La fractura del fémur

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La fractura del fémur Una fractura femoral es la rotura del fémur . Puede ser una fractura por fragilidad, debido a una caída o traumatismo menor, en una persona con osteoporosis que debilita sus huesos. La mayoría de las fracturas femorales en personas con un hueso normal son resultado de traumatismos de alta energía, tales como accidentes de tránsito . Como en muchas lesiones ortopédicas, las complicaciones neurovascolares y la gestión del dolor son las preocupaciones más significativas para los pacientes que llegan a la urgencias. Si hay entonces un sangramiento notable la aportación de sangre a los tejidos de abajo disminuye mucho. Las lesiones asociadas de los tejidos blandos, nervios y macetas sanguíneas son frecuentes. Las fracturas expuestas tienen un importante potencial de infección. Los tipos de fracturas femoral son: Existen muchos subtipos de fracturas de fémur, cada una de las cuales tiene un pronóstico y tratamiento diferentes. Se conocen comúnmente como "fracturas de cadera", aunque en realidad este nombre no es correcto, pues lo más frecuente es que no se afecte la articulación. Fractura de la cabeza femoral: indica la aparición de una fractura de la cabeza del fémur. Esta suele ser el resultado de traumatismos de alta energía y a menudo se acompaña con una dislocación de la articulación de la cadera. Fractura de cuello femoral: (conocida también como cuello del fémur, fractura subcapital o intracapsulares) denota una fractura al lado de la cabeza femoral a nivel del cuello, entre la cabeza y el trocánter mayor. Estas fracturas tienen una propensión a dañar el suministro de sangre a la cabeza femoral, potencialmente causando necrosis avascular.

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La fractura del fémur

Una fractura femoral es la rotura del fémur. Puede ser una fractura por fragilidad, debido a una caída o traumatismo menor, en una persona con osteoporosis que debilita sus huesos. La mayoría de las fracturas femorales en personas con un hueso normal son resultado de traumatismos de alta energía, tales como accidentes de tránsito. Como en muchas lesiones ortopédicas, las complicaciones neurovascolares y la gestión del dolor son las preocupaciones más significativas para los pacientes que llegan a la urgencias. Si hay entonces un sangramiento notable la aportación de sangre a los tejidos de abajo disminuye mucho.

Las lesiones asociadas de los tejidos blandos, nervios y macetas sanguíneas son frecuentes. Las fracturas expuestas tienen un importante potencial de infección.

Los tipos de fracturas femoral son:

Existen muchos subtipos de fracturas de fémur, cada una de las cuales tiene un pronóstico y tratamiento diferentes. Se conocen comúnmente como "fracturas de cadera", aunque en realidad este nombre no es correcto, pues lo más frecuente es que no se afecte la articulación.

Fractura de la cabeza femoral: indica la aparición de una fractura de la cabeza del fémur. Esta suele ser el resultado de traumatismos de alta energía y a menudo se acompaña con una dislocación de la articulación de la cadera.

Fractura de cuello femoral: (conocida también como cuello del fémur, fractura subcapital o intracapsulares) denota una fractura al lado de la cabeza femoral a nivel del cuello, entre la cabeza y el trocánter mayor. Estas fracturas tienen una propensión a dañar el suministro de sangre a la cabeza femoral, potencialmente causando necrosis avascular.

Fractura intertrocantérica: denota una fractura en la que la línea de rotura ósea está entre el trocánter mayor y el menor, a lo largo de la línea intertrocantérica. Es el tipo más común de fractura de cadera y el pronóstico de curación ósea es generalmente bueno si el paciente es saludable.

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Fractura subtrocantérica: se localiza en el eje largo del fémur inmediatamente debajo del trocánter menor y se puede extender hacia la diáfisis del fémur.

 

Causas

Generalmente, las Fracturas del diáfisis femoral en los jóvenes son causadas por un cierto tipo de impacto a alta energía. La causa más frecuente de este tipo de fractura es un accidente de tráfico en el coche o en movimiento. Otra causa frecuente es una máquina que invierte a un peatón, las caídas de lo alto y las heridas de arma de fuego. Un accidente con un impacto débil como una caída de detención de pie, puede causar una fractura femoral a las personas ancianas que padecen de osteoporosis.

Las fracturas de diáfisis son la consecuencia de una notable fuerza transmitida por un impacto directo o indirecto hacia la rodilla. Las fracturas patológicas pueden averiguarse con una fuerza relativamente leve. En este caso puede ser el resultado de la debilidad ósea de osteoporosis o de lesiones litiche.

 

Señales y Síntomas

Los síntomas de una fractura del fémur son localizados principalmente en el área del muslo. Si se averiguan otras lesiones o hemorragias graves adjuntas a la fractura, estas molestias producen síntomas que no se deben subvalorar, algunos de los que pueden ser una amenaza por la vida.

Los síntomas más comúnes son:

* Provoca intenso dolor,

* Deformidad

* Incapacidad de mover la pierna.

* Hemorragias o amoratadas

* Deformidades de la pierna

* Incapacidad de mover la pierna golpeadas

* Entumecimiento u hormigueo Dolor severa Hinchazón

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Podemos distinguir dos orientaciones distintas en función del objetivo pretendido: TERAPIA ANALGÉSICA Y ANTIINFLAMATORIA EN LA FASE AGUDA -Electroterapia: -Microondas, ultrasonidos. -Iontoforesis con AINES (ionizaciones yoduradas).-Láser sobre puntos dolorosos. -Analgesia: TNS, Interferenciales bipolar y tetrapolar. -(tratamiento IF2P (AMF: 100Hz) con puntero para mejorar el trofismo de la articulación). -Electroestimulación.

Masoterapia: -De descarga, en especial sobre el cuadriceps y el tensor de la fascialata. De drenaje en lucha contra la hidrartrosis. -Desfibrosante: masaje de liberación de los diferentes tejidos blandos que a menudo presentan ciertas tensiones y endurecimientos. Una maniobra de gran interés es “perfilar la rótula”, con la que se consigue una liberación de tensiones y una estimulación capsular.

Hidroterapia: baños calientes con masajes y movilización activa bajo el agua en

Termoterapia: Infrarrojos y parafango. Crioterapia y criomasaje.

Higiene de vida y economía funcional de la rodilla:

Evitar flexión y extensión de rodilla en carga (posiciones de cuclillas, de rodillas,...).

Evitar ascenso y descenso repetido de escaleras. -Moderar u orientar la práctica deportiva (corregir gestos deportivos).

Vigilar la dureza del terreno y controlar pliometrías.

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i tenemos a un paciente con buen estado general y colaborador, desde los primeros días se puede plantear el levantamiento a sillón durante unas horas, que aparte de ser beneficioso para el estado general del paciente, mejora el reparto sanguíneo a nivel pulmonar, reduce complicaciones por inmovilidad en la cama, además sirve para mantener el trofismo de los músculos del tronco. Ciertamente en sedestación el trabajo del fisioterapeuta se ve dificultado, pero teniendo en cuenta lo limitado del tratamiento en estos primeros días, es mejor pensar en la recuperación completa del enfermo que en la RHB, o si fuera posible acordar con los auxiliares unos horarios, para movilizar en cama y posteriormente levantar, o viceversa.

Cuando han transcurrido aproximadamente 12-15 días y dependiendo del paciente, lo normal que el servicio de enfermería haya concluido el trabajo de curas y por tanto el riesgo de que se separen los bordes de la herida desaparece, podemos forzar algo más los movimientos. Se puede solicitar ya trabajo activo y movilizaciones suaves en todos los rangos de movimiento posibles, teniendo siempre mucho cuidado de no forzar la flexión de cadera por encima de 90º, con rotación externa y abducción, es una posición que puede provocar la luxación de la prótesis. De igual forma se debe tener cuidado a la hora de seleccionar el sillón, pues deben desestimarse los sillones bajos, por el riesgo de luxación.

Si nos encontramos con pacientes colaboradores resultará muy sencillo establecer un programa de rehabilitación e ir pautando su progresión, empezando con los ejercicios pasivos para mejorar la movilidad, los ejercicios isométricos que no provocan movimiento en la articulación y sirven para mantener el tono muscular durante el período de inmovilidad y por último la movilidad activa y activo resistida para potenciar. Cada paciente es diferente y resulta muy complicado establecer un número de repeticiones determinado que sirva para todos, es cuestión de individualizar las terapias y ver que funciona mejor en cada persona. Cada fisioterapeuta decidirá que aparatos y material usará, se puede usar electroestimulación percutánea que profundice poco que no está contraindicada con el material de osteosíntesis ni prótesis, se pueden hacer ejercicios con poleas en jaula de Rocher, trabajo con lastres, bicicleta adaptada, banco cuádriceps…

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Mención aparte merece el paciente geriátrico a este respecto, donde resulta prácticamente imposible establecer unas pautas, los motivos principales son los siguientes:

Falta de atención y capacidad de aprendizaje. Trastornos mentales. Dificultad para realizar el gesto correcto. Variabilidad del estado general. Alteraciones de la sensibilidad, hipoestesias e

hiperestesias. Variaciones del estado de ánimo, depresivos y poco

colaboradores, falta de interés en su recuperación. Pluripatología. Plurifarmacia, hipnóticos, analgésicos de 2º y 3er

escalón, opiáceos, benzodiacepinas.

Las variaciones en el tratamiento con el paciente geriátrico son constantes, adaptando en todo momento la terapia a la situación de la persona.

Por norma general y si se cumplen los plazos habituales, para las personas con prótesis totales o parciales, debería poder empezar a cargar peso a partir de los 15 ó 20 días, dependiendo de la tolerancia al dolor y de la potencia muscular existente. Si nos enfrentamos a una osteosíntesis, es recomendable casi esperar a la revisión mensual de traumatología, para asegurarse mediante Rx, de la buena colocación del material, existen riesgos de migración del material utilizado, lo que aparte de dolor ocasiona el fracaso de la cirugía y un nuevo paso por quirófano.

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 Normalmente y a pesar de las dificultades encontradas en el paciente geriátrico, de no ser porque se trate de un paciente con multitud de patologías limitantes, previamente inmovilizado, o con demencia severa poco colaborador y agresivo, lo normal es conseguir la pronta recuperación dentro de los plazos habituales de entre 2 y 3 meses. Podemos resumir el tratamiento en fisioterapia de la siguiente for

Resulta tremendamente complicado generalizar acerca de los plazos de rehabilitación en una fractura, cada paciente es diferente y dependerá mucho del estado general de la persona, su grado de colaboración, su fortaleza, su estado previo a la fractura, su implicación. Por experiencia personal, me he encontrado con fracturas con osteosíntesis o con prótesis, que han curado en mismos plazos, no llegando casi al mes para alcanzar la recuperación completa y otros casos en los que ha sido necesario emplear más de 6 meses, pero de cara a ofrecer un esquema de trabajo, nos ha parecido lo más correcto, esquematizarlo de esta forma, cada profesional luego podrá tomarlo como una referencia o discrepar de la forma de proceder.

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Ingles Tecnico I

Alfonzo Vazques

Fractura de Femur

Raisa Tapia 2013-0115

Abril 2015