La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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n.o73/2015
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LA NEUROCIENCIADEL FUTURO
Ideas para mejorar la investigación del cerebro
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7 7 1 6 9
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PSICOLOGÍALas dos carasdel aburrimiento
COGNICIÓNAprendizajea través del tacto
HISTORIA¿Cómo surgióel test de inteligencia?
NEUROLOGÍAEl síndromedel acento extranjero
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CUADERNOS 11: LENGUAJE
Y COMUNICACIÓN
La influencia del lenguaje en el pensa-
miento • Modelos neurales del habla y el
entendimiento • Claves de la gestualidad
social • Niños con mutismo selectivo
CUADERNOS 8: NEUROGLÍA
Astrocitos: coordinadores de la actividad
neuronal • Microglía: los macrófagos del
cerebro • Clave para tratar las lesiones del
sistema nervioso central • Excitotoxicidad
y esclerosis múltiple
CUADERNOS 10: ADICCIONES
Alteraciones en el sistema de recompen-
sa • Raíces evolutivas del alcoholismo
• Enganchados a la inanición • Huellas
cerebrales de la nicotina • Tratamientos
CUADERNOS 7: EL SUEÑO
El motivo de las ensoñaciones • Fases y
ondas cerebrales del descanso • Insomnio:
hiperactivación nocturna • ¿Por qué se
contagian los bostezos?
CUADERNOS 9: LA MEMORIA
Circuitos neuronales de los recuerdos •
Estudios con ratones transgénicos • El
síndorme de Korsakoff y la hipertimesia •
Técnicas para mejorar el aprendizaje
CUADERNOS 6: EL MUNDO DE LOS
SENTIDOS
El origen de los olores • Efectos del ruido
en la cognición • Ver en tres dimensiones
• Procesos mentales de la sinestesia
www.investigacionyciencia.es/revistas/cuadernos
MONOGRAFÍAS CON NUESTROS MEJORES ARTÍCULOS SOBRE TEMAS CLAVE
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MENTE Y CEREBRO n.o 72
Musicoterapia • Los beneficios del
voluntariado • Adictos al deporte •
Cámaras que funcionan como el ojo
humano • Asesinos múltiples en un solo
acto • Estamos embarazados
MENTE Y CEREBRO n.o 69
Cartografía cerebral • Teoría del cerebro
bayesiano • Beneficios del baile para la
psique • Demencia por cuerpos de Levy •
Obsesión por el perfeccionismo
MENTE Y CEREBRO n.o 71
El cerebro bilingüe • Cómo actuar ante
la esquizofrenia • Vencer la fobia social
infantil • El atractivo de las subastas en
línea • Estrategias para negociar el sueldo
MENTE Y CEREBRO n.o 68
La hipnosis clínica • Secuelas del abuso
infantil • Los test psicológicos • Mentes
en interacción • Escritura especular •
Emprendedor o asalariado: cuestión de
personalidad
MENTE Y CEREBRO n.o 70
Pensamiento creativo • Cómo mejorar
la lectura en los niños • Efectos de los
videojuegos en línea • Comorbilidad entre
diabetes y depresión • Perfil laboral y
personal en las redes sociales
MENTE Y CEREBRO n.o 67
Hombre y mujer: Qué nos une y qué nos
distingue • Prótesis del siglo xxi • Células
madre neurales • Autocontrol cerebral •
Violaciones en grupo
www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro
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SIGUE EL DESARROLLO DE LA PSICOLOGÍAY LAS NEUROCIENCIAS
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2 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
SUMARIO
APRENDIZAJE
10 Aprender a través
de la exploración táctilEl tacto ayuda a los niños a construir
ideas abstractas a partir de experien-
cias concretas. También favorece el
pensamiento simbólico. Por Derek
Cabrera y Laura Cabrera
PSICOLOGÍA
16 Cognición corporizadaLas sensaciones físicas y el mo-
vimiento corporal ejercen una gran
influencia sobre lo que sentimos
y pensamos. Por Siri Carpenter
PSICOLOGÍA
22 Trastorno postraumático
por abortoMuchas mujeres lamentan la pérdida
del embarazo durante largo tiempo;
también los padres desarrollan una
relación íntima con el hijo no nacido.
Por Anette Kersting
ARTÍCULOS
Tocar para conocer
El sentido del tacto potencia las habilidades
matemáticas, verbales y de razonamiento
de los niños.
Julio / Agosto de2015
– N.o
73
¡Qué fastidio!
Existen cinco tipos de aburrimiento. Pese a
ello, por lo general relacionamos este estado
con una sensación desagradable.
Escasez de psiquiatras
En Madagascar, como en otros países en
desarrollo, las personas con trastornos men-
tales no reciben un tratamiento adecuado.
10 28 70
PSICOLOGÍA
28 Las dos caras
del aburrimientoSentirse aburrido puede guardar
relación con un estado depresivo,
pero también puede llevar a buscar
un objetivo. Por Klaus Wilhelm
ETOLOGÍA
52 Personalidad animalNo solo las personas se distinguen
entre sí por su modo de ser. Se sos-
pecha que el origen de la personali-
dad humana reside en las diferencias
animales. Por Joachim Retzbach
CONSCIENCIA
55 La teoría de la información
integradaEl pampsiquismo actualizado ofrece
enseñanzas sobre cómo entender
la experiencia de uno mismo.
Por Christof Koch
ENTREVISTA
60 «Necesitamos una
neurobiología comparada»Según el biopsicólogo Onur Gün-
türkün, ciertas aves nos aportan
muchos datos sobre la evolución
de la inteligencia. Por Dirk Liesemer
FILOSOFÍA
64 El escepticismo
del conocimiento bajo lupaTodo cuanto nos rodea no es real;
solo nos lo parece. Aunque este plan-
teamiento filosófico no puede refu-
tarse por principio, parece demasia-
do improbable. Por Elke Brendel
MEDICINA
70 Madagascar, donde
los psiquiatras escaseanEn los países en vías de desarrollo,
las posibilidades de tratamiento
para los enfermos mentales son
reducidas. En Madagascar, los exor-
cistas se convierten en terapeutas.
Por Franziska Badenschier
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 3
40 Una ciencia controvertidaMuchas personas ven la neurocien-
cia con escepticismo. Incluso los
neurocientíficos reprochan ciertos as-
pectos de su disciplina. Por Steve Ayan
44 La neurointerdisciplinariedad:
¿realidad fecunda
o publicidad engañosa?
Por Fernando Vidal
SECCIONES
4 Encefaloscopio
> Asma psicosomático
> De la mente a la materia
> El dolor de ansiar la hermosura
> Hábitos sin supervisión
> Guardar un archivo para
recordar otro
> Método no invasivo para la memoria
> La distracción es aconsejable... a veces
> La morada de los recuerdos
> Revanchas más justas
> Afrontar la espera en las
enfermedades graves
> Las facetas del narcisismo
32 Avances
> Diferencias cerebrales
relacionadas con la obesidad.
Por M.a Ángeles Jurado, Idoia
Marqués y Maite Garolera> Los bebés integran la información
gestual en el lenguaje oral.
Por Núria Esteve Gibert, Ferran Pons
y Pilar Prieto
36 Instantánea
Neuronas extraviadas
38 Sinopsis
Historia de la neurociencia
74 Syllabus
Síndrome del acento extranjero.
Por Christiane Gelitz
80 Ilusiones
Percepciones deformes. Por Susana
Martinez-Conde y Stephen L. Macknik
84 Retrospectiva
Origen y evolución del test
de inteligencia. Por Annette Mülberger
93 Libros
Cerebro. Belleza. Por Luis Alonso
www.menteycerebro.es
NEUROCIENCIA
LA NEUROCIENCIADEL MAÑANA
48 Nueve ideas para
mejorar la neurocienciaCiertas medidas pueden solucio-
nar los problemas de metodología
y credibilidad de la neurociencia.
Por Isabelle Bareither, Felix Hasler
y Anna Strasser
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4 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ENCEFALOSCOPIO
Los ataques de asma pueden ser temibles y dolorosos. No obs-
tante, las personas asmáticas podrían salvarse de algunos
si lograsen cambiar sus expectativas. Cada vez existen más in-
dicios de que la convicción de que un olor o una actividad va
a provocar un ataque es suficiente para inducir en el asmático
síntomas corporales auténticos.
En un estudio reciente, 17 probandos con asma moderado,
pero persistente, olisquearon un preparado aromático no irritan-
te. El recipiente de algunos probandos llevaba el rótulo «asmó-
geno»; en los del resto se leía «terapéutico». Los investigadores
supervisaron la tasa de óxido nítrico exhalado (un marcador
de inflamación de las vías aéreas). Las concentraciones de óxidonítrico no mostraron ninguna alteración en los pacientes que
creyeron que el aroma era tera-
péutico, pero quienes pensaron
que se trataba de un asmógeno
manifestaron un incremento
inmediato del marcador, el cual
continuó creciendo pasado un
tiempo. Justo después de olerlo,
las concentraciones se habían ele-
vado un 36 por ciento; dos horas
después, habían alcanzado un56
por ciento. Al día siguiente inclu-
so llegaban al 65 por ciento. «Espe-
ramos convencer tanto a los asmáticos como a los médicos deque bastan sus convicciones para suscitar reacciones adversas»,
señala Pamela Dalton, psicóloga cognitiva en el Centro Monell
de percepciones químicas y coautora del estudio.
Estos resultados apoyan hallazgos anteriores. Un estudio
publicado en 2012 en el Journal of Asthma indicaba que, con
solo mirar fotografías de alérgenos conocidos, los probandos
asmáticos manifestaban un 15 por ciento más de síntomas que
si miraban imágenes neutras. En otros estudios se ha señalado
que, en respuesta a estímulos emotivos, las personas con asma
sufrían mayor constricción de sus vías respiratorias que los in-
dividuos sanos de control. «La percepción de los síntomas porlos pacientes podría basarse en asociaciones aprendidas más
que en el estado real de su fun-
ción pulmonar», explica Andreas
von Leupoldt, de la Universidad de
Lovaina y coautor del estudio de
2012. Estas asociaciones pueden
resultar de la experiencia (como
sufrir una reacción alérgica des-
pués de jugar con un gato) o ba-
sarse en advertencias del médico
(por ejemplo, que el contacto congatos puede provocar una reacción
alérgica).
MEDICINA
Asma psicosomático Las convicciones y expectativas pueden provocar síntomas en los pacientes asmáticos
En general, la convicción de po-
der perfeccionar algún rasgo denuestra persona contribuye a con-
seguirlo. Y, recíprocamente, quie-
nes consideran imposible mejorar
la inteligencia o la creatividad tien-
den a cultivar menos esos campos
que quienes los tienen por malea-
bles. Esta observación es válida para
todo un abanico de supuestos, lo
cual ha llevado a la creencia de que
la predisposición mental al propio
perfeccionamiento es intrínseca-
mente buena. Pero ha surgido una
primera excepción importante aesta regla en lo tocante a la belleza
corporal, según dos estudios apare-
cidos en Social Cognition en octubre
de 2014.
Investigadores de la Universidad
estatal de Oklahoma han señalado
que mujeres con creencias maleables
sobre su belleza (convencidas de que
podrán ser más bellas si se esfuerzan
en ello) presentaban mayor riesgo de
sentir ansiedad sobre su apariencia, A L A M Y
A L A M Y / M I K E
M C W I L L I A M
PSICOLOGÍA
El dolor de ansiar la hermosura El convencimiento de embellecer puede conllevar efectos contraproducentes
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En su conjunto, esos hallazgos llevan a pensar que ciertas activida-
des, olores o imágenes pueden suscitar una respuesta de estrés que
induce síntomas fisiológicos en las personas con asma. Los investiga-
dores esperan que los médicos y las asociaciones de salud pública ma-
ticen sus mensajes a los pacientes asmáticos para que no reaccionen
de forma excesiva en situaciones tal vez inocuas. Von Leupoldt sugiereque los tratamientos deberían modificarse: si el sujeto informa que
sus síntomas se han agudizado, pero las pruebas de funcionamiento
pulmonar no revelan ningún cambio, el médico podría considerar
la posibilidad de otros factores, como la ansiedad o el estrés. «Esta
información podría conceder a los asmáticos un mayor control sobre
cómo les afecta el ambiente», añade Dalton.
—Tori Rodriguez
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
se sienten obligadas a ejecutar hábitos improducti-
vos, como lavarse las manos o comprobar que todo está
bien cerrado, constantemente. Aun reconociendo que se
trata de actos irracionales, continúan atrapadas en un
ciclo de compulsiones que trastornan su vida. Se había
señalado en estudios anteriores que los pacientes con
TOC presentan anomalías en dos sistemas cerebrales,
creador de hábitos, uno, y de supervisión, el otro. Sin
embargo, no está claro si son estas anomalías las res-
ponsables de comportamientos reiterativos o si, por el
contrario, estas anomalías resultan de la reiteración deuna conducta.
Para resolver la disyuntiva, un equipo de la Universi-
dad de Cambridge examinó la actividad cerebral mien-
tras los probandos procedían a aprender nuevos hábitos.
La culpa ha de atribuirse a errores en la supervisión,
informan los autores en un estudio publicado en línea
en American Journal of Psychiatry de diciembre de 2014.
Para determinarlo, examinaron escáneres de 37 proban-
dos que sufrían TOC y de 33 individuos sanos (grupo de
control) mientras aprendían que debían pisar un pedal
para ahorrarse una leve descarga. Todos los sujetos sehabituaron a hacerlo, pero quienes sufrían TOC siguie-
ron accionándolo cuando ya no había riesgo de sufrir
descargas. Estas personas exhibían una actividad anó-
mala en las regiones relevantes para la supervisión de
conductas dirigidas a un objetivo, y no, en cambio, en
las regiones correspondientes a la formación de hábitos.
Ese hallazgo sugiere que si se refuerzan mediante
entrenamiento cognitivo los sistemas orientados a una
meta podrían aliviarse los síntomas del TOC. El cono-
cimiento, progresivamente mayor, del arraigo cerebral
de dicho trastorno puede contribuir también a que es-tas personas se animen a participar en los tratamientos
usuales para el abandono de hábitos, en los que el sujeto
es expuesto a un estímulo desencadenante, pero se le
prohíbe la respuesta típica. «Resulta difícil prohibirse
una acción cuando el cuerpo entero te la está exigiendo»,
explica Claire Guillan, autora principal del artículo y
actualmente en la Universidad de Nueva York. «Pero si
sabes que el hábito se debe a un mero desliz biológico,
el TOC se torna menos aterrador y pasa a ser algo que
se puede llegar a controlar».
—Michele Solis
PSIQUIATRÍA
Hábitos sin supervisiónUn control deficiente en el cerebro puede subyacer
al trastorno obsesivo-compulsivo
De la mente a la materia
Muchas dolencias físicas pueden deberse a expectativas negativas,fenómeno conocido como efecto nocebo.
n Dolor de cabeza. Saber que a gran altitud podríamos sufrir cefaleapuede alterar rutas químicas en el cerebro y provocar un dolor decabeza auténtico.
n Picores. Indicios visuales o informaciones orales (si se nos explicaque tendremos que pasar entre ortigas, por ejemplo) pueden hacerque sintamos picores.
n Alergias. Ver, oler, e incluso imaginar algo a lo que se es alérgicopuede provocar una reacción.
n Dolor. Si esperamos que algo vaya a hacernos daño, la percepcióndel dolor se acentúa.
n Disfunción eréctil. Saber que se puede ser propenso a la disfunción
eréctil aumenta la probabilidad de que se produzca.
—Victoria Stern
y era más probable que fundasen
la propia valía en su aspecto y pre-
sencia que otras personas conven-
cidas de que la belleza era inmu-
table. Asimismo, el primer grupo
se mostraba más interesado por lacirugía estética. Estos efectos no se
observaron en hombres.
Que una creencia maleable so-
bre una ambición resulte bene-
ficiosa puede depender de cuán
realista sea lo ambicionado. Los
ideales de belleza típicos que pre-
sentan los medios de comunica-
ción (personas jóvenes, esbeltas,
impecables, retocadas con Photos-
hop) resultan inalcanzables para
la mayoría de las personas, sobre
todo de las mujeres.
Investigaciones anteriores habían
demostrado que las creencias ma-
leables permiten reforzar la moti-
vación. «Eso es bueno si estamoshablando de ampliar estudios o de
perfeccionar nuestras destrezas ma-
temáticas», explica Melissa Burkley,
coautora del estudio y profesora de
psicología social. «Pero cuando el
dominio es tan poco realista como
los modelos de belleza que hoy se
proponen a las mujeres, reforzar la
motivación puede conducir a com-
portamientos contraproducentes.»
—Tori Rodriguez
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6 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ENCEFALOSCOPIO
MEMORIA
Guardar un archivo para recordar otro Almacenar información en un dispositivo digital puede favorecer la memorización
El almacenamiento digital de datos se
ha convertido en parte de nuestrasvidas; sea en forma de listas de contactos
y calendarios registrados en teléfonos in-
teligentes o por el acceso continuo a los
vastos archivos de la «nube». Investigacio-
nes anteriores han llevado a pensar que
esta conservación de datos hacía menos
probable que los recordásemos al pensar
que no necesitamos memorizar lo puesto
a salvo. Pero, al hacerlo, se deberían liberar
recursos mentales, razonaron Benjamin
Storm y Sean Stone, de la Universidad deCalifornia en Santa Cruz. Según señalan
en un estudio reciente, al guardar cierta
información se memoriza mejor el mate-
rial nuevo.Storm y Stone pidieron a los probandos
que estudiasen una lista de ocho palabras.
A un grupo se le indicó que guardara ese
archivo, mientras que el otro solo tenía que
cerrarlo. A continuación, los sujetos debían
estudiar un segundo grupo de vocablos.
Más tarde, se evaluó su memorización.
Según señalan los investigadores en su
artículo publicado en febrero en Psycho-
logical Science, los participantes que guar-
daron la primera lista recordaban mejorla segunda. No se observaba ese efecto si
el proceso de almacenar era poco fiable o
si la primera lista constaba solo de dos pa-
labras, pues no tenía peso suficiente para
dificultar la recordación de la segunda.
Los autores conjeturan que sería como si
el almacenamiento informático «aliviase»
tarea a la memoria. Sugieren recurrir a esta
curiosa peculiaridad de la memoria, es de-
cir, guardar datos que no necesitamos de
inmediato, con el fin de liberar recursos
para la tarea de aprendizaje que en esemomento nos ocupe.
—Simon Makin
Imagínese usted que, ya en-
trado en la madurez, un «to-que» cerebral indoloro con-
tribuye a frenar la pérdida de
memoria propia de la edad. No
es otra la esperanza que ofre-
ce un novedoso estudio. En
este, las personas que habían
aprendido asociaciones (em-
parejaban una palabra dada al
azar con una imagen) tras una
estimulación magnética trans-
craneal (EMT) memorizaronmejor nuevos emparejamien-
tos días o semanas después, sin
necesitar para ello una estimu-
lación adicional.
En la EMT se utiliza una bo-
bina magnética que se aplica
sobre la cabeza para potenciar
señales eléctricas en el cerebro.
En el pasado se había demos-
trado que este método podía
potenciar la cognición y la me-
moria durante la estimulación.
El reciente estudio, publicado enScience, es el primero en demos-
trar que tales beneficios pueden
durar incluso después de com-
pletado el régimen de EMT.
Los neurocientíficos usaron
imágenes cerebrales para iden-
tificar la red de memoria aso-
ciativa en 16 probandos jóvenes
y sanos. Esta red, que se extien-
de en torno al hipotálamo, vin-
cula entre sí visiones, lugares,sonidos y tiempos para formar
un recuerdo, según explica
Joel Voss, de la Universidad
Noroccidental y autor senior
del artículo. A continuación,
los investigadores aplicaron
EMT detrás de la oreja izquier-
da de cada sujeto en sesiones
de 20 minutos durante cinco
días consecutivos con el fin de
estimular esta red de memoria.
Para verificar si la memoria
asociativa de los participanteshabía mejorado, un día des-
pués de concluir la terapia de
estimulación, evaluaron su ca-
pacidad para aprender palabras
emparejadas con rostros. Los
sujetos que recibieron la EMT
rindieron un 33 por ciento más
en comparación con los trata-
dos con placebos (entre ellos,
una estimulación ficticia).
«Veinticuatro horas puedeno parecer mucho tiempo, pero
se trata de un plazo largo en lo
que al cerebro se refiere», apun-
ta Voss. Su equipo realizó un
seguimiento de los probandos
al cabo de 15 días y constató la
persistencia de los efectos be-
neficiosos, según otro artículo
publicado en Hippocampus.
Asimismo, tomaron imágenes
del cerebro tras un día y otros
15 de la estimulación. Apre-
ciaron incrementos de conec-tividad neuronal en la red de
memoria asociativa.
Voss prevé verificar si este
método resulta eficaz en indi-
viduos que sufren trastornos
en los que la red de memoria
asociativa es débil, entre ellos,
la enfermedad de Alzheimer,
los traumatismos craneoence-
fálicos o la esquizofrenia.
—Esther Hsieh
NEUROCIENCIA
Método no invasivo para la memoriaSugieren que la estimulación magnética transcraneal podría favorecer los recuerdos asociativos
A N D
R E W N
I E L S E N
I S T O C K P H O T O
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 7
Cuando se olvida un recuer-
do, ¿se pierde para siempre?
Casi todas las investigaciones
apuntan a que así es. Un estu-
dio publicado en la revista enlínea eLife sugiere que los ras-
tros de una recordación perdida
podrían subsistir en el núcleo
de una célula, lo que tal vez per-
mitiría su futura evocación o,
cuando menos, la fácil forma-
ción de una memoria nueva
similar a la que se ha perdido.
La teoría actual indica que los
recuerdos a largo plazo se con-
servan en las sinapsis, espaciosque atraviesan los impulsos
nerviosos para saltar de una
neurona a otra. Estas memo-
rias dependen de la formación
de una red robusta de esas co-
nexiones neuronales; al degra-
darse las sinapsis, los recuerdos
se debilitan o se esfuman.
En fecha reciente, investi-
gadores de la Universidad de
California en Los Ángeles estu-
diaron neuronas de babosas de
mar cultivadas en una placa de
Petri. A lo largo de varios días,
las neuronas formaron de ma-
nera espontánea cierto númerode sinapsis. Seguidamente, se
aportó el neurotransmisor se-
rotonina a esas células, lo que
provocó la creación de muchas
más sinapsis, el mismo proceso
por el cual un ser vivo forma-
ría un recuerdo a largo plazo.
Tras inhibir una enzima que
forma recuerdos y revisar las
neuronas 48 horas después,
la cantidad de sinapsis habíaregresado al número inicial,
pero las sinapsis individuales
no eran las mismas. Algunas
de las originales y algunas de
las nuevas se retrajeron para
recrear el número exacto de
sinapsis inicial.
Este hallazgo sugiere que el
cuerpo celular de la neurona
«sabe» cuántas sinapsis ha de
formar, fenómeno que indica
que codifica una parte crucial
del recuerdo. Los investigado-
res efectuaron un experimento
similar con babosas de mar vi-
vas. Observaron que un recuer-do a largo plazo se podía borrar
por completo (según el recuen-
to de las sinapsis destruidas) y
reconstruirse depués con solo
un estímulo similar. Ello su-
giere que alguna información
estaba siendo almacenada en el
soma de la neurona.
Las sinapsis pueden compa-
rarse con los dedos de un pia-
nista, según David Glanzman,de la Universidad de California
en Los Ángeles e investigador
principal del estudio. Aunque
Chopin perdiera los dedos, ex-
plica Glanzman, seguiría sa-
biendo tocar sus sonatas. «Se
trata de una idea radical; no lo
niego: el recuerdo no se alma-
cena en las sinapsis.»
Otros expertos se muestran
intrigados por estos hallazgos
a la vez que mantienen cierta
cautela sobre su interpretación.
Incluso si las neuronas retienen
información sobre cuántas si-
napsis han de formar, no quedaclaro cómo determinan su ubi-
cación o su vigor, dos compo-
nentes cruciales para el alma-
cenaje de recuerdos. Aun así, el
trabajo muestra que las sinap-
sis podrían no quedar petrifica-
das al codificar recuerdos, pues
pueden agostarse y volverse a
formar conforme el recuerdo se
debilita o refuerza. «Los resul-
tados son bastante sorprenden-tes», apunta Todd Sacktor, del
Centro Médico Downstate de
la Universidad estatal de Nue-
va York. «Se ha tenido siempre
la presunción de que son unas
mismas sinapsis las que alma-
cenan el recuerdo. En esencia,
lo que [Glanzman] dice es que
se trata de algo mucho más di-
námico.»
—Susan Cosier
APRENDIZAJE
La distracción es aconsejable... a veces Distraerse puede ser una buena opción si se debe aprender bajo ciertas circunstancias
Se sabe que lo aprendido en cierto con-
texto podría no recordarse en otro. Enuna famosa ocasión se demostró que pala-
bras aprendidas mientras se bucea resultan
más fáciles de evocar bajo el agua que en
tierra. Psicólogos de la Universidad Brown
sugieren ahora que un fenómeno similar
ocurre con las distracciones. Los investiga-
dores entrenaron a 48 probandos para que
hicieran blanco en una diana que aparecía
en la pantalla de un ordenador mediante un
panel táctil trucado: cuando arrastraban el
dedo hacía arriba, el puntero se desplazaba
en diagonal. Después, evaluaron la destrezade los participantes para atinar en la diana.
Tanto durante el aprendizaje como en la eva-
luación, un grupo de sujetos elegidos al azar
debía llevar a cabo una segunda tarea dis-
tractiva: contar letras en una pantalla. Según
los resultados, publicados en febrero en Psy-
chological Science, los distraídos en solo una
fase obtuvieron un pobre rendimiento en
las pruebas, mientras que quienes hubieron
de contar letras durante el entrenamiento
y la evaluación
rindieron igualque los entrenados
y evaluados sin distracciones.
Por lo común, el aprendizaje se resiente
con las distracciones. No obstante, si el su-
jeto prevé que el ambiente del examen o
de la actividad le va a distraer, puede que
le convenga simular tales distracciones
mientras estudia o practica para no verse
sorprendido.
—Nathan Collins
NEUROCIENCIA
La morada de los recuerdos La hipótesis de que las recordaciones se almacenan en las sinapsis puede no ser del todo cierta
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8 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ENCEFALOSCOPIO
En las versiones cinematográficas de la
venganza, el protagonista agraviadoderrota con justicia al ofensor. En la vida
real, en cambio, rara vez la venganza es tan
nítida. Por lo general, la víctima no cono-
ce al individuo responsable del mal o no
puede llegar hasta él. Se da, en cambio, un
fenómeno que los psicólogos denominan
«traslación de venganza»: los vengadores
se dirigen contra un individuo próximo
al transgresor inicial. Un reciente estudio
revela que la venganza desplazada resulta
más «dulce» si el chivo expiatorio pertene-ce al mismo grupo que el ofensor.
Los autores se basaron en la entitati-
vidad, magnitud que mide cuán estre-
chamente están asociados los individuos
entre sí. (Una muchedumbre que sube a
un autobús es laxamente entitativa; los
miembros de un equipo deportivo, con
una causa común y que lucen la misma
camiseta, son sumamente entitativos.)
Llevaron a cabo tres experimentos, en los
que comparaban venganzas desplazadas
contra terceras partes, laxa o sumamen-
te entitativas. En el primer experimentoplantearon supuestos hipotéticos; en el se-
gundo, los probandos debían evocar una
ocasión en la que se habían sentido ofen-
didos y especular sobre cómo se sentirían
si pudieran vengarse en diversas terceras
partes. En la última de las pruebas, vícti-
mas reales podían optar por vengarse en
terceras personas inocentes.
Se explicó a una serie de estudiantes que
los compañeros con los que habían resuel-
to un rompecabezas pensaban no compar-tir el premio (unos vales de restaurante)
con ellos. Antes de realizar la prueba, se
les había mostrado un vídeo en el que su
compañero —más tarde, su némesis— con-
versaba con otros dos estudiantes o bien
los dejaba de lado. Estos sujetos vestían
de manera similar o distinta a la del «mal
compañero». Los individuos burlados po-
dían optar entre no hacer nada o vengarse.
En ese último supuesto, obligarían a estos
otros alumnos a ver imágenes repulsivas.
En todos los experimentos, los venga-
dores explicaron que sentían que habían
hecho tanta más justicia cuanto más cer-
canas al ofensor eran sus víctimas.
Arne Sjöstrom, coautor del estudio ypsicólogo de la Universidad Philipp de
Marburgo, señala que este estudio ilustra
el modo en que la traslación de venganza
puede alimentar las guerras entre bandas
étnicas. Los resultados sugieren asimismo
cómo romper los ciclos de represalia. «Una
posible estrategia consistiría en promover
percepciones de variabilidad grupal», su-
giere Sjöstrom. De ese modo, el grupo dia-
na parecería menos monolítico.
—Adam Hadhazy
Imagine que le diagnostican un cáncer y que, a continuación,
le dicen que lo mejor es no hacer nada. Esta metodología, de-
nominada «de espera atenta», está siendo una realidad para unnúmero creciente de enfermos, debido a los nuevos y potentes
medios de exploración. Pero a muchas personas les resulta difícil
enfrentarse a esta incertidumbre.
«A medida que la tecnología mejora, registramos más casos en
los que la enfermedad todavía no resulta sintomática o peligro-
sa», explica Shelley Hwang, del Centro Médico de la Universidad
Duke, que atiende a mujeres con riesgo de cáncer de mama que
han optado por la vigilancia. Los pacientes de cáncer de prósta-
ta constituyen otro gran colectivo para el que la espera atenta
es, con frecuencia, la opción clínica más sensata: la enfermedad
puede progresar lentamente y la intervención quirúrgica puede
provocar incontinencia, impotencia y otros efectos secundarios.
Los fumadores y exfumadores presentan a menudo nódulos
pulmonares preocupantes, pero solo cinco de cada cien llegan adesarrollar un cáncer.
A pesar de las ventajas, muchas personas se angustian al
recibir este diagnóstico. En 2011, un informe de los Institutos
Nacionales de Salud de Estados Unidos señalaba que solo el 10
por ciento de los más de 100.000 hombres considerados idóneos
para la vigilancia optan por esa estrategia cada año, y que una
cuarta parte de quienes deciden esperar acaban recurriendo al
tratamiento en el plazo de tres años. «Desde la perspectiva de la
salud psicológica, para tratar la angustia existen procedimientos
menos invasivos que la intervención quirúrgica», indica David
Victorson, psicólogo de la salud en la Universidad Noroccidental.
PSICOLOGÍA
Afrontar la espera en las enfermedades gravesTratar la ansiedad inherente a la evolución del trastorno podría ayudar a los pacientes a tomar la decisión correcta
PSICOLOGÍA SOCIAL
Revanchas más justas La venganza resulta más dulce cuando su destinatario es parte del grupo del ofensor
A D A M M C C A U L E Y
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 9
PSICOLOGÍA
Las facetas del narcisismo Este rasgo de personalidad tiene dos caras, pero no todos los narcisistas las exhiben
El estudio del narcisismo ha experimen-
tado un lifting en estos dos últimosaños. Se considera ahora que este rasgo de
la personalidad posee dos facetas bien di-
ferenciadas: la búsqueda de admiración y
la rivalidad. Estudios ulteriores, entre ellos
un reciente examen de actores y actrices,
han aportado un retrato más matizado de
esta personalidad. Los actores, por ejemplo,
ambicionan admiración más que la mayo-
ría de la gente pero, en cambio, tienden a
ser menos competitivos que el gris don na-
die. Los artistas ansían la luz del candelero,pero para estar bajo los focos no necesaria-
mente apartan a los demás a empellones.
Esta nueva forma de entender el narci-
sismo comenzó en 2013, con un artículo en
Journal of Personality and Social Psychology
que identificaba las dos dimensiones del
narcisismo. Mitja Back, de la Universidad
de Münster y autor principal del estudio,
explica: «Hasta entonces, las medidas y teo-
rías sobre el narcisismo trataban este rasgo
como un constructo unitario, mezclando
aspectos agonistas (asertividad, dominan-
cia, encanto) con aspectos antagonistas,como agresividad o demérito de otros». Al
apilar en uno solo ambos aspectos, la con-
ducta narcisista resultaba confusa.
El equipo de Back estudió centenares de
individuos sanos y descubrió que los ras-
gos relacionados con el narcisismo se agru-
paban en dos categorías, que sirven ambas
de sostén para mantener una imagen po-
sitiva de sí. En el propio enaltecimiento se
busca el elogio; la defensa para rehuir las
críticas consiste en rebajar a los demás. Labúsqueda de admiración y la rivalidad con-
llevan cada una efectos diferentes sobre el
lenguaje corporal, la salud de las relaciones
personales y la propia personalidad.
En un artículo de Social Psychology and
Personality, actores y estudiantes de inter-
pretación eran valorados, de manera subjeti-
va (por sí mismos y por otras personas), para
determinar si dependían de la admiración
ajena más que el resto de mortales. Aunque
lograr papeles punteros exige competir con
otros profesionales, para trabajar con ellos se
requiere colaboración, aspecto que también
resulta atractivo a las personas del mundo
del espectáculo. De hecho, se observó que
rivalizan menos que los no actores. La inves-
tigación fue dirigida por Michael Dufner, de
la Universidad de Leipzig, que ha colaboradocon Back en los dos artículos.
Tener constancia de la dualidad del nar-
cisismo resulta rentable. «Lo que a primera
vista nos atrae de compañeros sociales no es,
necesariamente, lo que nos hará felices en
relaciones de larga duración», afirma Back.
Aunque los narcisistas exhiban esa faceta
brillante y encantadora, a menudo es solo
cuestión de tiempo que aparezcan nubarro-
nes. Excepto, tal vez, en Broadway.
—Matthew Hutson
Sin embargo, los pacientes suelen pensar que su única opción
es la quirúrgica.
Según un estudio reciente, la clave reside en la confianza de la
propia capacidad para afrontar la situación. Pidieron a 71 sujetos
en espera atenta que valorasen su capacidad para gestionar el
estrés a través de una serie de afirmaciones, tales como: «Cuan-
do me pongo negativo, repaso mis pensamientos para adquirir
una nueva perspectiva», o bien «Tengo confianza en que sabréelegir las mejores respuestas en situaciones difíciles». Los
hombres que se consideraron capaces de afrontarlas su-
frieron menos angustia asociada a la enfermedad que
los que se sintieron peor preparados, según publicó
en 2014 el Journal of Behavioral Medicine. La destre-
za para relajarse no parecía aliviar de igual modo los
pensamientos negativos. Los médicos podrían indagar
la confianza que tienen sus pacientes para afrontar su
caso antes de enviarlos a esperar pacientemente en casa.
Las personas que presentan una capacidad de espera
baja podrían necesitar ayuda extra.
Otra intervención prometedora para los pacientes angustiados
consiste en la meditación de consciencia plena. En ella, el afectado
aprende a dominar la preocupación centrándose en el presente.
Victorson dirigió un estudio con pacientes de cáncer de prósta-
ta. Los 23 varones que participaron durante ocho semanas en
sesiones de meditación experimentaron un mayor crecimiento
postraumático —la crisis provocada por su diagnóstico se con-
virtió en catalizador para un cambio psicológico positivo— encomparación con los 18 sujetos que solo habían leído
un libro sobre meditación. El beneficio psicológico
perduró un año. Cabe advertir que estos estu-
dios son preliminares; aún no está claro cuál es
la terapia más eficaz para la ansiedad médica.
No obstante, puede afirmarse un dato: no es
necesario afrontar la elección entre una espe-
ra angustiosa y una terapia peligrosa. Tratar
la ansiedad pudiera constituir un punto me-
dio más seguro y feliz.
—Charlotte Huff
G E T T Y I M A G E S / I A N M C K I N
N E L L
I S T O C K P H O T O
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10 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
APRENDIZAJE
Una noche, mientras uno de no-
sotros (Colosi) preparaba la cena,
Gianna, su hija de seis años, apa-
reció con diez pequeños trozos
de papel en la mano. Explicó que
había estado haciendo los deberes y que cada uno
de los pedacitos contenía una de las palabras que
debía aprender. Cuando su madre le preguntó por
qué había desmenuzado la lista de vocablos, laniña respondió encogiéndose de hombros: «Así
puedo hacer cosas con ella». Para Gianna, los con-
ceptos abstractos se comprenden mejor cuando
los transforma en objetos físicos. En este caso, se
trataba de pedazos de papel que podía sostener,
sentir y manipular.
La conexión entre el tacto y la comprensión es
instintiva: comienza en la infancia y continúa, de
forma diversa, a lo largo de toda la vida. Diferen-
tes experimentos han demostrado que el sentido
del tacto es tan importante como la vista paraaprender y retener información. También se sabe
que las actividades táctiles (jugar con bloques de
madera, por ejemplo) ayudan a los niños a mejo-
rar desde las habilidades matemáticas hasta las
capacidades de razonamiento. Somos arquitectos
del conocimiento: construimos edificios intelec-
tuales a partir de experiencias físicas.
Muchas escuelas todavía basan sus currículos
en el viejo paradigma de que el conocimiento flu-
ye de un instructor experto a un estudiante pa-
sivo. Esta forma de enseñanza predomina, sobre
todo, después de la educación preescolar, es decir,
desde la escuela primaria hasta el bachillerato,
período en el cual la instrucción se apoya menos
en la exploración práctica y más en la pura me-
morización para obtener buenos resultados en los
exámenes. En contraste, la háptica (el estudio de
cómo el sentido del tacto influye en la interacción
de las personas con el entorno) sugiere que si los
educadores estimularan todos los sentidos de susestudiantes, estos no solo aprenderían más; tam-
bién razonarían mejor.
El potencial para expandir la mente del apren-
dizaje háptico no está reservado solo a los niños.
LEGO, el fabricante de juguetes danés, creó un
programa de entrenamiento, Serious Play, des-
tinado al mundo empresarial. Equipos de em-
pleados construyen modelos con las piezas y los
utilizan para representar escenarios de negocio
(la anexión de una empresa, por ejemplo), con el
fin de suscitar ideas nuevas e impulsar el espíritucorporativo. Según el sitio web de la compañía,
la inspiración para el programa nació de Platón,
quien escribió el famoso aforismo: «Puedes descu-
brir más sobre una persona en una hora de juego
que en un año de conversación». También puede
ayudar a descubrir más acerca del mundo.
Jugar por instinto
Para los niños, el juego no necesita aprenderse. Es
instintivo. Forma parte de su manera de ser. Inclu-
so a edades tempranas experimentan con el tacto
EN SÍNTESIS
Tocar es pensar
1El aprendizaje mediante
el tacto es instintivo.
Incluso los recién nacidos
reconocen objetos a través
del tacto.
2Al principio, el apren-dizaje táctil supone la
manipulación de objetos. A
medida que los niños van
madurando, comienzan a
relacionar los objetos físicos
con ideas abstractas.
3La exploración manual
ayuda a los niños a
aprender y a recordar lo que
van descubriendo. También
potencia las habilidades
matemáticas, verbales y de
razonamiento.
Aprender a travésde la exploración táctilEl sentido del tacto ayuda a los niños a construir ideas abstractas a partir
de experiencias concretas. También favorece el pensamiento simbólico, capacidad
esencial para el apredizaje del lenguaje y las matemáticas
DEREK CABRERA Y LAURA CABRERA
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 11
EL MUNDO EN LOS DEDOS
El sentido del tacto ayuda a
los niños a aprender y a en-
tender conceptos abstractos.
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12 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
APRENDIZAJE
y el movimiento para descubrir qué pertenece a
ellos mismos y qué a su entorno. Los bebés pata-lean, baten los brazos y retuercen sus miembros
para conocer los límites de su cuerpo.
La noción de que el juego posee un valor más
profundo que la mera diversión no es nueva. En
1693, el filósofo John Locke (1632-1704) propuso
ayudar a los niños a adquirir el lenguaje mediante
dados y otros juguetes con letras impresas para
enseñarles el alfabeto. En el siglo xix, Friedrich
Fröbel (1782-1852), educador alemán considerado
el padre de la educación preescolar, argumentó
que integrar el juego en el ámbito educativo in-volucraría a los niños e impulsaría en ellos un
interés a largo plazo por aprender. Su propuesta
contradecía la creencia, ampliamente defendida
en aquella época, de que no se podía enseñar a
los niños menores de siete años porque no eran
capaces de mantener la atención. Fröbel creó una
serie de bloques —hoy conocidos como «regalos
de Fröbel»— para ayudar a los alumnos a apren-
der a través del juego manual.
En los años sesenta, el psicólogo del desarro-
llo Jean Piaget (1896-1980) propuso que los niñosdan sentido al mundo y adquieren las habilida-
des que necesitarán para afrontar la vida adulta a
través del juego. Piaget afirmó que hasta los siete
años, aprenden sobre todo por imitación, juego
y manipulación de objetos. Primero desarrollan
los reflejos y la coordinación óculo-manual y
experimentan con habilidades espaciales; solo
más tarde se valen de imágenes y palabras para
representar objetos y clasificarlos. Los niños más
mayores desarrollan habilidades lógicas y de ra-
zonamiento mediante la manipulación y ordena-
ción de objetos, actividad que les aporta el domi-
nio de conceptos como el tamaño, la cantidad y
la longitud. Según resume Seymour Papert, del
Instituto de Tecnología de Massachusetts y uno
de los seguidores de Piaget: «Un mejor aprendizaje
no se conseguirá a través del descubrimiento de
mejores maneras para que el profesor instruya,sino dando al alumno mejores oportunidades
para construir».
Aprehendiendo el currículo
Una miríada de los llamados manipulables (ver-
siones estandarizadas de los pedazos de papel de
Gianna) llenan las aulas de preescolar: bloques
de madera, ábacos, monedas o letras elabora-
das con papel de lija. No sin razón: la retroali-
mentación háptica puede ayudar a los niños a
retener información y a perfilar sus habilidadesacadémicas.
En 2006, el profesor de ciencias de la educación
de la Universidad estatal de Carolina del Norte
M. Gail Jones y sus colaboradores llevaron a cabo
experimentos a nanoescala con un virus simula-
do. Un total de 36 estudiantes de ciencias de se-
cundaria y bachillerato debían medir, desplazar,
cortar y presionar el microorganismo. Un grupo de
sujetos disponía de una palanca de mando háptica
unida al microscopio para el ensayo, por lo que
podía «sentir» el virus. El otro grupo, en cambio,utilizaba un ratón para mover el organismo bajo
el microscopio; la retroalimentación en su caso era
solo visual. Al final de experimento, se entregó un
cuestionario a cada estudiante con el objetivo de
valorar los conocimientos que habían adquirido.
Según se comprobó, los alumnos que habían expe-
rimentado una retroalimentación háptica recorda-
ban un mayor número de características del virus;
además, la lección les pareció más interesante en
comparación con los otros probandos.
Tocar y manipular objetos también favorece elpensamiento simbólico, una capacidad esencial
en el aprendizaje del lenguaje y las matemáticas.
A lo largo de 16 años, Charles H. Wolfgang, de la
Universidad estatal de Florida, estudió los juegos
con bloques en 37 niños de preescolar. Al comien-
zo de la investigación, cuando los participantes
tenían cuatro años, Wolfgang y su equipo deja-
ron que jugaran con total libertad; les motivaron
para que utilizaran tantos bloques como fuera
posible. A lo largo de los años (en tercero y quinto
de primaria, así como en primero de secundaria),
ANTES DE HABLAR
Mucho antes de que un niño
comprenda el lenguaje, el tac-to le posibilita el aprendizaje.
Cuando los bebés manipulan
sus propias extremidades,
intentan descubrir qué forma
parte de su cuerpo y qué está
fuera de él.
Los niños que
habían jugado
con bloques
durante la etapa
preescolarobtuvieron
puntuaciones
más altas en
primero de
secundaria
A G E F O T O S T O C K
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 13
registraron su progreso académico a partir del
Examen de Desempeño de California, su inscrip-
ción en clases de matemáticas y cursos avanzados,
y su media de resultados en bachillerato. Después,
correlacionaron la actividad que había presenta-
do cada participante al principio del estudio con
los resultados en test matemáticos en la escuelay el bachillerato. Los niños que habían jugado
más con bloques durante la etapa preescolar ob-
tuvieron puntuaciones superiores en primero de
secundaria y en el bachillerato en comparación
con sus compañeros, según publicaron Wolfgang
y sus colaboradores en 2001.
Otro de los autores (Cabrera) constató mediante
un estudio longitudinal de 15 años que la explo-
ración manual también contribuye a la mejora de
cuatro habilidades de pensamiento esenciales para
el aprendizaje: las capacidades de distinguir, dereconocer relaciones, de organizar sistemas y de
aplicar perspectivas diferentes. En un principio,
este aprendizaje implica la manipulación de obje-
tos; de ahí la importancia del tacto. A medida que
los niños maduran, comienzan a aplicar estos con-
ceptos (que han aprehendido) a ideas abstractas.
Una capacidad temprana
Una de las principales lecciones que los niños
adquieren a través del juego con las manos es
la de distinguir un objeto de otro. Los humanosdebemos discriminar continuamente entre pala-
bras, localizaciones, conceptos, objetos y formas
vivas con distintos grados de especificidad. Esta
capacidad resulta vital: si los niños no supieran
diferenciar entre las variedades de frutos silves-
tres o setas, no podrían determinar cuáles son
comestibles y cuáles tóxicas. En 1997, la psicóloga
Laura Namy, por entonces en la Universidad No-
roccidental, y sus colaboradores observaron que
niños menores de dos años ya diferenciaban y
clasificaban objetos. Para ello mostraron a bebésde 16 a 21 meses una caja con agujeros que solo
admitía figuras esféricas y una serie de pelotas y
cubos. Los probandos aprendieron con rapidez a
diferenciar entre ambos tipos de objetos: intro-
ducían las bolas a través de los orificios de la caja
y dejaban los cubos de lado.
La capacidad para discriminar a través del tacto
se manifiesta incluso en los neonatos. En 2005,
Arlette Streri, de la Universidad Descartes de París,
afirmó en una revisión de su trabajo experimental
con niños que, 16 horas después del nacimiento,
los bebés ya podían reconocer un objeto con tan
solo utilizar el sentido del tacto, incluso si se les
presentaba el objeto desde un ángulo distinto.
Los investigadores dejaron que manipularan
piezas con formas geométricas distintas y regis-
traron cuánto tiempo dedicaban a explorar cada
una. Según observaron, los neonatos empleabanmenos tiempo con objetos que ya habían ma-
nipulado con anterioridad, lo que indicaba que
ya los conocían y podían reconocerlos a través
de su contorno. Dicho de otra manera, los bebés
podían interpretar la forma del objeto desde dis-
tintas perspectivas, capacidad que precede a la
habilidad adulta de entender el mundo desde la
perspectiva de distintas personas. Incluso a tan
temprana edad y antes de que se desarrolle el
lenguaje, los niños saben discriminar de manera
espontánea entre objetos.Asimismo, el tacto ayuda a los más mayores a
afinar esas habilidades cuando resulta necesario
establecer distinciones más abstractas. Por ejem-
plo, entre mamíferos y reptiles o entre un caballo
y una cebra. En 2006, un estudio con niños de
entre tres y ocho años reveló que los niños que
jugaban a menudo con bloques de construcción
tendían más a participar en actividades que inclu-
yeran el uso de símbolos, como letras y números.
Las psicólogas Karyn Wellhousen y Rebecca Giles,
de la facultad de educación de la Universidad deAlabama del Sur, también comprobaron que esos
escolares poseían un vocabulario más amplio,
característica que quedaba patente en el modo
SABER DISTINGUIR
Los niños pequeños aprenden
a distinguir pelotas de cubos
y otras formas. Esta habilidad
para discriminar se vuelve
más refinada con la edad yforma la base para efectuar
distinciones más abstractas.
Por ejemplo, saber si una con-
ducta es correcta o no.
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14 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
APRENDIZAJE
de describir sus construcciones a compañeros y
profesores.
Unir los puntos
El tacto también permite a los niños a distinguir
relaciones, una habilidad importante para mu-
chas áreas de la vida. Maria Montessori (1870-1952), médica y educadora italiana, consideraba
que el pensamiento puede expresarse antes con
las manos que a través de las palabras. Utilizó
numerosos materiales en sus escuelas para de-
mostrar relaciones de magnitud. En el juego de la
torre rosa, los alumnos apilan cubos de madera de
dicho color de mayor a menor tamaño, de manera
que forman una estructura que se va estrechando
a medida que crece. A través de la manipulación
y colocación de los cubos, llegan a comprender
cómo el tamaño de cada pieza se relaciona consu posición dentro de la estructura. Para enfatizar
la relación entre las partes y el todo, las escuelas
Montessori también utilizan el símil de una tar-
ta dividida en porciones, con lo que se facilita el
aprendizaje de los quebrados. En ambos casos, la
solución consiste en colocar el conjunto de piezas
en la posición correcta.
Los padres pueden improvisar esas lecciones en
casa. Carter, el hijo de uno de los autores (Cabrera),
se mostró desconcertado en su primer encuentro
con las matemáticas. Ni cortos ni perezosos, padre
e hijo juntaron un montón de cereales en forma
de anillo y se sentaron a jugar. Carter tomó con la
mano tres de ellos y los colocó en un objeto mayor
(un bol pequeño), que representaba la unidad de
tres. Con ello, el niño descubrió la relación entre
la unidad (el bol con los tres cereales) y la cantidad
(tres cereales): tienen el mismo valor, pero no sonlo mismo. Un logro nada desdeñable, si se tiene
en cuenta que la comprensión de dicha diferencia
supone la base para el álgebra y el concepto de
variable.
A medida que crece el conocimiento del con-
cepto de relación, los niños se dan cuenta de
que el mundo no consiste solo en objetos, sino
también en sistemas formados por elementos.
Aprenden pronto que su cuerpo incluye una ca-
beza, un tronco, unas piernas y unos brazos y
que, a su vez, la cabeza tiene ojos, orejas, nariz,boca y cerebro. A medida que pasa el tiempo,
dominan sistemas cada vez más complejos: des-
de los tres átomos de la molécula de agua a un
ecosistema compuesto por tierra, aire, agua, ár-
boles y animales.
El tacto puede ayudar a los niños a organizar
sistemas y a entenderlos. El objetivo es desarrollar
mentes capaces de sintetizar información y de
descomponerla en sus partes. En un experimento
dirigido por James Minogue, de la Universidad del
Estado de Carolina del Norte, los estudiantes deciencias de secundaria recibieron retroalimenta-
ción háptica a través de un dispositivo desarro-
llado para ello mientras diseñaban una célula
animal virtual. Sentían la forma, el tamaño, la
textura, la viscosidad, la elasticidad y la resisten-
cia al movimiento según ordenaban los orgánu-
los celulares. Obtuvieron un mejor resultado en
la organización de su célula que los estudiantes
que no habían recibido esa retroestimulación.
Ese efecto positivo se manifestó sobre todo en
los estudiantes que presentaban conocimientosescasos sobre la estructura celular antes del ex-
perimento.
En la piel del otro
Una vez que los niños entienden el modo en que
los objetos se relacionan entre sí, su imagina-
ción está lista para considerar el mundo desde
distintas perspectivas, ya sea interpretar una
guerra desde uno u otro bando o resolver una
disputa en el patio. Aprender a ver los asuntos
desde puntos de vista distintos constituye una
RAZONAR MEJOR
La exploración táctil potencia
las habilidades de razona-
miento. Apilando monedas,
los niños aprenden que dos
montones de igual valor pue-
den ser muy distintos.
El tacto
puede ayudar
a los niños a
organizar
sistemas y a
entenderlos
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 15
habilidad esencial: además de aumentar el inte-
lecto, lleva a cuestionarse las propias suposicio-
nes y a aumentar las habilidades sociales, lo que
fomenta la inteligencia emocional, la empatía y
la compasión.
Aunque la perspectiva es una metáfora visual,
puede percibirse solo a través del tacto. En 2010,Ryo Kitada, neurocientífico del Instituto Nacional
de Japón de Ciencias Fisiológicas, y sus colabo-
radores colocaron una mano de plástico sobre
una mesa a la que estaba sentado un adulto. La
extremidad podía ser la derecha o la izquierda,
podía mostrar la palma hacia arriba o hacia abajo;
también podía señalar en cualquier dirección.
Pidieron a los probandos que indicaran, con la
mayor rapidez posible, a qué lado del cuerpo
correspondía la mano. Para ello, debían pisar un
pedal con el pie izquierdo o derecho. En algunoscasos, se indicaba a los sujetos que imaginaran
que la mano les pertenecía; en otros, que era la
extremidad de la persona sentada enfrente. Unas
veces podían ver la mano, aunque no tocarla;
otras, la tocaban a ciegas. Según se comprobó,
los tiempos de respuesta eran igual de rápidos
y acertados cuando usaban solo el tacto o cuan-
do empleaban únicamente la vista; incluso en
las ocasiones en las que debían imaginar que la
mano era de otra persona.
La exploración táctil proporciona una com-prensión visceral de múltiples perspectivas. Los
estudios con bebés demuestran que las activi-
dades de clasificar manualmente objetos por ta-
maño, color o forma suponen un inicio precoz
en la noción del concepto «punto de vista». Lo
mismo ocurre con el juego fantasioso: cuando los
niños utilizan títeres, muñecas o se disfrazan para
crear escenarios imaginarios, aprenden a ver el
mundo desde una posición privilegiada. En una
investigación llevada a cabo en Austin en 1993,
Stuart Reifel, de la Universidad de Texas, y JuneYeatman, profesora de preescolar, registraron a
niños de cuatro y cinco años hablando entre ellos
mientras jugaban con diferentes objetos, juguetes
y materiales de manualidades. Después de ana-
lizar las conversaciones, Reifel concluyó que los
niños se meten en la piel de distintos personajes
de forma rutinaria, cambiando con frecuencia de
uno a otro. Esa suerte de juego de rol imaginativo
les permite experimentar nuevas personalidades,
pues adoptan una perspectiva novedosa en cada
caso, según Reifel.
Cuando se trabaja con el niño para que aprenda
a crear constructos mentales de la compleja red
de relaciones entre objetos, ideas y personas, elsentido del tacto le prepara para afrontar cualquier
problema; incluso los más difíciles. El premio nó-
bel James D. Watson, al explicar cómo descubrió
junto con Francis Crick la estructura del ADN,
reveló: «Además de papel y lápiz, las principales
herramientas de trabajo fueron unos modelos
moleculares parecidos a los juguetes de los niños
preescolares. Todo lo que tuvimos que hacer fue
construirlos y empezar a jugar».
DESDE OTRA PERSPECTIVA
El juego simbólico es un modo
práctico de imaginar qué se
siente al ser otra persona. La
simulación ayuda a los niños a
desarrollar tolerancia, empatía
y respeto al adoptar otros
puntos de vista.
Para saber más
The construction of reality in
the child. Jean Piaget. BasicBooks, 1954.
The connected family. Sey-
mour Papert. Longstreet Press,
1996.
The hand: How its use shapes
the brain, language, and
human culture. Frank Wilson.
First Vintage Books, 2001.
Hearing gesture: How our
hands help us think. Susan
Goldin-Meadow. Belknap Press
de Harvard University Press,2005.
Haptics in education: Explo-
ring an untapped sensorymodality. J. Minogue y
M. G. Jones en Review of Edu-
cational Research, vol. 76, n.o 3,
págs. 317-348; 2006.
Thinking at every desk. Derek
Cabrera y Laura Colosi. Re-
search Institute for Thinking
in Education, 2009.
En nuestro archivo
La lectura y el tacto digital.
Florence Bara y Pacale Coré en
MyC n.o 16, 2006.
Derek Cabrera es doctor en educación y fundador, en
Ithaca, Nueva York, del Laboratorio de Investigación
Cabrera, una organización que desarrolla investigación,
entrenamiento y herramientas en educación y sistemas
de pensamiento. Laura Cabrera es cofundadora e investi-
gadora del mismo centro.
A G E F O T O S T O C K
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16 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
PSICOLOGÍA
¿Por qué nos sentimos pequeños
frente a aquellos que respeta-
mos; miramos por encima del
hombro a quienes desdeña-
mos y pensamos con calidez
en las personas que queremos? ¿Por qué oculta-
mos un sucio pasado y nos lavamos las manos deresponsabilidades? ¿Por qué ponderamos cuestio-
nes de peso y nos sentimos descargados después
de tomar una decisión? ¿Por qué volvemos la vista
atrás en el pasado y miramos hacia adelante en
el futuro?
Esas y otras expresiones que invocan una rea-
lidad física para comunicar conceptos intangibles
pueden antojarse, a priori, fantasiosas. Sin embar-
go, un número creciente de estudios indica que
las metáforas que unen cuerpo y mente reflejan
una clave principal sobre el modo en que pensa-mos: la mente utiliza el cuerpo para dar sentido
a las nociones abstractas. Procesos psicológicos
superiores, como los juicios sociales, la compren-
sión del lenguaje, la percepción visual o, incluso,
el razonamiento sobre entidades insustanciales
como el tiempo, pueden verse influenciados por
sensaciones y acciones aparentemente triviales:
sonreír o fruncir el ceño, sostener objetos sua-
ves o ásperos, asentir con la cabeza o levantar
el pulgar.
Las implicaciones de este fenómeno puedenllegar a rozar el absurdo. Si sostenemos una taza
de café caliente entre las manos, ¿juzgaremos a los
que nos rodean con mayor calidez? Una habita-
ción perfumada, ¿hará aflorar al buen samaritano
que llevamos dentro? Si respondemos un cuestio-
nario sujeto a un portapapeles pesado, ¿considera-
remos que se trata de un tema de peso? Por muy
exagerados que estos non sequiturs sensoriales
puedan parecer, los resultados de la investigación
en torno a la corporización (embodiment) de la
cognición son persuasivos. «Las pruebas empíri-
cas resultan cada vez más contundentes», afirma
el psicólogo Lawrence Barsalou, de la Universidad
Emory. «La cognición emerge, en gran medida, de
cualidades que solíamos considerar irrelevantes,
como la calidez, la limpieza y el peso.»
Algunos estudios sugieren que la contracción
de la musculatura facial no solo refleja nuestrasemociones; también contribuye a que las experi-
mentemos. Aún menos lógica parece la conexión
que establece la mente entre la moralidad y la
limpieza, fenómeno que demuestra que nuestro
proceso de abstracción depende de los atributos
físicos. Sorprende también que representemos el
pasado y el futuro con un código corporal que
incluye percepción espacial y dirección del mo-
vimiento. El propio concepto de espacio depende
de las simulaciones mentales que debemos hacer
acerca del movimiento necesario para recorrer esadistancia determinada.
Esa curiosa relación implica que el cerebro no
diferencia entre nuestra interacción física con
el ambiente y el pensamiento abstracto. Según
el psicólogo Arthur Glenberg, de la Universidad
del Estado de Arizona, la idea de que la mente se
encuentra anclada en las acciones y el entorno
del cuerpo nos ayuda a entender nuestra conduc-
ta social, emocional y cognitiva; en pocas pala-
bras, el modo en que funcionamos las personas.
Desde esta perspectiva, podemos comprenderlos propios sentimientos, opiniones y acciones
sin centrarnos solo en la mente, sino fijándonos
también en nuestro cuerpo y entorno. Ello puede
encaminarnos a cambiar la forma de pensar y
aprender.
Cambio de dogma
Desde la década de los sesenta del siglo pasado,
la mayor parte de los científicos cognitivos han
comparado la maquinaria neural responsable de
las funciones cognitivas superiores con un orde-
Cognición corporizadaLas sensaciones físicas y el movimiento corporal ejercen una gran influencia sobre
lo que sentimos y pensamos. Un fenómeno que queda reflejado en las metáforas
SIRI CARPENTER
EN SÍNTESIS
Del movimientoal pensamiento
1La mente utiliza el
cuerpo para dar sentido
a nociones abstractas. Las
metáforas reflejan esa estre-
cha relación.
2Sensaciones y acciones
en apariencia triviales
(sonreír, sostener objetosásperos o levantar el pulgar)
pueden influir en los juicios
sociales, la comprensión
del lenguaje, la percepción
visual e incluso el razona-
miento.
3La contracción de los
músculos faciales no
solo refleja nuestras emocio-
nes; también contribuye a
experimentarlas.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 17
CRONOLOGÍA POSTURAL
Un ejemplo típico de la
cognición corporizada lo en-
contramos en el concepto de
tiempo. Los sujetos que pien-
san en el pasado se reclinan
ligeramente hacia atrás; los
que meditan sobre el futuro,
en cambio, inclinan el cuerpo
hacia delante.
N E U F F E R - D E S I G N
nador que opera de manera independiente de las
áreas que dirigen las sensaciones y acciones cor-porales. De acuerdo con dicha idea, el cerebro re-
cibe información entrante de estímulos visuales,
olores, sonidos, etcétera, a partir de los sistemas
sensoriales y motores del cuerpo; a continuación,
convierte esos datos brutos en símbolos y reglas
incorpóreas, de forma parecida a como un orde-
nador transforma cada pieza de información (el
color rojo, una fotografía de la abuela, la palabra
«amor», etcétera) en ceros y unos. Con estos sím-
bolos despojados de su forma bruta de proceden-
cia física, el cerebro ejecuta una gran cantidad decálculos complejos, los cuales conocemos como
pensamiento.
A finales de los años ochenta, sin embargo, un
grupo minoritario de científicos comenzó a con-
frontar la visión de que el cuerpo consistía única-
mente en un aparato de entrada y salida para el
cerebro. Sugirieron, en cambio, que los procesos
cognitivos superiores se encontraban enraizados
en la experiencia corporal y los sistemas neurales
que gobiernan el cuerpo. Según esta visión, los
circuitos cerebrales inferiores, sensoriales y mo-
tores no solo sirven para alimentar la cognición,
son cognición.Por entonces, esa hipótesis contaba con escaso
fundamento científico. «Fuimos ridiculizados. La
gente no se lo tomó en serio», recuerda Barsolou.
No obstante, a finales de los noventa, los resul-
tados de estudios aislados apoyaban esa idea, la
cual ganaba cada vez más fuerza. Investigaciones
más recientes han demostrado que sostener una
taza de café caliente o hallarse en una habitación
confortable y cálida despierta en los sujetos senti-
mientos positivos hacia otras personas. Asimismo,
se ha constatado que adoptar una postura abierta,expansiva y de mando favorece que las personas
tomemos decisiones más arriesgadas; también se
ha confirmado que si se lleva una mochila pesada
a la espalda las cuestas parecen más empinadas;
que una botella de agua se estima más cercana
cuando tenemos sed; que mover objetos hacia
arriba, en lugar de hacia abajo, favorece la apari-
ción de recuerdos positivos frente a los negativos,
y que los alumnos con modales templados, si se
sientan en una silla rígida, se transforman en du-
ros negociadores.
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PSICOLOGÍA
El hecho de que la mente dependa en gran
medida del cuerpo para obtener información no
debería sorprender. Después de todo, el cuerpo es
nuestro único nexo real con el mundo: el cono-
cimiento que adquirimos lo obtenemos a través
de los sentidos. También desde una perspectiva
evolutiva resulta comprensible que existan lazosestrechos entre el cuerpo y el pensamiento. A lo
largo de millones de años, nuestras habilidades
cognitivas, cada vez más poderosas, se han de-
sarrollado a partir de sistemas neurales que han
ido evolucionando para tareas físicas más simples,
como la detección visual o la navegación espacial.
En sintonía con este punto de vista, pensar es
revivir. No puedo recordar el viaje del último vera-
no al Gran Cañón del Colorado sin activar algunas
de las mismas células cerebrales que registraron
la visión de sus majestuosas cordilleras. Tampocopuedo procesar el argumento de una novela sin
simular las sensaciones que el texto describe; ni
calcular la altura de una colina sin escalarla con
la mente. «El cerebro simula experiencias reales
para dar sentido al mundo», afirma Barsalou.
Retroalimentación facial
Cualquiera que haya sudado en una entrevista de
trabajo o apretado los puños en un momento de
rabia, sabe que vivir una experiencia emocional
es un evento fisiológico. Ello se refleja en las ex-presiones que utilizamos para describir nuestros
sentimientos: el corazón nos da un vuelco; se nos
hace un nudo en el estómago; saltamos de alegría;
los ojos se nos salen de las órbitas, etcétera. «Los
estados emocionales se encuentran relaciona-
dos con una tendencia a la acción», señala Paula
Niedenthal, psicóloga de la Universidad Blaise
Pascal de Francia. De hecho, nadie dice: «Estaba
tan alterado que me tumbé».
Además de los sistemas fisiológicos que re-
gulan la frecuencia cardíaca, la sudoración o elmovimiento corporal, el desencadenamiento de
una emoción activa algunos de los más de vein-
te músculos faciales que controlan la expresión
emocional. Pero ¿cómo afecta este fenómeno fisio-
lógico periférico al pensamiento? ¿Puede el mero
cambio de la configuración de la musculatura de
la cara influir en cómo se piensa sobre la emoción
en cuestión?
Los resultados de un estudio ya clásico lleva-
do a cabo por Fritz Strack, en la actualidad en la
Universidad de Wurzburgo, revelan que el simple
acto de adoptar una determinada expresión facial
afecta tanto a lo que sentimos como a la manera
en que interpretamos la información emocional.
Strack y sus colaboradores hallaron que las perso-
nas valoraban una serie de viñetas humorísticas
como más divertidas cuando sujetaban un bolí-
grafo entre los dientes sin dejar que este tocarasus labios (postura que activaba la musculatura
para sonreír) que cuando lo sostenían con los la-
bios (lo que les impedía la sonrisa). Ello indica que
la cara envía una importante retroalimentación
al cerebro, el cual utiliza esa información para
interpretar el mundo.
Numerosos investigadores sostienen que el cere-
bro no puede pensar sobre emociones sin recons-
truir o simular físicamente tales sentimientos. En
un estudio de 2009, Niedenthal y su equipo uti-
lizaron electromiografía para medir la actividadde la musculatura facial de los probandos. Obser-
varon que cuando estos leían palabras con carga
emocional y pensaban en su significado se ponía
en marcha la misma actividad muscular sutil que
cuando experimentaban tales emociones. De esta
manera, las palabras que, por lo general, evocan
disgusto («vómito» o «nauseabundo») aumentaron
la actividad en los músculos responsables de con-
traer el labio superior, arrugar la nariz y fruncir
el ceño. Asimismo, los términos con connotación
agresiva («asesinato» o «enfurecido») activaronlos músculos que arrugan el entrecejo. En cambio,
palabras con connotación de felicidad («sonrisa» o
«dichoso») accionaron la musculatura responsable
de alzar las mejillas y entrecerrar los ojos para dar
forma a una sonrisa.
Según concluyeron los investigadores, cuando
pensamos en conceptos emocionales, simulamos
la experiencia corporal de la emoción, lo que de-
muestra que existe una relación entre el razona-
miento y la actividad muscular. «Si alguien me
invita a ver una película de terror», ejemplificaNiedenthal, «puedo volver a sentir el miedo que
experimenté en el pasado al ver filmes de ese gé-
nero y decidir si quiero repetir o evitar la expe-
riencia. ¿De qué otra forma lo podría saber, si no?»
¿Qué ocurre cuando la capacidad para simular
expresiones emocionales determinadas se en-
cuentra dañada? En 2009, el neurólogo Bernhard
Haslinger y sus colaboradores de la Universidad
de Tecnología de Múnich aplicaron inyecciones de
bótox en la frente de los probandos, de modo que el
músculo responsable de fruncir el ceño les quedó
Cuando
pensamos
en conceptos
emocionales
simulamos la
experienciacorporal de esa
emoción
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 19
temporalmente paralizado. Según se comprobó,
el tratamiento impedía que la amígdala, centro
cerebral clave para el procesamiento emocional,
se activara cuando los participantes intentaban
manifestar expresiones de infelicidad, pero no
cuando ponían caras de felicidad. Al frustrar la ac-
tividad muscular mediante bótox se bloquearon dealguna manera los circuitos neuronales necesarios
para un procesamiento completo de emociones
negativas. Un estudio de 2010 llevado a cabo por
Glenberg junto con David Havas, de la Universidad
Whitewater de Wisconsin, refuerza esa conclusión:
los sujetos con bótox en el entrecejo son más lentos
a la hora de comprender frases tristes y de enojo,
no así cuando se trata de enunciados alegres.
Manos limpias, corazón puro
Asimismo, el cuerpo desempeña una función im-portante en el razonamiento acerca de concep-
tos abstractos. Por ejemplo, en la relación entre
la limpieza física y la pureza moral, asociación
que Shakespeare plasmó en el personaje de Lady
Macbeth cuando intentaba limpiar sus pecados.
En 2006, Chen-Bo Zhong, de la Universidad de
Toronto, y Katie Liljenquist, de la Noroccidental,
pusieron a una serie de sujetos en una situación
similar, aunque menos criminal. Pidieron a los
participantes que recordaran acciones que habían
protagonizado y que, desde un punto de vista éti-co, se pudieran admirar o criticar. A continuación,
les encargaron una tarea en la que debían comple-
tar palabras sin relación (aparente) con ellos. Los
individuos que habían rememorado anécdotas
poco éticas de su pasado manifestaron una mayor
tendencia a generar términos que tenían que ver
con la limpieza («lavar» o «jabón»), en lugar de
palabras neutras («lacar» o «jarro»), que los sujetos
que habían evocado una acción loable. Además,
el 75 por ciento de los que habían pensado en un
acto criticable elegían toallitas antisépticas (en vezde un bolígrafo) como «hipotético» regalo por su
participación en la investigación frente al 37,5 por
ciento de los otros probandos.
En principio, que la psique humana relacione
la limpieza física con la pureza moral desafía la ló-
gica, puesto que cualquier persona racional sabe
que una pastilla de jabón no le absuelve de las
maldades cometidas. El vínculo es más profun-
do. Los rituales de purificación mediante el agua
forman parte de la mayoría de las religiones del
mundo [véase «Claves psicológicas de la ablución»,
por Kai Kaspar; Mente y cerebro n.o 70, 2015].
Zhong y Liljenquist especularon que el origen de
esa conexión puede residir, por una parte, en una
necesidad cognitiva básica de enraizar las cualida-
des abstractas con experiencias corporales y, por
otra, en el sentimiento, surgido a lo largo de la
evolución, de desagrado ante los alimentos pocolimpios. Algunos investigadores creen que este
rechazo visceral se ha expandido hasta adquirir
un significado cultural más amplio, como si la
violación de la moral supusiera el mismo tipo de
peligro que la impureza física.
Esa conexión queda al descubierto en el lengua-
je que usamos para referirnos a actos inmorales.
Hablamos de ocultar un sucio pasado y de ansiar
una conciencia limpia. Más aún, nuestro lenguaje
sugiere que la cognición moral se halla en estre-
cha relación con partes del cuerpo responsablesde formas concretas de transgresión de la ética (la
boca de quien suelta palabrotas o las manos de
quien comete tocamientos abusivos). «En lenguaje
coloquial, de una persona malhablada decimos
que “tiene una boca sucia”», señala Spike W. S. Lee,
estudiante de doctorado en la Universidad de Mi-
chigan en Ann Arbor. Y añade: «De alguien que
asesina, se dice que “tiene las manos manchadas
de sangre”».
La especificidad de esas expresiones llevó a Lee
y a Norbert Schwarz, psicólogo de la misma uni-
DUREZA AL CUADRADO
La incomodidad de una silla
rígida puede influir en que
se muestre una actitud más
intransigente en una negocia-
ción que si se está sentado en
un cómodo asiento.
N E U F F E R - D E S I G N
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PSICOLOGÍA
versidad, a preguntarse si los humanos proyec-
tamos conductas inmorales en partes concretas
del cuerpo. En 2010 solicitaron a unos sujetos que
participaran en un juego de rol en el que debían
comunicar una mentira malevolente a través del
buzón de voz o correo electrónico de un teléfono
móvil. A continuación, debían valorar cuán atrac-tivos les resultaban ciertos productos de consu-
mo. El resultado fue el siguiente: los individuos
que habían mentido a través del correo electróni-
co puntuaban mejor los productos destinados a la
higiene de manos, mientras que para los sujetos
que habían dejado la mentira grabada en el buzón
de voz merecían una mayor puntuación los artí-
culos ideados para la limpieza bucal. Al parecer, de
manera subconsciente, los probandos realizaban
una conexión no verbal entre una parte corporal
y el acto reprobable.Con el concepto del tiempo sucede lo mismo
que con el razonamiento moral: también descansa
en sensaciones y acciones del organismo. El equi-
po liderado por Lynden Miles, de la Universidad
de Aberdeen, investigó en 2010 este fenómeno con
la ayuda de sensores que detectaban movimientos
corporales sutiles. Los investigadores observaron
que cuando los sujetos pensaban acerca del pa-
sado, se balanceaban unos dos milimetros hacia
atrás, mientras que cuando reflexionaban sobre
el futuro se mecían hacia delante.Otra investigación revela que las personas
piensan en el tiempo como si ocupara un espa-
cio físico: el pasado a la izquierda y el futuro a
la derecha. Ello concuerda con el hecho de que
en la cultura occidental se escriba de izquierda a
derecha. En un estudio de 2010, el psicólogo Gün
Semin, de la Universidad de Utrecht, y sus cola-
boradores encontraron que la misma asociación
izquierda-derecha impregnaba, además del senti-
do visoespacial, nuestra audición. Para el estudio,
colocaron a los participantes unos auriculares através de los cuales escuchaban palabras con sig-
nificado temporal («ayer» y «mañana») y otras
neutras («idéntico» y «armario»). Los participan-
tes debían notificar si oían los vocablos a volumen
más alto por la izquierda o por la derecha. Si bien
las palabras se emitían con la misma intensidad
por ambos lados, los sujetos indicaban que escu-
chaban los términos relacionados con el pasado
más fuertes por el oído izquiedo; en cambio, los
que tenían que ver con el futuro, los percibían con
mayor intensidad por el derecho.
La idea de que procesamos el tiempo como si
fluyera de izquierda a derecha, tanto a través de
nuestros oídos como de los ojos, es asombrosa,
según Semin. «A primera vista, no existe razón
que justifique esto». Sin embargo, especula que
la experiencia cultural de escribir de izquierda a
derecha altera la arquitectura cerebral, de formaque el cerebro representa el pasado en su hemis-
ferio derecho, donde recibe información entrante
del ojo, el oído y la mitad de la parte izquierda del
cuerpo, y el futuro en el hemisferio izquierdo, que
interpreta los estímulos sensoriales provenientes
de la mitad derecha del mundo físico.
Medir las distancias
Incluso la percepción visual básica se encuentra
sujeta a los antojos del cuerpo. En un estudio de
2008, Dennis Proffitt y Jessica Witt, de las univer-
sidades de Virginia y de Purdue, respectivamen-
te, descubrieron que los participantes juzgaban
objetos fuera de su alcance como más cercanos
cuando se les comentaba que podrían utilizar una
batuta de director de orquesta de 39 centímetros
para alcanzarlos.
¿Por qué el mero hecho de disponer de una
herramienta que nos ayude a llegar a un obje-
to convierte a este en más asequible? Proffitt
justifica este fenómeno de la siguiente manera:
cuando visualizamos una acción que queremosllevar a cabo, la extensión del cuerpo ejerce de
«frontera corporal», es decir, representa el límite
de acción potencial. Una herramienta que ayuda
a extender el propio alcance nos permite simular
mentalmente el uso de la misma para alcanzar el
objeto. Ello favorece que la percepción del propio
límite corporal se altere, de manera que el objeto
que queremos alcanzar se estima más cercano. «El
único instrumento de medida de que dispone-
mos es el propio cuerpo, de manera que lo usamos
para medir el entorno», apunta Proffitt.Con el fin de evaluar si las personas necesitan
simular que abarcan una determinada distancia
para medirla, Proffitt y Witt entregaron a los par-
ticipantes una batuta para que intentaran llegar
a objetos que se encontraban fuera de su alcance.
Pidieron a la mitad de los sujetos que apretaran
una pelota de goma con la mano con la que debían
alcanzar el objeto mientras valoraban la distan-
cia. Observaron que quienes apretaban la pelota
percibían los objetos más lejos que el resto de los
probandos, lo cual indicaba que la manipulación de
Aunque los
estados
corporales
impregnan
a menudo la
cognición, raras
veces somos
conscientes
de ello
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 21
la bola influía en la capacidad para simular mental-
mente la acción de alcanzar la distancia.
Mal comportamiento
Si los estados corporales impregnan la cognición
con tanta frecuencia, ¿por qué raras veces somos
conscientes de ello? ¿Cómo es posible que la tem-peratura ambiente de una habitación influya en lo
que sentimos por las personas que se encuentran
en ella; que la dureza de una silla incremente la
habilidad de una persona para negociar, o que un
olor desagradable nos lleve a comportarnos de una
forma inmoral, todo ello sin darnos cuenta? Pro-
bablemente, a veces nuestras sensaciones físicas
y nuestros movimientos nos resultan demasiado
fugaces o triviales para que nos percatemos del
efecto que ejercen en nuestra mente. En otras oca-
siones, la incapacidad para reconocer la conexiónentre las experiencias corporales y los procesos
mentales puede derivar del simple hecho de que
esta relación nos parece descabellada. Si, durante
una negociación de salario, el empleado se encuen-
tra sentado sobre una silla rígida, seguramente se
sentirá incómodo; no obstante, no dará demasia-
da importancia a esa circunstancia, pues estará
concentrado en la negociación. También es poco
probable que si logra conducir el acuerdo salarial
con dureza reconozca en ello el mérito de la silla.
El peso y la envergadura de las investigacionesacerca de la cognición corporizada sugieren, sin
embargo, que los cambios sutiles en nuestras ac-
ciones o nuestro entorno pueden proporcionarnos
grandes beneficios. John Bargh, de la Universidad
Yale, y sus colaboradores constataron que las tex-
turas ásperas contribuyen a que las interacciones
sociales nos parezcan poco amables y que el con-
tacto con objetos duros influye en que juzguemos
a los demás de manera más severa. ¿Rodearnos de
texturas suaves y blandas nos ayudará a suavizar
nuestras relaciones personales? ¿Si decidimos to-mar un café caliente en lugar de una coca-cola en
el momento de conocer a una persona acabare-
mos sintiendo una mayor calidez hacia ella? ¿Una
fragancia limpia y pura en casa perimitirá a sus
moradores sacar su lado más bondadoso? Las teo-
rías de la cognición corporizada indican que estos
ajustes en el entorno más una atención hacia la
forma en que utilizamos el cuerpo pueden cambiar
nuestra vida mental y emocional. Esta estrategia
también se ha mostrado beneficiosa en el ámbito
de la educación.
Los niños que gesticulan mientras resuelven
problemas matemáticos aprenden y retienen
mejor los nuevos conocimientos, señalan algu-
nos estudios [véase «Gestos para aprender», por
Susan Gestin-Meadow; Cuadernos de Mente y
Cerebro n.o 11, 2015]. Asimismo, la gestualidad
corporal contribuye en el aprendizaje de la capaci-dad lectora. Glenberg y sus colaboradores hallaron
que los alumnos de primaria que manipulaban
juguetes o dibujos en una pantalla de ordenador
para simular la acción sobre la que leían mani-
festaban una mejor comprensión del texto y un
aumento en el vocabulario.
A raíz de esos hallazgos, el equipo de Glenberg
ha investigado y constatado que simular la acción
también ayuda a los niños a resolver los proble-
mas matemáticos. Solicitaron a un grupo de es-
colares que leyeran una historia relacionada conel movimiento de un robot y que calcularan el
número total de pasos que daba el androide. La
trampa radicaba en que el texto proporcionaba
información numérica irrelevante para resolver
el problema (por ejemplo, el número de personas
a las que el robot saludaba). Según observaron
los investigadores, los alumnos a los que habían
instruido para que reprodujeran los movimientos
robóticos en una pantalla de ordenador ignoraron
la información irrelevante. Los efectos beneficio-
sos incluso perduraron después de que los niñosaprendieran el procedimiento de manipulación
física: con solo imaginar el modo en que debían
mover las imágenes para simular la acción de la
historia obtenían los mismos resultados.
«La idea de que la comprensión del lenguaje re-
quiere simulación no se enseña», afirma Glenberg.
«Contamos con que los niños realizarán ese salto
de la palabra escrita a la simulación, pero algunos
no lo logran; tan solo pronuncian las palabras.»
Enseñar a los niños a simular la acción mientras
leen, continúa, puede proporcionar el impulsonecesario a aquellos que manifiestan dificulta-
des para ponerse a la altura de sus compañeros.
«En mis mejores sueños», añade el investigador,
«veo que contribuyo a que un gran número de
personas aprendan a leer.»
Enseñar a los
niños a simular
la acción
que están
leyendo puede
facilitarles el
aprendizaje
Para saber más
Embodying emotion. Paula
Niedenthal en Science, vol. 316,
págs. 1002-1005, 2007.
Grounded cognition. Lawrence
Barsalou en Annual Review of
Psychology , vol. 59, págs. 617-
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Embodiment as a unifyingperspective for psychol-
ogy. Thomas Schubert y Gün
Semin en European Journal of
Social Psychology , vol. 39,
pags. 1135-1141, 2009.
Embodiment as a unifying
perspective for psychology. Arthur Glenberg en Wiley
Interdisciplinary Reviews:
Cognitive Science, vol. 1,
págs. 586-596, 2010.
How reading comprehension
is embodied and why that
matters. Arthur Glenberg en
nternational Electronic Journalof Elementary Education,
vol. 4, págs. 5-18, 2011.
Improving early reading com-
prehension using embodied
CAI. Arthur Glenberg, Andrew
Glenberg y Xiaojin Zhu en
Instructional Sciences, vol. 39,
págs. 27-39, 2011.
The embodiment of culture.
Tamer Soliman y Arthur Glen-
berg en The Routledge Hand-
book of Embodied Cognition,
Ed. Routledge, págs. 207-219,
2014.Siri Carpenter es doctora en psicología
social y periodista científica.
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PSICOLOGÍA
Trastorno postraumáticopor abortoAl menos un niño de cada diez muere en el seno materno. Muchas mujeres
lamentan la pérdida durante largo tiempo; también los padres desarrollan
una relación íntima con el hijo no nacido
ANETTE KERSTING
«DEMASIADO PEQUEÑO O DEMASIADO ENFERMO PARA VIVIR CON NOSOTROS»El monumento en el Cementerio de la Montaña de Heidelberg recuerda a los bebés prematuros muertos cuyo peso al nacer no llegó
a los500
gramos. Según las leyes alemanas, a estos niños no se les da una sepultura regular.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 23
«Me encuentro en la coci-
na cuando, de repente,
empiezo a sangrar. Laecografía que me ha-
bían hecho al medio-
día indicaba que todo iba bien. Mi marido pide
una ambulancia. Veo el rastro de sangre; tengo
el peor presagio. Pienso que mi hijo ya no vive.
Me pongo histérica. Cuando los sanitarios me
tumban sobre la camilla, me tranquilizo. Todo
me parece irreal. En la clínica andan todos muy
agitados. Un médico me introduce un instrumen-
to metálico frío. La ecografía confirma lo que ya
sabía desde hacía rato. Me tienen que realizar unlegrado urgentemente. El médico me dice que to-
davía podré tener muchos hijos, pero el bebé que
esperaba ha muerto. Nada lo puede sustituir.»
De esta forma describe una paciente de la Clíni-
ca Universitaria de Münster cómo vivió su aborto
natural. La muerte de un niño no nacido lleva a
la mayoría de las madres y los padres a una pro-
funda crisis. Hace unos treinta años, los médicos
sostenían que lo mejor era olvidar lo antes posi-
ble el suceso. Sin embargo, hoy sabemos que las
reacciones a la pérdida prematura de un hijo nose diferencian en gran medida de las que se ex-
perimentan tras otros acontecimientos luctuosos.
En todo caso, la amplitud de las repercusiones en
los afectados suele pasar inadvertida.
Según los estudios, entre el 10 y el 30 por ciento
de los niños mueren antes de venir al mundo. En
un principio, ello puede ocurrir en cualquier mo-
mento de la gestación. Hasta la semana 16 de em-
barazo, los médicos hablan de aborto; más tarde,
de aborto tardío. En todo caso, más de la mitad de
los abortos espontáneos ocurren antes del tercer
mes de embarazo. Solo a partir de un peso corpo-
ral de 500 gramos los niños que mueren antes o
durante el parto se denominan mortinatos.La sobrecarga psíquica que supone un aborto
o un mortinato para los progenitores se ha es-
tudiado en varias ocasiones. En estas investiga-
ciones, las mujeres afectadas han merecido más
atención que los hombres. En 2005, nuestro grupo
de trabajo en la Clínica Universitaria de Münster
investigó los datos de pacientes que, entre 1995
y 1999, habían perdido a un hijo antes del parto.
El estudio puso de relieve que dos terceras partes
de las mujeres seguían sintiendo una gran triste-
za cuando se les preguntó entre dos y siete añosdespués de los hechos. La intensidad de su dolor
apenas difería de la que sentían tras catorce días
de la pérdida del niño.
Esos resultados no indican un curso extraordi-
nario ni mucho menos patológico de su dolor. En
cambio, revelan que ya antes del parto existe una
intensa relación entre la madre y el hijo. Las mu-
jeres que han perdido al niño en el último tercio
de la gestación presentan un mayor riesgo de caer
en una depresión, según constataron en 2003 Jesse
Cougle y sus colaboradores de la Universidad deTexas en Austin. En 2007 concluimos un estudio
sobre los trastornos psíquicos que sufrieron las
pacientes que por motivos médicos interrumpie-
ron su embarazo en su última fase: apenas un 17
por ciento de ellas seguían padeciendo depresio-
nes o trastornos de ansiedad al cabo de 14 meses.
Otro riesgo que con frecuencia se minusvalo-
ra afecta al hijo engendrado después del frustra-
do. En general, la pérdida de un hijo no afecta a
la probabilidad de dar a luz un niño sano, pero
la gestación frustrada puede tener su efecto so-
G E H I R N U
N D G E I S T / A N K E L I N G G ( e s t a p á g i n a y l a a n t e r i o r )
EN SÍNTESIS
Pérdida prematura
1Dos tercios de las mu-
jeres que han perdido
un hijo durante el embarazo
sufren consecuencias psíqui-
cas incluso al cabo de años.
2Los hombres sufren un
dolor mayor si previa-
mente han visto una ecogra-
fía intrauterina de su hijo.
3
La terapia por Internet
permite reducir lossíntomas de estrés postrau-
mático, dolor, depresión y
ansiedad, y mejorar la salud
mental en general después
de la pérdida de un emba-
razo.
DOMINIO DEL DOLORLos padres de los niños muer-
tos antes de nacer también
pueden desarrollar un fuerte
vínculo con su hijo no nacido.
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24 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
PSICOLOGÍA
bre el vínculo de la madre con el nuevo hijo. A
esta conclusión llegaron en 2001 investigadores
del departamento de psiquiatría de la Escuela de
Medicina del Hospital St. George de Londres. De-
bido al miedo a volver a perder a un hijo, muchas
mujeres desarrollan una relación menos intensa
con el bebé que esperan cuando se quedan otravez embarazadas. En comparación con un grupo
de control, por término medio, a la edad de 12 me-
ses, estos niños presentan más trastornos en su
conducta vincular con la madre, lo que a la larga
puede derivar en problemas de autoestima o en
trastornos de conducta.
A primera vista, puede parecer que el padre
desarrolla una relación menos estrecha con su
futuro hijo en comparación con la madre. La in-
vestigación pone en duda esta afirmación. Martin
Johnson y John Puddifoot, de la Universidad deTeesside, comprobaron que los padres que habían
visto la ecografía de su hijo no nacido y habían oído
el latido de su corazón afrontaban con mayor do-
lor la pérdida del niño que los progenitores que
no habían tenido esa experiencia. Los avances en
las posibilidades diagnósticas refuerzan el vínculo
entre padre e hijo.
Ya en 1995, psicólogos de la Universidad de
Rochester intentaron dilucidar si existían dife-
rencias entre los síntomas de las madres y de
los padres cuando no podían superar el dolor dela pérdida de su hijo. Estudiaron 194 madres y
143 padres después de un aborto. Según hallaron,
las mujeres padecían depresiones y ansiedad con
mayor frecuencia que los varones, mientras que
los hombres, por encima del promedio, buscaban
consuelo en el alcohol.
Una investigación llevada a cabo en 2003 bajo
la dirección de Kirsten Swanson, de la Univer-sidad de Washington en Seattle, habla también
en favor de que hombres y mujeres afrontan su
dolor de manera diferente. Ellas sienten con más
frecuencia la necesidad de hablar de la muerte
del hijo que esperaban; los hombres, en cambio,
tienden a dedicar más tiempo al trabajo o a otras
actividades.
Swanson investigó si esas diferentes estrategias
de superación repercutían en la relación de la pa-
reja. La investigadora comprobó que, con frecuen-
cia, se malinterpretan mutuamente. Por ejemplo,las mujeres creen que el silencio y la introversión
de su compañero es un signo de poco afecto o
escasa compasión. Los hombres, por el contrario,
a menudo se sienten desamparados ante el gran
dolor de su compañera. Con el fin de no sobrecar-
garla, controlan sus propios sentimientos y evitan
conversar con ellas sobre el tema.
Dolor compartido
No obstante, otros datos confirman que la madre
y el padre se ayudan de manera intuitiva cuandopierden a un hijo. Un grupo de investigadores di-
AHOGAR EL DOLORCon frecuencia, el dolor por
la pérdida de un hijo se ma-
nifiesta de forma diferente
en los hombres y las mujeres.
Ellos presentan una mayor
tendencia a darse al alcohol
en vez de hablar sobre su hijo.
T H I N K S T O C K / O C U S F O C U S
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 25
rigido por Marijke Korenromp, del Centro Médico
Universitario de Utrecht, analizó en 2005 numero-
sos estudios sobre la conducta de los padres ante el
dolor de una interrupción del embarazo por indi-
cación médica. Los dos miembros de la pareja rara
vez pasan las distintas fases de intensidad dolorosa
a la vez. Los psicólogos holandeses sospechan que,
de forma inconsciente, van turnándose en el do-minio del dolor; de este modo, quien se encuentra
más abatido puede recibir protección y ayuda del
otro en las tareas cotidianas.
Hasta el momento se han desarrollado pocos
conceptos terapéuticos específicos para padres
después de un embarazo interrumpido; tampoco
se ha investigado su eficacia. Común a todos estos
estudios es la recomendación de una comunica-
ción abierta entre los miembros de la familia. El
principal objetivo terapéutico es que los afectados
acepten la pérdida que han sufrido y que expre-sen su dolor con palabras. De esta forma pueden
aceptar la despedida del niño que han perdido y
de todas las esperanzas e ilusiones que llevaba
consigo.
Basándonos en nuestra experiencia clínica a
partir del seguimiento y tratamiento de padres
después de la pérdida de un hijo no nato, desa-
rrollamos en el año 2008 un programa preventivo
articulado en cinco sesiones terapéuticas. En el
encuentro se habla de temas importantes para
muchas parejas entristecidas por su frustrada pa-
ternidad: el recuerdo de la época del embarazo y
parto, la despedida del niño, las vivencias de la
pareja o el papel del ambiente social que les rodea.
Para ayudar a los padres que no pueden asistir
a las sesiones terapéuticas ambulatorias, ya sea
porque viven lejos o por cualquier otra razón, bus-
camos una alternativa a la terapia cara a cara. De
esta manera, desarrollamos un programa terapéu-tico por Internet para padres que han perdido a
un hijo durante el embarazo o poco después del
parto. El proyecto contó con el patrocinio, durante
tres años, del Ministerio Federal para la Familia,
Mujer, Tercera Edad y Juventud de Alemania, sin
que su aplicación supusiese coste alguno para los
pacientes.
A diferencia de los tratamientos tradicionales,
nuestra terapia en línea solo permite el intercam-
bio por escrito. Este formato de tratamiento no
incluye la comunicación no verbal entre el pacientey el médico (la gestualidad corporal, el contacto
visual o la voz). Por ello, deben considerarse in-
formaciones emocionales importantes, las cuales,
por ejemplo, quedan plasmadas en el uso de di-
versos tipos de letras o las variaciones en el fondo
de pantalla.
Otra característica de la terapia en línea son
las pausas en la comunicación. La ventaja es que
el paciente, antes de contestar, puede recapacitar
con tranquilidad las preguntas del terapeuta. De
esta forma desaparecen reparos que, probable-
VÍNCULO ENTREPADRES E HIJOSUna ecografía intrauterina
del hijo es capaz de despertarun fuerte vínculo emocional
con el niño aún no nacido.
Causas y síntomasEn muchos casos, un abortose debe a defectos genéticos.El niño no es capaz de vivir yes expulsado del cuerpo de lamadre. En ocasiones, el abortoes causa de un déficit de lahormona progesterona. En esecaso, el huevo fecundado noanida de manera adecuada enla mucosa uterina. Asimis-mo, las infecciones o algunasenfermedades de la madre
pueden favorecer el aborto.Las mujeres que tienen unagestación múltiple presentanun mayor riesgo de abortar.
Los síntomas de una ame-naza de aborto van desde unsangrado vaginal a fuertesdolores en el bajo vientre yen la espalda. En cuanto sepresentan estos síntomas, lasembarazadas deben acudiral médico. Con frecuencia, elaborto puede evitarse me-diante medicamentos o con
una intervención quirúrgica.
T H I N K S T O C K / S A N Y A S M
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26 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
PSICOLOGÍA
mente, impedirían expresar pensamientos do-
lorosos o vergonzosos. No obstante, el retraso en
las respuestas puede llevar a errores de interpre-
tación, los cuales difícilmente se detectan en la
comunicación escrita. De este modo, el terapeutase orienta por la expresión y estilo del paciente
y resume de la manera más clara posible y con
regularidad los contenidos esenciales.
El objetivo del tratamiento es que, a través del
procesamiento de la dolorosa pérdida, el niño
ocupe el lugar adecuado en la vida de los padres
de manera que les permita volver a ocuparse ple-
namente de las otras actividades en su día a día.
Durante el tratamiento, se solicita a los pacientes
que realicen diez ejercicios por escrito, para los
que disponen de45
minutos para cada uno. Estose lleva a cabo a lo largo de cinco semanas. Al
principio, los participantes reciben un programa
en el que se explica al detalle todo el procedimien-
to. Después de efectuar cada ejercicio, envían sus
textos por correo electrónico. Al cabo de un día
laborable, el terapeuta les llama por teléfono y
les da instrucciones para la siguiente actividad.
Ver la pena en el rostro
El tratamiento consiste en tres fases terapéuticas.
En la primera fase, la de autoconfrontación, lospacientes se enfrentan en cuatro textos con la vi-
vencia de la pérdida sufrida. Deben describir de
forma concreta y detallada una situación relacio-
nada con su trauma. Invitamos a los participantes
a manifestar de forma espontánea y por escrito
lo que sienten sin prestar atención a la ortografía
ni al estilo.
En el punto más importante de la segunda fase
del tratamiento, de reestructuración cognitiva,
invitamos a los usuarios a que escriban una carta
de apoyo a una amiga o amigo ficticios que han
tenido la misma experiencia que ellos. De esta
forma recapacitan sobre sus propias ideas y plan-
teamientos y observan la pérdida sufrida desde
otra perspectiva.
La fase final se basa en que los participantes
reactiven las relaciones sociales para mejorar el
soporte que reciben del entorno. Asimismo, se lespide que escriban una carta de despedida a su hijo
o a una persona ficticia en la que rememoren todo
lo vivido, pero que también hablen del futuro y
de las tareas que les esperan.
Aunque la relación terapéutica es virtual, no
por ello deja de ser eficaz. La distancia temporal y
espacial de los interlocutores no ha de equipararse
a un distanciamiento emocional. La psicoterapeu-
ta Christine Knaevelsrud, de la Universidad Libre
de Berlín, y Andreas Maecker, de la Universidad de
Zúrich, afirmaron en2007
que habían experimen-tado una relación entre terapeuta y paciente satis-
factoria con los usuarios que padecían trastornos
de sobrecarga postraumática que habían tratado
por Internet.
También nosotros constatamos, desde un ini-
cio, que con una terapia en línea se consigue una
mejoría en los síntomas dolorosos de los padres
que han experimentado la pérdida del bebé.
En 2009, un total de 54 personas (52 mujeres y
2 hombres) completaron el tratamiento. En todos
los casos, el resultado fue positivo. Se valoró laintensidad del dolor, el grado traumático de la ex-
periencia y de depresión, ansiedad, somatización
y sobrecarga psíquica general. La mejoría que se
consiguió a través del tratamiento por Internet
perduró incluso tres meses después de terminar
la terapia.
Una participante describe la experiencia tera-
péutica con estas palabras: «Al principio creía que
si no pensaba en lo sucedido acabaría olvidándo-
lo. No fue así. Lo que olvidaba era que tenía una
vida digna de ser vivida y una familia a la quededicarme. Solo cuando me enfrenté de manera
consciente a la situación pude superar el dolor de
la pérdida del bebé».
DESPEDIDATras la muerte de un bebé
durante el embarazo, los
padres han de aprender a
dejar un lugar en sus vidas
para la dolorosa pérdida. Un
objeto en su recuerdo (como
el corazón de la fotografía con
la inscripción «En conmemo-
ración silenciosa a Miguel», o
una carta al hijo no nato pue-
de ayudar a superar el dolor
de su pérdida.
Anette Kersting dirige la sección de Psi-
coterapia en la Clínica Universitaria de
Psiquiatría y Psicoterapia de Münster.
Para saber másPsichological impact onwomen after second andthird trimester termination ofpregnancy due to fetal anor-malities versus women afterpreterm birth: A 14-monthfollow up study. A. Kersting
et al. en Archives of Women’s
Mental Health, vol. 12, n.o 4,págs. 193-201, 2009.
Internettherapie: Möglich-keiten and Grenzen. EineÜbersicht. A. Kersting et al. en
Der Nervenarzt , vol. 80, n.o 7,
págs. 797-804, 2009.
Efficacy of cognitive beha-vioral internet-based therapyin parents after the loss ofa child during pregnancy:pilot data from a randomizedcontrolled trial. A. Kersting
et al. en Archives of Women’s
Mental Health, vol. 14, n.o 6,
págs. 465-477, 2011.Complicated grief afterperinatal loss. A. Kersting y
B. Wagner en Dialogues in
Clinical Neuroscience, vol. 14,
n.o 2, págs. 187-194, 2012.
Brief Internet-based interven-tion reduces posttraumaticstress and prolonged grief inparents after the loss of a childduring pregnancy: A randomi-zed controlled trial. A. Kersting
et al. en Psychotherapy and
Psychosomatics, vol. 82, n.o6,
págs. 372-381, 2013.
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28 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
PSICOLOGÍA
D R E A M S T I M E / A R I E L D U N N
Las dos caras
del aburrimientoEste fenómeno complejo encierra lados negativos y positivos.
Puede guardar relación con un estado despresivo pero también
puede inspirarnos a buscar un objetivo
KLAUS WILHELM
¿SIN ALICIENTE?Aunque para muchos
mortales aburrirse es unfastidio, para los psicólo-
gos esta sensación resulta
fascinante.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 29
A
burrirse es tarea fácil. Incluso en
la atmósfera de un laboratorio.
Wijnand van Tilburg, de la Univer-
sidad de Southampton, contribu-
ye un poco en crear esa sensación:pide a sus probandos que cuenten las letras de
un texto o que copien datos bibliográficos o que
dibujen lo mismo una y otra vez. Cuanto más
dura la prueba, más se aburren. El psicólogo los
«tortura» ahora sí ahora también con este tipo de
actividades monótonas. No sin razón: su objeti-
vo es precisamente descubrir cómo el estado de
aburrimiento repercute en las personas.
Otros científicos abordan el tema de modo
distinto: investigan a individuos que se mues-
tran aburridos con frecuencia y el motivo de esasensación. A continuación exponemos siete resul-
tados relevantes que ha aportado hasta ahora la
investigación en torno al aburrimiento. Según se
ha comprobado, el hecho de aburrirse nos puede
perjudicar o favorecer; depende del tipo de tedio
y de cómo lo manejemos.
1. Una sensación con múltiples ingredientes
¿Qué es el aburrimiento? La pregunta no resulta
sencilla de responder. Si bien representantes dedistintas escuelas psicológicas se han pronun-
ciado sobre el tema, han tratado el asunto solo
desde la corriente que defendían. En 2012, John
Eastwood, de la Universidad de York en Toronto,
y sus colaboradores decidieron poner los puntos
sobre las íes: analizaron unos 100 estudios para,
de manera definitiva, describir el fenómeno con
todos sus ingredientes mentales. La enjundia del
asunto: las personas que sufren aburrimiento no
son apáticas, sino que buscan ocupar su tiempo
de modo satisfactorio, mas, de momento, las cir-cunstancias no acompañan. A ello se suman un
estado de ánimo apagado y la sensación de que
las horas, en lugar de correr, se arrastran.
Por otro lado, según sostienen Eastwood y sus
colaboradores, existe una alteración de atención
básica. Ello lo demostraron con un experimento
ya clásico: pidieron a unos sujetos que leyeran un
texto más bien tedioso en distintas situaciones.
Primero, debían llevar a cabo esa actividad en una
habitación con mucho ruido de fondo; en una
segunda fase, debían realizar la lectura en una
sala con un ruido apenas perceptible; por último,
se les indicó que leyeran en una estancia en la
que reinaba el silencio. Los probandos indicaron
que el texto más aburrido era el que habían leído
en la segunda habitación. ¿Por qué? Al parecer,el ruido casi subliminal les molestaba. Lejos de
atribuir su problema de concentración a dicho
motivo, los probandos se refirieron a la tarea en
sí. La actividad propuesta era, simplemente, de-
masiado aburrida.
«The unengaged mind: Defining boredom in terms of atten-
tion». J. D. Eastwood et al. en Perspectives on Psychological
Science, vol. 7, págs. 482-495, 2012.
2. Cinco tipos de aburrimiento
El psicólogo Thomas Götz, de la Universidad
Ludwig Maximilian en Múnich, sabe que exis-
ten diferentes tipos de aburrimiento. Su equipo
tuiteó a universitarios y escolares varias veces
al día durante dos semanas para preguntarles
sobre su estado de ánimo. Constataron que el
sentimiento de aburrimiento se hallaba más
extendido entre los jóvenes que el de alegría, el
miedo o el enfado.
En 2013, los investigadores distinguieron cinco
tipos del susodicho fenómeno. Veámoslos. En elestado de «aburrimiento indiferente», las perso-
nas se retiran del mundo exterior, se relajan y se
encuentran bien de esta manera. Por el contrario,
quienes tienden a un «aburrimiento de calibra-
ción» están más tensos y algo insatisfechos. Si bien
es cierto que no se plantean en serio hacer otra
cosa, tienen su mente en otro lado. Los individuos
que se encuentran atormentados por el «aburri-
miento de búsqueda» se sienten inquietos y mal;
intentan huir activamente de esa sensación, por
ejemplo, saliendo de la sala en la que se hallan. Sieso no resulta posible, se origina el «aburrimiento
reactivo», el cual lleva a la excitación, a una gran in-
satisfacción e incluso a la agresividad. Finalmente,
en el «aburrimiento apático», la persona se rinde
resignada a su destino. Uno de cada tres casos de
aburrimiento en los alumnos de educación secun-
daria pertenece a este último tipo unido a un esta-
do de ánimo subyacente de depresión.
«Types of boredom: An experience sampling approach». T. Goetz
et al. en Motivation and Emotion 10.1007/s11031-013-9385-y,
2013.
EN SÍNTESIS
Una sensacióndesagradable
1Existen cinco tipos deaburrimiento. Pese a esa
variedad, la mayoría de las
veces experimentamos el
tedio como una molestia.
2Para combatir esa situa-
ción, se tiende a hacer
uso de los dispositivos elec-
trónicos (televisor, teléfono
móvil, ordenardor, etécera).
Sin embargo, el resultado
puede ser justo el contrario.
3Solo el «aburrimiento
apático» se caracteriza
por una falta de motivación.
En este caso, los psicólogos
lo relacionan con un trastor-
no de depresión.
D R E A M S T I M E / A N N E K E S C H R A M
El tiempo se
arrastra cuando
uno se aburre
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30 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
PSICOLOGÍA
3. Cronicidad insalubre
Quien con frecuencia se aburre tiene mayor pro-
babilidad de morirse antes; además, posiblemente
de una enfermedad cardiovascular. Annie Britton
y Martin Shipley, del Colegio Universitario de Lon-
dres, encuestaron entre 1985 y 1988 a un total de
7500 empleados de la administración pública. Dos
veces cada tres años, los participantes debían in-
dicar si se aburrían. Según los resultados, uno de
cada diez sentía con frecuencia esa sensación. Lo
más sorprendente fue que de estos, los que valo-
raban peor su salud, casi no practicaban deporte
y ocupaban un cargo inferior.
Veinte años después, los investigadores com-
probaron cuándo y por qué motivos habían fa-
llecido los participantes de dicho estudio. Según
descubrieron, quienes se aburrían más a menudo
presentaban un riesgo mayor de fallecer relativa-mente pronto a causa de un infarto de miocardio,
un ataque de apoplejía, etcétera, en comparación
con el resto de los sujetos.
¿Pudiera ser que las personas que se aburrían
compensaban sus frustraciones con un estilo
de vida poco saludable? Sea como fuere, se sabe
que el aburrimiento y los diferentes trastornos de
adicción están directamente relacionados entre
sí; y un consumo excesivo de alcohol, cigarrillos
o drogas favorece que aparezcan distintos proble-
mas de salud. Sin duda, la expresión «me muerode aburrimiento» contiene un fondo de verdad.
«Bored to death?» A. Britton y M. J. Shipley en International
Journal of Epidemiology , vol. 39, págs. 370-371, 2010.
4. Causa de depresión
Eastwood empezó a interesarse por el tema cuan-
do detectó que muchos de los pacientes con depre-
sión que acudían a su consulta padecían también
aburrimiento crónico. Aunque para el psicólogo
estaba claro que ambos fenómenos estaban conec-tados, desconocía cómo: ¿favorecía el aburrimien-
to la depresión o, por el contrario, estar deprimido
llevaba a aburrirse?
Junto con investigadores de la Universidad
de Waterloo preguntó a 820 sujetos, de edades
comprendidas entre los 16 y los 56 años, qué sen-
tían y pensaban cuando se aburrían. Asimismo,
analizaron si existía una relación estadística con
la dificultad de sentir felicidad. Según concluye-
ron, cuando las personas están aburridas foca-
lizan su atención en pensamientos negativos.
En breve, parece que el aburrimiento favorece
la depresión.
«Boredom: An emotional experience distinct from apathy,
anhedonia, or depression». Y. K. Goldberg et al. en Journal of
Social and Clinical Psychology , vol. 30, págs. 647-666, 2011.
5. ¿Qué sucede en un cerebro aburrido?
Hasta ahora, nadie ha establecido los correlatos
neuronales del aburrimiento en el cerebro. Aun-
que en 2013 un equipo dirigido por Krystyna
Matiak, de la Universidad de Aachen, empezó con
los primeros intentos: 13 jugadores de ordenador
experimentados debían ejercitarse con un juego
de disparos en primera persona mientras yacían
en un aparato de tomografía de espín nuclear. Su
personaje virtual superó la prueba, aunque duran-
te muchas partes del juego no debía hacer nada.¿Era eso aburrido?
El escáner cerebral reveló, entre otros resul-
tados, que las amígdalas cerebrales (implicadas
en la sensación del miedo y agresividad) de los
sujetos que se sentían bien tras practicar con el
videojuego mostraban poca actividad durante las
fases insípidas de la partida. En cambio, hallaron
una relación entre el ánimo negativo y la desac-
tivación del hipocampo (centro del pensamiento).
Los investigadores interpretan estos datos como
un signo de que los probandos se aburrían, puessu cerebro no completaba las «pausas de batalla»
con el procesamiento de la experiencia.
«Neural networks underlying affective states in a multimodel
virtual environment: Contributions to boredom». K. A. Matiak
et al. en Frontiers in Human Neuroscience, vol. 7, pág. 820, 2013.
6. ¿Cómo combatir el aburrimiento
entre los alumnos?
Muchos alumnos se aburren en clase. Hasta aquí,
ninguna novedad. Pero no todos los escolaresgestionan esa sensación del mismo modo, sugie-
ren Ulrike Nett, de la Universidad de Ulm, junto
con Thomas Götz y sus colaboradores. Existen
niños que afrontan la situación de manera muy
sensata: se dicen a sí mismos que algún día los
conocimientos de matemáticas valdrán la pena.
Nett describe esta postura como «planteamiento
cognitivo». Otros, en cambio, se distraen y hablan
con los compañeros.
¿De qué manera puede combatirse el aburri-
miento en las aulas? Con el fin de averiguarlo, Nett
SOFÁ Y PALOMITAS
La mayoría de las veces, más
que por tristeza, picamos por
aburrimiento, señalan los
investigadores.
(«Eating when bored: Revision of the
emotional eating scale with a focus
on boredom». A. M. Koball et al.
en Health Psychology , vol. 31,
págs. 521-524, 2012)
D R E A M S T I M E / W A R R E N G O L D S W A I N
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 31
estudió la respuesta de más de 500 alumnos. Para
su sorpresa, aquellos que presentaban un plan-
teamiento cognitivo se sentían menos aburridos
que los que se dedicaban a otras actividades. Ello
sugiere que una manera útil de evitar el tedio en
clase sería hacer conscientes a los alumnos del va-
lor que puede tener la materia que se imparte y elaprendizaje en general para su futuro.
Los alumnos presentan, sobre todo, «aburri-
miento de calibración», por lo que acaban soñan-
do despiertos. En este estado se hallan totalmente
abiertos a propuestas novedosas, asegura Götz.
En definitiva, los profesores disponen de buenas
posibilidades para captar la atención de estos
alumnos.
«Coping with boredom in school: An experience sampling
perspective». U. E. Nett et al. en Contemporary Educational
Psychology , vol. 36, págs. 49-59, 2011.
7. Quien se aburre busca un objetivo...
o se distrae
El psicólogo Van Tilburg y sus colaboradores in-
vitaron a 200 jóvenes irlandeses a su laboratorio
para que participaran en varios experimentos.
Aburrieron a una parte de los sujetos con tareas
terriblemente tediosas. Tras ello, les mostraron dis-
tintos símbolos y les preguntaron qué les parecían.
Uno de los individuos destacó un trébol, símbolode identidad nacional no oficial de Irlanda. En otra
prueba debían evaluar el tradicional nombre ir-
landés «Eoin» en comparación con otros nombres.
¿Resultado? Los sujetos que estaban aburridos se
mostraron más a favor del trébol y el nombre ir-
landés que los que no lo estaban.
En otro ensayo, los investigadores reclutaron
probandos en un pub irlandés. Un total de 90 hom-
bres y mujeres debían decidir qué castigo debería
recibir un hipotético delincuente inglés que había
dado una brutal paliza a un irlandés. Los aburridosdecidieron sanciones más duras contra el malhe-
chor de Inglaterra. En cambio, si la víctima era
inglesa y el agresor irlandés, se mostraban más
indulgentes con el delincuente.
Al parecer, quien se aburre tiende a apoyar
un patriotismo indeseable. ¿Por qué? «El aburri-
miento indica que lo que se está haciendo en ese
momento no tiene sentido», explica Van Tilburg.
Ello produce la necesidad de recuperar el sentido
perdido. Aquí entra en juego el patriotismo. «Para
muchas personas, una de las cosas más impor-
tantes es la identidad social», señala Van Tilburg.
En otras palabras, necesitan saber dónde o a qué
grupo pertenecen y por qué.
Por otro lado, el aburrimiento puede impulsar
obras creativas. Una estimulación pobre conti-
nua resulta contraproducente, sobre todo para los
más jóvenes, señala Teresa Belton, de la Universi-dad de Anglia del Este. En 2001 atribuyó la falta
de creatividad de muchos niños al consumo de
televisión durante los momentos de aburrimien-
to. Las videoconsolas y los teléfonos inteligentes
hacen la misma función. Siempre que un niño
se aburre, se inclina por el entretenimiento elec-
trónico, advierte Belton: «Se dejan bombardear
por estímulos en lugar de confiar en sus propios
recursos internos».
Eastwood también pone en duda de que sea
una buena idea huir del aburrimiento medianteaparatos electrónicos. «Creo que el uso excesivo
de pantallas y tecnología influye de manera nega-
tiva en nuestro sistema de recompensa en el cere-
bro, como sucede con la drogadicción», describe.
Aunque los programas emocionantes provocan
sentimientos agradables, a largo plazo se espera
conseguirlos de manera más rápida y con mayor
frecuencia.
También la posibilidad de multitareas que
ofrecen los teléfonos inteligentes y los ordenado-
res aumentan el aburrimiento, afirma Eastwood.Nos dispersan la atención, pues esta debe saltar
constantemente de un lugar a otro. Por ejemplo,
nos aburriremos si leemos el correo electrónico
a la vez que miramos un vídeo en YouTube por
el hecho de que estamos desconcentrados. Sin
embargo, no somos conscientes de ello; incluso
es posible que iniciemos otras actividades, lo que
contribuirá al efecto contrario. «El aburrimien-
to es como las arenas movedizas; cuando uno
se mueve no hace nada más que empeorar las
cosas.»
«On boredom and social identity: A pragmatic meaning-regu-
lation approach». W. A. P. van Tilburg y E. R. Igou. en Personality
and Social Psychology Bulletin, vol. 37, págs. 1679-1691, 2011.
¿FALTA DE GANAS?Numerosos alumnos se aburren
con rapidez, pero no por gusto.
La mayoría reaccionan con grati-
tud si se les estimula la mente.
F O T O L I A / T Y L E R O L S O N
Klaus Wilhelm es biólogo y periodista
científico en Berlín.
En nuestro archivoEl aburrimiento. Anna Goslineen MyC n.o 39, 2009.
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AVANCES
32 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
La obesidad se ha convertido en la
pandemia del sigloxxi en los países
desarrollados. Los factores psicoso-
ciales, culturales y económicos desempe-
ñan una función fundamental en este fe-nómeno, pero ¿qué sabemos de la obesidad
desde el punto de vista de las estructuras
cerebrales?
Hará unos siete años, nuestro equipo
comenzó a plantearse las cuestiones si-
guientes: ¿qué podemos aportar los neu-
ropsicólogos al estudio de la obesidad?
¿Podemos contribuir a la prevención y al
tratamiento de la ingesta excesiva si cono-
cemos con más detalle los procesos cog-
nitivos, la estructura y el funcionamientocerebral que subyacen a esta conducta
alimentaria?
La Organización Mundial de la Salud de-
fine la obesidad como una acumulación
anormal o excesiva de grasa que puede
resultar perjudicial para la salud. El ín-
dice de masa corporal (IMC) es un indi-
cador simple de la relación entre el peso
y la talla que se utiliza para identificar el
estado ponderal de una persona. Se calcula
dividiendo el peso en kilos por el cuadradode su altura en metros (kg/m2). Un adulto
con un IMC igual o superior a 30 se con-
sidera obeso.
En 2014, alrededor del 13 por ciento de
la población adulta mundial presentaba
obesidad, factor de riesgo importante
para enfermedades cardiovasculares, dia-
betes y algunos cánceres. La causa funda-
mental de este problema se encuentra en
un desequilibrio energético entre calorías
consumidas y gastadas, circunstancia que
C O R T E S Í A D E M . a
Á N G E L E S J U R A D O ,
I D O I A M A R Q U É S Y M A I T E G A R O L E R A
NEUROCIENCIA
Diferencias cerebrales
relacionadas con la obesidad
Las personas obesas presentan alteraciones en las conexiones neuronalesdel sistema cerebral de recompensa
M. a ÁNGELES JURADO, IDOIA MARQUÉS Y MAITE GAROLERA
RED CEREBRAL DE REFUERZO
El sistema del refuerzo se compone de distintas estructuras cerebrales conectadas entre
sí por haces de sustancia blanca. En a aparecen las áreas cerebrales implicadas en la red
del refuerzo: cortezas orbitofrontales medial y lateral y núcleos caudado, accumbens y
putamen. En b se muestran las áreas implicadas en la red del refuerzo y las conexiones
de sustancia blanca del cerebro a partir de la reconstrucción de fibras cerebrales basada
en imágenes de resonancia magnética de difusión de una persona con obesidad. Según
el estudio, estas conexiones resultan menos numerosas en las personas obesas que en
las de peso normal.
Núcleocaudado
Cortezaorbitofrontal
lateral
Cortezaorbitofrontal
medial
Núcleoputamen
Núcleoaccumbens
a
b
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 33
en nuestras sociedades se ve favorecida
por la combinación de un aumento en
la ingesta de alimentos hipercalóricos y
un descenso en la actividad física entre
la población.
El sistemade recompensa
En el cerebro, una serie de sistemas com-
plejos que interactúan entre sí regulan
qué y cuánto comemos. En un inicio, el
sistema homeostático cerebral, el cual
depende sobre todo del hipotálamo, de-
termina las calorías que consumimos así
como nuestro gasto energético. No obs-
tante, la ingesta produce sentimientos
de gratificación, efecto al que se suma
el propio valor reforzante de la comida,lo cual favorece que sigamos ingiriendo,
incluso cuando nuestra necesidad ener-
gética es nula.
En concreto, el sistema de recompensa
cerebral ejerce una labor importante en la
evaluación del valor reforzante de la co-
mida; además, interviene en la toma de
decisiones complejas, entre ellas, las rela-
cionadas con la alimentación. Ese circuito
de recompensa incluye regiones corticales
(como la corteza orbitofrontal) y subcor-ticales (entre otras, el estriado ventral),
todas ellas interconectadas entre sí, de
manera que forman una red anatómica
compleja.
En nuestro estudio nos planteamos
examinar las conexiones anatómicas del
sistema de recompensa en un grupo de
personas jóvenes (de 12 a 39 años) que,
según su IMC, se las podía considerar
obesas (IMC superior a 30). Asimismo,
contamos con un grupo de individuos dela misma edad pero con un peso normal
(un IMC inferior a 25 y superior a 18,5).
Intentamos descartar factores que pudie-
ran confundir los resultados, entre ellos,
el riesgo vascular (estudios previos han
revelado que esta circunstancia puede
afectar las conexiones cerebrales). Dicha
exclusión conllevó importantes dificulta-
des de reclutamiento, a pesar de tratarse
de voluntarios jóvenes. Todos provenían
de la población atendida en los centros de
atención primaria del Consorcio Sanitario
de Tarrasa y de la unidad de neuroendo-
crinología infanto-juvenil del Hospital de
Tarrasa.
Se exploró el cerebro de todos los su-
jetos mediante técnicas de resonancia
magnética obtenidas en el Centro Diag-nóstico por la Imagen Clínic, de Barce-
lona, y analizadas por investigadores de
la Universidad de Barcelona en colabo-
ración con investigadores del Centro de
Medicina de la Universidad de Utrecht. A
partir de la adquisición de imágenes de
difusión se elaboró una reconstrucción
de los tractos cerebrales. Se seleccionaron
las conexiones que unen diferentes áreas
relacionadas con el procesamiento del re-
fuerzo, incluyendo regiones orbitofronta-les y estriatales. Calculamos el volumen y
la integridad de las fibras que componen
este sistema de recompensa. Por último,
comparamos la conectividad estructural
en el sistema de refuerzo de los sujetos
del grupo con obesidad con la de los de
peso normal.
Conectividadcerebral menor
Aunque los participantes de ambos gru-pos no mostraron diferencias en cuanto
al volumen cerebral global, sí presentaban
disimilitudes en la conectividad y la inte-
gridad del sistema de recompensa según
dos variables: el número de fibras del trac-
to de sustancia blanca y la integridad de
las fibras. En concreto, observamos que las
conexiones del núcleo caudado, del puta-
men y de la corteza orbitofrontal medial
de las personas con obesidad presentaban
un menor número de fibras del tracto desustancia blanca; además, las conexiones
del núcleo accumbens manifestaban una
integridad más reducida entre las estruc-
turas que forman la red de recompensa
cerebral en el grupo con obesidad en com-
paración con la de los sujetos con un peso
normal.
Cabe destacar que los participantes
clasificados como obesos eran jóvenes
metabólicamente sanos, por lo que las di-
ferencias en las conexiones de sustancia
blanca no podían atribuirse a condiciones
de riesgo vascular o al proceso de enveje-
cimiento.
Queda abierta la cuestión de si estos
cambios se hallan presentes en el cerebro
antes de la obesidad —por lo que podrían
inducir una tendencia a la misma— o silas conexiones neuronales del sistema del
refuerzo se van modificando de forma pa-
ralela a los cambios en la conducta alimen-
taria que llevan a la obesidad.
En próximas investigaciones prevemos
ampliar la muestra con individuos que
presenten sobrepeso (un IMC de entre 25
y 30), puesto que esta condición física es
más frecuente entre la población que la
obesidad, lo que favorece la generalización
y aplicación práctica de los resultados. Porotra parte, queremos estudiar si existen
otras redes neuronales relacionadas con
la obesidad que presenten diferencias si-
milares a las que hemos descubierto en el
sistema de recompensa. Entre estas redes
cerebrales se encuentran las responsables
del control cognitivo, las cuales podrían
favorecer la inhibición de conductas de
ingesta poco saludables.
M.a Ángeles Jurado e Idoia Marqués
Dpto. psiquiatría y psicobiología clínicaUniversidad de Barcelona
Instituto de Investigación en Cerebro,
Cognición y Conducta
Maite GaroleraGrupo de investigación del Cerebro,
Conducta y Cognición
Consorcio Sanitario de Tarrasa
Para saber más
Neural responses to visual food cues:Insights from functional magnetic resonanceimaging. I. García García et al. en European
Eating Disorders Review , vol. 21, n. o 2,págs. 89-98, 2013.
Functional connectivity in obesity duringreward processing. I. García García et al.
en Neuroimage, vol. 66, págs. 232-239,
2013.
Affected connectivity organization of thereward system structure in obesity. I. Marqués
Iturria et al. en Neuroimage, vol. 111, págs. 100-106, 2015.
En nuestro archivo
Adicción a la comida. Paul J. Kenny en IyC ,
noviembre de 2013.
8/16/2019 La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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AVANCES
34 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
Imagínese usted que se encuentra en
una habitación y, pese a que hace frío,
abre la ventana para que la estancia
se ventile un poco. Alguien entra y le pre-
gunta «¿Y eso?», mientras señala hacia la
ventana. Seguramente, sabrá que lo que
esa persona le está preguntando es por quétiene la ventana abierta si hace frío.
Las palabras son una fuente de infor-
mación importante cuando nos comuni-
camos, pero no la única. La posición corpo-
ral, la expresión de la cara o los gestos que
efectuamos con las manos o con la cabeza
proporcionan mucha información. Se sabe
que en el lenguaje adulto, los gestos comu-
nicativos están coordinados con el habla,
tanto desde el punto de vista temporal
como de significado. Cuando, por ejemplo,
señalamos, seguimos un patrón sorpren-
dente: por lo común señalamos al mismo
tiempo que producimos una palabra. Lo
interesante en este asunto estriba en que
la sílaba más prominente de la palabra (lasílaba tónica) coincide con la fase más des-
tacada del gesto (cuando la mano y el dedo
alcanzan su máxima extensión).
El inicio de la gestualidad
Varios estudios sobre el desarrollo de la
cognición y la comunicación humana se
han centrado en explorar la capacidad de
los bebés de integrar la información de los
gestos con la del habla. El gesto más rele-
vante en el desarrollo comunicativo de los
niños es el de señalar. Este gesto manual les
permite comunicarse antes de producir sus
primeras palabras, tanto para pedir alguna
cosa como para indicar la posición de un ob-
jeto que les ha llamado la atención. Diversasinvestigaciones coinciden en afirmar que
el hecho de señalar es un buen indicador
del desarrollo cognitivo del niño y un claro
predictor de sus habilidades lingüísticas.
Los niños empiezan a señalar entre los
nueve y doce meses de edad, aunque to-
davía no combinan ese gesto manual con
ningún sonido ni palabra. Pese a ello, saben
que los adultos sí empleamos esa forma
© F
E R R A N
P O N S
LENGUAJE
Los bebés integran la información gestualen el lenguaje oral
La gestualidad constituye una parte fundamental de la comunicación infantilNÚRIA ESTEVE GIBERT, FERRAN PONS Y PILAR PRIETO
UNA BUENA SEÑAL
El gesto manual de señalar
es un indicador del desarrollo
cognitivo del bebé y de su
habilidad lingüística futura.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 35
de comunicarnos y, sobre todo, que lo ha-
cemos de manera precisa. En un estudio
publicado en Infant Behavior & Develop-
ment demostramos que los bebés de nueve
meses son sensibles a las modificaciones en
la coordinación temporal de gestos y habla.
Presentamos a los bebés vídeos en los quese veía a un adulto que señalaba a la vez
que pronunciaba el nombre del objeto al
que apuntaba con el dedo. En la mayoría
de las grabaciones, gesto y habla aparecían
perfectamente coordinados; en otras, am-
bas formas de comunicación acontecían
de manera desincronizada. Con solo nueve
meses —edad en la que todavía no saben
señalar y producir una palabra a la vez—,
los bebés se mostraban extremadamente
sensibles a la coordinación temporal entregestos y habla.
Algunos meses más tarde, entre los 14
y los 17 meses, los niños aprenden que
dicha combinación supone una mane-
ra más efectiva para comunicarse, pues
capta más la atención de los otros. Varias
investigaciones en las que se ha analizado
el comportamiento de los bebés mientras
interactuaban de forma espontánea con
sus cuidadores confirman este fenómeno.
Según publicamos en la revista SpeechCommunication , cuando los bebés empie-
zan a simultanear gesto y habla, lo hacen
de manera muy precisa: sincronizan la sí-
laba más fuerte del habla con la parte más
saliente del gesto (el momento en el que
tienen el brazo y el dedo más extendidos).
Ello confirma que, cuando empiezan a aso-
ciar gestos comunicativos con el lenguaje
oral, lo hacen de una forma muy parecida
a los adultos.
¿Por qué son importanteslos gestos?
El aprendizaje de la integración entre gesto
y habla resulta esencial para el desarrollo
de las estrategias comunicativas de los be-
bés y para su futuro desarrollo lingüísti-
co. Un estudio llevado a cabo por Alfonso
Igualada y Pilar Prieto, ambos de la Uni-
versidad Pompeu Fabra, junto con Laura
Bosch, de la Universidad de Barcelona, y
publicado en Infant Behavior & Develop-
ment, demostró que un aumento en el uso
de gestos coordinados con el habla a los 12
meses de edad predecía un repertorio léxi-
co y morfológico mayor a los 18 meses. En
otros trabajos se ha observado que la capa-
cidad de los bebés de combinar secuencial-
mente el gesto de señalar con una palabra(apuntar hacia un objeto y decir «quiero»,
por ejemplo) es un indicador de sus futuras
habilidades lingüísticas.
Estos hallazgos, que apoyan la impor-
tancia de los gestos en la comunicación
infantil, han contribuido a que en fecha re-
ciente se haya despertado un gran interés
por intentar acelerar la producción de las
primeras palabras de los bebés con ayuda
de una lengua de signos básica e icónica. La
idea consiste en que el uso de un repertoriode señas facilite a los bebés la expresión
de conceptos sencillos antes de conocer la
palabra en cuestión. Con todo, ¿qué efectos
se consiguen con este repertorio de signos?
Parece que este aprendizaje puede ejercer
algunos efectos positivos inmediatos en
la comunicación de los bebés; no obstan-
te, estos beneficios no se encuentran re-
lacionados con su desarrollo cognitivo y
lingüístico a largo plazo. Si se les enseña un
gesto determinado para expresar un con-cepto concreto, aprenden a utilizarlo, mas
no se ha visto que dicho aprendizaje les
aporte la habilidad de hablar a edad más
temprana o que influya en el desarrollo de
sus capacidades cognitivas.
Cómo potenciar la capacidadde comunicarse
Para reforzar las habilidades gestuales y
comunicativas de los bebés es fundamen-
tal que los adultos nos demos cuenta deaquello que capta su interés (por lo gene-
ral, nos lo revela su mirada, las señales
gestuales y las vocalizaciones), con el fin
de comentarlo y continuar la interacción
a partir de ahí (en oposición a redirigir la
atención del niño a los objetos que nos in-
teresan a nosotros). Se ha constatado que
en los momentos en los que el bebé mues-
tra interés por algún objeto o suceso, se
halla más predispuesto al aprendizaje lin-
güístico. Asimismo, es importante expo-
ner a los bebés a situaciones comunicati-
vas potencialmente ricas en intercambios
comunicativos. Actividades como mirar
libros o cantar canciones juntos resultan
una forma excelente de propiciar la adqui-
sición de nuevo vocabulario, así como de
ir aprendiendo el modo en que funcionanlos intercambios comunicativos. La ma-
yoría de los padres y las madres utilizan
estas estrategias de forma espontánea, de
manera que los bebés desarrollarán sus
capacidades cognitivas y lingüísticas de
modo natural.
En conclusión, existen pruebas cientí-
ficas suficientes para afirmar que los ges-
tos desempeñan un papel esencial en el
desarrollo cognitivo y lingüístico de los
bebés y que los beneficios de la comunica-ción gestual continúan a lo largo de la etapa
infantil. Para conseguirlo, solo es necesario
que los adultos nos comuniquemos de for-
ma espontánea con los bebés, sin artificios
y dando valor a cada intercambio comuni-
cativo que establezcamos con ellos.
Para saber más
Infants temporally coordinate gesture-speech combinations before they producetheir first words. N. Esteve Gibert y P. Prieto
en Speech Communication, vol. 57, págs. 301-
316, 2014.
Nine-month-old infants are sensitive to the
temporal alignment of prosodic and gestureprominences. N. Esteve Gibert, P. Prieto y
F. Pons en Infant Behavior & Development ,
vol. 38, págs. 126-129, 2015.
Language development at 18 months is rela-ted to multimodal communicative strategiesat 12 months. A. Igualada, L. Bosch y P. Prieto
en Infant Behavior & Development , vol. 39,
págs. 42-52, 2015.
En nuestro archivo
Gestos para aprender. Susan Goldin-Meadow
en Lenguaje y comunicación, colección Cuader-
nos de MyC n.o 11, 2015.
Núria Esteve Gibert
Universidad Aix Marsella
Universidad Pompeu Fabra
Ferran Pons
Instituto de Investigación
en Cerebro, Cognición y ConductaUniversidad de Barcelona
Pilar Prieto
Institución Catalana de Investigación
y Estudios Avanzados
Universidad Pompeu Fabra
8/16/2019 La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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INSTANTÁNEA
36 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
Neuronas extraviadas
No solo nos perdemos las personas, tambiénlas células nerviosas en desarrollo se extravían,como las que aparecen sobre estas líneas tin-tadas de rosa. La imagen obtenida por micros-copía de fluorescencia muestra neuronas de la
médula espinal de un embrión de ratón. Median-te la inyección de un tinte en combinación conanticuerpos se consigue que los diferentes tiposde células se tornen de distinto color. Las neuro-nas aquí mostradas están creando prolongacio-nes hacia determinados músculos con el fin deafinar los movimientos del múrido que está pornacer. Los axones que brotan de las células ner-viosas deben franquear para ello tramos largos.
En este camino, les guían proteínas de membra-na (ligandos efrina) y los correspondientes recep-tores de otras células. Que estas señales resultenvisibles para las neuronas depende de las protea-sas, según descubrieron en 2014 investigadores
del Instituto Max Planck de Neurobiología deMasrtinsried. Este hallazgo podría contribuir aalterar la evolución de la esclerosis lateral amio-trófica (ELA), una patología neurodegenerativapor ahora mortal. Esas señales ocultas suponenun problema central en la ELA.
(«EphA4 Receptor Shedding Regulates Spinal
Motor Axon Guidance». R. Klein et al en Current Biology ,
vol. 24, n.o 20, págs. 2355-2365, 2014)
I N
S T I T U T O M A X P L A N C K D E N E U R O B I O L O G Í A / G R A Z I A N A G A T T O
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38 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
Historia de la neurociencia
Desde hace siglos, el cerebro humano fascina a los investigadores y académicos.No obstante, su función permanece todavía sin esclarecer. Hoy en día, imágenes
y simulaciones por ordenador nos ofrecen una detallada visión del modo en quetrabaja este órgano. Con todo, el cerebro continúa siendo un enigma.
TEXTO: ANNA VON HOPFFGARTEN | GRÁFICOS: ANKE HEINZELMANN
1649El filósofo francés René Descartes describeel cerebro (al igual que el corazón) comouna máquina compleja que controla lasfunciones reflejas y vegetativas. Los sen-timientos, las sensaciones y las accionesvoluntarias se originarían en el alma.
2500 a.C.
Se practican las pri-meras intervencionesen el cerebro a partirde la trepanación. Conun taladro de manose perfora la bóvedacraneal.
400 a.C.El médico griego Hipó-crates describe el cerebrocomo sede de la experien-cia y de la inteligencia.
1543El anatomista Andrés Vesa-
lio publica un relevantelibro sobre anatomía que
incluye ilustraciones deta-lladas del cerebro. Con esta
obra desmonta definitiva-mente la teoría de Galeno
sobre los ventrículos.
Hipócrates de Cos
1500 1600 1700 1800 19002000 a.C.
1000 a.C.
Nacimientode Cristo
. . .
Trepanación
170 a.C.El médico griego
Galeno establecela idea del spiritus
animalis. Se trata de ungas que reside en los
ventrículos cerebrales y que transporta lasemociones. Esta ideaperdura durante más
de un milenio.
Galeno de Pérgamo
1800El anatomista alemán
Franz Joseph Gallinstaura la frenología,
doctrina que relacionaciertas capacida-
des mentales conregiones corticales
determinadas.
Busto de frenologíasegún Franz Joseph Gall
Reconstruccióndel cráneo dePhineas Gage
con la barra de
hierro
Portada de De humaniscorporis fabrica
René Descartes
1791El médico italiano Luigi Galvani demuestrala naturaleza eléctrica de los impulsos ner-viosos. Con ayuda de electricidad logra que
las ancas de una rana se contraigan.
1848Una barra de hierro perfora el
lóbulo frontal de Phineas Gage, untrabajador del ferrocarril. Aunque
sobrevive al accidente, su perso-nalidad se transforma: se vuelve
impulsiva y agresiva. Este casopermite inferir, por primera vez,
conclusiones sobre las funciones
de la parte anterior del cerebro.
Experimento con ancas de rana
1862-1874Paul Broca y Carl Wernickedescubren los dos centroscerebrales del habla.
1906
Santiago Ramón y Cajal describela comunicación
neuronal, logro por elque recibe el premio
Nobel.
Áreas de Broca y Wernicke
Ilustración de Cajal.Hipocampo de un roedor
1873Camillo Golgi desarrolla la tinción con
nitrato de plata, método que permite visua-lizar las células nerviosas bajo el microsco-
pio. En 1906 recibe el premio Nobel.
1909Korbinian Brodmann
divide la cortezacerebral, según crite-
rios histológicos, en52 regiones. Su carto-
grafía cerebral está hoyaún vigente, aunque
está siendo desplazadapor mapas cerebrales
más funcionales.
Células delhipocampoteñidas
con nitratode plata.
Ilustración deCamillo Golgi
B
L U E B R A I N P R O J E C T , E P F L ( N e u r o n a d e l a l í n e a t e m p o r a l ) ; F E L D B U C H
D
E R W U N D A R T Z N E Y . H . V . G E R S D O R F F , 1 5 1 7 / D O M I N I O P Ú B L I C O
( 2 5 0 0 a . C . ) ;
A T L A S V A N D E G E S C H I E D E N I S D E R G E N E E S K U N D E . J . G .
D
E L I N T , 1 9 2 5 / D O M I N O P Ú B L I C O ( 4 0 0 a . C . ) ; P . R . V I G N E R O N , 1 8 6 5
/
D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 7 0 a . C . ) ;
D E H U M A N I S C O R P O R E F A B R I C A .
A
. V E S A L I U S / D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 5 4 3 ) ; F R A N S H A L S /
D
O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 6 4 9 ) ; D E V I R I B U S E L E C T R I C I T A T S I N M O T U
M
U S C U L A R I . L . G A L V A N I / D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 7 9 1 ) ; D A S N E U E
N
A T U R H E I L V E R F A H R E N . E . B I L Z ( 1 8 0 0 ) ; D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 8 9 4 ) ;
D
O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 8 4 8 ) ; G E H I R N U N D G E I S T ( 1 8 6 2 - 1 8 7 4 ) ; C . G O L G I
/
D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 8 7 3 ) ; H I S T O L O G Í A D E L S I S T E M A N E R V I O S O
D
E L H O M B R E Y D E L O S V E R T E B R A D O S . S . R . C A J A L ( 1 9 0 6 ) ; D O M I N I O
P
Ú B L I C O ( 1 9 1 1 ) ; K . B R O D M A N N / D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 9 0 9 )
Broca
Wernicke
Áreas de Brodmann
SINOPSIS
8/16/2019 La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 39
10 200019901980197019601950194019301920 2010
1914Henry Hallett Dale y OttoLoewi hallan el neuro-transmisor acetilcolina ydescriben por primera vezla transmisión química de
los impulsos nerviosos. Elloles aporta el premio Nobelen 1936.
1957Wilder Penfield yTheodore Rasmus-sen desarrollan elhomúnculo sensorial
y motor, que ilustralas regiones cerebrales
y partes del cuerporelacionadas entre sí.
1992Aplicación de la tomografía
por resonancia magnéticafuncional (RMf) con ayudade las señales BOLD.
1973Introducción de la resonanciamagnética (RM) y de la tomografíacomputarizada.
1975Desarrollo de la tomografíapor emisión de positrones.
1934Edgas Moniz aplicapor primera vez lalobotomía en enfermospsíquicos. Penetra loscircuitos nerviosos dela corteza frontal con elfin de sanar los delirios.A causa de los múltiplesefectos secundarios, elmétodo cae pronto enel descrédito.
1924Hans Berger efectúael primer electroen-
cefalograma (EEG) enhumanos.
Acetilcolina
Curva EEG
Lobotomía
Homúnculo cortical
1919Walter Dandy desarrollacon la neumoencefalogra-fía la primera técnica deneuroimagen no invasiva.En este método, el fluidocerebral se sustituye poraire. La estructura cerebralse visualiza a través deradiografías.
Neumoencefalografía
1927El neurólogo portuguésEgas Moniz introduce laangiografía cerebral. Estemétodo permite reproducirvasos sanguíneos cerebrales
en las radiografías.
1953Con el fin de terminar con los fuertesataques de epilepsia que sufre HenryGustav Molaison (paciente H. M.), loscirujanos extraen de su cerebro partedel lóbulo temporal y, con ello, el hipo-campo. Aunque los ataques desapa-recen, desde aquel día el paciente nopuede memorizar nada. El caso arrojaluz sobre la función que desempeña
el hipocampo en la formación de lamemoria.
1968David Cohen
dirige las primerasmediciones de la
actividad cerebral através de la magne-
toencefalografía.
Henry GustavMolaison
Aparato de
magnetoencefalógrafía Una cría de mono imita a unexperimentador
1973Descubrimiento de la
potenciación a largoplazo de las sinapsis,
una condiciónimportante para el
aprendizaje.
1981Robert Wolcott Sperry
recibe el premio Nobel porsus trabajos acerca de lasfunciones de los hemisfe-
rios cerebrales.
1991Giacomo Rizzolatti descubre
las neuronas espejo.
Desde 1994La neuroimagenpor tensor dedifusión permitevisualizar elrecorrido de lasfibras nerviosas.
Neuroimagen
por tensor de difusión
Tejido nervioso
2005Se inicia el
Proyecto BlueBrain, cuyo
objetivo resideen simular
la estructuramolecular de
todo el cerebromediante unasupercompu-
tadora.
Mano
Vísceras
Faringe
Lengua
Dientes,encías ymandíbula
Labios
Nariz
Ojo
Dedo índice
Dedos
AntebrazoBrazo
CabezaTronco
Pierna
Pie
Dedosdel pie
GenitalesCortezacerebral
Aparato de RM
1985Qanthony Barlerdesarrolla la actualvariante de la esti-mulación magnéticatranscraneal (EMT).
Principio del EMT
Imagen mediante RMf
1997El tetrapléjico Johnny Rayse convierte en la primerapersona que recibe unimplante en el cerebrocon el que puede moverel cursor de un ratón uti-lizando el pensamiento.
2013Alrededor de 500 inves-
tigadores de más de20 países se proponencrear un modelo cere-bral por computadora
en el marco de ProyectoCerebro Humano.
N E U R O L É P T I C O /
D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 9 1 4 ) ; R A D I O G R A F Í A D E L C E R E B R O ( . . . ) . W .
E . D A N D Y / D O M I N
I O P Ú B L I C O ( 1 9 1 9 ) ; H A N S B E R G E R / D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 9 2 4 ) ;
U N I V E R S I D A D
G E O R G E W A S H I N G T O N ( 1 9 3 4 ) ; S U Z A N N E C O R K I N , M I T ( 1 9 5 3 ) ;
G E H I R N U N D G E I S T / M E G A N I M ( 1 9 5 7 ) ; B I B L I O T E C A D E N I M H ( 1 9 6 8 ) ; K A S U G A
H U A N G / C C B Y S A
3 . 0 ( 1 9 7 3 ) ; E R I C W A S S E R M A N N / N I H ( 1 9 8 5 ) ; « E V O L U T I O N O F
N E O N A T A L I M I T A T I O N
» . L . G R O S S E N P L O S B I O L O G Y , 4 , E 3 1 1 ; 2 0 0 6 ( 1 9 9 1 ) ; M . R . W . H H /
D O M I N I O P Ú B L I C O ( 1 9 9 2 ) ; L A B O R A T O R I O D E N E U R O I M A G E N Y C E N T R O P A R A L A
I N V E S T I G A C I Ó N B I O M É D I C A M A R T I N O , C O N S O R C I O D E L P R O Y E C T O C O N E C T O M A
H U M A N O ( W W W
. H U M A N C O N N E C T O M E P R O J E C T . O R G ) ( 1 9 9 4 ) ; P R O Y E C T O B L U E
B R A I N , E P F L ( 2 0 0 5 )
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40 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
NEUROCIENCIA
I S T O C K P H O T O / M A R C H E N K O Y E V H E N ; M O D I F I C A D O P O R G E H I R N U N D G E I S
T
Una ciencia controvertidaMuchas personas ven las explicaciones de la neurociencia con escepticismo:
la mente es algo más que el simple impulso de las neuronas. Incluso los
neurocientíficos reprochan ciertos aspectos de su disciplina
STEVE AYAN
INCREÍBLEMENTE COMPLEJOLa red de conexiones neuronales
en el cerebro es un fructífero terreno
para la investigación y el conocimiento.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 41
E
l todopoderoso cerebro habita en las
cabezas y hace y deshace: piensa, de-
cide, manda, ama... mientras el yo, a
su lado, siente que sobra. Esa podría
ser la imagen que los neuroescépticosesbozan sobre la idea actual de la mente hu-
mana, es decir, de aquellos profanos
e investigadores que observan
las explicaciones de la neu-
rociencia con recelo.
Los neuroescépticos
dudan de que el estudio
de neuronas y neuro-
transmisores se aproxi-
me a la esencia del ser
humano: la neuroedu-cación no ha conseguido
revolucionar la formación
en las escuelas, el neurode-
recho tampoco ha cambiado el
sistema judicial, ni la neuropsicología
nos ha convencido de que somos marionetas a las
órdenes de nuestro cerebro. ¿Consiste el amor solo
en la excitación del sistema de recompensa? ¿Son
los púberes víctimas de la modificación neuronal
en el lóbulo frontal, centro de control cognitivo?
¿Acaso la creatividad surge de un simple flujo deinformación mental entre áreas corticales?
En representación de muchos neurocríticos,
Ralf Caspary, periodista científico alemán, afir-
ma sobre los estudios neurocientíficos: «No pue-
den alcanzar nuestra complejidad emocional y
cognitiva porque dejan de lado al individuo, a su
historia e historias». Según explica, sobre todo
inquieta cómo con el biologismo de la mente se
ha establecido como «una orientación al pensa-
miento de eficacia y eficencia radical». «Cuanto
más investigamos nuestra naturaleza, más ur-gente nos parece optimizarla», señala.
Las dudas sobre el reduccionismo y el miedo
ante la posibilidad de manipular a las personas
contrastan entre sí. Si somos algo más que nues-
tro cerebro y las penas y alegrías que sentimos
no pueden reducirse a él, ¿es necesario que te-
mamos tanto a la neurotecnología del mañana?
¿O quizá creemos en la neurociencia más de lo
que admitimos? El pensamiento, el sentimiento
y el comportamiento humanos se encuentran
siempre embutidos en relaciones extensas, sis-
temas sociales y condiciones socioculturales
que superan con creces el plano de los genes y
los neurotransmisores. No obstante, si no es en
el cerebro, ¿dónde pueden confluir a la vez todos
esos influjos? ¿A caso no es el sustrato neuronal laclave para que el ser humano se comprenda
a sí mismo?
En febrero de 2014, un grupo
de psiquiatras, psicólogos y
filósofos publicaron un
«memorándum sobre
neurociencia reflexiva».
Los autores realizaron
un balance que borra-
ba la euforia inicial que
había quedado plasmadaun decenio antes en un
manifiesto sobre la neuro-
ciencia publicado en Gehirn
und Geist, edición alemana de
Mente y cerebro. Los grandes avances
prometidos en ese escrito, como el progreso en
el conocimiento y tratamiento de los trastornos
neurodegenerativos, no han llegado. «No se ha
alcanzado la meta anhelada», admite Stephan
Schleim, de la Universidad de Groninga y uno
de los psicólogos que firmaron el manifiesto. Laneurociencia ha fracasado sobre todo en el campo
de la medicina. Los marcadores biológicos que
debían servir para el diagnóstico y la terapia de
enfermedades psiquiátricas, entre ellas la depre-
sión y el autismo, todavía no se han hallado, con lo
que muchas compañías farmacéuticas ya habrán
dejado de buscar nuevos psicofármacos.
En noviembre del pasado año, investigadores
procedentes de diversas disciplinas discutieron
los pros y contras de la crítica a la neurociencia.
El congreso tuvo lugar en la Escuela de la Mente yel Cerebro de la Universidad Humboldt de Berlín.
Además de cuestiones sobre la imagen integral de
nuestra especie o la dimensión social de la neuro-
ciencia, se debatió sobre la metodología científica.
¿Cómo pueden evitarse los resultados erróneos?
Del encuentro surgió una tesis con propues-
tas para mejorar la neurociencia [véase «Nueve
ideas para mejorar la neurociencia», por Isabelle
Bareither, Felix Hasler y Anna Strasser, en este
mismo número]. Repasemos antes las principales
críticas de los neuroescépticos.
EN SÍNTESIS
¿El finalde una moda?
1Según adviertenlos neuroscépticos,
la neurociencia conduce al
biologismo de nuestro día
a día, con los consecuentes
efectos colaterales amena-
zantes.
2Esta popularidad del
cerebro alimenta la crea-
ción de mitos. Cuestiones
como la eliminación del libre
albedrío o la optimización
ilimitada de las capacidades
cognitivas no se ponen
en duda.
3Desde la neurociencia
se proponen mejoras
necesarias: usar un lenguaje
más preciso, plantear expec-
tativas realistas y someterse
a una crítica constructiva
sobre la metodología de
investigación.
EN BREVE
Reduccionismo: Deducción defenómenos superiores y com-plejos a partir de principiosbásicos, simples y descrip-tibles. Aplicado a la neuro-ciencia, supone interpretarla mente como producto delintercambio de informaciónneuronal.
Sustrato neuronal: El cerebroconsiderado como la base (elportador) de todas las activi-dades mentales y característi-
cas psicológicas humanas.
¿Es el amor
nada más que
el resultado de
la excitación en
el sistema derecompensa?
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42 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
NEUROCIENCIA
1. Reducción del ser humano a su biología
«El cerebro es mi segundo órgano favorito», co-
mentó en una ocasión el actor estadounidense
Woody Allen. Para muchas otras personas, en
cambio, ocupa el puesto número uno de la lista.
El cerebro se ha convertido en sinónimo de inte-ligencia, éxito y felicidad. Ya sea en la escuela, en
el puesto de trabajo o en el gimnasio, es el que
manda. Los investigadores atribuyen cada vez
más fenómenos psicológicos a procesos biológi-
cos, por lo que promueven una óptica reduccio-
nista: todo es producto de la actividad neuronal.
Debe actuarse en ese componente del cuerpo si
se desea aumentar el rendimiento y el bienestar
o curar enfermedades. ¿Es posible que estemos
siendo testigos de una «neurologización» de la
sociedad?
La perspectiva neurobiológica de los humanos
conlleva el peligro de que cualquiera de nuestras
emociones (el amor, la empatía o la fe) queden re-
ducidas a una mera actividad neuronal. Esta pos-
tura enciende las alarmas si se aplican métodossupuestamente efectivos que se agarran a dicho
principio. Por ejemplo, pueden emerger mercados
de «pulverizadores que aumentan la confianza»
con hormona oxitocina o pastillas para potenciar
la memoria. Si estos procedimientos ayudan más
que la psicoterapia conversacional o la cognitiva
conductual resulta cuestionable.
Hace unos años, Thomas Metzinger, neurofiló-
sofo de la Universidad de Maguncia, advirtió de
que muchas personas podrían verse desborda-
das por la naturalización de la mente. En cambio,
2. Exageración de los resultados
¿Se debe la «neuromoda» de principios del si-
glo xxi a una mercadotecnia que ha propiciado
la popularidad de los neurocientíficos y de su tra-
bajo? El interés popular fomenta la reputación,
lo que, a su vez, calma la vanidad personal de
algunos y aumenta las posibilidades de conse-
guir subvenciones. Algunos sostienen tesis sos-pechosas, como la supuesta refutación del libre
albedrío [véase «Cerebro y libre albedrío», por Mi-
chael Pauen; Mente y cerebro n.o 1, 2002].
El hecho de que, al registrar la actividad
bioeléctrica del cerebro en ciertas
regiones de la corteza cerebral,
aparezcan potenciales anticipa-
torios (antes de que el propio
individuo sea consciente de
su acción), no significa en ab-
soluto que todo nuestro com-portamiento se halle «neuronal-
mente» preestablecido. Cualquiera
que sea el motivo para esa acción,
debe disponer de una historia previa en el
cerebro. El problema radica más bien en que in-
terpretamos aquello que «se sustenta en procesos
cerebrales» como «involuntario».
Del mismo modo que la idea de un determinis-
mo neuronal no desvirtúa nuestra representación
sobre la voluntad, la responsabilidad y la culpa,
lo que se describe como «leer el pensamiento» a
través del escáner cerebral también queda lejos.
A partir de las neuroimágenes, los investigado-
res solo diferencian condiciones experimentales
elementales y definidas previamente. Ello dista
mucho de conocer lo que piensa una persona.
«Limpiar aporta felicidad», informaba a finales
de2014
el equipo dirigido por Kai-Markus Mü-ller, de Neuromarketing Labs, una compañía de
mercadotecnia fundada en 2011 por neurocientí-
ficos en Aspach, Alemania. Los investigado-
res estudiaron a 25 sujetos mediante
resonancia magnética funcional
mientras observaban videos
en los que aparecían escenas
relacionadas con trabajos de
limpieza. Según descubrie-
ron, la actividad en el sistema
de recompensa (región cerebralque se asocia con el placer) de los
sujetos aumentaba cuando veían
en las imágenes electrodomésticos
para limpiar (por ejemplo, un aspirador). Un
apunte: el estudio fue un encargo de la empresa
de sistemas de limpieza Kärcher.
Esa investigación es solo un pequeño ejemplo
del aprovechamiento comercial que se hace de
los métodos neurocientíficos, sobre todo de la
neuroimagen. Hace veinte o treinta años, los
hallazgos en el campo de la neurociencia que
EN BREVE
Determinismo: Tesis filosóficade la unidad causal del mun-do, según la cual el estadocerebral funciona siguiendo
relaciones de causa y efectofijas. Con frecuencia (y de ma-nera errónea), se emplea paracontradecir el libre albedrío delos humanos.
Técnicas de neuroimagen: Procedimientos técnicos quemiden de manera indirecta laactividad neuronal median-te los cambios en el flujosanguíneo del cerebro. Losmás comunes son la resonan-cia magnética funcional y latomografía por emisión de
positrones.
La neurocienciaen cifras:Número de artículos especia-lizados en neurociencia entre2009 y 2013: 1.790.000
Proporción que ocupa la inves-tigación neurocientífica enlas publicaciones científicasmundiales: 16 %
Neurocientíficos que inves-tigan desde 1996 en todo elmundo: 1.730.000
Participación de la investiga-ción interdisciplinar en temasneurocientíficos: 59,5 %
Elsevier Brain Research Report2014
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 43
despertaban mayor entusiasmo se basaban en
técnicas de neuroimagen. ¡Por fin era posible
observar en directo el cerebro mientras trabaja-
ba! O, al menos, eso parecía. Hoy en día, incluso
los inexpertos se percatan de que las coloridas
imágenes que ofrece el escáner cerebral son re-
producciones artificiales.Por supuesto, no existe método de investiga-
ción que pueda explicarlo todo. Sería absurdo
pretenderlo. Toda técnica de análisis se apoya en
suposiciones previas y simplificaciones; por ello,
el reduccionismo técnico no es un error, sino una
condición básica para el conocimiento. En ningún
caso debe sobrevalorarse el poder informativo de
los datos extraídos. En 2008, David McCabe, por
entonces en la Universidad estatal de Colorado, y
Alan Castel, de la Universidad de California en Los
Ángeles, demostraron cómo el patrón de actividadque se registra mediante el escáner cerebral puede
conducir a interpretaciones exageradas.
En un experimento ya clásico, los psicólogos
presentaron a un grupo de sujetos resultados cien-
tíficos ficticios; en unos casos, los acompañaban
con neuroimágenes por resonancia magnética
funcional; en otros, no. Los participantes que co-
nocieron los hallazgos a través de informaciones
que incluían escáneres cerebrales se mostraron
más convencidos de los novedosos descubrimien-
tos. ¿Conclusión? Se requiere un aprendizaje para
el manejo crítico de las neuroimágenes. Este ob-
jetivo debería resultarnos sencillo si se tiene en
cuenta que cada vez nos sorprende menos que se
puedan visualizar los fenómenos cerebrales que
acontecen en una persona mientras piensa.
Sin embargo, el próximo paso en este terreno
ya se ha puesto en marcha. La palabra mágica esmacrodatos (big data). Proyectos de investigación
millonarios han empezado a andar: el Proyecto
Cerebro Humano, iniciado por la Unión Europea
en 2013, o la iniciativa estadounidense BRAIN
persiguen, a través de la simulación de las redes
neuronales, aportar información más detallada y
precisa sobre el funcionamiento del cerebro[véase
«Objetivo: descifrar el cerebro», por Alison Abbott;
Mente y cerebro n.o 65, 2014]. Los científicos crí-
ticos con tales aspiraciones, como Yves Frégnac,
del Centro Nacional para la Investigación Cientí-fica de Francia, y Gilles Laurent, del Instituto Max
Planck de Investigaciones Cerebrales, objetan que
la simple simulación no ha propiciado grandes
conocimientos hasta ahora.
Ante el tan esperado avance de las técnicas
de la información, no debería perderse de vista
el verdadero objeto de la investigación neuro-
científica: el cerebro. El forcejeo por conseguir
las subvenciones económicas conduce a que,
con facilidad, se ofrezcan expectativas poco
realistas.
EN BREVE
Naturalismo: Término que enfilosofía se emplea para des-cribir los fenómenos mentalesen forma de procesos sujetosa las leyes de la naturaleza.
Dualismo: Separación entrecuerpo y mente en categoríasontológicas independientes.Su principal inconveniente esque no explica la interacciónentre ambos sistemas.
Macrodatos: Recolección,valoración y simulación decantidades masivas de datos(big data) con ayuda de super-computadoras. Los neuro-científicos valoran sobre todola representación de redes
neuronales.
otros científicos, como Tania Lombrozo, filósofa
y psicóloga de la Universidad de California
en Berkeley, argumentan que una vez
nos hayamos acostumbrado a que
el cerebro configura la psique,no nos sorprenderán titulares
como: «Los enamorados liberan
hormonas de la felicidad» o «El
aprendizaje moldea el cerebro».
Según Lombrozo, la neuro-
ciencia ayuda a rebatir antiguos
dogmas, entre ellos, el dualismo
entre cuerpo y alma. Esto no supone,
subraya, que las personas nos consideremos
simples aparatos biológicos. Probablemente, el
problema no radica en el biologismo en sí, sino
en determinados equívocos populares: en primer
lugar, muchas personas consideran que la
explicación de los fenómenos menta-
les es más fiable cuando estos se
comprenden desde la lógica dela fisiología. Sin embargo, solo
se trata de otra manera de des-
cribir lo que conocemos desde
una introspección subjetiva.
En segundo lugar, lo que deja
huellas en el cerebro en absoluto
implica que sea innato. Los genes y
el ambiente configuran una compleja
maraña de efectos que moldea nuestra per-
sonalidad, inteligencia y demás capacidades. En
pocas palabras, neuronal no significa «invariable».
G E H I R N U N D G E I S T / B U S K E - G R A F I K
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NEUROCIENCIA
3. La «neuromoda» de los medios de comunicación
La situación actual de la neurociencia se debe,
sobre todo, a un problema de comunicación: la
información divulgada por «expertos» afines a
los medios de comunicación dibuja una imagen
distorsionada y con frecuencia errónea de la in-vestigación neurocientífica, lo cual lleva a que se
extraigan conclusiones dudosas. La presión de in-
formar sobre conocimientos espectaculares para
aumentar el índice de audiencia o incrementar la
venta de ejemplares produce aberraciones.
Con regularidad se dan a conocer investi-
gaciones sobre un medicamento novedoso, se
aconseja resolver crucigramas para prevenir la
demencia o se advierte del poder de los anun-
cios subliminales. A menudo, este tipo de cons-
tataciones sin una base científica sólida acaban
desinflándose, como ocurrió con la noticia del
«efecto Mozart», que aseguraba que la música del
compositor austriaco aumentaba la inteligencia
en los bebés.
En2012
, investigadores dirigidos por CliodhnaO’Connor, del Colegio Universitario de Londres,
examinaron los artículos publicados en seis im-
portantes revistas británicas sobre neurociencia.
Comprobaron que la cantidad de aportaciones
«neurorrelevantes» casi se había duplicado entre
los años 2000 y 2010. A tenor de la información
analizada, el cerebro cumple tres funciones fun-
damentales según los medios de comunicación.
Primero, sirve de prueba biológica para los fenó-
menos mentales: pensamientos, sentimientos
y motivaciones se reinterpretan con frecuencia
La neurointerdisciplinariedad:¿realidad fecunda o publicidad engañosa?Sin una auténtica colaboración con las ciencias humanas y culturales, la neurociencia difícilmente logrará ahondar
en la complejidad del ser humano
FERNANDO VIDAL
La neurociencia, si usamos este singular para nombrar de mane-
ra general los estudios sobre el cerebro y el sistema nervioso,
es un campo intrínsecamente interdisciplinario. Sus preguntas
y métodos cubren un amplísimo espectro y recurren a saberes
enraizados en la biología, la química,
la matemática, la física y la psico-
logía, por nombrar apenas algunas
ciencias tradicionales. La neurociencia
se caracteriza, entonces, por aquello
que manifiestan nombres como
neuroquímica, neuroendocrinología,
neurogenética o neuropsiquiatría: la
hibridación.
Desde la segunda mitad del si-
glo xx, la investigación del cerebro
se distingue por cruces de conceptos,
métodos y prácticas provenientes de
diversos campos y que dan lugar a
nuevas comunidades científicas; tam-
bién por el reduccionismo neurobio-
lógico (la idea de que somos esencial-
mente nuestro cerebro) como principio para abordar fenómenos
complejos, y por zonas de intercambio y comunicación entre esas
comunidades especializadas. Ese conjunto recibe el nombre de
neurociencia hacia finales de los años sesenta.
Si, para simplificar, llamamos neu-
rointerdisciplinariedad a la estructura
misma de la neurociencia contem-
poránea, la respuesta a la pregunta
inicial es evidente: se trata de una
realidad fecunda. Se la puede explo-
rar como hecho histórico, sociológico,
institucional o epistémico, pero no se
la puede valorar negativamente. Sin
embargo, en el simposio Mind the
brain!, que se celebró a finales de 2014
en Berlín, organizamos, junto con el
antropólogo de la ciencia Nicolas
Langlitz, un grupo de trabajo con el
título «La interdisciplinariedad y sus
descontentos». Quisimos así homena-
jear a dos Sigmund: Freud y Bauman
T H I N K S T O C K ; M O D I F I C A D O P O R M E N T E Y C E R E B R O
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 45
como procesos neurofisiológicos irrefutables.
Segundo, las características neuronales explican
las diferencias entre grupos de personas: mujeres
frente a hombres, enfermos frente a sanos, «lis-
tos» frente a «tontos». Tercero, el cerebro
se erige como centro del individuo
o de la sociedad: todos debe-ríamos emplearlo de manera
eficiente, así como aumentar
su rendimiento. El análisis de
O’Connor revelaba que la idea
de optimizar el cerebro centra-
ba más del 40 por ciento de las
informaciones.
La relación entre la ciencia y el
público general resulta compleja. Los
medios de comunicación necesitan llamar la
atención de los lectores y la audiencia, por lo
que publican historias y noticias manejables.
En principio, eso es positivo. Al contrario de lo
que muchos investigadores piensan, los perio-
distas no son meros transmisores o traductores
de los conocimientos científicos; ejercen
de abogados de la opinión pública:
seleccionan, contextualizan yvaloran la investigación. Faci-
litar y filtrar la información
pensando en el público al que
va dirigida forma parte de su
trabajo. Los medios de comu-
nicación no viven de generar
mucho ruido, sino de la confian-
za en la veracidad y relevancia de lo
que publican.
En resumen, la información seria no aporta lo
que conviene, sino lo que es cierto.
(Zygmunt), quienes escrutaron, respectivamente, los desconten-
tos de la modernidad y de la posmodernidad. Más correcto sería,
como se expresa en la traducción castellana del ensayo freudia-
no, hablar de «malestar». Pero, si la neurointerdisciplinariedad es
una realidad fecunda, ¿de qué malestar hablamos? De aquel que
causan sus aplicaciones a los complejos fenómenos que estudian
las ciencias humanas y las de la cultura. La punta de este iceberg
son las «neuro-», que comenzaron a surgir durante la «década del
cerebro» de los años noventa del siglo pasado: neuroantropología,
neuroarqueología, neuroderecho, neuroeconomía, neuroeduca-
ción, neuroestética, neuroética, neurohistoria, neuromarketing,
neuropolítica, neuropsicoanálisis, neuroteología, etcétera.
Todas esas disciplinas, algunas sólidamente profesionalizadas,
ambicionan descubrir fundamentos neurobiológicos; presuponen
que la cultura es un producto del cerebro; emplean principalmen-
te técnicas de neuroimagen y, entre la rigurosa presentación de
su metodología y la más libre discusión de sus resultados, suelen
deslizarse de las correlaciones que producen a las explicaciones
que anhelan. Llegan así, por ejemplo, a la conclusión de que la
belleza es «alguna propiedad de los objetos que se correlacio-
na con actividad en la corteza orbitofrontal medial por medio
de los sentidos»; solo los objetos que ocasionan esa actividad
entrarán en la categoría de «bello», según describieron en 2011
los investigadores Tomohiro Ishizu y Semir Zeki en PLOS One. No
hay aquí lugar para comentarios. Baste decir que esa afirmación,
absolutamente típica de las «neuro-», resume el malestar que
provocan. Así lo sienten, por supuesto, quienes trabajan en las
ciencias humanas cuando ven que las «neuro-» apenas tienen
en cuenta sus conceptos, métodos y resultados, contradiciendo
en los hechos la bidireccionalidad y la alianza interdisciplinar que
anuncian en sus intenciones.
En general, las «neurocolaboraciones» se señalan por la desi-
gualdad entre los participantes y por una estricta jerarquía de
saberes. Ello solo puede menoscabar las posibilidades que tendrá
la neurociencia de ayudar a entender fenómenos humanos, entre
ellos los culturales, que se distinguen por su altísimo grado de
complejidad.
Enfrentar ese peligro exigirá probablemente un acto de humil-
dad, prestar atención a las ciencias humanas y renunciar a pre-
decir, como hizo Rafael Yuste, neurocientífico de la Universidad
de Columbia e ideólogo del proyecto BRAIN, en una entrevista
publicada en el diario El País en mayo del presente año: «Cuando
entendamos el cerebro, la humanidad se entenderá a sí misma
por dentro por primera vez. [...] Será un nuevo humanismo».
Fernando Vidal
Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA)
Centro de Historia de la CienciaUniversidad Autónoma de Barcelona
Para saber másNeuroesthetics: Getting rid of art and beauty. Fernando Vidal enBioSocieties, vol. 7, págs. 208-219, 2012.
Ambivalence, equivocation and the politics of experimental knowl-
edge: A transdisciplinary neuroscience encounter. D. Fitzgerald et al.en Social Studies of Science, vol. 44, n.o 5, págs. 701-721, 2014.
Contextualizing neuro-collaborations: Reflections on a transdiscipli-
nary fMRI lie detection experiment. Melissa M. Littlefield et al. en
Frontiers in Human Neuroscience, vol. 8, art. 149. 2014.
G E H I R N U N D G E I S T / B U S K E - G R A F I K
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46 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
NEUROCIENCIA
4. Uso de conceptos equivocados
A los neurocientíficos les gusta hablar de células
nerviosas y áreas cerebrales como si de personas
se tratase. Las neuronas almacenan y elaboran la
información; las redes neuronales son respon-
sables de capacidades cognitivas, como elreconocimiento de rostros. Jan Slaby,
de la Universidad Libre de Berlín, y
otros filósofos subrayan que eso no
es solo erróneo; también provoca
numerosos malentendidos.
Los analistas lingüísticos re-
miten a la falacia mereológica,
es decir, a la tendencia a tomar
la parte por el todo. El cerebro no
es el que decide; aún menos una
región de este. Siempre es la persona.¿Realmente es tan terrible esa forma
simplificada de hablar? Expresarse con metáforas
y comparaciones presenta sus ventajas: resulta
ilustrador y contribuye a que los conceptos abs-
tractos se retengan mejor en la memoria. No es
gratuito que el lenguaje cotidiano se halle sem-
brado de expresiones metafóricas.La transmisión divulgadora de
la neurociencia se apoya en
simplificaciones prácticas,
como «el área x hace y».
¿Acaso no decimos que
«el sol está bajando»,
aunque exprese una bar-
baridad? ¿Ha sufrido por
eso la astronomía?
La discusión en torno al
lenguaje de la neurociencia nose ha zanjado todavía. Con todo, de-
beríamos reparar más en su carácter exagerado.
El porqué de los estudios erróneos
Los investigadores plantean hipótesis que ponen a prueba a través de los experi-
mentos. Sus teorías resultan más atractivas cuanto más atrevidas son: que el sol
salga por la mañana parece trivial. En cambio, es mucho más interesante averiguar
si las mujeres elaboran los sentimientos de diferente manera que los hombres
o si nuestro comportamiento se ve influido por estímulos subliminales. Cuestiones
que, por otra parte, presentan una mayor dificultad de comprobación. Ante este
tipo de supuestos, los científicos se encuentran con dos tipos fallos: en ocasiones,
las relaciones correctas quedan enmascaradas en el experimento, por lo que los
verdaderos efectos no parecen importantes. Estos resultados negativos erróneos
se denominan «errores de tipo II». Por el contrario, a veces los científicos consideran
correctos supuestos erróneos. Estos falsos positivos corresponden a los «errores
de tipo I». El problema estriba en que nadie sabe qué es realmente válido; solo se
dispone de hallazgos empíricos.
Con ayuda de la teoría de la probabilidad, los investigadores sitúan el error de
primera categoría, por lo general, en un 5 por ciento ( p = 0,05). Esto significa que
hasta el 5 por ciento de las teorías erróneas parecen correctas. Pongamos por caso
que de 100 teorías, 20 son ciertas. Si p es igual a 0,05, cuatro de ellas presentaran
falsos positivos (el 5 por ciento de 80 teorías, bombillas rojas). Imaginemos, además,
que la fiabilidad del test es de 0,6 (por lo general, la probabilidad de un efecto real
es menor). En este caso, el 40 por ciento de las 20 teorías ciertas (es decir, un total
de ocho) permanecerían enmascaradas (azul). En pocas palabras: un cuarto de los
resultados positivos (negro) ¡son erróneos! A pesar de que las conclusiones nega-
tivas resultan fiables en más del 90 por ciento de los casos, apenas se publican. Si
se considera que, por presiones de publicación, se informa de más falsos positivos,
la cantidad de resultados científicos correctos podría ser menor.
EN BREVE
Falacia mereológica: Errorlógico que consiste en atribuir
las características de un siste-ma (una persona) a uno de susconstituyentes (el cerebro).
D I C
C I O N A R I O
Teoría falsa, test negativo
Teoría correcta, test negativo
Teoría correcta, test positivo
Teoría falsa, test positivo
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Steve Ayan es psicólogo y redactorde Gehirn un Geist , edición alemana
de Mente y cerebro.
Para saber másSeeing is believing: The effect
of brain images on judge-
ment of scientific reasoning. D. P. McCabe y A. D. Castel enCognition, vol. 107, págs. 343-352, 2008.
Alles Neuro? Was die Hirn-
forschung verspricht und
nicht halten kann. R. CasparyHerder, Freiburg 2010.
Neuroscience in the public
sphere. C. O’Connor et al. enNeuron, vol. 76, págs. 220-226,2012.
Where is the brain in the Hu-
man Brain Project? Y. Frégnac y G. Laurent en Nature,vol. 513, págs. 27-29, 2014.
En nuestro archivoTras el libre albedrío. Chris-toph Hermann en MyC n.o 53,2012.
¿Qué significa sentir? Giovanni Frazzetto en MyC n.o 64, 2014.
El lenguaje de la neurociencia. Christian Wolf en MyC n.o 70,2015.
Nueve ideas para mejorar
la neurociencia. I. Bareither,F. Hasler y A. Strasser en MyC n.o 73, 2015.
5. La investigación y la publicación enferman
Una neurociencia crítica. ¿No es eso una redun-
dancia? La ciencia es crítica por naturaleza. Esa
característica la diferencia de la enseñanza de
creencias y pseudociencias. En sus trabajos em-
píricos, los científicos comprueban supuestospreconcebidos mediante experimentos
y observaciones, de manera que
perfeccionan cada vez más sus
modelos.
En la neurociencia su-
cede lo mismo. No obs-
tante, los críticos se han
explayado en este ámbi-
to a raíz de determinadas
costumbres en la investi-
gación neurocientífica queconducen sistemáticamente
a segos. Se han reportado más
resultados positivos de los existentes.
Sobre todo en los estudios mediante
neuroimagen, se han determinado efectos es-
tadísticos a partir de un número reducido de
muestras que, analizados bajo lupa, carecían de
relevancia.
Otro problema es el sesgo de publicación: la
concentración de hallazgos positivos conlleva
el peligro de valoraciones erróneas. Según unmetaanálisis llevado a cabo por Erick Turner, del
Centro Médico de Portland, entre un 20 y un 50
por ciento del efecto de los antidepresivos se so-
brevalora en los test clínicos.
El engaño rutinario y la enorme presión para
publicar influyen en la cantidad de falsos positi-
vos que se presentan y que van más allá de los
estándares de medida existentes. Tan solo hay
que fijarse en los múltiples fracasos que se re-
gistran al intentar replicar los resultados de in-
vestigaciones anteriores para comprobarlo. ¿Qué
lección sacamos de ello? ¿Quién tiene razón, los
neuroescépticos o los neuroentusiastas? La única
respuesta razonable: ambos. La neurociencia es
una actividad polifacética: miles y miles de neu-rocientíficos de todo el mundo indagan
sobre el cerebro en diferentes ám-
bitos y con ayuda de métodos
distintos. En muchas cues-
tiones, no existe una sola
opinión ni una sola voz.
Hoy en día, la comu-
nidad científica discute
sobre los problemas que
quedan por resolver y el
modo de resolverlos. Nose trata de tirar piedras sobre
el propio tejado, sino de usar el
autocontrol sano que caracteriza a
la investigación científica.
El filósofo y psiquiatra Henrik Walter, de la Clí-
nica Universitaria Charité de Berlín, teme que la
comunidad neurocientífica se cierre a los argu-
mentos de los neurocríticos: «Solo si llamamos a
las cosas por su nombre cambiará algo», indica.
La crítica resulta más valiosa cuanto más cons-
tructiva sea. En lugar de desacreditar o evitar laneurociencia, hay que mejorarla.
El obispo americano Milton Wright (1828-1917)
profetizó en su día que el ser humano nunca vola-
ría porque esa capacidad estaba reservada para los
ángeles. Sus propios hijos, Wilbur y Orville Wright,
pioneros en el mundo de la aviación, castigaron
las mentiras de su devoto padre.
Resta por ver qué logra la neurociencia. Sea
cual sea la explicación científica del cerebro, este
seguirá siendo un órgano maravilloso.
EN BREVE
Sesgo de publicación: Errorde la bibliografía científicadebido a criterios externos,por ejemplo, el apremio porlos hallazgos positivos y mássorprendentes posibles.
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48 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
NEUROCIENCIA
Nueve
ideaspara mejorarla neurociencia
La investigación sobre el cerebro adolece
de problemas de metodología y credibilidad.
Ciertas medidas pueden remediar la situación
ISABELLE BAREITHER, FELIX HASLER Y ANNA STRASSER
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 49
Hasta no hace muchos años, los
expertos, la opinión pública y la
prensa se mostraban de acuer-
do: la neurociencia había toma-
do el camino del éxito. Parecía
solo cuestión de tiempo que la novedosa inves-
tigación cerebral de alta tecnología des-velase las incógnitas en torno a la
existencia humana. La irrupción
de las técnicas de neuroimagen
dio alas a la idea de que, pron-
to, los trastornos psicológicos,
el comportamiento criminal,
las decisiones económicas
o las experiencias espiritua-
les dispondrían de una expli-
cación biológica. Hoy en día, ese
optimismo inicial parece que se hadesvanecido: un halo de escepticismo rodea la
neurociencia.
En libros, medios de comunicación y confe-
rencias científicas se han articulado críticas que
relacionan la neurociencia con explicaciones in-
justificadas, mala investigación, sobrevaloración
de datos experimentales, banalización reduccio-
nista de fenómenos complejos, promesas de fu-
turo insostenibles y falta de relevancia práctica.
Estos defensores de la «neurociencia crítica», sin
embargo, han recibido a su vez reproches: sus
alegatos resultan generales y exagerados y no
se basan en un conocimiento técnicosuficiente, tan solo obstaculizan el
avance científico.
Con el fin de optimizar la
práctica neurocientífica a
través de propuestas concre-
tas, un grupo de psicólogos,
historiadores de la ciencia,
investigadores sociales, mé-
dicos, filósofos, antropólogos y
periodistas de distintas proceden-
cias, entre ellas España, se reunierona finales de noviembre de 2014 en Berlín en
el marco del simposio Mind the brain! Neu-
roscience in society («¡Cuidado con el cerebro!
La neurociencia en la sociedad»). Veamos sus
propuestas para solucionar los problemas de la
neurociencia.
EN SÍNTESIS
Abrir nuevos
caminos
1Tras un período de
euforia, la neurociencia
ha entrado en crisis. Inves-
tigadores, revistas espe-
cializadas e instituciones
científicas necesitan adoptar
nuevas maneras de actuar.
2La sobrevaloración de
los resultados científicos
positivos y el sistema de
incentivos para los investiga-
dores son dos de los proble-
mas que necesitan solución.
3La comunidad científica ya ha puesto en marcha
iniciativas para promover el
debate en torno a la neu-
rociencia y determinar los
cambios necesarios.
1Criterios de calidadmás estrictos
En muchos ámbitos de la investigación neuro-
científica y biomédica se ha establecido una mala
praxis. «Nos ahogamos en falsos positivos», señala
Ulrich Dirnagl, profesor de neurología en la Clínica
Universitaria Charité de Berlín. Se estima que este
tipo de resultados se sitúan por encima del 80 por
ciento del total. ¿El principal motivo? Los estándares
de calidad científica se ignoran con frecuencia.
Si, póngase por caso, se desea comprobar la
eficacia de un principio activo novedoso, los cri-terios mínimos incluyen, desde hace tiempo, la
aleatorización (asignación de los participantes
del estudio a un grupo al azar), el diseño a doble
ciego (ni los pacientes ni los experimentadores
conocen a las personas que forman parte de cada
grupo) y los controles con placebo. Sin embargo,
a menudo estos requisitos no se cumplen, por lo
que los hallazgos positivos de numerosos estudios
se sobrevaloran. De este modo, se publican resul-
tados que nunca hubiesen visto la luz de haberse
cumplido todos los estándares requeridos.
Otro problema reside en la escasa validez de mu-chos trabajos. En la investigación de la apoplejía, por
ejemplo, el efecto de los medicamentos se averigua
en estudios preclínicos con animales, como los rato-
nes. Los jóvenes machos crecen aislados en jaulas y
reciben una alimentación normalizada; en cambio,
las personas que han padecido un ictus suelen ser
adultos mayores, que presentan patologías subya-
centes muy diversas y que reciben medicamentos
distintos. Cuando los estudios se basan en dife-
rencias tan elementales, la realidad clínica y el mo-
delo animal tienen poco en común.¿Cómo solucionar ese tipo de problemas? Sería
indispensable procurar, desde un inicio, que el
número de casos tenga el tamaño adecuado para
la pregunta que se plantea en la investigación y
asegurar la fiabilidad de los datos, incluso antes
de iniciar el estudio. Las hipótesis, las variables y
los procedimientos estadísticos deberían anotarse
de manera íntegra; además, se tendría que permi-
tir el acceso a los resultados una vez concluida la
investigación, con el objetivo de poder compro-
barlos posteriormente.
Ha
llegado
el momento
de mejorar la
práctica neuro-
científica
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50 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
NEUROCIENCIA
2Mayortransparencia
El director del Centro Alemán Cochrane en Fribur-
go, Gerd Antes, estima que alrededor del 50 por
ciento de todas las investigaciones clínicas nunca
llegan a publicarse. «Con frecuencia, la libertad
de la ciencia se interpreta como la libertad parano publicar», explica. No importa si se trata de
estudios grandes o pequeños ni de si están finan-
ciados por la industria farmacéutica o con fondos
públicos: alrededor de uno de cada dos trabajos
registrados siempre acaba en el cajón.
El principal motivo de este fenómeno radi-
ca, al parecer, en que esos artículos arrojan
resultados negativos o ambiguos. Pero si las
revistas especializadas solo admiten datos
positivos, de manera que el canon del conoci-
miento queda restringido, se producen sesgos.«Debido a estas informaciones deficitarias, los
pacientes pueden sufrir sin necesidad o incluso
morir», advierte Antes. Es deseable e importante
que los protocolos completos, los datos en bruto
y las valoraciones de los estudios sean accesibles
y se archiven en un lugar independiente.
3Replicarmás estudios
El hecho de que las revistas especializadas tiendan
a publicar solo los resultados positivos y más espec-taculares conduce a una distorsión grave y provoca
una validez predictiva estadística muy baja. Siempre
cabe la posibilidad de que las conclusiones de un úni-
co estudio puedan deberse al azar. Solo si se llevan a
cabo más trabajos de investigación que demuestren
resultados similares, es decir, si se replica el estudio
con un elevado número de casos, puede hablarse de
un hallazgo científicamente seguro y fiable.
4Mejorar la formaciónen métodos estadísticos
Aunque la desatención a los estándares científicos
no es un problema exclusivo de la neurociencia, pa-
rece hallarse muy extendido en este terreno. El equi-
po de Katherine Button, de la Universidad de Bristol,
en un metaanálisis elaborado en 2013, constató que
la validez predictiva media (o poder predictivo) de
los estudios neurocientíficos publicados se situaba
en un 0,2 (los científicos solo pueden presuponer un
efecto clínico relevante a partir del 0,8).
Muchos estudiosos de la medicina o de las neu-
rociencias desconocen tales relaciones. La base
para una buena ciencia comienza por una for-
mación sólida en estadística y metodología. Las
carreras universitarias y los módulos dirigidos a
la investigación deberían ofrecer más cursos de
metodología, así como aumentar el nivel de exi-
gencia de los exámenes y de los propios trabajos
empíricos de la cantera científica.
5Un nuevo sistemade incentivos
En2005, el médico y estadista John Ioannidis explicó
por qué numerosos estudios resultaban erróneos
[véase «Una epidemia de falsos positivos», por John
P. A. Ioannidis; Investigación y Ciencia, mayo de
2012]. Desde entonces, la situación apenas ha va-
riado, en parte debido a un sistema de incentivos
deficiente. El «factor de impacto» de una revista, es
decir, el número medio de veces que sus artículosaparecen citados en otros, se considera el principal
criterio para juzgar su calidad, a lo que se suma la
cuestión del apoyo financiero. ¿Conclusión? Es nece-
sario adoptar una visión más amplia sobre la calidad
científica; una perspectiva que vaya más allá del im-
pacto del estudio y de sus fuentes económicas [véase
«La tiranía del factor de impacto», por Reinhard
Werner, Investigación y Ciencia, marzo de 2015].
6Cambiar el sistemade publicación
Otra medida pasa por reformar el método de la
revisión por pares, es decir, la manera con que los
científicos valoran la viabilidad de publicar una
investigación por encargo de revistas especiali-
zadas. El principio de prepublicación abre nuevos
horizontes al respecto. Funciona de la siguiente
manera: los investigadores envían a la revista
científica un protocolo del estudio que prevén
realizar. Los responsables de la publicación esti-
man si el planteamiento y los métodos resultan
prometedores; de ser ese el caso, garantizan la pu-blicación del estudio, sea cual sea su resultado
final. De este modo, incluso si los hallazgos son
negativos o inconsistentes acaban viendo la luz.
En la actualidad, una serie de publicaciones
especializadas en neurociencia emplean este
método, Cortex y Perspectives on Psychological
Science entre ellas. Además de comprobar los
resultados finales, los revisores reexaminan el
proyecto registrado de antemano. Este avance
resulta esencial si se quiere alcanzar una inves-
tigación más fiable.
EN BREVE
Validez: Describe el gradoen que un experimentoo test se adecúa al objetode la investigación (por ejem-plo, la inteligencia o una pato-logía concreta). Un problemafrecuente es la aplicaciónde los resultados en animalesa la especie humana.
Fiabilidad: Mide el grado deconsistencia del resultado quese ha obtenido en un estudio.Puede comprobarse mediante
la repetición de la prueba.
La
desaten-
ción a los están-
dares científicos
se halla muy
extendida
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7Considerar la investigacióncerebral en un contexto social
Hace algunos años, durante el punto álgido de
la euforia colectiva por la neurociencia, se unie-
ron científicos y filósofos de diversas institucio-
nes berlinesas (la Universidad Libre de Berlín, el
Instituto Max Planck de Historia de la Cienciay la Universidad Humboldt) para formar la red
Neurociencia Crítica. Uno de los fundadores, el
filósofo Jan Slaby, destacaba que la neurociencia
debía considerarse siempre desde una perspec-
tiva política y económica. «Las neurociencias
contribuyen, a menudo de manera involuntaria,
a que una imagen concreta del ser humano se vea
como evidente y natural, mientras se ignoran las
alternativas.» Ello determina qué tipo de inves-
tigación se promociona y cómo se formulan las
conclusiones científicas, así como la manera enque se comunican. Esta consciencia de la implica-
ción social de la neurociencia debe intensificarse,
tanto dentro como fuera de la ciencia.
8Más información(auto)crítica
«Muchos hallazgos neurocientíficos se publican
en los medios de comunicación de manera pre-
cipitada, exagerada o, simplemente, errónea»,
afirma Connie St. Louis, periodista científica de
la Universidad de la Ciudad de Londres. La opiniónpública tiene derecho a una información ponde-
rada, más allá de clichés y sensacionalismos. Por
ese motivo, tanto periodistas como investigadores
deberían evitar despertar esperanzas desmesura-
das y producir, en cambio, titulares sencillos e in-
formativos. Con frecuencia, los propios científicos
desconocen la información sobre su estudio que
transmiten los gabinetes de comunicación. Las
noticias tienden a ser, con frecuencia, demasiado
optimistas, lo que conduce a una distorsión en la
percepción pública.Para que se informe de manera crítica sobre la
ciencia, los comunicadores deben mostrar una
mayor sensibilidad y más conocimientos sobre los
temas que escriben: también se precisa un público
más ilustrado y crítico.
9Una teoríasobre el cerebro
«Necesitamos una teoría global sobre el cerebro»,
señala Henrik Walter, profesor de la Escuela de la
Mente y el Cerebro en Berlín y psiquiatra en la
Clínica Universitaria Charité, de la misma ciudad.
Aunque existen conceptos teóricos que ayudan a
justificar los complejos procesos cerebrales, hasta
ahora se han tratado como estímulos no vincu-
lantes. Más que nunca se requiere más y mejor
cooperación, así como colaboración «postdisci-
plinar» entre biólogos de sistemas, cibernéticos,psiquiatras, psicólogos y neurocientíficos. Solo a
través de un trabajo conjunto será posible com-
prender el cerebro.
La mayoría de las propuestas aquí presentadas
no resultan novedosas. ¿Por qué no se ha hecho
nada hasta ahora? Posiblemente, la respuesta se
encuentre en el ámbito político y económico, al
cual también se hallan sujetos los neurocien-
tíficos. A investigadores médicos, industria,
representantes gubernamentales, univer-
sidades, promotores de las investigacionesy comisiones éticas se les exige que abran
nuevos caminos para optimizar la ciencia.
Las grandes organizaciones científicas debe-
rían introducir mejores criterios para valorar
los logros de las investigaciones, y las revistas
especializadas, esmerarse en ofrecer una mayor
transparencia en su proceso de revisión y en pro-
mover la replicación de estudios.
Los neuroinvestigadores también pueden po-
ner en marcha estas reformas. «Conocemos los
problemas. Ahora debemos comenzar a corregirla situación», sostiene Arno Villringer, director del
departamento de neurología en el Instituto Max
Planck de Cognición y Neurociencias en Leipzig.
Junto con Ulrich Dirnagl, de la Universidad Cha-
rité de Berlín, quiere someter, de modo volunta-
rio, su trabajo científico a criterios más estrictos
y comprobables para atraer al mayor número
de investigadores posible. Villringer transmite
optimismo: «Mientras no lleguen las iniciativas
“desde arriba”, comenzaremos con la tarea “desde
abajo”».
Se
debe ser
consciente del
impactosocial de la
neurociencia
Para saber másWhy most published research
findings are false. J. P. A. Ioan-nidis en PLoS Medicine, vol. 2,e124, 2005.
Critical neuroscience: A hand-
book of the social and cultural
contexts of neuroscience. Dirigido por S. Choudhury y J.Slaby. Blackwell, Londres 2012.
Power failure: Why small
sample size undermines the
reliability of neuroscience. K. S. Button et al. en Nature
Reviews Neuroscience, vol. 14,págs. 365-376, 2013.
En nuestro archivoUna ciencia controvertida. Steve Ayan en MyC n.o 73,2015.
Isabelle Bareither ( izquierda ) es psicóloga y doctorandaen la Escuela de la Mente y el Cerebro de Berlín. Felix Has-
ler , psicofarmacólogo, y Anna Strasser , filósofa, trabajan
como investigadores y docentes en el mismo centro.
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52 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ETOLOGÍA
L
os propietarios de mascotas estarán de
acuerdo con la siguiente afirmación:
los animales poseen personalidad y
carácter. Por tradición, no obstante,
estos conceptos se reservan para la es-pecie humana. Ahora bien, la ciencia parece que
ampara la opinión de los amigos de los animales.
El psicólogo de la personalidad Samuel Gosling,
de la Universidad de Texas en Austin, publicó en
2005, junto con su colaboradora Amanda Jones, una
revisión de 51 estudios en los que se había anali-
zado y puesto a prueba el temperamento perruno.
La investigación concluyó que los perros se dife-
rencian en un mínimo de siete características de
comportamiento: excitabilidad, fiabilidad, agresi-
vidad, sociabilidad y facilidad de domesticación,dominancia y nivel de actividad general.
Gosling destaca entre los investigadores con-
vencidos de que no todos los animales son iguales.
En casi todas las especies estudiadas se encuen-
tran diferencias considerables entre individuos.
¿Ejemplos? Cuando se las separa de su rebaño y se
las deja a solas, algunas vacas empiezan a explorar
el entorno; otras aguardan cautelosas la vuelta del
resto de sus compañeras. También varía la canti-
dad de cortisol que segrega cada individuo en este
tipo de pruebas de estrés.
O K A P I A / F R E D B A V E N D A M
Personalidad
animalNo solo las personas se diferencian entre sí por su modo
de ser. También las vacas, los perros, los pulpos e incluso
las moscas presentan una gran variedad de conductas
individuales. Se sospecha que el origen de la personalidad
humana reside en esas diferencias animales
JOACHIM RETZBACH
Existen caballos miedosos, más sociables o más
sensibles al tacto. Las ratas de laboratorio pueden
ser más o menos curiosas y temer más o menos
las posibles amenazas. «Tanto los humanos como
los animales muestran diferencias en las capaci-dades cognitivas, la sensibilidad y la conducta»,
indica Gosling. Durante largo tiempo, esta hu-
manización de los cuadrúpedos fue vista como
un tema improcedente. En la actualidad, los cien-
tíficos ya se atreven a hablar de la personalidad
de los animales. De todos modos, solo es posible
mesurar y comparar características de persona-
lidad concretas.
En los humanos se parte de un mínimo de cin-
co rasgos de personalidad, los cinco grandes, a
saber, extraversión, neuroticismo, cordialidad oamabilidad, responsabilidad o escrupulosidad y
apertura a la experiencia. Sin embargo, nuestra
idiosincrasia se revela a través de unas diferen-
cias más «pequeñas», algunas de ellas clasifica-
bles dentro de los cinco grandes; otras, como la
creatividad o la inteligencia, consideradas inde-
pendientes.
Los científicos, naturalmente, no pretenden
hallar los patrones válidos para los humanos en
los animales. «Es probable que las característi-
cas que distinguen a los individuos dependan
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 53
CEFALÓPODO CON CARÁCTERNo todos los pulpos son iguales. Entre otras caracte-
rísticas, se les puede distinguir por cómo reaccionan
ante las amenazas y su forma de cazar.
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54 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ETOLOGÍA
de las singularidades físicas de cada especie. La
responsabilidad o escrupulosidad solo puede ma-
nifestarse en animales con un lóbulo frontal muy
desarrollado», aclara Gosling.
Sin embargo, cuanto más atrás retroceden los
investigadores en la historia de la evolución, ma-
yor es el asombro al constatar que existen dife-rencias entre individuos. Hasta los invertebrados
poseen personalidad. Entre ellos, los octópodos,
cuya línea evolutiva se separó de la nuestra hace
como mínimo quinientos millones de años.
En 1993, Jennifer Mather, de la Universidad
de Lethbridge, y David Anderson, biólogo del
acuario de Seattle en Washington, investigaron
44 ejemplares de pulpos rojos (Octopus rubescens).
Comprobaron que cada uno de los moluscos reac-
cionaba de forma distinta cuando se le sometía a
diversas pruebas (por ejemplo, les tocaban con uncepillo). También mostraron una conducta de caza
y alimentación diferenciada, la cual mantenían
inalterable durante todo el período de observa-
ción. Según Mather y Anderson, los animales se
diferenciaban, sobre todo, en lo activos que eran,
el ímpetu con el que reaccionaban ante situacio-
nes de sorpresa o amenaza y lo retirados que vi-
vían en su acuario.
Incluso las moscas de la fruta ( Drosophila
melanogaster ) manifiestan patrones de compor-
tamiento individuales. Ya en el estadio larvarioexisten ejemplares nómadas, que recorren largos
trayectos para conseguir comida, y sedentarios,
menos activos. La bióloga Judy Stamps, de la Uni-
versidad de California en Davis, demostró en 2005
que esta preferencia individual perdura hasta la
edad adulta de las moscas e influye en el radio de
vuelo del insecto.
Pájaros valientes
Algunas características pueden encontrarse en
todos los animales, incluso en los humanos. Al-gunos individuos son intrépidos y exploradores,
mientras que otros se muestran miedosos y tien-
den al sedentarismo. Los mecanismos biológicos
comunes, ¿pueden explicar, al menos en parte,
estas diferencias animales y la personalidad hu-
mana?
En 2007, el equipo de Bart Kempenaers, del Ins-
tituto Max Planck de Ornitología en Seewiesen,
descubrió que las aves de la especie carbonero
común ( Parus major ) que presentaban cierta va-
riante genética eran más curiosas e invertían más
tiempo en explorar el entorno que sus congéneres.
El gen DRD 4 influye en el efecto de la dopamina en
el cerebro. En su versión más larga, los receptores
correspondientes reaccionan con menor fuerza a
las moléculas de dopamina, lo que, al parecer, con-
vierte al individuo en menos temeroso. Según los
estudios, la misma variante de gen se encuentraen los humanos que buscan continuamente nue-
vos estímulos [véase «Atracción por lo descono-
cido», por Nikolas Westerhoff; Mente y cerebro
n.o 36, 2009].
Con todo, demostrar con fiabilidad esas re-
laciones no es tarea fácil. En 2010, un equipo
internacional bajo la dirección de Kempenaers
investigó cuatro poblaciones de carbonero co-
mún en Europa. Solo una de las cuatro estirpes
presentaba una relación clara entre la genética y
la conducta. Un amplio estudio entre humanosaportó, asimismo, resultados desalentadores. Los
investigadores del Instituto de Queensland para
la Investigación Médica en Brisbane compararon
el genoma completo de más de 5000 personas
con los respectivos resultados que habían obte-
nido en test de personalidad. No hallaron ni un
solo gen que pudiera relacionarse con un rasgo
de personalidad.
Incluso en las especies más sencillas resulta
complejo explicar a través de la genética las di-
ferencias individuales. El comportamiento de lasmoscas de la fruta no se encuentra sujeto solo a la
información genética, sino también a la impronta
temprana que determina, por ejemplo, qué frutas
prefieren.
En resumen, nuestros conocimientos sobre las
relaciones entre los genes y la personalidad se en-
cuentran todavía en pañales. Aunque la mayoría
de los investigadores se muestran de acuerdo en
una cosa: el estudio de las características animales
puede revelar el origen de nuestra extensa varie-
dad idiosincrásica.
Joachim Retzbach es psicólogo y re-
dactor de Gehirn und Geist , edición
alemana de Mente y cerebro.
Para saber más
Associattion between DRD4
gene polymorphism and per-
sonality in variation in great
tits: A test across four wild
populations. P. Korsten et al.
en Molecular Ecology , vol. 19,
n.o 4, págs. 832-843, 2010.
Horses’ learning performaces
are under the influence
of several temperamental
dimensions. L. Lansade y
F. Simona en Applied Animal
Behaviour Science, vol. 125,
n.o 1-2, págs. 30-37, 2010.
Personalities of self-identified
«dog people» and «cat peo-
ple». S. D. Gosling, C. J. Sandy
y H. Potter en Anthorzoös,
vol. 23, págs. 213-222, 2010.
Personalities in comparative
perspective: What do human
psychologists glean from
animal personality studies?
S. D. Gosling y P. H. Mehta en
Animal personalities: Behavior,
phsiology, and evolution,
págs. 124-145, University
Chicago Press, 2013.
En nuestro archivo
Sensibilidad animal. Klaus
Wilhelm en MyC n.o 15, 2005.
EN SÍNTESIS
Cada unoa su manera
1Se han hallado diferen-
cias individuales diver-
sas en especies animales,entre ellas, perros, vacas,
pulpos y moscas.
2Los investigadores sos-
pechan que el origen
de la personalidad humana
podría encontrarse en las
características de compor-
tamiento de los animales.
3La investigación sobre la
relación entre genética
y personalidad todavía seencuentra en sus primeros
pasos.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 55
T
odos los animales (abejas, pulpos,
cuervos, grajos, urracas, atunes, ra-
tones, ballenas, perros, gatos y mo-
nos) poseen la facultad de conducir-
se de formas complejas, aprendidaso no estereotipadas. Si tales actos los ejecutara
una persona, se asociarían con la consciencia.
Encontramos en muchas especies conductas
precursoras de comportamientos que juzgamos
como exclusivos de los humanos. Las abejas, por
ejemplo, son capaces de reconocer rostros concre-
tos a partir de fotografías, pueden comunicar a
sus hermanas la ubicación y la calidad de fuentes
de alimento mediante la «danza del vientre» y
logran recorrer complejos laberintos merced a
indicios que almacenan en la memoria a cortoplazo. Estos insectos pueden volar varios kilóme-
tros y regresar a su colmena; una notable proeza
navegatoria. Asimismo, la entrada de cierto aro-
ma en la colmena puede llevar a las abejas a que
vuelvan al lugar donde hallaron antes ese olor. Es
famosa la descripción de este tipo de memoria
asociativa que plasmó Marcel Proust en su obra
En busca del tiempo perdido. Otros animales son
capaces de reconocerse a sí mismos, saber cuán-
do otros de su especie los observan, además de
mentir o disimular.
Algunas personas ven en el lenguaje un rasgo
único y definitorio de la consciencia. Este argu-
mento resulta muy conveniente para afirmar que
solo Homo sapiens dispone de ella. No obstante,
únicamente los razonamientos pobres permiten
negar la consciencia a los animales, a los bebés
preverbales y a quienes sufren un trastorno de
afasia grave; seres, todos ellos, mudos.
Nada menos que Charles Darwin, en el último
de los libros que publicó un año antes de su muer-te, indagó hasta qué punto las lombrices de tierra
«actuaban de forma consciente y cuánta poten-
cia mental poseían». Tras estudiar el trofismo y
comportamiento sexual de estos invertebrados
durante varios decenios —Darwin era un natura-
lista con unas increíbles dotes de observación—,
concluyó que no existe un umbral absoluto entre
animales inferiores y superiores, humanos inclui-
dos, que asigne elevados poderes mentales a unos,
pero no a otros.
El sistema nervioso de todas esas criaturas esde gran complejidad. Las proteínas, los genes, las
sinapsis, las células y los circuitos neuronales que
los constituyen resultan tan complicados, diver-
sificados y especializados como los que se obser-
van en el cerebro humano. En pocas palabras, es
difícil hallar alguna característica excepcional de
este último. Ni siquiera su volumen es demasia-
do especial: elefantes, delfines y ballenas poseen
cerebros de mayor tamaño. Solo un neuroanato-
mista experto, provisto de un microscopio, puede
distinguir una muestra pequeña de tejido cortical
La teoría de lainformación integradaEl pampsiquismo actualizado ofrece enseñanzas sobre cómo entender
la experiencia de uno mismo. Esta antigua doctrina se basa
en la universalidad de la consciencia
CHRISTOF KOCH
Para cada dentro hay un fuera, y para
cada exterior existe un interior; aunquediferentes, son inseparables.
—Alan Watts,
Man, nature and the nature of man, 1991
CONSCIENCIA
EN SÍNTESIS
Una explicaciónpara la consciencia
1Todos los seres vivos son
capaces de experimen-
tar sentimientos subjetivos
de algún tipo.
2La consciencia depende
de un sustrato material,
pero no es reductible a él.Todo sistema que posea
alguna cantidad no nula de
información integrada expe-
rimenta algo.
3Inspirada en el pampsi-
quisimo, la teoría de la
información integrada asig-
na a cada estado cerebral
individual una forma
o espacio en el que emerge
la experiencia subjetiva.
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56 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
CONSCIENCIA
El progreso
científico
de los dos
últimos siglos
dificulta quese sostenga la
excepcionalidad
de los humanos
de un ratón del de un mono o un humano. Los
biólogos subrayan esta continuidad estructural
y conductual al distinguir entre animales hu-
manos y no humanos. Todos somos hijos de la
naturaleza.
A falta de un «proyecto Rubicón» que, de ma-
nera clara y taxativa, diferencie los seres y loscomportamientos simples de los complejos, la
creencia de que solo los humanos pueden ser
conscientes de lo que sienten se antoja ridícula.
Una presunción más razonable enuncia que, de
no demostrarse lo contrario, muchos, si no todos,
los organismos multicelulares experimentan do-
lor o placer; también pueden ver y oír los estímu-
los y sonidos de la vida. En el caso de cerebros de
menor tamaño y menos complejos, la experien-
cia consciente de la criatura será, probablemente,
menos matizada y diferenciada, es decir, más ele-mental. Tal vez, incluso un gusano perciba cierta
sensación de estar vivo, por difusa que sea. Cada
especie cuenta con un sistema sensorial propio
adaptado a su nicho ecológico. No todos los seres
vivos disponen de oídos para oír y de ojos para
ver. Pero todos son capaces de experimentar sen-
timientos subjetivos de algún tipo.
Los sistemas complejos
Literalmente, el pampsiquismo sostiene que todo
posee una mente. Trátese de un cerebro, un árbol,una piedra o un electrón. Todo cuanto tiene exis-
tencia física presenta un aspecto mental interior.
El primero es objetivo, accesible a todos; el segun-
do, fenoménico, solo accesible al sujeto. Tal es el
sentido de la cita de Alan Watts, filósofo británico
y erudito del budismo, que introduce el presente
artículo. Sin embargo, aquí sostendré un punto
de vista más limitado y matizado: que cualquier
sistema complejo, en el sentido que más adelante
se define, posee los atributos fundamentales deuna mente y un mínimo de consciencia, esto es,
siente de alguna forma que es un sistema. Si este
se descompone, la consciencia cesa, puesto que un
sistema roto no siente que es algo. Por otra par-
te, cuanto mayor es su complejidad, más diverso
resulta el repertorio de estados conscientes que
puede experimentar.
Mi experiencia subjetiva —y presumiblemen-
te también la de usted— basada en el cartesiano
«pienso, luego existo» constituye una certidum-
bre innegable, lo bastante robusta para sostenerel peso de la filosofía. Pero ¿de dónde proviene
esa experiencia? En el materialismo se apela al
«emergentismo» para explicar cómo los sistemas
nerviosos simples carecen de consciencia, la cual
emerge a medida que aumenta la complejidad del
sistema. Consideremos el carácter húmedo del
agua, su capacidad para mojar superficies, la cual
resulta de interacciones moleculares, los puentes
de hidrógeno entre moléculas de agua cercanas.
Una o dos moléculas de H2O no mojan, pero si se
reúne un gran número de ellas en condiciones ade-cuadas de presión y temperatura, la humedad sur-
girá. Pensemos también en las leyes de la herencia
genética, las cuales se fundan en las propiedades
G E T T Y I M A G E S ( h u m a n o ) ; G A L L E R Y S T O C K ( p e r r o ) ; T H I N K S T O C K ( a b e j a )
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 57
moleculares del ADN, el ARN y las proteínas. En el
emergentismo se presume que, siguiendo el mis-
mo proceso, aflorará una mente en todo cerebro
que sea suficientemente complejo.
No obstante, lo mental es demasiado diferente
para que surja de forma gradual de lo físico, de
lo material. Que afloren sentimientos subjetivosa partir de materia física nos parece inconce-
bible, pues tropieza con un precepto básico del
pensamiento físico, a saber, la ley primigenia de
conservación: ex nihilo nihil fit («de la nada, nada
adviene»). Si nada existe para empezar, añadir un
poco de nada no hará que haya algo. Si un cere-
bro de volumen reducido no fuera capaz de sentir
dolor, ¿por qué debería un cerebro voluminoso
sentir el horror de una jaqueca? ¿Por qué la adi-
ción de algunas neuronas haría nacer este sentir
inexpresable? Lo fenoménico procede de un reinodiferente al físico y atiende a leyes distintas. No
veo cómo salvar el abismo entre estados conscien-
tes e inconscientes apelando a cerebros de mayor
tamaño o a neuronas más complejas.
Una solución con más fundamento radica en
suponer que la consciencia constituye una pro-
piedad fundamental de ciertos tipos de sistemas
complejos, definidos de un cierto modo mate-
mático y universal, y que los sistemas complejos
tienen sensación, mientras que los simples, no.
Este razonamiento recuerda los argumentos dealgunos científicos que estudiaron la carga eléc-
trica en el siglo xviii. La carga no constituye una
propiedad emergente de los seres vivos, como se
pensó en un inicio, cuando se descubrió que se
podían estimular con electricidad ancas de rana
diseccionadas. No existen partículas sin carga que,
por agregación, engendren carga eléctrica. Las
partículas elementales, o bien disponen de car-
ga o bien adolecen de ella. Así, un electrón tiene
carga negativa, un protón positiva, y un fotón, elportador de luz, carga nula. En lo que a la química
y la biología concierne, la carga constituye una
propiedad intrínseca de estas partículas. La car-
ga eléctrica no emerge de la materia no cargada.
Según este modo de pensar, lo mismo sirve para
la consciencia. La consciencia acompaña a piezas
de materia organizada. Es inmanente a la orga-
nización del sistema. Constituye una propiedad
de las entidades complejas y no cabe su ulterior
reducción a la acción de propiedades más elemen-
tales. Nos encontramos aquí en el principio delreduccionismo.
El pampsiquismo padece, en su concepción tra-
dicional, dos graves fallos. Uno se conoce como el
problema de los agregados. Según explica el filóso-
fo John Searle, de la Universidad de California, «la
consciencia no puede extenderse sobre el univer-
so como un barniz o una película embellecedora;
debe existir un punto en el que mi consciencia
termine y la suya empiece». Si la consciencia fuera
ubicua, ¿por qué no habría de estimular al teléfo-
no inteligente, a Internet o a una nación? Además,el pampsiquismo no explica por qué un cerebro
sano es consciente, mientras que si se pasa por la
batidora, de manera que queda reducido a papilla,
NO SOLO UNA
CAPACIDAD HUMANA
La teoría de la información
integrada, versión moderna
del pampsiquismo, rompe con
la creencia de que la capaci-
dad de sentir y ser consciente
de uno mismo pertenece
en exclusiva a los humanos.
Especies tan dispares como
perros y abejas también pue-
den tener consciencia.
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CONSCIENCIA
deja de serlo. El pampsiquismo no explica cómo
se conjuntan los agregados para producir una ex-
periencia consciente y concreta.
Percepción consciente no material
Esos argumentos de hace un siglo me llevan al
marco conceptual de la teoría de la información
integrada (TII), propuesta por el psiquiatra y neu-
rocientífico Giulio Tononi, de la Universidad de
Wisconsin-Madison. Según señala, la experiencia
consciente constituye un aspecto fundamental
de la realidad y es idéntica a un tipo particular de
información: la información integrada. La cons-
ciencia depende de un sustrato material, pero
no es reductible a él. En otras palabras, lo que
experimento al ver un color azul aguamarina sehalla vinculado a mi cerebro, pero es diferente
de este.
Todo sistema que posea alguna cantidad no
nula de información integrada experimenta algo.
Permítase la insistencia: un sistema cualquiera,
que posea información integrada, aunque solo
sea un bit, tendrá una experiencia consciente, por
mínima que sea.
La TII parte de dos hipótesis. Primera, que los
estados conscientes presentan múltiples diferen-
cias, pues son muy ricos en información. Podemos
ser conscientes de un sinfín de cosas. Piense en
cada uno de los fotogramas de las películas que
ha visto. Cada cuadro, cada plano, constituye un
precepto consciente y específico. Segunda, tales
experiencias, una por una, se hallan integradas.
No podemos forzarnos a ver el mundo en blanco
y negro; sus colores constituyen una parte inte-grada de lo que vemos. Cualquier información de
la que seamos conscientes se presenta íntegra y
completa a la mente, no es posible subdividirla.
Subyacen a esta unidad de la consciencia una mul-
titud de interacciones causales entre las partes
relevantes de nuestro cerebro. Si algunas de ellas
llegan a fragmentarse e independizarse, como
ocurre en el sueño profundo o en la anestesia, la
consciencia se desvanece.
Así pues, para ser consciente hay que consti-
tuirse en entidad única, integrada, y provista deun gran repertorio de estados diferenciados. Aun-
que el disco de mi ordenador supere en capacidad
a todos los recuerdos de mi vida, la información
que contiene no aparece en absoluto integrada.
Las fotografías almacenadas en él no se hallan
vinculadas entre sí. El ordenador no sabe que el
niño de esas imágenes es mi hijo, al que vemos
en sus primeros pasos, como un desgarbado ado-
lescente o en un adulto bien parecido. Para mi
computadora, toda la información es igual de
no-significante; consiste solo en un vasto tapizde ceros y unos repartidos al azar. En cambio, yo
sí extraigo significación, porque mis recuerdos
están vigorosamente vinculados. Cuanto más in-
terconectados, mayor significado adquieren.
Esas ideas pueden expresarse de manera precisa
en lenguaje matemático a partir de nociones de la
teoría de la información, como la entropía. En un
cerebro concreto con las neuronas en un estado de-
terminado (unas activas, mientras otras se hallan
en reposo) es posible computar con exactitud el
grado de integración de esta red. A partir de estecálculo se obtiene un único número,F [véase «Más
mediciones, menos discursos», por Christof Koch;
Mente y cerebro n.o 37, 2009]. Expresado en bits,
F mide el tamaño del repertorio consciente vincu-
lado a la red de partes en interacción causal que se
hallan en un estado concreto. Cuanto mayor sea la
integración del sistema, mayor será su sinergia y
más consciente resultará. Si las regiones cerebra-
les individuales se encuentran demasiado aisladas
unas de otras o están interconectadas al azar, el
valor deF
será pequeño. En cambio, si el orga-
¿RED CON CONSCIENCIA?
Este mapa de Internet mues-
tra con colores los diferentes
países y dominios en su haber.
Se calcula que su número de
transistores es10
.000
vecessuperior al de las neuronas
que posee un cerebro huma-
no. Se ignora si la integración
de las conexiones en la red de
redes permitiría el surgimien-
to de una consciencia o un
sentimiento.
T H E O P T E P R O J E C T / C O R T E S Í A D E B A R R E T T L Y O N
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nismo presenta muchas neuronas y se encuentra
provisto de numerosas conexiones sinápticas, su
valor será mayor. El valor F expresa la cantidad
de consciencia. La cualidad de cada experiencia
(la diferencia en la manera de sentir el rojo y el
azul o de cómo un color se percibe de distinto
modo que un sonido) la aporta la geometría in-formacional asociada con F.
La teoría asigna a cada estado cerebral indivi-
dual una forma, un cristal, en un espacio de qua-
lia de grandes dimensiones [véase «Los placeres
de los qualia», por Volkart Wildermuth; Mente
y cerebro n.o 46, 2011]. Este cristal es el sistema
visto desde el interior, la voz en nuestra cabeza,
la luz en el interior del cráneo; es todo cuanto
llegaremos a saber del mundo. Se trata de nuestra
única realidad; el quid de experiencia. El sueño del
comedor de lotos, la meditación de conscienciaplena del monje y el agónico dolor del paciente de
cáncer, cada uno es percibido de una determinada
manera a causa de la forma de sus respectivos
cristales en un espacio de un billón de dimensio-
nes, una visión auténticamente beatífica. El agua
de información integrada se convierte en el vino
de la experiencia.
La información integrada formula prediccio-
nes concretas sobre qué circuitos cerebrales se
encuentran implicados en la consciencia y sobre
cuáles son actores periféricos (aunque puedancontener muchas más neuronas, su condición
anatómica es distinta). Esta teoría se ha utilizado
para construir un medidor de consciencia capaz
de evaluar, de forma cuantitativa, si los sujetos
anestesiados o con graves lesiones cerebrales
(como Terri Schiavo, paciente en estado vegetativo
que murió en Florida en 2005) no están conscien-
tes o, en cambio, experimentan conscientemente
dolor o molestias pero no pueden manifestarlo
[véase «Medidor de la consciencia», por Christof
Koch;Mente y cerebro
n.o 64
,2014
].Para abordar el problema de la agregación, la
TII afirma que solo existen «máximos locales»
de información integrada (a partir de elementos
y escalas temporales y espaciales): mi propia cons-
ciencia, la consciencia de usted, sin nada inter-
medio. Es decir, cada persona es consciente, pero
no existe una consciencia de orden superior para
toda la población en su conjunto.
A diferencia del pampsiquismo clásico, no to-
dos los objetos materiales poseen una F distinta
de cero. Solo la tienen los sistemas integrados. Un
puñado de neuronas desconectadas en una placa
de Petri, un montón de arena, una galaxia o un
agujero negro carecen de integración. No poseen
consciencia ni propiedades mentales.
Por último, la TII no distingue entre cerebros
viscosos alojados en cráneos y circuitos de silicio
alojados en titanio. En tanto que las relacionescausales entre los elementos del circuito, los tran-
sistores y otras puertas lógicas generen informa-
ción estructurada, el sistema se sentirá como algo.
Tomemos el mayor y más complejo dispositivo de
la humanidad, Internet. Consta de miles de mi-
llones de ordenadores interconectados mediante
fibras ópticas y cables de cobre que rápidamen-
te materializan conexiones específicas valiéndose
de protocolos de comunicación ultrarrápidos. A
su vez, cada uno de estos procesadores integra
algunos miles de millones de transistores. En suconjunto, Internet contiene, tal vez, 1019 transis-
tores, aproximadamente el número de sinapsis
cerebrales de unas 10.000 personas. La cantidad
de sus componentes supera a la de cualquier ce-
rebro individual. Que esta red de redes se sienta
a sí misma como ente es pura especulación, pero
no una idea inconcebible.
Cuando hablo o escribo de pampsiquismo sue-
lo encontrarme con miradas de incomprensión.
Se trata de una creencia que contradice la intui-
ción predominante entre las personas de que lacapacidad de percibir o sentir solo pertenece a
los humanos y a sus parientes más cercanos. Sin
embargo, nuestra intuición también yerra cuan-
do, de pequeños, nos explican que las ballenas no
son peces, sino mamíferos, o que los antípodas
no se caen por estar cabeza abajo.
El pampsiquismo proporciona una elegante
explicación para el más fundamental de todos
los hechos en estado puro con el que topamos
cada mañana cuando despertamos: la experien-
cia subjetiva. La teoría de Tononi ofrece una ver-sión del pampsiquismo científica, constructiva,
predictiva y matemáticamente rigurosa, apta
para el siglo xxi. Supone un paso de gigante ha-
cia la definitiva solución del antiguo problema
de mente y cuerpo.
Para saber más
Panpsychism in the West. D.
Skrbina. MIT Press, 2005.
Integrated information theoryof consciousness: An updated
account. G. Tononi en Archives
Italiennes de Biologie, vol. 150,
n.o 4, págs. 293-329, diciembre
de 2012.
Consciousness: Confessions
of a romantic reductionist. C.
Koch. MIT Press, 2012.
Consciousness: Here, there
and everywhere? G. Tononi y
C. Koch en Philosophical Tran-
sactions of the Royal Society B:
Biological Sciences vol. 370, n.o
1688, en línea, 2015.
Christof Koch es profesor del Instituto
de Tecnológía de California y director
científico del Instituto Allen de Ciencias
del Cerebro en Seattle.
Un cerebro sano
es consciente,
pero reducido
a papilla deja
de serlo
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ENTREVISTA
Hace muchos años que investiga la capacidad de
aprendizaje de los pájaros. ¿Alguna vez ha inten-
tado imaginarse cómo sería ser una paloma?
Me encantaría saberlo. Aunque existen cosas que
se pueden reconstruir con exactitud desde el ex-
terior. Las palomas, por ejemplo, pueden mirar
con cada ojo a la vez hacia delante y hacia el lado
y con ello tienen una visión de casi 180 grados.
Sin embargo, a duras penas pueden percibir suentorno como una totalidad. Están obsesionadas
por los detalles. Para nosotros es justo lo contrario.
Por tanto, es difícil imaginarse realmente cómo es
ser una paloma. Sobre todo porque no tenemos
ni idea sobre qué se siente al volar, sin más, por
encima del paisaje.
Hace tiempo que se dice que el ser humano es
la única especie capaz de ser previsora. ¿Las pa-
lomas viven el presente?
Creo que las palomas tienen un sentido de futuro.Pero no es tan marcado como para que lo podamos
comprobar sin problemas. Hasta hace poco, muchos
científicos creían que los animales no podían plani-
ficar. Hoy día, en un gran número de especies, esa
idea se ha rebatido, aunque nadie sabe con exacti-
tud qué visión de futuro tienen. Debería ser carac-
terístico de las personas que planeáramos nuestro
futuro de un modo claro. No obstante, probable-
mente esta capacidad también sea un producto de
nuestra cultura. Muchos pueblos indígenas no lo
hacen, aunque cognitivamente son capaces de ello.
Desde siempre, los investigadores analizan el
cerebro para entender el rendimiento cognitivo.
Estos intentos, ¿están condenados al fracaso?
Cada capacidad cognitiva depende, por supuesto,
del cerebro. Durante siglos hemos sobrevalorado
hasta dónde podíamos reconstruir los procesos
cognitivos a través de la estructura neuronal.
Antes se decía: «Muéstrame tu cerebro y te diré
cómo piensas». En realidad, sobre la relaciónentre estructura y función sabemos muy poco.
Mi investigación con las palomas ha demostra-
do que los procesos cognitivos no dependen de
una neocorteza. Incluso el cerebro de los pájaros,
que no posee neocorteza, lleva a cabo ejecucio-
nes complejas, igual que el cerebro humano. En
otras palabras: el cerebro de las personas y el de
las palomas obedece a principios funcionales muy
parecidos.
¿Qué ocurre si la arquitectura cerebral no esdecisiva?
Debemos buscar patrones de interconexión. En
cerebros muy distintos se pueden formar patro-
nes muy parecidos. Incluso en el cerebro de un
insecto, quizá pequeños grupos de células se co-
munican entre sí del mismo modo en que lo hace
el cerebro humano. Si este fuera el caso, también
se explicarían las capacidades cognitivas. Además,
debemos tener en cuenta que, por ahora, solo co-
nocemos, hasta cierto punto, una parte minúscula
del reino animal. Casi siempre se ha investigado
«Necesitamos unaneurobiología comparada»Según el biopsicólogo Onur Güntürkün, casi siempre se ha investigado con
los mismos modelos animales: ratas, ratones y macacos. Con estas limitaciones es-
tamos condenados al fracaso, opina. Las palomas, las urracas y las gallinas también
nos revelan mucho sobre la evolución de la inteligencia
ENTREVISTA REALIZADA POR DIRK LIESEMER
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con los mismos modelos animales: ratas, ratones
y macacos. Con estas limitaciones estamos con-
denados al fracaso. Todavía existen demasiadas
cosas que no podemos explicar.
¿Qué necesitamos?
Necesitamos una neurobiología comparada. La
evolución ha practicado millones de experimen-
tos. Cada especie ha producido su propio cerebro,el cual posee a su vez una ecología cognitiva pro-
pia. Hasta ahora creíamos que con el análisis del
pensamiento de ratas y ratones podíamos com-
prender el resto. Pero se ha demostrado que los
mismos procesos cognitivos también son posibles
sin corteza. Las abejas solo tienen un millón de
células nerviosas pero llevan a cabo tareas que
incluso los ratones, que poseen un cerebro mucho
mayor, en parte no son capaces de realizar.
¿Por ejemplo?Las abejas pueden procesar distintos estímulos
a la velocidad de un rayo. Los memorizan muy
rápido, los usan para orientarse y reconocen aso-
ciaciones complejas en estos patrones. Los ratones
necesitan bastante más tiempo para procesar es-
tímulos diferentes. ¿Cómo puede ser que el cere-
bro de la abeja, que no está organizado de ma-
nera cortical, pueda aprender con tanta rapidez?
No lo sabemos. Por ello necesitamos una nueva
concepción. La teoría debe centrarse en peque-
ñas formaciones celulares conectadas de manera
refinada entre sí. Pueden solucionar problemas
muy abstractos. Los neurocientíficos teóricos
hace tiempo que lo saben. Pero eso todavía no
ha llegado a los investigadores que trabajan con
modelos animales.
¿Qué significa exactamente «pensar»?
A mí también me gustaría tener la respuesta a
esa cuestión. Hasta ahora, los investigadoreshan obviado la pregunta sobre la flexibilidad del
pensamiento entre distintas especies, entre otros
motivos, porque la neurobiología comparada to-
davía ocupa una posición marginal. Está claro que
necesitamos investigar a fondo algunos anima-
les. Deben parecerse a los humanos, ser fáciles de
mantener y ofrecer un gran abanico de posibili-
dades. Los ratones y las ratas son ideales para este
propósito; incluso los macacos, si es necesario.
Pero también necesitamos una investigación más
extensa para estar atentos a distintas solucionesde la evolución. Solo entonces se podrán clasificar
de forma correcta las capacidades cognitivas.
¿Debemos imaginarnos la evolución del pen-
samiento como un despertar repentino?
No. Hubo muchos pequeños avances, a menudo
desarrollos graduales. A veces, incluso fases de re-
gresión en las que el cerebro se ha reestructurado.
Hace millones de años, cuando las ranas compe-
tían con los teleósteos, cada vez más eficientes,
regresaron a las orillas llenas de hierbas. Allí solo
M A R I O N N E L L E ,
U N I V E R S I D A D D E L R U H R E N B O C H U M
ONUR GÜNTÜRKÜN
Nació en 1958 en Izmir (Tur-
quía). A los cuatro años enfer-
mó de poliomielitis y se trasla-
dó a Baden-Baden para recibir
tratamiento. Estudió psicolo-
gía en la Universidad del Ruhr
en Bochum y se doctoró en1984 con un trabajó sobre la
percepción visual de las palo-
mas. En 1992, tras unas estan-
cias de investigación en París
y San Diego, entró a formar
parte del cuerpo docente de
la Universidad de Constanza.
Desde 1997 trabaja como
profesor de biopsicología en la
Universidad del Ruhr en Bo-
chum. Ha recibido numerosas
distinciones por sus trabajos
sobre percepción, pensa-
miento y acción, entre ellas el
premio Communicator 2014,
que otorga la Comunidad de
Investigadores Alemanes.
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ENTREVISTA
les quedaba esperar a la víctima. Seguramente,
ese método de caza no es un reto intelectual de
grandes dimensiones, por lo que el cerebro de las
ranas disminuyó a lo largo de las generaciones. La
evolución no siempre sigue el principio de más
alto, más rápido y más lejos. Por lo visto, en oca-
siones puede ser una ventaja volverse más tonto.
¿Hasta qué punto un nicho ecológico concreto
favorece la especialización cognitiva?
Fijémonos en un ejemplo: algunos pájaros han
desarrollado la capacidad de recordar más de
60.000 lugares donde esconder comida. Ningún
otro animal lo consigue. Una capacidad tan es-
pecífica va acompañada de correlatos orgánicos.
Pero la especialización a menudo alberga el peli-
gro de que una especie se una estrechamente a
un nicho ecológico, por lo que puede desaparecercon él. Los generalistas, a los que pertenecemos
los humanos, son en este aspecto más indepen-
dientes. Se espabilan con mayor facilidad en los
sitios que les son desconocidos. En la lucha por la
supervivencia, los generalistas debieron superar
continuamente problemas muy distintos, por lo
que, seguramente, han desarrollado un lóbulo
frontal mayor.
¿Tiene el cerebro humano más capacidad que
el de cualquier otro animal?Hoy sabemos que el hombre posee, con diferencia,
la mayoría de las células nerviosas, tanto en la cor-
teza como en el cerebro en general. Tenemos, y esto
lo sabemos desde hace poco, incluso más células
nerviosas que las ballenas o los elefantes, pese a
que sus respectivos cerebros son más voluminosos
y pesados que el nuestro. Y un mayor número de
células nerviosas va acompañado de una capacidad
de producción cognitiva más elevada. Por ello, a lo
largo de la evolución, hemos desarrollado una ca-
pacidad de habla única. El habla es un instrumento
muy importante para afinar el pensamiento, a lavez que posibilita una evolución horizontal: puedo
explicarle algo, yo puedo aprender algo de usted y
usted de mí. El ser humano es un animal increíble.
Muchos investigadores consideran que el len-
guaje constituye la diferencia más grande entre
los humanos y los animales.
Me inclino más por una visión gradual. Creo que
existen características cognitivas múltiples que
aparecen en muchos animales. También en las
personas. Solo que en nuestro caso aparecen con-siderablemente más marcadas. No conozco nin-
guna característica que solo tengamos nosotros.
Ahora bien, destacamos sobre todo en el manejo
del lenguaje. Una sintaxis detallada solo la posee
el ser humano. Sin embargo, existen animales con
capacidades protosintácticas.
¿Qué significa?
Los delfines saben que el orden de los signos es
importante. Si, pongamos por caso, tengo cuatro
símbolos, el orden en que los use supone unagran diferencia en el lenguaje humano. También
para algunos animales está claro que existe una
diferencia si primero digo «a» o «b.» Los delfines
saben: «De acuerdo, primero debo meter el objeto
allí y luego allá.» De este tipo de capacidad pro-
tosintáctica existen otros ejemplos en el mundo
animal. No obstante, el lenguaje es lo que más nos
distingue a las personas de los otros animales.
Por tanto, el pensamiento abstracto ¿está reser-
vado a las personas?Al menos en lo que se refiere a la profundidad
y la dimensión del pensamiento abstracto. No
me cuento entre las personas que afirman: «En
el cerebro de los animales y de las personas todo
es más o menos igual.» ¡Ni hablar! Pero, por otro
lado, en comparación con las capacidades de otras
especies, tampoco poseemos una varita mágica
única.
¿Cómo y dónde se construye la consciencia en
el cerebro?
EN EL COMEDOR
UNIVERSITARIO
Onur Güntürkün explica su
investigación al periodista
científico Dirk Liesemer.
M A R I O N N E L L E ,
U N I V E R S I D A D D E L R U H R E N B O C H U M
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 63
Tengo un gran respeto a esa pregunta. Sincera-
mente, no sé el modo en que funciona la cons-
ciencia. Ni tampoco cómo debo explicarlo.
¿Nos faltan todavía los instrumentos necesarios
para estudiar este fenómeno?
Sí, probablemente la consciencia resultaría trivialy fácil de explicar si pudiéramos medirla de algún
modo. Lamentablemente, no lo podemos hacer por-
que solo es accesible a la primera persona. Si bien
es cierto que se han llevado a cabo experimentos,
hasta el momento no han resultado de gran ayuda.
Según ha descubierto, las urracas pueden reco-
nocerse en el espejo.
Exactamente. Aunque se piensa que consiste en
un test de diez minutos, durante meses hay que
trabajar con los animales para que se acostumbrenal espejo. También deben efectuarse muchos expe-
rimentos de control. Al principio, a menudo miran
tras el espejo. Solo cuando el animal no muestra
ningún tipo de conducta social ante el espejo, em-
pieza el verdadero experimento. El simple hecho de
adherir el distintivo en los pájaros ya es bastante
complicado. Los animales no deben notar que tie-
nen algo pegado en las plumas. Si lo perciben, es
lógico que se rasquen. Al final, la tesis del trabajo
consistía en lo siguiente: una vez se ha pegado una
marca de un color concreto en el plumaje del avey esta se rasca esa zona del cuerpo cuando se halla
frente al espejo, solo entonces puede considerarse
que se reconoce. Este fenómeno lo pudimos com-
probar con las urracas.
¿Se puede utilizar la palabra autoconocimiento
en relación con los pájaros?
No se puede decir que su autoconocimiento sea
igual que el de los humanos. Sin embargo, si atri-
buimos a los chimpancés la capacidad del autoco-
nocimiento a partir de experimentos como este,también se la debemos conceder a las urracas.
Cuando una persona se reconoce, dice «yo». ¿Las
urracas también pueden expresar algún tipo
de «yo»?
¿Por qué no? Quizás el yo es algo muy basal. Siem-
pre pensamos que se trata de un fenómeno tan
extraordinario que solo puede estar reservado al
Homo sapiens. El «yo» únicamente significa que
me veo como el centro del universo porque solo
entiendo el mundo a través de mí mismo.
En resumen, ¿cuán excepcionales somos los
humanos?
Menos de lo que nos pensamos. En estos mo-
mentos estamos viviendo un cambio cultural: la
imagen religiosa del animal como amorfo, como
un grupo de seres vivos distintos a nosotros, está
cambiando. Hoy en día se diferencia mucho másentre nosotros y las otras especies. En la actuali-
dad, estas diferencias se vuelven a definir de fondo.
Muchos animales no solo presentan un rendimien-
to cognitivo mucho mayor del que se les ha atri-
buido durante mucho tiempo, sino que también
presentan características que se consideran típicas
de los humanos: tienen personalidad y cultivan
las amistades. Son sorprendentemente parecidos
a nosotros en todas las facetas de su existencia.
Cuanto más sabemos sobre los animales, más se
debate sobre temas importantes: cría de ganado,métodos de sacrificio, alimentación e investigación.
¿Hasta qué punto el conocimiento sobre los ani-
males modifica nuestra conducta hacia ellos?
No solo cambia nuestro comportamiento hacia
los animales; también hacia nosotros mismos.
Cuanto más comprendemos el animal en su sub-
jetividad, antes descubrimos que el ser humano
subjetivo es un animal. Algún día dejaremos
de argumentar con razonamientos tan simples
como: las gallinas son autómatas primitivos y lospeces no sienten dolor, por lo que puedo hacer con
ellos lo que me plazca. Esta ingenuidad capitalista
ya no se sostiene.
¿Debemos dejar de usar los animales para nues-
tros objetivos?
No, no lo veo así. Si me considero una parte de
la naturaleza surgida de la evolución, también
debo protegerme yo mismo. Los experimentos
con animales forman parte de ello. Ayudan a que
comprendamos mejor la naturaleza. No nos hare-mos todos veganos, pero empezamos a valorar el
«humano-animal». Debemos estar orgullosos de
ser animales que han pasado por un desarrollo
tan fantástico.
Debemos estar
orgullosos de ser
animales que
han pasado por
un desarrollo
tan fantástico
Dirk Liesemer es periodista científico.
Para saber más
Avian brain and a new under-standing of vertebrate brainevolution. E. D. Jarvis et al. en
Nature Reviews Neuroscience,
vol. 6, págs. 151-159, 2005.
Mirror-induced behaviorin the magpie (Pica pica):Evidence of self-recognition.
H. Prior et al. en PLoS Biology ,vol. 6, e202, 2008.
Wie das Denken erwachte. DieEvolution des menschlichenGeistes. Dirigido por A. Jahn.
Schattauer, Stuttgart, 2012.
En nuestro archivo
Evolución de la inteligencia. Ursula Dicke y Gerhard Roth
en MyC n.o 35, 2009.
Inteligencia animal. VV.AA.
Colección Temas de Investiga-
ción y Ciencia n.o 78, 2014.
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64 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
FILOSOFÍA
En la película de culto Matrix, dirigi-
da por los hermanos Wachowski yestrenada en 1999 a escala mundial,
el protagonista, Thomas A. Anderson,
trabaja durante el día como progra-
mador en una empresa de software. Por la noche,
se mete en el papel de un célebre pirata informá-
tico, quien bajo el pseudónimo de Neo trata de
mejorar sus ingresos. Sin embargo, en realidad
toda su vida, tal como Neo experimenta en el
curso de la historia, forma parte de Matrix, un
gigantesco mundo aparente generado por orde-
nador. Su hogar, su lugar de trabajo, los amigos,la ciudad, los restaurantes... nada existe, todo
es producto de una simulación informática. No
nos encontramos en el año 1999, sino en 2199. A
comienzos del siglo xxi , según el argumento del
filme, las máquinas inteligentes toman el poder
en la Tierra. Mantienen a los seres humanos en
enormes instalaciones para generar energía. Sus
cuerpos flotan en cápsulas llenas de un fluido
alimenticio. Tubos y cables los unen a computa-
doras que generan en ellos una perfecta realidad
aparente.
Esas situaciones de engaño desempeñan un
papel importante también en la filosofía. Se tra-ta de uno de los mayores problemas de la teoría
del conocimiento, es decir, de la epistemología:
¿qué podemos saber del mundo exterior? El es-
cepticismo o escepticismo del conocimiento pone
radicalmente en cuestión ese conocimiento. El ori-
gen de esa doctrina arraiga en los presocráticos,
aunque también puede encontrarse en el propio
Sócrates (c. 469-399 a.C.) y en los sofistas. Sin em-
bargo, no todo aquel que duda de modo metódico
es un escéptico. Para Sócrates, el «solo sé que no
sé nada» era ante todo un método de búsquedade la verdad y el conocimiento seguro. Solo quien,
por principio, juzga de modo negativo la posibili-
dad de lograr un conocimiento fidedigno puede
calificarse de escéptico.
Tambíen Pirrón de Elis (360-270 a.C.) es conside-
rado uno de los precursores del escepticismo. El
filósofo griego afirmaba que el mundo nos es del
todo incognoscible; por ello no podemos emitir
juicios sobre él. El ser humano no debe, de nin-
gún modo, tratar de adoptar un punto de vista
respecto al mundo, señalaba Pirrón. Solo quien
EN SÍNTESIS
¿Realidad o engaño?
1Las situaciones de en-
gaño global constituyen
uno de los mayores proble-
mas de la teoría del cono-
cimiento: ¿qué podemos
saber realmente sobre el
mundo exterior?
2La tesis de que estamos
sujetos a un engaño
general de nuestro mundoexterior no puede rechazar-
se por principio.
3Una solución consiste
en la idea de que no es
necesario excluir todas las
posibilidades imaginables de
error. Si nada habla de modo
objetivo en favor de un en-
gaño global, el conocimiento
sobre el mundo exterior es
posible.
El escepticismodel conocimiento
bajo lupaTodo cuanto nos rodea y perciben nuestros sentidos
no es real; solo nos parece que existe. Aunque
este planteamiento filosófico no puede refutarse
por principio, parece demasiado improbable
ELKE BRENDEL
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 65
es completamente indiferente a todo alcanza la
verdadera paz interior. Mientras que en el pirro-nismo antiguo la actitud escéptica de la suspen-
sión del juicio se consideraba un ideal práctico
de una forma de vida, a partir de la Modernidad,
el escepticismo sirvió como método de la teoría
filosófica del conocimiento.
Como fundador del escepticismo moderno apa-
rece en escena René Descartes (1596-1650). En el si-
glo xvii, este filósofo y matemático francés ideó el
siguiente experimento mental: un genio maligno
nos engaña, continua y sistemáticamente, en to-
das nuestras percepciones. Este demonio cons-tituye una suerte de teórico de la conspiración,
cuyas tesis parecen atrevidas, mas no se pueden
descartar por principio. Hasta hoy, los filósofos no
han podido expulsar a este demonio.
Quizás el escenario de engaño más famoso de
la filosofía del siglo xx, en el que, por cierto, se
inspiraron los hermanos Wachowski para su lar-
gometraje, lo suministra un experimento mental
de Hilary Putnam. Este filósofo de la Universidad
Harvard bautizó el ensayo con el sugerente nom-
bre de «cerebro en una cubeta»: imaginemos que
un neurocirujano hábil, pero muy maligno, sepa-
ra el cerebro del cuerpo de una persona y lo colocaen un tanque con una solución alimenticia. A con-
tinuación, conecta las terminaciones nerviosas
del órgano extraído a un superordenador capaz
de simular en él una realidad aparente a través
de señales concretas. ¿Resultado? El cerebro, aún
en el tanque, se experimenta como una persona
con un cuerpo de carne y hueso, que interacciona
con el entorno. En realidad, todas sus experiencias
son solo el resultado de actividades neuronales y
de impulsos eléctricos que genera el ordenador y
transmite a las terminaciones nerviosas.Los escenarios globales de engaño como el de
Putnam parecen sugerir un escepticismo radical
respecto a nuestro conocimiento del mundo ex-
terior. Puesto que todos podemos estar sujetos a
un engaño general, como afirma el argumento de
los escépticos, no disponemos de ningún cono-
cimiento positivo, es decir, directo e indudable, so-
bre nuestro mundo exterior. ¿Qué significa esto?
Un ejemplo: encima del escritorio, frente a mí, se
encuentra un florero con tres rosas. El sol brilla
a través de la ventana de la habitación y mis ojos
T H I N K S T O C K / O C I A C I A ( c a b e z a c o n c a b l e
s ) ; T H I N K S T O C K / I A K O V K A L I N I N ( m u n d o « r e a l » )
REALIDAD FICTICIA
Los defensores del escepti-
cismo argumentan que esposible que un ordenador o
un genio maligno nos hagan
creer en el mundo real.
8/16/2019 La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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66 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
FILOSOFÍA
ven sin problemas. Los pétalos de las rosas son de
un color rosa pálido y amarillento y desprenden
su olor característico. Si alargo la mano, puedo
alcanzarlas. Además, me acuerdo de cómo ayer
las corté del jardín y las puse en el florero que se
halla sobre la mesa de mi escritorio.
Nada parece más evidente que atribuirme a mímisma el conocimiento de que ante mí se encuen-
tra un florero con rosas. Los escépticos discuten
esta afirmación y argumentan: «Tú no sabes que
no estás viviendo en Matrix. Por tanto, no puedes
saber que ante ti hay un florero real con rosas de
verdad y no simplemente objetos simulados por
una computadora».
Obviamente, eso no se aplica solo a las rosas,
sino a todo lo que creemos saber acerca del mun-
do. El argumento escéptico central puede gene-
ralizarse y aplicarse a todas las afirmaciones po-sibles sobre el mundo exterior. Por una parte, la
intuición nos lleva a considerarlo evidente, puesto
que parece basarse en supuestos plausibles. Los es-
cépticos afirman que ello no significa que vivamos
en una realidad aparente simulada o que eso sea
probable, simplemente señalan la posibilidad de
que exista un engaño y que nuestro conocimiento
sobre el mundo exterior se reduzca a nada. Por
otra parte, la consecuencia del argumento escép-
tico resulta inadmisible: significaría que erramos
cuando afirmamos que sabemos algo.Immanuel Kant (1724-1804) ya calificó de «es-
cándalo de la filosofía y de toda la razón huma-
na que la existencia de lo exterior a nosotros [...]
simplemente debamos aceptarla por fe y cuando
a alguien se le ocurre ponerla en duda, no le poda-
mos oponer ningún argumento que le satisfaga».
Por ello, los epistemólogos consideran acabar con
el escepticismo como una de sus tareas centrales.
A tal efecto, los filósofos siguen estrategias muy
diversas. La más simple y eficiente sería refutar
directamente la tesis fundamental del escéptico.
Para eso debería demostrarse que no es posible
engañarnos por completo. Descartes, como perso-
na profundamente religiosa que era, tenía prepa-
rada su propia solución: una situación general deengaño quedaba excluida por completo ya que iba
en contra de la omnipotencia y la bondad de Dios.
El Todopoderoso nunca podría permitir que un
genio maligno nos engañe de manera permanen-
te en todas nuestras percepciones. En la actuali-
dad, este argumento se considera obsoleto, puesto
que, de aquel tiempo a esta parte, la filosofía se
ha emancipado por completo de la teología. Por
razones filosóficas, hoy resultaría más que insatis-
factorio que uno de los problemas filosóficos cen-
trales se resolviera con la hipótesis de la existenciade Dios. En la teoría del conocimiento moderna
se buscan otras soluciones.
Cerebro manipulable
Por desgracia, no puede descartarse mediante
un método empírico, es decir, por medio de la
percepción y la observación, que vivamos en un
mundo aparente. El genio maligno de Descartes
nos tiene bien agarrados. Incluso aunque crea
que veo y huelo las rosas que se encuentran
ante mí, esta impresión visual y olfativa puedeconsistir en una completa manipulación de mi
cerebro dirigida por un ordenador. Si bien parece
que el Neo liberado de Matrix tiene pruebas cla-
ras de ello, ha llegado finalmente a la realidad: a
diferencia de su vida anterior, se halla ahora en
una nave voladora, de nombre Nabucodonosor,
alimentado por una papilla viscosa y con una
conexión, en la parte posterior de la cabeza, que
La realidad
es solo como
se nos aparece
MENTORES
DEL ESCEPTICISMO
René Descartes (izquierda)
imaginó un genio malvado
que nos engaña constante-
mente. Según George Berke-
ley (centro), no existe nada
fuera de nuestra mente. Y
Hilary Putnam imaginó un
«cerebro en una cubeta» para
el que el mundo es solo un
simulacro. D O M I N I O P Ú B L I C O
8/16/2019 La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 67
le enlaza con Matrix y con diversos programas
de entrenamiento.
Pero ¿qué pasaría si la película acabase con
otro final, en el que la liberación de Neo del
mundo de Matrix, así como Nabucodonosor, la
tripulación y el comandante Morfeo solo fue-
sen parte de una simulación por ordenador aúnmás pérfida? Mientras que Neo cree que puede
salvar al mundo y liberar a los humanos de las
garras de las máquinas, en realidad permane-
cería confinado en su cubeta. Ello permitiría
dibujar siempre una situación de engaño glo-
bal que no podría distinguirse de una realidad
percibida. En resumen, por el sendero empírico
no parece posible refutar de manera directa el
escepticismo.
Por ese motivo, algunos filósofos toman un
camino distinto. Defienden la llamada posiciónepistemológica idealista, según la cual, la realidad
es solo aquello que se nos presenta. Nuestros jui-
cios acerca del mundo, señalan los idealistas, se
refieren no a un mundo exterior independiente de
nosotros, sino a nuestras propias sensaciones sub-
jetivas. En este sentido, Morfeo le explica a Neo:
«¿Qué es la realidad? Si te refieres a lo que sientes,
a lo que puedes oler, gustar o ver, la realidad no
es más que señales eléctricas interpretadas por
tu mente». Pero ¿no son precisamente los juicios
sobre nuestras experiencias sensibles seguros yresistentes al engaño? La convicción de Neo de
que está bebiendo un vaso de vino tinto puede
mostrarse falsa. Sin embargo, parece que él no
puede engañarse si tiene la experiencia olfativa
y gustativa del vino tinto, tampoco si esta ex-
periencia ha sido provocada por una simulación
informática en Matrix. Si nuestras sensaciones
subjetivas son sin duda ciertas, entonces pode-
mos, según los idealistas, adquirir conocimientos,
es decir, conocimiento sobre el mundo tal como
se nos presenta.¿Quedan así refutados los escépticos del cono-
cimiento que ponen en cuestión la posibilidad
general del conocimiento? En primer lugar, el su-
puesto de los idealistas de que nunca podemos en-
gañarnos en lo que respecta a nuestras impresio-
nes de los sentidos presentes resulta irreal desde
el punto de vista psicológico. Incluso si admitimos
este supuesto, el argumento idealista despliega su
empuje anti-escéptico solo si se afirma, además,
que no existe nada independiente de nuestra
mente. Esta es una posición epistemológica muy
radical y controvertida que solo han defendido
pocos pensadores, entre ellos, el filósofo y teólogo
inglés George Berkeley (1685-1753). Para Berkeley,
la existencia de las cosas se limita a ser percibidas
(esse est percipi). Sin embargo, en la medida en
que la existencia del «mundo de las apariencias»
también emana de la existencia de un mundo ex-
terior independiente de la consciencia, que, por
ejemplo, puede ser incognoscible a causa de un
engaño global, tampoco puede el idealista oponernada al escepticismo. Aunque el idealista limite
sus afirmaciones de conocimiento al mundo tal
como nos aparece, el argumento escéptico, según
el cual el conocimiento seguro sobre el mundo
exterior independiente de la consciencia es im-
posible, sigue teniendo fuerza.
En conclusión, la posibilidad de una situación
de engaño global no va a resolverse desde la filo-
sofía. ¿Es posible que haya otras estrategias para
responder al desafío escéptico? Se ofrecen dos
direcciones:
T H I N K S T O C K / A B L E S T O C K . C
O M
EXPERIMENTO CON ROSAS
Un espectador no puede
excluir de manera categórica
que la planta que se encuen-
tra delante de él sea en reali-
dad de plástico.
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68 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
FILOSOFÍA
n Se podrían desbaratar los argumentos de estos
filósofos demostrando que su propio argumen-
to, al contrario de lo que parece a primera vista,
se basa en supuestos ocultos que son menos
plausibles.
n De manera alternativa, se podría alcanzar el
objetivo deseado si un análisis detallado delconcepto de conocimiento mostrase que el
argumento escéptico supone un concepto ina-
decuado del conocimiento.
La visión clásica de que el conocimiento es una
opinión verdadera y justificada se remonta a Pla-
tón. Por tanto, el conocimiento es más valioso que
un mero enunciado verdadero, ya que también
recibe estabilidad adicional por la justificación.
Si cuento con razones que justifiquen mi afirma-
ción —de por sí verdadera—, entonces no me dejo
disuadir tan fácilmente de la misma.La concepción clásica del conocimiento se ha
mantenido en la historia de la filosofía durante
mucho tiempo. Incluso Descartes se adhirió a
la idea de Platón. «Alguien tiene conocimiento
cuando su opinión se encuentra tanto objetiva
como subjetivamente asegurada, es decir, fun-
dada en razones indudables», señaló el francés.
Esta interpretación del conocimiento nos lleva,
por desgracia, otra vez, de manera informal, al
escepticismo: mi opinión de que hay un jarrón
de rosas delante de mí es cuestionable por la hi-pótesis escéptica, según la cual, podría vivir en
un mundo aparente simulado por ordenador, en
el que no existen rosas. Aunque no viva un mun-
do aparente y mis opiniones sean verdaderas, de
acuerdo con esta concepción del conocimiento no
puedo saber si ante mí hay un jarrón con rosas.
Así, dada la posibilidad de un engaño global, que
no puedo eliminar, esta opinión no es subjetiva-
mente segura para mí. El argumento escéptico
se basa en el supuesto de que el conocimiento
consiste en una opinión verdadera que no puedeser cuestionada por ningún argumento. Pero ¿es
esta interpretación del conocimiento en absoluto
plausible? Los epistemólogos tienden a romper
con la herencia de Platón y Descartes y a abando-
nar tanto la condición de la justificación del cono-
cimiento como la irrefutabilidad de las razones.
El concepto de conocimiento que subyace a
esto, según la visión moderna, es de muy altas
miras y casi inaplicable si un enunciado determi-
nado no puede ser puesto en duda por medio de
ninguna razón. Por tanto, parece intuitivamente
plausible la idea de que un enunciado verdade-
ro podría ser considerado como conocimiento
si también pudiera ser falso. Ello significa que
el proceso de formación de creencias habría lle-
vado a creencias verdaderas también por ligeras
transformaciones del mundo dado. Si este proce-
so conduce a creencias falsas solo en un mundocompletamente diferente y puramente hipotético,
entonces la construcción no afecta al saber en su
cualidad.
Otro experimento puede ilustrar el asunto: en
una feria de jardinería, Rosi observa un maravi-
lloso arbusto en el que florecen rosas rojas. Las
condiciones de visibilidad y su capacidad de vi-
sión son óptimas. Además, se acepta que la planta
que Rosi observa es un auténtico arbusto de rosas.
¿Sabe ella realmente que se encuentra ante un ar-
busto de rosas? Supongamos ahora que, poco an-tes de la inauguración de la feria de jardinería, de
los 50 rosales recién plantados, todos menos uno
se han secado y, en tal contingencia, los arbustos
muertos se han sustituido por otros de plástico
que parecen de verdad. Rosi no sabe nada de las
plantas artificiales.
Conocimiento del mundo exterior
Da la casualidad de que ella se encuentra ante el
único arbusto de rosas auténtico. Su creencia de
que está viendo un (verdadero) rosal es objetiva-mente cierta. Sin embargo, su creencia habría po-
dido ser falsa: si en vez de ese hubiese mirado uno
de los numerosos arbustos de plástico, hubiese
estado igualmente convencida de que se trataba
de un rosal de verdad. Así pues, su opinión ca-
sualmente verdadera carece de la seguridad firme
que la convierta en conocimiento. ¿Qué pasaría si
los arbustos plantados no se hubiesen secado y
realmente existiesen solo rosales verdaderos en
la feria? Para Rosi, esta situación no sería diferente
del primer supuesto. No obstante, su percepciónsería en ese caso mucho más fiable, ya que no ha-
bría ninguna imitación de plástico. En este último
supuesto, parece altamente plausible atribuir a
Rosi el conocimiento de que ante ella se halla un
rosal verdadero.
Los expertos hablan a este respecto de la in-
terpretación externalista del conocimiento. Que
alguien sepa realmente algo no depende tanto
de si el sujeto puede evitar todas las razones que
hablan en contra de su opinión. La cuestión de-
cisiva reside en cómo son las circunstancias obje-
Para saber más
Philosophie der Skepsis.
Dirigido por T. Grundmann y
K. Stüber. Schöningh, Pader-
born, 1996.
Wahrheit und Wissen. E. Bren-
del. Mentis, Paderborn, 1999.
Matrix oder wie wirklich ist
die Wirklichkeit. J. Baggott.
Rowohlt, Reinbek, 2007.
Antike und moderne Skepsis
zur Einführung. M. Gabriel.
Junius, Hamburgo, 2008.
Wissen, epistemische Intui-
tionen und experimentelle
Philosophie. E. Brendel en Die
Experimentelle Philosphie in
der Diskussion, pág. 189-212,
Suhrkamp, Berlín, 2014.
El conocimiento
es algo queno puede
falsearse
sin más
8/16/2019 La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 69
tivas. Rosi tiene «suerte»: no existe ningún rosal
de plástico en el entorno cercano, con lo que ella
«tiene» conocimiento. En cambio, si hay arbustos
artificiales en las proximidades tiene una creen-
cia verdadera a pesar de no poseer conocimiento.
Bajo la suposición de concepto externalista del
conocimiento, puede ahora rechazarse tambiénel argumento escéptico: para poder conocer algo
no debemos ser capaces de excluir todas las posi-
bilidades imaginables de error. Si en una situación
dada, objetivamente nada apoya una situación de
engaño global, el conocimiento del mundo exte-
rior es posible. En tal situación, mi creencia de que
delante de mí hay un florero con rosas sería no
solo verdadera, sino muy fiable. Para los externa-
listas, esto basta para atribuirme el conocimiento
de que ante mí hay un florero con rosas, incluso
aunque subjetivamente no pueda excluir que vivaen un mundo aparente generado por ordenador.
La discusión con el escepticismo ha sacado a
la luz en la filosofía importantes descubrimien-
tos epistemológicos sobre la naturaleza del co-
nocimiento. Al menos, los filósofos han podido
mostrar cómo con una concepción externalista se
puede bloquear el argumento escéptico; también
en el caso de que vivamos en un mundo en el que
un engaño global sea real o probable, es posible el
conocimiento sobre el mundo externo.
Eso tampoco soluciona el conflicto fundamen-
tal con el genio maligno de Descartes: solo nos
cabe esperar que vivamos en un mundo libre detal engaño, porque ningún argumento filosófico
puede eliminar esta posibilidad. Debemos vivir
con el hecho de que no podemos refutar directa-
mente el escepticismo.
Quizás un día nos suceda como al pirata in-
formático Neo y debamos experimentar que to-
dos hemos vivido en una realidad aparente. Por
desgracia, los filósofos no nos pueden librar por
completo de la posibilidad de un engaño.
Elke Brendel es profesora de filosofía y
titular de la cátedra de lógica e investi-
gación fundamental de la Universidad
de Bonn.
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de la colecciónCUADERNOS
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70 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
MEDICINA
Sentada en el interior de una pequeña
cabaña construida con paja, Gina relata:«A cada momento salían de mi boca es-
tas palabras: “¡No me gustan los bebés!
¡No debo darle leche al niño!” Pero no
provenían de mí; pronunciaba lo que me decía
el diablo». Sobre el regazo de la joven balbucea
Dorline, su segunda hija, de un año y ocho meses
de edad. La mayor, Julia, tiene cuatro años. «Tras
el primer parto, el diablo ya obró en mí», continúaGina. «Me oprimió el cuello y experimenté una
extraña sensación en el corazón.» Sus padres tam-
bién se encuentran en el minúsculo habitáculo de
1,5 metros cuadrados. El hombre recuerda: «Mi
hija estaba como fuera de sí. Normalmente es una
buena chica, respetuosa y tranquila». De repente,
F R A N Z I S K A
B A D E N S C H I E R
EN SÍNTESIS
Esperar y rezar
1Madagascar es uno de
los numerosos países en
vías de desarrollo en los que
las personas con trastornos
psíquicos o neuronales no
reciben los cuidados ade-
cuados.
2Se estima que entre el
75 y el 85 por ciento de
los afectados en estos países
no reciben tratamiento.
3En Madagascar, los
pacientes acuden a la
iglesia para solucionar sus
problemas psíquicos. Se les
intenta ayudar mediante
la vida en comunidad, las
plegarias y los exorcismos.
Madagascar, dondelos psiquiatras escaseanEn los países en vías de desarrollo, las posibilidades de tratamiento para los enfer-
mos mentales son reducidas o inexistentes. En Madagascar, como en otros lugares
del mundo, los exorcistas se convierten en terapeutas
FRANZISKA BADENSCHIER
A BASE DE FÁRMACOSJosé, paciente del ala «gratuita»
del único centro psiquiátrico queexiste en Madagascar, solo recibe
tratamiento farmacológico para
superar su drogadicción. No se le
ofrece atención psicoterapéutica.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 71
según explica, empezó a chillar, a llorar y a mal-
decir. No quería amamantar a su bebé. «Eso no
salía de mi hija», asegura, «procedía de un diablo».
Si en Europa esa escena llevaría a pensar en
una depresión o una psicosis posparto, en el sur
de la isla Madagascar, a una caminata larga del
siguiente pueblo, tales conceptos médicos no re-velan nada. Tras el nacimiento de Julia, la entonces
madre primeriza acudió a un médico, quien le
recetó analgésicos y antibióticos. Sin embargo, los
fármacos no mejoraron su estado anímico. «Tam-
poco un curandero me podía ayudar. Lo único
que logré fue perder mucho dinero», se lamenta
Gina. Después de su segundo alumbramiento, se
dijo: «Estoy poseída por el diablo. Solo Jesús puede
ayudarme.» Este pensamiento la llevó a acudir a
un centro perteneciente a la iglesia luterana de
Madagascar, a un toby, según denominan los lu-gareños. «Allí recé mucho. Cada tarde acudía al
exorcismo. Expulsé al diablo fuera de mí. A partir
de ese momento me sentí mejor.»
A dos horas de coche se halla Fort Dauphin, la
siguiente población. En esta ciudad existe un toby
con un «centro para enfermos», que incluye una
pequeña iglesia, un par de barracas y, al lado, una
cabaña de paja. Hombres y mujeres deambulan
por la iglesia atabiados con vestimentas blancas
mientras vociferan: «¡Vete, diablo!» En una mano
sostienen la Biblia mientras que con la otra insi-
núan golpes que dirigen hacia los presentes. Esos
gestos bruscos no estremecen a los creyentes queobservan la escena desde el altar; de hecho, espe-
ran que los orienten contra ellos.
Diagnósticos desconocidos
«Nuestros colaboradores no han estudiado me-
dicina, pero han participado en discusiones so-
bre textos bíblicos durante dos años», explica
el pastor. Si bien la persona que acude al lugar
con malaria es derivada al centro de salud de la
ciudad, no sucede lo mismo con quien agita el
cuerpo de manera extraña, oye voces o siente unaprofunda tristeza, pues su problema es otro: lo ha
poseído el diablo. Posibilidades diagnósticas como
una alucinación temporal, un trastorno depresivo,
una esquizofrenia o una epilepsia, es decir, una
enfermedad mental o neurológica no se barajan,
pues resultan casi desconocidas.
F R A N Z I S K A
B A D E N S C H I E R
LUCHAR CONTRA EL DIABLOTras dar a luz a su segunda
hija, Gina, de un pueblo cerca-
no a la capital de Madagascar,
sufrío problemas psíquicos. Se
sometió a un exorcismo para
combatirlos.
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72 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
MEDICINA
Cada mañana y tarde, los enfermos se reúnen
en la iglesia para practicar el exorcismo. El pastor
está convencido de la eficacia del método. Con el
dedo señala a una mujer que aguarda en el patio;su pie está atado a una cadena corta y pesada.
«Sufre ataques y corre hacia el bosque porque
cree que el diablo la persigue», describe el pastor.
Desde hace un par de meses, la mujer participa
en las sesiones exorcistas que se practican en el
toby. «Ahora se encuentra mejor.»
Sin el tratamiento adecuado
Maria Damer, trabajadora social jubilada, no
cree en los demonios. Durante su vida laboral
en Alemania trabajó, entre otros, en el ámbito dela psiquiatría y en una residencia para enfermos
psíquicos. «Las personas vienen al toby porque
en este lugar viven en comunidad y no son los
únicos enfermos», afirma. Después de emigrar a
Madagascar, empezó a implicarse en el toby de
Fort Dauphin. Incluso, durante un tiempo, pagó
los servicios de una médica y una empleada so-
cial para que trabajaran en el centro.
Los enfermos no solo deben encontrar apoyo
espiritual; también han de hablar de sus pro-
blemas en grupos de apoyo, salir de excursión
juntos y recibir la medicación adecuada, sostenía
Damer. Al cabo de un tiempo, la dirección del toby
le comunicó que ya no precisaba de su ayuda. El
exorcismo era el método más importante para lacuración, argumentaban.
Según estimaciones de la Organización Mun-
dial de la Salud, en los países menos desarrollados,
como Madagascar, la mayoría de los enfermos psí-
quicos o neurológicos no reciben tratamiento ade-
cuado. Esta situación de desamparo afecta entre
un 75 y un 85 por ciento de la población, mientras
que en los países desarrollados el porcentaje oscila
entre el 35 y el 50 por ciento.
¿Por qué las psicopatologías reciben tan poca
atención en las regiones en vías de desarrollo?Existen varias explicacioines. Por un lado, a me-
nudo los habitantes no saben que este tipo de
problemas pueden recibir tratamiento médico;
o no creen en ello. El Ministerio de Salud afri-
cano invierte, de media, el 0,6 por ciento de su
presupuesto en salud mental, mientras que en
Europa la cifra gira en torno al 5 por ciento. Por
otro lado, las organizaciones no gubernamentales
priorizan la atención a las enfermedades infec-
ciosas o a los programas de agua e higiene, que
consideran de mayor urgencia. Los refugiados
Psiquiatras en el mundo
En el marco del proyecto Atlas de la Salud Mental, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
investiga el tratamiento de las personas con trastornos psíquicos y neurológicos a nivel mundial.
Sobre estas líneas se muestra el número de psiquiatras que trabajan en el sistema de salud de
ciertos países por cada 100.000 habitantes. Mientras que en Noruega existen una treintena de
profesionales, en Madagascar no llegan ni a uno. Más información en la web de la OMS
(www.who.int/mental_health).
*´No incluye a los psiquiatras no afiliados a hospitales o centros médicos.
Noruega
30,77
Alemania
15,23
España*8,59
EE.UU.
7,79
Corea del Sur
5,12
México
1,57
China
1,53
Madagascar
0,05
Número de psiquiatras por cada 100.000 habitantes
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 73
con trastornos postraumáticos apenas pueden
acceder a los terapeutas, quienes, por otra parte,
tampoco abundan.
En la actualidad, Madagascar, isla de mayor
tamaño que Francia en la que viven unos 22 mi-
llones de habitantes, solo dispone de una docena
de psiquiatras. Uno de ellos, Lanto Ratsifandriha-manana, dirige en la periferia de Antananarivo,
la capital, el único hospital psiquiátrico del país.
«Al principio era un manicomio para deficien-
tes mentales, locos y prostitutas», señala. Hoy
acuden pacientes con esquizofrenia, depresión
o adicción.
José está ingresado en el ala «gratuita» del
centro; aquí, la comida y la estancia no se pagan,
aunque sí deben abonarse los medicamentos.
Unas barracas ocupan el resto de la finca. Cada
habitación dispone de dos camas de metal, y cadacama, de un colchón, una manta, una almohada
y una bolsa con utensilios personales.
Solo inyecciones y pastillas
«Siempre quedaba con cuatro o cinco amigos.
Nos pasábamos el día fumando cannabis. El
porro alcanzaba las medidas de un micrófono»,
narra José, quien reside por segunda vez en el
hospital, tras una primera estancia de diez días.
Al cabo de un mes de abandonar el centro, vol-
vió a las andadas. En la actualidad, recibe unainyección y dos pastillas a diario. Desconoce de
qué medicamentos se trata; tampoco sabe cómo
contribuyen a su rehabilitación. Nadie ha conver-
sado con él sobre su incursión en el mundo de
la adicción ni le ha explicado cómo debe actuar,
una vez en casa, ante una posible recaída. «No
hay otra terapia que las inyecciones y las pasti-
llas», afirma.
La versión de Ratsifandrihamanana es distinta:
«Ofrecemos terapia de grupo. Los pacientes tra-
bajan juntos y se ayudan mutuamente. Los médi-cos se encargan de controlar que sea así; también
hablan con los pacientes». Su discurso se refiere
a otra zona del centro, donde se pagan unos 7,50
euros diarios por la estancia. La habitación es de
mayor tamaño y la comida abunda más que en
el ala «gratuita».
Limpiar el pasillo y arrancar las malas hierbas
del jardín juntos o coincidir cada mañana en la
cocina para explicarse las vivencias del fin de se-
mana se consideran actividades terapéuticas para
los pacientes. También que dos médicos aleccio-
nen a uno de los ingresados por tener siempre un
comentario a punto.
«Aunque los trabajadores dan el máximo de
sí, el hospital podría mejorar», admite Mbolatia-
na Raharinivo, responsable del ámbito de salud
mental del Ministerio de Sanidad de Madagascar.
Le gustaría que el hospital contara con más per-sonal cualificado (psicólogos y ergoterapeutas) y
que dispusiera de medidas para la reintegración
social, por ejemplo, un programa de seguimiento
para la rehabilitación del paciente en su lugar
de origen.
Falta el dinero para ello, admite Raharinivo.
El Ministerio de Sanidad se esfuerza en seguir
formando personal en los centros de salud re-
partidos por todo el país. «Los colaboradores de
esos centros son los primeros a los que acuden los
pacientes en los pueblos», indica. «Por ese motivodeben ser capaces de ocuparse, como mínimo, de
algunos trastornos mentales.»
La Organización Mundial de la Salud ha ela-
borado un manual para facilitar el diagnóstico:
la guía de intervención del proyecto Programa
para Superar las Brechas en Salud Mental (mh-
GAP, por sus siglas en inglés). Distintos diagra-
mas de flujo con preguntas de respuesta sí o no
facilitan la anamnesis del caso. Al final, aparece
un diagnóstico al que le siguen consejos para ad-
ministrar una terapia adecuada. No obstante, esedocumento no llega a todas las personas para las
que se ha pensado.
En el centro de salud de Fort Dauphin na-
die conoce el texto. Quizás hubo problemas de
distribución, plantea Raharinivo. El ministerio
imprimió los documentos, los cuales envió a los
responsables regionales y de allí a las ciudades
y a los centros de salud de los pueblos. En Ma-
dagascar, solo una persona sabe de la existencia
del manual: sobre la mesa escritorio del direc-
tor del único centro psiquiátrico yace el folletoexplicativo.
Prevalenciadel exorcismoEn muchos países de África,Latinoamérica e, incluso, delsur de Europa (como Españae Italia) se continúa practi-cando el exorcismo. Fuera deEuropa, la Iglesia pentecostal y la Iglesia libre responsabi-lizan a los diablos de vicioscomo fumar o consumirpornografía. Aunque la Iglesiacatólica mantiene reglas másestrictas frente al exorcismo,desde hace un tiempo vuelvea respaldar esta práctica:en julio de 2014 reconoció laAsociación Internacional deExorcistas.
Franziska Badenschier es periodista
científica.
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74 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
SYLLABUS
Imagínese usted por un momento que se
levanta por la mañana y, al dar los buenosdías a su familia, las palabras que emite des-
prenden un acento extraño, distinto al habitual.
O que asiste a un examen oral para obtener el
certificado de una segunda lengua; de repente,
el examinador, que es del mismo país que usted,
le pregunta por su procedencia, pues su acento
no parece español, aunque su nombre, apellidos
y documento de identidad sí lo son. ¿Qué sucede?
En 1907, el neurólogo francés Pierre Marie
(1853-1940) describió por primera vez el caso
de una paciente que padecía el ahora conocidocomo síndrome del acento extranjero: se trata-
ba de una parisina que, tras sufrir un accidente
cerebrovascular que le paralizó el lado derecho
del cuerpo, empezó a hablar con acento alsacia-
no. Otro caso histórico proporcionó más detalles
sobre el asunto. En 1943, Georg Herman Monrad-
Krohn (1884-1964), experto en alteraciones del ha-
bla, documentó la historia de Astrid L., una mujer
noruega que sufrió lesiones en la parte izquierda
del cerebro a causa de un trozo de metralla que la
alcanzó durante un ataque aéreo. Tras pasar va-
rios días inconsciente, despertó con una hemiple-
jia derecha. Al principio presentaba dificultadespara nombrar objetos (por ejemplo, una caja de
cerillas) y cometía muchos errores gramaticales
al hablar. Con el tiempo, aprendió a expresarse de
manera correcta y fluida. Sin embargo, su acento
recordaba al alemán, una situación poco afortu-
nada en esos tiempos de guerra.
Las lesiones cerebrales, los accidentes cerebro-
vasculares y demás hemorragias intracraneales
son las causas más frecuentes en el síndrome del
acento extranjero. Pero no las únicas. También se
han registrado casos relacionados con un tumorcerebral y la esclerosis múltiple. Según parece, la
edad no importa. En 2013, investigadores austra-
lianos informaron sobre los síntomas que pre-
sentaba una mujer de 37 años. En medio de una
conversación telefónica empezó a hablar con un
acento extraño. Desde entonces, no pudo parar.
Los médicos señalan un derrame cerebral como
posible motivo del caso. Con todo, el síndrome del
acento extranjero es poco común: hasta ahora se
conocen entre 60 o 100 afectados a escala mun-
dial, estiman los expertos.
EN SÍNTESIS
Un deje foráneo
1Los pacientes con el sín-
drome del acento extran-
jero hablan su lengua materna
con una pronunciación que
parece regional o foránea.
2Por lo general, esta
alteración se produce
como efecto secundario de
una lesión cerebral (un ictus
o un traumatismo craneoen-
cefálico). Los tumores cere-brales, la esclerosis múltiple
y la esquizofrenia son causas
menos frecuentes.
3Alteraciones en la fo-
nación y la acentuación
convierten su forma de
expresarse en extraña, simi-
lar a la de una persona que
intenta comunicarse en una
lengua diferente de la que le
es propia.
Síndrome del acentoextranjeroExisten pacientes que hablan en su lengua materna pero con una pronunciación
foránea. Este fenómeno, poco común, podría deberse a un efecto secundario de
alguna lesión o enfermedad cerebral grave
CHRISTIANE GELITZ
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¿Un trastorno con distintas raíces?
El neuropsiquiatra Roy R. Reeves y sus colabora-dores de la Universidad de Misisipi en Jackson do-
cumentaron en 2007 tres casos de síndrome del
acento extranjero relacionados con una psicosis
esquizofrénica. Ambos trastornos podían deberse
a las mismas alteraciones en el cerebro, sospe-
chaba Reeves. Uno de los afectados manifestaba
los cambios en el habla al inicio de una psicosis
esquizofrénica aguda, efecto que cesaba a medida
que los síntomas psicóticos desaparecían.
En 2008, el canal de televisión Discovery Chan-
nel dio a conocer la historia de una mujer delestado de Washington que desarrolló un acen-
to extranjero después de que un quiropráctico
le tratara un problema de cervicales. Unos años
después, en 2011, otra mujer estadounidense, esta
vez de Oregón, sufrió el mismo trastorno, al pa-
recer, debido a una intervención para implantar
una prótesis bucal, según reportaba la revista Der
Spiegel.
En algunos comunicados de prensa se afirma
que una intervención quirúrgica permite solu-
cionar los síntomas del trastorno. Semejantes
informaciones deben leerse con precaución. Los
investigadores todavía desconocen a qué enfer-medades pueden deberse los síntomas. Tampoco
existe unanimidad sobre la definición del sín-
drome del acento extranjero como un trastorno
distinto de otras alteraciones del habla. Muchos
expertos sostienen que se trata de una forma leve
de apraxia del habla, una patología del aparato
fonador que puede aparecer junto con la afasia.
Otros, en cambio, sugieren que el cambio en la
pronunciación se debe a una tensión de la mus-
culatura vocal anómala como consecuencia de
una motricidad del habla alterada.En una edición especial que el Journal of
Neurolinguistics dedicó al síndrome del acento
extranjero, Inger Moen, lingüista de la Univer-
sidad de Oslo, describió la pronunciación carac-
terística de las personas afectadas. Se basó en
el caso de una mujer noruega. La duración de
las vocales, el ritmo y la melodía de las frases
que decía ya no se correspondían a su noruego
nativo. Moen presumió que el motivo de esas al-
teraciones se encontraba en el cerebro: los fallos
en el control motor producían que la paciente no
N E U F F E R - D E S I G N
MEZCLA DE SONIDOSLa pronunciación de las perso-
nas con el síndrome del acen-
to extranjero difiere del modonormal de hablar.
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SYLLABUS
articulara los labios y la lengua (base y punta)
como antes.
Otros investigadores coinciden con Moen: el
síndrome del acento extranjero se caracteriza
por una modificación en el control neuronal de la
motricidad del habla. Los afectados saben que su
modo de hablar suena a extranjero; también co-nocen cómo debería oírse. Sin embargo, los daños
neuronales alteran el desarrollo del movimiento
de su musculatura fonadora, de manera que el
habla suena con acento extranjero.
Una pronunciación muy marcada
¿Cómo se produce esta impresión? Investigadores
del equipo del lingüista Dicky Gilbers, de la Uni-
versidad de Groninga, respondieron a esta pre-
gunta en 2014. Analizaron las pruebas de habla
de un holandés de59
años, quien, tras sufrir unaccidente cerebrovascular que le afectó el lado
izquierdo, conservó un acento que recordaba al
árabe o al turco. El individuo pronunciaba las vo-
cales cortas (como la «e» átona) de manera más
marcada; también las alargaba más, de modo que
las sílabas de una palabra se escuchaban todas
igual de largas (isocronía). Por ejemplo, al pro-
nunciar la palabra «logopedia» en neederlandés,
alargaba todas las sílabas por igual, en lugar de
marcar solo la «i». También hablaba de manera
mucho más lenta: un neerlandés pronuncia, demedia, seis sílabas por segundo; él lograba pro-
nunciar solo 2,39. Una segunda característica del
síndrome del acento extranjero se reflejaba en un
largo tiempo de inicio de la sonoridad. De este
breve silencio antes de la vibración de las cuer-
das vocales depende que un sonido sea sonoro
(/b/ o la /d/) o sordo (/p/ o la /t|A). Un intervalo
prolongado —tan solo se trata de milésimas de
segundo— produce un sonido sordo.
Por lo común, estas personas tienden a «endu-recer» la pronunciación. «Todas las características
denotan una articulación más forzada, la cual se
asemeja a un acento extranjero. Su interpretación,
no obstante, depende de cada oyente», señalan
Gilbers y su equipo.
¿Puede un oído entrenado reconocer que quien
habla lo hace en su lengua materna aunque pro-
nuncie como un extranjero? ¿Es capaz de diferen-
ciar entre el acento verdadero y una alteración
en la articulación de las palabras? Los lingüistas
Jo Verhoeven, de la Universidad de la Ciudad deLondres, y Perter Mariën, de la Universidad Libre
de Bruselas, investigaron el tema. Para su experi-
mento contaron con cinco participantes que pre-
sentaban el síndrome, otros cinco belgas nativos
y un número igual de extranjeros «auténticos».
Cada uno de los probandos debía hablar, durante
dos minutos, sobre su trabajo, sus aficiones y sus
vacaciones, sin cometer errores gramaticales ni de
vocabulario y sin que el oyente pudiera deducir
si se trataba de un nativo con acento raro o de un
foráneo. Quienes escuchaban las explicaciones delos participantes eran de Flandes, es decir, belgas
con el neederlandés como lengua materna. El gru-
po estaba formado tanto por personas sin ningún
Un síndrome universal
Durante tiempo, no se tuvo constancia científica de casos del síndrome del acento extranjero en
países de habla árabe o asiática. Sin embargo, en fecha reciente, varios investigadores han infor-
mado de que este trastorno también puede encontrarse en estos lugares del mundo. En 2011, con
motivo de una conferencia sobre lingüística se comunicó, por primera vez, el caso de un paciente
en Oriente Medio. Se trataba de un iraní que presentaba daños en el lóbulo temporal a causa de
un ictus. Desde entonces hablaba el farsi, su lengua materna, con un acento que recordaba al
dialecto central iraní, el yazdi.
En 2014, neurólogos del Hospital Mitsui Memorial, en Tokio, documentaron otro caso. Una mujer
japonesa que tras sufrir un infarto en la corteza premotora y el lóbulo frontal inferior pronunciaba
su idioma nativo como si de una ciudadana china o coreana se tratase. Entre otras alteraciones,
mostraba una altura tonal diferente, fenómeno que apunta a una disfunción de la laringe, órgano
que controlan las cortezas motora y premotora.
(«Impaired laryngeal voice production in a patient with foreign accent syndrome».
Y. Sakurai et al. en Neurocase, vol. 21, n.o 3, págs. 289-298, 2015)
EN BREVE
Trastornos del habla y del lenguajeBajo los trastornos del habla se designan las dificultadespara articular correctamentelos sonidos. Dentro de este
grupo encontramos la disar-tria, alteración que puedetener su origen en lesioneso enfermedades cerebrales(ictus) o deterioros en losnervios cerebrales o faciales.Con frecuencia, no solo sehallan afectados los músculosdel control motor del habla,sino también los encargadosde masticar, tragar y de la mí-mica. En la apraxia del habla,en cambio, solo se encuentradañada la planificación y el
control de movimientos delaparto fonador. Los motivosson lesiones y patologíascerebrales que afectan lasestructuras y redes que con-trolan el habla. Los trastornosdel lenguaje se refieren alos errores de producción ode comprensión de palabraso frases. Los errores puedenafectar al vocabulario o a laconstrucción de frases; tam-bién puede disminuir la capa-cidad de lectura y escritura.La afasia es un trastorno dellenguaje que surge a partir dedaños cerebrales o patologíasadquiridas (no por el desarro-llo de una enfermedad).
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 77
conocimiento en lingüística como por estudiantes
de logopedia y profesores de neederlandés como
lengua extranjera.
Todos los oyentes identificaron sin problema a
los nativos sanos y a los foráneos; sin embargo,
los hablantes con acento extranjero despertaron
dudas. Si bien los profesores de neederlandés paraextranjeros reconocieron en los cinco pacientes
auténticos compatriotas, un 75 por ciento de los
participantes creían percibir un acento extran-
jero en su manera de hablar. La mayoría de es-
tos comentaba que debía tratarse de franceses o
marroquíes (en Bélgica, el francés, junto con el
neederlandés y el alemán, es una lengua oficial;
además, muchos inmigrantes provienen de Ma-
rruecos). En otras palabras, los sujetos reconocían
acentos que les resultaban familiares.
Marcadores del discursomalinterpretados
Una de las conclusiones que infirieron Mariën y
Verhoeven de su estudio reza: el acento extran-
jero «verdadero» puede reconocerse fácilmente
porque sus características aparecen de manera
muy clara. Por el contrario, en el síndrome del
acento extranjero los indicios no resultan tan
claros, por lo que llevan a malinterpretaciones.
El lenguaje oral presenta unos marcadores físicos
y psicológicos que revelan información sobre elsexo y la edad, la personalidad y el bienestar del
hablante. Además, los marcadores sociales dejan
entrever el nivel educativo y el origen regional o
nacional del sujeto. En el caso del supuesto acen-
to extranjero, en cambio, se trata de marcadores
físicos que descubren rasgos sobre la condición
física, sobre el trastorno motor del habla. «Pero
se malinterpretan como un dato sobre el lugar
de procedencia del hablante, es decir, como un
marcador social», explican los investigadores.
Es posible que, en ocasiones, ese acento estémás relacionado con una alteración física que
neurológica. Verhoeven y Mariën describieron
en 2005 el caso de una paciente holandesa que,
sin motivos corporales aparentes, hablaba con un
acento francés desde hacía seis años. Sin embar-
go, cometía errores en la elección de las palabras
y en la construcción de las frases típicas de los
franceses; fenómeno inusual en el síndrome del
acento extranjero, que se caracteriza, como ya
se ha dicho, por un control de la pronunciación
alterado.
Por este motivo, y debido a la difícil historia
familiar de la paciente, los investigadores su-
pusieron que podía tratarse de un trastorno de
conversión. Este cuadro clínico se caracteriza por
una parálisis, ceguera o sordera sin que exista una
explicación orgánica para ello. Los síntomas se ba-
san en conflictos psíquicos que el paciente consi-
dera irresolubles y que se manifiestan, de manera
inconsciente, en molestias corporales. En pocas
palabras, responden a un problema psíquico.
Desde el ámbito de la psicología del aprendizaje,el modo de hablar que recuerda a un extranjero
puede atribuirse a la reacción ante el entorno. Si
el afectado percibe que esa característica hace que
los demás se fijen en él, el síndrome puede man-
tenerse o incluso agravarse. La canadiense Sharon
Campbell-Rayment habla con acento escocés des-
de que en 2008 cayó de un caballo, accidente que
le causó un traumatismo craneoencefálico, según
informaron en su día los periódicos. Pero, en vez
de tomar su novedosa condición como una carga,
la mujer vio en ella una señal de lo que debía haceren adelante: investigar la historia de sus antepasa-
dos que hacia más de cien años habían llegado a
Canadá procedentes de Escocia. «Es como empezar
de nuevo. Soy otra persona», comentó. El acento
supuso para ella una bendición.
Se pierde parte de la identidad
Sin embargo, la mayoría de los afectados expe-
rimentan el trastorno de un modo distinto. Esa
manera de hablar les resulta molesta o, incluso,
tormentosa. En el peor de los casos sienten que
UN CASO FAMOSOEl cantante británico George
Michael estuvo durante tressemanas en coma en un hos-
pital vienés a causa de una
neumonía. Según comunicó el
diario Telegraph, entre otros
medios de comunicación, des-
pués de despertar, el cantante
pop, originario de Londres, ha-
bló durante un corto período
de tiempo con un acento más
propio de Bristol, al noreste
de Inglaterra. T H I N K S T O C K / O L I S C A R F F
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78 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
SYLLABUS
Problema de sintonización
Un modelo neurolingüístico explica los síntomas del síndrome del acento extranjero
Los afectados del síndrome del acento ex-
tranjero padecen una alteración del ha-bla que a menudo se malinterpreta como un
acento extranjero. Estas personas no consi-
guen coordinar los labios, la laringe y otros
instrumentos fonadores como antes. Para
un nativo, su pronunciación suena extraña.
Distintas regiones cerebrales trabajan
juntas para lograr una buena sintonización,
por lo que pueden darse alteraciones en
diferentes estructuras neuronales, como se
ha comprobado en los diversos casos estu-
diados.En 2009, Daniel Cohen, de la Universidad
Harvard, y su equipo informaron sobre dos
pacientes quienes, a causa de un accidente
cerebrovascular, presentaban lesiones en es-
tructuras del hemisferio cerebral izquierdo
así como en la parte derecha del cerebelo.
Por lo común, se hubiera pensado que el
motivo de la alteración se hallaba en las
lesiones de la parte izquierda del cerebro,
donde se aloja el área de Broca, estructura
encargada de la producción del lenguaje. Sinembargo, en ambos casos, el extraño acento
desapareció tan pronto se normalizó el riego
sanguíneo en la región afectada del cere-
belo, mientras el lado izquierdo del cerebro
seguía dañado. El cerebelo forma parte de
una red neuronal que maneja las habilidades
motoras finas.
Al parecer, las lesiones en la corteza
cerebral resultan usuales en los casos de
síndrome del acento extranjero. Científicos
de la Universidad de Údine, en Italia, inves-tigaron las conexiones en una mujer de 50
años con un tumor en el giro precentral
izquierdo, es decir, en la frontera entre la
corteza motora primaria y la corteza pre-
motora. Según su marido, manifestaba un
«acento curioso» progresivo, informaban
en 2013 los autores.
Cortezapremotoraventral
Giro frontalinferior
Área motorasuplementaria
Cortezamotoracentral
Interiorde la laringe
Labios
Mandíbula
Paladar
Exteriorde la laringe
Lengua
¿CÓMO PRODUCE SONIDOS EL CEREBRO?De acuerdo con el modelo de Frank
Guenther, de la Universidad de Boston, lasórdenes circulan desde un «mapa de soni-
do» neuronal, en la corteza premotora ven-
tral y el giro frontal inferior posterior, hasta
el «mapa de articulación», en la corteza
motora ventral. Si, al mismo tiempo, el área
motriz suplementaria activa a esta última,
se transmite la orden a los instrumentos
del habla. Las alteraciones en este camino
y en las estaciones intermedio (los ganglios
basales, el tálamo y el cerebelo) pueden
afectar a la producción del sonido.
mienda un entrenamiento del habla. Entre otras
actividades, los pacientes deben repetir palabras
y frases en su modo antiguo de hablar, para lo
cual ponen atención en características como el
tempo y el tono, según cual sea la singularidad
de su acento extranjero.
En algunos casos, el nuevo acento desaparece
por sí solo, cuando el cerebro se regenera. En 2012,
en una conferencia de neurólogos en los Estados
Unidos, médicos de la Universidad de Miami
han perdido un trozo de su identidad. De repente,
perciben que para sus compatriotas ya no forman
parte de la comunidad lingüística. Esa misma
sensación invadió a Sarah Colwill, de 38 años y
natural de Plymouth, población al sudoeste de
Inglaterra, en 2013, informaba la BCC. Después de
un accidente cerebrovascular se expresaba con un
acento que recordaba al chino.
Por ahora, no se conoce un método seguro para
paliar el síndrome del acento extranjero. Se reco-
G E H I R N U
N D
G E I S T / A R T F O R S C I E N C E
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 79
cerebral en el lóbulo temporal izquierdo necesitó
dos años para perder el acento, comunicaban en
2005 médicos de Colonia.
Christiane Gelitz es psicóloga y jefa
de redacción de la edición alemana de
Mente y cerebro
Para saber másAnalysis of a case of the
foreign accent syndrome interms of the framework of
gestural phonoloy. I. Moenen Journal of Neurolinguistics,vol. 19, págs. 410-423, 2006.
Paradoxical facilitation. The
resolution of foreign accent
syndrome after cerebellar
stroke. D. A. Cohen et al. enNeurology , vol. 73, págs. 566-567, 2009.
The DIVA-model: A neural
theory of speech acquisition
and production. J. A. Tourville y F. H. Guenther en Language
and Cognitive Processes, vol.26, págs. 952-981, 2011.
Foreign accent syndrome:
A multimodal mapping study. B. Tomasino et al. en Cortex ,vol. 49, págs. 18-39, 2013.
On the force of articula-
tion in foreign accent syn-
drome. D. Gilbers et al. enLinguistische Analyse des
Femdsprachenakzentsyndroms
anhand von zwei Fällen,dirigido por C. Gooskens,R. Van Bezooijen. Phonetics inEurope. Peter Lang, Hamburgo,
págs. 11-33, 2013.Accent attribution in speakers
with foreign accent syndrome.
J. Verhoeven et al. en Journal
of Communication Disorders,vol. 46, págs. 156-168, 2013.
Foreign accent syndrome and
force of articulation. F. Van derScheer et al. en Aphasiology ,vol. 28, págs. 471-489, 2014.
En nuestro archivoAfasia de Wernicke. PatrickVerstichel en MyC n.o 15, 2005.
Con el fin de localizar con exactitud las lesiones
cerebrales responsables de la alteración en el habla
de la paciente, el equipo liderado por Miran Skrap
combinó imágenes por tensor de difusión y por
resonancia magnética. Hallaron anomalías en el
área de la corteza motora responsable del funcio-
namiento de la laringe. Mediante la estimulación
del área lesionada durante una intervención quirúr-
gica constataron, además, que desde allí también
se controlaba la motricidad bucal.
En una segunda fase del estudio, se comparó la
actividad cerebral de la paciente con la de 12 suje-
tos sanos mientras contaban o hablaban. Según
observaron, en el cerebro de la mujer, en vez de ac-
tivarse las mismas regiones que en los probandos
sin el síndrome, se excitaban estructuras próximas
a estas. Skrap y sus colaboradores concluyeron que
el cerebro intentaba compensar las lesiones: «Los
daños en una parte del giro precentral podrían ha-
ber originado una reorganización de la actividad
alrededor de esa región».
Al parecer, las estructuras vecinas tomaron el
relevo de las áreas lesionadas para realizar ciertas
tareas que estas últimas ya no podían llevar a cabo.
Sin embargo, este sistema de reemplazo no funcio-
naba tan bien como el original. El acento extraño
constituye un efecto secundario de ese intento de
compensación.
Los investigadores de la Universidad de Údine
ven en sus resultados una coincidencia con el
modelo de producción del habla que proponen
Frank Guenther, de la Universidad de Boston, y
su equipo. Según ellos, dos subsistemas controlan
la motricidad del lenguaje: un bucle de retroali-
mentación y uno de prealimentación. Ambos
subsistemas parten de un «mapa de sonido» en
la corteza premotora izquierda y en la corteza
frontal limítrofe. Si este mapa se activa, sus neu-
ronas mandan órdenes a través de un bucle de
prealimentación, en parte de manera directa, en
parte dando un rodeo por el cerebelo y el tálamo
hasta un «mapa de articulación» que depende de
la corteza motora ventral. En este lugar se alojan
células nerviosas que determinan de nuevo la ra-
pidez con la que los labios, la lengua, la mandíbula
y la laringe adoptan una determinada posición.
Las órdenes siguen por los «articuladores», las
herramientas encargadas del habla, tan pronto
como, a través de los ganglios basales, las áreas
motoras suplementarias izquierda y derecha los
ponen en marcha.
Por el contrario, la retroalimentación somatosen-
sorial y acústica se desarrolla, en gran medida, por
otras áreas. Al parecer, funciona con normalidad en
el síndrome del acento extranjero: los afectados
son conscientes de la discrepancia entre la retroa-
limentación auditiva esperada y la real. Dicho de
manera sencilla: saben que hablan con acento ex-
traño. Por tanto, su mapa de sonido se encuentra
intacto. Según concluye el equipo de Skrap, los pro-
blemas de sintonización se deben a una alteración
en la cadena de instrucciones motoras en el bucle
de prealimentación.
El modelo de Guenther explica, además, una ob-
servación, cuanto menos, curiosa: entre el 80 y el
90 por ciento de los casos descritos con síndrome
del acento extranjero son mujeres. «En los hom-
bres, el hemisferio izquierdo se halla más implicado
en la producción del habla que el derecho», indica
Guenther. «Las mujeres usan ambas mitades, por
lo que pueden compensar mejor los déficits en la
motricidad del habla.» Mientras que en los varones
aparece, con frecuencia, una alteración del habla
grave, en las mujeres se perciben errores leves que
a menudo se identifican como un acento extraño;
no como una alteración del habla.
presentaron a un paciente que había buscado, en
vano, ayuda en distintos hospitales. Al cantar, el
joven británico se percató, de repente, que ento-
naba un acento que recordaba al del Caribe, sin
él pretenderlo. Los facultativos diagnosticaron
un accidente cerebrovascular leve en la corteza
premotora izquierda. Tras el tratamiento corres-
pondiente, alrededor de tres días después de la
aparición de los síntomas, hablaba normal. Por el
contrario, un alemán de35
años con un derrame
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80 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ILUSIONES
T
odo el arte visual es ilusorio, pues entraña
un distanciamiento de la realidad, un fil-
trado a través de la mente del artista. Estasubjetividad vale no solo para las obras abstractas
sino también para la pintura figurativa, en la cual
el o la artista traduce su percepción en un objeto
físico capaz de inducir una percepción similar en
quien lo admira.
En la pintura, el mundo tridimensional se plas-
ma sobre una superficie plana. Tales representa-
ciones bastan para dejar en suspenso la incredu-
lidad de nuestro sistema visual y desencadenar
andanadas de descargas neuronales que se tornan
en visiones de bañistas, puentes y nenúfares. Nun-ca se trata de la realidad, sino de cómo la ve el
pintor y la desea plasmar. Esta visión artística es
un revoltijo de expectativas, recuerdos, presun-
ciones, imaginación e intención. Es también, en
cierto sentido, reflejo de atajos neuronales y de
procesos visuales básicos.La pintura se complica más todavía cuando los
pintores sufren patologías oculares o cerebrales,
que les obligan a percibir cuanto les rodea de for-
mas dispares con lo normal. La obra pictórica de
tales artistas nos permite participar en su percep-
ción del mundo, ya sea correcta o errónea.
Una vista deficiente puede traducirse en una
fantasmagórica pérdida de precisión y detalle
en las obras. Las pinturas de la estadounidense
Georgia O’Keeffe (1887-1986) se tornaron más
planas y menos intrincadas cuando, con la edad,sufrió una degeneración macular binocular, en-
fermedad de la retina que afecta a la visión cen-
tral, la de gran resolución. De manera similar, las
Percepciones deformesEl trabajo de pintores famosos revela que las patologías neuronales y visuales
pueden quedar plasmadas en grandes obras artísticas
SUSANA MARTINEZ-CONDE Y STEPHEN L. MACKNIK
© C O R B I S / C H R I S T I E ’ S I M A G E S
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 81
LAS DISTORSIONES DE FRANCIS BACONLas obras del británico Francis Bacon (1909-1992) son notorias por
su potencia para desazonar a sus admiradores. El artista, a quien
Margaret Thatcher describió en una ocasión como «ese hombre
que pinta esos cuadros pavorosos», no ocultaba la intención de
provocar en el público una «conmoción visual». Los neurocientífi-
cos Semir Zeki y Tomohiro Ishizu, ambos del Colegio Universitario
de Londres, han sostenido que los rostros deformes y los cuerpos
desfigurados de Bacon, a menudo sugestivos de violencia y mu-
tilación, son casi universalmente inquietantes por la forma en
que subvierten nuestra «plantilla» del cerebro para las formas
humanas. Varias regiones cerebrales, como el área fusiforme facial
y las áreas corporales fusiforme y extraestriada, se encuentran
especializadas en el reconocimiento de rostros y figuras humanas.
Según Zeki e Ishizu, la pintura de Bacon posee el límite justo de
coherencia con la figura humana real para lograr la activación de
esas regiones. Para el espectador, lo alarmante es que los detalles
de los retratos de Bacon se hallan tan distorsionados que infringen
las expectativas del cerebro correspondientes al cuerpo. De aquí su
desazón y desasosiego.
Avinoam B. Safran, de la Universidad de Ginebra, y sus colabo-
radores han propuesto que el pintor sufría una rara enfermedad
neurológica denominada dismorfopsia, que provoca percepciones
progresivamente cambiantes y disformes. En algunas personas
que la padecen, las transformaciones y deformaciones ilusorias
afectan sobre todo a su percepción de caras y cuerpos humanos.
Bacon explicaba que su percepción de los rostros cambiaba sin
cesar, con las bocas y cabezas en constante movimiento. Según
Safran, los efectos de las deformaciones perceptivas no son ex-
clusivas del arte de Bacon: los dibujos de un paciente con dismor-
fopsia (a causa de un meningioma, un tumor cerebral) exhiben
un llamativo parecido con los retratos del pintor británico. Este
paciente anónimo también experimentaba percepciones anóma-
las de las personas.
LA DEFICIENTE VISTA DE DEGASEl pintor francés Edgar Degas (1834-1917) sufrió una pér-
dida de visión progresiva a lo largo de los últimos treinta
años de su vida. En 2006, el oftalmólogo Michael F. Mar-
mor se sirvió de los datos que aparecían en la correspon-
dencia de Degas, así como de simulaciones informáticas
de la percepción del pintor, con el fin de diagnosticar la
enfermedad que padecía el artista y comprender mejor
cómo pudo haber percibido el mundo.
Marmor llegó a la conclusión de que la visión centraldel pintor, donde la agudeza visual es máxima, sufrió
un deterioro en sus últimos años de vida. No obstante,
muchas cualidades de la pintura de Degas, como las
sombras, el color y la composición, resistieron con no-
toria robustez la pérdida visual. Al hacerse más borrosa
la visión central, su pincel se volvió más grueso, menos
refinado. Aun así, al propio Degas pudo pasar inadvertida
la diferencia entre sus primeras obras y las más tardías,
como este retrato de bailarinas. Marmor sospecha que las
últimas creaciones le parecieron al pintor más suaves y
naturales (filtradas a través de su patología visual) que a
los observadores con ojos sanos.
obras tardías de la pintora Mary Cassatt (1844-
1926) acusan poca delicadeza en el tratamiento
de los rostros —al contrario de lo habitual en
ella— a causa de la formación de cataratas. El
impresionista francés Claude Monet (1840-1926)
sufrió también cataratas, responsables de que
sus pinturas resultasen imprecisas y atenuadas
en color. Tras pasar por el quirófano con éxito,
sus cuadros recuperaron la vibrante definición
y el vigor.
Como atestiguan los ejemplos que exponemos
en este artículo, en ocasiones es posible rastrear en
grandes obras de arte los efectos de trastornos
oculares o cerebrales.
C O R B I S
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82 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ILUSIONES
EL GRECO, ¿PADECÍA ASTIGMATISMO?A caballo entre los siglos xvi y xvii, el Greco (1541-1614) pintó numero-
sos cuadros admirados por sus personajes elongados. Estas curiosas
figuras han alimentado la conjetura de que sufría astigmatismo. El
argumento prosigue aduciendo que la alteración de la visión del artista
se pudo haber intentado corregir con unas lentes mal graduadas: al
producir estas imágenes retinales ensanchadas en el plano horizontal,provocaban que el maestro pintase objetos exageradamente esbeltos,
que, sin embargo, a él le parecerían normales.
Con el fin de verificar esta hipótesis, el experto en percepción visual
Stuart Anstis, de la Universidad de California en San Diego, transformó
a sujetos experimentales en «Grecos artificiales» por medio de un
telescopio especial que ensanchaba de forma horizontal las imáge-
nes retinales en un 30 por ciento. Cuando se pidió a los probandos
que dibujasen de memoria un cuadrado, reprodujeron un rectángulo
alto y delgado. En cambio, al copiar la misma forma geométrica, lo
hicieron de manera impecable. Se daba un «efecto El Greco» en los
dibujos elaborados de memoria, pero no en las copias de la realidad.
Para simular un astigmatismo permanente, Anstis persuadió a una de
sus voluntarias para que llevara dos días seguidos el telescopio defor-
mante. Cuatro veces al día, esta voluntaria dibujaba cuadrados, unos
de memoria y otros copiados del natural. Estos últimos eran siempre
perfectos, en cambio, los que dibujaba de memoria presentaban con
frecuencia defectos. Al principio resultaban un 50 por ciento demasia-
do altos, aunque esa característica fue reduciéndose con el tiempo. Al
final del segundo día, la joven dibujaba cuadrados impecables. Anstis
dedujo que aunque El Greco hubiese sufrido de astigmatismo, su visión
se habría adaptado con rapidez.
¿Por qué El Greco pintó figuras tan inusitadas? El análisis artístico
ofrece una explicación bien distinta. Al parecer, empezaba esbozando
sus temas con las proporciones normales; solo después las alargaba en
sus cuadros. Y lo hacía de forma selectiva, pues representaba a los án-geles más altos y más esbeltos que a los humanos. Dado que El Greco
no siempre recurría a la elongación, cabe sospechar que el alargamien-
to era una decisión estética.
AUTORRETRATOS DE UNA MENTE EN DETERIOROEn 1995, cuando tenía 61 años, al artista estadouni-
dense William Utermohlen le fue diagnosticado un
probable alzhéimer. A lo largo de los cinco años si-
guientes se valió del arte para seguir el rastro de ladegradación de su mente. Sus autorretratos, como
los bocetos de 1996 (derecha), abren una ventana
al modo en que Utermohlen percibía la progresión
de su demencia. Es probable que muchos de los
cambios estilísticos de los dibujos se debieran al
rápido declive de las destrezas visoespaciales y
motoras en el curso de unos pocos y breves años.
Los retratos conmueven: expresan los esfuerzos de
una mente para comprenderse a sí misma, a pesar
de su deterioro.
G E T T Y I M A G E S
A P P H O T O
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 83
LA CEGUERA ESTEREOSCÓPICADE REMBRANDTSi guiña usted en rápida sucesión
los ojos izquierdo y derecho ob-
servará que cada uno ofrece una
imagen ligeramente diferente. Las
neuronas de la corteza visual del
cerebro se valen de este despla-
zamiento horizontal de la imagen
para proporcionar una visión este-
reoscópica, una de las principales
formas en que podemos captar la
profundidad en el mundo. Dado
que nuestras retinas son, en esen-
cia, estructuras bidimensionales,
la percepción que tenemos de
una tercera dimensión es iluso-
ria, constituye un constructo del
cerebro.
Los neurocientíficos MargaretS. Livingstone y Bevil R. Conway,
ambos de la Facultad de Medici-
na de Harvard, observaron que
los ojos del pintor Rembrandt
van Rijn (1606-1669) parecían
desviados en sus autorretratos.
Uno de los ojos mira directamen-
te al observador, pero el otro da la impresión de estar desviado hacia fuera. Livingstone y Conway
se preguntaron si Rembrandt se había representado a sí mismo con una precisión despiadada, lo
que sugeriría que sufría un estrabismo divergente. Los investigadores midieron características de
la mirada de Rembrandt en 36 autorretratos. Señalaron que si esas obras reflejaban la realidad,
el pintor holandés presentaba una visión estereoscópica alterada. En breve, debía resultarle difícilcaptar la profundidad a través de indicios estereoscópicos.
No obstante, una estereoscopía deficiente pudo suponerle una ventaja. Es sabido que los estu-
diantes de arte suelen cerrar un ojo para reproducir con mayor exactitud un mundo tridimensional
sobre un soporte plano. La ceguera estereoscópica, es decir, la incapacidad de servirse del desfase
horizontal para captar la profundidad, podría facilitar a los pintores la plasmación del mundo en un
soporte bidimensional.
Livingstone y Conway han demostrado que los estudiantes de bellas artes poseen una peor este-
reoscopía que los de otras carreras universitarias. También han constatado que los ojos de muchos
pintores famosos presentan una divergencia más acusada que los de sujetos con otros oficios.
Aunque la ceguera estereoscópica no hará de usted un pintor de renombre —muchos artistas
poseen una esteroscopía normal, y la gran mayoría de las personas sin esa capacidad visual no son
artistas—, los primeros bocetos de pintores con dicha deficiencia pueden ser más exactos que los
realizados por personas con esteroscopía normal. En conclusión, quienes tengan una visión estereos-
cópica deficiente pueden sentirse más animados a perseverar en su formación pictórica.
Para saber más
Some workmen can blame
their tools: Artistic change in
an individual with Alzheimer’s
disease. Sebastian J. Crutch
et al. en Lancet , vol. 357,
págs. 2129-2133, junio de 2001.
Was Rembrandt stereoblind?
Margaret S. Livingstone et
al. en New England Journalof Medicine, vol. 351, n.o 12,
págs. 1264-1265, septiembre
de 2004.
Ophthalmology and art: Simu-
lation of Monet’s cataracts
and Degas’ retinal disease.
Michael F. Marmor en JAMA
Ophthalmology , vol. 124,
n.o 12, págs. 1764-1769, diciem-
bre de 2006.
A neurological disorder pre-
sumably underlies painter
Francis Bacon distorted world
depiction. Avinoam B. Safran
et al. en Frontiers in HumanNeuroscience, vol. 8, art.
n.o 581, agosto de 2014.
En nuestro archivo
Esquizofrenia y arte. Thomas
Fuchs en MyC n.o 4, 2003.
Arte en la enfermedad de
Alzheimer. Konrad Maurer y
Ulrike Maurer en MyC n.o 6,
2004.
Niebla opaca y manchas
ciegas. Ralf Dahm en MyC
n.o 8, 2004.
Susana Martinez-Conde y Stephen L. Macknik
investigan en la Universidad estatal de Nueva York.
Martinez-Conde dirige el laboratorio de neurociencia
integrativa; Macknik, el de neurociencia traslacional.
C O R B I S
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RETROSPECTIVA
84 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
Hoy en día, los test psicológicos forman
parte de nuestra vida de la misma ma-
nera que nos hemos acostumbrado a
que los semáforos regulen el tráfico o al uso de
índices bursátiles como el DAX para saber cómo
va la economía del país. Pero no siempre fue así.
El recorrido histórico de una de las pruebas, el test
de inteligencia, estuvo acompañado tanto por en-
tusiasmo como por rechazo, causando polémicapor doquier.
El test de inteligencia se originó en el contexto
de la psicología diferencial y el diagnóstico clíni-
co de los médicos. No por casualidad. A lo largo del
sigloxix, en diversos sectores sociales aumentó el
interés por la inteligencia como rasgo característi-
co de las personas. Para medirla, los investigado-
res se sirvieron de instrumentos antropométricos,
sobre todo, la craneometría y la medición de los
tiempos de reacción, de ahí su denominación
inicial de «test reactivo». Se estimaba que una
persona con la cabeza más voluminosa era más
inteligente porque le «cabía» una mayor capaci-dad intelectual; asimismo, se consideraba que un
individuo que reaccionaba con gran rapidez era
capaz de pensar a mayor velocidad y, por tanto,
era más inteligente.
T O D A S L A S F O T O G R A F Í A S D E E S T E A R T Í C U L O S O N C O R T E S Í A D E A .
G U E M B E ,
S A L V O M E N C I Ó N
Origen y evolucióndel test de inteligenciaA principios del siglo xx, el médico y psicólogo francés Alfred Binet ideó uninstrumento de medición para diferenciar a los alumnos capaces de los menos
competentes. Este método, que también se aplicó en las escuelas españolas, contó
con partidarios y detractores. Aún hoy, el tema genera polémica
ANNETTE MÜLBERGER
SIGLO XIX: CRANEOMETRÍAUn primer «test de inteligencia» consistió en me-
dir la circunferencia del cráneo de una persona; se
suponía que a mayor tamaño, más inteligencia.
¿Cómo medir la capacidad mental?
La historia del estudio de la inteligencia es una crónica de
enfrentamientos continuos, que incluso hoy plantea más
interrogantes que respuestas. Repasemos con fotografíasactuales que emulan el pasado e imágenes de esos tiempos
la polémica aventura científica.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 85
Sin embargo, con el tiempo, McKeen Cattell en-
tendió que ese tipo mediciones «físicas» no ayu-
daban a la hora de predecir el rendimiento aca-
démico de un joven, motivo por el que no valían
para determinar su grado de inteligencia.
La «anormalidad mental» infantil:una amenaza social
En el siglo xix, las categorías «salud» y «enferme-
dad» representaban una oposición terminológica
que obligaba en cada momento al encasillamiento
de una persona en una u otra. El médico sería el
encargado de dividir la sociedad en ciudadanos
(«sanos») y pacientes. En caso de enfermedad,
distinguía, además, si se trataba de un problema
físico o psíquico. Mientras que en el primer caso
el diagnóstico resultaba más inmediato por los
síntomas o las secuelas que podían apreciarse enel cuerpo de un individuo, el trastorno psíquico
era más difícil de establecer. Con el comienzo del
siglo xx, «salud» y «enfermedad» se convirtie-
ron más bien en dos extremos de un continuo, lo
que permitía casos o estados intermedios. De ese
modo comenzó a aparecer la categoría interme-
dia del «niño anormal», que se caracterizaba por
sufrir cierto retraso o incapacidad mental. No se
trataba de un niño enfermo; tampoco presentaba
síntomas evidentes que permitieran detectarlo a
simple vista. Era un niño que podía pasar desaper-cibido —sentado, callado y distraído— en el aula
escolar. ¿Para qué y cómo identificarlo?
La sociedad occidental de finales del siglo xix
también empezó a preocuparse por la infancia:
comenzó a conceder cierta relevancia a la educa-
ción como herramienta de socialización, esencial
para conseguir ciudadanos moralmente correctos,
productivos y sumisos. Había que evitar la men-
dicidad, el vagabundeo y la degeneración. Con el
aumento de la población infantil (en parte, gracias
a la higiene) y la introducción de la escolaridad obli-gatoria, a principios del siglo pasado los maestros
se vieron obligados a enseñar a grupos de alumnos
cada vez más numerosos y diversos.
Se creía que el niño «anormal o retrasado», al
no poder seguir las clases, se aburriría, molestaría
a los demás y finalmente acabaría por abandonar
la escuela para criarse en la calle, expuesto a in-
fluencias perniciosas. Con mucha probabilidad
se convertiría en un «niño golfo»: empezaría a
cometer pequeños hurtos para acabar en la vida
adulta como delincuente o criminal. En el casode las niñas, se estimaba, sobre todo, el peligro
de que cayesen en la prostitución.
Por todo ello, se consideró necesaria la pre-
vención. Una fórmula para controlar el riesgo de
nuevos ciudadanos problemáticos fue identificar
y seleccionar en el aula escolar el niño anormal.
La diferenciación debía basarse en las capacida-
des intelectuales del sujeto y no en su aprendizaje
escolar, ya que este podía depender de caracte-
rísticas circunstanciales, como el tipo de profe-
sor, el cansancio o la motivación. Los niños conproblemas intelectuales debían ser seleccionados
para recibir clases especiales en grupos reducidos,
más adaptados a sus limitaciones cognitivas. La
segregación llevaba a una intervención psicope-
PRINCIPIOS DEL SIGLO XX:TEST REACTIVO
Para medir los tiempos de reac-ción se necesitaban una serie
de aparatos conectados por un
circuito eléctrico. A principios
del siglo xx se pudo simplificar
la medición a través de apa-
ratos como el reaccionómetro
(imagen) con el que se medía la
velocidad de reacción. A menor
latencia, mayor capacidad men-
tal o inteligencia.
ALFRED BINETEl psicólogo francés Alfred
Binet (1857-1911) creó el
primer test de rendimien-
to escolar que distinguía
entre alumnos «normales»
y «anormales». Su obra
acabó derivando en el test
de inteligencia.
EN SÍNTESIS
Medida deprevención social
1
En 1905, los franceses
Alfred Binet y ThéodoreSimon elaboraron una lista
de ejercicios para distinguir
entre niños mentalmente
«normales» y «anormales».
Con el tiempo, esta lista se
convirtió en el primer test de
inteligencia, una prueba para
medir el grado de madurez
intelectual de una persona.
2Se pensó que era im-
portante detectar a
los niños con deficiencias
intelectuales para tutorizar-
los y ofrecerles unas clases
más adaptadas; también
para evitar con ello que se
convirtieran en ciudadanos
problemáticos.
3Las mediciones psico-
lógicas a través de test
fueron introducidas en Espa-
ña por médicos, pedagogos y
criminólogos. Algunos psicó-
logos reconocieron pronto la
importancia de la educación
y del contexto cultural en el
desarrollo intelectual del niño.
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RETROSPECTIVA
86 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
dagógica, a menudo tutelada por instituciones
específicas creadas para tal fin.
Con el objetivo de ejecutar dicha distinción,
el Ministerio de Educación en Francia encargó
al médico y psicólogo Alfred Binet (1857-1911) el
desarrollo de un instrumento que distinguiera
entre niños «normales» y «anormales». Junto consu colaborador Théodore Simon (1872-1961), Binet
se dedicó a observar a los niños en las escuelas. A
partir de esa información, diseñó un cuestionario
con ejercicios que servía para diferenciar entre
los escolares capaces y los que no podían seguir
el ritmo habitual de las explicaciones en clase. El
primer test de inteligencia veía la luz en Francia.
Sus resultados concordaban con el rendimiento
escolar general del sujeto.
Los ejemplos de los ejercicios del test de inteli-
gencia revelan lo que se esperaba de un alumno«inteligente»: un vocabulario rico, una buena
memoria y una capacidad de observación y com-
prensión de situaciones sociales. Esas habilidades
no se heredan, sino que dependen, ante todo, de
la educación y el entrenamiento escolar. De esa
forma, los niños de clase social media-alta, es
decir, procedentes de un entorno en el que pre-
dominaban los valores de la sociedad occidental
burguesa, jugaban con ventaja.
A menudo, el resultado era sorprendente: al-
gún niño superaba con facilidad los ejerciciosa pesar de su bajo rendimiento escolar, lo que
sugería que este debía atribuirse a una escasa
motivación o al aburrimiento, no a su falta de
capacidad intelectual. En otros casos se confir-
maba la sospecha de que el niño, aunque quizá
quería entender la explicación dada en clase, no
era capaz de ello.
Con el fin de posibilitar dicha distinción entre
los alumnos, algunos médicos en las escuelas pú-
blicas francesas empezaron a utilizar el entonces
denominado «método de Binet». Para facilitar su
aplicación y utilidad, su creador lo simplificó; tam-bién ordenó las tareas a modo de escala y agrupó
los ejercicios por edad, lo que posibilitó graduar
el resultado y determinar si un niño presentaba
un nivel mental avanzado, retrasado o se ajustaba
al de su edad cronológica. Estas modificaciones
se incluyeron en las versiones de 1908 y de 1911
del test, con lo que la prueba se convirtió en un
instrumento de medición que permitía comparar
entre las capacidades mentales de las personas e
intervenir en la sociedad.
Binet observó con horror cómo su test se con-vertía en una herramienta científica para subdivi-
dir la población escolar, una selección que tendría
consecuencias a largo plazo para las trayectorias
académicas y profesionales de los jóvenes. Así, los
sujetos que obtenían una baja puntuación reci-
bían enseguida el estigma de incompetentes. El
psicólogo francés advirtió del peligro que supo-
nía el uso del test para etiquetar a las personas e
insistió en la «ortopedia mental», es decir, en la
necesidad de entrenar a los niños para que pudie-
ran mejorar el rendimiento en la evaluación deinteligencia. Pero su invento se le escapó de las ma-
nos: unos psicólogos e investigadores de Estados
Unidos se fijaron en ese novedoso instrumento de
medición y las posibilidades prácticas que ofrecía
para el ámbito escolar.
1908: TEST DE BINET Y SIMONEl test incluía ejercicios de interpretación. Mientras que
un niño de siete años debía ser capaz de enumerar los
objetos que aparecían en un cuadro (imagen), un sujeto
con una madurez intelectual mayor (en torno a los 12
años) debía poder reconocer el sentimiento que expre-
saba el personaje retratado (tristeza y añoranza, en este
caso), así como el significado de la ilustración (un prisio-
nero que sueña con su libertad).
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 87
Instrumento para la discriminación
El estándar de conocimiento y funcionamiento
mental del test de Binet y Simon de 1905 se
basaba en una muestra de niños franceses ca-
lificados de antemano como «normales». Toda
persona cuyo intelecto no cumplía el patrón, era
automáticamente descalificada por «anormal». Enla segunda versión de 1908, esta «(a)normalidad»
quedaba definida en relación con la edad del su-
jeto. El test perfilaba unas pautas de madurez
intelectual que representaban la normalidad. Los
individuos que no cumplían esa puntuación reci-
bían el calificativo de «retrasados» (o, en su caso,
«adelantados») con respecto a su grupo de edad.
En 1912, el psicólogo alemán William Stern in-
tegró la distinción entre edad cronológica y edad
mental en un solo valor: el coeficiente de inteli-
gencia (CI). La introducción del CI transformó lainteligencia humana en una característica cuan-
titativa estandarizada y estable. Con la asignación
de un valor distintivo, el test de inteligencia se
convirtió en una herramienta que se prestaba con
facilidad a la discriminación social. Por desgra-
cia, ese fue exactamente el papel que adquirió
al llegar a Estados Unidos. Con todo, tanto antes
como después de la invención de la escala de
Binet y Simon existían otros tipos de test de in-
teligencia: el de Sante de Sanctis, Rossolimo, las
matrices progresivas de Raven (test de Raven) yotros métodos no estandarizados como construir
puzles u ordenar piezas según el tamaño. Pero, a
pesar de esa c ompetencia y, sobre todo, gracias
a sus promotores estadounidenses, el test de Binet
(en la versión posterior) consiguió imponerse a
lo largo de la primera mitad del siglo xx como la
técnica psicológica más popular.
Impulso desde Estados Unidos
Uno de los primeros promotores fue Henry H.
Goddard (1866-1957), quien conoció dicha herra-
mienta de medición en 1908 con motivo de unviaje a Europa. De vuelta, realizó de inmediato
unas primeras pruebas con los jóvenes que re-
sidían en la institución para «débiles mentales»
que dirigía en Nueva Jersey. Se quedó impresio-
nado por la facilidad y rapidez con la que el test
aportaba unos resultados que corroboraban a la
perfección las evaluaciones llevadas a cabo por los
expertos del centro a partir de largas e intensas
observaciones diarias. Quedó convencido de la
eficacia del test y comenzó a promocionar su uso
a gran escala.Otro promotor fue Lewis Madison Terman
(1877-1956), psicólogo estadounidense que pron-
to reconoció el potencial que tenía la susodicha
prueba para estudiar el desarrollo intelectual en
los niños. Adaptó el test francés al contexto de
Estados Unidos, lo que dio origen, en 1916, a la
versión más popular del mismo: el test de Stan-
ford Binet, abreviación del nombre original de
la prueba (Stanford Revision of the Binet-Simon
Scale), que recoge el lugar (Stanford) donde tra-
bajaba Terman. Su entusiasmo le llevó a realizarauténticas campañas a favor del uso masivo del
test: consiguió convencer de su utilidad a un gran
número de profesionales del ámbito escolar. Su
publicación coincidió con un período en el que la
venta de técnicas psicológicas para medir la inte-
1908: TEST DE BINET
Y SIMONUno de los ejercicios del
test de Binet y Simon
evaluaba la habilidad de
distinguir. Ante la pre-
gunta ¿cuál de las caras
es más bonita?, el niño
debía señalar el rostro
de la derecha (imagen).
Toda persona
cuyo intelecto
no cumplía
el patrón era
descrita como«anormal»
LEWIS M. TERMANEl psicólogo estadouni-
dense Lewis MadisonTerman (1877-1956) adaptó
el test francés de Binet al
contexto de EE.UU. Dio
origen al test de Stanford
Binet, la versión más popu-
lar de esta prueba.
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RETROSPECTIVA
88 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
ligencia se estaba convirtiendo en un negocio en
plena expansión; no solo en Estados Unidos, sino
también en Europa. Como han señalado algunos
autores, el test de inteligencia respondía con efi-
cacia a la necesidad que, cada vez con mayor
urgencia, sentía la sociedad occidental moderna
por jerarquizar a los ciudadanos según su gradode inteligencia.
La aplicación en masa de los test se extendió,
porque se consideraba útil para hallar soluciones
a los problemas del sistema escolar público. En el
contexto de EE.UU., los investigadores han rela-
cionado el uso de las pruebas de inteligencia con
el nuevo papel que adoptaron las escuelas como
centros «clasificadores» en una sociedad demo-
crática y multicultural. De este modo, usaban el
test como instrumento y método de justificación
«científica» para la discriminación de grupos so-ciales (inmigrantes o personas procedentes de
minorías étnicas, entre otros).
El test llega a España
España contaba con médicos, juristas, filósofos
y pedagogos que mostraban un gran interés por
la psicología. A menudo miraban a Francia para
estar al día de los avances científicos. A lo largo
de las últimas décadas del siglo xix, se gestó en
la Institución Libre de Enseñanza, de Madrid,
una red de intelectuales progresistas interesadosen la pedagogía y la psicología modernas. Bajo
el liderazgo de su fundador, Francisco Giner de
los Ríos (1839-1915), dicha institución, fundada
como alternativa al sistema educativo nacional,
trataba de introducir las novedades en torno a
la pedagogía psicológica. Para promocionarla, se
llevó a cabo una amplia difusión: se organizaron
cursos y se creó una escuela que representaba la
realización de los ideales krausistas, así como teo-
rías pedagógicas y psicológicas modernas.
Movido por el afán de contactar con las noveda-
des en materia pedagógica y psicológica, RicardoRubio, en calidad de subdirector del Museo Pe-
dagógico Nacional, viajó en 1908 a París, justo en
el momento en que se estaba gestando la escala
de Binet y Simon. Enseguida supo de la labor del
célebre psicólogo y decidió visitar su «laboratorio
escuela». Se sorprendió gratamente de la amabi-
lidad de Binet y quedó impresionado por la am-
biciosa investigación que llevaba a cabo. Por esas
fechas, estaba midiendo el nivel de conocimientos
de los escolares; pronto mediría también su inte-
ligencia. Rubio denotó sus grandes expectativasrespecto a las aportaciones científicas del inves-
tigador francés.
Sin embargo, la primera presentación del test
de inteligencia en España de la que se tiene cons-
tancia se asocia con el jurista Eugenio Cuello Ca-
lón (1879-1963). A través de la Junta de Ampliación
de Estudios, había conseguido una beca para visi-
tar Francia, Bélgica y Alemania entre 1908 y 1909
con el objetivo de conocer «los procedimientos
experimentales para el estudio de la psicología de
los anormales». ¿Cómo diagnosticar la anormali-dad antes de que el niño presente resultados de-
ficientes en su aprovechamiento de la enseñanza
regular? Cuello informó de que existía una serie
de test mentales, entre los que destacaba la con-
tribución de Binet y Simon.
1916: TEST DESTANFORD BINETLa versión posterior del test
de inteligencia de Binet y
Simon elaborada por Lewis
Terma incluía una actividad
de colocación de piezas. Se
trataba de una tarea pensada
para niños pequeños: debían
colocar cada pieza en el lugar
que le correspondía.
1914
: PROMOCIÓNEN ESPAÑA El pedagogo Anselmo
González Fernández
publicó en 1914 el libro
Diagnóstico de niños
anormales. La obra expli-
caba la necesidad de usar
el test para determinar el
nivel de inteligencia de
los alumnos.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 89
Por tanto, la noticia del test llegó enseguida a
España. Junto a los juristas, los pedagogos y los
médicos-psiquiatras escolares se apropiaron del
nuevo instrumento científico como herramienta
profesional. Entre el primer grupo destacó Anas-
tasio Anselmo González Fernández, profesor de
la Escuela privada de Estudios Superiores de Ma-gisterio. Tras un viaje a Francia, Bélgica e Ingla-
terra entre 1908 y 1911 para familiarizarse con
los modernos métodos pedagógicos, se convirtió
en el principal promotor español de las técnicas
de test desarrolladas por Binet y Simon. Con el
fin de introducir a los maestros en el uso de este
método psicológico, González publicó en 1914
el libro Diagnóstico de niños anormales. La obra
explicaba la necesidad de usar el test para deter-
minar el nivel de inteligencia de los alumnos y
testimoniaba las primeras aplicaciones masivasrealizadas en las escuelas de Madrid. Los resul-
tados llevaron a González a concluir que servía
para distinguir el niño normal del anormal, así
como para agrupar a los escolares según su ca-
pacidad mental.
González estaba convencido de que, usando el
test, los docentes podrían trabajar mejor, pues
aportaría información relevante que les ayudaría
a adecuar mejor la enseñanza a las habilidades
cognitivas de cada alumno. Sin embargo, el verda-
dero atractivo del método para los maestros radi-caba en que el uso de la medición psicológica les
hacía sentir científicos. Los profesores formaban
parte de un colectivo profesional que, a pesar de
ejercer una labor importante, no disfrutaba de un
alto prestigio social. Con todo, eran los que tenían
acceso a la población escolarizada y se considera-
ban expertos en materia de la mente infantil. A
través del uso de un método estandarizado, cuya
aplicación parecía relativamente sencilla, podrían
elevar su categoría profesional a la del científico.
En otras palabras, podían contribuir a la ciencia
psicológica recogiendo datos acerca del nivel in-telectual de los niños.
No todos veían con buenos ojos el afán científi-
co de los profesores. El pedagogo y paidólogo de la
Institución Libre de Enseñanza, Domingo Barnés
Salinas (1879-1940) se mostraba prudente: recordó
la necesidad de disponer de una formación cien-
tífica previa para aplicar de manera correcta un
test. Tras grandes reparos, se decidió finalmente
en 1921 a publicar una versión completa y co-
mentada de varios procedimientos pedagógicos,
incluido el test de inteligencia.También el colectivo de médicos escolares veía
con recelo el entusiasmo de los maestros por las
pruebas psicológicas. Solo ellos, con una sólida
formación científica, estarían preparados para
la evaluación de la anormalidad psíquica y su
clasificación clínica. Psiquiatras como Gonzalo
Rodríguez Lafora (1886-1971) y Emilio Mira y Ló-
pez (1896-1964) quisieron reservar el uso para su
propio colectivo profesional. Mira estaba al frente
del Instituto de Orientación Profesional de Bar-
celona, donde se llevaron a cabo todo tipo demediciones antropométricas, exámenes psico-
técnicos y pruebas psicológicas (se usaba sobre
todo la versión del test de inteligencia de Terman).
Denunció el hecho de que la simplicidad del test
había provocado «la aparición de infinidad de
Algunos
pedagogos
creían necesaria
una formación
científica parael uso del test
AÑOS 20 Y 30:INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZAAlgunos centros escolares de España, como
la Institución Libre de Enseñanza ( fotografía),
incluyeron procedimientos pedagógicos nove-
dosos, entre ellos, el test de inteligencia.
AÑOS 40:
PUZLES DE ÉPOCALos rompecabezas también
se usaban para evaluar la
capacidad intelectual de
los escolares, como el que
utilizaba el médico catalán
Lluis Folch i Camarasa
( fotografía). Los niños
debían ordenar las piezas
para obtener una imagen
coherente.
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RETROSPECTIVA
90 MENTE Y CEREBRO 73 - 2015
psicólogos improvisados que las aplican de una
manera insensata». Según él, las pruebas eran
un medio para recoger datos empíricos sobre las
reacciones psicológicas de una persona, pero no
servían si no se interpretaban correctamente, ha-
bilidad que requería conocimientos biológicos,
familiaridad con los datos de referencia y unaobservación atenta de la persona examinada. Solo
debía llevarla a cabo un psicólogo o psiquiatra
especializado.
En esas fechas, dos jóvenes pedagogos españo-
les formados por el psicólogo infantil Édouard
Claparède en el Instituto Jean Jacques Rousseau
llegaron a España. Influidos por la pedagogía fun-
cional y la psicotecnia ginebrina, Pedro Roselló
Blanch (1897-1970) y Mercedes Rodrigo (1891-
1982) decidieron revisar y probar en las escuelas
de Madrid los diversos métodos psicológicos quehabían conocido en Suiza. Llegaron a una clara
conclusión: los niños de las clases populares de
las escuelas públicas mostraban «la influencia
perniciosa» que tiene en el desarrollo mental del
niño «una vida física y espiritual en condicio-
nes detestables». En cambio, constataron el nivel
intelectual superior alcanzado por los niños de
las clases sociales medias y altas. Por ese motivo,
propusieron la elaboración de pruebas psicoló-
gicas específicas para evaluar a los jóvenes de
contextos sociales y culturales diferentes. Paraconseguir un test de inteligencia más adaptado
a la mente hispana, Rodrigo y el psicólogo José
Germain (1897-1986) seleccionaron en 1933 diez
pruebas de los test entonces en boga. Sin embar-
go, la tendencia de la psicometría iba por la vía
contraria: buscaba un sistema universal, unifor-
me y estandarizado.
Usos y abusos
Algunos psicólogos y pedagogos, como Rosell y
Rodrigo, se mostraron sensibles a las desventajas
cognitivas de los niños procedentes de barriospobres de Madrid. También hubo otros científi-
cos que, en vez de excusar el bajo rendimiento
a causa de las condiciones de vida desfavorables,
utilizaron los resultados del test para justificar el
desequilibrio social y económico. Esta tendencia
provenía del pensamiento evolucionista del siglo
xix, un momento histórico en el cual el hombre
se veía cada vez más en competencia y lucha por
la supervivencia con las demás especies. En esta
comparación, el concepto de inteligencia adquirió
cada vez más relevancia como característica dis-tintiva del ser humano, como clave del éxito de su
especie. Trasladado a la dinámica social, este pen-
samiento se utilizó para explicar la dominación
y el éxito profesional de unos individuos concre-
tos. No resulta extraño que científicos británicos
como el aristócrata Sir Francis Galton (1822-1911)
se obstinaran en estudiar y medir las diferencias
humanas, tanto físicas como mentales. Quería,
sobre todo, determinar el grado de inteligencia
de cada uno y ver cómo esta característica se he-
redaba de generación en generación.En una sociedad como la de la Inglaterra vic-
toriana, las clases sociales eran muy marcadas:
el contraste entre una aristocracia que vivía con
todo tipo de lujos y la miseria extrema de los
jornaleros y marginados resultaba palpable. A
1917: TEST PARA SOLDADOSA lo largo de la Primera Guerra Mundial se confecciona-
ron las dos primeras versiones del test de inteligencia
aplicados en masa: los test Army Alpha y Army Beta. Am-bos se habían ideado para evaluar a los soldados, aunque
el segundo estaba destinado a los militares de habla no
inglesa, por lo que se basaba en dibujos. Los sujetos de-
bían marcar si detectaban un error o una incongruencia
en la serie de objetos que se les mostraba (ilustración).
Según los críticos del test, el Army Beta incluía situacio-
nes poco familiares para las personas de otras culturas o
clases sociales (como el juego del tenis en el que el obser-
vador debía reconocer que faltaba la red).
1912: LA GENEALOGÍA
DE MARTIN KALLIKAKLa historia de la doble
línea de descendencia
de Martin Kallikak (ilus-
tración) servía de argu-
mento a los eugenistas.
Kallikak había procreado
una estirpe de «débiles
mentales» a partir de su
relación con una cama-
rera con pocas luces.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 91
pesar de las revueltas sociales y la aparición de
una clase media cada vez más extensa, todavía
en el siglo xx las diferencias sociales seguían pre-
sentes en la sociedad industrializada y capitalista.
¿Cómo justificar que unas personas tienen acceso
a recursos económicos y otros son sistemática-
mente excluidos? Desde una perspectiva liberal,la inteligencia se prestaba bien como instrumento
para establecer y justificar la jerarquía social. Por
ello, se convirtió en un bien muy apreciado para
calcular el «valor cognitivo» de cada humano.
De esta forma, el test de inteligencia constituyó
una herramienta fundamental de la eugenesia. En
su papel de «guardianes» de la especie, algunos
psicólogos planteaban la necesidad de registrar el
nivel de inteligencia de toda la población. Las pri-
meras aplicaciones masivas del test se llevaron a
cabo en el ámbito militar. A lo largo de la PrimeraGuerra Mundial, unos psicólogos estadounidenses
liderados por Robert Yerkes (1876-1956) idearon
los test Army Alpha y Army Beta para evaluar el
grado de inteligencia de los soldados.
Los psicólogos enseguida llamaron la atención
sobre las puntuaciones tan bajas alcanzadas por la
mayoría de los soldados, entre los cuales se encon-
traban numerosos inmigrantes. Detectaron un ni-
vel más bajo entre las personas de color, seguidos
por los que procedían del sur. Algo mejor fue el
rendimiento de los inmigrantes de los países delnorte (países europeos). En vez de relacionar esta
jerarquía en las puntuaciones con la educación
y los ambientes culturales de los que procedían
estos individuos, Yerkes y sus colaboradores ense-
guida lo interpretaron como una prueba científica
de una jerarquía intelectual entre razas humanas,
justificando así la superioridad del hombre blanco
norteamericano.
Un nivel bajo de inteligencia sería considera-
do como un defecto grave, como condición que
lleva a la ineficacia profesional y, en muchos ca-
sos, a la mendicidad, la criminalidad y todo tipode vicios, como el alcoholismo y la prostitución.
Como suponían que la capacidad intelectual era
en gran parte heredada, pronto saltaron las alar-
mas avisando del peligro de la degeneración de la
raza humana. Así, por ejemplo, el psicólogo Carl
Brigham concluía en 1923: «La declinación de la
inteligencia norteamericana será más veloz que
la de los grupos nacionales europeos debido a la
presencia del negro en este país. Esta es la reali-
dad desnuda, por desagradable que resulte, que
presenta nuestro estudio».¿Cómo evitarlo? Una estrategia consistía en
proponer una restricción de la entrada a in-
migrantes de los países del sur. A pesar de las
aspiraciones de los psicólogos de intervenir en
esta medida política, no parece que sus opinio-
nes fueran necesarias ni que tuvieran grandes
consecuencias, puesto que en Estados Unidos
ya se había extendido una actitud contraria a la
inmigración sin la necesidad de contar para ello
con los resultados que estos sujetos obtenían en
los test psicológicos.Pero no solo se veía necesario regular la entrada
de material genético humano del exterior. Tam-
bién era esencial controlar la procreación entre los
ciudadanos que ya vivían en el país. Para avisar
a la población de las consecuencias nefastas de
El test de
inteligencia
constituyó una
herramienta
fundamentalde la eugenesia
1938: TEST DE RAVENEl test de las matrices progresivas de
Raven estaba diseñado para medir la inte-
ligencia. Contaba con versiones para niños
(imagen) y adultos. Evaluaba la capacidad
de comparación de formas y razonamiento
por analogías. El sujeto examinado debía
mirar las seis piezas y buscar aquellas que
encajaban y permitían obtener una figura
coherente y simétrica.
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RETROSPECTIVA
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Para saber másSchools as sorters: Lewis M.Terman, applied psychologyand the intelligence testingmovement, 1890-1930. Paul D.
Chapman. New York Univer-
sity, Nueva York, 1988.
La falsa medida del hombre. Stephen J. Gould. Crítica,
Barcelona, 2004.
The measure of merit: Talents,
intelligence, and inequalityin the French and Americanrepublics. John Carson. Prince-
ton University, 2007.
Mental testing after 1905:Uses in different local con-texts (Número monográfico). A. Mülberger en History of
Psychology , vol. 17, n.o 3, 2014.
En nuestro archivoAlfred Binet o los orígenes delcociente intelectual. Nicolas
Serge en MyC n.o 23, 2007.
la procreación descontrolada se informaba sobre
casos grotescos, como el de la familia Kallikak.
El libro de Goddard, The Kallikak family: A study
in the heredity of feeble-mindedness («La Familia
Kallikak: Un estudio de la herencia de la debilidad
mental»), se convirtió en obra de referencia en el
campo de la eugenesia. Explicaba la historia deMartin Kallikak, un hombre de buena familia que,
de joven, siendo soldado en la Guerra de Indepen-
dencia, tuvo una relación con una camarera. De
ese desliz amoroso nació un hijo ilegítimo con
problemas mentales, quien, a pesar de juntarse
con una mujer sana, fue padre de una larga y nu-
merosa descendencia problemática (en gran parte
ilegítima), entre la que predominaron los débiles
mentales y personas calificadas de inmorales y
«de mala vida» (criminales, epilépticos y prosti-
tutas). Cuando, unos años más tarde, el mismoMartin Kallikak se casó con una mujer de buena
familia, generó otra línea de descendencia nume-
rosa de personas inteligentes y honradas. Entre
ellos se encontraban abogados, médicos, jueces,
educadores, comerciantes y propietarios: en re-
sumen, ciudadanos respetables y prominentes en
la vida social.
Ese tipo de simplificaciones fueron herramien-
tas didácticas para las campañas higiénicas de
prevención. Servían para advertir a la población
de los peligros y las consecuencias (a largo pla-zo) de las relaciones sexuales inadecuadas y no
planificadas. Trataban de afianzar la perspectiva
genetista al aplicar la ley de Mendel a un supuesto
«gen cognitivo» que distingue entre las personas
con inteligencia de las que eran clasificadas como
«débiles mentales».
Algunas teorías parecían apuntar hacia la exis-
tencia de un gen de ese tipo. El psicólogo Charles
Spearman (1863-1945) planteaba una teoría bifac-
torial, en la que el factor «g» representaba una ca-
pacidad general de inteligencia que se expresabaen cualquier acto intelectual y un factor «s» que
consistía en una habilidad específica, necesaria
solo para determinadas tareas cognitivas y no
para otras. Más influyente que Spearman fue su
sucesor, Cyril Burt (1883-1971). Burt compartía la
idea de que existe una inteligencia global y pre-
tendía aportar pruebas empíricas definitivas de
que se trata de un rasgo hereditario. Para ello se
dedicó durante décadas a estudiar gemelos uni-
vitelinos criados en familias distintas. Al puntuar
de forma similar en los test, podía demostrar que
la educación y el contexto social no resultaban
determinantes y sí la genética.
Sin embargo, todos esos planteamientos resul-
taron simplistas y distaban de reflejar la reali-
dad. La inteligencia no existe como factor único.
No se hereda como las características físicas, el
color de los ojos o los pies planos. Los intentosde aportar demostraciones irrefutables como
las de Burt fueron muy cuestionados en el mo-
mento que un reportero indagó acerca de las
circunstancias de su investigación. Parece que
el afán de defender la tesis hereditaria y la frus-
tración de no encontrar apenas casos (gemelos
univitelinos crecidos en ambientes separados)
le llevaron a la manipulación fraudulenta de los
datos empíricos.
Todos esos casos provocaron la denuncia pú-
blica por parte de autores, como el paleontólogoestadounidense Stephen Jay Gould (1941-2002),
sobre el peligro del conocimiento científico cuan-
do se usa para determinados fines ideológicos o
sociales. La historia nos enseña que el pensamien-
to genetista ligado a la eugenesia puede llevar a
la discriminación social, a programas de esteri-
lización e, incluso, a la aniquilación de grupos
sociales, como ocurrió durante el nazismo.
En general, los científicos presentan los resul-
tados de sus investigaciones como productos de
unos procesos que tienen lugar en el laboratorio,que están regulados por máquinas o instrumen-
tos científicos o técnicos y reflejan fielmente una
realidad objetiva. Sin embargo, no se debe olvidar
que también son miembros de una sociedad y,
como tales, sus investigaciones son un produc-
to de unos intereses concretos y una ideología
determinada. Ello no invalida la investigación
científica o la utilización de test psicológicos per
se, pero sí que resalta la importancia del aspecto
ético y de la necesidad de prudencia y espíritu
crítico. Hace falta preguntarse siempre por losintereses políticos, sociales y económicos de la
investigación.
Annette Mülberger es profesora de his-
toria de la psicología en la facultad de
psicología de la Universidad Autónoma
de Barcelona y miembro del Centro de
Historia de la Ciencia.
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 93
Cerebro
El futuro de la neurociencia desde las líneas abiertasen el presente
THE FUTURE OF THE BRAIN.
ESSAYS BY THE WORLD’S LEADING
NEUROSCIENTISTS
Dirigido por Gary Marcus y Jeremy Freeman.
Princeton University Press, Princeton, 2015.
Comprender la naturaleza y fun-
ción del cerebro humano, buscar
los principios fundamentales de
su comportamiento y crear modelos que
remeden su mecanismo de acción se nu-meran entre los retos principales para la
ciencia y la ingeniería del siglo xxi . No
sabemos cómo funciona el cerebro por
la sencilla razón de que nos falta infor-
mación crucial. Conocemos mucho sobre
moléculas y neuronas, sobre la organiza-
ción esencial de áreas cerebrales, pero nos
movemos inseguros cuando abordamos
lo que ocurre entre ambos extremos, los
circuitos neurales.
Vivimos en un momento excitante de laneurociencia, sin parangón en la historia
de la disciplina. A mediados del siglo xix ,
Paul Broca nos acercó a la sede del lenguaje
realizando autopsias a personas que habían
perdido facultades lingüísticas por daños
sufridos en determinadas áreas corticales.
Hacia finales de esa centuria, Camillo Golgi
descubrió que podía observar neuronas bajo
el microscopio si las teñía con nitrato de pla-
ta. Santiago Ramón y Cajal aplicó la técnica
para caracterizar estructuras y funciones.En 1909, Tatsuji Inouye levantó un mapa
cerebral funcional; para lograrlo, estudió
heridos en la guerra ruso-japonesa. Com-
probó que las lesiones en la corteza visual
dañaban la visión de los pacientes y que las
producidas en ciertos puntos afectaban a
la visión de regiones específicas del cam-
po visual. En la segunda parte del siglo xx
hicieron acto de presencia formas no inva-
sivas de técnicas de formación de imágenes
cerebrales, como la resonancia magnética
funcional (RMf). Mas, pese a su innegable
utilidad, esas técnicas vienen a ser como
microscopios borrosos, que impiden con-
templar los detalles finos de la actividad
cerebral en el tiempo y en el espacio. Mirar
una pantalla de RMf es como mirar una
versión finamente pixelada de una foto-
grafía de alta resolución. En los animales
a los que podemos aplicar técnicas más in-
vasivas, la regla de oro hasta fecha reciente
era el registro de una neurona. Se empleanelectrodos para anotar la actividad eléctri-
ca asociada a la excitación nerviosa.
La neurociencia está experimentando
una revolución. En 2005 se introdujo la op-
togenética, que permite diseñar neuronas
que se iluminan cuando se excitan, acti-
vándolas o desactivándolas con un láser. Se
ha introducido ya la aplicación de multie-
lectrodos, que permiten obtener registros
de cientos e incluso miles de neuronas. Con
nuevas formas de microscopía se nos facul-ta para registrar la actividad de casi todas
las neuronas de un pez transparente y vivo.
Por vez primera, parece realista pensar en
poder observar el cerebro al nivel de sus
partes elementales.
Los potenciales de acción constituyen la
moneda de cambio del cerebro, cuya medi-
ción directa condujo a numerosos descu-
brimientos fundamentales, tales como el
obtenido por David Hubel y Torsten Wiesel
de que las neuronas de la corteza visual seencuentran sintonizadas; son selectivas de
determinados rasgos visuales. (En una se-
rie de experimentos que comenzaron a fi-
nales de los años cincuenta, Hubel y Wiesel
revelaron que las neuronas de la corteza vi-
sual primaria se excitaban específicamente
cuando se presentaban en el campo visual
segmentos lineales de una orientación es-
pecífica. Los campos receptivos lineales de
esas células diferían de los campos circu-
lares en torno al centro de las células en
los primeros estadios del procesamiento,
en la retina y en el tálamo.) Ahora bien, al
centrarnos en una sola neurona cada vez,
la información recogida es mínima. Por se-
guir con la metáfora anterior, Rafael Yuste
lo compara a la pretensión de comprender
un programa de televisión atendiendo solo
a un píxel.
Hay en el cerebro unos 85.000 millones
de neuronas. Densamente empaquetadas
en una matriz tridimensional, se calculanunas 100.000 neuronas y 900 millones de
conexiones sinápticas por milímetro cúbi-
co de tejido cerebral. Existen cientos, si no
miles, de tipos de neuronas, dotado cada
uno de características físicas, propiedades
eléctricas y funciones computacionales
peculiares, distintivas. Desconocemos los
principios organizadores que gobiernan
tamaña complejidad. No sabemos si el ce-
rebro emplea algo tan sistemático como el
ASCII, sistema que los ordenadores utilizanpara codificar palabras. E ignoramos puntos
fundamentales; por ejemplo, de qué modo
el cerebro almacena los recuerdos y secuen-
cia los acontecimientos en el curso del
tiempo. No disponemos, por fin, de modelo
animal para muchos logros característica-
mente humanos: lenguaje, razonamiento y
adquisición de una cultura compleja.
Además de neuronas hay otras células.
En particular las de la glía, que se suponían
dedicadas en exclusiva a funciones nutri-
LIBROS
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LIBROS
cionales y que ahora se les reconoce su im-
portancia en el procesamiento de la infor-
mación. Las neuronas establecen sinapsis
sobre la glía y esta libera neurotransmiso-
res que modulan el flujo de información
entre neuronas vecinas. Cada célula (sea
neurona, glial o de otro tipo) consta de unared de mecanismos moleculares autoen-
samblantes. Por otro lado, el cerebro plena-
mente funcional se autoorganiza, a partir
de un precursor menos estructurado, du-
rante el desarrollo y el aprendizaje.
Las conexiones sinápticas pueden ser
excitadoras o inhibidoras. Para transmi-
tir información se sirven de más de un
centenar de neurotransmisores distintos.
Con el tiempo, esas conexiones cambian,
se rompen o se reforman. Pueden trocarlos neurotransmisores empleados en res-
puesta a la experiencia. Están, además,
los mensajeros gaseosos, que atraviesan
la membrana celular; ellos y las interac-
ciones eléctricas de largo alcance podrían
permitir la comunicación más allá de las
sinapsis químicas y eléctricas. El cerebro
procesa información; recibe entradas de
información del mundo exterior y las
transforma en modelos de ese mundo y
en instrucciones que imparte a los siste-mas motores que controlan nuestro cuerpo
y nuestra voz. Aunque se da por sentado
que el proceso principal por el que el cere-
bro realiza su cometido estriba en alguna
forma de computación, están todavía por
descubrirse las propiedades fundamenta-
les de la computación neural.
Se han abierto tres grandes líneas de in-
vestigación en neurociencia: conectómica
(cartografía de la conexión sináptica entre
neuronas), cartografía de la actividad cere-bral (observación del tráfico eléctrico a lo
largo de las sinapsis) y simulación a gran
escala del cerebro (integración de los datos
obtenidos en todas las áreas de la neuro-
ciencia para construir modelos biofísica-
mente realistas que puedan compararse con
la experiencia). Aunque valiosos, ninguno
de esos empeños abarca, por sí solo, la com-
plejidad del cerebro en todos sus niveles.
El cerebro es, cierto, un objeto complejo.
Avanzar en su desentrañamiento resulta
de una lentitud exasperante. Se necesi-
tan saltos conceptuales cualitativos. ¿Se
producirá una oleada de nuevos descubri-
mientos con la multiplicación de equipos
de investigadores, recolección de datos a
mayor resolución y difusión de los mis-
mos? El refinamiento espectacular de latécnica promete nuevos descubrimientos,
rápidos y profundos, con aplicaciones para
la conducta, ética e incluso la religión.
Resulta apremiante conocer la circuite-
ría, el diagrama del cableado. Merced a la
intensificación del avance técnico parece
al alcance de la mano obtener el diagra-
ma del cableado, el conectoma cerebral, a
una resolución de neurona. Cartografiar
el cerebro significa conocer las miríadas
de conexiones cerebrales y el tráfico cir-culante. Los conectomas son como mapas
de carreteras. Los mapas de actividad regis-
tran el tráfico, es decir, la implicación del
cerebro en el comportamiento.
Herbert Simon, uno de los padres de la
inteligencia artificial, predijo en 1965 que,
en veinte años, las máquinas realizarían
cualquier tarea que la mente humana pu-
diera emprender. Evidentemente, no ha
ocurrido. No tardó en comprobarse que
costaba mucho más ejercitar en algunasfunciones cognitivas a las máquinas que
en otras. Tareas de apariencia simple, en las
que los niños hacen notables progresos en
sus primeros dos o tres años (beber en copa,
realizar acrobacias con el perro o descubrir
al malo en un cuento de hadas) resultan
auténticos desafíos para las máquinas.
Algunos investigadores piensan que el
estilo de computación cerebral hace supe-
riores a los organismos biológicos; solo la
construcción de máquinas de computaciónbasándose en los mismos principios iguala-
ría dicha capacidad. Este enfoque condujo
al campo del conectismo: redes neurales
y aprendizaje de las máquinas. Aunque el
origen de las redes neurales puede remon-
tarse hasta los años cincuenta e incluso
antes, podríamos convenir en fechar el
renacimiento moderno del campo en la
publicación en 1986, por Rumelhard y Mc-
Clelland, de libros sobre procesamiento de
distribución en paralelo. La computación
de tipo cerebral sería en paralelo y distri-
buida, donde los nodos de sumación simple
(neuronas) sustituirían a la unidad central
de procesamiento de los computadores.
La corteza es exclusiva de los mamíferos.
Alcanza su grado mayor de elaboración en
los primates, en particular en los huma-nos. La estructura básica de la corteza se
mantiene conservada en los mamíferos;
una sección cortical de un roedor no difie-
re particularmente de la correspondiente
de un mono. En un organismo, la estruc-
tura cortical se manifiesta bastante uni-
forme: un segmento de corteza implicado
en el procesamiento del sonido no difiere
de otra fracción implicada en el proce-
samiento del tacto.
Esa característica y otras consideracio-nes sugieren que se trata de una estructura
modular. Todo indica que los protomamí-
feros adquirieron la corteza para resolver
el problema de la jerarquización de los
circuitos neurales. Poseer un cerebro ma-
yor concede al organismo una ventaja evo-
lutiva en términos de mayor flexibilidad
conductual, pero desde una perspectiva
evolutiva no es necesariamente sencillo
incorporar nuevas neuronas en un circuito.
Las arquitecturas de circuitería que operanen circuitos pequeños no actúan necesaria-
mente en otros de mayor tamaño. El cir-
cuito natural para estudiar la inteligencia
biológica es la neocorteza, que se supone
sede de nuestra dicha capacidad cognitiva.
Además, la modularidad ayuda a resol-
ver el problema de desarrollo del cableado
de un cerebro. Hasta ahora solo se ha es-
tablecido el conectoma completo de C. ele-
gans, que consta de 302 neuronas, conecta-
das por unas7000
sinapsis. Ese circuito sehalla especificado por el genoma. Pero la
especificación genómica de cada conexión
se hace inviable, pues el número de bits ne-
cesarios para especificar todas las conexio-
nes supera el número de bits del genoma.
Suele tomarse a menudo por módulo cor-
tical básico la columna vertical (conjunto
de neuronas corticales que responden de
forma parecida a un input sensorial). Sin
embargo, la comprensión del módulo cor-
tical requiere no solo que conozcamos la
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MENTE Y CEREBRO 73 - 2015 95
SOBRE LA BELLEZA Y LA RISA
Por Sixto J. Castro. Editorial San Esteban,
Salamanca,2014.
Humanidades y ciencias presentan
de forma creciente puntos y mo-
mentos de convergencia. En el caso
de la filosofía, capítulos que se suponían
tenazmente refractarios al planteamiento
empírico se van viendo asediados por en-
sayos científicos, cuantitativos. Tal ocurre
con la belleza, que igual que la risa, creíanseexclusivamente humanos. De ella se ocupa
en grado preeminente la estética, del griego
aisthenasthai («percibir»), aisth-ta («cosas
perceptibles») y aisth-tikos («perteneciente
al sentido de la percepción»). Se da por cier-
to que en el ámbito de las emociones, de la
relación social y de la cognición, entre otros,
nuestra especie no partió de la nada, sino
que se contó con un pasado filogenético.
¿Aconteció también con la estética?
Se pregunta la biología evolutiva si la ac-titud estética es una invención humana o
si surgió en el mundo animal antes de que
apareciera nuestra especie sobre la faz de la
Tierra; si la estética humana se desarrolló a
partir de la estética animal. No se trata, por
supuesto, de que la estética refinada que
encontramos en los humanos exista ya en
los animales, sino de determinar si hay acti-
tud estética, por rudimentaria o elemental
que sea, en grados inferiores de la escala
de los seres vivos. Si apoyándose sobre una
habilidad animal se desarrolló esa facultadhumana, cuando entró en escena la evolu-
ción cultural (típica de la humanidad).
Darwin abordó ya la estética animal. De-
fendió la existencia de un sentido estético
genuino en al menos determinados ani-
males. La idea del sentido de belleza surge
en un contexto de utilidad. Cree en la exis-
tencia de una coevolución de los objetos
estéticos y de la percepción de los mismos.
Ahí residiría, según Darwin, el origen de
la estética, que, también en su opinión,generaría una línea de continuidad entre
los animales y el hombre.
Para Darwin no todo tipo de belleza es
producto de una correlación estética y coevo-
lución. Los tipos incipientes de belleza emer-
gieron en la evolución mucho antes de que se
adquiriera el sentido de la estética. Podemos
encontrar belleza en los animales inferiores
(corales, anémonas de mar y medusas), que
están adornados de coloraciones brillantes
o con fondos o rayas muy elegantes. Darwinatribuye ese tipo de belleza preestética al re-
sultado directo de la naturaleza química o a
la estructura de sus tejidos. Esa belleza surge
de un efecto fisiológico, sin la implicación de
ninguna función estética.
Darwin atribuye este tipo de belleza pre-
estética a un resultado directo de la natu-
raleza química o a la estructura fina de sus
tejidos. Esa belleza surge como un efecto
fisiológico, sin la implicación de ninguna
función estética. Tiene un significado apo-
semático. (Por aposematismo se entiende
la función disuasoria de rasgos llamativos
frente a posibles depredadores.) A esa be-
lleza preestética seguiría un segundo tipo,
una belleza protoestética: la que emergió
con los colores conspicuos de flores y fru-
tos. Así atraían a los animales (insectos,
aves y otros) que eran necesarios para la
polinización. Por primera vez, había impli-
cada una estructura relacional: la belleza sedirigía hacia algo, un algo que estaba vin-
culado con el contexto de la reproducción.
Mientras que la belleza del cromatismo ve-
getal iba dirigida a animales de distintas
especies, sin poseer todavía un sentido
estético, en la relación intersexual (selec-
ción sexual) dentro de una misma especie
emerge una sensibilidad estética.
Darwin describe los efectos estéticos de
la selección sexual en las mariposas. Opina
que la manifiesta belleza de la superficie
circuitería local del interior de la columna,
sino también las informaciones de entrada
y salida del módulo. Toda región cortical
se halla estrechamente asociada con otras
regiones corticales y con otras estructuras
(el tálamo y estriado, por ejemplo).
En la modularidad de la arquitecturacortical se apoya la esperanza de com-
prender la inteligencia biológica. Habrá
que desentrañar la organización básica
del módulo cortical, su interrelación con
otros módulos y la forma en que los per-
tenecientes a distintas áreas cerebrales se
hallan especializados en cumplir funcio-
nes específicas. La arquitectura reticular,en circuitos, común a la mayoría de los
módulos corticales, si no a todos, podría
reflejar la estructura básica compartida
de algoritmos corticales, mientras que las
pautas de circuitos propios de córtices es-
pecializados podrían reflejar las estrategias
necesarias para procesar clases específicas
de información.—Luis Alonso
Belleza
Filosofía de la belleza
8/16/2019 La Neurociencia Del Futuro m y c 73 2015
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LIBROS
de las alas de los machos se debe a una
opción de las hembras, que prefieren a los
más conspicuos, para asegurar ese carácter
morfológico en su progenie. La selección
sexual es una estrategia que posibilita
unos mejores cuerpos en el futuro, al tiem-
po que refuerza el sentido estético. Darwinse ocupó de la selección sexual, de pasada,
en Origin of Species, publicada en 1859, y de
una forma pormenorizada en The Descent
of Man, que apareció once años más tarde.
En la lucha por la supervivencia y el acce-
so a la cópula, no solo interviene la fuerza
bruta. El macho busca seducir a la hembra,
lo que entra de lleno en el terreno de la es-
tética; guiada por su gusto de la belleza, la
hembra se entrega al que en el cortejo desta-
ca (olores, cantos, danzas, colores, etcétera).Si no hubiera ella adquirido el sentido de la
belleza, resultaría en vano el esfuerzo pues-
to en adquirir el macho su ornamentación y
el comportamiento de cortejo, que a menu-
do lo deja expuesto a los depredadores. La
esfera propia de la estética animal comienza
cuando la hembra toma parte activa en la
elección del macho. Los caracteres estéticos,
carentes de finalidad en la selección natu-
ral, adquieren sentido en la selección sexual,
cuando la hembra se percata de la belleza yse muestra receptiva a la misma.
Apartado el dilema —la estética debe
ser tal como la poseen los humanos o no
existe en absoluto—, se mira hacia el gra-
dualismo, lo mismo que en el dominio de
la conducta, la ética y la cognición. Lejos
de apriorismos kantianos sobre la distancia
infinita entre el hombre y los animales, se
tiende hoy a buscar raíces inmediatas en
los parientes vivos más cercanos, los chim-
pancés. Si una obra de arte es un objetocreado por un proceso cuya finalidad es-
triba en conferirle una presencia estética
especial, es manifiesto que el chimpancé
presenta al respecto muchas limitaciones.
Pensemos en la pintura: el simio ni crea
el equipo ni su campo pictórico; estos le
son presentados por el hombre. Tampoco
vuelve a la pintura una vez terminada; en
breve, carece de un sentido desarrollado
de las formas estéticas como tales y de los
símbolos culturales que implican.
Igual que en la belleza, en el caso de la
risa se han buscado indicios en otras espe-
cies. Se suponía que la risa, una vocaliza-
ción afectiva no verbal, era propiedad ex-
clusiva del hombre. Pero puede observarse
también en otros mamíferos, en particular
en monos y primates. Esta observación con-vierte a la risa en un campo interesante
de la investigación cerebral, pues permite
ahondar en los paralelismos y diferencias
en la comunicación humana y animal.
Sépase que hay una red densamente entre-
lazada de funciones auditivas y premoto-
ras que están detrás de la risa en humanos y
que se hallan implicadas también las áreas
corticales del hemisferio izquierdo y áreas
subcorticales (amígdala). Pues bien, partici-
pan las mismas áreas en la risa de monosy primates, lo que sugiere la existencia de
representaciones cerebrales de tonos emo-
tivos en humanos y en primates.
De hecho, los modelos neuroetológicos
que describen la risa como una herra-
mienta conductual básica utilizada por
los individuos (simios o humanos) para
inducir a otros miembros del grupo a crear
un contexto placentero de interacción y
comunicación social. Se ha estudiado
también el fenómeno en ratas, que emi-ten asimismo unos sonidos especiales en
situaciones placenteras y lúdicas.
La risa es un aspecto del comportamien-
to humano regulado por el cerebro, que
facilita la interacción social y refuerza el
contexto emotivo de las conversaciones.
Una buena medicina contra el dolor, libe-
ra endorfinas cerebrales. Hace unos dos
millones de años, nuestros antepasados
adquirieron la capacidad de interpretar
las expresiones de los sistemas motoresfaciales y su control voluntario. La risa se
adaptó para nuevas funciones, incluida la
conversación. Ese mecanismo se habría
acoplado a las emociones de pequeños gru-
pos homínidos y promovido la interacción
durante los períodos de saciedad y seguri-
dad que caracterizara a la vida bípeda pri-
mitiva. Los chimpancés emiten una risa
producida por la risa de otro, distinta en
forma y frecuencia de la risa espontánea.
De lo que se infiere que los primates no
humanos gozan de capacidad de replicar
expresiones de los demás.
El autor, profesor de estética en la Univer-
sidad de Valladolid, ofrece un repaso claro
y sintético de las diferentes teorías, desde
los Diálogos de Platón, que han tratado de
explicar el origen y la razón de ser de labelleza y la risa en el dominio de la filosofía.
Sostiene Castro que la belleza y la risa son
realidades que se proyectan más allá de sí
mismas y que fundan mundos. Son cele-
braciones de la existencia que simbolizan
y realizan el sentido. Risa y belleza repre-
sentan siempre el contrapunto a la deses-
peración. Y, de este modo, abren el camino
a una interpretación de la existencia alter-
nativa a la filosofía trágica, a una ontología
que comprende el mundo como hogar y laexistencia como un arraigo alegre y gozoso.
Importante en ese dominio filosófico es
la vinculación de la belleza con la verdad.
La ciencia tiene aquí mucho que aportar. Lo
bello como verdadero.
Sabido es que Paul Adrien Maurice Di-
rac, uno de los puntales de la física cuán-
tica del siglo xx, buscaba por encima de
todo la belleza en la explicación científica
del mundo. «Reviste mayor importancia
obtener la belleza en una ecuación quealcanzar que se ajuste a la observación
experimental.» Y lo razonó: si uno trabaja
con la perspectiva de lograr la belleza en
las ecuaciones creadas, y labora con esa
idea, avanzará sin duda; pero si no se da un
acuerdo perfecto entre los resultados obte-
nidos en el modelo y la experimentación
no deberá desanimarse, pues la discrepan-
cia puede ser ligera y tal vez subsanarse
en un ulterior refinamiento de la teoría.
No de otro modo opinaba Geoffrey HaroldHardy (1877-1947), mentor de Srinivasa Ra-
manujan y reputada autoridad en teoría
de números: la guía del matemático, como
la del pintor o el poeta, debe ser la belle-
za; igual que los colores o las palabras, las
ideas tienen que conjugarse entre sí de una
manera armoniosa. La belleza, reafirmaba,
debe ser la primera prueba a superar; no
hay lugar en el universo para una mate-
mática fea.
—Luis Alonso
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EN EL PRÓXIMO NÚMERO... SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2015 – N.° 74
T H I N K S
T O C K / S E R G Z S V
O L I V E R W E I S S
I S T O C K P H O T O / N U L L P L U S
PSICOLOGÍA
El poder de las marcas¿Qué nos lleva a comprar unos productos y no otros, aunque
sirvan para lo mismo y cuesten más caros? Los psicólogos
investigan los mecanismos sutiles que dirigen nuestra
conducta a la hora de consumir y el modo en que las marcas
se benefician de ellos. Por Miriam Berger
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ción táctil, Cognición corporizada; Francesc Asensi:
Trastorno postraumático por aborto; Núria Comas:
Las dos caras del aburrimiento, «Necesitamos una
neurobiología comparada», Madagascar, donde los
psiquiatras escasean, Syllabus; Noelia de la Torre:
Una ciencia controvertida, Nueve ideas para mejorar
la neurociencia; Mar Sanz Prevosti: Personalidad ani-
mal; Luis Bou: La teoría de la información integrada,
Encefaloscopio, Ilusiones; Sixto J. Castro: El escepticis-
mo del conocimiento bajo lupa
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NEUROLOGÍA
Alimentos para
las neuronas
La alimentación influye enla neurogénesis: el ayuno,
la reducción de calorías o
algunas sustancias como los
ácidos grasos omega-3 o los
polifenoles contribuyen a la
generación de neuronas.
Por Masha Elbers
NEUROCIENCIA
En el cerebro
del programadorCuando los informáticos
descifran el código fuente de
un programa, se activan sobre
todo las áreas cerebrales dellenguaje. También destaca la
implicación de su memoria
operativa. Por Janet Siegmund,
Sven Apel y André Brechmann
PSICOTERAPIA
Tratar la depresiónLa terapia cognitivo-conductual es el enfoque psicoterapéutico
mejor estudiado. No obstante, los investigadores aún se
esfuerzan por esclarecer por qué funciona. Por Emily Anthes
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