo con w1wuer 1 re-anudar!: u11ir 01ra vez, lt:jcr n11cva n1c11Lc, vol-

;,<:rJ1110 .\I' llr11110.fm111·.,.Jt~r< ·t! / \ /Hlrlil tf,) ··¡.:¡ .\ 'i11lhou10" dt' / .110111, B1u.: 11os Ain:s, /\111urrort11 ,

l 9!lli. l l 11 r<'s11111<·11 1n11y 1'11 il <'S "' q11c ofrece Flli t' Ragb11d-S111liv;111 l'll " l .;w;i11 's Sc111i11ars u 11Ju1H 's .Joyc(': \t\lritin g :·ts Sy11q>lorn a 11d 'Si 11 g-11l:11· Solt1tiu11 '", l\JrllfHll111~y:ús allfl ... , edi-1ado por R. Fcldsl<'i11 y Hc11ry S11ss111a11 , N11na York , Ro11tlcclg<', l~l!lO , pp. 71>-8G.

'.!li J11 0 ¡1w' / .111"1111, 0/1. ril. , p. :)72.

EL GOCE DE JOYC:E 229

ve r a coser, atar, ligar. Esto sugiere la imagen francesa de l tradicio nal "rebout,eux", el curandero de la aldea a l que a me nudo se le a tr ibuyen poderes mágicos , que ha de sanar a la familia de una maldició n y pro­porcionar una ayuda médica básica. l11cl11so si uno se resiste a este abord<~j e -y hemos visto que e l mismo Lacan pudo resistirse a un abordaje d em asiado biográfi co con o tros escritores- está claro que Joyce es un esc ritor que le impone su vida al lector.

¿Cuál es e ntonces ese pecado o riginal ? Según Lacan, .James J oyce pe rmanece atrapado e n los sín1omas d e su padre, marcados por una "pe1ve rsidad" ce ntral , a un rechazá ndolo: ta nto e l padre como e l h\jo son d espilfarradores, grandes bebedores, que pa recen incapaces de mante ne r a sus familias resguardadas de l desastre. Mie nLras quejohn

.Joyce de hecho puede imaginarse que ha "matado" a su fatigada es­posa (que mue re de cáncer a 1111a edad temprana), la c ruz del propio .Joyce fue su h\ja, Lucia, quien comenzó a m ostrar signos de trasto r­no a comie nzos d e los a í1os veinte, act uando de manera cada vez m ás e rrá tica h asta que íue inte rnada e n 1934. El triste destino de Lucia se presenta como una confirmación de l pe ligroso flirteo de.Joyce con la psicosis . La lec tura d e Lacan no está por e nde ta n lejos de l punto de vista del propio Jung (cuando 1.11vo que esc ribir una introducció n a l Ulises e n a le mán) . Como Jung, Lacan e nfati za e l a nhelo de J oyce de defe11der a Lucia contra e l psicoanálisis al punto de evitar cualquie r insinuación d e que s11 propia escritura pudiera ser vista corno "esqui­zofrénica" o "psicótica" y, como Jung, ad mite que Lucia se a hoga e n las negras aguas del in conscie nt e e n las que un nadador m ás experi­mentado se las apaúa para volver a la superficie.27 No obstante , La­can den uncia la te nde ncia de Joyce a caer e n la trampa del junguis­mo c ua ndo esc ribe sobre historia universa l en e l Wake. La principal consecue ncia de es tas observaciones fue que u11 estudio de las obras ele J oyce se convirtió e n e l trab<~ jo Citndacional ine luclihle e n la pre­para~ i ó 11 d e cualquie r inves tigación psicoanalítica de la estructura de la psicosis; e n los círculos psicoanalíticos, las últimas obras de J oyce parecie ron ofrecer la clave para las úllimas co nceptualizacio nes d e la psicosis por parte de Lacan.

El seminario Joyce lúe inl e rrnmpido por un viaje a los Estados U nidos , e l terce ro y último, durante el c ual Lacan tuvo la o ponuni­d;1d d e escandalizar no sólo a la alta sociedad bostoniana (cuando se

27 Véase el diagnóstico d e JallleS J oyce y Lucia .Joycc hecho po r Jung, Richa rd Ell-111ann ,.J111111'.\ .foyrl', Londres, OxlOrd U11ive rsi1 y Press, 196t , pp. 679-680.

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2~0 El. Gü<:l m: .JOYCE

negó a vcst.ir lllla corbata en 11l1 ca ro res tallrante) sino también a Noam Chomsky (cuando le dijo al lingúisia qll e é l personalm e nt e no pe nsaba con Sil mc 11t e sino con sus pies o con Sil cráneo). Estas char­

las y seminarios abie rt os ofrece n 1u1 atisbo muy revelador d e lo que estaba ocurriendo en e l pensamie nto de Lacan por esa é poca. En Ya­le , hizo reír a Sil audi1orio Clla ndo ab rió una prese ntació n co n la ase­veración de qlle h ;dúa es tado rel'resca11do s11 inglés ley(' ndo a .Joyce e n el origirnd_'.18 Muestra un conocin1ie11to de la teoría de Cho 1nsky

Cllando sciíala que Joyce respe ta la es trllct.llra gra1natical del inglés mien tras crea slls desconuTt.a n tes palabras port afolio y los _j 11egos de palabras de Ji'imu'p;rws Wah1'. J\l pregllnt;irsele sobre la lit e r<t lllra c 11 la U niversidad de Yak, Lacan oprn1e la le tra a la lit cra t11ra, diciendo que no está seguro sobre e n qué consiste es ta últin1a , aiiadie11do Li idea de que Frcud necesitó Ja litcratllra para ca pta r el inconscielllc . AJ a lud ir a las lcctllras psicoa nalíticas de Frclld sobre la Gmdiva dcJc11sc11, dijo:

1-hiy 1111a 1111 eva i11lk xió 11 de la lit <.:' ratura. ll oy 11 0 sig nifi ca lo qu e sig11ilie<1ba

c 11 la é poe<i d e Jc11sc11. ' l(ido es lit c ra111rn . Yo ta1nhié 11 prudm:co li1.e ra1ura,

1rncs10 que vc1Hle : to 111c11 mis Í'.~1nilos, se tra la <k li1era 111ra a L1 qu e he imagi­

nado que podía <Llrlc 11n es ta lul u qu e e ra clil<-'n·11te d e lo que Fre 11cl i1nagi-

11 ah<1. 1 . .. J Yo 110 rl'<"U est a r haci e ndo r il' ncia cuando lo qu e hago es lit crn lil­

ra. No o list;-1111e , cs10 l'S lit era tura po rqu e ha sido csni10 y vc 11dc , y ad e 1nás

es lit e ra tura porque tie 11 c e l't·c 1os, in c luso e ltT los sobre la li1 c ra 111r<t. './ 'l

Q ueda cla ro a p<trtir de es tas observaciones cí11icc1s y c rípti cas que Lacan es taba co1nl·nza11do a ser co11scie 11t e del impacto ele s11s teorías e n los csc ri1on:s crn 1t t· 111porá11cos ele vangllardia , cspccial11H'11tc Phi­) ippe So JI ns y sus a111 igos de ·¡;,¡ Q1wl.

Laca11 desa rrolla su concq >ci(> 11 del Sín trn na explin 111do q 11 c m1 sínto111a es lo <)lle cllalqllier pacie nt e comenzará por n1ostrar, a 111c1111-do pidi e ndo ser librado de e llo. Pe ro po r s11 parte, é l n1111 cc1 prome te­rá ljll l' pllede11 ser liberados del sínto111a}O Por esa (; poc-1 Lacan había ide ntili cado el Sí11to111a co n "e l de111c11to ll l(lS propio de la din1e nsió11 h11111 a 11 a"'ll y de finido la cura psicoanalítica conw la ex plot ac ió n de

'.!X J;.tcqu('s l.ac111 , "Co 11t"én·1Kcs l 'I. E11Lrc li (' ns d~111 s des l lnivcrsiLl's 11<>rd -a 111(~ ri ca i -

11 l's", Srili1r! m'ii11 . G/ 7, l'arls, Se nil , l'l 7G, p. 7.

~" //, ii/1•111. p . :; l. :lo lhii/1•111 , p. '\'..!. :11 //, ii/1'111, I'· 0ti.

EL GOCE DE JOYCE 231

juegos de palabras y equívocos lingüísticos -sin perder e l sentido de fun (Lacan utiliza la palabra inglesa !_que se podría traducir por comi­cidad o chiste ]) provisto por e l inconsciente- a fin de reconecta r el síntoma con e l orden simbólico.32 En ese sentido, los psicoanalistas fueron invitados a tornarse joyceanos ... ¡si querían comprender e l ti­po correc to de cura! Como e l lenguaje psicoanalítico, e l a rte puede alcanzar lo real desempe1ia11do la función de un agujero. Cua ndo el famoso lógico Q11ine le preguntó a Lacan si e l propósito del psicoaná­lisis e ra desatar e l nudo, él respondió negativamente:

No, está muy apre tado. Se p ued e afirm a r que si Fre ud dem uestra a lgo, es que

la sexua lidad hace u11 aguje ro, pero que los seres huma 11 os 11 0 tie ne n idea d e

qué es. Una muj e r se hace prese11te para un ho mbre po r un sínto ma; 1111 a

rnuje r es e l síntoma d e un hombre .'.13

Esta concepción jugará un pape l importante e n los últimos d e­sarrollos de las e nseiia n zas de Lacan, y te ndrán llna importante re­perc11sió11 e n teóricos como Zize k.

La pres11nció11 según la cual una 1111tje r es e l síntoma de 1111 ho m­bre se rá recurre n te e n nuevas e laborac iones sobre Joyce e n e l Semi­nario. Lacan escoge la única pieza teatral de Joyce, Exiliados, com o emblemática del síntoma pri 11 ci pal de Joyce:

He dicho d e .Joyce q ue é l e ra e l Síntoma. Todas s11s o bras lo testimonian. Exi­

les J Exiliados! es su mane ra d e aprox ima rse a lo qu e para é l e ra e l síntoma

centra l, e l símbolo constitu ido po r la fa lt a [rnrenceJ propia ele las re lacio nes

sexuales.

Esta fa lta o defi cie ncia no adop la rá ninguna forma, pe ro tie ne qu e LOmar

1111a , qu e es para .J oyce lo q11 e lo liga a su esposa, la así lla rn ada No ra, duran­

te cuyo predominio imagina Exiles. Se traduce co mo si fuera "Los ex iliados"

cuando tambié n pod ría significar, simple mente , "Ex ilios", en plura l. Exilio,

no puede haber mejor té rmin o pa ra e xpresar la no re lació n. La no re lac ió n

significa que n o hay absoh1tarnente ningun a razó n por la que é l d ebiera to­

rnar a un a nuue r e 11tre todas las muje res como su muj e r o su esposa .34

:1 ~ lliiilm1, p. :YJ. 't 1 lbiiln11, p. GO. :\! Jacques Lacan, "Le Sin thome", Omiun' (París), 111Ím. 7, 1976, p. 15.

Page 117: La experiencia de la letra lacan literario

232 El. ( .OC:L DE .J OYCE

Colllo ya he desarrollado es ta idea c 11 a lg1111os lex tos,Y> só lo pue­do res111nir el a rg11lll e nto ce ntral.

Si 11110 acepta simplifica r, se puede descri bir a Rich a rd Rowa n co­n1 0 un alt e r ego dc)oyce: e l dil c llla fundam e ntal d e la obra es de qué modo e 11 cara t; l la scclucci<Ín de s11 mujer por 1111 vie jo amigo suyo, Robe rt l land , quien ha co ntribuido a trae rlos a los dos y a s11 h\jo d es­de s11 ex ilio e n It a lia. De regreso en Dublín d cs p11 és de 11111chos a1-10s, Richard se ofrece para 11n puesto e n la 1111ivcrs idad , y parece co1npla­c ido d e es ta r e n cont acto co n lka rrice, la prima d e Rohert , co n q11i e n ha te nido corrcspondt· ncia d11r;111t e aiios. Ella es esa clase de "rwiuza i11.1pirrtlrix" que la terrestr<' y se nsua l Ikrtha no pued e ser. Cuando lk rtha k cuent a a Richa rd sobre la t's tratage ma de scd11cci<Ín, y le mega q11 c interve nga, é l se 11icga, clt: já ndol a elegir libremente. No obs tante a parece e n la casa a la que Bertha ha sido in vit ad a, pe ro pronto se va , prdi ri c ndo 110 s;iher lo q11c va a te ne r lug;1r esa noche. El 1rn1soquis1no j1wga 11n papel importante e n Fxill'.I, y Rich ;inl cst;í clan11JJ<'llle del lado de Sac hcr-Masocl 1. En el fin a l de la obra, todavía sin s;1l>er si Bertha se acos tó con Ro bert o no , Rid1;-ird y dl <1 re nue­van s11s \'otos y deciden fú11dar s11 amor no e n el sentido lrnrg11 és el e la seguridad o frec ida po r el m a trin1onio sino e11 la d11 chi pe rc ibida co­mo 11na "he rida vi\'i c nt e". Es c il'rt o q11 c la fo nn11la d e L1c;111 adq 11ic­rc n11teh o se ntido e n 1;1 obra: Richard y Bcrtha p11cdl'11 rl'visa r y rede­fi nir s11 a n1or 1JO como 11na re lac i<ín e ntre dos con1p;11-HTos crn nple­mentarios 1nacho y lwnibra, sino como sujetos i1ico1nrn·11s11rnhl e­n1 c nt<' divididos q11c p11cde11 ace pt a r 11m1 dif'c re11 cia irred11ctible. Q 11c esa ace pt ació n c 111sc dolor -se basa c 11 el dolor in cluso- 110 es nada con1pa r;1do con el sentido ét ico de lihcrt;1d )' f'o rt alcc illli e11to q11 e cx pe ri1n c nta n en el fin a l. Entonces lkrtha p11 ed l' e 11can i;1r rl'al­lllente el "s ínto1na " de Ri chard, mie ntras que ella sigue sie ndo 1111 ag-en tl' inclcc icliblc111e nte libre q11e tl's ti1nonia 1111 dl'seo sicn1pre re­novado.

Se p11nlc n1ostrar q11c 1111a lectura d e Ulises p1wde ser il11111i11ada d e lll odo silllila r por las e labo racio nes ele Laca n. El 111ejor e jemplo se­ría n las cuidadosas ano taciones y e l sólido p re facio a la cdi c iú n fran­cesa de la novela q11c ya he n1c1H:ionado.:Hi Con10 lo lw1nos l'isto con

'.F• J -; 111-Mic licl Rah;11é, "'No l e s11r les cx-ils", .J;1np1es A11hcr1 (cdi1 or), .fo\'t'I' 1/1'1·1 · / ,l/­

u111 , 0¡1. r'il. , pp. ~ ) 7- IOG. l 111 a V('rsiú11 ('Xpandid~t c 11 ing;k·s se <· 11nH· 1 11r~ 1 c: n.J.-M. R;1 bat é,

.foro' 11/w11 i/11' \ (,¡¡/: "/111' (:r111'si.' 11/ IJ1111hl, l .011dres, Mac111ilL11 1, 1 1 J~ l l , pp. '.! l-· 12. :ii; l'vlc rclicro a b edic ió 11 de J\11bc r1 i'" r" L.a Plt' iadc. Vl-asc nula 1 ~J.

EL GOCE DE .J OYCE 233

previas lecturas lacania nas, hay un confli cto direc to con los aborda­j es psicoanalíticos habituales. Así, e n e l Seminario del 13 de e nero de 1976, Lacan acumula desp recio sobre la m ayoría de las inte rpre tacio­

nes Heofreudianas de J oyce. Selecciona j oyce in Nigftttown: A Psychoa­nalylic luquiry d e Mark Sheclrne r'.17 corno un an timodelo egregio:

Bue no , Ulises, vamos a abo rda rlo. U n tal Shec hn e r, qu e se imagina que es psi­

coa na lis1a porque ha le ído mu chos li b ros psicoa na líticos - ésta es un a ilu­

sió n bastante difundida, especia lme nte e ntre los a na listas- quiso ana li za r

l!lises. Esto produce una impresió 11 a bso lutamen te te rrorífica , que sug iere

q ue la imaginació n del nove lista , quiero dec ir la imaginación q 11e constniyó

Ulisf's, ha ele ser e nl e ra mente desca rtada. A dife re nc ia de Smfare anc/ s:y111bol,

este a mí lisis de U/ises que rría desde luego se r exhaust ivo, porq ue cuando se

psicoa naliza un lib ro no se puede para r. '.\8

Lacan no va m ás lejos que ese re proche de banalización, pero m a nifi e sta una vez m ás Sil ira co ntra aque llos que d eciden som e te r novelas a lec t.uras psicoanalíticas totales, y no salva al mismo Fre11d , quien a l me nos tuvo e l m é rito de "refre narse" pues m111ca a nali zó co lllple tamcnte novelas largas. 019 Al ma n te ne rse a una clist.ancia ma­yor ele la novela, Laca n se abs tie ne de leer e l "inco nsciente" ele Ste phe n o de Bloom .

Por o tra parte, lllues t ra el mayor respe to por los lib ros m ás clási­cos; cit a a 1-Iugh Ke nne r y Clive Hart., y lo ha impactado la re levancia del lib ro de Robe n Adams, S11:r/ar:e muí SyrnboL The Consisteruy of Ulys­ses.'10 De manera que Lacan no es adverso a la c r ílica lit eraria cuando arrc~j a luz sobre los procesos tex tuales. Proclama que Adams ha pe r­c ibido muy bie n la distinción e ntre lo Imaginario y lo Simbó lico, y ha seiialado provechosame nte la distinción e ntre "existencia" y "consis­tenc ia" que atrajo e l interés de Lacan e n otros seminarios. La noción de que es la su perficie del texto y no sus "símbolos" lo que lo dota de "consistencia", y la d efinición d e "consiste ncia" com o "lo que mantie­ne unidas las cosas" parece abrir e l camino para el concepto lacania-

:·l7 Mark Shec h11e r.,/oy1P i11 Nigh.111111111: / \ l~'.)'"¡,1,,1t11ilylir flltt11i1 _)', Berke ley, Un ivers ity of C~ li fo rnia Press. l 974.

~H "Le Simlio me", Ornimr1 (Pa rís) , 11ú111 . 7, 1976, p. 15. :.\~ I lhir/nn . 111 Ro be rl M. Ada 111s, S1nj(ta lfl/ll .\)·111bol. "flw <:011sislmry o/ llly.urs, Nueva York, Ox­

ford Uni versity Press, 1962.

Page 118: La experiencia de la letra lacan literario

234 U . COCL LJLJUYCL

no de cl!erdas e 11lazadas c11 un nudo. ¿Es el nlldo alg'O qu e "cx-s ist e" para las cuerdas, o es sólo el lugar en cloncle las cual ro Cllerdas "con­sis te n"? La consistencia d e los escritos deJoycc está hecha d e nu1c:has tre nzas qlle están e ntre tejidas por llna escritllra que plantea 1u1 enig­ma. Debido a que es te e nigm<1 c rea un "agujero", una brecha textual o n1p111ra que captllra la imaginación, puede apa11árselas para crear belleza al mismo ti e mpo: "Finalmente, sólo la escri tura pllede ser lla­

lllada herniosa , ¿por qut": no?"·l I La tesis priucipal de Lacan con respecto a Ulise.1 gira <dredcdor ele

b cuestión de la pate rni<l<id: "Ulise.1 es el tcsti111011io d e cú1110Joy<T ha quedado atrapado c11 sil padre, aun rcpucliá nclolo, lo cual es cxacta­me 11t e su sí111on1a. " 1 ~ Aquí nos cncrnllramos con el segundo sínlorna de .Joyce, clcsptu.':s de la falta de relación sexual. Cuaudo 1n;Ís niega a Sil p;1drc, crnno Pedro con Cristo , más <üllsta la soga c11 su cuello. Una soga hecha de las cucnLts del cu;1dntplc 1111do. Así, L1nu1 no c ree que B1001u sea 1111 p;1dre probable para SteplH·n ni que Steplic11 1)11 e­da represe ntar 1111 Telé111;1co creíble (JA/ ,, p . '2.7) . S11 posición es enfa­ti zar la f'11nció11de1<1 pat e niiclad al clese 111ra1-rnrla d e la c·str11ct11ra lw­rn t":rica. 1 k te11ido la oport1111idad de han..-1n e eco de esLt i111prcs ió11 e11 los círc11los joycea11os, y pude ve rifi ca r q11c todavía s11sc it a rn:ha­zos 1;1j ;111t cs e incluso agresivos. l labría qlle regres;1r a b brg;1 y corn­pleja historia de b rn:cpcicín dc.Joyce, en11wu111d<> con E1.ra 1'011nd, q11ic11 procla1nú 1111 escepticismo sirnibr e11 c 11;111t o a la idea de "pa­dre e hijo" y los paralelos hon1{Ticos e11 Ulises. B;1stc decir que {stc si­g11e siendo 1111 p111110 de disp11t;1 entre los t·specialistas cnJoyce, y que la elaboracic'in de L1cu1 es bastante sólida y prnh;1bk111e11te vcnlad e­ra. Adernás, la idea 1w puede reducirse a mera proyccc iún psicolúgi­ca, ¡rnesto q11e Lae<111 a 11 ade q11e es prcc is;1111 c11 tc esta al1se11cia de pa­dres reales o simbólicos e n la 11ovcla lo que 1rn1cs1ra ccí1no la paterni­dad se reduce a 1111 p11ro nmnbre. Para é l,.Joycc n111estra, a co11 l'lario

e n todo caso, qu e el "Sín1rnna depcnck ele 111i;1 es tructura c11 la cual el 110111brc-dcl-padre es llll clc rnento incondicional " (/JI/,, p. 27). U na di sc 11siú11 co111plcta de esta c11csticí11 illlplicaría 1111 exan1e11 siste­m áti co del sustrato teolcígico de los vínculos c nt re Sltakcspcarc, Dios y el Arti sta, espccial11H·111e tal como es desarrollado por Stcphc11 De­dalus en e l c-1pí111lo 1111cvc de lllise.1, en "Escila y Caribdis".

11 "Le Si111lio111c", Omimr' (París), 11(1111. 7. 1 ~17( ), 0/1. ,·Íf .. p. l·I. 12 ¡¡,¡,;,.,,,, p. I '.>.

EL GOCE DEJOYCE 235

Moviéndose e ntre una excele nte lec tura de la conclusió n d e l Re­

trato del artista adolescente y Ulises, Lacan postula e l pape l central de l padre en Joyce. En e l Seminario del 13 de en ero de l 976, cita la fa­mosa invocación del "viejo padre" al final del Retrato43 y describe a

Stephe n como 'Joyce e n la medida e n que descifra su propio e nig­m a".44 Él ve la continuidad e ntre los dos textos en estos términos: Stephen es un pe rsomtje que diría a lgo así como: "Después del padre, gracias a ti, no he tenido más padres. Estoy hasta acá de padres."45 Luego investiga un problema litera rio que ha sido expuesto por Adams, cua ndo seilaló que, en un punto, hay una curiosa duplica­ción de la observació n hecha por Stephen en la biblioteca acerca de

Shakespeare que e ncue ntra su camino e n e l soliloquio de Bloom al final del episodio de las "sirenas". Mientras que está claro que Step­he n sabe tocios los d e talles ele la vida de Shakespeare, ¿cómo podría Bloom tll asc ullar acerca del bardo en estos té rminos: "En e l rosedal ele Gera rd, Fe uer Lane , é l pasea griscastailo [in Gerard's rosery of FeUer Lane he walks, gnyedauburn] "?¿Se supo11e que esto es una cita de l mo­nólogo interior d e Ste phe n? Joyce parece poner deliberadame nte e n cuestión los límites en tre los inconscie ntes de sus dos person~jes mas­culinos, lo c ual queda lite ralizado cuando te rminan com o "Blephen y Stoorn". Lacan se re fi e re a ese debate para sugerir que incluso si Bloom y Stcphen no puede n ser creíbles como "padre e hUo simbó­li cos", se une n e n los últirnos e pisodios como una única sustanc ia tex­tual masculina, como una pura escritura que se vue lve cada vez más autorreferencia l, lo que e n última ins ta nc ia postula e l dominio del nombre-del-padre.

Las últimas semanas del seminario.Joyce estuvieron dedicadas a más nudos y meditaciones sobre e l goce joyceano en oposición al goce fe­menino y se aludió al film j aponés El imperio de los sentidos para re tornar al terreno cubie rto e n el Se minario 20 sobre "Dios" ide ntificado con "el goce de una nnijer no-toda''. 46 Además Lacan descubrió e l té rmino

'1:1 En la versión espa 11o la del Hdmlo dd arlisl11 111/oh'.ff<'llf<', Madrid , 1978 y re impre­sio nes, a llí donde .Joyce escribe : " !l/n·il 27. Oldfúlhe1; 11/rl arlifi<:n ; sf11nrl me 110111 ami nwr

i11 .~mHI slnuf' , e l traductor D<1 maso Alonso alte ra así las últimas palabras d e l libro : "Abril 27. An te pasado mío, a ntiguo a rtíti ce, ampá rame ahora y sie mpre con tu ayuda" (p. 288) . Se pierde así la especilic idad del "viejo padre" joycea no invocado aquí por Raba té [T.].

11 "Le Sintho me", Omimr ~ (París), 11ú111. 7, 1976, 0/1. f:ÍI., p. 14. 1:1 llúrfom. lii "Le Sintho111e", Omirrn~ (París) , núm. 9, 1977. p. 38.

Page 119: La experiencia de la letra lacan literario

236 El. l.Ot:L IJL JOYCE

c rucial "epifanía" basta nte tarde (ene ro de l 97G) y e ntonces lo utiliza

para presenta rlo como e l 111odo d e Joycc de a lca nza r lo Real , una

proposiciú11 muy convi1ice11tenwnte clesarrollacla más tarde por Cathe­rille Millot. '17 Al mismo tic111po, el l G de 111 a rzo de l 97ll, L1c;111 antm­

cia algunas 1H1cvas rd.lcxioncs sobre la fun ció n cid ego, 1 n ie n tras que

sc íi a la d esaprobadoranw11te la tt·ndc ncia d e Joyce de c;1111biar hacia

11na ve rsi<'í 11 junguiana de l inconsciente colectivo: d inconscient e co­lectivo n1is1110 es 1111 sínto111a. ·IH E11to11ces, c 11 el úlli1110 se111i11ario , casi

co1110 una posdata , es el ego de Joycc el que ocupa el cua rto círcnlo,

d o nde prcvia1m·11t e Laca 11 ha puesto e l Sigma cid Sínto111a. El ego de

Joyce ('S 1111 cl"ccto el e su escritura y se ide ntifica así con s11 Sí11t01na. l la­

bía habido un "error" (fr111.le} e11 el anudamiento de los tres círculos de

lo Real, lo l111ag i11ario y lo Si111bólico, y para co111pc 11sar el e rror, d ego

- e n el dilHijo d e Lacan éste 110 ('s ni siquiera 1111 círculo , si110 q11 c es

reprcscn1<1do po r dobles corclwtcs- juega el papel d e 1111a grapa o abrazad era p;1n1 1nante 11 e r los círculos unidos.

¿Por q11é _l oycc es ta n ilegible? Ta l \ 'Ci'. porq11 c no nos s11 scita ni11g11na si111pa­

tía. Lo q11c estoy s11giricndo ('S qttl ' co11.Joycc , el ego viene a corregir l<i rda­

ció 11 l; t11 ;1111 e. Mcdia111c sc llll:j a nt c a rtif'ici o d e csc rit11ra , e l nudo hrnT0111 co se

ICl'(JI !SI it 11 yc ,' I ~ )

El ego de Joycc lrncc k ton1arsc 1111 s í1ito11rn ; explola los ardides d e 1111 e 11ig111a lit era rio , es un artificio c reativo , u11 "s11pk111c1ito" por el cual t' l ace rtijo hablado se co nvierte e n cscri111ra a l 111is1110 1ic111po

q11e c11Ltza todos sus co111p01H'lllt·s.

¿Por q11(' esta poste rgada dcsig11ac ió11 d e la n·11tralidacl del ego es

1;rn sorprcndentc y paradt~jica ? A fin d e apreciarlo tenernos que rc­corclar que todo el sistema d e Lac.1 11 cst.;-í co11s1 rnido co n 1111a 1míqui­

na de g1wrrn co11tra "la psicología d e l ego". Desde los a1-1os ci1K11c11-

1a, su priu c ipa l ac0111c 1id;1 pok111ica había cslado dirigida a l legado

d e J\1111a Frl·11d , en 1111a crítica tot a l de la ";11m·rica11izació11 del i11-

co11scicu1c" que ocurrió c11a11do la pri111era gc11cració11 de discípulos

de Frc11d huyó a los Estados U11idos y e laború 1111a te rapia cuyo prin­

cipal o bj e ti vo e ra i11ctT111entar las egoclcfe11sas. lk niodo típico, b

17 Vt.':< tSl ' s11 t· 11 s~ 1 yo suhrc las ·· Epifa11í~ 1s " t 'll,// \/, , p. 87-~V>. 1 ~ " l." Si111l101n" "· 0111im r " (P;iris), 111'1n1. <), 1'177, p. :18. l'I "l." Sin1lio1n l'" , Om imr" ( l';irís), núm. 11 , 11177, p. 8.

EL GOCE DE JOYC:E 237

prime ra publicación d e Lacan e n inglés fue "Sorne re fl ec tio ns on t.he

Ego", un te xt.o ofrec ido primero com o confe re ncia e n Londres e n

1951, publicado d os aíios d espués e n The l nternalional journal of Psy­

rhoanalysis, 50 iró nicame nt e, justo para la é poca en que estaba siendo

echado d e la lnte mational Psychoanalyt.ic Association por su ma nejo

no conve nc io na l d e la terapia y por sus críticas acerbas a la institu­

ció n . En ese te xto, Lacan e nfa ti za la dime nsió n del le nguaje corno

constitutivo d e l ego, y e l hecho ele que Fre ud sitúa e l ego e n la di­

me nsión d e la alucinació n, y por lo tanto d e l e ngai1o l.o e rror: delu­

sion 1 o ele la "falsa atribució n " [ m:isrer.ognition]. El ego es una image n

mistifi cada d e l cne rpo que pres ta una totaliclacl espuria a un s1~j eto habla nte fimdame nta lme nte dividido. En consecue ncia, cua lquie r

int e nto d e fortal ece r e l ego llega a un re forzamie nto d e la ne urosis

que se quería d estruir. Ésa es la doctrina laca uia na m ás básica; por lo

1ant.o fue un ca mbio co111ple 1a me nt.e inespe rado e nco ntrar al vi ejo

ego reflotado co11.J oycc, incluso si fue para pre se nta rlo com o nudo,

escritura y Síntoma. Sc 11 a le mos que Laca n habla d e l significante ego, conforme con e l

uso inglés, y 110 co n e l francés moi !yo], para t racl ucir el !ch d e Freud .5 1

Esto sugiere una n ucva confrontació n con la egopsicología inglesa y

norteam e rica na. La idea d e la labi liclad y suple me nt.ariedacl d e l ego

joyceano es confirmada fin alme nt e por un pasaj e extra ído d e l l?etrato

del artista adolesrente, cuando S1ephe n recue rda cóm o una cantidad ele

escolares lo había a torme ntado por habe r proclamado insiste nte me n­

te que Byron e ra e l mayor d e los poe tas. Después d e que sus "amigos"

lo aporrean co n saüa, lo vence la ira, y sollozando y apre tando los pu-

1-ws , corre locamci ll e iras e llos. Es e nto nces cua ndo sie nte que esa ira

cae d e é l, e n un curioso mo me nto d e despoja111ie nto .

I_ .. . 1 Y a un aq ue lla noche, a l regresar vacilan le hac ia casa a lo la rgo d el ca mi-

11 0 d e .Jo nes, había sentid o qu e ha bía un a fu e rza ocu lta qu e le iba quit a ndo

la capa d e odio ac111nulado e n un m o m e nto con la rnisrna fac ilidad co n la

que se d espre nde la suave pi e l ele un fru to maduro.52

'•11 .Jacques Lacan, "So1ne Rdlections on 1he Ego", '/"he lutl'mt1ti111111/j11 11r1111l 11/ l'"y­

d111111111/ysis, núm. 34, 1953. •,¡ Lo reconoce en el Seminario del 1 ti de marzo de 1976: .. [ ... ] He prod ucido algu-

nas mcditacio11 es sobre lo q11" los ingleses llaman el 1'g11 y lo que los alemanes llaman el lrh". "Le Sinthomc", Oni imr?, m'nn . 9, p. 34.

•, ~ J ames Joyce, ;\ /'m'fmil 11/ llw J\rti.\l m 11 Vim11g M1111 , ed itado por S. Deane, Nueva

Page 120: La experiencia de la letra lacan literario

2:38 El. c;ocE LH:J OYCL

LaGttl observa que es ta transformació n de la irn e 11 di sgusto es sos­pechosa para u11 psicoa nali sta, y ve e n esta escena e mblemá tica el mode lo de lo que pouría llamarse el cuerpojoyceano: u11 cuerpo que puede caer desd e e l yo ele uno, que es llll m e ro e nvoltorio que no puede "cont e1wr" por sí mismo al Sl~jeto . Mientras que la explotación c ríti ca de esta escena e n parlicul a r podría a parecer como 11n caso d e sobre in1crpre 1ac iú11, sería posible sciiala r de hecho algun as olras es­ce nas siniilares en la novela: por c jc 1nplo cua ndo Stcplwn <1co1npa ii a a s11 padre e 11 1111 vi<~j e a Cork, cx¡wri111e nta u1t 111onie11t o de dcsp<~ja­mic nt o sulije1ivo y 11ecesi1a e l poder de la escri111ra (se ha qued ado fasc inado 1a n10 por las iniciales de su padre e n tui cscrilorio como, ade1n;ís y de n10do 1nás decisivo , por la palabra feto lalhtda c1t 1nade­ra) y el 1H>1nbrar para n1 a n1c1HTsc "unido".

Vict o ria, S tc phcn , Si111rn1. Nombres. 1 ... 1 No se había 11Hwrto s illo q11 c se ha­bía clcsvallccido co1110 till a placa i1nprc sio11<1da a l<t lt11. del sol. S,· había 1w r­

dido o h ;1hí;-1 c111igr<1do de l<t ex is tc 11 c i<1, porq11c ya 110 cxisl Í<1. 1 ... 1 Y cx l r ;-11-10

ta 111bit; 11 , ver q11c s11 c11crpccillu r c<1 parccía <tltora por 1111 ll1 0 111cnt u : 1111 niiíi­

to ve s1ido co n 11n tr<úc gris d e cin1mó 11. 5'.l

La esce na completa de bería amdizarsc c 11 c ierta cxtc11siú11 , y se pu­dría mostrar c<Í lllo los 1é rn1i 11os lac 1 ll ia nos de lo Rea 1, lo l 111agi na rio , lo Si 111bú lico y el Sí111on1a l'Strnctt1ra11 st1 lógica.

El ego d c joycc constiluiría 11na "piel ", u11 111crn liorde q1w esl <'í llo­ja11w11t c captttr<tdo por d l1m1ginario. Fs lábil , poroso, artilici <tl , y es posilik dejarlo e<HT as í como así. ParaJoyce, c11trn1n·s, crn110 co11sc­Ct1 Cllc ia de cs10, lo Real 110 cs t;í a1111dado al i11co11scie111(': aparece c11 sí11to111as q11c cs1át1 vim:ulados 111('trn1ílllic 1111<..·111c crn1 el luga r (Cork, Dublí11). El 1111do cjen11ado por u11 a cscri1t1ra que at raviesa la pater­nidad as t1n1iní por ende una l'u11ció11 aún 1mís <'scnci<tl .

Lo qu e es toy s 11 g iric11d u es qu e, ¡><i ra .Joyce , el ego inte rvi c 11 c ¡> <1 r <1 <"Orrcgir

1111 vínnil <> f~tl1 ; 111Lc. Mcdia11tc cs le artilicio l ' n la csni111ra , l"i 111Hlo ho 1To 111co

p11 c d c ser rcco11st.i tu id o. c>·1

Yo rk, Pc..'1tgui11 , l~l~J 2, p. 87 1 Nrtr11!0 rl!'/ rn'fi., Jrt 11rlofrsu'11fr, 1r~tducc iú11 dc n~i 111;1so Alo11su,

11/1. 1il., p. D 11 . '•'.' lh iiil'lil, p. 'l8-'l ' l jc 11 '"'i""-101 , pp. 10~- 1 Ü'l I. :.i "'l.c Si 111ho111c", Omimr1(Parí,) , 111'u11 . 11 , 1977, p. 8.

EL GOCE DE JOYCE 239

El que se propone no es por lo tanto 1111 conce pto natural de l ego , es incluso más a rtificial que antes, pe ro no se lo puede reducir a un registro d e lo Imaginario. El nuevo ego lacaniano es, de hecho, como lo esc ribió Ezra Pound en sus Cantos, un Ego Scri.ptor.55

No obstante , cuando.Jacques Aube rt le pidió a Lacan que entrega­ra una ve rsió n escrita d e su ch a rla para la publicación de las actas del simposio e n 1979,56 é l no puso claramente de re lieve e l concepto d el ego, aunque e ra posible advertir su inilue ncia sumergida. La ve rsión que Lacan le envió a Aube rt es un texto completame nte dife re nte de la presen tación oral, se ha co nvertido e n un écrit e n e l que se reco­nocen aquí y allá cie rtas hue llas de l te xto original. Su ca racterística distintiva es que aho ra parece sobre todo un pastiche de l idio lec to wakeauo d e .Joyce. El es tilo de Laca11 e n ese texto publicado e n 1979 -un texto d e l que po r e nde se puede dec ir que es uno de los últi­mos, si no e l último, d e los "textos auté nticos" escritos por él- es co­mo mucho oscuro y ll eno de juegos ele palabras. Arra nca con un a reaparició n e ncubierta de l ego com o '1noi e n francés: "]ayee le Syrntí51ne a entendn; comme]ésus la aúlle: e 'est son nom .. Pou.vail-on s 'aUendre a aulre ch.ose d 'em,-m.oi: je nornrne" (/AL, p. 31) (''.Joyce e l Síntoma ha de o írse co­

mo Jésus la aúlle. éste es su no mbre. ¿Pued e espe ra rse a lguna otra co­sa d e mí: yo nombro"). La refere ncia iró nica a la novela de Fra ncis Careo que re traLa a los rufia nes y prostitutas parisinos, Jésu.s-la-r:aille, si túa e l norn bre d e .Joyce no sólo e n la 1 radición lite raria de los a iios veinl e (prec isam e nte cuando Lacan e ncontró y oyó a Joyce) sino que aiiade a su nuevo sobre nolllbre un giro populista, a lgo así co­m o un sabor a java.57 El juego de palabras que irrumpe co 11 d'ennnoi vin cula de moi ("de mí") co n Emma Bovary y un eco sum e rgido de la famosa frase d e Flaube rt ( "Madame Bovmy, c'est uwi "). 58 Después d e esto , Lacan enfatiza que e n francés "je nom:me" ("yo no mbro") sue­na cxac1am e nte como "jeune lwumte", e l "young man" d e l Porlrait ... de

.Joyce. Desde e l co111ie 11zo, Lacan sigue los pasos de miúrgicos ele un 'jove n.Joyce" con quie n compa rt e muchas carac te rísticas: habie ndo si­do m arcados los dos por los j esuitas, e l cato licismo, una revue lta con­tra e l orden burgués de sus ju ve n tu des, una cultura enciclopédica que

''' ' Ezra Po11nd, Tlw Caulo.1, Londres, Faber, 1986, p. 472. ,-,,;.foyn' & Pari.1, ed iwdo por.Jacq11es Auben , Lille y París, C:NRS, 1979. ,-,7 .fm111. es u11a danza desarrollada e11 Francia a principios del siglo xx, sirnilar al

tango. ;,x Se podría a1-1adir o tro se ntido, ;::u '1n 1n cls o bvio : r/.'nn nwi po r d 'rmoi, lite ralin e 11Le

"de emoció11 " [T.].

Page 121: La experiencia de la letra lacan literario

240 El. GOCE LlEIOYCE

culmina en unos pocos diagrnrnas sistemáticos (los "esque1nas" y "nu­dos" ele Lacan aparecen corno exacLas con1rapar1idas ele los "esque­mas" y "siglas" de Joyce) y la creac ión de 11n lenguaje radicaln1e11te nuevo que les pcrn1i1c pensar y escribir.

Después de una reiteración de la idea de que ]oycc el síntoma" da acceso al 11onibre d e Joyce, de que el verdadero nombre dcJoyce es "el síntoma", Lacan aborda di rectamente la cuestión de los juegos fo­

néticos múltiples, y al regresar a l tema del "banquito" de lo "bello" (es­

cabeau.) , produce algo que se ke cada vez más coi no Finllegans Wa!!I:.

!Iissecm1úea11. ú 1;cme co111.111e l 'lie>seuilm1:11. sans leq11.1:/ lúlw1111/Jjml 1¡ui suil dú1g'

d'110111 dºlio1n. LOM se lmnellise á qui mirnx 111ieu.x. J\!/01ulle, lui dit-011 , .fitu.t !1,fáúe:

rnr srws mouilln Jms d'l11<1ser11/m111 U '\L, p. 3 1).

Una vana paráfrasis podría ser: "Se cree bel lo , a ser escri to con10 el banquito que usa co1110 escabel, sin el cual m1dic se ría digno d e l no111bre de hombre. La l;)niin;1 del l IOMBRE se l1111rn11iiza tan bien y r;ípido como puede. S11<fa, se le dice para li11111eden:rlo 11n puco, pues sin sudor no hay banquito." Este denso p;1sajc co11d('11sa 1nu­chas p;1ginas del scn1 i11ario de ese 1no1nc11to ( 1 H de 11ovic1nbre ele 1q7:1) q1w sigue a l e nsayo ele J\11hert sobre la cstétic1 dcJoycc y cri­tica la concepción de.Joyce de la b('llcza. Para desinflar 1<1 ll<Ki<Í1i de

.Joycc ele caritas, Lacall ofrece li1cgo la hipótesis nada caritaliva de que Joycc se hizo escritor sobre todo porque 110 era lo suficie nte­mente viri l (i!):

l ... ] 111 10 Cl'<'c q11c es 1ll ;1cl 1u ¡)l)1'l¡i1c tic11c una vcrg11 it a. Nat11rali11c11tt:, aq 11í

le s ntego que 11w disciilpe n: se 11cces i1<1 a lgo 111 <Ís que eso. Pero ya que s 11 ver­

ga e ra u11 poquito dcbil11clia , si ¡rncdo decido así, Le 11ía que ser s11 arte l;1 qu e

la s11pk 111c11tar;1 y crn11pe11sar<1 su ol'ena f<ílica (/J\L, p. ·10).

Se describe el l ~1lo conw la crn1ju11ció11 del "panísito", el úrgano se­xual n1asculino, y el habla. Si tocio arte ocupa una fú1ició11 Lilica, la herejL1 artística d(' .Joycc ofrece 111i contrapeso a su ilusión de ser un "macho". Pero él c11tcndió que la lúnción principal del lenguaje 1io es la revelación de la verdad completa sino el equívoco, niostrándole así e l cal1li110 al psicoan;ílisis.

Fi11al111c11te, sólo tc11c111os esta lÍ11ica anua co1 1tr<1 el sí1110111a: el e q11ívoco.

l ... J Sólo a travé s del cq11ívoco traba ja L1 i11terpretació11 (//\/.,p. 4:¿).

EL GOCE DE JOYC:E 241

Parece que en 1979 Lacan hubiera leído Finnegans Wake y Ulises

con mucha más atención, y cita muchos pasajes como la transforma­ción de la ópera de Ve rdi, La forza del destino en la "/arce of dmtiny" (162, 2-3) [algo así como la "farsa del polvino"] o cuando consigue resumir todo el argurnen to de Ulises e n un parágrafo que deja sin aliento (fi-1L, p. 34). Cierra con un fuerte vínculo entre la maestría de .Joyce y la suya propia.

.Je su.is assez mailre de lalangu.e, celle dite.fran[aise, pour y íirre pmvenu moi-méme ce qui

fascine de léllloigner de la jouissance prvpre au syinfitome . .Jmússance ofmque d 'exdure le

sens (JJ\L, p. 36, aproximadamente: "Soy lo bastante maestro de !alengua así lla­

mada francesa para haber deven ido yo mismo eso que fascina en atestiguar el

goce propio del síntoma. Goce opaco por excluir e l sentido").

Lacan nos remite al concepto de lalang'u.eque ha inventado 1111 po­co antes para describir e l "balbuceo" d e los niiios (a m en udo dijo que la palabra pretendía evocar "lalación", el habla i11fa11til arcaica). Co­mo lo ha sugerido Néstor Braunstein,59 podernos presumir sin peli­gro q11e .Joyce acLúa no sólo corno e l doble de Lacan, sino como un Doppelgánger Ji terario que le permite darle sentido a su propio estilo opaco y barroco, al tiempo que habilita e l retorno d el "ego" reprimi­do. Una conclusión te ntadora de su exploración de la lecLUra de La­can sería que sintornáticame nte e11carna e l "Egosí11toma" presentado como el cuarto círculo. Véase el dib1~jo:

60

r,~, Braunsle i11 hit· el prin1er ana li sla lacania.110 en Lomar el "retorno al ego" e n el se-1ni11arío de Lacan co n la seriedad teó rica que 1n e rece. Véanse sus e nsayos su 111an1cnte lúcidos: "La clínica e n e l nombre propio", ¡,·1 ta/Jni11lo dr lm rsi:rihrms, editado por He­

lí Morales Asenc io, Mé xico, Siglo XXI, 1997, pp. 70-96, y "El ego lacaniano", ¡,·11 los s11-

/h11ri((s rli'l nom/n,, dd ¡111d11', editado por I-lelí Morales Asencio y Daniel Gerber, Mé xi­co, Siglo XXI, 1.998, pp. 53-74. Véase también Diana S. Rabinovich, "Suplencias del

nombre del padre : El Ego de Joyce " y "El sí11 to111a y hace rse un nombre e n Joyce ", /.a

a11¡;1nlia y el rlrsr'll riel otro, Buenos Aires, Manantia l, 1993, pp. 145-190. 1;11 0111ú·ar?, n1írn. ll, p. 2.

Page 122: La experiencia de la letra lacan literario

242 Fl . GOCE DE j O\'CE

Si rc1roccde 111os h(lsl a las últi111as co11side racio11cs ofrecidas e n e l

seminario d e l Sí11to111a, pocle111os atcs1iguar la (\Inciún d e una sue r­

le d e argot ri111ado creado e n el mome 1110, espccialmc111e cuando é l

abrevia "Noe11d 11orm1flie1i'' corno " Noe1ui-Bo", lo c ual lleva a "Nebo",

la mo111aii a sagrada e n n1 ya n11ubre , llam ada Pisgah, Dios le dio a

Moisés las Tablas de la Ley, según De u1 cro nornio 34. Un "Nebo" e n

e l que se pu ed e oír lo "bcllo", e n fran cés "le beau", que linalm c 111 e ri­

ma con "ego" que migra desde .Joyce a Laca11, y desde Lacan a .Joy­

ce . .Joyce, quien se negó consue t11di11ariarnc111e a psicoa na lizarse , y

c uyo nombre Frcud re pilc y lraduce orninosan1e111e, parecería ac­

tuar co11w el psicoana lisla silveslre ele Lacan, desen1 c rra11do e n é l e l

más 1.euaz cgonarcisis1no.

Parece que la í111ica manera d e ir m ás allá del rc1orno regresivo a

esta posición es c011siderar exac1;u11cn1 c lo qut> dice L1c;.111 sohrc la

posiciú n del Sí111on1a, e nvuelto entre el Sig11ilican1 e y la Le1ra, o 1al

vez , pero tcndrcrnos que ser muy Glltlos , c n1re cl h;1bla y la cscri111ra.

Ya he c11L11izado a111cs la admiración de Laca11 frcnlc a l uso dcjoyce

de los juegos d e palabras , y su rcco11oci111i e 1110 ele q11c a mbos cs1á11

logra11clo cknos similares co11 e l lcng 11 ;.~j e. Pock1nos conlirn1;1r cs la

co11vc rgc 11cia ccha11clo 1111 vis1a1.o a 1111 seminario a111crior, c11 el q11 e

Lacan da a c11lcll(ler que ya ha elllpczado a mcdi1 a r sobre Fi-1111 f'{!Jtns

Wahe. E11 el impor1a111ísi1110 Seminario 20 de 197;), L1um se rcli c re

una vez aJoycej11s10 dcspn<"s de 1111a a l11sió11 a Philippc Solle rs:

Acl111i1 0 quc joyce 11 0 es legible; cint ;1111('11t e 110 se lo puedl' Iraducir ;d clii-

110. ¿Q11<' on11rc enJoyn:? Q11 e e l sig11ilic111te vic11e a rcll l' 11ar crn110 pin1di­

llo ;d sig11ili n 1do. Los sig11iric1111 es e11caja11 u11os co 11 otros , se con1bi11:111, se

aglo111cra11 , se t·111rcd1on 111 - lc;rn 1'11111egaus Waf((~ y Sl' produce así algo

q11c, co111<> sig11iCi c 1do, puede parece r c11ig111.í1ico , pe ro es rcah11 c111 e lo 1mis

cerca11 0 ;i lo q1w noso tros los ;111alistas, gracias al disc urso <111;dí1ico, 1c11c 111os

qu e leer: el lapsus. Es co1110 lapsus que sig11il .ica ;ligo, es decir, qu e llll l'dc

lee rse de u11 a i11li11idad de 111a11cras dis1i111<1s. Y prccisa 11w11tc por eso se lel'

111a l, o a 1ras1m1110, o 11 0 se Ice . Si11 e 111IJa rgo , esla climn1si<Í 11 del !terse, ¿acaso

11 0 basla para dc 111os1rar que es1;-1111os c 11 el registro del discurso a11alí1ico?

E11 e l di .sc u rso <111alí1ico , se 11 ·a1.a sil'mprc d e lo siguic111 c: a lo que se c 111111-

cia co1110 sig11ifica111c se le da u11;1 lcc11m1 difere nt e de lo que sig11ilica.lil

hl .Jan¡1ws l.ac;1n , .\r111i11 r11i11 2U, 0/1. ál. , pp. ·11:\-·19.

EL GOCE DE.JOYCE 24J

Se podría que rer discutir si Finnegans Wahe es traducible o no a l

chino (e n cualquier caso, rec ie nte m ellte fue terminada una versión

china d e la novela ) y si este logro o esta dificultad pued e tomarse co­

mo un patrón d e legibilidad. De todos modos Joyce es presentado

aquí como un escritor que pued e e nse iia rle s a los psicoanalistas có­

m o lee r: prec isame nte porque los significantes en su texto están

sie mpre e n otra parte, siempre significa n algo más, se "deslizan" no

sólo e ntre le nguas, sino tambié n e ntre habla y escritura. Éste es el sig­

ni(icado d e l prime r ej e mplo que é l e xamina e n alguna exte nsión : se

oye una voz fe m e 11ina que dice : "Wlw ails tong'ue coddeau, aspace of

dmnbill.siliy ?" (FW, 15.18), e n un conte xto d e contie ndas sexuales, in­

te nsos cort<".jos que conduce n a matrimonios viconianos. Lacan e xpli­

ca que no ha bría reconocido nunca la frase francesa ("Oú est ton r:a­

deau, espete d'im.bécile!' )ti2 escondida d e bajo de lo que e n la supe rfic ie

del texto parecen se r palabras purame nte inglesas.

Lo que es increíble es que esl a ho moronía, aq11í de una espec ie Iranslingüís­

ti ca , se apoya [111icame nte c 11 le1ras que confo rrnan la pronunciació n inglesa.

1. ... 1 Hay algo ambiguo e n este uso fonéti co, csloy te ntado de escribir fáuni­

co: lo fa unesco de la cosa deriva e 11Lera111c11t e de las le tras, f)lll' es a lgo que

no es esencial a l lengnajc, que ha sido urdido por los accicle nt.es ele la histo­

ria. Que alguie11 pueda 111iliz.a r esto de una 1m111cra ta n prodigiosa nos fu er­

za a cuest.io 11 a r la naturaleza misma del leng11aje (]AL, p. 26).

Lacan se pregunta cómo puede Joyce utilizar la escritura para pro­

clucirjuegos d e palabras y equívocos, lo cual 1raiciona un modo "me­

tafísico" o prederridiano ele investigac ión, 1111 modo que se resume

muy bie n c ua ndo observa que la le tra no es "esencia l a l le nguaje". Co­

rno Derrida lo se iíaló tan te mpra name nte e n su tesis d e 1962 sobre El origen de la geornetria d e Ednmnd Husse rl , e l proyecto d e Joyce e n Fin­

negans Wake fu e e l opuesto exacto d e l a11he lo d e Husse rl d e reducir lo

equívoco a lo u11ívoco , puesto que se propone

I ... ] toma r la responsabilidad por tocio equívoco, utiliza ndo el lenguaje que

p11 ecla iguala r la mayor sincronía posible con el mayo r potencial para lo en­

Ierraclo, lo ac umulado y las in te nciones e ntre t.~jidas dentro de cada átomo

m "¡Dónde está Lu rega lo, espec ie de imbécil! " [T.].

Page 123: La experiencia de la letra lacan literario

244 El. c;ocr: DE.JOYC:E

lingüístico, cada voc<tl, cada palabra, cada si111plc pro¡ios1c1011 , e 11 tocias las

c ulturas de la palabra y sus fonnas 111ás i11ge11iosas.6'l

Mic11tras que Derrida adm it e que.Joyce sólo e mula al historic ismo radical y necesita mant e ne r rn1 mínimo de univocidad a fin de se r le­gible, s11 estrategia se basa e n "el equívoco gen e ralizado d e la escriUt­ra ! ... J que circula a través de todas las le nguas al rnismo ticrnpo".64 De manera similar, Lacan e nfotiza el proceso del equívoco en la es­critura, mie ntras que reclarna precede ncia e u este debate te órico:

Así, tilla csni111ra es 1111 a pr;íc1ica q11 e sosti e ne e l pe 11san 1ic 11to. S<Ílo q1w e l

Noe11.d-B11 ca111hia co111plet;1111 e 111 c el sig11ilicado de la cscri 111r<1. Co11ccdc 1111a

a11to110111ía a la dicha cscri 111ra.

De hecho hay ot ra escritura, qu e resulta de lo q11c pudría ll;·11narsc 1111a

prccipitació 11 del sig11ifica 111c . .Jacques De rrida i11sis1ió e n es to , d espu é:s de qu e yo le 111os1ré e l c 1111i110, sirnplcment e sc1-1ala11du e l sig11il'ic;1111 c <ti escri­

b irl o corno S. No d eja de ser c ieilo que e l sig11ilin1111 e, o lo que es 111od1ilc1-

do c 11 la voz, 11 0 1ic11c 11a (L1 que ver co11 la csni 111ra , lo cual qued a JH.:1fcc la-

111 e 111e dn 11 osl rado con mi Noeud-J-Joü:)

Lacan se 111 <1111ic11c sordo a la suge re ncia de Derrida de que p11 cdc ck111ostrarsc q11e la escritura hctbita el ví11 c11lu f'c11rn11c11ulcígi co 1m'ís íntimo e ntre nuestro pcnsan1ie11to y el lenguaje i111 cr ior por 1ncdio del cmtl creemos que podclllos oín1os hablar. Pucslu quc se akrra a 11n a dikre11cia esencial e ntre la s11sta11cia lingi'iística vocal que d lla­nta signific1111 e y los efectos escritos sobre el lcngu <~jc, se puede comprender por qué a L1e:111 lo sigue clesconccrta11do Joyce, q11c rcprcsc111a para é l u11 verdadero ace rtijo, mic111ras que se puede d ecir que Joycc cs lá cxac t:unc11te en la misma longi 1ud de 011da que la c rítica del lugon' nlris1no de DerritL1.

Al mismo tiempo, el uso del equívoco que c11n 1e 111.ra cnJoycc tie­ne usos pr;ü·1icos para la terapia.

ii:-) J<tcqucs Derrida, Ftl J1111Jfd l l 11s.\l'd\ ( hip;iu ff Crm11f'f 1:r: / \ /1 /11/11u/111'f ioJ1 , tr~1d11cci1 '>11

d e J P. Leavy, Ston v Bro ok, Nicholas llays, l'l78, p. 102 !Original fr;111< és: "l111r()(l11c­tio11", c11 Ed1n11nd l l11 ssc d , / ,'(Jrip,·iut rlf' lo pJ011w/rÚ', París, 1·111:, 1 ~·)62. E11 esp;11-1u l:J;1<-q11 es

J) e rrida , f 11!md11u·iú11 o '·¡j orig/'11 dr lo g/01111'/l'Ío" 1fr l l 11ssf' rl, B11e11os Aire s, rvL111;1111 ial ,

2000 l. (i J lhidt'lll.

ff•.Jan¡11es Lac<111, ··1.e Si nthurn cº', OmimrP, 111ºt111. 11 , l'l77, p . el.

EL GOCE DE .JOYC:E 245

Lo que e njoyce hace al síntoma, el puro síntoma de lo que es nuestra rela­

ción con e l le nguaje, cua ndo se lo reduce a síntomas -esto es, a qué efecto

tie ne cuando este efecto no es analizado-, yo úiadiría incluso cuando uno

se prohíbe jugar con cualquier equívoco que pueda move r e l inconscie nte de

nadie UAL, p. 27).

Más tarde su teoría se vuelve más sutil. Lacan piensa que la escri­tura puede "a trapar" significantes, a través de le tras que los precipi­tan. Sin d e te ne rnos e n e l punto de que Lacan no ha ente ndido real­m e nte la crítica d e l logocentrismo de Derrida, se puede decir que é l lucha por alcanzar la misma intuic ión sobre la escritura que jue ga e n el gozne e ntre los efectos sonoros y los efectos escritos. El ejemplo de

" Who ails tougue coddeau.?" debería bastar para probar que Joyce escri­be algo que se supone ha de sonar corno alguna otra cosa, e n un le n­gu~je diferente. Por lo tamo Lacan asume que para.Joyce , tuvo lugar "algo diferente del resto de los mortales" (mie ntras que para Derri­da,Joyce e xhibiría tan sólo un efecto muy general que deriva de una propiedad ese ncial del le nguaje ): sólo para.Joyce, la escritura es ese n­cia l pa ra su ser, para su ego.

ParaJoyce, e l ego ha d ese 111pe 11ado un papel dife re nte de aque l que desem­

pc1-1a para e l común de los mo rta les. Y la escritura es ese nc ial para su ego.66

Para ilustrar esto, Lacan cita la conocida a nécdota de Joyce, quien conservaba una vista d e Cork e nma rcada e n corcho [cork]: para él, el mecanismo de e ncuad re o marco debe mantener un vínculo estruc­

tural con e l contenido. No hay forma que no sea un elemento cons­titutivo del proceso d e escritura, ésta es la razón por la que e n.Joyce el máximo d e artificio equivale al máximo de ve rdad "consistente": e l ego d e Joyce puede absorbe rlo tocio de la culUtra, puede abarcar el orbe e nte ro, rn1 mundo reducido a lenguaje, corno lo hic ie ron los únicos dos rivales que é l reconocería: Dante y Shakespeare. Si a uno le gusta.Joyce o no carece de illlportancia: a diferencia de Margue ri­te Duras, quien necesitaba ser amada por sus lec tores (y por lo ge ne­ra l lo conseguía ), a Joyce eso lo ti e ne sin cuidado. El proceso de es­critura que ha puesto e n movimie nto es autó nomo y puede trabajar para sie mpre, siempre constituirá y reconstituirá su monstruoso y fas­cinante ego, un ego que alcanza las dime nsiones del universo.

liti /búle-m., p. 5.

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246 EL (;(JCL IJ E .J 0\'CE

C01110 li e111os visto, las rese rvas de Lacan en lo co11uT1iie11tc aJoy­ce son reales, pero su re nue nt e adlllirac ión no de ja por e llo de ser e norm e, con su porción d e fascinación 1nii11l' tica : sin ir ta11 lejos co­mo para afirmar, corno Néstor Bra1111ste in , que se pued e observar 1111a identificac ión sul~jetiva conJoycc, sin duda uno puede concluir que .Joycc se ha convertido e n el síntoma de Lacan. No ex iste id c nti­fü:aciún sin una mínima simpatía, ta l como obvian1ente ocurrió c 11 e l

caso de Duras o con el person aje el e Antígona, por t: jc111plo. Joyce, quie n no genera tlll int e rés "llllmauo" real e 11 Lacan lll<Ís allá d e un c ie rto llÚllHTo de det e rn1inaciones biográlicas que ambos rec haza­ron violc1ttan1cntc, no suscita e n l'I ninguna si111patía, pe ro no d e ja de ser por ello 11n n1ocle lo sobresaliente. De hccho.Joyn: precipit ó el síntu111a de Lacan: es lite raln1ent e un sv·m-/1l!11n, algo que se preci pita, que cae _j1111t a111cnte,m curiosa , enig111ática e inex plicabl c 111 e nte, al mism o ti e 111po.

l~s ta es la razú11 por la que la cuestión de la locura de .Joyce ad­quiere 11n pa pe l 1nás crucial. Si es ta ba loco, ¿estaba loco L10 111 ? É'.I lo pregunta así e n kbrero de .l 97ü:

¿Dcspu(·s de q11( pu111u cs t;Í uno loco? ¿EstalJa locnJoycc? FI ltcclt u ck que

)'º 11 0 rcs11<·h«1 lt oy L1 cuestió n 110 111e i111pcd ir<Í traba jar co 11 111i disti11 c ió 11 e n­

tre la YcnL1d y lo Real. l .. . J C0111 c·11cé por escribir l~snilos i11s/Ji11u/o.1, ésa ('S la

ra zó 11 por la q11 c 110 debe ría ;1so111l>ra rn1 c d e h<tllarnw co1tl'ro11ta11do aJovce,

y por eso rnc ;1t1rvo <t plantear 1<1 pregunt a: ¿Estaba loco? ¿Qué lúe lo q11e le i11spirú s11s csnit os?liH

Lacr111 se dirige c11to11ccs a .Jacq11cs Aulwrt , y tra ta de hace rle co n­lin11a r qu<' .Joyce tendía a idc11tiJicarse, m ític;1111 e 11t c al 111c11os , co n 1111 rc dc11tor. J\1ilwrt, rdativalllcnte cauto , sólo admite hallar ;dg11-11as huellas de esto.G0 Después de a lg1111 as obscrvacio11cs especulati­vas sobre la relación d e .Joycc ro 11 Nora (que era co1110 1111 g11ante para é l) , Lacan ex plica que la fant asía d e to111arsc por un rede nt o r dcli11e cxacta1ncnte lo que é l IL1111 a "p(Te-ve rsio11 " (lúirfr111., p. 11 ). En

ti7 "To1n~1do del gr . . \y111/11tJ1110 íd. prupt e. 'coincidencia', ckri\·. d e ·'.\:111/ú/1/ú 'yo coin­cido', proptc. 'c1i gu _j11n1;111H·111 e' (dt· /JÍ/J/ti 'ca igo')" ( Jo<.111 Coru111i11ds, /)r, .. ,,,, t!in·io11r10-

rio r'/Í1110/rJ,!.!,·i(o d1' lo !1' 11p;110 u1s!r//r11w, NL 1drid, Credos ( 1 q 7:~ "1crn--r;1 edici ó n 1nt1 y revisa­d;i y 111cjur;1d<1 "), t\)90, 1'· 'i37: "Sí1110111a" IT.I.

liH "Le Si111ilo111c", ()miun~, 11ú111. H, t'l 7G, p. G. !i~J lhir!tJJf, p. 9.

EL GOCE DE JOYCE 247

1111 desarrollo poste rio r, regresa a esta transfonnació u final del nom­bre-del-padre :

La hipótesis del inconsc ie nte , Freud lo sei'íala, sólo se puede soste ne r si uno

supo ne e l nombre-del-padre. Suponer e l nombre-de l-padre, esto es Dios. Así

es corno e l psicoanéllisis, cu ando tiene éx ito , prueba que un o p uede pasarse

sin e l no mbre-de l-pad re a condi ció n de que lo use.70

La re fe re ncia a su publicación de 1931, "Écrits inspirés", en los An­nafes Médicaf.es, nos remite a las producciones más tempranas de Lacan, quien estaba tratando de comprende r la lógica del discurso psicótico, lo cual prueba que e l Seminario del Sinthome tie ne una cualidad testa­mentaria, y o frece una revisión rápida de todas las tesis y conceptos pre­vios. En ese e nsayo sobre los "Escritos inspirados", Lacan marcó su re­chazo de un abordaj e puramente médico al le nguaj e de los psicóticos al referirse a algunos experimentos de los escrito res surrealistas.

Estos tex tos no pueden red ucirse a la fo rmulació n ve rbal degradada de te n­

dencia afec tivas. Ellos evide nc ia n un aspecto ac tivamente lt'.tdico cuya parte

in tenc io nal , como su pa rte automática, 110 debe ría ser pasada po r alto. Las

expe ri e ncias realizadas por ciertos esc ritores sobre un modo d e escritura que

e ll os llamaro n surrea lista y cuyo método han descrito muy c ie ntíficame nte,

muestran e l extrao rdinar io g rado ele a uto no 111ía que los automatismos gráfi­

cos pueden a lca nza r, fuera ele tocia hipn osis.71

En 11n audaz movimiento, Lacan se niega a distinguir la simula­ción a rtística del de lirio psicótico ta l corno se lo e ncuentra en La in­'f;zaculada concepción de Breton y Éluard, de las producciones verbales "auté nti cas" de pac ie ntf's insütucionali zados: todos esos textos mues­tran las mismas estruc turas, están determinados por fórmulas rítrni­cas preinscritas que luego son subve rtidas y re lle nadas con otros sig­nificados . .Juegos d e palabras y patrones homofónicos permiten tan­to a los poetas com o a los pacientes "locos" utilizar e l le nguaje como una cad e na d e significantes, pe rmitie ndo que el deseo se mueva a lo largo de la cadena, mie ntras que las metáforas consigue n romper y

711 Jacques Lacan, "Le Sintho111e'', Ornirn.r?, 11ú111. 10, 1977, p. JO. 71.J acques Laca11, "Écrils Inspirés", f),, la l'syrlww fillm.1111iaq111' daus ws mjJfmrls rt11l'l l11

jll'l:wm1111.lili;, sui11i de l'm11irn hrils s111 la /'11111.1111iá , París, Seu il , 1975, pp. 379-380 [/J1' la

¡1sir osis J)(/./"t111oit :a r 11 sus rtlariotw\ orn la /n'tso11tilirlrul, 0/1. ril. J.

Page 125: La experiencia de la letra lacan literario

248 El. GOCE DEJOYC:E

atravesar la barra saussureana, para usar la terminología d e Lacan. Lo que es interesante se 1lalar es que más o menos al mismo ti em­

po que "Escritos inspirados", los amigos de.Joyce que trabajaban con Eugene y MariaJolas y Stuart Gilbert a lrededor de la revista tmusition también estaban ocupados recopil a ndo y publicando algunos d e es­tos "escri tos inspirados". Por t:jemplo , e n transition núm . 18 (noviem­bre de l'.J29), se e ncue ntra un texto e n francés por Roge r Vitrac so­bre "Le langagc a part" que c ita extensamente un trat ado médico de l doc tor Se glas sobre ''Trastornos d el lenguaje e n suje tos ali enados", a ntes de a ludir a tex tos poé ticos ele Préve rt y Desnos como ilustracio­nes d e l mismo proceso lingi'tísti co.7~ Todo esto, d esd e luego, se d a e n e l con texto de los experimentos lingüísticos de la "revolución de la pa labra" lanzacb porJoyce. Del mismo 111oclo, <·11 Illl 11ú1ue ro poste­rior de lmnsition, Strntrt Cilbc n publica 1111 e nsayo sobre "La lc11g11a subliminal" l ''Thc Subliminal Tong11c"J7'.l en e l que comiem:a con

.Joyce, luego exa111ina Hilos pocos casos de le nguaje psicótico, que in­cluyen la i11 vest igaciún psíquica sobre la disociación de la pe rsonali­dad por Morto11 Pri11ce, c itado tambit:ll en Fi11nega11s Wake. En llll

punto, Cilbert cita a Gide e n Prtl1tdes (co n el q11 e yo come ncé est e capítulo) co n la alusión a "la p;1rte de inconsc iente que 111 c gustaría llamar la parte de Dios". 7,1

La pregunta por la estructura pote 11cial111c1lle psicótica d e Joyce no clt~ó de ascdi;n· a Laca11, y él nunca ofreció 111ta rcsp11csta ú11ica. Su pr11dc11cia fue de poca 11tilidad, puesto que más ade lante .Joycc se ría 11tili1.ado por los a nalistas l; tca nianos como un "caso" irnporta11-te, 11n hito in evit a ble a partir dd c11al uno podía aproxin1arse a l anu­damiento y d csan 11da1nicnto psicótico. Lacan se lial ó una vez que .Joyce no habría sido a nalizable, no sólo porq1u: tcn í;-1 de m asiado d e ca tólico pe rve rtido, sino porque amaba demasiado stt sí11to1na ,70 una int11ició11 adoptada por Jacques-Ala in Miller e n s11 "Pn·fac io" a .foyre rwec f,rl!'ru1 pa ra suge rir que Joyce fo rzó a Lacan no súlo a rcv i-

7~ /11111si!i1111 , 111'1111. 18, 102~1.1'<1rís, pp. 176- l!lO.

7:·l Du 11dc , ;d HJlllrario de lfnl,t!,'flfl,!.!/, q11 e es "idio111a" o "lc11 g 11;_1 '' en e l sc111ido es1 ri c­

ta1n c111e ve rh;d de Lt p;tlahra, lonp,'11r se re ficn-· e 11 pri11u:rísin1;1 accpc ió 11 ;ti < ~nganu físi ­

co, b lc11g11a, y súlo por cxle11s ió n a .. ,,,, 111 o do pa rti cula r d e hablar" [T.[ . 7 I St 11 ;11·1 Ci lbcrl, "Tll<' S11h li111i11 ;il To11g11c", lm11silio11. 111'1111. ~lí , J ~)'.\7, p. 1!)1 .

T • "l.<· Si11thoi11e" 0111im1!, 11ú111. ~), 1!177, p. ;)8. ¡;: ¡ c ita <1J1cq11cs-Abi 11 Millcr, q11ie 11

se1la ló q11e Lacan h;1hÍ;1 di cho lo lllis1110 sobre los _j;1po 11cses: <-·11 co 11 scctk'11Cia, li<tbrí:t

lrcs categorías de gente que no podrí;1 se r ;111alizabl<--·: los .i<tpu 1H's('S , los católicos y .. Joyce.

EL GOCE DE JOYCE 249

sar su teoría una vez más, sino a cuestionar los fundamentos mismos del psicoanálisis.

De a llí la refere nc ia al egregio Joyce, qu e manipul a la letra fu e ra de los efec­

Los d e l significado, ap 1111 1.ando a un goce puro. Invocar la psicosis no fue tan

só lo psicoamí lisis ap licado, fue, por e l contrario, con e l síntoma~Joyce qu e se

supone inanalizable , cuestionar e l discu rso d e l ana lista, e n la medida e n que

un sLueto que se ide ntifi ca con e l síntoma se excl uye a sí mismo o sí misma

d e l a rtificio ana líLico . Y ta l vez un ps icoaná lisis no puede alcanzar un mej or

fin a l... (/AL, p. 12).

En el "final", sin embargo , no pode mos evitar una re minisce ncia ele Lucia Joyce, que figura corno la huella, e l recordatorio de la for­mación sintomática: e lla e ra clarame nte psicótica, y como concuerda e n se1ialar la mayoría d e los críticos ele Finnegans Wake, el principa l personaje d e Joyce (como lssy) y también el principal destinatario de su último libro. En ese se ntido, es muy reve lador comparar la trayec­LOria d e Lacan con la ele Joyce . Los últimos aiios d e Joyce es111vieron oscurecidos por la esquizo fre nia de su hij a y la concie ncia de que la irrupción d e la crisis política que llevaba a una conflagración mun­dial impediría que la gente se int e resara en los oscuros experime ntos lingüísticos d e Finnegans Wake. Ta mbién Lacan había perdido a una hij a a la que adoraba, y, si sus últ.imos aiios fueron los más plenos y provechosos, tambié n estuvie ro n parc:;ja rne nte oscurecidos por los conflictos políticos e mre discípulos que luchaban por e l control de la escuela y la e dición d e sus se minarios. Como Joyce , é l nunca dejó ele experime nta r, co n nuevos rna tem as , nudos, tre ncillas, trozos de cuerdas tre nzadas , juegos de palabras y formulas.

Como lo ha suge rido Miller, un e fecto impo rtante de l encuentro con Joyce fue forzar a Lacan a revisar sus principales conceptos una última vez. El goce adquiere así un significado más positivo, más cerca­no a sens (se ntido, significado) o a mitad de camino en tre sens y non­sens, e l sentido y el sinsentido. Ese deleite excesivo ya no se opone sis­temáticamente al deseo, pero marca la contrapartida escrita de un de­seo hablado. El concepto del síntoma visto como sinth.ome ofrece una cúspide entre la psicosis y la normalidad: se convierte e n esa manifes­tación ex tralingüística qne no obstante necesita una esc ritura para ser producida, en tendida o contestada. Esta escritura 110 se limita a la es­critura lit e raria, sino que está implicada en la constitución fundamen­tal del sujeto. Finalme nte, es la última reint.roducción del ego como

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250 EL c;on: DE.JCl\CE

sín toma lo q11 c i1npacta al lcnor. No se ac 11 sa a l ego de se r 1111<1 ilusión ideológica o n1 c 1arísica co1 11 0 e n los a iios c i11n1c nta sino que se con­vie n e en u11 1'ilil ar1ific io, 1111 e fecto de escri 111ra. El ego in1 e 1vic1H' co-1110 un su1il arte del tre nzado, com o el 1íllimo an11dan1ie n1 0 de los cuatro círculos. Es to sugie re que e n la psicosis tod av ía se pueden e n­contrar huellas de l f'go. En consecuencia, t's la teoría con1pk1a de la ford11si ún del no1nhre-dcl-padre la que 1ie 11 c que se r ar1ic11l acb el e una 1na ne ra original: cun.Joycc un o se mueve e ntre el "pecado orig i­nal del padre" (Joycc le csnihiú a s11 he nnanu S1anisla11s que Fi1111 c­

ga 11s Walw 1ra1aba e 111cra111 e 111 c sobre e l pecad o) y la cscri1u ra co lllo

s11peraciún del pecado, no una suhl irnac ió 11 sino una 1ra11s 1n111 ac iú n al nivel del sínl o ma. Lae<111 parece regresa r a la prin1c ra pe rspectiva de .Joycc cm111do describió la D11hlín q11 c que ría rc1ra1ar en Unbliueses

-cosa has1a 111 c ex traúa, 1111 1ex10 que Laca n pa rece 11 0 ci1ar n1111 c:1-corno una "hc1 nipk:jia", una pa rá li sis, y d eclaraba q ue veía sí111rn nas por todas pa rles. 7¡¡

J<~sla es 1111a r;ípida rccapi11ilaci<Ín de los princ ipales desplaza1ni e n-1os y rca lincamicn los que he hosqmjaclo:

Principales articulaciones en los años sesenta

- El inconsciente se basa en el lugar del Otro

- Lo Simbólico domina hasta ..

- R, S, I, devienen círculos equivalentes - El sujeto tachado del deseo es el

foco del análisis literario

- Forclusión del nombre-del-padre

- El Nombre en lo Simbólico

es la clave.

Nuevos acentos en los setenta

- Lo que importa es el énfasis en un Otro tachado o fa ltante ('1.. o S (A)

- Lo Real domina hasta ...

- L aparece como el cuarto nudo - El goce de la escritura es el foco

del análisis literario

- Dominio de la pére-version

- Nombrar es un gesto creativo que

trabaja con agujeros y nudos en lo Real.

Fi11;d1ne111e, e 11 lo q1w sc podría describir co1110 1111 la rclío l"l'C01 10-c i111ie1110 de que d cs¡J11és de tocio Derrida 1c11ía razó n , la csc ri111ra es vista co1110 supk111e1110 y rcs1i111ciú 11 . Es los 1é nni11os dcscri lw 11 a hora

71 ; Aq11 í cslo) ci1a 11du el e Janics .Jol'<'<', S1'/rrt1•1/ / .l'//n1, cdi t;ido por R. Fll1n;11rn , Lrn1 -

dn·s, F;ilw r, 1 ~l7 '.-> . p. :2:2 . 1 le dcsa rmllaclo es te punto e 11.Jca n-Miclll'I Rabaté, .fo 1111'.1 .f11y­

,.,., 1\ 11//111rh1•il l !n11/N , Balti111on· , .Jul rn llopk i11s ll ni1·c rs it y l'rcss, l 'l ~ll, pp. :28-40.

EL GOCE DE J OYC:E 251

la funció n del a rte e n la 111eclicla e n que es triba e n a lcanzar la belle­za. El habla co nserva su fun ción pragmá tica, puesto que opera e n e l double enlendre y el eqnívoco, única a nna dispo nible para quienquiera que se proponga lucha r contra e l lado letal del Síntoma. No h ay un pe ligro ta n grande de quedar a trapad o e n e l goce del sign ifican te co­mo tal : lo que importa es sobre todo pe rmitir que e l goce d el signifi­cante sea comunicado d e un inconscie nte a otro. Si Lacan nunca es­tá del todo seguro d e que Joyce haya te nido éxito e n ese esfuerzo, é l necesitaba los e né rgicos esfue rzos de J oyce a fin de esc ribir e l enarto nudo d e l Sinthorne, y as í hacer qne nos demos cu e llla de l pe rdurable

e nigma producido por e l goce d el Síntoma.

Page 127: La experiencia de la letra lacan literario

CONCLUSIÓN: PARES

Si, como dijo Fla11ben, la tont ería co nsiste e n querer concluir, me cuidaré de ofrecer una conclusión pero me gustaría recapiwlar bre­vemente cierto número de cuestiones fundamentales. Lacan, como lo hemos visto, crea una máquina de gue rra contra e l psicoanálisis aplicado, espec ialme nte cuando se aplica al arte y la literatura. Bajo el manto de un "retorno a Freud", es e l primero e n criticar lo que pa­sa por ser "psicobiografía" y "psicología profunda", incluso si éste es el modo e n que e l propio Freud ha trabajado. ¿Podernos decir que "Lacan" debería sonar como el nombre de un caballo de Troya, de un virus que se adhiere a la teoría psicoanalítica actual, a fin de bo­rrar de ella todo cuanto sea posible, de hacer que se devore a sí mis­ma hasta que algo rad icalmente nuevo e me1j a? ¿Es así cómo él quie­re ense1-iarnos a lee r?

El textual "retorno a Freud" de Lacan sugie re no obstante un pro­grama más positivo: podernos aprender a lee r con Freucl, tan sólo si comprendernos cómo tratar su teoría no como un método sino corno un texto. De hecho, la tarea que se propone es simple: primero de­bemos revisar nuestro vocabulario fundam e ntal y proporcionar un significado más exacto a conceptos que damos por sentados, tales co­mo le tra, literatura, esc rilll ra, habla, image n, símbolo, metáfora, me­tonimia, etcétera. Luego necesitamos elaborar un poderoso modelo de las inte raccio nes entre e l s1~jeto tachado del inconsciente y la letra de la litera lllra, no olvidar nuestro sentido del humor, y trabaja r con nuestros autores favoritos .

¿Pero cómo hemos de trabajar? Colette Soler ha seüalado e n 11n texto sobre "La literatura y el Síntoma" que Lacan "invierte la posi­ció n de Fre ud" sobre la literatura, al insisür en que no es "que el tex­to escrito debe ser psicoanalizado: más bien, es que el psicoanalista debe leer bie n"_ I No puede haber ningún "psicoanálisis aplicado" porque las obras de arte no son emanaciones directas del inconscie n­te . Se resiste n a la inte rpretación tanto como se prestan a ella. No

1 En Ellie Ragland-Sullivan y Mark l:\racher, edito res, l.rtm11 rtfllL llu' S11hjn·t o/ L111-

g1111ge, Nueva York, Routledge, 1991, pp. 213-214.

[253]

Page 128: La experiencia de la letra lacan literario

254 CONU .1 ISIÓN: 1'.\RES

obstante, para L1c1n , la lit<T<1t11r;1 arroja 1111<1 crntidad de 11ornlires dobles o pa res conccpLtrnks: "I lamle t, deseo '', "Antígrn1a, belleza", "l'oe, la letra", ".Joycc, el síntoma". Vale la pena prestar ate11ción a las obse rvaciones ele Sole r sobre el Síntoma que nea la singularidad del suje to y la funció11 del goce litera de l sig11ificado. ¿Q11é hacer li11al­rne11te con el último pa r legado por Lacan? Si.Joyce aparece co1110 e l "me altar '.5 ego in 111.iuiritnre" (para citar Fin11egans Wake, 4G3. 7) , enton­ces pode lllus pn:g1u1Larnos qui{·n lee a quié11. ¿Es Laca n sólo 1111 lec­tor, o es q uc é 1 se de ja escribir de antemano por Jo ye e? Este círculo he rme né utico súlo puede ser resucito co 11 la últinrn palabr<l de La­can: una palabra que runcio11a como u11 Nombre, co1110 para dejar q11 e el no1nbrc propio erncrja dentro de l síntoma , o el sí11toma co1110 un nrnnhrc propio. Esto describe 11n nuevo tipo de circularidad, e11-contrá11donos con los co111ie11zos de Laca11: él retorna a sus i11vcstiga­cioncs te 111pra11as, sus "ltnits inspirf>s", para redescubrir que la «scri­tura o la letra habían sido siempre s11 síntoma. En est e giro teórico, se puede ver la perdurable inJluc11cia de u11 deslizarse paranoico e11 e l s11rrcalis1110 , que sin duda dcscmpt: 1-1ó 1111 gra11 p;·1pc l par;1 Laca11, y se puede idc11tilicar 111ás prccisa111 c 11t e lllI "estilo p;1ra11oico" c11 La­ca11 -y el c1K11entro con Dalí hie crucial- q11c 1ll111c;-t cxcluyú 1111 i1npo rt a11tc ck1nc nto de inkccioso jún (a 111e1111do utiliz<Í la palabra inglesa lq11c designa el l111111or o la co111ic idad 1 en s11s sn11im11ios).

Así el ostentado g011goris1110 de Laca n ofrece u11a ccon01nía de la esc rit11ra que k pe r111itc 11 cgoc iar e11tr« 1m1chas tradic io11cs: el corte­sano rcm1cc11tista , c11ya arrogancia do111i11 a ntc se ve at e111pcrada por 1111a clis¡)llcsta ingeniosidad y q11t· se e11n1e1llra a 1nitad d e ca111i1t0 del ad111irador surrealista de la hist e ria le 111enina; 1nientras n1ira atr<'ís ha­cia el hlll11o rj11dío del li11 de siglo vienés, 111mu 1 se olvida de la tradi­ción fr<11H :esa de la que l' I deriva , una tradiciún q11c lúe n :li11acla has­ta u11 ex trc111u en el sofisticado estilo de);.¡ pros;1 tardí;1 de Mallanné; donde todos los m a tices de 11n pe11samie nto prismático se 11H·zcbn con sus i1npe nsados co111pk1nentos y co mpone nt es; y desde allí, p11 e­dc ex plora r en b11sca de perlas en u11a tradiciún muy antigua q11c de­be a su vasta ntlt11ra, que se re111011ta a los autores griegos y lati11os, y se exticudc, con10 11n úl1i1no esfuerzo 11ubrístico, hasta las tcorizacio­nes más 111odcrm1s de las c iencias duras, incluye ndo la físi ca, la 1nat e-111ática, Lt lógica, la lingi'iística, la topo logía. Desde q11c LtG lll coloc<Í los bnilos co111plctos b;1jo el cnc1bcza111iento cid es tilo al citar la fa­mosa frase de ll11ffrn1: "El estilo es el hombre" (" /,e style c'esl / 'h11111111e

méme"), sus vari;1das lecturas nos dice n cuánto de m1cstro "habient e"

CONCLUSIÓN: PARES 255

(parlétre) ha sido pred e te rminado por el estilo y cuánto puede se r vis­to corno una instancia productora de es tilo . El es tilo e n este se ntido no se restringe a la lit e ratura, sino que pued e definir cómo se de­muestra un teorema o se calcula una curva. Finalme u te , 11os dice que

tenemos que inve ntar nuestro sentido de l estilo, tornando prestado y robando todo lo que podamos, especia lme nte a é l, sin olvidar nunca que e l resultado sólo ha de abrazar la verdad si de alguna mane ra es­

tá conectado con nuestro síntoma. Finalmente, ¿se podría ver a Lacan como e l síntollla de nuestra

cultura posmode rna, d e una red más globalizada de hue ll as? Para lec­to res como Zizek, Lacan ya perte nece a la cultura popular, y el mejor

lugar para que é l se dirij a a nosotros es d esde e l set de te levi sión . La­can pued e seguir siendo empero un amo , especiahnc ntc e n sus tra­

tos institucionales, cuando, corn o Mao, la nzó una revolución cultural que en parte fracasó. El nuevo "salto hacia adelante" debería haber-

11os traído m ás ce rca de una concie ncia de la "verdad de l deseo". Pe­ro, co mo lo hemos visto, Lacan había adve rtido a sus est.11diantes en

111ayo del 68 de precave rse contra cualquier fascinació11 por e l amo, espec ialme nte cua ndo estaba adornado con el seductor ropaje del fervor revoluciona rio que a punta a la creació n de una nueva iden ti­

dad . ¿Sería é l, m ás que Mao, una figura como e l Zaral.l1st.ra de Nietzs­che que subvie rte pa ródicame nte una es t.n1ct ura d e pensa111iento to­d avía dominada por la re lig~ón ? Lacan sie111pre se negó a ide ntificar su "gran Otro" con un deus absconditus, al rechazar con total intransi­

gencia cualquie r co111promiso teórico con pares y amigos colllo Dol­

to o Vasse , que expresaron sus propias te nde ncias religiosas . La críp­tica fó rmula que é l utilizó e n est e cont exto podría cu111entarse ex te n­same nte : "Dios es Inco nscie nte", que tambié n daba a e 11tc 11de r: "Dios

es e l Inconscie nte" . Prec isa111e11te , es a través de las letras y la litera­

tura corno los míst.icos trataron d e e xpresar su a nhelo de llegar tan cerca de Dios como pudie ra n , incluso si a me nudo sintieron y dije­rott que e l lenguaje se inte rponía e n e l ca111i110 de s11 experie ncia y te nía que se r evitado, sile nciado, vaciado. Lo Real puede escribirse , lo Real está hecho de !et.ras, és ta es la i11tuic ió11 casi inefable que el

último Lacan llegó a alcanzar. El conoci111ie nto que esto abre no es uu conocimie nto que ha sido a rt.i culado por la c rítica lite rari a sino

po r el psicoanálisis.

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ÍNDICE

INTROD UCCIÓN . . .. ....... ... .

1. LACAN LITERARIO

2. LOS DONES DE LA LITERXIURA ..... .. . . .

7

19-,)

l)''

-·'

3. H . HOMENAJE DE LAC:AN A DOR. \ . .. . .. .. . ... . . ..... . .. .... . .. ... . . ... c\ -1

4. LECTU RAS SINTOMtÍ.TlCAS Y FUNDAUORAS DE DISCllRSI \ 111.\1 > l l

5. L\ CARTA: DE SICNIFICANTE INTFRCAMfüADO i\ r\GI 1.Jl I\< > ..... (Í(Í

ti. EL CORREO ROBADO DE POE .. .. .... . .. .. ... .. . .. .. .. . . . . .. .. . . .. .. . .. .. . . H'.!

7. llAMLET Y EL DESEO DE LA MAURE .. .... ... . ... ........ . .. ... .. .. ... ........ . q¡

8. ANTÍGONA ENTRE LO BELLO Y LO SLIHLIME .. ...... ..... .. ........ . . . . ... .. . 1 1 ()

9. SADE: LA LEY Y EL GOCE DEL OTRO ...... ....... .. . .. . ... . .. . .. . . . 1 :\ l

] 0. Dl IRAS LA ARREBAIADORA, O EL DON DEI .. \~ IC >!\ 1í!1

11. TRJ\CFDL\S Y COM l·: DIAS LW AMOR: DE PI.Al t l'·. \ ! 1 11 1.1 '. I ¡ i'>.'

12. Fl. <:OCJ : llE J OYC:E ......... ... . ..... . . .. .. . . .. ........ ... . .:· j

CON CU ISIÓN: l'ARFS ....... '._!:-):')

U:CTll RAS SUC:ERIU.\S '1.07

[ 2()7 J

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