La jerga de las noticias policiales y el estereotipo de "la barbarie y el enemigo"

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Trabajo de Carolina Roncarolo para el Club de Periodismo 2010 (Universidad Austral, Facultad de Comunicación)

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La “jerga” de las noticias policiales y el estereotipo de “la barbarie y el enemigo”

Por: Carolina Roncarolo, para el Club de Periodismo de la Facultad de Comunicación, Universidad Austral. Setiembre de 2010.

Hipótesis: El lenguaje que utiliza la prensa gráfica para referirse a los sucesos de agitación popular en los que interviene la Policía construye representaciones sociales que encasillan a los actores del conflicto en la dicotomía “víctimas versus enemigos”. A su vez, numerosos adjetivos magnifican y acentúan las situaciones violentas en forma dramática. Ambos procedimientos, que se observan muy arraigados en el periodismo policial, no contribuyen con la búsqueda de soluciones a las problemáticas sociales que “re-presentan” los medios de comunicación.

Caso: asesinato por “gatillo fácil” de Diego Bonefoi, de 15 años, Nicolás Carrasco, de 16, y Sergio

Cárdenas, de 29, tras los disturbios en el centro cívico de Bariloche (provincia de Río Negro) el 17 de

junio de 2010.

Corpus de análisis y observaciones:

Bariloche: un muerto y 14 heridos por graves incidentes tras el crimen de un chico (Clarín, 17/06/10)

Vecinos de un barrio de las afueras de la ciudad atacaron una comisaría tras la confusa muerte de un adolescente de 15 años a manos de un policía. En los enfrentamientos fue baleado un hombre de 29 años. Hay 14 heridos, uno de ellos muy grave.

La ciudad de Bariloche estuvo convulsionada durante todo el día por los enfrentamientos entre efectivos policiales y vecinos del barrio Boris Furman, quienes protestaban por la confusa muerte de un chico de 15 años. La situación se agravó durante la noche y, según las últimas informaciones, los choques dejaron un muerto y 14 heridos, uno de ellos de gravedad.

Todo comenzó a las 4.40 en una plaza ubicada en los suburbios de la ciudad. La Policía había llegado hasta allí tras recibir una denuncia sobre un presunto robo sucedido en la zona.

Según contó el titular de la seccional 28ª de Bariloche, comisario Jorge Carrizo, los efectivos se encontraron con varios jóvenes, que de inmediato salieron corriendo. Los efectivos comenzaron a perseguir a los adolescentes. En medio de las corridas, resultó baleado Diego Alexandre Bonefoi, de 15 años, quien murió poco después.

El juez Martín Lozada llegó al lugar de inmediato y dispuso la detención del cabo implicado -cuya identidad no fue suministrada-, el secuestro de su arma reglamentaria y la de sus compañeros, así como una serie de pericias técnicas.

Lozada informó que también ordenó para todos los efectivos que intervinieron en el hecho pruebas de "dermotest" -que detecta pólvora en las manos de quien efectuó disparos de arma de fuego-, y dispuso la realización de la autopsia del cadáver de joven.

Apenas trascendió la noticia en el barrio, mientras jugaba Argentina con Corea del Sur en el Mundial de Sudáfrica, familiares y amigos del chico muerto se concentraron en inmediaciones a la comisaría 28ª y la atacaron a pedradas.

La policía debió enviar al lugar refuerzos de otras unidades y de la brigada antimotines BORA para dispersar a los manifestantes, no obstante volvieron a registrarse incidentes a lo largo del día.

Los manifestantes arrojaron piedras y otros elementos, mientras los uniformados respondieron con gases lacrimógenos y disparos de escopeta con perdigones de goma, lo que provocó que varios policías resultaran lesionados.

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El padre del chico muerto, Sandro Bonefoi, dijo que se enteró de la muerte de su hijo durante el partido entre Argentina y Corea del Sur, cuando comenzaron los incidentes frente a la Comisaría 28ª, situada frente a su vivienda.

"Yo no sé si ese policía tiene hijos, pero a mí me quitaron un hijo", dijo Sandro Bonefoi, padre del chico muerto. El hombre afirmó que su hijo asegurando que "no era malo", dijo que anoche "andaba con algunos amigos" y aseguró ignorar "por qué le dispararon".

Esta noche, el intendente de Bariloche, Marcelo Cascón, trató de calmar a los vecinos, pero admitió ante los periodistas que la situación en la zona Alta de la ciudad estaba "desbordada".

La directora del Hospital Zonal Ramón Carrillo, Susana Rodríguez, confirmó la muerte de un hombre de 29 años durante los choques, víctima de una herida de bala, y explicó que otra persona fue operada y se encuentra en grave estado.

- Sustantivos (incidentes, enfrentamientos, crimen, pedradas), adjetivos (ciudad convulsionada y desbordada, confusa

muerte) y verbos (vecinos atacaron a la comisaría) enfatizan la situación de caos y, por ende, el accionar insuficiente de

la fuerza pública.

- Algunos golpes bajos (“se enteró de la muerte de su hijo durante el partido entre Argentina y Corea del Sur”) remarcan

innecesariamente el dramatismo de la situación del padre de la víctima.

-La ponderación de los actantes construye dos estereotipos dicotómicos: el policía “enemigo” y “gatillo fácil” (“confusa

muerte de un adolescente de 15 años a manos de un policía”) versus las jóvenes e inocentes víctimas ("Yo no sé si ese

policía tiene hijos, pero a mí me quitaron un hijo").

- Fuentes policiales y del Poder Judicial.

Otro día a los palazos en Bariloche (Página 12, 19/06/10)

Tras conocerse la nueva muerte, cientos de vecinos marcharon al Centro Cívico. Un grupo provocó disturbios. Hubo vidrieras rotas, algunos saqueos y gases lacrimógenos. Luego hubo más enfrentamientos en el llamado barrio del Alto. Hay trece detenidos.

“Estamos en la comisaría (segunda), con dos defensores de menores y con representantes de organizaciones sociales, tratando de garantizar los derechos humanos elementales.” En diálogo con Página/12, mientras los médicos revisaban a trece jóvenes detenidos –y golpeados– por la policía antimotines, ayer por la tarde en el centro de San Carlos de Bariloche, el juez Martín Lozada dio cuenta del “clima de caos” que se vivía en esa dependencia policial y en buena parte de la ciudad. Vecinos y dirigentes de organismos de derechos humanos denunciaron la violenta represión que siguió ayer en el Centro Cívico y en los barrios del Alto, para intentar ponerles fin a una serie de protestas populares para repudiar el asesinato del chico Diego Bonefoi, de 15 años, a manos de un uniformado que ya fue detenido. A ese episodio le siguió la muerte –se cree que a consecuencia de la violencia policial– de otras dos personas que participaron en las manifestaciones. “No caben dudas de la participación del suboficial”, cuyo nombre no fue proporcionado, en el crimen de Bonefoi, admitió el ministro de Gobierno de Río Negro, Diego Larreguy, quien informó que “se están haciendo pericias” en las armas de otros policías, para determinar si de allí salieron las balas que mataron a dos de los manifestantes.

Larreguy confirmó que Bonefoi recibió un disparo en la nuca por parte de un agente de la comisaría 28ª que está detenido y que será indagado el martes. “No se descarta que se hayan producido como consecuencia de los incidentes entre policías y manifestantes”, dijo el ministro respecto de las otras dos muertes, que por ahora son de “autor desconocido” y que son investigadas por la fiscalía número uno de Bariloche, a cargo de Marcos Burgo. Los otros dos muertos fueron identificados como Nicolás Carrasco, de 17 años, y Sergio Cárdenas, de 29.

Respecto del caso Bonefoi, el juez Lozada ratificó a este diario que “el sospechoso es el cabo de la policía que está detenido”. El magistrado hizo saber que “el chico recibió un balazo con orificio de entrada y de salida.

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Hasta ahora, lo que tenemos es la declaración de los tres policías, cuyas armas fueron secuestradas y a los que se les hizo pericias” para determinar si habían hecho uso de sus armas reglamentarias. Lozada aclaró que, en el lugar donde fue encontrado el cuerpo del chico, “no había ningún arma” que pudiera ser asignada a la víctima. Admitió que con posterioridad “se encontró un arma tirada en la plaza (cercana), pero no hay nada que indique que perteneciera a Bonefoi. Es muy dudoso el origen de esa arma, teniendo en cuenta los protagonistas del hecho”, es decir, los tres chicos que escapaban luego de cometer un supuesto “robo o hurto” y los tres policías que los persiguieron unos 200 metros. “Sólo alcanzaron a Bonefoi, de los otros dos no se sabe nada”, aclaró Lozada.

El juez informó, además, que ayer se produjeron 13 detenciones durante una manifestación de vecinos que fue reprimida por el Batallón Organizado de Represión Antimotín (BORA), el temido cuerpo de choque de la policía rionegrina y por efectivos de la comisaría segunda de Bariloche. La protesta se hizo en el Centro Cívico, cerca de la sede de la Municipalidad local, y luego de la intervención policial, algunos de los manifestantes rompieron vidrieras de negocios y protagonizaron “actos de pillaje”, según dijeron las fuentes de la comisaría segunda. Las clases fueron suspendidas y buena parte de los negocios cerraron, incluidos los hipermercados.

“Los detenidos en la comisaría segunda eran diez jóvenes y tres menores. Dos de los menores fueron entregados a sus padres y el tercero quedó alojado en una dependencia de Promoción Familiar, porque los menores no pueden estar en comisarías. Los diez jóvenes detenidos fueron llevados a otras dependencias policiales, en mejores condiciones que en la comisaría segunda, donde tuvimos que intervenir para garantizar la vigencia de los derechos humanos fundamentales”, explicó el juez Lozada.

“Había otros dos jóvenes detenidos en el hospital, pero ya dispuse su libertad. Habían sufrido traumatismos y lesiones varias. Los dejé en libertad, porque ya con un caso Walter Bulacio tenemos suficiente en la Argentina”, señaló Lozada, recordando el caso del joven que murió en un hospital de la ciudad de Buenos Aires, luego de haber sido detenido ilegalmente y sin motivo alguno por la Policía Federal.

A los detenidos se les labró, en sede policial, una causa por “daño y tentativa de hurto, porque dicen los policías que intentaron robar en algunos negocios. Hay que ver ahora cuán serio es ese cargo. Mañana (por hoy) me voy a ocupar de esos casos”, anticipó Lozada. Anoche, según el juez, el único incidente ocurría en el Centro Cultural La Llave, en la zona de El Alto, donde “un grupo reducido de jóvenes había producido la rotura de algunos vidrios”.

María Isabel, vecina del Barrio 169 Viviendas, le dijo a Página/12 que para los vecinos “es imposible salir a la calle para hacer las compras en el supermercado, porque el BORA está tirando balas de goma y gases que entran en las casas y no nos dejan respirar”. El complejo habitacional donde vive María Isabel está al lado del barrio Boris Furman, donde fue asesinado el chico Bonefoi. Se trata de tres barrios construidos hacia fines de los ochenta por medio de planes sociales, en donde viven 169, 170 y 180 familias, respectivamente.

“La situación en los barrios del Alto es muy grave, porque la represión continúa. Los vecinos están realizando asambleas para ver cómo pueden organizarse para evitar que se produzcan nuevas muertes”, dijo a este diario Mara Bou, integrante de la APDH de Bariloche. “La represión en el centro fue terrible”, comentó. La comisaría segunda de Bariloche está ubicada en el corazón del Centro Cívico. Algunas radios locales aseguraron, en distintos programas, que lo que se ha establecido en la zona del Alto es “un toque de queda de hecho porque los vecinos no pueden salir de sus casas por orden de la gente del BORA”.

- Sustantivos (disturbios, incidentes, enfrentamientos, crimen, palazos, actos de pillaje), adjetivos (ciudad convulsionada

y desbordada) y verbos (vecinos que no pueden salir a la calle) enfatizan la situación de caos y, por ende, el accionar

insuficiente de la fuerza pública.

- Se enfatiza la violación sistemática de derechos humanos “fundamentales y elementales”.

-La ponderación de los actantes construye dos estereotipos dicotómicos: el policía “enemigo” y “represor” (“temido

cuerpo de choque”) versus los vecinos “reprimidos” (“el BORA está tirando balas de goma y gases que entran en las

casas y no nos dejan respirar”).

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-Tono alarmista: “organizarse para que no se produzcan nuevas muertes”.

- Vecinos. Fuentes policiales y del Poder Judicial.

Tres muertes que dividen a Bariloche (La Nación, 20/06/2010)

Los disturbios pusieron al descubierto las dos caras de la ciudad; cerrarán la comisaría 28a., donde comenzaron los incidentes.

Las dos caras de una ciudad emblema del turismo quedaron muy expuestas ayer. Un día después de la explosión de violencia en el centro cívico, la comercial calle Mitre recuperó su postal tranquila. Ayer, además, se abrieron las pistas de esquí. A pocos minutos de allí, cuesta arriba en el terreno, el espejo social devolvió el reverso de la imagen. Dos tumbas se abrieron al mediodía para adolescentes de 15 y 17 años.

La noche se iluminó de nuevo con fogatas de protesta por las tres muertes en choques con la policía. Y el obispo local, Fernando Maletti, sintetizó esa dicotomía de sensaciones: "Bariloche es una ciudad muy esquizofrénica".

En una entrevista con La Nación, el obispo Maletti aseguró que esta ruptura de la paz social se debe a las desproporcionadas desigualdades que se viven aquí.

"Hay una clara zona de tres, cuatro o cinco estrellas a la que llegan todos los servicios y las inversiones; pero a pocas cuadras se ve la miseria y el frío en barrios que crecieron en forma inorgánica. Hay un sistema perverso en el que se privilegian las inversiones inmobiliarias por sobre los problemas sociales", aseguró.

Y agregó: "Siento mucha vergüenza, esto tiene que servir como escarmiento para todos".

En conversaciones naturales con vecinos del centro y de lo que se denomina "el alto" surge la desconfianza con que se observa uno y otro sector social.

Los incidentes pusieron en acción latentes mecanismos mentales de autodefensa. Mientras una parte de la sociedad clama por la presencia de la Gendarmería para restablecer el orden, otra grita por la salida de toda representación uniformada del Estado por considerarla represiva. Por ahora se llegó a un punto intermedio entre posiciones extremas.

Peticiones y negociaciones

La secretaria de Derechos Humanos de Río Negro, Gladys Cofré, tuvo que imponer su presencia para conseguir peticiones concretas y realizables durante una asamblea de organizaciones sociales y políticas que corría riesgo de empantanarse en teóricas discusiones sobre las funciones del Estado provincial y Nación.

Esas organizaciones exigían la renuncia del gobernador de Río Negro, el radical Miguel Saiz, que, a modo de respuesta, llamó a no politizar el conflicto.

Dos pedidos, en cambio, fueron claros y las autoridades accedieron: fueron liberados los once detenidos en los enfrentamientos del viernes y se cerrará la comisaría 28a., centro de los disturbios centrales.

Esa sede policial está a pocos metros de la casa de Diego Bonafoi, el joven de 15 años cuya muerte detonó el jueves un estallido de furia colectiva. Barrio humilde, de construcciones de cemento y monoblocks de pocos pisos, al que los vecinos de la zona comercial rotulan como peligroso. No llega a los niveles precarios de los asentamientos en la región metropolitana, pero es evidente la distancia socioeconómica con relación a barrios cercanos.

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Bonafoi murió en una confusa situación durante un procedimiento policial. Fue enterrado ayer en el cementerio situado a sólo 300 metros de la comisaría 28a. Entre las lápidas estaban aún esparcidas las postas de balas de goma usadas durante las refriegas posteriores a esa muerte.

Difícil solución

Un policía está detenido por ese crimen y será indagado en los próximos días por el juez Martín Lozada. Ese arresto inmediato, la apertura de una investigación por las otras dos muertes, la liberación de los detenidos, el pase a disponibilidad de varios policías y el retiro de las fuerzas antitumultos, descomprimieron algo la situación. El problema de fondo será más complejo de solucionar.

"Hay que darle a los jóvenes el lugar que se merecen. Mejorar la educación, construir gimnasios que sirvan para la contención de los chicos. Bariloche y el turismo no necesitan esconder a los pobres", comentó el obispo Maletti.

Mientras las fuerzas sociales de la ciudad y las autoridades políticas multiplicaban ayer sus reuniones para salir de la sorpresa, la voz del obispo disparó el aviso: "Tres muertos cambian totalmente el escenario. Hay un antes y un después. La marca va a quedar por mucho tiempo".

Un estallido social con tantas muertes tiene pocos antecedentes. Por cuestiones diferentes, pero con similar resultado, se dio un suceso así en 2001 en el pueblo salteño de General Mosconi. Paradojas del destino, también ocurrió en los momentos previos al Día del Padre. Tres familias no lo festejarán aquí.

- Sustantivos (estallido social, explosión de violencia) enfatizan la situación de caos y, por ende, el accionar insuficiente

de la fuerza pública. Metáfora alude a la polarización social (ciudad esquizofrénica, muertes dividen a Bariloche).

- Se enfatiza la desigualdad social como causa profunda de los disturbios (“problema de fondo”). Se esbozan algunas

alternativas de acción.

-La ponderación de los actantes construye dos estereotipos dicotómicos: la clase “del Alto”, “amiga” de la fuerza

policial (“reclaman” su presencia para “restablecer el orden”) versus los vecinos “del Bajo”, “reprimidos” por la

Policía.

-Golpe bajo que pretende sensibilizar al lector con un dato que podría deducir él solo (“momentos previos al Día del

Padre. Tres familias no lo festejarán aquí”). El artículo concluye con lo irreversible del problema antes que con un

esbozo de solución.

- Fuentes “externas” al conflicto. Visión analítica y reflexiva. Obispo. Secretaria de Derechos Humanos de Río Negro.

Bibliografía complementaria: fragmentos

JANAURENA, Jorge (2010), "Gatillo fácil y represión:Más grave que la violencia policial es la connivencia

judicial”, Observatorio de Jóvenes, Comunicación y Medios, Universidad Nacional de La Plata, en línea en

http://www.perio.unlp.edu.ar/observatoriodejovenes/archivos/jaunarena_050710.pdf. Consulta 31/8/10.

Jorge Jaunarena es Director de Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

(…) En este caso, no solamente vemos que hay una represión policial, si no que a partir del ocultamiento del juez hay una connivencia judicial y política, que son los patrones que casi siempre se repiten cuando hay violencia policial. Lo que me hace sospechar que hay algo más que una simple represión policial, no es sólo que se le fue la mano a la policía. En este caso particular de Bariloche, tiene que ver con una fuerte polarización social, y a raíz de ésta, hay una clara segmentación del espacio público concreto: los que viven en el Alto no pueden tener acceso al Centro ni a otros lugares. Ésta segmentación, a la vez, produce estigmatización por parte de toda la sociedad. (…)

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(…) El otro día leía la nota de un periodista que llega en avión a Bariloche, se toma un remis, y el remisero le dice “hay que matarlos a todos”. Esa estigmatización social está fuertemente trabajada a través de las instituciones: medios de comunicación, la escuela, etc. (…) Los medios de comunicación y otras voces han hecho una producción simbólica en torno a esto. (…) Por eso, termina siendo compartida en muchos lugares que no son los altos estamentos económico‐sociales (…) Éste caso hace eclosión en un montón de

situaciones de discriminación y represión que vienen sucediendo en Bariloche. Es la gota que derramó el vaso de un montón de situaciones de violencia policial, de segmentación del espacio público, de imposibilidad de libertad de circulación hacia otros lugares, de una represión sistemática de los excluidos de la distribución de la riqueza, una inaccesibilidad de derechos para ciertos sectores.

(…) Eso tiene que ver fundamentalmente con algunos estereotipos que inventan los medios de comunicación en Bariloche. Yo tuve la posibilidad personal de ir a Bariloche y lo que te venden los medios de comunicación es terrible, bastante similar a lo que te venden los medios de comunicación a nivel nacional. El estereotipo de pobre, chorro, peligroso y joven (…) Ese es el enemigo que te instalan los medios de comunicación, en Bariloche muy fundamentalmente (…)

Conclusiones y propuestas: La cobertura de conflictos sociales como el sucedido en Bariloche

debería apuntar a la clarificación de sus causas, a la determinación de posibles consecuencias y a la

búsqueda de soluciones. Para ello:

- Los sustantivos, adjetivos y verbos que magnificaran innecesariamente la situación más allá del

componente descriptivo de todo artículo periodístico deberían ser suprimidos.

- Habría que evitar los golpes bajos, que sólo contribuyen con la exacerbación de las pasiones en

desmedro de la reflexión.

- Se debería citar un amplio espectro de fuentes; no sólo los actores del conflicto, sino también incluir

una perspectiva más analítica de quienes estén “por fuera” de él.

- Sería conveniente cuidar el uso del lenguaje para no construir estereotipos ni representaciones

antagónicas, que desalientan la mirada crítica bajo un halo de simplificación en torno a dos polos

opuestos.

- Promover siempre una visión contextualizada del conflicto (antecedentes mediatos e inmediatos,

focos, actores involucrados, intereses en pugna, negociaciones, posibles consecuencias y soluciones

–si las hubiere-, etcétera). Evitar “datos sueltos”.

- Intentar incluir en el relato fuentes que aporten posibles soluciones o propuestas de soluciones. Evitar

describir una situación de caos y descontrol absoluto; es “ganchera” para los curiosos, pero no aporta

nada más allá de la mera amplificación del conflicto.