La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

12
CRITICÓN, 87-88-89, 2003, pp. 649-660. de La mariposa, el amor y el fuego: Petrarca y Lope a Dostoievski y Argullol José Manuel Pedrosa Universidad de Alcalá En el acto I (versos 737-744) de la comedia de Lope El acero de Madrid, Teodora ofrece a su amiga Belisa la siguiente advertencia acerca de los peligros del amor: Mientras más te voy diciendo que a los hombres no te allegues, que mires y note ciegues, porque ciega el amor viendo, más te acercas y te allegas. Y si en allegarte das, mariposilla serás: quemaráste si te ciegas. En la nota —obligadamente muy breve— que hizo a su excelente edición de esta comedia el enorme filólogo y llorado amigo Stefano Arata, se decía que «era típico de la mariposa dejarse atraer por la luz hasta quemarse». Para ilustrar lo corriente del tópico, trajo a colación Stefano Arata las siguientes palabras de Sebastián de Covarrubias: Esto mesmo les acomete a los mancebos livianos que no miran más que la luz y el resplandor de la mujer para aficionarse a ella; y cuando se han acercado demasiado se queman las alas y pierden la vida 1 . 1 El Tesoro de Covarrubias añadía, además, que la mariposa «es un animalito que se cuenta entre los gusanos alados, el más imbécil de todos los que puede haber. Éste tiene inclinación a entrarse por la luz de la candela, porfiando una vez y otra, hasta que finalmente se quema...», (s.v. mariposa).

Transcript of La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

Page 1: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

CRITICÓN, 87-88-89, 2003, pp. 649-660.

deLa mariposa, el amor y el fuego:

Petrarca y Lope a Dostoievski y Argullol

José Manuel PedrosaUniversidad de Alcalá

En el acto I (versos 737-744) de la comedia de Lope El acero de Madrid, Teodoraofrece a su amiga Belisa la siguiente advertencia acerca de los peligros del amor:

Mientras más te voy diciendoque a los hombres no te allegues,que mires y no te ciegues,porque ciega el amor viendo,más te acercas y te allegas.Y si en allegarte das,mariposilla serás:quemaráste si te ciegas.

En la nota —obligadamente muy breve— que hizo a su excelente edición de estacomedia el enorme filólogo y llorado amigo Stefano Arata, se decía que «era típico de lamariposa dejarse atraer por la luz hasta quemarse». Para ilustrar lo corriente del tópico,trajo a colación Stefano Arata las siguientes palabras de Sebastián de Covarrubias:

Esto mesmo les acomete a los mancebos livianos que no miran más que la luz y el resplandorde la mujer para aficionarse a ella; y cuando se han acercado demasiado se queman las alas ypierden la vida1.

1 El Tesoro de Covarrubias añadía, además, que la mariposa «es un animalito que se cuenta entre losgusanos alados, el más imbécil de todos los que puede haber. Éste tiene inclinación a entrarse por la luz de lacandela, porfiando una vez y otra, hasta que finalmente se quema...», (s.v. mariposa).

Page 2: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

6 5 0 JOSÉ MANUEL PEDROSA Criticón, 87-88-89,2003

No pudo Stefano Arata, en el espacio escaso que su edición reservaba para las notas,profundizar más en la génesis ni en la evolución del motivo poético de la mariposaabrasada por el fuego del amor. Las páginas que yo ahora dedico al amigo desaparecidoaspiran a completar noticias, trazar la evolución y ayudar a interpretar el sentido deeste viejo y arraigadísimo topos poético.

Sus antecedentes más conocidos se han situado muchas veces en dos célebres sonetosde Francesco Petrarca, el XIX («Son animali al mondo de sí altera...») y el CXLI(«Come talora al caldo tempo sole...») del Canzoniere2. Ma del Pilar Mañero Sorolla,autora de un tratado monumental sobre las imágenes de inspiración petrarquista en lapoesía renacentista española3, ha prestado detenida atención a estos dos sonetos dePetrarca como fuente no sólo de poemas españoles de Gutierre de Cetina, Francisco deFigueroa y Fernando de Herrera, sino también como modelo y paralelo de diversospoetas sicilianos y stilnuovistas, así como de Folquet de Marseille, Giacomo da Lentini,Bembo, Tansillo, Tasso, etc. «En los strambotti de Serafino dall'Aquila, por ejemplo,donde la imagen adquirirá un notable índice de frecuencia, la mariposa representarásiempre al poeta enamorado»4. Al fundamental estudio de Mañero Sorolla remito aquienes deseen obtener más detalles sobre todos estos autores y poemas.

A Gregorio Cabello se debe otro detallado estudio que extiende hasta Garcés,Villamediana, Góngora, Soto de Rojas o Diego Hurtado de Mendoza, entre otros, lanómina de los autores que recrearon el mismo motivo de la mariposa abrasada en elfuego del amor5. Isabel Pulido es, igualmente, la autora de otro estudio que rastrea elmismo tópico desde el Universal Vocabulario de Alfonso de Palencia, Las moradas deSanta Teresa, o las Rimas de Tomé de Burguillos de Lope, pasando por la poesía deQuevedo, Góngora o Meléndez Valdés, hasta el Juan Ramón Jiménez de los Sonetosespirituales, el Machado de Campos de Castilla y de las Nuevas canciones y Primercancionero apócrifo, el Unamuno del Cancionero, o el Gerardo Diego del Manual deespumas, e incluso hasta un poema de Adriano del Valle6.

Mi pretensión, como ya he anunciado, es sólo la de aportar algunos paralelosadicionales, menos conocidos y menos tenidos en cuenta que los que estos críticos hanseñalado, sobre el viejo tópico poético que inspiró a Lope el episodio de El acero deMadrid que hemos tomado como punto de partida. La labor no es sencilla. No esexagerado afirmar, para empezar, que decenas, o quizás centenares de poemasespañoles de los siglos xvi y xvn desarrollaron el motivo de la mariposa abrasada en lasllamas del amor?. Uno de los poemas del Romancero general de comienzos del xvndecía:

2 Pueden verse el texto italiano y la traducción española en Francesco Petrarca, Cancionero, núms. XIX yCXLI. Su celebridad y la obligada economía de espacio hacen preferible no reproducirlos aquí.

3 Mañero Sorolla, 1990, pp. 313-317.4 Mañero Sorolla, 1990, p. 314.5 Véase Cabello, 1990 y 1991.6 Pulido, 1999.7 Como botón de muestra, puede verse Codina i Giol, 1996, que, al catalogar un manuscrito musical de

la biblioteca del Centre Borja de los jesuítas de Sant Cugat del Vallès (1670-1733), permite la identificaciónde primeros versos bien significativos para nosotros: núm. 54, f. 311v-314r («Mariposa que vuelas...»); núm.59, f. 322v-323r («Volar para llegar a quemar...»); núm. 62, f. 324v-326r («La mariposa que buscaamorosa...»); y núm. 73, f. 334v-337r («Vuele feliz mariposa...»).

Page 3: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

LA MARIPOSA, EL AMOR Y EL FUEGO 6 5 1

Una parda mariposade su inclinación llevada,se acercaba hacia una velabatiendo apriesa las alas.Ya de lejos la rodeaen rueda espaciosa y ancha,ya de cerca, aunque con miedo,que a nadie el morir agrada.Ya huye, y al punto vuelve,ya se atreve y se acobarda,mas al fin, como era fuerza,llega y éntrase en la llama.Adonde acude a impedirlaun pastor que la miraba,y cuanto más la desvía,más en el fuego se lanza.Y con un suspiro graveque del triste pecho saca,dice: «¡Oh fuerza natural,inclinación temeraria,que cuanto más te remedioMás sigues lo que te daña!Mas si es fuerza, ¿qué aprovechahacer resistencia humana?

¡Oh desdichada avecilla,parécesme en ser forzada,que yo también voy siguiendomi muerte sin esperanza.Y cuanto más mi enemigame la impide y desengaña,más sigo tras mi cuidadoy menos mi fe se acaba,teniendo por premio dellasólo el estimar su causa,a pesar de mil memoriasque todas me son contrarias.Mas tú tienes un consuelo,y en mí ninguno se halla,pues yo, muriendo, no acabo,y tú, con morir, acabas.Queda agora mi alma triste,envidiosa y lastimada,pues pretendiendo la muerte,por ser remedio, no la halla,y que se muestre mi suertecon tantas veras contraria,que me sea siempre forzosotener envidia a desgracias»8.

Otro poema anónimo, titulado A una mariposa en una luz., perdido esta vez en unmanuscrito inédito del xvn, rezaba lo siguiente:

¿Dónde, mariposa triste,tu impulso errado camina,que aun muriendo en el dolorno es lástima tu desdichaen esa luz que pretendes,pues aunque el riesgo te [?]le buscas porq[ue] le sabes,te abrasas porque te olvidas?

Los errores de tu engañovenga atenta en tu porfíay buscando la lisonjacuando la encuentras es ira.En tu muerte y en su muerte,a no acabar tan aprisa,conocieras dónde parassin saber dónde caminas9.

Referencias al tópico de la mariposa abrasada en fuegos diversos —el del amorhumano, el del amor divino y alguno más— entreveran las prosas españolas de lossiglos xvi y XVII, como muestra, por ejemplo, la alusión que aparece en el Libro de lavida de Teresa de Jesús:

Si estabas pensando en un paso, ansí se pierde de la memoria como si nunca la hubiere habidodel; si lee, en lo que leía no hay acuerdo ni parar; si reza, tampoco. Ansí que a estamariposilla importuna de la memoria aquí se le queman las alas: ya no puede más bullir10.

8 Romancero general..., núm. 221.9 Coplas de Asuntos Varios [s. xvn], f. 76v.

Page 4: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

6 5 2 JOSÉ MANUEL FEDROSA Criticón, 87-88-89,2003

El gran Cervantes del Persiles y Sigismundo, recurrió también al mismo motivo:

Contó asimismo cómo se murmuraba que por la ausencia de Arnaldo, príncipe heredero deDinamarca, estaba su padre tan a pique de perderse, de¡ cuaí príncipe decían que cualmariposa se iba tras la luz de unos bellos ojos de una su prisionera, tan no conocida porlinaje, que no se sabía quién fuesen sus padres11.

El retorcido ingenio de Quevedo —quien dejó que varios de sus poemas, bienseñalados ya por algunos críticos, se impregnasen del viejo motivo petrarquista—aludió, en La Hora de Todos y la Fortuna con seso, a unas ciertas «mariposas desepancuantos» que rodeaban a un azotado, y que, según diversos editores modernos,representaba «a los curiales que gravitan alrededor del proceso como mariposasalrededor de la luz»12. También el anónimo autor del Estebanillo González utilizó enalguna ocasión la metáfora de la mariposa suicida:

Consideré cuan breve flor es la hermosura y con cuánta velocidad se pasa la juventud y cuana la sorda se acerca la muerte, y qué de mudanzas hay en un día para otro; por lo cual no meespanté de hallar, en el tiempo de doce años que había que faltaba de aquella ciudad, tantavariedad de mudanzas y tanta diversidad de acaecimientos, y más en gente que vive muy depriesa y ellos mismos, como la mariposa, solicitan su

Don Luis Galindo, en el volumen séptimo de sus Sentencias filosóficas y verdadesmorales, evocó el viejo tópico, al hilo de un famoso soneto de Góngora, bajo el epígrafede El gozo de la mariposa:

El temerario en los peligros, y q[ue] por un breve deleite abrazó la muerte, notamos con lacomparación deste simple animalejo, rondante de las candelas y galanteador de las antorchasnocturnas, hasta perecer en su llama. Y de aquí también decimos: La muerte de la mariposa,la q[ue] alguna se solicita con propias diligencias, como se cuenta de Plinio secundo poraveriguar el incendio del Vesubio. Celebra D. L. de Góngora el natural de la mariposa ycoteja la ambición y dice en un soneto: «Mariposa no sólo no cobarde / mas temeraria,fatalmente ciega...»14.

También el cancionero tradicional ha sido, desde el siglo xvi hasta hoy mismo,receptáculo privilegiado de versos continuadores del motivo de la mariposa abrasada enel fuego del amor. Dos rimas, a medio camino entre lo oral y lo artificioso, tomadas,

!" Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, pp. 252-253.1 1 Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismundo, p. 272.1 2 Véase Francisco de Quevedo, La Hora de Todos y la Fortuna con seso, p. 165.1 3 La vida y hechos de Estebanillo González, II, pp. 257-258.1 4 Luis Galindo, Sentencias filosóficas y verdades morales..., Vil, Ms. 9778, (. 156v. El soneto de

Góngora al que se refería Galindo ha sido repetidamente traído a colación por los autores que se haninteresado por el tópico de la mariposa abrasada en el fuego del amor. Su texto completo es: «Mariposa, nosólo no cobarde, / mas temeraria, fatalmente ciega, I lo que Ja llama al Fénix aun le niega, / quiere obstinadaque a sus alas guarde, / pues en su daño arrepentida tarde, / del esplendor solicitada, llega / a lo que luce, yambiciosa entrega / su mal vestida pluma a lo que arde. / Yace gloriosa en la que dulcemente / huesa le haprevenido abeja breve, / ¡suma felicidad a yerro sumo! / No a mi ambición contrario tan luciente, I menosactivo sí, cuanto más leve, / cenizas la hará, si abrasa el humo» (Sonetos completos, p. 244).

Page 5: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

L A M A R I P O S A , E L A M O R Y E L F U E G O 6 5 3

respectivamente, del Cartapacio de Pedro de Lentos y del Vocabulario de GonzaloCorreas, lo demuestran:

Yo soy maripos[a]que busco mi fuego,y allí es el sosiegodo ell alma repo[sa].

Yo soi la mariposaque nunca parohasta dar en la llamadonde me abraso1-5.

Hasta hoy han seguido estando vivas, en la tradición oral de todo el mundohispánico, otras canciones que desarrollan el mismo motivo. Véanse los siguientesejemplos:

Como la mariposasoy en quererte,que en la luz de tus ojosbusco mi muerte16.

Como la mariposatengo mi suerte,aquella que más quierome da la muerte17.

Como la mariposasoy en quererte,que en la luz de tus ojosbusco mi muerte:y es cosa dura,que prevengo en mis gustosla sepultura18.

A la luz de una pavesa,una mariposa clama;la que no quiera ser presa,que no se arrime a la llama19.

Mariposa en vuelo siempre,ni de noche halla sosiego;llega a la luz y se muere,

15 Sigo la edición de ambas canciones que da Margit Frenk, 1987, núms. 833 y 834.16 Estepa, 1998, p. 604.17 Carrizo, 1926, p. 153.!8 Alonso, p. 52.19 Fernández Cano, 1998, núm. 95.

Page 6: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

654 JOSÉ M A N U E L P E D R O S A Criticón, 87-88-89,2003

yo moriré si no llego20.

Como triste mariposacamino de noche y día,hasta que quieran los cielosque te publiquen por mía2l.

Hasta puede traerse a colación un juego tradicional en el que pueden advertirse ecosdel mismo motivo:

—Mariposa, mariposa,vestida de oro y rosa,a la luz del candil,¿estás, mariposita, aquí?—Sí.—¿Cuántas camisitas has hecho?—Una.—¿Para la luna?—Dos.—¿Para el sol?—Tres.—Pues que las mande recoger22.

Una adivinanza tradicional de Cataluña juega también con las mismas imágenes yremite, como solución obvia, a la mariposa:

Sóc molt fina i delicaday es tan gran el meu amor,que en sa flama i resplandora la fi trobo morada23.

El motivo de la mariposa fatalmente destinada a abrasarse en las fuentes de luz haquedado reflejado hasta en la órbita de las supersticiones populares. Es tradicional lacreencia, por ejemplo, de que «si la mariposa anda girando alrededor de una luz, suelemorir algún pariente», o la de que «cuando la mariposa ... anda alrededor de la luz, sies blanca, trae buena suerte; si es mala, infortunio»24.

La poesía moderna ha recreado también muchas veces el mismo motivo. A lasfuentes que indicaron diversos críticos a los que ya hemos remitido —poemas de JuanRamón, Machado, Unamuno, Lorca, Gerardo Diego, etc.— cabe añadir ahora alguna

2 0 Ordóñez, 1981, pp. 5-156, p. 100.21 Llano Roza de Ampudia, núm. 264.2 2 Serra Boldú, 1931-1934, II, p. 553. Véase también Llorca, 1983, p. 92: «Mariposa, / vestida de rosa, /

a la luz del candil. / ¿Está mi mariposa aquí? / —Sí, señor». El juego es tradicional también en Cuba. Véase alrespecto Poncet de Cárdenas, 1985, p. 651: «Mariposa, posa / vestida de rosa / a la luz del candil. / —¿Estámi mariposita aquí? /—Sí, señor. / —¿Cuántas camisas ha hecho? / —Una. / —Para cuando vuelva, que tengados».

2 3 Busquets i Molas, 1987, p. 201.2 4 Véanse éstas y otras supersticiones sobre las mariposas y la luz en Azkue, 1989,1, pp. 426-428.

Page 7: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

LA MARIPOSA, EL AMOR Y EL FUEGO 6 5 5

más. Por ejemplo, el poema titulado «Un sueño», que publicó, en el año 1909, Ana Londe Blanco, una hoy muy oscurecida poetisa de ingenuo estilo modernista:

Una blanca mariposaentre las flores jugaba,y dulces mieles libabade un clavel o de una rosa.

Y las alas agitandoal sol sus galas luciendo,iba su lumbre bebiendoo frescas sombras buscando...25.

Muy hermosos son los versos de la poetisa Julia Uceda en un poema, Mariposa encenizas desatada, que dio título a su primer poemario, publicado en 1959:

Hoy te escribo, Señor, y te preguntopor la escondida luna de mi muerte;por sus manos de hielos afiladoscomo agujas que cosen telarañas;por esa muerte mía, sólo mía,que aún no está madura por tus campos.

Tú, Dios, para matarme,para volverme a Ti y a la sombríacuna de donde vine, has de abrasar mis alasy desatarme en nube pálida de cenizay aplastarme en la luz última de una tarde.

Y yo he de bailar,con mi vestido gris de polvo y niebla,frente al cielo amarillo y el sol frío,sobre tus rosas y arrayanes muertos,arrastrando mis alas desgarradasigual que un breve cisne de las flores.

25 Lon de Blanco, 1909, pp. 201-203. Los siguientes versos se han extractado del mismo poema: «Ya conincierto delirio / en torbellino giraba, / ya en el cáliz se posaba / de nardo, violeta o lirio. / Y en polvo de oroteñida / por la luz tornasolada, / cuanto contempla encantada / a ser feliz, la convida. / Del sol el limpio reflejo/ en la fuente alabastrina, / donde el agua cristalina / le sirve de claro espejo. / Del jazminero la esencia / y delrosal los capullos, / de las aves los arrullos, / de los lirios la inocencia. / De los azahares la plata, / la doradasiempreviva, / de la flor de lis altiva / los penachos escarlata... / Y allí en el azul perdida / cerca de su rojobroche, / miró allá abajo la noche / entre la sombra prendida. / Después con empeño ciego / los rayos de solbuscando, / iba al quemarse besando / aquellas ondas de fuego / y loco anhelo sintiendo / que más y más laempujaba, / vanamente batallaba / con sus ansias combatiendo. / Se agita, muévese, avanza, / tiende a lalumbre los brazos, / sin fuerzas y hecha pedazos / su afán insensato alcanza. / Fuego de volcán rugiente, /cráter de encendida brasa, / llama que impulsada pasa / por el incendio creciente. / Al fin, sin fuerzas,rendida, / cegados en luz los ojos, / la fiebre de sus antojos / la entrega a morir vencida... / Una roja llamarada/ prende en su manto de nieve, / ceniza fue solo en breve / tanta belleza pasada... / ¡Ay, sí, muy bello es elfuego / su amor se paga con llanto, / más vale no subir tanto / para bajar tanto luego!».

Page 8: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

6 5 6 JOSÉ M A N U E L P E D R O S A Criticón, 87-88-89,2003

Y te pondré en la manodos lágrimas de luz y sal, como un pequeñoquejido por mis alas ardidas ya y cenizasdesde que me las diste un octubre lejano.

Cuando tuvo mi nombre un lugar en el airey me llamaron «Julia» para hacerme más sitio26.

Tan interesantes como los versos modernos recreadores del viejo tópico literario dela mariposa en llamas son las prosas que lo han mantenido con vida hasta hoy mismo.Al gran novelista ruso Fiódor Dostoïevski se debe su utilización no una, sino dos veces,en su colosal Crimen y castigo. La primera vez, con el tradicional sentido amoroso:

Ahora, ¿hago bien o hago mal en ir a verle? La mariposa que acude ella misma a la llama.¡Cómo me palpita el corazón27!

En otro momento de Crimen y castigo se utiliza el símil de la mariposa atraída haciasu destino fatal para simbolizar dramáticamente la invencible angustia del protagonista,Raskólnikov, cada vez más inexorablemente cercano al desvelamiento y castigo de suscrímenes:

¿Ha observado usted a una mariposa alrededor de una vela encendida? Pues así estará éldando vueltas y más vueltas a mí alrededor como alrededor de una vela encendida. Dejará deencontrarle encanto a la libertad. Empezará a cavilar, a sentirse apresado entre redes tejidaspor él mismo y le embargará un desasosiego de muerte...28

También Lewis Carroll, en la célebre Alicia en el País de las Maravillas, recurrió—esta vez de forma irónica y disparatada, como era previsible en él— al muy conocidotópico:

—Y a continuación está la Mariposa —continuó Alicia, después de haber echado un vistazo aaquel insecto de flameante cabeza y haberse dicho para sus adentros: «Quizás sea ésa la razónpor la que a todos los insectos les atrae tanto el fuego... ¡Todos quieren convertirse enLuciérnagas Pasteleras!»29

Narcís Oller, un escritor catalán que estuvo muy influido por el naturalismo y quefue alabado por Émile Zola, es autor de La mariposa, una especie de folletínsentimental protagonizado por un seductor apodado justamente La mariposa, que dejaembarazada a una joven con la que sólo se esposará —angustiado y arrepentido—momentos antes de que h muerte ponga triste colofón a la historia:

2 6 Julia Uceda, Mariposa en cenizas desatada, pp. 33-34.2 ^ Fiódor Dostoïevski, Crimen y castigo, p. 349.2 8 Dostoïevski, Crimen y castigo, p. 458.2 9 Lewis Carroll, Alicia en el fais de las Maravillas. A través del espejo, p. 273.

Page 9: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

L A M A R I P O S A , E L A M O R Y E L F U E G O 6 5 7

Se abrió una puerta y de aquella otra habitación salió un resplandor y olor a cera, olor aiglesia, y La mariposa se espantó. Quería huir; pero el respeto que le imponía elremordimiento le cerraba el paso. Allí veía luces; había llegado la hora de abrasarse las alas30.

Federico García Lorca utilizó repetidamente a la mariposa como emblema del amordesgraciado y t rágico. Por ejemplo, en su enigmática e inconclusa pieza teatral Elmaleficio de la mariposa, en la que la agonía de la pro tagonis ta no se asociaba, sinembargo, al abrasamiento en el fuego. Resulta curioso que en otras obras, como Bodasde sangre, el motivo del abrasamiento en el fuego del amor sí esté presente, aunque nose asocie al tópico de la mariposa:

Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvióa mí el orgullo y el no mirarte y dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió paraecharme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no esverdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros no hay quien las arranque!31

Por la misma época en que escribió Lorca, la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou,en su libro de prosas líricas El cántaro fresco, dedicó unas muy sentidas líneas a Lamariposa. El fatal destino que la tradición asocia al animal quedó, en cualquier caso,sólo sugerido al principio:

Una mariposita pequeña y amarilla ha venido a revolotear en torno de la luz. ¡Qué giroslocos, qué círculos precipitados y continuos!—¿De dónde vienes, pequeñita? ¿Has estado acaso en aquel bosque rumoroso que yo recorríaencantada y sin miedo cuando era niña? ¿Bebiste tal vez una minúscula gota de agua enaquella laguna toda bordeada de juncos y de nombres, que hay cerca del bosque de que tehablo? ¿Has dormido alguna noche en una matita de verbena? ¿Conoces muchos caminos?¿Has visto algún trigal? ¿Has curioseado en muchos ramajes? Ese polvo amarillo que tecubre, ¿es polen de achiras, de achiras silvestres? ¡Oh, pequeñita, yo juraría que tienes olor acampo en las alas!32

También el nar rador sudafricano J. M. Coetzee, en su impresionante y muy recientenovela Desgracia, incluye un episodio —el de la confesión que hace el profesor DavidLurie al padre de la estudiante con la que había mantenido relaciones sexuales— que nomenciona a la mariposa, pero que es bien digno de figurar en estas páginas:

Una hoguera: ¿hay algo digno de mención en eso? Si una hoguera se apaga, uno enciende unacerilla y prende una nueva. Antes pensaba así. Sin embargo, en los viejos tiempos todo elmundo adoraba el fuego. Se lo pensaban dos veces antes de permitir que una llama seextinguiera, una llama que era la divinidad. Ésa fue la clase de llama que prendió en mí suhija. Una llama que no fue suficiente para abrasarme, quemarme del todo, pero que era real:un fuego real.

Abrasado... Quemado... Requemado33.

3 0 Narciso Oller, La mariposa, p. 223.31 Federico García Lorca, Bodas de sangre, p. 354.3 2 Juana de Ibarbourou, El cántaro fresco, pp. 13-14.3 3 J. M. Coetzee, Desgracia, p. 208.

Page 10: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

6 5 8 JOSÉ M A N U E L P E D R O S A Criticón, 87-88-89,2003

El último texto que vamos a conocer, al final de nuestro recorrido tras los vuelos yestelas de tantas mariposas abrasadas en el ardor fatal del amor, cambia el fuego por eJagua, y la pasión amorosa por una especie de sacrificio filosófico que podría entenderse,también, como una manifestación alternativa del amor. Al ensayista español RafaelArgullol se debe esta hermosísima y conmovedora reflexión —una de las más líricas yprofundas que se hayan escrito nunca— sobre el viejo topos poético de la muerte de lamariposa enamorada:

Estuve, como hipnotizado, contemplando a las hermosas mariposas de Iguazú mientras,hipnotizadas también ellas, sobrevolaban la espuma de las cataratas antes de ser atrapadaspor la furia del agua. No podía entender por qué esas minúsculas criaturas de la bellezaperecían libremente de este modo. Después supe que su sacrifico tenía un sentido: hacían loque yo también deseaba hacer, morían para que yo no muriera todavía34.

A Stefano Arata sé que estas líneas le habrían parecido hermosas.

Referencias bibliográficas

ALONSO, Celsa, La canción lírica española en el siglo XIX, Madrid, ICCMU, 1998.ARGULLOL, Rafael, El cazador de instantes (Cuaderno de travesía Í990-Í995), Barcelona,

Destino, reed. 2002.AZKUE, Resurrección María de, Euskalerriaren Yakintza: Literatura popular del País Vasco, reed.

Madrid, Euskaltzaindia-Espasa Calpe, 1989, 4 vols., I, pp. 426-428.BUSQUETS i MOLAS, Esteve, Els animais segons el poblé, Barcelona, Milla, 1987.CABELLO, Gregorio, «La mariposa en cenizas desatada: una imagen petrarquista en la lírica

áurea, o el drama espiritual que se combate dentro de sí», Estudios Humanísticos, 12, 1990,pp. 2S5-277., «La mariposa en cenizas desatada: una imagen petrarquista en la lírica áurea, o el drama

espiritual que se combate dentro de sí (2a parte)», Estudios Humanísticos, 13, 1991, pp. 57-75.

CARRIZO, Juan Alfonso, Antiguos cantos populares argentinos, Buenos Aires, Silla Hermanos.CARROLL, Lewis, Alicia en el País de las Maravillas. A través del espejo, ed. M. Garrido, trad. R.

Buckley, Madrid, Cátedra, 1997.CERVANTES, Miguel de, Los trabajos de Persiles y Sigismundo, ed. J. B. Avalle-Arce, Madrid,

Castalia, 1992.CODINA i GIOL, Daniel, «Una nova antología de polifonía religiosa (segles xvri-xvni)», Anuario

Musical, 51,1996, pp. 112-133.COETZEE, J. M., Desgracia, trad. M. Martínez-Lage, Barcelona, Debolsillo, 2002.Coplas de Asuntos Varios [s. xvn], Ms. 8754 de la Biblioteca Nacional de Madrid.COVARRUBIAS, Sebastián de, Tesoro de la lengua castellana o española, eds. F. C. R. Maldonado

y M. Camarero, Madrid, Castalia, 1994.DOSTOÏEVSKI, Fiódor, Crimen y castigo, ed. I. Vicente, Madrid, Cátedra, 2000.ESTEPA, Luis, La colección madrileña de romances de ciego que perteneció a don Luis Usoz y

Río, Madrid, Comunidad, 1998.FERNÁNDEZ CANO, José Manuel, Mil cantares populares, Ciudad Real, Diputación, 1998.

3 4 Rafael Argullol, El cazador de instantes (Cuaderno de travesía 1990-1995), p. 93.

Page 11: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

LA MARIPOSA, EL AMOR Y EL FUEGO 6 5 9

FRENK, Margit, Corpus de la antigua lírica popular hispánica (siglos XV a xvu), Madrid, Castalia,1987.

GALINDO, Luis, Sentencias filosóficas y verdades morales, que otros llaman proverbios o adagioscastellanos, 10 vols. [Mss. 9772-9781 de la Biblioteca Nacional de Madrid].

GARCÍA LORCA, Federico, Bodas de sangre, en Teatro I, ed. M. García-Posada, Madrid, Akal,1985, pp. 307-413.

GÓNGORA, Luis de, Sonetos completos, ed. B. Ciplijauskaité, Madrid, Castalia, 1985.IBARBOUROU, Juana de, El cántaro fresco, Montevideo, A. Monteverde y Cía, 1927.LLANO ROZA DE AMPUDIA, Aurelio de, Esfoyaza de cantares asturianos, Oviedo, Marcelo

Morchón, 1924.LLORCA, Fernando, Lo que cantan los niños, Madrid, Altalena, 1983, 3a ed.LON DE BLANCO, Ana, «Un sueño», Revista de Extremadura, 11,1909, pp. 201-203.MAÑERO SOROLLA, María del Pilar, «La mariposa», en Imágenes petrarquistas en la lírica

española del Renacimiento. Repertorio, Barcelona, PPU, 1990, pp. 313-317.OLLER, Narciso, La mariposa, trad. F. B. Navarro, Barcelona, Daniel Cortezo, s.f.O R D Ó Ñ E Z , Valeriano, «Alma lírica del pueblo. El huerto de los cantares», Cuadernos de

Etnología y Etnografía de Navarra, 13/38,1981, pp. 5-156.PETRARCA, Francesco, Cancionero, eds. J. Cortinesy G. Contini, Madrid, Cátedra, 1989.PONCET DE CÁRDENAS, Carolina, «Romances recolectados en La Habana», en Investigaciones y

apuntes literarios, La Habana, Letras Cubanas, 1985, pp. 610-665.PULIDO, Isabel, «Fuentes clásicas de dos motivos de la poesía española: la grulla y la mariposa»,

Exemplaria, 3, 1999, pp. 17-35.QUEVEDO, Francisco de, La Hora de Todos y la Fortuna con seso, eds. J. Bourg, P. Dupont y

P. Geneste, Madrid, Cátedra, 1987, p. 165.Romancero general (1600, 1604, 1605), ed. Á. González Patencia, Madrid, CSIC, 1947.SERRA BOLDÚ, Valerio, «Folclore infantil», en Folklore y costumbres de España, ed. F. Carreras y

Candi, Barcelona, Alberto Martin, 1931-1934, 3 vols., II, pp. 535-598.TERESA DE JESÚS, Santa, Libro de la vida, ed. D. Chicharro, Madrid, Cátedra, 1997.UCEDA, Julia, Mariposa en cenizas desatada, Arcos de la Frontera, Alcaraván, 1959.VEGA, Lope de, El acero de Madrid, ed. S. Arata, Madrid, Castalia, 2000.La vida y hechos de Estebanillo González, eds. A. Carreira y J. A. Cid, Madrid, Cátedra, 1990, 2

vols.

PEDROSA, José Manuel. «La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoïevski yArgullol». En Criticón (Toulouse), 87-88-89, 2003, pp. 649-660.

Resumen. La mariposa enamorada que se suicida en el fuego es un tópico poético de origen italiano medievalque se documentó ampliamente en la literatura española de los Siglos de Oro. Pero, además, aparece en obrasde otros autores españoles (García Lorca, Narcís Oller, Julia Uceda, Rafael Argullol) y extranjeros(Dostoïevski, Lewis Carroll).

Resume. Le papillon amoureux qui se suicide est un lieu commun poétique; né dans l'Italie du Moyen Âge,on le retrouve très largement dans la littérature espagnole du Siècle d'or, mais aussi chez des auteurspostérieurs à cette époque, espagnols (Garcia Lorca, Narcís Oller, Julia Uceda, Rafael Argullol) et étrangers(Dostoïevski, Lewis Carroll).

Summary. The topos of the butterfly in love that commits suicide by fire has its origins in Italian Medievalpoetry and was widely used in Spanish poetry of the sixteenth and seventeenth centuries. The topic inspired

Page 12: La mariposa, el amor y el fuego: de Petrarca y Lope a Dostoievski y ...

6 6 0 JOSÉ MANUEL PEDROSA Criticón, 87-88-89,2003

other author, both Spanish (Garcia Lorca, Narcís Oller, Julia Uceda, Rafael Argullol) and non Spanish(Dostoievski, Lewis Carroll).

Palabras clave. ARGULLOL, Rafael. CARROLL, Lewis. COETZEE, J. M. DOSTOTEVSKI, Fiodor. GARCÍA LORCA,Federico. GÓNGORA, Luis de. Mariposa. Muerte. OLLER, Narcís. PETRARCA, Francesco. QUEVEDO, Franciscode. Suicidio. UCEDA, Julia.