La familia y el nuevo orden social

3
Oscar Araiza Medina 20 de junio de 2013 1 La familia y el nuevo orden social (La familia, la propiedad privada y el Estado de Engels o la epístola de Melchor Ocampo) Curioso resulta reflexionar sobre las estructuras que deben garantizar el orden social, como lo es la familia. Y haciendo alusión a dos documentos históricos importantes para la sociología moderna y de la educación, quiero iniciar este análisis desde dos ópticas. Una la que se refiere al surgimiento de la familia como “célula de la sociedad”, término bastante gastado en nuestros días pero que se instaura como fundamental en la sociedad en la que vivimos; otra referida al análisis nacional fundamentado en la epístola de Melchor Ocampo, la cual ya ha sido rebasada en los matrimonios civiles de México. Primero debemos reconocer que la familia es una institución social que reproduce la estructura y el statu quo de un sistema social y que por el simple hecho de reconocerse legalmente, implica ya de por si una concepción de propiedad privada. Es claro que cuando el clan o tribu se transforma en familia monogámica se van estableciendo límites de propiedad privada que van desde la pareja, continua en los hijos y a partir de ahí la delimitación de tierras de cultivo o animales domesticados. Es así como surge precisamente la principal célula que da origen a las posesiones individuales o familiares, luego se irán imponiendo unas a otras en un proceso de acumulación, despojo y dominio en el que la ley del más fuerte o numeroso se va imponiendo paulatinamente para apropiarse de las mejores tierras una vez que la humanidad descubre la agricultura y se vuelve sedentario. El surgimiento de la familia también se instauró en el lenguaje al crear incluso los pronombres posesivos, para delimitar las propiedades de cada familia y posteriormente el surgimiento de los apellidos para distinguir el origen de cada individuo como Hernández (hijo de Hernán) o Fernández (hijo de Fernando), o por el lugar de nacimiento (de Gauda), (de Lepanto), etc. Apellidos muy comunes durante el feudalismo y que han trascendido hasta nuestros días. Pero realmente es hasta el surgimiento de las monarquías cuando la familia juega un papel tan importante, el origen social de cada familia determinaría su posición en la sociedad o cuando los comerciantes tenían el suficiente dinero como para comprar algún título de nobleza que les permitiera departir los excesos con las monarquías absolutistas. Lo interesante en este contexto es que la monarquía le abre la puerta a la naciente burguesía para atentar contra ella y tomar el poder político para hacer surgir el capitalismo, lo cual cambia de referente social a la familia y entonces el origen de nacimiento ya no es lo importante, sino las posesiones y riquezas para detentar el poder político y que los reyes y nobles pasen a segundo término. Formula que se ha repetido hasta nuestros días de privilegios económicos para las familias poderosas de cualquier nación, no importando el sistema social dominante. En el ámbito mexicano la historia de la familia es similar, sólo que aquí fueron los inmigrantes quienes pusieron sus condiciones por la fuerza militar y luego con la evangelización para adoptar un seudo feudalismo que no se logró instaurar con las encomiendas.

description

Un análisis sobre la familia como célula social

Transcript of La familia y el nuevo orden social

Oscar Araiza Medina

20 de junio de 2013

1

La familia y el nuevo orden social

(La familia, la propiedad privada y el Estado de Engels o la epístola de Melchor Ocampo)

Curioso resulta reflexionar sobre las estructuras que deben garantizar el orden social, como lo es

la familia. Y haciendo alusión a dos documentos históricos importantes para la sociología moderna

y de la educación, quiero iniciar este análisis desde dos ópticas. Una la que se refiere al

surgimiento de la familia como “célula de la sociedad”, término bastante gastado en nuestros días

pero que se instaura como fundamental en la sociedad en la que vivimos; otra referida al análisis

nacional fundamentado en la epístola de Melchor Ocampo, la cual ya ha sido rebasada en los

matrimonios civiles de México.

Primero debemos reconocer que la familia es una institución social que reproduce la estructura y

el statu quo de un sistema social y que por el simple hecho de reconocerse legalmente, implica ya

de por si una concepción de propiedad privada. Es claro que cuando el clan o tribu se transforma

en familia monogámica se van estableciendo límites de propiedad privada que van desde la pareja,

continua en los hijos y a partir de ahí la delimitación de tierras de cultivo o animales domesticados.

Es así como surge precisamente la principal célula que da origen a las posesiones individuales o

familiares, luego se irán imponiendo unas a otras en un proceso de acumulación, despojo y

dominio en el que la ley del más fuerte o numeroso se va imponiendo paulatinamente para

apropiarse de las mejores tierras una vez que la humanidad descubre la agricultura y se vuelve

sedentario.

El surgimiento de la familia también se instauró en el lenguaje al crear incluso los pronombres

posesivos, para delimitar las propiedades de cada familia y posteriormente el surgimiento de los

apellidos para distinguir el origen de cada individuo como Hernández (hijo de Hernán) o Fernández

(hijo de Fernando), o por el lugar de nacimiento (de Gauda), (de Lepanto), etc. Apellidos muy

comunes durante el feudalismo y que han trascendido hasta nuestros días.

Pero realmente es hasta el surgimiento de las monarquías cuando la familia juega un papel tan

importante, el origen social de cada familia determinaría su posición en la sociedad o cuando los

comerciantes tenían el suficiente dinero como para comprar algún título de nobleza que les

permitiera departir los excesos con las monarquías absolutistas.

Lo interesante en este contexto es que la monarquía le abre la puerta a la naciente burguesía para

atentar contra ella y tomar el poder político para hacer surgir el capitalismo, lo cual cambia de

referente social a la familia y entonces el origen de nacimiento ya no es lo importante, sino las

posesiones y riquezas para detentar el poder político y que los reyes y nobles pasen a segundo

término. Formula que se ha repetido hasta nuestros días de privilegios económicos para las

familias poderosas de cualquier nación, no importando el sistema social dominante.

En el ámbito mexicano la historia de la familia es similar, sólo que aquí fueron los inmigrantes

quienes pusieron sus condiciones por la fuerza militar y luego con la evangelización para adoptar

un seudo feudalismo que no se logró instaurar con las encomiendas.

Oscar Araiza Medina

20 de junio de 2013

2

Las leyes “civilizadas” de los españoles fueron impuestas a través de un proceso donde “la sagrada

familia”, era el ideal a seguir y con ello se fueron imponiendo las normas y leyes que provenían del

viejo mundo, pero que también puso fin a un Estado imperialista dominado por una casta superior

y a familia real.

Pero no fue sino hasta el periodo de la independencia cuando por medio de las ideas de la

ilustración cuando se instaura la familia tal como la conocemos hoy como copia de las familias

pequeño burguesas del viejo mundo.

Y justamente escuchando la radio me entero de que Melchor Ocampo autor de la famosa epístola

que ya ha sido descontinuada reconoció a sus hijas hasta que ya iba a morir y les entrego el

testamento de su madre quien era hija adoptiva de los padres de Melchor. Cosa curiosa, pero

analicemos el contenido.

Epístola de Melchor Ocampo, escrita en 1859. Se repartía tradicionalmente a los novios en las

bodas celebradas en México.

“Declaro en nombre de la ley y de la Sociedad, que quedan ustedes unidos en legítimo matrimonio con todos los derechos y

prerrogativas que la ley otorga y con las obligaciones que impone; y manifiesto: "Que éste es el único medio moral de

fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las imperfecciones del individuo que no puede bastarse a sí mismo

para llegar a la perfección del género humano. Este no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Los casados

deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno para sí. El hombre cuyas dotes sexuales

son principalmente el valor y la fuerza, debe dar y dará a la mujer, protección, alimento y dirección, tratándola siempre como

a la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al

débil, esencialmente cuando este débil se entrega a él, y cuando por la Sociedad se le ha confiado.

La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura debe dar y dará al

marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona

que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo

propia de su carácter. El uno y el otro se deben y tendrán respeto, deferencia, fidelidad, confianza y ternura, ambos

procurarán que lo que el uno se esperaba del otro al unirse con él, no vaya a desmentirse con la unión. Que ambos deben

prudenciar y atenuar sus faltas. Nunca se dirán injurias, porque las injurias entre los casados deshonran al que las vierte, y

prueban su falta de tino o de cordura en la elección, ni mucho menos se maltratarán de obra, porque es villano y cobarde

abusar de la fuerza.

Ambos deben prepararse con el estudio, amistosa y mutua corrección de sus defectos, a la suprema magistratura de padres

de familia, para que cuando lleguen a serlo, sus hijos encuentren en ellos buen ejemplo y una conducta digna de servirles

de modelo. La doctrina que inspiren a estos tiernos y amados lazos de su afecto, hará su suerte próspera o adversa; y la

felicidad o desventura de los hijos será la recompensa o el castigo, la ventura o la desdicha de los padres. La Sociedad

bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que le hacen dándoles buenos y cumplidos ciudadanos; y

la misma, censura y desprecia debidamente a los que, por abandono, por mal entendido cariño o por su mal ejemplo,

corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió, concediéndoles tales hijos. Y por último, que cuando la

Sociedad ve que tales personas no merecían ser elevadas a la dignidad de padres, sino que sólo debían haber vivido

sujetas a tutela, como incapaces de conducirse dignamente, se duele de haber consagrado con su autoridad la unión de un

hombre y una mujer que no han sabido ser libres y dirigirse por sí mismos hacia el bien".

Oscar Araiza Medina

20 de junio de 2013

3

Y aquí les dejo el subrayado para que podamos observar cómo se las gastaban al igual que ahora nuestras

autoridades y gobernantes, quienes pasaron a la historia como si fueran héroes nacionales. Ojalá no pase lo

mismo con las figuras actuales, no importa de qué color partidista sean, pues han demostrado que la célula de

la sociedad, es decir la familia no es importante para la sociedad en la actualidad. Muchos casos podemos

mencionar , pero para no caer en el amarillismo mejor aquí dejamos esta reflexión. Y concluimos que la

Familia, surgió como otro grupo integrante del conjunto de instituciones que conforman esto que llamamos

Estado, a la par de la propiedad privada garante de todos los derechos individuales que permiten explotar a

unos por otros y que el “medio moral” de la sociedad, no es ni ha sido moral en ninguna parte, en ningún país.

Que la familia no es tan sagrada, porque ni siquiera Cristo tuvo una familia conformada en parejas a menos qu

ese acepte el argumento de que María Magdalena era su pareja. Y que mucho menos las expectativas que

tienen los cónyuges que pretenden conformar una familia son tan buenas como para que duren toda una vida

Narda
Texto escrito a máquina
Oscar Araiza Medina