La Familia Como Recurso de Sanacion-traducido

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Resumen texto “The Family As Healing Resource” Elliott J. Rosen “La Familia como un Recurso de Sanación” Este texto presenta tanto una fundamentación teórica como un método para ayudar a los niños a enfrentar la muerte y el duelo dentro del contexto del sistema familiar. Los adultos preocupados, frecuentemente reconocen que un niño está teniendo dificultades tras la desgracia de la muerte de un miembro de la familia. Luego de ese reconocimiento, ellos a menudo buscan los recursos apropiados para ayudar a este niño. En algunas instancias, un niño puede requerir o verse beneficiado por una ayuda profesional individual para enfrentar efectivamente la pérdida y el dolor por la muerte de su ser querido. Más a menudo, las familias pueden jugar un rol fundamental en el proceso de ayuda. Sin embargo, este recurso es muy comúnmente pasado por alto. Los terapeutas familiares llevan largo tiempo reconociendo que en las familias que buscan ayuda para un niño aproblemado puede éste, sin darse cuenta, estar portando simplemente un síntoma de una disfunción familiar mayor. De hecho, algunos opinan que este concepto está en el núcleo del pensamiento familiar sistémico. Ciertamente, este concepto puede no ser el resultado de la evaluación clínica final. No obstante, es lo suficiente común como para sugerir que lo que aproblema a un niño es, a menudo inicialmente percibido por sus padres, de alguna manera, como estando “dentro” de él. Esa es la dificultad de ver el problema del niño en paralelo de las dinámicas familiares mayores. Este pensamiento es especialmente común tras la desgracia de la muerte de un ser querido. En aquellas circunstancias, una dificultad del niño en reasumir su funcionamiento normal u otras manifestaciones de dolor son comprensiblemente un foco de gran preocupación para los padres y los otros miembros de la familia. Para los profesionales también, la fuente del dolor emocional del niño puede ser identificada como girando alrededor de la

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Resumen texto “The Family As Healing Resource” Elliott J. Rosen

“La Familia como un Recurso de Sanación”

Este texto presenta tanto una fundamentación teórica como un método para ayudar a los niños a enfrentar la muerte y el duelo dentro del contexto del sistema familiar.

Los adultos preocupados, frecuentemente reconocen que un niño está teniendo dificultades tras la desgracia de la muerte de un miembro de la familia. Luego de ese reconocimiento, ellos a menudo buscan los recursos apropiados para ayudar a este niño. En algunas instancias, un niño puede requerir o verse beneficiado por una ayuda profesional individual para enfrentar efectivamente la pérdida y el dolor por la muerte de su ser querido. Más a menudo, las familias pueden jugar un rol fundamental en el proceso de ayuda. Sin embargo, este recurso es muy comúnmente pasado por alto.

Los terapeutas familiares llevan largo tiempo reconociendo que en las familias que buscan ayuda para un niño aproblemado puede éste, sin darse cuenta, estar portando simplemente un síntoma de una disfunción familiar mayor. De hecho, algunos opinan que este concepto está en el núcleo del pensamiento familiar sistémico. Ciertamente, este concepto puede no ser el resultado de la evaluación clínica final. No obstante, es lo suficiente común como para sugerir que lo que aproblema a un niño es, a menudo inicialmente percibido por sus padres, de alguna manera, como estando “dentro” de él. Esa es la dificultad de ver el problema del niño en paralelo de las dinámicas familiares mayores.

Este pensamiento es especialmente común tras la desgracia de la muerte de un ser querido. En aquellas circunstancias, una dificultad del niño en reasumir su funcionamiento normal u otras manifestaciones de dolor son comprensiblemente un foco de gran preocupación para los padres y los otros miembros de la familia. Para los profesionales también, la fuente del dolor emocional del niño puede ser identificada como girando alrededor de la pérdida. Por consiguiente, se asumirá que las dificultades del niño serán mejor abordadas por métodos orientados al carácter intrapsíquico del niño, su estado cognitivo, y su desarrollo afectivo.

Gran parte de la literatura orientada al tópico de duelo infantil confirma lo anteriormente mencionado (aquí se pone a hablar de la bibliografía) y presenta diferentes modalidades de trabajo, como por ejemplo trabajo grupal infantil, trabajo en los colegios, dentro de la sala de clases, psicoeducativo y terapia de juego para trabajar con niños en proceso de duelo, basado en las cuatro tareas del duelo de Worden.

Unos pocos expertos descartarían por completo la importancia de la familia como un recurso esencial de sanación. Casi todos reconocen el lugar que ocupan las dinámicas familiares en la adaptación infantil. Pero muy pocos presentan un marco que ayude a pensar en maneras en las cuales las familias por sí mismas puedan servir como una fuerza terapéutica en la recuperación de un niño que atraviesa un proceso de duelo. De hecho, la familia es la plataforma central en la cual el drama de nuestra vida psíquica comienza, y en la cual finalmente es moldeado y cultivado. La centralidad de la familia en la vida de un niño, no se ve reflejada en las formas en las cuales muchos

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profesionales buscan ayudar a los niños. Ciertos métodos las excluyen y otros las ven como una ayuda adjunta pero no como parte integral del proceso.

Un peligro que presentan los métodos tradicionales focalizados en lo individual cuando tratan a niños en duelo es que pueden “patologizar” un proceso que es inherente, normal y necesario. Es muy importante que no etiquetemos a un niño que está sufriendo un duelo como “enfermo”.

Lo anterior no significa ignorar todo el importante trabajo que se ha desarrollado en el campo del duelo infantil. Es más, a pesar de nuestra aproximación, es vital que tengamos un firme entendimiento acerca de las etapas del desarrollo a través de las que pasa el niño. Nuestro conocimiento acerca de cómo los niños aprenden , cómo se expresan acerca de ellos mismos, las formas en que ellos usan el juego simbólico, y cómo ellos tienden a enfrentar las pérdidas son esenciales para cualquier aproximación que elijamos para trabajar con niños y adolescentes. Es importante recordar que aunque este capítulo enfatiza el basarse en los procesos normales de las familias, la “no-patologización” y la orientación a tareas, nada de esto sería posible sin una firme comprensión acerca de quiénes son los niños y cómo ellos funcionan.

Sin embargo, focalizarse en los niños como recursos en si mismos es un tanto miope. Ignora la fundamental dimensión interpersonal del proceso de duelo. Aunque el dolor ocurre ciertamente dentro de las mentes y corazones de los niños, también es cierto que ese mismo dolor perturba la vida de las familias dentro de las cuales se encuentran estos niños y, por ejemplo, un duelo patológico podría correlacionarse con una falla en la familia en su ayuda al niño a superar la pérdida adecuadamente.

La Familia como Sistema

Es fundamental recordar que la familia funciona como un sistema y que el impacto de cualquier estresor psicosocial en los individuos de una familia se sentirá en todo el sistema. En el caso de la muerte, Bowen describió este impacto como una “ola de conmoción emocional” y es importante plantear que esta conmoción emocional se traspasa, además, transgeneracionalmente. Lo que significa que, en la práctica, una pérdida en generaciones previas probablemente juegue un rol importante en las formas en que la familia actual las enfrente y se adapte a ellas. Por lo tanto las pérdidas pasadas de este tipo es necesario incluirlas como parte del proceso de tratamiento.

Esta aproximación multigeneracional también nos permite entender a la familia desde una perspectiva “multicontextual”. Nos demanda considerar el contexto social de la familia, su clase social, raza, género y especialmente la etnia. Es importante incluir una evaluación del estatus social y económico de la familia, la forma en que los roles han sido determinados por la variable de género, y los valores religiosos y étnicos, creencias y rituales que juegan un papel en la vida de la familia y sus miembros. Los niños no existen en el vacío ni tampoco sus familias. Seremos más exitosos en ayudar a los niños a enfrentar el duelo en el grado en que nos involucremos con el mayor círculo de personas asociadas a ese niño.

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Las Tareas del Duelo Familiar

Worden (1982) sugiró una serie de cuatro tareas que constituyen el proceso de sanación para las personas que están atravesando un duelo. En los años recientes, varios modelos basados en tareas de recuperación del duelo han sido introducidos, muchas de las cuales se han basado en las que desarrolló Worden. Este tipo de enfoque basado en tareas puede resultar especialmente valioso en la ayuda a familias, proponiendo metas, particularmente cuando las tareas son presentadas como flexibles y no enmarcadas en un tiempo específico. Estas perspectivas liberan a las familia del la noción popular de duelo, al igual que con otros fenómenos psicológicos, como desarrollándose en estrictas etapas definidas.

Las cuatro tareas de Worden reflejan un curso psicológico del duelo que comienza con un reconocimiento inicial de la realidad de la muerte y que culmina en una integración cognitiva y emocional de la pérdida, con una mirada hacia el futuro sin el fallecido. Es común pensar en tareas del duelo como un proceso de naturaleza intrapsíquica, sin embargo es importante destacar que desde una perspectiva familiar sistémica, el duelo es también un proceso interpersonal. Entonces, entendiendo la perturbación de la familia como un recurso de sanación, un consejero hará bien en delinear las tareas del sistema y presentárselas como una dimensión más amplia de lo que ocurre dentro de cada individuo. Es más, porque los niños suelen ver su dolor como claramente privado, esta experiencia puede señalarles totalmente nuevas direcciones para ellos y sus familias.

A continuación ser revisarán las cuatro tareas y su específica aplicabilidad con los niños.

La familia capaz de llevar a cabo estas tareas está poniendo un puente entre la vida que fue una vez y la que será en el futuro. Idealmente, las familias comienzan a trabajarlas durante las etapas tempranas de la enfermedad de un familiar y continúa a través del periodo terminal. Aunque ninguna de estas tareas puede ser totalmente alcanzada hasta después de la muerte, ya que sólo en ese momento los sobrevivientes son capaces de continuar con sus vidas en lo que será un nuevo sistema familiar.

1ª Tarea: La Familia Comparte el Reconocimiento de la Realidad de la MuerteEl proceso de duelo requiere que la familia tenga un completo reconocimiento de que la pérdida es real y la muerte irreversible. La negación de esta realidad puede impedir a la familia recuperarse de la pérdida. Este reconocimiento se refleja en su comunicación clara y directa respecto del tema específico. El lenguaje claro es muy importante y las familias que evitan usar terminología directa puede estar demostrando que no han integrado totalmente la realidad de la pérdida. Es muy importante que esta tarea comience lo más temprano posible. A veces este proceso se ve impedido por una malentendida preocupación por los niños, al no hablarles con claridad.

Lo anterior no significa que el desarrollo de esta tarea tenga que ser igual de estricto y rápido en todas las familias y situaciones, por ejemplo, no todos los miembros de la familia necesitan ser informados de cada hecho inmediatamente, en los estadios tempranos de la enfermedad, por ejemplo, y otras excepciones (da otros ejemplos, es tema de criterio). Sin embargo existe la tendencia en las familias de no decir la verdad

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a los niños basándose en la idea de que son muy vulnerables, lo que generalmente hace más daño que bien. También se suele distorsionar la verdad, dando razones como “el abuelo se fue de viaje”. La tendencia natural a distorsionar los hechos de la pérdida y de la muerte hacia los niños y usar un lenguaje que disfraza realidades difíciles, suele ser una forma de los adultos para manejar su propia ansiedad con el tema.

La habilidad cognitiva para integrar la noción de la irreversibilidad de la muerte es probable que no esté presente en la mayoría de los niños hasta alrededor de los 8 a 9 años, y en la práctica se ve una extensa variedad entre los niños. La mitología de los niños del retorno del ser querido- particularmente en épocas conflictivas- o la fantasía del reencuentro con un padre fallecido es a menudo mal interpretado por los adultos como un signo de mala adaptación.

El miedo de los niños al abandono se moviliza con una eventual pérdida y es exacerbado luego de una muerte. Sin querer, miembros de la familia pueden estimular esta preocupación a través de su retraimiento, rabia, hipocondría, depresión y muchas otras conductas. Un padre sobreviviente puede, por ejemplo, malinterpretar la conducta de un niño como expresión del dolor de la pérdida cuando lo que puede estar mostrando es una reacción a la actitud del padre sobreviviente.

También puede ser importante que las personas mayores de la familia les hablen a los niños de sus experiencias de pérdida y cómo las enfrentaron, este puede ser el método más efectivo para ayudar a los niños a enfrentar la pérdida.

2ª Tarea: La Familia Comparte la Experiencia de Dolor del Duelo Para los terapeutas familiares, la meta fundamental de casi cualquier tratamiento es ayudar a la familia a alcanzar un sistema abierto. Para que este estado de apertura se logre, son necesarios dos ingredientes esenciales: a) los miembros de la familia deben sentirse libres para expresarse ellos mismos sin miedo a la censura; y b) el sistema debe permitir que los miembros de la familia se vayan y regresen libremente, tanto física como metafóricamente. En este sistema la familia puede crear una atmósfera que permita a todos los miembros de la familia, incluyendo a los niños, curar las heridas del duelo.

En un sistema abierto, existe una aceptación de expresión de un rango de emociones amplio: decepción, impotencia, culpa, alivio y rabia, entre otros. Es importante que se permita la expresión de diferentes emociones. Sin embargo, frecuentemente se encuentran situaciones en las cuales los niños (adolescentes y adultos también) son etiquetados como emocionalmente perturbados cuando la forma de expresarse no calza con las expectativas de la familia. Pseudomutualidad es un término usado para describir el tipo de fachada creada en familias donde se espera que todos sientan y se comporten acorde a un guión familiar inconsciente. En esas familias la expresión individual de emociones diferentes a las de ese guión está prohibida.

Nuestro objetivo con los niños en el trabajo con familias en proceso de duelo, debe ser ayudar a los niños a aceptar cualquier emoción que ellos sientan y a manejarlas de una manera apropiada. En los niños el dolor de la pérdida puede tomar mucha formas de expresión, sin embargo la mayoría de las veces es a través de rabia y miedo. Ambas pueden, y deben ser manejadas dentro de la familia todas las veces que sea necesario.

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Animar a la familia en su rol como recurso de sanación para los niños en proceso de duelo es una extensión natural de la experiencia familiar de compartir el dolor de la pérdida. Ayudar a los niños a sanar es ayudarlos a entender que la muerte es, efectivamente, una forma de abandono y que sentirse enojado es normal. El miedo que acompaña a la muerte es una expresión natural del dolor del duelo y puede que nunca desaparezca por completo.

El segundo ingrediente importante de un sistema familiar abierto es la capacidad de manejar la libertad de los miembro de la familia para irse y regresar, tanto física como metafóricamente. Esta aproximación es especialmente relevante en los niños ya que es fundamental para su proceso de individuación y es esencial permitirla en los procesos de duelo familiar. El lapso de atención de un niño es tal que es irreal esperar coherencia, especialmente durante un proceso de duelo. A menudo llama la atención cuan fácil los niños cambian de un estado al parecer de profundo dolor y desesperación, a sus tareas y diversión normales de la infancia. Las familias que permiten a los niños hacer esos cambios de manera cómoda están entregando una atmósfera de sanación.

Los adultos suelen subestimar la capacidad de los niños para manejar emociones. Este punto nos lleva naturalmente al tema de la participación de los niños en los ritos de muerte, ya que muchas familias piensan que puede ser dañina para ellos. En un sistema familiar abierto, el fomentar que todos los miembros de la familia participen de alguna forma en los ritos que rodean la muerte es razonable siempre y cuando las elecciones individuales sean respetadas. Si se le permite a un niño participar, los niños generalmente encuentras las formas de moverse hacia adentro y afuera de sus emociones (e incluso físicamente) al igual que mantener un equilibrio manejable.

3ª Tarea: Reorganización del Sistema FamiliarLa muerte es ciertamente el evento más disruptivo en nuestras vidas. Tras la desgracia, las relaciones dentro de la familia deben experimentar un reajuste importante. Luego de la muerte, el equilibrio de la familia se perturba por la “ola de conmoción emocional” anteriormente mencionada, y un reajuste de las relaciones y una redistribución de los roles es casi siempre lo que le sigue. Es a menudo difícil convencer a los miembros de la familia que es necesario realizar estos cambios; sobretodo cuando el fallecido ocupaba un rol central en la vida familiar.

Para los niños, aceptar que los roles tienen que cambiar es raramente fácil, ya que están acostumbrados a depender de un adulto en particular en ciertas circunstancias particulares. Las familias en las cuales los roles están rígidamente fijados, como las con tradicionales roles de género, a menudo tienen grandes dificultades para resolver esta tarea de reajuste. También lo es para los adultos. De hecho, muchos de los niños que manifiestan signos de perturbación psicológica tras la muerte de uno de sus padres pueden estar reaccionando tanto a la pérdida de la función que ese padre cumplía en sus vidas y a la incapacidad del padre sobreviviente de proveerla, como al dolor que trae la pérdida.

Es fundamental ayudar a la familia a entender que la vida familiar no podrá ser más como era antes de la muerte de su ser querido.

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Para la familia que alcanza esta meta, existe la posibilidad de que los niños estén mejor capacitados para enfrentar futuras pérdidas.

Irónicamente, puede haber una mala adaptación cuando las familias se reorganizan, particularmente cuando prematuramente se adopta el reemplazo del fallecido.

4ª Tarea: Redirección de las Relaciones y Metas de la FamiliaLa tarea familiar final es más acertadamente descrita como un proceso de largo plazo cuyo final nunca es totalmente alcanzado. No necesita, de hecho, ser una meta familiar, ya que se ha observado que más que ocurrir una elaboración completa del duelo, una pérdida es mejor concebida como una dimensión en constante evolución dentro de la familia a través de tres generaciones. “La muerte termina una vida, pero no termina las relaciones”. Las relaciones significativas resuenan a través de las generaciones, enriqueciendo a la familia y a la complejidad de su psique común.

También se ha aceptado, en este campo, como lógico que cuatro estaciones- de fiestas, cumpleaños y otros eventos- necesitan ser pasadas para que una real sanación sea sentida. La reestructuración interna de las relaciones y la reorganización de la familia debería estar preparada para considerar una nueva vida sin la presencia física del fallecido, alrededor del primer aniversario de la muerte. No obstante en muchas familias, al menos un miembro mostrará evidencia que sugiere para el observador intuitivo, que la familia no está preparada para el siguiente paso en su vida. Frecuentemente, ese miembro de la familia es un niño.

Como la familia atraviese esta tarea final de sanación tendrá una importante repercusión en la adaptación futura del niño. Debido a este punto, es porque, cuando hablamos de la familia como un recurso de sanación, necesitamos reiterar que el duelo de un niño no es ni un proceso individual, separado de las dinámicas de las relaciones familiares, ni requiere de un tiempo establecido, necesitando ocurrir dentro de un periodo restringido. La oportunidad para los niños de usar a una familia saludable como punto de enlace para la sanación través de su desarrollo, es un “regalo” que las familias tienen el poder de otorgar.

ConclusiónMe gustaría sugerir que la familia es a menudo el único recurso práctico para los niños. Adultos que han sufrido la pérdida de un ser querido temprano en la vida generalmente reportan que el dolor de la pérdida fue exacerbado por la sensación de soledad que experimentaron luego de ella. Las personas amadas de la familia que alguna vez fueron fuente de guía y apoyo parecieron haber desaparecido dentro de su propio proceso de duelo. El propósito de este capítulo es haber presentado un método de tratamiento en el cual el recurso más poderoso de un niño-la familia- sea usado como una fuente de sanación y recuperación.