La gran familia
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‘La Gran Familia'
Por Adriana Pena y Adriano Loras
De todos los familiares que había en la mesa del salón, Mario sólo conocía a su padre y a su madre. El hombre misterioso del traje oscuro y largo bigote debía ser su tío. Las dos gemelas que vestían igual y no paraban de cuchichear, suponía que eran sus primas. Y la anciana de pelo canoso tendría que ser su abuela paterna.
Pero, sobre todo, lo que más le sorprendió a Mario fue la niña que jugaba con una bola transparente en el lado opuesto de la mesa.
Comieron y hablaron hasta muy tarde y nada más acabar, Mario se acercó a la niña que jugaba con la bola y le dijo:
- ¿Cómo te llamas?
- Cristina, soy la hija de tu tío bigotes, yo soy tu prima y esa bola es una bola mágica que me ha regalado la abuela, ¡puedes viajar al futuro!
- Ah, pues yo estoy interesado en esa bola, ¿podemos viajar al futuro? ¡Yo soy uno de los más patosos del mundo!
- Sí, puedes viajar al futuro para verlo, ¡pero no cambiarlo!
- Sí, sí, vale, no lo cambiaré - dijo Mario.
- ¡Hija, ven! nos tenemos que ir - dijo el tío bigotes
- Toma Mario, mañana me la devuelves, ¡no hagas mal uso! Y recuerda: para verlo, pero no cambiarlo.
Pero mientas, las gemelas que estuvieron escuchando todo hasta ese momento, subieron al cuarto de Mario y le robaron en un descuido la bola mágica.
Como no habían oído lo de que no podían cambiar nada sólo podían ver, sucedió que lo primero que hicieron, debido a su gran interés por lo desconocido, fue viajar al futuro. Acercaron sus ojos a la bola y en cuanto hubo tres dedos de separación entre el artefacto y sus narices fueron absorbidas en un viaje temporal.
Con un fuerte estruendo cayeron en el mismo salón en el que habían comido todos los familiares momentos antes. Todo estaba igual. Bueno, todo, todo no. Mario y sus padres se encontraban allí, también su tío el de los bigotes, la anciana y la niña que tenía la bola. Pero algo era completamente diferente.
Todos y todas debían tener veinte años más. Mario era ya un joven apuesto y con barba, el tío era ya un hombre bastante mayor. La niña de la bola era una treintañera y la anciana estaba en silla de ruedas con cara de no enterarse de mucho.
Sin que nadie les viese, acercaron el oído a ver de qué estaban hablando. Al parecer, recordaban con cariño a las dos gemelas que veinte años atrás habían desaparecido de sus vidas.
Las gemelas al ver todo se sorprendieron y quedaron atascadas en el futuro, cuando Mario se dio cuenta llamó a Cristina, y Cristina le dijo:
- Espera un momento creo que tengo una bola mágica de repuesto en el bolsillo.
- Ah, ¡pues sácala!
- Vale Mario pero no estés tan nervioso.
- Perdona Cristina es que quiero vivir una aventura. Podemos viajar al pasado para evitarlo.
- Por supuesto, viajaremos al pasado en el momento en que te di la bola.
Al viajar se pegaron un susto que no veas, se encontraron con las gemelas y las gemelas también se pegaron un susto de muerte y los cuatro a la vez dijeron:
- ¿Qué estáis haciendo aquí?
Cristina les regaño y las gemelas les pidieron perdón y dijeron que la querían coger por curiosidad. Cristina les contestó:
- Es que esa bola es peligrosa, ¡pero que muy peligrosa! Pero no os preocupéis, os perdonamos porque somos gran una familia.
Y colorín colorado…
…el cuento de ‘La Gran Familia’ ha terminado.