La Inmigracion Española Al Uruguay 1946-1958

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LA INMIGRACION ESPAOLA AL URUGUAY 1946-1958. Un caso para repensar los procesos de inclusin/exclusin social

Eugenia Ramrez Goicoechea

Dept. Anthropologa

Universidad Nacional de Educacin a Distancia

C/Senda del Rey 7

28040 Madrid. SPAIN.

Versin definitiva en 2002. La Inmigracin espaola al Uruguay. 1940-1960. Estudios Interdisciplinarios de Amrica Latina, EIAL. 13, 2. 139-161.ABSTRACT

Lo que este artculo pretende es resaltar los aspectos sociosimblicos de los procesos de inclusin/exclusin social. Para entender estos fenmenos es preciso ir ms all de la contabilidad en trminos de costos y beneficios de factores socioeconmicos y polticos. Inclusin/exclusin social tambin habla de variables sociosimblicas, que tienen que ver con el imaginario de los colectivos sobre otros colectivos. Esto es lo que muchos llaman cultura, olvidndose que lo econmico, poltico, tambin est cultura y sociohistricamente determinado. Adems, las prcticas humanas no son independientes de las ideas que las informan: no hay accin sin cognicin/discurso, no hay clasificacin que no est experiencialmente basada. Tomando como ejemplo el anlisis histrico y etnogrfico de la comunidad de inmigrantes espaoles en el Uruguay, queremos poner de manifiesto la importancia de estos aspectos a la hora de evaluar el grado de insercin/inclusin de este colectivo a partir de prcticas humanas concretas en un contexto sociohistrico, econmico y cultural determinado. Este tipo de trabajo se inscribe en las propuestas de interdisciplinariedad y anlisis micromacro que tan frtiles resultan para las Ciencias Sociales.

URUGUAY COMO PAIS DE INMIGRACION

La inmigracin espaola a Latinoamrica durante el perodo 1946-1958 constituye el captulo final de la emigracin a este continente que comenz en el XIX y tuvo su momento lgido en el s. XX. La tradicin emigratoria espaola al Uruguay hunde sus races en el tiempo. Uruguay fue una colonia espaola durante los siglos XVII-XIX, bajo el nombre de Virreinato de la Orilla oriental del Ro de la Plata, con capital en Buenos Aires. Se trataba de un territorio semivaco, de importancia estratgica como frontera con la poderosa influencia lusa ejercida desde Brasil. Slo el puerto comercial de Montevideo tena inters econmico para la corona espaola. La Constitucin de Uruguay se aprob en 1830, siendo que uno de los principales objetivos de la lite gobernante era la construccin de un Estado a partir de un vasto pas de 187.000 km2 casi vaco, con una poblacin de 74.000 habitantes (1830) (Zubillaga, 1993:18), y una capitalidad, Montevideo, donde se concentraba la mayora de la poblacin (Puiggrs, 1991).

Ya desde mediados de siglo se proclamaron diversas leyes y se constituyeron instituciones diversas para el estmulo y patrocinio de la llegada y establecimiento de inmIgrantes en el pas, as como para su proteccin (Comisin de Inmigracin, 1855; Comisin de Migracin, 1865; Ley de Inmigracin, 1890; etc. Cf. Gonzlez, 1992), incluyendo algunos derechos polticos (Zubillaga, 1992). Para 1853, Uruguay contaba ya con una comunidad espaola migrante lo suficientemente numerosa y activa como para constituir la primera Asociacin Espaola de Socorros Mutuos del continente latinoamericano (Cagiao, 1991: 160), inaugurando un modelo de prestacin y cobertura social que tan hondas consecuencias habra de tener para tantos pases americanos.

Si al principio la mayora de las familias se establecan como colonos agrcolas y ganaderos, ya a fines de siglo Montevideo y su rea portuaria constituyen el foco de atraccin mayor para los migrantes espaoles iniciando una tendencia que se consolidar a lo largo del siguiente siglo (Mariani, 1977). Si las polticas migratorias iniciales tenan un sentido de repoblamiento, lo cierto es que el temprano desarrollo industrial del pas requera de suficientes trabajadores para constituir una infraestructura productiva suficiente (Beretta Curi, 1996). La construccin del Estado moderno y liberal propugnado por el rgimen de J. Battle exiga la disponibilidad de suficiente mano de obra. Modernidad e Inmigracin fueron dos procesos que caminaron juntos en la construccin del Uruguay durante estos dos siglos (Caetano y Alfaro, 1995).

La inmigracin espaola tuvo su momento lgido entre 1907-1912 y 1919-1931, siendo que, comparados con otros lugares de procedencia (Italia, Siria, Lbano, Turqua, judos centroeuropeos, rusos, polacos, britnicos). los espaoles siempre son mayora (Puiggrs, 1991; Zubillaga, 1993; Naranjo, 1992).

EL CONTEXTO PARA LA EMIGRACION

Despus de la prctica interrupcin de la emigracin espaola transocenica entre 1936 y 1945, a partir de 1946 se reanuda la corriente migratoria hacia el continente latinoamericano. Cul es el contexto para que estos espaoles abandonen su pas durante el perodo de 1946-1958? El contexto sociohistrico es el de una Espaa principalmente agraria, bajo la dictadura poltica del rgimen de Franco, aislada poltica y econmicamente de Europa. Adems tambin hay que tener en cuenta la fuerte impronta de la migracin masiva anterior y su poder de llamada. Este perodo reabre la tradicin migratoria espaola, aunque con intensidad disminuda, reactivando las redes migratorias previas (Moya, 1989) inactivas durante la guerra civil espaola y la segunda guerra mundial. Tres son los principales destinos: las ciudades espaolas), algunos pases latinoamericanos en claro despegue econmico y con tradicin de acogida precedente: Argentina, Venezuela, Brasil y Uruguay (Palazn, 1995), y, despus, los pases industriales europeos (Alemania, Reino Unido, Suiza, Francia).

La cantidad de personas de las que estamos hablando no es elevada demogrficamente hablando, pero, como veremos, representa un caso de estudio digno de atencin. Como dijimos, representan la nacionalidad mayoritaria de migrantes al Uruguay durante este perodo (Zubillaga, 1993). He aqu algunos datos.

Tabla 1. Evolucin anual del movimiento migratorio espaol a Uruguay. 1946-1958

AO EMIGRACIN RETORNO SALDO

1946 131 34 -97

1947 294 92 -202

1948 386 167 -219

1949 926 163 -763

1950 1.618 258 -1.306

1951 2.737 459 -2.278

1952 4.707 581 -4.126

1953 3.8881.005 -2.883

1954 3.8241.163 -2.661

1955 6.0501.245 -4.805

1956 4.8501.607 -3.243

1957 4.6111.502 -3.109

1958 3.0211.619 -1.402

TOTALES37.0439.895-27.148

Fuente: Palazn, 1995:327.

1955 es el ao punta, descendiendo a partir de entonces, en directa relacin con la evolucin de las condiciones socioeconmicas del pas y otros factores internos de la propia Espaa. El total de emigrantes durante este perodo asciende a 37.043 personas.

Para darnos una idea del peso relativo y comparativo de estos migrantes con respecto a otros lugares de destino americano, hemos elaborado la siguiente tabla sobre volumen de inmigracin a cada pas:

Tabla 2. Nmero de entradas de inmigrantes espaoles

AOURUGUAYARGENTINAVENEZUELABRASIL

1946 131 2.366 368 438

1947 294 8.498 423 739

1948 386 13.901 323 1.004

1949 926 33.368 2.749 1.460

1950 1.618 38.758 8.293 3.269

1951 2.737 32.320 10.819 7.561

1952 4.707 25.474 8.73414.384

1953 3.888 13.560 12.30611.861

1954 3.824 12.576 22.03310.825

1955 6.050 13.504 26.27710.206

1956 4.850 8.530 27.542 8.307

1957 4.611 11.319 30.184 8.456

1958 3.021 10.723 23.811 6.080

TOTAL37.043224.897173.86284.590

Fuente: Palazn, 1995 (311 y ss). Elaboracin nuestra

Como puede verse, las cifras de emigrantes al Uruguay son mucho menores que las de Argentina o Venezuela, incluso Brasil. Por tanto, no representa, dentro del conjunto de estos pases latinoamericanos un destino preferente, tal como ha sucedido en el cmputo general de la emigracin espaola a Latinoamrica (Snchez Alonso, 1985). Los aos con ms emigrantes tampoco coinciden. Si es 1955 el pico para Uruguay, es antes para Argentina (1950) y Brasil (1952), lo que quiere decir que Uruguay est por detrs de estos pases en cuanto a su incorporacin al proceso de inmigracin espaola (Hernndez, 1992). Venezuela es la ms tarda, siendo 1957 el ao en que ms emigrantes recibe de esta nacionalidad.

Por qu Uruguay atrajo a los espaoles durante este perodo de 1940-1960? Hay diversas razones. Uruguay era entonces un pas en desarrollo con una pujante economa basada principalmente en la agricultura y el ganado. Argentina y Uruguay eran los principales proveedores de grano y carne para una Europa devastada por la guerra as como para los Estados Unidos, enredados en su guerra con Corea (Rock, 1994; Bulmer-Thomas, 1998), lo que en trminos de divisas permiti la distribucin de la riqueza hacia otros sectores de actividad, principalmente el terciario. Pero tambin Uruguay haba desarrollado el sector secundario, pues el Censo Industrial de 1936 hablaba de aproximadamente 100.000 personas trabajando en la industria (Hernndez Borge, 1992).

Durante esta poca un consolidado y fuerte sector agrcola est en la base del desarrollo del sector industrial (Hernndez, 1992:652 y ss.). Aunque se comienza a percibir una fuerte emigracin rural hacia las ciudades, esto no es suficiente para satisfacer la demanda de trabajadores que contribuyan al proceso de modernizacin de infraestructuras del pas. Varias leyes se dictaron entre 1947 y 1954 para organizar y fomentar la llegada de nuevos inmigrantes que ocuparan los puestos vacos en el sector industrial y de servicios . Adems, el Uruguay del perodo neobatlista (1946-1958) viva en una democracia estable, con un buen sistema de bienestar social y una clase obrera fuerte y bien organizada . El mito de la Suiza americana cal hondo en las miras de posibles migrantes espaoles (Caetano & Alfaro, 1995) y, sobre todo, el tirn de la generacin precedente, que, con sus cartas de llamada facilitaron el acceso a los nuevos al pas.

Tabla 3. Lugar de procedencia de los emigrantes espaoles al Uruguay

Asturias 3.975 5,0%

Andaluca 2.393 3,0%

Baleares 1.319 1,7%

Canarias 1.534 1,9%

Castilla 6.667 8,4%

Catalua 3.355 4,2%

Extremadura 246 0,3%

Galicia 52.154 65,7%

Levante 2.947 3,7%

Pas Vasco 3.183 4,0%

Valencia 1.598 2,0%

TOTALES 79.371 100,0%

Fuente. Camou (1997). Registrados en el Consulado desde 1940 en adelante.

Como muestra la tabla 3, encontramos gentes procedentes de casi todas las regiones espaoles, pero la inmensa mayora venan de Galicia (Palazn, 1995) , seguida muy de lejos por Castilla, Asturias, Catalua, el Pas Vasco y Levante.

Galicia es una regin costera rural, ubicada en el Noroeste de Espaa. La mayora de estos gallegos eran campesinos cuya vida era muy dura en sus pequeos pueblos, con un sistema de herencia y de propiedad el minifundio que impeda la concentracin suficiente para hacer rentables las tierras. No obstante, tambin encontramos elementos de otras regiones y zonas urbanas de la geografa espaola, que no responden necesariamente al mismo perfil. Veamos la siguiente tabla, que representa a 15.478 emigrantes que describen su actividad de los 37.043 que podemos contabilizar para el perodo 1946-1958. Las cantidades son absolutas y en porcentajes:

Tabla 4. Sectores de actividad de los emigrantes espaoles al Uruguay

AOAgriculturaIndustriaComercioLiberalOtrosTotales

194620 (39,2)7 (13,7)12 (23,5)3 (5,9)9 (17,6)51 (100)

194761 (45,2)25 (18,5)32 (23,7)3 (2,2)14 (10,4)135 (100)

194887 (43,1)50 (24,8)52 (25,7)1 (0,5)12 (5,9)202 (100)

1949234 (53,4)146 (33,3)53 (12,1)4 (0,9)1 (0,2)438 (100)

1950417 (52,9)263 (33,4)75 (9,5)15 (1,9)18 (2,3)788 (100)

1951853 (62,7)388 (28,5)89 (6,5)14 (1,0)16 (1,2)1.360(100)

19521.365(60,1622 (28,5)227 (10)15 (0,7)43 (1,9)2.272(100)

1953832 (52,8)449 (28,5)224 (14,2)23 (1,5)49 (3,1)1.577(100)

1954718 (47,7)410 (27,2)277 (18,4)23 (1,5)77 (5,1)1.505(100)

19551.259(48,6983 (38)240 (9,3)27 (1)80 (3,1)2.589(100)

1956886 (45,9)810 (41,9)147 (7,6)21 (1,1)67 (3,5)1.931(100)

1957666 (43,4)667 (43,5)115 (7,5)17 (1,1)68 (4,4)1.533(100)

1958448 (40,8)435 (39,7)111 (10,1)16 (1,5)87 (7,9)1.097(100)

TOTALES 7.846(50,75.255(33,91.654(10,7182(1,17)541(3,5)15.478100

Fuentes: Palazn, 1995:329.

Esta tabla nos permite hacer algunas interpretaciones. En primer lugar, que en 1946 se d el mayor porcentaje de profesiones liberales de todo el perodo puede explicarse por el exilio espaol. De lo que tambin podemos darnos cuenta es de que si el 62,7% de los emigrados en 1951 declaran ser agricultores, esta cifra va bajando progresivamente a favor de los que se declaran dedicados a la industria, que iguala en porcentaje a los primeros en 1957. Si en los primeros aos de la tabla el comercio representa un elevado porcentaje, superando para esos tres primeros aos incluso a los trabajadores industriales, decrece para luego recuperarse en los primeros aos de los 50, volviendo a decrecer poco a poco.

La apertura del Gobierno Uruguayo a nuevos inmigrantes estaba basada en la necesidad de personas semicualificadas para el trabajo tcnico e industrial, reparadores, personal de servicios y pequeo comercio, etc. Ya no se precisaban campesinos europeos como en pocas anteriores (Betancur, 1997). En general, aquellos procedentes de reas urbanas, s tenan alguna experiencia como obreros semicualificados. Pero no es el caso de la mayora de origen rural, entre los que se encontraba la mayora de los gallegos. Cmo salvaron este desajuste entre capacitacin en origen y exigencias del nuevo mercado de trabajo al que acudan? El migrante necesitaba un patrocinador que le proveyera de una carta de llamada, normalmente un paisano o un familiar, aceptando dar cobijo y ayuda al recin llegado hasta que se sitase laboralmente, responsabilizndose de l. Y lo que hacan estos era escamotear la profesin original del demandante, consignando en los impresos de inmigracin una profesin ms acorde con el perfil ocupacional que las autoridades uruguayas exigan. No era difcil reclamarlos como artesanos, reparadores, ayudantes de comercio, trabajadores industriales o de servicios, a pesar de no tener ninguna experiencia de tal tipo (Zubillaga, 1993:29).

La mayora de esta poblacin fueron hombres activos, en edad de trabajar. Sin embargo, en contraste con las oleadas migratorias del primer tercio de siglo, se encuentran tambin muchas mujeres como parte de procesos de reunificacin familiar, al llamado de maridos o incluso padres o hermanos que emigraron antes (Cagiao, 1991:92& ff.) . No hay que olvidar que la reagrupacin familiar estaba en la base del establecimiento permanente de inmigrantes en las polticas de ocupacin del vasto territorio uruguayo (Palazn, 1995:304). Algunas mujeres trabajaron como nieras, criadas, limpiadoras, lavanderas, encontrando trabajo habitualmente a travs de connexiones intertnicas (Cagaio, 1991:168-169). En general, los niveles de alfabetizacin eran indudablemente ms altos que aquellas generaciones que les precedieron durante las primeras dcadas de siglo, evolucionando favorablemente para todos los emigrantes espaoles a Latinoamrica a lo largo de los 50 (Fernndez, 1992). Casi todos viajaron por barco y todos nuestros informantes tenan muy vivos recuerdos sobre el viaje, su llegada al pas, las fechas bien grabadas en la memoria, y las primeras experiencias, incluyendo su sorpresa sobre la inversin de las estaciones en comparacin con el hemisferio septentrional.

Prcticamente la totalidad se ubica en la capital, Montevideo, lugar donde ya estaban asentados la mayora de los que llegaron antes de 1930 y donde se generan la mayora de empleos que los nuevos emigrantes van a ocupar (Palazn, 1995:331).

El asentamiento para estos recin llegados no fue difcil, en la medida en que, como hemos dicho, tenan un contacto, un familiar, un paisano que los acogiese, les diera comida y cobijo o incluso les encontrara trabajo pronto o los empleara en su propio negocio. La existencia de una nutrida y activa red de organizaciones de ayuda como las Sociedades de socorros mutuos y otras organizaciones colectivas tnicas fueron decisivas en la no traumtica intalacin de estos nuevos migrantes .

MOVILIDAD SOCIAL ASCENDENTE

Creemos que el caso de la emigracin espaola al Uruguay durante este perodo es un caso en general de movilidad social ascendente debido tanto a factores econmicos y polticos como culturales e ideolgicos.

En primer lugar, la integracin socioeconmica de estos migrantes es a una economa pujante y en desarrollo, donde la actividad empresarial y de autoempleo con el tiempo es posible con los suficientes ahorros y contactos. El perfil laboral pretendido al entrar en el pas con el tiempo se convierte en realidad: el campesino cambia de trabajador industrial a empleado de servicios o de comercio. Despus de aos de trabajo, encontramos a inmigrantes convertidos en propietarios o socios de lneas de transporte, pasteleras, bares, cafeteras, restaurantes, carniceras, tiendas de pasta, ferreteras, etc. La mayora de los entrevistados eran no slo propietarios de sus negocios sino tambin de los locales. Y no digamos de sus casas; todos tenan su Sociedad paga.

En segundo lugar, la larga y fuerte tradicin emigrante al pas supone el encontrar una consolidada red de asistencia social y apoyo, no slo por medio de inmigrantes anteriores sino por todas estas Asociaciones y Sociedades de Socorros Mutuos que mencionamos y que han sido fundamentales a la hora de una acomodacin ms atemperada de los inmigrantes a las nuevas necesidades surgidas como trabajadores extranjeros en el pas, tal como ha sucedido en otros contextos inmigratorios prximos (Moya 1998; Devoto, 1992).

La vida poltica y ciertos derechos tambin fueron relativamente accesibles. En poco tiempo podan obtener la Carta de Ciudadana, la cual, aunque no les permita ejercer el derecho al voto o tener un puesto oficial, les garantizaba el status legal como residente. La nacionalidad uruguaya tambin era una posibilidad, sin tener que abandonar la espaola, aunque este aspecto ha sido siempre cuestin de eleccin personal dependiendo de razones de vnculo emocional con el pas de origen y los planes para el retiro cuando llegara el momento.

Tambin invirtieron en la educacin de sus hijos. La segunda generacin termin su educacin secundaria, tanto en colegios pblicos como en algunos religiosos, e incluso se graduaron en la Universidad . Mdicos, abogados y otros profesionales cualificados se encuentran entre esta segunda generacin.

Por ltimo, sus prcticas y apertura social hacia la sociedad uruguaya, participando en la vida poltica, social y cultural uruguaya es otro factor a tener en cuenta a la hora de valorar la insercin social positiva de estos migrantes y el escaso nmero de retornados que podemos encontrar en esta comunidad .

EL ESPAOL NO REPRESENTA LA ALTERIDAD EN URUGUAY

Tal como reclambamos al inicio de este artculo, la inclusin/exclusin social de una comunidad migrante no depende slo de factores socioestructurales, econmicos y polticos. El imaginario social, el sistema clasificatorio, las imgenes, actitudes y discursos hacia quin es el otro y cmo este se define, son fundamentales a la hora de valorar e interpretar los procesos de integracin o segregacin.

Aparte de que no puede decirse que haya un discurso tnico contra los inmigrantes en la sociedad de acogida, los espaoles han sido ubicados en el sistema clasificatorio en un lugar mejor que otros inmigrantes . Creemos que el imaginario tnico de los migrantes espaoles en el Uruguay era bastante mejor que aquel que operaba para otras comunidades, con lo que coincide la autopercepcin de los propios espaoles, quienes son tambin activos constructores de este discurso.

Cules pueden ser las razones para este imaginario social?

En primer lugar, aunque todava se les denomina gallegos, como sinnimo de rural, campesino, ignorante , en correlacin con el tipo sociodemogrfico de muchos de los que llegaron, este etnnimo tambin tiene una connotacin positiva de trabajador duro, leal y honesto, que se integr bien en el contexto uruguayo (Zubillaga, 1993:39). Ninguno de nuestros informantes haba experimentado o recordado este nombre como peyorativo sino como apelativo incluso carioso. Esta idea de los espaoles como los ms trabajadores de todos, comparados incluso con los propios uruguayos, fue importante a la hora de ubicarles en el mejor de los puestos de la escala tnica.

En nuestro trabajo de campo con la comunidad espaola encontramos una fuerte tica del trabajo. Ellos mismos se perciban como gente con visin de futuro que est dispuesta a sacrificar el presente para un mejor porvenir, a ahorrar para no volver a pasar las penalidades de su vida en Espaa. Por contra, encontraban a los uruguayos como gente que vive para el presente, gastando incluso lo que no tienen, sin voluntad de ahorro ni de futuro. Como nos dijo una gallega, los uruguayos viven (del trabajo) de los espaoles, los polacos, los italianos .. Como nos dijo otro, espaol retirado de 50 aos, El criollo nunca quiso nada con el lavuro (trabajo). Algunos de nuestros entrevistados estaban orgullos de emplear nacionales uruguayos en sus negocios, como muestra de cmo las relaciones sociales y econmicas entre grupos tnicos pueden invertirse: Antes, los gallegos eran los empleados, ahora es al revs, son los uruguayos. Es que son ms vagos que nadie (mujer inmigrante, duea de diferentes tiendas y negocios). Este discurso sobre los uruguayos era incluso compartido por algunos sectores de esta nacionalidad.

La existencia de una segunda, tercera o incluso cuarta generacin de migrantes espaoles en la lite intelectual y poltica contribuy tambin al establecimiento de una opinin favorable hacia estos recin llegados. La relevancia de una poblacin espaola preexistente en la configuracin de estas actitudes la expresaba un informante as Porque ellos son descendientes de los espaoles, nos han aceptado mejor que otros, aunque hayan aceptado a todos. Los primeros en construir la nacin uruguaya son (fueron) los espaoles .

Factores de ndole poltico-ideolgica tambin cuentan. La Repblica del Uruguay, con una slida tradicin democrtica hasta 1970, no aceptaba la dictadura de Franco, considerada la ltima reliquia del fascismo en Europa despus de la cada de Alemania e Italia. Los inmigrantes eran percibidos como vctimas de un rgimen poltico contrario a los principios democrticos de la sociedad uruguaya, gente a la que haba que dar la bienvenida y ayudar. Aunque los emigrantes espaoles de esta poca no eran en su mayora refugiados polticos, eran no obstante el resultado de una situacin poltica y econmica de deprivacin e injusticia social. Esto sin contar que ms de uno tena una fuerte mentalidad antifranquista y que entre la propia comunidad de acogida se contaba con espaoles de ideologa izquierdista que incluso colaboraron en la propaganda poltica contra Franco.

La lengua fue otro marcador diferencial, no slo por su valor instrumental (Zubillaga, 1993:30&31) sino por sus connotaciones simblicas , hundiendo sus races en la historia poltica del pas como colonia de la monarqua espaola. La lengua espaola es la lengua oficial de la Repblica del Uruguay. En la medida en que todos los inmigrantes espaoles eran hispanfonos (la mayora de gallegos, catalanes y vascos tambin hablaban su lengua de origen), estos eran percibidos como ms cercanos que otros extranjeros. Algunos espaoles insistan que esto les distingua de los italianos, quienes no renunciaban a usar su propio idioma en algunas ocasiones .

Las dinmicas e intercambios de la vida cotidiana tambien facilitaron la buena integracin de estos inmigrantes en la sociedad uruguaya. El hecho de que una cantidad importante de estos tuvieran un empleo que implicaba contacto cara-a-cara con los uruguayos, en el contexto de la interaccin comerciante-cliente, en el suministro de bienes de consumo diario (carniceras, panaderas, cafs, bares, autobuses), ayud decisivamente en la presencia cotidiana de estos en los barrios. Aunque no pensamos que esta sea una condicin suficiente, s que su conjugacin con otros factores coadyuv decisivamente a esta implantacin social positiva en el universo de las diferencias colectivas del uruguayo. El contexto de las relaciones inmediatas como las de las interacciones de la vida cotidiana han sido siempre importantes a la hora de las prcticas de los estereotipos tnicos (Ramrez Goicoechea, 1996).

La sociabilidad y revitalizacin de las asociaciones migrantes, creando nuevas a partir del paisanaje, extendiendo otras, en donde primera y segunda generacin participan junto con otros uruguayos vinculados por matrimonio o amistad, en donde las dobles lealtades hacia el pas de origen y el de acogida son parte de la conducta expresiva y la manipulacin de smbolos, es sin duda otro factor de insercin social positiva en el pas. Otra muestra de esta apertura hacia el pas de recepcin ha sido el buen conocimiento de la historia de Uruguay que mostraron muchos de los inmigrantes entrevistados: la constitucin del pas, la historia poltica y militar de su independencia, su desvinculacin de Espaa y de las rbitas de influencia argentina y brasilea. Como nos dijo un inmigrante Todo lo que tengo se lo debo a este pas y a mi trabajo. Nosotros los espaoles siempre hemos sido apreciados en este pas.

Por lo tanto, no parece que los migrantes espaoles constituyan la alteridad, un otro ni en trminos de prcticas sociales ni de discurso. Son ms bien unos otros los que entran a ser definidos desde la distancia tnica y social. Su integracin con xito en la vida econmica y social del pas, unido a su buena posicin en la jerarqua tnica, les garantiza un status social normalizado en el sistema clasificatorio, siendo ellos mismos activos protagonistas tambin de este discurso. Representan un interesante caso para analizar la compleja articulacin de distintas variables a la hora de definir la posicin de un grupo en la estructura social y el sistema clasificatorio.

CONCLUSIONES

A pesar de seguir manteniendo su status formal de inmigrantes y extranjeros, que tuvieron que entrar en el pas con una carta de llamada, que no disfrutaron de algunos beneficios sociales y polticos, los inmigrantes espaoles al Uruguay encontraron un nicho econmico apropiado desde donde iniciar una carrera de movilidad social a partir del trabajo y del ahorro. Se beneficiaron de una nutrida red de asistencia e informacin, construida por la generacin inmigrante precedente. Pero su inclusin social no se justifica exclusivamente en estos trminos. No puede menospreciarse la historia cultural del pas, su vinculacin histrica con Espaa y, sobre todo, el imaginario construido sobre los distintos grupos inmigrantes al pas. Los espaoles se beneficiarion de una percepcin y aceptacin positiva, en donde prcticas y discursos de constituyen mutuamente: una tica del trabajo, una actitud poltica favorable a la bienvenida de estos migrantes, un discurso intelectual y poltico inclinado al asentamiento de la poblacin espaola, el dominio de la lengua oficial del pas, prcticas e interacciones cotidianas de intercambio de bienes y servicios con la poblacin autctona, una apertura a la sociedad uruguaya y sus tradiciones polticas y culturales, un proyecto a largo plazo de inversin en los hijos, su educacin y estabilidad profesional y residencial, y un afn de reconocimiento y respeto hacia el pas de acogida.

Por medio de este caso etnogrfico, hemos intentado subrayar que un concepto de inclusin/exclusin social que no tenga en cuenta, no slo cmo los colectivos construyen activamente sus entornos por medio de prcticas localizadas, sino cmo las personas son clasificadas y percibidas por otros en el contexto de las relaciones sociales en las que se implican, un concepto tal de inclusin/exclusin social pierde todo contenido sustantivo de lo que la vida social significa.

Dentro de una lnea de investigacin que cuenta con el anlisis de otros casos etnogrficos de exclusin social (Ramrez Goicoechea, 2000) hemos pretendido mostrar las complejidades de estos fenmenos y cmo las esferas socioeconmicas y polticas no son mbitos autnomos determinantes exclusivos de los fenmenos de inclusin/exclusin social. Creemos que se puede llegar a una mejor comprensin e interpretacin en el contexto amplio de cmo la gente construye el mapa de grupos y diferencias en la sociedad y cmo practican distancia o proximidad social con sus otros, si tenemos en cuenta no slo el acceso o deprivacin de recursos econmicos y polticos sino tambin aquellos dominios relativos a la sociabilidad, la definicin moral, la proximidad afectiva, la solidaridad, el parentesco, etc. Por fin, slo teniendo presente una perspectiva integrada que d cuenta de una trama compleja de elementos sociolgicos, histricos y antropolgicos, podemos comprender procesos de inclusin/exclusin de grupos concretos en contextos sociopolticos y culturales especficos. REFERENCIASBARRIOS, G. y RIVERO, R. 1997. El proceso de asimilacin lingstica en los

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NOTAS

Los espaoles en Uruguay han sido investigados en un trabajo de campo realizado in situ durante 1999, en el contexto de una investigacin ms amplia titulada Retorno o Permanenciaa. Los emigrantes espaoles tardos al Rio de la Plata. 1940-1960, gracias a la financiacin de la Comisin Interministrial de Ciencia y Tecnologa (CYCIT, PB96-0869, 1997-2000, coord. por E. Gonzlez, CSIC) y el Ministerio Espaol de Cultura (1999). La revisin terica sobre los procesos de inclusin/exclusin social en el Estado moderno y en relacin a los procesos tnicos fue realizada gracias a una beca de investigacin del Ministerio Espaol de Ciencia y Educacin (PR95-390, 1996-1997) y a un permiso sabtico de la Universidad Nacional de Educacin a Distancia para una estancia como Visiting Scholar en la Universidad de Cambridge (UK) 1995-1997. Tengo que agradecer especialmente a la Dra. E. Gonzlez (CSIC) por su continuo apoyo y consejo. As mismo, mi reconocimiento al Profesor C. Zubillaga (Universidad de la Repblica, Montevideo) por su inestimable ayuda y valiosos comentarios a lo largo de mi investigacin de campo en Montevideo.

La integracin del pas en una unidad social y polticamente coherente fue uno de los principales objetivos ya durante la aprobacin de su Carta Magna. La federacin propuesta por Artigas con otras regiones del Virreinato de La Plata fracas por el centralismo de la provincia de Buenos Aires. Conflictos sobre el nombre apropiado del nuevo Estado reflejan, as mismo, la fractura ya original entre la capital, Montevideo, y el resto del pas. Vase Cose & Markarian, 1996:24.

Para una comparacin con el caso argentino, vase Devoto 1989.

Podemos decir que, en general, 1920 marca el comienzo de la llegada de inmigrantes no mediterrneos: Polacos y judos alemanes, rusos, hngaros. Despus de la II Guerra Mundical esta corriente se intensifica, aunque son Argentina y otros destinos latinoamericanos los principales. En el caso de los judos en Uruguay observamos una destacada movilidad social y una compacta y exclusiva red de asociacionismo tnico. Algunos alcanzaron puestos intelectuales y acadmicos, otros se dedicaron a la intermediacin comercial, comercio en general, equipamiento elctrico domstico, joyera, etc. Los armenios se han dedicado al comercio del calzado y al bazar. Los siriolibaneses se han concentrado en torno a la fabricacin y venta de telas. Muchos rusos se ubicaron en la zona rural, dedicados a la agricultura, siguiendo a compatriotas que datan su establecimiento desde 1911 (Betancur, 1997). Italianos se han dedicado al cultivo hortofrutcola y al la produccin de aves de granja principalmente.

Palazn habla de 72.754 segn el censo de poblacin de Uruguay de 1963. Cf. Palazn, 1995:331.

Existe un sinfn de razones por los que emigrar, pero es la insercin de los aspectos biogrficos de los actores individuales con los lmites y posibilidades de las estructuras y fuerzas histricas lo que interesa al investigador y justifica su posible labor interpretativa, el interplay de factores macroestructurales y microlgicos (Moya, 1998; Ramrez Goicoechea, 1990, 1991, 1992 ).

A partir de 1940, Uruguay, como otros pases latinoamericanos como Argentina, restringieron la llegada de inmigrantes. En 1943 un decreto exigia que el 90% de los obreros no especializados de una obra con financiacin pblica fueran nacidos uruguayos. Por lo mismo, otro decreto, este de 1940, estableca que los forneos no podann explotar empresas de navegacin rea, ni ocupar puestos de jerarqua en las mismas. Sin embargo, terminada la II guerra mundial, esta actitud se relaj, facilitando otra vez la entrada de inmigrantes. El decreto de 1947 refiere a la estimulacin de la inmigracin permanente, pero a condicin de cumplir una serie de requisitos sanitarios, polticos y de conducta (Hernndez, 1992). Adems, deba demostrarse tener acreditacin de oficio o profesin que garantizase la posibilidad de mantenerse por s mismo en el pas de llegada. Tambin por este decreto se cre la Comisin Asesora de Inmigracin que dirigi, coordin, control y seleccion el proceso de recepcin de inmigrantes. La ley de 1954 supuso la activacin de un plan para la reagrupacin familiar y el asentamiento de otros que tuvieran una carta de llamada (Hernndez, 1992). Tambin hay que decir que a diferencia de otros pases como Brasil, Argentina o Venezuela, Espaa no firm con Uruguay ningn convenio migratorio especfico. Comparada con la poltica migratoria de Argentina, lo que se aprecia es cierto retardamiento en el caso de Uruguay con respecto a la primera. Ya los decretos de 1932 y 1938, se anticipan a no permitir la entrada de inmigrantes en Argentina, sobre todo con el nimo de reprimir el ingreso clandestino de refugiados, mayoritarmiente judos centroeuropeos procedentes de la Europa nazi, que hasta el momento entraban al pas a travs de Uruguay y Brasil (Gonzlez y Ramrez, 1995). A partir de 1945, Argentina retoma el liderato en cuanto a pas principal de destino de los espaoles en Iberoamrica. El Plan Quinquenal peronista (1948-1952), an con todas sus restricciones y condiciones, junto con el Convenio hispano-argentino de Emigracin (1948) suponen un reactivo para la reanudacin de la llegada de nuevos espaoles a ese pas.

Uruguay era lder en leyes que beneficiaban a la clase obrera: Ley de Prevencin de accidentes del Trabajo (1914); Jornada Laboral de Ocho horas (1915); Ley de Vejez e Invalidez (1919); Ley de Indemnizacin de los Accidentes de Trabajo (1920); Descanso Semanal Obligatorio (1920) (Cagiao, 1991).

Esto explica por qu los inmigrantes espaoles fueron denominados gallegos en general.

Blanca Snchez Alonso, en su estudio sobre la emigracin espaola a Latinoamrica entre 1880 y 1830, seala la importancia de este tipo de propiedad, que si es factor para la emigracin por su escasa rentabilidad, tambin lo es porque permite una primera acumulacin de capital por medio de la venta o hipoteca de todo o parte de la propiedad, para sufragar los gastos de viaje y primera instalacin. La emigracin es una decisin familiar que adquiere todo su sentido a la hora de complementar los ingresos familiares, mejorar la propiedad o afrontar los gastos de la modernizacin (Snchez Alonso, 1995). Ver tambin Vzquez (1988) y Garca Lombardero (1985).

Espaa se adhiri en 1956 al CIME (Comit Intergubernamental para las Migraciones Europeas), creado en 1951, por medio del cual se estableci un Plan de reunificacin familiar, en colaboracin con el Comit Catlico Espaol de Migraciones (Cagiao, 1991:92)

Parece que el nivel de alfabetizacin de las generaciones precedentes tampoco era tan bajo como a principio pudiera parecer, en relacin al sector de edad en que se produce. Cf. Snchez Alonso 1985:162 y ss.

Asociacin Espaola 1 de Socorros mutuos (1853), Club Espaol (1878), Cmara Oficial Espaola de Comercio, Industria y Navegacin (1888), Hospital Espaol (1886), Centro Gallego (1879), Euskal-Erra (1912), Casal Catal (1926) (Puiggrs, 1991). Para mayor informacin sobre estas organizaciones durante el siglo XIX y XX, ver Zubillaga 1998b.

El trabajo de campo se realiz en Montevideo, en 1999. Adems del uso de diversas fuentes de datos y documentacin, el trabajo se bas en 14 entrevistas con emigrantes espaoles y 6 a informantes cualificados. Tambin consult otras 6 historias de vida que me fueron facilitadas por el Prof. Zubillaga. La observacin participante, mediante invitaciones, comensala, estancia en los negocios y lugares de trabajo, tambin fue fundamental en la investigacin. As mismo, me benefici de las discusiones de un seminario con otros colegas realizado durante mi estancia en Montevideo.

Tambin podemos encontrar casos de movilidad social ascendente entre aquellos que llegaron en oleadas anteriores, aquellos que precisamente actuaban como sponsors de estos recin llegados, que a menudo los empleaban en sus propios negocios y comercios. Tampoco hay que olvidar la presencia de espaoles que emigraron entre 1860 y 1830 en la lite intelectual (mdicos, abogados, polticos) as como en el empresariado y la industrial (Beretta, 1987) y que, sin duda ejercieron un indudable papel de liderazgo tnico. Cf. infra.

Un caso extremo que entrevistamos fue el de una pareja de gallegos, propietarios de ms de 13 propiedades que incluan casas, carniceras, tiendas de pasta italiana, terrenos y parecelas urbanas, etc. Ambos eran personas mayores de 65 aos que todava trabajaban 12 horas al da, tal como haban hecho toda la vida. Estilos de vida y consumo de bienes estaba muy por debajo de sus posibilidades econmicas, llevando todava una vida de ahorro y austeridad, aunque estaban orgullosos de no tener ninguna necesidad que no pudieran pagar. Parte de esta mentalidad de inmigrante se mostraba en el hecho de que ambos se encargaban de todos los trabajos de reparacin de sus casas, producan su propio vino, etc.., tanto para ellos como para su hija. Otros entrevistados podan estar ya retirados pero mantenan sus acciones en compaas de transporte urbano o reciban una mnima pensin, la cual les pareca escasa e injusta despus de tantos aos de trabajo. Otros eran dueos de pasteleras, panaderas o bares, pensando ya en el retiro y el traspaso del negocio a los hijos. En la compaa de transporte urbano por autobs (CUTCSA), organizada como cooperativa, uno poda ser empleado, socio o dueo de una unidad de produccin. Nuestros ltimos datos dicen que para 1.100 autobuses, existen 2.800 socios, de los cuales el 80% son tambin trabajadores en la compaa.

Este aspecto fue subrayado por diferentes entrevistados como una seal de bienestar y seguridad econmica. Las Sociedades mdicas comenzaron como asociaciones para la proteccin y asistencia sanitaria de los inmigrantes. Para ser atendido uno tiene que pagar mensualmente una cuota estipulada que depende de la edad y el tiempo como miembro.

Algunos de los inmigrantes todava votan en comicios electorales nacionales y autonmicos espaoles, normalmente por correo. Es este un comportamiento expresivo de mantenimiento de la identidad de origen a pesar de tantos aos ya en el Uruguay, que hunde sus races en una tradicin histrica de revitalizacin ideolgica y tnica de las excelencias de la regin de origen (Nez Seixas,1992; Moya, 1998; Bresciano, 1999). El voto inmigrante representa para algunas Comunidades Autnomas como la de Galicia (Espaa) un valor para el que se movilizan distintos personajes de la vida institucional y poltica gallega, visitando en campaa electoral a la dispora espaola dispersa por los diversos pases americanos que los acogen. Estas campaas se iniciaron sobre todo a partir de los 90, intensificndose en la mitad de la dcada. Para poder votar, es necesario estar inscrito en el Consulado espaol. El censo electoral de los espaoles con derecho a voto est aumentando en Uruguay desde 1990 (20.568) a 1998 (42.116) (Anuario de Migraciones 1998). Obviamente, aqu se estn incluyendo aquellos registrados en el consulado a partir de su reclamacin de espaolidad, como segunda generacin de migrantes espaoles, quienes desean un pasaporte comunitario como es el espaol (lo mismo est sucediendo en Argentina en el momento de escribir estas lneas). Datos sobre la participacin electoral de los espaoles residentes en el exterior (incluyendo tambin los pases europeos) dan cifras al alza: de 8.537 (1990) a 56.594 (1997) (Anuario de Migraciones, 1998). A partir de estos datos generales de todos los emigrantes no podemos deducir la participacin electoral de los espaoles de Uruguay, pero es probable que algn peso tenga en estas cifras. Camou da una poblacin total de 77.857 residentes espaoles para 1997 (sin incluir a posibles hijos naturalizados), a partir de datos de los registros consulares (Camou, 1997:80). Hay varias razones por las que pensamos que buena parte de los espaoles estn inscritos en el Consulado. Aparte de los indicios hallados en nuestra propia experiencia etnogrfica, la importancia de poder reclamar una pensin de jubilacin al Gobierno Espaol no ha de menospreciarse, lo mismo que poder acceder a otras ayudas asistenciales y de viaje como los de la Operacin Aoranza por la que pueden viajar una vez de visita a su lugar de origen en Espaa.

Pocos inmigrantes espaoles piden la nacionalidad uruguaya, aunque la inmensa mayora de sus hijos tiene ambas.

Encontramos un interesante fenmeno. La propia movilidad social de la primera generacin ha colaborado decisivamente en el status y las perspectivas de la segunda. Aparte de haberles ayudado a ingresar y graduarse en la Universidad, son tambin decisivos por el momento en la insercin laboral de estos. Dado que la economa uruguaya ha sufrido una recesin estructural en las ltimas dcadas y que la mayora de los puestos a los que accedera esta segunda generacin lo sera en el sector pblico, poco y mal pagado, la inversin y esfuerzo de sus padres en sus pequeos negocios son la posibilidad inmediata para estos de tener un sueldo decente y mantenerse por el momento. Muchos padres estn empleando a sus propios hijos, lo que hace que, de alguna manera, estn sobrellevando la crisis de mejor manera que muchos uruguayos, que, o bien estn desempleados o tienen que tener varios empleos para sobrevivir.

Durante la Dictadura de los 70, algunos de esta segunda generacin de migrantes que fueron perseguidos polticamente volvieron a la tierra de sus padres como refugiados polticos.

No obstante, hay diferencias en relacin a orgenes y perfiles diferentes. Como uno de nuestros informantes contaba - de Valencia, dueo de una ferretera - aquellos que vinieron de las ciudades y con cierta formacin, aquellos fueron los primeros en volverse a Espaa. Aquellos que vinieron sin nada (en referencia principalmente a los de Galicia), aquellos prefirieron quedarse. La mayora de los catalanes se volvieron ya.

Todos nuestros informantes insistieron en que Uruguay es un pas abierto donde todos los inmigrantes eran bienvenidos. Cf. infra para matices a este respecto.

Es importante mencionar los nombres que los Uruguayos daban a los distintos orgenes nacionales de los inmigrantes: gringos en general para los no hispanohablantes, tanos (from napolitanos) para los italianos, 'turcos' para libaneses, sirios, armenios y turcos; 'rusos' para judos centroeuropeos y rusos; 'gallegos' para los procedentes de Espaa, independientemente de su provincia de origen. Ver Zubillaga, 1993.

Una mujer espaola, inmigrante, duea de una tienda de helados, ofreca el siguiente panorama tnico de Uruguay: Los turcos (siriolibaneses, armenios) no tienen contactos con otros grupos ; los musulmanes no se abren, no se integran, son una comunidad cerrada. Trabajan en negocios de ropa. Cogen unos ladrillos, un techo de hojalata y te construyen un puesto, una tienda. Los judos son ms abiertos con los espaoles pero todava nos echan en cara que les echamos de Espaa. Nosotros vinimos sin un duro pero ellos trajeron dinero. Italianos y espaoles se llevan bien. Pero son orgullosos, saben espaol pero no quieren perder su italiano, te dicen un gelato de crema, de chocolato. Otro informante cualificado, buen conocedor y organizador de la trama de asociaciones inmigrantes espaolas, aunque reconociendo que Uruguay estuvo siempre abierto a todos, distingua entre los espaoles mejor aceptados por su honestidad y trabajo duro, los armenios chapuceros, de manejos turbios, y los judos patronos crueles. Para actitudes respecto de otras nacionalidades, vase Segman, 1982

Sobre estereotipos del gallego en Argentina durante el XIX y primer tercio del XX, ver los interesantes trabajos de Moya (1998: 323 y ss., y 1989) en donde toma en cuenta la multiplicidad de discursos y contradiscursos de los distintos agentes individuales y colectivos implicados.

Tambin encontramos este discurso entre algunos miembros la clase media cualificada de Buenos Aires que confesaban que gastaban todo lo que tenan, en contraste con los inmigrantes, que siempre tenan ahorros para emergencias o proyectos a largo plazo.

Preferencia por algunos orgenes frente a otros ha sido una constante en los debates intelectuales y polticos sobre polticas migratorias, en los que los espaoles siempre eran defendidos (Betancur, 1997). Como hemos mencionado en otro lugar, los migrantes espaoles del primer tercio de siglo y antes, gracias a sus organizaciones, actividades culturales, peridicos, emisiones de radio y su penetracin en las lites polticas e intelectuales, se convirtieron en activos productores de una corriente de opinin favorable a los espaoles. Merece la pena mencionar El Diario Espaol (1906), que, aunque circulaba entre la comunidad espaola slo por subscripcin, tuvo una considerable influencia en la construccin de una opinin pblica favorable, gracias a su amplia circulacin tambin entre no espaoles. Lo mismo puede decirse de las emisiones de radio espaolas. Muchos uruguayos sintonizaban estos programas y consuman cultura espaola en forma de msica, noticias, radionovelas, etc. La presencia de tipos espaoles en la literatura uruguaya y en la msica ha sido bien documentada como otro testimonio ms de la espaolidad en el pas (Zubillaga, 1998a; Lago, 1998; Surez, 1998).

La ideologa izquierdista de muchos de estos primeros inmigrantes espaoles ha sido mencionada como fundamental en el establecimiento de las organizaciones sindicales uruguayas (Zubillaga, 1997).

Para distintas evaluaciones del espaol hablado en otros casos migratorios, ver Ramrez Goicoechea, 1996:III.

No tenemos que olvidar la presencia histrica de los espaoles como exploradores y colonos en esta parte de Latinoamrica que perteneci a la corona espaola.

Zubillaga menciona la bienvenida de gente hispanohablante durante las ltimas dcadas del XIX como una forma de control de la influencia portuguesa procedente del Brasil, estimulando el asentamiento de granjeros espaoles en las provincias limtrofes. Las polticas de repoblacin de frontera se basaron en el dominio y control de la tierra, la unidad de la raza y el vnculo de la lengua espaola (Francisco Bauza, 1876, citado in Mariani, 1977:128). La importancia dada al espaol en la Ley de Reforma de las Escuela Pblica (1877) (en la que participaron muchos maestros espaoles), como parte del proyecto de modernizacin del pas en torno a la espaolidad de los uruguayos frente a otras influencias tnicas, refleja la importancia de este tema (Zubillaga, 1993:32).

De lo que algunos no eran conscientes era de que, a pesar de que su espaol hablado haba sufrido las influencias de la modalidad de esta lengua en el pas (Barrios y Rivero, 1999), ellos tambin mantenan cierta inflexin verncula del idioma, aquella derivada de la forma de habla de sus lugares y provincias de origen.

A lo largo de este texto hemos hecho referencia varias veces a los uruguayos y a la sociedad uruguaya. Utilizamos aqu la categora emic de los propios sujetos que hablan, perspectiva a la que siempre hemos dado relevancia terica y emprica, especialmente cuando se trata de clasificaciones tnicas (Ramrez Goicoechea, 1991). A lo que nos referimos con uruguayo es a aquel sujeto nacido en el Uruguay, siendo que uno puede considerarse ms o menos uruguayo dependiendo de la lejana de su ascendencia migrante. Criollos o aquellos descendientes de los primeros colonos contaran como el eptome de la Uruguayanidad. Para otros criterios de Orientalidad como Uruguayanidad en contextos polticos especficos, ver Cosse & Markarian, 1966. Cuando hablamos de sociedad uruguaya, nos referimos en trminos muy abiertos y acrticos, en donde prevalece la idea de una poblacin heterognea preexistente informada de una identidad particular, producto de un discurso tnico organizado en torno a una experiencia poltica, militar, social y cultural, con diverso grado de evidencia social. Obviamente, esta es una acepcin algo acrtica, cercana a una categora experiencial intuitiva de los propios implicados, prxima a una clasificacin popular de las diferencias y distinciones entre pueblos y gentes. En todo caso, no es el objeto de este trabajo extendernos sobre tan complejo tema. Para una discusin ms profunda sobre este particular, vase Ramrez Goicoechea 1991 y 1998.

Una evaluacin precisa de los ndices de participacin actual en dichas asociaciones exigira un trabajo muy pormenorizada que lamentablemente no hemos tenido la oportunidad de realizar.

Merece la pena resaltar el doble vnculo de la lealtad de los espaoles tanto hacia su lugar de origen como hacia el propio Uruguay. Toda asociacin tnica celebra, como su tradicin ms aeja, tanto las festividades patrias uruguayas como las regionales y nacionales espaolas. Ambas banderas ondean en sus sedes y lugares de reunin. A pesar de que tambin ha habido una revitalizacin de las otras lenguas del Estado espaol (cataln, gallego, vasco) al hilo de la constitucin de las Autonomas polticas de sus distintas regiones, y que hay seminarios, conferencias e incluso clases del idioma de origen, lo cierto es que la mayora de las actividades se realizan en espaol porque vivimos en Uruguay y no estara bien para los uruguayos que quieran venir. Adems, la transmisin del gallego a las segundas generaciones es muy escasa (Barrios y Rivero, 1997). El habla en la lengua verncula distinta del espaol suele darse en contextos de interaccin especfica. Participamos en una reunin de grupo de gallegos que eran amigos y haban compartido vivienda en sus primeros aos de migrantes en el pas. Algunos trataban de convencer al ms pudiente, aunque considerado tambin como el ms aldeano, para que colaborara con algunos sacos de cemento para la construccin de un nuevo parque en la vecindad. Esta era una iniciativa de una Asociacin inmigrante gallega como oferta de ocio para los nios y jvenes del lugar. Como se resista argumentando en contra de la iniciativa y los otros le rebatan, la conversacin subi de tono y termin hablndose en gallego.

En cualesquiera sus formas y encarnaciones de distancia social situacional e institucionalmente definida.

Preguntamos a algunos de nuestros entrevistados, migrantes y no migrantes, informantes clave en algunos casos, quienes eran el/los otro/s en Uruguay y cmo y por qu eran definidos as. Esta pregunta sorprendi a la mayora, siendo como es Uruguay un pas receptor durante aos en donde no puede encontrarse un discurso formal pblico sobre esta cuestin. En el contexto de un seminario que d en la Universidad, se entabl una discusin sobre este particular. La inmigracin no era considerada como materia para la construccin de la alteridad, a pesar de las diferencias mencionadas en el sistema clasificatorio sobre los distintos orgenes nacionales. La respuesta era: Todos somos otros. No obstante, el profesor Zubillaga mencion que, paradjicamente, en la historiografa uruguaya no hay ninguna referencia a la inmigracin como fundamento demogrfico de la construccin nacional del pas, que gira en torno a una concepcin criolla de la Uruguayanidad, tal como muestran los textos escolares. Esto no impide que los uruguayos se sientan ellos mismos fuertemente vinculados en su identidad con Europa y la Europeidad (lo mismo que ocurre para los bonaerenses) . La indianidad no puede tampoco considerarse fuente de alteridad social en la medida en que no quedaron indios en Uruguay ni hay ningn grupo sociodemogrfico que reclame una tal identidad. Tampoco hay discurso intelectual o poltico en este sentido. Negritud fue otra de las cuestiones debatidas. Montevideo fue un puerto importante en el trfico de esclavos siendo que a fines del siglo XVIII, un tercio de la poblacin de Montevideo era de origen africano. Ancinas, el lugarteniente y amigo de Artigas en sus 30 aos de exilio en Paraguay fue un hombre de color (debo esta informacin a Mortimer Arias y su esposa Beatriz Ferrari). Parece haber una suerte de invisibilidad de la negritud, tanto en el discurso pblico como el privado y el imaginario de las gentes sobre el mapa tnico. Es en el Carnaval cuando los ves, con sus tambores y msicas, elCandomb. Cuando se les pregunta a los uruguayos sobre las diferencias con los argentinos, con los que tienen tanto en comn, te dicen el Candomb, con su ritmo africano y sus textos de protesta. No hay racismo diario pero excepto un pocos futbolistas, bailarinas o locutores de televisin, no vers movilidad social en esta comunidad (un informante clave, trabajador social de la comunidad). A pesar de exisitir una separata quincenal llamada Mundo Negro incluida en un conocido peridico, no parece exisitir movimiento de reivindicacin identitaria de este colectivo. No obstante, la negritud puede asociarse de alguna manera con la gente de la frontera, aquellos que viven en tierra fronteriza con Rio Grande do Sul (Brasil), por donde muchos atravesaron la lnea en el siglo XIX, y que parece sigue ocurriendo en una regin donde la frontera consiste algunas veces en slo un ro o una calle (el Chu uruguayo y el Chui brasileo). Otro eje del discurso sobre la alteridad gira en torno a los argentinos bonaerenses, sus formas y vanidad, especialmente cuando visitan Punta del Este, un centro turstico exclusivo y muy caro de la costa uruguaya. Elites intelectuales aaden a este discurso la memoria poltica de Artigas que luch contra el centralismo de Buenos Aires en su proyecto federalista para la regin. Un discurso de exclusin social en el que muchos estaban de acuerdo est relacionado con la experiencia contempornea de crisis econmica y depauperacin reciente del Uruguay. Refiere a un creciente sector de la poblacin cada vez ms marginada que ha ingresado en la economa sumergida o bien se ve obligada a robar o a pedir. Esta gente est compuesta por las clases bajas empobrecidas, inmigrantes rurales de reas subdesarrolladas, inmigrantes procedentes del Paraguay, Bolivia, Per.. Se asientan normalmente en las reas marginales que rodean a la capital Montevideo, en una sucesin de nichos y ocupacin de hbitats como ha sucedido en El Cerro, un asentamiento ocupado en tiempos por los migrantes europeos y que han revitalizado una identidad propia frente a los nuevos residentes (Romero Gorski, 1995). Este discurso sobre la alteridad y el miedo a perder privilegios y una estabilidad social difcilmente conquistada en aos de bonanza econmica se detecta sobre todo en la clase media, que est sufriendo muy cruelmente la recesin. Una entrevistada, una mujer inmigrante duea de una pastelera, nos cont que el da anterior a nuestra visita su tienda fue asaltada por dos hombres que la amenazaron con una pistola. El episodio se repiti al da siguiente por los mismos asaltantes pero a diferente hora: No puedo hacer nada. La polica no hace nada. No me puedo proteger y lo saben. Les doy lo (el dinero) que tengo. Durante otra de nuestras visitas, un grupo de chicos entr pidiendo comida y leche. Ella slo les cobr la leche, dndoles pan, bollos y otras cosas: Son chicos de la calle (sin hogar), viven en la calle. Me dan pena, pero ya me conocen y me respetan. Saben que siempre les ayudo si no abusan. Si no colaboras, te pueden romper el escaparate con una piedra. De todo esto se deduce que la experiencia y discurso de la alteridad en Uruguay es policntrico y no ha sido formalizado intelectual ni polticamente.

Esto no quiere decir que estos inmigrantes espaoles no estn sufriendo duramente la larga crisis econmica que es comn a varios pases latinoamericanos. Pero lo estn sobrellevando mejor que otros nacionales uruguayos.

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