La Muerte: La Otra Cara De La vida

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Desde que el hombre adquirió consciencia de si mismo, ha buscado la forma de resolver el misterio que rodea a la muerte. Así desde los hombres primitivos hasta nuestros días, el ser humano ha intentado ponerse en contacto con aquellos que abandonaban el mundo físico. Con el paso de los años los métodos de comunicación fueron evolucionando progresivamente, hasta que se estableció por fin contacto con seres humanos del “otro lado”. En el siglo XIX aparece Alan Kardec fundador del espiritismo y autor de “el libro de los espíritus”, en el que encontramos información que trasmitieron personas ya fallecidas sobre como se desarrolla la vida en el llamado “mas allá”. A kardec le siguieron otros médiums, como por ejemplo los brasileños Luiz Gasparetto o Jose Medrado, que pintan cuadros, que dicen pertenecer a pintores famosos ya fallecidos que se expresan a través de ellos. O Stephen Turoff quien opera a personas sintonizando energética y mentalmente con un médico alemán ya fallecido: “El Doctor Kahn”. También se han realizado contactos a través de una grabadora; las psicofonías, lo que llevó algún tiempo más tarde a la psicoimagen que son imágenes de personas ya fallecidas que aparecen en un aparato de televisión.

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El proceso de la muerte no parece que sea algo general, sino más bien particular, pues cada persona vivirá ese proceso con sus propias emociones, con sus dudas, con sus creencias y en definitiva con su propia personalidad

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Desde que el hombre adquirió consciencia de si mismo, ha buscado la forma de resolver el misterio que rodea a la muerte. Así desde los hombres primitivos hasta nuestros días, el ser humano ha intentado ponerse en contacto con aquellos que abandonaban el mundo físico. Con el paso de los años los métodos de comunicación fueron evolucionando progresivamente, hasta que se estableció por fin contacto con seres humanos del “otro lado”. En el siglo XIX aparece Alan Kardec fundador del espiritismo y autor de “el libro de los espíritus”, en el que encontramos información que trasmitieron personas ya fallecidas sobre como se desarrolla la vida en el llamado “mas allá”.

A kardec le siguieron otros médiums, como por ejemplo los brasileños Luiz Gasparetto o Jose Medrado, que pintan cuadros, que dicen pertenecer a pintores famosos ya fallecidos que se expresan a través de ellos. O Stephen Turoff quien opera a personas sintonizando energética y mentalmente con un médico alemán ya fallecido: “El Doctor Kahn”. También se han realizado contactos a través de una grabadora; las psicofonías, lo que llevó algún tiempo más tarde a la psicoimagen que son imágenes de personas ya fallecidas que aparecen en un aparato de televisión.

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Otras personas sin embargo, han buscado otros medios para establecer contacto con seres desencarnados, como por ejemplo Anne y Daniel Meurois-Givaudan que hacen viajes astrales hasta el mundo de los desencarnados.

Y otros, como el grupo Aztlán, optaron por otro método como es la ouija, que han usado para establecer comunicación con seres más evolucionados de otros planetas y recibir a lo largo de muchos años de trabajo, información a todos los niveles, incluido por supuesto la muerte.

El texto que sigue a continuación, intenta dar una visión general de lo que el ser humano se puede encontrar en el “Más Allá”según distintas fuentes, incluidas fundamentalmente las descritas anteriormente. Aquí se muestran una serie de etapas que pueden servir como referencia, pero el proceso de la muerte no parece que sea algo general, sino más bien particular, pues cada persona vivirá ese proceso con sus propias emociones, con sus dudas, con sus creencias y en definitiva con su propia personalidad.

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LA MUERTE: LA OTRA CARA DE LA VIDA

La vida y la muerte son como las dos orillas de un mismo río: El de la vida. Partiendo de esta idea podríamos decir que ambos aspectos se complementan, es decir, cuando nacemos o aparecemos en una orilla del río, morimos o desaparecemos de la otra orilla en la cual nos encontrábamos, pues no podemos vivir en las dos orillas al mismo tiempo. Lo que sigue al momento inmediatamente después del óbito nadie lo sabe con certeza aunque existen personas que se ha asomado “al otro lado” protagonizando lo que se ha dado en llamar E.C.M o Experiencias Cercanas a la Muerte. A continuación intentaremos dar una visión general de que podemos encontrarnos en “el otro mundo” según la información recibida.

Una vez se produce la muerte, según nos relatan personas que han estado en situación de muerte clínica, sienten como se elevan sobre su cuerpo como si fueran un globo de gas. Se sienten muchos mas ligeros y de pronto se ven flotando en el aire cerca de su cuerpo, y pueden oír como el médico los declara muertos. (Hay que decir que esta misma sensación de sentirse mucho más ligero al abandonar el cuerpo es relatada también por personas que hacen voluntariamente viajes astrales). Después de esto, según nos cuentan las personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte, se sienten atraídos por una intensa luz que hay al final de un túnel. Una vez que llegan a esa luz se encuentran con amigos y familiares fallecidos anteriormente que han venido a recibirles, y reviven todos los acontecimientos de su vida, empezando por “su muerte” y terminando en su nacimiento. En el caso de las personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte el viaje acaba aquí, alguien les dice que aún no ha llegado el final de su vida en la tierra y que tienen que regresar. En ese momento vuelven las constantes vitales a su cuerpo físico y regresan a la vida. Hasta aquí lo que relatan personas que han vivido esta situación. Ahora seguiré con la información recopilada por diversas fuentes y fundamentalmente por el grupo Aztlán. Siguiendo desde el punto anterior, lo siguiente a la revisión de la vida (que corresponde al trasvase de información al archivo akáshico personal) sería lo que definiremos como primera fase:

1. Periodo de consciencia física.

En este estado el ser que acaba de dejar la vida física se siente igual que antes, piensa, ve y puede oír a aquellos con los que ha convivido hasta ese momento. En algunos casos, se acerca y les dice: ¿Pero porque lloráis por mí? ¿Es que no veis que estoy aquí? ¡Estoy vivo! Entonces es cuando se da cuenta que no le ven y eso le desconcierta y no comprende que está sucediendo. Por supuesto que no todo el mundo vive esta situación de la misma forma, hay quien por ejemplo por haberse informado de temas transcendentes en vida, lo vive de una forma mucho más consciente, ya que conoce de forma general lo que puede encontrarse después de su muerte. Por la información recibida parece que la persona que acaba de fallecer al acercarse a alguna de sus personas queridas provoca más llanto y pena, porque de alguna forma perciben a aquel que los acaba de dejar. Esta fase tiene una duración de entre 48 y 72 horas después de la

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muerte. La razón por la que se siente como si aun perteneciera al mundo de los encarnados, es porque al haber dejando la materia física tan sólo unas horas antes, su mente necesita el mismo marco de referencias que tenía hasta ese momento, adaptándose a la nueva situación progresivamente. Una vez pasados esos tres días o lo que es lo mismo, 72 horas como máximo, el ser que acaba de desencarnar pasaría a la segunda fase que llamaremos:

2. Periodo de adaptación o turbación

Esta adaptación se realiza en un plano intermedio entre los dos mundos el físico y el energético o astral que es como se le conoce en el argot parapsicológico. Verdaderamente su mente se siente turbada o confusa durante un tiempo pues por una parte no es capaz de manejar la situación, viviéndolo como algo desconocido y por otra la desconexión que se produce entre el cuerpo físico y el energético al romperse el conocido como “cordón de plata” (que es una prolongación energética que une los dos cuerpos) hace que la mente se tenga que reacondicionar, pues ya no usa un cerebro para manifestarse como antes y eso le produce confusión. En ese estado el desencarnado capta el entorno que le ha sido familiar durante su vida, pero lo que ve no es la materia física sino su proyección energética en un plano superior. A partir de ese momento vivirá una especie de sueño y su mente creará su propia realidad, donde verá sólo y exclusivamente lo que quiera ver, es decir, los que aun no se han dado cuenta de que han muerto seguirán haciendo las mismas cosas que hacían cuando estaban vivos, en los mismos lugares y con las mismas personas. Cuando algunos familiares o amigos ya fallecidos se acercan para ayudarles a salir de ese estado los incorporan como parte de su sueño. El desencarnado se cree vivo y se siente simplemente como si estuviera dormido y soñando, así pues no ve como algo real a sus familiares fallecidos a los que considera muertos, por lo tanto intenta establecer contacto de forma un tanto inconsciente con los vivos. Es por eso, por lo que algunos desencarnados, pueden provocar interferencias en el mundo físico como: apariciones, sonidos, mover un objeto etc. Que son simplemente manifestaciones desordenadas de esos seres que intentan comunicarse con los vivos. (Estos fenómenos los recoge la parapsicología como por ejemplo los casos de “casas encantadas”). Se puede dar el caso incluso de que hagan sonar el timbre de un teléfono porque es como si quisieran llamar la atención, para preguntar y aclararse. Habría que decir que estos fenómenos se producen porque en la fase de consciencia física, que dura un mínimo de 48 horas y 72 como máximo, el desencarnado aun permanece de forma energética en el mundo físico y por lo tanto puede provocar fenómenos psicofísicos. Una vez pasado ese tiempo, como se ha referido anteriormente el desencarnado pasa al periodo de adaptación o sueño, en un lugar que se ha dado en llamar “tierra de nadie” o también conocido como limbo por parte de la religión católica, que es una especie de puente que hay entre las dos orillas del río de la vida, el mundo de los encarnados o físico y el de los desencarnados o astral. En ese puente metafóricamente hablando entre los dos mundos, es donde el desencarnado tiene que adaptarse a su nuevo estado para poder incorporarse al mundo de los desencarnados. Bien, pues en los momentos de sueño o turbación, en los que el desencarnado está recreando energéticamente el ambiente donde vivió, puede ocasionalmente traspasar ese puente y entrar en conexión energética con el plano material de la que fue por ejemplo su casa. No obstante, no suelen repetirse este tipo de fenómenos, si acaso una o dos veces a lo sumo, pues esa energía “material” se debilita rápidamente. Hay que tener en cuenta que en los casos de fenómenos paranormales mantenidos en el tiempo como por ejemplo en casas encantadas, pueden ser las mentes

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de personas vivas sensitivas que se encuentran en la casa estudiando el caso, las que pueden provocar los fenómenos paranormales. O también otras personas desencarnadas, que se acercan al lugar para intentar seguir en contacto con el mundo físico, pues aún se encuentran en periodo de turbación.También hay que decir, que en esa “tierra de nadie”, es donde se encuentran también los espíritus de las personas que están en coma. Si su cuerpo se recupera vuelven al mundo físico, sino permanecerán allí soñando y esperando, hasta que se produzca la muerte física y puedan cruzar el puente. También podríamos hablar de la criogenización, que es la congelación del cuerpo de una persona que tiene una enfermedad incurable en espera de que se descubran los remedios para su enfermedad. Pues según los datos recibidos, el cuerpo humano no puede vivir cuando baja su temperatura por debajo de cero grados como sería el caso, así que recuperar a una persona criogenizada con el paso de los años, sería inviable pues realmente estaría ya muerta.Por último hay que indicar que el periodo de adaptación o turbación dura desde las 72 horas siguientes a la muerte física, hasta un tiempo indeterminado, tanto como la persona necesite para darse cuenta de su nueva realidad y acepte libremente incorporarse al mundo de los desencarnados. Por ejemplo, cuanta más información se haya tenido en vida sobre temas espirituales y menos miedo se le tenga a la muerte, menor será el tiempo de turbación y por el contrario cuanta menos información y más miedo se tenga a la muerte mayor será el tiempo de adaptación, sencillamente porque esa persona no quiere ser consciente de que ha muerto y prefiere seguir pensando que sigue viva físicamente. Según parece, lo mejor que podemos hacer por alguien que acaba de fallecer, es mandarle mucho amor y pensamientos positivos para que entienda que ha abandonado el mundo físico, y que por lo tanto debe buscar a un ser de luz que le ayude a encontrar respuestas y superar así su confusión si la tuviera. Deberíamos animarle mentalmente a que siga adelante sin mirar atrás, porque la tristeza y el apego a sus familiares y al mundo que acaba de dejar, retrasa la toma de consciencia de su nuevo estado, indicándole que familiares y amigos desencarnados están a su lado mandando también energía para que supere su turbación. Por último no deberíamos interferir en su proceso intentando la comunicación a través de mediums, transcomunicación etc. Al menos mientras creamos que puede estar en periodo de turbación. El desencarnado llega un momento en que incorpora la consciencia al sueño y quiere despertar seguramente porque tiene la sensación de haber dormido mucho tiempo, pero al querer despertar no puede y sigue soñando, pasado un tiempo vuelve a intentarlo y sigue sin poder despertar hasta que en un momento determinado se plantea si no podrá despertar porque está realmente muerto y es entonces cuando le llegan imágenes de su propia muerte, que le hacen patente su nuevo estado. Entonces acepta que ha muerto y “despierta”. Al despertar se encuentra con un ambiente similar al que se experimenta en vida por la mañana, es decir, la sensación es agradable y hay quien salta de la cama y quien se queda un rato más. Una vez despierto y ya consciente de su situación pide ayuda ante lo que ve como algo desconocido. Y es así, con sólo desearlo como aparece un guía dispuesto a responder a sus preguntas y aclarar sus dudas. En realidad es el desencarnado el que le da forma dependiendo de la formación espiritual recibida en la tierra. Así para un cristiano posiblemente será la representación de Jesús el Cristo o Pedro que es el que tiene las llaves de cielo, para un budista será la imagen de buda, para un esoterista será un ser de luz que es su maestro y alguien que no creía en nada verá simplemente a una persona que intenta ayudarle. En el caso de seres muy evolucionados ellos mismos forman un ser partiendo de su conexión espiritual, que es la representación de su ser interno. Actuando como un verdadero maestro, le hace entender que la muerte no existe, que sólo ha cambiado su cuerpo físico más pesado por otro

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formado de energía más ligero y sutil, que es como cuando uno cambia de coche, cambia el coche pero el conductor sigue siendo el mismo. De la misma forma le hace comprender que se cambia el lugar de residencia físico por uno energético, pero no cambia una cosa y es que en los dos lugares se sigue vivo. Después de aclararse, se pasa al análisis y revisión de la vida que acaba de terminar. Anteriormente vimos que la persona nada más fallecer visiona por primera vez la trayectoria de toda su vida, pero ahora el desencarnado es más consciente, pues ha ido desapareciendo paulatinamente el estado de turbación y se ha integrado en un plano luminoso, que le hace estar en mejor disposición de analizar hasta que punto se han cumplido los objetivos que se propuso antes de nacer y que estaban reflejados en su programa de vida. En esa revisión detallada la persona siente en lo más profundo de su conciencia el daño que ha infligido a otras personas y a la naturaleza con sus actos. También siente la plenitud cuando ha provocado buenos sentimientos en otros o actuado de forma correcta con su entorno. Es como si se pusiese en la piel del otro sintiendo las emociones que provocó en todas aquellas personas con las que se relacionó en algún momento de su vida, o siguiera el hilo, hasta que pudiera ver el efecto que provocó con sus actos en el caso de la naturaleza. Con esto parece que el espíritu creador nos quiere decir, que todos disfrutamos de la misma esencia espiritual formando parte del Todo, Dios, Cosmos o como queramos llamarlo, y por lo tanto cuando alguien hace un mal o un bien a otro ser humano, animal, vegetal o la naturaleza en general, en realidad se lo está haciendo a si mismo. Finalmente es él mismo quien evalúa y califica sus aciertos y sus errores. Después de esa revisión exhaustiva, toda la información y experiencias asimiladas pasaran a formar parte de su personalidad interna que es la resultante de la suma de todas las experiencias físicas vividas hasta ese momento y las experiencias no asimiladas más todo aquello que se ha añadido por andar por el camino equivocado y que conocemos como karma, quedaran pendientes para la siguiente encarnación o posteriores en las que intentará superarlas. Es importante añadir una vez llegado a este punto que no quedan deudas pendientes de una vida para otra en relación con los demás. Sólo aquellas cosas que aún no hemos superado, son las que figuran en nuestro “debe” particular. Son precisamente esas cosas las que antes de nacer, evaluamos para ver a cuantas de ellas nos podemos enfrentar e intentar superar en la próxima encarnación. Una vez que el desencarnado ha “despertado de su sueño” y analizado y evaluado su vida en la tierra, cruza por fin el puente y pasa a la tercera fase, a la que llamaremos:

3. Incorporación al mundo astral o de desencarnados.

Hay algunas personas que se preguntan porque no podemos ver a los desencarnados ni el mundo en el que viven. Bien, lo primero que habría que aclarar es que todo lo visible e invisible a nuestros sentidos es energía en distintos niveles de frecuencia o vibración. Nuestros ojos físicos están preparados para ver lo que se encuentra en el mismo nivel de frecuencia, pero no lo que se encuentra en una frecuencia más alta. Un ejemplo de esto son las ondas de radio o televisión que sabemos que circulan por el aire, pero no las podemos ver. Por otra parte sabemos que la materia está formada por átomos en continuo movimiento. Ahora pensemos por ejemplo, en la hélice de un avión. Cuando la hélice no se mueve la podemos ver perfectamente, cuando comienza a moverse rápidamente lo único que podemos ver es una especie de remolino, pero ya no vemos la hélice. Pues en este caso, si aumentara aún más el nivel de su movimiento o frecuencia dejaríamos de ver la hélice, desapareciendo completamente de nuestro espectro visible. Por esto mismo no podemos ver a los desencarnados ni el mundo que habitan, porque

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las partículas de energía que lo forman, se mueven en una frecuencia más alta a la de nuestro espectro visible. Así pues, el mundo energético o astral se encontraría en una frecuencia más alta que la física, y a su vez, estaría formado por bandas de energía de distintas frecuencias. Para entender mejor esto pensemos en los círculos o capas de una cebolla cortada por la mitad. Los primeros círculos, los que están pegados a la piel de la cebolla serían lo que se conoce como bajo astral o el infierno de la iglesia católica y los últimos círculos que están en el centro de la cebolla, representarían las bandas de frecuencia más altas del mundo astral (en nuestro nivel evolutivo) también conocido como “cielo” por la iglesia católica. Estas bandas de frecuencias serían como distintos mundos donde habitan distintos seres humanos desencarnados que son atraídos a uno u otro mundo según el nivel de frecuencia que emitan, cumpliéndose así, la ley de atracción por sintonía vibratoria. También podríamos hacer un paralelismo con las enseñanzas de Jesús el Cristo, cuando dijo: “En la casa del Padre hay muchas moradas”.Esto nos lleva a entender la sabiduría del creador que no juzga a nadie como creen las distintas religiones, sino que por el contrario es la misma persona la que mediante los pensamientos y actos que han conformado su personalidad, es atraída a una u otra banda. Es decir, las personas materialistas que en vida anteponían el dinero o las cosas materiales a los seres humanos, aquellas que pasaban por encima de los demás o mataban simplemente por saciar sus ansias de poder. Esos serán atraídos por las primeras bandas, las de menor frecuencia energética, tan poca como la que han sido capaz de emitir hacia los demás en su vida en la tierra y además las más próximas a la materia que tanto añora. En ese mundo conocido como bajo astral o infierno, las personas desencarnadas que lo habitan viven entre sus iguales. Suelen aislarse unos de otros sencillamente porque su egoísmo y desconfianza les impide acercarse a sus semejantes. Evidentemente no padecen dolor físico, pero sí mucho “dolor psicológico”. Muchos creen que no merecen estar allí, pero no hacen nada por cambiar y eso les produce más tristeza y desasosiego. Otros después de revisar su vida, tienen sentimiento de culpabilidad y lo viven como el que está cumpliendo una condena, y la gran mayoría de habitantes del bajo astral añora el mundo que dejaron…allí tenían algo, pero en su nuevo mundo consideran que no tienen nada por lo que luchar, lo que les provoca una gran frustración. A veces ven a personas que emiten luz que dicen que vienen a ayudarles para que puedan salir de ese lugar, y eso a muchos los llena de esperanza, pero esa esperanza se desvanece cuando los seres luminosos les enseñan que para salir de allí tienen que aprender a acercarse a los demás y ayudarles sin esperar nada a cambio. Algunos aceptan esos consejos e intentan cambiar, pero lamentablemente para otros muchos es más fuerte su soberbia y falta de humildad que el deseo de abandonar ese lugar. Carecen de luz, es decir, viven en la oscuridad entre las mismas sombras que ellos han ofrecido a los demás y que ahora vuelven como un boomerang para hacerles ver, que si quieren dejar la oscuridad en la que se ven sumidos, tienen que aprender a emitir luz, pues la luz que emitan ellos mismos será como una cerilla que se enciende en la oscuridad y muestra el camino que lleva a otros mundos más luminosos. Por supuesto esto nos viene a decir, que las situaciones no son eternas y si un desencarnado que habita en el bajo astral cambia ascenderá por sintonía a capas más altas. Según esto, el Creador siempre perdona y es el ser humano en este caso quien libremente decide si quiere cambiar para poder ascender o por el contrario no rectifica y se mantiene en el mismo lugar.Por otra parte y como es lógico los que en vida antepusieron las personas a las cosas, sin importarles su raza, religión o condición social, aquellos que dieron sin recibir nada a cambio y que ofrecieron todo su amor a todo y a todos… esos por supuesto serán

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atraídos como un imán por las capas más altas o de mayor frecuencia del mundo de desencarnados, que representan el cielo o nirvana del que nos habla las religiones. En ese mundo lleno de luz, las personas que lo habitan y que también viven entre sus iguales reina el conocimiento, la felicidad, la fraternidad y el amor, pues al ser todos de la misma condición se dan unos a otros sin esperar nada a cambio. También hay que decir que estas personas más evolucionadas, bajarían a las capas o bandas mas bajas para ayudar a evolucionar y dar referencias a las personas que lo deseen. Del mismo modo bajarían al puente o tierra de nadie, para desde allí ayudar a los que se encuentren en estado de turbación y a encarnados que intentan comunicarse con el “mas allá” (La mayor parte de la información trascendente recibida por los mediums puede que sea recibida de estos seres). Por último hay capas o bandas intermedias en el mundo energético o astral, que serían habitadas por las personas que en vida no se han decantado ni por la luz ni por la oscuridad, es decir, que se mantuvieron en un término medio. Ese mundo intermedio del astral, es conocido como purgatorio por la iglesia católica y es el plano al que accedemos la mayoría de seres humanos de la tierra. En este mundo el desencarnado se puede encontrar con casas, calles, parques, animales y una luz parecida a la del sol que lo envuelve todo.

Es decir, un mundo similar al que acaba de dejar, pues su mente no puede admitir en ese momento una configuración muy distinta a la que tenía cuando estaba encarnado. Y es que la mente del espíritu desencarnado necesita referencias similares para que el cambio no sea traumático. A medida que aumenta su nivel de consciencia y va ascendiendo a las capas más altas, se encontrará con un mundo mucho más evolucionado, donde predomina el conocimiento. Por lo tanto hay muchos centros de aprendizaje, con multitud de maestros dispuestos a enseñar las materias que se desee. Estos “centros” para hacernos una idea, serían como campus universitarios integrados en un espacio natural. “Las aulas” estarían al aire libre rodeadas de abundante vegetación de distintas tonalidades, cascadas multicolores y sobre todo una luz blanca brillante en el ambiente que se trasforma o amolda tan sólo con el poder del pensamiento. Si el desencarnado desea algo, al instante aparecerá tal y como lo ha imaginado. Si quiere viajar al pasado lo podrá ver proyectado con todos sus matices con la ayuda de un maestro, si quiere viajar por las estrellas a mundos físicos más evolucionados lo podrá hacer siempre que su nivel evolutivo se lo permita, es decir, es el mundo del deseo hecho realidad. Esto enseña a las personas que allí habitan a manifestar el poder creador de su pensamiento. Aunque hay que aclarar que no por estar en un nivel más alto se va a recordar por ejemplo “vidas pasadas” sin dificultad, o se van a desarrollar capacidades sin ningún esfuerzo. Para conseguir esto hay que trabajar duro para conseguir resultados, y no es distinto en ese sentido al mundo físico, ya que lo único que cambia es el lugar donde vivimos pero el esfuerzo por evolucionar es el mismo.Siguiendo con el recorrido del desencarnado por el mundo astral… una vez que el desencarnado llega después de su gran viaje, es recibido por sus amigos y familiares fallecidos antes que él, a los que abraza efusivamente y con gran emoción, pues vuelve a encontrarlos después de algún tiempo separados. La alegría es mayor si cabe, para los que en vida creían haberlos perdido para siempre. Al mirarlos descubre con asombro que están muchos mas jóvenes de lo que los recordaba, todos, hasta sus padres o abuelos representan una edad de unos treinta años. Después del reencuentro, sus

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familiares y amigos son los encargados de mostrarle su nuevo mundo, lo que hace al desencarnado sentirse de nuevo como un niño, al volver la vista atrás y recordar como sus mayores le enseñaban las cosas de la vida en la tierra. Una vez se ha adaptado a su nueva vida, se preocupa de sus familiares que ha dejado en la tierra a los que ayuda en la medida de sus posibilidades. También se ocupa en aprender y estudiar materias que le sean útiles para su evolución y progresiva ampliación de conciencia, aunque fundamentalmente su trabajo irá encaminado a recomponer su vida en la tierra. El desencarnado se siente feliz, vive en un mundo en el que no existe la noche, en el que no se duerme, sino que para descansar simplemente se cambia de actividad, en el que no hace falta comer o beber, en el que no se siente ni frío ni calor, en el que no existe la enfermedad y en el que no se envejece. Pero llega un momento que comprende que ese mundo idílico sólo es pasajero, es como un lugar de vacaciones en el que la persona recompone su personalidad y su vida en la tierra, pero sin las limitaciones de la materia física. No sin cierta tristeza se da cuenta o le dicen seres mas evolucionados que hay que volver a encarnar, hay que volver a la escuela física para seguir aprendiendo, para practicar lo aprendido en ese mundo energético y en definitiva para evolucionar y ser cada vez más perfectos, para así acercarse por sintonía vibratoria a la banda de frecuencia más alta de todo el Universo: La de la perfección o Dios.El objetivo del espíritu desencarnado sería en este caso aprender a purificarse, reconociendo los defectos de su personalidad para luego intentar cambiarlos en la siguiente encarnación. El desencarnado acepta voluntariamente volver a encarnar y con la ayuda de un ser más evolucionado realiza su nuevo programa de vida, en el que intentará corregir defectos de personalidad adquiridos en anteriores existencias. Y, al mismo tiempo, intentará compensar actuaciones anteriores con aquellos con los que se ha relacionado en otras vidas, además de cumplir los pactos realizados con otros espíritus que se encuentren todavía pendientes. El ser que va a encarnar es el que elige a su nueva familia que en muchos casos son personas con las que se ha relacionado vida tras vida, también elige el lugar, el momento mas adecuado y en definitiva las condiciones más propicias que le ayudaran a intentar cumplir su programa de vida en un determinado tiempo o años, que por supuesto él también elige. En ese momento también se realizan los pactos con otras personas, por ejemplo con sus futuros familiares, con la persona que quiere formar una pareja y hasta con los hijos que nacerán de esa futura unión. Todos ellos intentaran ayudarse mutuamente a evolucionar. Ello no quiere decir que al final esto se cumpla, pues el ser humano es libre y una vez encarnado al no recordar esos pactos puede por ejemplo no reconocer a la que tenía que ser su pareja. Generalmente las personas que van a encarnar además de intentar perfeccionarse, se comprometen a ayudar a su entorno, e intentar crear con la ayuda de otros muchos, un mundo mejor. Una vez que la persona dispone de toda la información espera el momento más adecuado para poder encarnar, acercándose habitualmente al puente o tierra de nadie para observar como van las cosas por la tierra . Llegado a este punto hay que decir, que “el tiempo” que el desencarnado permanece en ese mundo es como en el caso del periodo de turbación o sea será un tiempo indeterminado, tanto como el ser necesite para recomponer su vida anterior y planificar la siguiente. Cuando llega el momento de volver a la vida física, muchos lo viven en realidad como una muerte, pues son conscientes que al nacer olvidaran temporalmente todo lo que han vivido anteriormente. Es como cuando se ésta vivo físicamente, sabes que algún día tienes que morir pero si te dicen te queda tanto tiempo… entonces te entra el miedo e intentas no ser consciente de ese momento. De igual forma el desencarnado sabe que tiene que volver a encarnar, él lo ha aceptado y planificado, pero cuando se acerca el momento siente cierto temor, pues es duro enfrentarse al miedo al olvido, el volver a un

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mundo con muchas limitaciones, sin la seguridad de que conseguirá lo que ha programado, sin desviarse del camino previsto y sobre todo por separarse de aquellos con los que ha compartido tantas cosas y con los que tardará algún tiempo en volverse a encontrar. Se podría decir que la muerte no existe, pero en nuestro nivel evolutivo parece que es más muerte nacer en la tierra que dejarla, pues al nacer se pierde temporalmente la consciencia y los recuerdos de quien hemos sido, cosa que no ocurre al abandonarla como hemos visto anteriormente. Así al igual que aquí en la tierra hay muchos que cuando se enfrentan a la muerte no quieren ser conscientes, y realizan la transición sedados o dormidos, allí en el otro mundo sucede algo similar y muchos se encarnan sin ser plenamente conscientes, en una especie de estado de turbación y asistidos por seres de superior evolución. (Personalmente pienso aunque puedo estar equivocado, que coincide el nivel de consciencia que tenemos tanto en el momento de encarnar y desencarnar con el que tenemos después en nuestra nueva vida, es decir, cuanto más conscientes estemos en el momento de morir, más “despiertos” estaremos en el astral y si afrontamos con plena consciencia el momento de encarnar, antes despertaremos en la vida física y buscaremos el motivo de nuestro nacimiento).En resumen, en el mundo astral predomina el respeto a que cada persona camine al ritmo que prefiera sin interferir en su proceso. Es un mundo que se adapta a las necesidades del desencarnado. Así quien no puede admitir en ese momento algo muy distinto vivirá en un mundo similar al que ha dejado donde hay casas, calles etc. y quien trabaja por aumentar su nivel de conciencia tendrá a su disposición, maestros que le enseñarán todo lo que desee adaptado a su nivel de evolución, para que una vez aprendida la “teoría” pueda llevarlo a la practica en su próxima encarnación. En el astral, hay muchísimos mundos condicionados a la estructura mental del desencarnado, tantos como seres humanos, pero para que puedan ser asimilados, se suelen agrupar en los cuatro niveles que hemos visto (cielo, purgatorio, infierno y limbo). En definitiva es como un lugar de vacaciones, un descanso que nos proporciona el Padre para que podamos asumir los aciertos y errores de nuestra última encarnación y podamos preparar nuestro próximo programa de vida, pero sin la limitación que nos impone la materia. Ahora entiendo porque cuando una persona fallece se dice eso de: “que descanse en paz”. Al volver a encarnar se llegaría a la cuarta fase, a la que podríamos llamar:

4. El retorno a la vida física.

El proceso de reencarnación sería según la información recibida de la siguiente forma: Una vez llegado el momento, el espíritu desencarnado envía a sus futuros padres mensajes generalmente a través de sueños etc. para que conciban. Desde el mismo momento de la concepción el espíritu desencarnado aporta la energía necesaria a esas primeras células para que tengan vida, pero no “entra” a conocer su nuevo cuerpo hasta después de tres meses, cuando el riesgo de aborto espontáneo prácticamente ha desaparecido. A partir de ahí efectúa cortos viajes con el fin de familiarizarse con su nuevo cuerpo. La incorporación definitiva se produce entre 48 y 72 horas antes del nacimiento. Cuando llega el momento de nacer es el espíritu del niño el que provoca las contracciones de acuerdo a su programa de vida. Entonces el espíritu es absorbido y se traslada a través de un túnel al final del cual hay una luz, cuando llega a la luz se produce el nacimiento. Aquí se cierra el círculo, el de ida o muerte física que vimos en la primera fase y el de vuelta con el regreso naciendo de nuevo en la tierra…en un continuo ciclo que tiene un claro objetivo: El conocimiento de nuestra propia divinidad.

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Aquí se puede apreciar la gran interrelación entre los dos planos de existencia. Así el nacimiento en un plano significaría la desaparición o muerte en el otro, como vimos al principio de este texto. Es decir, cuando alguien muere físicamente y el cordón de plata se rompe definitivamente se integra o nace en el mundo energético, entre los espíritus que componen su “familia”, que le reciben con alegría. Mientras, paralelamente, en el mundo físico sus seres queridos lloran su pérdida. Pero también ocurre a la inversa cuando un espíritu decide reencarnarse, muere en el plano energético. Y los espíritus allí, le despedirán con una cierta pena puesto que tardarán en volverse a encontrar. Luego se produce el nacimiento y se corta el cordón umbilical, con lo que se produce la integración total en el plano físico. El bebé es entonces recibido por el médico o la comadrona, que le ayudan a “llegar” bien, y también por familiares y amigos que acuden al hospital a darle la bienvenida al mundo. E igualmente atraviesa por un período de turbación, en el que pasa la mayor parte del tiempo dormido, haciendo frecuentes viajes al otro plano hasta que, paulatinamente, se va adaptando. Observemos pues, las similitudes:

Cada “nacimiento” en un plano supone, simultáneamente, la “muerte” en el otro.

Cada uno se integra en el otro plano tras cortar el “cordón” correspondiente. Para nacer al astral y morir en el físico cortando el cordón de plata; para nacer al físico y morir en el astral cortando el cordón umbilical.

Ambos nacimientos se producen tras atravesar un túnel oscuro al fondo del cual hay una intensa luz.

En ambos nacimientos alguien por lo general el médico, en el plano físico, un “guía” o “ser de luz” en el astral se encarga de recibir el nuevo ser.

En ambos “nacimientos” se pasa por un periodo de turbación, en el caso del plano físico, el niño permanece dormido durante la mayor parte del día hasta que progresivamente se va adaptando y se va haciendo más consciente. En el plano energético el ser pasa por un periodo de adaptación que es vivido como un sueño, hasta que también se va adaptando y haciéndose más consciente de su nueva situación.

Ambas muertes se acogen con pena por quienes permanecen en el plano que se abandona. Y, tanto en uno como en otro nacimiento, los familiares y amigos reciben al recién llegado con muestras de alegría y acuden a celebrarlo.

En definitiva si los seres humanos de la tierra fuésemos más conscientes, veríamos la muerte como una necesidad, pues sin la muerte la naturaleza se enfrentaría a su propia desaparición. En menos de dos días la tierra se vería inundada por una espesa capa de bacterias. Las moscas cubrirían el globo en un año, las ratas establecerían su reino en ocho y los cerdos en cinco o seis. Nada ni nadie podría sobrevivir en un mundo súper poblado, pues el aumento de especies vegetales y animales, a las que habría que sumar la raza humana colapsaría la naturaleza. Todo en el Cosmos tiene una razón de ser Como acabamos de ver para que la vida exista es necesaria la muerte. Pero para los seres conscientes de la naturaleza, como lo es el ser humano, la muerte tiene otra finalidad. El ser humano posee un espíritu individualizado que busca llegar a su origen o a Dios por medio del aumento de consciencia tanto de sí mismo como del entorno en el que vive. La muerte no sería así más que una parada en el camino de la evolución, en el descubrimiento de la Divinidad que el ser humano lleva dentro. Este camino lo tiene que recorrer viviendo tantas vidas como sean necesarias para que a través del conocimiento y la experiencia, aprenda y asuma todo lo concerniente al universo físico.

Page 12: La Muerte: La Otra Cara De La vida

En ese momento ya no necesitará un cuerpo físico para seguir evolucionando puesto que ya será consciente de la manifestación física de Dios, saliendo así del círculo de ida y vuelta o “rueda de reencarnaciones” y integrándose de esta forma en la siguiente dimensión, donde los espíritus dejan de ser seres humanos para pasar a ser conocidos como seres energéticos o ángeles (seres sin cuerpo físico). En esa dimensión su función será ponerse al servicio de la naturaleza, proporcionando a través del sol la energía que da vida a vegetales, animales y humanos. También esa energía será la que proporcione la luz y la vida al mundo astral o mundo de desencarnados (mundo energético que se encuentra en una frecuencia más baja) y para que el ser humano, tengan a su lado un ser de luz o ángel de la guarda que le ayudará y le comprenderá, porque antes de ser luz ha sido humano. Y por último, al terminar su camino de evolución será como su padre o creador y estará preparado para crear su propio universoEl ambiente es tenso, la atmósfera está cargada con sentimientos encontrados, dudas y miedos de los allí reunidos. Los familiares y amigos muestran su dolor por la inexorable partida de aquél que había compartido tantos momentos dichosos con ellos. Nadie sabe qué decir, los sentimientos por la marcha del ser querido están teñidos por el miedo al olvido del propio ser. Nadie quiere interferir. Sólo sus miradas expresan las emociones que están viviendo en esos instantes. El capta todas esas energías que tienen la doble virtud de empujarle hacia adelante, a emprender su viaje por un lado y retenerle junto a sus seres queridos, por otro. Todos son conscientes de que cuando traspase el umbral estará en la otra vida. Todos saben lo que eso significa y aunque llevan tiempo preparándose para la separación, llegado el momento se dan cuenta de que es duro ver marchar a alguien. Una última sonrisa acompaña al adiós que pone punto final a una relación de amor largamente mantenida. Su espíritu, de pronto, se hunde en un oscuro túnel al final del cual brilla una intensísima luz. Una fuerza irresistible le atrae como si fuese un imán quiere llegar cuanto antes al pequeño punto luminoso que se ha convertido en su única referencia. Se siente presionado, como si algo o alguien le empujara, mientras va creciendo en él la necesidad de ir hacia la luz. Un último esfuerzo y finalmente se zambulle en una luminosidad increíble que todo lo invade. La presión desaparece, el túnel, la oscuridad, todo quedó atrás. Siente todo su ser sacudido por sensaciones desconocidas. Se siente extraño en un entorno muy diferente al que estaba acostumbrado hasta entonces. Tímidamente abre los ojos y mira alrededor. La luz le ciega en un primer instante pero después empieza a descubrir a su lado formas rostros que se le acercan. Siente como le tocan y le acarician con sumo cuidado. Se siente sorprendido y sobrecogido a la vez. Ve como unas caras familiares vienen a recibirle, todos sonríen se respira alegría y gozo .No hay duda, ‘han venido a recibirle’ El gran viaje ha terminado, ya ha llegado por fin a la otra vida: UN NIÑO ACABA DE NACER.

A la mujer que me dio la vida .Que te llegue mi amor en forma de flores, de todos los colores. Que los pensamientos que te envío se transformen en verso y te den un gran beso. Deseando que camines siempre hacia adelante, y subas los peldaños del mundo de la luz que llevan al conocimiento, para que me enseñes cuando llegue allí, igual que me enseñaste aquí. Para mi Manoli, con todo mi amor, TE QUIERO MAMÁ….

Bibliografía:

El hombre célula cósmica - Grupo Atzlán (Proyecto Aridane) Entrevista a un extraterrestre: Geenom – Jose Antonio Campoy (J.C) La ciencia del yo – Grupo Atzlán (Proyecto Boreal) Crónica de un contacto, preguntas y respuestas - Grupo Atzlán (Proyecto boreal)