La Muestra

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LA MUESTRA Manuel Montañés Serrano. Profesor en la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación de la Universidad de Valladolid, y miembro de la dirección y profesor del Master en Investigación Participativa para el Desarrollo Local de la Universidad Complutense de Madrid. -------------------------------------------------------------- “Uno solo de tus cabellos es suficiente para conocer la totalidad de tu ADN. Una sola de tus palabras condensa todo un discurso. Los pliegues que tu mirada han dibujado en tus ojos dan cuenta de la vida vivida. Y en las pupilas de tus ojos puede observarse todo el universo que yo miro”. Monty INTROITO Una muestra para que sea representativa ha de proporcionar la misma información que aportaría el universo objeto de estudio. En ciencias sociales, cuando se habla de muestras, habitualmente se hace referencia a la muestra estadística en las que una parte representa el todo, pero, como se mostrará, ésta es una y no la única muestra representativa. Dependiendo de las características del universo se confeccionará una u otra muestra representativa. Si se considera un universo de acuerdo con el principio métrico formulado por Arquímides 1 en el que el todo es la suma de las partes, necesariamente se ha de recurrir a una muestra cuantitativa (distributiva). Pero, si se considera, como Durkheim, que lo social "está en cada parte porque está en el todo, pero no está en el todo porque esté en las partes" (DURKHEIM, 1982: 43), 1 ? . El principio métrico fundamental de Arquímides nos viene a decir que, dado una recta si en ella trazamos un segmento AB y un punto C todo lo alejado que se quiera del punto B, abatiendo el segmento AB sobre la recta llegará un momento en que se sobrepase el punto C. O sea, cualquier dimensión puede ser agotada abatiendo iterativamente un segmento, pues toda unidad es parte de un todo.

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Muestreo para investigación social

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LA MUESTRA

LA MUESTRA

Manuel Montas Serrano. Profesor en la Facultad de Ciencias Sociales, Jurdicas y de la Comunicacin de la Universidad de Valladolid, y miembro de la direccin y profesor del Master en Investigacin Participativa para el Desarrollo Local de la Universidad Complutense de Madrid.

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Uno solo de tus cabellos es suficiente para conocer la totalidad de tu ADN. Una sola de tus palabras condensa todo un discurso. Los pliegues que tu mirada han dibujado en tus ojos dan cuenta de la vida vivida. Y en las pupilas de tus ojos puede observarse todo el universo que yo miro.

Monty INTROITO

Una muestra para que sea representativa ha de proporcionar la misma informacin que aportara el universo objeto de estudio.

En ciencias sociales, cuando se habla de muestras, habitualmente se hace referencia a la muestra estadstica en las que una parte representa el todo, pero, como se mostrar, sta es una y no la nica muestra representativa. Dependiendo de las caractersticas del universo se confeccionar una u otra muestra representativa.

Si se considera un universo de acuerdo con el principio mtrico formulado por Arqumides en el que el todo es la suma de las partes, necesariamente se ha de recurrir a una muestra cuantitativa (distributiva). Pero, si se considera, como Durkheim, que lo social "est en cada parte porque est en el todo, pero no est en el todo porque est en las partes" (DURKHEIM, 1982: 43), se ha de confeccionar una muestra cualitativa (estructural). Siendo, independientemente de su tamao, igualmente representativa. Por ejemplo, si queremos saber si tenemos o no la bilirrubina alta, la misma informacin aportar el anlisis de una muestra de sangre que la totalidad de lquido rojo que contenga nuestro cuerpo. Y, por ltimo, si se considera, como Morin, que "el todo est en el interior de la parte que est en el interior del todo" (MORIN, 1995: 125), se ha de hacer una muestra hologramtica, que cmo se ver ms adelante es tanto muestra como universo, tal como acontece con la "realidad de la conciencia humana, y en concreto con su producto ms complejo, el objeto social" (NAVARRO, 1994: 32).

LA MUESTRA DISTRIBUTIVA

Si queremos conocer cmo se distribuyen las personas en relacin a un significante propuesto, esto es, si queremos saber cuntas personas se decantan por distintas opciones presentadas, la muestra correcta es, como se ha dicho antes, la cuantitativa o estadstica.

El tamao vendr dado por la mayor o menor homogeneidad del universo (esto es, por la varianza poblacional), por el nivel de confianza o coeficiente de fiabilidad con el que se quiera contar (esto es, la probabilidad con la que queremos contar para afirmar que los datos que nos suministra la muestra son iguales a los que nos proporcionara el universo), y por el error muestral (esto es, con qu margen de error podemos decir que el nmero de personas que se decantan por una u otra opcin es igual al que resultara de haber preguntado a la totalidad del universo).

La probabilidad de que la parte seleccionada reproduzca el todo es el principio en el que descansa la representatividad de la muestra. Para cumplir este principio no necesariamente la muestra tiene que ser proporcional. Por ejemplo, el tamao de una muestra representativa de un universo de 100.001 personas es 1.111, considerando la mayor heterogeneidad posible del universo (p=q), un nivel confianza de ms menos dos sigmas (95,5%) y un error de ms menos 3%. En cambio, para un universo de 200.002 personas, considerando tambin la mayor heterogeneidad posible, el mismo nivel de confianza y el mismo error, el tamao de la muestra no es el doble sino el mismo que en de la anterior, esto es, 1.111. Ello es as porque por la Ley de los grandes nmeros y el Teorema del Lmite Central se sabe que a partir de un determinado nmero las frecuencias tienden a estabilizarse, por lo que la amplitud de la muestra no proporciona, en la misma medida, ms confianza en las estimaciones, y s ocasiona un mayor coste de la investigacin que se est realizando.

El tamao se calcula segn sendas frmulas, ya se trate de poblaciones infinitas [se considera un universo infinito cuando cuenta con ms de cien mil elementos] o infinitas.

Para poblaciones infinitas la frmula que se emplea es la siguiente:

N = ( P (1-P)/E

En caso de poblaciones finitas es como sigue:

N = ( P (1-P) n /E (n-1) + ( P (1-P)

En donde:

N, es el nmero de elementos de la muestra.

(, es el nivel de confianza.

P (1-P) es la varianza poblacional (que nos da cuenta de la heterogeneidad del universo objeto de estudio).

E, es el error permitido.

n, es el tamao de la poblacin.

LA MUESTRA ESTRUCTURAL

Cuando se parte de un universo cuya formacin se atribuye a la suma de sus partes, como es el caso de la sociedad cuando sta es considerada una entidad substantiva regida ya sea por fuerza materiales (lase desarrollo de las fuerzas productivas, en trminos marxista) o inmateriales, tales como la conciencia colectiva durkheiniana, la cultura, el Volkgeist (Espritu de la Nacin), etc., la elaboracin de la muestra no puede hacerse, en correcta lgica, siguiendo el criterio distributivo de seleccionar ms de lo que ms hay y menos de lo que menos hay, pues, como se ha dicho, el todo no depende de la suma de sus partes. En este caso, la muestra ha de servir para conocer las diversas posiciones discursivas que se estructuran respecto a una problemtica social determinada. En trminos de la lingstica saussureiana, la muestra ha de servir para dar a conocer las hablas particulares de la lengua social universal de todos y cada uno.

Las investigaciones cualitativas de mercado buscan eso precisamente: conocer las representaciones que determinados target group (espacios sociales de consumo) hacen en torno al significante propuesto como marca del producto. Dicho de otra manera, buscan conocer las metforas y metonimias que los grupos seleccionados (los grupos diana) asocian a una marca determinada. Puede decirse que su preocupacin no se centra tanto en seleccionar una muestra estructural, que haga referencia a la estructura social, como en conocer cmo los grupos seleccionados estructuran su discurso en relacin a una marca determinada.

Contaminados por este modo de proceder, no es extrao que los investigadores cualitativos que realizan estudios sociales no de mercado, aunque, tal vez, no se sea consciente de ello, apliquen el mismo criterio, si bien, eso s, en vez de limitarse a conocer el "habla" de un slo grupo intenten captar los discursos que en torno a un mismo significante emiten los diversos grupos sociales. La muestra no se confecciona siguiendo un criterio relacional sino de acuerdo con un repertorio de variables, enuncindose los grupos de acuerdo con diversas caractersticas: jvenes, mujeres, adultos, campesinos, etc. De esta manera se intenta conocer el discurso de los que el investigador denomina jvenes, mujeres, adultos, campesinos, etc., pero no hay nada que garantice que se llegue a conocer todos los discursos que se estructuran en torno a una problemtica objeto de estudio.

Un primer paso para conseguir este objetivo es el de recurrir a una muestra estructural. Una muestra estructural ha de hacerse en funcin de las relaciones que las personas seleccionadas puedan reproducir y no segn las caractersticas sociodemogrficas individuales. La muestra, entonces, deber ser isomrfica a la estructura social a la que dice representar. Y es aqu donde surge otra controversia, dependiendo del criterio que tengamos para "dibujar" la estructura social se elaborar una u otra muestra.

Si se considera que el criterio estructurador de la sociedad es la relacin que las personas guardan con la produccin econmica, ser el eje de clase el que articular la muestra; si son las relaciones entre hombres y mujeres, ser el gnero el eje; si son las relaciones que se articulan respecto al uso, apropiacin, percepcin y produccin de espacios, ser el hbitat el eje; si son las relaciones intergeneracionales, ser la edad; y si son las relaciones entre grupos culturales, ser el eje convivencial el que articular la muestra.

Cul es el correcto. La respuesta vendr dada por, como decan los clsicos, el anlisis concreto de la situacin concreta, tanto en referencia a la zona objeto de estudio como respecto a la finalidad, objetivos y problemtica objeto de estudio. En un estudio el eje de gnero puede ser muy pertinente (por ejemplo, si estamos estudiando el empleo) y en otro no ser nada relevante (por ejemplo, en un estudio sobre las demandas formativas de los Agentes de Desarrollo Local). Y en otro estudio se ha de hacer una adaptacin de los ejes o crear otros. En un estudio que tena como objetivo conocer las demandas y necesidades de la poblacin femenina de entre 23 y 50 aos de la demarcacin territorial de Guadarrama, el eje que estructur la muestra fue el de la responsabilidad maternofilial. Un grupo agrupaba a las mujeres que tenan hijos o hijas y en el otro no agrupaba a los hijos e hijas de ests ltimas [pertinente si el estudio hubiese tenido por objetivo las relaciones maternofiliales] sino a quienes carecan de descendencia conviviente. Realizadas las reuniones grupales, la heterogeneidad inclusiva del primer grupo constituida por las mujeres separadas y divorciadas reclamaba su sustantivizacin, emergiendo las relaciones conyugales de las mujeres con descendencia conviviente como otro de los ejes.

Sean unos u otros ejes, lo que conviene no perder de vista es que al estructurar establecemos afinidades, diferencias u oposiciones. En un estudio que tena como finalidad mejorar la convivencia en la diversidad en un barrio socialmente marginado con grandes problemas convivenciales se estructur la muestra de acuerdo con a)el eje convivencial; b)el eje de clase y hbitat de procedencia; c)el eje generacional; d)el eje respecto a la participacin asociativa; e)el eje en torno a las prcticas ms o menos delictivas. Como resultado de la aplicacin de los respectivos ejes la poblacin qued agrupada segn a)su adscripcin primaria, nos remitiese sta a lazos familiares (consanguneo o de afinidad) o al lugar de procedencia; b)su clase o fraccin social, que a grandes rasgos, en este caso, nos remiti a quienes procediendo de viviendas en altura aspiran a homologarse con las clase medias, sino alta, al menos, medias bajas, y quienes habitaban en infraviviendas ubicadas en barrios socialmente marginales; c)su pertenencia a determinado grupo de edad, en este caso, adultos y jvenes, d)su pertenencia o no a organizaciones, ms o menos, formales; e)se sea o no etiquetado socialmente como perteneciente a una de las familias conflictivas del barrio.

En estos ejemplos, cada eje estructur parejas, pero no siempre la estructura responde a dos polos. Conviene tener presente, por una parte, que adems de la negacin activa del tipo "a" y "es no a", que establece relaciones de oposicin, tambin se ha de contemplar la negacin pasiva del tipo "a" y "no es a", que establece relaciones de diferencia; y por otra, que las relaciones no siempre son nominales sino tambin graduales analgicas del tipo a es ms o menos que b. En un estudio sobre las percepciones, valores y expectativas de los jvenes ante el empleo se aplicaron dos ejes [vase representacin grfica]: el eje que estructura a los jvenes de acuerdo con su relacin con el mercado de trabajo; y el eje que estructura a los jvenes de acuerdo con sus participacin en actividades formativas y culturales que cuentan con el reconocimiento social. El primer eje agrup a la poblacin segn su experiencia laboral; el segundo segn su capital cultural. Ambos ejes se cruzaron dando lugar no a dos, ni cuatro, sino nueve celdillas, ya que el primer eje, se segmento en estabilidad, temporalidad y sin experiencia laboral; y el segundo eje, en alto medio y bajo capital cultural.

Se dispona, como se ha dicho, de nueve celdillas, pero la muestra resultante no fueron nueve grupos. No lo fueron porque, en contra de lo que pudiera pensarse, la muestra estructural no ha de ser el resultado de la aplicacin de un asptico cuadrante. Toda muestra es intencionada. Intencionalidad que no responde al capricho del investigador sino que se encuentra condicionada por el modo en cmo abordar la investigacin. En esta ocasin, algunas celdillas se fusionaron, convirtindose las caractersticas de cada celdilla fusionada en heterogeneidad inclusiva, como en el caso del grupo formado por jvenes sin experiencia laboral y capital cultural alto y jvenes sin experiencia laboral y capital cultural medio. Otra celdilla, en cambio, experiment un desdoblamiento, al introducirse el eje de gnero.

CAPITAL EXPERIENCIAL (CAPITAL CULTURAL

(ESTABILIDADTEMPORALIDADSIN EXPERIENCIA

ALTOG3G1

E2G5

MEDIO

G4

E1

BAJO

G2 ( G2

Los grupos seleccionados en virtud de la muestra produjeron sus respectivos discursos, cuya representatividad vino dada por la saturacin discursiva, ya que la representatividad de la muestra estructural no se sustenta en la probabilidad de elegir una muestra que por elevacin proporcional reproduce el todo de la que ha sido extrada, sino en la saturacin discursiva.

Los participantes seleccionados producen en las diversas reuniones grupales convocadas al efecto discursos tpicos de los grupos sociales a los que pertenecen. "Carcter tpico que le otorga representatividad al saturar las posibilidades significativas de esa situacin comunicativa; de tal manera que cualquier grupo realizado en la misma situacin, y con miembros extrados de los mismos grupos de pertenencia produciran un discurso redundante en la dimensin semntica" (ALONSO, 1998: 106).

La saturacin da cuenta de la redundancia discursiva que se produce en la muestra estructural resultante del proceso investigador de acuerdo con el criterio que hemos consideramos pertinente para definir la estructura relacionar, pero no necesariamente nos dice que sea representativa de la estructura relacionar presente en una localidad. Dicho de otro modo, la redundancia nos dice que los discursos ofrecidos por los participantes seleccionados por nuestra muestra, confeccionada segn nuestro modo de dibujar las estructura relacionar respecto a la finalidad, objetivos y objeto de la investigacin, no difieren sustancialmente de otros discursos que se hicieran segn el mismo criterio estructurador, pero no nos dice que necesariamente esta muestra sea la muestra de la estructura presente en la localidad, ya que tampoco sabemos si el criterio seguido para definir el modo en el que quedan estructuradas las relaciones de la localidad objeto de estudio, planificacin y actuacin social ha sido el adecuado para dar cuenta de la "verdadera" estructura relacionar presente en el mbito en donde estemos realizando el estudio.

De hecho, los cientfico sociales contaminados por el modo de proceder de los investigadores cualitativos de mercado, [los cuales, como es sabido, no tienen dentro de sus objetivos conocer ni la gnesis ni la posible estructura grupal que se articula respecto al significante propuesto como objeto de estudio], se limitan a dar cuenta de los discursos de los grupos estructurado en la muestra sin informar de la posible estructura grupal que pueda estar presente en relacin con la problemtica objeto de estudio. Se limitan a informar de los discursos, pongamos por caso, de las mujeres de... o de los jvenes de..., sin infomarnos de la estructura grupal que se articula en torno a la problemtica objeto de estudio.

En un estudio sobre el Agente de Desarrollo Local, el eje que articul la muestra fue el hbitat (rural versus urbano). Siguiendo el modo de proceder de los estudios de mercado, el anlisis de los discursos podra haberse limitado a dar cuenta de los discurso de los Agentes de Desarrollo Local rurales y el de los urbanos o se podra, como as se hizo, dar cuenta de otras categora grupales que diferencian a unos ADLs de otros. En concreto [ver grfico], una primera clasificacin diferenci a quienes se encuentran insertados en un plan mnimamente estructurado de quienes han sido contratados sin que exista, ni se haya concebido, plan de desarrollo local alguno. El ltimo segmento de este eje diferenci, a su vez, entre quienes son contratados sin que sus actividades laborales se encuentren previamente definidas y quienes, aunque carezcan de un plan de desarrollo, s, al menos, tienen fijadas las funciones que han de realizar. El otro segmento, diferenci entre quienes abogan por un desarrollo ms integral y quienes lo hacen desde un modelo ms economicista. Asimismo, los subsegmentos articularon sendos subejes. El subsegmento economicista estableci un eje que diferenciaba a quienes abogaban por un desarrollo ms endgeno [cuanto ms endgeno ms se est del modelo integral] de quienes hacan descansar el desarrollo en la capacidad para atraer inversiones. Y, por su parte, el subsegmento integral estableci un subeje que diferenciaba entre quienes trabajan en municipios urbanos y quienes lo hacen en rurales.

[INSERTAR GRFICO AGENTE DE DESARROLLO LOCAL]

En estudio posteriores, que tengan los mismo objetivos, se ha de contar con esta informacin para elaborar la muestra, y si queremos profundizar en la estructura relacionar, el conocimiento de estos nuevos ejes han de servir para redefinir la muestra de la investigacin en curso. Adquiriendo la muestra su legitimidad -ms que su verificacin o refutacin- al variar de acuerdo con las imposiciones que el proceso reclama.

LA MUESTRA HOLOGRAMTICA

Redisear la muestra es un paso acertado, pero insuficiente. Sigue pendiente de resolverse la objecin presentada en prrafos anteriores: hasta qu punto la muestra -ya sea la inicial o la rediseada durante el proceso- representa la estructura relacionar presente en una localidad?.

Para contestar a esta pregunta se ha de saber el grado de isomorfismo que hay entre la estructura relacionar existente y la que se ha elaborado. Y para comparar se ha saber cmo es la estructura relacionar presente en el mbito de la investigacin social que estamos realizando. Para ello se requiere conocer las realidades grupales percibidas y las calificacin de las relaciones que estas categoras mantienen entre s, lo que nos lleva al epicentro del problema, pues, conviene saber que todas y cada una de las categoras grupales que el investigador elabora no son percibidas por todo el mundo, y aunque se coincida en nombrarlas del mismo modo no necesariamente hay tambin coincidencia en las caractersticas que la definen y en la extensin de la mismas, y, asimismo, que no todas las personas se reconocen en la categora en la que otros le incluyen. Ello es as porque la sociedad no es una realidad preexistente y externa al sujeto, sea este o no investigador social, sino que cada ser humano es quien construye su particular e intransferible realidad sociocultural.

Como es sabido, los seres humanos no vemos rboles, montaas, ros o casas, sino que recepcionamos un conjunto de estmulos electromagnticos a los que nuestro cerebro, y no nuestros ojos, le infiere su particular sentido. La percepcin humana no es pasiva- no se limita a la mera recepcin de imgenes-, sino que es activa: objetiva (construye) la realidad sociocultural desde sus prcticas y necesidades concretas. No es ya, por tanto, como Heisenberg nos adverta, que lo observado -onda o partcula- dependa de la decisin del sujeto sino -algo de una mayor transcendencia- que es el propio sujeto quien produce el objeto social.

Cada ser humano construye dentro de s, articulando lo nuevo en lo conocido, la realidad sociocultural. Los seres humanos no sabemos nada del mundo exterior sino es interiorizndolo. Cada ser humano procesa tanto las perturbaciones externas como los cambios internos que afectan a su interna organizacin y emite su correspondiente respuesta, autoorganizndose. Los seres humanos, como el resto de los seres vivos, desconocemos las variaciones que se producen en el medio, slo podemos evaluar las variaciones que tienen lugar al evaluar las alteraciones que se producen dentro del organismo. Se pude decir que las cosas que cada uno observa son as porque la computacin interna de los efectos de las prcticas que no vemos obligados a realizar para cumplimentar (cubrir, cumplir las exigencias de) las necesidades humanas hacen que definamos (que construyamos) la realidad de un modo y no de otro. Las prcticas modifican las cosas y la valoracin interna de los efectos producidos hace que la realidad sociocultural sea de un modo y no de otro. Otras prcticas no slo modificaran el mundo sino que (la computacin interna de las mismas) producira otros mundos, y esos otros mundos producidos nos obligaran a realizar otras prcticas.

Si se admite que las prcticas modifican una realidad dada y que la computacin interna de los efectos producidos construye la propia realidad, ha de admitirse que la realidad ontolgica queda supeditada a la dimensin prxica. Dimensin prxica, que no ha de quedar reducida a la prctica sino que ha de entenderse en el sentido marxista que nos habla del proceso mediante el cual el sujeto se transforma en la accin de transformar. O en el sentido de enaccin, neologismo que Maturana y Varela acuaron para nombrar la capacidad de "hacer emerger" estructuras significativas a partir de la circularidad accin/interpretacin (MATURANA y VARELA, 1990: 18-22). Dicho con palabras de Eduardo Galeano: "La naturaleza se realiza en movimiento, y tambin nosotros, sus hijos, que somos lo que somos y a la vez somos lo que hacemos para cambiar lo que somos" (GALEANO, 1998: 336); O con palabras de Saramago: "hombre y mujer no existen, slo existen lo que son y la rebelin contra lo que son" (SARAMAGO, 1998: 326-27). O dicho de este otro modo: la realidad percibida condiciona nuestras prcticas y las prcticas condicionan nuestra percepcin condicionando nuestras prcticas.

Si la computacin de los efectos producidos por las prcticas que se realizan para atender las necesidades propicia la aparicin de distintas realidades, y dado que cada ser humano, siendo distinto de otro, realiza diferentes prcticas y computa sus efectos desde su intransferible singularidad, se ha de admitir que habr tantas realidades como sujetos observadores. Por tanto, se ha de concluir que no hay una realidad, ni diferentes visiones sobre una misma realidad, sino tantas realidades como sujetos observadores.

El quehacer del investigador social ha de consistir, entonces, en dar cuenta de todas y cada una de las realidades socioculturales producidas por todos y cada uno de los habitantes de una ciudad? Si as fuera, cmo podramos cumplir el encargo?

Obviamente, este encargo es imposible de cumplir. No ya porque sera prcticamente imposible consultar a todos los habitantes de una ciudad (y aunque as fuera, cuando realizramos la ltima entrevista, los cambios experimentando por la persona entrevistada en primer lugar seran de tal magnitud que habra que empezar de nuevo, y as sucesivamente), sino porque dado que nadie puede salir de s mismo y tampoco nadie puede meterse en la cabeza de nadie, el conocimiento de una realidad externa al ser humano, sea este investigador social o no, es, a fortiori, incognoscisble.

Dadas estas circunstancias -la existencia de tantas realidades como sujetos y todas incognoscibles-, se tendr que renunciar, entonces, no ya a la confeccin de una muestra representativa sino a la produccin de cualquier conocimiento social?. La respuesta sera afirmativa si los seres humanos, como les ocurre al resto de los seres vivo, careciramos de la capacidad reflexiva para representarnos a nosotros mismos y a otros seres representndose la realidad. Los seres humanos nos representamos tanto objetos como y sujetos y nos representamos objetos y sujetos que se representan las subjetividades individuales y grupales que hemos sido capaces de representarnos.

No slo los seres humanos tenemos la capacidad de representarnos la realidad, otros animales, en mayor o menor medida, tambin la tienen. La capacidad que tiene, por ejemplo, un perro para representarse la realidad le faculta para diferenciar a un perro de otro de otro animal, a un perro de otro perro, a un perro de una persona, y a su amo de otra persona, pero ningn perro -u otro animal- es capaz de representarse a s mismo y/o a otro perro representndose a otro perro, otro animal o cosa, lo que le impide saber que sabe, y, por ende, es incapaz de considerar que otros seres vivos pueda ver lo que uno ve. El perro, simplemente sabe y ve lo que ve, entre otras cosas a otros seres mirndole.

Los seres humanos, en cambio, vemos que vemos. Al ver a otros viendo realidades que uno ve se produce la sensacin de ver una realidad objetiva y externa a uno mismo y a los dems

. Esto explica que se hable, sin ningn reparo, de la sociedad o de la cultura como realidades sustantivas con las que el ser humano interacciona, cuando, como dice Pablo Navarro "no vivimos en una sociedad; ms bien nosotros mismos somos sociedades andantes" (NAVARRO, 1994: 302).

Estas sociedades [cada una con su consiguiente estructura relacional] que habitan en nuestros respectivos cerebros no son fruto del capricho de cada cual. La realidad construida es subjetiva -ms bien objetivada- pero no caprichosa. La realidad construida no responde a la instrospeccin caprichosa de cada cual (como desde un constructivismo abstracto pudiera defenderse), ni tampoco a un determinismo historicista en el que la persona queda programada al servicio de una determinada meta. No nos encontramos en un vaco existencial, como desde un ingenuo solipsismo pudiera considerarse en el que el ego subjetivo y su conciencia fuesen lo nico real, somos seres sujetado a un contexto sociohistrico, que tambin habita en nosotros, siendo en la singularidad de cada sujeto la instancia en donde se produce la realidad objetual.

Para no ser etiquetado de idealista (en el sentido platnico del trmino) o de psicologista o de individualista metodolgico o de weberiano, uno se siente tentado de decir que la produccin de realidades se produce en la singularidad de cada sujeto que se encuentra situado en un escenario socioeconmico e histrico concreto. Ahora bien, si as lo hiciera, alguien podra considerar que me decanto por una determinismo historicista del devenir humano en el que cada persona queda programada al servicio de una determinada meta. Para eludir ambas etiquetas, podra sumarme al eclecticismo metodolgico que sostiene que el contexto sociohistrico condiciona a cada ser humano, pero que el ser humano no es un mero recipiente en el que el contexto sociohistrico deposita su correspondiente dosis de saberes, sino que cada ser humano realiza su aporte personal condicionado por el contexto concreto que en suerte, o en desgracia, le haya tocado vivir. Si embargo, si adoptara esta postura, que ms de uno identificara con el situacionismo popperiano, habra hecho aicos unos de los postulados de los que este escrito parte, aquel que sostiene que la realidad construida no responde, como se ha dicho, a la instrospeccin caprichosa de cada cual, pues, como tambin se ha dicho, no vivimos en un vaco existencial, y, por tanto, cierto es que el medio social, histrico, cultural, etc. condiciona la produccin de nuestro conocimiento, pero todos esos contextos, por si no ha quedado claro, habitan en nosotros y no son una externalidad dada para todos, con los que cada cual interacta, desde sus particular singularidad, produciendo saberes y, por ende, condicionando el modo de actuar. Dicho de otro modo: no est por un lado la situacin concreta y por otra el sujeto sopesando cul es la accin ms apropiada, sino que el contexto habita en el sujeto que produce el contexto.

Es por eso por lo que el empeo de las diversas corrientes tericas por fijar, a modo de variable independiente [la variable que explica], ejes con los que estructurar una muestra, resultan infructuosos. Recordemos que las externalidades no afectan directamente al ser humano, ya que el ser humano es un ser abierto energticamente hablando pero organizacionalmente e informacionalmente cerrado. Como nos dice Navarro, "no son los cambios en el medio externo los que directamente imponen la respuesta conductual del organismo, sino que son las variaciones en el medio interno de ste las que motivan en todo caso esa respuesta; los cambios en el medio externo slo pueden influir en la conducta a travs de las modificaciones que consigan producir en su medio interno; pues la conducta directa es exclusivamente generada por las variaciones de ese medio. Los hechos externos slo son capaces de modular esa conducta en la medida en que gracias a un proceso de transduccin sensorial, son asimilados en ese medio interno, y as vienen a formar parte del mismo" (NAVARRO, 1994: 89)

.

Llegados a este punto, la pregunta que cabe hacerse es la siguiente: Si unos y otros no ven una misma externa realidad, cmo es posible que la sociedad de uno que uno considera la sociedad y la de otros que igualmente consideran la sociedad guarden cierto grado semejanza, ya que si no fuese as sera imposible la vida social humana, y, dada nuestras caractersticas biolgicas, por extensin la supervivencia de la especie humana.

Es posible porque, como se ha dicho en prrafos recientes, el anlisis y valoracin de las perturbaciones (ya sean de origen internos o externo) propicia nuestra clausura organizacional (PASK, 1981), autocrendonos, pero esta autonoma se encuentra condicionada, como as lo entienden Maturana y Varela, por el acoplamiento estructural con otros organismos (MATURANA y VARELA, 1990: 64 ss y 81 ss) (esto es, por la acciones perceptivomotoras realizadas), por lo que, si queremos sobrevivir, nos tenemos ms remedio que compatibilizar nuestras realidades.

Compatibilizar y no compartir, ya que no es lo mismo. Compartir es participar de una misma realidad. Compatibilizar es hacer que la realidad de uno se acople a la realidad de otro u otros. Como seala von Glasersfeld: "hablar de significados compartidos es un sin sentido puro [...]: no he construido el lenguaje como no he construido esta mesa, pero me he adaptado a la mesa no atravesndola. Me he adaptado al lenguaje que existe construyendo mis significados de manera tal que encajen en mayor o menor medida con los significados de los otros. Pero "encaje" no es equivalencia. "Compatible" no quiere decir "igual", simplemente significa que no causa problema" (VON GLASERSFELD, 1994: 138).

Si este encaje es o no acertado no se puede verificar acudiendo a una instancia externa a uno mismo. Toda verificacin es autorrefencial, pero algn grado de correspondencia tiene que haber entre la realidad que uno compatibiliza con la realidad que otros seres humanos tambin compatibilizan, ya que si no fuese as, como se ha dicho antes, la especie humana dejara de existir: Sera posible la pervivencia de la especie humana si todos los seres humanos padecieran una especie de esquizofrenia?.

En tanto que procedemos a compatibilizar la realidad construida, cuando cada sujeto da cuenta de su sociedad da cuenta de la sociedad compatibilizada, por lo que si entrevistamos a una persona al informarnos de su sociedad nos informa de la sociedad que ha compatibilizado. Es por eso por lo que al inicio de este escrito se ha dicho que la muestra hologrmtica es tanto muestra como universo.

Esta conclusin nos lleva a formular una ltima pregunta: Si todo ser humano alberga una sociedad compatible, da igual que se seleccione a una u otra persona para formar parte de la muestra?

La respuesta es no. Ya que cada uno alberga una sociedad compatible pero no todas las sociedades compatibilizadas. Es por ello por lo que a)se ha de elaborar una muestra concreta de la realidad concreta de acuerdo con la finalidad, objetivos y objeto de la investigacin; b)se ha de redefinir la muestra inicial a tenor de la fracciones discursiva emergentes y de la informacin que aporte la inferencia discursiva; c)se ha de conocer cmo se perciben los grupos entre s; d)se ha de propiciar la participacin conversacional de los grupos resultantes del anlisis de la informacin aportada en la anterior fase, dando lugar a la creacin de nuevas compatibilidades; e)Y, de acuerdo con las creadas nuevas compatibilidades, se ha de formar un conjunto de accin los ms denso posible, esto es, que aglutine, con la mayor intensidad, al mayor nmero de personas y grupos.

Este conjunto de accin no es el resultado de la simple yuxtaposicin de posiciones iniciales (MONTAS, 2002: 116), pues, precisamente porque las opiniones de los actores no son simples sino complejas y paradjicas es por lo que es posible articularlas entre s, generando otras nueva cuyas caractersticas atesoran una riqueza mayor a la que pudiera desprenderse de la suma o resta de una y otras (VILLASANTE Y MONTAS: 2000: 25-26).

Si nos fijamos en el ltimo apartado [en el e)] puede apreciarse que la representatividad de la muestra no se halla en la formulacin terica ni el la comprobacin emprica [no es posible cotejarla con una realidad externa] sino en su capacidad para crear el ms densos conjuntos de accin. Muestra que no ha de considerarse, ni mucho menos, inmutable, ya que experimentar variaciones segn lo que est en juego. O sea, segn la finalidad, objetivos y problemtica objeto de investigacin surgirn una u otras compatibilidades sociales.

CUADRO RESUMEN

TIPO DE MUESTRA

UNIVERSO

CONSIDERADOCRITERIO SELECCIONADORQU SE PERSIGUE

REPRESENTATIVIDAD

DISTRIBUTIVA

(estadstica)

EL TODO COMO SUMA DE LAS PARTES

MS DE LO QUE MS HAY Y MENOS DE LO QUE MENOS HAYCONOCER CMO SE DISTRIBUYEN LAS PERSONAS EN RELACIN A UN SIGNIFICANTE PROPUESTOPROBABILDAD DE QUE LA MUESTRA REPRODUZCA EL TODO

ESTRUCTURAL

(cualitativa)

LO SOCIAL EST EN CADA PARTE PORQUE EST EN EL TODO, PERO NO EST EN EL TODO PORQUE EST EN LAS PARTESSEGN LA RELACINES QUE LAS PERSONAS SELECCIONADAS PUEDAN REPRODUCIR CONOCER LOS DISCURSOS QUE SE ESTRUCTURAN EN TORNO A UN SIGNIFICANTE PROPUESTOSATURACIN

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LEGITIMIDAD [MS QUE VERIFICACIN O REFUTACIIN] EN EL PROCESO

HOLOGRAMTICA

(prxica)EL TODO EST EN EL INTERIOR DE LAS PARTES QUE ESTN EN EL INTERIOR DEL TODO

SEGN EL PROCESO MEDIANTE EL CUAL SE LOGRE EL CONJUNTO MS DENSO POSIBLECONOCER LAS COMPATIBILIZADAS REALIADES SOCIALES EMERGIDAS EN RELACIN A UNA PROBLEMTICA DETERMINADAEN LA CAPACIDAD PARA CREAR EL MS DENSO CONJUNTO DE ACCIN

BIBLIOGRAFA CITADAALONSO, Luis Enrique (1998): La mirada cualitativa en sociologa. Fundamentos, Madrid.

DURKHEIM, Emile (1982): Las reglas del mtodo sociolgico. Ediciones Morata, Barcelona.

GLASERSFELD, von Ernst (1994): La construccin del conocimiento, en Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Paids, Buenos Aires.

HEISENBERG, W. (1925): ber Quantentheoretischen Umdeutung Kinematischer und Mechanischer Beziehungen", en Zeitschrift fr Logik, vol. 33, pp. 879-893.

GALEANO, Eduardo (1998): Patas arribas. La escuela del mundo al revs. Siglo XXI, Madrid.

MATURANA, H. y VARELA, F.J. (1990): El rbol del conocimiento. Debate, Madrid.

MONTAS, Manuel (2002): La interpretacin de textos y discursos al servicio del desarrollo local, en Metodologas y Presupuestos participativos. VILLASANTE, MONTAS Y MART (Coords.). El Viejo Topo, Barcelona.

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VILLASANTE, T. y MONTAS, M. (2000): Algunos cambios de enfoque en las ciencias sociales, en La investigacin Social Participativa. VILLASANTE, MONTAS, MARTN (Coords.). EL Viejo Topo, Barcelona.

INVESTIGACIONES MENCIONADAS

La problemtica social de las mujeres de entre 23 y 50 aos de la demarcacin territorial de Guadarrama. Estudio dirigido y realizado en 1999 por Manuel Montas por encargo de los Servicios Sociales Generales de Guadarrama (Comunidad de Madrid).

Estudio de necesidades de formacin del Agente de Desarrollo Local (ADLs) y Figuras Profesionales Afines (FPAs) (Objetivo 4 FORCEM). Estudio realizado en el ao 2000 por la Fundacin y Empleo de Comisiones Obreras.

Jvenes y empleo. Percepcin, valores y expectativas. Estudio realizado en el ao 2001 en el marco del convenio de colaboracin entre el Master en Investigacin y Gestin Local de la Universidad Complutense de Madrid y Comisiones Obreras (Madrid Regin). Siendo el equipo de investigacin el formado por Manuel Montas (director metodolgico), Lucrecia B. Oivari (coordinadora), Gregorio Aspetegua, Miguel ngel Arismendi, Javier F. Can, Roco Fraga, M Asuncin Fras, y Miguel Gonzlez.

La problemtica convivencial del barrio de Villaviciosa del municipio de Alcorcn (Comunidad de Madrid). Estudio dirigido y realizado en el ao 2002 por Manuel Montas por encargo del Ayuntamiento de Alcorcn (Comunidad de Madrid).

. El principio mtrico fundamental de Arqumides nos viene a decir que, dado una recta si en ella trazamos un segmento AB y un punto C todo lo alejado que se quiera del punto B, abatiendo el segmento AB sobre la recta llegar un momento en que se sobrepase el punto C. O sea, cualquier dimensin puede ser agotada abatiendo iterativamente un segmento, pues toda unidad es parte de un todo.

. Para que haya debate grupal la reunin ha de contar con cierta dosis de heterogeneidad. En trminos gramaticales, al sustantivo (esto es, a la categora grupal) se le ha de incorporar determinados adjetivos. El devenir de la discusin grupal nos dir si el adjetivo introducido reclama ser sustantivo. Cuando esto ocurre es necesario efectuar otra reunin grupal y buscar adjetivos que anexionar a la emancipada nueva categora sociocultural.

. Segn la nueva teora de la informacin, para que los mensajes circulen por un canal con la mayor claridad posible se ha evitar el ruido; y para evitar el ruido, el canal se ha de saturar de tal modo que no deje ningn espacio por donde puedan circular seales ajenas a la que se desean emitir. En definitiva, la saturacin posibilita que no circule informacin no prevista. Cuando se produce la saturacin, no hay cabida para un nuevo discurso. Otro discurso ser una redundancia de los anteriores.

. Por el principio de incertidumbre se sabe que no es posible observar realidades microfsicas sin alterarlas [para observar un electrn hay que iluminarlo con un fotn que lo altera], y por el de indeterminacin se sabe que es imposible determinar a la vez la posicin y el movimiento de realidades microfsicas: cuantos ms precisamos la posicin de una partcula menos impreciso se es en determinar su velocidad: se observar una partcula o una onda pero nunca ambas realidades a la vez. Una u otra realidad cobrar existencia de acuerdo con la decisin adoptada por el sujeto observador.

. Puede decirse que no hay un universo sino pluriversos (mltiples realidades). Pluriversos que dan cuenta de plurisistemas, ya que si el objeto es fruto de la actividad objetivadora de sujeto, y, por tanto, no es posible deslindarlo del sujeto, tampoco el sujeto es una entidad independiente de los objetos observados: este es lo que es en tanto observa lo que produce. El objeto es lo que arroja fuera de s el sujeto (ob: fuera; yectum: arrojado), pero en la accin de arrojar queda el sujeto sujetado.

. E incluso nos representamos a los sujetos representndose realidades que nosotros desconocemos.

. Decir que vemos es decir que somos concientes de.

. Alguien podra afirmar que los animales tambin ven una realidad objetiva aunque no sean capaces de ver a otros seres viendo lo que ellos ven. Pero estricto sensu es un contrasentido, ya que slo pueden hablar de objetividad versus subjetividad los seres que tengan dudas sobre si lo que se ve es lo que hay para ser visto o es lo que se ve porque uno y slo uno es quien lo ve. Para que los animales tuviesen la misma duda deberan preguntarse sobre sta cuestin, y nicamente se puede preguntar sobre sta u otra cuestin quien tengan capacidad de, si se quiere para que se entienda, desdoblarse en uno que pregunta y otro que es preguntado. Cualidad que slo poseen quienes tiene la capacidad reflexiva de representarse representando la realidad, el que est se concrete en uno vindose o viendo a otros viendo son meras modalidades expresivas de la capacidad reflexiva. Los animales nicamente ven, esto es, se representan la realidad en tanto les supone proteccin, malestar, alimento, etc., pero no tienen capacidad de preguntan nada, y, por tanto, no viven ni en un mundo objetivo ni subjetivo ya que, por si no ha quedado claro, la objetividad y la subjetividad no es algo dado sino tambin una construccin social que slo, obviamente, pueden hacer quienes tienen capacidad de construir realidades sociales.

. El ser humano ha conseguido realizar lo ms difcil todava, el perfecto salto mortal. Sin salir de s mismo ha conseguido que parezca que s lo ha hecho. El truco se ha hecho con tal grado de perfeccin que nos cuesta trabajo admitir que no podemos salir de nosotros mismos, y que lo que vemos no es ms que una representacin y no la externa realidad. No somos conscientes del truco porque vemos al mismo tiempo que construimos lo que vemos. Un amigo al escucha que dos siamesas unidas por sus cabezas manifestaban que uno de sus mayores deseos era poderse ver una a la otra si necesidad de utilizar un espejo para ello, me confes que hasta ese momento no haba reparado que l nunca se ha visto y nunca se podr ver la cara si que haya mediacin alguna. Es tan perfecta la representacin que de nosotros mismo nos hacemos que no reparamos en que es imposible vernos a nosotros mismos.

. Dicho con un ejemplo, si Cervantes hubiese vivido en otra poca y lugar, seguramente no hubiese escrito El Quijote, pero el haber vivido en Espaa entre los siglo XVI y XVII puede que nos ayude a comprender la aparicin de la grandiosa obra literaria, pero la dimensin espacio-temporal en s no determina que escribiese la sublime novela, y, lo que es ms significativo, si en la batalla de Lepanto en vez del percance que sufri en una de sus manos hubiese perdido la vida, tal vez ningn escritor de su poca o de otras venideras hubiese escrito la gran novela en cuestin. Si bien, por otra parte, no puede cuestionarse que la divulgacin de la obra literaria, al convertirse en realidad institucionalizada, ha condicionado indudablemente la produccin literaria posterior.

. Cmo se explica, si no, que tanto a los militantes de PP, de PSOE, de IU y de la izquierda revolucionaria les guste, pongamos por caso, la msica y canciones de Silvio Rodrguez.