PANAMAbdigital.binal.ac.pa/bdp/historia-13.pdf · La lancha a vapor estaba descompuesta, con uno o...

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PANAMA . . . . . . . . . . . . . . . .. . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cuandola claridad invadióelespacio,nosdirigimosala playaaveryaoír,aadivinarlosincidentesdelsangrientodrama . Aunqueamanecíasinsol,nebulosoytriste,sedistinguíabientodo enfrentedenosotros ;elmaraquietadoyadesubataholanoctur- na,lacostaylaciudadmudas,inmóvilesyexpectantes .Nohabía comenzadoeldueloylosuponíamosaplazado .Nopodíamos creer,sinembargo,quelosnuestrosesperaranlaluzdelsolpara asaltaralenemigoensustrincherasformidables . Haytresmodosdeabordaralenemigoencualquierparteen dondeesté ;perolahora,elmomentopsicológicodehacerlonoes másqueuno,eldelanoche,alamparodesussombras,cuandose hallaenreductosomurallasdominantesocuandoseasaltauna ciudadquenosdisputa,acuyaentradaseencubreyparapeta . ConcedimosaHerreratodavíalacorduradeapreciarloasí, peroluegosalímosdelengaño,pues,pasadosalgunosmomentos, oímoselretumbodelprimercañonazo,yenseguida,sinningún intervalo,unadescargacerrada . Otroestallidoynuevosyresonantesecos .Habíacomenzado labatalla,yyaelfuegonocesómás .Desdeaquelinstante(las ochodelamañana)siguiósintreguanidescanso .Looíamos repetidoounísono,amaneradetraqueteoconstanteocomoun lejanoyvagoclamor .Elvientonosalejabalasdetonacionesonos lasvolvíaatraersecas,clarasydistintas .Avecespodíacreerseque todollegabayaasutérmino,porqueesasdetonacioneseransuel- tas,lentas,comodisparosaunenemigoquesealeja,quehuyeyse ledejair ;otrasvecesparecíaqueseacosabaaeseenemigocon animosidad,demodoterrible,conencarnizamiento,precipitada- mente,haciéndoledescargasountirosobreotrotiroyotrosmás para cerrarleelpaso,siguiéndoloparaacabarconél,parahacerle volvergrupas Almediodíalasituacióneralamisma,peroenlatarde, cuandoyaelsolsehundíaenelocaso,sóloretumbabanlos cañones .Susrugidoseranlúgubres,yparanosotrosyaeraclaro queelenemigosemanteníafirmeensustrincherasyquelos nuestrosnohabíanpodidoentraralaciudad .Sino,porquéese incesanteestallidodelasbombas?Porquécesóelruidodela fusileríacuandounavezadentrodelaciudadlaluchateníaque sercuerpoacuerpo? Sinembargo,delosqueestábamosenFarfán,notodos pensábamosdeigualmanera .Noséacienciaciertaquéeraloque 365

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  • PANAMA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Cuando la claridad invadió el espacio, nos dirigimos a laplaya a ver y a oír, a adivinar los incidentes del sangriento drama .Aunque amanecía sin sol, nebuloso y triste, se distinguía bien todoen frente de nosotros ; el mar aquietado ya de su batahola noctur-na, la costa y la ciudad mudas, inmóviles y expectantes . No habíacomenzado el duelo y lo suponíamos aplazado . No podíamoscreer, sin embargo, que los nuestros esperaran la luz del sol paraasaltar al enemigo en sus trincheras formidables .

    Hay tres modos de abordar al enemigo en cualquier parte endonde esté ; pero la hora, el momento psicológico de hacerlo no esmás que uno, el de la noche, al amparo de sus sombras, cuando sehalla en reductos o murallas dominantes o cuando se asalta unaciudad que nos disputa, a cuya entrada se encubre y parapeta .

    Concedimos a Herrera todavía la cordura de apreciarlo así,pero luego salímos del engaño, pues, pasados algunos momentos,oímos el retumbo del primer cañonazo, y en seguida, sin ningúnintervalo, una descarga cerrada .

    Otro estallido y nuevos y resonantes ecos. Había comenzadola batalla, y ya el fuego no cesó más . Desde aquel instante (lasocho de la mañana) siguió sin tregua ni descanso . Lo oíamosrepetido o unísono, a manera de traqueteo constante o como unlejano y vago clamor . El viento nos alejaba las detonaciones o noslas volvía a traer secas, claras y distintas . A veces podía creerse quetodo llegaba ya a su término, porque esas detonaciones eran suel-tas, lentas, como disparos a un enemigo que se aleja, que huye y sele deja ir ; otras veces parecía que se acosaba a ese enemigo conanimosidad, de modo terrible, con encarnizamiento, precipitada-mente, haciéndole descargas o un tiro sobre otro tiro y otros máspara cerrarle el paso, siguiéndolo para acabar con él, para hacerlevolver grupas

    Al medio día la situación era la misma, pero en la tarde,cuando ya el sol se hundía en el ocaso, sólo retumbaban loscañones. Sus rugidos eran lúgubres, y para nosotros ya era claroque el enemigo se mantenía firme en sus trincheras y que losnuestros no habían podido entrar a la ciudad . Si no, por qué eseincesante estallido de las bombas? Por qué cesó el ruido de lafusilería cuando una vez adentro de la ciudad la lucha tenía queser cuerpo a cuerpo?

    Sin embargo, de los que estábamos en Farfán, no todospensábamos de igual manera . No sé a ciencia cierta qué era lo que

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  • pensaban algunos ; pero cuando les hablaba del desastre se mostra-ban, al contrario, llenos de esperanza y fe . A prima noche no nosquedaba más que ir a constatar la catástrofe . Por el plano inclinadode un abismo, Herrera y cuatro o seis más de sus parciales, habíanestado arrastrándonos, y aunque habíamos resistido firmemente,sosteniéndonos cuanto pudimos, agarrándonos de lo que encon-trábamos, habíamos caído, al fin, y ¡todo estaba terminado ! En unmomento de despecho me había quedado en Farfán, significandoasí mi reprobación, mi protesta acerca de los autores de tan forza-da y tremenda desgracia ; pero ahora, cuando a la rabia impotentese sucedía el dolor, ahora debíamos ir al Campamento los que allíestábamos a ver si podíamos servir de algo, a dar también la vida oa prestar un nombre, como quien da una mortaja o una capa paraencubrir la vergüenza de la irreparable desventura, fruto de obceca-dos errores .

    La lancha a vapor estaba descompuesta, con uno o dos tubosmenos de la bomba de alimentación ; pero no importaba, éramospocos ya -unos cuarenta poco más o menos- y podíamos ir todosen el "Gaitán" . Así, pues, a las diez de la noche nos embarcamosen él, salimos del estero con la repunta de la creciente, y despuésde doblar a Flamenco por el Oeste, revirámos sobre Panamá elViejo hacia la Boca de la Caja . Allí, en esa irrisoria Boca, era dondedebíamos desembarcar para alcanzar el Campamento de Perry'sHill, del cual dista poco más o menos una legua . Llegámos a lascinco y media de la mañana, e inmediatamente echámos mano alos botes para saltar a tierra ; y aunque las dificultades eran gran-des, porque la fuerza de la vaciante arrastraba mar afuera nuestrasnaves y éstas tenían que pasar por entre puntiagudas rocas parallegar a la ribera, en una hora más todos nos hallábamos en laplaya .

    Al arrimar se veían en ella, no obstante la neblina que cubríala costa, grupos de soldados y oficiales nuestros . Con todo, a pesarde llevar el alma quebrantada por la desesperanza, no los tomé pordesbandados de nuestro Campamento, sino por guardas de unretén colocados en ese punto por Herrera, Cuando me hallé entierra y vi a esos hombres descalzos, con el pantalón arremangadohasta la rodilla, cubiertas las piernas de lodo, el rostro pálido y lamirada triste, fue cuando me cercioré de lo que pasaba . Me rodea-ron en silencio, y uno de ellos, José Antonio Granados, me dijocon voz ahogada, sacudida por el llanto :

    -Todo ha acabado, doctor Tenernos como quinientasbajasLNos queda poca gente . . . . Vea los cañones que

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  • hemos recogido por orden del General Herrera y traído aquí paraponerlos a salvo .

    Confieso no haber tenido nunca emoción parecida a la queexperimenté entonces. Había calculado, supuesto, pronosticado eldesastre ; pero no me había imaginado que llegara a talextremoC ]

    Confundidos, anonadados, con la muerte en elalma, lo demás vino, sin embargo, sin arrebatamiento, sin discur-sos, sin esfuerzos, como un sueño . . .No vacilámos un instante .Había un caballo, monté en él y los demás me siguieron . Crucévertiginosamente un llano por el cual iba hallando soldados denuestro Campamento a quienes preguntaba : ¿qué hacen? ycontestaban con tristeza : Buscamos qué comer!

    En el Cangrejo estaban Chaux, Ramírez y Domingo de laRosa, a quienes les curaban las heridas . Nada me dijeron, nadasabían, nada podían decirme . Habían sido soldados, habíanentrado por donde les mandaron entrar, cayeron peleando y losretiraron del campo

    En Perry's Hill era distinto. Decíanme que allí estaba el Cam-pamento, y en efecto, desde lejos alcancé a ver los grupos en lafalda de la loma, tendidos unos al raso, sin sombrajos ni abrigaños ;andando algunos, sentados otros alrededores de dos o tres hogue-ras . Al distinguir junto al verde claro de la loma el rojo de lasmantas y el blanco de las ropas, mi vista se concentró por uninstante . Un humo azuloso ascendía con lentitud, y no pensé enlas realidades sombrías de la situación, sino en escenas de lucha yde esperanzas . Pero, ¡cuán corto fue ese instante! Al acercarme vibien que el rojo se mezclaba con el gualda . No había risuelas filasde blancas tiendas, no ondeaban al viento las enseñas, no habíaruido de armas, ni relincho de caballos, ni algazara desoldadosReinaba, al contrario, una tristeza inmensa, semejantea la de las casas en donde hay enfermo ; tal parecía a mi llegada quese andaba de puntillas y se hablaba en vos baja . Había doscientosmuertos, insepultos, que se estaban hinchando y otros tantosheridos sin la primera cura, en la llamada Nevería, sin alimentos,sin medicinas, sin camas ; pero lo triste, lo horrible, lo desesperan-te, no era nada de eso . Cualquiera puede calcular a profunda que .es la crisis que sufre un Ejército después de la batalla, y como haynecesidad de rehacerlo, de reorganizarlo para recomenzar ; mas esano era crisis, era una catástrofe sin nombre . Era que aquel Ejércitode bravos y abnegados, reducido a la mitad, cansado de la lucha y

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  • abrumado por el sueño, tenía además dos días de no comer ! Noera ya Ejército de hombres, sino de estatuas o de sombras, pues elhambre, la fatiga y el continuo contacto con las escenas horripilan-tes del campo de batalla, embotaban su espíritu y les daban unadiferencia glacial . Allí estaban a pie firme, como dicen, sobre ellodo y bajo el agua, ocupando sus primeras posiciones ; pero no erapor ellos mismos, los pobres desventurados de rostros pálidos, decabezas amarradas con pañuelos, de ojos hondos y mirada vaga,sino por el pánico, por el miedo cerval que habían infundido en losregenerantes . La arremetida había sido grande, tan horrible, queestos tres veces humillados enemigos no osaban todavía dejarsever. Seguían en sus trincheras formidables, y aún después, conmucho de pasado el cruento choque, apenas se atrevían a sacar lasnarices por entre las rendijas de ella, a manera de armadillos en sushuecos. Estando en tal manera, cuando querían asegurarse de susituación, pegaban el ojo al enrejado de los parapetos, aguzaban eloído y tendían la mirada -si veían todavía el suelo sembrado decadáveres -temblando volvían a agazaparse y a hundirse en suszanjas

    Cuando hube llegado a la casa de madera que se asienta en lacumbre de la loma y visto desde ella el campo en donde se habíacumplido el drama, mi dolor fue más hondo y más intenso aún,porque si bien es cierto que al discutir el plan de ataque en LaChorrera, sin ninguna confusión había surgido ese campo en mimemoria y lo había trasmitido así a los demás, en esa vez sedescorría más distinto, más diáfano todavía a mi vista, sin la vague-dad del recuerdo . Es claro que todos tenían que verlo así y, ¿cómoera posible que viéndolo y sabiendo que en la estrechura del fondoestaba atrincherado el enemigo, hubiera podido intentarse penetrara la ciudad por tal estrechura? Abajo de esa loma, a corta distan-cia, rodaba el mar sus olas, dejando al descubierto, en seco, alretirarse con la marca baja, una extensión de media milla de playa .El enemigo no había levantado, no habría podido nunca levantartrincheras en ella, ¿por qué, pues, de noche, validos de las som-bras, no habían intentado entrar a la ciudad por ese lado?

    Así me interrogaba en balde a mí mismo, mientras contem-plaba el panorama, y así mismo interrogaba a aquellos tristes ysombríos oficiales que se habían agrupado a mi alrededor . Inútilera ; porque hay errores inexplicables y preguntas que no puedencontestarse . ¡Cuántos de ellos decían haber advertido a Herrera yrevelándole la verdad! ¡Triste consuelo ese, como el de todas lasdesgracias, el de lamentarse uno de no haber hecho lo que habría

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  • podido hacer para evitarlast7Todos estaban de acuerdo o en que los errores venían de muy

    atrás. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    El desconcierto en la ciudad era grande : qué esperaba Herre-ra? Es imposible saberlo ; es más bien fácil adivinarlo .

    El 21 lo empleó, lo mismo que el siguiente, en cruzarse notascon Albán . Intimó la rendición de la ciudad, y mientras le enviaronla respuesta, los enemigos tuvieron tiempo sobrado de reponersedel pánico . ¿Quién no ve que el que pide pudiendo tomar esporque no está seguro de su derecho o de su poder, que en laguerra se denomina fuerza? ¿Quién no comprende hoy que laintimación de rendición es un meter banal? Preciso es creer queHerrera no sabía, antes de llegar a Corozal, lo que tendría quehacer, y vaciló al llegar allí G ]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Durante esos tres días se preocupó más de las pocas tropasque debían operar por Farfán, que de sus mil doscientos hombresy de la captura de la ciudad . No puedo creer que su objetivoesencial no fuese la ocupación de Panamá, sino hacer frustráneo elplan de ataque concertado por mí y acogido en Consejo de jefes,diferente de como había indicado él ; pero es evidente que no supoaprovechar los instantes embriagado por el triunfo . Mientras tanto,el enemigo, respuesto, de la derrota sufrida y del pánico consi-guiente, ahondaba zanjas en la barranca de Pueblo Nuevo y levan-taba parapetos inexpugnables, con rieles de acero y durmientes decocobolo y guayacán .

    El 22, al medio día, avanzaron las tropas sobre Perry's Hill, yel 23, en la tarde, se unieron con las del General Ramírez, que alfin llegó .(*) Era esta fuerza el batallón Cazadores del Pindo, por elestilo de nuestros diminutos batallones, de 105 hombres, más bienmenos que más .

    Al declinar la tarde de ese día tuvo Herrera otra inspiracióndesgraciada : la de retirar de Corozal las fuerzas que interceptabanla línea del Ferrocarril y que aseguraban nuestra fácil retirada porallí. Con esto rompía, por decirlo así, nuestro cordón umbilical .Nuestro claustro materno, lo que nos había dado el ser, estaba enlos pueblos del interior del istmo, y era por allí, por Corozal, pordonde podíamos ponernos en rápida comunicación con la madrecariñosa que todo podía dárnoslo : ganado, víveres, hombres yentusiasmo .(') Empleó 12d las de Chepo a Panamá) 1 I

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  • Era evidente que con cualquier desastre no podíamos contarcon nuestras naves, por su poca capacidad, por la dificultad delembarque en toda esa costa, desde Paitilla hasta el Bayano, y por laprecaria suerte que correríamos cruzando el golfo en busca de lospueblos del interior del Istmo, al paso de cuatro millas por hora,que era andar de "La Cisterna", y con tres o cuatro bongos aremolque .

    En tales condiciones, tenía que quedar nuestro Ejército amerced del adversario y en imposibilidad de poder realizar acciónmilitar ninguna . Pero así quedó dispuesto por él, y el 24 en lamañana, a las cinco, el Ejército se puso en situación de combate .En ese instante con la luz del alba, se avistaron los buques en quellegaba Chaux con las fuerzas que debían operar por La Boca, y seesperó que llegara

    A las ocho de la mañana comenzó la luchaImagínese cómo tuvo lugar : dos batallones por la playa, cinco

    por el centro y dos más por San Miguel, en busca de la orilla delpantano. Eso era lo que Herrera llamaba los tres cuerpos : alaizquierda, centro y ala derecha ; cosa simplemente ficticia . Pordonde él echaba el grupo, la multitud de patriotas, de simples yabnegados, no había más que una estrechura de 700 a 800 metros,mermados por el pantano que forma él estero de Peña Prieta. Losdemás eran callejones que desembocaban a esta estrechura : calle-jón entre cercas de alambre, barrancos y pantanos . Qué horror! Sisiquiera hubiera esperado la marea baja! Así el callejón de la playano hubiera sido de treinta varas, sino de mil o dos milSi siquie-ra hubiera llevado corta-fríos, así, rotas con ellos las cercas dealambre, se hubiera agrandado el callejón de Calidonia Se lohabían indicado así, y a Carlos Jaramillo y Manuel Patiño, quefueron los primeros en decírselo, les contestó : No importa ;arremetan de firme y les dejarán el campo . Con esa fe, imagínesecómo sería la hecatombe!

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .La distancia era grande, y por eso debía iniciarse el combate

    con la artillería, para destrozar la artillería del contrario, derruirsus defensas, sus abrigos, mantener su ánimo en estado de tensión yproducir en él gran fatiga física y moral para preparar el éxito delas operaciones subsiguientes . La artillería sirve para eso ; al]¡ no .Quién iba a tener paciencia para ese entretenimiento de bombas?Mano a mano era mejor, y frente a frente, a cincuenta varas delenemigo, cañón contra cañón, metralla contra metralla, cuerpo acuerpo, como en un pugilato ; pero eso sí, el uno a cara descubiertay el otro atrincherado

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  • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .La metralla, como un granizo rasante, ha derribado peloto-

    nes íntegros, y por entre una atmósfera de humo y de sangre, deolor a pólvora y a trapo quemado, se ven rodar por el suelo,agitándose en las agonías de la muerte, hombres y bestias en horri-ble confusión .

    Se oye el grito de ¡Viva el Partido Liberal! y de nuevo otrospelotones avanzan, saltando sobre los muertos . . . El enemigo ferozlos deja ir de nuevo, agazapado, en acecho, pegando el ojo a larendija, tendiendo la mirada, y cuando están cerca, más, un pocomás, vuelve y dispara, y el ronco acento va rebotando con lúgubrecadencia. Otros ruedan también, como hierbas segadas, pero hayque seguir y coronar la meta .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Al fin, la tragedia toca a la escena desbordante de dolor ; losrestos de nuestros batallones, mezclados en terrible confusión, sonsólo un torbellino de hombres que caen, y los que aun viven,sintiendo acabárseles la esperanza de la victoria, ceden a la imposi-ción de la desgracia que extiende su velo sombrío sobre aquelcampo, cubierto de sangrientos despojos ; sangre noble y generosaque humea como antorcha funeraria que pronto se va a extinguir!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Lo demás no es para mí sino un kaleidoscopio de sombraschinescas. Reorganización del destrozado Ejército ; armisticio osuspensión de hostilidades, ambulancias y cruz roja : todo eso pasapor mi mente de un modo oscuro y vago .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Bajamos, pues, a la amplia senda que conduce a la ciudad,por donde únicamente podíamos llegar a ella, y a pocas vueltas,ahogados por terrible pestilencia, nos internámos en el callejónfatal en donde se había cumplido la más terrible escena delsangriento drama . La perspectiva que se descorrió a la vista fueespantosa. Empczámos a andar por entre cadáveres, a uno y otrolado del camino, extendidos unos, amoratados y encharcados en ellodo o en su propia sangre ; sentados o de bruces o encogidos otros ;cuáles con espumarajos en la boca ; muchos con cara como de cera,reflejando en sus rostros y en su actitud inerte la última impresiónviolenta de la vida ; tumefactos casi todos, inconocibles y en estadode descomposición . . . . Los cuervos se cernían graznando, y salvoalgunos individuos que se veían a lo lejos sobre el puente, la calleestaba solitaria y silenciosa, abandonadas las casas, entreabiertaslas puertas, dejando ver dentro de algunas de ellas montones decadáveres en diferentes posicionesC _7

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  • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Como con una montaña de plomo que oprimía el corazón,

    después de atravesar ese osario de amigos, de camaradas y de her-manos, al llegar al puente volvimos a mirar atrás . No había deta-lles ; sólo una calle larga de amargura y en ella un fondo lúgubre,silencioso y desolado . El sol oculto ya tras el impasible Ancón,reflejaba un débil crepúsculo rojo sobre el tenebroso cuadro

    ¡Oh tristes! ¡Oh nobles! ¡Oh incautos camaradas! El ven-cedor que os nombró filibusteros, como un trofeo de victoriavuestros despojos guarda, esparcidos aquí y acullá en ese sueloque habéis hecho legendario con vuestra abnegación, vuestroarrojo y vuestro holocausto . No animaréis ya las legiones delfuturo ; pero vais a servir de ejemplo, denodados precursores de lagloria . En el Istmo no habrá más siervos, ni se contarán los hom-bres como ovejas : por manadas . Sois un lóbrego silencio, y envuestras tumbas no se ostenta ningún fastuoso y significativoepitafio ; pero no podrá pasar por Calidonia ningún godo sinestremecerse y sentir nerviosa crepitación de quijadas . Mañana,cuando luzca la libertad de todos y para todos en la Patria, un granmonumento señalará el lugar, hoy melancólico, de vuestraheroicidad sublime!

    Bellsarlo Porras: Memorias de las Campañas del Istmo, Tomo I, 1900. Direccion delPatrimonio Histórico . Instituto Nacional de Cultura y Deportes . Panamá, ImprentaNacional 1922 . Págs . 313 - 330 ..

    VICTORIANO LORENZO: CAUDILLO RURAL YPERSONAJE HISTÓRICO

    PRESENTA CIONDespués del combate de Calidonia, la figura de Victoriano

    Lorenzo emergió como el adversario indomable del ejército conser-vador colombiano al incorporar su pequeño ejército a las órdenesdel bando liberal istmeño, encabezado por el Dr . Belisario Porras .

    Las fuentes de primera mano sobre la vida y luchas de Victo-riano refutan los calificativos que la historiografía de hoy vierte entorno a su persona, los cuales van desde la versión detractora decholo analfabeto y bandolero hasta la intepretación hiperbólica derevolucionario antiimperialista, que han desfigurado el verdadero va-lor del héroe popular.

    En verdad, Victoriano Lorenzo Teolla fue el conspicuo adalidde los indígenas y campesinos de las sierras coclesanas, dado su cla-ra inteligencia, astucia, sensibilidad social, valentía, espíritu rebeldey lucha en favor de sus coterráneos. Son estas las cualidades queadornan la personalidad y dimensión histórica del popular comba-

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  • 66 .Inconografía clásica delGeneral de División Victo-riano Lorenzo,

    tiente de la "revolución de los mil días", en la que se destacó utili-zando la táctica de la guerra de guerrillas y en las batallas de campoabierto, lo cual le valió adquirir el grado de General de División enel ejército liberal.

    Una vez firmado el "Tratado de Winconsin ", en noviembrede 1902, que puso fin en Panamá a la guerra civil, el gobierno con-servador triunfante ordenó la detención y proceso contra Victoria-no Lorenzo, so pretexto de no haber acatado el Tratado de Paz yde excesos cometidos durante la contienda bélica Así, el líder po-pular fue enjuiciado y condenado a muerte, víctima del revanchis-mo militar, ante la mirada atónita de sus compatriotas y la pasivi-dad cómplice de los liberales panameños, hecho éste que permitióla inmolación del guerrillero el 14 de mayo de 1903 .

    Seleccionamos, entre los numerosos testimonios de esa época,dos documentos significativos que ponen de relieve la personalidady actuación político-militar de este personaje, que supo unir, en fe-liz síntesis, las aspiraciones de las clases marginadas con la de loshombres ilustrados que luchaban por transformaciones nacionales .

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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  • 67. El juicio de Victoriano Lorenzo .MIEMBROS DEL JURADO : No . 0 . Victoriano Lorenzo . No, 1 . El General BRICENO, con-vertido en acusador del General VICTORIANO LORENZO . No . 2. El Coronel CARRAS-QUILLA, defensor de la víctima . No . 3. Coronel SALAZAR, No . 4 . General HUERTAS .No. 5 . Coronel MARIO RAMIREZ . No . 6 . Capitán MACHARABIAVA . No. 7 . CoronelLUIS RUBIO GUERRERO; y civiles, amanuenses y testigos .

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  • Justicia a la verdad. Sensible me ha sido en extremo ver minombre consignado en las columnas de "El Aspirante" No . 51, del19 espirante, cuando por casualidad llegó a mi mano, a la oraciónde esta fecha, para autorizar un caso tan extraño a mi carácter, quees de caridad para todos . Y me es forzoso en conciencia hacerjusticia a la verdad, porque mi silencio sería un enigma indefiniblepara la sociedad, de agravantes circunstancias para ese pobredesgraciado y ante Dios para mí, de gran responsabilidad .

    Deseo siempre de llenar en lo posible mi misión sacerdotal,por doquier he circulado y donde he residido, me he dedicadohasta donde mis facultades me lo han permitido, a enseñar a todaslas gentes como mi divino Maestro lo ha mandado y conespecialidad a los parbulitos de quienes tantas pruebas de afecto hedado . Y así, como en todas partes, lo hice en Capira cuando en el65 me encargué de aquel curato .

    Allí, y entonces, conocí de trato familiar al señor RosaLorenzo, casado cristianamente, acomodado con el fruto de suasiduo trabajo, querido y respetado de todos por su bondad ybeneficencia; honrado padre de una familia cristiana laboriosa,humilde, obediente y respetuosa para con sus padres y mayores ;sin que nada en contrario de su conducta y de sus hijos llegase a minoticia, sobrándole, lo que falta a muchos padres, deseo de dar asus hijos una educación brillante, si hubiese podido ; pero lesproporcionaba la que estaba a su alcance . A su deseo laudableconcurrió mi acción benéfica y civilizadora, y me entregó a su hijoVictoriano Lorenzo de unos doce a catorce años de edad entoncesparó que se le educase quien completó el número de diezeducandos que tenía a mi cargo sin retribución alguna, comofamiliares, quienes recibieron los fundamentos de la educación quehoy les distingue en ese pueblo . A mi traslado de Capira al Calobreentre los que me ofrecían y se brindaban acompañarme, prefería alVictoriano Lorenzo por su actividad para todo, en aplicación einteligencia y aspiración a la instrucción, ilustración y cultura . Elrespetuoso aseo con que atendía al templo, la discreción con queregaba todo lo que su edad y su estado le permitía, y en afabilidadpara con todos los pueblos, se contrajo el efecto de los vecinos, deaquel pueblo y hasta los niños de su edad le brindaban lo quetenía . Era mi camarero, mi escribiente, mi sacristán, mi cocinero,mi amigo fiel, y mi compañero leal ; estudiaba, leía, escribía y consu actividad, tiempo para todo le sobraba ; era bien hablado,atento, respetuoso, humilde, obediente, complaciente, enérgico,fiel, dócil a mis insinuaciones, exacto en sus deberes y muy moral .

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  • Jamás percibí en él un mal modo, una mala mirada, unacontestación acre, una mala palabra, una mala inspiración en susactos, ni mala índole en sus acciones, ni con sus amiguitos maltrato ; en fin ninguna de esas malas inclinaciones que despuntan enalgunos niños, desde sus más tiernas edades, su separación me fuesensible, y debida a una negligencia involuntaria de en él porobsecuente a sus amigos, que le produjo la señalita que tiene en lafrente, y lo hago presente para que no se atribuya a otro origen . Yaún después de su separación de mí, me he interesado en saber deél y varios condiscípulos suyos de Capira y algunos Chameros,sabiendo que habitaba allí y todos me informaban muy bien, hastaantes de sus desdichas .

    Con lo que pueden disolverse las dudas que en la sociedadhaya hecho surgir la pregunta, "por qué no cita como testigo de suirreprochable conducta el presbítero señor Jiménez, Cura de SanMiguel en Panamá, quien lo conoce muy a fondo? "

    Diciembre 29 de 1891 .

    (fdo) Antonio Jiménez .Es copiaEl Secretario

    (fdo.) Fernando Guardia G .Presidio de Panamá, Marzo 4 de 1903 .

    Señores Gobernadores, Alcaldes Regidores y Comisarioslndígeneas, de los Distritos, Capira, Antón, Penonomé, La Pintada,Olá y Donoso .

    El suscrito detenido en el Presidio de esta Ciudad, con elmayor anhelo manifiesto a ustedes ; que en ningún asunto queemprendan contra el gobierno algunos liberales de lo que en eseinterior ha quedado desbandados después del 21 de noviembreúltimo, en que fue firmado el Tratado de Paz por los jefes delgobierno y de la revolución ; tomen ustedes participación ninguna .

    De este modo serán ustedes salvos de responsabilidad, yacomo auxiliadores e incubridores, protectores de alguna cuadrillaque piense reunirse por esos lugares, por inútiles, vagos ysaqueadores, que no se hallan en capacidad de trabajarhonradamente, no sabiendo que la cuadrilla de malhechores secastiga severamente .

    Atender a mi advertencia queridos amigos y coopartidarios yos hallareis libre de toda responsabilidad y de tortura en el paso dela vida Udes. a catando a sus propios trabajos, tendrán por elGobierno toda garantía en su personas, bienes o intereses ypropiedades que es lo que debe ambicionar toda persona pobre y

    3 76

  • libre, sostenerse con el asiduo propio de su trabajo .Basta señores míos, que en esta Capital S . Sa el Gobernador

    del Departamento y las demás autoridades judiciales, son muydignos justicieros y apreciadores, de los que saben respetar yobedecer a las autoridades de su mando .

    Acudir a la agricultura, que es la prosperidad de los pobres yel bien de toda familia, procurar la armonía con sus vecinosayudarse en sus trabajos mutuamente y os prosperareis convuestros hijos en el porvenir de vuestra vida .

    Toda persona que por esos lugares les cobre empréstitoscontribuciones haciéndoles creer, que yo les autorizo para que lesexijan dinero no hagan caso de esos cobros, porque todo es falsoyo no he recomendado a nadie para que abusen de su ignorancia niconsiento que ninguno les estafe a mi nombre .

    Toda persona que llegue por esos lugares armada y equipadas,udes, queridos amigos están en el deber de denunciarlos y valersede algún medio o astucia, para capturarlo y ponerlo a disposiciónde la autoridad más inmediata ; llevando a la vez las armas y equipode los denunciados o capturados, y de este modo se hacen udes .acreedores a las mayores consideraciones, de las autoridades delGobierno .

    Lo mismo tengo mucho gusto en hacerles conocer que entodo tiempo y en todas partes no dejan de haber hombresfanáticos y embaucadores que con mentiras toman el nombre defrailes y hasta del Mesías, para engañarlos y hacerles creer con susmentiras que deben seguir sus máximas, dejándose creer de susmentiras .

    Recomiendo a Uds . que no entren en ninguna combinaciónen asuntos de tal naturaleza y que yo les dejo apuntadas, toda laRepública está en paz y el Gobierno tiene muy buena intención decumplir y hacer cumplir, por medio de sus agentes todo derecho ycontrato, que fue celebrado en el tratado de paz de que les hechomención .

    Cuando yo les llamé a la guerra había razón para concurrir alos campamentos a defender nuestro partido ; pues entoncesteníamos un jefe supremo a quien obeceder, que era el GeneralVargas Santos, y la persecución de nuestros enemigos políticos nosobligaron mas a concurrir a nuestras filas hoy que todo está en pazgracias a la divina providencia, que haya querido el Gobiernoofreciendo toda garantía a los revolucionarios, para que la guerrase terminara ofreciendo nosotros a exponer las armas, como así lohicimos los que deseábamos la tranquilidad y el bienestar de

    377

  • nuestras familias .A pesar de no haber yo gozado de las garantías que el

    Gobierno ofreció a todo el que se acogiera al tratado de paz yacitado ; motiva acusaciones falsas de enemigos personales de laProvincia de Coclé, pero queridos amigos y compartidarios, ya sellegará el día en que las autoridades de esta Capital, como las detoda la República se convencerán en que los pueblos haygamonales que solo ansían y envidian todo para ellos y a la sombrade la justicia abusan de la inocencia de los naturales vecinos deesos Distritos .

    No despreciar mis consejos y os pasaréis vuestra vidatranquila unirse y ayudarse unos a otros en sus trabajos yno permitir tocar nada ajeno lo que no queráis para tí no toquéisde nuestro vecino ni una aguja sin consentimiento de su propiodueño .

    Confiado Señores míos, en que udes . aceptarán miindicación, como fiel amigo, y en esto conocerán mi buenavoluntad con que los estimo y aprecio ; por tanto tengo el honor dedirijirme a udes . por medio de la presente, a fin de hacerlesconocer vuestros deberes y salvar yo mi resposabilidad en todocaso . Soy de udes. muy atto . S.S .

    (fdo .) Victoriano Lorenzo .

    Ministerio de Gobierno y Justicia . Boletín Informativo del Archivo Nacional de Panamá .Dic . 1976 . Vol . No. 6. Pág . 50 y Pág . 129 .

    69 .Desde fines del siglo XIX junto con las Compañías Bananeras llegaron al mo las Misio-nes Protestantes . La Iglesia "Unión" en Bocas del Toro es un ejemplo característico delas muchas sectas que se extendieron su labor proselitista a lo largo del Istmo .

    FIN DEL TOMO 1

    3 7 8

  • INDICE DE MAPAS, GRABADOS, PLANOS Y FOTOGRAFIAS

    Páginas

    I. La Ciudad amurallada de Panamá a mediados delSiglo XIX vüi

    II. Posición geográfica de PanamáIII. Ejemplo típico del mestizaje en los primeros años

    de la Conquista del Darién . Nótese el caballo delViejo Mundo transportado en canoas manufactu-radas en las Indias 1

    IV. Cacicazgos en el Istmo de Panamá al momento delencuentro con los europeos 8

    V. Mapa de la ruta seguida por Cristóbal Colón, en suCuarto Viaje en 1502 - 1503, a lo largo de las cos-tas de América Central 11

    VI. Primeras expediciones a través del Istmo segúnCarl Artwin Sauer 15

    VII. Panamá y el Perú, según el Isolario de Alonso deSanta Cruz 17

    VIII. Mapa de Castilla del Oro de 159720IX. Mapa de los puertos que visitó Drake22X.

    Tráfico transístmico primitivo23XI. Piratería en Panamá, siglos XVI - XVIII 25XII. Mapa que ilustra la línea del Ferrocarril de Panamá

    (Panamá Railroad) 33XIII. La región del paso transístmico en los siglos XVIII

    yXIX 34XIV. Distribución geográfica del Istmo de Panamá en

    1898 41XV. La República de Panamá con sus provincias y

    distritos 49

    1 . El 9 de enero de 1964 712 . Figura de un guerrero ataviado con los adornos

    encontrados en las tumbas de Sitio Conté723 . Típica vivienda de los indios del Darién según

    el cronista Oviedo 724 . El encuentro de Colón con las Indias82

    3 7 9

  • 5 . Nicuesa construye sus carabelas en Veragua826. Balboa y el descubrimiento del Mar del Sur

    según el cronista Herrera 877. Un fraile lee el Requerimiento a los indios918. El Contrato de Pizarro, Almagro y Luque para

    La conquista del Perú

    989 . Ilustraciones del cronista indio Felipe Huaman

    Poma de Ayala en la que figuran en una naveColón, Balboa, Pizarro y Díaz de Solís98

    10. Plano de la ciudad de Panamá . Aproximadamentede 1671 101

    11 . Hernando de Bachicao . Se toma la ciudad dePanamá. Escena de la batalla según el cronistaHerrera 107

    12. Detalle de la estatua yacente del pacificadorPedro de la Gasca 107

    13 . Hacinamiento humano en un barco dedicadoa la Trata de "piezas de ébano113

    14. La Iglesia Santo Domingo de Guzmán enParita 120

    15 . La Iglesia de Santiago de Natá12016. Sir John Hawkins 12617. Sir Francis Drake 12618. Aún se conserva la devoción a los santos colo-

    niales. Habían 2 santos coloniales : izquierda,Cristo Esquipula de Antón . Derecha : ApóstolSantiago de Veraguas 144

    19 . Los guaymíes son parte integrante de nuestrapoblación actual, aún conservan sus tradicio-nales costumbres e indumentaria151

    20 . Las ferias de Portobelo según Gage . SigloXVII 154

    21 . El pueblo de Cruces en 191115422 . Morgan ataca Portobelo 16223 . La Batalla de Panamá según Esquemeling16224 . Plano y perspectivas de la ciudad de

    Panamá en1748 17325 . La Plaza Mayor de la ciudad de Panamá en 1748173

    3 80

  • 26. La Catedral de Panamá, foco de cristianiza-ción (grabado del Siglo XIX)174

    27. Nombre de Dios en 1913 18528. Una calle del viejo Portobelo en 1911 . Luego de

    1739 terminadas las ferias, la Ciudad pasó avivir los "tiempos muertos" todo el año185

    29. Dos grabados antiguos . Ruinas de la Compañía(Jesuitas) donde funcionó la Universidad Colo-nial 191

    30. Restos de la antigua muralla que rodeaba lanueva ciudad de Panamá 191

    31 . Las espaldas de la Catedral y del Convento deSan Francisco en 1859 . Al fondo la Iglesia yConvento de San Francisco, tal como lo vioParsons 195

    32 . El Cabildo de Panamá donde se reunió elConsejo que declaró la independencia de1821 207

    33 . Antigua Iglesia de San Francisco en cuyoconvento se celebró el Congreso Anfictió-nico 220

    34. Lo que quedaba del Póstigo de las Monjas22735 . La Bahía de Panamá en la década de 184023036. Caricatura del General Tomás Herrera23137. La rampa de Panamá 23938. Las Bóvedas • . 23939 . El camino durante la Fiebre del Oro24240. Una vista de la época del animado Puerto

    de Chagres 24541. ElOregón 24542 . Inauguración del Ferrocarril de Panamá en

    1855 25043 . Casa donde vivía el Superintendente de la

    Panamá Railroad 250

    381

    44 . . Tipos humanos de mediados del Siglo XIX :mujer y niña 259

    45 . Otra mujer y su hija 26046. El cargador de agua 26047. Un sacerdote 260

  • 48. Aldea indígena panameña a finales delSiglo XIX 265

    49 . El Terminal Pacífico de la Panamá Railroad26950. La Ciudad de Colón en 186027751 . Dos escenas del ajusticiamiento de Pedro Prestan28352 . El Arribo de De Lesseps a Colón en su primer

    viaje al Istmo 28953 . El recibimiento del Conde De Lesseps en Panamá

    en 1880 28954. Edificio de la "Compagnie Universalle"29055 . Una escena típica de la vida cotidiana del cam-

    pesino panameño 30156. El pueblo de La Chorrera en 191030657. Labor manual en las obras francesas 188430958 . Pedro J. Sosa a la edad de 12 años acompañado

    de su señora madre 31059. El Ingeniero Pedro J . Sosa y los ingenieros

    franceses 31060. La Residencia del gobernador de Panamá en

    el Siglo XIX 33261 . El Batallón Colombiaantesde la separación33362 . La Avenida Central, en la Ciudad de Panamá

    en 1892 34663. La Ciudad de Colón en la postrimería del siglo

    XIX 34764 . El Puente de Calidonia. Ciudad de Panamá, en

    1916 35765 . Trinchera de los conservadores en el Puente de

    Calidonia 35766. Iconografía clásica del General de División Vic-

    toriano Lorenzo 37367. El juicio de Victoriano Lorenzo37468. El Fusilamiento de Victoriano Lorenzo37469. La Iglesia "Unión" en Bocas del Toro378

    3 82

  • INDICE GENERAL DEL TOMO 1

    PáginaPRESENTACION POR MIGUEL ANGEL MARTINIPROLOGO V

    PRIMERA PARTE

    Mitad de la Centuria Decimonona29V. Federalismo y Centralismo como Formas de

    Existencia 35VI . Cara y Sello del 3 de Noviembre de 190343VII . Los Problemas de la Vida Republicana45VIII . Balance y Perspectivas del Acontecer

    Histórico Republicano 55IX. La Cultura Nacional como Empresa Individual

    y Tarea Colectiva 60

    SEGUNDA PARTE

    LOS TESTIGOS DEL ACONTECER HISTORICO

    71El Antiguo Hombre Panameño a la Llegadade los Europeos 72Los Españoles Encuentran el Istmo82El Hallazgo del Mar del Sur 87Los Escándalos del Darién (1514-1519)92Panamá, Centro de DescubrimientosGeográficos 98La Real Audiencia de Panamá y sus ConsecuenciasProfundas en el Devenir Panameño102Panamá en la Encrucijada : Rebeliones deBlancos 107Panamá en la Encrucijada : Rebeliones deNegros 113

    3 83

    A MANERA DE INTRODUCCION Y EPILOGO 1

    1 . La Tierra y el Hombre en el Istmo 5II. Al Momento del Encuentro 12III.IV.

    Nuevas Experiencias en la Historia ColonialEn Busca de Nuestra Identidad Nacional : Primera

    18

  • La Colonización en el Interior : Vergara121Las Incursiones de Corsarios126La Cristianización del Interior144Las Ferias de Portobelo : Terminal del TránsitoColonial 153La Piratería en el Siglo XVII y sus Consecuenciasen Nuestro Destino Histórico161La Nueva Ciudad de Panamá : Traslado yRecons-trucción 170El Istmo de Panamá a Principios del Siglo XVIII173El Contrabando y el Fin de la Ruta185La Universidad de San Javier : Logro CulturalFrente a la Decadencia Transitista191El Istmo de Panamá a Finales del Siglo XVIII194La Independencia de 1821 como Nueva Etapa en elDevenir Histórico Panameño207El Congreso Anfictiónico : Unidad y Desunión Con-tinental 219El Auseatismo : Proyecto Autonomista PanameñoFrente al Centralismo Colombiano227Los Movimientos Autonomistas como Búsqueda deNuestra Personalidad Histórica230El Tratado Mallarino-Bidlack: Punto de Arranque deNuestras Relaciones Contractuales con los EstadosUnidos de Norteamérica 238El Camino de Panamá en los Días de la Fiebre delOro Californiano 242El Ferrocarril Transístmico : Expresión de la Tecnolo-gía Foránea y Reactivación Económica en el Istmo . . . . 249El Estado Federal de Panamá : Manifestación deNuestra Personalidad Autónoma259Las Luchas Sociales en el Interior : Agitaciones Agra-rias Frente a la Ebullición Urbana264El Incidente de la "Tajada de Sandía", ManifestaciónPopular de Nuestra Nacionalidad269El Convenio de Colón : Neutralidad y AutonomismoFrente al Caudillaje y Centralismo Bogotano277"Panamá y sus Tragedias" . Debate entre la Anar-quía y el Orden 282

    384

  • "Los Trabajos y los Días" en la Experiencia delCanal Francés 289Vida Cotidiana del Campesino Panameño al Finalizarel Siglo XIX 301La Urgencia de la Ruta y la Misión Negociadora enLos Estados Unidos 309Reacción Panameña y Norteamericana ante elRechazo del Tratado Herrán-Hay331Panamá en las Postrimerías del Siglo XIX: BalanceAnte las Perspectivas de una Nueva Esperiencia346El Trascendental Significado de la Revolución Libe-ral en el Istmo 356Victoriano Lorenzo : Caudillo Rural y PersonajeHistórico 372

    INDICE DE MAPAS, GRABADOS, PLANOS Y FOTO_GRAFIAS 379

    INDICE GENERAL DEL TOMO 1383

    3 85

  • Este libro se terminó de imprimiren los Talleres de la Imprenta

    de la Universidad dePanamá en el mes de

    Enero de1980

  • FF DF: ERRATAS

    PAGINA LINEA DICE DEBE DECIR

    VI 7 Libre Libres3 2 (75 .60 km 2 ) (75 .650 km' )

    12 2 del istmo en 1500 del Istmo en 150159 5 acecido acaecido59 12-13 repatriación expatriación79 1 lienciado licenciado108 23 Francisco Pizarro Gonzalo Pizarro114 33 Fray Pedro Simón Fray Pedro de

    121 4 Cristóbal Colón enAguadoCristóbal Colón

    1493, en 1502,147 38 atiman atinan161 35 armada de armada de

    164 37Bartolomentoescudrones

    Barloventoescuadrones

    228 2 vitual estado virtual estado240 8 Panamá sumado Panamá Pedro de

    331 5Pedro de Obarrioneurosi

    Obarrioneurosis

    357 4 atravezaba atravesaba358 34 Califonia Calidonia358 38 "Winconsin" "W is consin"373 5 "Tratado de "Tratado del

    384 1Winconsin"Vergara

    Winconsin"Ve ragua

  • En el marco de una dependencia que abarca siglos y que aún,bajo nuevas formas y modalidades, sigue vigente, la historia de Pa-namá ha sido -al igual que la de todos los pueblos-una suce-sión de episodios aciagos y de instantes grandiosos . Sin embargo,para la mayoría de los autores que se han ocupado de nosotros, lahistoria panameña apenas si ha rebasado la anécdota pintoresca oel reflejo inane de acontecimientos habidos en otras latitudes .'Esavisión falaz, y en buena medida prejuiciada, de nuestra peripecianacional ha dado pábulo a yerros y confusiones (cuando no al me-nosprecio de nuestro pasado) que han devenido, a su vez, en unalamentable erosión de los valores esenciales de nuestra naciona-lidad .

    Durante mucho tiempo fue tópico el considerar a Panamácomo simple zona de tránsito, como albergue caminero carente delos atributos consustanciales a toda comunidad nacional. Luego, araíz de la separación de Colombia, muchos vieron en nuestro paísuna excrecencia norteamericana un vástago espurio del expansio-nismo estadunidense, sin personalidad diferenciada y con un por-venir oneroso o, por lo menos, incierto . No obstahte, la realidad delos hechos sociales (que son los determinantes en la historia) revelaque Panamá nunca ha dejado de ser una comunidad nacional enafán de consolidación, en procura de una identidad y de un desti-no propios .

    Este dilatado y complejo proceso de concreción histórica denuestro ser nacionai, es puesto de relieve en La historia de Panamáen sus texto€ . Fruto del desvelo coniunto de los historiadoresCarlos Manuel Gasteazoro, Celestino 4ndrés Araúz y ArmandoMuñoz Pinzón, la obra ofrece una imagen en escorzo de lo que he-mos sido, incluso de lo que éramos antes de aquel brumoso día enque los bajeles de Bastidas fondearon frente a las costas del Istmo.Como en un fresco cinético, integrado por crónicas, documentos ygrabados, allí están los elementos y factores fundamentales -fi-fí-sicos, económicos, étnicos, politicos y culturales- que han con-figurado nuestro perfil histórico .

    En consecuencia, por el esfuerzo que significa y por los mé-ritos que contiene, esta obra resulta imprescindible para toda per-sona que pretenda conocer a Panamá . En otras palabras, La histo-ria de Panamá en sus textos -tenaz y amorosa aproximación ala realidad sincrética que somos—es aporte de primer orden parala evaluación y el esclarecimiento de nuestro pasado, a la vez quepunto de partida para visualizar el futuro en todas sus proyec-ciones.

    DIMAS LIDIO PITTYCiudad Universitaria, diciembre de 1979

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