La muerte para los argentinos

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20 NOTA DE TAPA POR MELISA MIRANDA CASTRO FOTOS: GUSTAVO CORREA Y ARCHIVO.

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Cambios en los ritos y costumbres alrededor de la muerte. Duelo express u el negocio de la muerte. Revista 7Días.

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NOTA DE TAPA POR MELISA MIRANDA CASTRO FOTOS: GUSTAVO CORREA Y ARCHIVO.

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CADA VEZ HAY MÁS CREMACIONES Y MENOS ENTIERROS Y VELATORIOS. POR QUÉ CAMBIARON NUESTRAS COSTUMBRES, Y QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE LA TENDENCIA DEL DUELO EXPRESS.

¿CÓMO VIVIMOS LA MUERTE?

El último puñado de tierra gol-pea sobre la madera como un adiós defi nitivo, los miembros de la familia se alejan, con-teniéndose unos a otros. “Lo

siento tanto, la verdad no sé qué decirte en este momento”, dice uno de ellos. El negro no es riguroso entre los presentes. Antes de irse, un aplauso surge espontáneo como cuando se baja el telón al fi nal de una obra de teatro. El mundo cambia, el ritmo de vida también, y con eso, la manera de despedir a los difuntos. Las tradiciones funerarias mutaron a lo largo del siglo, la vorágine del progreso aceleró los tiempos de la sociedad y afectó también a las costumbres y cere-monias. Los muertos siguen descansando en paz, pero llegan más rápido a ella, sobre todo en las grandes urbes.

“El país se divide en dos realidades, una son las grandes ciudades y otra el interior del país. En las grandes urbanizaciones algunos ritos se abreviaron y otros desapa-recieron, los velorios son más cortos, hay menos tiempo para la despedida del falle-cido. Pero en el resto del país se mantienen los ritos funerarios. No es que quieran más a los muertos en un lugar o en el otro, es que

simplemente, antes se daba una semana de duelo y el Día de los Muertos era feriado, ahora si no vas a trabajar te echan; eso es lo que hace que se acelere el ritmo de todo. Lo que no se perdió es la costumbre de poner placas para el cumpleaños y los aniversa-rios”, explica Ricardo Péculo, director del Instituto de Tanatología Exequial.

Esta pérdida de la costumbre de visitar a los familiares muertos y comenzar a alivia-nar las ceremonias funerarias, es algo que se empezó a hacer evidente a mediados del siglo XX. “Hasta hace cinco décadas, aproximada-mente, se practicaba el culto a los muertos, era muy común que la familia fuese al menos una vez por semana al cementerio a llevar fl ores a sus familiares fallecidos, como una manera de demostrar que aún seguían pre-sentes en su memoria y el sentimiento que había hacia ellos. Hoy en día es muy raro ver a alguien ingresando a un cementerio con fl o-res y menos aún en Recoleta. El 90 por ciento de los visitantes son turistas”, explica Luis Leoz, guía especialista en cementerios, que tiene una página web sobre el de Recoleta.

Un dato que apoya esta tendencia de alivianar las tradiciones lo aporta Osvaldo Lotitto, de la funeraria Casa Lotitto. “De las

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DESDE $2.100

ENTRE $6MIL Y $100MIL

DESDE $78 A $108

$270

$515

DESDE $253 A $787

$483

$700 PROMEDIO

$500 PROMEDIO

DESDE $790

PALMAS DESDE $380

FUNERAL:

ENTIERRO:

EXTRAS:

SEPELIO BÁSICO:

PARCELA EN CEMENTERIOS PRIVADOS:

NICHOS EN GALERÍA:

BÓVEDAS

CREMACIÓN:

SERVICIO DE TANATOPRAXIA:

SERVICIO DE TANATOESTÉTICA:

CEREMONIA DE INHUMACIÓN

ARREGLOS FLORALES:

(AUMENTA SEGÚN LOS ADICIONALES Y PUEDE SUPERAR 80 MIL PESOS)

(MÁS EXPENSAS SEMESTRALES)

EN CHACARITA Y FLORES

EN CHACARITA Y FLORES

EN CHACARITA

EN RECOLETA

EN RECOLETA

(CONSERVACIÓN QUÍMICA DEL CUERPO)

(CONSERVACIÓN COSMÉTICA DEL CUERPO)

(LECTURA ALUSIVA, LOSETA DE MÁRMOL Y PLACA RECORDATORIA DE BRONCE)

¿CUÁNTO CUESTA MORIRSE? personas que fallecen por día, sólo el 3 o 4 por ciento son veladas. Algunos las llevan directamente al cementerio, aunque tienen que esperar las 12 horas desde su muerte, que se exigen para sepultarlo. Sino hacen ‘la despedida’, que es en una casa velatoria pero sólo dura dos o tres horas. Se hace por la practicidad de la familia. El hecho de que todos estemos corriendo tanto detrás del tiempo hace que nos olvidemos que vamos a estar en ese lugar”, asegura el empresario. El fi lósofo Darío Sztanszrajber analiza la situación. “Vivimos en un mundo donde la pérdida se piensa en términos mercantiles. Uno no puede tomarse el tiempo para co-nectarse con algo que pierde, porque es ‘per-der el tiempo’. Tiene que ver con la tiranía de la mercantilización de la existencia, que mide todo en términos de ganancia, y cuan-do hay un muerto, si hay algo que no hay es ganancia”, explica.

Christian Ferrer, doctor en Ciencias So-ciales e investigador de Estudios Culturales en la UBA, refl exiona sobre el hecho de que la vida se ha prolongado; antes, los duelos eran sucesivos y llegaban a temprana edad, pero ahora la gente prolonga su existencia hasta los 80. Eso pospone la muerte y hace que haya menos signos de luto presentes en la cotidianidad. Antes se intentaba pre-servar la memoria del fallecido, a través de fotografías, el uso del negro y objetos que remitieran a su recuerdo. “Hoy ya es muy difícil ver eso, las personas quieren vivir

HACE MÁS DE MEDIO SIGLO LOS CEMENTERIOS SE LLENABAN DE GENTE EL DÍA DE LOS MUERTOS (2 DE NOVIEMBRE).

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“TODAS LAS METÁFORAS DE LA MUERTE SE PERDIERON. UN EFECTO DE ESO ES LA DIFICULTAD DE LAS PALABRAS DE PÉSAME. ANTES LAS PERSONAS ESTABAN PREPARADAS PARA ESO, HOY NADIE SABE QUÉ DECIRTE.” (CHRISTIAN FERRER, DOCTOR EN CIENCIAS SOCIALES)

practicaban pero el instrumento no emitía sonido”, afi rma. Otro detalle es que el velo-rio se hacía siempre en la casa del muerto y el no hacerlo signifi caba una ofensa. Se con-trataban lloronas, para que se lamentaran profundamente en público. “Eran parte del servicio de sepelios, pero rara vez se hacía público su servicio.

Durante un año la familia llevaba luto total, y el segundo año era medio luto. En los ’20, los hombres usaban sombreros de paja color negro, en algunos casos color natural con una banda negra. En las siguientes dé-cadas, entre el ’30 y el ’40, se implementó la banda de luto color negro en el brazo iz-quierdo para los hombres. Los chicos en las visitas al cementerio llevaban ropas blancas o claras, según la clase social. En cuanto a las costumbres relacionadas al velorio, se entregaban sobres y tarjetas de lujo en agra-decimiento al haber concurrido y acompa-ñado a los deudos. También se daban esque-las con la foto del fallecido donde detallaba el lugar de la ceremonia religiosa, el entierro y oraciones en su memoria. “Otra parte del servicio muy común era el de la fotografía post mórtem, el velatorio, la carroza y del entierro. Estas fotografías dejaban un últi-mo recuerdo del fi nado”, explica Vizzari.

El Día de los Muertos era una fecha im-portantísima, hace ya más de medio siglo. Los cementerios se colmaban de gente, al punto que en la Chacarita había puestos para que la gente comiera y pasara el día

placenteramente. Hay una negación del sa-crifi cio, que hace que el luto sea visto como una tristeza inevitable que hay que tratar de gestionar lo más rápido posible. Las perso-nas niegan la ética del sacrifi cio, con lo cual se pierde la idea de deudos con los muertos. Uno va al cementerio porque tiene una deu-da afectiva, ¿ahora qué deuda hay?”, explica. “Lo que cuesta mucho es el duelo, esa me-lancolía uno no está dispuesto a mantenerla mucho tiempo, se la vive como depresión. En mi opinión es malo, uno tiene que dejar que el muerto comience a ser absorbido, en el cuerpo primero, en la memoria después y luego reaparece en el recuerdo cuando quie-re. Si rápidamente lo negás, va a volver pero de otra manera, muy dolorosa. La negación es lo peor”, asegura Ferrer.

HONRAR A LOS MUERTOS. Según Hernán Vizzari, investigador de costumbres funerarias y fundador del Museo Funerario Virtual, el gran cambio de costumbres se dio en la década del ’50. Hasta ese momento los deudos se veían obligados a mantener ciertas costumbres y ritos, que acentuaban más el dolor por la muerte del ser querido. “La vestimenta, el color negro, el silencio sepulcral, todo era parte del mismo proce-so. No se podía escuchar música. En la casa reinaba el silencio absoluto y solemne, so-lamente se podía hablar en voz baja. Había unos pianos de luto, que eran para que los chicos no perdieran sus lecciones de piano,

LA MUERTE EN CIFRAS

43% DE LOS FALLECIDOS EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES SON CREMADOS

13% FUE EL AUMENTO DE LASCREMACIONES EN LOS ÚLTIMOS DIEZ AÑOS

90% DE LAS VISITAS AL CEMENTERIO DE LA RECOLETA SON TURISTAS

48 HORAS ERA LA DURACIÓN DEL VELORIO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX, LUEGO SE REDUJO A 24 Y ACTUALMENTE 12 ES EL TIEMPO PROMEDIO

3% DE LA GENTE QUE FALLECE POR DÍA ES VELADA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

400 CEMENTERIOS PRIVADOS EXISTEN EN EL PAÍS

8 MIL ATAÚDES MENSUALES SE PRODUCEN ENTRE LAS DOS GRANDES FÁBRICAS QUE HAY EN EL PAÍS

4.600 MILLONES DE PESOS FACTURA ANUALMENTE EL SECTOR DE SERVICIOS EXEQUIALESFUENTE: FUNDEXPO Y DIRECCION GENERAL DE CEMENTERIOS

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la familia pueda dar una despedida sin olo-res ni líquidos). La primera es un requisito indispensable para trasladar el cuerpo al ex-terior del país, pero según comenta Osvaldo Lotitto, también se estila mucho cuando los familiares están en el exterior y van a tardar en regresar para dar la última despedida, en el caso de la colectividad china es muy usual.

Otra tendencia que se marca en este aspecto, es el aumento de cremaciones en las grandes ciudades. En Buenos Aires, en 2011, hubo 10.577 cremaciones, es decir un 43 por ciento de los fallecidos. En 2001, las cremaciones representaban el 30 por ciento. “Es diferente en las grandes ciudades y en el interior del país, en el total de la Argentina serán un 10 por ciento las cremaciones. An-tiguamente sólo había crematorio en Chaca-

rita, así que de cualquier parte del país había que ir hasta ahí, además la Iglesia Católica lo prohibía. Pero el aumento se da por la vo-rágine en que vivimos, estamos apurados hasta para ir al cementerio, no tenemos tiem-po. El mundo entero va hacia la cremación, paulatinamente, porque en muchos casos no hay lugar para cementerios o los que hay es-tán colapsados. Va a llegar un momento en el que los cementerios van a quedar como pa-trimonio histórico”, sentencia Péculo. “Todas las metáforas de la muerte se perdieron. La gente trata rápidamente de psicoanalizar la muerte, de gestionarla, un efecto de eso es la difi cultad de las palabras de pésame. Antes era una cultura, las personas estaban míni-mamente preparadas para eso, hoy nadie sabe qué decirte”, concluye Ferrer.

EL GRAN CAMBIO DE COSTUMBRES SE DIO EN LOS AÑOS ’50. LA CANTIDAD DE CABALLOS POR SERVICIO

FUNEBRE DENOTABA STATUS SOCIAL. A LA DERECHA, UN AVISO DE 1909.

con sus difuntos. Ese día la policía estaba muy atenta, porque podía capturar a los de-lincuentes que iban a visitar a sus muertos. “Ese día se hacían muchísimas detenciones importantes, era un día clave para atrapar a los prófugos o criminales que de otra manera no podían localizar”, cuenta Hernán Vizzari, responsable de la página del cementerio de Chacarita. Ahora, el mayor caudal de visi-tantes se puede ver en Navidad, Año Nue-vo y Día del Padre o de la Madre. “Antes, la necrópolis estaba al lado de la ciudad de los vivos, hoy no es así. Los ‘jardines de paz’, que es un eufemismo, están alejados, hay que to-mar la decisión de ir, hay que hacerlo en auto, no podés ir caminando”, acota sobre el tema Christian Ferrer.

EL BREVE ADIÓS. Así como muchos ritos se acortaron o quedaron en desuso, se adoptaron otras costumbres, uno de ellos es el aplauso, algo que señala Ricardo Péculo. “Ahora se utiliza mucho, se incorporó hace unos diez años atrás, creo que con Sandrini, fue el primero con el que yo lo escuché”, ase-gura el experto en tanatología. Otras técnicas recientemente incorporadas a los servicios de las funerarias son la tanatopraxia (conser-vación, desinfección y presentación del cuer-po que puede durar entre dos y tres meses) y la tanatoestética (conservación del cuerpo mediante cosméticos que se hace para que

“HASTA HACE CINCO DÉCADAS ERA MUY COMÚN QUE LA FAMILIA FUESE AL MENOS UNA VEZ POR SEMANA AL CEMENTERIO. HOY EN DÍA EL 90 POR CIENTO DE LOS VISITANTES SON TURISTAS.” (LUIS LEOZ, ESPECIALISTA EN CEMENTERIOS)

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CEMENTERIOS DEL FUTURO

En los cementerios del futuro no hay fl ores ni árboles sino grandes superfi cies de ce-mento. No hay cajones, ni bó-

vedas, hay tanques. En los cementerios del futuro no hay tierra ni barro, hay nitrógeno líquido. Y tampoco hay cadá-veres, sólo cuerpos fl otando en el frío, lis-tos para ser resucitados. Por todas estas cosas, en los cementerios del futuro no existe nada parecido a un “último adiós”, sólo hay un largo “hasta luego”, nada de duelos fi nales, ni lutos, sólo una larga es-pera. Esa espera está acompañada de la esperanza de que algún día, más tarde o más temprano, se encontrará la forma de que el ser querido pueda ser descongela-do, resucitado y curado del mal que ex-tinguió su vida. Mientras tanto, el saber que el cuerpo del familiar se mantiene intacto, listo para ser reiniciado cuando sea posible, es la mayor esperanza de quienes apuestan a la vida después de la muerte en un sentido literal.

Existen en el mundo tres cementerios del futuro. Dos en los Estados Unidos: El Alcor, en Arizona, y el Cryonics Institute, en Detroit, y otro en Rusia, el CrioRuss, cerca de Moscú. Entre los tres mantienen a 250 personas cuyos familiares, o ellas mismas, pagaron entre 90 mil y 300 mil dólares para ser sumergidas en enormes tanques blancos de nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero. Como en los cemen-terios convencionales, cada tanque lleva colgada una placa de acero, con el nombre del preservado, su fecha de nacimiento, de defunción y una dedicatoria familiar.

Hay un espacio también para quienes quie-ren acercar fl ores.”Creo que la gran diferen-cia con los cementerios que conocemos hoy, es que éstos son lugares llenos de esperan-za, lugares que alientan la ilusión de que un reencuentro real se concrete, porque es cierto, los pacientes criónicos deben estar clínica-mente muertos para ser preservados, pero no creemos que lo estén defi nitivamente”, expli-ca Rodolfo Goya, Investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de La Plata. Además de estar interiorizado en la técnica de la criopreservación y de ser una suerte de representante local del Instituto Cr-yonics (fue el anfi trión de su presidente Ben Best en su visita al país el año pasado), Goya es también, el primer cliente argentino de este cementerio siglo XXI. “No fue difícil tomar la decisión de pedir que me criopreserven. Soy crionicista porque amo la vida y quiero más. Puede que ahora piensen que estamos locos pero los crionicistas somos personas con mu-cho apego a la vida. Celebramos que exista

una posibilidad por pequeña que sea, de revivir, algo que no te da ni la cremación ni el entierro. Al menos nosotros le da-mos una chance”, refl exiona.

Goya explica que la criopreservación requiere rigurosidad técnica. Las empre-sas de criónica trabajan con una red de funerarias en condiciones de realizar las primeras maniobras que deben darse en las primeras dos horas de fallecido. Con-sisten en restaurar la circulación sanguí-nea de manera artifi cial y aplicar drogas que evitan que se formen coágulos para luego reemplazar la sangre mediante una bomba de perfusión a través de la ar-teria femoral, a la altura de la ingle. Una vez que el cuerpo ha sido perfundido con la solución anticongelante se lo coloca en una caja de enfriamiento que libera nitró-geno para llevarlo rápidamente hasta los 123 grados bajo cero y luego a 196. ¿Pero qué tan probable es que todo este proce-dimiento fi nalmente funcione? Goya es honesto: hasta ahora nunca se logró revi-vir a un ser muerto, ni siquiera a un órga-no. ¿En qué se basa entonces semejante esperanza? “Muchas de las cosas que antes nos eran impensadas hoy suceden ¿Acaso alguien creía posible congelar em-briones, óvulos y tejidos? ¿Acaso alguien creía que un ser humano podría vivir con el corazón de otro? La ciencia avanza y no sabemos qué tan cerca estamos de hacer todo esto posible. De eso se trata, de apostar, de creer en la ciencia, y de poner al cuerpo en condiciones para esperar. Si logramos eso, tenemos todo el tiempo del mundo por delante”, concluye.

POR DENISE TEMPONE

LA CRIOCONSERVACIÓN YA ESTÁ ENTRE NOSOTROS Y GENERA POLÉMICA. EN EL MUNDO HAY 250 PERSONAS CONGELADAS EN NITRÓGENO LÍQUIDO A LA ESPERA DE UNA CURA A SUS ENFERMEDADES. EL CASO DEL PRIMER CLIENTE ARGENTINO.

TANQUES DE NITRÓGENIO EN USO EN EE.UU.