La Hermana República de Iztapalapa
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Transcript of La Hermana República de Iztapalapa
-¿A dónde y con tanta prisa?
-Ya sabes, es sábado y toca.
-¿Y ahora en dónde?
- Pues la Roma, por Insurgentes. La anduve checando un rato y el esposo no está los fines, está en fa: sólo está una doña y una niña de como seis o siete.
-Ya estás, Josué. Luego te topo.
-¡Ash! Apenas salió lo de hoy y ya quieren que les haga lo de la siguiente.
-Mamá, ¿es muy importante? Tengo hambre.
-Sí, ahorita pido la cena Karen, nada más acabo esto.
-¡Por fa!
-¡Chingá! Tu papá no puede pagar ni el teléfono, ya ni la muela. A ver, espérame, voy con Marianita a ver si me deja hablar para pedir la cena.
-Buenas, mi reina.
-¿Qué carajo? ¿Tú cómo entraste?
-Las preguntas para al rato. Ahorita voy a dar revista. Quiero que me saques todo lo que brille o si no, aquí mi 48 baila contigo.
-¡Llévate lo que quieras! Y déjanos en paz.
-Pues si podía te llevaba hasta a ti. ¿Quién más está en la casa?
-Mi hija, nadie más.
-¿Y tu esposo?
-Se va los fines de semana por trabajo
-Uy, con esta joyita y este se va. Ve por todo lo que tengas y dile a tu hija que baje, no quiero sorpresitas. Dile que soy un amigo y que vine por algo que te encargué.
-Voy.
-¿Eres amigo de mi mamá?
-Sí, de hace rato.
-¿Dónde vives?
-En el mejor lugar de la ciudad: La República Hermana de Iztapalapa.
-Suena muy bonito.
-Sí, es el hogar de la cumbia.
-A mi mamá le gusta mucho la cumbia. Trabaja en una estación de radio que sólo pasa cumbia.
-Ah, sí me había contado. Aunque no me acuerdo en cuál.
-La KeBuena.
-Ah, sí, sí.
-¿Sabes cocinar?
-Pues ahí dos dos.
-Tengo hambre y a mi mamá se le quema todo. ¿Puedes hacerme de cenar?
- Va, deja checo que hay en la cocina antes de que regrese tu mamá.
-Karen, ve a ponerte un sweater por favor.
-Sí mamá.
-Ya traje todo, sólo lárgate.
-¡Espérate! No sabía que trabajabas en la KeBuena.
-Sí, soy la conductora de Échatelas Duras.
-¡Pero cómo no! Si eres Atenas… Ya decía yo.
-¿Me has escuchado?
-Diario, cada vez que voy a la chamba. Mis compas y yo siempre le ponemos en puntito.
-Ay, gracias.
-¡Chale! Y yo con estas fachas y con estas pendejadas… Déjame que les haga la cena, por favor. Creo que les hace falta comer.
-Sí, pero no quiero que nos hagas daño ¿Lo prometes?
-Neta, tú ve por vino y dile a la niña que baje. Hay chido para hacer un alambrito de pollo que me queda bueno. Tú tranquila.
-Gracias, no tardo.