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Historia Caribe ISSN: 0122-8803 [email protected] Universidad del Atlántico Colombia Chatterjee, Partha Comunidad Imaginada: ¿Por quién? Historia Caribe, vol. II, núm. 7, 2002, pp. 43-52 Universidad del Atlántico Barranquilla, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93720704 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Historia Caribe

ISSN: 0122-8803

[email protected]

Universidad del Atlántico

Colombia

Chatterjee, Partha

Comunidad Imaginada: ¿Por quién?

Historia Caribe, vol. II, núm. 7, 2002, pp. 43-52

Universidad del Atlántico

Barranquilla, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93720704

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~a~.;:u)n )' Cwdadania

Comunidad imaginada: ¿Por quién?1

Presentación En 198~ apareció en inBié<. el libro de Be­

nct.h<:c AnJtrson wbrc el nncionalim1o, en d cual plamea su polémica tesis: los naciones com-.pon<kn .a un.1 co~trucdón. = El re..ul­mdo del libro de Ander.;on rue la p<ol•fern­'-ión de tr.Jh:tj~ -..obre b temáru:a n;t.:Jonahs­ta. Tan sólo en lengua inglesa, hasta In se­gunda edic1ón on inglés, en 1991, de In cual se U':Wujo la prunera vemón en español. dos alto:,. m fu. urde' aJX'reciewn Narjon-. Bet()re Nauooatism ( 1982). de J. A ArnllrOng: Naoo­nJJi,m ond th~ St•IC ( 198~). de John Breuilly; Nauons aod Nulionalism ( 19ti2), de Emest Gellnc¡¡ SOCJnll'recondtuons .,. Na.:1onnl R.:­vtval in Europc ( 1985). de Miroslav Hroch; The f..tnic Origu" uf Nauuns ( 1986), de An­thony Smith; NalionaliSi Thoughy and the Colon1JI World(l9b6) de 1'. CltouerJ«, y l'-3· lions aod "•lionalism su><e 17SO(I?90), de l!nc Hobsb.:twn -p3!a no ll1encwnar má-. 4Ue uno~ cuanto~ de los tc~tO"t cl.i\CS que por<;;;u

Parthn Cbat tcrjee (Tradllccilill dt ]11/in Ma/donado \rcón)

alcance y potlcr teónco, han becbo que en grnn p;ll1e caduque la hiblio~rafía tr.>dicional sobre el tema. En parte, con base en OSI.'IS obrns. ha surgido una extraordinaria prulife .. rach•n tle e-)tudios his.tóri~- litcrariu!!., an­lropológico), sociol6gicos. femini,tns y otros.? que unen los objetos ck C!<.Los c.1mpos. d~ in,·estigacaón con el nacionali'->lnoy la na-. ciún.

Muy poco• fenómenos polltico~ h.1n pr<>­oodo ser tan confo,os y d•ffc1les de compren dcr como el c.Jcl nacionalismo. "o e'1~te un. eonsen>o e'tJblecido sobre su iden1idod. origen o fuiUn). l\~ encontr.uno~. pc)r tJCm­plo, en el proceso de voher al siglo XIX lleno de ~randes fuerza.\ competilivas y a~rcsh·a' ) Jc n.u:ionausmos J•luso> ¿Ha ptrdulo el C\lndo--nnción su pertinencia y agotJdo \U parel progre~i.sta )' cman~1patorio~ o se b3-' 1''" el nacior~.J.lblno siempre en\·ueltatn un:~ ló~u.;.a mtlit.an~;,ta )' en una función étntc:a ex clusl\i~ta'?

lom.:.lo OC Gt>fQ]'lhhlruhn b.111 rt \fapprng lhr' ntziJOII. ¡(¡,1ruJu~.:rvu de fkDCJkl Andcf'SOll), \'nso, LQftdre~. lfl96, PI' 2f~<!25 Tr.Jduc:ción Juho \bldon:td Ar~ o noccnll!' Urun~nd;ad del A~Uottco \1.-rnbto de Co1'11+N r lnH· •:¡:;J~o.loati 11Ül6f1Qitcbrc 1 du" e lcktUnl.ld ".x:i~ lkkJ1d Ao.lcnoiL t~ ...... JntJ (.·,,m,.J.ouutic-.s. k;:Jit..tt•'IU M lht Vr~¡:irt tUU! Sp1~tJJ fl/ ,''iu.lll"'i.rlu.•. t.oadon t98J AnckrJUU 8 (CHJLofllol.uln lt!UlJ:t111 •• !.u. Rf'(lt.J.WiJtf .. ,,b,. d v~t,:.-.11.) f<J dJjunutl lftli!<AtiOfiiJitJI'i•

f<IÑO dt: Cultllra EeoDÓmi~ \t~~'O l99l

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0 ~....__He_,__~ ___ _ ll, 7. Barranq u!lla. 2002

El ttxto de Pnrtha Chaue¡jee, como el res­to de rrabajos compilados Gopal B:tlukrish· nan buscan responder estas y otraS pregun· las sobre la naturuter.a y destino <k In "cues­tión mictonal" en la actualidad. ~fapping the nation constítuye un arnpl1o y cunci..:.o nnáH· ,;s del tema con aportes de Jos más renom­brados teóricos de la naci6n ... e:ttudo: pn:sen~ ta un ampuo rango de conceptos y conrro­verslns di,·ergentes. Se lnicia con lo~ Intere­santes planteamientos sobre el liberalismo clásico y los enfoques ;oconh,t:u de Lord Acton y Ouo Bauer. Sigue oon el debate so· cio-lllstórn:o cnltc Emcsl Gellncr y el hiSIO· riador checo Miroslav Hroch. El pmnero es­tudiando las relaciones enlrc el nacion:.lismo y su transición desde las sociedades agra­rias: el otro resallando sus variables y bases n.ntropológicas reales. John Breuilly y An· thony D. Smilh. dos de los mejores especia· listas británicos proponen un enfoque oon· rrariocon el análisis sobre la imponancin del liderazgo político y la pemtanencia de lasco­munidades étnicas en la construcción de los monumentos nac1onalistas. Gopal Balakrisb­oan, en una nccrtada críticu a las comunidn· des imaginadas seminales de Bened.ict An­dcrson y Parlha Chaaue¡jee desdo los Estu· dios Subalternos, presenta aspectos puntua· les de las UmitaciQfles del enfoque ilustrncio­mstn sobre el nac1onalismo. l o mjsmo que intentan Syhia Walby y Kntherine Verdery con sus reflexiones sobre las implicaciones de nación, género e identidad política El so­Ciólogo Mtchael Mann presenta una propues­ta refinada sobre la "muerte de la nactún·CS· tado". Fonalmente, al cotejar directamente planteanúentos teórico;, con lt1> fact<>re$ po­líticos de nuesrro tiempo. el renombrado his· toriador Eric Hobsl>awn, el polémico teórico fom NlÍ1'n} el wbresalicntc filósofo poütico Jürgen Habemtas, anali.tan desde una pcrs· pectivo optimista } aunque algunas veces pcsirmsta. el futuro del pmyt!cto nacional is· ta

1 Nucvnmcntcel tema del nacionalismo apa­

rece en la agenda de todos los asunLos mun­doale>. Caso que doariamcnte. los cstud1>tas y los politólogos de los países O<:cidcntalcs nfinnnn que con la caída del comunismo (pro· bablemente querrán de<:or colap•o del socia· lismo >0\'tético). el mayor peligro para la paz mundial es el resurgimiento del naciouali~mo en olguno> países del mundo. Como actual­mente cualquier fenómeno tiene que ser pri· meramente reconocido como ··problema'' :ID·

tes de que capte la atención de los encarga· dos de decidir sobre lo que le interesa al pú· blico, el oacJOnaiJsmo parece baber rec1opem· do la notoriedad sulíciente para librarse de las prácticas arcaicas de los "especialistas del área .. y convertirse nuevumente en un tema de debate general.

Sin embargo, considero que esta manera de volver a la agenda política mundial, ha desafortunadamente pre¡uiclado la d1scusión al respecto. En los 1950s y 1960s. todavía se consideraba nl nacionalismo como un estan­darte de las luchas a.nticoloniaJistas en Asin y en África. Pero SimUltáneamente, en la me­dida en que las nuevás prácticas institucio· nnles políticas y eoonóm1cas en los estados postcoloniales se normalizaron y regularon baJO las n1bncas conceptuales de "modenu­zación"' y ''desarrollo", el nacionalismo fue relegado al campo de histonas específicas de este u ooo imperio. Y en esas historias espe­cinlizndas definidas po1·los contenidos poco agradables de los ruchi vos coloniales, los fac­tores ctru~ncipatol'ioi del nxionalismose vie­ron dis1runuidos por las innumerables revela­cione• <Obre acuerdo; tácitos, man ipulncio­ocs y los propósitos perversos de alguno~ onteroses privados. En los 1970,,c:l nacJOna­~smo se convirtió en tema de política racial. una de (;t.~ ru1.onc~ por tal- cualc~ lo gcn1e del l<:r<:er mundo se mataba entre sí. Alguna ... vece., tn gucrr:l!<, entre eJ~rcito~ re~ul:~rcs.

otras. lamentablemente, promovidas) crue le~ ,gucJT:L' CJnlc~ ) pare t.: e t)UC'. consunlc·

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Nación y Ciudadanía

meme, por ac1o' de terrorismo tecnológica· mt~nte s.ofisticados y virtualmente lne\itables.. Lo!<. lidere~ di! 1:\.S luchas africanas contra el colonialismo y e) .mc1smo hnn visto deteriora .. do su amo gen al convertirse en corruptos. d1· vi sionistas y a menud~ parudanos de re gi­men<> brutalc,. A Gandhi se le ha tachado por >U cul10 nl~..lllal al pacifism<> y a lo ,..,ge­tanano. HoChi '-'linh,ensusmcjon:s momcn· to•. se vio alrapado en las irrefu1ables polari­zaciOnes de la guerra fría. Parecería que no hubiese quedado nada dtl naciOnalismo que hiciera sentir bien a OcCJdente.

Esta reciente genealogra sobre el tema explica porqué el nacionalismo es considero­do como una fuerza absuusa, simple e impre­decible que amenaza al sosegado orden de la v1da civibzada. Lo que alguna vez babia sido adecuadamente relegado a las periferias, es v1sto ahora como si se hubiese vuelto hac.a Europa por medio de las largamente olvida­das rtgiones de los hasburgos. los zaristas y los imperios otomanos. Como las drogns. el terrorismo y la inmigrac1ón ilegal son ou-os de los productos del tercer mundo que Occi­dente rtcbaza, pero que se siente impotente para prohibirlos.

A la luz de las discusiones actuales en los medios, sorprende observar que hace pocos anos se cons1~eraba al nacionalismo como uno de los regalos más significaovos de Eu­ropa para el resto del mundo. Tampoco se recuerda a menudo que las dos grande; gue­rr•s del siglo XX. que involucraron casi a todo el globo. fueron ocasionadas por la Incapaci­dad de Europa para manejar sus propios na­cion.J.lismo~ raciales. Una gran v:~ricdnd del nacionalismo ·'m;tlo'' fue complelamcnte un product<> de la historia políoca de !luro¡>a. A pesar de la ctlcbraci6n de 1m: diversa.~ len· tknci~ unificadoras actuales en Europa, cxi~4

te en la reciente amnesta subte los orígen<!s del n:u.:wnahsmo. más que una muc:-.tru de

ansiedad por e'lableccr <i su lugar de oaci­mje:ntn ha :-.ido bien evjmdo.

En todo este tiempn. "los cspcciahstas", los hi<.toríadores del mundo coloninl, reali­zando su trabajo en los archh10S administra~

ti vos y en la corrtSpondencia oficio! de los archivos coloniales en Londres. París o Áms­terda.m, no han olvidado Ob\'Jfillltnte cómo llegó el nacionolismo a las colonia,. Todos concuerdan en que es una importación des­de Europa. Los debates de 1960s y J970s en las hi"c>riografias de ludia o Africa o Indo­nesia son del mismo tenor y tienen claro de quienes son los responsables. Estos debates cntrt una genernctón nueva de bistoóadores nacionalistas y aquellos que tildaban de ·•co­lonialistas" eran fuertes y a menudo canden­tes, pero se fueron relegando con el tiempo a espacios espec1alizndos de algunas "áreas de estudio" y la gente los fue olvidando. Hace diez años, fue uno de esos especialistas del área quien una vez. más fonnuló In pregunta sobre el origen y la expansión del nacJonabs­mo dentro de la estructura de una historia universaL BenedJCt Anderson mostró con mucha originalidad y sutileza que las nacio­nes no eran el produclo de condiciones SO· ciológícas dadas como la lengua, la raza o la religión. Fueron en Europa, como en todas' panes, imaginadas en su eXJStl!ncia.4 El tam .. bién describ16 algunos de los principales for­matos Institucionales por medio los cuales estas comunidade!t imasinadas adquirieron una forma concreta, especialmente esas ins­utuciones que muy in~eníosamente denom•· nó "capitalismo impreso". También afirmó que · la experiencia histórica del nacionalismo en Europa occidental. en América l en Rus1a proporcionó a los p<»teriores naetonall.smos un conjunto de fonnato~ modulares de los cuales las éhte\ 3fncanas y asiáticas esco­gieron los que prefmeron.

Benedt .. l Andc:non. lmagm'J COMNtWIIIt~:t; R~jlutilms tm tJ¡, Ongm ltml ~r~~,aJ nj ,\'utwu(J/iJm. Lumloo 1983.

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~ ~-...:..:..:.:..HC::.:..L~ ----- lJ, 7. B¡t'f3Jlquill a. 2C02

Considero que eltrabsjo :lé Anderson es ~:1 ~ iufluy~utt; ~n lu~ líl L;JinJs ¡Jiu~ [Jam generar nuevos sustentos teóricos sobre el oadonalismo~ una innucnciaquc obviamcn~

Le pertenece casi excJuslvam~nte a los traba­jos i1..:~dt:mü.:~. Coumlfiu <• JaU~iufuJu•cn;júu casi exótica sobre el naciondismo en Occi· dente. en liJs medios, l a tcnúcndu tcóri<.:-i:l <.le AndersoniTata con toda seguridad de ator­dar el fenómenr• como pane de la hb;tQria universal cel mundo moderno.

P~w ttmgo \111(! ulJj~<.:iVu ~•.:tt: he1<.:et l~ a Anderson: Si los nacionalismos en el resto Uc.J wum.lu leniao yut: c~vgt:r su vomuuid~d

imaginada e ntre ciertos fonnatos moduJarcs qur: Euru_lXI y Alu6rh;¡¡ 1~ ¡;ropu1civuaUau. cnto:tces ¿qué s: les dejaba a su imagioa~ <.:ióu? Par~;.;t;:. qu~ la hjstoria )'a hu bies~ cm(l.­blecido que nósotros, en el mundo post colo· ni,ilisla, somos meramente u.nos consumido­res perpetuos de la modernidad. Europa y Amérh;.a. bs lini·;os su,1e.tos 'llcrdad~ros de lea

histeria, ban elaborado ya en nuc~tro né•m· b.re. no sólo el guión de la ilustra¡;ión y exrlo-­taci~n colonial , ti no también el de nuestta ntisa-ja y r...sistcncio orttico1onio1isltl. Pnr-:cc que ltrestra imaginación también debe per· mancccr co1oWzada pn.m siempre.

Objeto esta pcopuesta no porrazonés sen­tjmcl)tolcs. Lo bago po: que no puedo rcc·~n­

ciliarlo con la evidencia de un nacionalismo 3nt'ico1onüll. El más podero!.o y u:.m.bién el más creativo resulta dt que la imaginación nacionnJi::;1a: en 1\.sin y Añ·jc.a radica no sola

mente. en una identidad si no máo;; bien en una difercnt.'ia con loo fonnntos modulo.lrM de lo.s sociedades nacio¡>ales propagadas por el Occident~ mode:-no. ¿Cómo p<>deoo1: ig:lO­rar esto sin reducir la experiencia d~l aoti~o­

loni::.lismo a una C3rica:uro. de sí mi::ma?

Fara se:r juSLOS con Andtrsbn . ne> es el \Í1tico a qu.ien culpru. El ptoblema t~:iide,mó con,enzo ahora, en gJe hemos tomadv la bandc•a del naci(malü;mo éQm<:> m~vimicntu

político de:nasiado litera!Jnente y demasi3do en s~rio.

En la In:lia. por ejemplo. La historia Mr­u mli \'Íatd~ ·m~iut,ali~ta ·..:v¡ n~u/.Ú ~u 1885 <.:tm

la formación de t~ngrcso nacional hindú. Se podrta infc;ir que lu c.le~,;atla vr~<.:tx.: C:JllC: {u~

un periodo de preparación, cuando se insti­tuyt:tu•J vrui~ ~iw.;km~::. I'Vlítica:-. tt>~i()~

nalcs Antcñonncnte, en los 1820s a Jos 187)s, cxislió un pc::.rioüo de;; ' ·tl:funu.t so~;i~l" <.:~•n•­

do la iJuslroción colonia] comenz6 a " moder­nizar" las <.:ustumbrt:s t: insLilUdom:s <.!(;}una sociedad tradicio11al y el espíritu político to· Javí<l ca a Uc tt1u1..-ha coJ¡;,I.Jota~..-.ótl coJ el régi­

men colonial; es decir, el naci•>nalismo toda­ví~ uo había ~IJtt.ll$\.:iJu.

Esta historia. cuando se somete a un aná­Jj~üi .so~.;iv1úgi<.:o :iVfi!>ti;.;aUu, uv t-iut dc cou­cordt.r con los plameamlentos de Anderson. Eu ~liOad, ~VJHIJ Uu~(.;i::L iuúta:J ~~~su ~-ttOyia

historia, la historia del estado moderno en :Cu.ropa, la representación misr.1a del naciooa ... lismc inevitablemente reafu:omá la decodifi­cación de t\nde.r.son de) milo deJ na::. ionali~­

mo. Pienso: sin embargo, que como historia. la autobjografía del nacionali:!mQ .:se encucn­

t:ra fundamencalmentedebilitrula. Según mi lectura, e] antic01oniu1j$mo forja

su propio espacie• de soberanía dentro de la socicdud cdonio), mucho unte$ de inicinr su

batalla política dentro del poder imperial. Lo hace divjdi~odo el mundo de Jos instilucio­

nes y prácticss sociales en dos campos: el lllilterütl y el espiritu3l. El mata;aJ es e] c:1mpo de lo '"exterior", de la economía y d~loesta­

tnl, de J~ cienci>l ~de lo. economía; un campo

en el cual <Xcidente ha :-atificado su supcno­ridad y Oriente ha Gtlcumb.idc, Emc•nc-e&, en este campo, la su¡;erioridad occidental ha sido reco nocida. y sus logros cuidadosamente Íeli­

tados. Por C•tro lado, lo ~spiriwal es un caTI­po "i nterior" que :1punt.3. a los as-pecto~: esen­ciales dé la identidad C'Jitural. Entr~ más se tti\mfe e1~ imitnr l·>S logros occid~nu.les e n el

campo material~ mayor es enrrnce!i la ncc~i­dad de prctervar 1M t.:aráclc-rísticas (.e la pro­

pia cultura espiriruaL Consider\'1 que la fór­muln se con.vierw en 1mo de b.s f3cc()rcs b~t-

cesarparedes
cesarparedes
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Nación y Ciudadanía

sicos. de lo!> nacionalismos llnticolonin1es en Asia y en Africa'

Exislcn diversas trnplicatJone~. Primero .. mente, el nacionalismodeclaraal campo de lo c~pintuul su territorio soberano y se mega n acepw que el poder colonial inlcn·cnga en ese campo. Si retomo el ejemplo hmdú, el pe~ rindo de -ras (eformas sociales'' estuvo con­formado por do~ fases. En 1~ primero, los re· fotmadores hindúes buscaron por medio de lo ncción estatal que las autorid.ndes colonia .. les rcfonnaran las instituciones y costumbres tr~tdicionales. En la segunda, aunque no se discutía la necesidad de cambio, se presentó una fuel'te t'C)iSlcncin que !l() permitió que el estado colonial interviniera en asuntos que afet:tanln "la culturn nacion:ll'', L.a segunda fase. según llll planteamiento. consumía ya parto del periodo nncionalista.

En otras palabras. el estado colonial se m::amienc fuer.J del campo •'inu~rior" de Jn cut­rura nacional, pero eso no quiere decir que el llamado campo espirituol permanezca imtlte­rable. Oc hecho, desde aquí el nacionalismo 1;~.nza su proyecto más poderoso, creativo e históricamente significativo: modelar una cuJ .. turn ~'moderna .. nDCional que no es de ningu· na manera occidental. Si la nación es una co­munidad imaginada, es aquf donde empieza a presentar una rn7.Ón de ser. Este es su \'erda­dero y básico espacoo. la nación ya e> sobe­rana aun cuando el estado siga en manos del poder colonial. La dini!mocn de este proyecoo histórico es coq¡pletamente olvidada en las h1storias convenciooales en l3s cuales ''el cuento" del nacionalismo comienza por la conquista del poder polftico.

Deseo resaltar ''anos aspectos denno del Uamado c;.trnpoespiritual que el tt.3C ionali~mo

rransfonna en el transcurso de este periplo. 1\.1c remiliré a mis iluslmciont!S de Bengala. cuya historia mees mucho más familiar.

El primero de estos aspectos es la lengua. Anderson acierta cuando afinna que es el ·•capitalismo impreso" el que pr()Vec el nuc .. vo espacio inslitucional para el desarrollo de la nueva lengua "moderna".• Sin embargo, las peculiaridades de la situación colonial nu permilen una transposición tan sencilla de los patrones europeos de desarrollo. En Benga· la, por ejemplo, por iniciativa de la East India Company y de los misioneros europeos se editan los primeros libros a finales del siglo xvm y se publican las primeras prosas na­rrativas a comienzos del soglo XIX. Al mismo tiempo. en la pdmern mitnd de et'e siglo. el inglés desp13.L.a al persa como lengua de Ja burocracja y se muestra como el medio más poderoso de inOuencia mtelectual sobre la. nuevaéliteBengalí. No obstame. el momento crucial en el desarrollo de la lengua bengalí moderna es a mitad de siglo, cuando la élite bilingoe disefta un proyecto cultural para pro­porcionar a la lengua nativa el aparato lin­güístico nccesndo para convenirse en el idio-. ma apropiado de la culturo "moderna'·. Alre­dedor de este proyecto se genera toda una red institucional de prensa impresa. casas editoras, perjódicos, revistAS y grupos litera. rios, Porfttera de la responsabilidad y autóri· ZllCión del estado y de los misioneros euro­peos, a través de Joscua1es. fa nueva, rnodcr· nt¿ada )' cstandnrizadn va t001ando forma, la imefigentsia bilingüe comienza a asumir su lengua con un sentido de pertenencia dentro ... del campo de la identidad cultural y a la cunl habfn que mantener:~pnrtadndel colonizador inlruso. Por consiguiente. la lengua se con­vierte en un espacio sobre el cual la nnción tiene primeramente que reafirmar su sobera~ nrn pora entonces rrnns lbnnarla y adaptarla al mundo moderno.

Aquf las inOuencons formales de las len· guas y literaturas europeas modernas no pro· ..

~ Í"his ts :a. central :a.r¡umcn1 of my b<lC,lk /'f'tlfimwli.~l /'llmt¡.:ht mttf tlt< C•llmtwl t\f,rld: A Duil'dtH'~ lli.tt mmd London 1986. Anderson. Jm.:ag-1ncd Commani11es. pp. 17--ll),

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~~~H-C~'--------------- 11, 7, Bal1'8nqU1IIa, 2002

dujeron efectos s imilares. Por ejemplo, en el caso de los nuevos géneros lileratio; y con­venciones e~léticns en tos que las influen­cias europeas delineaban indudablemente ni discurso explícito críllco, también se consi­deraba que las convenciones europeas no eran las adecu!ldas para evaluar la produc­ción lileraria en bengalí. Ha:.ta hoy wdavfa existen algunos vncfos evidentes entre los térnunosdclacñlica académica y los del eJCr· cicio liternno. Pnm dar un ejemplo, analizaré un drama bengalí.

El drama constituye el género literario moderno menos elogiado en lo estético por los cñticos de In lítemmra bengalí. aunque es el género con más grande audiencia dentro de la élite bilingüe. Cuando apareció en su forma moderna a mediados del si¡lo XIX, el drama bengnlf pose fa dos modelos: el drama moderno europeo como el desarrollado des­de Shakespeure hMta Mobere. y el virtual­mente olvidado corpus del drama s4nscrito, el cunl ha recuperodo actualmente su exce­lencia clásica debido a los elogios de los es­tudiosos orientalisiM europeos. Los criterios literarios que presumiblemente incluyeron ni nuevo drama dcniiO del dominio pri,ilegiado de la cultura nacional moderna. eran, por lo tanto, delineados por los fonnatos modula­res provenientes de Europa. Pero las prácti­cas representativns de una nueva instirución como el público teatral, oo pennitieron que esos criterios se aplicaran parn obras escritas parnelteatro.Las oonvenc1ones que permit i­rfan que un droma triunfara en los escenarios de Cálcuta eran muy diferentes de las npro­badas por lo~ críticos scglln las l!lldiciones del drama europeo. Hasta hoy esas teltSio­nes no hnn sido resuclus.l..o que funge como la comente te.1tral pública en Bengnla Occí­demal o en Bangladcsh es el teatro urbano 1nodemo, nacional y clarn.mente diferencia­blc del teatro "popular". El pnmero es produ­cido y consistememente ausptc•ado pOr los

' lbid .. pp. 28-40

literatos urbanos de la cl""c media Aun a;i. sus COO\'enciones estéticas no cumplen con los cstiíndarc.o. establecidos por los formatos literarios adoptados de Europa.

Aun con Jn noYela. ese famoso artificio nacionalista denll'O del cuallncomuniJad esta hecha para VIVIr)' amar dentro de un tiempo "homogéneo".' los fonnatos modularos tam­poco la pasan bien. l..n novela fue el género prinCipal por medio del cual laélite bilingúe bengalf creó una nueva prosa narrativa. Era obvia la influencia en el diseño de esta prosa de los modelos del inglés moderno y del Sáns­crito clásico. También, en la med1da en que el género ha gan!ldo en popularidad, es de ob­servar la frecuencia con que los novelistas bengalí es han camb1ado de las formas con­venciOnales autoriales hasta el uso del dis­curso corriente en sus obras. Al leer a nlgu­nos de los novelistas de Bengala. a menudo es difícil determinar si se está leyendo una novela o un drama. Habiendo creado un len· guaje moderno para su prosa de acuerdo con los formatos modu1nres convencionales, los autores. en In búsqueda por la verdad artísu­ea, evidentemente se vieron en la necesidad de apartal·se en lo posible de la rigidez de esa prosa.

El deseo por construir una forma estética moderna y nacional, y que a la vez se diferen­ciara de la occidental, se v1o reflejado en las formas un poco exageradas y sofisticadas de comienws del siglo X:X on la llamada Escuela de Arte de Bengala. A partir de esw inicioti­vas se creó. en primero instancia, un espacio msutucional para los artistas profcsionoles modernos hindúes para lo divulgación, exhi­bición e impresión de las obras de ane y para la fonnacíón ele un público versado en las nuevas nonnas estéticas. Esta agenda tom bién se vio acompafloda po1 la construcción de un C!lpOCtO anístic() moderni1ado imprcg· nado de \10 calor idc!ológrco y ferviente para un arte que era "indiscutiblemente "lundú )

cesarparedes
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!\:iCIPn y l'1udadania

01uy ú1fercntc del "occidentaL• :\unqu< el ~1~ln I'Celllilll ~IUlt.,llullu por lac"!CudJ Uc Bengal3 p:tnt un """"o nne hindú no t.ll'dó n ~--bo lo proru.:''' ~ulli.i.t'IK:nt:s.lm .. "l\tc por t· .. ta tniCI.JIJ\'a h~.Javía LÍe~ va,gcoc.:ia ~n lo \.'tiDCCriUt'IIh 01 CII!Uf UD ill1\ tflh! p~.h~!<>C ~o. UD•

sidc:r.:JTSe moderno y'' mi'mlO tiempo recono­(cnc como hmdu

Jumooon las lllSUlOCtoüc::)del caprtali..o;;mo 110preso. :5e fund6 Un:l red de ('~uda~ ~-c:un· dal'laS. l.! o:u -.,·r:z mti.'. el nacionafi,.mv bu.c;có nWJt<·ner txqu su tutt'la c-.t~: espoc10 mucho untes de que el pc'lder estatal se huhics.e con­, .... •n.u.h• en un ~l.intu Jc Lh~nr~wha_ En Bcngu .. In. desde bsegunda mit:lddel<igloXLX. fue In n~ J. eh te la cttcarg31.L.l. d.: rt:tlu.ar un c!4ucr. ro "l!aCIOI!al" p:n ~mr =•1~~> en toda la pruvlfk.'la y generar •~.: a un.a lncrmwa ac-.m.lc. Jun¡oc"n el cap11:úismo impn:so,las escuelas sccunll.1rJ3S rro\·emn lo~ C'J'IGCII,.. nc~;e~io~ p:n generar una luerarora )' un le01!u>Je nue­'0S. gcncnl11.ados y normostl\"1/..:ldo:s. pnt JUt·

ra d~l CQflll'tl/ esraral. Solo asf. al abnrse es­tos cspac.;;,·, fuera del ~.:ontrol C!\to.LUI y dc.lo.lirii misiooeros europeos. S<: les pennmó alns mu­Jeres 3..\I~Ur a la C!\Cucla. Dur:uuc C-.'ilC pcric)(lo, a finales d.: siglo. lo unívernd:w de Calcuta t.tmbién l.kjó de ser un.t in~;.utud6n de educ:!·

~lón colorual y S<: ~oovlOió en una=utuc•ón man: ... Lur~lllc h.a.:aonal con W rropm c.:urricu­lo. facultades y recursos.'

U hun11ia 1;unh11:n eru ouu de lu~ cs~"'t· Clu> <le! campo m~tnoc en la cultura naoon:ú. El pl;~n lt!otnucmtu .tqul de .autunumtt y d1fc· relh..ns era mucho mh dmm.áut::L (_a. criuc-a curope .. t que considcraha a la .. tradtt·tón hm· Ju" OlmO \alVaJe. se centró pcr mucho nem­po en ~us pnku ... ¡~ \ ~récn~.:ta' rdlfto!o!l,, espec~;.a)mente en lo que teruaque \Ct con el

rrm..tmicnto aJa..; mujeres, La fa~ inicial de lm •·reforma."> !-<ICtalcs." por Dlt:t.ho tk lu-. a.Jn· O"Oic:s coloniales w.mbten se oon'-"'tTIU\tcn ~' J.i~ltJ$ Durante: ~)..1 f:tiOC'. ~:!<>Id C!<>J)o."'IO fue con .. iderad<"'~ "há...-..ico- para 13 .. tndicicín brn Llu·· EJ litO\ tm1cmo na..::ton.dbUl empezó a.ru .. char po• e>os controles. A ·liferencia de los pnmeru~ reJOJ'U\oldore~. lo~ noc1onaiiMa:> nn esu.ban diSpuesto' a p.:nnn,r que el p•xkr colonli1l Jeg.slara ><>brc la;. rdormas de la -.o­cicdad ""tradicronar·. Atinnahan que "'lo la mtsma nacion pod.ria tener e: dert."Cho ele lfl· tervenir en tale~ aspecto!\ fundamentales de su tdcntld.u.l cultural

Y ocutrió que el seno familiar). el paf"'l de ht muJer ~ncron L:ambiO~ ~lbt.anctale~ Gn el :unbie-nte O."'b:"ion;tli~ta de la. (:la...:;e mel.lia. In· dudablcmtntc ~ fonno un nuevo uru de or­den patriarcal, pero queexigia exrlícuamentc que toe:~ d1terentc al onlen de la lanulia ··oc· eidental'' La "nueva mujer' ¡enia que <er m{,Jerno, pcm mantcnJen<ll.' todos lo~ C~.i!C· teres de la ~radicióo nacional y por lo 1onto, ~rdtfl!ronte de la mu}l"r .. occtdental'"

La luStoria del nacionalismo como mo,i­micnto pohtk.'() tenJl6 :.t t.·cnu-arse pm~.,palmen~ te en b lucba por el doromio de lo exterior, en el ddnun1ü 1ttatcrial del ~lado. bw es algo eh fe· renw a lo que be subra)'ado. Es 1ambi~n un:1 -

hu~lon;tcn bcual el nncit.n¡Jit.,mo nv ten in utr.t

opcíórl SI no escoger un fonn:uo de la galena de .. m,).Jclo~'' f'lC\Cili~O:. Jklr lo~ C.\1adus

naoún europeos y ~m:ano:. Porcoosíguíen­ct.la 'llaf=en~.;la' • .qu1 rK,(.;(llhtuuyeun cn1c· rioválido en el doma.nlo de lo tnol.ll..'n..._

En él cau1p0 m.ttenal. el nacu_,n:th,mo ana­caó !\U decurso (recordemos que ya había prn· clamado !\U 'oherama en el ~.:ampc.lC.>ptntu.a)) inse:nándose en una nueva e~fcra púb1ica

~e ht1:01') of r.bis ~ tOO\(.fiiCnt tJ:t~ bcn recrml~ f.l~ a dl·1a1l by TJPU Guba--lh:.lfl t1a. fl~ JJ.,d¡n, /IU"Ium Art \."'ittr Arnl!eluJ ~ntl ~m.,on. •• 'UPI m S..•J.t:v~ l!!:'\O.I«>:o. C 111bf' ·¡.: 199~ S« •\tuJ,h.UI• 8.1~~. )QU vt l"~lll )-viidi.IU11ft 11\$-l·l'lHI' (n('Un.Ji ( h-lkf;•var1t0 ·thc tl tlt\'I:T>-1

.~ ¡mJ - üo c.o ncor· 1')().4-~~· • .md .. ronw.h..m3th l$.6lla)CI." "Rdonn :mJ Re-cf~;ttllZ:.:.IINI 1U-:!.o.

IG S¡ll n¡:u , atl4 Pf;:lll.llo;b.ln~h:. C.II¡"Q. (f'c.h' H"mhrd ti"MI ~rf llu- ( fUif'ITlll' ,,, c .. lt-111 cw.. .1

1957 rp l'!ll • 179-:.llJ nd ~11 Hl(

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conformada por los procesos y fonnas del es­tado moderno (en este caso coloma.l). En sus com.ien1.~. la Lnrca Ue.l nocion:ilismo con~asdn en vencer la insubordinactón de In< clase me­dia coloni(..3(1a, esto es. desaü:u- hL'- oorrnus de las "dúerenc::ios coloniaJe<" en el ámbllo del ""u1do. Debemos recordar que el estado colo­runl no fue la insti!IICión que rtcUvó los formo­los modulares del esl3do moderno en lru; culo· mas; m:ís bien se enclltgó de no pennitir la "nonnal11.nción" de los propósilos del c•tndo moderno ya que unn de sus prenusas de con­trol con~istín en mttntener las nonna."i de la di· fereocia oolonial; en otrns pnlabr>>, preservar la alienación de los grupos de control.

Como las instituciones del estado moder· no fueron dtseñadas durante la colonia, es­pecialmente en la segunda mitnddel stglo XIX la clase domannnLe europea haiJó necesarío establecer-por medio de 1> promulgaCión de leyes, la burocracia, laadministrncióndejusti· cia y el reconocimiento por el estado de un esp30io legftimo de la opinión pública· las diferencias precisas entre gobernantes y go­bernados. Si se les tba a permitir a los hin· dúos leglslar. ¿,podrían ju~gnr a los europeos? ¿Estaba bien que los htndúes mgrcsaran al servicio civil aprobando los mismos exáme­nes que los britántcos graduados? Si los pe· riódicos europeos en la Indio poseían Liber­tad de pnmsa, ¿se podría aplicar lo mismo a los periódicos locales? Irónicamente, se con­virtió en una !arta histórica del nacionalismo. a pesar de msistir 'n sus pmpins marcas dis­tinth·as en lo cultural con respecto a ()ccj .. don te. ex1gir en que no podfan cx1stir reglas diferencindora> en el control del estado.

E'·entualmente. con la CI'I.Xttnlc inOueo­cia de lo> políticos nnctOnalistas, este <On· troJ se hizo más extensiYoe anlcrnnmentcdl­f(renciado y finuhnente ~um16 las camcle­rr~tkn$. formales de un estado na.:10nal. pos .. tcolonial. Lo~ l.tctorts predominantes de esta autodcfinición. pot·lo mene>> en IJ India pos­tcol<>mnl. proYcnfnn de la ideología del c'ta· do moderno liberal y democrático.

D, 7. Bnrrunquilla. 2002

Dé acuerdo con esta tdoologín hbcral. aho­ra lo púbhco ,e dt>tinguía de lo pri,·ado. Se le exigía al estado que prutegtcra In inviolabili­dad de la propia idiostncrasia con rcspcolo" las camc1orísticas de lns dcmh Ullegitim•­dad del est>do ni desempeñar estas funcio­nes tenían que verse i'nrnnlitadas por su neu­tralidad al establecer diferencias personales. I'Xiales. de lengua. reli,gJC>sas. de clase, cas­ta. etc.

El problema radicaba en que ellider~go moral e intelectual de la élire nacionalista ope· raba en un campo constituido por un conjun­to hasrunte espccflioo de diferencias: entre lo esptrttual y lo ma1crial, lo interior y lo exterior, lo básico y lo superficial. Ese espacio tan con· troverttdo sobre el cual el n•cionalismo habla proclamado su soberanía y dentro del cual habfa imagin>do su verdadera comunidad. no em coextensivo ni coU1cidental con el espa­cio constituido por lo distintivo enrre lo pú­blico y lo priv>do. En el primer campo, el pr<>· yecto hegemónico del nacionalismo a duras penas podía hacer de las diferencias entre de lengua, reugtón, clase o casta un asuntO de imparcialidad en si mismas. El proyecto era de una "nonnativizaciónu cuhuro.l, como An­derson plantea; proyectos hegemónicos por doquJet, pero con una gran di rerencia: tenfa que escoger su espacio de autonomía desde una poSición de subordinación a un régimen colonial que tenia de su lado los recursos jus· tificatoriosmás universales generados por el pensamiento social postenora la Ilustración.

El resultado de estos formntos autóno­mos de imaginactón de la comunidad, fue. y continúa siendo absorbjdo por la histona deJ eslado posl colonial. Ahí radican las causas de nu~tra nuseria pos1 colomal: Nt> es nues­trtl incapacidad p~ra disei!nr nuevos fonna lO> í.le comunidad m<)dcma. si no nuestfo sometimientohacJI\ las nuevas formas de e!'i· wt.lo modernQ. Si la nación es unn con1umdad imaginad¡~ y s1 hh IHtt:inne" deben asumir los rol!!:, Jc un eslado. cntunt:cs nuestro up.u-:uo retóñco nos debe J>CIIllllJr babl.ar decomuni

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Nat:lún y Ciudadanía

dotd y c ... tado al mismo tiempo. Pero cons1Ue4

ro que nuestro aparato teórico actual no nos lo permite.

Un poco antes de su muerte. Bipinchan­drn Pnl ( 1858-1932), eJ grtUl JiderdcJ ffi0\1IDICn·

ti) Swad<shi en Bengala y pro¡agooista del e<>ngrc..o prc~andiano. desc:ribtó lo rcstden· Cta donde se alojaban los estudiantes en Cal­cut• durante su ¡uventud·

Las residenetas de los estudiantes en Calcula. en rnis licrn~ de e~-tudiante hace c.ncuenta o sesenta años. eran como pequeñas ~públicas y se mane­Jaban con oOilrulS netamente democm. ticas. Todo era decidido por el voto de la mayoría. ~lcnsualmente se elegía al director para todo "el mesón'' y se le encargaba tramitar todos los deberes de los residente;, JUnto con la admint~·

tración de los alimentos y de los ense­res de la rc>tdenda. .• Con frecuencia se le rogaba a un buen adourusttadot que aceptara su reelección, mienuns que los desgreñados, que generalmeme te­nían que pagar de su propio bolsillo por una mala administración, evu:abao ocupar esta posición honrosa. ... cualquier disputa entre los nuembros era 7.8l1Jada,.por una "Corte de residen· ttS" y nos sentábamos, recuerdo. no­che uns nocbe a anali1.aT el caso. Y nunca la dcctsión de esta "corte" se ,-io de•obedecida o cuestionada. Y todos hacían cumplir la decisión al re­side Ole inculpado. Todo. amenuaban aese miembro con la expulsión y si se negaba. le h•cian pagar toda la mesada ... Y tal era la luerz.a de la dect· sión del ¡ rupo. que he sabido de en­sos de cn.sugo a un residente~ que de; pué> de una St:mana de haber >itlu expulsado, su :.emblaotc parecía como \i 1\e c~tuviese recuperando de una gr:l\'C enfermedad ...

El ~rupo de rc:-.~Jcnle.s c.-suba com· puesto por los llamados onodoxos. los bmmán ictl< y otros heterodoxos com­prometidos con nuestra "república". Si ~ e!l.Wblccía una norma que prohtbía traer alimentos a la residencia. aun los micmbro>deloonodoJOahindd bcum­plían. aunque quedaba muy claro que fuera de lorestdenctn scpod!acomcry hacer cualquier cosa. Así que nos sen­tlamos hbres oun para "al Oreat Eas­tem Hotel. al cual mucbos de nosotros empez:\brutlO> a frccuen~at.10

Lo mteresante de esta descripetón no es la "isión exageradamente romántica de un C$quema en miniaLUra de autogobemar la na· cióo. si no el uso reiterativo de expresiones insutucionalcs de la cívica y moderna Europa política (república, democracia, unanimidad elc«ión, corte ... ) pora describir un conjunto de activtdades en aspectos materiales y a menudo tncongruenles c<m ese tipo de so. ciedad civil. El tema de un "compromiso" en los hábitos alimen1icios se basaba re:11mente no en un princtpto de delimitación de lo "pu­blico con respecto a lo pnvado, s• no en la escisión entre lo "m tenor" y lo "exterior": lo espiritunl como un espacio donde la una ni mi- ' dad tenía que prevalecer, mientta.S que lo ex· terior ern solo una muestra de In libennd tndt· vidual. A pesar del "voto unánime de toda la residencin",ln fucrzn que determinaba la una­nimidad en el campo interior no era el proce· dim1cnto de vot3ción que establcda que los .ndivtduos se componaran como un todo. si no el c:on~nso de un3 comunidad -tnstnu­cionalmente novedosa (porque después de todo. la reside neta de Calcutl\era nlgo sm pte· cedemes en la_ ... tradkióo") e internamente di l'crenciada y ;in duda uno comumdnd que se imponía sobre los miembros individuales

Pero el uso de Btptn,handrade lo> u!nm­nos parlame.mariO$ para describir 1a.~ acth;.

• UrprnOO:IIIJr>P:II. Mttrtcrfes ~~f..t.\fl' Li{t wt~Tim!i C:.JCOMOJ 19•!. rerrintcd 197'\. rP· T'i7-60 . •

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dades .. comunit.'lrias" de esa rcsi~ncia como s1 fuese unn nación. no deben entenderse como una mfonnalid:>d. Su Jengua¡econsutu­yc un indicativo de las unplicaciones rente.~ de los dos discursos y de los dos c:unpo,. de pol1tica. El intento se oola en la reciente hi~to­riograffa bmdó parn nbordnrlos como los do­mimos de 13 política de la '·élite" y de los ·'su bordioados." Pero una de las consecuencias relevantes de este enfoque histOriográfico ha sido precisamente la muestra de que cM!a do­minio no solamente actuaba en oposición y limit:>do por el otro. si no que n través de esta conrrontación, también configuraba el esque· ma político del otro. Por lo tan lO, la presencia de lo populista o de los elementos comunita­nosen el orden liberal consbtucional del esta­do postcolonial no se asume como un signo de la inautenticidad o deshonestidad de la éli­te política; es más bien un reconocimiento por parte de laélite dominante de la presencia tan­gible de un espacio de la política de los subor· di nodos sobre la cual debía imponcru o t.lm· bién negociar de acuerdo con sus propuestas. con el fin de logrnr algunos acuerdos. Ade· más. el campo de la política de los subordina­dos se convertia con el tiempo, o se od.1ptaba a los formatos característicos institucionales del a élitedominante. Porconsiguiente.lo rele­vante oqu! no es In ~imple demareacióo e idcn· uficación de dos espacios en su propia delimi­tleión que es lo que primemnente se requería para romper con los clamores totaliU>nte> de una historiograf!n nacionalista. La tarea ahora es determinar. en sus historicidades mutuamen­te condicion<tdas. los esquemas especificas que surgieron. por un lado, en el espacio defi· nido por el proyecto hegemónico de la moder­nid:>d ml<:tonalista; y por el otro. en las re>IS·

tencias innumerables fragmentadas hacia ese proyecto nonnah23dor.

Este es el ejcrcteto qoo deseo reah:<ar. Como el problema podría ser el establecer lo' lfmt-

n. 7. Barranquilla. 2002

tes de esa supuesta univcn..tlidad del régi ... men moderno de control y con las disciplinas del conocimiento uc la pn>t iluslr.\Ctón, po­dría pat·ecer que este trabajo intenta resaltar una vez más un esccpllClSmo hindú (u (>nen .. tnl). No obstante, el propósito de mi trabajo es mucho más comple¡o y constdcrablemente más ambicioso. Jncluye no solamente la iden ... tificación de los esquemas discursl\'OS que hictcron poSible esas teorías sobre el escep­ticismo hindú. si no también un3 demostra­ción de que las condiciones planteadas real­mente unplican unos factores obhgadamcnte reprc~dos aun en los fonnatos supuestamen .. te universales del régimen moderno de poder.

Esa última demostración nos posibilita es­tablecer que los clamores univcr!»listns de la fi10M)f{aoccidcntal modemaseencuentrnntam­bién timitadas por las contingencias del control global. En otras palabras, .. el universalismo OcCidental como el m.ismo .. ...,Jl(icismo Orien­tal" >Oio pu<den ser señal:>dos como una forma panicular más tica.diversa y difercnct:>da de In concepc:unli:z:ación de una nueva idea universal. Esto nos peonite concebir no solo In posibili­dad de penw en una lorma nueva de comuni­dad moderna, que, como planteo. la expcrienctn asiática y nfrieann ha intentado desde sus co­mrenzos, pero decididamente pensaren nuevos formatos de un estado moderno.

El proyecto entonces, consiste en recla­mar para nosotros, Jos una vez colonizados, la hbertad de imaginación. Clamores. como sabemos bien. solo pueden hacersecomores­puesta en un espacio de poder. Las investi · gacioncs apun1ará1\ necesariamente a cam­pos específicos disciplinarios. la impronto de una pregunta no contestndn. Además, abo­gar por nlgo fragmentano al respecto. es t~m­bién. nunque no sorprcndcntememe, generar un discurso fragmentado. Es Kdundantc ha· ccr una apología de esto O

Re-pn!stnted by rhe various Cs.o:.ar- itt lt3JUljlt Guhn. ed .. Subahtm Stl.ldie:r. '"Ois 1..6. IXIh1 191\l-90 íi)C profrnmnuh<: \t:.tcroem o( lhis appro.xh is lD Ran.:~.¡n (iutt;a 'On Son.e A•·l)eliS e( lhe H.tstoriogr~tpb) of Coloni:ll lndta.. tn: CW. (dl Sulxtlrm Slltdtl.\' \ol.l, Ddhi 1981. pp. 1-S.