La Quijotita y su prima, ensayo crítico

6
Nieto Méndez Cecilia La Quijotita y su prima Historia y fuentes Las bases que han sostenido a la historia a todo lo largo de su desarrollo y conversión en una ciencia social, están constituidas por las fuentes-que de acuerdo a la Real Academia Española significa “Material que sirve de información a un investigador o de inspiración a un autor.”-que sirven de materia prima para el quehacer de un/a historiador/a. Es por eso que la importancia que le otorgamos a los documentos, piezas pictóricas, libros, edificios, tradiciones orales, artefactos de guerra, entre otros que se produjeron en aquella época que se pretende estudiar, es de suma importancia, ya que nos sirven como herramientas para reconstruir lo vivido, lo pensado y plasmado. Toda manifestación del ser humano significó algo en su momento, y así, significará de nuevo cuando se revivan las mismas, pero en el tiempo del que las investiga y trata de comprender. Cabe aclarar que no todas las manifestaciones se presentan de manera igual, no todas son claras y concisas y mucho menos se tratan igual, pero el objetivo de un/a historiador/a es intentar desmarañar aquella cosa que se nos presenta y dotarla de una interpretación en singular que nos permita tener un panorama generalizado de lo que debió pasar. 1

description

Ensayo crítico sobre el libro "La Quijotita y su prima" de Joaquín Fernández de Lizardi.

Transcript of La Quijotita y su prima, ensayo crítico

Page 1: La Quijotita y su prima, ensayo crítico

Nieto Méndez Cecilia

La Quijotita y su prima

Historia y fuentes

Las bases que han sostenido a la historia a todo lo largo de su desarrollo y

conversión en una ciencia social, están constituidas por las fuentes-que de

acuerdo a la Real Academia Española significa “Material que sirve de información

a un investigador o de inspiración a un autor.”-que sirven de materia prima para el

quehacer de un/a historiador/a.

Es por eso que la importancia que le otorgamos a los documentos, piezas

pictóricas, libros, edificios, tradiciones orales, artefactos de guerra, entre otros que

se produjeron en aquella época que se pretende estudiar, es de suma importancia,

ya que nos sirven como herramientas para reconstruir lo vivido, lo pensado y

plasmado.

Toda manifestación del ser humano significó algo en su momento, y así,

significará de nuevo cuando se revivan las mismas, pero en el tiempo del que las

investiga y trata de comprender. Cabe aclarar que no todas las manifestaciones se

presentan de manera igual, no todas son claras y concisas y mucho menos se

tratan igual, pero el objetivo de un/a historiador/a es intentar desmarañar aquella

cosa que se nos presenta y dotarla de una interpretación en singular que nos

permita tener un panorama generalizado de lo que debió pasar.

La problemática que se encuentra en el estudio de ciertas fuentes se debe a la

seriedad con la que se concibieron, y, por alguna razón, a lo largo del camino se

vio en la novela un enemigo lleno de subjetividad, imaginación, creatividad y falta

de realismo, elementos que supuestamente no se llevan con el estudio rígido y

académico que-en teoría-debe caracterizar a la historia. Por tanto, la novela no

sirve más que para deleitar al lector y no como una potencial fuente donde

encontramos todo un imaginario colectivo, estatutos morales, visiones y juicios.

1

Page 2: La Quijotita y su prima, ensayo crítico

Es así como nos planteamos las siguientes preguntas: ¿Cómo estudiar una época,

movimiento o ideología por medio de una novela?, ¿Cómo pretender que algo

que sirvió para el beneplácito y gusto de unos le sirva a otros como una fuente

seria para el estudio de lo que se menciona arriba?, ¿Podremos los historiadores

utilizar una novela mexicana del siglo XIX para saber cómo se concebían a las

mujeres?

Para poder argumentar que en efecto, las novelas pueden fungir como fuentes

históricas, se utilizará la obra de José Joaquín Fernández de Lizardi: La Quijotita y

su prima.

Al leer el texto, nos encontramos con un manual moral de cómo debe ser educada

una mujer, así como un ejemplo de las terribles consecuencias de no instruirlas

por medio de la razón y religión cristiana.

Con esto ya dicho, se debe hacer una aclaración pertinente, y es que la estructura

de la novela no es poética ni contiene figuras retóricas en exceso, ya que tanto las

conversaciones como lo que el narrador dice se unen unos con otros, haciendo las

separaciones únicamente con comas o puntos y aparte. Por medio de los diálogos

y conversaciones de los personajes se dan a conocer los reglamentos morales y

conductuales de manera tácita y explícita, prescindiendo de cualquier ambigüedad

o embellecimiento.

Así, una novela representa lo que, al momento de ser escrita, se pensaba o creía,

lo que se tenía por bueno y malo, aquello que simbolizaba a una sociedad o parte

de ella.

Al mismo tiempo que se intenta rescatar lo verosímil y “verdadero”, el/la

historiador/a se debe dar a la tarea de analizar e interpretar el contenido y, gracias

a las referencias sobre conocimientos generales de aquella sociedad o grupo

social, lograr identificar la ficción (que al mismo tiempo refleja los cánones de lo

que es admisible o no que exista en la ideología del autor y de un sector) de lo

consciente.

2

Page 3: La Quijotita y su prima, ensayo crítico

La manera en que los autores se expresan lingüísticamente igual nos entera de lo

que se encontraba en boga y lo que poco a poco fue dejado en desuso. Y aquí es

donde haremos énfasis en un elemento que no se ha tocado: el autor.

Una persona, sin importar su condición, se encuentra imbuida en una serie de

elementos políticos, sociales, económicos y culturales que lo definen e influencian

todo su ser. El autor, como miembro de una sociedad, retrato el estado de la

misma. Es por eso, que tanto sus recursos como la temática de sus obras se

delimitan a un tiempo histórico, que finalmente se revive al leerlo uno.

Al hablar de literatura, se evocan sentimientos y emociones que los escritos

historiográficos no tienen, pues ésta expresa pasiones y expresiones humanas

que no son controladas y medidas, sino que tiende a explayarse en el consciente

e inconsciente humano, como había dicho anteriormente.

La Quijotita y su sociedad

El eje central que ocupa esta obra es la educación de la mujer en el México del s.

XIX, pero ésta se caracteriza por estar permeada de un sentimiento racionalista

explícito y tajante, que debe ser primordial en la buena educación del sexo

femenino.

Ésta cuestión no coincidía con los preceptos que se tenían de la educación y la

mujer en aquella época, pues el intentar enseñar a una mujer lo que el hombre

sabe y domina era inútil, pues tanto su condición y entendimiento eran inferiores.1

La ejemplificación de cómo se debe echar a perder una hija se siente en la vida de

Pomposa, una mujer que desde la infancia demostró soberbia, desinhibición, falta

de respeto a la fe católica y desacato moral. Todo esto debido a la falta de

empeño e interés por parte de sus padres (que no poseían una postura ilustrada a

diferencia del Coronel, padre de Pudenciana) en su cuidado e instrucción.

1 Fernández de Lizardi, José Joaquín, La Quijotita y su prima, séptima edición con introducción de María del Carmen Ruiz Castañeda, México, Porrúa, 2009, pp. 72-81.

3

Page 4: La Quijotita y su prima, ensayo crítico

Por más que se crea que empezaba a surgir este pensar sobre igualdad entre

géneros, en un capítulo se aclara que no hay igualdad pues el hombre es el único

encargado de aleccionar a su esposa e hija(s). La única diferencia que se percibe

es que existe una supuesta igualdad en espíritu, que poco a poco se ve

aminorada.2 El único fin que se perseguía con la formación de las mujeres era el

que pudieran conseguir un esposo recto y fuerte con el que pudiera concebir hijos

y educarlos de manera correcta; todo este pensamiento ilustrado seguía una línea

que beneficiaría a ambas partes, pues la mujer tendría una vida edificante (familia)

y el esposo una mujer que educara bien a sus hijos.3

La superficialidad, frialdad, vanidad y ligereza constituyen elementos que posee la

mujer en caso de ser mal educada y que se miran con desdén desde el lugar del

autor, que juzga el comportamiento de las mujer que persiguen modas pasajeras

de manera tal que dedica una oración fúnebre a un can para ejemplificar los

excesos a los que puede llegar una mujer mal ubicada. 4

Conclusión

Hemos revisado el por qué una novela es ideal para estudiar un periodo histórico,

y consiste en que tanto el autor como la obra se desenvuelven y están rodeados

de un contexto que los define, que se evidencia en la forma en que se pensó, se

escribió y se concibió. El cómo se veía y pensaba a la mujer en México a

principios de la pos-revolución independentista lo podemos ver a través de los

tomos de Lizardi, donde queda claro que a partir de una situación real y vívida se

puede construir toda una historia que contenga los elementos necesarios para

divertir y adiestrar.

2 Ibídem, pp. 36-433 Ibídem, p. 2984 Ibídem, pp. 237-244

4