La nueva filosofía de la historia

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    Documentos: Papeles de Investigacin: Publicaciones: PrismasNro2: Sumario

    Universidad Nacional de QuilmesPrismas. Anuario de historia intelectual, No. 2

    La "nueva" filosofa de la historia. Una sinopsis

    Jos Sazbn

    UBA / CONICET

    Para muchas disciplinas humansticas, el actual es un tiempo fundacional.No slo se insiste en la rotacin de perspectiva que impone su cauce a todareflexin que pretenda ser fiel a un presente que rige sus operaciones y delque recibe sus contenidos; tambin se remarca la escansin de poca que lamisma debe asumir como propia e identificatoria. El correlato global de esamutacin generalizada es la habituacin a algo as como "el mundo segnKuhn" (para utilizar una expresin de Danto).1 En el solo campo de losestudios histricos, las definiciones inaugurales proliferan: "nueva historia","nueva historia cultural", "nuevo historicismo", etc.,2 cuyos referentes sonotros tantos conjuntos disciplinarios en atareada edificacin. En consonanciacon estas refundaciones, pero a partir de una propia lgica de desarrollo,cierta filosofa de la historia tambin se ha autodesignado "nueva", pero sloimperfectamente captaramos esa novedad si homologramos estatransicin a las anteriormente mencionadas. La proteica "nueva historia",por ejemplo, es la menos firmemente designada por su rtulo: su pasado

    abunda en declarados nuevos comienzos y tanto los comentaristasecunimes como los vindicativos Peter Burke o Gertrude Himmelfarb,digamos3 han hecho resaltar la antigedad del reclamo de novedad. Lamisma renovacin de la historia cultural, aunque articulaexperimentalmente las incitaciones de los "gneros borrosos",4 no por elloabandona el impulso cognoscitivo que da razn de ser a su campo deestudios. Si, de una apertura a otra, pasamos a la que define a la filosofa dela historia en sus actuales conatos, percibimos un ademn programticodiverso: mientras en los casos anteriores la renovacin se ejerce en mediode una floracin de lenguajes que desplazan a los preexistentes, en estecaso asistimos a un cambio de conversacin. La "nueva" filosofa de la

    historia reclama para s el derecho de abrir un espacio de reflexincategorialmente diverso del ya demarcado y, al hacerlo, transmuta la mismanocin que, parasitariamente, vehiculiza su nombre; redefine, pues, elenunciado descriptivo heredado y otorga otra identidad a la disciplina. En suimpulso constructivo hay una apuesta a la memoria crtica de lasprecedentes versiones de la especialidad en la medida en que su eventualpertinencia queda confinada a estadios superados de la conciencia tericade la filosofa de la historia. Lo ahora prometido es una argumentacin msconsistente de los fundamentos tericos de la disciplina que no requiere ya

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    de antiguas distinciones sobre el estatus de la reflexin, en virtud de que elterreno mismo en que se instala est delimitado por otras coordenadas y ladesignacin de entidades y operaciones deriva de un cdigo diverso de losque prevalecieron.

    Es cierto que, mucho antes de que una filosofa de la historia se postulara

    ambiciosamente como "nueva", una anloga vocacin de deslinde se habahecho sentir utilizando otro vocabulario. A tal punto gravitaba unaconsolidada tradicin vinculada a su nombre, que las obras que reincidanen la denominacin se disociaban preventivamente de sus resonancias. Lasprimeras lneas de la Introduccin a la filosofa de la historia de RaymondAron, publicada antes de la guerra, disuadan al lector que esperaraencontrar en el libro algo afn a "los grandes sistemas... tan desacreditadoshoy". El objetivo del ensayo era ms bien una filosofa histrica y slo "encierto sentido" filosofa de la historia, siempre que se excluyera de sta lapretensin de ofrecer "una visin panormica del conjunto humano" y se laentendiera ms bien como comprensin de la historia y reflexin sobre el

    presente epocal.5

    Tal propsito de un cambio radical de temtica que, noobstante, preserva la denominacin heredada, encontrar ms adelante unaformulacin expresiva en un libro de Schndelbach cuyo ttulo indica bienesa deriva: La filosofa de la historia despus de Hegel . La posterioridadaludida, precisaba el autor, era la propia de una situacin terica en la quela "sistemtica de la historia de tipo hegeliano" deja de ser tomada enconsideracin por su carencia de plausibilidad.6 ste es, desde luego, elgesto comn de los tericos y filsofos de la historia modernos, quienes,bajo la figuracin de Hegel, subsumen todas las interpretacionesglobalizantes de la historia que aspiran a ofrecer sntesis comprensivas deldesarrollo humano; desde los aos cuarenta, la demolicin popperiana del"historicismo" resultar, para todos ellos, servicial, los eximir del esfuerzode la refutacin y dejar el terreno despejado para otras iniciativasintelectuales. La lnea divisoria entre un antes y un despus de laspretensiones "de tipo hegeliano" quedar inscripta en el lxico filosfico enla forma de una tipologa dual que, con algunas mnimas variantes, presidirla reorganizacin de la disciplina. Una influyente dicotoma fue la elaboradahacia 1951 por W. H. Walsh, quien, luego de razonar los motivos del"general recelo" que afectaba a la especialidad (principalmente en GranBretaa), escindir el conjunto de problemas de los que ella se ocupa. Porun lado, la parte "especulativa o metafsica", como heredera de la filosofa"tradicional" de la historia, preservara el inters por el curso general de loshechos humanos e indagara su sentido, finalidad o tendencias; por otro, la

    "filosofa crtica" se abocara al examen de las cuestiones lgicas,epistemolgicas y tericas que plantea el conocimiento de la historia. 7 Estaltima parte, de hecho la nica articulable con la filosofa de la ciencia, laepistemologa de las ciencias sociales y las indagaciones sobre el lenguajefilosfico entonces en curso, ser la que prevalecer en el futuro y darlugar a un frondoso cotejo de posiciones y revisiones correctivas. Nonecesitar para ello anunciarse como "crtica", sobre todo porque razonesde congruencia con una orientacin ms general le otorgarn

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    tempranamente el rtulo de "analtica" y, desde el ttulo del trabajo seminalde Arthur Danto: Analytical Philosophy of History(1965), se sobreentendersiempre que se es su mbito de validacin. No obstante, en ese perodotemprano y como un eco del apremio de Walsh por neutralizar la acepcinlargamente estable del rtulo disciplinario, otros estudiosos se creyerontambin obligados a efectuar liminarmente la distincin. William H. Draycomenzar su Filosofa de la historia8 por el deslinde entre "crtica yespeculacin",9 Danto iniciar la suya antes mencionada con una discusinsobre el alcance respectivo de la filosofa de la historia "sustantiva" y laanaltica (donde el criterio de demarcacin es la cognoscibilidad del futuro,afirmada por la primera y puesta en cuestin por la segunda) 10 y, ms engeneral, incluso los historiadores tomarn nota de la distincin.11 Se puedeagregar que, unos aos despes, Raymond Aron se har cargo de laoposicin bajo la forma del contraste entre el pensamiento historicistaalemn cuya representacin metafsica de la historia entiende a sta comoun devenir creador y la anglosajona filosofa analtica de la historia, encuanto metaciencia del conocimiento histrico.12

    Volviendo ahora a la "nueva" filosofa de la historia, se puede apreciar elalcance de su ademn instaurador en el hecho de que, lejos de pagar tributoa la disyuncin cannica crtica/especulacin (la cual, aunque paradistanciarse de ellos, tiene en cuenta los remotos y venerablesantecedentes de la especialidad), establece su perfil antagnico no enreferencia a la "tradicin", sino a partir de un provocativo contraste con losdesarrollos ms recientes de la disciplina. En lo que sigue, presentar unadescripcin condensada de ese perfil, aunque omitiendo el sealamiento delas contribuciones individuales a la corriente. No me referir, entonces, a lasobras de Hayden White, Hans Kellner, Stephen Bann, Lionel Gossman,Dominick LaCapra, F. R. Ankesmit, etc., especificando sus respectivaselaboraciones, aunque s tomar en cuenta al ltimo de los nombradoscomo principal referente en virtud del mayor respiro que este autor ha dadoa las reivindicacines tericas y programticas de la "nueva" filosofa de lahistoria, as como de la vivacidad polmica con que las ha presentado.13

    * Mientras los anteriores intentos reconstructivos de la disciplina seestablecan a partir de un deslinde con una acepcin secularmenteconsagrada y arraigada en la historia de la filosofa a la que denominaban"especulativa", "sustantiva", "dogmtica" o "tradicional", esta versinemergente se desentiende de ese horizonte histrico y busca diferenciarse,ms bien, del conjunto de supuestos, problemas y temticas que

    caracterizaron tanto a la orientacin "crtica" o "analtica" como a otrascoetneas (por ejemplo, la teora hermenutica). Un ndice elocuente deeste giro, as como de la rapidez de las transiciones en la disciplina, es que,en la nomenclatura en curso, "tradicional" designa ahora a la propia filosofaanaltica de la historia14 (y no, como en el lxico de esta ltima, a lossistemas de Vico, de Hegel, etctera).15

    * Mientras la expansin de la filosofa "crtica" de la historia fue paralela a laelaboracin de las tesis "narrativistas" (cuyo texto seminal, "Narrative

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    sentences", integraba la influyente Analytical Philosophy of History, deArthur C. Danto), vinculando entonces la dilucidacin epistemolgica de lahistoria con el anlisis de sus principios constructivos, la "nueva" filosofa dela historia disocia y opone programticamente las dos perspectivas.Planteando en trminos dilemticos el futuro de la disciplina, rechaza lafilosofa epistemolgica de la historia, juzgada ahora "un curioso fsilpositivista en el mundo intelectual contemporneo",16 y asume para s, comopropios de una actualidad terica consciente de s misma, los atributos deuna "filosofa narrativista de la historia" que es tambin, en oposicin a ladesplazada, una "filosofa sinttica de la historia".17 En consonancia con estaopcin, entroniza a la obra de Hayden White como fundadora de la nuevaorientacin, aunque en recursos lgicos y dilatacin conceptual avanzamucho ms all de los hitos establecidos por el autor de Metahistory.

    * Como corolario del rechazo indicado, la nueva filosofa de la historiadesecha tanto la agenda de cuestiones de la que se ocupa la epistemologade la historia como el vocabulario y criterios habituales que esta ltima

    moviliza. Por un lado, se desentiende de los problemas de la explicacinhistrica, de la causalidad, de la verdad, de la justificacin, de laargumentacin, etc. y relega al olvido o a la insignificancia discusiones comolas suscitadas por el hempeliano "covering-law model". Por otro, cuestiona lapertinencia y, por tanto, la subsistencia del vocabulario de la descripcin y laexplicacin como herramientas tiles para dar cuenta del trabajo delhistoriador; en su lugar, propone conceptualizar las unidades discursivas entrminos de representacin, vinculando esta preferencia con la decisivapostulacin de un acercamiento a la escritura de la historia desde el puntode vista de la esttica.18 La premisa de este giro es la proximidad en que seencontraran el arte y la historiografa en cuanto ambos ofrecen unarepresentacin del mundo. La representacin, sin embargo, a diferencia delo que impondra una lectura referencialista, debe ser concebida sin ningunapauta externa y slo en los trminos del propio medio representacional.Siguiendo la inspiracin de Hayden White (particularmente en su obratemprana: por ejemplo en "The Burden of History"),19 la nueva filosofa de lahistoria se propone emancipar a la escritura histrica de las constriccionesde veracidad asociadas al imperativo de una representacin fidedigna delpasado. En trminos afirmativos, se trata para ella de hacerse cargo delcarcter inevitablemente sustitutivo que posee el texto histrico. Dado queel pasado constituye, por definicin, una realidad ausente, su sustituto tieneuna entidad propia que debe ser juzgada partiendo de sus propios principiosformales. Slo las proposiciones individuales, aislables, que integran el

    discurso del historiador pueden ser pasibles de una adjudicacin de verdado falsedad;20 la unidad textual misma, en cambio, es estimada por supregnancia significativa, por el punto de vista que preside su construccin,por el tipo de interpretacin (es decir, de sentido aadido al conglomeradofctico)21 que ofrece, de modo que el conjunto de estos atributos y no la"representacin fiel" del pasado ausente es lo que hace a una obra histricams o menos plausible o convincente.

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    * Un rasgo ostensible de la nueva filosofa de la historia es su conviccin deformar parte de un movimiento intelectual ms amplio que rechaza, conescepticismo e irona, las pretensiones esencialistas de las cienciashumanas y que, en el campo del conocimiento histrico, tuvieron expresinen el propsito cientfico de la historiografa moderna. Dejando de lado laaspiracin de apresar "la esencia del pasado" (en sus distintasespecificaciones y desde diferentes perspectivas tericas), otro tipo dehistoriografa emergente buscara sustituir las "estructuras macrohistricas"por "situaciones y conexiones vitales microhistricas" como objeto de laatencin del historiador.22 Los ms connotados orientadores de la nuevafilosofa de la historia, F. R. Ankersmit y Hans Kellner, han decidido llamar"posmodernista" tanto a la historiografa que sienten consonante con sureflexin como a su propia opcin filosfica. Que el trmino puede servir, enefecto, como seal de reconocimiento es algo que se puede comprobar en lanaturalidad con la que los mismos historiadores han acogido ladenominacin como conveniente para designar la nueva direccin de sustrabajos. As, en un intercambio carente de toda conexin con la filosofa de

    la historia y referido ms bien a las preferencias metodolgicas y temticasde ciertos historiadores, la revista Past and Presentdebati, hace unos aos,la pertinencia de tal rtulo.23

    * Para situar, en definitiva, a esta corriente en un marco histrico msamplio, se puede decir que, mientras en el pasado la filosofa de la historiase inspir en el pensamiento teolgico, metafsico, cientfico-natural ocientfico-social (y, en sus recientes versiones "crticas", en criteriosepistemolgicos), ahora y siguiendo el lejano precedente de Croce extraesus recursos de la teora y la prctica de las artes y la literatura, pero en unestado de estas ltimas en el que ya han sido impregnadas o cribadas por elformalismo estructuralista y el antifundamentalismo deconstruccionista.Esto ha llevado a que, con el relegamiento de las concepciones bautizadas"esencialistas", se abandone tambin la tensin cognoscitiva hacia elreferente, sustituida entonces por un inters intransigente y exclusivo en losartefactos textuales que lo aluden. La inteleccin del pasado es tamizadapor la reconstruccin de su organizacin discursiva y sta por la del gnerode escritura que la subtiende. La confluencia de diversas perspectivas y laindistincin categorial de sus objetos ha suscitado una dilatacin de ladisciplina: la nueva filosofa de la historia se constituye como hibridacin deteora literaria, crtica cultural, historia intelectual y filosofa deconstructiva.

    La "nueva" filosofa de la historia es, sin duda, nueva en tanto emergente y

    diferenciada de la que prevaleci en los mismos medios acadmicos quesirven de marco a su programtica declaracin de ruptura e innovacin (porejemplo, la revista History and Theoryde la Wesleyan University). Pero es,sobre todo, otra en la medida en que el objeto que busca constituir slotiene una relacin mediada y an elusiva con aquel sobre el cual recay lameditacin de la filosofa y que, con las normales transformaciones eincitaciones de poca, an subsiste en ella. En este sentido, y puesto que ellxico cuenta, se puede recordar que no hay slo una manera de entender ladistincin entre una filosofa de la historia dogmtica y otra crtica: basta

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    registrar, por ejemplo, los contenidos diversos que estos trminos puedentener en las elaboraciones de Schndelbach.24 La verdadera diferenciacinentre la "nueva" filosofa de la historia y la consensual es equivalente yhomloga del desdoblamiento semntico y lgico que distingue en lahistoria lo propio de las res gestae y lo referido a la historia rerum gestarum.Pues, aunque existan antecedentes al respecto, slo ahora, con la "nueva"filosofa de la historia queda consumada en un sentido irreversible latransicin de la historia-objeto a la metahistoria y del inters por el sentidode la cristalizacin de lo humano en el pasado a la inspeccin formal de lasmodalidades discursivas en que ese inters se manifiesta. La brecha esprofunda, porque si bien siempre existi, en proporciones diversas, en cadahistoriador y en cada filsofo de la historia, una remisin recproca de laorientacin intencional al pasado a los recursos intelectuales que permitensu ejercicio, del inters por lo transcurrido al concepto que busca hacerlointeligible, slo ahora la oclusin del referente o su elusin agnstica, laaxiomtica celebratoria de "la ausencia" del pasado deja paso a laautorreferencialidad de su figuracin como nuevo objeto de la reflexin

    histrica. La nueva filosofa de la historia abandona las res gestae a unasuerte de dispersin atomista y refiere todo conato de sntesis intelectiva auna organizacin textual cuya aptitud persuasiva queda librada al dictamende un juicio esttico que se expedir sobre sus cualidades formales. Encuanto declarada "lectura esteticista de los textos histricos", 25 postula elcarcter autorreferencial del lenguaje narrativo y la indeterminabilidad de suconexin con estados de cosas extratextuales; no se pronuncia sobre elpasado sino sobre su sustituto figurado, al que coteja con otras creacionessustitutivas al modo en que el crtico de arte compara y valora la calidad deun cuadro tomando en cuenta slo sus inherentes recursos pictricos. Enesta connoisseurship de la obra histrica26 basada en criterios estilsticos

    comienza y termina la frmula programtica de la nueva filosofa de lahistoria.

    La relegacin parenttica a la que esta corriente somete las cuestiones delreferente, su excluyente concentracin en los atributos formales de unarepresentacin autonomizada de la cosa representada, su abstencinprincipista del criterio de verdad histrica, su disolucin del fundamentocognoscitivo del juicio moral sobre el pasado, han generado uncomprensible recelo que no dej de influir sobre los practicantes de la"nueva" filosofa de la historia. Se puede advertir, al menos en algunos deellos, una atenuacin forzada y tambin contradictoria de sus planteos quelleva a un Lionel Gossman, por ejemplo, a proponer una "historiografa

    racional" en virtud de la cual sea alcanzable "un punto medio entre laverdad absoluta y la arbitrariedad irracional, o 'decisionismo'"27 y a aceptar,tambin, una especie de principio de codeterminacin que permite afirmarque "la narrativa determina la evidencia en la misma medida en que laevidencia determina la narrativa".28 Ms significativo es el hecho de que eladalid de la corriente, Hayden White, una vez enfrentado con el problema dela representacin histrica del genocidio, se haya inclinado por un necesariotipo de adecuacin entre hechos y figuraciones: contenidos fcticos como

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    los crmenes masivos requeriran un "gnero noble" de representacin yninguna "distorsin de los hechos" le estara permitida al lenguajefigurativo.29 Esta admisin est, seguramente, muy lejos de las prevencionesde la nueva filosofa de la historia que, en las palabras de Kellner, buscaresistir e impugnar "el autoritario discurso de la realidad".30 o

    1 Arthur C. Danto, "The Decline and Fall of the Analytical Philosophy ofHistory", en Frank Ankersmit and Hans Kellner (eds.), A New Philosophy ofHistory, Chicago, The University of Chicago Press, 1995, p. 84.

    2 Peter Burke, "Ouverture: the New History, its Past and its Future", en P.Burke (ed.), New Perspectives of Historical Writing, Cambridge, Polity Press,1994 (1a. ed., 1991); Lynn Hunt (ed.), The New Cultural History, Berkeley,University of California Press, 1989; H. Aram Vesser (ed.), The NewHistoricism, Nueva York, Routledge, 1989.

    3 Peter Burke, "Ouverture", cit. (n. 2), pp. 7-8; Gertrude Himmelfarb, TheNew History and the Old. Critical Essays and Reappraisals, Cambridge

    (Mass.), Harvard University Press, 1987, pp. 1-4. Para un amplio panoramade la cuestin, cf. Ignacio Olbarri, "'New' new history: a longue durestructure", History and Theory, vol. XXXIV, 1995, pp. 1-29

    4 Clifford Geertz, "Blurred Genres: The Refiguration of Social Thought", enLocal Knowledge. Further Essays in Interpretive Anthropology, Nueva York,1983.

    5 Raymond Aron, Introduccin a la filosofa de la historia (original francs:1938), 2 tomos, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1983, t. 1, p. 9.

    6 Herbert Schndelbach, La filosofa de la historia despus de Hegel (original

    alemn: 1974), Barcelona, Alfa, 1980, p. 7.7 W. H. Walsh, Introduccin a la filosofa de la historia (original ingls: 1951),Mxico, Siglo XXI, 6a. ed., 1976, cap. 1.

    8 William H. Dray, Filosofa de la historia (original ings: 1951), Mxico,UTEHA, 1965, pp. 1-5.

    9 Los pares opositivos de Walsh y de Dray terminaron por adicionarse en laconsideracin retrospectiva de otros estudiosos. As, por ejemplo, Carrmenciona la distincin entre una filosofa de la historia "sustantiva oespeculativa" y otra "crtica o analtica" y exactamente en los mismos

    trminos lo hace Callinicos. Cf. David Carr, Time, Narrative, and History,Bloomington, Indiana Unversity Press, 1986, p. 1; Alex Callinicos, Theoriesand Narratives. Reflections on the Philosophy of History, Durham, DukeUniversity Press, 1995, pp. 1-2. Por lo dems, tanto Carr como Callinicosprescinden de ese encuadramiento en sus respectivas (y diferenciadas)indagaciones sobre la filosofa de la historia.

    10 Arthur C. Danto, Analytical Philosophy of History, Cambridge, CambridgeUnversity Press, 1965, cap. 1.

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    11 Jerzy Topolsky, Metodologa de la historia (original polaco: 1973, conprlogo de 1966), Madrid, Ctedra, 1985, pp. 37-38.

    12 Raymond Aron, Lecciones sobre la historia. Cursos del Collge de France(original francs: 1989), Mxico, FCE, 1996. Cf. "Del historicismo alemn a lafilosofa analtica de la historia (1972-1973)", pp. 31-45.

    13 Hayden White, Metahistory. The Historical Imagination in Nineteenth-Century Europe, 1973; del mismo autor, Tropics of Discourse. Essays inCultural Criticism, 1978, y The Content of the Form. Narrative Discourse andHistorical Representation, 1987. Edicin de las tres obras: Baltimore, TheJohns Hopkins University Press. Hans Kellner, Language and HistoricalRepresentation. Getting the Story Crooked, Madison, The University ofWisconsin Press, 1989; Stephen Bann, The Inventions of History. Essays onthe Representations of the Past, Manchester, Manchester University Press,1990; Lionel Gossman, Between History and Literature, Cambridge (Mass.),Harvard University Press, 1990; Dominick LaCapra, Rethinking IntellectualHistory. Texts, Contexts, Language, 1983; del mismo autor, History andCriticism, 1985, y Soundings in Critical Theory, 1989. Edicin de las tresobras: Ithaca, Cornell University Press; F. R. Ankersmit, Narrative Logic. ASemantic Analysis of the Historian's Language , La Haya, Martinus Nijhoff,1983; del mismo autor, "The Dilemma of Contemporary Anglo-SaxonPhilosophy of History", en History and Theory, Beiheft 25, 1986, pp. 1-27;"Historical Representation", ibid., vol. XXVII, 1988, pp. 205-228;"Historiography and Postmodernism", ibid., vol. XXVIII, 1989, pp. 137-153;"Reply to Professor Zagorin", ibid., vol. XXIX, 1990, pp. 275-296;"Historicism. An attempt at synthesis" y "Reply to Professor Iggers", ibid.,vol. XXXIV, 1995, pp. 143-161 y 168-173; "La verdad en la literatura y en lahistoria", en Ignacio Olbarri y Francisco Javier Capistegui (eds.), La "nueva"

    historia cultural: la influencia del postestructuralismo y el auge de lainterdisciplinariedad, Madrid, Complutense, 1996, pp. 49-67.

    14 Siguiendo la pauta conocida, tal imputacin integra el incipit de lapropuesta de los nuevos renovadores. As, Ankersmit comienza su NarrativeLogic (cf. n. 13) con esta declaracin: "Hace unos diez aos surgi unafilosofa de la narratio histrica en virtud de la creciente insatisfaccin quesuscitaba la filosofa de la historia tradicional. Se vio que el debate sobre elmodelo de la 'ley de cobertura', la discusin sobre el papel de los valores enla historiografa y sobre la teora hermenutica de algn modo dejabanescapar los problemas esenciales del conocimento histrico". Abandonando"esas discusiones tradicionales", Ankersmit propone erigir una "filosofanarrativa suficientemente firme y consistente como para sostener el peso dela prctica de la historia" (op. cit., p. 1).

    15 En el mismo sentido, la rpida aclimatacin de la corriente le permiti, enpocos aos, prescindir de las comillas que marcaban inicialmente el carcterexploratorio de la "nueva" versin (por ejemplo, en el libro de Kellner citadoen n. 13, como se ve en el ttulo de la compilacin de Ankersmit y Kellner (n.

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    1), donde el adjetivo est tan normalizado como en las compilacioneshomlogas de Hunt y Veeser (n. 2).

    16 F. R. Ankersmit, "The Dilemma of Contemporary Anglo-Saxon Philosophyof History", citado en n. 13, p. 27.

    17

    F. R. Ankersmit, Narrative Logic, cit., p. 5; y del mismo autor, "TheDilemma...", p. 1.

    18 F. R. Ankersmit, "Historical Representation", cit. La esttica es esgrimidatambin contra el orden jerrquico que, en Gadamer, la subordina a lahermenutica: "la verdad es la inversa: como filosofa de la representacin,la esttica precede a la filosofa de la interpretacin y es la base que laexplica" (p. 210). En su ltimo libro, Ankersmit dilata an ms el alcanceheurstico y normativo de la esttica e, internndose en los problemas delestado y la democracia, la sociedad, el poder, el individuo y el atribuible"contenido de la forma" de dichas representaciones, aboga enfticamentepor una filosofa poltica esttica que resulte servicial para encarar las

    cuestiones que se plantean a las democracias contemporneas una vezconcluida la guerra fra. Cf., de este autor, Aesthetic Politics. PoliticalPhilosophy Beyond Fact and Value, Stanford, Stanford University Press,1997.

    19 Hayden White, "The Burden of History", History and Theory, vol. V, 1966,pp. 111-134. El artculo integr posteriormente el volumen Tropics ofDiscourse, citado en n. 13.

    20 F. R. Ankersmit, "Reply to Professor Zagorin", citado en n. 13, p. 282.

    21 "El vocabulario de la representacin, a diferencia del de la interpretacin,

    no supone que el pasado tenga un sentido"; por eso mismo, "puedeayudarnos a explicar la emergencia del sentido a partir de lo que an notiene sentido". Cf. F. R. Ankersmit, "Historical Representation", citado en n.13, pp. 209-210.

    22 F. R. Ankersmit, "Historiography and Postmodernism", citado en n. 13, p.148.

    23 Cf. el intercambio a veces, crispado de puntos de vista que, bajo el ttulocomn de "History and Post-Modernism", public Past and Present en susNos. 133 y 135 de noviembre de 1991 y mayo de 1992, respectivamente, enocasin de una breve nota (con similar ttulo) de Lawrence Stone, aparecida

    en el No. 131, de mayo de 1991. Participaron el mismo Stone, Patrick Joyce,Catriona Kelly y Gabrielle M. Spiegel, autora esta ltima de un texto que, engran medida, sirvi de referencia al debate: "History, Historicism, and theSocial Logic of the Text in the Middle Ages" (Speculum, vol. 65, 1990, pp. 59-86). La escasa disposicin de los editores de Past and Presenta dar cabidaen las pginas de la revista a este tipo de problemtica aparece tcita yrencorosamente aludida en un artculo reciente de uno de los polemistas deentonces. Cf. Patrick Joyce, "The Return of History: Postmodernism and the

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    Politics of Academic History in Britain", Past and Present, No. 158, febrero de1998, pp. 207-235 (la pgina inicial consigna: "sta es la primeracontribucin sobre posmodernismo e historia que publica Past and Presentdesde el nico intercambio sobre el tema, en 1991-2").

    24 Mientras la filosofa de la historia dogmtica "considera que la posibilidad

    de sistematizacin de la historia est garantizada por las condicionesobjetivas del material histrico mismo", la crtica busca "fundamentar lavalidez cientfica y la referencia objetiva de las sistematizaciones histricas".Cf. Herbert Schndelbach, op. cit. (n. 6), pp. 16-17.

    25 F. R. Ankersmit, "Reply to Professor Zagorin", citado en n. 13, p. 295.

    26 "El tipo de historiografa que ms necesitamos es una connoisseurship dela escritura histrica... que sepa cmo encontrar la clave secreta del textono en su alegada correspondencia con el pasado real sino en suorganizacin textual". F. R. Ankersmit, "Reply to Professor Zagurin", cit. pp.294-295.

    27 Lionel Gossman, Between History and Literature, citado en n. 13, p. 318

    28 Lionel Gossman, "Towards a Rational Historiography", Transactions of theAmerican Philosophical Society, vol. 79, No. 3, 1989, p. 26 (cit. en John H.Zammito, "Are we Being Theoretical Yet? The New Historicism, The NewPhilosophy of History, and 'Practicing Historians'",Journal of Modern History,vol. 65, No. 4, diciembre de 1993, p. 804).

    29 Hayden White, "Historical Emplotment and the Problem of Truth", en SaulFriedlander (ed.), Probing the Limits of Representation. Nazism and the"Final Solution", Cambridge (Mass.), Harvard University Press, 1992, pp. 45,

    41.30 Hans Kellner, Language and Historical Representation, citado en n. 13, p.24.