La verdad que se oculta detrás de la desaparición de Santiago Maldonado y … · 2017. 9. 1. ·...
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La verdad que se oculta detrás de
la desaparición de Santiago
Maldonado y el conflicto
Mapuche Santiago Maldonado, un joven anarquista de 28 años, desapareció el 1 de agosto
de 2017 durante un operativo de gendarmería en la comunidad mapuche de Cushamen
(Chubut). Un integrante de dicha comunidad, Facundo Jones Huala, se encuentra preso
desde el 27 de junio pasado, razón por la cual realizo una huelga de hambre de 18 días
como protesta frente a la represión sobre la comunidad, y exigiendo su libertad y la no
extradición a Chile, donde seria condenado a muchos años de prisión por causas que
pesan sobre él.
En repudio a la desaparición de Santiago Maldonado, el día 4 de agosto un grupo
de personas ataco una dependencia del gobierno provincial (la Casa de Chubut) en
Buenos Aires. Días más tarde, al finalizar un acto exigiendo la aparición con vida de
Maldonado frente al congreso, manifestantes se enfrentaron a la policía al grito de
“Muerte al Estado” y “Viva la Anarquía”.
Las fuerzas políticas, en campaña por el año electoral, emitieron una serie de
especulaciones. Los periodistas han hecho su trabajo, mintiendo, llegando a realizar
informes como el de Jorge Lanata que en su programa de canal trece “Periodismo Para
Todos”, señalo a los mapuches como terroristas, hablo de “grupos guerrilleros”, y
defendió el proceder de gendarmería en la comunidad de Cushamen, minimizando y
justificando la desaparición de Santiago Maldonado.
La Ministra de Seguridad, Patricia Bulrrich, defendió el accionar de gendarmería,
y afirmó que “no van a permitir la autonomía de los mapuches”, que “a los mapuches
los van a meter presos”, y que “la lógica anarquista no se puede tolerar”.
Es necesario preguntarse y responder desde el conocimiento y no desde la
desinformación: ¿Quiénes son los mapuches y en que consiste su conflicto con el
Estado? ¿Qué posturas asumen las fuerzas políticas y de derechos humanos?
¿Qué intereses tienen las crónicas periodísticas? ¿Quiénes son y qué quieren los
anarquistas? ¿Qué motivó el ataque a la casa de Chubut y los enfrentamientos
frente al Congreso?
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En el texto que sigue aportaremos herramientas, desde una perspectiva
anarquista, para que cada una saque o reafirme sus propias conclusiones sobre la
realidad y el conflicto en cuestión.
Breve desarrollo histórico sobre
el conflicto del pueblo mapuche
con el Estado.
Desde la llegada de las primeras expediciones de la corona española a este
continente los pueblos originarios han sufrido la crueldad del poder; con los reyes, los
gobernantes, los ejércitos, la iglesia, las cárceles y las enfermedades que la civilización
trajo.
Con el arribo de la corona española en 1492, representada por la expedición de
Cristóbal Colon, comienzan a sucederse toda una serie de expediciones de diferentes
reinos en búsqueda de recursos naturales y el secuestro de personas para mano de obra
esclava.
El pueblo mapuche, tanto de la región conocida actualmente como Chile como
de la región Argentina, resistió fuertemente el avance de los diferentes reinos y
Estados, combatiendo durante años y enfrentándose a una tremenda crueldad de los
ejércitos que buscaban conquistarlos para explotarlos y robarles el territorio que
habitaban, a la vez que resistieron y rechazaron las incursiones “pacificas” de las
misiones religiosas que perseguían el mismo objetivo que los ejércitos pero por medio
del engaño y la mentira.
Hasta la llamada compaña de la conquista del desierto (Argentina) y la campaña
de la pacificación de la Araucanía (Chile) ningún Estado había sido capaz de controlar
las tierras del sur del continente. Con estas campañas, coordinadas entre ambos
Estados y financiadas por la burguesía inglesa, el Estado argentino tomo el control de
las tierras que eran habitadas por los pueblos originarios, entre ellos mapuches y
tehuelches, por medio de torturas, secuestros, violaciones y asesinatos. En paralelo al
genocidio de esta campaña militar fue fundada la empresa The Argentinian Southern
Land Company, precisamente en 1889 en la ciudad de Londres. Obteniendo en 1896,
por parte del Estado argentino, diez estancias, cada una de unas 90mil hectáreas. Esto
debido a que The Argentinian Southern Land Company había sido una de las empresas
que financio al Estado para llevar a cabo la campaña del desierto, es decir el genocidio
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más grande sobre las tierras del sur en esta región. La concesión de las tierras que
poseía esta compañía finalizo en 1991, año en que Luciano Benetton, empresario
multimillonario de origen italiano, compro el paquete accionario y de esta manera se
quedó con más de 800.000 hectáreas robadas a los pueblos originarios.
El 13 de marzo de 2015 el Lof (Comunidad) en Resistencia del departamento de
Cushamen , en la provincia de Chubut, inicio un “proceso de recuperación territorial”
en una parte de las tierras ocupadas por el empresario Benetton. Desde ese momento
la persecución y la represión sobre la comunidad mapuche en resistencia se agudizo,
siendo varias veces reprimidos y detenidos. En este sentido es que en junio de 2016
fueron detenidas siete personas, luego de un operativo de Policía e Infantería con
disparos de balas de goma y gases lacrimógenos en la comunidad, entre los detenidos
estaba Facundo Jones Huala, sobre quien en Agosto del mismo año se inició un
proceso judicial por la extradición a Chile, a pedido del Estado de esa región que busca
condenarlo a largos años de prisión por causas abiertas sobre él. Pero el proceso
judicial se declaró nulo a causa de “irregularidades” por parte de las fuerzas policiales
y la justicia. Desde entonces la comunidad vive asediada por la Gendarmería, que se
encuentra apostada sobre la ruta 40.
En enero de 2017 la gendarmería corto el transito sobre la ruta 40 (aislando el
territorio y privándolos de todo tipo de ayuda) y llevo a cabo un operativo en la
comunidad, con la excusa judicial de liberar el paso en las vías que recorre el tren
turístico “La Trochita”, que pasa por el territorio donde habita la comunidad de
Cushamen. Durante el operativo golpearon y detuvieron a 10 personas e hirieron
gravemente a otras dos que tuvieron que ser intervenidas quirúrgicamente por
impactos de bala. El 27 de junio del mismo año, luego de una reunión entre Bachelet
y Macri en el Palacio de la Moneda (Chile), se produce la detención de Facundo Jones
Huala nuevamente por parte de la gendarmería nacional en un control vehicular, desde
entonces Facundo se encuentra preso en la cárcel federal de Esquel, desde donde
podría ser extraditado a Chile de acuerdo a la decisión judicial.
Pasado un poco más de un mes de la detención de Facundo la gendarmería
irrumpió nuevamente en la comunidad al grito de “agarren a uno”, disparando con
balas de plomo y goma, a la vez que destruyeron, incendiaron y secuestraron las
pertenencias de la comunidad, muchas de ellas mostradas burdamente como “objetos
peligrosos”. Durante este operativo del primero de agosto pasado Santiago Maldonado
se encontraba solidarizándose con la comunidad mapuche, y es ese día que luego de
intentar escapar de la gendarmería se lo ve por última vez rodeado de efectivos de esa
fuerza. Así relata lo vivido ese día un integrante de la comunidad mapuche en una
entrevista realizada el 14 de agosto por la revista Cítrica; “Nos tiraban con nueve
milímetros, con escopetas y con piedras algunos. No les importaba nuestras vidas a
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la Gendarmería. Ellos vinieron a matar a uno acá. El compañero (por Santiago) nado
hasta una parte y al ver que las piedras llovían de arriba y los tiros no cesaban,
decidió volverse hasta la orilla. Y ahí es donde hay otro peñi que lo ve al compañero
Santiago agarrado de una rama, con el agua hasta la rodilla y los gendarmes arriba.
Y después hay otro peñi más que también ve a tres efectivos de la gendarmería que
están golpeando a alguien que no logra reconocer. Ahí sale el Unimong (vehículo de
la gendarmería) cargado. Sube hasta el cruce de allá. Y vemos como se atraviesa una
camioneta blanca junto al Unimong. Varios gendarmes hacen una pantalla para que
no se vea lo que están haciendo. Y la camioneta blanca de gendarmería sale para allá,
como rumbo a Esquel, Por eso no hay la menor duda de que se lo llevo la
gendarmería.”
Desde entonces la especulación política desde el gobierno de turno, como así
también la manipulación por parte de los partidos políticos que buscan sacar provecho
de la situación es constante. El Estado dice que no hay pruebas de que Santiago haya
estado allí y que no hay demostración alguna de que la gendarmería lo haya detenido,
sin embargo la última vez que fue visto Santiago fue cuando se encontraba en el rio
con un grupo de gendarmes que lo rodeaban, desde ese momento nada se sabe del
compañero que se encontraba solidarizándose con la lucha de la comunidad mapuche.
Dictadura, democracia y
desaparición forzada de persona La situación que se vive en estos momentos, la desaparición de Santiago
Maldonado, viene siendo minimizada y tergiversada por funcionarios, periodistas y
demás defensores del actual orden de cosas. Pueden verse en televisión los vacíos,
hipócritas y cínicos debates sobre “el problema” del paralelismo de la situación con la
que se vivió bajo la dictadura militar.
La realidad es que el Estado es una institución para gobernar la sociedad, para
decidir la forma de vida de las personas. Vemos como año tras año nos acercamos
cada vez más a un contexto de desastres naturales producto de la devastación de la
tierra impulsada por gobiernos y empresas, sentimos como la violencia social va en
aumento consecuencia de la falta de valores y de factores como las drogas o las mafias
que claramente cuentan con impulso político. Las personas están llamadas a votar cada
cuatro años para elegir a quien va a decidir por sobre ellas, en una realidad dividida
entre privilegiados y excluidos. La democracia es una farsa desde la que nos hablan
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de libertad, la libertad de elegir a un político, en un orden donde la autoridad y la
ganancia mandan. En este sentido, la democracia cumple la función de absorber el
descontento y canalizarlo al interior de la institucionalidad. Cuando el descontento
social no se puede contener, el poder profundiza su violencia implementando
formalmente la dictadura. Falsa libertad o abierta tiranía son dos caras del Estado para
gobernar la sociedad y explotarla.
A muchos operadores del orden les ofende que haya quienes se refieren a la situación
de Santiago trazando un paralelismo con la dictadura argumentando que a Macri lo
eligió el voto popular y que no existe un plan sistemático de desaparición de personas
como en los 70. Cualquier persona que tenga los pies en la calle y que conozca la
realidad por fuera de lo que nos muestra la televisión sabe que las fuerzas de seguridad
del Estado reprimen, asesinan, gestionan las mafias que hay detrás de “la inseguridad”,
que tienen relación con las redes de trata de mujeres y niñas para esclavitud sexual. A
Macri lo votaron como pueden votar a otro, o a otra, la cuestión está en que el Estado
tiene su naturaleza de explotación y como todo orden criminal se esconde tras la
mentira de ser benefactor y necesario. En realidad es garante y reproductor de la
cultura de la opresión, regente de una forma de vida donde se naturaliza la represión,
la tortura, la violación, el asesinato. Desde la vuelta a la democracia hay un centenar
de personas desaparecidas por las fuerzas policiales en territorio mapuche. Santiago
Maldonado estaba ahí, solidarizándose y luchando; desapareció durante un operativo
de gendarmería. Si no existe un plan sistemático, no lo sabemos, pero conociendo la
naturaleza del poder nos permitimos dudarlo. Sabemos que Santiago es un joven
sincero y lleno de vida. Todas las versiones y argumentos vertidos desde los voceros
del Estado apuntan a ocultar lo que sucedió con Santiago. Lo desaparecieron.
Los mapuches La ignorancia y la mentira: “los mapuches son chilenos, usurpadores del
territorio argentino, asesinos de los tehuelches, sus prácticas son violentas, ilegales y
atentan contra la paz social. Los mapuches responden a grupos guerrilleros
financiados por corporaciones y grupos terroristas”.
La verdad: El pueblo mapuche ha habitado esta región durante siglos (tanto la
Patagonia de la región argentina como de la región chilena, desde antes que se las
conozca con los nombres actuales y de que existan ambos Estados), no son, entonces,
ni argentinos ni chilenos, son preexistentes al Estado. Tenían intercambios con los
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tehuelches y hasta relaciones entre ambas comunidades al punto de darse casamientos
entre familias a la vez que se unieron para resistir el avance del Estado sobre sus
territorios. Hoy en día el pueblo mapuche como el tehuelche sigue existiendo a pesar
de las represiones y la invisibilizacion del Estado sobre ambas comunidades.
Con la llamada “conquista del desierto”1 a finales del mil ochocientos, el Estado
argentino expulsa a las comunidades del sur de los territorios que habitaban, entre ellos
la comunidad mapuche (por medio de la represión, con torturas, violaciones y
asesinatos, además de secuestrarlos para comercializarlos como esclavos). De esta
manera el Estado fue desplazando a los pueblos originarios de los territorios que
habitaban hacia las zonas periféricas de las ciudades.
Como parte de la misma guerra que se impuso sobre todas las comunidades
originarias que habitaban el territorio (entre ellas la comunidad tehuelche de la que
hoy se acuerdan para mentir y decir que fueron asesinados por los mapuches) el Estado
utiliza la tergiversación del pasado para justificar la persecución presente: valiéndose
de la mentira “mapuches/ chilenos asesinos de tehuelches/argentinos”-“indios
asesinos usurpadores de nuestra patria”, el Estado genera el sentimiento de rechazo
a los mapuches que, en realidad, habitaban esas tierras antes de ser masacrados y
marginados hacia pequeñas porciones de tierra sin recursos para sobrevivir; siendo
que tehuelches y mapuches pelearon juntos contra las tropas del ejército estatal que
venían a robarles el territorio sometiéndolos con la guerra.
Las tierras robadas a los mapuches durante la “campaña del desierto”, como a todas
las otras comunidades, pasaron a quedar en manos de capitales ingleses y de la
burguesía local entre ellos el abuelo del ex ministro de economía -en tiempos de
Videla-, Martínez De Hoz (fundador de la sociedad rural argentina), teniendo un papel
preponderante en la subastas de las tierras robadas una empresa encabezada por Adolfo
Bullrich (pariente de la ministra de seguridad Patricia Bulrrich), subastas que se
llevaban a cabo en el edifico que hoy se conoce como Patio Bulrrich. Por medio de un
trato la burguesía inglesa financiaba la campaña del desierto, y a cambio el Estado
argentino les cedía partes de las tierras robadas.
1- De por si el nombre con el que se dio a conocer la expedición militar “la campaña del desierto”¸
es una mentira en su mismo nombre ya que lejos de haber un desierto las tierras del sur de esta región
estaban pobladas por muchas comunidades que vivían en armonía con el entorno natural; lagos,
bosques, y una diversa flora y fauna. El Estado al tener los medios para mantenernos en la ignorancia
de lo que realmente sucede pueden hacer cosas, tergiversarlas y hasta ocultarlas. Veamos que para el
aniversario de la revolución francesa (1789-1889) el Estado argentino mando al Estado francés como
“regalo” a un grupo de personas de pueblos originarios a los cuales encerraron en una jaula para ser
expuestos frente a las personas de la región europea. Con el mismo sentido el Estado argentino
secuestraba personas de pueblos originarios y las exponían vivas en el museo de ciencias naturales de
La Plata.
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De esta manera, por medio de una guerra de conquista el Estado argentino dijo
“recuperar” las tierras pero en realidad lo que hizo fue robárselas a quienes vivieron
ahí durante siglos (por esos años el Estado argentino recién se comenzaba a consolidar
y necesitaba extender su control sobre las zonas del sur). Como los poderosos imponen
las leyes, esa usurpación llevada a cabo con una violencia extrema fue legal y la
quieren mostrar como coherente con los intereses comunes a toda la sociedad, al igual
que son legales todas las ventas que se llevaron a cabo de las tierras robadas a los
pueblos por medio de masacres, pero si los mapuches quieren recuperar las tierras que
siempre habitaron estos pasan a ser ilegales y se los muestra como contrarios a los
intereses de todas las personas, como un peligro para la estabilidad social y hasta
como terroristas. Nos intentan convencer de que ellos son un potencial peligro cuando
el único peligro contante hacia nosotras y nuestra integridad son el poder representado
por el Estado que nos sumerge día a día en la miseria, enfermedad, represión y
asesinato con todos sus proyectos llenos de ambición y acumulación de riqueza contra
nuestras vidas.
La campaña del desierto y las posteriores represiones sobre el pueblo mapuche
siempre han sido sanguinarias, ante esto los mapuches actúan defendiendo el territorio
que siempre habitaron, lo defienden de los proyectos extractivistas destructores del
ecosistema (fractura hidráulica -“Fracking-, megaminería, explotación de animales,
monocultivos transgénicos, etc.). En este sentido los mapuches representan la defensa
de una forma de vida en armonía con la tierra que, año tras año los Estados y las
empresas van contaminando y destruyendo. Defienden sus propias vidas y la del
ecosistema en general de la avaricia capitalista, por ello ante la violencia del Estado
para oprimirlos utilizan la violencia como forma de presión para liberarse y recuperar
las tierras que habitaron ancestralmente. Si utilizan la violencia es porque la violencia
se la vienen imponiendo desde hace siglos, porque los vienen persiguiendo y
asesinando para exterminarlos como pueblo.
Los medios de comunicación dicen que los mapuches son violentos pero ocultan
la violencia que ejerce el Estado, a la vez que omiten el trasfondo de la violencia que
ejercen como pueblo, es decir la reivindicación de los territorios que les fueron robados
por medio de masacres, de su cultura violada y comercializada por el Estado y de su
forma de vida en armonía con el entorno. Es decir, lo que ocultan los medios es la
violencia primera, aquella que ejercen las fuerzas del Estado sobre los mapuches,
torturándolos, ingresando a sus comunidades a los gritos, arrojando gases
lacrimógenos, disparando con balas de goma y plomo, incendiando sus pertenencias,
llevando a cabo detenciones, torturas, asesinatos y hasta desapariciones como el caso
de Santiago. El Estado les ha robado la tierra y ahora los quiere tratar de usurpadores,
los persiguen, amedrentan y reprimen constantemente, esa es la violencia primera:
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aquella con la que se inicia el conflicto, el Estado queriendo restringir la libertad de
los pueblos, robándoles las tierras que habitan, y el pueblo - mapuche en este caso-,
luchando con dignidad para liberarse.
Con sus medios de comunicación, el Estado tilda a los mapuches de terroristas para
estigmatizarlos (y en la misma estrategia los liga a grupos de guerrilla) y así justificar
la represión frente a la sociedad. Lo evidente, es que es el Estado quien hace uso de la
violencia de forma terrorista: brutal e indiscriminada, ejercida frente o sobre niños y
niñas, asesinando sistemáticamente, ocupando militarme el territorio, infligiendo
terror para paralizar.
Los mapuches tienen sus grupos de autodefensa para hacer frente a la represión, y
algunos de ellos han pasado a la ofensiva con la intensión de liberar el territorio del
poder de los multimillonarios que los han usurpado, pero esa violencia no puede
siquiera compararse con la que ejerce el Estado. Los mapuches no pretenden vivir en
conflicto constantemente, no buscan una vida donde tengan que incendiar lugares,
destruir maquinarias o enfrentarse con las fuerzas policiales, lo que buscan es vivir en
tranquilidad y armonía con la naturaleza, sin embargo el Estado, como lo demuestra
desde que existe, es la representación de la violencia constante, su proyección en el
tiempo implica el perfeccionamiento de las fuerzas policiales y ejércitos para controlar
y reprimir a todas las personas.
El poder no puede tolerar que haya personas conscientes que entienden que el
Estado limita nuestra libertad y por ello buscan la autonomía. Los mapuches quieren
trabajar la tierra, respetándola, mientras el Estado y las empresas buscan desplegar
proyectos sojeros, petroleros y mineros, todos con altos grados de contaminación y
perjuicios para el entorno natural y por ende para todas las personas. Empresarios
como Benneton, Lewis y Tinelli son dueños de miles de hectáreas, mientras miles de
personas mueren en la miseria y la pobreza, sin un lugar donde vivir, sin acceso a la
tierra para trabajarla, esa es la lógica del sistema: privarnos de la autonomía y
someternos a sus normas, por ello existe la propiedad privada y todas las leyes sujetas
a esta para mantener este orden de desigualdad, miseria y explotación.
La comunidad mapuche de Cushamen (Chubut) , se ha levando para revindicar sus
costumbres, sus formas de vida y su territorio, el Estado pretende terminar de
masacrarlos continuando con el genocidio iniciado en la conquista de américa y
seguido, entre muchas otras expediciones y actos aislados, con la campaña del
desierto.
Aunque no compartamos algunos aspectos culturales y organizativos que abalan
ciertas formas jerárquicas, valoramos la resistencia mapuche y su dignidad para
autodeterminar sus condiciones de vida, por eso desde nuestro lugar buscamos
profundizar la solidaridad con su resistencia y reivindicar la dignidad de luchar contra
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quienes nos explotan, entendiendo que la problemática mapuche es común a nuestras
problemáticas; en todas el Estado controla nuestras vidas y nos impone sus normas;
nos somete a la economía, destruye entornos naturales, contamina y se apropia del
territorio que habitamos, nos sumerge a una vida de estrés y preocupaciones,
dividiéndonos entre nosotras para que no nos organicemos y luchemos por otro
mundo. Ante ello es necesario romper con las mentiras en las que nos educan desde
escuelas hasta noticieros que nos muestran la realidad desde los intereses del poder.
La necesidad de desarrollar un pensamiento crítico hacia la realidad y organizarnos
para construir otro mundo es necesaria y urgente.
Las fuerzas políticas Los partidos y movimientos políticos pugnan por estar al mando de la gestión del
aparato estatal y por lo tanto de la economía capitalista: la dirigencia y explotación de
unas personas sobre otras.
Por ello tanto la desaparición de Santiago Maldonado como la lucha del pueblo
mapuche es tomada por cada sector político de acuerdo a sus intereses y proyectos, los
cuales todos apuntan a la toma y la gestión del poder.
Es evidente que el gobierno de turno tiene la tarea de endurecer las medidas
represivas necesarias para sostener un aumento de la explotación. Frente a la lucha
del pueblo mapuche han deslizado la idea de que “la democracia peligra” en un cínico
juego para confundir aún más a la población: la democracia es otra cara de la dictadura,
en democracia las fuerzas del Estado también dominan, explotan, torturan y asesinan.
Democráticamente vienen despidiendo trabajadores al tiempo que quitan impuestos a
las empresas. Frente a las protestas vienen sentando las bases para hacer uso de un
paquete represivo todavía más duro, ya diseñado durante el kirchnerismo. Frente a la
desaparición de Santiago Maldonado, la actitud del gobierno de turno fue la omisión,
la tergiversación, la desestimación de la familia, la justificación de la represión, la
defensa de las fuerzas represivas y su accionar y la búsqueda de desviar la
responsabilidad hacia las mismas victimas al acusar a la familia de Santiago y a la
comunidad mapuche de entorpecer la investigación. Valiéndose de la ignorancia y
pasividad en la que está sumida la sociedad, y del poder que disponen al gestionar el
Estado, hablan de “la defensa de la democracia” al tiempo que el entorno de Santiago
sufre el hostigamiento (seguimientos, teléfonos pinchados, etc.), mientras las fuerzas
de seguridad continúan amedrentando y reprimiendo. La gestión actual vino a
personificar un endurecimiento de leyes y un reforzamiento de la fuerza policial,
posible después de que el Kirchnerismo sentara las bases con un proyecto que hizo
que la población (tras la crisis institucional del 2001) volviera a creer en la política, al
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mismo tiempo que promovían la Ley anti-terrorista, el proyecto anti-piquete, el
Proyecto X, el aumento del contingente policial. Si se observa bien, puede verse con
claridad cómo el gobierno, valiéndose de la pasividad social, viene profundizando una
tendencia “a la derecha”, en consonancia con las políticas globales de explotación. La
defensa del Estado está en manos de profesionales en la materia, por ejemplo, el jefe
de gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, es un abogado conocido por su
posición en defensa de los militares de los 70 (señalado por testigos como el
responsable detrás del operativo de gendarmería donde desaparecen a Maldonado),
mientras Patricia Bullrich, ministra de seguridad, tiene un pasado militante como
cuadro político bajo la dirigencia de un ex líder de la organización de guerrilla urbana
Montoneros.
Entre los demás sectores, puede verse la demagogia de los peronistas y de los
partidos de izquierda haciéndose eco de la situación actual en el territorio mapuche,
como en muchas otras luchas. Veamos, para aclarar la cuestión, quienes son los
ideólogos de estas ideologías de Estado: Perón tuvo sus inicios en el ejército
reprimiendo a obreros como en la huelga de los talleres Vasena en 1919, participo del
golpe de Uriburu en 1929, persiguió, reprimió y masacro pueblos originarios como los
acontecimientos de agosto de 1946 en la represión contra el pueblo Kolla que
protestaba en Capital Federal o la de octubre de 1947 en la localidad de Las Lomitas
donde gendarmería nacional efectuó una masacre contra Pilagas, Tobas y Wichis, para
luego del golpe del 55 exiliarse en la España fascista del dictador Francisco Franco,
quien llego al poder ahogando en sangre la revolución social de 1936, con prácticas
similares a las ejercidas por el Estado argentino en 1976-1983.
Lo mismo vale aclarar con los troskistas y todas las derivaciones del marxismo
leninismo: hablan de lucha contra la actual gestión para llegar al poder y gestionar en
nombre del “socialismo” el gobierno y la economía capitalista, también, al igual que
el peronismo, con la disciplina militarista y la centralización del poder, que son
manifestaciones de la opresión de unos sobre otros. Los regímenes inspirados en el
marxismo han gestionado el capitalismo siendo el Estado Obrero, el partido y su
dictadura del proletariado, quien planifica y ejecuta el destino de los obreros/soldados
de la patria “socialista”, utilizando a las personas para los intereses del poder.
Ahora, frente a esta situación, tratan de utilizar a Santiago como bandera contra
Macri, pero si ellos estuvieran en el poder serían los responsables directos del
holocausto que significa el orden estatal y su economía capitalista. De hecho, Lenin
y Trotsky fueron responsables intelectuales de la represión y exterminio de los
anarquistas en territorio ruso, como así también de obreros, campesinos y de toda
persona que se revelara contra su autoridad y buscara otra perspectiva para su vida.
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La política es el arte de gobernar, de mentir y de manipular y busca sacar redito de
cada muerte. En este caso la desaparición de Santiago Maldonado en manos de la
gendarmería nacional es usada para desplegar sus banderas y programas, para marcar
una presencia y utilizar la sangre de los caídos en lucha para fortalecer el partido en la
búsqueda de tomar el poder.
Los periodistas Los periodistas en general, salvo excepciones de algunos medios independientes,
son reproductores de la visión estatal, empleados de empresas con intereses en el orden
capitalista, mercenarios-publicistas y actores de la falsa paz que nos impone el Estado.
La forma de abordar el conflicto se basa en la estigmatización a los mapuches haciendo
eco de la posición estatal de que son “terroristas”, justificando la represión y la
desaparición de Santiago Maldonado, difundiendo también la falsa noticia de que
había sido visto en otra provincia y que había sido llevado por un camionero, artimaña
ya utilizada para despistar en casos de mujeres desaparecidas-secuestradas para
explotación sexual.
Sabido es por todas las personas que a los medios los controla el poder, acaso a que
intereses responden los canales Todo Noticias y C5N, instalando la polarización
Kirchnerismo-Macrismo, ambos defensores de las practicas opresivas del Estado.
Todos mienten y desarrollan las problemáticas de acuerdo a los intereses de uno u otro
bando del poder, por ello es que si leemos el periódico Pagina 12 entendemos la
realidad de una manera completamente diferente a lo que nos cuenta Clarín, unos
dicen una cosa otros otras porque ambos pertenecen a diferentes sectores del poder,
pero ninguno duda en defender el orden capitalista; tergiversando y creando versiones
opuestas a la realidad nos mantienen en los dualismos de los poderosos. Tienen la
capacidad para instalar un tema y que gran parte de la población esté pendiente de la
situación en los términos que ellos plantean, luego si así lo quieren taparan una noticia
con otra. Son mercenarios, desarrollan el trabajo ideológico de la opresión física, es
decir imponen las formas de pensar y actuar que el poder necesita que tengamos para
mantener sus proyectos, además de funcionar como soporte de la represión aportando
datos, fotos, mintiendo y tergiversando para dar forma a la “opinión pública” y el
consenso para que las fuerzas represivas puedan cumplir con su función.
Así en el caso del conflicto mapuche instalan falsas versiones desde todos los
medios para tergiversar la lucha y generar una oposición de parte de la sociedad,
diciendo cosas como que los mapuches “son terroristas que agreden y torturan a las
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personas”, que están financiados por sectores de otros países y demás falsedades para
desvirtuar la realidad. De esta manera algunas personas reproducen las mentiras que
el poder logra instalarles en la cabeza, y hablan de cosas que realmente desconocen.
El informe del periodista Jorge Lanata realizado el pasado 7 de agosto (a 7 días
de la desaparición de Santiago, y durante el encarcelamiento y huelga de hambre de
Facundo Jones Huala), responde a la avanzada estatal contra la comunidad de
Cushamen, es realizado en base a la necesidad del Estado de reforzar su accionar en
el sur mediante la instalación de mentiras sobre el conflicto, para que las personas
desconozcan la realidad, repudien a los mapuches y crean necesario el accionar de las
fuerzas policiales sobre esta comunidad y las personas que se solidarizan con ella. De
esta manera, instalando discursos falsos en la sociedad, es que han comenzado grandes
masacres en diferentes épocas. Haciendo pie en el temor de las personas y la tendencia
a la “no-violencia” (consecuencia del terror impuesto por la dictadura de los años 70),
el mercenario Lanata (que en un momento hacia informes contra el grupo Clarín y
ahora trabaja para ese grupo empresarial), miente al decir que en el ataque a la Casa
de Chubut se utilizaron armas de fuego y al afirmar que la acción fue realizada por la
R.A.M. A su vez trata de ligar tendenciosamente a los mapuches con grupos de
guerrilla marxistas de Chile, todo con música de suspenso como cortina, para hacer
de la problemática mapuche y del genocidio que lleva a cabo el Estado un teatro que
justifica y oculta la represión. La misma nota tiene el objetivo de infligir temor en las
personas estigmatizando una supuesta “amenaza armada” sobre la sociedad siendo
que los ataques que se conocen de la R.A.M siempre han sido contra símbolos de las
propiedades de Benetton y el Estado, como garitas de seguridad, maquinarias y
estancias.
En la misma sintonía se realizó el programa del pasado 27 de agosto, donde este
periodista va a la cárcel de Esquel a entrevistar a Facundo J. Huala, buscando
tergiversar todo lo que dice, con la posterior puesta en escena de “investigaciones”
sobre comunidades originarias truchas, queriendo ligar esto con la lucha digna que
lleva adelante la comunidad mapuche de Cushamen. El mercenario ideológico Lanata
a su vez minimiza y deforma lo ocurrido con Santiago Maldonado, mostrando una
suerte de repudio hacia el hecho de que se hable de desaparición forzada de persona,
utilizando a los desaparecidos de la última dictadura militar como pantalla para
minimizar la desaparición por parte del Estado de Santiago Maldonado.
El Estado pretende avanzar a grandes pasos para desarticular la lucha del pueblo
mapuche, y para esto le es necesario instalar el tema pero de forma tergiversada, que
la sociedad sepa que hay un conflicto con los mapuches y que el Estado no va a
permitirles vivir como quieren hacerlo, por ello mienten a la población, creando la
estigmatización sobre los mapuches como pertenecientes a grupos “violentos” y
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“terroristas” financiados desde el extranjero, instalando nuevamente el terror indio
sobre la población que, entre telenovela y programa de chimentos, inmersa en el
embrutecimiento que genera la rutina del trabajo, cae en la mentira y reproduce los
discursos y posturas fascistizantes de especialistas, periodistas y políticos. Siempre es
igual: el periodismo tergiversa y deforma la realidad en base a los intereses del poder.
Veamos lo que escribía, en relación al conflicto mapuche y la desaparición de
Santiago, el periodista Joaquin Morales Sola en La Nación el 9 de agosto pasado; “El
aspecto más grave de ese movimiento son sus ideas, confesadamente anarquistas, y
sus métodos violentos, que tienen varios y muy graves antecedentes en la Patagonia”.
Joaquín Morales Sola miente, la comunidad mapuche, a pesar de que algunas prácticas
y valores nos puedan unir, no es ni se asume anarquista; por otro lado, cuando habla
de “muy graves antecedentes en la Patagonia”, hace alusión a la huelga de la peonada
rural, organizada en torno a la Sociedad de Resistencia de Rio Gallegos con un fuerte
impulso anarquista, que se desarrolló entre finales de 1920 y principios de 1922. En
esa época, en el mismo periódico desde el que hoy habla Sola (La Nación), los
periodistas alertaban a la población sobre “el peligro anarquista” en la Patagonia y
la posibilidad de perder el territorio sur en manos de los chilenos. Frente a ello la
respuesta del Estado, con Irigoyen como presidente, fueron las tropas del ejército con
fusilamientos en masa que llegan, según estudios, a los 1.500 obreros muertos.
Los discursos del poder repiten sus formas: ayer era la sociedad rural y la
burguesía inglesa contra la lucha de los peones obreros, deformando la realidad con
una posible invasión chilena, hoy es la defensa del empresario Benetton contra la
invasión mapuche, todas artimañas del poder para proteger la propiedad privada,
silenciar el genocidio y alejar a las personas de la realidad, hundiéndolas en un mar de
mentiras que nos alejan cada vez más de la verdad del conflicto.
En el mismo camino va la nota publicada en el diario digital Infobae por Claudia
Peiros el 8 de agosto pasado, donde entre otras mentiras dice que; “Aunque denuncian
"invasión", "genocidio", "represión", "espionaje" y otra larga lista de supuestos
atropellos por parte de los Estados de Chile y Argentina, la "Nación mapuche" se
pone bajo la protección de un país extranjero y reconocen la dinastía inaugurada por
un aventurero.” Esta periodista, mercenaria ideológica del poder, busca instalar la
versión de que la comunidad mapuche de Cushamen está financiada desde Inglaterra
y que reconoce una supuesta dinastía francesa hereditaria, iniciada por un abogado que
se habría autoproclamado Rey de la Araucanía y la Patagonia (Sur chileno y argentino
actualmente) en 1858, siendo que uno de los primeros personajes del Estado que quiso
autoproclarce el control de esos territorios, Pedro de Valdivia, fue capturado por
mapuches en 1553 durante una batalla y posteriormente ejecutado. Claudia Peiros en
un acto de cinismo se burla del genocidio del Estado hacia los pueblos originarios e
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intenta ligar la lucha mapuche de Cushamen a grupos extranjeros. El pueblo mapuche
fue conocido antes, durante y después de la conquista de américa por su resistencia a
ser controlados, siendo que habían resistido también la conquista por parte del Imperio
Inca. De esta manera defendieron el territorio y su forma de vida, junto a otras
comunidades en el sur de Argentina y Chile, hasta las expediciones militares de ambos
Estados, esas si, financiadas desde el exterior, a finales del siglo XIX. Esta versión del
financiamiento externo y la noticia del “indio trucho” como definieron Lanata y su
grupo periodístico-mercenario, oculta la realidad de miles de personas de pueblos
originarios que viven asediados por las fuerzas del Estado, sumergidos en la pobreza,
muriendo muchos de ellos por malnutrición y enfermedades. Los periodistas hablan
de la ilegalidad y la violencia mapuche, pero ocultan como el Estado asesina de
manera legal a niños y niñas de meses de vida por vivir en condiciones inhóspitas, por
enfermedades causadas por la contaminación de la naturaleza y la malnutrición,
ocultan la cantidad de personas que policías y terratenientes matan por año. Así
intentan tapar la realidad mostrándonos la noticia de algunas personas que usan la
lucha genuina de los pueblos originarios para sus propios beneficios. Todos estos
periodistas desvirtúan la realidad, porque son ellos parte del sistema de privilegios que
genera el control estatal sobre la población. Ellos viven en la riqueza mientras muchas
de nosotras pasamos necesidades y nervios por la miseria a la que nos sumerge el
sistema, por eso es que buscan desvirtuar la lucha para mantenernos divididos y evitar
que nos unamos en un grito rebelde de libertad y lucha social por nuestras necesidades
y deseos.
En todo momento el Estado necesita reafirmar sus prácticas represivas mediante
la instalación de un discurso y un pensamiento que desvirtué la cuestión y genere la
aceptación social. Ante esto debemos informarnos por otros medios y buscar la real
situación, porque frente a nuestra ignorancia y apatía se está perpetuando un genocidio
que se lleva la vida de miles de personas.
Las anarquistas La ignorancia y la mentira: “la anarquía es violencia por ausencia de
gobierno.” La verdad: la anarquía es una filosofía de vida (una teoría/practica) que emerge
de la rebelión de los pueblos contra la opresión de los gobiernos, planteando la
necesidad de que la humanidad se relacione en base a la solidaridad y la libertad,
aboliendo los Estados para que la sociedad pueda organizarse libre y
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comunitariamente por medio de la coordinación de asambleas, donde la voz de todas
pueda ser escuchada para decidir y actuar colectivamente.
Las anarquistas entienden y asumen que el ejercicio del poder oprime y
corrompe –independientemente de quien lo gestione-, ya que se basa en la fuerza y el
intelecto de unas personas sobre otras justificándose en la idea de que unas son
superiores, o mejores que otras y por eso tienen que mandar a las demás. Por su
naturaleza opresiva el poder busca centralizar (suprimiendo la autonomía),
homogeneizar (eliminando la diversidad), imponer y defender la propiedad privada
(privando a la mayor parte de la humanidad de lo necesario para vivir, obligándola al
trabajo bajo patrón y vendiéndole la comida, la vestimenta, las medicinas, etc.),
creando leyes y cuerpos represivos (para defender el orden de autoridad/explotación).
Por esto las anarquistas son quienes se niegan a ser gobernadas o gobernantes,
entendiendo que sin jerarquía, sin Estado, sin poder de unas sobre otras las personas
pueden considerarse como iguales y unirse, entenderse y actuar solidariamente: en el
vínculo/organización que promueven las anarquistas (donde se hace propia el
pensamiento y la practica contraria al poder) , se sientan las bases para que nadie puede
oprimir a nadie y se termine la explotación. La realidad anarquista se construye,
entonces, con las premisas de autonomía individual y colectiva, solidaridad y libre
asociación. Así las herramientas y los conocimientos se ponen a disposición de la
comunidad, donde las personas se organizan para la producción y distribución de lo
necesario, terminando de forma directa con la especulación, el lucro, la acumulación
y los parásitos políticos.
En la autoorganización social que buscan las anarquistas, la misma población se
ocupa de que a nadie le falte alimento, abrigo, techo, etc. y esto a la vez es posible por
un vínculo comunitario que da contención a quien lo necesite. Aboliendo el poder de
unas sobre otras y poniendo a cada individualidad en pie contra todo abuso mediante
la acción directa, se combate y se tiende a hacer imposible la proliferación de la
mentalidad y las practicas anti-sociales como las violaciones, los abusos de cualquier
tipo, la explotación, la tortura, y todas las aberraciones fundadas en el principio de
poder de unas sobre otras. La coherencia con la idea anarquista implica la práctica de
una ética, de unos valores y conductas basadas en el respeto a la libertad de cada cual,
entendiendo la libertad como algo colectivo, potenciando el desarrollo de cada
individualidad enriqueciendo la convivencia basada en la ayuda mutua. Así, el
anarquismo rechaza y se opone a toda idea y practica que plantee la necesidad de
jerarquía y que por lo tanto pretenda someternos a la sumisión: dioses, estructuras de
gobierno, políticos, dirigentes, líderes, etc.
En cuanto a la violencia que ejercen las anarquistas, fuertemente tomada por el
Estado para tergiversar las cuestiones de fondo, cabe mencionar que el Estado es una
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institución para someter y controlar a las poblaciones por ello cuentan con fuerzas
represivas fuertemente entrenadas para contener y reprimir a la sociedad. Toda persona
que busque liberarse y poner en crítica el mundo en el que vivimos, intentando
contagiar un espíritu y valores diferentes en las personas, siempre encontrará la
violencia del Estado. Vale aclarar que históricamente los medios de comunicación
siempre se harán eco de las violencias ejercidas por grupos revolucionarios, pero
nunca mostraran la violencia brutal que ejerce el Estado. La violencia de quien resiste
contra la explotación del Estado, es una violencia con un trasfondo de liberación, una
acción en la búsqueda de liberarse de quien nos oprime. Transformar el mundo y
construir otra sociedad basada en valores y practicas libres, sin especulación ni
explotación, no es posible mediante el dialogo porque quienes están en el poder no
quieren perder los privilegios que tienen producto de nuestra sumisión. Esto no quiere
decir que la violencia sea indiscriminada, porque esa es la violencia que usa el Estado;
la violencia para aplicar terror. El acto violento de quien pretende liberarse es un acto
de autodefensa y resistencia contra quienes nos explotan y defienden la explotación.
La idea y práctica anarquista fue y aún sigue siendo el motor de lucha de
múltiples movimientos revolucionarios que pretenden la culminación de este sistema
para la construcción de una forma de vida basada en la solidaridad, el respeto y la
ayuda mutua.
En todas las regiones del mundo encontramos experiencias anarquistas que
fueron ocultadas, tergiversadas y fuertemente reprimidas por el poder. El Estado,
como expreso Patricia Bulrich, no puede tolerar la lógica anarquista, porque en ella
nace otra forma de relacionarnos y de vivir, el anarquismo busca destruir las
instituciones del poder que nos atan a la miseria para construir una fraternidad social
libre de todo tipo de opresión.
El ataque a la casa de Chubut y los
enfrentamientos frente al Congreso. Lo que pudo verse en la casa de Chubut(vidrios rotos, pintadas exigiendo la
aparición de Santiago) fue una acción de repudio enérgico acorde a la situación que
se padece: el Estado, como estrategia de guerra contra el movimiento mapuche
procedió a la detención y desaparición física de una persona externa a la comunidad,
una voluntad solidaria, puntualmente anarquista. Frente al sufrimiento de un pueblo y
la desaparición forzada de una persona luchadora-revolucionaria, no se puede acusar
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de “violentos” a quienes atacan simbólicamente rompiendo los vidrios y mobiliario
de una institución opresiva. Pero los medios de comunicación haciendo pie en el
“rechazo a los violentos” y agarrándose de que alguien, en una pintada con aerosol
confundió el nombre del compañero desaparecido (“donde esta Seba”, seguramente
producto de los nervios y la adrenalina) hacen eco de las conjeturas/afirmaciones que
para confundir relacionan la acción a la RAM, (que en ningún momento se adjudicó
el hecho) o a infiltrados de un bando político o de otro (kirchneristas-macristas, en el
juego de sus pugnas políticas).
Los enfrentamientos frente al Congreso expresaron lo mismo: ser coherentes con
la dignidad humana expresando el repudio de forma directa, señalando mediante la
confrontación que la policía allí presente (o en cualquiera de sus formas) es la fuerza
que desapareció a Santiago Maldonado y a tantos millones de personas, y que los
periodistas son mercenarios que reproducen los distintos puntos de vista del mensaje
del poder. Reivindicar la violencia liberadora, más aun desde el anarquismo, no
significa poner la violencia como principal o único factor de un proyecto
revolucionario ni concordar con todas las personas y la proyectualidad (o ausencia de
esta) desde donde la practican; sino afirmar que la dignidad no está en mendigar
justicia a los opresores, está en luchar para que caigan.
Desde nuestra perspectiva, violencia es la cotidianidad bajo un sistema de
gobierno. La gestión del Estado y el entramado de relaciones de poder que este
defiende y reproduce, se traducen en violaciones, secuestro para esclavitud sexual,
narcotráfico y sus consecuencias, accionar de la mafia policial, generación de
violencia mediante la marginalidad, muerte en las fábricas o a causa del trabajo,
suicidios por la desesperación que genera esta forma de vida, enfermedades por
contaminación, desnutrición y hambre a causa de la economía.
A la violencia nos somete el Estado y las personas que lo gestionan para disfrutar
de la opresión y acumular ganancias y privilegios mediante la explotación animal,
humana y de la tierra. Los enfrentamientos frente al Congreso se iniciaron al grito de
“Muerte al Estado, que viva la anarquía”, sin embargo la violencia no es la propuesta
del anarquismo, sino una consecuencia de la puesta en práctica de un sentir fraterno y
libre, en tanto que el Estado simboliza todo lo contrario: la guerra, la competencia, la
obediencia. Desde siempre las anarquistas han planteado la necesidad de una
convivencia armónica y pacífica, entendiendo que la violencia es una cuestión de
necesaria autodefensa frente al orden opresivo del poder.
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La izquierda y los derechos humanos
hablan el lenguaje de la opresión. Santiago Maldonado no es el primer desaparecido del gobierno macrista, el
Estado desaparece personas todos los días; pibas secuestradas para la prostitución,
pibes asesinados en villas y barrios humildes, trabajadores golondrinas desaparecidos,
represiones en cárceles que terminan con personas asesinadas por los carceleros, niños
que mueren producto de las fumigaciones en los campos. Aquí y allá, desde esta región
hasta las regiones más lejanas los diferentes Estados masacran y perpetúan el crimen
sobre las personas.
Acá reprimen, violan, torturan y desaparecen constantemente, en Venezuela se
viene asesinando personas en protestas sociales desde hace meses, y todos los medios
tergiversan la realidad polarizando la situación en el dualismo del chavismo (el
gobierno actual) y el MUD (la oposición política); en Europa hay ejércitos especiales
entrenados para detener y asesinar a las personas que huyen de diferentes regiones de
África y Medio Oriente, escapando de regímenes bajo los que viven asediadas por
diferentes ejércitos, sufriendo bombardeos en ciudades todos los días, armas químicas,
matando poblaciones enteras que intentan resistir, todo esto ocultado por los medios
que muestran cada tanto algún acto terrorista y la declaración de algún político o
miembro de la ONU para correr el foco de la cuestión, pero el genocidio se perpetua
cada vez más. En Estados Unidos los asesinatos y la persecución sobre personas negras
en manos de la policía son cotidianas, y el poder para intentar maquillar su rostro
genocida nos mostró un presidente negro; en México, Brasil y Colombia el
narcotráfico, la esclavitud sexual y la represión sobre la lucha social se lleva la vida
de miles de personas al año, para frenar el descontento hace su aparición un Papa
sudamericano. Incontables son los ejemplos que se pueden nombrar en cada región del
mundo, en todos se repite la misma logica: el control sobre la población, la persecución
y represión sobre todo aquel que pretenda cuestionar y luchar por construir otra forma
de vida. Los Estados por más que digan estar enfrentados en falsas polaridades, se
entienden entre si y desarrollan políticas conjuntas para mejorar su gestiones de control
y explotación sobre la población mundial.
En este sentido la idea de “los derechos humanos” es una artimaña desarrollada
por los gobiernos (mediante la Organización de las Naciones Unidas), con el supuesto
fin de limitar el “abuso” de Poder de los Estados y “garantizar” la dignidad humana
ante la acción criminal de los mismos gobiernos, surgen principalmente luego de la
segunda guerra mundial (1939-1946). Así, unos gobiernos sancionan a otros por el
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uso de armas químicas y el asesinato de miles de seres, en un juego burocrático entre
estructuras de poder que hace creer a la población mundial que “un poder bueno es
posible”, afirmando la dependencia de las personas hacia alguien que le garantice sus
derechos. La mentira se ve claramente al pensar en la libertad de verdad: si tenemos
derechos es frente a alguien superior que en un momento u otro podrá usar esa fuerza
que hoy indirectamente la pasividad de la sociedad le permite tener. Desde una
perspectiva de lucha real contra el sistema de opresión no necesitamos que los mismos
que nos oprimen nos hable de derechos: tenemos deseos y necesidad de que el sistema
de opresión se termine, y para ser libres debemos tomar esos deseos y esas necesidades
de toda la humanidad en nuestra vida cotidiana, en nuestras propias acciones,
impulsando y participando en la construcción de la resistencia contra esta mentira que
permite un orden criminal. Mediante las organizaciones de derechos humanos se
presenta una tibia resistencia defensiva que termina haciendo creer que el sistema de
explotación puede ser humanizado y que se puede vivir en libertad o dignamente bajo
un sistema de gobierno. En definitiva, la lógica de los derechos humanos, creada por
el Poder para defender el orden jerárquico, estatal, acepta el sistema tal cual es, porque
es frente al poder que se quieren hacer valer derechos, haciendo creer que el sistema
democrático, legal, burocrático “funciona”. La lucha por la dignidad y la libertad,
implica impulsar el rechazo a toda gestión desde el poder, construyendo desde la
autoorganizacion horizontal un mundo donde cada una de las personas, por su práctica
directa sea responsable -no de los derechos-, sino de la libertad de cada una,
conformando así un cuerpo y fuerza social autoorganizada contra cualquier tentativa
de poder y explotación.
La izquierda y los grupos de derechos humanos le reclaman al Estado que se
haga cargo, piden que renuncien funcionarios y exigen, una vez más, que sea el último
desaparecido, pero detrás de esto se oculta la verdadera naturaleza de cualquier Estado,
es decir, la violencia y la crueldad en su máxima expresión. Así, se oculta la realidad
y con esto la posibilidad de liberarnos, porque quien desconoce cómo funcionan las
cosas cae en las mentiras del poder y es impotente para construir otro mundo. La
realidad nos afirma que Santiago Maldonado no va a ser el último desaparecido,
porque mientras exista el Estado siempre habrá torturas, represiones, persecuciones,
asesinatos y personas desaparecidas.
La crítica emanada desde el concepto de derechos humanos reafirma la
institución y los mecanismos del Estado, reproduciendo y alimentando una posición
de victimismo en la sociedad, exigiendo a quien nos oprime que cumpla con la ley que
el mismo creo, confundiendo y alejando así la posibilidad revolucionaria. Pedir que el
Estado se haga cargo, cuando este, de acuerdo a su función y los intereses que
defiende, ya se hizo cargo de la cuestión buscando exterminar la resistencia del pueblo
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mapuche (reprimiéndolos y asesinándolos desde siempre), es pedir que el Estado
desconozca la propiedad privada y renuncie al control de una población, y eso ningún
Estado, sea de izquierda o de derecha, nunca lo hizo ni lo va a hacer porque la autoridad
y la propiedad privada, -o lo que es lo mismo: la desigualdad y la opresión-, son sus
pilares.
La izquierda y los derechos humanos repudian la desaparición de Santiago
Maldonado y la represión del Estado pero no ponen en critica la autoridad y la función
del Estado en sí (¿acaso creen que la policía puede ser buena?). El Estado, sus leyes y
sus códigos civiles se fundaron sobre la masacre y el exterminio de los pueblos
originarios, y hoy en día muchos -diciendo luchar contra la opresión-, entran en el
juego de la institucionalidad de un sistema que en sus fundamentos es represivo. Esto
dentro de la lógica de la izquierda es comprensible ya que su ideología también se
funda en la jerarquía y en la necesidad del desarrollo del progreso capitalista, y son
sus dirigentes quienes pretenden controlar el aparato del Estado (policías, ejércitos,
instituciones, etc.), son ellos quienes quieren comandar y dirigir la represión y las
leyes, por ello es que las dirigencias adoctrinan y manejan la militancia para que no
busquen poner en critica realmente al sistema, y por este motivo no son una opción a
la hora de luchar por nuestra libertad. Ahora más que nunca lo que resulta
indispensable es ser críticos y aprender de la historia, porque este sistema no es nuevo,
sino que viene masacrando desde que fue fundado y todas las experiencias de lucha
afirman nuestra posición.
El Estado fue quien inicio este conflicto, asesinando y despojando a los mapuches
de la tierra, por ello ningún Estado buscara terminar con esto ya que la lógica del poder
es controlar todo y mantener a todas las personas bajo sus intereses. Veamos, para
trasladarlo a un hecho histórico y visibilizar la naturaleza de cualquier Estado, la
rebelión de la península de Cronstatd durante la revolución rusa: los habitantes de ese
lugar buscaban organizarse con autonomía por fuera del poder del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso administrado por Lenin y Trotsky entre otros, -luego
rebautizado Partido “Comunista”-, de alguna forma buscaban tener la libertad de
organizar sus vidas por sí mismos y la respuesta del poder fue la masacre, asesinando
a unas 20.000 personas en una población de 50.000.
Por ello, porque la lógica es en todos lados y en todas las épocas la misma, es
necesario que desarrollemos criterios propios y aprendamos de los hechos ocultados
de la historia para comprender la realidad actual y no caer en los mecanismos que el
poder nos ha inculcado por medio de la educación y la deformación de la realidad. La
derecha y la izquierda son brazos del poder, las lógicas de los derechos humanos son
una herramienta de regulación funcional al Estado, no son una posibilidad para
cambiar nuestra realidad y vivir una vida en libertad. Luchemos por un mundo
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diferente sin derechos ni deberes frente a los genocidas, y seamos coherentes con la
responsabilidad que implica la libertad de todas y cada una.
El juego mentiroso de la patria. Aun entendiendo el arraigo al lugar donde uno nace y crece, y la reivindicación
que un pueblo puede hacer de sus costumbres, rechazamos el patriotismo y la idea
misma de patria por ser una mentira ligada a la imposición del Estado-nación:
mediante el amor a la patria los gobiernos dividen a los pueblos y los confrontan entre
sí, mediante el amor a la patria envían a un pueblo contra otro y esconden que los
políticos y empresarios son una clase que nos explota en todas las regiones.
A continuación explicaremos las mentiras y contradicciones de esta concepción
en base al conflicto mapuche, para que quien no comprenda realmente la situación
pueda tener otra herramienta en pos de no repetir las mentiras en las que nos educan.
Uno de los discursos arrojados desde la llamada “conquista del desierto” es que
los mapuches son grupos financiados desde el exterior que tienen interés en quedarse
con las tierras del sur de esta región. Por aquella época, bajo el mandato del presidente
Julio Argentino Roca, el discurso hacia pie en que Chile pretendía anexar la Patagonia
a su territorio y por ello eran necesarias las incursiones militares hacia esa zona,
desplegando un genocidio sobre los pueblos originarios. Pero la conquista del desierto
realizada en la región sur de esta zona y la llamada pacificación de la Araucanía
realizada en la región sur de chile tuvo coordinaciones entre ambos ejércitos a la hora
de desarticular las formas de vida de los pueblos originarios del sur y someterlos al
creciente orden estatal.
La campaña del desierto fue financiada por empresarios y políticos ingleses,
quienes proveían de equipamiento militar al ejército argentino y se quedaban con gran
parte de las tierras que este último les robaba a las comunidades originarias, no sin
antes perpetrar un rio de sangre con violaciones, torturas, desapariciones y comercio
de personas para esclavitud doméstica, sexual, trabajos forzados en fábricas y talleres,
o bien para ser exhibidos como “muestras” en museos. Desde entonces gran parte del
sur de la región dominada por el Estado argentino esta administrado por capitales
ingleses, y distintos empresarios y magnates como Marcelo Tinelli y Lewis. De esta
manera nos dijeron que desarrollaron “la campaña del desierto” en el sur allá por el
mil ochocientos y pico para defender la patria argentina, “para defender lo nuestro”,
pero les dieron las tierras a capitales ingleses, y en la actualidad nos vienen con la
misma mentira, diciéndonos cosas como que a los mapuches los financian los ingleses
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y demás grupos que pretenden desmantelar al Estado argentino y sacarle las tierras a
la población de esta región.
Lo que en realidad sucede es que los mapuches pretenden vivir donde siempre
vivieron en armonía con la naturaleza, coexistiendo con otros pueblos, y el Estado
busca eliminarlos para que las tierras sigan siendo propiedad privada de grupos
empresariales, con más alambrados perimetrales y garitas de seguridad haciendo que
los entornos naturales sean para el disfrute privado. La naturaleza del poder es
controlar todos los territorios, en este sentido la patria es una forma de pensar en la
que los poderosos nos educan (desde la escuela, las películas, libros, deportes y demás
formas) para que reproduzcamos la ideología que les da poder.
El poder miente y muchas personas creen las mentiras, repitiendo lo que nos
dicen desde periódicos y canales televisivos, en vez de investigar tan solo un poco,
porque no se necesita incursionar mucho para darse cuenta de las enormes mentiras
sobre las que se basa este sistema y los continuos genocidios que desarrollan los
Estados en diferentes partes del mundo.
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¡POR SANTIAGO Y TODAS LAS PERSONAS
SECUESTRADAS, A CONTINUAR LA LUCHA!
¡LIBERTAD A FACUNDO J. HUALA!
¡VIVA LA RESISTENCIA DEL PUEBLO
MAPUCHE!
¡EXTENDAMOS LA SOLIDARIDAD Y LA
RESISTENCIA!
ALGUNAS ANARQUISTAS
AGOSTO 2017.
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En este breve desarrollo se pretende poner en foco el conflicto
mapuche tan deformado en las últimas semanas, como así también
a la desaparición de Santiago Maldonado y todas las respuestas
que esto género en el último mes. Es un aporte en un intento de
esclarecer la situación y posibilitar la toma de decisiones desde el
conocimiento de lo que sucede, desenmascarando las mentiras que
el Estado y sus medios de comunicación despliegan sobre el
conflicto, y a la vez poner en critica posturas que desde el campo
de la lucha política fortalecen aún más al Estado y con esto la
opresión que este lleva a cabo sobre todos los pueblos.
Hoy que el gobierno se refuerza de leyes y policías cada vez
más, es necesario visibilizar que el Estado es la negación de la
libertad desde que existe, que la historia se basa en la opresión de
los poderosos sobre los pueblos. Desde la conquista de américa
hasta la actualidad estas tierras han sufrido masacres de acuerdo a
los intereses de los poderosos, en todos lados el Estado ha
reprimido la voluntad de los pueblos para someterlos a los
intereses de los poderosos. Desde órdenes feudales y monarquías,
hasta Estados liberales y “socialistas”, el mundo es un genocidio
constante desde hace siglos. Toda rebelión de los pueblos en
búsqueda de la libertad ha sido masacrada y absorbida por el
Estado, pero no por que este sea omnipotente, sino porque su
fuerza se vale de la sumisión, la apatía y la ignorancia de la mayor
parte de la humanidad y para que esto se termine es necesario
tomar conciencia del mundo en el que vivimos y desplegar la
solidaridad con todas las luchas de las oprimidas por ser esta la
lucha de todos nosotros.
1 DE AGOSTO DE 2017