La Revolución Francesa II

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1 LA REVOLUCIÓN FRANCESA II [1792-1799] 1. Final de la monarquía y Primer terror (Agosto y Septiembre de 1792): Con motivo del intento de huída del monarca y su familia, y su arresto en la cárcel del Temple durante el Golpe de Estado del 10 de Agosto (conocido también con el nombre de Asalto a las Tullerías), se había sustituido la autoridad monárquica por un gobierno revolucionario controlado por una Asamblea dividida en dos órganos, el Comité ejecutivo (compuesto por diputados moderados) y la Comuna Insurreccional (Compuesto por unos diputados más radicales que contaban con el apoyo del pueblo). Durante esta etapa, que pretendía ser una transición hacia la democracia, los líderes radicales de la comuna, aprovecharon para llevar a cabo una renovación política y social de gran calado, pero que implicaría la formación del conocido como Primer terror. La presión ejercida por las guerras con Austria, y en especial la toma de Verdún, última fortaleza antes de París, fue la chispa que prendió el estallido del pueblo de París en Septiembre de 1792 que, alentado por algunos integrantes de la Comuna, llevaron a cabo el asesinato de entre 1200 y 1400 presos políticos (Clérigos y nobles, fundamentalmente), sin juicio previo y a través del asalto a las prisiones. Se produjeron 2500 detenciones mientras el silencio y permisión de los diputados, en particular de Danton, ministro de Justicia, resultaba harto significativa. Se establecieron tribunales criminales extraordinarios, para investigar los crímenes contra la seguridad del Estado, se llevaron a cabo medidas antirreligiosas convirtiendo a Francia en un Estado civil laico y los impuestos feudales quedaron totalmente abolidos sin ningún tipo de indemnización. Este primer régimen de terror acabaría por pasar factura al desarrollo de la Revolución y a su imagen en el exterior, que se vuelve enormemente negativa e incluso implica la formación de la Primera Coalición de naciones contra Francia, encabezada por Inglaterra. 2. La Convención Nacional (1792-1795): Con la caída del rey, y siguiendo el curso de los acontecimientos, las instituciones se centran en crear un nuevo sistema político republicano a través de la inauguración de una nueva Asamblea Nacional Constituyente que recibirá el nombre de Convención nacional. Para ello se proclaman elecciones de sufragio universal masculino, con los 21 años como límite para el sufragio activo y 25 para el pasivo. El resultado fue equilibrado, mientras en París los radicales triunfan holgadamente (de 24 delegados consiguen 22) con Robespierre, Danton y Marat a la cabeza, en el resto de Francia la situación será muy distinta y los Girondinos conseguirán un apoyo considerable. La Convención se organiza a partir de una serie de Comités encargados de los diferentes asuntos del control estatal. Estará formada por los Girondinos, que pasarán a

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LA REVOLUCIÓN FRANCESA II [1792-1799]

1. Final de la monarquía y Primer terror (Agosto y Septiembre de 1792):

Con motivo del intento de huída del monarca y su familia, y su arresto en la

cárcel del Temple durante el Golpe de Estado del 10 de Agosto (conocido también con

el nombre de Asalto a las Tullerías), se había sustituido la autoridad monárquica por un

gobierno revolucionario controlado por una Asamblea dividida en dos órganos, el

Comité ejecutivo (compuesto por diputados moderados) y la Comuna Insurreccional

(Compuesto por unos diputados más radicales que contaban con el apoyo del pueblo).

Durante esta etapa, que pretendía ser una transición hacia la democracia, los líderes

radicales de la comuna, aprovecharon para llevar a cabo una renovación política y social

de gran calado, pero que implicaría la formación del conocido como Primer terror.

La presión ejercida por las guerras con Austria, y en especial la toma de Verdún,

última fortaleza antes de París, fue la chispa que prendió el estallido del pueblo de París

en Septiembre de 1792 que, alentado por algunos integrantes de la Comuna, llevaron a

cabo el asesinato de entre 1200 y 1400 presos políticos (Clérigos y nobles,

fundamentalmente), sin juicio previo y a través del asalto a las prisiones. Se produjeron

2500 detenciones mientras el silencio y permisión de los diputados, en particular de

Danton, ministro de Justicia, resultaba harto significativa. Se establecieron tribunales

criminales extraordinarios, para investigar los crímenes contra la seguridad del Estado,

se llevaron a cabo medidas antirreligiosas convirtiendo a Francia en un Estado civil

laico y los impuestos feudales quedaron totalmente abolidos sin ningún tipo de

indemnización.

Este primer régimen de terror acabaría por pasar factura al desarrollo de la

Revolución y a su imagen en el exterior, que se vuelve enormemente negativa e incluso

implica la formación de la Primera Coalición de naciones contra Francia, encabezada

por Inglaterra.

2. La Convención Nacional (1792-1795):

Con la caída del rey, y siguiendo el curso de los acontecimientos, las

instituciones se centran en crear un nuevo sistema político republicano a través de la

inauguración de una nueva Asamblea Nacional Constituyente que recibirá el nombre de

Convención nacional. Para ello se proclaman elecciones de sufragio universal

masculino, con los 21 años como límite para el sufragio activo y 25 para el pasivo. El

resultado fue equilibrado, mientras en París los radicales triunfan holgadamente (de 24

delegados consiguen 22) con Robespierre, Danton y Marat a la cabeza, en el resto de

Francia la situación será muy distinta y los Girondinos conseguirán un apoyo

considerable.

La Convención se organiza a partir de una serie de Comités encargados de los

diferentes asuntos del control estatal. Estará formada por los Girondinos, que pasarán a

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constituír prácticamente la única fuerza moderada debido a la profunda derrota sufrida

por los Monárquicos y los antiguos Constitucionalistas; los Montañeses (llamados así

por situarse en los escaños más elevados de la Convención), divididos entre Jacobinos y

Cordeliers, caracterizados por una falta de actitud grupal entre sí; y la Llanura,

compuesta por los diputados indecisos que, a raíz de su incapacidad de acción, lograran

mantenerse en el poder, pasando inadvertidos hasta que se conviertan en los vencedores

del Termidor, como veremos más adelante. El apoyo inicial de la Llanura a las fuerzas

moderadas de los Girondinos les permitirá llevar la iniciativa en los primeros

momentos.

2.1 La Convención Girondina:

Las primeras medidas que se llevaran a cabo una vez la Gironda se encuentre en

el poder van a ser las de la abolición de la monarquía y la creación del calendario

republicano que establece la fecha del inicio de la revolución como el año I y

cambiando el nombre y los días de los meses en un intento de hacer aún más laico el

Estado francés. Todo su gobierno estará marcado por la lucha constante con los

Jacobinos, y es que frente al estado liberal federalista impulsado por los Girondinos, los

Montañeses van a defender la Nación democrática y centralizada (para evitar que la

Francia rural ralentizara las medidas del París revolucionario).

Pero fue el juicio de Luis XVI el que ocasionó la verdadera ruptura entre ambas

facciones. Una vez se encontraron los archivos privados del rey en el conocido como

“Armario de Hierro”, que demostraba la traición del monarca y su alianza con la Austria

enemiga, ni siquiera los Girondinos pudieron alargar por más tiempo el juicio. Este, en

realidad, fue solo una farsa ya que el rey estaba condenado desde el principio, pero la

Gironda se guardaba el as en la manga de poder abolir la sentencia en la Convención

nacional, algo que no ocurrió debido al apoyo que la Llanura manifestó en este sentido

con la Montaña, fracasando los intentos moderados de evitar la sentencia. El rey fue

ejecutado, la revolución se radicalizó y los ardides de Robespierre hicieron ver a los que

no apoyaron la sentencia como enemigos de la República.

En lo referente al exterior, la victoria de Valmy supuso un aliciente más moral

que estratégico a la revolución. Con ella París quedaba a salvo, se recuperaba Verdún y

permitía a Francia no solo recuperar antiguos territorios, sino también incorporar otros

nuevos como Niza, Saboya, la ribera del Rhin y Bélgica. ¿Pero qué hacer con estos

territorios una vez conquistados? Ante el entusiasmo de sus habitantes por la

revolución, muchos fueron quienes abogaron por su incorporación al territorio francés,

mientras otros hablaban solo de una guerra de liberación que no pretendía más que ser

un vehículo para la difusión ideológica y cultural de la revolución. Al final empiezan las

anexiones, primero de Niza y Saboya, y luego de Bélgica, a través de una votación para

saber si quiere o no formar parte de la Francia revolucionaria.

Fue precisamente por la conquista de Bélgica, y con ella de la posición

altamente estratégica inglesa de Amberes, sumada a la impresión pública que habían

provocado los sangrientos sucesos del Primer terror en Septiembre del 92, por lo que

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Gran Bretaña, con el apoyo de otras potencias europeas como España, Austria, Prusia,

Portugal y algunas zonas de Italia, forma la Primera Coalición contra Francia

La Gironda pretende hacer frente a esto a través la leva en masa de 300000

hombres, lo que unido a los problemas de carestía de trigo y a la negativa del gobierno

de imponer su precio, así como de llevar a cabo medidas contra los acaparadores de

cereal (lo cual atentaría contra la ideología liberal burguesa), provoca múltiples

desordenes, especialmente en el campo, motivados por sacerdotes refractarios con

mucha influencia en el Oeste francés que alentarán revueltas como la de La Vendee, que

refleja cómo el campesinado rechaza la extensión de una revolución en la que no cree.

Ante todo esto, los girondinos van a responder creando órganos políticos que

corresponden al Estado de excepción que vive Fancia, en una especie de medida

desesperada de controlar a los opositores de su revolución burguesa, llegando incluso a

limitar el precio del grano (lo que rompe enteramente con sus principios y denota lo

jodidos que estaban). El intento de procesar a Marat y Hébert, líderes jacobinos,

precipitará su caída y el 31 de Mayo de 1793 las secciones de París y la Guardia

Nacional entran en la Convención, detienen a 22 importantes diputados girondinos, los

juzgan, los ejecutan y la Revolución burguesa se convierte en Revolución popular.

Los fracasos interiores y exteriores de los girondinos van a provocar que su

política censitaria, liberal y descentralizada, pase a ser dirigida desde París, con

Robespierre como fuerza principal, quien ejercerá su poder de forma radical, ya sin el

freno moderador de los girondinos.

2.2 La Convención Jacobina:

Aunque nacida principalmente como medida de acción de los Sans-culottes, la

Convención Jacobina va a tener como dirigentes a burgueses que pretenden conducir

para sí a los propietarios, evitando, a su vez, enfrentarse con el pueblo que les ha dado el

poder. Sus primeras medidas van a estar encaminadas a dar solución a los problemas

militares y económicos que vive Francia en el momento de su llegada al poder.

Para ello, van a llevar a cabo la Constitución de 1793, motivada más por una

necesidad de mostrar eficiencia y legitimidad (recordemos que habían subido al poder a

través de un Golpe de Estado), que por un verdadero deseo de fijar las leyes, y es que

esta constitución nunca será llevada a la práctica debido a la ausencia de esa paz “tan

necesaria para llevarla a cabo”. Esta constitución aboga en su declaración de derechos

por la igualdad, la libertad, la propiedad privada y el derecho al trabajo y a la

insurrección, estableciendo el sufragio universal masculino como medio de elección de

un diputado por cada 40.000 electores. Ese diputado forma parte de un cuerpo

Legislativo que crea, a su vez, un Consejo Ejecutivo formado por 24 miembros. En la

Constitución del 93 no se habla propiamente de separación de poderes y esto explica la

inexistencia de un freno judicial para todo lo que se lleve a cabo durante esta etapa de la

Convención.

Durante su gobierno, los jacobinos habrán de hacer frente a los numerosos

problemas tanto internos como externos, que influirán totalmente en su forma y

métodos de actuación. La Guerra con el exterior sigue siendo muy negativa para

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Francia, la rebelión federalista cobra fuerza en ciudades como Lyon, Burdeos, Nantes o

Marsella, que ven mermado su poder frente a la centralización parisina, mientras el

asesinato del jacobino radical Marat hace estallar a los grupos extremistas, erigiéndose

Hébert como su líder. Por último, la crisis de suministros urbanos provoca los asaltos a

depósitos de alimento y tumultos callejeros que acrecentaran enormemente la

inestabilidad francesa.

Las soluciones por parte del gobierno serán el aumento de la disciplina en el

ejército y una segunda leva en masa, para hacer frente a los problemas en el exterior,

mientras en las ciudades la Convención establece una serie de delegados apoyados por

los tribunales revolucionarios para que rijan con mano de hierro y acaben con los

problemas federalistas e insurreccionales.

La conquista de Toulon a manos anglo-españolas precipita la situación. Los

Sans-culottes invaden la Convención y obligan a establecer un primer decreto de arresto

de sospechosos contra la Revolución el 12 de septiembre de 1793 que dará lugar a un

nuevo régimen de Terror durante el cual serán ejecutados la reina María Antonieta y los

partidarios girondinos, entre otros. Durante esta etapa habrá un total de 500.000

sospechosos detenidos, y muchos de ellos acabaran en la Guillotina tras ser juzgados

contrarrevolucionarios por los tribunales.

Junto a esto encontramos una política autoritaria que pretende acabar con la

crisis de subsistencia a la par que satisface a los grupos radicales. La República es la

propietaria de todo sistema de producción que haya en suelo francés, haciéndose con el

reparto de alimentos a través de un nuevo Comité, el de subsistencias, que coordina a

las comunas en su racionamiento y control de los precios. Pero ni esto ni las leyes

contra los acaparadores que se lleva a cabo, evitan que se dispare el mercado negro y los

grandes burgueses sigan disfrutando de buenos alimentos. Donde sí se tendrá un

notable éxito será en la producción de armamento y su suministro, lo que unido a una

completa reorganización del ejército (con la correspondiente ejecución depuración de

altos mandos), permitirá que se produzcan las denominadas como Victorias de otoño

frente a los ejércitos extranjeros. Esta recuperación militar va a implicar también la

reconquista de importantes ciudades como Toulon o Marsella y el sometimiento de

gran parte de los campesinos conservadores o vendeanos.

Una vez consolidada la situación exterior, Robespierre va a imponer medidas

internas como la erradicación del cristianismo del sistema estatal, sustituyéndolo por

otros cultos como el de la Razón o la Ciencia y promoviendo la veneración personalista

de figuras como Voltaire o Marat. Pero lo más relevante será la eliminación de aquellos

que un día fueron sus aliados y que, en una especie de paranoia obsesiva, empezó a ver

como amenazas. Así, Robespierre se deshizo de líderes de los Sans-culottes como

Hérbert (que protestaron contra medidas como la desautorización de las huelgas o la

bajada de los salarios implantadas por el Comité nacional alegando ser una “medida de

guerra”), en cuanto tuvo ocasión. Tras ello, y para no quedar asociado en la derecha,

continuó sus ataques hacia el ala más moderada del partido. Danton, al frente del

Comité de Salvación Pública decidió hacer público su rechazo al régimen de Terror,

abogando por una política más transigente y benévola y reduciendo los excesos

revolucionarios, al considerar a Francia preparada para iniciar el modelo democrático

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implantado por la Constitución (formando de esta manera una nueva facción política

que será denominada con el apelativo de los Indulgentes). Robespierre se opuso,

acusándoles a él y a sus seguidores de deshonestidad financiera y de tratar con los

contrarrevolucionarios, acusaciones que acabaron por derivar en la ejecución de la

mayor parte de estos Indulgentes.

Robespierre, que se situaba en una frágil plataforma con los Hebertistas y los

Dantonistas como principales pilares, no tardó en caer una vez se hubo deshecho de sus

principales apoyos. Gracias a los éxitos militares recientes, los franceses se sentían

menos dispuestos a soportar el gobierno dictatorial y la disciplina económica del Terror.

Tantos las facciones más radicales como las conservadoras le veían como una amenaza

y la Llanura fue cobrando fuerza hasta que tras el anuncio de que el 8 de Termidor,

Robespierre haría pública una lista con nuevos sospechosos de contrarrevolucionismo

dentro de la Convención, estalló el pánico entre los diputados que, imaginándose dentro

de esta lista, ordenaron su arresto y el de sus cercanos, así como su ejecución al día

siguiente, sin juicio previo y convertido en un monstruo, más por sus antiguos

compañeros que por sus antiguos adversarios, al considerar su muerte como un paso

evolutivo dentro del propio movimiento revolucionario. Era el fin de la Convención

jacobina.

2.3 La Convención Termidoriana:

Con la muerte de Robespierre se inició una última etapa en la Convención

nacional, que es más bien una transición entre el gobierno popular y el regreso del poder

a manos de la alta burguesía. El Terror se calmó, se redujeron los poderes del Comité de

salvación pública, se cerró el club jacobino, y se abolieron el control sobre los precios y

otras regulaciones de la economía.

En esta situación de desestabilidad la inflación se disparó, los precios volvieron

a subir (ahora sin ningún tipo de control) y las clases trabajadoras, desorientadas y sin

dirigentes, sufrieron más que nunca. Estallaron motines esporádicos, con

levantamientos obreros que levantaban barricadas sobre las calles de París, pero que

fueron sofocadas por el ejército sin demasiado derramamiento de sangre.

La burguesía, sin embargo, se erigió como elemento vencedor. Nunca había

dejado de controlar la situación, pero tras el Terror llega su época de esplendor,

especialmente para esos antiguos burgueses que no habían sido nunca aristócratas, pero

que incluso durante el Antiguo Régimen mantenían una posición sólida como abogados

o funcionarios públicos, además de lo que obtuvieran por sus ingresos en la propiedad

de tierra. A estos se les añaden los nuevos ricos surgidos de la Revolución con la

compra de los bienes de la Iglesia a precio de ganga, a los que muchas veces se unieron

los antiguos aristócratas.

Esta burguesía desarrolló el conocido como Terror blanco contra los jacobinos,

muchos de los cuales fueron simplemente asesinados, mientras asociaba a la

Democracia con el Terror rojo y el gobierno de las masas. No obstante, mantuvo sus

ideales en lo referente a los derechos legales individuales y en la implantación de una

Constitución escrita, que debía sustituir a la impuesta en 1793 (y nunca usada). Esta

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Constitución se materializó en 1795 y abogaba por el sufragio censitario para la

creación de un nuevo comité ejecutivo que recibiría el nombre de Directorio.

3. El Directorio (1795-1799):

La nueva constitución abría el camino para lo que se ha conocido como Primera

República Francesa, completamente burguesa y de escasa duración (apenas 4 años)

debido a que se sostenía sobre una base social estrecha y a que presupuso unas

determinadas conquistas militares que, a la larga, traerían numerosos problemas

exteriores.

La Constitución de 1795, como hemos visto, reducía la población políticamente

activa a la clase media alta (la mayoría de la Aristocracia se abstenía al considerar la

república repugnante), los cuales votaban a los miembros de la Asamblea nacional

legislativa, formada por dos cuerpos, el Consejo de Quinientos y el Consejo de

Ancianos (compuesto por 250 hombres de más de 40 años), ambas de corte muy

conservador. Estas cámaras elegían al ejecutivo que recibía la denominación de

Directorio y que estaba compuesto por cinco directores.

Pero enseguida este nuevo Comité ejecutivo tuvo que hacer frente a los

numerosos problemas que se le sucedían por parte tanto de la izquierda como de la

derecha. En el caso de la derecha, el problema venía de manos de los monárquicos que

con el inicio de esta nueva política conservadora veían la posibilidad de tornar hacia la

monarquía y que instigaron varias revueltas en París de corte realista, que fueron

duramente reprimidas por un joven general con el curioso nombre de Napoleón

Bonaparte. Los realistas consideraban al Conde de Provenza, hermano de Luis XVI y

exiliado en Verona, como el legítimo monarca otorgándole el apelativo de Luis XVIII

(El XVII era el hijo de Luis XVI, muerto en la cárcel), que recibía apoyo británico para

la propaganda de su investidura, la cual acabó por fracasar ya que en lugar de proponer

un sistema de gobierno más avanzado, se empeñaba en devolver a Francia al Antiguo

Régimen pre-revolucionario y castigar con dureza a los instigadores de la revolución (Y

es que, según se decía, los Borbones son como los Elefantes, ni olvidan ni perdonan,

guiño, guiño, codazo). Los franceses no se adherían a la República por convicción sino

por puro descarte, ya que la monarquía implicaba un retroceso brutal en las libertades

que habían conseguido.

En el caso de la izquierda, esta había perdido mucha fuerza desde la caída de

Robespierre y tuvo su principal representante en la Conspiración de los iguales, una

agrupación de extremistas liderados por Babeuf que aspiraban derrocar al Directorio y

establecer una Dictadura orientada a la desaparición de la propiedad privada y al

establecimiento de verdaderos principios de igualdad. El Directorio reprimió todo esto

sin demasiada dificultad, mientras no hacía absolutamente nada por aliviar la dura

situación de las clases inferiores que sufrían los estragos de la escasez y la inflación.

En Marzo de 1797 se produjeron las primeras elecciones “libres”. La victoria fue

para los monárquicos constitucionales, algo que los republicanos no podían soportar y

que motivó, casi desde el principio, una conjura para acabar con lo allí establecido

aunque tuvieran que alterar su propia constitución.

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3.1 Situación exterior:

La llegada de los ejércitos franceses en Italia, dirigidos por el General

Bonaparte, produjeron una gran excitación en el Norte, hasta el punto de que se permitió

crear a Napoleón en el Valle del Po la denominada como “República Cisalpina”

modelada según el sistema francés y con Milán como capital, chocando esto con la

necesidad del Directorio de compensar a Austria por el reconocimiento de Bélgica como

conquista francesa a través de la entrega de la ciudad italiana. La victoria de los

monárquicos empeoró esta situación y produjo una rotunda negativa por parte de

Napoleón, quien negoció con los austríacos una paz que dejó sola a Gran Inglaterra

contra Francia, en un momento no demasiado boyante para la política y la economía

británica. Era el momento de conseguir la ansiada paz con las islas, la cual solo podía

llegar a través de los realistas del Directorio y la constitución de un monarca en Francia

pero… ¿Hasta qué punto era necesaria esa paz para renunciar a la república? ¿Hasta qué

punto se ansiaba esa paz como para permitir que el futuro Rey devolviera, como sin

duda devolvería, todas las conquistas y nuevas repúblicas liberales (Holanda, el Valle

del Po…) que se habían formado en torno a Francia?

3.2 El golpe de Estado de Fructidor (1797):

Todas aquellas cuestiones fueron resueltas con el Golpe de Estado de Fructidor

(4 de septiembre de 1797), ejecutado por el Directorio con el apoyo del ejército y contra

los moderados y monárquicos, mayoritarios en el Consejo de los Quinientos y en el

Consejo de Ancianos que significó la preeminencia del poder ejecutivo en detrimento

del legislativo. El Directorio pidió ayuda a Napoleón, quien envió a uno de sus

generales, Augerau, para que apoyara con la fuerza a los Consejos mientras estos

anulaban la mayor parte de las elecciones de la primavera anterior. Para ello, los

republicanos tenían violar su propia constitución y anular la primera elección libre

francesa constitucional, pero el miedo al retorno de la monarquía y al Antiguo régimen

se presentó como algo totalmente necesario.

Se depusieron a dos de los directores (monárquicos constitucionalistas) y se

rompieron las relaciones con Inglaterra al tiempo que se firmaba la paz con Austria

(Tratado de Campo del 7 de octubre de 1797) según la cual Austria reconocía la anexión

francesa de Bélgica y la existencia de la República Cisalpina y a cambio se permitía a

los austríacos el control sobre el Véneto.

Esto motivó la formación de múltiples repúblicas anexas según los principios

franceses revolucionarios como la de Génova, Roma, Nápoles, Suiza….

3.3 El golpe de Estado de Napoleón Bonaparte (1799)

Después del golpe de Estado de Fructidor había quedado demostrado que iba a

resultar imposible mantener una República con un gobierno libre o constitucional. Hubo

más levantamientos, más elecciones anuladas, más depuraciones tanto a la izquierda

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como a la derecha. El Directorio se convirtió en una especie de dictadura ineficaz que

no podía restaurar ni la confianza ni la estabilidad financiera.

Había llegado el momento del General Bonaparte, quien dejó su ejército en

Egipto (a donde había acudido a presionar a Inglaterra al no poder hacerlo directamente

en su metrópoli por razones estratégicas) y marchó hacia Francia donde descubrió que

ciertos dirigentes civiles estaban proyectando un cambio que necesitaba un general para

llevarse a cabo. Fue así como, bajo la dirección de Sièyes, antiguo miembro de la

Convención Nacional, se llevó a cabo un golpe de Estado de Brumario (9 de noviembre

de 1799), frente a las opiniones de los republicanos del consejo de Quinientos y el de

los Ancianos a los que repugnaba la idea de una dictadura militar. Estos legisladores

fueron expulsados de las cámaras por soldados armados y se proclamó una nueva forma

de Republica: un Consulado dirigido por tres cónsules, siendo Bonaparte el primero de

ellos y poniendo fin a la Revolución como tal, para dar paso a una etapa completamente

diferente que será relatada por nuestra maravillosa amiga Almudena. Paz.