La Muerte de Ivan Ilich

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LA MUERTE DE IVAN ILICH El libro está dividido en seis capítulos: I. Narra la noticia de la muerte de Iván Ilitch y la actitud que asumen cada uno de los colegas en los tribunales, así como la conducta de los familiares más cercanos y los amigos durante, el velorio, la actitud de la esposa y la incertidumbre de lo que se debe hacer en estas circunstancias. Y sobre todo la idea general de que nunca se estará en las mismas circunstancia. Muestra la indolencia de aquellos que se consideraban las amistades mas cercanas del occiso, pero pareciera que ante tales circunstancias más vale desafanarse del compromiso lo más pronto posible, al fin y al cabo “el dolor es solo de la familia”. II. Es un breve recorrido en la vida del personaje central, desde la escuela de leyes hasta el establecimiento en la corte de Sn. Petersburgo; su exitosa carrera ascendente, su matrimonio, sus relaciones con su esposa e hijos, hasta las frustraciones causadas por la falta reconocimiento a su trayectoria para ocupar un importante puesto. Su llegada fortuita a Sn. Petersburgo, donde ocupa un lugar de extrema relevancia, que él cree merecer, en la corte. Su gusto por dirigir el decorado de su nueva casa y su angustia económica por mantener las apariencias. Pero sobre todo esa ruptura emocional con los suyos, sobre todo con su esposa. III. Narra el enfrentamiento con la realidad, sentirse enfermo y no querer reconocerlo. Aunado a esto la indiferencia de los demás mina la voluntad de Iván Ilitch. A pesar de que es valorado por varios médicos, expertos de la época, lo único que saben es que la enfermedad está presente pero no saben a ciencia cierta que es, mientras que la enfermedad avanza irremediablemente. Es evidente la deshumanización de los médicos que centrándose en la patología se olvidan del estado anímico del paciente y optan por callar o evadir sus preguntas. IV. En este capítulo, el personaje, entra en una etapa de desconsuelo, de desamparo, de incomodidad, mientras que “la muerte lo contempla como la fiera ala presa”. La mentira le rodea y la indolencia le hiere, se acentúa la negación que engendra ira y se contrasta con una eventual negociación y mientras hace un recuento de su vida, busca en ello algún motivo de felicidad para seguir viviendo. V. Poco a poco el dolor físico va minando su voluntad y dando paso a otro tipo de dolor, más devastador, “el dolor moral”. Pero que lo obliga a analizar su vida desde otro punto de vista, con tal de encontrale un sentido al tiempo que ha pasado entre los vivos. VI. Finalmente y ante la creciente duda de “no haber vivido como se debía”, y después de “ponerse en paz con Dios y despedirse de los

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LA MUERTE DE IVAN ILICH

El libro está dividido en seis capítulos: I. Narra la noticia de la muerte de Iván Ilitch y la actitud que asumen cada uno de los colegas en los tribunales, así como la conducta de los familiares más cercanos y los amigos durante, el velorio, la actitud de la esposa y la incertidumbre de lo que se debe hacer en estas circunstancias. Y sobre todo la idea general de que nunca se estará en las mismas circunstancia. Muestra la indolencia de aquellos que se consideraban las amistades mas cercanas del occiso, pero pareciera que ante tales circunstancias más vale desafanarse del compromiso lo más pronto posible, al fin y al cabo “el dolor es solo de la familia”. II. Es un breve recorrido en la vida del personaje central, desde la escuela de leyes hasta el establecimiento en la corte de Sn. Petersburgo; su exitosa carrera ascendente, su matrimonio, sus relaciones con su esposa e hijos, hasta las frustraciones causadas por la falta reconocimiento a su trayectoria para ocupar un importante puesto. Su llegada fortuita a Sn. Petersburgo, donde ocupa un lugar de extrema relevancia, que él cree merecer, en la corte. Su gusto por dirigir el decorado de su nueva casa y su angustia económica por mantener las apariencias. Pero sobre todo esa ruptura emocional con los suyos, sobre todo con su esposa. III. Narra el enfrentamiento con la realidad, sentirse enfermo y no querer reconocerlo. Aunado a esto la indiferencia de los demás mina la voluntad de Iván Ilitch. A pesar de que es valorado por varios médicos, expertos de la época, lo único que saben es que la enfermedad está presente pero no saben a ciencia cierta que es, mientras que la enfermedad avanza irremediablemente. Es evidente la deshumanización de los médicos que centrándose en la patología se olvidan del estado anímico del paciente y optan por callar o evadir sus preguntas. IV. En este capítulo, el personaje, entra en una etapa de desconsuelo, de desamparo, de incomodidad, mientras que “la muerte lo contempla como la fiera ala presa”. La mentira le rodea y la indolencia le hiere, se acentúa la negación que engendra ira y se contrasta con una eventual negociación y mientras hace un recuento de su vida, busca en ello algún motivo de felicidad para seguir viviendo. V. Poco a poco el dolor físico va minando su voluntad y dando paso a otro tipo de dolor, más devastador, “el dolor moral”. Pero que lo obliga a analizar su vida desde otro punto de vista, con tal de encontrale un sentido al tiempo que ha pasado entre los vivos. VI. Finalmente y ante la creciente duda de “no haber vivido como se debía”, y después de “ponerse en paz con Dios y despedirse de los suyos” acepta su destino final, se acerca a la muerte y camina hacia la luz, “feliz, quizá, porque el sufrimiento había concluido”.

D. OPINIÓN PERSONAL:

La lectura muestra como el matiz socio-económico puede influir como una atenuante o agravante en el proceso de la vida y el destino final que es la muerte. No por tener una posición desahogada se deja de sufrir la perdida de la salud y mucho menos se le pierde miedo a lo desconocido. La clase económicamente más desprotegida no se ve reflejada en este libro y sin embargo, no por ello podemos pensar que escapa al dolor y la sensación de fragilidad. Al considerar a la muerte, más por la implicación de la cesación de la vida en términos fisiológicos que espirituales, se le reconoce como la experiencia más amarga que puede tener el ser humano y que le produce una profunda sensación de impotencia.

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Pero ¿qué es la muerte? ¿Es entrada o transición a otro mundo, a otra dimensión, o no es nada más que el ingreso inexorable a una tierra de nadie, o una tierra ignota, a la nada? Quizá más por la costumbre de estar vivos y por sentir que solo en este estado tenemos control de lo que nos acontece o puede acontecer, nos aferramos a seguir con vida y le conferimos a la muerte un espacio reservado solo para aquellos que, a diferencia de nosotros, no tienen mas que hacer en esta vida. “A nosotros no nos puede pasar, es destino de aquellos infrahumanos que no poseen nada, la muerte está alejada de nosotros y solo toca la puerta de los perdedores”.

Con este pensamiento pretendemos alejarnos de la muerte o bien buscar en ella no el final de nuestros días, sino la continuidad de nuestra vida. De este modo, el consuelo de “tener vida más allá de la vida” ha trascendido al ámbito místico y permea a algunos círculos científicos que con la finalidad de evadir la muerte esperan encontrar “la fuente de la eterna juventud” (sic).

A lo largo de toda la historia de la humanidad son más las voces que, a pesar del horror al vacío que produce la consideración de la muerte, se han resistido a ver en ella un fin, un término definitivo. Por ello se han elaborado conceptos donde la muerte es considerada como una culminación de la vida y una aproximación al bien supremo.

Sin embargo es bueno reflexionar que la muerte no solo es un hecho biológico, también es un hecho cultural, un nudo ocasional presente e inevitable, después de todo “la única certeza de la vEn su interior se hacía muchas preguntas: Cuando yo ya no exista, ¿qué habrá? No habrá nada.Entonces ¿dónde estaré cuando ya no exista? ¿Es esto morirse? No, no quiero.»«Hay algo que no va bien. Necesito calmarme; necesito repasarlo todo mentalmente desde elprincipio. ¿De veras que es la muerte?»El espanto se apoderó de él . Iván Ilich vio que se moría y su desesperación era continua. En el fondo de su ser sabí a que se estaba muriendo, pero no sólo no se habituaba a esa idea, sino que sencillamente no la comprendía ni podía comprendeida es la muerte”.

La muerte de Iván Ilich

Por: Julián Daniel López Morales

SALUD Y VIDA

Para Iván Ilich, su mundo perfecto era aquel donde no tenía problemas, obtenía lo que quería y siempre buscando la aprobación de la sociedad; sin darse cuenta que vivía en una realidad basada en mentiras. Construyo un entorno según su conveniencia, rodeado de gente importante, encontrando la felicidad en juegos y el dinero. Donde solo importaba él y lo que llegaba a ser; la fama que se fue formando tras de él, le aportaron un gran reconocimiento, por su exactitud y honradez incorruptible con la cual fue escalonando en un mejor puesto y con mejor ganancia. Rodeado por pocos amigos, siendo la mayoría solo apariencia

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Al contraer matrimonio, comenzaron a desatarse todos los problemas que ya se veían venia, se creaba un ambiente de odio que aumentaba con las exigencias de su mujer generándole irritabilidad a cada momento, solo dependían de los recursos económicos de él, creando una dependencia. Sin darle importancia a la vida familiar, prefirió entregarle más tiempo a su trabajo para generar más dinero pero el que producía no bastaba para atender las necesidades de su existencia, poco a poco la relación con su esposa fue empeorando hasta el punto de discutir por todo, al tenerle tanto odio, Iván Ilich exageraba hasta los más mínimos detalles aumentando el mal humor, Llego a un cierto punto donde le preocupaban las cosas de la casa, invirtió mucho tiempo organizando las cosas a su gusto, esto de alguna manera genero una tregua en el matrimonio.

Al no tener mucha relación con los hijos, estos dejaron de importarles la presencia de un padre, para él lo único que le preocupaba era que tuvieran una buena educación y un ejemplo a seguir, con el transcurso del tiempo, albergado por la soledad, seguía encontrando refugio en su trabajo, limitado por el avance constante de su enfermedad. Era feliz con un sentimiento de rabia hacia su familia.

La mayor parte de la enfermedad la vivió solo, consumido por el odio que le tenía a su esposa y sus hijos, no dejaba que conociera mucho de su estado, aunque podemos evidenciar que era poco lo que a ellos le importaba. La necesidad de mentir para seguir teniendo una buena vida fue el inicio de su enfermedad. Comenzaba a sentir que los días eran una tortura. Y vivir así, solo, sin nadie que le comprendiese ni se apiade de él. Encontraba compañía en sus amigos pero le complacía más la soledad, sentía como su vida estaba envenenada y como éste le consumía el cuerpo con el pasar del tiempo, vio que se moría y su desesperación era continua. Al ser consciente de que su cuerpo estaba enfermo comenzó a realizarse preguntas existenciales, la conciencia de una vida que se va, pero que aún no ha partido.1 se sentía menospreciado y atormentado, al pensar que los que lo rodeaban, preferían aceptar una mentira, en la que él solo se veía como un enfermo, y que bastaba con que se mantuviera tranquilo y se atuviera a su tratamiento para que se pusiera bien del todo.

El único trato amable que recibió Iván fue de un mujik llamado Guerassim donde hallo consuelo y por primera vez encontró una compañía sincera, la ayuda que éste le aportaba de alguna forma lo hacía sentir mejor, tal vez solo era eso, solo necesitaba de alguien que se compadeciese y sintiera lastima por él, pero esa compañía no era duradera, recaía nuevamente en su dolor insoportable, incomprendido por los demás. Consciente de que cada día moría un poco más, la muerte era eminente y la presenciaba en cada lugar en el que él estuviera. La enfermedad y la salud pasaron a ser los intereses él, no se trataba de la vida, sino solo de la discusión de su enfermedad ¿Es posible que no veas que es hombre muerto?2 Por mucho tiempo paso negando la muerte, ya que para él era imposible que muriera, se creía único, pero el muerto era él, no los demás, su propia aventura.

Con la capacidad de ser atendido por doctores con gran reputación, Iván en ningún momento se sentía satisfecho con la atención, ya que estos lo trataban con indiferencia, falta de comunicación y verdad; cansado ya de esto, pregunto: "¿Luego no te avergüenza mentir?".3 Sin importar a que doctor acudiera, estos llegaban al mismo problema, saber que él está enfermo con continuo deterioro y negarle tal información. A excepción de una consulta dada por medio

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de un amigo con un doctor particular, que según sus exámenes fue el único en darle un pronóstico “La homeopatía”, que sin tener un alto grado de credibilidad, se puede decir que marcó la diferencia con respecto a los demás. Sin tener un reporte fijo sobre su enfermedad y el agotamiento físico y mental resultado de todos los medicamentos empleados que no tuvieron un efecto positivo que tanto se esperaba, el doctor no tenía problemas de utilizar un lenguaje no tan brillante y sin aportarle una información completa ante una cuestión tan grabe.

Se puede observan un claro deterioro con respecto a la relación médico-paciente, donde solo ven a un cuerpo como un método de estudio dejando a un lado todo lo que implica, solo trataban la enfermedad, dejando a un lado un cuerpo vivo. No tenía problemas al utilizar un lenguaje no tan brillante y sin aportarle una información completa ante una cuestión tan grabe. Fue mucho tiempo el que paso sin darse cuenta que tipo de enfermedad perturbaba su salud, aun en los últimos minutos de vida no fue la excepción, Lo abarcaba la desesperación y por consiguiente la ira; ira al pensar que se sentía rechazado y menospreciado, a que la única importancia de su muerte fuera la de un reemplazo en su puesto, a vivir en un mundo creado por mentiras y apariencias creadas por él para adaptarlas a sus necesidades.

INTRODUCCION:

El hombre no puede escapar a la confrontación con la muerte. En su aproximación a este desenlace encuentra que no tiene más que dos posibilidades: o bien hay una vida después de la muerte, o no la hay. En cualquiera de estas dos formas, el hombre concibe ordinariamente su propia muerte como una extinción repentina, como algo que llega a su cuerpo sin beneficio alguno. Esta actitud le hace llegar hasta las últimas posibilidades de prolongación de su vida física, lo que funciona como una especie de control psicológico colectivo, haciéndole fijar su atención sobre los aspectos cuantitativos de la vida humana, ignorando a menudo los valores cualitativos.

James P. Carse (1980) Nos dice que solo eligiendo como ser hacia el fin de nuestros días es como se puede alcanzar la libertad, e incluso liberarnos del miedo a la muerte. Y no al final solo darnos cuenta de que nuestra vida fue inútil o de que lo que hicimos no fue lo correcto hay que empezar a hacer lo correcto para llegar al final tranquilo y sin pesares.

ANALISIS:

Al analizar detenidamente esta interesante pero a la vez triste obra, nos damos cuenta de que nuestro personaje principal es atrapado por el fantasma de la muerte, que sin lugar a dudas, no le entregara ninguna posibilidad de vida.

El argumento gira en torno a Ivan Ilich, un pequeño burócrata que fue educado en su infancia con las convicciones de poder alcanzar un puesto dentro del gobierno del Imperio Zarista. Poco a poco sus ideales se van cumpliendo, pero se dará cuenta de que no ha servido de nada dicho esfuerzo; al llegar cerca de la posición que siempre ha soñado, se encontrará con el dilema de descifrar el significado de tanto sacrificio, y de valorar también el malestar reinante en el pequeño entorno familiar que se ha construido. Un día, se golpea al reparar unas cortinas y comienza a sentir un dolor que lo aqueja constantemente. Dicho golpe es totalmente

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simbólico: sube a una escalera y cuando está en lo más alto -no sólo en la escalera, sino en el estatus que ha tomado en su posición social- cae, y ahí comenzará su declive.

Ivan Ilich, ya enterado de su enfermedad, rechaza por completo la idea de que su padecimiento le vaya a conducir a la muerte, no ve posible que este hecho afecte directamente a su persona, que ha sido siempre una vida intachable y perfecta, pero sí lo acepta en los demás que nunca han conseguido los logros que él a lo largo de su vida ha conseguido. Se ve envuelto en un estado depresivo, que lo lleva a catalogarse como un inútil al no poder realizar, siquiera las necesidades más básicas. Busca consuelo y apoyo en este momento duro de su vida, y solo cuenta con su sirviente que lo trata de una forma humana y se apiada de él.

Entonces, podemos ver que el personaje Iván Ilich, demuestra una negación total, al hecho de no querer aceptar su realidad de “enfermo Terminal”, sin embargo siente la necesidad de buscar el apoyo necesario que lo lleve a sobrellevar esta etapa de su vida.

No bastándole lo anterior, Iván Ilich es invadido por una sensación de furia y enojo, que le hace criticar a todo el mundo exterior que lo rodea. Ningún familiar cercano es capaz de darle el consuelo espiritual y el amor que le hace falta, no olvidemos que ahora mas que nunca necesita el amor y cariño de las personas que ama, cosa que lamentablemente no se demuestra o sencillamente no ocurre. A pesar de que su estado empieza a empeorar cada vez más, sus familiares no le dan ni la mas mínima importancia.

La depresión que ahoga a Ilich se vuelve insostenible, el deseo de que el calvario de su muerte desaparezca se vuelve inminente, prefiere aislarse, huir de toda compañía que le recordara el duro sufrimiento de su agonía.

El estado en el que se encuentra Iván, lo hace repasar todos los momentos felices que ha vivido su vida, un rencuentro extenso, deseando volver atrás y revivir aquellos tiempos de buena salud y bienestar sentimental. Cabe destacar, que desde el comienzo de su enfermedad Iván Ilich ha experimentado fundamentalmente dos estados de ánimo que lo marcan durante toda la historia: La esperanza de una curación, y la espera del desenlace fatal.

En su agonía, el sufrimiento es el estado que predomina en Ivan Ilich, llegado ese momento el protagonista acepta que su destino ya es inmutable y se da cuenta de que todo es resultado de haber vivido en un entorno de falsedad, avergonzándose de haber participado en ello.

A medida que el final se acerca, y los dolores y sufrimientos se incrementan considerablemente, Iván lucha para no morir con el convencimiento de que su vida ha sido un fracaso. Finalmente logra la paz que buscaba, al comprender que no podía prolongar el sufrimiento de su hijo que lo veía morir ni el de su propio ser.

“La historia de Ivan Ilich era de lo más simple y ordinaria y de lo más espantosa”, no cabe ni la menor duda. La historia es simple y ordinaria, ya que muchos hombres presentan la misma situación aunque solo varía el matiz de la enfermedad, y es cotidiano saber lo lento que es la salud. Es espantosa, claro que lo es. El constante sufrimiento del hombre, la soledad que rodea al enfermo, el olvido de sus familiares, y de los que se dicen llamar “amigos” es incomprensible. Se dice que uno se da cuenta del amor que siente por los seres queridos

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cuando ya no están, lo extrañamos cuando no lo tenemos, pero mientras existe lo abandonamos.

El autor realiza en este libro una crítica indirecta al sistema sanitario de finales del siglo XIX, ya que cuando describe la visita al médico se refleja una actitud de superioridad con respecto al enfermo, se remarca la idea de las largas esperas y las preguntas innecesarias de respuesta evidente. Hechos que hasta el día de hoy se viven en nuestra sociedad del siglo XXI entonces yo me pregunto si realmente hemos evolucionado positivamente, o solo los bienes capitales son los que importan.

Analiza la idea del complicado lenguaje tan tecnológico que emplean los profesionales y que en la mayoría de los casos no es entendido por el interesado en la información.

Señala que hay una mayor preocupación por determinar las enfermedades y no tanto empeño por conseguir que el paciente encuentre una solución a su problema y a su malestar psicológico ocasionado por el desconocimiento de su problema, y la escasez de datos concretos que le son facilitados.

En esta novela quedan muy claras las fases o estadios que experimenta el enfermo en el crudo proceso de la agonía o camino hacia la muerte y el enorme peso psicológico que en ocasiones tienen que soportar los enfermos, al verse incomprendidos en su calvario y desprovistos de todo apoyo emocional.

En el caso de Ivan Ilich el a la hora de su muerte no estaba satisfecho con lo que había sido y hecho durante su vida el pasado le pesaba. Nuestro protagonista odia a sus familiares por no tratarlo como alguien que se va a morir, existe una paranoia de que el otro sabe pero no lo va a decir, y se monta una obra alrededor del protagonista donde todos le mienten excepto uno el sirviente que es el que le hace ver la realidad de las cosas.

Elizabeth Kubler nos menciona algunas etapas que coinciden perfectamente con lo que paso Ivan Ilich, la negación y el aislamiento donde inicia a preguntarse el porqué de ese suceso la ira por como lo afronta y que no lo acepta, el pacto aquí se hace a la idea de que pasara lo inevitable, la siguiente fase es la de la depresión o el decaimiento, donde ya nada le importe al moribundo y la última es la aceptación de hecho y a la muerte.

NEGACIÓN: Presa de la desesperación, Iván Ilich, rechaza por completo la idea de que su padecimiento le vaya a conducir a la muerte. No ve posible este hecho en su persona, que ha llevado siempre una vida intachable y perfecta, pero sí lo acepta en los demás que no han conseguido los logros que él ha conseguido.

Su depresión se agudiza a medida que se siente inútil siquiera para realizar las necesidades más básicas. Busca consuelo y alivio en la única persona, un sirviente, que le trata de una forma humana y se apiada de él.

• ENOJO: Le invade en este momento una sensación de ira y furia, criticando todo aquello que le rodea. Nadie es capaz de darle el consuelo espiritual y la compasión que le hace falta: Necesita cariño de las personas a las que ama, pero no lo recibe.

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La atención que recibe Iván Ilich le muestran más su inutilidad. No quiere quedarse solo pero la compañía le hunde aún más en la cruel realidad de su pronta muerte.

A su alrededor se da cuenta que sus familiares tejen una red de mentiras y engaños que, lejos de ayudarle le hacen sentir más angustia.

• PACTO O REGATEO: En esta breve fase, todo indicio de una posible curación es interpretado por el protagonista como una esperanza de restablecerse y recuperar su vida, que ha quedado apartada en segundo plano.

• DEPRESIÓN: Iván Ilich desea que acabe el calvario que esta padeciendo. Se aísla, huye de toda compañía que le recuerda el duro sufrimiento de su agonía, y busca en su interior una explicación, una respuesta.

Repasa todos los momentos felices que ha habido en su vida, deseando volver atrás y revivir aquel tiempo, pero se da cuenta de la multitud de errores que ha cometido y esa vida que él creía tan maravillosa ya no le resulta así.

• ACEPTACIÓN. Tras tres meses de enfermedad y sufrimiento, es el segundo estado el que se impone en la actitud de Iván Ilich.

Centra todo su tiempo en rememorar los años felices de su infancia, sus juguetes, sus amigos.

Llegado este punto, El protagonista acepta que su destino es insalvable y empieza a pensar que todo es resultado de haber vivido en un entorno de falsedad y peor aún, de haber participado en ello.