La Semana Santa.

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1 La Semana Santa. Cada nuevo año al llegar “Semana Santa” más de dos mil millones de cristianos en el mundo, indiferentemente si son católicos, protestantes o de otra denominación; se preparan para conmemorar la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Esto que por supuesto a nadie deja indiferente, ya que muestra a poco menos de un tercio de la humanidad consternado y reconocido ante el verdadero Dios y el sublime sacrificio de su Hijo amado, sin embargo al mirar en derredor nos podemos dar cuenta que no hay una respuesta de parte de Dios a tanta devoción y reconocimiento, pues cada día el planeta y sus habitantes vemos deteriorarse todo a nuestro derredor y con ello nuestro sistema de vida, a pesar de nuestra fe. Todo esto debe llamarnos a considerar algunas situaciones que necesitan respuestas claras para entender el mundo que vivimos. Y si se trata de entender qué pasa; la explicación no puede estar en ningún otro lugar que no sean las Escrituras Sagradas: EL encuentro de nuestro Señor Jesucristo con la mujer samaritana es un buen ejemplo de lo controversial que pueden ser “nuestras verdades” frente a la Verdad de Dios: Naturalmente la mujer samaritana creía en Dios, pero enfrentada a esta Verdad tan poderosa que era nuestro Señor Jesús, algo se quebró en su interior y le obligó a indagar sobre quien estaba frente a ella, entonces luego de haberle escuchado le dice: “… Señor, paréceme que tú eres

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La Semana Santa.

Cada nuevo año al llegar

“Semana Santa” más de dos mil

millones de cristianos en el

mundo, indiferentemente si son

católicos, protestantes o de otra

denominación; se preparan para

conmemorar la muerte de nuestro

Señor Jesucristo en la cruz.

Esto que por supuesto a nadie

deja indiferente, ya que muestra

a poco menos de un tercio de la

humanidad consternado y

reconocido ante el verdadero Dios

y el sublime sacrificio de su Hijo

amado, sin embargo al mirar en derredor nos podemos dar

cuenta que no hay una respuesta de parte de Dios a tanta

devoción y reconocimiento, pues cada día el planeta y sus

habitantes vemos deteriorarse todo a nuestro derredor y con

ello nuestro sistema de vida, a pesar de nuestra fe. Todo esto

debe llamarnos a considerar algunas situaciones que necesitan

respuestas claras para entender el mundo que vivimos. Y si se

trata de entender qué pasa; la explicación no puede estar en

ningún otro lugar que no sean las Escrituras Sagradas:

EL encuentro de nuestro Señor Jesucristo con la mujer

samaritana es un buen ejemplo de lo controversial que pueden

ser “nuestras verdades” frente a la Verdad de Dios:

Naturalmente la mujer samaritana creía en Dios, pero

enfrentada a esta Verdad tan poderosa que era nuestro Señor

Jesús, algo se quebró en su interior y le obligó a indagar sobre

quien estaba frente a ella, entonces luego de haberle

escuchado le dice: “… Señor, paréceme que tú eres

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profeta. Nuestros padres

adoraron en este monte,

y vosotros decís que en

Jerusalén es el lugar

donde es necesario

adorar. Dícele Jesús:

Mujer, créeme, que la

hora viene, cuando ni en

este monte, ni en

Jerusalén adoraréis al

Padre. Vosotros adoráis

lo que no sabéis;

nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud

viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando

los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu

y en verdad; porque también el Padre tales adoradores

busca que adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran,

en espíritu y en verdad es necesario que adoren…” La

Verdad que proviene de Dios quiebra todos los falsos

esquemas en el corazón y la mente de quienes genuinamente

quieren hallar el camino verdadero. Tras el milagro prodigioso

de constituirnos en sus hijos mediante su sacrificio en la cruz,

al recordad esta fecha tan notable debemos definir en nuestras

vidas en qué grupo mencionado por nuestro Señor estamos

ubicados ¿Somos parte de los Verdaderos adoradores? O

¿Somos parte de aquellos que no saben lo que adoran? La

conmemoración de la crucifixión, muerte y resurrección de

Nuestro Señor Jesucristo nos va a brindar la posibilidad de

confrontar nuestra verdad con La Verdad de las Escrituras, así

tenemos que, el establecimiento de “La Semana Santa”,

observada por la gran mayoría de quienes se dicen “cristianos”

como fiesta de guardar surge recién en el Concilio de Nicea, en

el seno de la incipiente Iglesia Romana; es decir, casi tres

siglos más tarde de la muerte y resurrección de nuestro Señor.

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La veracidad de esta información, la podemos corroborar en la

Historia De La Iglesia Católica, o en la Web, bajo el título

"Semana Santa" Por cierto, esto no es un misterio para el

mundo religioso hoy, la celebración de “Semana Santa” fue

una festividad religiosa establecida por Constantino el Grande

en el Concilio de Nicea en el año 325, fue este Emperador impío

quien determinó como punto culminante de esta festividad de

Semana Santa, la celebración de la resurrección de Cristo

supuestamente el domingo siguiente a la primera luna

llena, tras la llegada de la Primavera en oriente, en esta

ocasión también se

estableció La

Cuaresma (tiempo

de arrepentimiento y

penitencia) que

comenzaba con el

Miércoles de

Ceniza. El propósito

no declarado de la

iglesia romana de

cambiar las Leyes de

Dios, venía ya de

larga data; es

conocido en la

historia secular (Compendio De La Historia Cristiana de Robert

Andrew Baker) la disputa entre el discípulo del apóstol Juan

llamado Policarpo y el Obispo Romano Aniceto, a mediado del

siglo II, por el cambio de la Pascua establecida en las

Escrituras y confirmada por Nuestro Señor antes de ser

apresado por la celebración dominical de la supuesta

resurrección de Cristo. El Cristianismo Moderno, debe entonces

considerar a quien es necesario obedecer, a un mandato de

Dios o a un mandato humano que contradice la orden de Dios,

la posición correcta al respecto la podemos leer en los escritos

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del profeta Isaías en el capítulo 29:10-13, y repetida siglos más

tarde por en la voz de Jesús en Mateo15:8, hace la siguiente

crítica al acomodo de la adoración según conceptos humanos:

"…Porque Jehová extendió sobre vosotros espíritu de

sueño, y cerró vuestros ojos: cubrió vuestros profetas, y

vuestros principales videntes. Y os será toda visión como

palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe

leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo,

porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe

leer, diciéndole:

Lee ahora esto;

él dirá: No sé

leer. Dice pues el

Señor: Porque

este pueblo se

me acerca con

su boca, y con

sus labios me

honra, mas su

corazón alejó de

mí, y su temor

para conmigo

fue enseñado

por

mandamiento de

hombres…" Las cúpulas de las iglesias “cristianas”, por

cierto, no tienen que darse cuenta de nada, ellos crearon esta

nueva forma de adorar, ellos saben que su institución

deliberadamente cambió la Ley de Dios; pero los feligreses que

con un corazón limpio y sincero buscan a Dios en estas

comunidades, deben darse cuenta que han sido engañados

respecto al verdadero camino para llegar a Dios. La inoperancia

de “la religión cristiana moderna” debemos entenderla, en la

misma perspectiva que el profeta Isaías comunicaba la visión

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de Dios sobre Israel que reclamaba que ellos le adoraban pero

se sentían huérfanos de Él frente al agobio constante de sus

enemigos como se declara en el capítulo 59:1,2,4,8-10 de su

libro: “…He aquí que no se ha acortado la mano de

Jehová para salvar, ni hace agravado su oído para

oír: Mas vuestras iniquidades han hecho división entre

vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho

ocultar su rostro de vosotros, para no oír. No hay quien

clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad:

confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben

trabajo, y paren iniquidad. No conocieron camino de paz,

ni hay derecho en sus caminos: sus veredas son torcidas;

cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz. Por esto

se alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia:

esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y

andamos en oscuridad. Palpamos la pared como ciegos, y

andamos a tiento como sin ojos; tropezamos al medio día

como de noche;

estamos en oscuros

lugares como

muertos…” leer en las

escrituras textos como

este debiera hacernos

reflexionar, porqué en

medio de tanto

desarrollo tecnológico y

progreso científico que

debiera reportarnos más

tranquilidad y bienestar

estamos viviendo el

mundo que vivimos

amenazados por

guerras, hambres,

enfermedades

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desconocidas, inseguridad social a causa de la delincuencia y

que en estos últimos años se han sumado los fenómenos

climáticos nunca antes experimentados. El sacrificio de Cristo

no fue para esto, las consecuencias de tan alto pago nos iba a

dejar bajo su cuidado y protección, sin importar cual fueran los

derroteros de los impíos y pecadores y NO LAS HEMOS

ALCANZADO, y como Dios no miente debe haber alguna

razón. Analicemos a continuación si en esta festividad de

“Semana Santa” el “cristianismo” está en lo cierto, si debemos

todos adherirnos a esta festividad que concita tanta devoción,

cuando recuerda el trágico momento de La Pascua, cuando

nuestro Señor Jesús fue crucificado. Lo primero que

debemos establecer en las escrituras es: Qué es La Pascua,

luego, Cuándo y cómo se originó, y finalmente ; Porque

nuestro Señor debía ser sacrificado en esa fecha. Esto lo

comenzaremos dilucidando en Éxodo capítulo 12:1-3, que

declara : “…Este mes os será principio de los meses; será

este para vosotros el primero en los meses del

año Hablad a toda la congregación de

Israel diciendo: En el diez de aqueste mes

tómese cada uno un cordero por las familias de los

padres, un cordero por familia…”

¿Qué era lo que tenían que hacer a continuación? Mas si la

familia fuere pequeña que no baste a comer el

cordero, entonces tomará á su vecino inmediato a su

casa, y según el número de las personas, cada uno

conforme a su comer, echareis la cuenta sobre el

cordero. El cordero será sin defecto, macho de un año:

lo tomaréis de las ovejas o de las cabras: Y habéis de

guardarlo hasta el día catorce de este mes; y lo

inmolará toda la Congregación de Israel entre la dos

tardes” Aquí no hay mucho que comentar, pero contesta

claramente la primera y la segunda pregunta. Concluyendo, La

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Pascua fue un mandato establecido por Dios cuando Israel

estaba cautivo en Egipto, bajo las siguientes

consideraciones: “… y este día os ha de ser en memoria, y

habéis de celebrarlo como solemne a Jehová durante

vuestras generaciones:

“…Por estatuto perpetuo lo celebraréis…” (Ex. 12:14)

El día 14, se debía sacrificar el cordero temprano,

considerando el tiempo que se demoraba el proceso de la

preparación, vale decir, el sacrificio, dejar desangrar el

sacrificio de acuerdo a la Ley, marcar los dinteles de puertas y

ventanas de sus viviendas, y después asarlo como mandaba la

Ley, así se estableció en La Pascua en Egipto, y esto se

conservó en el tiempo, como se puede leer en la historia de los

días del Templo y el Sacerdocio Levítico, cuando ahí se hacía la

ceremonia el día 14 a las hora sexta. El concepto entre las dos

tardes es importante hacerlo notorio, para entender mejor los

últimos momentos de la vida de Cristo y queda claro en la

lectura de Génesis 1

donde dice de cada día de

la creación: Génesis 1

“Fue la Tarde la

mañana un día…” lo que

confirma que los días

comenzaba y concluían a

la puesta de a la puesta

de sol; Naturalmente el

cordero consagrado a Dios

como un sacrificio por la

libertad, no podía hacerse

cualquier cosa con su

cuerpo y se debía comer,

y si había sido sacrificado

a mitad de tarde del día

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14 es obvio que cuando lo comieron era la noche que

correspondía al día 15; y esta es la razón por la que la Iglesia

reconociendo que Pascua es el día 14 la ceremonia se hace

pasada le puesta de sol.

Veamos ahora como relatan las escrituras que vivió estos

días nuestro Señor Jesús entre los humanos no sin antes

revisar algunas citas que nos hablan primero de “la Ley

Ritual” que tuvo vigencia solo durante en el período del Primer

Pacto”, en la carta de

Pablo a los Hebreos señala

aclara esto en el capítulo

9:1, que “… Tenía

empero también el

primer pacto

Reglamentos Del Culto,

y Santuario Mundano…”

El Reglamento de Culto

aparece completo en

Levítico 23, y como su

nombre lo indica tiene que

ver la forma de Adoración

establecida por Dios para

sus hijos con una orden de carácter perpetuo; este se

completaba con las Leyes de lo que escrituras llaman “El

Santuario Mundano” y que están escritas en el Libro de la Ley

en Números caps. 28 y 29, y consistía en diferentes sacrificios

de los cuales al llegar el Nuevo Pacto las escrituras señalan lo

siguiente: “…Dando en esto a entender el Espíritu Santo,

que aún no estaba descubierto el camino para el

santuario, entre tanto que el primer tabernáculo

estuviese en pie. Lo cual era figura de aquel tiempo

presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios

que no podían hacer perfecto, cuanto a la conciencia, al

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que servía con ellos; Consistiendo sólo en viandas y en

bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas acerca

de la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección.

Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes

que habían de venir, por el más amplio y más perfecto

tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta

creación;

Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas

por su propia sangre…” De esta manera con el sacrificio

perfecto de nuestro Señor Jesucristo, la Ley Ritual

(ordenamiento de los sacrificios complementarios al

Reglamento del Culto) llega a su fin, mas no así la forma de

Culto como lo testimonia casi todas las Escrituras Griegas

partiendo por la base que fue en la Fiesta de Pentecostés

(clavada en la cruz, según algunos) cuando Dios derrama su

Espíritu Santo en la Iglesia Primitiva.

Volvamos ahora a los últimos días de nuestro Señor en la tierra

para entender cómo se dio finalmente esto; y que pasaría con

la Fiesta de La Pascua

luego de la muerte de

nuestro Señor.

El evangelio de Juan en el

capítulo12, comienza

relatando lo siguiente :

“…Y Jesús, seis días

antes de la Pascua, vino

a Betania, donde estaba

Lázaro, que había sido

muerto, al cual había

resucitado de los

muertos. E hiciéronle

allí una cena y Marta

servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la

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mesa juntamente con él…” esta cita nos señala que el día 8

del primer mes faltando seis días para la Pascua Jesús llega a

Bethania entre tres y cuatro kilómetros cerca de Jerusalén.

Siguiendo luego el relato del apóstol Juan nos podemos dar

cuenta que ya era día 9, y se había acercado mucha gente

para verle tanto a Él como a Lázaro y ya, incluso, la noticia

había llegado a Jerusalén; el relato bíblico continúa diciendo en

los versículos 12 al 16 del capítulo que leíamos: “…El

siguiente día, mucha gente que había venido á la fiesta,

como oyeron que

Jesús venía a

Jerusalén, Tomaron

ramos de palmas, y

salieron a recibirle, y

clamaban: ¡Hosanna,

Bendito el que viene

en el nombre del

Señor, el Rey de

Israel! Y halló Jesús un

asnillo, y se sentó

sobre él, como está

escrito. No temas, hija

de Sión: he aquí tu Rey

viene, sentado sobre

un pollino de asna.

Estas cosas no las entendieron sus discípulos de primero:

empero cuando Jesús fue glorificado, entonces se

acordaron de que estas cosas estaban escritas de él, y

que le hicieron estas cosas…” Naturalmente este día era ya

10 de Abib, ¿Por qué afirmamos esto tan categóricamente?

¡Porque Jesús era el Cordero! Y el cordero, de acuerdo a la

Ley debía entrar al corral el día 10, y el vino según sus propias

palabras a cumplir la Ley de Dios. El capítulo 22:7 al 12 de

Lucas dice: “… Y vino el día de los ázimos, en el cual era

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necesario matar la Pascua, Y Jesús envió a Pedro y a

Juan, diciendo: Id, aparejadnos la Pascua para que

comamos. Y ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que

aparejemos? Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la

ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de

agua: seguidle hasta la casa donde entrare, Y decid al

padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde

está el aposento donde tengo de comer la Pascua con

mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran

cenáculo aderezado…” Esto por cierto, no lo podemos

adjudicar a una nuevo milagro del Hijo de Dios, Él consiente de

los días que estaba viviendo ya tenía todo previamente

organizado de manera que el relato bíblico en los versículos 13

y 14, nos señala como sucedieron las cosas a continuación:

Fueron pues, y hallaron como les había dicho; y

aparejaron La

Pascua. Y como fue

hora, sentóse a la

mesa, y con él los

apóstoles.

Lo que a nosotros concierne, el apóstol Pablo declara con bastante precisión la forma que nuestro Señor y sus discípulos

comieron esta Pascua; la última del Hijo De Dios en el mundo, en la que se nos mostró la forma que debería hacer esta conmemoración, la Iglesia De Dios en el Nuevo Pacto:

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“…Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí. Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor

anunciáis hasta que venga…” (1ª Corintios11:23-26). Ahora bien ¿Que aconteció luego de esto? En el capítulo 13 de Juan se relata lo que continuó a esa escena narrada por el apóstol: “…Y la cena acabada, como el diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que le entregase, Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, Levántase de la cena, y quítase su ropa, y tomando una toalla, ciñóse. Luego puso agua en un

lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dice: ¿Señor, tú me lavas los pies? Respondió Jesús, y díjole: Lo que yo hago, tú no entiendes ahora; mas lo entenderás después…” ¿Debemos hoy, en la era del Nuevo Pacto incluir este acto en la Pascua? Dejemos que las SS.EE. nos contesten en este mismo capítulo, en los versículos 14 y 15: “…Vosotros me llamáis, Maestro,

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y, Señor: y decís bien; porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis…” Después de una larga conversación con sus discípulos que podemos leer del capítulo 14 al 17 de Juan.

En el capítulo 18 el relato nos muestra a Jesús y sus discípulos

saliendo al huerto de Getsemaní donde finalmente será

apresado y llevado a casa de Anás que era el suegro de Caifás,

el pontífice de aquel entonces. Más tarde, frente a Caifás se

decide entregarle al pretorio pues y era por la mañana, del

día 14 víspera del Gran Sábado, y aún no habían sacrificado la

Pascua: “…Y llevaron a Jesús de Caifás al pretorio: y era

por la mañana: y ellos no entraron en el pretorio por no

ser contaminados, sino que comiesen la Pascua…” (vers.

28, la Pascua se comía el día 15).

La conversación de Jesús con Pilato fue larga y difícil para él

pues aunque quería salvar a Jesús; Pilato temía al pueblo judío

y a sus superiores romanos y no tuvo más alternativas que

entregarlo a muerte pues así estaba escrito. Entonces la biblia

explica lo que vino de la

siguiente manera: “…Y era

la víspera de la Pascua, y

como la hora de sexta;

dijo a los Judíos: He aquí

vuestro Rey. Mas ellos

dieron voces: Quita,

quita, crucifícale. Díceles

Pilato: ¿A vuestro Rey he

de crucificar?

Respondieron los

pontífices: No tenemos

rey sino a César…” Aquí

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están los datos bíblicos: Isaías lo vislumbro proféticamente

como un “cordero llevado al matadero” ( Isaías 53) El

apóstol Juan lo presentó como tal, cuando lo vio y dijo: ”He

aquí el Cordero de Dios”. Identificado ya como el Cordero

entra al corral el día 10 de Abib, (marzo –abril) el día 14 como

a la hora sexta, (medio día) muere finalmente a la hora nona,

el relato de las escrituras dice lo siguiente:

“…Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera

de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado, pues era el gran día del sábado, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados…” cuando las escrituras nos hablan de un “gran Sabbat” no se

refieren a un Sábado semanal, sino a cualquier día la semana que corresponda a una Solemnidad que la biblia lo categoriza como Día Santo; en esta particular situación, aquel primer día de la Fiesta de los Ázimos, que en suma fue el primer día que Jesús paso en el sepulcro.

¿Cuántos días Cristo estuvo en el sepulcro? El capítulo 12:38 al

40 de Mateo, dejan clara la respuesta a esta interrogante:

“…Entonces respondiendo algunos de los escribas y de

los Fariseos, dijeron: Maestro, deseamos ver de ti señal.

Y él respondió, y les dijo: La generación mala y

adulterina demanda señal; mas señal no le será dada,

sino la señal de Jonás profeta. Porque como estuvo

Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches,

así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra

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tres días y tres noches…” Entonces si el día 15 a la puesta

de sol del comienzo el primer día de Ázimos, Jesús fue

sepultado, el día 15 marca la primera noche y primer día; en

consecuencia el día 16 es la segunda noche y el segundo día, y

el 17 es la tercera

noche y tercer día; esta

no es cualquier

información. La gran

mayoría de los judíos

no creyó jamás que

Jesús fuera el Mesías

profetizado, mucho

menos la clase

gobernante de

Saduceos y Fariseos

que siempre se negaron

aceptar que Él era el

Hijo de Dios; entonces

que este hecho

aconteciera iba a probar

lo que decía la Ley y los

profetas respecto al Mesías prometido. Naturalmente como fue

dicho por Nuestro Señor, a la puesta de sol del día 17, cuando

se cumplieron los tres días y las tres noches ¡JESÚS

RESUCITÓ!

El mundo cristiano en general, se enseña que Jesús resucitó un

día domingo, creencia en que se apoya la mayoría de sus

enseñadores para no guardar el Sábado de reposo como

mandan la Ley de Dios a perpetuidad ¿Que dicen las Escrituras

al respecto? Veamos la respuesta en el capítulo 20:1 del

evangelio de Juan; “Y el primer Día de la semana, María

Magdalena, muy de mañana siendo aún oscuro, vino al

sepulcro, y halló la piedra quitada del sepulcro…”

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¡JESÚS YA HABÍA RESUCITADO! Esto por cierto no podía

ser de otro modo; si Jesús fue sepultado poco antes de la

puesta de sol, pues de acuerdo a la Ley no podían estar los

cuerpos muertos expuestos en la cruz, era lógico que tres días

después a esa misma hora iba a resucitar. Luego, que esto

sucediera, sin lugar a dudas, la respuesta a la prueba que

demandaron los Fariseos y Saduceos (Mateo 12:38-40), estaba

clara ¡Jesús era el Mesías profetizado!. Todo esto además

nos da la certeza

absoluta que Cristo

no pudo ser

crucificado el día

viernes, y resucitar

un domingo, pues

entre el viernes y el

domingo que se dice

que Jesús resucitó,

no hay tres días con

sus tres noches. La

biblia declara que

Cristo no estuvo el domingo en el sepulcro, por esto, no hay

ninguna manera que se puedan contar los tres días con sus

tres noches, que anunció Cristo que estaría en el corazón de la

tierra. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Que

muchas de las afirmaciones que “consagran” La Semana Santa,

son equívocas y carecen absolutamente de respaldo bíblico e

histórico; y con esto se demuestra además, que “la gran

mayoría del mundo cristiano moderno” tiene una sola

autoridad: La Iglesia Católica Apostólica Romana, así lo

afirman las Escrituras:”… ¿No sabéis que a quien os

prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle,

sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado

para muerte, o de la obediencia para justicia…” (Romanos

6:16)

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