La Teología Como Juego Rubem Alves

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La Teología como juego Rubem Alves Nuestro mundo no es más que un experimento, Dios nos puso a jugar. Nos invitó a inventar nombres, a plantar jardines. No hace mucho tiempo que me di cuenta de la importancia teológica del juego. Se comprende con facilidad que la tolerancia y la generosidad sean consideradas signos del espíritu. Pero que el juego pueda ser presentado como una virtud teologal, parece raro y ofensivo a la seria tradición teológica de vivir y de pensar. Me acordé de Jesús, dulce y sonriente, diciendo “A menos que dejéis de ser como sois y os volváis como los niños, nunca entraréis en el Reino de los Cielos”. El texto habla sobre los adultos. Jesús se ríe de los adultos y los invita a jugar. Y ellos se quedan sin saber qué hacer con sus cosas serias, tales como los negocios, las tesis de grado, el insomnio, cosas que los niños y niñas no conocen. Si algo es característico del niño o la niña, es su capacidad de jugar Pero, ¿qué es el juego? El juego es una actividad no productiva. No tiene por objeto la producción de algo. ¿Cuál es la razón por la cual los niños y niñas juegan si eso no produce nada? La respuesta es simple. El juego no produce objetos, produce placer. El juego es eso: Un fin en sí mismo para ser disfrutado, algo que produce placer.

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La Teologa como juego Rubem Alves

Nuestro mundo no es ms que un experimento, Dios nos puso a jugar. Nos invit a inventar nombres, a plantar jardines.No hace mucho tiempo que me di cuenta de la importancia teolgica del juego. Se comprende con facilidad que la tolerancia y la generosidad sean consideradas signos del espritu. Pero que el juego pueda ser presentado como una virtud teologal, parece raro y ofensivo a la seria tradicin teolgica de vivir y de pensar.Me acord de Jess, dulce y sonriente, diciendo A menos que dejis de ser como sois y os volvis como los nios, nunca entraris en el Reino de los Cielos.El texto habla sobre los adultos. Jess se re de los adultos y los invita a jugar. Y ellos se quedan sin saber qu hacer con sus cosas serias, tales como los negocios, las tesis de grado, el insomnio, cosas que los nios y nias no conocen.Si algo es caracterstico del nio o la nia, es su capacidad de jugarPero, qu es el juego?El juego es una actividad no productiva. No tiene por objeto la produccin de algo.Cul es la razn por la cual los nios y nias juegan si eso no produce nada?La respuesta es simple. El juego no produce objetos, produce placer.El juego es eso: Un fin en s mismo para ser disfrutado, algo que produce placer.El juego como actividad es un fin en si mismo, es, la bsqueda de un mundo para ser amado. En el juego, encontramos las presencias anticipadas de un mundo que se espera y se desea.

En el juego el amor declara suprimidas las leyes de la realidad y reconstruye esa realidad segn los modelos que los deseos imponen a travs de los sueos y las fantasas. No es por casualidad que quienes trabajan con nios, en vez de pedirles que se pongan a hablar, les piden que se pongan a jugar. Los psiclogos y psiquiatras adoptan, con los adultos otra tcnica y los hacen hablar, porque bajo el dominio de la represin, ya no tenemos el coraje de hacer danzar nuestros deseos, a no ser en situaciones en que esto es socialmente permitido como en el ftbol, en el carnaval o en algunos ritos religiosos. En todas estas situaciones estamos metidos en el juego: el cuerpo realiza, sus deseos, por medio del truco o mecanismo de "hacer de cuenta

Todos los que colocan su amor en la esperanza estn condenados a recorrer el mismo camino de lo mgico.Por muy distintas que sean las cosas que sus cuerpos hacen, en sus corazones arde el deseo de que la realidad sea eliminada, suprimida. Es exactamente lo que los nios y nias hacen en el juego: "Hacer como si furamos ngeles, o seres alados" transformando lo que es, en lo que no es y lo que no es en lo que es.

EL MUNDO DE LA PRODUCCIONDisfrutar sin producir es la esencia del juego y esto se opone totalmente a todo lo que consideramos normal y decente. En la parbola evanglica del Hijo Prdigo, el Hijo mayor ofreca como credenciales de su identidad todo lo que haba trabajado y producido para su padre.No es para sorprenderse que se enoje con la Fiesta que el padre le ofrece al Hijo Menor, el Hijo prdigo, a su regreso. La fiesta es juego y placer y el juego es compaero permanente del amor. Por eso en el mundo de la produccin, de las utilidades y las prdidas, el amor es perseguido como subversivo.

Todo en nuestro mundo parece guiarse por la lgica del Hijo mayor de la parbola evanglica.

Con la aparicin del capitalismo a finales de la Edad Media, apareci un grupo de personas trabajadoras, que laboraban da y noche acumulando riqueza y que aprendieron que esa riqueza era la seal visible de la salvacin.

Esta nueva clase de santos ricos aprendi despus que el cuerpo es mal consejero en asuntos de riqueza y de trabajo, porque prefiere gastar a ganar, prefiere el ocio al sudor, el placer a la disciplina.

El cuerpo fue conducido de humillacin en humillacin. Los cuerpos fueron domados, una espiritualidad nueva, de disciplina y de ascetismo, de mortificaciones y de represiones, en que los placeres estn prohibidos: Todo esto, no por la salvacin del alma, sino por amor al dinero, al lucro. Dime cunto ganas y te dir quin eres. .

Lo que realmente cuenta en nuestra sociedad es el producto final, la mercanca producida. Poco importa, el sufrimiento del cuerpo en el proceso de producir esa mercanca.

La mercanca producida es lo que importa porque al venderse va a dar lo ms importante que la vida puede brindar el dinero. Lo que importa entonces es el fin y no los medios usados para lograrlo. Y esta lgica est profundamente arraigada en la crueldad de nuestra sociedad. La tortura, la dictadura, la destruccin de los ros, la contaminacin del aire, de los bosques, la venta de armas, todo se justifica si el objetivo es el dinero

EL PLACER DE JUGAR

Sin embargo, debemos reafirmar que la vida y nuestro cuerpo no son medios para ninguna cosa. Son fines en s mismos. Esta es la gran afirmacin del juego: se juega por el placer de jugar y no para obtener un producto, una mercanca, un lucro:Nuestro mundo no es ms que un experimento, Dios nos puso a jugar. Nos invit a inventar nombres, a plantar jardines.

Y esta verdad se nos olvida. Los nios, por el contrario, toman esos dolos, esas instituciones que nos hemos fabricado los adultos, y las convierten en juegos. Los nios y nias saben que ellos son, al mismo tiempo los que hacen, por ejemplo, de policas y ladrones, y los que escriben los libretos. Por eso son libres para inventar, cambiar, modificar y empezar todo de nuevo. Continan siendo dueos del mundo de juegos que su imaginacin cre. Por esto no hay nada que los obligu a jugar hoy el juego que comenzaron a jugar ayer. Cada maana es un nuevo comienzo.

Ante esto, la gente adulta est tentada a pensar que las cosas son as en el juego porque, al fin de cuentas, estamos en el mundo de los nios y de las nias, en que nada debe ser tomado en serio.

Pero los adultos tambin usamos cantidad de mscaras: Una persona juega de marido fiel, de padre carioso, de amante, de hijo, cambiando de papeles, como se cambia de mscaras.La diferencia entre los adultos y los nios, es que los nios son dueos del juego. Su deseo es el que manda para tomar este o aquel papel.

Los adultos, en cambio, se identifican con los papeles, con las mscaras que usan. Los generales, hasta en sus almas llevan sus condecoraciones. Los profesores de universidad se creen ms sabios que los dems. Los Pastores y sacerdotes se imaginan ms sagrados que los dems.

Esto se ve ms claro por medio de imgenes.

Los nios estn jugando. Uno de ellos estira el dedo hacia otro y dice: Bang! Te mat. Y el otro cae al suelo, muerto. Y despus el "muerto" resucita.

Los adultos estn jugando. Uno de ellos apunta el arma hacia el otro y Bang! Te mat". Y el otro cae muerto. Y despus ese muerto es sepultado.

EL AMOR

El juego se convierte en una denuncia de la lgica del mundo de los adultos. Los nios y nias no se conforman con este mundo. No es posible que la seriedad y la crueldad adulta sea lo ms importante que la vida pueda ofrecernos.

El mundo puede ser diferente y el juego nos ofrece las claves para rehacerlo.

Por eso me atrevo a sugerir que la teologa, que se entiende como palabra que libera, tiene que ser compaera de la palabra que juega. Hablar es construir un mundo. El juego es hacer como si furamos tal cosa o tal otra".

Debemos entonces, entrar a reconocer que la vida se construye sobre un hacer como si... llamado fe; un hacer como si... llamado esperanza, ambos conformados por un hacer como si... llamado amor.Todo acaba, menos el amor. Creo en la resurreccin del cuerpo. Un cuerpo que juega, merece vivir eternamente. Y descubrimos algo curioso: Que el lenguaje del juego, de la libertad, este lenguaje teolgico se burla de los cercos y murallas que los telogos serios le colocaron. Va cantando por el mundo en los poemas de los poetas, en las confidencias de los amantes, en los cuentos de los escritores, en los chistes de los payasos, jugando siempre y diciendo que a causa del Gran Misterio es posible rer y ganar".

(Artculo del telogo brasileo Rubem Alves, Presbiteriano brasileo en la revista Encuentro y fe de Argentina).