La Maja Desnuda V Aniversario maja desnuda V...Anna Ajmátova . Rusia (1889-1966). Traducción: Kira...

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  • La Maja Desnuda V Aniversario

    Caracas, 1993.

    Emisora Cultural de Caracas 97.7 FM

  • Morí por la Belleza, pero apenas me acomodaba en la tumba,

    uno que murió por la Verdad yacía en un cuarto contiguo.

    Me preguntó en voz baja por qué moriste. -Por la Belleza -repliqué.

    -Y yo por la Verdad. Las dos son una. Somos hermanos -dijo.

    Y así, como parientes, reunidos una noche hablamos de un cuarto a otro

    hasta que el musgo alcanzó nuestros labios y cubrió nuestros nombres.

    Emily Dickinson. USA (1830-1886)

  • Nostalgia

    No conozco el idioma de este frío país,

    no puedo caminar a su paso.Tampoco entiendo

    a las nubes.La noche es una reina madrastra.

    No puedo olvidar los faraónicos bosquesy beso las imágenes de mis estrellas.

    Ya brillan mis labiosy hablan distancias.

    Soy un libro de estampas en tu regazo.

    Pero tu rostro hila un velo de llanto.

    A mis pájaros les vaciaron los corales,

    en los arbustosse petrifican sus nidos.

    Quién unge mis muertos palaciosaquellos que llevaban las coronas de mis padres,

    sus oraciones se hundieron en el río sagrado.

    Else Lasker-Schüler. Alemania. (1869-1945).

    Traducción: Verónica Jaffé

  • EMOCION Y VENTAJA DE LA PROBADAPROFUNDIDAD

    Gracias a los que se fueron por la vereda oscura

    moliendo las hojas tostadas.A los que me dijeron: espéranos bajo ese árbol.

    Gracias a los que se fueron a buscar fuego para sus

    cigarrillos y me dejaron sola,

    enredada en los soles pequeños de una sombraolorosa.

    Gracias a los que se fueron a buscar agua para mised

    y me dejaron ahíbebiéndome el agua esencial de un mundo

    estremecido .gracias a los que me dejaron escuchando un canto

    enselvadoy viendo soñolienta los troncos bordados de lianas

    marchitas.Ahora voy indemne entre las gentes.

    Enrique Arvelo Larriva. Venezuela. (1886 - 1962)

  • RÉQUIEM

    En silencio mana el silencioso Don,El mes amarillo entra en el hogar.

    Entra con el gorro ladeado,Mira la sombra del amarillo mes.

    Esta mujer está enferma,Esta mujer está sola.

    El esposo en la tumba, el hijo en prisión.Recen por mí.

    Anna Ajmátova. Rusia (1889-1966).

    Traducción: Kira Kariakin

  • La luna

    Qué maravillosas e indecibles son todas las cosas muertas

    una hoja muerta y un hombre muerto y el disco de la luna.

    y todas las flores conocen un secreto y el bosque lo guarda,

    y es que la órbita de la luna en torno a la tierra es el sendero de la muerte.

    y la luna teje su maravilloso tapiz amado de las flores, y la luna teje su tela maravillosa

    la que aman las floresy la luna teje su red encantada

    en torno a todo lo vivientey la hoz de la luna siega las flores en las noches postreras del otoño

    y todas las flores esperan al beso de la luna con un deseo infinito.

    Edith Södergran. San Petersburgo. (1892-1923)

  • Levedad

    Leve es el pájaro:y su sombra volante,

    más leve.

    Y la cascada aérea,de su garganta,

    más leve.

    Y lo que recuerda, oyendosu canto deslizarse,

    más leve.

    Y el deseo rápidode ese antiguo instante,

    más leve.

    Y la fuga invisibledel triste transeúnte,

    más leve.

    Cecília Meireles. Brasil. (1901-1964)Traducción: Nidia Hernández

  • Primer espanto de la niña con luna

    Miro esto que brota dentro de mí,y me arrodillo.

    Y casi digo oraciones,nombrando al padre muerto

    con un gesto largo y extraño… Como de lejanos paísesvienen sonando piedras.Y arañas menudísimas

    por los rumores de las uvas.¡Y explosiones de minas!

    También niñosadentro de mi corazón… Mi falda se arremolina,

    se levanta como un barco,haciendo señales

    de alegría en la noche.Mientras sigo llorando…,alzando los brazos tanto,

    que desaparecen los senosen el viento.

    En mis hombrostiembla la noche;

    una horcaque moviera en el aire

    dos lunas.Me acerca un miedo extraño.

    Y me siento mujer,¡deliciosamente mujer!

    María Calcaño. (Maracaibo, Venezuela. (1906-1956)

  • LA PITONISA

    Soy esa cueva frecuentada por la serpienteCuyo ombligo reproduce los destinos del hombre,Toda sabiduría proviene de un hueco en la tierra:

    Los dioses se forman y vuelven a disolverse en mi tiniebla.De mi vientre ciego surgen todos los reinos

    Y desde mi tumba siete durmientes profetizanNingún bebe sin nacer

    que no despierte a mi sueñoningún amante al final enterrado en mi yacerá.

    Soy ese temido y deseado lugar ardienteDonde el hombre y fénix son consumidosY desde mi cama baja e impura se elevanNuevos hijos nuevos soles, nuevos cielos.

    Kathleen Raine. Reino Unido. (1908)

    Traducción: Maritza Jiménez

  • NOCTURNO

    Suave esplendorde estrellas

    encima de las banderas:

    el vientopliega la hierba sobre la frente de los muertos.

    De súbitas frondas se eleva

    el pájaro negroazul:

    y caeel aleteo del vuelo

    pesadamentesobre el nocturno monótono corazón.

    Antonia Pozzi. Italia (1912-1938)Traducción: Carmen Leonor Ferro

  • PASAN LOS CARROS

    Pasan los carros y hacen temblar la casaLa casa donde estoy sola.

    Las cosas ya fueron vividas hace mucho:Hay en el aire espacios extintosLa forma grabada en el vacío

    De las voces y los gestos que otrora aquí estaban.Y mis manos no pueden asir nada.

    Sin embargo miro hacia la noche

    Y necesito de cada hoja.

    Tórtola, gira en el aire tu vida,Lejos de mí

    Para sufrir este tormento de no serNecesito estar sola.

    Mejor la soledad de eternas partidas

    De planes y preguntas,De combates con el inextinguible

    Peso de muertes y lamentosMejor la soledad porque es completa.

    Creo en la desnudez de mi vida.

    Todo cuanto me ocurre es prescindible.Sólo tengo el sentimiento perplejo de todo

    Con la eternidad flotando sobre las montañas.

    Jardín, jardín perdidoNuestros miembros cercan tu ausencia

    Las hojas se dicen una a otra tu secreto,Y mi amor se oculta como el miedo.

    Sophia de Mello Breyner. Portugal 1919.

    Traducción: Nidia Hernández

  • YA YO TAMBIÉN ESTOY ENTRE LOS OTROS

    Ya yo también estoy entre los otrosque decían mirándonos, con aire

    de tan fina tristeza “Vamos, jueguen”para apartarnos. Y en la penumbra bella

    de los bancos del parque atardecidos¿de qué hablaban, oh di, y quiénes eran?

    Superiores, cual dioses, daban pena.Se parecían muchísimo si lentos

    nos miraban distantes, como un grupode árboles que une un día de otoño.Ya yo también estoy entre los otros

    de quienes nos burlábamos a veces,allí como unos tontos, tan cansados.Nosotros los pequeños, los que nada

    teníamos, mirábamos, sin verlos,aquel su modo de estar todos de acuerdo.

    Y ahoraque he caminado lenta hasta sus bancos

    a reunirme con ellos para siempre,ya yo también estoy entre los otros,

    los mayores de edad, los melancólicos,y qué extraño parece ¿no es verdad?

    Fina Garcia Marruz. Cuba 1923.

  • Da vergüenza estar sola. El día enteroarde un rubor terrible en su mejilla.(Pero la otra mejilla está eclipsada.)

    La soltera se afana en quehacer de ceniza,en labores sin mérito y sin fruto;

    y a la hora en que los deudos se congreganalrededor del fuego, del relato,

    se escucha el alaridode una mujer que grita en un páramo inmenso

    en el que cada peña, cada troncocarcomido de incendios, cada rama

    retorcida, es un juezo es un testigo sin misericordia.

    De noche la solterase tiende sobre el lecho de agonía.

    Brota un sudor de angustia a humedecer las sábanasy el vacío se puebla

    de diálogos y hombres inventados.Y la soltera aguarda, aguarda, aguarda.

    y no puede nacer en su hijo, en sus entrañas,y no puede morir

    en su cuerpo remoto, inexplorado,planeta que el astrónomo calcula,

    que existe aunque no ha visto.Asomada a un cristal opaco la soltera

    -astro extinguido-pinta con un lápizen sus labios la sangre que no tieney sonríe ante un amanecer sin nadie.

    Rosario Castellanos. México (1925-1974)

  • la lentitud es bellezacopio estas líneas ajenas

    respiroacepto la luz

    bajo el aire ralo de noviembrebajo la hierba

    sin colorbajo el cielo cascado

    y grisacepto el duelo y la fiesta

    no he llegadono llegaré jamás

    en el centro de todoesta el poema intacto

    sol ineludiblenoche sin volver la cabeza

    merodeo su luzsu sombra animal

    de palabrashusmeo su esplendor

    su huellasus restos

    todo para decirque alguna vezestuve atentadesarmadasola casi

    en la muertecasi en el fuego

    Blanca Varela. Perú, 1926

  • La enamorada

    ante la lúgubre manía de viviresta recóndita humorada de vivir

    te arrastra Alejandra no lo niegues.

    hoy te miraste en el espejoy te fuiste triste estabas solay la luz rugía el aire cantaba

    pero tu amado no volvió

    enviarás mensajes sonreirástremolarás tus manos así volverá

    tu amado tan amado

    oyes la demente sirena que lo robóel barco con barbas de espuma

    donde murieron las risasrecuerdas el último abrazo

    oh nada de angustiasríe en el pañuelo llora a carcajadaspero cierra las puertas de tu rostro

    para que no digan luegoque aquella mujer enamorada fuiste tú

    te remuerden los díaste culpan las noches

    te duele la vida tanto tantodesesperada ¿adónde vas?

    desesperada ¡nada más!

    Alejandra Pizarnik. Argentina (1936-1972)

  • Herida que queda, luego del amor, al costado del cuerpo.Tajo profundo, lleno de peces y bocas rojas,

    donde la sal duele, y arde el yodo,que corre todo a lo largo del buque,

    que deja pasar la espuma,que tiene un ojo triste en el centro.

    En la actividad de navegar,como en el ejercicio del amor,ningún marino, ningún capitán,

    ningún armador, ningún amante,han podido evitar esa suerte de heridas,

    escoriaciones profundas, que tienen el largo del cuerpoy la profundidad del mar,

    cuya cicatriz no desaparece nunca,y llevamos como estigmas de pasadas navegaciones,

    de otras travesías. Por el número de escoriacionesdel buque, conocemos la cantidad de sus viajes;

    por las escoriaciones de nuestra piel,cuántas veces hemos amado.

    Cristina Peri Rossi. Uruguay, 1941.

  • AGRADECIMIENTO:

    HOECHST DE VENEZUELAFUNDARTE

    SVENSK MUSIKEMBAJADA DE SUECIA

    UNIVERSIDAD METROPOLITANAFINNISH MUSIC INFORMATION CENTERLA EMISORA CULTURAL DE CARACAS

    THE SWEDISH INSTITUTEEMBAJADA DE FINLANDIAMUSEO DE BELLAS ARTES

    FUNDACION POLARCONAC

    CARACAS, VENEZUELA, 1993