La madre que pecó

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LA MADRE QUE TE PECÓ - Monólogo - Autora: Pilar Alberdi PERSONAJE ELLA, LA MADRE Yo hasta que cumplí los cuarenta no supe que había pecado. Porque en aquella época, ser madre no me parecía un pecado. Cuando era joven, los niños decían: "¡Mamá, mamá!" y me recordaban constantemente mi pecado. Tanto pecaba dando biberones y cambiando pañales que no me quedaba ni tiempo para mirar un crepúsculo sobre el Mediterráneo que desde donde yo vivo me cae a 600 kilómetros. Pero conste, que lo intentaba. Luego, para cuando cumplí los treinta, nuestros niños convertidos en adolescentes me recordaban en qué vicio gastaba el dinero de la familia: ropa de marca para ellos, clases de inglés en Gran Bretaña, de karate, de piano, de guitarra, entradas al cine, campamentos de verano, semanas blancas en la nieve, hamburguesas. Ser madre me estaba costando -no los dos ojos de la cara, que eso no sería nada- sino los dos bolsillos de los pantalones como antes me había costado las dos tetas que se me quedaron flácidas y aburridas, y la cuenta bancaria, la de aquí, porque en Suiza sólo las tienen esos pobres ricos, que al final hasta pecan como nosotros y a veces lloran, no al contado, porque eso sería mucho pedirle a un rico, pero si en tarjeta de plástico que es más fría. Y es que, para caer en el pecado de la maternidad hay que dejarse arrastrar por los pecados cosmopolitas más conocidos... La soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza. Que son siete. ¿De verdad son siete? Prueben ustedes a contar. Bueno, mejor lo dejamos para otro día, porque estamos hablando del más grave, el más digno de una Unidad de Cuidados Intensivos: la madre. Para caer en él, no se cae así por las buenas. No. Una empieza por la pereza... Se dice: no, para qué voy a casarme. ¡Qué lío de papeles! Y luego si te va mal.

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LA MADRE QUE TE PECÓ- Monólogo -

Autora: Pilar Alberdi

PERSONAJE ELLA, LA MADRE

Yo hasta que cumplí los cuarenta no supe que había pecado. Porque en aquella época, ser madre no me parecía un pecado.

Cuando era joven, los niños decían: "¡Mamá, mamá!" y me recordaban constantemente mi pecado. Tanto pecaba dando biberones y cambiando pañales que no me quedaba ni tiempo para mirar un crepúsculo sobre el Mediterráneo que desde donde yo vivo me cae a 600 kilómetros. Pero conste, que lo intentaba.

Luego, para cuando cumplí los treinta, nuestros niños convertidos en adolescentes me recordaban en qué vicio gastaba el dinero de la familia: ropa de marca para ellos, clases de inglés en Gran Bretaña, de karate, de piano, de guitarra, entradas al cine, campamentos de verano, semanas blancas en la nieve, hamburguesas. Ser madre me estaba costando -no los dos ojos de la cara, que eso no sería nada- sino los dos bolsillos de los pantalones como antes me había costado las dos tetas que se me quedaron flácidas y aburridas, y la cuenta bancaria, la de aquí, porque en Suiza sólo las tienen esos pobres ricos, que al final hasta pecan como nosotros y a veces lloran, no al contado, porque eso sería mucho pedirle a un rico, pero si en tarjeta de plástico que es más fría. Y es que, para caer en el pecado de la maternidad hay que dejarse arrastrar por los pecados cosmopolitas más conocidos... La soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza. Que son siete. ¿De verdad son siete? Prueben ustedes a contar. Bueno, mejor lo dejamos para otro día, porque estamos hablando del más grave, el más digno de una Unidad de Cuidados Intensivos: la madre. Para caer en él, no se cae así por las buenas. No. Una empieza por la pereza... Se dice: no, para qué voy a casarme. ¡Qué lío de papeles! Y luego si te va mal. Entonces descubres que todas las amigas que decían lo mismo que tú, comienzan a emparejarse. Y te dejas llevar por la ira. La ira te hace decir: mejor con papeles... Lo que inevitablemente te arrastra a la envidia, ese pecado tan sutil, que hace que le arrojes granos de arroz a los ojos de las amigas que se casan vestidas de blanco -¡y bien que tú les conoces las historias de sus amoríos, que para algo eras tú su íntima, y ellas tan panchas... "Blanca y radiante va la novia... -canta la gente como en un musical-, le sigue atrás su novio amante"... y el fotógrafo y la modista que acomoda el velo, y los niños que portaron las alianzas, y la suegra y el suegro, y las amigas solteras que esperan recoger la liga, entre las que vas tú. Ahí, precisamente ahí, en ese momento, en ese día y ante ese sagrado altar, es donde comienzan a hacerte creer que les va bien... que el matrimonio es una maravilla, ¡y te entra un deseo de probar...!: la gula. Te relames los dedos, te relames... el dedo... (buscando el adecuado) índice como si fuera..., como si fuera...; como si fuera, ¡exactamente como si fuera! Te da vueltas la cabeza, piensas en aspirinas, dolalgial, gelocatil, nolotil, prozac... Buscas un sucedáneo y... vas a una de esas tiendas viciosas en las que por lo general entran pocas mujeres y... te compras un vibrador, discreto, (indicación de tamaño y forma) así... No, así. Bueno, ¡así! Pero no te conforma, no parece natural, le falta textura, esas venitas... azules, ese

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gusto y ese tacto en la lengua a crêpe, en fin, un pelillo..., algo que lo haga familiar, que te deje a gustito.... La gula. Sales corriendo y vuelves a la tienda, esta vez con gafas oscuras. Te compras dos vibradores, pero tampoco te conforman. Te pones una peluca rubia. Tres vibradores... Nada. Y ya estamos en la lujuría. Cien vibradores y tampoco. Una locura. Ya no te alcanzan los disfraces. Mil, de todos los modelos y de cualquier país, y... ¿Y qué consigues aparte de quedarte pelirroja?... ¿Cómo se llama éso? ¿Perversión? ¡No! Lujuria. Entonces piensas que no encontrarás vibrador a tu tamaño, que no lo hay en el mundo, que no hallarás nada ni nadie que te satisfaga... y conoces la soberbia. Con lo que cierras el círculo. Has cometido todos los pecados vulgarmente conocidos por la gente como "capitalistas" -¡porque a ver qué pobre va a sentir lujuria, soberbia, gula...!- para caer en el más primitivo, el más cosmopolita, también el más religioso, y te conviertes en madre.

Conscientes de tu caída, desde los partidos políticos de izquierda y las Concejalías de la mujer, quieren salvarte y te invitan repetidamente para que no peques más. Y promueven cursos para que accedas a un puesto de trabajo al que abandonaste para caer en el vicio de la maternidad. Por otra parte, desde los partidos de derecha hasta el "infalibilus papá vaticanum est", te incitan a que pinches los condones, olvides la píldora anticonceptiva y la del día después en un cajón oscuro, y no abortes.

Así, entre los deseos de unos y de los otros, llegas a los cuarenta y cinco, la menopausia, "la edad mística" como llamó Pérez de Ayala a la menopausia y también a la adolescencia. ¡Qué dos edades! Y llega el momento de la recriminación, de ver el mundo tal cual era, de ver en qué has despilfarrado tu vida menopáusica. Miras a tu alrededor y qué has conseguido con tu pecado, el cual como he dicho antes, no era "peccata minuta", ¿qué has conseguido?...: el síndrome del nido vacío. Éso es lo que has conseguido. ¿Dónde están los que te llamaban, "mamá, mamá"! Una es médica, el otro ingeniero, la siguiente mecánica de automotores porque a ella le iban las tareas de "machos", y el pequeño estéticien porque a éste le gustaban las de niñas. Eh ahí a dónde te condujo tu pecado. Y te sientes perdida: y ¿qué hago yo ahora con mi vida? No vales ni para un seguro de vida. Y mientras tú estás en estas profundas meditaciones de convento de menopáusicas llega tu hija y te dice: "Mamá -te nombra otra vez tu pecado y te duele-, he conocido un chico". Y tú piensas, uno más... Sexo, simplemente, sexo. Y ella: "Quiere casarse conmigo". Ja, ja, ja, sonríes... "Quiere tener hijos". Ja, ya no te ríes tanto. Todavía explica: "Quiero ser madre". Y comprendes que no hay remedio, tu hija ha salido a ti, y será una viciosa, una pecadora incorregible, a la que sus niños llamarán "¡Mamá, mamá!" y a ti "¡Abuela, abuela!" Entonces, ¡horror!, descubrirás un nuevo pecado. Otro, que no conocías. El de la abuela que lleva a los nietos al colegio, y les da de comer, y los cuida mientras sus jóvenes y laboriosos padres trabajan para ganar sueldos con los que no podrán llegar a fin de mes. Pero ese pecado lo comentarás otro día, porque éste, el de ser madre te tiene menopáusicamente "mística" y levitas como una endiablada santa. Y ya se sabe: "hay que tener dos vicios, porque uno es demasiado". Pero hasta que te hagan abuela, tú sólo tienes éste, el de madre. Lo que no es poco.

(Da dos pasos como para retirarse pero vuelve). Una cosa más... Pensé... seriamente, muy seriamente, más... seriamente, en crear una asociación como la de Alcohólicos Anónimos o la de Gordos Anónimos, de la cual, lógicamente, yo iba a ser la presidenta, pero a poco que recapacité me convencí de la inutilidad; porque resulta que Madres Anónimas, hay a montones. Están las que sus hijos les escapan, y luego las otras, la que

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los hijos se olvidan -con un poco de premeditación y algo de alevosía- de su cumpleaños, del aniversario de boda...Tan ocupados como están con sus vidas, criaturitas.

Ser madre... ¡qué pecado! Pero los hay peores, y más caros como el pecado de querer ser joven, con lo que cuestan las zapatillas importadas y los cursos de parapente, puenting, surfing, submarinismo, y los liftings, las liposucciones, y esas mil actividades que uno tiene que hacer para que los demás se crean que uno es, cuanto menos, todo lo joven que aparenta ser.

Y luego está el pecado gravísimo y que también nos afecta a las madres de: "la maté porque era mía". ¡Hala, bruto! Como si no hubiera por ahí mil mujeres esperando que un bruto se les declare. Porque nosotras, a la hora de matar... ¡qué finas somos! De un empujoncito, los echamos de la cama. Y cuando ellos se quejan del golpe en el culo, les decimos: "La culpa es tuya, cariño". Así, con delicadeza que es como mejor se dicen las cosas entre los que bien se quieren.

Y también está ese pecado terrible, llamado "tú ahí, no entras solo" que sufren los niños pequeños cuando les dicen a sus madres que quieren ir a hacer pipí al baño de los hombres. Y ellas: "que te tengo dicho, que tú ahí no entras solo". Y el niño... "que no, que yo al de mujeres no voy". "Pero bueno, piensa el niño, ¿papá no es un hombre y le veo todos los días?, qué tienen los hombres del baño, qué tienen, sí, qué tienen que no tenga el niño, si el tiene ese chorrito de nada... Pero ya se sabe, las madres y sus miedos, y esos gigantísmos, que al final... imaginan -falsamente, ¿eh?, falsamente- en otros, lo que les falta en casa.

(Mirando hacia un lado y a otro).¡Oh, pero si ahí viene mi pequeño! Escuchais cómo grita: "¡Mamá, mamá!" ¿No, no escucháis? Tengo que contaros un secreto. No es hijo mío, ni de mi marido; es hijo de la menopausia. Ya sé que antes se tenían los hijos... del lechero y del panadero, pero ahora no, una gran mayoría son de la menopausia. Y yo cuando lo miro con esa carita tan dulce y veo que me recuerda mi pasado de pecado, no le digo como otras: "¡La madre que te parió!" Sino, ¡"La madre que te pecó!" Y me quedo tan tranquila. Porque... pecados capitales muchos, pero como el de ser madre, ninguno.

ADOLESCE. . . ME PARECEUna obra de la realidad pensada y vivida por sus protagonistas

Idea, Compaginación y Dirección: Silvia Rivero

PERSONAJESGABI – la chica madura en busca en comprensión y amistadSOL – la chica tranquila que encontró el amorCARO – la chica vivaz y transparenteINES – la soñadora eternamente enamoradaCLARITA – la chica insegura que no quiere ser ignorada

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MATIAS – el chico que encontró la amistad y el amorFACU – el chico que se animó a sentir.

AMBIENTACIONUn escenario vacío en el que luego se colocarán una cama y un perchero (centro/arriba izquierda), y un banco tipo de plaza (centro derecha).

Escena 1

VOZ EN OFF (Voz de mujer, romántica. Puede haber un fondo musical melódico y una bailarina adolescente interpretando): “La flor, en el esplendor de su vitalidad y su belleza, comenzó a presentir, con alegría y con temor, algo nuevo y diferente en su existencia.Los pétalos, habituados a su forma y color, alarmados por un extraño cansancio y sacudimientos de nuevas energías, consultaron con el interior de la rozagante flor y la respuesta del androceo y del gineceo fue la misma.Toda ella sentía en sus carnes llenar de vida, que algo comenzaba a suceder. Y aunque había visto muchas otras flores convertirse en frutos, y aunque ese llamado estaba inscrito en la madera misma del duraznero, la extraña sensación no fue menos sorprendente.Era inédita. ¡Era la suya!La de esa flor maravillosa y única que pronto sería un fruto madura. Un nuevo fruto cargado de una nueva vida.Y que ya no estaría al abrigo del árbol que le dio su savia, sino que comenzaría a recorrer su camino propio por el mundo . . . “

Escena 2

(Los personajes van entrando de a uno, dos desde arriba, dos por izquierda y dos por derecha. Se ubican en distintas partes del escenario, y a medida que hablan, se van cruzando, ocupando nuevas posiciones. El intercambio debe ser rápido)GABI: Mi mamá no me entiende.FACU: Mi papá tampoco.INES: No tengo ganas de hacer nada.MATIAS: Estoy harto de ir al colegio.SOL: Mi hermano me tiene re-podrida.

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CARO: Me siento mal y no sé por qué.FACU: ¿Por qué tengo que volver tan temprano?INES: ¿Por qué me cuestionan todo?GABI: El jean me queda flojo.MATIAS: Me peleé con mis amigos.CARO: Qué me pongo.SOL: Estoy enamorada.INES: Me salió un grano.MATIAS: ¿Por qué tengo que estudiar inglés?GABI: No tengo internet.FACU: No entiendo nada.SOL: ¿Por qué tengo que arreglar mi pieza?CARO: Mi vida es una mierda.

APAGÓNCLARITA (en off): Che, ¿dónde están todos?

Escena 3INES sola en el escenario, en el proscenio, sentada de piernas cruzadas en un almohadón, escribe su diario.

INES (escribe, lee, etc): Viernes 17 de agosto. Querido diario: hoy me pegué un susto tremendo. Casi se corta la tele a la hora de la novela. En el capítulo de hoy Federico que estaba más potro que nunca! – Tiene una mirada . . . que no te imaginás. Bueno, sí, ya te lo conté un millón de veces. La cosa es que tuvo un accidente y perdió la memoria. Ahora está en la casa de la tipa que lo atropelló. Ella tiene “la plata”, y es medio vieja, pero parece que le quiere caer igual. ¡La desgraciada! Y la pobre María, con su vestido de novia listo, buscándolo desesperada, sin saber que Federico ya ni se acuerda de ella. ¡Yo me muero si algo así me llega a pasar! ( Ya sin escribir, para ella misma) Ay, Fede, Fede, ¿no te das cuenta de que esta otra es un bruja? (dice lo que sigue mientras se dirige a la cama – centro derecha) Si pudieras escucharme. . . (se tira en la cama, y cierra el diario, soñadora).

Canción de InésSólo sé que este sueñoYa me pertenece.

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Sólo sé que te quieroY este amor florece.

Los otros dirán que lo soñéPero yo sé que es verdad.Porque por vos late mi corazón.No sos una ilusiónQuiero que pronto conmigo estésY termine esta prisiónEn la que está encerrado mi amor.Sos mi gran obsesión.

Creo en vos, y te esperoCumplí mi deseo.Sueño porque sí creoQue es amor verdadero.

Donde estés escucha esta canciónSos mi gran obsesión.

Lo otros dirán que te soñéPero sé que aquí estásPorque por vos late mi corazón.Sos mi gran obsesión.

Baja la luz de a poco. Inés sale por puerta de atrás.

Escena 4

Se ilumina el banco – centro derecha. Gabi, Caro y Sol están sentadas, haciendo un test de una revista. Sol tiene la revista en la mano y completa los casilleros.

SOL: Para su cumpleaños usted espera que él le regale: a-una joya, b-unas vacaciones con toda la familia, c-una poesía.

GABI: ¿Con toda la familia? ¡Qué desubicado! Yo lo mato si hace eso.SOL: Yo lo reviento. Para mí, la poesía, pero escrita por él.GABI: Y si escribe un horror, ¿qué le decís?SOL: Ay, nena, vos siempre le encontrás la quinta pata al gato.GABI: No. Soy realista. ¿Sabés las pavadas que Diego me escribió

cuando me quería caer? Y vos Caro, ¿qué querrías que te regale?CARO: La verdad que a mí me preocupa poco eso. Creo que hay cosas

más importantes que los regalos. Que sea siempre sincero, por ejemplo. Que me valore, que me comprenda.

SOL: Ya se está poniendo filosófica. Así nunca vas a encontrar novio, che.

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Entra Clarita, por derecha.

CLARITA: Al fin las encuentro. ¿Por qué nunca me avisan dónde va a estar?

GABI: Porque vos nunca estás ahí para enterarte.SOL: Vení Clari, que estamos hablando sobre los hombres.CLARITA: Mi mamá dice que todos los hombres son iguales.CARO: Los hombres serán iguales, pero los chicos no.GABI: Es cierto. Está el fanta, por ejemplo.

Se ilumina DI. Música apropiada. Entra Matías, con anteojos de sol y comiendo chicle. Mira al público. Sale. Las chicas continuaron sus movimientos en forma natural, pero sin llamar la atención. Ellas son ajena a las entradas de los chicos. A partir de este momento los chicos se irán poniendo elementos para caracterizar las distintas personalidades.

CARO: (riendo) A esos no los banco. Me llevo mejor con los nabos, son como más dulces.

Música. Entra Facu, con expresión tonta y risueña, despeinado y jugando con un yo-yo. Sale.

GABI: Aunque cuando les das pie, no te los podés sacar de encima.SOL: Después está el traga, que conviene como amigo para las trimestrales.

Música. Entra Matías, con anteojos de gran aumento y una pila de libros. Sale.

CARO: Yo no veo nada de malo en que alguien sea estudioso. Matías siempre sabe todo y me ayuda cuando no entiendo algo.

CLARITA: Ah bueno, pero Matías no es un chico, es tu amigo.SOL: Sigamos. ¿Y cómo definirían a los del noveno “C”?TODAS: ¡Esos son unos zarpados!

Música. Entra Facu, caracterizado.

SOL: Menos Facu.

Facu, sale de su rol, y la mira con sorpresa y agrado. Encara al público con mirada cómplice. Se apaga su luz. Sale.

CLARITA: Justo los ví a Matías y a Facu cuando venía para acá.SOL: ¿En serio? ¡Me muero!GABI: Shhh . . . que ahí vienen. . .

Matías y Facu pasan con aire displicente delante de ellas (de izquierda a derecha). Todas se ponen en pose, menos Caro, que saluda con la mano y una sonrisa abierta a Matías. Matías también la

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saluda, y mira de reojo a Gabi. Se paran abajo derecha. ACU le da una carta a Matías. Matías llama a Caro.

MATÍAS: ( a Caro) Tomá. Es para Sol, de parte de Facu.

Mientras Sol empieza a leer la carta, con todas las chicas encima, se va apagando lentamente la luz del banco. Las chicas salen por derecha. Música. Sólo queda iluminado el proscenio, con los chicos, que asumieron una actitud de complicidad “maleva”. Miran de un lado al otro, como “campaneando”.

MATÍAS: ¿Trajiste?FACU: Sí.

Saca un paquete de cigarrillos y un encendedor del bolsillo. Se van a sentarse en el banco.

FACU: ¿Querés? (le ofrece un cigarrillo a Matías)MATÍAS: Y . . . sí.

Ninguno de los dos parece muy convencido ahora, pero de todas maneras encienden sus cigarrillos. Matías empieza a toser y le molesta el humo.

MATÍAS: Mejor lo dejo para después. Estoy un poco mal de la garganta, ¿sabés?FACU: Bueno, entonces yo también apago el mío.

Apagan los cigarrillos, con cierto alivio.

FACU: ¿Marean, no?MATÍAS: Eh.

Facu mira el reloj.

FACU: Che, es hora del partido.

Los dos asumen ahora una actitud entusiasta y más infantil. Matías saca una radio de la mochila y la prende.

VOZ DEL COMENTARISTA: Ahí viene el burrito López, la toma por la izquierda, patea . . .

Escuchan un ratito el partido, haciendo gestos y comentarios.

VOZ DEL COMENTARISTA: ¡ Gooooooool ¡!!!!!! ¡ Gooooooool ¡!!!!!!

Los chicos vitorean y salen cantando el himno de su equipo.

Escena 6

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Todas las chicas están en la cama. Sol tiene la carta en la mano.

SOL: Al fin, me invitó a salir!CLARITA: ¡Qué nervios! ¿Y si te pide arreglo?SOL: ¿Y si no me lo pide?GABI: Pero sí, che. Si no para qué te va a invitar. Además, se re-nota que está con vos.CARO: Facu es un buen chico. Reconozcamos que no es como los demás del noveno C. Además es muy amigo de Matías. Matías siempre habla bien de él.INES: (leyendo la carta) ¡Qué romántico! Ojalá Federico me hubiera escrito una carta así.GABI: No veo la forma, Inés. A menos que vayas a un casting para la novela, y que decidan que FEDE se enamora de la hijita de la vieja – lo que sería un degeneración total, y terminaría yendo a la carcel.INES: Ufa, che. Pero hagamos como que tengo veinte.GABI: Inés. No tenés veinte, y tenés que aprender a disfrutar de tus trece. Hay muchos chicos de nuestra edad, y hasta de quince si querés, para enamorarte. Pero no podés pasarte el día soñando con un actor de la tele.CLARITA: Dejala a la chica, si ella es feliz así . . .GABI: Es que yo creo que no es feliz. ¿Cierto Inés?INES: Amar es un dulce sufrimiento.GABI: (resignada) Esta no tiene más remedio.CARO: Entonces, ocupémonos de Sol, que sí está por concretar.SOL: ¿Y qué me pongo?CARO: Tenés que ir normal, como siempre te vestís.CLARITA: Yo me pondría una super mini.INES: Yo te presto el brillo de labios que me regaló mi prima. Está re bueno.GABI: No tenés que ir hecha una diosa. Si él ya está con vos. Lo importante es la actitud con que vayas. Segura de lo que querés.SOL: Y yo estoy segura de lo que quiero.CARO: Así se habla

Canción. (mientras cantan, las chicas van sacando distintas cosas del perchero – pañoletas, sombreros, etc. Mientras juegan a ser “Mujeres fatales”)

No tengo qué ponerme pero hoy segura estoyEstaré irresistible y a mi pies se rendiráSu mirada seductora mi cuerpo recorrerá Y cuando me dé cuenta sólo pensaré en zafar.

A los chicos hay que verlos lisa y llanamente como son Son unos inmaduros, jamás tienen ellos la razónA pesar de todo eso a mí me gustan igual

SOL

GABI

CARO

CLARITAINES

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Y me estoy preguntando ¿a mí quién me va a invitar?

¿Y si nadie me invita y solterona quedo yo?No digas esas pavadas, ¡qué mala onda que sos!

Si estamos así de ansiosas dejaremos de vivirEl amor es cosa seria lo tienen que admitir

A mí no me lo digas yo comparto tu opiniónCuando pienso en Federico se me para el corazón.

Facundo es un divino, tal vez me voy a arreglarCuando lo vea mañana no sé si me haré rogar

Los chicos del colegio se hacen los indiferentes, síNo nos toman en serio, no seremos más pacientes, noEn las fiestas ni nos miran, con sus amigos estánSon unos re-maderas, no se animan a bailar.

Los chicos nos importan, eso es toda una maldiciónNos siguen, nos ignoran, y nos harán perder la razónSi están solos sonríen y conversan muy normalPero si están en grupo quién los puede aguantar.

APAGÓN.

ESCENA 7

MÚSICA. Se encienden las luces de sala. Facu entra por atrás de la sala, con una flor en la mano. Está vestido más elegante, con comisa y zapatos, y bien peinado. Se lo ve un poco inseguro y nervioso. Sube al escenario y se sienta en el banco. Mira el reloj. Mira hacia los lados. Sostiene la flor como si fuera un globo de gas. La mira. Se arrepiente y la esconde debajo del banco. Se cruza de brazos, se revienta los nudillos, se frota las manos. Se despeina un poco. Entra Sol por derecha.

SOL: Hola.FACU: (se para) Hola.Sol se sienta en el otro extremo del banco.

GABI

TODAS

INES

SOL

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FACU. Calor, eh?SOL: Sí, un poco.Silencio.SOL: ¿Tuviste pruebas esta semana?FACU: Sí, de Lengua, Geografía y Física.SOL: Yo odio Física. La profesora no explica nada y es re injusta después con la nota.FACU: Vos la tenés a la “Corchito”SOL: Sí.FACU: Esa es la que me reventó a mí el año pasado. Casi la llevo previa.SOL: ¿No la tenés este año?FACU: No, pero igual me va como la mona.

SilencioFACU: ¿Qué música te gusta?SOL: De todo un poco. ¿Y a vos?FACU: Mas bien heavy. A veces escucho también los cuartetos.SOL: (desilusionada) Ah . . .

SilencioLos dos al mismo tiempo:SOL: ¿Te gusta . . .?FACU: ¿Qué te parece si . . .?Se callan, y sonríen.Nuevamente los dos al mismo tiempo:SOL: ¿Te gusta . . .?FACU: ¿Qué te parece si . . .?Se ríen, más relajados.FACU: Dale, hablá vos.SOL: Te preguntaba si te gusta leer.FACU: No mucho. Es un poco aburrido.SOL: Porque a mí me encanta.FACU: A veces escribo . . .

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SOL: ¿Sí? ¿Y qué escribís?FACU: (con vergüenza) Poesía.SOL: (emocionada) ¿Me recitás una?

FACU: (adoptando una actitud más segura, y mirándola a los ojos)

Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.

(Se acerca a ella)

Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía;

(Le toma de la mano)

Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.

SOL: Facu, sos increíble.FACU: (levantando la flor que escondió debajo del banco) Tomá, es para vos.SOL: ¿Para mí?FACU: ¿Vamos a tomar un helado? Yo te invito.SOL: Bueno.(Salen, tomados de la mano)

Escena 8

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Dormitorio. Inés está tirada en la cama leyendo su diario. Entra Caro, muy enojada.CARO: Nunca te voy a perdonar esto.INES: ¿Qué te pasa?CARO: Se lo contaste todo. Yo creí que eras mi amiga.INES: Que le conté qué, a quién.CARO: No te hagas la sonsa. Le contaste a Gabi que a mí me gusta

Matías. Eso era un secreto a muerte. Si Matías se entera, va a creer que nuestra amistad fue todo un invento para acercarme a él. Pero vos sabés que no es así. Yo soy su amiga . . . a pesar de quererlo.

INES: Te juro que no fue a propósito. Le estaba mostrando algo que escribí en mi diario, y ¡zas! se abrió en esa página. Ella leyó así, sin querer.

CARO: ¡Me traicionaste! ¡No quiero volverte a ver en mi vida!INES: Pero Caro . . .Caro se va, dando un portazo. Suena el teléfono.INES: Hola.CLARITA: Hola, Inés.INES: Ah, Clarita.CLARITA: A que no adivinás que día es hoy.INES: Qué se yo. Martes.CLARITA: Sí, pero martes cuánto.INES: Clarita, no estoy de humor para adivinanzas. Después

hablamos. (corta)CLARITA: Pero . . .Quedan en el escenario donde están, para la escena siguiente.

Escena 10Entran todos, con teléfonos en las manos y hablando. Se ubican en distintos lugares del escenario. Todas las conversaciones ya están comenzadas. MATÍAS: ¿Que le recitaste qué?

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FACU: Y bueno, che. . . Me puse re-nervioso. No sabía que decir. Y lo único que me salió fue la poesía esa que aprendimos el año pasado en Lengua.

MATIAS: ¿Y ella qué te dijo?FACU: Y ella se creyó que yo la escribí . . .SOL: Que le gustaba que no hablara . . . ¡qué se yo lo que decía! . . .

pero me re-encantó. Es un dulce . . . tan sensible . . . tal inteligente . . .

CARO: ¿Se besaron?SOL: Mas vale, nena. Pero en eso me parece que no tiene mucha

experiencia. . .CARO: Mejor. Eso habla bien de él.SOL: . . . pero a mí me gustó igual.CLARITA: ( disca y disca y no se puede comunicar con nadie) Ufa!

Ocupado.INES: Caro se puso furiosa. GABI: Y por qué le contaste la verdad. No le hubieras reconocido

nada.INES: Y bueno, me agarró de golpe . . . además, yo no soy mentirosa,

che. Ella es mi amiga y . . .GABI: Ahora sí que se va armar. . .INES: ¿Por qué?MATÍAS: La invité a salir.FACU: Bueno, al fin te animaste.MATIAS: Yo no estoy seguro de que esté conmigo. Si jamás me dio ni

cinco de bola.FACU: Así son las mujeres, che. Y vos sabés que Gabi siempre la

juega de interesante.CLARITA: Esta también está hablando. ¿Pero qué es esto? ¿un

complot?SOL: Esa fue la única pálida. Cuando apareció mi papá.CARO: ¿Se enojó?

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SOL: No sé. Todavía ni hablamos. Estoy encerrada en mi pieza desde que llegué.

GABI: Bueno, Cortala ya. Después de todo entre ellos no pasa nada.INES: Pero esto la va a hacer bolsa a Caro.GABI: ¿Y vos qué sabés? A lo mejor . . . esto es lo que Matías está

necesitando para . . INES: ¿Para qué?GABI: Confiá en mí. Bueno, ahora vamos que se hace tarde. Nos

encontramos en la puerta en cinco minutos.CARO: La verdad es que yo no estoy de humor para nada de estas

cosas hoy.SOL: Eh . . . ¿qué te pasa?CARO: Nada. Cosas mías.SOL: No seas mala onda. Tenemos que estar en la puerta en 5

minutos. No te olvides de la torta.

ESCENA 11Se apagan luces y sólo queda iluminada Clarita.

CLARITA: ( con tristeza y rabia) ¿Pero dónde se metieron todos? Nunca entiendo si me lo hacen a propósito o no. Me parece que la verdad es que no quieren estar conmigo. Y sí. Yo no soy como ellas. Soy tonta y parece que nunca me pasa nada interesante . . .

CANCIÓN DE CLARITA

Me siento insignificanteNadie sabe bien como soyEn mi interior, hay ilusiónTengo sueños y siento dolorPor tener que ocultar mi soledad.

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Yo estoy aquí, mírenme al finLes quiero mostrar quién soy de verdadSoy una chica más, como ustedes, igual.

Mis amigas no comprendenLo que siento de corazónEn mi interior hay ilusiónTengo sueños y siento dolorNo quiero ya ocultar mi soledad.

La música se interrumpe repentinamente, con el sonido de un timbre. Clarita va abrir (CD). Son las chicas con una torta de cumpleaños.

TODAS: Que lo cumplas feliz, que lo cumplas feliz. . .CLARITA: ¡Se acordaron!GABI: Of course, Clari. Si hace un mes que no hablás de otra cosa.

Además, sabemos lo importante que es para vos.CARO: Yo misma te hice la torta. No sé como estará. Sabés que no

soy muy experta en la cocina.CLARITA: ¡Para mí va a ser la torta más rica de mi vida!INES: Y ahora, a tirarle la oreja. (todas rodean a Clarita. Inés y Caro se

miran con resentimiento)CLARITA: No, no por favor.TODAS: Uno, dos, tres . . . (hasta trece)

(Prenden la velitas. Disminuye la luz. Cuando las apaga, apagón total)

ESCENA 12Entran Gabi y Matías conversando, tomando una latita de Coca-Cola.GABI: Y sí, no es fácil en mi casa. Desde que mi mamá comenzó a

trabajar soy yo la que se tiene que quedar casi siempre a cuidar a mis hermanos. Ella dice que está orgullosa de mí, que soy su

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gran ayuda, y eso me pone contenta, pero hay días en que quisiera desaparecer.

MATIAS: Por eso es que muchas veces no salís.GABI: No me queda otra. Pero además, salir con chicos me resulta

bastante aburrido. Eso de estar esquivando los lances me re-pudre. ¿Por qué no se puede conversar tranquilos, en vez de estar todo el tiempo diciéndose pavadas? Yo no creo que las digan de verdad. Es todo un juego de tontos.

MATIAS: No sé. Vos sos tan especial que . . .GABI: Caro es especial. Es idealista, sincera . . . Y la amistad de

ustedes es especial. Ella no hace más que hablar de vos.MATIAS: ¿En serio?GABI: Si. “Matías dice esto. A Matías le gusta esto otro”.MATIAS: Es que nosotros conversamos mucho. La verdad es que creo

que no tenemos secretos.GABI: Eso es lo que yo espero de un chico. Que me escuche. Que

disfrute de mi compañía. Que crea en mí como persona.MATIAS: A mí me gusta escucharte. Y también me importa lo que

pensás.GABI: Matías, no sé si me entendés. Yo quiero un amigo, no un novio.MATIAS: Soy experto como amigo, y un novato como novio. Creo que

por eso no me daba cuenta . . .GABI: ¿De que te gusta Caro?MATIAS: Ya que ahora somos amigos, te voy a decir la verdad. Ella

es . . . única.GABI: ¿Viste que yo tenía razón? Estoy segura de que a ella le va a

encantar que se lo digas.MATIAS: ¿Vos creés?GABI: Entre ustedes no hay secretos ¿no?Matías sonríe y asiente con la cabeza.GABI: Bueno, ahora me voy, tengo que hacer de niñera.MATIAS: Gabi, gracias por esta conversación.GABI: (lo besa en la mejilla) Chau, amigo.

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MATIAS: Chau.CANCIÓN DE MATIAS, GABI Y CARO.Viví este encuentro con mucha ilusión,Pero hoy todo cambió.Ella no es como yo creíEs cierto y al fin lo entendí.

Me paso el tiempo mirando el relojPensando “ya la vio”Siento aquí un inmenso dolorSeguro que se enamoró.

Qué bien me sentíQuiero su amistadÉl me ayudará a hablar más de míA ser más feliz, un amigo al fin.

Pienso en Caro y me siento bienCreo que ella tambiénSé que pronto se lo diréHoy la veo como mujer.

Su compañía no quiero perderYa sé que aceptaréSer tan sólo amiga y tal vezÉl me quiera un poco después.

Qué bien me sentíQuiero su amistadÉl me ayudará a hablar más de míA ser más feliz, un amigo al fin.

Me hará sonreirSabré compartirÉl me entenderá, Él me escucharáÉl valorará esta amistad.

Pienso en Caro y me siento bien MatíasYa sé que aceptaré CaroSé que pronto se lo diré MatíasTal vez me quiera un poco después. Caro

Solo una amistad CaroCaro dónde estás MatíasUn amigo al fin GabiSerá más feliz CaroSeré más feliz GabiSeré más feliz Matías Solo una amistad Caro

Matías

Ca

G

Ma

Ca

G

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Caro dónde estás MatíasUn amigo al fin GabiSerá más feliz CaroSé que pronto se lo diréHoy la veo como mujer.

ESCENA 13INES: (en off) ¡¿Varisela?! ¡Estoy horrible! ¡Me pica todo!Aparece Inés en camisón, con ronchas en la cara. La sigue Clarita. INES: Esto es injusto. La semana que viene son las trimestrales, y el

baile del colegio, y . . . y yo no puedo andar por ahí con esta cara de monstruo.

CLARITA: Por ahora tenés que tratar de quedarte en la cama y esperar a que se te pase. Son dos o tres días de sufrimiento, después se te empiezan a caer las cascaritas y . . .

INES: ¿Vos no tenés miedo de contagiarte, Clarita?CLARITA: Yo ya tuve varisela. Eso sí, no vayas a rascarte, porque te

queda la marca. Mirá esta que tengo acá.INES: No sé si voy a aguantar las ganas de rascarme. Parece que

tuviera hormigas por todo el cuerpo.Entra CaroCARO: Hola.CLARITA: Bueno, yo mejor me voy. Tengo que terminar el trabajo de

Lengua. Mañana vengo de nuevo. Chau. ( sale)CARO: ¿Cómo estás?INES: Y, mirame. Hecha un desastre.CARO: Inés . . . desde el otro día no puedo dejar de sentirme mal por

lo que pasó.INES: Yo tampoco. CARO: Vos sos mi mejor amiga. Y sé que no harías nada para

traicionarme. Es que me puse furiosa. . . y sentí tanto miedo de perder a Matías . . . pero él también es mi amigo, y sabrá comprender. La verdad es que armé un gran alboroto que no sirve para nada. ¿Vos me perdonás?

INES: Pero claro. Chocá esos cinco.

Matías

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INES: Che, no te imaginás lo bueno que está el médico. Creo que me enamoré.

CARO: ¿Y Federico?INES: El viernes fue el último capítulo. Además, reconozco que era un

amor imposible.

Escena 14Sol y Facu en el banco de plaza.SOL: Y me dijo: “Hija, sé que ahora no me vas a dar la razón, pero

más adelante me lo vas a agradecer. Sos muy chica para andar abrazada por la calle. La gente mira, y habla”

FACU: ¿Abrazada? Si apenas veníamos de la mano.SOL: Yo le dije: “Papá, yo no te voy a mentir. Si vos no querés que

estemos de la mano delante de los demás, no lo voy a hacer. Pero también te digo que el día que yo me sienta lo suficientemente fuerte porque ya es el momento, ni vos ni nadie me lo van a impedir”

FACU: ¿Y él qué te dijo?SOL: Nada. Sabe que se lo dije muy en serio. Mi mamá después vino a

mi cuarto a hacerse la comprensiva y a pedirme que le tenga paciencia. Que yo soy su nenita y bla, bla, bla. No sé para qué se la pasan diciéndote que te tienen confianza si después en la precisa te tratan como a una delincuente. Como si todo esto que sentimos nosotros fuera algo malo. Desde hace tres años que mi mamá se la pasa preguntándome “¿Quién te gusta?” “¿Con quién bailaste en la fiesta?””¿Conociste algún chico nuevo?”. ¿Me estaba preguntando porque de verdad quería compartir eso conmigo, o me estaba interrogando, para asegurarse de que no fuera por el “mal camino”?

FACU: Bueno. No te pongas así.SOL: Es que me da mucha rabia. Se la pasa diciendo que quiere ser

mi amiga, y después se porta como una madre.FACU: Es que ella es tu mamá.

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SOL: Entonces, que entienda que no puede ser mi amiga.FACU: Ya se les va a pasar el susto, y se van a dejar de molestarte.SOL: Si, pero mientras tanto, nosotros tenemos que andar como dos

muñequitos de torta,FACU: Ya vamos a tener tiempo para andar todo lo abrazados que se

nos dé la gana.Entra Matías por derecha.

Escena 15MATIAS: ¿Qué cuentan, che?FACU: Nada, ¿y vos? MATIAS: Estoy esperando a Caro. Hace como cinco días que la llamo

por teléfono y me dice que está muy ocupada con las trimestrales, que no puede salir. Anda rara, no sé qué le pasa.

SOL: ¿No sabías? Es que Inés le contagió la vari . . .Entra Caro e interrumpe. Tiene algunas marcas rojas en la cara..CARO: Hola chicos.Matías la ve y larga una carcajada. Caro se tapa la cara y se aleja,

molesta (abajo-izquierda). Matías la sigue. Durante esta escena, Inés, Gabi y Clarita entran en silencio y se unen a Facu y Sol en el banco.

MATIAS: Caro, no te enojes. Es que me sorprendí, y me dio gracia.CARO. Si, ya sé que parezco el fantasma de la ópera.MATIAS: No seas exagerada. A ver, mirame.CARO: ¿Para qué? ¿Para que te rías otra vez?MATIAS: Y . . . en una de esas me río otra vez, pero sigo pensando

que sos la chica más linda que conozco.CARO: ¿Me estás tomando el pelo?MATIAS: Caro, ¿yo alguna vez te mentí?CARO: Creo que no.MATIAS: Hace poco me dí cuenta de algo muy importante, y quería

que lo supieras.CARO: Te escucho.

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MATIAS: Yo . . . no quiero ser solamente tu amigo. Quiero que seas . . . mi chica.

CARO: Pero . . . ¿y Gabi?MATIAS: Todo bien con ella. Pero yo estaba confundido con lo que

sentía. ¿Qué me decís?CARO: No me apures, todo es muy nuevo para mí. Tengo que

acostumbrarme a la idea. Pero estoy segura que no me va a llevar mucho tiempo.

INES: Che, dejen de pelear y vengan para acá.

Escena 16GABI: ¿Y? ¿Alguna novedad en el frente?CARO: Parece que sí.GABI: Me alegro mucho, por los dos.CLARITA: ¿No les parece grandioso que seamos todos amigos?GABI: Creo que eso es lo más lindo que descubrí últimamente. El valor de la amistad.CLARITA: Yo también.GABI: Saber que siempre hay alguien dispuesto a escucharnos, y a darnos una mano.INES: Alguien que nos diga la verdad, aunque no nos guste.CARO: Alguien que nos perdona cuando nos equivocamosSOL: Juremos ya mismo que siempre vamos a seguir siendo amigos.CLARITA: Hagamos un pacto de sangre.FACU: No creo que eso sea necesario. A mí me descompone ver sangre.MATIAS: Hagamos como en el club. Escúpanse en la mano.CLARITA: ¿Qué?MATIAS: ¿Quieren hacer un pacto de verdad o no?Todos se escupen en la palma de la mano. Matías hace señas para que junten las manos.MATIAS: Ahora el juramento.SOL: Yo juro solemnemente lealtad

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INES: Sinceridad.MATIAS: Confianza.GABI: Comprensión.CLARITA: Generosidad.CARO: Respeto.FACU: Y diversiónTODOS: ¡Y diversión!GABI: Tengo una gran idea. ¿Qué les parece si hacemos una obra de teatro para la escuela?CARO: Sí. Puede ser sobre un grupo de amigos como nosotros.CLARITA: Contar sus problemas y sus sentimientos.INES: Me encanta. Comencemos ya mismo.SOL: Puede comenzar con algo muy lindo que leí hoy en un libro que me regaló mamá. Saca un libro de su mochila. Se sienta en el banco, rodeada por los otros y empieza a leer – la misma poesía del principio de la obra. A medida que lee, se va perdiendo su voz en la música que hizo de fondo en el baile inicial. Luz dirigida al grupo, se va apagando a medida que disminuye la voz. La luz se prende y se apaga tres o cuatro veces, mostrando cuadros de los chicos en distintas posiciones de juego y alegría.

MÚSICA Y SALUDO FINAL

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COMENTARIOS:

La Troupe de Adolescentes de Bambalinas presenta esta historia cuyo argumento nace de improvisaciones de sus integrantes. Adolesce . . . me parece intenta hablar de la realidad de chicas y chicos que están entrando a la adolescencia. Sus miedos e ilusiones se ven plasmados en las situaciones vividas por un grupo de amigos que descubren el amor y renuevan el compromiso de la amistad.

Romanticismo, picardía y realidad se conjugan en esta historia dedicada al público adolescente.

Esta obra obtuvo una mención especial en la Fiesta Provincial del Teatro, que se realizó en la ciudad de Goya (Corrientes- Argentina), del 23 al 26 de agosto de 2001.

Lo que el jurado dijo: ". . . otorgar, fuera de selección, las siguientes menciones por su trabajo a: "Adolesce . . . me parece", del grupo Bambalinas de Corrientes, dirigido por Silvia Rivero, por la solidez interpretativa y la disciplina escénica a pesar de la juventud del elenco. Cabe señalar el efecto de ternura y espontaneidad logrado por la dirección, mediante una precisión vocal, gestual y de acciones que otorga verosimilitud al espectáculo."

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El elenco original de la obra: Luciana Arjol, Romina Berardi, Montse Zanini, Laura Balbuena, Iara Solís Neffa, Romina Ceratti, Benjamín Gebhard y Alejandro Abelenda.