La poesía y la prosa barrocas

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LA POESÍA Y LA PROSA BARROCAS 1. El siglo XVII. 2. El Barroco. 3. Conceptismo y culteranismo. 4. La poesía barroca. 5. La prosa en el siglo XVII.

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Características del Barrco. Conceptismo y culteranismo. Autores

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LA POESÍA Y LA PROSA BARROCAS

1. El siglo XVII.

2. El Barroco. 3. Conceptismo y culteranismo.

4. La poesía barroca.

5. La prosa en el siglo XVII.

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LA POESÍA Y LA PROSA BARROCAS 1. El siglo XVII El siglo XVII es un momento de grave crisis que va desmoronando el poderío político y la solidez ideológica de la cultura renacentista. Las guerras, las enfermedades, el clima adverso, las malas cosechas, el hambre y las más diversas calamidades azotan Europa.

1.1. La sociedad del siglo XVII En Francia o en España se consolida una forma de estado denominada MONARQUÍA ABSOLUTA, con la concentración del poder en manos del rey y sus cortesanos próximos. En otros países como Holanda o Inglaterra la BURGUESÍA crece en importancia y los PARLAMENTOS empiezan a controlar el poder real. Todo ello se produce entre graves CONFLICTOS: revueltas campesinas, guerras religiosas…

1.2. La España del siglo XVII La monarquía española (austrias menores: Felipe III 1598-1621, Felipe IV 1621-1655 y Carlos II 1655-1700) en el siglo XVII se caracterizó por el autoritarismo y la cesión del poder a los validos: secretarios de Estado responsables de las decisiones políticas. Las guerras de finales del reinado de Felipe II y los constantes conflictos posteriores causaron la quiebra del Estado. La presión fiscal, la inflación, las malas cosechas y el estancamiento de la producción acrecentaron la miseria y el paro. Hubo revueltas y disturbio s populares. Las epidemias de peste, las hambrunas, las guerras, la expulsión de los moriscos y la emigración a América provocaron un notable descenso demográfico. Se produjo una emigración a las ciudades, lo que incrementó el número de pobres, mendigos y delincuentes. La nobleza siguió siendo una clase improductiva y ociosa, que vivía en el lujo y el despilfarro, disfrutando de enormes privilegios. La corrupción y la inmoralidad cundieron entre los grupos de poder

1.3. La religión en el siglo XVII El siglo XVII se caracterizó por un gran reforzamiento religioso y una profunda reafirmación del tradicionalismo. España, aislada del exterior, bajo el peso de la Contrarreforma, pero sin renunciar a la herencia renacentista, vuelve los ojos a la tradición cristiana medieval y los viejos principios teocéntricos. El mundo vuelve a verse como un lugar de aflicciones y miserias donde el ser humano expía su pecado original: los bienes terrenales son falsos y los placeres se transforman en dolor. La conciencia de la aguda crisis se extiende entre los escritores, lo que motiva el pesimismo y el desengaño típicos del Barroco. 2. El Barroco

Se denomina Barroco al periodo que sigue al Renacimiento. El término se aplicó primero a las artes plásticas, designa una época que va desde finales del siglo XVII hasta la primera década del siglo XVIII, en que comienza el Neoclasicismo. El Barroco es una etapa artística enteramente distinta del Renacimiento. Afecta a toda creación, tanto intelectual como artística y se inicia cuando los dos rasgos principales del Renacimiento son sustituidos por dos características típicamente barrocas:

1. La exaltación del mundo y del hombre propio del Renacimiento da paso a una profunda desvalorización de la vida y la naturaleza humana.

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2. El equilibrio humanista procedente de la admiración por la Antigüedad clásica Tendencia a la exageración en el arte 2.1. Características del Barroco

a) Concepción negativa del mundo

El mundo es percibido como caos, desorden y confusión. A los ideales renacentistas les han seguido la frustración y el desencanto. La vida está ahora regida por la idea de la muerte: vivir es sólo un breve tránsito entre la cuna y la sepultura. El tiempo lo destruye todo y la realidad es ilusión y apariencia: la vida es sueño y el mundo es un gran teatro. La brevedad de la vida, la caducidad de las cosas y la fugacidad de lo terreno explican la idea barroca por excelencia: el DESENGAÑO

b) El pesimismo barroco

El pesimismo barroco presenta muy diversas formas: la angustia existencial, la sátira, la evasión, la diversión… La literatura española proporciona ejemplos de estas variadas actitudes barrocas: Quevedo, la novela picaresca, Góngora, el teatro, etc.

c) La estética barroca Literariamente, el Barroco es la continuación de temas y formas Renacentistas. El escritor sin despreciar a los autores clásicos, se distancia de ellos, siguiendo su apreciación personal. Así surge un espíritu creador que presenta caracteres propios y definidos: Busca lo nuevo, lo original, lo sorprendente para excitar la sensibilidad y la inteligencia del lector. Utiliza, para ello, brillantes imágenes, novedades estilísticas, ideas ingeniosas, o se sirve de lo pintoresco, lo grotesco y lo hiperbólico. Sustituye las normas clásicas por su actitud individualista y capricho personal, tendiendo hacia la exageración de la realidad literaria. Esta búsqueda de lo original provoca una tendencia a la artificiosidad y la complicación. Como resultado, el mensaje se percibe entre exquisitas excelencias formales, creando un arte para minorías. La ausencia de normas genera una visión unilateral de la realidad, que es idealizada hasta la belleza absoluta o deformada hasta el envilecimiento degradante. Es primordial el cultivo del contraste, fruto del desengaño y la incertidumbre vitales. Se manifiesta en la violenta oposición de elementos extremos, el placer de la antítesis o el enfrentamiento de feo/ hermoso; refinado/vulgar; serio/cómico… La concepción del mundo como mudanza e incesante cambio produce en el arte literario dinamismo y movilidad. Su realización formal se aprecia, esencialmente, en abundante subordinación, hipérbaton, elipsis o violentos encabalgamientos métricos.

3. Conceptismo y culteranismo

El conceptismo y el culteranismo son las dos tendencias estilísticas dominantes en la literatura barroca española. No se trata de movimientos opuestos sino que forman parte de una sensibilidad estética general que persigue la originalidad y pretende admirar al lector. En ambas tendencias se rompe el equilibrio entre forma y contenido (cómo se dice y qué se dice) defendido por la estética renacentista:

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a) El conceptismo

Se basa en asociaciones ingeniosas de palabras o ideas. Se tiende a un lenguaje conciso, lleno de contenido. Para ello se juega con los significados de las palabras (los conceptos) y sus relaciones más insospechadas. Los recursos más frecuentes son la antítesis, las hipérboles, los equívocos, la combinación de diversas acepciones de un mismo vocablo… Los autores conceptistas más notables fueron FRANCISCO DE QUEVEDO y BALTASAR GRACIÁN.

b) El culteranismo Busca ante todo la belleza formal. Sobresale la ornamentación exuberante. Los temas suelen ser triviales, pero se utiliza un estilo esplendoroso que busca llamar la atención sobre el lenguaje mismo. Los recursos más frecuentes son la metáforas audaces, metonimias, perífrasis, hipérboles, i voces sonoras, procedimientos que buscan la musicalidad del verso (aliteraciones, paronomasias, palabras esdrújulas…) La sintaxis se complica con giros latinos, violentos hipérbatos, exagerados encabalgamientos... Vocabulario originalísimo: incorpora numerosos cultismos de procedencia latina y selecciona los términos por su colorido y suntuosidad. El principal representante del culteranismo es LUIS DE GÓNGORA y sus seguidores.

4. La poesía barroca La poesía tiene en el siglo XVII un enorme desarrollo. No sólo se cultiva poesía lírica y épica, sino que la poesía dramática los dramaturgos eran llamados poetas tiene ahora excepcional importancia. Las últimas décadas del siglo son de claro decaimiento y no hay ya autores de relieve, hecho que se prolongará durante el siglo siguiente, dando lugar a un largo periodo de decadencia no sólo de la poesía, sino de la literatura española en general. Ello se debió tanto al declive general del país, como al agotamiento de los recursos expresivos, que se utilizaban ya de forma repetitiva. La poesía barroca refleja la conciencia de crisis, el pesimismo y el desengaño característicos de esta

etapa cultural. Presenta gran variedad de formas, estilos y temas. Se llevan al extremo los temas renacentistas:

a) El amor es visto como pasión intensa, se resalta su fuerza y adquiere un sentido trascendente, es decir, se aprecia que perviva más allá de la muerte.

b) La belleza de la mujer amada se aleja de la armonía renacentista y supera a la propia naturaleza. Vinculada con el tópico del Carpe diem, se destaca el efecto demoledor del paso del tiempo.

c) La naturaleza idílica del Renacimiento se transforma en naturaleza sensual, llena de colores y sonidos.

d) La mitología continúa siendo un punto de referencia y génesis de asuntos que son tratados a veces con tono noble y solemne y otras con efectos paródicos y burlescos.

La crisis despierta el interés por temas morales y filosóficos: la vanidad de las cosas, el engaño de las apariencias, el paso del tiempo (presente en el tema del reloj, las ruinas, el Ubi sunt?, el Tempus fugit…) la presencia de la muerte, el sueño como símbolo de vida y muerte, etc. Las circunstancias

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sociales de corrupción desembocaron en una poesía satírica donde se criticaba tipos y costumbres de la época y se hablaba del problema de España. Los tres poetas barrocos más destacados son Góngora, Lope de Vega y Quevedo.

4.1. Luis de Góngora (1561-1627)

4.1.1. Biografía

Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba en 1561 dentro de una familia acomodada y culta. Aunque estudió Leyes en Salamanca, de vuelta a Córdoba, siguió carrera dentro de la Iglesia. Viajó mucho en misiones eclesiásticas y sus poemas lo hicieron famoso. Cuando se instaló en Madrid en 1617, era ya considerado el mejor poeta de su tiempo. Amante de la vida lujosa y muy aficionado al juego, se vio acosado por las deudas. Ya enfermo, regresó a Córdoba en 1626 y allí murió al año siguiente.

4.1.2. Obra poética1

Se advierten dos épocas en la poesía de Góngora, una anterior a 1610 donde los rasgos culteranos son mucho menores y otra posterior a esta fecha en que acentúa grandemente su hermetismo.

a) Las letrillas: Las letrillas y otras poesías de arte menor de Góngora eran ya muy conocidas en su época. En ellos utiliza temas y recursos de la poesía popular junto a los barrocos: antítesis, metáforas... Aunque a veces tienen un tono serio y tratan de un tema grave, son usuales los textos de carácter humorístico o satírico, en los que se utilizan chistes, alusiones desvergonzadas, etc. b) Los romances: Con los romances de Góngora alcanza el Romancero nuevo sus mayores cimas. También en ellos se alternan lo serio y lo humorístico. Los temas son muy diversos: caballerescos, moriscos, de cautivos, pastoriles, amorosos, mitológicos, satíricos… Larguísimo romance de más de quinientos versos es la Fábula de Píramo y Tisbe. Este poema heroico-cómico narra de forma grotesca un asunto mitológico serio. Con ello, el poeta barroco se burla de sus propios mitos. c) Los sonetos: Sus sonetos son muy variados: amorosos, burlescos, morales, mitológicos, de circunstancias, etc. Los amorosos son de tipo petrarquista. d) Poemas mayores: En octavas reales y silvas, bellos y de gran artificiosidad. Son la Fábula de Polifemo y Galatea, las Soledades. En estas dos obras, las expresiones difíciles se acumulan de tal forma que sólo resultan comprensibles para un lector extremadamente culto.

1 La segunda época de Góngora, despreciada durante largo tiempo, fue rescatada al celebrarse el tercer centenario de Góngora (1927), por los

jóvenes poetas de entonces, la generación del 27, así llamada por su acción reivindicativa en el año del centenario: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, etc.); a partir de ellos se reconoce la inmensa calidad lírica de los poemas más difíciles de Góngora.

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La Fábula de Polifemo y Galatea se basa en un tema de Ovidio: Acis, amor de la ninfa Galatea, es sepultado por un peñasco lanzado por el cíclope Polifemo, enamorado de Galatea y celosos del joven; la ninfa invoca a los dioses que convierten a Acis en riachuelo. Las Soledades tendrían que haber sido cuatro, pero Góngora sólo escribió dos y la última está inacabada. El tema es, sin embargo sencillo: relata la historia de un joven náufrago que llega a tierra y es acogido por unos pastores. Se trata de un canto a la vida natural y el desdén de las ambiciones cortesanas relatados en torno a una sucesión de escenas pastoriles, en el entorno de una naturaleza estilizada.

4.1.3. Temas

Los temas de la obra de Góngora no son novedosos: el amor, la mitología, la naturaleza… Ahora bien, estos temas son reelaborados originalmente y a veces de modo satírico por un escritor al que le gusta la vida, que es refinado y sensual, de lengua afilada y espíritu burlón, atento a la belleza del mundo que lo rodea o a la que él mismo crea.

4.2. Lope de Vega

4.2.1. Biografía

Lope Félix de Vega y Carpio (1562- 1635 nació en Madrid, de familia de clase media con pretensiones de nobleza. Estudió en Alcalá y Salamanca. De compleja personalidad (pasional, atrevido, inconstante, vanidoso, vitalista…). En 1614 se ordenó sacerdote. Admiraba a Góngora, pero criticó al poeta cordobés, quien, a su vez, también censuró a Lope. Tampoco fueron buenas sus relaciones con Cervantes.

4.2.2. Obra poética

En su poesía nos muestra muy diversas facetas: el poeta vitalista, el petrarquista, el imitador de Góngora, el poeta filosófico, el religioso. Es especialmente importante su capacidad para hacer literatura de sus propias experiencias personales, con lo que anticipa el espíritu de los escritores modernos. Su obra poética se puede clasificar en dos vertientes fundamentales:

a) Poesía popular o tradicional: En metros populares, romances, y "letras para cantar" (villancicos, seguidillas, letrillas, cantares de bautizo, de siega, de amor, etc.) Destacan especialmente los romances y es uno de los más importantes poetas del Romancero nuevo o artístico. b) Poesía culta: Donde destacan los sonetos, las elegías, canciones, églogas y epístolas. Es precisamente en los

sonetos donde destaca junto con Góngora y Quevedo Escribió más de tres mil sonetos, con los temas más variados: históricos, pastoriles, mitológicos, bíblicos, etc. Temáticamente, destacan en él sus dos pasiones: la amorosa, como hombre de mundo, y la religiosa como clérigo. Si en Quevedo el amor es sufrimiento y martirio, en Lope es gozo y vitalismo; la amada de Quevedo es una ficción literaria, en Lope se halla cerca, presente y viva. En

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el caso de la poesía religiosa, aparece el arrebato de misticismo y arrepentimiento con que escribe sus versos.

Gran parte de su producción lírica está esparcida por sus obras dramáticas y narrativas, pero un abundante caudal lo reunió en libros de poesía como Rimas, Rimas sacras, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos.

4.2.3. Estilo

Se puede decir que Lope de Vega armoniza las dos tendencias de la poesía del Barroco (culteranismo y conceptismo). De ahí que no falten en sus poemas las paradojas, los juegos de palabras, las correlaciones, las antítesis, las sutilezas conceptuales, etc. Sin embargo, aunque en su poesía se sintetizan estas tendencias y escuelas, fue su propio carácter el que impuso, sobre todo ello, un lenguaje natural, vivaz, espontáneo.

4.3. Francisco de Quevedo

4.3.1. Biografía Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) nació en Madrid, de familia noble. Estudió con los jesuitas y en la Universidad de Alcalá. Estuvo al servicio del duque de Osuna. Con la caída del duque fue condenado a prisión y desterrado. A la muerte de Felipe II, volvió de nuevo a la corte. Se casa, a instancias de la reina, con una viuda, de la que se separa pronto. Un suceso no bien conocido, de índole política, hace que sea encarcelado en San Marcos de León donde permaneció cuatro años. Murió en Villanueva de los Infantes.

4.3.2. Obra poética

Su producción poética es extensa y variada; recogida a su muerte en dos libros Parnaso español (1648) y Las tres últimas musas (1670) se puede dividir temáticamente en cuatro apartados:

1) Poesía amorosa, en la que aparece la tradición petrarquista. Su creación se centra en los sufrimientos del que ama.

2) Poesía metafísica, que surge de la angustia ante la vida y la existencia, y ofrece los grandes temas del barroco: la muerte, la fugacidad del tiempo y el desengaño. Dentro de esta poesía se puede incluir la poesía religiosa y moral.

3) Poesía satírico-burlesca2, que responde a preocupaciones morales y sociales o es, al mismo

tiempo, una válvula de escape para el temperamento del poeta, un auténtico escaparate de creación léxica.

4) Poesía política, centrada en dos ideas esenciales: el problema de España y la denuncia de la

corrupción. Nace de su dolorosa conciencia por la decadencia material y espiritual de la patria.

2 La literatura satírica corresponde a composiciones poéticas u otros escritos cuyo objeto es censurar acremente o poner en ridículo a alguien o algo.

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4.3.3. Temas

Los temas centrales de la poesía de Quevedo son la inquietud por la muerte y el típico desengaño barroco. La muerte es preocupación fundamental en sus poemas, que descubren su horror a la nada. Su poesía es una meditación sobre la fugacidad de la vida: el tiempo destructor todo lo puede y la vida es una loca carrera hacia la muerte. (“Ayer se fue; Mañana no ha llegado; / Hoy se está yendo sin parar un punto:/ soy un fue, y un será y un es cansado

4.3.4. Estilo

En cuanto al estilo, la poesía de Quevedo se caracteriza por los constantes juegos de palabras, equívocos, polisemias, paronomasias, hipérboles, antítesis, paradojas, equívocos, deformaciones grotescas, etc. Domina la lengua en todos sus registros (culto, coloquial, vulgar) y conoce a la perfección los recursos retóricos clásicos. 5. La prosa en el siglo XVII Muchos de los géneros narrativos del siglo XVI prácticamente desaparecen en el XVII: libros de caballerías, novelas pastoriles, etc. Sin embargo, otros, como la novela picaresca, tienen ahora un gran desarrollo. También tiene gran importancia la novela corta al modo italiano, tras la publicación de las Novelas Ejemplares de Cervantes en 1613 Por otra parte, destacan los libros didácticos, muy numerosos en esta centuria y de temas muy diversos: historia, política, religión, filosofía, moral, estética, economía…

5.1. La novela picaresca

5.1.1. Rasgos de la novela picaresca El personaje del pícaro se caracteriza por su ambición de prosperar socialmente como forma de escapar de su miserable condición. Las novelas picarescas retratan con ello la grave situación social de las ciudades españolas del siglo XVII, en las que abundan mendigos, desocupados y vagabundos. La novela picaresca del XVII, basándose en el modelo del Lazarillo, va a tener, no obstante, rasgos diferenciadores:

a) La acción se carga de discursos moralizantes. b) El fino humor del Lazarillo es sustituido por una visión desolada de la sociedad y por un agrio pesimismo. c) Un amargo resentimiento sustituye a la sátira benévola. d) La orientación realista del Lazarillo se transforma en estilización deformadora de la realidad.

Numerosas y variadas son las narraciones picarescas publicadas en el siglo XVII. Las más importantes son el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán y El Buscón de Francisco de Quevedo.

5.1.2. Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán

Se publicó en dos partes, la primera en 1599 y la segunda en 1604. Su autor, el sevillano Mateo Alemán (1547-1615?), llevó una vida difícil, estuvo varias veces en la cárcel, emigró finalmente a México en 1608 junto a su amante y allí debió de morir. El Guzmán tuvo un gran éxito desde su publicación. La novela tiene un argumento típicamente picaresco: Guzmanillo, hijo de un mercader tramposo y afeminado y de una mujer adúltera, llega a ser consumado ladrón, se arrepiente y vuelve a reincidir en

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diversas ocasiones en una sucesión de estafas, fraudes y trampas, para terminar condenado a galeras. Allí de nuevo se arrepiente y dice que escribe su vida como ejemplo de lo que no debe hacerse.

5.1.3. El Buscón de Francisco de Quevedo

La joya literaria del género picaresco es una obra de Quevedo, Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo de tacaños, publicada en Zaragoza en 1626, aunque fue escrita bastante antes.

5.1.3.1. Argumento

Pablos comienza el relato de su vida por sus orígenes deshonroso: es hijo de un barbero ladrón y de una hechicera, sospechosos ambos de conversos. Muy joven, entra como criado del hidalgo don Diego Coronel y juntos estudian en Segovia y en Alcalá de Henares. Allí, Pablos, tras ser burlado, decide ser “bellaco con los bellacos, y más, si pudiese, que todos”. El protagonista prosigue la narración con su aprendizaje de la vida picaresca, que alterna con intentos fallidos de regeneración y ascenso social, como el frustrado matrimonio con una dama rica o un periodo de poeta y actor. Finalmente, convertido en criminal y perseguido por la justicia, decide irse a América.

5.1.3.2. Características

El Buscón se ha calificado de novela picaresca por tratarse de un relato autobiográfico ficticio de un personaje miserable. Sin embargo, la obra introduce tantas modificaciones en el género que se discute su clasificación. Coincide con el Lazarillo y el Guzmán en la forma de carta y en rasgos como el origen bajo del pícaro, su afán de ascenso social, el hambre como móvil de sus acciones. Pablos, el pícaro protagonista, cuenta episodios de su vida, pero los diversos sucesos narrados no van unidos con la finalidad de explicar algo, Tampoco hay en Pablos una evolución en el personaje como la que veíamos en Lázaro de Tormes. En cuanto al contenido, Quevedo critica en El Buscón el ansia de ascenso social y la pretensión de conseguir un título de nobleza. El protagonista, hijo de un barbero ladrón y de una bruja, sospechosos ambos de conversos, nunca lo logra: es siempre castigado cuando intenta hacerse rico o pasar por noble. Quevedo muestra, pues, en esta obra su oposición a la movilidad social, defendiendo que cada uno permanezca dentro de su condición social de origen.

5.2. Francisco de Quevedo: su obra en prosa Los libros en prosa de Quevedo son, como sus poemas, muy diversos y suelen agruparse según su contenido (político, festivo-humorístico, filosófico, satírico-moral…) El grupo más extenso de escritos en prosa es el del tipo político. Escribe varias obras sobre la política italiana, otras de defensa del nacionalismo español, textos contra los judíos y contra el separatismo catalán de 1640, etc. Gran difusión tuvieron sus obras festivas. Tienen particular interés las que parodian a Góngora y el culteranismo. Su obra filosófica más destacada es La cuna y la sepultura, rotunda exposición del desengaño barroco. Muy importantes son sus libros de carácter satírico-moral: los Sueños y La hora de todos. En las cinco narraciones de los Sueños, Quevedo ridiculiza con intención moral diversos tipos y profesiones. La hora de todos también satiriza diferentes figuras valiéndose del recurso de que la diosa Fortuna hace que en una hora todos se comporten como realmente son, sin disfraz alguno.

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5.3. Baltasar Gracián

5.3.1. Biografía

Baltasar Gracián nació en Belmonte de Calatayud (Zaragoza) en 1601. Desde muy joven formó parte de la Compañía de Jesús y fue profesor en diversos centros de su orden religiosa. Su actividad de escritor le acarreó numerosos problemas dentro de la Compañía de Jesús. Sufrió diversas sanciones y, en el último año de su vida, se le prohibió escribir. Murió en 1658 en Tarazona (Zaragoza).

5.3.2. Obra

Todos los libros de Baltasar Gracián están escritos en prosa y tienen una intención didáctica y moral. Agudeza y arte de ingenio (1648) es un tratado sobre los artificios literarios. El Criticón (1651-1657) es su obra maestra. En esta extensa novela, que anticipa la novela filosófica del siglo XVIII, dos personajes peregrinan por diversos lugares y aprenden a desconfiar de las apariencias en su búsqueda de la sabiduría y de la virtud.

5.3.3. Estilo

La prosa de Gracián es muy densa y concentrada. Está construida con frases cortas, en las que abundan las antítesis y los juegos de palabras. Las palabras suelen contener diversos significados. Con Gracián llega a su culminación la dificultad conceptista.

5.3.4. El pensamiento de Gracián

El pensamiento de Gracián es muy pesimista. El mundo es engañoso, el hombre es un ser débil, miserable y, a menudo, malicioso. Muchos de sus escritos pretenden proporcionar al lector recursos que le permitan esquivar las trampas de sus semejantes y dominar para no ser dominado. Lo principal es que los demás dependan de uno.

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