La Victoria y Los Secretos de Los Libros Prohibidos _ Cultura _ EL PAÍS

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7/26/2019 La Victoria y Los Secretos de Los Libros Prohibidos _ Cultura _ EL PAÍS http://slidepdf.com/reader/full/la-victoria-y-los-secretos-de-los-libros-prohibidos-cultura-el-pais 1/3 CULTURA WINSTON MANRIQUE SABOGAL Madr id 22 DIC 2013 - 00:19 CET Destrucciones masivas de libros La primera destrucción de libros masivos ocurrió en Summer (entre los ríos Éufrates y Tigris) hace unos 5.300 años, por deterioro, desastres y conflictos bélicos. La primera quema de libros en La victoria y los secretos de los libros prohibidos De Virgilio a Rushdie, la historia de la literatura está jalonada de ataques a la libertad de expresión Werner Fuld lo recuerda en un libro y alerta sobre los tics enquisitoriales sobre las artes  Archivado en:  Escritores  Virgilio  Vladimir Nabokov Novela Narrativa Nazismo Libros Literatura Segunda Guerra Mundial Ideologías Historia Cultura Política Muchas veces el fuego se ha quedado huérfano para alegría de la eternidad. Ahí están la Eneida y Lolita, separadas por más de 20 siglos, pero hermanadas, más allá de su belleza literaria, por las infructuosas llamas que sus propios autores les prometieron, y con las que las han amenazado algunos autonombrados guardianes de las ideas políticas, religiosas, sociales, éticas o morales. Un aura de ceniza parece el sino de muchos libros a lo largo de los 35 siglos de creación de la escritura. El autor y crítico literario alemán Werner Fuld sigue ese rastro vergonzoso del ser humano para relatar la historia de las obras que fueron salvadas de la censura y la persecución en Breve historia de los libros prohibidos (RBA). Un libro de arena de todos los tiempos y las civilizaciones sobre los obstáculos y trampas a la creación literaria que se convierte en una llama que hace ver la necesidad de estar siempre alertas ante la perpetua tentación de vigilantes e inquisidores con listas de libros prohibidos y la cerilla en la mano. “No se puede negar que la mayor parte de la literatura universal estimula el pensamiento propio. En interés de la paz social, esta perturbación es intolerable”, asegura irónicamente Werner Fuld, al recordar la crítica de Ray Bradbury en Fahrenheit 451. Páginas que alumbran los pasadizos que han hecho posible el milagro de poder disfrutar de esos textos “sospechosos” y de escritores rescatados del balanceo al borde del abismo, e incluso de aquellos que alcanzaron a caer o de los que fueron arrebatados como Jonás de la ballena. Virgilio, Diderot, Dos Passos, Voltaire, Zola, Nabokov, Ovidio, Rousseau, Sartre, Hemingway, Balzac, Faulkner, Gorki, Kant, Melville, Hammett, Joyce, Descartes, Proust, Quialong, Beauvoir, Cleland, Goethe, Wilde, Genet, Solzhenitsyn, Kafka, Flaubert, Lorca, Zweig, Baudelaire, Lawrence, Mandelstam, Sade, Sagan, Ibsen, Hernández, Ginzburg, Bulgákov, Rushdie… Hay varias clases de muertes, prohibiciones y resurrecciones literarias: la de los libros que el propio autor una vez creados se arrepiente y no quiere darles más vida; la de los libros que quieren vivir y su escritor lo busca a toda costa, pero alguien, un editor o un amigo, se niega a darles ese derecho; y están los libros que una persona más poderosa, desde un gobernante hasta una institución religiosa o en nombre de la sociedad, busca eliminarlos. “Saber leer (y escribir) es un acto de apropiación del mundo. El que aprende a leer unas cuantas palabras ‘pronto podrá leer todas las Miembros del partido nazi en la confiscación de libros en Hamburgo, en 1933. / CORTESÍA RBA

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CULTURA

WINSTON MANRIQUE SABOGAL Madrid 22 DIC 2013 - 00:19 CET

Destrucciones masivas de libros

La primera destrucción de

libros masivos ocurrió enSummer (entre los ríosÉufrates y Tigris) hace unos5.300 años, por deterioro,desastres y conflictos bélicos.

La primera quema de libros en

La victoria y los secretos de los libros prohibidosDe Virgilio a Rushdie, la historia de la literatura está jalonada de ataques a la libertad de expresión

Werner Fuld lo recuerda en un libro y alerta sobre los tics enquisitoriales sobre las artes

 Archivado en:   Escritores    Virgilio    Vladimir Nabokov   Novela   Narrativa   Nazismo   Libros   Literatura   Segunda Guerra Mundial   Ideologías   Historia   Cultura   Política

Muchas veces el fuego se ha quedado huérfano para alegría de laeternidad. Ahí están la Eneida y Lolita,separadas por más de 20

siglos, pero hermanadas, más allá de su belleza literaria, por lasinfructuosas llamas que sus propios autores les prometieron, y con

las que las han amenazado algunos autonombrados guardianes delas ideas políticas, religiosas, sociales, éticas o morales.

Un aura de ceniza parece el sino de muchos libros a lo largo de los35 siglos de creación de la escritura. El autor y crítico literario alemánWerner Fuld sigue ese rastro vergonzoso del ser humano para relatar la historia de las obras que fueron salvadas de la censura y lapersecución en Breve historia de los libros prohibidos (RBA). Un

libro de arena de todos los tiempos y las civilizaciones sobre losobstáculos y trampas a la creación literaria que se convierte en una

llama que hace ver la necesidad de estar siempre alertas ante laperpetua tentación de vigilantes e inquisidores con listas de librosprohibidos y la cerilla en la mano.

“No se puede negar que la mayor parte de la literatura universal estimula el pensamientopropio. En interés de la paz social, esta perturbación es intolerable”, asegura irónicamenteWerner Fuld, al recordar la crítica de Ray Bradbury en Fahrenheit 451.

Páginas que alumbran los pasadizos que han hecho posible el milagro de poder disfrutar deesos textos “sospechosos” y de escritores rescatados del balanceo al borde del abismo, eincluso de aquellos que alcanzaron a caer o de los que fueron arrebatados como Jonás de la

ballena.

Virgilio, Diderot, Dos Passos, Voltaire, Zola, Nabokov, Ovidio, Rousseau, Sartre, Hemingway,Balzac, Faulkner, Gorki, Kant, Melville, Hammett, Joyce, Descartes, Proust, Quialong, Beauvoir,Cleland, Goethe, Wilde, Genet, Solzhenitsyn, Kafka, Flaubert, Lorca, Zweig, Baudelaire,Lawrence, Mandelstam, Sade, Sagan, Ibsen, Hernández, Ginzburg, Bulgákov, Rushdie…

Hay varias clases de muertes, prohibiciones y resurreccionesliterarias: la de los libros que el propio autor una vez creados searrepiente y no quiere darles más vida; la de los libros que quierenvivir y su escritor lo busca a toda costa, pero alguien, un editor o unamigo, se niega a darles ese derecho; y están los libros que unapersona más poderosa, desde un gobernante hasta una instituciónreligiosa o en nombre de la sociedad, busca eliminarlos.

“Saber leer (y escribir) es un acto de apropiación del mundo. El queaprende a leer unas cuantas palabras ‘pronto podrá leer todas las

Miembros del partido nazi en la confiscación de libros enHamburgo, en 1933. / CORTESÍA RBA

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Roma la ordenó Augusto en elsiglo 12 a.C. con obrasoraculares y proféticas.Buscaba que nadie pusiera enduda sus ideas políticas.

La biblioteca de Alejandría,fundada a comienzos del sigloIII a.C., habría terminado por múltiples motivos: incendios

bélicos, orden de destrucciónpor parte de los árabes,ataques de los cristianos,terremotos y la falta depresupuesto.

La Iglesia católica creó en elsiglo XVI el Índice de librosprohibidos que tuvo muchasediciones, hasta que en 1966

Pabo VI lo suprimió.

En 1933 se hizo en Alemania elllamado Bibliocausto naziejemplo paradigmático decomo la política atenta contralas obras de arte.

palabras’, como dice Alberto Manguel, y, si comprende que con unafrase se ha apropiado de una parte del mundo no se dará por satisfecho con una sola frase”, explica Fuld en su ensayo. Unacelebración por la manera en que la creación ha burlado el destino.

Y un brindis por aquellos que no hicieron caso a los últimos deseosde muchos escritores de no dejar vestigios de sus textos. Uno de losprimeros fue Virgilio. No se sabe por qué en su testamento ordenóquemar la Eneida, pero, por fortuna, el emperador Augusto ignoró su

última voluntad. Veinte siglos después de los hechos que permitieronque el mundo leyera la Eneida, Franz Kafka quemó manuscritos que

no le gustaban. Pero luego, su albacea Max Brod no respetó suvoluntad y el mundo ha leído El castillo y El proceso.

Un caso en el que se juntan en el autor el impulso de eliminar primeroy de publicar después es el de Vladimir Nabokov con Lolita. Un

clásico del siglo XX que cuando era un borrador titulado El hechicero

Nabokov quiso quemar y su esposa Vera rescató de las llamas. Hastaque el 6 de diciembre de 1953, el autor la terminó para empezar unviacrucis al ser rechazada por cuatro editoriales que la consideraban

“inmoral” y muchas cosas más, hasta que, dos años más tarde, lograpublicarla en París en Olympia Press, una editorial de obras eróticas.Y en Estados Unidos solo hasta 1958 tras una batalla judicial.

 A esos fuegos individuales se suman las hogueras que han prendidoy querido prender gobernantes, de todos los niveles, e institucionesreligiosas o de cualquier otra índole en nombre del bien común.Desde el mismo Augusto, que un día feliz salvó la Eneida, y otro

desdichado ordenó la primera quema masiva de libros en Roma por cuestiones religiosas, hasta el nazismo, los regímenes chinos o los

conflictos en los Balcanes o en Irak e Irán. España misma padeció con Francisco Francodecisiones de este tipo cuando recién llegado al poder, que ostentaría durante 36 años,ordenó en 1939 quitar de las bibliotecas las obras de autores “degenerados”. “Franco que eracatólico”, recuerda Fuld, “podría haber tomado el Index  romano como referencia, pero lo cierto

es que en este catálogo no aparecen ni Goethe ni Ibsen, que sí estuvieron en la listaespañola”.

Episodios sombríos y asombrosos que tienen un capítulo en la literatura porque variosescritores han novelado dichas experiencias. Entre las más recientes están Balzac y la joven

costurera china, de Dai Sijie; El librero de Kabul, de Asne Seierstad, y Lolita en Teherán, de

 Azar Nafisi.

¿Acaso están las ideas políticas, religiosas o morales con intereses particulares por encimadel arte? La historia muestra que lo que hay más allá del índice acusador es la victoria de labelleza prohibida. Del recordar el origen cuando la palabra era vida, pero no vivía. Era como laluz de la luciérnaga, intermitente, volátil, inatrapable, hasta que los sumerios empezaron a darlecuerpo con signos trazados en estilete o punzón en tablillas de arcilla, piedra, madera ocualquier objeto noble que las recibiera. Así empezaron el camino al arte, a la eternidad, a vivir ante quien las descifra con su lectura, y a vivir y vivir ante quien las revive en su boca paradarles sonidos, como estos versos de Las flores del mal, de Baudelaire, salvados de la

inquisición literaria:

“¿Vienes del cielo profundo o sales del abismo,

Oh belleza? Tu mirada, infernal y divina,

vierte confusamente el favor y el crimen,